Piensa en mi y ahí estaré {Louis}

La separación. Me sentía tonta e incluso indefensa pero por lo menos tenía la tranquilidad de que Louis no sufriría, no mucho ¿Cómo comparar días de dolor con toda una vida? Mientras más lejos estuviera él estuviera de conocer el dolor yo más feliz sería. Así habían pasado los días, lentos y sin nada que me diera un indicio de Louis, trabajando y viviendo a medias. Esa noche me habían dicho que tenía que salir del burdel, no me hacía mucha gracias pero no tenía nada más que hacer así que simplemente acate órdenes a lo largo del vida, como una muñeca de porcelana, escuchando sin prestar atención, asintiendo sin decir palabras. Demasiado dormida en el interior como para rezongar o decir algo más. Había escuchado que el cliente era alguien nuevo, ni sabía cómo alguien nuevo sabía de mí pero tal vez una recomendación era la mejor respuesta, daba lo mismo solo me aseguraría de que me pagara y si no me tocaba, sería bastante feliz. Muchas cosas habían pasado para pensar que ahora me alegraba ser una prostituta.

Lo seguía siendo pero de forma distinta. No me obligaba y si quería simplemente por tomar un café me pagaba más de lo que tenía, era raro pensar en eso, era una vida más fácil que vender sexo. Ir en el bosque, caminando, en donde un carruaje no podía llegar y con un vestido bastante caro había sido la peor idea de todas ¿Quién diablos vivía en el bosque y pedía una prostituta? Era muy tarde para rechazar el trabajo, no quería ni siquiera imaginar la cara del tipo al verme con al vestido echo un asco. Lo que más me dolía de toso esa era mi vestido, si la paga no valía la pena me iría de ese lugar sin más ni más. Iba refunfuñando cosas que ni siquiera se podían escuchar en el silencioso bosque.

Pude ver una casa, modesta pero bonita a unos cuantos metros lejos de mí. Tome aire y me aventure hacia la puerta, toque varias veces mientras hacia un milagro conmigo misma. No quería escuchar quejas y aunque las escuchara era culpa del cliente. Espere unos segundos mientras esperaba en el marco de la puerta, hacía frío pero trabajo era trabajo, me sentí extremadamente apenada cuando vi a la persona que abrió la puerta. Sentí que el color se me iba del rostro y que las piernas me temblaban ¿Qué? ¿Cómo?-Ahm…creo que no es aquí-actuar como que no lo conocía no era una solución ¿Había sido él? ¿Me equivoque y eche todo a perder? Ninguna de las dos cosas me hacían feliz, ni un poco.

¿Qué hubiera sido mejor? ¿Qué me hubiera equivocado de casa? Eso implicaría que de nuevo tendría que pasar pena pues no era el al que vería pero si él era el cliente, simplemente eso era como…hiriente de una forma extraña, pudo haberme contratado y haberme dicho. No podía expresar con palabras la felicidad y al mismo tiempo asombro que sentía, era como si me hubieran clavado al piso, no podía mover un solo musculo. Adentro de mí caía un torrencial invierno, balbucee varias cosas tratando de excusarme, seguramente me veía muy graciosa. La casa era muy bonita y acogedora, Louis parecía diferente, es decir eran sus mismos rasgos pero con el cabello largo parecía otro, ligeramente-Esta…esta es ¿Tu casa?-no sabía que tuviera una casa ¿Desde cuanto la tenía? Había parecido meses esos días en que no nos habíamos visto ¿Tan rápido había conseguido una casa? ¿Qué hacía? De pronto sentí que conocía muy pocas cosas sobre él.

No era una casa común y corriente. Era diferente y me gustaba, no parecía como las típicas mansiones y hogares europeos, seguramente esa era una señal de que añoraba muchas cosas de su vida, de cuando era un niño-¿Tú me contrataste?-pasé saliva, no podía creer eso. Seguramente solo quería verme pero porque no simplemente decírmelo o buscarme, seguramente yo no hubiera estado tan estupefacta como en ese momento que caminaba a una parte de la casa en donde varios peces nadaban felices, el jardín era precioso, no había visto nada como eso en la vida. La casita parecía haber salido de un cuento de hadas, todo era tan pintoresco y feliz que la felicidad de volverlo a ver se había acrecentado-Louis lamento lo del otro día, que los dos teníamos que pensar en eso que pasó, después me sentí como una total aprovechada-me gire para mirarlo, ya que hasta ese momento había avanzado por la casa dejándolo a atrás.

-No era mi intención, yo si planeaba quedarme…tú, tú sabes que te amo-levante un brazo, mostrándole la palma de mi mano. Casi había olvidado la textura de su piel y como se sentía junto a la mía, no me importaba que solo nuestros dedos se rozaran si eso significaba que estaba perdonada ¿Cuantas veces más me perdonaría Louis? Sabía que llegaría el momento en que lo dejaría de hacer, para las prostitutas nada era seguro. Ni siquiera el amor tan puro de Louis era seguro para mí, alguien tan frágil como él en algún momento de su vida necesitaría alguien que no rompiera promesas que estuviera con él a su lado, para siempre. No estaba segura de que yo fuera esa mujer pero mientras tenía ese pedazo de eternidad lo disfrutaría, tal vez después fuera demasiado tarde.

Cuantos compromisos se podían hacer con el simple hecho de volvernos más cercanos, no estaba segura de lo que éramos pero no éramos solo amigos, los amigos no se besan, no se prometen cosas y tampoco rebasaban las emociones del momento, tampoco era mi novio, de otra manera yo habría dejado el burdel y no era un cliente, no normalmente pero esa noche sí. Me había comprado, no sabía si debía comportarme como prostituta o como siempre, de todas formas el pago y a decir verdad una gran cantidad de dinero. Separando eso de que estaba con él, no me sentía nada utilizada, al principio si pues nunca lo espera de él pero seguramente se moría de ganas de verme como yo a él-Es muy hermosa-dije refiriéndome a la casa, tenía esos toques diferentes que me parecían muy acogedores, no era como ir a una mansión con miles de puertas, con habitaciones frías, podía sentir el calor del lugar. Era la primera vez que pisaba su casa pero no se me hacía ajena a ella.

Creo que poco a poco iba entendiendo lo que pasaba y lo que había obligado a Louis a comprarme. Yo y mis excusas, él no me dejaría salir de su casa en pleno bosque ni aunque la dueña del burdel mandara miles de hombres para desollarme viva. Por eso nadie me había dicho nada del misterioso cliente, me había causado mucha rabia pero después de saber quién era simplemente quería gritar y desgastarme la garganta porque fuera él y no otro-Está bien, quería estar contigo, últimamente no dejo de pensarte-eso estaba mal, se volvía una adicción, necesario e indispensable. Trataba de no hacerme ilusiones, el corazón de Louis era muy grande y así como entraba yo en él, podrían hacerlo más personas. Algo de todo lo que dijo me llamó mucho la atención, tanto que cuando me abrazo y beso mi frente para guiarme a otra habitación busque su cara mientras caminaba-¿Cómo sabes sobre la rosa blanca? Los únicos ahí éramos el gatito y yo, no creo que lo vieras entrar estabas en el baño-pude haber actuado como una total estúpida pero no era así-¿Tu eres el dueño del gatito?-aunque fuera él dueño, había algo más raro, yo no vi ningún gato en la habitación, era un gato muy bien amaestrado y eso no existía, las únicas que llevaban cosas eran las palomas.

Daba igual, me encontraba enfrente de él, con ese vestido algo difícil de maniobrar….de rodillas-Si, gracias…ahm Louis…no puedo moverme-hice un puchero parecido al de una niña pequeña, con el corsé y todas las cosas debajo era casi imposible que adoptara una posición comoda. Parecia que siempre que me encontraba con Louis, su ropa iba y suplantaba la mía, la primera vez el abrigo, la segunda su camisa y la tercera vez de nuevo su camisa.

Su explicación sobre el gato no me había dejado convencida pero no tocaría ese tema, era como querer molestar y sin tener ganas de hacerlo. Sentí nauseas, las mariposas otra vez aleteaban chocando con las paredes de mi estómago, cada que Louis abría la boca salía algo que me llevaba a lugares desconocidos, nunca antes me había sentido importante y querida con Louis incluso podía responder de la misma forma-Me quede con la rosa, fue un…lindo detalle-solté rápido esto último, no era de la clase de personas que se la pasaban acurrucadas encima del otro o de su pareja o de lo que fuera, yo amaba a Louis muchísimo pero a veces me costaba demostrárselo sentía que me veía tonta. Muchas palabras de salían por la cavidad bucal de Louis eran omitidas por mi cerebro, como cuando dijo que esa casa también podría ser mía.

Si me gustaba la casa, si me imaginaba en la casa pero eso implicaba que Louis y yo tendríamos algo más serio que solo simples encuentros casuales y ocasionales. No me gustaba que se rieran de mí ¡Pero era Louis por el amor de dios! Él podía hacer de mi lo que le viniera en gana, no protestaría es más ahora que lo analizaba si, seguramente me veía graciosa parada como una tonta que no sabe nada de nada-No, una silla alta no-me rehusé ¿Cómo iba a ser posible? Me sentiría más incómoda que con el vestido-Gracias-agregue a su cumplido sintiendo las mejillas bañadas de calor que me subía desde la boca del estómago. Yo no me sonrojaba, claro, sin tener a Louis al frente-¿Me podrías prestar algo? Creo que esto se volverá una costumbre y hubiera traído algo pero…-me quede callada mientras hacía como que observaba una de las paredes, él no sabía que después de terminar un trabajo yo jamás me quedaba con los clientes. Tal vez ahí su plan de mantener con él me había fallado pero bien podía equivocarme y descubrir que estaba todo fríamente calculado.

-Te extrañe mucho-acabe diciendo, me gire un poco para tomarle el rostro con las manos y juntar mis labios con los suyos, estaban mas cálidos a causa del té que seguramente había estado tomando mientras me esperaba incluso apostaría porque pude el sentir el sabor del agua. Me despegue porque simplemente en algún momento tenía que hacerlo no porque en verdad deseara. Volverme en una dependiente afectiva de Louis, podía tener una cosa buena y una mala, la mala es que no siempre estaba con él y la buena era que cada vez que lo veía siempre era completamente mío.

Comenzando a hilar pedazos de mi vida me di cuenta de que antes, en Londres las rosas no eran blancas si no rojas. A excepción de que jamás vi a un gatito, pude relacionar a Louis con ambos, aunque seguía sin entender cómo es que llegaban rosas a mi habitación, como un gato entraba salía y yo ni siquiera me daba cuenta. Seguramente eran una de esas historias extrañas sobre seres de otro mundo que ya no era solo historias, eran hechos y bastante reales. Ya me había tocado lidiar con varias sanguijuelas, el punto era que me sentía extrañamente feliz de saber que Louis siempre quiso, ya después llego la otra pero por mi reverenda estupidez, pero siempre fui la primera y siempre lo sería. No me importaba –de hecho si me importaba- que un día me votara-Gracias en serio-me encantaba que Louis me hablara así, como si en verdad no existiera otra cosa más que lo sentíamos en ese momento. Esos besos no podían simplemente ser mentira, el si me quería y era un ser tan noble que dudaba de que fuera malo conmigo.

Le sonreí antes de dar un beso fugaz y travieso en su cuello- cuando me dejo sola, no sentí miedo, era como si en esa casa hubiera estado antes, era nuevo pero no el sentimientos, algunas vez me había sentido así. Protegida y querida, no sabía con quién pero estando en la tranquilidad de mi mente sabía que con Louis no me faltarían cosas porque con Louis dejaba a lado de la vanidad para ser la personita frágil que era y que pocas veces mostraba. Me dedique a observar el lugar detenidamente, a acercare a los objetos y pegar la nariz sobre ellos tratando de averiguar sus olores, tocando para grabar en mi memoria los relieves y texturas. No quería olvidarme de nada ahora que Louis había abierto su corazón y otras cosas para mí-¿Ya vienes?-levante la voz mientras me agachaba y llenaba mis pulmones del vapor del té, olía muy bien. }

Había extrañado tantas cosas en mi vida que ahora en ese momento había olvidado y no extrañaba más, Louis era una medicina para malestares como esos, en los que el corazón se me encogía y ponía una muralla para que nadie la traspasara. Levante la mirada y sonreí cuando sus pasos regresaron a mis oídos, sentía tanta felicidad que el corazón me reventaría y saltaría desde mi pecho hasta la puerta, llevándose todo a su paso-Me queda bien tu ropa, comenzare a desechar mis vestidos, no creo que los necesite, robare tu ropa y es lo único que usare de ahora en adelante-bromee mientras le abría los brazos, quería que me abrazara.

Solté una carcajada, al verdad Louis era muy tierno y a veces sus comentarios para mi estaban fuera de lugar, él era todo lo que quería, simplemente me gustaba así como era-No digas eso-lo estreche entre mis brazos fuertemente-No darías miseria a nadie, es más creo que muchos te desean-sentí un nudo en el estómago, ya había oído cosas, no me gustaba en lo más mínimo ¿No lo podían dejar en paz? ¡Él era mío! Tan mío que estaba segura de que habían usado una parte de mi cuerpo para hacerlo a él. Me calme mientras lo dejaba ir, sintiendo como se desvanecía su cuerpo entre mis brazos y la calidez se volvía un poco menos cálida. Tome el vestido con ambas manos, era tan bonito y tan simple que me antojaba simplemente muchas cosas, como saltar de aquí para allá o abrazar una almohada hasta quedarme dormida-De hecho me gusta cómo te ves, a mí no me importa que te confundan mientras no te toquen, yo sé quién eres y así te quiero y así me gustas-pegue el vestido de cama a mi cuerpo y di unas cuantas vueltas mientras me lo imaginaba puesto, era algo transparente pero bueno no es que me lo fuera a poner sin nada abajo así que los dos podíamos estar tranquilos.

Tenía muchas ganas de ponérmelo, la verdad es que si él me lo permitía desde ahora ese vestido sería mío-Es muy bello ¿Me lo puedo quedar?-yo tomaba las cosas porque mi naturaleza era así, arrebatar sin importarme nada. Levante la mirada, casi ilusionada y al mismo tiempo en incertidumbre ¿Y si decía que no? Bueno no era nada malo pero en serio me gustaba. Dude en momento sobre qué contestar, era común en mi hacer algo que arruinara la situación con Louis así que esta vez iría con mucho cuidado-Creo…creo-me sentí nerviosa pero continúe haciéndome la que en verdad no me importaba que las mariposas aletearan enojada en mis entrañas-...que cambiarme en esta habitación sería raro, tal vez en tu cuarto te sentirías más cómodo igual no necesito ayuda-eso ultimo había sido estúpido de mencionar pero no quería que se ofendiera o que pensara que no quería cambiarme a pasos de él.

-¿Esta bien para ti?-le me había comprado por esa noche y aunque tuviéramos una relación bastante intima como cliente siempre tenía que decidir y dar la última palabra –mentira, yo hacía lo que quería- más aun cuando des cinco o diez minutos para ese momento se había convertido en mi cliente preferido, al que no le podía decir que no a nada-¿Qué buscas?-pregunte divertida y siguiendo sus movimientos por todo el cuarto, era obvio que había perdido algo, tal vez algo pequeño o de un tamaño que pudiera perderse, no estaba segura de lo que era-Entonces…-volví al tema de cambiarme de ropa pues en verdad el vestido tenía mi pecho y mi respiración comprimida. No era muy cómodo para lo que Louis tenia planeado.

-Yo te amo Louis ¿Cómo preguntas eso? ¿Acaso no lo sabes?-hice una mueca, la verdad no me gustaba que nadie se le acercara a Louis, ni chicas ni chicos, su capacidad para amar lo hacían una persona demasiado deseable y yo era muy posesiva y celosa, reclamaba lo que era mío así se me fuera la vida en eso-Solo espero que nadie se te quiera acercar, eres mío Louis-dije firmemente y recalcando la palabra nadie para hacer que frase sonara un poco más dramática y más seria. Sentí un cosquilleo en la garganta, sus palabras removían cosas en mí que era incapaz de controlar así que siempre tomaba el camino fácil para no saltarle encima y besarlo hasta que se quedara sin labios. Di un brinco en el mismo lugar en el que me encontraba, me había regalado el vestido y eso hacía que mi felicidad abrumadora aumentaba una rayita, bese sus labios por segundos que me parecieron eternos y tan cortos que me dejaron con ganas de más-Ya regreso-mire la habitación que señalaba y me separe de él para ir caminando con el vestido apretando contra el pecho.

Me gire un poco para verlo por encima del hombro y sonreírle entre agradecida y entorpecida. Era tan especial estar con él que las palabras muchas veces sonaban estúpidas así que me quedaba callada. Me perdí en la habitación, mire por un momento el decorado, tenía que guardar ese lugar en un lugar seguro de mi alma, para que nadie que osara lastimarle lograra llega a él. Deje el vestido para poder desamárrame los listones que mantenían sujeto el soporte del vestido, sentí que volvía a respirar con normalidad, era muy diferente verte bien y temer por un paro respiratorio que verte bien y estar cómoda. Deslice el regalo sobre mi cuerpo, era suave, como poner los labios sobre un algodón. Estaba segura de que a Louis le gustaría mucho. Me sentía libre de muchas formas. Salí de la habitación y corrí para abrazarlo rodeándolo por detrás-¿Cómo se ve?-mordisquee un poco su lóbulo y me separe para dar vueltas sobre mi propio eje y “presumirle”.

-Me encanta, es simplemente perfecto ¿Me veo mal?-pregunte preocupada, yo no quería verme mal para Louis de ninguna manera, alise el vestido con mis manos tratando de que lo feo que pudiera tener. Mis labios se tensaron formando como una o, pequeña que demostraba nerviosismo ¿Y ahora qué? Creo Que al final el cambio e vestido sería la opción a elegir.

Puse cara seria cuando me pregunto si era en serio, normalmente siempre estaba segura de lo bella que era pero quería ser mucho más para Louis, esa pregunta hizo que por un momento sintiera en los ojos una lagrimitas aniñadas ¿Y ahora qué? No podía matarme y renacer para ser más bonita o mejor persona para él pero justo cuando pensaba hacerlo el volvía a pronunciar palabras que despidieron a las lágrimas, sonreí abiertamente mostrándole mis dientes, abrí los brazos para recibir su cuerpo mientras él tocaba mi nariz con la suya-¿En serio me veo linda?-pregunte haciendo un puchero, rozando solo un poco sus labios con los míos. Apenas y entendí sus palabras y acciones, salía corriendo como si yo fuera su madre y escapara de mí, lo mire escabullirse de una habitación a otra hasta que entendí a que había ido. Me eche a correr detrás de él, sintiendo la suave tela del vestido que había comprado rozar mis piernas per era muy tarde. El vestido estaba guardado y al parecer bajo llave. Lo mire con el entrecejo fruncido-¿Y quién te dijo que quiero escapar?-¡Espera! ¿Yo había dicho eso? Mi vida entera me la viviría con Louis, encerrada o en donde fuera no me importaba siempre y cuando él estuviera conmigo-Al final de todo planeaste esto de forma extrañamente perfecta-me acerque como si estuviera a punto de asesinarlo, cautelosamente pero con la mirada fija en él.

-Creo que vas a tener que pagar por engañarme-amenacé en broma mientras me acercaba otro poco, solo quedaba no más de un metro de distancia entre nosotros, encontraría la llave eso no era problema pero igual no quería irme de su casa quería seguir ahí y tal vez tomar un tiempo. Solo él y yo. Maté la distancia con dos pasos largos, lo mire unos segundos a los ojos para después llenarlo de besos que iban desde su frente hasta sus labios-Te amo-susurre contra su piel mientras lo abrazaba y estrechaba más a mí-Eres bastante tramposo pero no me importa, me quedare el tiempo que quieras, soy tuya-presione sus labios contra los míos, dándole un beso largo y sin afán. Me separe para mirarlo de nuevo y perderme de nuevo en él, sentía una gran bola de luz en el estómago como si necesitara de su presencia para poder sentirme mejor y feliz. Había algo e Louis que siempre me dejaba con Louis, era misterioso, tierno, diferente y con cierto toque de infantilismo que lo hacía sumamente irresistible.

A mí no me importaba lo que otros pensaran de mi relación con Louis, yo lo quería así como era y me gustaba lo que me volvía cuando estaba con él. Era diferente y casi sentía que podía volar, el tacto ajeno me hizo abrazarlo y esconder mi rostro en su cuello, pidió sentir sus pulsaciones y aspirar su aroma, cerré los ojos dejando que esas sensaciones me llevaran a un lugar en donde no era una prostituta y donde no había nadie más en el mundo más que él. Mi cuerpo erguido se acurruco en el suyo, casi como si estuviéramos en una cama pero la diferencia es que estábamos de pie y comencé a balancearme, no me importaba quedarme dormida de esa manera pero seguramente él quería platicar y hacer otras cosas –sin maña- bese su cuello, y me separe para sonreírle un poco apenada. Tome su manos e hice un poco de fuerza para llevarlo a la otra habitación.

Escuchar de su boca cosas hermosas como esa me hacían muy feliz pero escucharlo decir todo lo que le ocasionaba y como le dolían mis partidas excusadas por el trabajo era horrendo, me desgarraba pedazos de carne por dentro, no era lo que quería escuchar y si debía quedarme y morir en su linda casita con él lo haría sin dudarlo, quería ahorrarle todo ese sufrimiento que normalmente infringía en su alma sin ser del todo consciente-No tienes ninguna cara de tonto-replique con cierto tono molesto-Y si te da tranquilidad y paz me quedare el tiempo que quieras, no me iré de aquí…voy a quedarme aquí porque quiero hacerlo-llegamos hasta la sala de a lado, después de que él tomara su lugar indicado yo hice lo mismo, me deje caer infantilmente sobre el cojín, me acomode buscando la parte más mullida del cojín y después de unos segundos tome la taza de té de la que aun salía humo-Dígame señor Bouquet…-fingí tono de señora seria-¿Cómo fue que se le ocurrió todo este plan macabro?-pregunte mientras tomaba la taza de té y sobria ligeramente, sintiendo el líquido caliente en mi lengua.

Puse sentir como baja por mi garganta y acababa de calentar mi estómago. Sonreí pues me había acordado de cuando mi madre aún era una madre e invitaba a su otras amigas a tomar té en la habitación, me hacían creer que era mayor y me daban leche, esos eran los bueno recuerdos que tenia de Londres porque los demás eran blancos y sin sentido. Louis traía bueno recueros a mi mente, todo él era bueno y no había un espacio de maldad en su interior y si lo había seguramente era mínimo e imperceptible. Me acerque arrastrándome con el cojín hacia él-¿Yo? Yo no podría vengarme de ti-sonreí angelicalmente como si en verdad fuera una enviada de Dios y no rompía ni un plato-Pero no me digas que no te gustaron mis besos porque me veré en la obligación de embriagarte con ellos hasta que digas que los amas-me encogí de hombros despreocupada ¿Era una amenaza? ¡Si, probablemente! Y no me importaba decírsela así como así.

Negué con la cabeza con una sonrisa en los labios, me parecía simplemente encantador, todo él era como una cajita de sorpresas. Me encantaba. Volví a acercar la taza a mis labios sin dejar de verlo, estudiando todo lo que hacía, solo me dedicaba a escucharlo, mirarlo y sorber en silencio. Enarque una ceja, puse la taza en la mesita para después llevarme un dedo a la boca y morderlo, fingiendo que analizaba la situación-¿Soy su objeto de deseo? Parece muy seguro de lo que hace y como lo hace-mi voz sonó seria y casi atemorizante, como si esa pequeña farsa que ahora estábamos ejecutando se volviera realidad. Entablar una plática ficticia, hablándonos de una forma que no era intima hacia que el ambiente se volviera raro y...¡Diablos! ¿Tenía que hacer eso con la mirada? Respire hondo mientras apoyaba los codos en el piso y mi barbilla en las palmas de mis manos.

La platica había tomado una dirección menos graciosa.

Me quede en silencio después de acabo de decir esas últimas palabras-[colordeeppinkd]¿Me estas retando?[/color]-de broma o no retarme nunca era bueno, mordazmente me relamí los labios-No tientes a la suerte Louis, sabes que te puedo vencer y entonces tendría que retractarte y darme algo a cambio-utilicé un tono infantil en la voz, solo para dejarle claro que si quería jugar, jugaríamos pero que su victoria no era nada segura-¿Aun así quieres intentarlo?-al no obtener respuesta en el lapso en que de nuevo el silencio reino me acerque a él reprimiendo con la mirada, diciéndole que había hecho una mala elección-Aun puedes hacerte para atrás y lo entendería totalmente-las palabras chocaban contra su piel, que estaba tibia. Bese el hueco que formaban esos dos huesos que se marcaban cuando respiraba hondo o giraba la cabeza, bese un poco más a un lado, eran besos cortos y que no duraban mucho en su piel pues quitaba los labios de ellas sin llegar a separarme del todo.

-Solo tienes que decirme que yo gano y eso abra terminado-me reí liegamente pero ya no de forma infantil. Volví a besar pero esta vez de firma seguida, recorriendo con besos desde su yugular hasta su oreja, mordisquee como cuando estábamos parados y me quede ahí esperando una respuesta o alguna reacción de su parte. Sabía que esa clase de juegos no podían ser buenos para nuestra salud mental, después de lo ocurrido en al hotel sabía que los dos podíamos no ser tan tiernos como estábamos acostumbrados. Igual el juego se podría terminar cuando el dijera basta y seguiríamos tomando té.