AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
París, Francia.
El inicio de la afrenta sugiere un espectáculo interesante. Desde el primer combatiente que pone un pie cubierto por un tipo de calzado que le rodea el tobillo en el improvisado ring de tierra, sangre y sudor, hasta el segundo contrincante, con mayor constitución física reflejada por la semi desnudez obligatoria en el sitio, donde sólo son cubiertas sus partes nobles por unos pantalones cortos, elaborados con una tela que ha visto días mejores, provoca a valorarlos. ¿Quién pudiese ganar? Es como elegir un caballo, ver las patas, la piel entre las costillas, pero son los ojos... Sí, es en los orbes donde encuentras al ganador. Sea un bestia para transporte -humana o no- un compañero de cacería o inclusive, la presa o el propio cazador.
En tanto sus valoraciones son hechas en su mente, Charles luce descansado e informal. No va a ir con sus mejores galas a un sitio así. Sería como una luz intensa a la cual las polillas se sienten atraídas. El abrigo que lo cubre, aunque prolijo y limpio, tiene bastantes años. Camisa blanca de manga larga, pantalones cómodos y botines con refuerzo son su atuendo por esta noche. Los guantes negros es un aditamento que no abandonaría. El contacto físico piel a piel, no es algo que esté en sus preferencias.
Recargado contra un pilar de madera, brazos cruzados al pecho, sus ojos recorren la estancia. Para distinguirlo, sería preciso acercarse. El fistol del león plateado se encuentra en la solapa del abrigo. Está colocado en pro de identificarlo. Justin Hashell, el irlandés, fue muy amable al buscarle a alguien en París para que pudiera auxiliarle en su labor de reorganizar el espectáculo lo más pronto posible, por lo que contactó a alguien en París para que le ayudara por un tiempo a completar su logística.
Grimm, Cinder. Por un momento las dos cejas de Charles casi se unen formando una sola al recordar ese nombre. Tiene curiosidad. ¿Cinder? Si es apellido o nombre, es bastante... peculiar. Se obliga a no catalogar al personaje antes de tiempo. En caso contrario, estará soportando una atmósfera tensa auto provocada como pasó con el propio Hashell. ¿Quién diría que sería tan eficiente? Tanto en obtención de recursos como en pagos. Hashell no es sólo un contacto, es un cliente asiduo. Es una pena que no tenga tanta pericia al momento de manejar las armas y quiera a sus presas atadas para disfrutar de ellas.
¿Y quién es Charles para criticar o prejuiciar? Nadie. En tanto Hashell siga pagando bien, si quiere a su presa atada, sin manos, ni piernas, Charles lo hará.
Saca de su abrigo unos cuantos billetes llamando al sujeto que toma las apuestas. El olor corporal del hombre sugiere que la transacción se haga lo más rápido posible. - 100 al rubio -. El que le recibe el dinero lo observa con curiosidad, no lo identifica, lo cual es lógico debido a que sólo tiene dos semanas en París. - Johnson no durará ni un asalto, pero si quiere perder su dinero, ¿Cuál es su nombre? - la voz resuena burlesca. Charles devuelve la mirada mientras le anotan en el papel - Lyon - es la respuesta.
Tiene demasiado cuidado con su nombre y en la mayor parte de las ocasiones, utiliza pseudónimos. Es mejor la privacidad. Sus orbes azul cobalto vuelven a la arena. Cierto, el moreno es mucho más corpulento, tiene mayor fuerza. El rubio es más pequeño, lo que significa destreza y sus pupilas reflejan una rabia y una afrenta que hará todo más divertido. Está casi seguro de que el rubio tiene un impulso extra, producto de alguna situación sentimental. Cuando algo así está en medio de una contienda, genera un extra de willpower.
Su mano diestra busca en uno de sus bolsillos para sacar una cajilla y de ésta, un cigarrillo preparado con antelación. Tabaco envuelto en papel de la mejor calidad, traído de la propia Cuba. Lo enciende dando la primera calada. Quizá sea ese un mal movimiento, no cualquiera puede darse el lujo de fumar en un sitio de esta calaña. Y aun así, no pierde conciencia de su alrededor por un simple vicio, no está en sus costumbres, por lo que un movimiento a su derecha le llama la atención. Un barrido visual rápido es suficiente para tomar los datos del acontecimiento. Alguien molestando a alguien más. Un masculino a un femenino. Y por la actitud del femenino, seguro que el masculino tendrá que sobarse las gónadas.
"I want to hide the truth
I don't want to shelter you,
But with the beast inside
There's nowhere we can hide"
I don't want to shelter you,
But with the beast inside
There's nowhere we can hide"
París, Francia.
El inicio de la afrenta sugiere un espectáculo interesante. Desde el primer combatiente que pone un pie cubierto por un tipo de calzado que le rodea el tobillo en el improvisado ring de tierra, sangre y sudor, hasta el segundo contrincante, con mayor constitución física reflejada por la semi desnudez obligatoria en el sitio, donde sólo son cubiertas sus partes nobles por unos pantalones cortos, elaborados con una tela que ha visto días mejores, provoca a valorarlos. ¿Quién pudiese ganar? Es como elegir un caballo, ver las patas, la piel entre las costillas, pero son los ojos... Sí, es en los orbes donde encuentras al ganador. Sea un bestia para transporte -humana o no- un compañero de cacería o inclusive, la presa o el propio cazador.
En tanto sus valoraciones son hechas en su mente, Charles luce descansado e informal. No va a ir con sus mejores galas a un sitio así. Sería como una luz intensa a la cual las polillas se sienten atraídas. El abrigo que lo cubre, aunque prolijo y limpio, tiene bastantes años. Camisa blanca de manga larga, pantalones cómodos y botines con refuerzo son su atuendo por esta noche. Los guantes negros es un aditamento que no abandonaría. El contacto físico piel a piel, no es algo que esté en sus preferencias.
Recargado contra un pilar de madera, brazos cruzados al pecho, sus ojos recorren la estancia. Para distinguirlo, sería preciso acercarse. El fistol del león plateado se encuentra en la solapa del abrigo. Está colocado en pro de identificarlo. Justin Hashell, el irlandés, fue muy amable al buscarle a alguien en París para que pudiera auxiliarle en su labor de reorganizar el espectáculo lo más pronto posible, por lo que contactó a alguien en París para que le ayudara por un tiempo a completar su logística.
Grimm, Cinder. Por un momento las dos cejas de Charles casi se unen formando una sola al recordar ese nombre. Tiene curiosidad. ¿Cinder? Si es apellido o nombre, es bastante... peculiar. Se obliga a no catalogar al personaje antes de tiempo. En caso contrario, estará soportando una atmósfera tensa auto provocada como pasó con el propio Hashell. ¿Quién diría que sería tan eficiente? Tanto en obtención de recursos como en pagos. Hashell no es sólo un contacto, es un cliente asiduo. Es una pena que no tenga tanta pericia al momento de manejar las armas y quiera a sus presas atadas para disfrutar de ellas.
¿Y quién es Charles para criticar o prejuiciar? Nadie. En tanto Hashell siga pagando bien, si quiere a su presa atada, sin manos, ni piernas, Charles lo hará.
Saca de su abrigo unos cuantos billetes llamando al sujeto que toma las apuestas. El olor corporal del hombre sugiere que la transacción se haga lo más rápido posible. - 100 al rubio -. El que le recibe el dinero lo observa con curiosidad, no lo identifica, lo cual es lógico debido a que sólo tiene dos semanas en París. - Johnson no durará ni un asalto, pero si quiere perder su dinero, ¿Cuál es su nombre? - la voz resuena burlesca. Charles devuelve la mirada mientras le anotan en el papel - Lyon - es la respuesta.
Tiene demasiado cuidado con su nombre y en la mayor parte de las ocasiones, utiliza pseudónimos. Es mejor la privacidad. Sus orbes azul cobalto vuelven a la arena. Cierto, el moreno es mucho más corpulento, tiene mayor fuerza. El rubio es más pequeño, lo que significa destreza y sus pupilas reflejan una rabia y una afrenta que hará todo más divertido. Está casi seguro de que el rubio tiene un impulso extra, producto de alguna situación sentimental. Cuando algo así está en medio de una contienda, genera un extra de willpower.
Su mano diestra busca en uno de sus bolsillos para sacar una cajilla y de ésta, un cigarrillo preparado con antelación. Tabaco envuelto en papel de la mejor calidad, traído de la propia Cuba. Lo enciende dando la primera calada. Quizá sea ese un mal movimiento, no cualquiera puede darse el lujo de fumar en un sitio de esta calaña. Y aun así, no pierde conciencia de su alrededor por un simple vicio, no está en sus costumbres, por lo que un movimiento a su derecha le llama la atención. Un barrido visual rápido es suficiente para tomar los datos del acontecimiento. Alguien molestando a alguien más. Un masculino a un femenino. Y por la actitud del femenino, seguro que el masculino tendrá que sobarse las gónadas.
Última edición por Charles Moncrieff el Miér Abr 18, 2018 9:56 am, editado 3 veces
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
De no ser porque se quedó dormido, podría en estos momentos rememorar con lascivia la forma en que la loba lamía cada minúscula parte de su miembro y sus testículos hasta que el líquido lechoso emanara a borbotones incontrolables para que luego ella lo... se detiene en sus pensamientos mirando frustrado cómo la loba se va. Al menos ella tuvo un orgasmo de no ser por Alfred y el estúpido modisto. Se pone la ropa con movimientos bruscos en tanto arregla su imagen deseando que la erección baje pensando en tonterías como niños y sus juegos. Peor aún, en el rostro de su pequeña hermana que le hace sentir pecaminoso y un monstruo por lo que la firmeza va disminuyendo a pasos agigantados.
Ya sabe lo que se le viene después. El no permitir que sus gónadas expulsen su satisfacción, hará que esté el líquido ahí, contenido y después, le dará tremendo dolor que tendrá que mandar a todos al garete y largarse. Baja las escaleras con pasos firmes, pero audibles. Se nota que tiene prisa por terminar todo. Aún con la presencia de Cinder, de las damas (tres de éstas) que toman medidas, muestran telas, sombreros, se los prueban para ver cuál le va mejor conforme el tipo de cabeza, de cuerpo, él está ya deseando terminar.
Y el dolor en sus testículos, lento, sin misericordia, lo apremia a culminar. Ni siquiera el cigarrillo y el vaso de whiskey (muy temprano para ello) le contienen. - No, el verde no le va. Quizá un color obispo. ¿Trajo algo en negro? Quisiera verlo. Y un azul, con un rosa quemado - ¿De dónde saca tantos colores? De Abbey y su hermana. Le entrenaron tan bien en ésto, que no tuvo opción más que aprender. Analiza los atuendos, las formas de los vestidos en tanto Cinder va, se le para mirándose al espejo, se retira, cambia y vuelve a con otro. Al final, se prueba más de doce atuendos diferentes y él está haciendo el listado con el modisto que escribe con rapidez incrédulo de que Charles va a gastar tanto en una joven que, se nota, no tiene la clase siquiera para lucir el más barato de sus diseños. Seguro que es la amante en turno y el opulento hombre quiere llevarla a lugares más sofisticados de los que por supuesto, ella ni siquiera soñaría.
El inglés no nota siquiera la forma en que observan a Cinder con prepotencia y sorna. Está comiendo algo frugal: frutos secos, queso, incluso una manzana. Está dándole el tercer corte a la fruta cuando niega con la cabeza - No. El negro no le va con la piel, así que descártalo - se lleva el pedazo y mastica con tranquilidad. En cuanto se termina el bocado, traga y parpadea un instante cuando el modisto indica que han terminado - ¿De verdad? - no puede ocultar su felicidad. Se estira contra el sillón agradecido porque terminó todo. Sintiendo la incomodidad en sus testículos urgiendo una liberación. en cuanto Cinder se aleja para cambiarse de ropas, aprovecha- bien, mándeme lo que le indiqué y mándeme el vestido tres y el cuatro en negro y azul con todos los aditamentos - quizá la loba lo tome como gesto de disculpa tras todo el espectáculo de desvestirse, vestirse y vuelta a quitar la ropa.
Conociéndola tan poco, puede apostar que echa humo por las orejas. En cuanto el modisto se aleja con sus ayudantes, le pide a Alfred que le lleve la comida en el despacho, necesita comer en forma, aparte del hecho de que tiene que revisar documentos y demás. - Dile a la señorita que si gusta, puede ir al despacho a acompañarme a consumir sus alimentos, que prometo no darle clases hoy - el hombre asiente y se retira en tanto Charles hace lo propio para encerrarse en el baño y dar un consuelo a su miembro y sobre todo, a las gónadas que le punzan. Una vez terminada su masturbación, sintiéndose mejor por el desfogue, puede concentrarse, lavarse las manos, arreglarse la ropa y salir.
Luego de ello, va a sentarse al frente del escritorio y revisar todos los documentos que le faltaron de la noche anterior tras el episodio de las nuevas noticias de Londres. Una vez que Alfred le sirve la comida en la mesa de centro, toma asiento para empezar a comer. Sólo le da a Cinder un margen de cinco minutos por si quiere acompañarle.
Ya sabe lo que se le viene después. El no permitir que sus gónadas expulsen su satisfacción, hará que esté el líquido ahí, contenido y después, le dará tremendo dolor que tendrá que mandar a todos al garete y largarse. Baja las escaleras con pasos firmes, pero audibles. Se nota que tiene prisa por terminar todo. Aún con la presencia de Cinder, de las damas (tres de éstas) que toman medidas, muestran telas, sombreros, se los prueban para ver cuál le va mejor conforme el tipo de cabeza, de cuerpo, él está ya deseando terminar.
Y el dolor en sus testículos, lento, sin misericordia, lo apremia a culminar. Ni siquiera el cigarrillo y el vaso de whiskey (muy temprano para ello) le contienen. - No, el verde no le va. Quizá un color obispo. ¿Trajo algo en negro? Quisiera verlo. Y un azul, con un rosa quemado - ¿De dónde saca tantos colores? De Abbey y su hermana. Le entrenaron tan bien en ésto, que no tuvo opción más que aprender. Analiza los atuendos, las formas de los vestidos en tanto Cinder va, se le para mirándose al espejo, se retira, cambia y vuelve a con otro. Al final, se prueba más de doce atuendos diferentes y él está haciendo el listado con el modisto que escribe con rapidez incrédulo de que Charles va a gastar tanto en una joven que, se nota, no tiene la clase siquiera para lucir el más barato de sus diseños. Seguro que es la amante en turno y el opulento hombre quiere llevarla a lugares más sofisticados de los que por supuesto, ella ni siquiera soñaría.
El inglés no nota siquiera la forma en que observan a Cinder con prepotencia y sorna. Está comiendo algo frugal: frutos secos, queso, incluso una manzana. Está dándole el tercer corte a la fruta cuando niega con la cabeza - No. El negro no le va con la piel, así que descártalo - se lleva el pedazo y mastica con tranquilidad. En cuanto se termina el bocado, traga y parpadea un instante cuando el modisto indica que han terminado - ¿De verdad? - no puede ocultar su felicidad. Se estira contra el sillón agradecido porque terminó todo. Sintiendo la incomodidad en sus testículos urgiendo una liberación. en cuanto Cinder se aleja para cambiarse de ropas, aprovecha- bien, mándeme lo que le indiqué y mándeme el vestido tres y el cuatro en negro y azul con todos los aditamentos - quizá la loba lo tome como gesto de disculpa tras todo el espectáculo de desvestirse, vestirse y vuelta a quitar la ropa.
Conociéndola tan poco, puede apostar que echa humo por las orejas. En cuanto el modisto se aleja con sus ayudantes, le pide a Alfred que le lleve la comida en el despacho, necesita comer en forma, aparte del hecho de que tiene que revisar documentos y demás. - Dile a la señorita que si gusta, puede ir al despacho a acompañarme a consumir sus alimentos, que prometo no darle clases hoy - el hombre asiente y se retira en tanto Charles hace lo propio para encerrarse en el baño y dar un consuelo a su miembro y sobre todo, a las gónadas que le punzan. Una vez terminada su masturbación, sintiéndose mejor por el desfogue, puede concentrarse, lavarse las manos, arreglarse la ropa y salir.
Luego de ello, va a sentarse al frente del escritorio y revisar todos los documentos que le faltaron de la noche anterior tras el episodio de las nuevas noticias de Londres. Una vez que Alfred le sirve la comida en la mesa de centro, toma asiento para empezar a comer. Sólo le da a Cinder un margen de cinco minutos por si quiere acompañarle.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Cinder se presentó abajo dispuesta a que la tomaran medidas, y vieran como le probaban vestidos, resoplaba con poca paciencia y observaba como Charles se mostraba hastiado de esto, y como la miraba ese modisto con aires de grandeza, a lo que la joven tuvo que esforzarse de sobremanera para no girarse y arrancarle la cabeza a ese cretino creido, sabía que pensaba de ella, y podía hasta olfatearlo, la tensaba, la tensaba mucho y con la proxima luna llena estaba proxima, eso hacía que su humor se enturbiarse, y sin contar que la habían distraido de una mañana fructifera, aunque había conseguido un orgasmo la loba tenía hambre de algo mucho mucho más. Aunque la luna llena también alteraba hormonalmente, dió un suspiro sonoro, mientras cerró los ojos, aunque la vena de su cuello se empezó a marcar por la tensión acumulada.
Cuando escuchó que el negro no le iba con la piel enarcó una ceja, y sonrió de medio lado pensando para si misma, si viera su precioso pelaje negro cuando aulla no diria que el negro no le queda bien, pero la loba sabía desde hace mucho, mucho tiempo, que muy pocos soportaban estar en presencia de la gloria, como asi lo llamaba ella a su forma bestial y aullante.
Negó con la cabeza mientras se miraba en el espejo provandose el vestido, se agachaba y comprobaba la movilidad que tenia con el vestido, ya que dudaba que una dama de alta clase estuviera acostumbrada a dar patadas o puñetazos, pero había que fingir ser de clase alta, como su padre...bah! como los odiaba, aunque con Charles estaba haciendo la escepción que confirmaba la regla, por fin se veía la salvación, se habían terminado las interminables medidas, los multiples colores, y las faldas y los corsé que estaban tan apretados para sobremarcar su escote, al fin encontraba la liberación de todo ello, y asi poder evitar el arrancarle la cabeza, o de lo que empezó a tener ganas, de comerselo, comerselo vivo, desparramar sus tripas por el suelo y devorarle sin compasión alguna.
Solo cuando se marchó y pudo ir a ponerse ropa más comoda emitió un lobuno gruñido con sus ojos encendidos en ambar, cuando volvió al salon el mayordomo informó donde se encontraba Charles, ella asintió y se apresuró a ir a acompañarle, estará bien comer sin ser aleccionada, apenas dos minutos tarde, para el gusto del ingles, Cinder le observó y se dejó caer en una silla frente a su escritorio, mientras le observaba. -Por favor, ese hombre tenía un palo metido por el culo, ¿has visto como osaba mirarme? tenía que haberlearrancado esa cabeza, esa cara de asco...tenía que haberle devorado.- Gruñe en un estado de furia inmerso, pero se conformó con cruzarse de brazos y emitir varios gruñidos lobunos, despues le miró, aunque de manera atenta...mucho más atenta, no por captar el olor, ya lo tenía registrado, alzó la mano y señalo las del ingles. - Exiten pocos de clase alta que tengan las manos tan curtida...callosas....¿como te lo has hecho? sin contar lo que mencionastes en el dormitorio...a que se debe que un niño bien no tenga un blando lugar donde descansar el culo..¿uhm?- Quizá se escuchaba impertinente, pero su semblante era serio, denotando que no estaba de broma, ni burlandose ni nada de eso. Empezaba a tener una curiosidad real hacia él.
Cuando escuchó que el negro no le iba con la piel enarcó una ceja, y sonrió de medio lado pensando para si misma, si viera su precioso pelaje negro cuando aulla no diria que el negro no le queda bien, pero la loba sabía desde hace mucho, mucho tiempo, que muy pocos soportaban estar en presencia de la gloria, como asi lo llamaba ella a su forma bestial y aullante.
Negó con la cabeza mientras se miraba en el espejo provandose el vestido, se agachaba y comprobaba la movilidad que tenia con el vestido, ya que dudaba que una dama de alta clase estuviera acostumbrada a dar patadas o puñetazos, pero había que fingir ser de clase alta, como su padre...bah! como los odiaba, aunque con Charles estaba haciendo la escepción que confirmaba la regla, por fin se veía la salvación, se habían terminado las interminables medidas, los multiples colores, y las faldas y los corsé que estaban tan apretados para sobremarcar su escote, al fin encontraba la liberación de todo ello, y asi poder evitar el arrancarle la cabeza, o de lo que empezó a tener ganas, de comerselo, comerselo vivo, desparramar sus tripas por el suelo y devorarle sin compasión alguna.
Solo cuando se marchó y pudo ir a ponerse ropa más comoda emitió un lobuno gruñido con sus ojos encendidos en ambar, cuando volvió al salon el mayordomo informó donde se encontraba Charles, ella asintió y se apresuró a ir a acompañarle, estará bien comer sin ser aleccionada, apenas dos minutos tarde, para el gusto del ingles, Cinder le observó y se dejó caer en una silla frente a su escritorio, mientras le observaba. -Por favor, ese hombre tenía un palo metido por el culo, ¿has visto como osaba mirarme? tenía que haberlearrancado esa cabeza, esa cara de asco...tenía que haberle devorado.- Gruñe en un estado de furia inmerso, pero se conformó con cruzarse de brazos y emitir varios gruñidos lobunos, despues le miró, aunque de manera atenta...mucho más atenta, no por captar el olor, ya lo tenía registrado, alzó la mano y señalo las del ingles. - Exiten pocos de clase alta que tengan las manos tan curtida...callosas....¿como te lo has hecho? sin contar lo que mencionastes en el dormitorio...a que se debe que un niño bien no tenga un blando lugar donde descansar el culo..¿uhm?- Quizá se escuchaba impertinente, pero su semblante era serio, denotando que no estaba de broma, ni burlandose ni nada de eso. Empezaba a tener una curiosidad real hacia él.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Si se hubiera reído de la actitud de Cinder, seguro que el sin cabeza sería él. Está fúrica, con los ojos amarillos mostrados sin reserva en tanto Charles toma una tostada y le unta paté ofreciéndosela para luego, hacer otra y morderla con tranquilidad. Ya había pasado lo peor -al menos eso piensa- y se relaja comiendo con hambre los sabrosos platillos que le llevan. Desde el jabalí curtido, el faisán al horno, las codornices humeantes y su favorito, el pollo en salsa blanca con champiñones. Está dándose tremenda comilona cuando cae la primera pregunta que le desconcierta. Por inercia, se lleva ambas manos hacia sus rodillas cubriéndolas con las palmas y se queda callado masticando.
Termina el bocado, sus labios hacen una mueca en tanto su mente piensa qué tanto puede decirle a la fémina sin caer en el error de confiar demasiado. En tanto mantiene el silencio, parte un poco de pollo para llevárselo a la boca. Ella sabe por sus enseñanzas que Charles no abrirá la boca hasta no tragar. Cuando desliza el bocado por la garganta, emite un sonoro suspiro y su músculo bucal repasa su labio inferior antes de que la servilleta limpie la zona y sea depositada sobre sus piernas. - Tenía diez años cuando mis padres decidieron confiar en alguien quien los defraudó, por supuesto. Así que, vencidos en un movimiento económico, la Corona decidió quitarles su título nobiliario y dejarlos en la calle. Con las deudas que tenían y sin dinero para sufragar los pagos, decidieron hacer lo que les proponían. Vendieron a sus tres hijos. Con el oro que les entregaron, se fueron del país dejando una deuda descomunal. Yo terminé en Irlanda. Desconozco el paradero de mis hermanos - no hay una sola emoción en la forma en que lo platica.
Sólo la presión del tenedor sobre la porcelana emitiendo un chirrido molesto, es prueba de cuan afectado está por la situación. Es un error de etiqueta imperdonable que muestra su sentir. - Cuéntame de tu madre. Ya sé que tu padre te heredó lo bestial, pero ¿Y tu progenitora? - sus ojos observan los de la fémina denotando que esta pregunta, es un puñal que devuelve. Si ella lo atravesó con un acero invisible, él dará la misma batalla. El pollo, untado con crema y un pedazo de champiñón, entra a la boca del hombre que en su gusto, sabe amargo. Aún así no emite ningún sonido de disconformidad y mastica lento. Los molares trituran el tiempo suficiente para dejar sólo una pulpa de lo que antes era una jugosa carne y lo manda al tracto digestivo.
La siniestra se alarga para tomar la copa con vino y beber de ella un poco esperando paciente. Si ella quiere saber más, tendrá que darle a Charles las mismas respuestas incómodas. Sólo así podrá el inglés sentirse seguro.
Termina el bocado, sus labios hacen una mueca en tanto su mente piensa qué tanto puede decirle a la fémina sin caer en el error de confiar demasiado. En tanto mantiene el silencio, parte un poco de pollo para llevárselo a la boca. Ella sabe por sus enseñanzas que Charles no abrirá la boca hasta no tragar. Cuando desliza el bocado por la garganta, emite un sonoro suspiro y su músculo bucal repasa su labio inferior antes de que la servilleta limpie la zona y sea depositada sobre sus piernas. - Tenía diez años cuando mis padres decidieron confiar en alguien quien los defraudó, por supuesto. Así que, vencidos en un movimiento económico, la Corona decidió quitarles su título nobiliario y dejarlos en la calle. Con las deudas que tenían y sin dinero para sufragar los pagos, decidieron hacer lo que les proponían. Vendieron a sus tres hijos. Con el oro que les entregaron, se fueron del país dejando una deuda descomunal. Yo terminé en Irlanda. Desconozco el paradero de mis hermanos - no hay una sola emoción en la forma en que lo platica.
Sólo la presión del tenedor sobre la porcelana emitiendo un chirrido molesto, es prueba de cuan afectado está por la situación. Es un error de etiqueta imperdonable que muestra su sentir. - Cuéntame de tu madre. Ya sé que tu padre te heredó lo bestial, pero ¿Y tu progenitora? - sus ojos observan los de la fémina denotando que esta pregunta, es un puñal que devuelve. Si ella lo atravesó con un acero invisible, él dará la misma batalla. El pollo, untado con crema y un pedazo de champiñón, entra a la boca del hombre que en su gusto, sabe amargo. Aún así no emite ningún sonido de disconformidad y mastica lento. Los molares trituran el tiempo suficiente para dejar sólo una pulpa de lo que antes era una jugosa carne y lo manda al tracto digestivo.
La siniestra se alarga para tomar la copa con vino y beber de ella un poco esperando paciente. Si ella quiere saber más, tendrá que darle a Charles las mismas respuestas incómodas. Sólo así podrá el inglés sentirse seguro.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Cinder le observa, mientras come y acepta la tostada untada que le pasa, empezando a comer, realmente ella tenía hambre, el cuerpo sabía como se acercaba la hora de gastar energia, esta noche se adentrará en el bosque, de momento no se fia tanto para dejarse atar con cadenas de plata por él, demasiado indefensa, degustaba la comida, quedando algo absorta cuando él respondió a su pregunta con una total sinceridad, o eso creyó, apenas masticó mientras le contaba lo que ocurrió, vender a sus hijos, todo por el dinero, si los ricos cuando tenían poder y se lo quitaban, parecían ser capaces de cualquier cosa con tal de recuperar lo perdido, si hubiera estado mas emocional tal vez se hubiera levantado a abrazarle, pero se conformó con bajar la vista y mirar al suelo, masticando lentamente y dando un sorbo, aunque como era de esperar, el también quería saciar su curiosdiad.
Ella le miró comiendo un pedazo de carne mientas suspiraba le imitó comiendo guardando silencio hasta tragarse la comida que tenia en la boca, dió otro sorbo a la bebida y le miró, era algo justo, él habla de su pasado y ella del suyo, hizo una breve pausa mientras le observaba comer y sus manos.
-Nunca le he contado esto a nadie...- Empezó a decir y despues ladeo la cabeza.- Pero te dare un boto de confianza, si se lo dices a alguien...te comere...y no es una forma de hablar, es en sentido literal.- sin duda era una amenaza, pero iba a confiar en él, hasta ahora se había portado bien con ella y estaba resultando ser un productivo socio, asi que ella apretó sus labios unos segundos dejando el tenedor y miró a Charles, le costó ligeramente a arrancar.- Tener amantes debe ser de familia, pues mi madre tenia uno, yo tenia una hermana y un hermano, un padre y una madre..- Estaba dispueta a sincerarse con él aunque le costaba, le costaba bastante, pero sacudió la cabeza para tomar algo de decisión en empezar a contar la historia, aunque tampoco quería aburrirle, pero él había preguntado, y si ella quería detalles de su historia sabía que había que pagar con detalles de la hitoria propia, volvió a beber mirandole.
-Eran granjeros, viviamos bien la verdad, clase media...lo justo para ir bien, en cierta forma, un dia cuando tenía diez años, fuimos al campo, mi hermano mayor y mi padre fueron a cazar y mi madre, mi hermana y yo nos quedamos para preparar el fuego para lo que cazasen, se hizo de noche...luna llena, al parecer nos llevaban siguiendo todo el día, un licantropo, cuando la luna salio....dios..aun recuerdo esos aullidos potentes.- Su mirada se pierde en los recuerdos. -El licantropo salio de entre el bosque, huimos, mi hermano se llevo a mi madre a toda prisa al pueblo a pedir ayuda, el lobo nos acorraló a mi hermana y a mi, nos olfateo, escapamos...vi a mi padre, corrí hacia él, el lobo cazó a mi hermana, la mató, despues me cazó a mi, me mordió, padre volvió a atacar al lobo que estaba sobre mi, y el lobo le mato...- Dejó escapar un suspiro jugando con la comida, con el tenedor.- Estaba infectada, no encontraron a la bestia, me sentía un monstruo....despues, mi madre confesó, había tenido una aventura con un noble, un hombre de clase alta, pero mi madre cortó la relación y volvió con padre, pero el noble sabía que su encuentro había tenido a algun resultado, y era alguien celoso, posesivo...territorial, y quería no solo reproducirse, si no que seguir su linaje, mordiendo a su descendiente.- Alzo la mano para señalarse a asi misma. - Asi que odio a los nobles, sobre todo a los nobles licántropos...por eso adoro tocarlos los huevos...pequeñas venganzas personales.- Apretó los labios y siguió comendo, esperando a que el tuviera una reacción respecto a lo que le acababa de contar.
-Te toca...¿como volvistes a hacerte con este casoplon niño rico?- Sonrie intentando quitar tensión a la que posiblemente ella misma había creado, tal vez sin desearlo mucho en realidad.
Ella le miró comiendo un pedazo de carne mientas suspiraba le imitó comiendo guardando silencio hasta tragarse la comida que tenia en la boca, dió otro sorbo a la bebida y le miró, era algo justo, él habla de su pasado y ella del suyo, hizo una breve pausa mientras le observaba comer y sus manos.
-Nunca le he contado esto a nadie...- Empezó a decir y despues ladeo la cabeza.- Pero te dare un boto de confianza, si se lo dices a alguien...te comere...y no es una forma de hablar, es en sentido literal.- sin duda era una amenaza, pero iba a confiar en él, hasta ahora se había portado bien con ella y estaba resultando ser un productivo socio, asi que ella apretó sus labios unos segundos dejando el tenedor y miró a Charles, le costó ligeramente a arrancar.- Tener amantes debe ser de familia, pues mi madre tenia uno, yo tenia una hermana y un hermano, un padre y una madre..- Estaba dispueta a sincerarse con él aunque le costaba, le costaba bastante, pero sacudió la cabeza para tomar algo de decisión en empezar a contar la historia, aunque tampoco quería aburrirle, pero él había preguntado, y si ella quería detalles de su historia sabía que había que pagar con detalles de la hitoria propia, volvió a beber mirandole.
-Eran granjeros, viviamos bien la verdad, clase media...lo justo para ir bien, en cierta forma, un dia cuando tenía diez años, fuimos al campo, mi hermano mayor y mi padre fueron a cazar y mi madre, mi hermana y yo nos quedamos para preparar el fuego para lo que cazasen, se hizo de noche...luna llena, al parecer nos llevaban siguiendo todo el día, un licantropo, cuando la luna salio....dios..aun recuerdo esos aullidos potentes.- Su mirada se pierde en los recuerdos. -El licantropo salio de entre el bosque, huimos, mi hermano se llevo a mi madre a toda prisa al pueblo a pedir ayuda, el lobo nos acorraló a mi hermana y a mi, nos olfateo, escapamos...vi a mi padre, corrí hacia él, el lobo cazó a mi hermana, la mató, despues me cazó a mi, me mordió, padre volvió a atacar al lobo que estaba sobre mi, y el lobo le mato...- Dejó escapar un suspiro jugando con la comida, con el tenedor.- Estaba infectada, no encontraron a la bestia, me sentía un monstruo....despues, mi madre confesó, había tenido una aventura con un noble, un hombre de clase alta, pero mi madre cortó la relación y volvió con padre, pero el noble sabía que su encuentro había tenido a algun resultado, y era alguien celoso, posesivo...territorial, y quería no solo reproducirse, si no que seguir su linaje, mordiendo a su descendiente.- Alzo la mano para señalarse a asi misma. - Asi que odio a los nobles, sobre todo a los nobles licántropos...por eso adoro tocarlos los huevos...pequeñas venganzas personales.- Apretó los labios y siguió comendo, esperando a que el tuviera una reacción respecto a lo que le acababa de contar.
-Te toca...¿como volvistes a hacerte con este casoplon niño rico?- Sonrie intentando quitar tensión a la que posiblemente ella misma había creado, tal vez sin desearlo mucho en realidad.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Podría abofetearle por amenazarle con matarlo si contaba algo. ¿Acaso no le conocía lo suficiente para saber que no traicionaba? No. Era obvio que no. Con los dedos índice y pulgar restregó su tabique nasal. Quienes lo conocían sabían que ese era el preludio del estallido. Sin embargo, al verla dudar y costarle abrir la boca, se detuvo. Contuvo sus ansias de gritarle y salir ambos mal parados. Sólo era cuestión de confianza, pero dos entes tan independientes y solitarios, ¿Cómo iban a compartirla? Con paciencia. Esa era la respuesta. Y con el tiempo entre las manos, lo sujetó para calmar su desbocado corazón antes de escuchar lo que por fin, ella contaba.
Se queda en silencio durante unos momentos digiriendo no sólo la comida, si no la información otorgada. Se mantiene impávido hasta que su voz resuena, sólo un murmullo, suficiente para los oídos de la licántropa - si quieres confianza, tienes que darla. Deja de amenazarme con que me vas a matar si traiciono tus confesiones porque estás sujetando la misma cuerda que te dí. Mi pasado pocos lo saben. Mi odio por mis padres, sólo tú y alguien más hace mucho tiempo, que al final, me traicionó. ¿Entiendes que no soporto los golpes por la espalda? Los besos de Judas son para otros, yo corto las bocas y lenguas de quienes muerden mi mano. Te doy de comer, un trabajo y espero me tengas la misma consideración que yo a tí. Así que, vuelves a amenazarme y se terminó, Cinder. Nuestra relación laboral, todo. No vuelvas a buscarme si insistes en que te traicionaré. Necesito me indiques que es algo para mis oídos para entender que no quieres que se divulgue. Bien, lo que aquí dentro se diga, es sólo para los oídos del otro, nadie más lo sabrá de mi parte. ¿Es un pacto? - toma la copa de vino para darle un largo trago, se la termina sirviéndose un poco más antes de ponerse en pie.
Rompe la etiqueta sin haber consumido sus alimentos, se acerca a la ventana y observa hacia el bosque que rodea su hogar - trabajo. Trabajo, esfuerzo y aliados. Tuve mucha suerte, el hombre a quien se me vendió era un hombre de clase media. No cualquiera, llevaba los negocios de un jefe de familia en Irlanda. Mientras me enseñaba la administración de finanzas y cómo agradar a Mc. Gregor, el pater familis, me ayudaba con mi enfermedad. Tenía los pulmones dañados por las malas atenciones brindadas por mis progenitores. El aire de Irlanda no ayudó en lo más mínimo, pero con los cuidados de Joshua, pude avanzar. Me recuperé y él mismo se empeñó en entrenarme, enseñarme a cazar, en cuanto pude, regresé a Londres y me empleé con los Appleby, una familia de clase alta muy prominente. Fui guardián de su primogénita, un demonio de rubios cabellos y sin un dedo de frente. Prepotente, berrinchuda, caprichosa, el ser más odioso de todos, al final, éramos amigos. Y un día, sabiendo que su padre quería que le acompañase su hija a un lugar, escapó de mis cuidados y... - se lleva la mano inconsciente a la cicatriz de la sien derecha.
Le habían golpeado sin consideración - el vampiro que te conté que me ayudó con el cambiaformas oso en Irlanda, hizo su aparición. Me dio los cuidados adecuados y a cambio, requirió de mis servicios para llevar avante sus negocios llevándome una porción de las ganancias. Fui su socio durante cinco años, hasta que empecé a ver el mismo problema de los ricos: les faltaba algo que les incitara sus instintos homicidas - se termina la copa, regresa sus pasos hacia la mesa para servirse más - con las ropas adecuadas y mis modales inculcados desde mi niñez, me fue fácil escalar e introducirme en su círculo. Empecé a crear los espectáculos financiados por el vampiro. El dinero subió como la espuma y al final, pude terminar mi negocio con el vampiro para hacerlo mío. Él ni siquiera pareció molestarse, al parecer, quería que creciera, me dejó hacerlo y aquí estoy - enciende un cigarrillo dándole una larga calada.
El humo asciende en tanto él recuerda con rapidez todo lo acontecido durante todos esos años - mis callos son la muestra de mi trabajo, dormí en el piso durante más de tres inviernos y es duro en Irlanda. No volveré a pasar por algo así, mis hermanos están lejos, extraño a la pequeña. Ella lloraba mientras la subían al carruaje, desconozco qué pasó con ella, si pudiera encontrarla, ten por seguro que le daría todo para que fuera feliz. El hubiera no existe, así que no puedo ayudarlos - da otra succión profunda, la punta se vuelve carmesí - ayer recibí una misiva. La Corona está haciendo pesquisas. Nos buscan, no sé para qué. Están enviando hombres para encontrarnos. Joshua está investigando qué demonios quieren, como ésto siga así, iré a apersonarme ante mis abogados y presionaré para saber qué quiere la Corona después de veintidós años y de paso, saber si encontraron a Anna y a Bruce - se termina el cigarrillo y lo mata en el cenicero con violencia.
Está bastante alterado por el hecho - por eso te preguntaba si podías olfatearlos, quería llegar a ellos antes de que los otros lo hagan, pero no sé siquiera dónde empezar. Así que, por mejor olfato que tengas, estoy podrido. Además, hoy es luna llena. Tienes que ir al bosque. Cuídate de los cazadores e inquisidores, quiero a mi socia de regreso. ¿Entiendes? La quiero de regreso - aspira profundo. Es todo lo que puede decirle, no hay más. Espera que ella entienda cómo se siente, que están enjaulándole y él odia eso. Detesta perder su libertad.
Se queda en silencio durante unos momentos digiriendo no sólo la comida, si no la información otorgada. Se mantiene impávido hasta que su voz resuena, sólo un murmullo, suficiente para los oídos de la licántropa - si quieres confianza, tienes que darla. Deja de amenazarme con que me vas a matar si traiciono tus confesiones porque estás sujetando la misma cuerda que te dí. Mi pasado pocos lo saben. Mi odio por mis padres, sólo tú y alguien más hace mucho tiempo, que al final, me traicionó. ¿Entiendes que no soporto los golpes por la espalda? Los besos de Judas son para otros, yo corto las bocas y lenguas de quienes muerden mi mano. Te doy de comer, un trabajo y espero me tengas la misma consideración que yo a tí. Así que, vuelves a amenazarme y se terminó, Cinder. Nuestra relación laboral, todo. No vuelvas a buscarme si insistes en que te traicionaré. Necesito me indiques que es algo para mis oídos para entender que no quieres que se divulgue. Bien, lo que aquí dentro se diga, es sólo para los oídos del otro, nadie más lo sabrá de mi parte. ¿Es un pacto? - toma la copa de vino para darle un largo trago, se la termina sirviéndose un poco más antes de ponerse en pie.
Rompe la etiqueta sin haber consumido sus alimentos, se acerca a la ventana y observa hacia el bosque que rodea su hogar - trabajo. Trabajo, esfuerzo y aliados. Tuve mucha suerte, el hombre a quien se me vendió era un hombre de clase media. No cualquiera, llevaba los negocios de un jefe de familia en Irlanda. Mientras me enseñaba la administración de finanzas y cómo agradar a Mc. Gregor, el pater familis, me ayudaba con mi enfermedad. Tenía los pulmones dañados por las malas atenciones brindadas por mis progenitores. El aire de Irlanda no ayudó en lo más mínimo, pero con los cuidados de Joshua, pude avanzar. Me recuperé y él mismo se empeñó en entrenarme, enseñarme a cazar, en cuanto pude, regresé a Londres y me empleé con los Appleby, una familia de clase alta muy prominente. Fui guardián de su primogénita, un demonio de rubios cabellos y sin un dedo de frente. Prepotente, berrinchuda, caprichosa, el ser más odioso de todos, al final, éramos amigos. Y un día, sabiendo que su padre quería que le acompañase su hija a un lugar, escapó de mis cuidados y... - se lleva la mano inconsciente a la cicatriz de la sien derecha.
Le habían golpeado sin consideración - el vampiro que te conté que me ayudó con el cambiaformas oso en Irlanda, hizo su aparición. Me dio los cuidados adecuados y a cambio, requirió de mis servicios para llevar avante sus negocios llevándome una porción de las ganancias. Fui su socio durante cinco años, hasta que empecé a ver el mismo problema de los ricos: les faltaba algo que les incitara sus instintos homicidas - se termina la copa, regresa sus pasos hacia la mesa para servirse más - con las ropas adecuadas y mis modales inculcados desde mi niñez, me fue fácil escalar e introducirme en su círculo. Empecé a crear los espectáculos financiados por el vampiro. El dinero subió como la espuma y al final, pude terminar mi negocio con el vampiro para hacerlo mío. Él ni siquiera pareció molestarse, al parecer, quería que creciera, me dejó hacerlo y aquí estoy - enciende un cigarrillo dándole una larga calada.
El humo asciende en tanto él recuerda con rapidez todo lo acontecido durante todos esos años - mis callos son la muestra de mi trabajo, dormí en el piso durante más de tres inviernos y es duro en Irlanda. No volveré a pasar por algo así, mis hermanos están lejos, extraño a la pequeña. Ella lloraba mientras la subían al carruaje, desconozco qué pasó con ella, si pudiera encontrarla, ten por seguro que le daría todo para que fuera feliz. El hubiera no existe, así que no puedo ayudarlos - da otra succión profunda, la punta se vuelve carmesí - ayer recibí una misiva. La Corona está haciendo pesquisas. Nos buscan, no sé para qué. Están enviando hombres para encontrarnos. Joshua está investigando qué demonios quieren, como ésto siga así, iré a apersonarme ante mis abogados y presionaré para saber qué quiere la Corona después de veintidós años y de paso, saber si encontraron a Anna y a Bruce - se termina el cigarrillo y lo mata en el cenicero con violencia.
Está bastante alterado por el hecho - por eso te preguntaba si podías olfatearlos, quería llegar a ellos antes de que los otros lo hagan, pero no sé siquiera dónde empezar. Así que, por mejor olfato que tengas, estoy podrido. Además, hoy es luna llena. Tienes que ir al bosque. Cuídate de los cazadores e inquisidores, quiero a mi socia de regreso. ¿Entiendes? La quiero de regreso - aspira profundo. Es todo lo que puede decirle, no hay más. Espera que ella entienda cómo se siente, que están enjaulándole y él odia eso. Detesta perder su libertad.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Ella observó como Charles en un momento explotó, explotó de ira, de furia cuando ella había amenazado con comerselo si decia una palabra, él se lo había tomado como una ofensa, y dejó claro de brusca forma los puntos que Cinder había puesto en duda, quizá por la costumbre de la falta de confianza que solía dar a otros. Apunto estuvo de dejar de comer, pero finalmente asintió aceptando el trato de Charles, y asintió a ese ragaño que molestó a la morena, dejando escapar un suspiro, suspuso que tras lo que contó a Charles le pudiera sorprender que ella fuera el fruto de la infidelidad entre una mujer de clase media, con un noble de alta cuna que ademas era licántropo, dandole a entender asi que había sobrenaturales en puestos altos de la sociedad, fue el motivo por el que la mordió que la reconoció como su hija, pero jamas volvió a verle, ¿tenia curiosidad por él? si, claro que la tenía, pero..¿realmente quería conocerle? no sabria decirlo, pero quien iba a pensar que sangre noble corria por sus venas, seguro que su socio no se lo esperaba, pero no pareció comentar nada.
Ahora fue Cinder quien escuchó las confesiones de Charles, sin duda había tenido una vida dura, había trabajado con sumo esfuerzo todo esto que poseía, eso hizo que Cinder pasease la mirada por el estudio, todo le había costado tanto, tanto esfuerzo, que entendia que fuese tan celoso y cuidadoso con sus posesiones, su sudor le había costado, claro, vivencias distintas hacia que no viesen igual la vida, y que Cinder por otro lado fuera mucho más despegada, nunca había tenido una posesión real, y menos tan valiosa como las que tenía Charles y sus sudor le había costado, pero la loba no lloraba por no tener, siempre había viajado y aprovechado lo que la vida le ofrecia, oportunista, superviviente, ese era estilo de ella, pero no del ingles.
La vista de la loba se paseaba siguiendole con la mirada, atendiendo a las palabras de Charle, podia oler y sentir la amargura que tenía detras, el sufrimiento y el dolor, el apego a los suyos, a su familia, Cinder bajó la vista, ella no lo tenía, no lo sentía, quizá por que ellos no eran lobos, quizá si se hubiera ido con su padre si tendría la necesidad de manada, si tendría el lazo de sangre que los lobos solian tener, pero Cinder no, y quizá por eso se escapaba algo de ese conocimiento, pero podía oler, y sentir como se sentia Charles, a lo que Cinder seguia escuchando todo lo que decia, y el motivo por el que le había pedido que siguiera el rastro.
Pero tras lo ultimo dicho por él, hizo que Cinder saltara de donde estaba sentada y atrapara el rostro de Charles entre sus manos. -Tú no está podrido.- dijo tajante, y tiró de él para que se agachara y asi estrellar sus labios con los de él, para despues liberarle de ese agarre y mirarle. -Puedo seguir el rastro, pero tanto tiempo es dificil, y quizá no sea la ayuda que necesitas, pero....puedo buscar a gente que si sea lo que necesitas, si quisieras..- Responde mientras recupera su asiento mirandole, suspiró cuando le ordenó volver, y decidió dar mas luz sobre lo personal. -Estoy intentando conseguir el don de Gaia, que hará que sea mas o menos consciente en mis transformaciones, tener ligero control....llevo años esforzandome por comprender mi bestia interior, ella soy yo, y yo soy ella...-Echó la cabeza hacia atrás estirandoe para desperezar sus musculos y volver a observarle. -Veras, no crea aqui es el problema la falta de confianza, no es eso....pero no me siento lista para dejarme encadenar con plata por ti, acabo una posición demasiado vulnerable que simplemente temo mostrarte....y no te enfades por ello, la bestia desconfia....la bestia manda hoy, esta noche y mañana...- Lo que no se atrevía a decir es que mañana cuando vuelva a ser humana será el momento más apoteosico para ella, estara aturdida, perdida, desorientada y posiblemente pasional, no era la primera vez que la vuelta a ssu ser es confusa.
Ahora fue Cinder quien escuchó las confesiones de Charles, sin duda había tenido una vida dura, había trabajado con sumo esfuerzo todo esto que poseía, eso hizo que Cinder pasease la mirada por el estudio, todo le había costado tanto, tanto esfuerzo, que entendia que fuese tan celoso y cuidadoso con sus posesiones, su sudor le había costado, claro, vivencias distintas hacia que no viesen igual la vida, y que Cinder por otro lado fuera mucho más despegada, nunca había tenido una posesión real, y menos tan valiosa como las que tenía Charles y sus sudor le había costado, pero la loba no lloraba por no tener, siempre había viajado y aprovechado lo que la vida le ofrecia, oportunista, superviviente, ese era estilo de ella, pero no del ingles.
La vista de la loba se paseaba siguiendole con la mirada, atendiendo a las palabras de Charle, podia oler y sentir la amargura que tenía detras, el sufrimiento y el dolor, el apego a los suyos, a su familia, Cinder bajó la vista, ella no lo tenía, no lo sentía, quizá por que ellos no eran lobos, quizá si se hubiera ido con su padre si tendría la necesidad de manada, si tendría el lazo de sangre que los lobos solian tener, pero Cinder no, y quizá por eso se escapaba algo de ese conocimiento, pero podía oler, y sentir como se sentia Charles, a lo que Cinder seguia escuchando todo lo que decia, y el motivo por el que le había pedido que siguiera el rastro.
Pero tras lo ultimo dicho por él, hizo que Cinder saltara de donde estaba sentada y atrapara el rostro de Charles entre sus manos. -Tú no está podrido.- dijo tajante, y tiró de él para que se agachara y asi estrellar sus labios con los de él, para despues liberarle de ese agarre y mirarle. -Puedo seguir el rastro, pero tanto tiempo es dificil, y quizá no sea la ayuda que necesitas, pero....puedo buscar a gente que si sea lo que necesitas, si quisieras..- Responde mientras recupera su asiento mirandole, suspiró cuando le ordenó volver, y decidió dar mas luz sobre lo personal. -Estoy intentando conseguir el don de Gaia, que hará que sea mas o menos consciente en mis transformaciones, tener ligero control....llevo años esforzandome por comprender mi bestia interior, ella soy yo, y yo soy ella...-Echó la cabeza hacia atrás estirandoe para desperezar sus musculos y volver a observarle. -Veras, no crea aqui es el problema la falta de confianza, no es eso....pero no me siento lista para dejarme encadenar con plata por ti, acabo una posición demasiado vulnerable que simplemente temo mostrarte....y no te enfades por ello, la bestia desconfia....la bestia manda hoy, esta noche y mañana...- Lo que no se atrevía a decir es que mañana cuando vuelva a ser humana será el momento más apoteosico para ella, estara aturdida, perdida, desorientada y posiblemente pasional, no era la primera vez que la vuelta a ssu ser es confusa.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La reacción de Cinder al incorporarse y tomarle del rostro, para exclamar con vehemencia, es una señal de que tiene otra aliada. Una en quien depositar sus incertidumbres y que se guardarán bajo llave. El candado de su silencio es algo que él aprecia y por instinto, entiende que no le traicionará. Sus labios se unen como si con eso pudiera paliar el sufrimiento de él, de ella. De ambos. O de ninguno. Es una muestra de la soledad que les ha impulsado durante toda la existencia hasta este momento donde pueden formar una dupla y seguir adelante. - El estar podrido es una expresión, Cinder. Implica que estoy en un laberinto y por más que hago esfuerzos para llegar al centro de éste, encuentro caminos sin salida y tengo que desandar mi paso - acaricia un cabello de la morena.
Lo juguetea entre los dedos pensativo - ese es el punto. El rastro ya está frío, contactar a las personas que lo hicieron hace veintidós años es difícil. Si hace diecisiete lo era cuando inicié las pesquisas. Muchos fueron torturados en pos de la información, lo que te dije fue lo único que obtuve. No hay más que caminos cortados cada vez que busco a mis hermanos. Lo hicieron tan bien, porque debían cuidarse de la Corona. De que ésta no sospechase nada. La Corona, con una sola descendiente, no puede darse el lujo de perder lo que pudieran ser herederos de muy lejano parentesco. Que la reina haya tomado el trono y esté casada, próxima a tener hijos, me hace pensar que quizá, sólo quizá, sea una gran trampa - su músculo bucal recorre la superficie de su labio inferior.
Es una gran posibilidad, ¿Quién estaría jalando los hilos? De encontrar a uno de los Moncrieff, podría actuar y observar cuál es el destino de los otros. De sacar la cabeza quizá fuera ésta cortada, lo que significaría alerta para su gente quienes evitarían que sus hermanos, en caso de estar vivos, tuvieran el mismo sino. No es un suicida, sin embargo, al pensar en los ojos de su hermana, sabe que daría la vida por ella sin escatimar esfuerzos. No quiere que sufra más y puede que con su muerte, ella lo haga. Y aún así, ¿Será que ella le recuerda? ¿Que puede entender lo que le pasó y busca también a sus fraternos? Esas preguntas no tienen respuesta y si ésta fuera "no", le partiría el alma. Tan sólo tenía ocho años cuando fue alejada de sus pares.
Las arrugas al costado de sus ojos emergen cuando los entrecierra. ¿Don de Gaia? - claro, la habilidad de controlarse durante la transformación. ¿Qué es lo que realmente necesitas? Espero que la solución no sea tener que encerrarme en una jaula de plata en medio del bosque y ponerme a tu disposición para forzarte a adquirirlo. En el caso de que en este tiempo haya forjado un lazo fuerte de alianza, que tu bestia me reconozca como tu aliado y evite matarme, sé que una vez transformados atacan a todo. Familia o aliados. Me parece que no es cuestión de entender a tu bestia interior, es dejarla fluir aún siendo humana. ¿La controlas tanto que te pierdes cuando se suelta? Podría ser ese el trigger - no se inmuta cuando le indica que no tiene confianza en que la ate.
No es ella la que prima en estas noches, si no su parte lobuna. Que ésta le tenga confianza es la esencia de su control mental. - Hagamos algo, sí tengo esa jaula de plata. En cuanto supe de tu existencia, pensé en cazar a algún hombre lobo y encerrarlo ahí. Sería algo fantástico para los cazadores o aquéllos hombres que se crean con los cojones bien puestos para enlistarse en la cacería. La pondré en el bosque, me meteré en ella y te quedarás cerca. Veamos qué dice tu bestia de mi presencia, veamos qué hace tu parte lobo ante mi mirada y olor - es la única solución que le ve. Poner a prueba qué tanto confía su bestia y de paso, muere por verla transformada.
Saca otro cigarrillo dejando que la idea se implante en Cinder, lo enciende y da una fuerte calada - es la mejor forma de darle confianza a tu bestia, mostrándole que no voy a atacarla. Quizá ataque, la plata evitará que me toque. Es grande la jaula, puedo estar en medio sin siquiera tener un solo rasguño. El techo y piso son del mismo material, no sólo los barrotes. Me costó una fortuna hacerla, sentí que el primer incauto cliente que solicitara al hombre lobo pagaría su valor - una nueva aspiración profunda antes de decirle todo - además, no lo niego. Muero de curiosidad por verte transformada. Me excita la idea de tener a alguien tan bestial ante mí y ver en su magnificencia de lo que es capaz de hacer - culmina esperando su respuesta.
Lo juguetea entre los dedos pensativo - ese es el punto. El rastro ya está frío, contactar a las personas que lo hicieron hace veintidós años es difícil. Si hace diecisiete lo era cuando inicié las pesquisas. Muchos fueron torturados en pos de la información, lo que te dije fue lo único que obtuve. No hay más que caminos cortados cada vez que busco a mis hermanos. Lo hicieron tan bien, porque debían cuidarse de la Corona. De que ésta no sospechase nada. La Corona, con una sola descendiente, no puede darse el lujo de perder lo que pudieran ser herederos de muy lejano parentesco. Que la reina haya tomado el trono y esté casada, próxima a tener hijos, me hace pensar que quizá, sólo quizá, sea una gran trampa - su músculo bucal recorre la superficie de su labio inferior.
Es una gran posibilidad, ¿Quién estaría jalando los hilos? De encontrar a uno de los Moncrieff, podría actuar y observar cuál es el destino de los otros. De sacar la cabeza quizá fuera ésta cortada, lo que significaría alerta para su gente quienes evitarían que sus hermanos, en caso de estar vivos, tuvieran el mismo sino. No es un suicida, sin embargo, al pensar en los ojos de su hermana, sabe que daría la vida por ella sin escatimar esfuerzos. No quiere que sufra más y puede que con su muerte, ella lo haga. Y aún así, ¿Será que ella le recuerda? ¿Que puede entender lo que le pasó y busca también a sus fraternos? Esas preguntas no tienen respuesta y si ésta fuera "no", le partiría el alma. Tan sólo tenía ocho años cuando fue alejada de sus pares.
Las arrugas al costado de sus ojos emergen cuando los entrecierra. ¿Don de Gaia? - claro, la habilidad de controlarse durante la transformación. ¿Qué es lo que realmente necesitas? Espero que la solución no sea tener que encerrarme en una jaula de plata en medio del bosque y ponerme a tu disposición para forzarte a adquirirlo. En el caso de que en este tiempo haya forjado un lazo fuerte de alianza, que tu bestia me reconozca como tu aliado y evite matarme, sé que una vez transformados atacan a todo. Familia o aliados. Me parece que no es cuestión de entender a tu bestia interior, es dejarla fluir aún siendo humana. ¿La controlas tanto que te pierdes cuando se suelta? Podría ser ese el trigger - no se inmuta cuando le indica que no tiene confianza en que la ate.
No es ella la que prima en estas noches, si no su parte lobuna. Que ésta le tenga confianza es la esencia de su control mental. - Hagamos algo, sí tengo esa jaula de plata. En cuanto supe de tu existencia, pensé en cazar a algún hombre lobo y encerrarlo ahí. Sería algo fantástico para los cazadores o aquéllos hombres que se crean con los cojones bien puestos para enlistarse en la cacería. La pondré en el bosque, me meteré en ella y te quedarás cerca. Veamos qué dice tu bestia de mi presencia, veamos qué hace tu parte lobo ante mi mirada y olor - es la única solución que le ve. Poner a prueba qué tanto confía su bestia y de paso, muere por verla transformada.
Saca otro cigarrillo dejando que la idea se implante en Cinder, lo enciende y da una fuerte calada - es la mejor forma de darle confianza a tu bestia, mostrándole que no voy a atacarla. Quizá ataque, la plata evitará que me toque. Es grande la jaula, puedo estar en medio sin siquiera tener un solo rasguño. El techo y piso son del mismo material, no sólo los barrotes. Me costó una fortuna hacerla, sentí que el primer incauto cliente que solicitara al hombre lobo pagaría su valor - una nueva aspiración profunda antes de decirle todo - además, no lo niego. Muero de curiosidad por verte transformada. Me excita la idea de tener a alguien tan bestial ante mí y ver en su magnificencia de lo que es capaz de hacer - culmina esperando su respuesta.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Nego con la cabeza, había entendido que Charles no se refería de forma literal, le miraba de momento de forma bastante tierna, por ai decirlo, con su fiereza calmada por el momento, quería ayudarlo y sencillamente la loba no sabía como hacerlo, parecía bastante inconsolable en ese sentido, la loba respiró profundamente, mientras seguía buscando una manera de consolarle, paseaba la nariz por el cuello del ingles, un gesto lobuno, inevitablemente a veces tenía ese comportamiento animal que a otro que no conociera su naturaleza no entendería o podían confundir con algo más de naturaleza romantica, pero en realidad no, solo era un pequeño gesto de cariño, como lo podía ser una caricia en el brazo, pero se preguntó si Charles lo confundiria, asi que dejó de hacerlo y le miró dejando que este jugara con su melena mientras hablaba, era normal querer encontrar a su familia. -Es facil encontrar a alguien, la corona tira de contactos, de gente oficial, buscar en los suburvios es mucho más facil, mirar donde no mira nadie.- Dijo intentando animarle, mientras suspiró, quizá él entendiera que ella le acababa de decir que se obtenía más información de sitios oscuros.
Él se perdía en pensamientos, se notaba cuan atormentado estaba, y la loba solo emitió un gruñido antes de observarle, suspiró mientras el parecía desviar su atención a lo que en unas horas iba a pasar, ella destelleó sus ojos en ambar mientras le observaba con atención, ladeando la cabeza.
Bajó la cabeza, mientras estaba pensativa por sus palabra, realmente sería mas facil para él que ella fuera la encadenada, incluso se le ocurrió una locura. -Aunque domine el don de Gaia, no es fiabilidad total, no siempre tendre conciencia...no te puedo prometer nada....pero...-Se quedó pensando en lo que él dijo, mientras se mordió el labio inferior con cara concentración.- ¿De verdad te atreverías a meterte en una jaula en mitad del bosque conmigo al lado esta noche? ¿Es que no tienes miedo? ¿y si te daño? ¿y si....te muerdo?- Tenía cierta preocupación por ello. - Me odiarias mucho si te convirtiera, algunos creen que esto es una maldición, para mi no lo es...pero no desearia que tu lo tuvieras de un desafortunado encuentro...-se preocupaba, esa era la verdad, estaba muy preocupada por esa alocada idea, pero teniendo en cuenta que era la unica persona en el mundo, por el que sentía aprecio, quizá podía funcionar, quizá si no se arriesga no se sabría, pero no le iba a obligar a nada.
La verdad es que si lo hacía su bestia decidiria, su subconsciente, su forma animal, era arriesgado, miró a Charles y suspiró de pesadamente pellizcando el puente de la nariz. -Hay....hay...sé que hay lobos que se atan en sus sotanos y se encadenan, quizá los de alta clase, no se que haran los nobles lobos, pero me lo imagino...-Dijo pensando en ello, se llevó la mano a la melena, el asunto que estaban tratando la estaba poniendo ciertamente nerviosa, gruñó inconscientamente. -Me estoy alterando demasiado...-Escondió su rostro tras su melena negra.
Él se perdía en pensamientos, se notaba cuan atormentado estaba, y la loba solo emitió un gruñido antes de observarle, suspiró mientras el parecía desviar su atención a lo que en unas horas iba a pasar, ella destelleó sus ojos en ambar mientras le observaba con atención, ladeando la cabeza.
Bajó la cabeza, mientras estaba pensativa por sus palabra, realmente sería mas facil para él que ella fuera la encadenada, incluso se le ocurrió una locura. -Aunque domine el don de Gaia, no es fiabilidad total, no siempre tendre conciencia...no te puedo prometer nada....pero...-Se quedó pensando en lo que él dijo, mientras se mordió el labio inferior con cara concentración.- ¿De verdad te atreverías a meterte en una jaula en mitad del bosque conmigo al lado esta noche? ¿Es que no tienes miedo? ¿y si te daño? ¿y si....te muerdo?- Tenía cierta preocupación por ello. - Me odiarias mucho si te convirtiera, algunos creen que esto es una maldición, para mi no lo es...pero no desearia que tu lo tuvieras de un desafortunado encuentro...-se preocupaba, esa era la verdad, estaba muy preocupada por esa alocada idea, pero teniendo en cuenta que era la unica persona en el mundo, por el que sentía aprecio, quizá podía funcionar, quizá si no se arriesga no se sabría, pero no le iba a obligar a nada.
La verdad es que si lo hacía su bestia decidiria, su subconsciente, su forma animal, era arriesgado, miró a Charles y suspiró de pesadamente pellizcando el puente de la nariz. -Hay....hay...sé que hay lobos que se atan en sus sotanos y se encadenan, quizá los de alta clase, no se que haran los nobles lobos, pero me lo imagino...-Dijo pensando en ello, se llevó la mano a la melena, el asunto que estaban tratando la estaba poniendo ciertamente nerviosa, gruñó inconscientamente. -Me estoy alterando demasiado...-Escondió su rostro tras su melena negra.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
El roce de su nariz contra su cuello le eriza la piel. No entiende cuánto le provoca con esos actos, le agrada esa sensación de ser reconocido por su olor. Seguro que ella sabe sólo por el olfato todo lo que él siente, es una desventaja, nada que al desconfiado inglés le agradara antes de conocerla, sólo que ahora, tras las aventuras vividas, parece ser algo a lo que puede acostumbrarse. - Lo sé, en los suburbios puede que se encuentren individuos que hayan escuchado de la historia y conservado recuerdos, aún así, ya peinamos la zona sin encontrar una sola voz. Pareciera como si, después de lo acontecido, se hubieran eliminado a todos aquellos que nos conocían. La pregunta es, ¿Por qué? Hay momentos en que odio a mis progenitores por sus artimañas y cómo pudieron despegarse de nosotros sin aspavientos - se acaricia la nuca hasta que encuentra su falange la herida reciente y cierra el ojo derecho por la punzada.
Termina dejándose en paz dicha zona. Los enormes hombros se elevan y caen ante la pregunta - ¿Y por qué no? - recarga el bien formado trasero contra el borde del escritorio para cruzarse de brazos observándola - no soy un idiota, por supuesto que tengo miedo, sin embargo, el tenerte entre las filas implica que tarde que temprano, lo queramos o no, tendré que plantarme ante tu forma crinos. Y qué mejor que en una zona controlada. Si tú no tienes miedo de quemarte con la plata, me parece que podría funcionar - está confiado de ello. En tanto él siga dentro de la jaula, no va a pasarle nada y al final, ocurrente, le guiña un ojo coqueto - además, siempre has querido morderme, sweetheart. Hubiera preferido que me lo chuparas y lo envolvieras con esa boquita de pecado que tienes, pero ambos sabemos cuánto quieres morderme. Soy tu bocado favorito, tu carne prohibida y ansiada, te extasías al pensar en mi sabor, en mi olor, en mi tacto y cómo voy a meterme en tu boca moviéndome sin parar. ¿O no? - su risa inunda la habitación.
Toma un cigarrillo y lo enciende, ha perdido la cuenta de cuántos lleva, la situación es tan tensa, que necesita consolar su ansiedad oral con algo - no lo dudes, Cinder, si me llegaras a morder, te cazaré hasta matarte y luego, me suicidaré. No quiero ser una bestia sin pensamientos, descontrolada y estúpida en mi afán de matar. La bestia que habita en mi interior, el monstruo, sería incapaz de perder el control. Así que, más te vale aprender a controlarte - sus palabras son duras. No pretende bajar el tono burlándose. Está presionándola para ver si así, logra controlar sus impulsos. Es obvio que si llegara a morderlo, la culpa sería del propio inglés al no haberse alejado lo suficiente en la jaula.
Si tuviera Cinder esa sospecha, la prueba podría fallar. Quiere dejarle el peso extra para obsesionarla con el control, volverla loca con ello y ver si funciona. En caso de acertar, entonces le dirá y si no, cuando termine la luna llena, se lo contará. No es una traición, es una omisión en pos del bienestar de la licántropa - además, tengo un plan. Tú concéntrate en controlar a la loba o correr con ella. Yo me hago cargo de que ni siquiera te acerques. Deja de alterarte que te me transformas aquí y te mato, tranquilízate que pediré la jaula y la meteré en lo profundo del bosque. Una vez listo, te llamaré. Ve a tus habitaciones, espera, ya iré a por ti a menos que tengas algo más qué decir - da otra calada al cigarrillo. Deja la ceniza en el cenicero esperando su voz. Sabe que está por estallar, sólo es cuestión de tiempo y no puede negarlo, le excita pensar en verla desnuda transformándose en la bestia que todos temen.
Termina dejándose en paz dicha zona. Los enormes hombros se elevan y caen ante la pregunta - ¿Y por qué no? - recarga el bien formado trasero contra el borde del escritorio para cruzarse de brazos observándola - no soy un idiota, por supuesto que tengo miedo, sin embargo, el tenerte entre las filas implica que tarde que temprano, lo queramos o no, tendré que plantarme ante tu forma crinos. Y qué mejor que en una zona controlada. Si tú no tienes miedo de quemarte con la plata, me parece que podría funcionar - está confiado de ello. En tanto él siga dentro de la jaula, no va a pasarle nada y al final, ocurrente, le guiña un ojo coqueto - además, siempre has querido morderme, sweetheart. Hubiera preferido que me lo chuparas y lo envolvieras con esa boquita de pecado que tienes, pero ambos sabemos cuánto quieres morderme. Soy tu bocado favorito, tu carne prohibida y ansiada, te extasías al pensar en mi sabor, en mi olor, en mi tacto y cómo voy a meterme en tu boca moviéndome sin parar. ¿O no? - su risa inunda la habitación.
Toma un cigarrillo y lo enciende, ha perdido la cuenta de cuántos lleva, la situación es tan tensa, que necesita consolar su ansiedad oral con algo - no lo dudes, Cinder, si me llegaras a morder, te cazaré hasta matarte y luego, me suicidaré. No quiero ser una bestia sin pensamientos, descontrolada y estúpida en mi afán de matar. La bestia que habita en mi interior, el monstruo, sería incapaz de perder el control. Así que, más te vale aprender a controlarte - sus palabras son duras. No pretende bajar el tono burlándose. Está presionándola para ver si así, logra controlar sus impulsos. Es obvio que si llegara a morderlo, la culpa sería del propio inglés al no haberse alejado lo suficiente en la jaula.
Si tuviera Cinder esa sospecha, la prueba podría fallar. Quiere dejarle el peso extra para obsesionarla con el control, volverla loca con ello y ver si funciona. En caso de acertar, entonces le dirá y si no, cuando termine la luna llena, se lo contará. No es una traición, es una omisión en pos del bienestar de la licántropa - además, tengo un plan. Tú concéntrate en controlar a la loba o correr con ella. Yo me hago cargo de que ni siquiera te acerques. Deja de alterarte que te me transformas aquí y te mato, tranquilízate que pediré la jaula y la meteré en lo profundo del bosque. Una vez listo, te llamaré. Ve a tus habitaciones, espera, ya iré a por ti a menos que tengas algo más qué decir - da otra calada al cigarrillo. Deja la ceniza en el cenicero esperando su voz. Sabe que está por estallar, sólo es cuestión de tiempo y no puede negarlo, le excita pensar en verla desnuda transformándose en la bestia que todos temen.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Las palabras de Charles casi la dejaron sin aire, le miró con enfado, furiosa, el se arriesga y si la cosa sale mal y le muerde y le convierte la carga ira sobre ella, él se expone y ella recibe la culpa, y aunque era cierto que tarde o temprano tenía que verla en esa forma, y más si iban a ser socios, tenía que conocer muy bien a quien tenía al lado era natural, ella quería saberlo todo de él, le tenía que tener analizado y era normal que lo mismo fuese al reves, ella se sentía orgullosa de su naturaleza, y que su socio la viera no era algo que le incomodase precisamente, pero la cosa no se veía igual de ambos lados del espejo. Ladeó la cabeza mirandole cuando comentó sobre los deseos de ella de morderle, sus palabras sonaban con segundas llenas de coqueteo, incluso enarcó una ceja cuando la llamó ¿Sweetheart?, clavaba la mirada en él, dando un respingo por sus palabras, que ciertamente le sorprendió, la verdad que con esas palabras estaba despertando mucho su lado animal. -¿Nunca te han dicho que no te vendas tan bien ante un depredador? es posible que me estes incitando más de lo que crees, y creeme cuando te digo que eso no termina de ser bueno....para ti, claro.- Respondió tajante y con cierto aire jugueton por ello.
Pero lo que escuchó de Charles a continuación encendia sus ojos en un amarillo radiactivo, que indicaba cuan presente estaba la bestia que realmente era Cinder, enarcaba la cejas y le miraba de manera fija, como un lobo mira a un ciervo antes de cazarlo, no solo le molestaba esa amenaza de que la mataría se le convirtiera, si no que despues se suicidaría, esas palabras fueron exactamente que dejarón a Cinder sin aire, apenas pestañeaba mientras sus colmillos rozaban su propia lengua, emitiendo un gruñido, pero lo que dijo a continuación dañaba su ego enormemente y de gravedad, "bestia sin pensamientos, descontrolada y estupida en su afán de matar" esas palabras hicieron que tuviera que bajar las manos a la silla para evitar levantarse, e ir a por él, se relamió con lentitud, paseando los la lengua entre sus colmillos, pareciendo en ese momento más una vampiresa que una mujer lobo, ya que solo tenía los ojos amarillos, y los colmillos superiores e inferiores crecidos.
Su mirada seguía fija en él, cuando terminó de hablar, se levantó y se presentó a pocos centimetros de él a una velocidad muy sobrenatural y agil. - ¡¡Refuerza bien tu puta jaula!! ¡¡no eres digno de tener el don del lobo!! ¡¡¡Y SI, ME HAS OIDO BIEN, HE DICHO DON!!! pero hay muchos como tú que no soportan ser parte de la gloria, asi que refuerza tu maldita jaula, y ahora me retiro para no despedazarte, humano.- Gruñó furiosa, agarrando un vaso y tirandolo con fuerza contra la pared, estallandolo, para finalmente retirarse a su habitación hecha un autentico basilisco, una vez cerró la puerta tras su espalda, necesitaba soledad, las palabra de Charles la agobiaban, por morderle, y la herian por lo que dijo de su naturaleza, dejó caer de rodillas sobre el suelo dando un tremendo grito de furia, e hizo un tremendo esfuerzo por recuperar la calma y no destrozar la habitación, finalmente se levantó y se dejó caer sobre la cama, mientras miraba por la ventana como las horas de sol paraban y su humor se volvía más inestable y rabioso.
Pero lo que escuchó de Charles a continuación encendia sus ojos en un amarillo radiactivo, que indicaba cuan presente estaba la bestia que realmente era Cinder, enarcaba la cejas y le miraba de manera fija, como un lobo mira a un ciervo antes de cazarlo, no solo le molestaba esa amenaza de que la mataría se le convirtiera, si no que despues se suicidaría, esas palabras fueron exactamente que dejarón a Cinder sin aire, apenas pestañeaba mientras sus colmillos rozaban su propia lengua, emitiendo un gruñido, pero lo que dijo a continuación dañaba su ego enormemente y de gravedad, "bestia sin pensamientos, descontrolada y estupida en su afán de matar" esas palabras hicieron que tuviera que bajar las manos a la silla para evitar levantarse, e ir a por él, se relamió con lentitud, paseando los la lengua entre sus colmillos, pareciendo en ese momento más una vampiresa que una mujer lobo, ya que solo tenía los ojos amarillos, y los colmillos superiores e inferiores crecidos.
Su mirada seguía fija en él, cuando terminó de hablar, se levantó y se presentó a pocos centimetros de él a una velocidad muy sobrenatural y agil. - ¡¡Refuerza bien tu puta jaula!! ¡¡no eres digno de tener el don del lobo!! ¡¡¡Y SI, ME HAS OIDO BIEN, HE DICHO DON!!! pero hay muchos como tú que no soportan ser parte de la gloria, asi que refuerza tu maldita jaula, y ahora me retiro para no despedazarte, humano.- Gruñó furiosa, agarrando un vaso y tirandolo con fuerza contra la pared, estallandolo, para finalmente retirarse a su habitación hecha un autentico basilisco, una vez cerró la puerta tras su espalda, necesitaba soledad, las palabra de Charles la agobiaban, por morderle, y la herian por lo que dijo de su naturaleza, dejó caer de rodillas sobre el suelo dando un tremendo grito de furia, e hizo un tremendo esfuerzo por recuperar la calma y no destrozar la habitación, finalmente se levantó y se dejó caer sobre la cama, mientras miraba por la ventana como las horas de sol paraban y su humor se volvía más inestable y rabioso.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
En ocasiones Charles no entiende el impacto que tendrán sus palabras hasta que lo ve. Desde el coqueteo casi devorador de la fémina que le sonríe haciendo que piense en algo que no tiene que ver con jaulas y sí más con amarras, cadenas de plata y alguno que otro instrumento de tortura; hasta ese amarillo brillante, casi asesino que por un momento, un ínfimo instante, le impulsa a sujetar la orilla del escritorio tensándose para saltar en la dirección contraria a donde, sentía, Cinder caería. La furia de la fémina es mil veces peor que la tormenta en pleno mar. Las olas no se comparan con el rictus de odio. ¿Será que se sobrepasó en sus comentarios? Echarse atrás es una tontería, además de que no sabe a ciencia cierta qué de todo lo dicho le hizo enojar tanto, por lo que se afirma en sus comentarios.
Tiene que descubrir si la bestia le tiene confianza aún con esta situación, con la expresión de la loba enloquecida, los colmillos barridos, el gruñido emitido desde lo más profundo de su garganta. Vaya que la había enojado. Pagaría por ello como su bestia no se controlara y en su arrebato de rabia, llegara a romper la jaula. Espera que esté tan bien construida como le prometieron porque no sólo su humanidad está en peligro. Su vida también. ¿Y por qué está haciendo ésto? ¿Por sólo satisfacer la curiosidad de verla transformada o por algo más? No quiere responder a esas preguntas. No está preparado para reconocer nada que tenga que ver con un sentimiento. Además, no tiene ni una semana que la conoce. Es inútil pensar que se ha ganado más que su respeto.
El escritorio a sus espaldas le evita que huya, porque es tal la vehemencia de la loba, la forma sobrenatural con la que arremete que deja sin palabras al humano. Sólo su manzana de Adán se mueve significativamente. Su olor se torna en uno que la licántropa puede detectar: miedo. Sujeta firme las orillas del mueble para no moverse escuchando el reclamo, la rabia en palabras y algunas gotas de saliva golpean su rostro sin que haga mueca alguna. ¿Se ganó ese estallido? ¿Será que sus palabras fueron acertadas y su bestia ahora incontrolable es el caldo de cultivo perfecto para su experimento? Cinder luce magnánima en su esfuerzo de considerarlo indigno para ser un hombre lobo sin saber la verdad de Charles. Por qué no quiere serlo.
Y sobre todo, por qué la ha provocado tanto. Sus pulmones exhalan el suspiro que no creía contener hasta que lo escucha, pasándose una mano por los cabellos. Sus dedos tiemblan por la fuerza observada en una simple mujer que en realidad, es mil veces más peligrosa que ningún otro ser que Charles conociera antes. Y sin embargo, el espectáculo debe continuar. Un llamado a Alfred es suficiente para poner en marcha la maquinaria e informar a todos sus ayudantes que lleven la jaula a lo profundo del bosque y que en cuanto se coloque, uno de ellos vaya a la mansión del inglés para conducirlos al lugar. Él mismo se prepara para la noche, las dos armas son repletas de balas de plata en caso de tener que disparar. Se coloca ropa acolchada en los brazos por si ella entraba y le mordía. Sabe que los colmillos pueden ser más grandes de lo que calcula, ruega por no tener que encontrarse en semejante situación.
Una vez la jaula es llevada a su destino y el hombre que les conducirá llega a su mansión, toca la puerta de Cinder - está todo listo. ¿Vas a acompañarme? - puede que tras todo lo acontecido, ella ni siquiera desee saber de él y no la culpa. Es tan frío en sus planes que hará lo imposible por sacar adelante la idea. La estrategia está hecha, falta ver qué dice Cinder al respecto - iremos a lo más profundo del bosque, un hombre nos acompañará para indicarnos el lugar - recarga el hombro contra el marco de la puerta sin decir más. Que ella decida.
Tiene que descubrir si la bestia le tiene confianza aún con esta situación, con la expresión de la loba enloquecida, los colmillos barridos, el gruñido emitido desde lo más profundo de su garganta. Vaya que la había enojado. Pagaría por ello como su bestia no se controlara y en su arrebato de rabia, llegara a romper la jaula. Espera que esté tan bien construida como le prometieron porque no sólo su humanidad está en peligro. Su vida también. ¿Y por qué está haciendo ésto? ¿Por sólo satisfacer la curiosidad de verla transformada o por algo más? No quiere responder a esas preguntas. No está preparado para reconocer nada que tenga que ver con un sentimiento. Además, no tiene ni una semana que la conoce. Es inútil pensar que se ha ganado más que su respeto.
El escritorio a sus espaldas le evita que huya, porque es tal la vehemencia de la loba, la forma sobrenatural con la que arremete que deja sin palabras al humano. Sólo su manzana de Adán se mueve significativamente. Su olor se torna en uno que la licántropa puede detectar: miedo. Sujeta firme las orillas del mueble para no moverse escuchando el reclamo, la rabia en palabras y algunas gotas de saliva golpean su rostro sin que haga mueca alguna. ¿Se ganó ese estallido? ¿Será que sus palabras fueron acertadas y su bestia ahora incontrolable es el caldo de cultivo perfecto para su experimento? Cinder luce magnánima en su esfuerzo de considerarlo indigno para ser un hombre lobo sin saber la verdad de Charles. Por qué no quiere serlo.
Y sobre todo, por qué la ha provocado tanto. Sus pulmones exhalan el suspiro que no creía contener hasta que lo escucha, pasándose una mano por los cabellos. Sus dedos tiemblan por la fuerza observada en una simple mujer que en realidad, es mil veces más peligrosa que ningún otro ser que Charles conociera antes. Y sin embargo, el espectáculo debe continuar. Un llamado a Alfred es suficiente para poner en marcha la maquinaria e informar a todos sus ayudantes que lleven la jaula a lo profundo del bosque y que en cuanto se coloque, uno de ellos vaya a la mansión del inglés para conducirlos al lugar. Él mismo se prepara para la noche, las dos armas son repletas de balas de plata en caso de tener que disparar. Se coloca ropa acolchada en los brazos por si ella entraba y le mordía. Sabe que los colmillos pueden ser más grandes de lo que calcula, ruega por no tener que encontrarse en semejante situación.
Una vez la jaula es llevada a su destino y el hombre que les conducirá llega a su mansión, toca la puerta de Cinder - está todo listo. ¿Vas a acompañarme? - puede que tras todo lo acontecido, ella ni siquiera desee saber de él y no la culpa. Es tan frío en sus planes que hará lo imposible por sacar adelante la idea. La estrategia está hecha, falta ver qué dice Cinder al respecto - iremos a lo más profundo del bosque, un hombre nos acompañará para indicarnos el lugar - recarga el hombro contra el marco de la puerta sin decir más. Que ella decida.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Las horas pasaban encerrada en la habticación, la ira se iba disipando ligeramente, y Cinder miraba el techo de la habitación tirada en la cama, lamiendose las heridas y reconstruyendo su ego nuevamente, mientras mentalmente maldecian, solo frunciendo el ceño, suspiró llegando a la calma de relativa manera, permaneció tirada en la cama, dandole vueltas, y dando gruñidos resignados, sentia el calor, sentia la llamada de la bestia, que ansiaba que el sol se ocultase, que la luna se coronase y aullar, era lo que invadia su cabeza en ese momento, empezando a dejar atras aquella discusión, y como olia su miedo, mentiria si dijera que no le gustaba ese olor, apunto estaba de morderle por ello, solo por notar tambien el ferreó sabor de la sangre, le había gustado mucho, el sol ya estaba semi escondido, y escuchó como Charles se aproximaba a su habitación, simplemente dejó escapar un pesado suspiro y se sentó en el borde de la cama con aire serio.
Preguntó si le acompañaría, Cinder enarcó la ceja, era comprensible que lo dudara por los rugidos que había dado, simplemente le miró y se cruzó de brazos poniendose en pie, y ladeo la cabeza. -Ya dije antes que iba a ir.- Dijo de manera algo seca, mientras se acercó a él observando las ropas que se había puesto, y comprovaba que ya estaba preparado para salir, se acercó a Charles olfateandole muy de cerca. -Uhm...aun hueles a miedo....que dulce...- Comenta en un tono cargado de malicia, alarga su lengua para lamer de una manera lujuriosa la mejilla de Charles y enarcá una ceja sonriendo de medio lado con los colmillos ligeramente destacados, mientras avanzaba delante de él para encaminarse para tomar los caballos y dejarse guiar, por aquel hombre, Cinder se giró a mirarle. -Espero que despues de que te enjaulen se vaya pitando, pues apenas me quedan unas tres horas para dejar ver la gloria.- Remarcó eso último, marcando su orgullo por ser una licántropo, hizo un giro de cabeza hechando su melena hacia atras con cierto glamour todo sea dicho.
Fue a los caballos y junto con Charles, y fulminando con la mirada al tercero, tenían que darse prisa, y le daba arres al caballo para que aceleraran el paso, y dejó que aquel desconocido los guiaran por el bosque hasta llegar a donde estaba la jaula de plata, realmente era grande y si que estarian bastante aislados, había que admitir que Charles se la iba a jugar realmente, aqui nadie le iba a socorrer, solo estarian ellos dos solos, suspiró desmonantando al caballo y miró al desconocido. - Llevatelos lejos me gustan los caballos, no los quiero cerca.- Gruñó la loba, no estaba enojada, la luna amenazaba cerca y la tenia ciertamente turbia, observaba como lo preparaban todo, se acercó a la jaula tocando los barrotes unos segundos antes de retirar la mano sacudiendola molesta, ahora no era tan efectiva como lo serían en un par de horas, se sentó en el suelo esperando a que Charles le prepararan todo para meterse ahi dentro.
Solo cuando todo estubo preparado y el tercero se marchaba Cinder se puso en pie y se giró a mirar a Charles una vez estaban los dos solos, alzó una ceja. -No te emociones...-Dijo de manera brusca, se levantó y empezó a desnudarse completamente, hasta quedar literalmente como dios la trajo al mundo, se acercó a Charles tendiendole la ropa. - No quiero romperla, necesitare ropa mañana.- Comentó de manera despreocupada, mientras se estiraba para estirar los musculos mientras paseaba de un lado a otro acariciandose el cuello mientras miraba de reojo a Charles.
Preguntó si le acompañaría, Cinder enarcó la ceja, era comprensible que lo dudara por los rugidos que había dado, simplemente le miró y se cruzó de brazos poniendose en pie, y ladeo la cabeza. -Ya dije antes que iba a ir.- Dijo de manera algo seca, mientras se acercó a él observando las ropas que se había puesto, y comprovaba que ya estaba preparado para salir, se acercó a Charles olfateandole muy de cerca. -Uhm...aun hueles a miedo....que dulce...- Comenta en un tono cargado de malicia, alarga su lengua para lamer de una manera lujuriosa la mejilla de Charles y enarcá una ceja sonriendo de medio lado con los colmillos ligeramente destacados, mientras avanzaba delante de él para encaminarse para tomar los caballos y dejarse guiar, por aquel hombre, Cinder se giró a mirarle. -Espero que despues de que te enjaulen se vaya pitando, pues apenas me quedan unas tres horas para dejar ver la gloria.- Remarcó eso último, marcando su orgullo por ser una licántropo, hizo un giro de cabeza hechando su melena hacia atras con cierto glamour todo sea dicho.
Fue a los caballos y junto con Charles, y fulminando con la mirada al tercero, tenían que darse prisa, y le daba arres al caballo para que aceleraran el paso, y dejó que aquel desconocido los guiaran por el bosque hasta llegar a donde estaba la jaula de plata, realmente era grande y si que estarian bastante aislados, había que admitir que Charles se la iba a jugar realmente, aqui nadie le iba a socorrer, solo estarian ellos dos solos, suspiró desmonantando al caballo y miró al desconocido. - Llevatelos lejos me gustan los caballos, no los quiero cerca.- Gruñó la loba, no estaba enojada, la luna amenazaba cerca y la tenia ciertamente turbia, observaba como lo preparaban todo, se acercó a la jaula tocando los barrotes unos segundos antes de retirar la mano sacudiendola molesta, ahora no era tan efectiva como lo serían en un par de horas, se sentó en el suelo esperando a que Charles le prepararan todo para meterse ahi dentro.
Solo cuando todo estubo preparado y el tercero se marchaba Cinder se puso en pie y se giró a mirar a Charles una vez estaban los dos solos, alzó una ceja. -No te emociones...-Dijo de manera brusca, se levantó y empezó a desnudarse completamente, hasta quedar literalmente como dios la trajo al mundo, se acercó a Charles tendiendole la ropa. - No quiero romperla, necesitare ropa mañana.- Comentó de manera despreocupada, mientras se estiraba para estirar los musculos mientras paseaba de un lado a otro acariciandose el cuello mientras miraba de reojo a Charles.
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
El sol en el cielo va en descenso, una caída que para Charles puede significarlo todo, inclusive su futuro. En contraste con el movimiento del astro que lento va surcando el firmamento, en París, las movilizaciones de personas que Charles hizo fueron descomunales. Sin aliento, muchos están dejando la jaula donde les indicaran. No entienden para qué su jefe quiere algo así, no es que esté loco, ha sido muy cuerdo la mayoría de las ocasiones, más ésto es una gran interrogante. Los ingleses han visto a lo largo del tiempo, tantas situaciones bizarras, pero ésta, se lleva el primer premio. Avanzan con los franceses y algunos españoles hasta dejar todo listo, tal cual los requerimientos de Charles, porque algo sí tienen muy claro: si llega a faltar algo, el jefe se enoja y todos salen corriendo con su actitud agresiva.
Incluso Jonas, el encargado de llevar las tres monturas a la mansión de Charles, quien lo ve salir del inmueble con el semblante serio. Ni siquiera respondió a la licántropa cuando le indicó que olía a miedo. Se limitó a asentir con la cabeza antes de observarla durante largos instantes y susurrar - es hora, vámonos, el sol no tarda en ocultarse - el lenguetazo fue extraño para el humano, que lo comparó -sin afán de ofenderla- con el único perro que había tenido en su vida y que así le demostraba el cariño que le tenía al humano. Le acarició la coronilla de la cabeza antes de dar media vuelta y salir.
Jonas pareció quedarse sin comprender con las indicaciones de Cinder, más asintió con la cabeza, sus ojos observaron intrigados y ahora, nerviosos a su jefe que sólo subió a la grupa del caballo para dar el primer azote y salir en corretiza hacia lo más profundo del bosque, donde los árboles estaban más cercanos y la luz se extingue por las ramas frondosas e inexpugnables. Ahí, en medio de la nada, estaba la soberbia jaula que, como paredón, espera ansiosa a su víctima. ¿Será capaz de contener la rabia de la licántropa? Esa noche lo descubrirán. Charles se queda en silencio después de desmontar, entregando las bridas al sirviente antes de mirarle - vete, vete sin mirar atrás, si te retrasas un minuto, morirás y no intervendré para salvarte. Vete ya - no se lo dicen dos veces. En cuanto Cinder indicó que le gustaban los caballos, a su gruñido siguió un brillo amarillento, logró notar cómo le crecían los colmillos.
No estaba loco como su jefe que parecía, se quedaría ahí. En una rápida carrera desapareció de la vista dejando a un Charles taciturno y silencioso que ni siquiera nota que ella se desnuda hasta que le entrega su ropa. La observa sin comprender hasta que la fémina le resuelve la pregunta no formulada. Un profundo suspiro exhala de su boca, toma la cerradura para abrir la enorme protección que espera, funcione y se adentra en ésta. Tiene todo lo que necesita, tras cerrar detrás de él, coloca la ropa en el suelo, extiende un paño que extrae de una mochila que trajo a espaldas y sobre éste, deja queso, carne y una petaca con whiskey. No piensa emborracharse, es más para soportar el frío que hará en la madrugada. La mochila es depositada con suavidad a su lado sacando una manta de ésta. Extrae un cigarrillo de la caja donde les guarda esperando que sean suficientes para la velada y espera que caiga la noche.
En el cielo, el sol danza con colores naranjas y rosáceos. Los últimos rayos de luz anuncian la llegada de una noche monstruosa. En el bosque, el primer aullido empieza a sonar y con él, sonidos extraños embargan la oscuridad. Charles espera paciente, jugueteando con su daga y un pedazo de madera haciendo una figura en tanto una fogata improvisada le da el calor suficiente para mantenerse tibio. Antes de que cayera la noche, notó que su gente había traído la madera requerida y aunque le tomó un poco de tiempo, logró que el fuego crepitara sin parar.
Un aullido más potente suena provocando que decenas de patas huyan en sentido contrario. La cena está servida, siendo Charles el plato principal.
Incluso Jonas, el encargado de llevar las tres monturas a la mansión de Charles, quien lo ve salir del inmueble con el semblante serio. Ni siquiera respondió a la licántropa cuando le indicó que olía a miedo. Se limitó a asentir con la cabeza antes de observarla durante largos instantes y susurrar - es hora, vámonos, el sol no tarda en ocultarse - el lenguetazo fue extraño para el humano, que lo comparó -sin afán de ofenderla- con el único perro que había tenido en su vida y que así le demostraba el cariño que le tenía al humano. Le acarició la coronilla de la cabeza antes de dar media vuelta y salir.
Jonas pareció quedarse sin comprender con las indicaciones de Cinder, más asintió con la cabeza, sus ojos observaron intrigados y ahora, nerviosos a su jefe que sólo subió a la grupa del caballo para dar el primer azote y salir en corretiza hacia lo más profundo del bosque, donde los árboles estaban más cercanos y la luz se extingue por las ramas frondosas e inexpugnables. Ahí, en medio de la nada, estaba la soberbia jaula que, como paredón, espera ansiosa a su víctima. ¿Será capaz de contener la rabia de la licántropa? Esa noche lo descubrirán. Charles se queda en silencio después de desmontar, entregando las bridas al sirviente antes de mirarle - vete, vete sin mirar atrás, si te retrasas un minuto, morirás y no intervendré para salvarte. Vete ya - no se lo dicen dos veces. En cuanto Cinder indicó que le gustaban los caballos, a su gruñido siguió un brillo amarillento, logró notar cómo le crecían los colmillos.
No estaba loco como su jefe que parecía, se quedaría ahí. En una rápida carrera desapareció de la vista dejando a un Charles taciturno y silencioso que ni siquiera nota que ella se desnuda hasta que le entrega su ropa. La observa sin comprender hasta que la fémina le resuelve la pregunta no formulada. Un profundo suspiro exhala de su boca, toma la cerradura para abrir la enorme protección que espera, funcione y se adentra en ésta. Tiene todo lo que necesita, tras cerrar detrás de él, coloca la ropa en el suelo, extiende un paño que extrae de una mochila que trajo a espaldas y sobre éste, deja queso, carne y una petaca con whiskey. No piensa emborracharse, es más para soportar el frío que hará en la madrugada. La mochila es depositada con suavidad a su lado sacando una manta de ésta. Extrae un cigarrillo de la caja donde les guarda esperando que sean suficientes para la velada y espera que caiga la noche.
En el cielo, el sol danza con colores naranjas y rosáceos. Los últimos rayos de luz anuncian la llegada de una noche monstruosa. En el bosque, el primer aullido empieza a sonar y con él, sonidos extraños embargan la oscuridad. Charles espera paciente, jugueteando con su daga y un pedazo de madera haciendo una figura en tanto una fogata improvisada le da el calor suficiente para mantenerse tibio. Antes de que cayera la noche, notó que su gente había traído la madera requerida y aunque le tomó un poco de tiempo, logró que el fuego crepitara sin parar.
Un aullido más potente suena provocando que decenas de patas huyan en sentido contrario. La cena está servida, siendo Charles el plato principal.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Todo acomodado, Cinder desnuda al completo, sentía la hierba fria bajo sus pies, el calor que emanaba desde lo más profundo, se alejaba mirando a Charles, ocultandose entre los arboles, el ingles la podía ver como andaba entres los arboles, mientras el olor de la comida de Charles la llegaba, dejaba escapar un suspiró lento, mirando el cielo, ya notaba como llegaba el momento, notaba la euforia, sentía el momento llegar, miró en dirección a Charles en su preciosa jaula de plata, pero ahora llegaba la parte mas cruda, mas feroz, mas dura....su respiración se acelerada, a una anormalmente acelerada, asi como el pulso, y el calor que emanaba de ella, Cinder miraba al suelo mientras caminaba, escuchaba a los lobos salvajes aullar, entonces la luz de la luna se despertaba mojando con sus rayos de plata el bosque, Cinder sonrió y alzó la vista al cielo, para encontrarse con la luna, sus pupilas se fijaban en la luna que magnifica se presentaba, y entonces solo entonces era cuando empezaba la acción, el cambio, no es que necesitara mirarla para transformare, pero sentia el instinto de alzar la vista justo antes.
Un grito fue arrancado de su garganta, empezando a retorcerse, el grito se convertía en rugido, y se inclinó mientras su cuerpo empezaba a combulsionar, de manera tremenda, los misculos se agrandaban, estiraban, se inflaban, sus hesos se rompian y fortalecían, el pelo crecía, las garras, el morro se alargaba, sus colmillos crecían en lo que se vió una magnifica bestia negra, grande, se agrandaba hasta convertirse en una enorme bestia negra, dió un potente aullido que sin duda se oiria a varios kilometros a la redonda, ademas ella tenía un aullido tan potente que era capaz de dejar paralizado a otros, pues su aullido podía ser autentico aullido ensordecedor, se puso a cuatro patas avanzando por el bosque, pues olia al humano, dió varias dentelladas al aire y salío a toda prisa la loba, dejando que Charles viera por primera vez su forma de bestia
Aun en forma cuadrupedia salió corriendo contra la jaula gruñendo ferozmente, y parandose a pocos milimetros de esta, gruñendo, se puso a dos patas mostrando que tambien tenía movimiento a dos patas, aunque al correr preferia hacerlo a cuatro patas, pues era más rapida, gruñó y caminaba en circulos alrededor de la jaula, mientra le miraba y gruñía mostrandole los colmillos afilados, igual que sus garras, gruñía olfateaba, se relamia, emitió un gruñido que pareció una risa inclusiva, el don de Gaia estaba confuso, pero lo estaba empezando a coneguir, aunque lanzó varios bocados al aire solo por el sumo placer de que oliese a miedo aquel humano, olía hasta el latido de su corazón acelerado, le miró con sus ojos ambar y aulló con fuerza, siendo correspondida por los otros lobos, sacudiendose mientra seguía rodeandole lentamente.
Un grito fue arrancado de su garganta, empezando a retorcerse, el grito se convertía en rugido, y se inclinó mientras su cuerpo empezaba a combulsionar, de manera tremenda, los misculos se agrandaban, estiraban, se inflaban, sus hesos se rompian y fortalecían, el pelo crecía, las garras, el morro se alargaba, sus colmillos crecían en lo que se vió una magnifica bestia negra, grande, se agrandaba hasta convertirse en una enorme bestia negra, dió un potente aullido que sin duda se oiria a varios kilometros a la redonda, ademas ella tenía un aullido tan potente que era capaz de dejar paralizado a otros, pues su aullido podía ser autentico aullido ensordecedor, se puso a cuatro patas avanzando por el bosque, pues olia al humano, dió varias dentelladas al aire y salío a toda prisa la loba, dejando que Charles viera por primera vez su forma de bestia
Aun en forma cuadrupedia salió corriendo contra la jaula gruñendo ferozmente, y parandose a pocos milimetros de esta, gruñendo, se puso a dos patas mostrando que tambien tenía movimiento a dos patas, aunque al correr preferia hacerlo a cuatro patas, pues era más rapida, gruñó y caminaba en circulos alrededor de la jaula, mientra le miraba y gruñía mostrandole los colmillos afilados, igual que sus garras, gruñía olfateaba, se relamia, emitió un gruñido que pareció una risa inclusiva, el don de Gaia estaba confuso, pero lo estaba empezando a coneguir, aunque lanzó varios bocados al aire solo por el sumo placer de que oliese a miedo aquel humano, olía hasta el latido de su corazón acelerado, le miró con sus ojos ambar y aulló con fuerza, siendo correspondida por los otros lobos, sacudiendose mientra seguía rodeandole lentamente.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Y a la luz de la luna llena,
mi destino llega...
mi destino llega...
Nerviosismo. Todo el lugar está impregnado de eso. Los animales corren hacia sus madrigueras como si su instinto les apresurara a resguardarse de la masacre que anuncia la luna en todo su esplendor, con esa luminosidad que todo lo alumbra y a todos bendice. En el caso de Cinder, se podría creer que la maldice al transformarla en una bestia sin control. ¿Será que Charles tiene una visión errada de eso? Ella está orgullosa de su estirpe, se nota en cada palabra, en sus expresiones, en sus hombros echados atrás cuando enfrentó a Charles en su despacho. Es sólo el hecho de que él no querría estar esas tres noches sin saber qué está pasando con él, con el olvido de las acciones, que lo juzga tan duramente.
Los aullidos incrementan la tensión, los músculos de Charles están atentos a cualquier eventualidad. El revólver con balas de plata descansa al lado de la carne seca y el queso, sólo es cuestión de alargar la mano y disparar. Un grito de dolor en lo profundo del bosque le hace respingar. Su cuerpo ha saltado en su lugar levantando su culo un par de centímetros en el aire. La manzana de Adán se remueve cuando el inglés traga saliva. Ya no puede seguir comiendo. Guarda todo en la manta y le echa un nudo al tiempo que los sonidos característicos de los huesos tronando y la carne desgarrándose hacia la misma dirección del grito humano, le erizan al inglés los vellos de la nuca y toda la columna vertebral del hombre envía señales de alerta al resto de su constitución física. Toma el revólver y con el mismo nerviosismo, lo vuelve a dejar.
Tiene las manos llenas de sudor, se las limpia en las perneras de los pantalones. Teme que, al instante en que ella salga del bosque, le dispare, así que mejor le echa encima el bulto con la comida al revólver y así evitar la tentación de la vista. Está seguro en esa maldita jaula. Y de pronto piensa que quizá debieron probarla antes. Los aullidos se incrementan y uno en particular le obliga a cubrirse los oídos con fuerza, él mismo emite un grito de dolor. Sus rodillas se pegan a su pecho y oculta la cabeza entre ellas intentando que con la piel y músculo se amortigüen los decibelios de tal aullido. Y lo reconoce, por instinto, sabe que ese es el sonido que emite la garganta de Cinder.
Ahora su estrés se entremezcla con la curiosidad. Alza la cabeza cuando sólo queda el silencio, uno quebrado por un gran golpe a lo lejos seguido de otro y otro más. Saltos, logra identificar. Alguien de enorme masa muscular se acerca con violencia hacia donde está él. No puede más que ir a por la caja donde los cigarrillos, su ansiedad oral clama a gritos una satisfacción. A duras penas puede encender el cilindro con los dedos temblando del nerviosismo. Hasta que por fin, ella está ahí. Identifica primero los ojos amarillos, desde un punto en particular del bosque donde la negrura es mayor que el sitio donde Charles se encuentra iluminado por la fogata.
El inglés se pone en pie, una parte de su cuerpo está aterrorizada por la presencia de tal bestia y corre a refugiarse en su estómago que queda lleno de esos constantes temblores y corrientes de electricidad. El siguiente salto, puesto que jamás disminuyó su carrera, le deja expuesta en todo su esplendor. Glorioso. Una loba en cuatro patas, capaz de sobrepasar su metro ochenta y cinco de estatura siendo que Cinder ni siquiera llegaba a su barba. Cada músculo está bien labrado, endurecido, fortalecido. Siente cómo sus extremidades van guardando la fuerza de sus acometidas.
El gruñido le hace dar un par de pasos atrás, es la potencia del mismo aunado al propio instinto de supervivencia de Charles al ver semejantes colmillos y dientes afilados. No tardaría ni dos segundos en cortar su piel y hueso. Queda a milímetros de distancia de dos barrotes de la jaula. El pelaje pareciera muy sedoso, es brillante, le cubre a la perfección el cuerpo, más no oculta la grandiosidad de sus músculos y es hipnotizante cómo se mueve. Y para gloria, se incorpora caminando en dos patas. Lo que el inglés había pensado que era una forma canina, en realidad es la mitad de ambos. Había leído de la forma crinos, más no había dibujos que lo representaran. Observarlo de primera mano es abrumante.
La licántropa camina alrededor de la jaula y como un idiota inconsciente, Charles le sigue los movimientos, sin querer perderse un solo detalle de los músculos súperdotados, del pelaje que le cubre el busto, su entrepierna. Ella da dentelladas en el aire y Charles sólo aprecia el sonido que emite cada vez que repite ese accionar. Las manos terminadas en garras y cubiertas de pelaje parecen cuchillas. Y la cola, la enorme cola que se mueve inquieta. De pronto, la ve elevar la cabeza, no lo sospecha hasta escuchar el brutal aullido, grita de dolor echándose al piso de rodillas llevando las manos a los oídos. Encoge el cuerpo para buscar alguna posición donde no le lastime tanto el tímpano. Aún y cuando se detiene el sonido, él se queda brutalmente atontado en el piso.
Sus manos procuran mantenerse cubriendo los oídos por si ella vuelve a aullar. No ha notado siquiera que, al rodar para quedar boca arriba, deja la mano derecha fuera de la jaula. Peligrosamente afuera.- Cinder, me duele cuando aúllas. ¿Quieres por favor no hacerlo cuando estás tan cerca? Siento mis oídos sangrar - aprieta los ojos en la misma posición. Traga saliva antes de que vaya remitiendo de a poco las sensaciones que tiene. La cabeza la siente estallar y con ella, su tímpano.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La loba fijaba su mirada en él, cuando le habló el ingles la licana movió las orejas en su dirección, empezando a reconocerle, su olor era familiar, empezaba a reconocer ese olor, esa voz, empezó a mirarle más fijamente y gruñó cuando esté le abrió mientras movia la cola con ligereza mientras miraba al aturdido hombre dentro en esa jaula, que deslumbraba solo de mirar, andando a dos patas se acercó a la jaula, intentando pasar la mano entre los barrotes...pero estós le quemarón dió un gruñido lastimero. Retirando rapidamente la garra y lamiendola para consolar la quemazón que no tardó en curarse, sacudió la cabeza y se puso nuevamente erguida, gruñó mirando la jaula y entrecerrando los ojos, parecía empezar a llevar bien, le miraba, recordaba su cara, le reconocía, gruño mirandole y ladeó la cabezam mientras finalmente se colocaba en cuadrupedia, sentandose, mientras le miraba fijamente, mientra movía su ocico y se relamía, mientras olfateaba percibiendo como se sentía el humano, mientras ella ladeaba la cabeza, su oreja giró hacía atras, y se levantó rapidamente desapareciendo entre el bosque.
Se escuchó el potente aullido y unos rugidos, al rato apareció de entre los arboles con el morro manchado de sangre trayendo la presa cazada de un ciervo que empezó a devorar ante los ojos del ingles, seguramente de estar enloquecida estaría buscando la forma de entrar en esa jaula, movia la cola ligeramente mientras comía, daba pequeños gruñidos, eran pasivos, sin animos amenazantes, pero la cosa sería que el ingles entendiera lo relajada que estaba la bestia, negra que recostada devoraba la presa, degustando la carne y rohiendo los huesos para alcanzar el tuetano de este, relamiendose, mientras observaba con atencíon a Charles, en una pregunta bastante definitiva.
¿Saldría el ingles de la jaula de plata, sería la prueva de fuego, de momento no tenía intención de comerselo, por mucho que oliera a miedo, le gustaba ese olor que tenía el ingles, aunque quizás si que incitaba el olor a miedo, se giró olfateando el aire, comprobaba que no había ningún macho licano cerca de ella, al parecer en ese momento ella era la reina loba de ese bosque, no notando ningún otro lobo salvo los propios lobos que ahi vivian y no estaban sujetos a la influencia sobrenatural, y aunque no lo había dicho, ella tenía la habilidad de telepatía con los animales, ella olfateaba y vuelve a mirar a Charles, girando las orejas en su dirección, haciendole ver que le estaba escuchando y entendiendo. Quizá el humano vería que estaba consiguiendo su dominio del Don de Gaia, fue entonces cuando el olfato detecto al enemigo, el olor de la muerte, el aroma que solo emitia el heraldo de la muerte, un vampiro, la loba gruño mirando hacia el bosque, erizando su negro y brillante pelaje.
Se escuchó el potente aullido y unos rugidos, al rato apareció de entre los arboles con el morro manchado de sangre trayendo la presa cazada de un ciervo que empezó a devorar ante los ojos del ingles, seguramente de estar enloquecida estaría buscando la forma de entrar en esa jaula, movia la cola ligeramente mientras comía, daba pequeños gruñidos, eran pasivos, sin animos amenazantes, pero la cosa sería que el ingles entendiera lo relajada que estaba la bestia, negra que recostada devoraba la presa, degustando la carne y rohiendo los huesos para alcanzar el tuetano de este, relamiendose, mientras observaba con atencíon a Charles, en una pregunta bastante definitiva.
¿Saldría el ingles de la jaula de plata, sería la prueva de fuego, de momento no tenía intención de comerselo, por mucho que oliera a miedo, le gustaba ese olor que tenía el ingles, aunque quizás si que incitaba el olor a miedo, se giró olfateando el aire, comprobaba que no había ningún macho licano cerca de ella, al parecer en ese momento ella era la reina loba de ese bosque, no notando ningún otro lobo salvo los propios lobos que ahi vivian y no estaban sujetos a la influencia sobrenatural, y aunque no lo había dicho, ella tenía la habilidad de telepatía con los animales, ella olfateaba y vuelve a mirar a Charles, girando las orejas en su dirección, haciendole ver que le estaba escuchando y entendiendo. Quizá el humano vería que estaba consiguiendo su dominio del Don de Gaia, fue entonces cuando el olfato detecto al enemigo, el olor de la muerte, el aroma que solo emitia el heraldo de la muerte, un vampiro, la loba gruño mirando hacia el bosque, erizando su negro y brillante pelaje.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Durante unos minutos, diez, quizá quince, pierde el sentido de la realidad. Está adolorido y en sus oídos hay un pitido que no le permite concentrar la mente. Es por ese lapso de tiempo que ignora a Cinder sin poderlo evitar. Aspira profundo y suelta el aire hasta que, por fin, puede sentirse mejor. Abre los ojos, se sienta y la busca con la mirada justo para observar cómo se vuelve a perder en el bosque. El hombre sacude la cabeza con violencia, se introduce el dedo meñique en los orificios auditivos hasta donde puede. Hay un poco de sangre en ellos. Niega con la cabeza esperando que no vuelva a aullar al menos el resto de la noche, que haya comprendido que a él le mata ese sonido.
Otro aullido más, pero ahora a la distancia. Charles entiende que ella no va a hacerle mucho caso y como tampoco le va a hablar, desgarra su camisa para hacer dos pequeños tapones de tela poniéndoselos en los canales auditivos sin profundizar. Está terminando de hacer su estrategia para no perder la audición cuando la ve salir de lo profundo del bosque con tremenda pieza de cacería. Un venado con una cornamenta estupenda. Once astas, toda una maravilla. La mira empezar a comerlo, a destazar toda la piel, llegando al músculo y después, al hueso. Él mismo, de verla comer, se le antoja. Saca algo de queso para seguir consumiendo en tanto sonríe mirándola cómo disfruta - ¿Está bueno? - le grita divertido sacando un cigarrillo para encenderlo y fumar pasivo.
Se recarga contra uno de los barrotes de la jaula. Ver que ella le responde moviendo las orejas le hace pensar que quizá lo logró - ¿Es tu forma de decir que me entiendes? Vamos, mueve la cabeza de arriba a abajo para "sí" y sacúdela para "no" - da otra calada al cigarrillo observándola en silencio. Parece que todo va bien hasta que la ve erizarse y gruñir - ¿Cinder? ¿Nena? ¿Qué pasa? - no sabe qué está oliendo, mira a un lado y al otro sin ver nada. Recoge con rapidez el revólver para colocarlo en su cintura. No piensa salir ahora menos que nunca, no sin entender qué se avecina. Y como si lo hubiera invocado, un hombre sale de entre los matorrales en silencio antes de mirar a uno y a la loba - Así que te han traído de comer. ¿O quizá no? ¿Son los barrotes de plata? Me pareciera que en lugar de que comas, lo haré yo - los colmillos se extienden hasta tocar su labio inferior.
Charles lo observa y comprende. Eso no es un hombre lobo o un cambiante, es un vampiro. Y él no tiene algo para combatirlo. Sin embargo, piensa ayudarle a Cinder. El primer disparo le atraviesa el cuello al vástago que voltea a mirarle con rabia. Ha llamado su atención y quizá le ataque, pero para eso, tendrá que romper primero la jaula y eso significa que ya le habrá disparado todas las balas. Y lo logra, el vampiro ignora a la licántropa para echársele encima sin contar que la jaula de plata y durará más que un metal común y corriente. En cuanto cae sobre la jaula, Charles le descarga todo el cargador. El vampiro recibe dos balas, pero en las demás las evita. Trepa al techo de la jaula desde donde mira a Cinder.
En cuanto ella se le eche encima, va a saltar al lado contrario dejando que se queme antes de regresar para rematarla mordiéndole el cuello. Ese es el plan, no cuenta que Charles está abriendo la jaula tomando el otro revólver para atacarle a su vez quedándose indefenso de los ataques de cualquiera de los dos.
Otro aullido más, pero ahora a la distancia. Charles entiende que ella no va a hacerle mucho caso y como tampoco le va a hablar, desgarra su camisa para hacer dos pequeños tapones de tela poniéndoselos en los canales auditivos sin profundizar. Está terminando de hacer su estrategia para no perder la audición cuando la ve salir de lo profundo del bosque con tremenda pieza de cacería. Un venado con una cornamenta estupenda. Once astas, toda una maravilla. La mira empezar a comerlo, a destazar toda la piel, llegando al músculo y después, al hueso. Él mismo, de verla comer, se le antoja. Saca algo de queso para seguir consumiendo en tanto sonríe mirándola cómo disfruta - ¿Está bueno? - le grita divertido sacando un cigarrillo para encenderlo y fumar pasivo.
Se recarga contra uno de los barrotes de la jaula. Ver que ella le responde moviendo las orejas le hace pensar que quizá lo logró - ¿Es tu forma de decir que me entiendes? Vamos, mueve la cabeza de arriba a abajo para "sí" y sacúdela para "no" - da otra calada al cigarrillo observándola en silencio. Parece que todo va bien hasta que la ve erizarse y gruñir - ¿Cinder? ¿Nena? ¿Qué pasa? - no sabe qué está oliendo, mira a un lado y al otro sin ver nada. Recoge con rapidez el revólver para colocarlo en su cintura. No piensa salir ahora menos que nunca, no sin entender qué se avecina. Y como si lo hubiera invocado, un hombre sale de entre los matorrales en silencio antes de mirar a uno y a la loba - Así que te han traído de comer. ¿O quizá no? ¿Son los barrotes de plata? Me pareciera que en lugar de que comas, lo haré yo - los colmillos se extienden hasta tocar su labio inferior.
Charles lo observa y comprende. Eso no es un hombre lobo o un cambiante, es un vampiro. Y él no tiene algo para combatirlo. Sin embargo, piensa ayudarle a Cinder. El primer disparo le atraviesa el cuello al vástago que voltea a mirarle con rabia. Ha llamado su atención y quizá le ataque, pero para eso, tendrá que romper primero la jaula y eso significa que ya le habrá disparado todas las balas. Y lo logra, el vampiro ignora a la licántropa para echársele encima sin contar que la jaula de plata y durará más que un metal común y corriente. En cuanto cae sobre la jaula, Charles le descarga todo el cargador. El vampiro recibe dos balas, pero en las demás las evita. Trepa al techo de la jaula desde donde mira a Cinder.
En cuanto ella se le eche encima, va a saltar al lado contrario dejando que se queme antes de regresar para rematarla mordiéndole el cuello. Ese es el plan, no cuenta que Charles está abriendo la jaula tomando el otro revólver para atacarle a su vez quedándose indefenso de los ataques de cualquiera de los dos.
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La loba olfateaba mientras su pupila se contría mucho, el jadeo era sonoro y gruñe sonoramente, mirando a ese hombre que apareció de entre los matorrales, su olor la irritaba, la ponía agresiva, le despertaba la alertas, y en ese estado más que nunca, su conciencia aunque la mantenía sobre ella, y de manera efimera pero todavía podía ser consciente, pero sus impulsos ganaban a la razon, aunque se sobresaltó cuando quien estaba en la jaula disparó dando al cuello del vampiro, ella dió un gruñido y eso enfadó al vampiro que con el desgarró del balazó saltó sobre la jaula, dado que aunque a los vampiros la plata les dañaba ni de lejos tanto como a un licántropo, este parecío intentar incitar Cinder que altara por la jaula aun despues de haberse llevado un par de balazos por culpa de Charles que descargaba su revolver, pero los vampiros eran rapidos, el vampiro miró a la loba en su empeño de provocarla, pero la loba ya se había quemado previamente y no iba a caer, así que su salto iba con tintención de saltar sobre él y tirarle para caer ambos fuera de la superficie que tenía la maldita jaula de plata, y lo peor es que le salió el plan regular al vampiro.
Este esquivó a la licana pero para su desgracia no cayó sobre la jaula y Charles había salido de esta, con un arma en mano dispuesto a defenderse del vampiro y posiblemente de la loba, en movimiento sobrenatural el vampiro se lanzo a por la unica presa comestible, y apunto estubo de alcanzar a Charles de no ser por que la loba atrapo el brazo que bien estuvo apunto de arrancarselo, se escuchó el crugir de los huesos del brazo del vampiro, la loba emitio un gruñido satisfecho, pero lo que no esperó es que el vampiro sacase una daga de plata y a velocidad sobrenatural, se giró sobre la loba girandose alrededor de ella y aunque se desgarró parte del musculo, para safarse de las fauces de la loba clavó su daga en el lomo, esta aulló de dolor.
Y se revolvió rodando los dos por el suelo, dando notables zarpazos sobre el pecho del vampiro, que debía ser milenario, por lo menos, de no ser asi la loba lo liquidaría, pero iba a necesitar la ayuda del ingles, o no iba a salir a menos que perdiera el control, y no, necesitaba mantenerse lucida o no dominaria el don de la madre tierra, y muchos años le había costado, asi que gruñó mirando a Charles, esl tenía las armas, y ella necesitaba ayuda, el vampiro tenía heridas fuertes pero aun se mantenía en pie, y se había montado sobre el lomo de la loba que intentaba tirarle a toda costa.
Este esquivó a la licana pero para su desgracia no cayó sobre la jaula y Charles había salido de esta, con un arma en mano dispuesto a defenderse del vampiro y posiblemente de la loba, en movimiento sobrenatural el vampiro se lanzo a por la unica presa comestible, y apunto estubo de alcanzar a Charles de no ser por que la loba atrapo el brazo que bien estuvo apunto de arrancarselo, se escuchó el crugir de los huesos del brazo del vampiro, la loba emitio un gruñido satisfecho, pero lo que no esperó es que el vampiro sacase una daga de plata y a velocidad sobrenatural, se giró sobre la loba girandose alrededor de ella y aunque se desgarró parte del musculo, para safarse de las fauces de la loba clavó su daga en el lomo, esta aulló de dolor.
Y se revolvió rodando los dos por el suelo, dando notables zarpazos sobre el pecho del vampiro, que debía ser milenario, por lo menos, de no ser asi la loba lo liquidaría, pero iba a necesitar la ayuda del ingles, o no iba a salir a menos que perdiera el control, y no, necesitaba mantenerse lucida o no dominaria el don de la madre tierra, y muchos años le había costado, asi que gruñó mirando a Charles, esl tenía las armas, y ella necesitaba ayuda, el vampiro tenía heridas fuertes pero aun se mantenía en pie, y se había montado sobre el lomo de la loba que intentaba tirarle a toda costa.
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Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
La treta casi funciona, Cinder se lanza contra el vampiro para caer encima de él, evitando el contacto con el metal. Charles logra abrir su prisión para salir al tiempo que escucha los ruidos de batalla por sobre su cabeza seguido de un gruñido mitad advertencia, mitad enojo. Al voltear, logra dar un paso atrás antes de ser agarrado por el vástago en mitad de su ataque. Es de los tres el más débil. Es de los tres, el más enclenque por más que sus músculos le hagan parecer mucho más fuerte que ninguno.
Una sombra va haciéndose cada vez más grande por encima de su cabeza, en cuanto voltea, el vampiro está más cerca de lo que esperaba. Es mil veces más rápido que su amigo en Londres, quizá sea más antiguo como Cinder dijera. Siente que es su fin, como el chupasangre le ataque, le morderá y no podrá resistirse a ser desangrado. Justo cuando está sintiendo la fría piel del hombre encima suyo, la loba ataca tomándolo del brazo, haciéndole perder el equilibrio y con el impulso, caen ambos en el suelo. Charles los observa, pero los movimientos de la fémina vuelven a hacer que no tenga un buen ángulo de tiro.
Se harta de la situación y más cuando ella aúlla dejando ver que la sangre de su lomo lo torna carmesí, - ¡Cinder, no puedo dispararle! ¡Quítate de ahí! - exige hasta que el vampiro se sube a la grupa de la loba como si fuera una montura, no duda. El primer disparo le rompe la frente, el segundo le golpea el pecho en tanto va cayendo. Corre a toda velocidad para, antes de que se recupere, darle otros dos disparos para partirle el cerebro en mil pedazos. Por si las dudas, saca su daga de plata para cercenar su cabeza con celeridad y sintiendo el corazón latiendo en sus oídos. Terminado todo, se queda hincado respirando agitadamente.
Se pasa una mano temblorosa por los cabellos antes de voltear a ver a Cinder y acercarse a ella inconsciente - sentí que nos mataría a ambos - le acaricia el morro antes de revisar su herida - quédate quieta y déjame ver si es de profundidad - solicita en tanto va moviendo la palma para ver la herida y qué tanto hay que atenderla, es un inconsciente, no piensa en que quizá Cinder no pueda controlar al lobo. Además, tiene ganas de tocarla y cuando lo hace, las manos le tiemblan de anticipación. Disfrutando el momento.
Del tacto tan suave de su pelaje, de los músculos firmes que se sienten bajo la piel, del sonido del gruñido que hace la loba. Es fantástica la sensación, la adrenalina está bombeando por todo su cuerpo haciéndolo sentir mucho mejor. Se sonríe estúpido, incluso acaricia sus orejas con diversión. No se lo niega, si no fuera porque le costaría tener algo de control en su cuerpo, podría ser bueno ser un licántropo. Y cuando piensa bien eso, sacude la cabeza negando. A Cinder le ha costado años tener el Don de Gaia, a él también. ¿Podría perder el control de sus impulsos? No, le parece que no, así que disfruta de ese lobo que está todo para él. Acariciándolo y riendo cual pequeño.
Una sombra va haciéndose cada vez más grande por encima de su cabeza, en cuanto voltea, el vampiro está más cerca de lo que esperaba. Es mil veces más rápido que su amigo en Londres, quizá sea más antiguo como Cinder dijera. Siente que es su fin, como el chupasangre le ataque, le morderá y no podrá resistirse a ser desangrado. Justo cuando está sintiendo la fría piel del hombre encima suyo, la loba ataca tomándolo del brazo, haciéndole perder el equilibrio y con el impulso, caen ambos en el suelo. Charles los observa, pero los movimientos de la fémina vuelven a hacer que no tenga un buen ángulo de tiro.
Se harta de la situación y más cuando ella aúlla dejando ver que la sangre de su lomo lo torna carmesí, - ¡Cinder, no puedo dispararle! ¡Quítate de ahí! - exige hasta que el vampiro se sube a la grupa de la loba como si fuera una montura, no duda. El primer disparo le rompe la frente, el segundo le golpea el pecho en tanto va cayendo. Corre a toda velocidad para, antes de que se recupere, darle otros dos disparos para partirle el cerebro en mil pedazos. Por si las dudas, saca su daga de plata para cercenar su cabeza con celeridad y sintiendo el corazón latiendo en sus oídos. Terminado todo, se queda hincado respirando agitadamente.
Se pasa una mano temblorosa por los cabellos antes de voltear a ver a Cinder y acercarse a ella inconsciente - sentí que nos mataría a ambos - le acaricia el morro antes de revisar su herida - quédate quieta y déjame ver si es de profundidad - solicita en tanto va moviendo la palma para ver la herida y qué tanto hay que atenderla, es un inconsciente, no piensa en que quizá Cinder no pueda controlar al lobo. Además, tiene ganas de tocarla y cuando lo hace, las manos le tiemblan de anticipación. Disfrutando el momento.
Del tacto tan suave de su pelaje, de los músculos firmes que se sienten bajo la piel, del sonido del gruñido que hace la loba. Es fantástica la sensación, la adrenalina está bombeando por todo su cuerpo haciéndolo sentir mucho mejor. Se sonríe estúpido, incluso acaricia sus orejas con diversión. No se lo niega, si no fuera porque le costaría tener algo de control en su cuerpo, podría ser bueno ser un licántropo. Y cuando piensa bien eso, sacude la cabeza negando. A Cinder le ha costado años tener el Don de Gaia, a él también. ¿Podría perder el control de sus impulsos? No, le parece que no, así que disfruta de ese lobo que está todo para él. Acariciándolo y riendo cual pequeño.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2018
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Datos de interés:
Re: Demons [Cinder Grimm] (De casi+18, pasa a +21)
Charles hizo un trabajo increible, consiguiendo acabar con el sorprendido vampiro que pecó de confianza haciendo que cayera avatido por los disparos, y Charles fue acertado cuando lo quitó la cabeza sobre los hombros, Cinder observaba gruñendo como el cuerpo del vampiro pronto correría el fatal destino que corrían los cadaveres de los vampiros, pero por si acaso el lobo sintió la necesidas de arrancar el corazón de su pecho y destrozarlo bajo sus tremendas zarpas, a lo que Cinder emitió un gruñido de satisfacción al haber dado muerte al heraldo de la muerte que se había metido en el bosque vayase a saber con que aciago fin o quizá estaba siguiendo a Charles de antes, pero ahora la mente de Cinder no estaba tan despejada como para sacar ese tipo de deducciones, de echo estaba demasiado centrada observando el cuerpo destrozado del vampiro que había olvidado por completo la presencia del humano al que había protegido.
Entonces notó el tacto de unas manos en su pelaje negro azabache, haciendo que sus ambar se giraran para clavarse en la mirada ajena mostrando ligeramente los colmillos, quizá eso asusto a Charles unos segundos, pero segudamente se tumbo en una posición quizá mas relajada, para girarse a lamer la herida, aunque escuchó la replica de Charles, en realidad no le dolía en esceso, cuando despertase, seguramente la herida estuviera casi cerrada, la enorme licántropa emitió un gruñido y se incorporó ligeramente despues de dejar que Charles acariciase su pelaje, notara su sublime musculatura, se relame el hocico y enfrenta su mirada con la de él.
Se incorprora levantandose y enfrentandose a Charles, que quizá ahora al ver esa acción si que siente el miedo, el morro se acerca olisqueando al ingles dearriba a abajo, incluso en una comica acción desliza su morro desde su cara, bajando por su cuello, su pecho, su abdomen y pegó el morro a la zona de la entrepierna del ingles apretando el morro contra esta olisqueando incluso empujandole ciertamente mientras hacía eso, seguramente notando la incomodidad del ingles mientras esta sigue apretando su humedo hocico contra la entrepierna de charles, para tras unos segundos volver a subir a su rostro, el cual recibió un par de lametones notables que humedecieron su rostro mientras se volvia a recostar observandole.
Entonces notó el tacto de unas manos en su pelaje negro azabache, haciendo que sus ambar se giraran para clavarse en la mirada ajena mostrando ligeramente los colmillos, quizá eso asusto a Charles unos segundos, pero segudamente se tumbo en una posición quizá mas relajada, para girarse a lamer la herida, aunque escuchó la replica de Charles, en realidad no le dolía en esceso, cuando despertase, seguramente la herida estuviera casi cerrada, la enorme licántropa emitió un gruñido y se incorporó ligeramente despues de dejar que Charles acariciase su pelaje, notara su sublime musculatura, se relame el hocico y enfrenta su mirada con la de él.
Se incorprora levantandose y enfrentandose a Charles, que quizá ahora al ver esa acción si que siente el miedo, el morro se acerca olisqueando al ingles dearriba a abajo, incluso en una comica acción desliza su morro desde su cara, bajando por su cuello, su pecho, su abdomen y pegó el morro a la zona de la entrepierna del ingles apretando el morro contra esta olisqueando incluso empujandole ciertamente mientras hacía eso, seguramente notando la incomodidad del ingles mientras esta sigue apretando su humedo hocico contra la entrepierna de charles, para tras unos segundos volver a subir a su rostro, el cual recibió un par de lametones notables que humedecieron su rostro mientras se volvia a recostar observandole.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 160
Fecha de inscripción : 15/03/2018
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