AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Recuerdo del primer mensaje :
París, Francia.
El inicio de la afrenta sugiere un espectáculo interesante. Desde el primer combatiente que pone un pie cubierto por un tipo de calzado que le rodea el tobillo en el improvisado ring de tierra, sangre y sudor, hasta el segundo contrincante, con mayor constitución física reflejada por la semi desnudez obligatoria en el sitio, donde sólo son cubiertas sus partes nobles por unos pantalones cortos, elaborados con una tela que ha visto días mejores, provoca a valorarlos. ¿Quién pudiese ganar? Es como elegir un caballo, ver las patas, la piel entre las costillas, pero son los ojos... Sí, es en los orbes donde encuentras al ganador. Sea un bestia para transporte -humana o no- un compañero de cacería o inclusive, la presa o el propio cazador.
En tanto sus valoraciones son hechas en su mente, Charles luce descansado e informal. No va a ir con sus mejores galas a un sitio así. Sería como una luz intensa a la cual las polillas se sienten atraídas. El abrigo que lo cubre, aunque prolijo y limpio, tiene bastantes años. Camisa blanca de manga larga, pantalones cómodos y botines con refuerzo son su atuendo por esta noche. Los guantes negros es un aditamento que no abandonaría. El contacto físico piel a piel, no es algo que esté en sus preferencias.
Recargado contra un pilar de madera, brazos cruzados al pecho, sus ojos recorren la estancia. Para distinguirlo, sería preciso acercarse. El fistol del león plateado se encuentra en la solapa del abrigo. Está colocado en pro de identificarlo. Justin Hashell, el irlandés, fue muy amable al buscarle a alguien en París para que pudiera auxiliarle en su labor de reorganizar el espectáculo lo más pronto posible, por lo que contactó a alguien en París para que le ayudara por un tiempo a completar su logística.
Grimm, Cinder. Por un momento las dos cejas de Charles casi se unen formando una sola al recordar ese nombre. Tiene curiosidad. ¿Cinder? Si es apellido o nombre, es bastante... peculiar. Se obliga a no catalogar al personaje antes de tiempo. En caso contrario, estará soportando una atmósfera tensa auto provocada como pasó con el propio Hashell. ¿Quién diría que sería tan eficiente? Tanto en obtención de recursos como en pagos. Hashell no es sólo un contacto, es un cliente asiduo. Es una pena que no tenga tanta pericia al momento de manejar las armas y quiera a sus presas atadas para disfrutar de ellas.
¿Y quién es Charles para criticar o prejuiciar? Nadie. En tanto Hashell siga pagando bien, si quiere a su presa atada, sin manos, ni piernas, Charles lo hará.
Saca de su abrigo unos cuantos billetes llamando al sujeto que toma las apuestas. El olor corporal del hombre sugiere que la transacción se haga lo más rápido posible. - 100 al rubio -. El que le recibe el dinero lo observa con curiosidad, no lo identifica, lo cual es lógico debido a que sólo tiene dos semanas en París. - Johnson no durará ni un asalto, pero si quiere perder su dinero, ¿Cuál es su nombre? - la voz resuena burlesca. Charles devuelve la mirada mientras le anotan en el papel - Lyon - es la respuesta.
Tiene demasiado cuidado con su nombre y en la mayor parte de las ocasiones, utiliza pseudónimos. Es mejor la privacidad. Sus orbes azul cobalto vuelven a la arena. Cierto, el moreno es mucho más corpulento, tiene mayor fuerza. El rubio es más pequeño, lo que significa destreza y sus pupilas reflejan una rabia y una afrenta que hará todo más divertido. Está casi seguro de que el rubio tiene un impulso extra, producto de alguna situación sentimental. Cuando algo así está en medio de una contienda, genera un extra de willpower.
Su mano diestra busca en uno de sus bolsillos para sacar una cajilla y de ésta, un cigarrillo preparado con antelación. Tabaco envuelto en papel de la mejor calidad, traído de la propia Cuba. Lo enciende dando la primera calada. Quizá sea ese un mal movimiento, no cualquiera puede darse el lujo de fumar en un sitio de esta calaña. Y aun así, no pierde conciencia de su alrededor por un simple vicio, no está en sus costumbres, por lo que un movimiento a su derecha le llama la atención. Un barrido visual rápido es suficiente para tomar los datos del acontecimiento. Alguien molestando a alguien más. Un masculino a un femenino. Y por la actitud del femenino, seguro que el masculino tendrá que sobarse las gónadas.
"I want to hide the truth
I don't want to shelter you,
But with the beast inside
There's nowhere we can hide"
I don't want to shelter you,
But with the beast inside
There's nowhere we can hide"
París, Francia.
El inicio de la afrenta sugiere un espectáculo interesante. Desde el primer combatiente que pone un pie cubierto por un tipo de calzado que le rodea el tobillo en el improvisado ring de tierra, sangre y sudor, hasta el segundo contrincante, con mayor constitución física reflejada por la semi desnudez obligatoria en el sitio, donde sólo son cubiertas sus partes nobles por unos pantalones cortos, elaborados con una tela que ha visto días mejores, provoca a valorarlos. ¿Quién pudiese ganar? Es como elegir un caballo, ver las patas, la piel entre las costillas, pero son los ojos... Sí, es en los orbes donde encuentras al ganador. Sea un bestia para transporte -humana o no- un compañero de cacería o inclusive, la presa o el propio cazador.
En tanto sus valoraciones son hechas en su mente, Charles luce descansado e informal. No va a ir con sus mejores galas a un sitio así. Sería como una luz intensa a la cual las polillas se sienten atraídas. El abrigo que lo cubre, aunque prolijo y limpio, tiene bastantes años. Camisa blanca de manga larga, pantalones cómodos y botines con refuerzo son su atuendo por esta noche. Los guantes negros es un aditamento que no abandonaría. El contacto físico piel a piel, no es algo que esté en sus preferencias.
Recargado contra un pilar de madera, brazos cruzados al pecho, sus ojos recorren la estancia. Para distinguirlo, sería preciso acercarse. El fistol del león plateado se encuentra en la solapa del abrigo. Está colocado en pro de identificarlo. Justin Hashell, el irlandés, fue muy amable al buscarle a alguien en París para que pudiera auxiliarle en su labor de reorganizar el espectáculo lo más pronto posible, por lo que contactó a alguien en París para que le ayudara por un tiempo a completar su logística.
Grimm, Cinder. Por un momento las dos cejas de Charles casi se unen formando una sola al recordar ese nombre. Tiene curiosidad. ¿Cinder? Si es apellido o nombre, es bastante... peculiar. Se obliga a no catalogar al personaje antes de tiempo. En caso contrario, estará soportando una atmósfera tensa auto provocada como pasó con el propio Hashell. ¿Quién diría que sería tan eficiente? Tanto en obtención de recursos como en pagos. Hashell no es sólo un contacto, es un cliente asiduo. Es una pena que no tenga tanta pericia al momento de manejar las armas y quiera a sus presas atadas para disfrutar de ellas.
¿Y quién es Charles para criticar o prejuiciar? Nadie. En tanto Hashell siga pagando bien, si quiere a su presa atada, sin manos, ni piernas, Charles lo hará.
Saca de su abrigo unos cuantos billetes llamando al sujeto que toma las apuestas. El olor corporal del hombre sugiere que la transacción se haga lo más rápido posible. - 100 al rubio -. El que le recibe el dinero lo observa con curiosidad, no lo identifica, lo cual es lógico debido a que sólo tiene dos semanas en París. - Johnson no durará ni un asalto, pero si quiere perder su dinero, ¿Cuál es su nombre? - la voz resuena burlesca. Charles devuelve la mirada mientras le anotan en el papel - Lyon - es la respuesta.
Tiene demasiado cuidado con su nombre y en la mayor parte de las ocasiones, utiliza pseudónimos. Es mejor la privacidad. Sus orbes azul cobalto vuelven a la arena. Cierto, el moreno es mucho más corpulento, tiene mayor fuerza. El rubio es más pequeño, lo que significa destreza y sus pupilas reflejan una rabia y una afrenta que hará todo más divertido. Está casi seguro de que el rubio tiene un impulso extra, producto de alguna situación sentimental. Cuando algo así está en medio de una contienda, genera un extra de willpower.
Su mano diestra busca en uno de sus bolsillos para sacar una cajilla y de ésta, un cigarrillo preparado con antelación. Tabaco envuelto en papel de la mejor calidad, traído de la propia Cuba. Lo enciende dando la primera calada. Quizá sea ese un mal movimiento, no cualquiera puede darse el lujo de fumar en un sitio de esta calaña. Y aun así, no pierde conciencia de su alrededor por un simple vicio, no está en sus costumbres, por lo que un movimiento a su derecha le llama la atención. Un barrido visual rápido es suficiente para tomar los datos del acontecimiento. Alguien molestando a alguien más. Un masculino a un femenino. Y por la actitud del femenino, seguro que el masculino tendrá que sobarse las gónadas.
Última edición por Charles Moncrieff el Miér Abr 18, 2018 9:56 am, editado 3 veces
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Los acontecimientos suceden tan rápido que es incapaz de pensar una estrategia válida para semejante encuentro. La compañía de Cinder podría ser el factor que desbalanceara la ventaja del cambiaformas, pero hasta ahora, no había servido de mucho. Cuando ve los colmillos ir a por su rostro, no puede dejar de pensar en la fea cicatriz que le provocará esta confrontación. Le arruinará el primer rasgo distintivo de confianza, sus clientes dudarán sobre sus "buenas" intenciones cuando se les acerque para entablar una conversación discreta e ir llevándolos lento, pero sin pausa, hasta el momento donde deje caer las palabras que los convenzan de que la vida es aburrida si no hay algo de adrenalina en ella para dejarles una sonrisa en el rostro y que continúen su camino satisfechos.
Sin embargo, la adrenalina de este momento, ya desborda la copa para el gusto del inglés. La ayuda por fin llega en forma de una trampa mortal en cuerpo femenino que ha envuelto al felino cual serpiente mordiendo y rasguñando dejando rastros de humo en su hacer. El aprendizaje no cesa ni aún en estos momentos de violentas acometidas donde queda en la mente del inglés que las garras y colmillos de la licántropa son suficientes para matar a su rival, igual que los de un vampiro. La trifulca se torna cada vez más acuciante para el felino que está mermado en sus fortalezas producto de la bala que tiene incrustada en el hombro y ahora, con las heridas agravadas, podría significar su muerte.
El humano mira a ambos contrincantes incorporándose al unísono, busca con la mirada el revolver con balas de plata. Se anota mentalmente que deberá diferenciarlos, porque ahora mismo, no sabe cuál de los dos es. Toma uno y revisa las balas, su color le provoca un gruñido desde lo profundo del pecho que es audible. Los dos rivales ni siquiera se alertan, pero sí el inglés cuando escucha un sonido de dolor femenino. Repara en la tremenda herida en la espalda de Cinder que humea a su vez. Están equilibrados en su desesperado intento de defender lo que cada uno considera suyo. El felino su territorio y Cinder, su trabajo. El sol se refleja en el metal haciendo que éste brille, ayudando silencioso al hombre que se lanza a por el arma ignorando la sangre en su nuca producto del golpe contra las piedras al recibir el embate de la pantera.
La licántropa aúlla, algo que ignoraría nuestro protagonista de no ser porque otros más se unen a dicho sonido. Su apéndice bucal lubrica el labio inferior sin saber qué hacer por un instante, no entiende el lenguaje de los lobos, por lo que desconoce si debe ocultarse o seguir a la licántropa. Sacude la cabeza acomodando el arma para accionarla, no logra tener un tiro limpio, ambos sobrenaturales siguen en sus tomas y dacas, el cuerpo de la fémina protege el del sobrenatural sin saberlo, tiene que moverse para buscar un mejor ángulo. Y cuando por fin lo tiene, la pantera se encoge con rapidez descomunal hasta ser un escurridizo gato que escapa de las manos de Cinder y de la bala que Charles no puede disparar.
El grito de la licántropa le saca de sus casillas - ¡Lo sé! ¡No tengo un buen ángulo si pones tu gigante trasero cubriendo a la pantera! - le grita fastidiado. Deja que ella se acerque para comprobar que está bien, - lo estoy, lo estoy, sólo me duele el orgullo y la nuca, pero estaré bien. Tú eres la que está mal, debería curarte - apenas da media vuelta para buscar ocularmente a Aryo cuando ella ya está corriendo de nuevo hacia la profundidad del bosque - ¡Cinder! - se estaba saliendo todo de control.
Algo que al humano no le gusta es eso, perder el dominio en lo que acontece en el lugar en el que se encuentra. Niega con la cabeza esperando que las monturas no desaparezcan o se alejen demasiado en tanto toma la otra arma con balas de acero común, la acomoda en su cinturón y corre tras la mujer. Espera que los lobos no lleguen demasiado cerca. La carrera de la fémina cada vez es mayor creando una buena distancia entre ellos. Charles procura no perderse, pero tres decenas de metros después, no entiende a dónde se ha metido la licántropa. Sus ojos vagan por los árboles agazapándose para no ser visto.
De derecha a izquierda barre la zona sin notar un solo movimiento que pueda alertarle de su posición. Voltea hacia atrás para descubrir que la zona es bastante boscosa para dilucidar de dónde viene con exactitud. - Gracias, Cinder. Gracias por irte como perro tras el gato y dejarme aquí solo - no sabe si reír o gritar de rabia. Se recarga contra el tronco del árbol para esperarla. Si sale con bien, seguro que vuelve tras sus pasos y sabe de antemano que tiene mejor olfato que él. Está frustrado, se siente un inútil. Y lo es. Lo peor, es que ¡Lo es! Por un momento piensa que debió venir con su propia partida de caza porque así no sería el único estúpido esperando a que le rescaten.
Un sonido le alerta de que alguien se acerca, prepara el arma para disparar apuntando hacia donde viene el movimiento. Todo sucede al unísono para su desgracia, Cinder aparece de golpe, igual que el sobrenatural. Ambos de lugares opuestos. Uno a su espalda, la otra frente a él. La bala sale de su escondite con una rapidez extrema, para fortuna de la licántropa, el sonido tras las espaldas de Charles y la visión de que frente a él tiene a su aliada, hace que le falle el pulso, porque dicho proyectil casi le revienta la cabeza y al final, sólo le roza la sien. El cambiaformas corre hacia el humano transformándose de gato a pantera, intenta rematarlo, pero Charles voltea con mayor rapidez.
Dispara de nuevo contra el cuerpo de la bestia, no sabe si le dio o no. La pantera cae al piso sin movimiento alguno a treinta metros del inglés. ¿Estará muerto o seguirán jugando al perro persigue al gato y el humano al perro?
Sin embargo, la adrenalina de este momento, ya desborda la copa para el gusto del inglés. La ayuda por fin llega en forma de una trampa mortal en cuerpo femenino que ha envuelto al felino cual serpiente mordiendo y rasguñando dejando rastros de humo en su hacer. El aprendizaje no cesa ni aún en estos momentos de violentas acometidas donde queda en la mente del inglés que las garras y colmillos de la licántropa son suficientes para matar a su rival, igual que los de un vampiro. La trifulca se torna cada vez más acuciante para el felino que está mermado en sus fortalezas producto de la bala que tiene incrustada en el hombro y ahora, con las heridas agravadas, podría significar su muerte.
El humano mira a ambos contrincantes incorporándose al unísono, busca con la mirada el revolver con balas de plata. Se anota mentalmente que deberá diferenciarlos, porque ahora mismo, no sabe cuál de los dos es. Toma uno y revisa las balas, su color le provoca un gruñido desde lo profundo del pecho que es audible. Los dos rivales ni siquiera se alertan, pero sí el inglés cuando escucha un sonido de dolor femenino. Repara en la tremenda herida en la espalda de Cinder que humea a su vez. Están equilibrados en su desesperado intento de defender lo que cada uno considera suyo. El felino su territorio y Cinder, su trabajo. El sol se refleja en el metal haciendo que éste brille, ayudando silencioso al hombre que se lanza a por el arma ignorando la sangre en su nuca producto del golpe contra las piedras al recibir el embate de la pantera.
La licántropa aúlla, algo que ignoraría nuestro protagonista de no ser porque otros más se unen a dicho sonido. Su apéndice bucal lubrica el labio inferior sin saber qué hacer por un instante, no entiende el lenguaje de los lobos, por lo que desconoce si debe ocultarse o seguir a la licántropa. Sacude la cabeza acomodando el arma para accionarla, no logra tener un tiro limpio, ambos sobrenaturales siguen en sus tomas y dacas, el cuerpo de la fémina protege el del sobrenatural sin saberlo, tiene que moverse para buscar un mejor ángulo. Y cuando por fin lo tiene, la pantera se encoge con rapidez descomunal hasta ser un escurridizo gato que escapa de las manos de Cinder y de la bala que Charles no puede disparar.
El grito de la licántropa le saca de sus casillas - ¡Lo sé! ¡No tengo un buen ángulo si pones tu gigante trasero cubriendo a la pantera! - le grita fastidiado. Deja que ella se acerque para comprobar que está bien, - lo estoy, lo estoy, sólo me duele el orgullo y la nuca, pero estaré bien. Tú eres la que está mal, debería curarte - apenas da media vuelta para buscar ocularmente a Aryo cuando ella ya está corriendo de nuevo hacia la profundidad del bosque - ¡Cinder! - se estaba saliendo todo de control.
Algo que al humano no le gusta es eso, perder el dominio en lo que acontece en el lugar en el que se encuentra. Niega con la cabeza esperando que las monturas no desaparezcan o se alejen demasiado en tanto toma la otra arma con balas de acero común, la acomoda en su cinturón y corre tras la mujer. Espera que los lobos no lleguen demasiado cerca. La carrera de la fémina cada vez es mayor creando una buena distancia entre ellos. Charles procura no perderse, pero tres decenas de metros después, no entiende a dónde se ha metido la licántropa. Sus ojos vagan por los árboles agazapándose para no ser visto.
De derecha a izquierda barre la zona sin notar un solo movimiento que pueda alertarle de su posición. Voltea hacia atrás para descubrir que la zona es bastante boscosa para dilucidar de dónde viene con exactitud. - Gracias, Cinder. Gracias por irte como perro tras el gato y dejarme aquí solo - no sabe si reír o gritar de rabia. Se recarga contra el tronco del árbol para esperarla. Si sale con bien, seguro que vuelve tras sus pasos y sabe de antemano que tiene mejor olfato que él. Está frustrado, se siente un inútil. Y lo es. Lo peor, es que ¡Lo es! Por un momento piensa que debió venir con su propia partida de caza porque así no sería el único estúpido esperando a que le rescaten.
Un sonido le alerta de que alguien se acerca, prepara el arma para disparar apuntando hacia donde viene el movimiento. Todo sucede al unísono para su desgracia, Cinder aparece de golpe, igual que el sobrenatural. Ambos de lugares opuestos. Uno a su espalda, la otra frente a él. La bala sale de su escondite con una rapidez extrema, para fortuna de la licántropa, el sonido tras las espaldas de Charles y la visión de que frente a él tiene a su aliada, hace que le falle el pulso, porque dicho proyectil casi le revienta la cabeza y al final, sólo le roza la sien. El cambiaformas corre hacia el humano transformándose de gato a pantera, intenta rematarlo, pero Charles voltea con mayor rapidez.
Dispara de nuevo contra el cuerpo de la bestia, no sabe si le dio o no. La pantera cae al piso sin movimiento alguno a treinta metros del inglés. ¿Estará muerto o seguirán jugando al perro persigue al gato y el humano al perro?
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Corría detras del gato, emitiendo ese gruñido lobuno mientras perseguía al felino, saltaba y esquivaba la maleza del bosque, totalmente enrabietada, lo perdió de la visión y la loba se frenó olisqueando buscandolo por todos lados en el bosque, aullaba intentando que los lobos revelaran la posición del felino, que convertido en pantera salió de entre los matorrales, tirandose sobre la morena que gruñó recibiendole, rodaron por el suelo, araño la zona de la clavicula de la chica que se quejó dando un puñetazo donde más dolía al animal, en el morro, este rugió de dolor y Cinder aprovecho para quitarselo de encima utilizando ambas piernas lanzandole lejos de encima de ella, en el aire volvió a convertirse en gato y a continuar su herida, Cinder gruñó rabiosa al ver como volvía a irse, y continuó su carrera tomando otro camino para atajar y conseguir adelantarlo.
Olió como Charles estaba cerca, de hecho adivinó los pasos del felino y se propuso llegar a Charles antes de que el felino pudiera dañarlo, repentinamente salió de entre la maleza del bosque enfrente de su socio, pero a su vez también lo hizo el felino, Charles quizá por la sorpresa disparó contra la loba, aunque entre que ella se movió y el no había apuntado notó la quemazón de la bala de plata al rozar su sien, haciendo que cerrara los ojos cubriendose la herida. Observa con horror como el felino cambia a su tamaño grande para cazar a Charles pero este reacciono con un disparo, el animal calló por la bala, pero entonces de Cinder se adelanta empujando a su socio detras de ella mientras continua gruñendo a la pantera derribada, hasta que ve como su cuerpo cambia y se vuelve humano, dejando ver el cuerpo desnudo de un hombre de unos 35 años, de aspecto desaliñado, Cinder se acercaba olisqueandole, derrepente el hombre se movió y atrapó a la loba del cuello.
Cinder atrapa su mano para quitar presión y mira a donde le dió Charles, sin duda está muerto y aun no lo sabe, y con todo intenta atacar, Cinder golpea al cambiante que la suelta, y de un señor mordisco sega la vida tras morder la yugular, Cinder se relame y se rie cansadamente, se hecha la melena hacia atra y se levanta para girarse a observar a Charles. -Está muerto, le distes en un sitio vital, pero peleó hasta el final...- Dijo casi admirandole por su intento hasta el ultimo aliento, se relamia la sangre mientras caminó hacia Charles, cuando derrepente el dolor se le hace realmente presente en el tremendo zarpazo de su espalda y la loba se ve obligada a clavar una rodilla en el suelo emitiendo un gruñido llevandose la mano a la espalda. -Joder...-Dice en un gruñido.
La sangrante herida tiene una hemorragia importante, no se esperaba el ataque por la espalda, más sacude la cabeza y mira a Charles estirando la mano hacia el en señal de que no se acerque. -Estoy bien, no necesito ayuda.- Asegura mientras vuelve a ponerse en pie, resoplando y fue ella quien sujeta a Charles para revisar la herida de la cabeza, frunciendo el ceño y mira alrededor. - Hay un rio cerca, vayamos ahí...y limpiemos...tu herida.- dijo con aire serio, se la veía cansada y debilitada ahora que la adrenalina se había pasado y ya sentia el dolor del encuentro.
Olió como Charles estaba cerca, de hecho adivinó los pasos del felino y se propuso llegar a Charles antes de que el felino pudiera dañarlo, repentinamente salió de entre la maleza del bosque enfrente de su socio, pero a su vez también lo hizo el felino, Charles quizá por la sorpresa disparó contra la loba, aunque entre que ella se movió y el no había apuntado notó la quemazón de la bala de plata al rozar su sien, haciendo que cerrara los ojos cubriendose la herida. Observa con horror como el felino cambia a su tamaño grande para cazar a Charles pero este reacciono con un disparo, el animal calló por la bala, pero entonces de Cinder se adelanta empujando a su socio detras de ella mientras continua gruñendo a la pantera derribada, hasta que ve como su cuerpo cambia y se vuelve humano, dejando ver el cuerpo desnudo de un hombre de unos 35 años, de aspecto desaliñado, Cinder se acercaba olisqueandole, derrepente el hombre se movió y atrapó a la loba del cuello.
Cinder atrapa su mano para quitar presión y mira a donde le dió Charles, sin duda está muerto y aun no lo sabe, y con todo intenta atacar, Cinder golpea al cambiante que la suelta, y de un señor mordisco sega la vida tras morder la yugular, Cinder se relame y se rie cansadamente, se hecha la melena hacia atra y se levanta para girarse a observar a Charles. -Está muerto, le distes en un sitio vital, pero peleó hasta el final...- Dijo casi admirandole por su intento hasta el ultimo aliento, se relamia la sangre mientras caminó hacia Charles, cuando derrepente el dolor se le hace realmente presente en el tremendo zarpazo de su espalda y la loba se ve obligada a clavar una rodilla en el suelo emitiendo un gruñido llevandose la mano a la espalda. -Joder...-Dice en un gruñido.
La sangrante herida tiene una hemorragia importante, no se esperaba el ataque por la espalda, más sacude la cabeza y mira a Charles estirando la mano hacia el en señal de que no se acerque. -Estoy bien, no necesito ayuda.- Asegura mientras vuelve a ponerse en pie, resoplando y fue ella quien sujeta a Charles para revisar la herida de la cabeza, frunciendo el ceño y mira alrededor. - Hay un rio cerca, vayamos ahí...y limpiemos...tu herida.- dijo con aire serio, se la veía cansada y debilitada ahora que la adrenalina se había pasado y ya sentia el dolor del encuentro.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La adrenalina le hace moverse, no hay otra razón para que esté tan alerta a pesar del golpe que tiene en la nuca. En cuanto ve al otro desplomarse, la licántropa le cubre con su cuerpo. Odia sentirse indefenso, pero está satisfecho de que sean al menos, una mancuerna que va acoplándose en los aspectos laborales, ya sea en la estrategia, como en pleno campo. Se queda en espera, tenso y dispuesto a soltar otro disparo de ser necesario. Todo pareciera terminar cuando la bestia vuelve a la batalla y Cinder lo ejecuta con rapidez. La boca de la fémina se llena de sangre que va resbalando hacia su barba y luego, al piso. Y por instinto, refunfuña - no es "distes", la pronunciación correcta es "diste" - corrige y se lleva una mano a la nuca.
Ella está mil veces peor que el humano. Le reconoce el valor de caminar hacia él hasta que la herida le cobra factura. Se nota que la adrenalina va abandonando sus cuerpos una vez cumplido el cometido de limpiar el lugar. Una rodilla al piso y una mano de inmediato se levanta para evitar que se acerque, pero es en vano. El inglés ya avanzó a grandes zancadas hasta llegar a su altura, intenta auxiliarla, ella se impone revisando su cabeza. Es increíble la manera en que ambos procuran al otro y el otro, tan independiente que es, no se deja hacer.
Cierra los ojos un momento, lo suficiente para hacer un dique de energías, guardándolas para lo que viene y que, seguro, a la otra no le gustará y se incorpora en toda su altura para observarla a los ojos serio - Bas-ta. Eres a la que peor le fue en este encuentro, tenemos que sincronizarnos la próxima vez para no terminar así de heridos que si no lo hacemos, no habrá una tercera. Y de-ja que te a-tien-da - lo dice despacio para que ella lo comprenda. Sin permitirle reaccionar, la carga en brazos, uno por su espalda, el otro por debajo de sus piernas, caminando hacia el río - ni se te ocurra rechistar que ya sé dónde te duele y cree cuando te digo que abusaré de tu debilidad y haré lo imposible por hacer mi voluntad - amenaza fijando sus ojos en los de la garou.
El sonido del agua cada vez está más cerca, sus pies se mueven con agilidad procurando pisar donde corresponde. - Además, no hice más que parecer un idiota, tú lo hiciste todo. Me lo quitaste de encima, pusiste tu trasero gordo para evitar que tuviera un tiro certero, lo perseguiste como loca por el bosque dejándome atrás como si fuera una insana carrera del perro que sigue al gato y el humano que intenta que el perro no se haga daño y al final, termina en mitad de la pelea del perro con el gato. De verdad que sabes liarla - y sin embargo, al contarlo, su boca va estirándose hasta formar una sonrisa que después, es una carcajada que resuena por el bosque - ¡Y luego ese llamado de lobo! ¿De verdad? Creí que solo me atacaría toda una jauría y perdería mi virginidad. ¿Lo imaginas? ¡Violado por una jauría incitada por mi socia! - le sigue hablando hasta que por fin, el agua aparece a su vista.
Se va acercando de a poco cuidando de no resbalar hasta depositarla con suavidad sobre una gran roca - insisto, al menos deja que te ayude a limpiar las heridas tras el papelón que me hiciste sentir. Todo un inútil - se desprende del abrigo, los guantes y deja todo en la orilla para auxiliarla en el proceso de limpieza quitándole lento la blusa que le cubre la espalda - prometo no mirar tu trasero gordo - le sonríe coqueto guiñándole un ojo dejando caer lento el agua sobre la herida para ver su extensión y la infección.
Ella está mil veces peor que el humano. Le reconoce el valor de caminar hacia él hasta que la herida le cobra factura. Se nota que la adrenalina va abandonando sus cuerpos una vez cumplido el cometido de limpiar el lugar. Una rodilla al piso y una mano de inmediato se levanta para evitar que se acerque, pero es en vano. El inglés ya avanzó a grandes zancadas hasta llegar a su altura, intenta auxiliarla, ella se impone revisando su cabeza. Es increíble la manera en que ambos procuran al otro y el otro, tan independiente que es, no se deja hacer.
Cierra los ojos un momento, lo suficiente para hacer un dique de energías, guardándolas para lo que viene y que, seguro, a la otra no le gustará y se incorpora en toda su altura para observarla a los ojos serio - Bas-ta. Eres a la que peor le fue en este encuentro, tenemos que sincronizarnos la próxima vez para no terminar así de heridos que si no lo hacemos, no habrá una tercera. Y de-ja que te a-tien-da - lo dice despacio para que ella lo comprenda. Sin permitirle reaccionar, la carga en brazos, uno por su espalda, el otro por debajo de sus piernas, caminando hacia el río - ni se te ocurra rechistar que ya sé dónde te duele y cree cuando te digo que abusaré de tu debilidad y haré lo imposible por hacer mi voluntad - amenaza fijando sus ojos en los de la garou.
El sonido del agua cada vez está más cerca, sus pies se mueven con agilidad procurando pisar donde corresponde. - Además, no hice más que parecer un idiota, tú lo hiciste todo. Me lo quitaste de encima, pusiste tu trasero gordo para evitar que tuviera un tiro certero, lo perseguiste como loca por el bosque dejándome atrás como si fuera una insana carrera del perro que sigue al gato y el humano que intenta que el perro no se haga daño y al final, termina en mitad de la pelea del perro con el gato. De verdad que sabes liarla - y sin embargo, al contarlo, su boca va estirándose hasta formar una sonrisa que después, es una carcajada que resuena por el bosque - ¡Y luego ese llamado de lobo! ¿De verdad? Creí que solo me atacaría toda una jauría y perdería mi virginidad. ¿Lo imaginas? ¡Violado por una jauría incitada por mi socia! - le sigue hablando hasta que por fin, el agua aparece a su vista.
Se va acercando de a poco cuidando de no resbalar hasta depositarla con suavidad sobre una gran roca - insisto, al menos deja que te ayude a limpiar las heridas tras el papelón que me hiciste sentir. Todo un inútil - se desprende del abrigo, los guantes y deja todo en la orilla para auxiliarla en el proceso de limpieza quitándole lento la blusa que le cubre la espalda - prometo no mirar tu trasero gordo - le sonríe coqueto guiñándole un ojo dejando caer lento el agua sobre la herida para ver su extensión y la infección.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La batalla había concluido, y Charles hizo caso omiso a la petición de no acercarse cuando la licántropa cedió ligeramente al dolor de sus heridas, de hecho se empeño en imponer sus acciones pese a la negativa de la loba que dejaba atras sus rasgos lobunos volviendo a aparentar se una simple mujer, sus dientes se normalizaron, sus ojos amarillos volvieron a ser oscuros, al igual que sus uñas. Y aun asi se toma la libertad de corregirle, cosa que hace que Cinder gruña a modo burlon. -Me estoy desangrando y aun asi me corriges...increible.- Dijo con un tono no obstante jocoso, demostrando que no le enfadó ese hecho.
Más apretó los labios cuando se sintió como si le regañase por haber sido tan poco precavida en ese encuentro que habían tenido, y la verdad es que razón no le faltaba al ingles, había sido alocada, y poco sincronizada, aunque también se debía a la falta que tenia la loba para trabajar en equipo, ser una loba solitaria es lo que tenía no mirar atras por que un miembro de de su manada estuviera de en peligro, pero poco a poco eso estaba empezando a cambiar al parecer, y aunque él no era un lobo, la base de tener manada era muy similar a esa, a tener aliados.
-Ya sabía que eras un abusón pero lo acabas de confirmar, cuidado con lo que haces, aunque seas mi aliado, me vengaré de tí, te lo advierto.- Dijo la loba sonriendo maliciosa, buscando mantener el sentido del humor aunque ciertamente estaba debilitada, y eso no se lo iba a negar, suspiró resignandose a la voluntad de su socio, mientras escuchaba ya el agua cerca, más deslizó su mano para acariciar la barba del ingles mientras le sonrie. -No has hecho el idiota, podía haber ido peor de no estar tú, eres el que viene bien equipado, y la cabeza pensante cuando me da la euforia.- Le sonrió ampliamente mientras por unos segundos se permite un descanso apoyando la cabeza en el hombro de Charles. -Jajaja tranquilo, si llega a venir una jauria de lobos no te habrían hecho nada, primero por que la unica que huele a ferormonas soy yo, y segundo, sabrían que eres "mio" y no te harían nada...tal vez..-Pone cara de inocente desviando la mirada aguantandose la carcajada.
La posó en una roca para tratar sus heridas, Cinder suspiró cuando este insisitió en que pareció un inutil, a ella no se lo había parecido sencillamente, solo negó con la cabeza. -Si no llegas a estar aqui ahora estaría tendida en el cesped esperando para poder levantarme.- Aseguró, respirando profundamente, más su comentarío la hizo reir y enarcar una ceja mirandole ladeando la cabeza. -Primero, mi trasero es perfecto, no gordo, que no tengas criterio es un problema que podrías empezar a mirar en vez de corregir mis modales.- Dijo de manera altiva mientras se desabrochaba la ropa para descubrir la herida de la espalda sin telas de por medio. -Segundo, soy una mujer lobo, meteteló en la cabeza y si piensas tratarme despues de las transformaciones....pues me vas a ver desnuda...asi que solo te permitire que recojas la baba al contemplar mi perfecta anatomia femenina, pero despues tendrás que intentar no quedarte sin aire al verla, es lo que pasa cuando tratas con cambiantes y hombres lobo, pero claro...tu remilgada educación igual te escandaliza.- La actitud de Cinder es altiva, y termina su charla sacando la lengua a modo burla ante el asombro del ingles por las palabras de la loba.
Más apretó los labios cuando se sintió como si le regañase por haber sido tan poco precavida en ese encuentro que habían tenido, y la verdad es que razón no le faltaba al ingles, había sido alocada, y poco sincronizada, aunque también se debía a la falta que tenia la loba para trabajar en equipo, ser una loba solitaria es lo que tenía no mirar atras por que un miembro de de su manada estuviera de en peligro, pero poco a poco eso estaba empezando a cambiar al parecer, y aunque él no era un lobo, la base de tener manada era muy similar a esa, a tener aliados.
-Ya sabía que eras un abusón pero lo acabas de confirmar, cuidado con lo que haces, aunque seas mi aliado, me vengaré de tí, te lo advierto.- Dijo la loba sonriendo maliciosa, buscando mantener el sentido del humor aunque ciertamente estaba debilitada, y eso no se lo iba a negar, suspiró resignandose a la voluntad de su socio, mientras escuchaba ya el agua cerca, más deslizó su mano para acariciar la barba del ingles mientras le sonrie. -No has hecho el idiota, podía haber ido peor de no estar tú, eres el que viene bien equipado, y la cabeza pensante cuando me da la euforia.- Le sonrió ampliamente mientras por unos segundos se permite un descanso apoyando la cabeza en el hombro de Charles. -Jajaja tranquilo, si llega a venir una jauria de lobos no te habrían hecho nada, primero por que la unica que huele a ferormonas soy yo, y segundo, sabrían que eres "mio" y no te harían nada...tal vez..-Pone cara de inocente desviando la mirada aguantandose la carcajada.
La posó en una roca para tratar sus heridas, Cinder suspiró cuando este insisitió en que pareció un inutil, a ella no se lo había parecido sencillamente, solo negó con la cabeza. -Si no llegas a estar aqui ahora estaría tendida en el cesped esperando para poder levantarme.- Aseguró, respirando profundamente, más su comentarío la hizo reir y enarcar una ceja mirandole ladeando la cabeza. -Primero, mi trasero es perfecto, no gordo, que no tengas criterio es un problema que podrías empezar a mirar en vez de corregir mis modales.- Dijo de manera altiva mientras se desabrochaba la ropa para descubrir la herida de la espalda sin telas de por medio. -Segundo, soy una mujer lobo, meteteló en la cabeza y si piensas tratarme despues de las transformaciones....pues me vas a ver desnuda...asi que solo te permitire que recojas la baba al contemplar mi perfecta anatomia femenina, pero despues tendrás que intentar no quedarte sin aire al verla, es lo que pasa cuando tratas con cambiantes y hombres lobo, pero claro...tu remilgada educación igual te escandaliza.- La actitud de Cinder es altiva, y termina su charla sacando la lengua a modo burla ante el asombro del ingles por las palabras de la loba.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La atmósfera es diametralmente opuesta a cuando se vieron hace unas horas. Por fin llega la relajación al tiempo que Charles se deshace de los guantes echándolos al suelo y luego, sin desabrochar los botones delanteros, sólo los de las mangas, desenfunda su camisa de los pantalones y tomándola por la espalda, la arrastra por su cabeza hasta que no le cubre más el cuerpo esculpido en bronce. Ha tardado años en lograr la musculatura que ahora luce, años de esfuerzo y dedicación completa, de entrenamientos incansables. La pelea cuerpo a cuerpo es su fuerte, siempre y cuando no sea con sobrenaturales. Puede dejar noqueado a un hombre común con sólo dar un golpe. Con la blanca prenda en la mano, se acerca a Cinder.
Deja a su vera el algodón tejido para hincarse al lado de la loba y echar agua con su mano en la espalda desnuda. - Podrás decir todo lo que quieras, pero mi impotencia durante el encuentro denota que debemos coordinarnos la siguiente vez. Debo saber qué haces y por qué. Sentí un miedo tremendo cuando escuché que todos los lobos aullaban. Pensé que los convocabas y no sé si puedas controlar a la jauría. Y luego cuando te introdujiste en el bosque, te seguí de forma estúpida y me perdí sin saber si podías olfatearme, que estoy casi seguro que sí o me quedaría ahí caminando en círculos - las heridas van quedando libres de sangre y suciedad conforme el agua va resbalando hacia la cintura de la fémina. En algún momento, tiene que pasar la palma contra la piel para deshacerse de alguna mancha más persistente.
Sabe el dolor que le está causando, puede observar sus músculos tensarse aunque no emita sonido. - Por supuesto que tengo criterio al apreciar un trasero, mientras más gordos, mejor resuena cuando los palmeo - sus dientes atrapan su labio inferior divertido, de sólo pensar en que ella se ponga de modo para darle tremenda palmada, le hace sonreír de lado. Las siguientes palabras le arrebatan otra carcajada - no recogeré mi saliva, lo que haré será - se agacha para decirle al oído con un susurro ronco que denota la excitación que le produce el pensamiento que ahora pronuncia en ese susurro sensual llevando su aliento cálido a su oreja - recoger de tu sexo el líquido cristalino que emana antes y después de tu orgasmo, en tanto escucho tus órdenes de que vuelva a hacerlo y repita y repita y repita... - vuelve a morderse el labio inferior antes de alejarse con una sonrisa cómplice.
Toma la camisa para hacerla jirones. Uno de tantos es humedecido en el agua para limpiar bien todas las zonas apreciando que lento, pero constante, está sanando. Con las hebras rotas de lo que fuera su prenda, va vendando su tórax de forma automática. No hay ninguna nota de abuso sexual por su parte. Es como si, al tiempo que la atiende, se detuviera el tiempo y sólo se dedicara a eso: a formar bien los vendajes, que queden debidamente apretados para que no siga sangrando y haga presión, así como que no le falte alguna otra herida por atender - creo que ya está - pasea su mirada por el rostro femenino, limpia con el pedazo de tela sus marcas con cuidado.
Una vez satisfecho, asiente para ponerse en pie. - Espera aquí - ordena dando un paso a la vez adentrándose en el río hasta que el agua le cubre la cintura. Es cuando se hunde en la superficie cristalina para al menos, limpiarse el resto del cuerpo. Emerge un par de metros más la derecha, a donde la corriente relajada del río le llevó. Sus manos le desprenden del agua al pasar éstas por su rostro y luego, hacia su nuca. Hace una mueca al sentir la inflamación pensando que quizá, necesite algunos de los ungüentos que Alfred le proporciona para esas situaciones. Se lava el resto del cuerpo y cuando está satisfecho, regresa a donde Cinder seguro ya descansó.
Las gotas de agua resbalan por su cuerpo entremezcladas con un tono rojizo de la sangre que todavía supura de la herida - ¿Mejor? Porque necesitamos de tu olfato para ver dónde está Aryo, mi caballo. Me niego a perderlo y mucho menos lo que trae en las alforjas. La petaca de whiskey puede esperar, pero el rifle es en definitiva un objeto que quiero recuperar - siempre en movimiento. ¿En algún momento descansa? Se hinca de nuevo ante la loba ladeando la cabeza para ver si hubo algo de mejoría. No cree que todo sea automático, pero los sobrenaturales suelen sorprenderle.
Deja a su vera el algodón tejido para hincarse al lado de la loba y echar agua con su mano en la espalda desnuda. - Podrás decir todo lo que quieras, pero mi impotencia durante el encuentro denota que debemos coordinarnos la siguiente vez. Debo saber qué haces y por qué. Sentí un miedo tremendo cuando escuché que todos los lobos aullaban. Pensé que los convocabas y no sé si puedas controlar a la jauría. Y luego cuando te introdujiste en el bosque, te seguí de forma estúpida y me perdí sin saber si podías olfatearme, que estoy casi seguro que sí o me quedaría ahí caminando en círculos - las heridas van quedando libres de sangre y suciedad conforme el agua va resbalando hacia la cintura de la fémina. En algún momento, tiene que pasar la palma contra la piel para deshacerse de alguna mancha más persistente.
Sabe el dolor que le está causando, puede observar sus músculos tensarse aunque no emita sonido. - Por supuesto que tengo criterio al apreciar un trasero, mientras más gordos, mejor resuena cuando los palmeo - sus dientes atrapan su labio inferior divertido, de sólo pensar en que ella se ponga de modo para darle tremenda palmada, le hace sonreír de lado. Las siguientes palabras le arrebatan otra carcajada - no recogeré mi saliva, lo que haré será - se agacha para decirle al oído con un susurro ronco que denota la excitación que le produce el pensamiento que ahora pronuncia en ese susurro sensual llevando su aliento cálido a su oreja - recoger de tu sexo el líquido cristalino que emana antes y después de tu orgasmo, en tanto escucho tus órdenes de que vuelva a hacerlo y repita y repita y repita... - vuelve a morderse el labio inferior antes de alejarse con una sonrisa cómplice.
Toma la camisa para hacerla jirones. Uno de tantos es humedecido en el agua para limpiar bien todas las zonas apreciando que lento, pero constante, está sanando. Con las hebras rotas de lo que fuera su prenda, va vendando su tórax de forma automática. No hay ninguna nota de abuso sexual por su parte. Es como si, al tiempo que la atiende, se detuviera el tiempo y sólo se dedicara a eso: a formar bien los vendajes, que queden debidamente apretados para que no siga sangrando y haga presión, así como que no le falte alguna otra herida por atender - creo que ya está - pasea su mirada por el rostro femenino, limpia con el pedazo de tela sus marcas con cuidado.
Una vez satisfecho, asiente para ponerse en pie. - Espera aquí - ordena dando un paso a la vez adentrándose en el río hasta que el agua le cubre la cintura. Es cuando se hunde en la superficie cristalina para al menos, limpiarse el resto del cuerpo. Emerge un par de metros más la derecha, a donde la corriente relajada del río le llevó. Sus manos le desprenden del agua al pasar éstas por su rostro y luego, hacia su nuca. Hace una mueca al sentir la inflamación pensando que quizá, necesite algunos de los ungüentos que Alfred le proporciona para esas situaciones. Se lava el resto del cuerpo y cuando está satisfecho, regresa a donde Cinder seguro ya descansó.
Las gotas de agua resbalan por su cuerpo entremezcladas con un tono rojizo de la sangre que todavía supura de la herida - ¿Mejor? Porque necesitamos de tu olfato para ver dónde está Aryo, mi caballo. Me niego a perderlo y mucho menos lo que trae en las alforjas. La petaca de whiskey puede esperar, pero el rifle es en definitiva un objeto que quiero recuperar - siempre en movimiento. ¿En algún momento descansa? Se hinca de nuevo ante la loba ladeando la cabeza para ver si hubo algo de mejoría. No cree que todo sea automático, pero los sobrenaturales suelen sorprenderle.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Las palabras de Charles hicieron que la licántropa sintiera cierta ternura, el no le pareció un inutil ni mucho menos, pero entendía como se sentia, asi que simplemente sonrió mirandole con el semblante calmado y negó. -Puedo olerte en un radio de 20 kilometros, y soy muy buena rastradora, si quisieras ahora librarte de mí te sería muy dificil, puedo olerte y seguirte allá donde te escondas.- Dijo divertida, realmente no sabía como consolar su sensación de inutilidad, pero tenía una mejor coordinación vendría bien para una pelea mas eficaz, y no acabar casi hecha trizas, respiró hondo, más su sorpresa fue notable cuando el ingles esas palabras tan candentes, hizó que ladeara la cabeza en un gesto lobuno, mientras le escuchaba, dejando escapar una risilla algo juguetona, mientras despues subió el tono de la conversación cuando afirmó un torrido encuentro entre ellos dos, sacudió la cabeza. - Auuuuh..- Emitió un aullido burlon al escuchar eso, en señal de que tuviera cuidado con lo que decía o despertaría a la bestia aunque quizás de una forma muy distinta, la proxima luna llena la tenía alterada en cualquiera de los sentidos.
Cuando la curaba la herida Cinder tenía que hacer un esfuerzo sobre humano para no emitir quejido alguno, de hecho mas de una vez tenía que llevarse la mano a la boca para ahogar el aullido de dolor que quería emitir en alguna ocasión pero se contuvo de hacerlo. Dejó escapar un suspiro y le miró cuando dijo que se quedará ahí asintiendo con la cabeza, le observó como fue a bañarse, de no estar tan debilitada quizás habria despertado las ferormonas en ello, simplemente sonrió y aprovechó para relajarse y recuperar algo de energia, permitiendose cerrar los ojos, hasta que le escuchó regresar.
Abrió los ojos mirando a Charles. -Vaya, vaya, vaya, no estas del todo mal, se podría hacer cosas perversas contigo.- El tono de la loba era notablemente jocoso, mientras se incorporaba lentamente, mirandole. -Si, estoy mejor, busquemos a los caballos, Se puso en pie arrastrando la melena hacia atrás con los dedos, y colocandose los ropajes, mientras empezó a olisquear. -Y de paso vemos la zona, asi terminamos de limpiar la zona, espero que no te importe que haya lobos, generalmente los lobos no se acercan a los humanos cuando vais...armando jaleo, y mucho menos si vais con partidas de caza.- Aseguró la loba mientras se estiraba, aun dolía la herida pero los sobrenaturales se curaban rapido, no tanto como un vampiro que era casi al intante, pero en un dia y medio o asi posiblemente no quedaría ni cicatriz de ello.
-Que sepas que me debes una comida por rescatar tu compacto culo perfecto.- Sonrió despreocupadamente mientras caminaban por el bosque. -O quizá me gane un vestido de color negro, elegante...¿no? con algun bonito collar, pero no de plata.- Empezó a exigir, sabiendo que posiblemente Charles respondería a la osadia de la joven y a sus comentarios exigentes, le divertia cuando se ponía a mostrar su clase social y como debía comportarse o que la replicase las ordenes. -Ya te pedire el vestido azul y el purpura cuando no me puedas negar nada, pero primero quiero uno negro, ¿entendistes?- Estalló en risa por dar sus ordenes, mientras miró a Chares guiñandole un ojo juguetonamente, logicamente andaba más despacio por las heridas, pero se veía la fortaleza de la morena, mientras se frenaba para olisquear y señalaba el camino.
Cuando la curaba la herida Cinder tenía que hacer un esfuerzo sobre humano para no emitir quejido alguno, de hecho mas de una vez tenía que llevarse la mano a la boca para ahogar el aullido de dolor que quería emitir en alguna ocasión pero se contuvo de hacerlo. Dejó escapar un suspiro y le miró cuando dijo que se quedará ahí asintiendo con la cabeza, le observó como fue a bañarse, de no estar tan debilitada quizás habria despertado las ferormonas en ello, simplemente sonrió y aprovechó para relajarse y recuperar algo de energia, permitiendose cerrar los ojos, hasta que le escuchó regresar.
Abrió los ojos mirando a Charles. -Vaya, vaya, vaya, no estas del todo mal, se podría hacer cosas perversas contigo.- El tono de la loba era notablemente jocoso, mientras se incorporaba lentamente, mirandole. -Si, estoy mejor, busquemos a los caballos, Se puso en pie arrastrando la melena hacia atrás con los dedos, y colocandose los ropajes, mientras empezó a olisquear. -Y de paso vemos la zona, asi terminamos de limpiar la zona, espero que no te importe que haya lobos, generalmente los lobos no se acercan a los humanos cuando vais...armando jaleo, y mucho menos si vais con partidas de caza.- Aseguró la loba mientras se estiraba, aun dolía la herida pero los sobrenaturales se curaban rapido, no tanto como un vampiro que era casi al intante, pero en un dia y medio o asi posiblemente no quedaría ni cicatriz de ello.
-Que sepas que me debes una comida por rescatar tu compacto culo perfecto.- Sonrió despreocupadamente mientras caminaban por el bosque. -O quizá me gane un vestido de color negro, elegante...¿no? con algun bonito collar, pero no de plata.- Empezó a exigir, sabiendo que posiblemente Charles respondería a la osadia de la joven y a sus comentarios exigentes, le divertia cuando se ponía a mostrar su clase social y como debía comportarse o que la replicase las ordenes. -Ya te pedire el vestido azul y el purpura cuando no me puedas negar nada, pero primero quiero uno negro, ¿entendistes?- Estalló en risa por dar sus ordenes, mientras miró a Chares guiñandole un ojo juguetonamente, logicamente andaba más despacio por las heridas, pero se veía la fortaleza de la morena, mientras se frenaba para olisquear y señalaba el camino.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Así que puede olerle a veinte kilómetros a la redonda. No sabe si agradecer o maldecir porque si algo llegara a salir mal entre ellos, no estaría a salvo en ningún lado. Aún así, sonríe - llevo desventaja en un juego de escondidas - se mofa. Con ella puede relajarse bastante. Puede comportarse como la persona que era en su juventud con sus amigos. Y cuando va acercándose a la orilla, la otra le suelta una frase que le hace sentir que debe ir paso a paso. Es su socia en los negocios por más que quiera meterla a la cama y cumplir la sugerencia de beberla hasta que uno de los dos se deje vencer por el cansancio.
Le da privacidad para ponerse las ropas fingiendo nobleza, cuando en realidad evita mirarla y caer en la tentación en tanto se coloca su propio abrigo y lo que se quitó previo a lavarla. Le sigue observando que a cada paso, va mejorando su andar y su postura. La regeneración sigue su curso. - De acuerdo, te debo una comida por rescatar mi compacto y per-fec-to culo - remarca antes de reír de nuevo. Aspira profundo estirando los brazos, mueve los músculos hasta que crujen acomodándose. La cabeza sigue el mismo proceso hasta obtener el chasquido que le hace sentir mejor. Se pasa la mano por la nuca y observa que sigue sangrando. Ya llegará con Alfred y éste le atenderá. Primero, sacar a Cinder de ahí.
Así que quiere un vestido negro con un bonito collar. Eso tiene fácil solución, más no quiere perder su fama de duro, por lo que alza una ceja observándola en silencio - tras el golpe que traigo en la nuca, me temo que tendrás que pagarte el capricho. Cuando volvamos a explorar un terreno y yo no tenga las marcas de la aventura, entonces te lo habrás ganado, mientras tanto, vestidos de color pastel - sus pasos le llevan hasta donde el caballo de Charles pasta tranquilo - por fin. Aryo, ¡Aryo! - llama al animal para que no se asuste, saliendo de la maleza acercándose paso a paso, una vez que se asegura de que el corcel no va a cocear ni a escapar, ahí le atrapa la brida para llevarlo hasta Cinder - gracias, está todo completo - revisa con rapidez para voltear a ella.
La toma de la cintura sin preámbulos haciéndola montar con ambas piernas juntas y de costado, casi en el cuello del animal, él sube acomodándose en la silla quedando detrás de ella - podemos largarnos de este lugar, por cierto, gracias - tras haberla tomado con la siniestra de la cintura para mantenerla en su sitio y llamar su atención con la última palabra, su diestra se apodera de la nuca femenina para mantenerla quieta y acortar la distancia entre ellos. Sus labios exploran los femeninos, exigentes y firmes. El aliento cálido se entremezcla entre ambos. La sostiene firme con la mano izquierda contra su pecho fornido, rebasando la línea de la cordura al profundizar con su ápice bucal el ósculo probando, degustando y denotando que le agrada el sabor de la licántropa. Un gruñido emana de la garganta masculina antes de que sus dientes frontales se apoderen del labio inferior de la otra apretándolo para succionar después.
La mano derecha no se separa de su nuca, le mantiene en la misma posición, impidiendo que se aleje y obligándola a recibir el "agradecimiento" de Charles. La atracción que le provoca desde hace mucho es satisfecha absorbiendo el sabor de la otra, acariciando su mejilla en tanto sus lenguas juegan a vencer y derrotar a la otra. Sus dientes provocan gemidos y gruñidos pasionales y las manos del hombre se colocan, la siniestra en el culo de la joven haciéndola levantarse un poco para sostenerla y apretarle la firme carne y la diestra, se desliza por su muslo incitándola a montarse a piernas abiertas contra el caballo y una vez en esa posición, bajar su boca por su cuello y mordisquearlo pegándola contra él, haciéndole sentir cuán despierto está su cuerpo y cuánto desea hundirse en lo profundo de su húmedo y caliente núcleo.
Le da privacidad para ponerse las ropas fingiendo nobleza, cuando en realidad evita mirarla y caer en la tentación en tanto se coloca su propio abrigo y lo que se quitó previo a lavarla. Le sigue observando que a cada paso, va mejorando su andar y su postura. La regeneración sigue su curso. - De acuerdo, te debo una comida por rescatar mi compacto y per-fec-to culo - remarca antes de reír de nuevo. Aspira profundo estirando los brazos, mueve los músculos hasta que crujen acomodándose. La cabeza sigue el mismo proceso hasta obtener el chasquido que le hace sentir mejor. Se pasa la mano por la nuca y observa que sigue sangrando. Ya llegará con Alfred y éste le atenderá. Primero, sacar a Cinder de ahí.
Así que quiere un vestido negro con un bonito collar. Eso tiene fácil solución, más no quiere perder su fama de duro, por lo que alza una ceja observándola en silencio - tras el golpe que traigo en la nuca, me temo que tendrás que pagarte el capricho. Cuando volvamos a explorar un terreno y yo no tenga las marcas de la aventura, entonces te lo habrás ganado, mientras tanto, vestidos de color pastel - sus pasos le llevan hasta donde el caballo de Charles pasta tranquilo - por fin. Aryo, ¡Aryo! - llama al animal para que no se asuste, saliendo de la maleza acercándose paso a paso, una vez que se asegura de que el corcel no va a cocear ni a escapar, ahí le atrapa la brida para llevarlo hasta Cinder - gracias, está todo completo - revisa con rapidez para voltear a ella.
La toma de la cintura sin preámbulos haciéndola montar con ambas piernas juntas y de costado, casi en el cuello del animal, él sube acomodándose en la silla quedando detrás de ella - podemos largarnos de este lugar, por cierto, gracias - tras haberla tomado con la siniestra de la cintura para mantenerla en su sitio y llamar su atención con la última palabra, su diestra se apodera de la nuca femenina para mantenerla quieta y acortar la distancia entre ellos. Sus labios exploran los femeninos, exigentes y firmes. El aliento cálido se entremezcla entre ambos. La sostiene firme con la mano izquierda contra su pecho fornido, rebasando la línea de la cordura al profundizar con su ápice bucal el ósculo probando, degustando y denotando que le agrada el sabor de la licántropa. Un gruñido emana de la garganta masculina antes de que sus dientes frontales se apoderen del labio inferior de la otra apretándolo para succionar después.
La mano derecha no se separa de su nuca, le mantiene en la misma posición, impidiendo que se aleje y obligándola a recibir el "agradecimiento" de Charles. La atracción que le provoca desde hace mucho es satisfecha absorbiendo el sabor de la otra, acariciando su mejilla en tanto sus lenguas juegan a vencer y derrotar a la otra. Sus dientes provocan gemidos y gruñidos pasionales y las manos del hombre se colocan, la siniestra en el culo de la joven haciéndola levantarse un poco para sostenerla y apretarle la firme carne y la diestra, se desliza por su muslo incitándola a montarse a piernas abiertas contra el caballo y una vez en esa posición, bajar su boca por su cuello y mordisquearlo pegándola contra él, haciéndole sentir cuán despierto está su cuerpo y cuánto desea hundirse en lo profundo de su húmedo y caliente núcleo.
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Le miraba, se había portado tan duramente que no creyo que la nuca fuera algo mas grave, pero lo cierto que el olor de la sangre era contundente, se sintió algo mal por no haber reparado en ello, pero ciertamente parecía tan fuerte que no había reparado en ello, solo le miro con cierta cara de preocupación. Bajo la mirada unos instantes, para llegar al caballo, que está bien, seguramente los lobos se anden devorando lo que quedó de aquel cambiante, Cinder observa a Charles como va corriendo a su caballo, observando que este esté bien, tranquilizarlo, y asi evitar que el animal se enerve y de alguna coz, pero esta bien. La loba mira alrededor, no muy lejos de Aryo, el caballo de Charles aparece el otro caballo del que ella venía montando, tambien de una pieza. -Creo que solo sufrimos daño nosotros.- Asegura Cinder.
Sonrie ampliamente mientras observa como Charles vuelve hacia ella y para su sorpresa la toma de la cintura sentandola sobre el caballo, justo delante de donde está la silla de montar en la que se posiciona Charles, dandole las gracias, Cinder solo sonrie observando que el otro caballo, sencillamente sigue a Aryo, sabiendo que lo tiene que hacer, pero ahí no acaba la cosa. Aun con la mirada fija en Charles que tiene en ese instante toda la atención de la femina, nota como ahora las manos de Charles se situan y una la sujeta con firmeza la nuca, la verdad es que la licántropa ene se momento cae presa del desconcierto mientras observa con cierto asombro como sus rostros poco a poco cortan la distancia.
El aliento de él es calido, suave, entonces en ese momento le llega uno de los aromas que más le gustan, el olor que emiten las criaturas cuando están excitadas. Sobre todo el de él se le antojo sencillamente deliciosa, le miraba como impactaba sus labios contra los de él, cerrando los ojos mientras sus lenguas se entrelazan en ese excitante jugueteo, como si fuera hiedra, mientras con suavidad pasaba su mano por la nuca de Charles con delicadeza para no dañar la herida, mientras el sabor del ingles la envolvía.
El beso arrancaba de los labios de la loba varios jadeos, cierta ansiedad que le causa aquel humedo beso, de devorarle de esa forma, gruñe de manera suave cuando el ingles la muerde el labio inferior, incluso dejandole llevar la voz cantante para colocarse en el caballo, ladea la cabeza cuando los besos de este pasean por su cuello. -Casi pareces tú el lobo.- Asegura mientras nota la hombria alzada de su socio, enarcando la ceja mordiendose el labio, inferior con fuerza. -Estas tentando a que te devore...y lo haré.- Asegura la morena mientras rie con ese aire pillo mientras el caballo avanza por el bosque sin mayor problema. Incluso estas acciones hacen a la loba plantearse varias cosas, que le darían a su socio un voto de confianza mayor aun del que ya tiene si cabe.
Sonrie ampliamente mientras observa como Charles vuelve hacia ella y para su sorpresa la toma de la cintura sentandola sobre el caballo, justo delante de donde está la silla de montar en la que se posiciona Charles, dandole las gracias, Cinder solo sonrie observando que el otro caballo, sencillamente sigue a Aryo, sabiendo que lo tiene que hacer, pero ahí no acaba la cosa. Aun con la mirada fija en Charles que tiene en ese instante toda la atención de la femina, nota como ahora las manos de Charles se situan y una la sujeta con firmeza la nuca, la verdad es que la licántropa ene se momento cae presa del desconcierto mientras observa con cierto asombro como sus rostros poco a poco cortan la distancia.
El aliento de él es calido, suave, entonces en ese momento le llega uno de los aromas que más le gustan, el olor que emiten las criaturas cuando están excitadas. Sobre todo el de él se le antojo sencillamente deliciosa, le miraba como impactaba sus labios contra los de él, cerrando los ojos mientras sus lenguas se entrelazan en ese excitante jugueteo, como si fuera hiedra, mientras con suavidad pasaba su mano por la nuca de Charles con delicadeza para no dañar la herida, mientras el sabor del ingles la envolvía.
El beso arrancaba de los labios de la loba varios jadeos, cierta ansiedad que le causa aquel humedo beso, de devorarle de esa forma, gruñe de manera suave cuando el ingles la muerde el labio inferior, incluso dejandole llevar la voz cantante para colocarse en el caballo, ladea la cabeza cuando los besos de este pasean por su cuello. -Casi pareces tú el lobo.- Asegura mientras nota la hombria alzada de su socio, enarcando la ceja mordiendose el labio, inferior con fuerza. -Estas tentando a que te devore...y lo haré.- Asegura la morena mientras rie con ese aire pillo mientras el caballo avanza por el bosque sin mayor problema. Incluso estas acciones hacen a la loba plantearse varias cosas, que le darían a su socio un voto de confianza mayor aun del que ya tiene si cabe.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La piel dorada contrasta con la de Charles, despacio saborea cada parte de ésta, palmo a palmo, su mano se mueve por las caderas de la fémina, buscando dónde la provoca más. Sonríe de lado cuando su voz llega a su mente - ya veo. Me parece que ésto es de lo más intrigante, desearía saber hasta dónde llegaríamos, pero no en un caballo - recobra la compostura paseando sus ojos con pereza por la fisionomía femenina - y no con esas heridas, Cinder. No creo que seamos unos amantes comunes en la cama. Me parece que la fuerza y la imposición podrían ser el aderezo principal, así que te necesito sana. Sin contar que también tengo que bajar la inflamación de mi cabeza - la pega con una mano contra su cuerpo.
No se va a negar el contacto de ella, de su rostro contra su hombro, de sus senos pegados a su tórax, ni del olor de su cabello contra su nariz. Aryo va desandando el camino hacia la ciudad. Al parecer ya tienen todo lo que necesitan si le traen la presa - no hubo señal de algún licántropo ¿Verdad? De todas formas habrá que estar atentos y una semana antes de que empiece la cacería, venir y volver a revisar. A menos que hagas lo que todo lobo y marques territorio, pero creo que eso es de machos ¿No? - se mofa mirándola a los ojos - en esta posición no sólo te restriegas contra mi falo, también te protejo la espalda de un mal roce contra mi pecho ¿Ves lo magnánimo que soy? - no deja de coquetearle.
Es un mal necesario, le gusta, le atrae, se siente bien a su lado, le gustaría dominarla en la cama, verla atada con tremendas cadenas (porque de sogas se soltaría rápido) y hacer con ella lo que le plazca. El sexo rutinario del hombre arriba y la mujer abajo le aburre. Le gustan otras posiciones más jugosas. La ciudad empieza a reflejarse en los ojos del humano. Asiente conduciendo los pasos del caballo en dirección contraria al lugar donde se encontraran temprano. - Iremos a mi hogar. Alfred seguro ya está allá con el reporte de lo acontecido, si no han atrapado al sujeto, mañana me darán informes al respecto. Tienes que curarte y apuesto diez monedas a que donde estás, no podrás ni darte un baño decente. Así que te ofrezco pasar una noche en mi casa. No te preocupes, tu virtud estará a salvo. Así mañana te despiertas, desayunas y te toman las medidas para los vestidos - porque pueden vestirla de forma tal que nadie note las heridas.
Espera que para ese momento, ya esté más sana. Y el propio Charles quiere bajarse del caballo, meterse a la tina de agua caliente y que Alfred le atienda la nuca. Empieza a darle una migraña que si no la detiene, estará insufrible el resto del día. Tiene algunas cosas por hacer, correspondencia qué despachar, así que mejor llegar antes. Aryo ni siquiera necesita que le indiquen el camino, sus patas les conducen a paso decente, ni rápido ni lento, hasta donde la verja inicia como señalización del terreno privado que es propiedad del inglés.
La mansión tiene tintes ingleses, un nuevo estilo de arquitectura denominado victoriano, de tres pisos, sus paredes están pintadas de color blanco y azul oscuro. Los vidrios de colores reflejan que la luz del sol está escondiéndose dejando paso a la noche. Desmonta en la entrada, la toma de la cintura para bajarla y subir las escaleras que conducen a la entrada franqueada por rejas de hierro forjado. La puerta se abre antes de que pongan un pie ante ella, Alfred los observa impasible - bienvenido, mister Moncrieff, ¿Quiere que le prepare el baño a usted y su... invitada? - parecía que tuviera un palo en el trasero de lo estirado que se planta.
Charles asiente - sí, igual hay que traer vendas y ese ungüento tuyo maravilloso para las heridas. ¿La cena estará lista a su hora? - Alfred asiente con el orgullo de alguien que sabe lo que hace - ¡Por supuesto! Pondré dos lugares, si le parece bien. Llamaré a Mary para que acompañe a su invitada a las habitaciones y le ayude en su limpieza - observa con desaprobación a Cinder. Charles le pone una mano en el hombro - Mi invitada acaba de salvarme la vida, te pido que no sea Mary quien la atienda, si no Rose. Tiene heridas del tipo Valentine, estaré en mi despacho revisando la correspondencia, tráeme vino y algo para mitigar el hambre en tanto está la cena - el hombre mira a uno y luego a Cinder como si comprendiera todo.
- Se hará como diga, señor. Por aquí, señorita - cierra la puerta tras Cinder y la conduce por el lugar, subiendo las escaleras al primer piso, avanzando entre las puertas hasta abrir la tercera a la derecha - pase usted - le conmina y cuando lo hace, él ingresa abriendo las cortinas con rapidez, dejando que la luz del atardecer ilumine la estancia. Hay una sala y en una puerta pareciera estar la recámara, un baño gigante en la siguiente puerta y otro umbral más que está cerrado - ésta será su habitación, Rose llegará para atenderla. No se preocupe, ella sabe cómo cuidarla, con su permiso - la deja a solas.
Charles llega a su despacho para observar la correspondencia, toma un par de cartas para caminar hacia sus habitaciones, del lado opuesto de donde están las de Cinder. Va leyendo al tiempo que escucha el caminar apresurado de alguien, al voltear, observa a Rose - Rose, la señorita es una licántropa. No te preocupes, no va a morderte. Tampoco pasa nada si te toca o rasguña. Sólo su mordida en noche de luna llena puede hacerte daño. ¿Entendido? Atiéndela, por favor - Charles no es de los que demuestre mucha cordialidad con su servidumbre. Es Alfred quien trata con ellos, por lo que el simple hecho de pedirle algo y explicarle, es suficiente para que Rose entienda cuán importante es la señorita en la habitación de a lado para su señor. Baja la cabeza asintiendo y sigue su camino.
El inglés continúa hasta que cierra la puerta tras él. Abre un sobre en particular, no extiende el papel hasta no estar dentro de la tina. El contenido de la misiva le hace entrecerrar los ojos y quedarse pensativo.
No se va a negar el contacto de ella, de su rostro contra su hombro, de sus senos pegados a su tórax, ni del olor de su cabello contra su nariz. Aryo va desandando el camino hacia la ciudad. Al parecer ya tienen todo lo que necesitan si le traen la presa - no hubo señal de algún licántropo ¿Verdad? De todas formas habrá que estar atentos y una semana antes de que empiece la cacería, venir y volver a revisar. A menos que hagas lo que todo lobo y marques territorio, pero creo que eso es de machos ¿No? - se mofa mirándola a los ojos - en esta posición no sólo te restriegas contra mi falo, también te protejo la espalda de un mal roce contra mi pecho ¿Ves lo magnánimo que soy? - no deja de coquetearle.
Es un mal necesario, le gusta, le atrae, se siente bien a su lado, le gustaría dominarla en la cama, verla atada con tremendas cadenas (porque de sogas se soltaría rápido) y hacer con ella lo que le plazca. El sexo rutinario del hombre arriba y la mujer abajo le aburre. Le gustan otras posiciones más jugosas. La ciudad empieza a reflejarse en los ojos del humano. Asiente conduciendo los pasos del caballo en dirección contraria al lugar donde se encontraran temprano. - Iremos a mi hogar. Alfred seguro ya está allá con el reporte de lo acontecido, si no han atrapado al sujeto, mañana me darán informes al respecto. Tienes que curarte y apuesto diez monedas a que donde estás, no podrás ni darte un baño decente. Así que te ofrezco pasar una noche en mi casa. No te preocupes, tu virtud estará a salvo. Así mañana te despiertas, desayunas y te toman las medidas para los vestidos - porque pueden vestirla de forma tal que nadie note las heridas.
Espera que para ese momento, ya esté más sana. Y el propio Charles quiere bajarse del caballo, meterse a la tina de agua caliente y que Alfred le atienda la nuca. Empieza a darle una migraña que si no la detiene, estará insufrible el resto del día. Tiene algunas cosas por hacer, correspondencia qué despachar, así que mejor llegar antes. Aryo ni siquiera necesita que le indiquen el camino, sus patas les conducen a paso decente, ni rápido ni lento, hasta donde la verja inicia como señalización del terreno privado que es propiedad del inglés.
La mansión tiene tintes ingleses, un nuevo estilo de arquitectura denominado victoriano, de tres pisos, sus paredes están pintadas de color blanco y azul oscuro. Los vidrios de colores reflejan que la luz del sol está escondiéndose dejando paso a la noche. Desmonta en la entrada, la toma de la cintura para bajarla y subir las escaleras que conducen a la entrada franqueada por rejas de hierro forjado. La puerta se abre antes de que pongan un pie ante ella, Alfred los observa impasible - bienvenido, mister Moncrieff, ¿Quiere que le prepare el baño a usted y su... invitada? - parecía que tuviera un palo en el trasero de lo estirado que se planta.
Charles asiente - sí, igual hay que traer vendas y ese ungüento tuyo maravilloso para las heridas. ¿La cena estará lista a su hora? - Alfred asiente con el orgullo de alguien que sabe lo que hace - ¡Por supuesto! Pondré dos lugares, si le parece bien. Llamaré a Mary para que acompañe a su invitada a las habitaciones y le ayude en su limpieza - observa con desaprobación a Cinder. Charles le pone una mano en el hombro - Mi invitada acaba de salvarme la vida, te pido que no sea Mary quien la atienda, si no Rose. Tiene heridas del tipo Valentine, estaré en mi despacho revisando la correspondencia, tráeme vino y algo para mitigar el hambre en tanto está la cena - el hombre mira a uno y luego a Cinder como si comprendiera todo.
- Se hará como diga, señor. Por aquí, señorita - cierra la puerta tras Cinder y la conduce por el lugar, subiendo las escaleras al primer piso, avanzando entre las puertas hasta abrir la tercera a la derecha - pase usted - le conmina y cuando lo hace, él ingresa abriendo las cortinas con rapidez, dejando que la luz del atardecer ilumine la estancia. Hay una sala y en una puerta pareciera estar la recámara, un baño gigante en la siguiente puerta y otro umbral más que está cerrado - ésta será su habitación, Rose llegará para atenderla. No se preocupe, ella sabe cómo cuidarla, con su permiso - la deja a solas.
Charles llega a su despacho para observar la correspondencia, toma un par de cartas para caminar hacia sus habitaciones, del lado opuesto de donde están las de Cinder. Va leyendo al tiempo que escucha el caminar apresurado de alguien, al voltear, observa a Rose - Rose, la señorita es una licántropa. No te preocupes, no va a morderte. Tampoco pasa nada si te toca o rasguña. Sólo su mordida en noche de luna llena puede hacerte daño. ¿Entendido? Atiéndela, por favor - Charles no es de los que demuestre mucha cordialidad con su servidumbre. Es Alfred quien trata con ellos, por lo que el simple hecho de pedirle algo y explicarle, es suficiente para que Rose entienda cuán importante es la señorita en la habitación de a lado para su señor. Baja la cabeza asintiendo y sigue su camino.
El inglés continúa hasta que cierra la puerta tras él. Abre un sobre en particular, no extiende el papel hasta no estar dentro de la tina. El contenido de la misiva le hace entrecerrar los ojos y quedarse pensativo.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Su cuerpo pegado al ajeno, perciviendo el calor que emitia su socio, le olfateaba buscando ese aroma que emitia y que le era agradable, incluso se acercó a pasear sus labios por el cuello ajeno, mientras el caballo seguia su camino de vuelta a su casa, Cinder le miraba y no pudo evitar alzar y sonreir cuando aseguró que no sería prudente ni en un caballo con lo cual estaba deacuerdo, y no con esas heridas, en realidad lo que dijo se acercó muy mucho a la realidad, ella no sería una amante normal y por sus palabras parecía que él tampoco, la ladina sonrisa que se le dibujaba en los labios a la muchacha era tambien de juegos extremos, incluso en el dormitorio, lo convencional era aburrido, y tirarse simplemente y moverse un pcoo le era aburrido si no habia jugueteo, y cierto salvajismo en el acto. Se rió divertidamente mientras propino algun beso más en la zona yugular del cuello de Charles, pero de manera suave mientras abrazaba el musculoso cuerpo de este.
Le sonrió cuando comentó lo de los hombres lobo, mientras negaba con la cabeza divertidamente, la realidad era un poco más compleja. -No hay rastro de hombres lobo, pero en luna llena no te garantizo que a mas de uno se le ocurra la misma idea que suelo hacer yo, de ir al bosque y comportarme como una bestia, ademas como bien dices podría marcar mi territorio, pero tendria un inconveniente.- Deja un poco de misterio en lo que dirá a continuación. -Y es que cuando esté en celo haya rondando unos cuantos licántropos, seguramente betas, con ganas de restregarse, no es recomendable y yo no tengo ganas...-Comentó con cierto desden pensando en aquello.
Si coincidia la luna llena con el celo eso podía ser insoportable, y ademas los betas tenian menos control de su lado animal, siendo autenticas bestias salvajes, suspiró y volvió a fijar su mirada en la ajena mientras le escuchaba, realmente tenía bastante razón en cuanto a su alojamiento, asi que simplemente sonrió. - Vivo en una habitación de hostal que tengo alquilado, estoy deseando llevar mis cosas a la dirección asignada por ti, a ver si al menos en esa cama me podría estirar al dormir, igualmente...jamás he pasado la noche en un caserón como el que tu tienes, incluso me da curiosidad.- Afirma aunque deja salir una risa jocosa pensando en ello, seguidamente se restriega contra Charles en una actitud lobuna de dejar su olor en él, como si le estuviera marcando de alguna forma. De echo casi era asi, el instinto a veces tiraba muy fuerte. -Eres toooodo cun caballero, ¿quien diria que a tan turbios negocios te dedicas?- Sin duda le parecía algo notablemente ironico.
Cinder se deleita con la visión de la casa de Charles, desde luego no estaba acostumbrada a esa clases de sitios, asi que dejo ver una expresión de sorpresa. Aunque le resultó extraño el cambio de personal, no entendía el motivo, los de alta clase a veces le eran un autentico misterio todas esas costumbres de alta clase, se le escapaban ciertamente. Más no irrumpió ya preguntaria despues, y despues sigue al mayordomo aun con ese semblante neutro. Cuando se queda a solas en la habitación por la salida de Alfred esta explora el cuarto y el enorme baño que habia ante ella, sonrió ampliamente y aprovecho que no habia nadie para dejarse llevar por un comportamiento más infantil, probando la comodidad de los asientos, incluso con ganas de saltar encima de la cama, miró el baño y sonrió ampliamente apresurandose a abrir los grifos de la tina, la bañara mas grande que había visto en su vida.
No esperó a nadie y se metió en esta desnudandose y relajandose, notaba como el agua calida lamia su herida, se relajaba, la herida parecía mentira que fuera reciente, parecía ya hecha hace quizás algunos dias, pero cuidarsela no estaba de mal, buscó la pastilla de jabón, y empezó a limpiarse. Fue entonces cuando escuchó la puerta abrirse, con cierto sobresalto se giró poniendose en pie en la bañera y gruñó cuando vio a una dama entrar y mirarla, Cinder ladeó la cabeza. -Enseguida salgo.- Sonrió y se volvió a tumbar en la tina para aclararse el jabon, no es que tuviera mucho pudor, la dama se acercaba quizás algo temerosa, pero era infundado, ya que Cinder tenía la mirada clavada en ella, y ademas olía la inquietud de esta, haciendosele atractivo ponerla nerviosa, pero se acercó a atenderla las heridas, notando por la cara que ponía que no parecían hechas de hoy, aun asi las trato y la vendó antes de vestirse, la tuvo que dejar prendas pues su ropas habían quedado raidas por el zarpazo y manchadas de sangre, ciertamente la ropa era comoda y elegante, la puso mas presentable de lo que ella iba normalmente, sin duda la acicaló bien, se miró al espejo observandose como se veía.
La hora de cenar se acercaba, y tenía hambre, pero estaba segura de que Charles no la dejaría comer como una bestia pero era algo soportable, sonrió a Rose acercandose a olisquearla por el placer de inquietarla. Más abandonó la habitación buscando a Charles, sin duda esperaba que fuera la hora de cenar, Rose a pesar del nerviosismo la guia hasta donde cenaran, ella se sienta a esperar a que Charles vuelva. -¡Ah! al fin...casi me como a esta encantadora dama.- La guiña un ojo y se levanta sonriendo ampliamente mirando a Charles. -Aunque...tu estás muy elegante...- Sonrie ladeando la cabeza entrelazando los dedos a su espalda mirandole, aunque detecta cierta crispación en él. -¿que ocurre?
Le sonrió cuando comentó lo de los hombres lobo, mientras negaba con la cabeza divertidamente, la realidad era un poco más compleja. -No hay rastro de hombres lobo, pero en luna llena no te garantizo que a mas de uno se le ocurra la misma idea que suelo hacer yo, de ir al bosque y comportarme como una bestia, ademas como bien dices podría marcar mi territorio, pero tendria un inconveniente.- Deja un poco de misterio en lo que dirá a continuación. -Y es que cuando esté en celo haya rondando unos cuantos licántropos, seguramente betas, con ganas de restregarse, no es recomendable y yo no tengo ganas...-Comentó con cierto desden pensando en aquello.
Si coincidia la luna llena con el celo eso podía ser insoportable, y ademas los betas tenian menos control de su lado animal, siendo autenticas bestias salvajes, suspiró y volvió a fijar su mirada en la ajena mientras le escuchaba, realmente tenía bastante razón en cuanto a su alojamiento, asi que simplemente sonrió. - Vivo en una habitación de hostal que tengo alquilado, estoy deseando llevar mis cosas a la dirección asignada por ti, a ver si al menos en esa cama me podría estirar al dormir, igualmente...jamás he pasado la noche en un caserón como el que tu tienes, incluso me da curiosidad.- Afirma aunque deja salir una risa jocosa pensando en ello, seguidamente se restriega contra Charles en una actitud lobuna de dejar su olor en él, como si le estuviera marcando de alguna forma. De echo casi era asi, el instinto a veces tiraba muy fuerte. -Eres toooodo cun caballero, ¿quien diria que a tan turbios negocios te dedicas?- Sin duda le parecía algo notablemente ironico.
Cinder se deleita con la visión de la casa de Charles, desde luego no estaba acostumbrada a esa clases de sitios, asi que dejo ver una expresión de sorpresa. Aunque le resultó extraño el cambio de personal, no entendía el motivo, los de alta clase a veces le eran un autentico misterio todas esas costumbres de alta clase, se le escapaban ciertamente. Más no irrumpió ya preguntaria despues, y despues sigue al mayordomo aun con ese semblante neutro. Cuando se queda a solas en la habitación por la salida de Alfred esta explora el cuarto y el enorme baño que habia ante ella, sonrió ampliamente y aprovecho que no habia nadie para dejarse llevar por un comportamiento más infantil, probando la comodidad de los asientos, incluso con ganas de saltar encima de la cama, miró el baño y sonrió ampliamente apresurandose a abrir los grifos de la tina, la bañara mas grande que había visto en su vida.
No esperó a nadie y se metió en esta desnudandose y relajandose, notaba como el agua calida lamia su herida, se relajaba, la herida parecía mentira que fuera reciente, parecía ya hecha hace quizás algunos dias, pero cuidarsela no estaba de mal, buscó la pastilla de jabón, y empezó a limpiarse. Fue entonces cuando escuchó la puerta abrirse, con cierto sobresalto se giró poniendose en pie en la bañera y gruñó cuando vio a una dama entrar y mirarla, Cinder ladeó la cabeza. -Enseguida salgo.- Sonrió y se volvió a tumbar en la tina para aclararse el jabon, no es que tuviera mucho pudor, la dama se acercaba quizás algo temerosa, pero era infundado, ya que Cinder tenía la mirada clavada en ella, y ademas olía la inquietud de esta, haciendosele atractivo ponerla nerviosa, pero se acercó a atenderla las heridas, notando por la cara que ponía que no parecían hechas de hoy, aun asi las trato y la vendó antes de vestirse, la tuvo que dejar prendas pues su ropas habían quedado raidas por el zarpazo y manchadas de sangre, ciertamente la ropa era comoda y elegante, la puso mas presentable de lo que ella iba normalmente, sin duda la acicaló bien, se miró al espejo observandose como se veía.
La hora de cenar se acercaba, y tenía hambre, pero estaba segura de que Charles no la dejaría comer como una bestia pero era algo soportable, sonrió a Rose acercandose a olisquearla por el placer de inquietarla. Más abandonó la habitación buscando a Charles, sin duda esperaba que fuera la hora de cenar, Rose a pesar del nerviosismo la guia hasta donde cenaran, ella se sienta a esperar a que Charles vuelva. -¡Ah! al fin...casi me como a esta encantadora dama.- La guiña un ojo y se levanta sonriendo ampliamente mirando a Charles. -Aunque...tu estás muy elegante...- Sonrie ladeando la cabeza entrelazando los dedos a su espalda mirandole, aunque detecta cierta crispación en él. -¿que ocurre?
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Las noticias de Joseph en Inglaterra no son nada agradables, relee la misiva dos veces para estar seguro de su contenido:
"Charles:
El negocio va viento en popa, tal cual lo indicaste, he mantenido un perfil bajo procurando no alterar demasiado a esos sujetos que te encararon la última vez e inclusive, cambié de ambientes a otro barrio mejor gracias al bono que me entregaste. Los clientes están inquietos, temen haber perdido su espectáculo, sobre todo los dos que nos faltaban por crear. Les he dicho que todo estará bien y que si pueden viajar a París, tendrán lo que la ciudad del amor les ofrece. La complacencia a sus deseos.
Algo me inquieta. Están preguntando por un tal Charles Oliver Moncrieff, no es cualquier sujeto de esos, son soldados de la Corona. Están ansiosos por encontrarlo e inclusive, mis informantes indican que están haciendo lo mismo con un tal Bruce y una Annabeth. Buscan pistas por doquier. Ya infiltré a uno de mis chicos para saber qué quieren, pero al parecer tiene que ver con algo que sucedió hace tiempo en el hogar de los Moncrieff. Quieren ubicarlos de inmediato. Me pareció que te interesaría.
Avísame si quieres que siga adelante con las pesquisas.
J."
Arruga la carta con frustración y con ella golpea la pared de enfrente. ¿Qué estará buscando la Corona ahora? ¿Será el duque que les quitó todo lo que poseían? ¿Tendrán pistas de sus hermanos ahora? ¿Será que podría encontrarlos? Se hunde en la bañera por completo. Se queda sumergido durante unos segundos -más de veinte- antes de que el proceso respiratorio le obligue a emerger. Un gruñido emerge de su pecho al sentir el ardor en la nuca. El jabón escoce la herida. Al tiempo, Alfred entra en silencio, le ayuda a lavarse el cabello no por inútil, si no que capaz de que abre más la fisura. Le aplica los remedios y una pomada que le ayudará a cerrar la herida y sanar. Luego de ello, le seca el cabello para evitar que se toque la zona.
Mientras, Charles se ha lavado el cuerpo en el mismo silencio donde no hay necesidad de decir nada, por lo que el mayordomo sale a preparar sus ropas. Un traje sencillo, porque en su hogar, el inglés guarda su apariencia con celo. Sale del agua mojando el piso sin preocuparse en limpiarlo, seca su piel para vestirse con parsimonia. ¿Acaso alguien ha dicho dónde está? No se oculta ante nadie, le preocupan sus hermanos. La pequeña sobre todo. Ya ni tan pequeña, debería tener veinticinco años. No está casada porque no hay registro de bodas en Londres. ¿Habría ido a otro lugar? De su hermano es el mismo mutismo, el hoyo negro que encuentra cada vez que hace pesquisas sobre ellos, le pone los pelos de punta. ¿Será que han muerto?
Cuando se apersona al comedor, observa a Cinder como si no entendiera qué hace allí, a tal grado se ha sumido en sus pensamientos. Su voz le sobresalta un poco, se obliga a concentrarse en el presente y olvidar lo que debería hacer en Londres. Una búsqueda insaciable de sus fraternos. Si llevase a Cinder, quizá pudiera localizarlos - me llegó una carta de mi natal Londres. ¿Con mi olor podrías encontrar a alguien que pudiera oler parecido a mí o forzosamente necesitarías algo para encontrarlos? - quiere saberlo, si no, tendrá que contactar a una hechicera -dicen que existen- para que le ayude en esta labor - me parece que estaré fuera una temporada - se pasa la mano por los cabellos desde la frente hasta la nuca. Ni siquiera siente el dolor de la herida.
La cabeza le punza - lo siento, no estoy de humor. Voy a acostarme, tengo migraña - se disculpa poniéndose en pie - Alfred, encárgate de que nuestra invitada consuma como una dama sus alimentos, tras ello, puedes retirarte a tus habitaciones, Cinder. Quiero que comas, que aprendas y no le hagas nada a Rose. Es una mujer muda, así que no contará a nadie lo que vea. Su fidelidad está con Alfred, así que si le sucede algo, nos enojaremos mucho contigo ¿Entiendes? - sale de la habitación con dirección al despacho. La carta que hace es concisa:
"Sigue las pesquizas, dame datos. No dejes que sepan mi paradero. Dile a mi abogado que reciba a los sujetos. Y ten mucho cuidado".
Manda a alguien para que envíe mejor un telegrama. Va a ser más rápido y efectivo. Quiere saber qué está pasando.
"Charles:
El negocio va viento en popa, tal cual lo indicaste, he mantenido un perfil bajo procurando no alterar demasiado a esos sujetos que te encararon la última vez e inclusive, cambié de ambientes a otro barrio mejor gracias al bono que me entregaste. Los clientes están inquietos, temen haber perdido su espectáculo, sobre todo los dos que nos faltaban por crear. Les he dicho que todo estará bien y que si pueden viajar a París, tendrán lo que la ciudad del amor les ofrece. La complacencia a sus deseos.
Algo me inquieta. Están preguntando por un tal Charles Oliver Moncrieff, no es cualquier sujeto de esos, son soldados de la Corona. Están ansiosos por encontrarlo e inclusive, mis informantes indican que están haciendo lo mismo con un tal Bruce y una Annabeth. Buscan pistas por doquier. Ya infiltré a uno de mis chicos para saber qué quieren, pero al parecer tiene que ver con algo que sucedió hace tiempo en el hogar de los Moncrieff. Quieren ubicarlos de inmediato. Me pareció que te interesaría.
Avísame si quieres que siga adelante con las pesquisas.
J."
Arruga la carta con frustración y con ella golpea la pared de enfrente. ¿Qué estará buscando la Corona ahora? ¿Será el duque que les quitó todo lo que poseían? ¿Tendrán pistas de sus hermanos ahora? ¿Será que podría encontrarlos? Se hunde en la bañera por completo. Se queda sumergido durante unos segundos -más de veinte- antes de que el proceso respiratorio le obligue a emerger. Un gruñido emerge de su pecho al sentir el ardor en la nuca. El jabón escoce la herida. Al tiempo, Alfred entra en silencio, le ayuda a lavarse el cabello no por inútil, si no que capaz de que abre más la fisura. Le aplica los remedios y una pomada que le ayudará a cerrar la herida y sanar. Luego de ello, le seca el cabello para evitar que se toque la zona.
Mientras, Charles se ha lavado el cuerpo en el mismo silencio donde no hay necesidad de decir nada, por lo que el mayordomo sale a preparar sus ropas. Un traje sencillo, porque en su hogar, el inglés guarda su apariencia con celo. Sale del agua mojando el piso sin preocuparse en limpiarlo, seca su piel para vestirse con parsimonia. ¿Acaso alguien ha dicho dónde está? No se oculta ante nadie, le preocupan sus hermanos. La pequeña sobre todo. Ya ni tan pequeña, debería tener veinticinco años. No está casada porque no hay registro de bodas en Londres. ¿Habría ido a otro lugar? De su hermano es el mismo mutismo, el hoyo negro que encuentra cada vez que hace pesquisas sobre ellos, le pone los pelos de punta. ¿Será que han muerto?
Cuando se apersona al comedor, observa a Cinder como si no entendiera qué hace allí, a tal grado se ha sumido en sus pensamientos. Su voz le sobresalta un poco, se obliga a concentrarse en el presente y olvidar lo que debería hacer en Londres. Una búsqueda insaciable de sus fraternos. Si llevase a Cinder, quizá pudiera localizarlos - me llegó una carta de mi natal Londres. ¿Con mi olor podrías encontrar a alguien que pudiera oler parecido a mí o forzosamente necesitarías algo para encontrarlos? - quiere saberlo, si no, tendrá que contactar a una hechicera -dicen que existen- para que le ayude en esta labor - me parece que estaré fuera una temporada - se pasa la mano por los cabellos desde la frente hasta la nuca. Ni siquiera siente el dolor de la herida.
La cabeza le punza - lo siento, no estoy de humor. Voy a acostarme, tengo migraña - se disculpa poniéndose en pie - Alfred, encárgate de que nuestra invitada consuma como una dama sus alimentos, tras ello, puedes retirarte a tus habitaciones, Cinder. Quiero que comas, que aprendas y no le hagas nada a Rose. Es una mujer muda, así que no contará a nadie lo que vea. Su fidelidad está con Alfred, así que si le sucede algo, nos enojaremos mucho contigo ¿Entiendes? - sale de la habitación con dirección al despacho. La carta que hace es concisa:
"Sigue las pesquizas, dame datos. No dejes que sepan mi paradero. Dile a mi abogado que reciba a los sujetos. Y ten mucho cuidado".
Manda a alguien para que envíe mejor un telegrama. Va a ser más rápido y efectivo. Quiere saber qué está pasando.
Última edición por Charles Moncrieff el Lun Abr 09, 2018 7:12 am, editado 1 vez
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Los ojos de la loba se entrecerraron poniendose seria, mientras ladeaba la cabeza observandole, puede rastrear cualquiera que tenga su patron de olor, aunque es mas facil seguir el rastro de un objeto con el olor en concreto, ella solo miró a Charles silente, como estaba desquiciado, guardando silencio y como simplemente se marchó dejandola sola mirando a los otros, los ojos de Cinder brillaron en ambar mirando al mayordomo y a la mujer Rose, más simplemente se sentó a comer, mientras tocaba soportar a ese mayordomo corregirla de esa manera siesa y seria, mientras Cinder se esforzaba de sobre forma, el humor turbio esa noche era latente, pues tan poco quedaba para la luna llena que el humor de la bestia era palpable, clavaba sus ojos de vez en cuando fulminante en Alfred cuando la corregía nuevamente, por fin la pesadilla de la cena acababa, y Rose la acompañó a su habitación, Cinder observó la cama y miró a Rose. -Voy a dormir, gracias.- Dijo en un tono feroz mientras se empezó a deshacer de la ropa haciendo que Rose se retirase.
Cinder se lanzó sobre la cama y empezó a restregarla de lo comoda que estaba, hasta quedar dormida, aunque apenas fueron 3 horas de sueño, abrió los ojos y miró la oscura habitación levantandose, aun en ropa interior, abrió con sigilo su puerta, observó que no había nadie en el pasillo, y de puntillas atravesó el pasillo colandose en la habitación del Charles, que parecía dormido, sonrió con malicia y corrió hasta llegar a su lado, tumbandose a su lado, escuchando su profunda respiración, se aproximó a su oido.
-Eres un anfitrión horrible.- Le dijo en su oido, viendo como este se despertaba quizá algo de sobresalto por escuchar tan derrepente la voz de Cinder, que se sentó cruzada de brazos y de piernas mientandole, de arriba abajo, ella solo estaba en ropa interior, pero poco le importaba, sus ojos brillaban en amarillo mientras le observaba. -Me he enfadado....eso no se le hace a una socia.- Gruñe Cinder, emitiendo un gruñido lobuno, dió una palmada a la cama mostrando enfado. -Me has plantado...¡¡NO SOY UN PERRO!!!.- Gruñó la licántropa empezando a estar fuera de si, no por qué realmente le sentara tan mal, la luna estaba cerca.
No podía controlarse, quizá sería conveniente mañana ir al bosque, por que no confiaba en él aun lo suficiente para que la encadenase con plata, estaría demasiado vulnerable delante de él, gruñe mirandole como esperando aun las consiguientes explicaciones, mientras se puso sobre él aferrandole las muñecas contra la cama y sentandose sobre él. - Merezco una explicación por esa falta de respeto.- Gruñe acercando olfateandole buscandole el aroma a miedo que ahora la invadia ese ansia, aunque pronto el rostro de la loba cambió despertando del puntual frenesí y le soltó. -Lo siento...- Dice gateando y se aparta mirandole con cierta sorpresa. -Estoy irascible...este dia, paso 3 dias malos con la luna...-Se justificó mientras se levantaba dispuesta a volver a la más que comoda cama de su habitación asignada, aunque la de Charles tambien era absolutamente magnifica.
Cinder se lanzó sobre la cama y empezó a restregarla de lo comoda que estaba, hasta quedar dormida, aunque apenas fueron 3 horas de sueño, abrió los ojos y miró la oscura habitación levantandose, aun en ropa interior, abrió con sigilo su puerta, observó que no había nadie en el pasillo, y de puntillas atravesó el pasillo colandose en la habitación del Charles, que parecía dormido, sonrió con malicia y corrió hasta llegar a su lado, tumbandose a su lado, escuchando su profunda respiración, se aproximó a su oido.
-Eres un anfitrión horrible.- Le dijo en su oido, viendo como este se despertaba quizá algo de sobresalto por escuchar tan derrepente la voz de Cinder, que se sentó cruzada de brazos y de piernas mientandole, de arriba abajo, ella solo estaba en ropa interior, pero poco le importaba, sus ojos brillaban en amarillo mientras le observaba. -Me he enfadado....eso no se le hace a una socia.- Gruñe Cinder, emitiendo un gruñido lobuno, dió una palmada a la cama mostrando enfado. -Me has plantado...¡¡NO SOY UN PERRO!!!.- Gruñó la licántropa empezando a estar fuera de si, no por qué realmente le sentara tan mal, la luna estaba cerca.
No podía controlarse, quizá sería conveniente mañana ir al bosque, por que no confiaba en él aun lo suficiente para que la encadenase con plata, estaría demasiado vulnerable delante de él, gruñe mirandole como esperando aun las consiguientes explicaciones, mientras se puso sobre él aferrandole las muñecas contra la cama y sentandose sobre él. - Merezco una explicación por esa falta de respeto.- Gruñe acercando olfateandole buscandole el aroma a miedo que ahora la invadia ese ansia, aunque pronto el rostro de la loba cambió despertando del puntual frenesí y le soltó. -Lo siento...- Dice gateando y se aparta mirandole con cierta sorpresa. -Estoy irascible...este dia, paso 3 dias malos con la luna...-Se justificó mientras se levantaba dispuesta a volver a la más que comoda cama de su habitación asignada, aunque la de Charles tambien era absolutamente magnifica.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Las líneas escritas en papel salen del hogar de Charles en manos de un mensajero directo al telégrafo para ser enviadas lo más pronto posible. En la inmensidad del espacio de madera de buena calidad, papeles y libros, el inglés se queda pensativo acariciándose la barba. Se levanta para ir a una mesa acomodada en la esquina derecha, tomar la licorera y servir en el vaso una cantidad mayor a lo acostumbrado de whiskey. Le da un buen trago dejando que el alcohol se le suba por la garganta con velocidad. La luz de la luna es mudo testigo de su mutismo y que cada fibra de su ser está en tensión cuan cuerdas de violín. De otra caja toma un cilindro de tabaco. Un puro de los de mejor calidad es encendido por Charles y toma asiento en el sillón individual con el vaso en la mano.
Su mente regresa en el tiempo, a donde todo era luz y alegría. La única preocupación era cuidar a Anna, reñir con Bruce y lo demás. Una nimiedad. Da otro trago a la bebida mirando, que no viendo, el humo del cigarrillo ascender. El episodio acontecido cuando él era un infante, fue suficiente para marcarlo de por vida. Lo que prometía ser una vida de algodón, fue tornada a metal, sudor y sangre. El vaso se estrella contra la pared haciéndose mil pedazos, el licor baña el papel dispuesto a los gustos del inglés. El fino piso de madera pulida es ultrajado con los restos de cristal y líquido ambarino. Charles lleva la cabeza entre sus manos, sus codos presionan sus rodillas y él oculta su rostro del mundo. El cigarrillo humea en su mano derecha. No va a poder dormir, lo sabe.
Sale al jardín posterior de la mansión llamando a un par de hombres. Necesita agotarse, que se agote el cuerpo para apagar por fin a la mente. Entrena con ellos sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo. Esquiva, lanza golpes, recibe y resiste. No están permitidos los golpes en su rostro y él tampoco hace eso, los objetivos son tumbar al otro con un puñetazo en algún punto vital o derribarlo. Pasa dos horas y media en ello, hasta que se harta y siente toda la musculatura adolorida. Detiene a los otros dos, hace una inclinación de cabeza a modo de agradecimiento y se retira a sus habitaciones para acostarse, no sin antes pasar por el proceso de vuelta a lavarse el cuerpo.
No va a meterse a las sábanas de algodón egipcio con el cuerpo sudoroso e impregnado de lodo. Se aplica un poco de loción en los lugares con raspaduras y se recuesta. Su cabeza está doliendo como nunca, se obliga a cerrar los ojos para descansar. Un sonido le alerta en el sueño ligero, antes siquiera de entrar a etapa REM, un peso extra en su cama, un susurro en su oído impregnado de reproche. Abre los ojos llevando la mano por instinto hacia su almohada donde descansa un revólver cuando en la oscuridad, un brillo amarillento refulge. Su mente lo asocia con ella y cuando vuelve a hablar, esa mano que iba hacia el arma, se detiene. Lo que le faltaba, las recriminaciones de la fémina.
Exhala un suspiro agotado, el gruñido y la palmada en la cama le ponen en tensión, la siguiente llamada de atención es el grito emitido. El músculo bucal masculino recorre los pliegues de la boca lubricándolos. Por instinto, sus ojos se mueven hacia el ventanal donde la luna desfila ante él denotando lo poco que falta para la fase donde se completa, ella se lo advirtió. Era un descontrol propio de su naturaleza. Permite que le controle con sus manos cuyas uñas han crecido y se siente sobre él. El cuerpo femenino es inferior en peso al suyo, mas el enfado aunado a la próxima transformación, le dan un extra. Por instinto temió que fuera demasiado tarde y se sucediera el cambio con él indefenso en el lecho. La forma en que le olfatea le eriza la piel. Es como la visión del oso oteando el lugar, a punto de descubrirlo y atacar.
Recula cuando se da cuenta de todo lo que está haciendo, cuando la parte lupina se ha ido y la rabia con ella. Charles está agotado de todo ésto, del día, de la semana, del mes, de su vida. - Ni se te ocurra irte. No estoy de humor para tonterías, para reclamos, para transformaciones. ¿Por qué no hacemos ésto? Me disculpo por lo acontecido en la cena, la falta de protocolo y buenas maneras y como forma de perdón, vienes y descansas en mi cama. Hace mucho que no hay alguien a mi lado en la noche para dormir - le aclara incorporándose. Él duerme con unos pantalones de pijama propios de la época, pero nada más. Toma por un extremo mantas y sábanas para descubrir el lecho - ven, recuéstate, acomódate y duerme conmigo. Quizá así pueda conciliar el sueño - se talla los ojos con frustración.
Aspira profundo soltando después el aire. - Quiero dormir, Cinder. Quiero despegarme de esta realidad, quiero olvidarme del pasado, ven y descansa conmigo - se recuesta y cubre con las mantas. Que sea su decisión el acompañarlo o no.
Su mente regresa en el tiempo, a donde todo era luz y alegría. La única preocupación era cuidar a Anna, reñir con Bruce y lo demás. Una nimiedad. Da otro trago a la bebida mirando, que no viendo, el humo del cigarrillo ascender. El episodio acontecido cuando él era un infante, fue suficiente para marcarlo de por vida. Lo que prometía ser una vida de algodón, fue tornada a metal, sudor y sangre. El vaso se estrella contra la pared haciéndose mil pedazos, el licor baña el papel dispuesto a los gustos del inglés. El fino piso de madera pulida es ultrajado con los restos de cristal y líquido ambarino. Charles lleva la cabeza entre sus manos, sus codos presionan sus rodillas y él oculta su rostro del mundo. El cigarrillo humea en su mano derecha. No va a poder dormir, lo sabe.
Sale al jardín posterior de la mansión llamando a un par de hombres. Necesita agotarse, que se agote el cuerpo para apagar por fin a la mente. Entrena con ellos sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo. Esquiva, lanza golpes, recibe y resiste. No están permitidos los golpes en su rostro y él tampoco hace eso, los objetivos son tumbar al otro con un puñetazo en algún punto vital o derribarlo. Pasa dos horas y media en ello, hasta que se harta y siente toda la musculatura adolorida. Detiene a los otros dos, hace una inclinación de cabeza a modo de agradecimiento y se retira a sus habitaciones para acostarse, no sin antes pasar por el proceso de vuelta a lavarse el cuerpo.
No va a meterse a las sábanas de algodón egipcio con el cuerpo sudoroso e impregnado de lodo. Se aplica un poco de loción en los lugares con raspaduras y se recuesta. Su cabeza está doliendo como nunca, se obliga a cerrar los ojos para descansar. Un sonido le alerta en el sueño ligero, antes siquiera de entrar a etapa REM, un peso extra en su cama, un susurro en su oído impregnado de reproche. Abre los ojos llevando la mano por instinto hacia su almohada donde descansa un revólver cuando en la oscuridad, un brillo amarillento refulge. Su mente lo asocia con ella y cuando vuelve a hablar, esa mano que iba hacia el arma, se detiene. Lo que le faltaba, las recriminaciones de la fémina.
Exhala un suspiro agotado, el gruñido y la palmada en la cama le ponen en tensión, la siguiente llamada de atención es el grito emitido. El músculo bucal masculino recorre los pliegues de la boca lubricándolos. Por instinto, sus ojos se mueven hacia el ventanal donde la luna desfila ante él denotando lo poco que falta para la fase donde se completa, ella se lo advirtió. Era un descontrol propio de su naturaleza. Permite que le controle con sus manos cuyas uñas han crecido y se siente sobre él. El cuerpo femenino es inferior en peso al suyo, mas el enfado aunado a la próxima transformación, le dan un extra. Por instinto temió que fuera demasiado tarde y se sucediera el cambio con él indefenso en el lecho. La forma en que le olfatea le eriza la piel. Es como la visión del oso oteando el lugar, a punto de descubrirlo y atacar.
Recula cuando se da cuenta de todo lo que está haciendo, cuando la parte lupina se ha ido y la rabia con ella. Charles está agotado de todo ésto, del día, de la semana, del mes, de su vida. - Ni se te ocurra irte. No estoy de humor para tonterías, para reclamos, para transformaciones. ¿Por qué no hacemos ésto? Me disculpo por lo acontecido en la cena, la falta de protocolo y buenas maneras y como forma de perdón, vienes y descansas en mi cama. Hace mucho que no hay alguien a mi lado en la noche para dormir - le aclara incorporándose. Él duerme con unos pantalones de pijama propios de la época, pero nada más. Toma por un extremo mantas y sábanas para descubrir el lecho - ven, recuéstate, acomódate y duerme conmigo. Quizá así pueda conciliar el sueño - se talla los ojos con frustración.
Aspira profundo soltando después el aire. - Quiero dormir, Cinder. Quiero despegarme de esta realidad, quiero olvidarme del pasado, ven y descansa conmigo - se recuesta y cubre con las mantas. Que sea su decisión el acompañarlo o no.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Suspiró mirandole, se le había ido el caracter de las manos, observó a Charles, como en vez de está enfadado por sus reclamos la pidió que le acompañara en el sueño nocturno, Cinder ladeá la cabeza, se notaba que en su rostro se mostró confusa por las palabras del ingles, miró la puerta por donde había entrado, lame sus propios labios mientras le observa, respira entrecortada, no sabe cuales son los demonios que atormentan a Charles, pero desde siempre, ella había visot a los de alta clase como gente sin preocupaciones, siempre envueltos entre algodones y fuera de las preocupaciones que tenían los demas, dejó escapar un suspiro y por un momento se giró para marcharse pero cuando tocó el pomo le la puerta pensativa, se giró y observó a Charles acomodado en la cama observandole, finalmente soltó el pomo y volvió hacia la cama, se sento mirandole con atención con el ceño fruncido. -No te entiendo...- Sentenció finalmente, pero se deslizo por las sabanas hasta impactar su cuerpo con el cuerpo ajeno, acomodandose contra el ingles.
Él podría notar ahora mejor que antes la elevada temperatura que emitia el cuerpo de la femina, los cambiantes y los licántropos tenían una temperatura elevada que un humano, cualquier inexperto podria pensar que la joven loba podría tener gripe, pero tambien sabia que ese calor podía resultar relajante en una noche fria.
Ella suspiró mientra se acomodaba, le era fascinante lo comoda que eran esas suaves sabanas y almohadas, volvía a moverse frotandose contra las sabanas en un gesto muy lobuno, hasta que finalmente se está quieta y suspira. Incluso se toma la libertad de deslizar la mano hasta la cabeza de Charles acariciando el pelo del ingles en un intento quizá de consolarlo de aquello que veia ofuscado en él, aun manteniendo los ojos abiertos. -Vas a tener que explicarme más si quieres que te entienda, me muevo por instintos y estos 3 dias para mi van a ser infernales.- Le comentó casi en un susurro inaudible, mientras levemente se le cerraban los ojos, no por que lo que quisiera contar Charles no le interesara, si no simplemente por que estaba agotada, el regenerar su herida tambien era algo tedioso para ella.
-Te agradeceria si fueras mas claro con lo que necesitas, dime...¿que quieres que busque? ¿alguien que tambien te ayude? ¿o quieres acaso que lo haga yo? debes ser claro, no me va leer entre lineas, y me estas obligando hacerlo, eso no me gusta.- Gruñe levemente, despues mientras le escucha empieza a dejarse a vencer lentamente por el cansanció bajando la cabeza ocultandola ligeramente en la almuhada, ni siquiera podría decir conocer cuando se quedó dormida, pero estaba agotada, y los brazos de morfeo en esas sabanas eran mucho más comodos para caer, finalmente perdió el conocimiento solo emitia ligeros gruñidos cada vez que Charles se movia un poco.
Él podría notar ahora mejor que antes la elevada temperatura que emitia el cuerpo de la femina, los cambiantes y los licántropos tenían una temperatura elevada que un humano, cualquier inexperto podria pensar que la joven loba podría tener gripe, pero tambien sabia que ese calor podía resultar relajante en una noche fria.
Ella suspiró mientra se acomodaba, le era fascinante lo comoda que eran esas suaves sabanas y almohadas, volvía a moverse frotandose contra las sabanas en un gesto muy lobuno, hasta que finalmente se está quieta y suspira. Incluso se toma la libertad de deslizar la mano hasta la cabeza de Charles acariciando el pelo del ingles en un intento quizá de consolarlo de aquello que veia ofuscado en él, aun manteniendo los ojos abiertos. -Vas a tener que explicarme más si quieres que te entienda, me muevo por instintos y estos 3 dias para mi van a ser infernales.- Le comentó casi en un susurro inaudible, mientras levemente se le cerraban los ojos, no por que lo que quisiera contar Charles no le interesara, si no simplemente por que estaba agotada, el regenerar su herida tambien era algo tedioso para ella.
-Te agradeceria si fueras mas claro con lo que necesitas, dime...¿que quieres que busque? ¿alguien que tambien te ayude? ¿o quieres acaso que lo haga yo? debes ser claro, no me va leer entre lineas, y me estas obligando hacerlo, eso no me gusta.- Gruñe levemente, despues mientras le escucha empieza a dejarse a vencer lentamente por el cansanció bajando la cabeza ocultandola ligeramente en la almuhada, ni siquiera podría decir conocer cuando se quedó dormida, pero estaba agotada, y los brazos de morfeo en esas sabanas eran mucho más comodos para caer, finalmente perdió el conocimiento solo emitia ligeros gruñidos cada vez que Charles se movia un poco.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
De todo lo que malo que puede hacer, parece que invitar a una mujer a su cama a dormir tiene el mismo efecto que crear al caballo de Troya, hacer trizas la ciudad y matar a todos los niños en ésta porque la loba lo ve como si le hubiera nacido una segunda cabeza. Por un instante cambia de parecer, mejor mandarla a su habitación para poder dormir en la paz que significa moverse en su cama como le place. Al menos no va a cederle su lado de la cama. Charles no es de los que, por complacer a la mujer, deje su lado izquierdo al descubierto. Para nada. Si ella no puede dormir a su vera, entonces que vaya al sillón. Es bien sencillo. Se pasa la mano por la frente al verla dudar. - Cinder, no te voy a violar, acomódate en la cama y duérmete y déjame dormir - más sencillo, sólo la tabla del uno.
Obedece y se le pega como sanguijuela ansiando su sangre. Y su calor corporal le reconforta un tanto. De todas formas, hace a un lado las mantas dejándolas caer al lado de la licántropa quedándose sólo con la sábana - me parece que con tu calor y el de las mantas terminaré sudando como cerdo - toma la tela de algodón egipcio para acomodarse. El contacto suave del cuerpo femenino y las sábanas son suficiente para que cierre los ojos hasta que la voz de la loba vuelve a evaporarle el sueño. - ¡Me lleva el jinete de la muerte y todos sus compañeros al infierno! ¿Quieres callar? Te dije que busco olvidarme de todo. ¿Eres capaz de guardar silencio, acomodarte y dormirte? No quiero pensar en ello, quiero cerrar los ojos, ¿Oíste? Dor-mir - le había tomado por la cintura para hacerla a su vera, pero ella se movió como un chiquillo de tres años.
Se restregó contra las mantas pareciendo un perro dejando su olor. La paciencia de Charles empieza acortarse cada vez más. Y cuando está ya desquiciado por tanto movimiento, ella se queda quieta. ¿De verdad? La mira anonadado cómo se quedó dormida. Y él con la cabeza a mil revoluciones pensando ahora que si puede ayudarle a encontrar a sus hermanos tiene que llevarla a Londres, pero para ello necesita que pase la fase lunar en donde no tendrá control alguno. Gruñe al saber que ya no podrá dormir y la otra parece una bendita regordeta infantil que emite sonidos de disconformidad cuando él se sienta en la orilla de la cama acariciándose la cabeza frustrado.
Termina levantándose, yendo a la cocina para buscar algo de tomar. Encuentra leche y se sirve en un vaso bebiendo con lentitud. El sonido de la casa en pleno descanso es relajante. Se queda en silencio recargado contra el marco de la ventana observando el paisaje. Las arrugas de su frente, producto de la unión de sus cejas, no se mueven de lugar. Termina el contenido del vaso, deja en una mesa el mismo y se estira cuan alto es, llevando las manos hacia el techo. Los músculos en tensión y agotados, hacen mella, pero tiene una urgencia más antes de ir a la cama. Se dirige al baño para mear y descargar la vejiga. Luego de ello, regresa a donde Cinder se ha esponjado cual lechuga y no le deja un sitio dónde acomodarse.
Le da una palmada en el culo, la otra gruñe y se acomoda dejando espacio que él aprovecha para colarse tomando las mantas debajo del cuerpo de ella y jalar sin consideración. Ella rueda un poco, casi cae por la orilla contraria. La mano masculina evita el encuentro culo-piso manteniéndola en el colchón antes de acomodarse y tapar su cuerpo con la sábana. Está por fin cerrando los ojos cuando oye otro gruñido y ella le hace una carga cayéndole encima, - y por eso duermo solo - refunfuña haciendo fuerza para que ella termine con la cabeza contra su pecho, una pierna contra las caderas masculinas y una mano sobre su cintura. Aspira profundo para cerrar los ojos y por fin, dejarse llevar a las tierras de Morfeo.
Cuando despierta, el sol le lastima el rostro calentándolo sin contemplaciones. Una mano está sujetando algo algodonado y la otra está bien metida entre los muslos de la licántropa. En el instante en que puede analizar los datos, se sonríe de medio lado. La mano derecha está bien sujeta del seno de Cinder y la siniestra no quiere dejar su lugar caliente en la entrepierna de la loba. Para colmo, el gordo trasero de la chica se mueve contra las caderas de Charles dejando despertar a la bestia que, como cada cita en las mañanas, saluda al sol.
Obedece y se le pega como sanguijuela ansiando su sangre. Y su calor corporal le reconforta un tanto. De todas formas, hace a un lado las mantas dejándolas caer al lado de la licántropa quedándose sólo con la sábana - me parece que con tu calor y el de las mantas terminaré sudando como cerdo - toma la tela de algodón egipcio para acomodarse. El contacto suave del cuerpo femenino y las sábanas son suficiente para que cierre los ojos hasta que la voz de la loba vuelve a evaporarle el sueño. - ¡Me lleva el jinete de la muerte y todos sus compañeros al infierno! ¿Quieres callar? Te dije que busco olvidarme de todo. ¿Eres capaz de guardar silencio, acomodarte y dormirte? No quiero pensar en ello, quiero cerrar los ojos, ¿Oíste? Dor-mir - le había tomado por la cintura para hacerla a su vera, pero ella se movió como un chiquillo de tres años.
Se restregó contra las mantas pareciendo un perro dejando su olor. La paciencia de Charles empieza acortarse cada vez más. Y cuando está ya desquiciado por tanto movimiento, ella se queda quieta. ¿De verdad? La mira anonadado cómo se quedó dormida. Y él con la cabeza a mil revoluciones pensando ahora que si puede ayudarle a encontrar a sus hermanos tiene que llevarla a Londres, pero para ello necesita que pase la fase lunar en donde no tendrá control alguno. Gruñe al saber que ya no podrá dormir y la otra parece una bendita regordeta infantil que emite sonidos de disconformidad cuando él se sienta en la orilla de la cama acariciándose la cabeza frustrado.
Termina levantándose, yendo a la cocina para buscar algo de tomar. Encuentra leche y se sirve en un vaso bebiendo con lentitud. El sonido de la casa en pleno descanso es relajante. Se queda en silencio recargado contra el marco de la ventana observando el paisaje. Las arrugas de su frente, producto de la unión de sus cejas, no se mueven de lugar. Termina el contenido del vaso, deja en una mesa el mismo y se estira cuan alto es, llevando las manos hacia el techo. Los músculos en tensión y agotados, hacen mella, pero tiene una urgencia más antes de ir a la cama. Se dirige al baño para mear y descargar la vejiga. Luego de ello, regresa a donde Cinder se ha esponjado cual lechuga y no le deja un sitio dónde acomodarse.
Le da una palmada en el culo, la otra gruñe y se acomoda dejando espacio que él aprovecha para colarse tomando las mantas debajo del cuerpo de ella y jalar sin consideración. Ella rueda un poco, casi cae por la orilla contraria. La mano masculina evita el encuentro culo-piso manteniéndola en el colchón antes de acomodarse y tapar su cuerpo con la sábana. Está por fin cerrando los ojos cuando oye otro gruñido y ella le hace una carga cayéndole encima, - y por eso duermo solo - refunfuña haciendo fuerza para que ella termine con la cabeza contra su pecho, una pierna contra las caderas masculinas y una mano sobre su cintura. Aspira profundo para cerrar los ojos y por fin, dejarse llevar a las tierras de Morfeo.
Cuando despierta, el sol le lastima el rostro calentándolo sin contemplaciones. Una mano está sujetando algo algodonado y la otra está bien metida entre los muslos de la licántropa. En el instante en que puede analizar los datos, se sonríe de medio lado. La mano derecha está bien sujeta del seno de Cinder y la siniestra no quiere dejar su lugar caliente en la entrepierna de la loba. Para colmo, el gordo trasero de la chica se mueve contra las caderas de Charles dejando despertar a la bestia que, como cada cita en las mañanas, saluda al sol.
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La loba se había acomodado, en las sabanas, mientras se reía trabiesamente cuando Charles la mandaba dormir, como si le molestara las acciones de ella, Cinder o bien sabia que en realidad no tanto o el simple hecho que le daba igual si le molestaba o no, más enarcó una ceja cuando dijo que sudaria como un cerdo por el calor que todo implicaba, la loba rió. -Uhh....sudadito te veras taaaaan sexy.- Dijo con tono jocoso, seguido de una sonrisa de forma lisonjera, antes de continuar acomodandose. Se rió sonoramente cuando él maldecia por la falta de silencio, mientras la pegaba a él, se rie divertida, para finalmente cumplir su deseo, pero se durmió rapido. Como no hacerlo en semejantes sabanas tan suaves, tan comodas, en su vida habia estado tan comoda, o al menos no lo recordaba asi, dormia placidamente, pero notó como él se movia y ella gruñia, notó como se sentó en el borde de la cama y como finalmente abandonó el dormitorio, eso hizo que Cinder abriera los ojos y mirara hacia la puerta por donde se fue, suspiró con algo de desazón y se acomodó de nuevo con la esperanza de que volviera, aunque el sueño le era vencedor en aquella espera que no pudo continuarla despierta.
Ella seguía entre sueños, y solo despertó cuando notó la palmada en su culo reclamando sitio, ella emitio un gruñido antes de hacerle sitio, que este la hizo rodar por la cama, y despues pegarla de nuevo contra el musculoso cuerpo del ingles, más protesto con ese "Y por eso duermo solo" lo que hizo que Cinder levantase la cabeza y chistase. -Ssshhhh....- Emitió para que callara y se durmiera, emitió tambien una risilla y continuo su sueño, respirando profundamente y tirandose sobre el cuerpo del ingles simplemente para asegurarse que ella estaba comoda, sin importarle que él no estuviera del todo, más dejandole hacer para conseguir el tambien el estar bien, mientras chocaban el calor que emitia ambos cuerpos.
Las luces del alba entraban ya por la ventana, pero la luz no era suficiente para despertar a la loba, que respiraba profundamente, más el ligero movimiento alertó que su compañero de cama ya despertaba y aunque no abrió los ojos se sorprendió de notar el tacto de su mano en el contorno de su pecho, y la otra entre sus piernas, sonrie con pillaje moviendose ligeramente, mientras notaba en su culo la dureza que tenía Charles entre las piernas, ella se movio acomodandose restregando su culo ligeramente, dió un suave suspiro y sonrie de medio lado. -Vaya, vaya, alguien se despierta....por todo lo alto...si...- Bromea y ladea ligeramente la cabeza mirandole por encima del hombro, moviendose un poco más por el placer de incomodar, o no tanto. -Maldito, normal que estes tan descansado...con estas camas....-Rie y se aferra a una de las almuhadas en señal de no querer despertarse, mas giró a observarle nuevamente. -¿como esta tu cabeza?- Preguntó ahora con una preocupación bastante mas real.
Ella seguía entre sueños, y solo despertó cuando notó la palmada en su culo reclamando sitio, ella emitio un gruñido antes de hacerle sitio, que este la hizo rodar por la cama, y despues pegarla de nuevo contra el musculoso cuerpo del ingles, más protesto con ese "Y por eso duermo solo" lo que hizo que Cinder levantase la cabeza y chistase. -Ssshhhh....- Emitió para que callara y se durmiera, emitió tambien una risilla y continuo su sueño, respirando profundamente y tirandose sobre el cuerpo del ingles simplemente para asegurarse que ella estaba comoda, sin importarle que él no estuviera del todo, más dejandole hacer para conseguir el tambien el estar bien, mientras chocaban el calor que emitia ambos cuerpos.
Las luces del alba entraban ya por la ventana, pero la luz no era suficiente para despertar a la loba, que respiraba profundamente, más el ligero movimiento alertó que su compañero de cama ya despertaba y aunque no abrió los ojos se sorprendió de notar el tacto de su mano en el contorno de su pecho, y la otra entre sus piernas, sonrie con pillaje moviendose ligeramente, mientras notaba en su culo la dureza que tenía Charles entre las piernas, ella se movio acomodandose restregando su culo ligeramente, dió un suave suspiro y sonrie de medio lado. -Vaya, vaya, alguien se despierta....por todo lo alto...si...- Bromea y ladea ligeramente la cabeza mirandole por encima del hombro, moviendose un poco más por el placer de incomodar, o no tanto. -Maldito, normal que estes tan descansado...con estas camas....-Rie y se aferra a una de las almuhadas en señal de no querer despertarse, mas giró a observarle nuevamente. -¿como esta tu cabeza?- Preguntó ahora con una preocupación bastante mas real.
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
¿Durmió bien? Azoro por delante tiene que reconocer que sí. ¿Sería la compañía de la loba que le impidió conciliar bien el sueño? El reloj de la mesita de noche cercana a la cama indica las diez y quince minutos de la mañana. Parpadea incrédulo de haber dormido tanto y no le queda más que aceptar que quizá, sólo quizá, el buen descanso se debiera al cuerpo femenino que ahora se remueve contra su pene cuyo sistema de circulación lo deja semi erecto. Por un momento quiere ignorar las demandas de su cuerpo para seguir durmiendo, es imposible como siga con la mano bien pegada contra el pecho de la mujer y la otra entremetida en sus muslos sintiendo cómo va incrementando su temperatura.
Su burla le hace sonreír de lado - y lo que te falta descubrir. Sí, en todo lo alto, buen saludo que da - se ríe con su queja por el descanso y la cama - por supuesto que lo mejor tiene que estar en mi habitación. Base, colchón, almohadas, sábanas, cobijas, no escatimo en dinero cuando de mi descanso se trata y después de saber lo que es dormir en el suelo o en un lecho con menos comodidades, me esfuerzo en lo que tengo bajo mis espaldas en la noche - explica sin moverse de su lugar. Ni siquiera hace el esfuerzo de alejar sus manos, todo lo contrario, cuando ella toma la almohada para abrazarla, él recarga la sien contra la suya intentando volver a dormir - ¿Cuál de mis dos cabezas? Porque una está bien, la nuca duele un poco, pero la otra... la otra está dispuesta a recibir un beso de buenos días - dice contra la oreja femenina pegándola bien contra su entrepierna.
La erección aumenta, por maldad Charles empuja un poco las caderas obligando a la fémina a dar un saltito en el lecho. Muerde el lóbulo de su oreja apretando su seno, la otra mano se planta en el muslo interno para elevarlo y sostenerlo contra las caderas del inglés dejando un paso libre a su objetivo. Su palma se entromete en la ropa femenina bajando al sur entre los vellos púbicos y encontrar su premio. Aprieta el clítoris con fuerza para despertarlo - Si prometes que el sexo no se entrometerá en los negocios y no te enamorarás o querrás un compromiso conmigo, puede que te demuestre cuán de bien está mi cabeza inferior - besa su cuello, hace leves cambios entre labios, dientes y lengua dejando un rastro húmedo en tanto sus dedos no dejan de martirizar su punto más débil y su mano llega a la punta de la montaña de Cinder para clavar una pinza formada por sus dedos medio y pulgar jalando hacia adelante.
Su burla le hace sonreír de lado - y lo que te falta descubrir. Sí, en todo lo alto, buen saludo que da - se ríe con su queja por el descanso y la cama - por supuesto que lo mejor tiene que estar en mi habitación. Base, colchón, almohadas, sábanas, cobijas, no escatimo en dinero cuando de mi descanso se trata y después de saber lo que es dormir en el suelo o en un lecho con menos comodidades, me esfuerzo en lo que tengo bajo mis espaldas en la noche - explica sin moverse de su lugar. Ni siquiera hace el esfuerzo de alejar sus manos, todo lo contrario, cuando ella toma la almohada para abrazarla, él recarga la sien contra la suya intentando volver a dormir - ¿Cuál de mis dos cabezas? Porque una está bien, la nuca duele un poco, pero la otra... la otra está dispuesta a recibir un beso de buenos días - dice contra la oreja femenina pegándola bien contra su entrepierna.
La erección aumenta, por maldad Charles empuja un poco las caderas obligando a la fémina a dar un saltito en el lecho. Muerde el lóbulo de su oreja apretando su seno, la otra mano se planta en el muslo interno para elevarlo y sostenerlo contra las caderas del inglés dejando un paso libre a su objetivo. Su palma se entromete en la ropa femenina bajando al sur entre los vellos púbicos y encontrar su premio. Aprieta el clítoris con fuerza para despertarlo - Si prometes que el sexo no se entrometerá en los negocios y no te enamorarás o querrás un compromiso conmigo, puede que te demuestre cuán de bien está mi cabeza inferior - besa su cuello, hace leves cambios entre labios, dientes y lengua dejando un rastro húmedo en tanto sus dedos no dejan de martirizar su punto más débil y su mano llega a la punta de la montaña de Cinder para clavar una pinza formada por sus dedos medio y pulgar jalando hacia adelante.
Última edición por Charles Moncrieff el Mar Abr 10, 2018 7:03 am, editado 1 vez
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Ella suspiró lentamente mientras notaba como las manos del ingles se cernían juguetonamente. Cinder dejaba escapar una risilla traviesa, dejando a Charles maniobrar a sus anchas, mientras ella se restregaba ligeramente, mientras escuchó las palabras de su socio. Incluso la loba se permitió el lujo de bromear acerca de sus palabras dichas. -¿Que sabras tú de la incomodidad y de dormir en sitios horribles? tú que con tus millones vives entre algodones.- El tono era notablemente jocoso, mientras negaba con la cabeza ligeramente, moviendo sus cadera para restregarse más notando como por segundos el miembro viril de Charles se iba despertando aun mas, aumentando su dureza asi. -Vaya vaya....te pones bien contento...- Se divertia mucho mientras inclinaba la cabeza hacia atrás para apoyarse en él notando su calor, mientras cerraba los ojos relajadamente.
Más al escucharle, emitió una risotada, y abrió los ojos mirandole por encima del hombro. -Es una forma suave y "sutil" de decirme que quieres seguir teniendo la opción de meter la verga donde quieras sin tener numerito de celos.- Dijo la loba de una manera algo brusca, y sin preocuparse de usar las palabras debidamente correctas y educadas, pues no vió la necesidad en ello. -No tengo problema de que saltes como si fueras una rana de cama en cama entre las piernas de otra damas, no te preocupes, claro que dado ese trato....espero que tambien funcione a la inversa, no tener numero de novio celoso, me muevo mucho por instinto animal y aunque los lobos nos emparejamos de por vida, los lobos solitarios somos más casuales.- Le guiña un ojo, sinceramente esperaba no asustarle con esas palabras.
Abrió las piernas cediendole el paso y jadeando de placer por ello cuando el ingles esploraba su intimidad, mientras que Cinder deslizaba la mano hacia atras ligeramente, mientras busca colar la mano entre sus pantalones, buscando su dureza, hasta palparla con los dedos ligeramente notando el contorno de su miembro, y acariciarlo con los dedos mientras le cede completamente el camino girandose para acomodarse mientras seguía acariciando de manera intensa la parte masculina de su socio, mientras se mordía el labio inferior observandole.
Más al escucharle, emitió una risotada, y abrió los ojos mirandole por encima del hombro. -Es una forma suave y "sutil" de decirme que quieres seguir teniendo la opción de meter la verga donde quieras sin tener numerito de celos.- Dijo la loba de una manera algo brusca, y sin preocuparse de usar las palabras debidamente correctas y educadas, pues no vió la necesidad en ello. -No tengo problema de que saltes como si fueras una rana de cama en cama entre las piernas de otra damas, no te preocupes, claro que dado ese trato....espero que tambien funcione a la inversa, no tener numero de novio celoso, me muevo mucho por instinto animal y aunque los lobos nos emparejamos de por vida, los lobos solitarios somos más casuales.- Le guiña un ojo, sinceramente esperaba no asustarle con esas palabras.
Abrió las piernas cediendole el paso y jadeando de placer por ello cuando el ingles esploraba su intimidad, mientras que Cinder deslizaba la mano hacia atras ligeramente, mientras busca colar la mano entre sus pantalones, buscando su dureza, hasta palparla con los dedos ligeramente notando el contorno de su miembro, y acariciarlo con los dedos mientras le cede completamente el camino girandose para acomodarse mientras seguía acariciando de manera intensa la parte masculina de su socio, mientras se mordía el labio inferior observandole.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Las primeras palabras de Cinder dejan en claro a Charles cuánto desconocen el uno de la otra y viceversa. No tiene conciencia de su pasado más allá de que fue su padre el que la mordió. Su padre. Y ella desconoce todo lo que tuvo que vivir, lo que implican esas manos callosas y que para sujetos de la clase alta son mal vistas y para los miembros de la clase baja tan comunes que no se ponen a pensar lo que puede significar. El agua y el aceite, eso son los ricos y los pobres. Sin embargo, en esa cama, rico y pobre se unen, se acarician y abrazan. Se burlan el uno del otro y se niegan a ponerse en pie para empezar el día.
Al menos, una parte de él, que la otra está lista para trabajar y disfrutar en el proceso. Con la piel femenina casi ardiendo entre sus manos, el inglés se encuentra en una vorágine de deseo incontrolable, sus movimientos le incitan a pegarse más, hasta hundirse en su húmedo calor ardiente que debe ser su útero. - Estoy de acuerdo, no celos, no escenas. Sólo te informo que a veces soy un poco posesivo con lo que considero mío - se mofa mordiéndole la yugular dejando sus dientes con una marca que se desvanecerá en dos, tres minutos. - Si alguien te hace daño, ya lo verás torturado, desmembrado y diseminado por el bosque - aprieta la nariz contra su piel absorbiendo su aroma - ¿Cómo es que haces? Ah sí... - le imita olfateándola tal cual ella hace con él juguetón.
Su mano sigue presionando y torturando su clítoris, en cuanto la humedad es suficiente, su dedo medio se introduce en la caliente cavidad, gruñe al sentir la elevada temperatura y los espasmos propios de quien está por alcanzar el orgasmo - ¡Qué rápido se te complace! - bromea aumentando el ritmo. La mano de la fémina rodea su virilidad haciéndolo gruñir de satisfacción - mi reino por ver cómo me la chupas, loba - su boca alcanza la femenina atacándola sin piedad. Le toma del cabello jalándolo para que eche la cabeza atrás y pueda maniobrar a su gusto, mordiendo y paladeando. Toma entre sus dientes el labio inferior jalándolo hacia él para succionarlo. Su falange no deja de moverse sin control en una búsqueda de la satisfacción femenina.
Baja por su cuello mordiendo y dejando marcas rojizas hasta hacerse del pezón sobre la propia tela del sujetador. Un segundo soldado se une a la contienda del sur. Ambos golpean y se alejan a velocidad experta. El dedo pulgar no cesa en su empeño de resquebrajar la conciencia de la hembra. Y cuando logran llevarla al orgasmo, Charles se sonríe poniéndose de rodillas en la cama - te toca... - se va quitando los pantalones cuando el sonido de la puerta le alerta - ¡Estoy ocupado, Alfred! - no puede ser nadie más. Le toma a Cinder de los cabellos para acercarla a sus caderas - Lo entiendo, señor, pero el señor Hillmont está esperando en el living, trae las telas de los vestidos que requirió y los sombreros - el inglés se queda duro.
No es cierto. Mira hacia donde está el reloj y gime de frustración. Las 10:55 am. ¿Cuándo se le fue el tiempo a la mierda? - ¡Ya voy! Dile que estoy terminando de resolver algo, que me dé diez minutos - se levanta ignorando su desnudez conduciéndose al clóset para tomar su ropa - Ve a vestirte, seguimos luego, me interesa que te pruebes los vestidos, si me voy a Londres, no habrá otra oportunidad y quiero que ya los tengas para cuando regrese - le indica subiéndose los pantalones negros para luego, ponerse la camisa.
La excitación de su pene está exigiendo liberación, pero está consciente de que si deja esperando a Hillmont, capaz de que se va. Es un hombre demasiado ocupado y Charles no es su cliente más asiduo debido a su recién llegada. Así que mejor tenerle contento.
Al menos, una parte de él, que la otra está lista para trabajar y disfrutar en el proceso. Con la piel femenina casi ardiendo entre sus manos, el inglés se encuentra en una vorágine de deseo incontrolable, sus movimientos le incitan a pegarse más, hasta hundirse en su húmedo calor ardiente que debe ser su útero. - Estoy de acuerdo, no celos, no escenas. Sólo te informo que a veces soy un poco posesivo con lo que considero mío - se mofa mordiéndole la yugular dejando sus dientes con una marca que se desvanecerá en dos, tres minutos. - Si alguien te hace daño, ya lo verás torturado, desmembrado y diseminado por el bosque - aprieta la nariz contra su piel absorbiendo su aroma - ¿Cómo es que haces? Ah sí... - le imita olfateándola tal cual ella hace con él juguetón.
Su mano sigue presionando y torturando su clítoris, en cuanto la humedad es suficiente, su dedo medio se introduce en la caliente cavidad, gruñe al sentir la elevada temperatura y los espasmos propios de quien está por alcanzar el orgasmo - ¡Qué rápido se te complace! - bromea aumentando el ritmo. La mano de la fémina rodea su virilidad haciéndolo gruñir de satisfacción - mi reino por ver cómo me la chupas, loba - su boca alcanza la femenina atacándola sin piedad. Le toma del cabello jalándolo para que eche la cabeza atrás y pueda maniobrar a su gusto, mordiendo y paladeando. Toma entre sus dientes el labio inferior jalándolo hacia él para succionarlo. Su falange no deja de moverse sin control en una búsqueda de la satisfacción femenina.
Baja por su cuello mordiendo y dejando marcas rojizas hasta hacerse del pezón sobre la propia tela del sujetador. Un segundo soldado se une a la contienda del sur. Ambos golpean y se alejan a velocidad experta. El dedo pulgar no cesa en su empeño de resquebrajar la conciencia de la hembra. Y cuando logran llevarla al orgasmo, Charles se sonríe poniéndose de rodillas en la cama - te toca... - se va quitando los pantalones cuando el sonido de la puerta le alerta - ¡Estoy ocupado, Alfred! - no puede ser nadie más. Le toma a Cinder de los cabellos para acercarla a sus caderas - Lo entiendo, señor, pero el señor Hillmont está esperando en el living, trae las telas de los vestidos que requirió y los sombreros - el inglés se queda duro.
No es cierto. Mira hacia donde está el reloj y gime de frustración. Las 10:55 am. ¿Cuándo se le fue el tiempo a la mierda? - ¡Ya voy! Dile que estoy terminando de resolver algo, que me dé diez minutos - se levanta ignorando su desnudez conduciéndose al clóset para tomar su ropa - Ve a vestirte, seguimos luego, me interesa que te pruebes los vestidos, si me voy a Londres, no habrá otra oportunidad y quiero que ya los tengas para cuando regrese - le indica subiéndose los pantalones negros para luego, ponerse la camisa.
La excitación de su pene está exigiendo liberación, pero está consciente de que si deja esperando a Hillmont, capaz de que se va. Es un hombre demasiado ocupado y Charles no es su cliente más asiduo debido a su recién llegada. Así que mejor tenerle contento.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Cinder le observaba, mientras le escucha, suspirando con lentitud, mientras niega la cabeza ligeramente, mientras deja escapar una risa, mirandole.-Asi que posesivo.....uhm... serias un buen lobo, podría morderte esta noche cuando me transforme....y pasaría de ser una loba solitaria a ser dos lobos solitarios.- Se rie divertida solo de pensar en ello, le miró mordiendose el labio inferior, de las travesuras a la que ella misma estaba siendo inundada por los pensamientos, pensamientos que se deslizaban hasta escaparse con las acciones del ingles, que en algo que a Cinder se le antojo ciertamente excitante, cuando la imitaba olfateandole como si él fuera el lobo, eso hizo que Cinder emitiera un gruñido, pero no de enfado, si no de una manera que se le antojo con declinaciones más eroticas, aunque no creía que Charles diferenciara un gruñido de otro.
Sin embargo su mente ahora divagaba en otras cosas que entre suspiros que se le escapaban ahogaba gruñidos contra la boca ajena aferrandose a él, notando su habilidad para complacer a una dama, eso no se lo podía negar, y los gemidos que escapaban de sus labios tampoco.
Disfruta de ese habil tocamiento que lleva, mientras los gemidos se hacen algo sonoros, abre los ojos frunciendo el ceño por el placer, mientras ella imprime más entusiasmo en complacer la virildad del ingles, y mas velocidad, escapa una risa con picarda por esa afirmación de lo que desea una felación por parte de la licantropa, ella ladea la cabeza. -¿Enserio? que lenguaje para un niño rico.- Se burla, mientras mantine una masturbación más firme, quiere darle placer, y es placer lo que Charles obtendra, ya que ella se ha dejado alcanzar por un orgasmo nada más que por la habilidad, aunque mentiria si dijera que no habria preferido que hubiera habido un roce más cercano de sus intimidades, se juega mejor de esa forma, mientras seguramente arañaria esa musculada espalda, notando los bocados que el ingles le daba, dejando marcas, que pronto se le irian, al igual que las cicatrices de su espalda ya estaban cerradas, solo terminaban de cicatrizar seguramente las proximas veinticuatro horas.
El se levantaba de rodillas sobre la cama, Cinder en cambio a cuatro patas, le observaba sonriendo, para impactar su calido aliento contra la virilidad de Charles, antes de deslizar juguetonamente las primeras lamidas dispuesta a satisfacer más. -Auuuh...-Aulló de manera burlona, mientras siguió dando esas suaves lamidas, con teson, hasta que cuando introduce el miembro en su boca, acariciando asi con sus labios, más son interrumpidos por el dichoso mayordomo que arranca un gruñido a Cinder.
Esta se incorporó mirandolo. -Espero seguir está conversación pues.- Dice algo seca y malhumorada, para retirarse a vestirse, no tiene mucha esperiencia con los pomposos, y cuando se arregla y pone presentable baja a que la tomen las medidas, olfatea a ese hombre, no le gusta, y su semblante lo demuestra, pero no pone pega y deja que el sastre haga a sus anchas.
Sin embargo su mente ahora divagaba en otras cosas que entre suspiros que se le escapaban ahogaba gruñidos contra la boca ajena aferrandose a él, notando su habilidad para complacer a una dama, eso no se lo podía negar, y los gemidos que escapaban de sus labios tampoco.
Disfruta de ese habil tocamiento que lleva, mientras los gemidos se hacen algo sonoros, abre los ojos frunciendo el ceño por el placer, mientras ella imprime más entusiasmo en complacer la virildad del ingles, y mas velocidad, escapa una risa con picarda por esa afirmación de lo que desea una felación por parte de la licantropa, ella ladea la cabeza. -¿Enserio? que lenguaje para un niño rico.- Se burla, mientras mantine una masturbación más firme, quiere darle placer, y es placer lo que Charles obtendra, ya que ella se ha dejado alcanzar por un orgasmo nada más que por la habilidad, aunque mentiria si dijera que no habria preferido que hubiera habido un roce más cercano de sus intimidades, se juega mejor de esa forma, mientras seguramente arañaria esa musculada espalda, notando los bocados que el ingles le daba, dejando marcas, que pronto se le irian, al igual que las cicatrices de su espalda ya estaban cerradas, solo terminaban de cicatrizar seguramente las proximas veinticuatro horas.
El se levantaba de rodillas sobre la cama, Cinder en cambio a cuatro patas, le observaba sonriendo, para impactar su calido aliento contra la virilidad de Charles, antes de deslizar juguetonamente las primeras lamidas dispuesta a satisfacer más. -Auuuh...-Aulló de manera burlona, mientras siguió dando esas suaves lamidas, con teson, hasta que cuando introduce el miembro en su boca, acariciando asi con sus labios, más son interrumpidos por el dichoso mayordomo que arranca un gruñido a Cinder.
Esta se incorporó mirandolo. -Espero seguir está conversación pues.- Dice algo seca y malhumorada, para retirarse a vestirse, no tiene mucha esperiencia con los pomposos, y cuando se arregla y pone presentable baja a que la tomen las medidas, olfatea a ese hombre, no le gusta, y su semblante lo demuestra, pero no pone pega y deja que el sastre haga a sus anchas.
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