AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El oro y el fuego ~Privado.~
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El oro y el fuego ~Privado.~
Recuerdo del primer mensaje :
Nothing can cool me down
Oro, vino y rosas. Eso podía describir bastante bien el espectacular evento que sería la boda dela única hija del Rey Búlgaro en Sofia, la capital. El heredero y sus tres hermanos varones ya habían contraído nupcias y el linaje estaba asegurado, pero la única mujer de la familia iba a tener una boda de cuento, repleta de fastos y tres días de fiestas y actividades que congregarían a toda la nobleza de la zona y media Europa. Más de dos mil invitados a aquel derroche de poderío.
La baronesa Nikola llegó con dos damas del servicio y un cochero, un baúl lleno de vestidos y joyas y una sonrisa descarada. Estaba contenta, de buen humor, le apetecía asistir a los bailes, conciertos, juegos y cacerías que se sucederían a lo largo de aquellos tres días. Tenía un título menor, allí estarían las grandes fortunas de la Europa oriental luciendo palmito y dándose aires de grandeza. No le importaba, no se sentía intimidada por nadie a esas alturas, eran sólo monas de feria que lucían sus rubíes y sedas tonteando con los aristócratas mientras se hacían las lánguidas y desvalidas. Los acomodaron en ala Norte del palacio y les entregaron una lista con los horarios de todo lo que iba a contecer. Del almuerzo pasaba, ya estaba almorzada, pero los juegos del jardín tenían buena pinta y empezarían en una hora, así que se cambió, se puso un vestido en colores claros y se recogió el pelo en un moño bajo. Se decidió por un sombrero pequeño, sólo porque el sol aún lucía alto y le molestaría en sus claros ojos; guantes de encaje y botines.
En los inmensos jardines empezaron los juegos tontos como el crockett, los nobles tenían que golpear con un mazo una pelota y hacerla pasar por unos aros clavados al suelo. Chupado. Ganó un par de partidas y decidió probar suerte con otro juego de pelota, pero se aburrió en seguida. ¡Oh! iban a comenzar a jugar al pañuelo, eso sí era divertido. Las damas no solían correr demasiado por el corsé, pero ella lo hacía con gracia, pues el suyo era blando. Se colocó en uno de los bandos y cuando dijeron su número salió trotando hacia el pañuelo; al otro lado su contrincante era un joven apuesto que corrió sin mucho afán, pensando que sería decoroso darle ventaja. Sonrió de medio lado y cuando él apretó el ritmo ella hizo un sprint y cazó el pañuelo dándose la vuelta y corriendo como alma que llevaba el diablo, pero el joven era muy rápido y cuando fue a atraparla, de la inercia ambos cayeron al suelo rodando.
— Vaya... si tanto necesita un pañuelo puedo darle el mío.— Comentó entre jadeos del esfuerzo, clavando sus ojos de gata en los de aquel hombre.
La baronesa Nikola llegó con dos damas del servicio y un cochero, un baúl lleno de vestidos y joyas y una sonrisa descarada. Estaba contenta, de buen humor, le apetecía asistir a los bailes, conciertos, juegos y cacerías que se sucederían a lo largo de aquellos tres días. Tenía un título menor, allí estarían las grandes fortunas de la Europa oriental luciendo palmito y dándose aires de grandeza. No le importaba, no se sentía intimidada por nadie a esas alturas, eran sólo monas de feria que lucían sus rubíes y sedas tonteando con los aristócratas mientras se hacían las lánguidas y desvalidas. Los acomodaron en ala Norte del palacio y les entregaron una lista con los horarios de todo lo que iba a contecer. Del almuerzo pasaba, ya estaba almorzada, pero los juegos del jardín tenían buena pinta y empezarían en una hora, así que se cambió, se puso un vestido en colores claros y se recogió el pelo en un moño bajo. Se decidió por un sombrero pequeño, sólo porque el sol aún lucía alto y le molestaría en sus claros ojos; guantes de encaje y botines.
En los inmensos jardines empezaron los juegos tontos como el crockett, los nobles tenían que golpear con un mazo una pelota y hacerla pasar por unos aros clavados al suelo. Chupado. Ganó un par de partidas y decidió probar suerte con otro juego de pelota, pero se aburrió en seguida. ¡Oh! iban a comenzar a jugar al pañuelo, eso sí era divertido. Las damas no solían correr demasiado por el corsé, pero ella lo hacía con gracia, pues el suyo era blando. Se colocó en uno de los bandos y cuando dijeron su número salió trotando hacia el pañuelo; al otro lado su contrincante era un joven apuesto que corrió sin mucho afán, pensando que sería decoroso darle ventaja. Sonrió de medio lado y cuando él apretó el ritmo ella hizo un sprint y cazó el pañuelo dándose la vuelta y corriendo como alma que llevaba el diablo, pero el joven era muy rápido y cuando fue a atraparla, de la inercia ambos cayeron al suelo rodando.
— Vaya... si tanto necesita un pañuelo puedo darle el mío.— Comentó entre jadeos del esfuerzo, clavando sus ojos de gata en los de aquel hombre.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
La llave del sótano estaba en el hueco de la chimenea del despacho que pudo tocar la noche anterior. Al abrir el portón una escalera en forma de caracol bajaba hacia las profundidades, no había antorchas ni nada que lo iluminase, pero los sentidos hiperdesarrollados del lobo le permitían ver la oscuridad. El suelo era de piedra fría y húmeda y las paredes rezumaban cierta humedad. Contrariamente a lo que cabría esperar, no hacía frío, sino calor ya que estaba bajo las cocinas, y el polvo junto al aire viciado era asfixiante.
A lo largo de un pasillo se abrían diez o doce puertas a ambos lados, algunas tenían como pequeña compuertas para mirar dentro o pasar un plato de comida por debajo, otras eran macizas. En un clavo de la pared estaba el manojo de llaves que las abría, justo al lado de una silla y una mesa, seguramente para quien vigilara esas celdas. Todo estaba cubierto de polvo, hacía años que nadie pisaba ese sótano.
El primer zulo no tenía nada, algo de paja mohosa en un rincón y un balde para orinar. La segunda y la tercera estaban completamente vacías, sólo había un inquilino, un esqueleto de rata muerta. La siguiente fue uba sorpresa, esa era completamente distinta: tenía un pequeño catre con mantas, una silla y una mesita pequeña, una palmatoria con una vela colgada de la pared y una pequeña alfombra en el suelo, que era de tablas de madera superpuestas a la piedra. Allí habían tenido encerrado a alguien pequeño y con cierta "dignidad". Las paredes tenían dibujos grabados en la piedra, eran trazos infantiles y en el suelo había una piedra afilada, la que seguramente usase para dibujar. La madera estaba algo podrida y cedió bajo el peso de Velkan hundiendo su pie en un hueco. Al sacarlo encontró bajo el falso suelo una caja llena de papeles. Encendió la palmatoria y a la luz de la vela pudo observar que eran dibujos, todos ellos hechos a lápiz y de la mano de una cría. ¿Cómo sabía que era una niña? porque se dibujaba a si misma con la falda y dos coletas y un monstruo negro de cuernos y ojos rojos amenazandola. A pesar de ser trazos bastos se reflejaba claramente el terror que habría sufrido quien estuvo allí encerrada. Los dibujos cambiaban y mejoraban, había cientos, lo cual indicaba que quien los hizo estuvo años allí abajo. En los que se suponía que estaban hecho más recientemente se podían contemplar imágenes como salidas de una novela de terror. Cadenas, golpes o comida en el suelo.
De pronto se acababan los dibujos y la histroria narrada con esas imágenes quedaba coja. La muñeca dibujada tenía pelo negro y ojos azules, estaba muy claro de quién se trataba. Posiblemente la vieja del bosque la hubiera "cuidado" o vigilado o algo similar, y escondió los dibujos como mudo testimonio para que algun día alguien matase al monstruo que amenazaba a esa niña. Lo que no pudo adivinar es que sólo un monstruo es capaz de matar a otro monstruo y para sobrevivir Dasha tuvo que convertirse en uno.
A lo largo de un pasillo se abrían diez o doce puertas a ambos lados, algunas tenían como pequeña compuertas para mirar dentro o pasar un plato de comida por debajo, otras eran macizas. En un clavo de la pared estaba el manojo de llaves que las abría, justo al lado de una silla y una mesa, seguramente para quien vigilara esas celdas. Todo estaba cubierto de polvo, hacía años que nadie pisaba ese sótano.
El primer zulo no tenía nada, algo de paja mohosa en un rincón y un balde para orinar. La segunda y la tercera estaban completamente vacías, sólo había un inquilino, un esqueleto de rata muerta. La siguiente fue uba sorpresa, esa era completamente distinta: tenía un pequeño catre con mantas, una silla y una mesita pequeña, una palmatoria con una vela colgada de la pared y una pequeña alfombra en el suelo, que era de tablas de madera superpuestas a la piedra. Allí habían tenido encerrado a alguien pequeño y con cierta "dignidad". Las paredes tenían dibujos grabados en la piedra, eran trazos infantiles y en el suelo había una piedra afilada, la que seguramente usase para dibujar. La madera estaba algo podrida y cedió bajo el peso de Velkan hundiendo su pie en un hueco. Al sacarlo encontró bajo el falso suelo una caja llena de papeles. Encendió la palmatoria y a la luz de la vela pudo observar que eran dibujos, todos ellos hechos a lápiz y de la mano de una cría. ¿Cómo sabía que era una niña? porque se dibujaba a si misma con la falda y dos coletas y un monstruo negro de cuernos y ojos rojos amenazandola. A pesar de ser trazos bastos se reflejaba claramente el terror que habría sufrido quien estuvo allí encerrada. Los dibujos cambiaban y mejoraban, había cientos, lo cual indicaba que quien los hizo estuvo años allí abajo. En los que se suponía que estaban hecho más recientemente se podían contemplar imágenes como salidas de una novela de terror. Cadenas, golpes o comida en el suelo.
De pronto se acababan los dibujos y la histroria narrada con esas imágenes quedaba coja. La muñeca dibujada tenía pelo negro y ojos azules, estaba muy claro de quién se trataba. Posiblemente la vieja del bosque la hubiera "cuidado" o vigilado o algo similar, y escondió los dibujos como mudo testimonio para que algun día alguien matase al monstruo que amenazaba a esa niña. Lo que no pudo adivinar es que sólo un monstruo es capaz de matar a otro monstruo y para sobrevivir Dasha tuvo que convertirse en uno.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Con aquellos dibujos entre mis manos podía ser capaz de narrar la historia de esa niña que se convirtió en mujer y que ahora se había convertido en mi anfitriona.
¿Quien seria el monstruo de los dibujos? Ese ser oscuro que ella representaba de niña como una aberración de la naturaleza. Guardé los dibujos en la cara interna de mi chaleco, necesitaba respuestas y sabia sobradamente que ella no me las daría.
Dejé todo como lo había encontrado y sin mas preámbulos me largué de allí regresando a mi cuarto para fingir seguir durmiendo esa mona imaginaria que no llevaba encima.
Tenia claro que al día siguiente con las primeras luces del alba partiría hacia la casa de la vieja, ella debió ser quien guardó esos dibujos o si no fue ella, conocía su existencia.
Quizás esa mujer pudiera desentrañar el misterio que guardaba esta casa y Dasha, solo así podría entender su interés ilógico por mi, porque a veces parecía quererme y otras odiarme, aquella relación absurda que nos triamos y que ahora entendía obedecía a un pasado de torturas.
Sabia que habíamos bebido bastante durante la noche, así que dudaba que madrugara, posiblemente la resaca no la dejara.
Así que con las primeras luces del alba ensillé el caballo y le dije al mozo que avisara a la dama una vez se despertara que había acudido a dar una vuelta por el bosque incapaz de seguir durmiendo por mas tiempo.
Seguí el mismo sendero que tomé junto a la baronesa y en apenas una hora me encontraba golpeando la puerta de la anciana con impaciencia.
No vi reflejada sorpresa en su mirada, la mujer encorvada y de nariz aguileña me hizo pasar, huesudas sus manos aferraron mis pieles suplicando que la ayudara.
Del chaleco saqué los dibujos y se los mostré, no parecía sorprendida por ellos.
-Habla mujer ¿quien es ese monstruo que la torturó? ¿Por que dices que el mal está en el interior de Dasha y que corro peligro a su lado?
¿Quien seria el monstruo de los dibujos? Ese ser oscuro que ella representaba de niña como una aberración de la naturaleza. Guardé los dibujos en la cara interna de mi chaleco, necesitaba respuestas y sabia sobradamente que ella no me las daría.
Dejé todo como lo había encontrado y sin mas preámbulos me largué de allí regresando a mi cuarto para fingir seguir durmiendo esa mona imaginaria que no llevaba encima.
Tenia claro que al día siguiente con las primeras luces del alba partiría hacia la casa de la vieja, ella debió ser quien guardó esos dibujos o si no fue ella, conocía su existencia.
Quizás esa mujer pudiera desentrañar el misterio que guardaba esta casa y Dasha, solo así podría entender su interés ilógico por mi, porque a veces parecía quererme y otras odiarme, aquella relación absurda que nos triamos y que ahora entendía obedecía a un pasado de torturas.
Sabia que habíamos bebido bastante durante la noche, así que dudaba que madrugara, posiblemente la resaca no la dejara.
Así que con las primeras luces del alba ensillé el caballo y le dije al mozo que avisara a la dama una vez se despertara que había acudido a dar una vuelta por el bosque incapaz de seguir durmiendo por mas tiempo.
Seguí el mismo sendero que tomé junto a la baronesa y en apenas una hora me encontraba golpeando la puerta de la anciana con impaciencia.
No vi reflejada sorpresa en su mirada, la mujer encorvada y de nariz aguileña me hizo pasar, huesudas sus manos aferraron mis pieles suplicando que la ayudara.
Del chaleco saqué los dibujos y se los mostré, no parecía sorprendida por ellos.
-Habla mujer ¿quien es ese monstruo que la torturó? ¿Por que dices que el mal está en el interior de Dasha y que corro peligro a su lado?
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
La vieja vivía en una casucha de madera cubeirta de ramaje del bosque. Tenía un par de cabras paciendo en un cercado y en el interior olía a humedad, leña verde quemandose en la lumbre y algun tipo de guiso de olor rancio.
Lo hizo pasar y se sentó en una mecedora porque al parecer estaba cansada. Tenía una edad avanzada y la salud no le acompañaba. Colocó las manos sobre el regazo y cuando iba a empezar a hablar tosió con una tos cavernosa de mal augurio.
— joven...yo ya estoy vieja, moriré pronto por este mal de pulmones y no quiero que la verdad quede sepultada. Quizás se trate de mi propia conciencia, que necesita ser exculpada...no sé. Pero no puedo callar más.— Le indicó a Velkan un sitio junto al fuego y se recostó sobre el respaldo viajando atrás en sus recuerdos.— El conde Jakov siempre fue un hombre atormentado, tenía una fe en Dios algo trastornada, era devoto pero cometía pecados atroces. La crueldad siempre le compañó en sus días. Quería ser puro, estar al nivel de los favoritos de Dios, pero ansiando eso se convirtió en un demonio. Yo serví desde niña en su casa, lo vi crecer mientras yo también lo hacía y su padre, el conde Vasil era también exigente y marcial. La condesa, su madre, murió joven igual que la esposa de Jakov que no le dejó hijos.
Esa revelación era curiosa, pues Dasha estaba reconocida como su hija, seguramente fuera bastarda o algo similar.
— Una noche trajo a esa niña, no tendría más de cinco años y la encerró en los calabozos del sótano. Me dio la orden de cuidar de ella pero sin inmiscuirme, que la alimentase y me asegurase de que sobrevivía al encierro. A veces bajaba y la golpeaba, otras la obligaba a comer en el suelo como un animal. Yo escuchaba su llanto pero no podía más que proporcionarle pequeñas cosas como ubna alfombra, o papel y lápiz...porque si él se enteraba me castigaba duramente. Una noche dejó de llorar. Dasha comprendió que para sobrevivir a un demonio debía ser otro demonio. Debí avisar a alguien, ahora lo he comprendido muy tarde...pero no sabía a quien, sólo era una criada. Pasó el tiempo y la mandó sacar de los sótanos para nombrarla su hija y heredera, nadie la conocía ni sabía de donde vino, pero a los condes no se les lleva la contraria. La pesadilla no terminaría aquí porque la joven Dasha era muy bonita. Pero ya no podía sorportarlo más y me marché, no quería ser testigo mudo de esas noches de agonía.
La vieja fijó los ojos en Velkan. Pesaba sobre ella una carga inmensa por no haber ayudado a una niña inocente que durante diez años sufrió un infierno.
— Pensarás que soy despreciable...ah. Lo soy. Rezo a diario para que Dios me perdone, para que cuando abandone este mundo me de el castigo que merezco. La Condesa no tiene alma, es un demonio por culpa de su padre y de aquellos que hicimos la vista gorda. Márchate, aquí sólo hallarás desgracias.
Lo hizo pasar y se sentó en una mecedora porque al parecer estaba cansada. Tenía una edad avanzada y la salud no le acompañaba. Colocó las manos sobre el regazo y cuando iba a empezar a hablar tosió con una tos cavernosa de mal augurio.
— joven...yo ya estoy vieja, moriré pronto por este mal de pulmones y no quiero que la verdad quede sepultada. Quizás se trate de mi propia conciencia, que necesita ser exculpada...no sé. Pero no puedo callar más.— Le indicó a Velkan un sitio junto al fuego y se recostó sobre el respaldo viajando atrás en sus recuerdos.— El conde Jakov siempre fue un hombre atormentado, tenía una fe en Dios algo trastornada, era devoto pero cometía pecados atroces. La crueldad siempre le compañó en sus días. Quería ser puro, estar al nivel de los favoritos de Dios, pero ansiando eso se convirtió en un demonio. Yo serví desde niña en su casa, lo vi crecer mientras yo también lo hacía y su padre, el conde Vasil era también exigente y marcial. La condesa, su madre, murió joven igual que la esposa de Jakov que no le dejó hijos.
Esa revelación era curiosa, pues Dasha estaba reconocida como su hija, seguramente fuera bastarda o algo similar.
— Una noche trajo a esa niña, no tendría más de cinco años y la encerró en los calabozos del sótano. Me dio la orden de cuidar de ella pero sin inmiscuirme, que la alimentase y me asegurase de que sobrevivía al encierro. A veces bajaba y la golpeaba, otras la obligaba a comer en el suelo como un animal. Yo escuchaba su llanto pero no podía más que proporcionarle pequeñas cosas como ubna alfombra, o papel y lápiz...porque si él se enteraba me castigaba duramente. Una noche dejó de llorar. Dasha comprendió que para sobrevivir a un demonio debía ser otro demonio. Debí avisar a alguien, ahora lo he comprendido muy tarde...pero no sabía a quien, sólo era una criada. Pasó el tiempo y la mandó sacar de los sótanos para nombrarla su hija y heredera, nadie la conocía ni sabía de donde vino, pero a los condes no se les lleva la contraria. La pesadilla no terminaría aquí porque la joven Dasha era muy bonita. Pero ya no podía sorportarlo más y me marché, no quería ser testigo mudo de esas noches de agonía.
La vieja fijó los ojos en Velkan. Pesaba sobre ella una carga inmensa por no haber ayudado a una niña inocente que durante diez años sufrió un infierno.
— Pensarás que soy despreciable...ah. Lo soy. Rezo a diario para que Dios me perdone, para que cuando abandone este mundo me de el castigo que merezco. La Condesa no tiene alma, es un demonio por culpa de su padre y de aquellos que hicimos la vista gorda. Márchate, aquí sólo hallarás desgracias.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Escuché atento el relato de la anciana, la lumbre lamia nuestra piel delatando en ella a vejez el cansancio en un rostro plagado de arrugas.
Su vida no había sido fácil, la torturaba la culpa y supongo que este era el motivo que la había llevado a contarme todo aquello, para simplemente irse en paz de este mundo.
Aseguraba que Dasha se había convertido en un demonio, supongo que para enfrentarte a ellos acabas teniendo que sucumbir al mal, solo así puedes mirarlos de frente y salir indemne.
La vieja me pedía que me largara de allí, nada bueno encontraría en esas tierras.
-¿y si hiciera eso que me diferenciaría de los que tantas veces miraron para otro ldo? -pregunté casi afirmando que mi decisión estaba tomada, no iba a abandonarla.
Salí de la casa apenas un par de horas después, monté sobre mi espectro y recorrimos de nuevo lel sendero de vuelta a la mansión de la Baronesa.
Un gran revuelo parecía haberse formado en la estancia, como si a Dasha la idea de que me hubiera ido solo a cabalgar no le hiciera la menor gracia.
Supongo que temerosa ya no solo de que la anciana me contara todo aquello ,si no que los rumores que de seguro existían entre los campesinos llegaran a mis oídos.
Yo me limité a bajar de la montura dejándola en el establo y como la baronesa había pedido, acompañé a un temblorosa doncella rumbo al gran salón donde al parecer ella me esperaba algo furibunda.
Abrí la puerta con una sonrisa, fingiendo no saber nada. La doncella cerró la puerta a mis espaldas dejándome solo ante Dasha, orillé mi cuerpo al suyo besando sus labios con cierta hambruna en un beso que ni de lejos fue devuelto y menos correspondido.
-Tenia una buena resaca y he pensado que dar un paseo a caballo pro el bosque despejaría mi mente -dije sin mas tirando de sus caderas para enfrentarla -¿estabas preocupada por este lobo? -pregunté con cierto deje de satisfacción.
Su vida no había sido fácil, la torturaba la culpa y supongo que este era el motivo que la había llevado a contarme todo aquello, para simplemente irse en paz de este mundo.
Aseguraba que Dasha se había convertido en un demonio, supongo que para enfrentarte a ellos acabas teniendo que sucumbir al mal, solo así puedes mirarlos de frente y salir indemne.
La vieja me pedía que me largara de allí, nada bueno encontraría en esas tierras.
-¿y si hiciera eso que me diferenciaría de los que tantas veces miraron para otro ldo? -pregunté casi afirmando que mi decisión estaba tomada, no iba a abandonarla.
Salí de la casa apenas un par de horas después, monté sobre mi espectro y recorrimos de nuevo lel sendero de vuelta a la mansión de la Baronesa.
Un gran revuelo parecía haberse formado en la estancia, como si a Dasha la idea de que me hubiera ido solo a cabalgar no le hiciera la menor gracia.
Supongo que temerosa ya no solo de que la anciana me contara todo aquello ,si no que los rumores que de seguro existían entre los campesinos llegaran a mis oídos.
Yo me limité a bajar de la montura dejándola en el establo y como la baronesa había pedido, acompañé a un temblorosa doncella rumbo al gran salón donde al parecer ella me esperaba algo furibunda.
Abrí la puerta con una sonrisa, fingiendo no saber nada. La doncella cerró la puerta a mis espaldas dejándome solo ante Dasha, orillé mi cuerpo al suyo besando sus labios con cierta hambruna en un beso que ni de lejos fue devuelto y menos correspondido.
-Tenia una buena resaca y he pensado que dar un paseo a caballo pro el bosque despejaría mi mente -dije sin mas tirando de sus caderas para enfrentarla -¿estabas preocupada por este lobo? -pregunté con cierto deje de satisfacción.
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Enfrentó los ojos de Velkan con el ceño fruncido, estaba cabreada, posiblemente fuera de si, había gritado aq todo el servicio, que esa mañana iban todos cabizbajos mirando al suelo.
— ¿Me crees tonta Velkan? se dónde has ido!! a ver la vieja Senka. ¿Te ha contado ya todas sus historias de vieja? miente más que habla!! debería ahorcarla por sus infamias!! mi padre la echó y nunca se lo perdonó, ahora se dedica a desvariar y mentir sobre mi.
Lo empujó haciendolo a un lado y paseando furibunda por el despacho. Si Senka le había contado todo, ahora él sabía como habia sido su infancia y lo trastornada que podría estar a raiz de ella. Eso la haría perder puntos, nadie quería algo serio con una chalada y entonces su plan para hacer caer a los Landvik daría al traste. Los ojos del licántropo la miraban con una chispa de condescendencia en ellos. Algo en su interior explotó y sembró el caos en su resquebrajada cabeza. Golpeó con los puños el pecho del príncipe rumano.
— ¡No me mires asi! ¡no te atrevas a mirarme con pena! tuve una infancia dura ¿y qué? miles de niños ahora mismo la tienen, no es para tanto!! Yo no soy como mi padre!!
La inestabilidad se había apoderado de sus pensamientos y no atinaba a pensar con claridad, esa mirada la podría haber aprovechado para ganarse al lobo mediante la compasión, pero como había despertado algo en la persona, algo oculto que no quería recordar, la alteró de una forma exagerada. Nikola salió por la puerta en tromba corriendo, buscando alcanzar su cuarto, encerrarse en él y golpear las paredes o romper algo. Que alguien supiera de sus desgracias la hacía recordar de nuevo que era vulnerable, que debería haber sido de otra forma y no lo fue.
— ¿Me crees tonta Velkan? se dónde has ido!! a ver la vieja Senka. ¿Te ha contado ya todas sus historias de vieja? miente más que habla!! debería ahorcarla por sus infamias!! mi padre la echó y nunca se lo perdonó, ahora se dedica a desvariar y mentir sobre mi.
Lo empujó haciendolo a un lado y paseando furibunda por el despacho. Si Senka le había contado todo, ahora él sabía como habia sido su infancia y lo trastornada que podría estar a raiz de ella. Eso la haría perder puntos, nadie quería algo serio con una chalada y entonces su plan para hacer caer a los Landvik daría al traste. Los ojos del licántropo la miraban con una chispa de condescendencia en ellos. Algo en su interior explotó y sembró el caos en su resquebrajada cabeza. Golpeó con los puños el pecho del príncipe rumano.
— ¡No me mires asi! ¡no te atrevas a mirarme con pena! tuve una infancia dura ¿y qué? miles de niños ahora mismo la tienen, no es para tanto!! Yo no soy como mi padre!!
La inestabilidad se había apoderado de sus pensamientos y no atinaba a pensar con claridad, esa mirada la podría haber aprovechado para ganarse al lobo mediante la compasión, pero como había despertado algo en la persona, algo oculto que no quería recordar, la alteró de una forma exagerada. Nikola salió por la puerta en tromba corriendo, buscando alcanzar su cuarto, encerrarse en él y golpear las paredes o romper algo. Que alguien supiera de sus desgracias la hacía recordar de nuevo que era vulnerable, que debería haber sido de otra forma y no lo fue.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Mi mentira fue evidente, ella estaba enfadada, primero intentó negadlo, decir que esa vieja estaba loca y que su padre la despidió hacia ya muchos años.
Yo me mantuve en silencio, fue mi mirada la que la turbo mas todavía, quizás interpretó en ella pena, mas no era eso lo que por ella sentía.
Muchos habían tenido una vida dura, la suya lo era, yo solo quería entenderla, no juzgarla, pero si saber a lo que con ella me atenía.
Salio de allí empujándome a un lado, estaba furibunda, replicaba que ella no era como su padre ¿acaso yo había dicho tal agravio?
Fui tras ella, no iba a hacer como el resto, mirar hacia otro lado ante los ataques de ira de la baronesa.
El servicio la temía, podía verlo porque aquel que con ella se cruzaba por el pasillo pegaba su cuerpo a la pared temblando de puro nerviosismo y con el corazón acelerado.
La puerta me la cerró casi en la cara, pero nunca una puerta me había detenido y no seria esta la primera.
La abrí, ella me miró fijamente,desafiante, con el brazo arrastró todo lo que tenia sobre el tocador sin dejar de mirarme, perfumes, botellas de cristal, un peine de metal, todo quedo sobre el suelo retumbando.
La atrapé antes de que empujara el mueble, no quería que se hiciera daño y parecía haber entrado en un estado de furia incontrolado.
Ella pataleaba mientras yo la sujetaba de la cintura, su cuerpo se encabritaba, parecía un animal salvaje tratando de zafarse de mi agarre, pero yo era un licantropo, mas fuerte que ella no cedí un ápice y así acabamos contra la pared, jadeando sentados, con ella entre mis brazos.
-Estoy aquí y no voy a hacer como los demás, no miraré hacia otro lado. Quiero conocerte, es cierto, he ido porque necesitaba entenderte, el porque de tus misterios, de tus advertencia, decías no ser buena para mi y ahora lo entiendo. Deja que sea yo quien juzgue eso ¿quieres? -dije esperando que aceptara esta tregua, se relajara y entonces, solo entonces la soltaría.
Yo me mantuve en silencio, fue mi mirada la que la turbo mas todavía, quizás interpretó en ella pena, mas no era eso lo que por ella sentía.
Muchos habían tenido una vida dura, la suya lo era, yo solo quería entenderla, no juzgarla, pero si saber a lo que con ella me atenía.
Salio de allí empujándome a un lado, estaba furibunda, replicaba que ella no era como su padre ¿acaso yo había dicho tal agravio?
Fui tras ella, no iba a hacer como el resto, mirar hacia otro lado ante los ataques de ira de la baronesa.
El servicio la temía, podía verlo porque aquel que con ella se cruzaba por el pasillo pegaba su cuerpo a la pared temblando de puro nerviosismo y con el corazón acelerado.
La puerta me la cerró casi en la cara, pero nunca una puerta me había detenido y no seria esta la primera.
La abrí, ella me miró fijamente,desafiante, con el brazo arrastró todo lo que tenia sobre el tocador sin dejar de mirarme, perfumes, botellas de cristal, un peine de metal, todo quedo sobre el suelo retumbando.
La atrapé antes de que empujara el mueble, no quería que se hiciera daño y parecía haber entrado en un estado de furia incontrolado.
Ella pataleaba mientras yo la sujetaba de la cintura, su cuerpo se encabritaba, parecía un animal salvaje tratando de zafarse de mi agarre, pero yo era un licantropo, mas fuerte que ella no cedí un ápice y así acabamos contra la pared, jadeando sentados, con ella entre mis brazos.
-Estoy aquí y no voy a hacer como los demás, no miraré hacia otro lado. Quiero conocerte, es cierto, he ido porque necesitaba entenderte, el porque de tus misterios, de tus advertencia, decías no ser buena para mi y ahora lo entiendo. Deja que sea yo quien juzgue eso ¿quieres? -dije esperando que aceptara esta tregua, se relajara y entonces, solo entonces la soltaría.
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Dasha acababa de abrir la caja de Pandora, una mezcla de sentimientos reprimidos unidos a la rabia por estar perdiendo una oportunidad muy buena, habían hecho un coktail explosivo que estaba estallando en todo su esplendor.
Su cabeza iba a más de mil por hora, furibunda, perdida en ese ataque de ira, reaccionan do mal a todo aquello que se interpusiera por delante, recordando todas esas sensaciones de asco, repulsión, miedo, angustia...Velkan la sujetó y la plac ó contra la pared tratando de serenarla, de tranquilizarla. Su voz sonaba firme, tranquila, conciliadora; la condesa había reprimido demasiado tiempo todo aquello sin dejarse ayudar y ese momento Velkan estaba actuando de freno, de contención.
— ¡Suéltame! ¡déjame en paz, vete!.— no lo quería allí, no quería que la viera tocar fondo de ese modo, acababa de desgarrarse el alma en dos trozos dejando salir toda la podredumbre retenida y él había sido testigo de aquello. Le seguía hablando con tranquilidad, sujetándola sin ceder al agarre hasta que sus últimas defensas cayeron y Dasha se derrumbó contra la piel del lobo sollozando. Hacía años que no lloraba, no había tenido motivos suficientes, pues había llorado muy amargamente durante años y ahora que tenía comodidades y libertad, nada la afectaba tanto. Dejó salir todo ese dolor, toda esa desesperación durante largo rato hasta que se quedó exhausta y le dolían los ojos. Sólo entonces Velkan aflojó el agarre y la dejó moverse, al principio tan sólo miraba por la ventana, el sol de invierno se colaba por los mortecinos cristales sin dar la sensación de calentar. Después poco a poco se movió para ponerse en pie y secarse las lágrimas con la mangas; se acercó al servicio de té tras el cual había una licorera y sirvió un vaso grande Tuika que vació de un trago para después poner otro y dejarlo al lado del suyo, mirando sus propias manos y tratando de respirar. Ahora vendría el momento de hablar, de dejar algunas cosas al descubierto y aunque mintiera sobre ellas, no estaba preparada para recordar ciertas cosas de esa forma, ni aunque fuera para ocultarlas del príncipe.
— ¿y ahora qué? ya sabes lo que hay, puedes marcharte si quieres,yo te guardo el secreto de lo que eres y tú guarda el mío, y ya estamo en paz.
Su cabeza iba a más de mil por hora, furibunda, perdida en ese ataque de ira, reaccionan do mal a todo aquello que se interpusiera por delante, recordando todas esas sensaciones de asco, repulsión, miedo, angustia...Velkan la sujetó y la plac ó contra la pared tratando de serenarla, de tranquilizarla. Su voz sonaba firme, tranquila, conciliadora; la condesa había reprimido demasiado tiempo todo aquello sin dejarse ayudar y ese momento Velkan estaba actuando de freno, de contención.
— ¡Suéltame! ¡déjame en paz, vete!.— no lo quería allí, no quería que la viera tocar fondo de ese modo, acababa de desgarrarse el alma en dos trozos dejando salir toda la podredumbre retenida y él había sido testigo de aquello. Le seguía hablando con tranquilidad, sujetándola sin ceder al agarre hasta que sus últimas defensas cayeron y Dasha se derrumbó contra la piel del lobo sollozando. Hacía años que no lloraba, no había tenido motivos suficientes, pues había llorado muy amargamente durante años y ahora que tenía comodidades y libertad, nada la afectaba tanto. Dejó salir todo ese dolor, toda esa desesperación durante largo rato hasta que se quedó exhausta y le dolían los ojos. Sólo entonces Velkan aflojó el agarre y la dejó moverse, al principio tan sólo miraba por la ventana, el sol de invierno se colaba por los mortecinos cristales sin dar la sensación de calentar. Después poco a poco se movió para ponerse en pie y secarse las lágrimas con la mangas; se acercó al servicio de té tras el cual había una licorera y sirvió un vaso grande Tuika que vació de un trago para después poner otro y dejarlo al lado del suyo, mirando sus propias manos y tratando de respirar. Ahora vendría el momento de hablar, de dejar algunas cosas al descubierto y aunque mintiera sobre ellas, no estaba preparada para recordar ciertas cosas de esa forma, ni aunque fuera para ocultarlas del príncipe.
— ¿y ahora qué? ya sabes lo que hay, puedes marcharte si quieres,yo te guardo el secreto de lo que eres y tú guarda el mío, y ya estamo en paz.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Su cuerpo primero prestó cruenta batalla, mas el mio aguantó la embestida de una fiera que solo quería huir y yo no se lo permitía ¿acaso eso solucionaría algo? Lo dudaba.
Después se desplomó, acaricié su pelo cuando su cabeza se hundió en mi cuello sollozando, aun así, no la solté, no iba a darle opción ninguna a desaparecer y solo cuando la ultima lagrima fue derramada afloje para que pudiera ir si así lo quería.
Lo hizo, se puso en pie, se llenó un vaso de un fuerte licor y de un trago lo vació ante mi atenta mirada.
Posiblemente meditaba como llevar esta situación que se le había escapado de las manos.
Su frase me llevó a ladear la sonrisa y poniéndome en pie me acerqué al mueble bar para servirme lo mismo.
-Mañana podríamos entrenar un poco en el patio de armas, me estoy entumeciendo desde que estoy aquí -apunté haciendo caso omiso a esa estúpida frase ¿que parte del estoy aquí y no me voy a ir no había entendido? Yo no era de esos que salia corriendo, mas bien enfrentaba con valor los problemas como padre, era capaz de empatizar como madre y de ambos saqué la tenacidad.
-Te gustara Olteria, en esta época del año esta verde, sus bosques permiten la caza mayor y estoy seguro de que madre te recibirá con los brazos abiertos, le van las causas perdidas, algún día te contaré cuanto -bromeé guiñándole un ojo tras dar un profundo trago de la copa.
Su cuerpo seguía tenso, pero si necesitaba una respuesta se la había dado, quizás no como la esperaba, pero yo no era de ese tipo de hombres que iban a adularle los oídos ¿acaso era necesario? No sentía pena por ella, ni mucho menos, todos habíamos enfrentado fantasmas, yo era el vivo reflejo de una relación complicada en la que mi madre tuvo que sufrir mas de la cuenta porque mi padre era el Rey de Rumanía.
Después se desplomó, acaricié su pelo cuando su cabeza se hundió en mi cuello sollozando, aun así, no la solté, no iba a darle opción ninguna a desaparecer y solo cuando la ultima lagrima fue derramada afloje para que pudiera ir si así lo quería.
Lo hizo, se puso en pie, se llenó un vaso de un fuerte licor y de un trago lo vació ante mi atenta mirada.
Posiblemente meditaba como llevar esta situación que se le había escapado de las manos.
Su frase me llevó a ladear la sonrisa y poniéndome en pie me acerqué al mueble bar para servirme lo mismo.
-Mañana podríamos entrenar un poco en el patio de armas, me estoy entumeciendo desde que estoy aquí -apunté haciendo caso omiso a esa estúpida frase ¿que parte del estoy aquí y no me voy a ir no había entendido? Yo no era de esos que salia corriendo, mas bien enfrentaba con valor los problemas como padre, era capaz de empatizar como madre y de ambos saqué la tenacidad.
-Te gustara Olteria, en esta época del año esta verde, sus bosques permiten la caza mayor y estoy seguro de que madre te recibirá con los brazos abiertos, le van las causas perdidas, algún día te contaré cuanto -bromeé guiñándole un ojo tras dar un profundo trago de la copa.
Su cuerpo seguía tenso, pero si necesitaba una respuesta se la había dado, quizás no como la esperaba, pero yo no era de ese tipo de hombres que iban a adularle los oídos ¿acaso era necesario? No sentía pena por ella, ni mucho menos, todos habíamos enfrentado fantasmas, yo era el vivo reflejo de una relación complicada en la que mi madre tuvo que sufrir mas de la cuenta porque mi padre era el Rey de Rumanía.
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
¿Entrenar en el patio de armas? ¿como si lo que acababa de pasar no hubiera sucedido? ¿qué demonios le pasaba a ese hombre? si se trataba de compasión, se la podía meter donde le cupiese, porque no la quería. Nadie podía juzgarla ni creerse por encima porque fuera como un juguete roto, de eso nada. Era condesa de Serbia, estaba entrenada para ser una espía sin escrúpulos y haría caer hasta el último sobrenatural que se cruzase en su camino. Si Velkan Landvik creía que con su buen acto del día lo tenía todo hecho, todavía no sabía lo que le esperaba.
— Oltenia... tengo que devolverte la visita ¿no?.— Se pasó las manos por la cara, expulsando el aire de forma lenta y pesada. Menudo espectáculo, le habría parecido una loca, y sin embargo el lobo la invitaba a visitar su hogar. Apartó las cortinas de la ventana y mirando afuera comentó.— Ya es casi mediodia, debes estar hambriento. Creo que sería mejor bajar a comer algo y después... no sé, crceo que enterraré la cabeza entre almohadones y dejaré que el tiempo pase sin más hasta que amanezca otro día y se lleve éste.
Tras el ataque de ansiedad e ira que había tenido, se encontraba frágil y cansada, decepcionada consigo misma, furibunda y triste a la vez. Demasiadas emociones sin control que podían hacer daño a alguien y echar a perder el plan hasta arruinarlo por completo. El tiempo y el silencio lo ponían todo en su sitio, bien lo sabían las paredes de ese sótano.
— Disculpame por el espectáculo, de repente todo se me vino encima pero... ya está. No volverá a pasar.
La comida la sirvieron en el comedor pequeño por orden de la Condesa, así la chimenea calentaría mejor la sala, no le apetecía comer en el amplio salón cada uno en una punta de la mesa. El jabalí con salsa de jengibre y boniatos asados estaba delicioso, pero era incapaz de comer más allá de unos pocos bocados, su estado de nervios lo que necesitaba era descanso y dejar la mente en blanco.
— Oltenia... tengo que devolverte la visita ¿no?.— Se pasó las manos por la cara, expulsando el aire de forma lenta y pesada. Menudo espectáculo, le habría parecido una loca, y sin embargo el lobo la invitaba a visitar su hogar. Apartó las cortinas de la ventana y mirando afuera comentó.— Ya es casi mediodia, debes estar hambriento. Creo que sería mejor bajar a comer algo y después... no sé, crceo que enterraré la cabeza entre almohadones y dejaré que el tiempo pase sin más hasta que amanezca otro día y se lleve éste.
Tras el ataque de ansiedad e ira que había tenido, se encontraba frágil y cansada, decepcionada consigo misma, furibunda y triste a la vez. Demasiadas emociones sin control que podían hacer daño a alguien y echar a perder el plan hasta arruinarlo por completo. El tiempo y el silencio lo ponían todo en su sitio, bien lo sabían las paredes de ese sótano.
— Disculpame por el espectáculo, de repente todo se me vino encima pero... ya está. No volverá a pasar.
La comida la sirvieron en el comedor pequeño por orden de la Condesa, así la chimenea calentaría mejor la sala, no le apetecía comer en el amplio salón cada uno en una punta de la mesa. El jabalí con salsa de jengibre y boniatos asados estaba delicioso, pero era incapaz de comer más allá de unos pocos bocados, su estado de nervios lo que necesitaba era descanso y dejar la mente en blanco.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Comimos en un salón bastante mas pequeño, mas intimo aunque la conversación no abundo, ni el hambre de la dama tampoco.
Creo que se sentía abochornada por el espectáculo, posiblemente hacia mucho tiempo que no se sentía tan vulnerable.
Levaba la pieza de fruta pelada y cortada, ligeramente edulcorada y con un foundi de chocolate negro que la bañaba por encima a mi boca observado como ni siquiera eso lograba animarla.
-Dasha, en una semana la dama blanca coronará el firmamento, para ese entonces he de estar en Oltenia, allí tengo todo preparado para no descontrolarme, ademas conozco los bosques como la palma de mi mano y nunca he dañado a nadie, pero aquí seria un peligro -susurré bajito en su oído para que nadie me escuchara -supongo que ya me entiendes.
Ella asintió algo ausente, quizás lo mejor seria que descansara, en el estado que tenia ni siquiera podríamos conversar.
-Me iré en un par de días y espero no pienses que se debe a nada de lo sucedido, mis obligaciones me reclaman pero me agradaría mucho recibir tu pronta visita.
Ladeé la sonrisa con cierta arrogancia.
-Te quedan dos días para disfrutar de mi ¿de verdad quieres retirarte a dormir y desaprovechar el tiempo conmigo?
Apenas me has mostrado nada, el bosque, pero estoy seguro que hay otro tipo de lugares que poder visitar o acontecimientos a los que acudir, no me importaría potar del brazo a tan bella mujer, permiteme lucirte como acompañante, divirtámonos ¿que me dices? -pregunté tratando de animarla.
Me encogí de hombros contemplando sus azules.
-vamos, emborrachemonos y olvidémonos del pasado, del presente y si te pones tonta hasta del futuro -apunté guiñándole un ojo
Creo que se sentía abochornada por el espectáculo, posiblemente hacia mucho tiempo que no se sentía tan vulnerable.
Levaba la pieza de fruta pelada y cortada, ligeramente edulcorada y con un foundi de chocolate negro que la bañaba por encima a mi boca observado como ni siquiera eso lograba animarla.
-Dasha, en una semana la dama blanca coronará el firmamento, para ese entonces he de estar en Oltenia, allí tengo todo preparado para no descontrolarme, ademas conozco los bosques como la palma de mi mano y nunca he dañado a nadie, pero aquí seria un peligro -susurré bajito en su oído para que nadie me escuchara -supongo que ya me entiendes.
Ella asintió algo ausente, quizás lo mejor seria que descansara, en el estado que tenia ni siquiera podríamos conversar.
-Me iré en un par de días y espero no pienses que se debe a nada de lo sucedido, mis obligaciones me reclaman pero me agradaría mucho recibir tu pronta visita.
Ladeé la sonrisa con cierta arrogancia.
-Te quedan dos días para disfrutar de mi ¿de verdad quieres retirarte a dormir y desaprovechar el tiempo conmigo?
Apenas me has mostrado nada, el bosque, pero estoy seguro que hay otro tipo de lugares que poder visitar o acontecimientos a los que acudir, no me importaría potar del brazo a tan bella mujer, permiteme lucirte como acompañante, divirtámonos ¿que me dices? -pregunté tratando de animarla.
Me encogí de hombros contemplando sus azules.
-vamos, emborrachemonos y olvidémonos del pasado, del presente y si te pones tonta hasta del futuro -apunté guiñándole un ojo
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Dejó los cubiertos sobre la mesa. Entendía que tenía un invitado ilustre y que el lobo sólo trataba de ayudar. A ésto se referían sus maestros cuando le repetían una y otra vez que hay que guardar los fantasmas en el armario y seguir adelante, la misión lo era todo.
— Está bien, salgamos. Zoran, que ensillen los caballos.— le dijo al mayordomo. Se frotó las sienes y los ojos y se puso en pie indicándole a Velkan que la siguiera. En el patio de caballerizas montaron sobre sendos palafrenes y se alejaron por una via menos cuidada que la principal. El territorio de los Nikola era amplio y comprendía muchos terrenos pegados a la riviera del Danubio. Subieron una colina que estaba coronada con una atalaya, una torre vigía que dominaba las vistas sobre el caudaloso río. Tenía una forma algo peculiar, era más una fortaleza que una torre vigía y se cernía sobre un remanso del río.
Como era natural, quienes montaban guardia allí, un retén de al menos quince soldados, les abrieron paso al reconocer a la condesa. Atendieron a sus caballos y ellos subieron por una empinada escalera de caracol hasta la torre más alta. La construcción contaba con campanas para avisos inminentes y una almenara para que fuera encendida y que la emergencia fuera transmitida por todo ese lado del rio.
Allí arriba el atardecer se ponía por las montañas que ocultaban de su vista la propia Oltenia. Dejó que la brisa fría despejara su cabeza y apoyó las manos sobre la baranda de piedra.
— Dos días...bueno, se pueden hacer muchas cosas en dos días. Y cuando pase la luna llena, tendrás que recibirme en Oltenia. Además sé que en breve celebraréis una boda. Tu hermana se casa con un hijo de un conde de los países bajos ¿no? Al parecer estamos condenados a coincidir de boda en boda.— Esbozó media sonrisa.— ¿Ves este torreón? y aquel de allá? espero no tener que encender las almenaras porque vengas a invadirme... En verdad esta era mi estrategia desde el principio. Conseguir que esto no te guste y no tengas intención de cruzar ese rio para saquearnos... como ves...soy algo indigesta.
Se dio la vuelta apoyando el trasero en el muro que la separaba de caer al vacío, quedando así de frente a Velkan y agarrando su camisa, esta vez con suavidad, no como cuando se devoraron en el despacho.
— No hago demasiado caso al consejero de mi padre. Me dijo que si tu hermano hereda la corona, a ti te vendría muy bien anexionarte mi condado, sería un frente menos para Oltenia, un territorio fértil y compartiendo el rio la navegación comercial del mismo sería la gallina de los huevos de oro. Pero ya has visto lo soy. Nadie sería capaz de aguantarme por mucho territorio que posea. Así que no pienso que estés aquí en busca de un buen negocio.— Tragó saliva antes de decir la siguiente palabra.— Gracias por no salir corriendo.
— Está bien, salgamos. Zoran, que ensillen los caballos.— le dijo al mayordomo. Se frotó las sienes y los ojos y se puso en pie indicándole a Velkan que la siguiera. En el patio de caballerizas montaron sobre sendos palafrenes y se alejaron por una via menos cuidada que la principal. El territorio de los Nikola era amplio y comprendía muchos terrenos pegados a la riviera del Danubio. Subieron una colina que estaba coronada con una atalaya, una torre vigía que dominaba las vistas sobre el caudaloso río. Tenía una forma algo peculiar, era más una fortaleza que una torre vigía y se cernía sobre un remanso del río.
- Spoiler:
Como era natural, quienes montaban guardia allí, un retén de al menos quince soldados, les abrieron paso al reconocer a la condesa. Atendieron a sus caballos y ellos subieron por una empinada escalera de caracol hasta la torre más alta. La construcción contaba con campanas para avisos inminentes y una almenara para que fuera encendida y que la emergencia fuera transmitida por todo ese lado del rio.
Allí arriba el atardecer se ponía por las montañas que ocultaban de su vista la propia Oltenia. Dejó que la brisa fría despejara su cabeza y apoyó las manos sobre la baranda de piedra.
— Dos días...bueno, se pueden hacer muchas cosas en dos días. Y cuando pase la luna llena, tendrás que recibirme en Oltenia. Además sé que en breve celebraréis una boda. Tu hermana se casa con un hijo de un conde de los países bajos ¿no? Al parecer estamos condenados a coincidir de boda en boda.— Esbozó media sonrisa.— ¿Ves este torreón? y aquel de allá? espero no tener que encender las almenaras porque vengas a invadirme... En verdad esta era mi estrategia desde el principio. Conseguir que esto no te guste y no tengas intención de cruzar ese rio para saquearnos... como ves...soy algo indigesta.
Se dio la vuelta apoyando el trasero en el muro que la separaba de caer al vacío, quedando así de frente a Velkan y agarrando su camisa, esta vez con suavidad, no como cuando se devoraron en el despacho.
— No hago demasiado caso al consejero de mi padre. Me dijo que si tu hermano hereda la corona, a ti te vendría muy bien anexionarte mi condado, sería un frente menos para Oltenia, un territorio fértil y compartiendo el rio la navegación comercial del mismo sería la gallina de los huevos de oro. Pero ya has visto lo soy. Nadie sería capaz de aguantarme por mucho territorio que posea. Así que no pienso que estés aquí en busca de un buen negocio.— Tragó saliva antes de decir la siguiente palabra.— Gracias por no salir corriendo.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
La condesa pareció ceder a mi petición, el lugar elegido un torreón no demasiado lejano al palacete donde la condesa residía.
Ladeé la sonrisa ante esa elección, algo me decía que no había sido al azar, si no mas bien porque algo me quería enseñar.
Atravesamos el portón de la Atalaya, los guardias nos abrieron las puertas y en el patio donde desmontamos tomaron las monturas para ocuparse de ellas.
Subimos a la torre mas alta, allí la dama apoyó su trasero en el murete que la separaba del vació mientras mis ojos dibujaban aquel cuerpo cincelado por los dioses.
-Parece que las bodas nos unen, aunque desconocía que habíais sido invitada. Algo me dice que esta boda no se parecerá demasiado al resto de las que habéis asistido, el futuro marido de mi hermana es el hijo del Conde Cannif, proceden de Noruega y son lo suficientemente bárbaros como para prometer una velada bastante entretenida – aseguré ladeando la sonrisa.
Lobbo y yo nos llevábamos muy bien con los Cannif, padre comenzó algo reticente a esta relación, pero ahora mismo creo que no podía encontrar mejor pretendiente para mi hermana.
Ella era feliz, se notaba por como lo miraba que su enlace nada tenia que ver con alianzas entre reinos, si no mas bien con un inmenso amor verdadero.
-Mi hermana se ha casado por amor, por suerte tanto el conde Cannif como mi padre entienden que atar a sus hijos en un matrimonio desdichado no es una opción. Mi hermana es libre para elegir marido, también lo somos nosotros -aseguré hundiendo mi mirada en la suya.
Me eché a reír cuando dijo que esperaba no tener que encender nunca un fuego que avisara del ataque de mi reino sobre el suyo.
-¿Para que conquistar con armas lo que puedo conquistar con besos? -pregunté relamiendo mis labios -no me he quedado pro eso si es lo que piensas, sinceramente, me atraes lo suficiente como para apostar todo o nada.
Desde que llegue mis instintos de lobo me piden que salga corriendo en dirección contraria, es un instinto animal que me cuesta controlar. No es miedo, es otra cosa, pero aquí estoy, confiando en ti ¿confías tu en mi o crees que encenderás algún día fuego en las almenas de este torreón? -pregunté sin dejar de perderme en esa mirada felina.
Ladeé la sonrisa ante esa elección, algo me decía que no había sido al azar, si no mas bien porque algo me quería enseñar.
Atravesamos el portón de la Atalaya, los guardias nos abrieron las puertas y en el patio donde desmontamos tomaron las monturas para ocuparse de ellas.
Subimos a la torre mas alta, allí la dama apoyó su trasero en el murete que la separaba del vació mientras mis ojos dibujaban aquel cuerpo cincelado por los dioses.
-Parece que las bodas nos unen, aunque desconocía que habíais sido invitada. Algo me dice que esta boda no se parecerá demasiado al resto de las que habéis asistido, el futuro marido de mi hermana es el hijo del Conde Cannif, proceden de Noruega y son lo suficientemente bárbaros como para prometer una velada bastante entretenida – aseguré ladeando la sonrisa.
Lobbo y yo nos llevábamos muy bien con los Cannif, padre comenzó algo reticente a esta relación, pero ahora mismo creo que no podía encontrar mejor pretendiente para mi hermana.
Ella era feliz, se notaba por como lo miraba que su enlace nada tenia que ver con alianzas entre reinos, si no mas bien con un inmenso amor verdadero.
-Mi hermana se ha casado por amor, por suerte tanto el conde Cannif como mi padre entienden que atar a sus hijos en un matrimonio desdichado no es una opción. Mi hermana es libre para elegir marido, también lo somos nosotros -aseguré hundiendo mi mirada en la suya.
Me eché a reír cuando dijo que esperaba no tener que encender nunca un fuego que avisara del ataque de mi reino sobre el suyo.
-¿Para que conquistar con armas lo que puedo conquistar con besos? -pregunté relamiendo mis labios -no me he quedado pro eso si es lo que piensas, sinceramente, me atraes lo suficiente como para apostar todo o nada.
Desde que llegue mis instintos de lobo me piden que salga corriendo en dirección contraria, es un instinto animal que me cuesta controlar. No es miedo, es otra cosa, pero aquí estoy, confiando en ti ¿confías tu en mi o crees que encenderás algún día fuego en las almenas de este torreón? -pregunté sin dejar de perderme en esa mirada felina.
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Demasiadas preguntas sin respuesta clara, demasiadas buenas intenciones en el lobo. Algún día lo vería arder con toda su familia de criaturas antinaturales, y sería gracias a su trabajo. Pero allí estaba, plantado, ofreciéndole besos en vez de guerra, ofreciéndole confianza en lugar de recelo; aceptando sus defectos, su terrible carácter forjado por un pasado tormentoso. Y ella lo acabaría entregando a la Inquisición. No pudo evitar una punzada extraña, otra fractura más en su débil armadura interna. ¿Por qué se tambaleaba todo de esa forma? se repitió a si misma que se debía a la crisis que había sufrido, a que esos traumas no resueltos de su pasado la habían vuelto inestable, pero una vez se marchase Velkan lo vería todo con la perspectiva correcta.
¿Y después qué? de vuelta a su palacio solitario, a buscar otra presa que cazar, a engañar de nuevo para tender una emboscada a esos seres que... en el caso del lobo sólo le había traido buenos momentos. Dudó, y seguiría dudando durante los sucesivos días porque él había hecho tambalear los cimientos de su frágil fe. ¿Acaso era ella como Jakov? ¿quería ser igual que el monstruo que la crió?. Esa pregunta martilleó su cerebro y desde luego la respuesta era un rotundo no. ¿Qué es lo que más le hubiera molestado al inquisidor? que se acercase a Velkan, que disfrutara de su compañia pero por el placer de hacerlo y no por la misión. Pues eso haría.
Apoyó la cabeza en su pecho y dejó salir el aire despacio, no había prisa ninguna y los atardeceres en la atalaya eran bonitos, se reflejaba el naranja del sol sobre el remanso del Danubio.
— Confío en que no te entre el buen juicio, porque si te regresa el sentido común, no volverás a hablarme.— Miró al horizonte un segundo y se le ocurrió una idea.— Has dicho que tu hermana se casa con un Noruego, tendrán que llegar en barco y remontar el río, es el camino más corto. Si quieren dejar aquí los barcos los protegeré con mi ejército, todo el territorio que alcanzan tus ojos es mío y de Oltenia por la otra ribera, aquí nadie se atreverá a atacar las naves.
Ciertamente, al ser vecinos la cosa se facilitaba bastante, compartían cada uno una ribera del caudaloso rio por el que se podía navegar y comerciar. Podían hacer buen equipo a nivel de territorios, lo pensaría con calma cuando Velkan se marchara, ponerle encima de la mesa un acuerdo de comercio a la Baronesa, seguro que la haría ganar puntos.
— Ese instinto animal seguramente tenga razón. Te lo dije Velkan, no soy una mujer perfecta y lo que viste hoy fue... bueno. Fantasmas del pasado que no puedo acabar de borrar. A veces me despierto gritando, sueño que vuelvo a revivir ciertas cosas y... No tuve la inmensa fortuna que tú tienes al tener una familia que te arrope. La única razón por la que no me encierran en un sanatorio es porque soy condesa y el dinero todo lo puede...bueno todo no. Regalaría todo esto a quien obrase el milagro de espantar esos fantasmas y de darme una familia feliz como la tuya. El dinero, el poder...no es nada, no te consuela en las horas oscuras..— sonrió con cierta amargura.— pero ¿cómo estar segura de que no me buscas por interés? el territorio de los Nikola y de Oltenia juntos pueden ser un bastión en la Europa del este, quisiera confiar en ti, pero yo también tengo mis propios instintos que me gritan que tenga cuidado. ¿Lo comprendes?
¿Y después qué? de vuelta a su palacio solitario, a buscar otra presa que cazar, a engañar de nuevo para tender una emboscada a esos seres que... en el caso del lobo sólo le había traido buenos momentos. Dudó, y seguiría dudando durante los sucesivos días porque él había hecho tambalear los cimientos de su frágil fe. ¿Acaso era ella como Jakov? ¿quería ser igual que el monstruo que la crió?. Esa pregunta martilleó su cerebro y desde luego la respuesta era un rotundo no. ¿Qué es lo que más le hubiera molestado al inquisidor? que se acercase a Velkan, que disfrutara de su compañia pero por el placer de hacerlo y no por la misión. Pues eso haría.
Apoyó la cabeza en su pecho y dejó salir el aire despacio, no había prisa ninguna y los atardeceres en la atalaya eran bonitos, se reflejaba el naranja del sol sobre el remanso del Danubio.
— Confío en que no te entre el buen juicio, porque si te regresa el sentido común, no volverás a hablarme.— Miró al horizonte un segundo y se le ocurrió una idea.— Has dicho que tu hermana se casa con un Noruego, tendrán que llegar en barco y remontar el río, es el camino más corto. Si quieren dejar aquí los barcos los protegeré con mi ejército, todo el territorio que alcanzan tus ojos es mío y de Oltenia por la otra ribera, aquí nadie se atreverá a atacar las naves.
Ciertamente, al ser vecinos la cosa se facilitaba bastante, compartían cada uno una ribera del caudaloso rio por el que se podía navegar y comerciar. Podían hacer buen equipo a nivel de territorios, lo pensaría con calma cuando Velkan se marchara, ponerle encima de la mesa un acuerdo de comercio a la Baronesa, seguro que la haría ganar puntos.
— Ese instinto animal seguramente tenga razón. Te lo dije Velkan, no soy una mujer perfecta y lo que viste hoy fue... bueno. Fantasmas del pasado que no puedo acabar de borrar. A veces me despierto gritando, sueño que vuelvo a revivir ciertas cosas y... No tuve la inmensa fortuna que tú tienes al tener una familia que te arrope. La única razón por la que no me encierran en un sanatorio es porque soy condesa y el dinero todo lo puede...bueno todo no. Regalaría todo esto a quien obrase el milagro de espantar esos fantasmas y de darme una familia feliz como la tuya. El dinero, el poder...no es nada, no te consuela en las horas oscuras..— sonrió con cierta amargura.— pero ¿cómo estar segura de que no me buscas por interés? el territorio de los Nikola y de Oltenia juntos pueden ser un bastión en la Europa del este, quisiera confiar en ti, pero yo también tengo mis propios instintos que me gritan que tenga cuidado. ¿Lo comprendes?
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Dasha me ofreció su puerto para dejar los barcos nórdicos para el día del enlace con mi hermana.
Se lo comentaría a padre, esa decisión no me pertenecía, mas me parecía una buena idea si ciertamente allí iban a estar mas seguros y evitábamos ciertos enfrentamientos.
-Lo hablare con el rey, el tomará esa decisión.
La joven doncella hundió en mis ojos sus pantanos, parecía dudar de mis intenciones y así me lo hizo saber, según ella el enlace entre ambos seria ventajoso para mi y quizás ese y no otro era mi único interés en ella.
Me eche a reír con esa naturalidad que me caracterizaba.
-Dasha, soy hijo de un rey, no pretendo sonar altivo, mas si mi padre requiriera para algún menester tus tierras ¿no crees que las tomaría? Nuestro enlace seria ventajoso para ambos, es cierto, pero..- enarque una ceja sonriendo de lado con picarda -¿tienes por mi parte una propuesta de matrimonio acaso?
Creo que mis palabras acapararon ahora todo el interés de la joven que al parecer no estaba muy acostumbrada a ser rechazada si no mas bien a lo contrario.
-Estoy aquí porque quiero conocerte, a ti Dasha, no a la baronesa, no hablo de transacciones comerciales, eso lo dejaremos para después.
Si te conozco y no me gustas, nunca tendrás una petición de matrimonio por mi parte -aseguré tajante -tu has vivido tu infierno personal, de seguro has sacado una enseñanza de ese entuerto.
Yo también he sacado algo de la relación de mi padre con mi madre, vivir sin amor es una mierda, los matrimonios por interés nunca funcionan y no pienso casarme con una mujer que no me remueva algo por dentro.
Acerqué mi cuerpo al suyo, mis labios calcinaron su boca.
-Me gusta tu envoltorio, no soy ciego, ni un idiota, te deseo y se que es algo que sabes porque mis ámbar centellean cundo te tomo.
Hice una pausa un instante, estaba siendo claro pues creo que claridad es lo que ella necesitaba.
-no te conozco, no se nada de ti mas allá de lo que me contó la vieja, no me dejas conocerte, muestras una parte de ti que es solo una mascara mientras yo he venido sin espada ni escudo.
No voy a cometer el error de comprometerme con un cuerpo, necesito algo mas que eso.
Quizás ella creía que era tan simple como todos los que hasta hoy había encontrado, se equivocaba, mi madre me dio unos valores, unos importantes.
Podía acostarme con una mujer, para eso no necesitaba un interior, pero para compartir una vida, convertirla en madre de mis hijos, amarla y respetarla hasta el fin de mis días , y hoy estábamos muy lejos de que eso sucediera...
Se lo comentaría a padre, esa decisión no me pertenecía, mas me parecía una buena idea si ciertamente allí iban a estar mas seguros y evitábamos ciertos enfrentamientos.
-Lo hablare con el rey, el tomará esa decisión.
La joven doncella hundió en mis ojos sus pantanos, parecía dudar de mis intenciones y así me lo hizo saber, según ella el enlace entre ambos seria ventajoso para mi y quizás ese y no otro era mi único interés en ella.
Me eche a reír con esa naturalidad que me caracterizaba.
-Dasha, soy hijo de un rey, no pretendo sonar altivo, mas si mi padre requiriera para algún menester tus tierras ¿no crees que las tomaría? Nuestro enlace seria ventajoso para ambos, es cierto, pero..- enarque una ceja sonriendo de lado con picarda -¿tienes por mi parte una propuesta de matrimonio acaso?
Creo que mis palabras acapararon ahora todo el interés de la joven que al parecer no estaba muy acostumbrada a ser rechazada si no mas bien a lo contrario.
-Estoy aquí porque quiero conocerte, a ti Dasha, no a la baronesa, no hablo de transacciones comerciales, eso lo dejaremos para después.
Si te conozco y no me gustas, nunca tendrás una petición de matrimonio por mi parte -aseguré tajante -tu has vivido tu infierno personal, de seguro has sacado una enseñanza de ese entuerto.
Yo también he sacado algo de la relación de mi padre con mi madre, vivir sin amor es una mierda, los matrimonios por interés nunca funcionan y no pienso casarme con una mujer que no me remueva algo por dentro.
Acerqué mi cuerpo al suyo, mis labios calcinaron su boca.
-Me gusta tu envoltorio, no soy ciego, ni un idiota, te deseo y se que es algo que sabes porque mis ámbar centellean cundo te tomo.
Hice una pausa un instante, estaba siendo claro pues creo que claridad es lo que ella necesitaba.
-no te conozco, no se nada de ti mas allá de lo que me contó la vieja, no me dejas conocerte, muestras una parte de ti que es solo una mascara mientras yo he venido sin espada ni escudo.
No voy a cometer el error de comprometerme con un cuerpo, necesito algo mas que eso.
Quizás ella creía que era tan simple como todos los que hasta hoy había encontrado, se equivocaba, mi madre me dio unos valores, unos importantes.
Podía acostarme con una mujer, para eso no necesitaba un interior, pero para compartir una vida, convertirla en madre de mis hijos, amarla y respetarla hasta el fin de mis días , y hoy estábamos muy lejos de que eso sucediera...
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
El joven licántropo tenía mucha razón en sus palabras, pero la parte que él desconocía, una pequeña e ínfima, sin importancia...es que ella no creía en el amor. No lo había recibido nunca, no sabía lo que era, y dudaba que nadie pudiera quererla jamás. Si el amor se parecía a la compasión, entonces no lo quería, lo desterraría de su vida, porque ella no era digna de lástima sino de miedo. O al menos así pensaba.
Obviamente el rey Landvik era capaz de declararle la guerra, pero si no le apetecía perder a la mitad de sus hombres y dejar el reino a merced de otros invasores, se cuidaría mucho de hacerlo, porque los Nikola no eran insectos a los que aplastar, tenía un vasto territorio lleno de tierras fértiles cultivables, tenía más dinero del que podía gastar y lo empleaba en que su región siguiera próspera. Pero en todo caso, no era el momento de discutir algo así, estaba allí arriba contemplando hasta donde se extendía su territorio y decidió hacer una concesión.
— Dices que quieres conocerme... está bien. Te contaré mi historia, la de una niña pobre que soñó con bellos vestidos y sólo obtuvo el infierno. No soy hija legítima del conde Jakov, me sacó de la miseria de las calles, al parecer estaba muy hambrienta y no tenía a nadie tras morir mi madre, aunque apenas lo recuerdo. Pensé que me llevaría a su casa, que quizás formaría parte del servicio... pero me encerró en ese sótano. A veces tenía que comer en el suelo como una alimaña, otras veces pagaba sus frustraciones golpeándome. Pero me mantenía viva y cuando crecí me dio su apellido; vivía solo, su esposa murió sin darle hijos y yo pensé que se había vuelto loco. Pero no podía saber lo loco que estaba hasta que me empezó a visitar por las noches.— cerró los ojos recordando alguna escena macabra.— Una noche entró un oso y lo despedazó. Habíamos vuelto de cazar y...dejé la verja y la puerta abierta. Era invierno, las bestias tenían hambre y se acercaban con frecuencia a las cuadras...los mozos acabaron con el oso pero yo le habría hecho una estatua y la habría puesto en la fuente del jardín.— Toda la historia era lo que se había contado de forma "oficial" pero ella sabía la verdad, así que si Velkan pedía más información sobre ella encontrarían una versión muy similar.— La historia de tus padres es de sobra conocida por todos los corros de alta sociedad, y a pesar de lo que digan las malas lenguas, envidio su suerte y la tuya, por haber tenido una familia y una infancia feliz, un ejemplo de amor y de respeto. A veces creo que sólo el odio habita en mi, por eso no entiendo tu amabilidad, tu interés...supiste lo del sótano y en vez de largaste te quedaste. Eres un misterio para mi Velkan Landvik, pero nunca he vivido con esperanza, se me acabó hace mucho tiempo, así que disculpa si no corro a tus brazos, si no confío en ti a la primera, si dudo de que lo que me digas pueda ser verdad.
El sol se había ocultado tras las montañas y ellos estaban en lo alto de torreón del vigía. Se estremeció por la brisa fría que se le coló bajo la chaqueta de monta. Bien, estaba todo dicho, ahora el licántropo podría decidir si le daba la oportunidad a la esa muñeca rota, algo que sería muy típico de un idealista del amor, o por contra pasaba de ella y se buscaba un ligue más cómodo. En cualquier caso, conseguiría su objetivo, que era infiltrarse de alguna forma entre los Landvik aunque fuera como conocida, invitada o vecina y los derrocaría.
Una parte de ella deseaba llenar ese vacío relleno de odio con más odio y venganza, con más dolor, lavar el suyo propio causando daño a otros. Pero otra parte estaba muy desconcertada porque las palabras de Velkan, su visión de las relaciones y del amor le hablaban de un mundo desconocido, atractivo y seductor. ¿Cuál de esas dos mitades ganaría la batalla?
Obviamente el rey Landvik era capaz de declararle la guerra, pero si no le apetecía perder a la mitad de sus hombres y dejar el reino a merced de otros invasores, se cuidaría mucho de hacerlo, porque los Nikola no eran insectos a los que aplastar, tenía un vasto territorio lleno de tierras fértiles cultivables, tenía más dinero del que podía gastar y lo empleaba en que su región siguiera próspera. Pero en todo caso, no era el momento de discutir algo así, estaba allí arriba contemplando hasta donde se extendía su territorio y decidió hacer una concesión.
— Dices que quieres conocerme... está bien. Te contaré mi historia, la de una niña pobre que soñó con bellos vestidos y sólo obtuvo el infierno. No soy hija legítima del conde Jakov, me sacó de la miseria de las calles, al parecer estaba muy hambrienta y no tenía a nadie tras morir mi madre, aunque apenas lo recuerdo. Pensé que me llevaría a su casa, que quizás formaría parte del servicio... pero me encerró en ese sótano. A veces tenía que comer en el suelo como una alimaña, otras veces pagaba sus frustraciones golpeándome. Pero me mantenía viva y cuando crecí me dio su apellido; vivía solo, su esposa murió sin darle hijos y yo pensé que se había vuelto loco. Pero no podía saber lo loco que estaba hasta que me empezó a visitar por las noches.— cerró los ojos recordando alguna escena macabra.— Una noche entró un oso y lo despedazó. Habíamos vuelto de cazar y...dejé la verja y la puerta abierta. Era invierno, las bestias tenían hambre y se acercaban con frecuencia a las cuadras...los mozos acabaron con el oso pero yo le habría hecho una estatua y la habría puesto en la fuente del jardín.— Toda la historia era lo que se había contado de forma "oficial" pero ella sabía la verdad, así que si Velkan pedía más información sobre ella encontrarían una versión muy similar.— La historia de tus padres es de sobra conocida por todos los corros de alta sociedad, y a pesar de lo que digan las malas lenguas, envidio su suerte y la tuya, por haber tenido una familia y una infancia feliz, un ejemplo de amor y de respeto. A veces creo que sólo el odio habita en mi, por eso no entiendo tu amabilidad, tu interés...supiste lo del sótano y en vez de largaste te quedaste. Eres un misterio para mi Velkan Landvik, pero nunca he vivido con esperanza, se me acabó hace mucho tiempo, así que disculpa si no corro a tus brazos, si no confío en ti a la primera, si dudo de que lo que me digas pueda ser verdad.
El sol se había ocultado tras las montañas y ellos estaban en lo alto de torreón del vigía. Se estremeció por la brisa fría que se le coló bajo la chaqueta de monta. Bien, estaba todo dicho, ahora el licántropo podría decidir si le daba la oportunidad a la esa muñeca rota, algo que sería muy típico de un idealista del amor, o por contra pasaba de ella y se buscaba un ligue más cómodo. En cualquier caso, conseguiría su objetivo, que era infiltrarse de alguna forma entre los Landvik aunque fuera como conocida, invitada o vecina y los derrocaría.
Una parte de ella deseaba llenar ese vacío relleno de odio con más odio y venganza, con más dolor, lavar el suyo propio causando daño a otros. Pero otra parte estaba muy desconcertada porque las palabras de Velkan, su visión de las relaciones y del amor le hablaban de un mundo desconocido, atractivo y seductor. ¿Cuál de esas dos mitades ganaría la batalla?
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Escuché su historia, la misma que me había contado la vieja, quizás con un poco mas de detalle. Decía que desconfiaba de mis intenciones porque ella había vivido una vida tan complicada que no hacerlo la convertiría en una necia y lo entendía.
-Y si simplemente nos relajamos, olvida que soy un príncipe y yo olvidaré que tu una baronesa.
Olvida que pueda venir bien o no este enlace para Rumanía. Tu dices que no confías en mi, yo quiero confiar en ti.
Tiré de su cintura pegándola a mi, mi lengua atravesó el precipicio de sus labios y pronto los jadeos de uno y otro prendieron el fuego de las almenas que según ella esperaba no necesitar encender por mi causa.
Ardimos en llamas en aquella atalaya, quizás no nos entendimiamos del todo, quizás ella aun tenia muchos fantasmas que combatir, pero nuestros cuerpos plagados en deseo se buscaban necesitados.
Pasamos esos días de forma muy distinta a como lo habíamos hecho hasta ahora, quizás porque una vez descubierto su secreto ya no era necesario seguir a la defensiva, así que se relajó. Nos reímos, pasamos noches bebiendo frente a la chimenea contándonos anécdotas, chanzas de caza, bromas varias y sobre todo nos besamos descubriéndonos uno al otro de algún modo
Llegó el día que tenia que volver a Oltenia, en unas noches la luna llena coronaria el cielo y preferencia pasar esa noche en casa, junto a padre y no con la baronesa que no tenia las mazmorras para sujetar a una bestia como yo lo era.
Concretamos volver a vernos en algo menos de un mes pues mi hermana se casaba y ella acudiría al enlace.
Le pedí se alojara directamente en mi mansión y no así en el hotel que padre dispondría para todos los invitados.
Los Cannif se alojarían también en casa, así que nos juntaríamos bastantes.
El viaje de vuelta resultó tranquilo, al llegar a casa como de costumbre conté a mi madre lo relativo al viaje, por supuesto sin entrar en ciertos detalles.
Así volví a embarcarme en mis quehaceres diarios, ser príncipe no estaba exento de obligaciones.
-Y si simplemente nos relajamos, olvida que soy un príncipe y yo olvidaré que tu una baronesa.
Olvida que pueda venir bien o no este enlace para Rumanía. Tu dices que no confías en mi, yo quiero confiar en ti.
Tiré de su cintura pegándola a mi, mi lengua atravesó el precipicio de sus labios y pronto los jadeos de uno y otro prendieron el fuego de las almenas que según ella esperaba no necesitar encender por mi causa.
Ardimos en llamas en aquella atalaya, quizás no nos entendimiamos del todo, quizás ella aun tenia muchos fantasmas que combatir, pero nuestros cuerpos plagados en deseo se buscaban necesitados.
Pasamos esos días de forma muy distinta a como lo habíamos hecho hasta ahora, quizás porque una vez descubierto su secreto ya no era necesario seguir a la defensiva, así que se relajó. Nos reímos, pasamos noches bebiendo frente a la chimenea contándonos anécdotas, chanzas de caza, bromas varias y sobre todo nos besamos descubriéndonos uno al otro de algún modo
Llegó el día que tenia que volver a Oltenia, en unas noches la luna llena coronaria el cielo y preferencia pasar esa noche en casa, junto a padre y no con la baronesa que no tenia las mazmorras para sujetar a una bestia como yo lo era.
Concretamos volver a vernos en algo menos de un mes pues mi hermana se casaba y ella acudiría al enlace.
Le pedí se alojara directamente en mi mansión y no así en el hotel que padre dispondría para todos los invitados.
Los Cannif se alojarían también en casa, así que nos juntaríamos bastantes.
El viaje de vuelta resultó tranquilo, al llegar a casa como de costumbre conté a mi madre lo relativo al viaje, por supuesto sin entrar en ciertos detalles.
Así volví a embarcarme en mis quehaceres diarios, ser príncipe no estaba exento de obligaciones.
Velkan Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Durante el mes que separó aquel encuentro y la boda real que se celebraría en Rumanía, Dasha se dedicó a recabar información, a tocar a puertas que estaban cerradas y mover hilos para tener un panorama más acertado de lo que se movía en Rumanía. Estableció confidentes que se apostarían por todo el país en forma de sirvientes, funcionarios, diplomáticos o comerciantes. Necesitaba saber en qué dirección respiraba el rey Landvik y toda su familia.
Cerró el puño moviendo los dedos cuando acabó de leer aquel informe y miró por la ventana del despacho presidido por el enorme cuadro de Jakov Nikola. La reina rumana era una ruja y toda su corte estaba plagada de las herederas de Salem. El rey al parecer la odiaba profundamente y contenía su reinado que sería de terror si hubiera dado con un pusilánime o un humano común. Así que los lobos mantenían el equilibrio de aquella frágil y sangrante tierra, donde habían nacido los vampiros europeos bajo la sombra de Tepes. Landvik batallaba contra vampiros y hechiceros en una extenuante guerra. Una idea comenzó a formarse en su cabeza. ¿Y si usaba sus contactos para hacerla caer? sería una medallita que podría colgarse ante los ojos de Velkan, todos los lobos confiarían en ella si se erigía como una leal a su causa. Tendría que urdirlo todo bien, sabía que sus superiores aprobarían el plan, no convenía dar un bocado tan grande que no pudieran después tragar. Empezarían descabezando a la bruja y con el tiempo ya se cobrarían la cabeza de los lobos.
Se reunió con el Obispo Raileanu en una capilla a orillas del Danubio y juntos trazaron el plan. Todo echaba a rodar como una maquinaria lenta y pesada, pero al fin en marcha. Una sensación de vacío en el estómago se instaló en ella, aunque el objetivo era la reina Rumana, el siguiente serían los Landvik y no podía borrar de su memoria aquellos besos, esas fuertes manos sosteniéndola al quebrarse, esa sonrisa pícara y su amabilidad confiada. Sentía el abismo bajo sus pies y pensabaque podía llenarlo con deudas de sangre, que el amor solo sería otra tontería vana y sin sentido que la llevaría a hundirse más, ya que jamás lo comprendería del todo y la colocaría en la posición más débil.
Las nieves comenzaron a espaciarse y a una semana del enlace cruzó el río dejando todo atado para que los barcos norteños tuvieran puerto seguro y protegido. La boda se celebraría en Oltenia, pero las recepciones previas se harían en la capital, así que acudió allí con su séquito y entró en la ciudad en el carruaje oficial y vestida con un esplendoroso vestido de terciopelo azul ribeteado de armiño blanco, con joyas plateadas salpicadas de zafiros y diamantes. Era la Condesa Serbia de más renombre, la guardiana de la frontera Rumana y acudía a ese evento en calidad de invitada ilustre.
Cerró el puño moviendo los dedos cuando acabó de leer aquel informe y miró por la ventana del despacho presidido por el enorme cuadro de Jakov Nikola. La reina rumana era una ruja y toda su corte estaba plagada de las herederas de Salem. El rey al parecer la odiaba profundamente y contenía su reinado que sería de terror si hubiera dado con un pusilánime o un humano común. Así que los lobos mantenían el equilibrio de aquella frágil y sangrante tierra, donde habían nacido los vampiros europeos bajo la sombra de Tepes. Landvik batallaba contra vampiros y hechiceros en una extenuante guerra. Una idea comenzó a formarse en su cabeza. ¿Y si usaba sus contactos para hacerla caer? sería una medallita que podría colgarse ante los ojos de Velkan, todos los lobos confiarían en ella si se erigía como una leal a su causa. Tendría que urdirlo todo bien, sabía que sus superiores aprobarían el plan, no convenía dar un bocado tan grande que no pudieran después tragar. Empezarían descabezando a la bruja y con el tiempo ya se cobrarían la cabeza de los lobos.
Se reunió con el Obispo Raileanu en una capilla a orillas del Danubio y juntos trazaron el plan. Todo echaba a rodar como una maquinaria lenta y pesada, pero al fin en marcha. Una sensación de vacío en el estómago se instaló en ella, aunque el objetivo era la reina Rumana, el siguiente serían los Landvik y no podía borrar de su memoria aquellos besos, esas fuertes manos sosteniéndola al quebrarse, esa sonrisa pícara y su amabilidad confiada. Sentía el abismo bajo sus pies y pensabaque podía llenarlo con deudas de sangre, que el amor solo sería otra tontería vana y sin sentido que la llevaría a hundirse más, ya que jamás lo comprendería del todo y la colocaría en la posición más débil.
Las nieves comenzaron a espaciarse y a una semana del enlace cruzó el río dejando todo atado para que los barcos norteños tuvieran puerto seguro y protegido. La boda se celebraría en Oltenia, pero las recepciones previas se harían en la capital, así que acudió allí con su séquito y entró en la ciudad en el carruaje oficial y vestida con un esplendoroso vestido de terciopelo azul ribeteado de armiño blanco, con joyas plateadas salpicadas de zafiros y diamantes. Era la Condesa Serbia de más renombre, la guardiana de la frontera Rumana y acudía a ese evento en calidad de invitada ilustre.
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: El oro y el fuego ~Privado.~
Continua la trama aquí:
http://www.victorianvampires.com/t41133-me-prometiste-el-cielo-privado#430350
http://www.victorianvampires.com/t41133-me-prometiste-el-cielo-privado#430350
Dasha Nikola- Inquisidor/Realeza
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Fecha de inscripción : 12/10/2017
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
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