AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
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Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Recuerdo del primer mensaje :
Una tenue y delicada música parecía proveniente del mismo atardecer, se preguntó desde cuando el atardecer sonaba a un violinista solitario, quería salir para poder escuchar esa melodía de primera mano pero no podía, miró un reloj de pared, impaciente por la noche, y mientras aquella canción seguía sonando a lo lejos tomó un libro para matar los últimos minutos de sol allá afuera.
La verdad era que no se pudo concentrar en su lectura, con insistencia miraba el reloj y la ventana hasta que finalmente Selene reinó, era una luna enorme que iluminaba todo, se asomó por la ventana y la noche era fresca, así que decidió salir con un abrigo ligero.
Caminó hasta la plaza que estaba muy cerca de su casa, estaba seguro que de aquel lugar provenía la música que minutos antes llamó su atención, pero ahora no había nadie; se paró en el punto en el que se imaginaba se había posado el músico a tocar y observó todo a su al rededor, aún había paseantes, pues acababa de obscurecer. Vio a las madres con sus hijos, a los jóvenes con sus prometidas, a los hombres con sus familias y se dio cuenta de lo terriblemente solo que estaba, de lo sola que era una existencia como la de él, por eso veía en cada mujer que conocía a la mujer que no podía tener de por vida. "Patético" pensó de si mismo.
Aguardó en la plaza, no sabía para qué, tal vez debería seguir caminando pero en cambio se sentó ahí, en una banca bajo la luz de un farol. Su figura se antojaba tétrica para quien no lo conociera, las sombras invadiendo su rostro y la ropa negra definiendo su forma, pero quien lo conociera podía decir que no había nada menos alejado de la realidad; era amable, caballeroso y gentil, nada que se pudiera esperar de un vampiro.
Comenzó a contar a los niños varones que en su comportamiento se asemejaran a él a esa edad; tenía costumbres de verdad extrañas, y se dio cuenta que no había sido un niño del todo normal pues apreciaba más el estudio que los juegos. Y de pensar en su niñez, feliz no podía mentir, pasó a pensar en lo amargo de su adultez y en los altibajos de su inmortalidad. Recién convertido pensó en la muerte definitiva como opción, perdido como adolescente que se siente incomprendido, teniendo que ser rescatado por la mujer que le había dado su eternidad y luego con el tiempo cómo tuvo que defenderse de cazadores de vampiros para no caer antes de lo que decidiera. Primero deseaba abandonarlo todo y luego se aferró con todas sus fuerzas a esto que tenía.
Y eso, finalmente lo condujo a recordar el encuentro que había tenido con la hija de uno de esos cazadores, Yumara... padre e hija, y en las provocaciones de la chica, en el sabor de su sangre; en sus ojos grandes y expresivos, en su juventud temeraria. La imagen de esa chica, de Lyuba llegó a él con fuerza a su cabeza, pero no sabía el motivo.
Una tenue y delicada música parecía proveniente del mismo atardecer, se preguntó desde cuando el atardecer sonaba a un violinista solitario, quería salir para poder escuchar esa melodía de primera mano pero no podía, miró un reloj de pared, impaciente por la noche, y mientras aquella canción seguía sonando a lo lejos tomó un libro para matar los últimos minutos de sol allá afuera.
La verdad era que no se pudo concentrar en su lectura, con insistencia miraba el reloj y la ventana hasta que finalmente Selene reinó, era una luna enorme que iluminaba todo, se asomó por la ventana y la noche era fresca, así que decidió salir con un abrigo ligero.
Caminó hasta la plaza que estaba muy cerca de su casa, estaba seguro que de aquel lugar provenía la música que minutos antes llamó su atención, pero ahora no había nadie; se paró en el punto en el que se imaginaba se había posado el músico a tocar y observó todo a su al rededor, aún había paseantes, pues acababa de obscurecer. Vio a las madres con sus hijos, a los jóvenes con sus prometidas, a los hombres con sus familias y se dio cuenta de lo terriblemente solo que estaba, de lo sola que era una existencia como la de él, por eso veía en cada mujer que conocía a la mujer que no podía tener de por vida. "Patético" pensó de si mismo.
Aguardó en la plaza, no sabía para qué, tal vez debería seguir caminando pero en cambio se sentó ahí, en una banca bajo la luz de un farol. Su figura se antojaba tétrica para quien no lo conociera, las sombras invadiendo su rostro y la ropa negra definiendo su forma, pero quien lo conociera podía decir que no había nada menos alejado de la realidad; era amable, caballeroso y gentil, nada que se pudiera esperar de un vampiro.
Comenzó a contar a los niños varones que en su comportamiento se asemejaran a él a esa edad; tenía costumbres de verdad extrañas, y se dio cuenta que no había sido un niño del todo normal pues apreciaba más el estudio que los juegos. Y de pensar en su niñez, feliz no podía mentir, pasó a pensar en lo amargo de su adultez y en los altibajos de su inmortalidad. Recién convertido pensó en la muerte definitiva como opción, perdido como adolescente que se siente incomprendido, teniendo que ser rescatado por la mujer que le había dado su eternidad y luego con el tiempo cómo tuvo que defenderse de cazadores de vampiros para no caer antes de lo que decidiera. Primero deseaba abandonarlo todo y luego se aferró con todas sus fuerzas a esto que tenía.
Y eso, finalmente lo condujo a recordar el encuentro que había tenido con la hija de uno de esos cazadores, Yumara... padre e hija, y en las provocaciones de la chica, en el sabor de su sangre; en sus ojos grandes y expresivos, en su juventud temeraria. La imagen de esa chica, de Lyuba llegó a él con fuerza a su cabeza, pero no sabía el motivo.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Se quedó callado por un momento, se dio cuenta que seguía con la camisa desabrochada y poco a poco y en silencio comenzó a abotonarla de regreso, no era una buena imagen él y una joven atractiva en medio de la noche, y a parte de todo, él medio desvestido, un pensamiento tan trivial en un momento como ese caía bien, era como darse un respiro después de haber estado ahogado en bruma y confusión. La voz de Lyuba llamó su atención otra vez, se giró para verla con la tarea de abotonar la camisa a medias. La escuchó con atención, trataba de decirle algo pero sus ideas eran desordenadas hasta que finalmente mencionó aquella palabra tramposa, aquel sentimiento que, incluso siendo mortal le fue complicado, ni qué decir ahora.
-Así es -asintió mirándola con una mezcla de ternura dolor-, he conocido a mucha gente, no toda ha resultado ser interesante, pero de todos se aprende algo, o eso creo yo -volvió a mirar el cielo como un niño fascinado -¿amor?, el amor siempre resultó un campo complicado para mi, digamos que me decepcioné tantas veces que terminé por renunciar -dijo, recordando las mujeres de su pasado mortal, no sólo con las que estuvo comprometido, sino todas ellas, con ninguna terminó siendo feliz, de ninguna fue el príncipe azul que ansió ser-, ahora ni siquiera me puedo dar el lujo de pensar en eso, ¿te imaginas?, ¿condenar a alguien que se supone amo a la maldición que cargo?, no sería justo -habló con evocación, esa era su posición oficial, lo que hacía en un plano consciente, lo que el Daniil en esencia noble lo obligaba a hacer, renunciar al amor para no complicar la vida de alguien más, pero dentro, en un lugar obscuro y recóndito de su corazón guardaba un esperanza tonta de que habría alguien para él, después de los siglos vividos y las lágrimas derramadas, aún creía en ello, aunque no lo aceptara en voz alta.
-¿Destino? -se enfocó en la respuesta que ella le había dado a su pregunta-, ¿crees en el destino? -la volvió a mirar -tal vez el destino y lo que te enseñaron te dictan que debes cazar a los que son como yo, pero qué hay de lo que tú quieres -suspiró -no somos tan diferentes -buscó su mirada y se quedó fijo en ella -cuando perdí a mi familia estoy seguro que morí con ellos, aceptar ser un vampiro fue sólo un trámite, ya no podían matarme porque ya estaba muerto -se dio cuenta de su propia tragedia al escucharse a sí mismo hablar de todo aquello.
-Tú eres joven, más que yo -bromeó incluso en un momento como ese-, ¿te has enamorado alguna vez? -amor joven, pensó, cómo lo extrañaba.
-Así es -asintió mirándola con una mezcla de ternura dolor-, he conocido a mucha gente, no toda ha resultado ser interesante, pero de todos se aprende algo, o eso creo yo -volvió a mirar el cielo como un niño fascinado -¿amor?, el amor siempre resultó un campo complicado para mi, digamos que me decepcioné tantas veces que terminé por renunciar -dijo, recordando las mujeres de su pasado mortal, no sólo con las que estuvo comprometido, sino todas ellas, con ninguna terminó siendo feliz, de ninguna fue el príncipe azul que ansió ser-, ahora ni siquiera me puedo dar el lujo de pensar en eso, ¿te imaginas?, ¿condenar a alguien que se supone amo a la maldición que cargo?, no sería justo -habló con evocación, esa era su posición oficial, lo que hacía en un plano consciente, lo que el Daniil en esencia noble lo obligaba a hacer, renunciar al amor para no complicar la vida de alguien más, pero dentro, en un lugar obscuro y recóndito de su corazón guardaba un esperanza tonta de que habría alguien para él, después de los siglos vividos y las lágrimas derramadas, aún creía en ello, aunque no lo aceptara en voz alta.
-¿Destino? -se enfocó en la respuesta que ella le había dado a su pregunta-, ¿crees en el destino? -la volvió a mirar -tal vez el destino y lo que te enseñaron te dictan que debes cazar a los que son como yo, pero qué hay de lo que tú quieres -suspiró -no somos tan diferentes -buscó su mirada y se quedó fijo en ella -cuando perdí a mi familia estoy seguro que morí con ellos, aceptar ser un vampiro fue sólo un trámite, ya no podían matarme porque ya estaba muerto -se dio cuenta de su propia tragedia al escucharse a sí mismo hablar de todo aquello.
-Tú eres joven, más que yo -bromeó incluso en un momento como ese-, ¿te has enamorado alguna vez? -amor joven, pensó, cómo lo extrañaba.
Invitado- Invitado
Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Lyuba seguía con la mirada fija en el suelo. No tenían nada de especial aquellos cuadrados iguales por eso mismo dirigió sus celestes ojos hacía otro punto donde pudiera deleitarse . Observó como Daniil se abrochaba poco a poco la camisa, sus ojos intentaban traspasar solo para observar la herida. La que había curado gracias a la sangre de aquella gitana cambiante de personalidad, peor que el clima. Prestó atención de nuevo en las palabras del vampiro, en su historia y en lo mas especial, su humanidad. La gitana, a veces , se preguntaba si habían sentido dolor al transformarse. Su abuelo, solía decirle que el cuerpo del humano muere y eso es algo doloroso. Tal cual el dolor que siente alguien cuando el veneno corre por sus venas, un veneno mortal – Para amar de verdad, debes sufrir…- comentó ella no muy segura de su comentario. No tenía porque opinar, no había sentido aquello , solo soñaba vagamente en aquel encuentro con el hombre de sus sueños. Pero a ese paso, al paso que ella llevaba, no iba a encontrarlo – No hace falta. Si la otra persona, por amor, esta dispuesto o dispuesta a seguirte toda la eternidad…entonces a mi me parece una muestra de amor perfecta – dijo ella haciendo resonar su acento , marcándolo en cada palabra que salía de sus labios. Daniil, parecía pensar mas en los demás, en el bien de los demás que en el bien propio, algo que volvía a sorprender a la gitana.
Entrelazó sus dedos, sin prestar atención a su muñeca, la cual parecía arder al volver a abrirse . Pero en aquel momento se estaba centrando mas en el vampiro que en ella misma, y obviamente en la conversación que ambos estaban teniendo . Ante el tema del destino, Lyuba respondió con la rapidez que sus labios le permitieron – Si, creo en el destino – una respuesta sincera proveniente de la rumana. Suspiró después de aquel suspiro del vampiro, y sonriendo comentó ante lo que ella deseaba – Yo tengo claro lo que deseo, lo que mi corazón quiere. Venganza, estoy mas decidida que nunca. Por otra parte, me gustaría vivir mejor , pero debo acostumbrarme a la realidad , a lo que soy. Una gitana, no pertenezco a la clase social de esta ciudad – sus palabras ,sus propias palabras no la molestaban , pues era la realidad y se habían acostumbrado tanto a ellas que no provocaban ningún sentimiento negativo en ella – Soy consciente de que lo segundo es imposible – intentó no divulgar mas sobre ella. Solía perjudicarla por compartir aquellos propios pensamientos con otras personas. Era mejor pensar que aquel, no era el caso – Tienes razón, no somos diferentes. Ambos envueltos en una solidaridad infernal – aquellas palabras parecieron escupidas, pronunciadas con cierto rencor. Pues le habían rebatado su única familia, quedando sola, de nadie – Siento lo de tus padres.. – dibujó una pequeña sonrisa clavando su azulada mirada en los ojos marrones del vampiro, deseando mostrarle una pequeña ternura que el no había visto en ellos. La pregunta de el, Lyuba soltó una pequeña risita jovial , dejando que esta se apagase con suavidad para dejar paso a una sonrisa amplia – No e conocido esa sensación o sentimiento…- confesó parpadeando y mordiéndose el labio inferior. Tenía 19 años, algunas personas a su edad habían experimentado muchas cosas, pero ella era tan diferente y silenciosa en sus propios silencios. Apartó la mirada recordando sus propios pensamientos y las personas que había conocido a su paso, nadie en especial le había llamado la atención hasta tal punto de llamarlo “enamoramiento”. Aun tenía el tiempo, aunque ella prefería pensar que nadie podía amar a una gitana con doble personalidad, con el miedo de la noche y los truenos y con los recuerdos haciéndose dueños de su mente y su cuerpo.
Entrelazó sus dedos, sin prestar atención a su muñeca, la cual parecía arder al volver a abrirse . Pero en aquel momento se estaba centrando mas en el vampiro que en ella misma, y obviamente en la conversación que ambos estaban teniendo . Ante el tema del destino, Lyuba respondió con la rapidez que sus labios le permitieron – Si, creo en el destino – una respuesta sincera proveniente de la rumana. Suspiró después de aquel suspiro del vampiro, y sonriendo comentó ante lo que ella deseaba – Yo tengo claro lo que deseo, lo que mi corazón quiere. Venganza, estoy mas decidida que nunca. Por otra parte, me gustaría vivir mejor , pero debo acostumbrarme a la realidad , a lo que soy. Una gitana, no pertenezco a la clase social de esta ciudad – sus palabras ,sus propias palabras no la molestaban , pues era la realidad y se habían acostumbrado tanto a ellas que no provocaban ningún sentimiento negativo en ella – Soy consciente de que lo segundo es imposible – intentó no divulgar mas sobre ella. Solía perjudicarla por compartir aquellos propios pensamientos con otras personas. Era mejor pensar que aquel, no era el caso – Tienes razón, no somos diferentes. Ambos envueltos en una solidaridad infernal – aquellas palabras parecieron escupidas, pronunciadas con cierto rencor. Pues le habían rebatado su única familia, quedando sola, de nadie – Siento lo de tus padres.. – dibujó una pequeña sonrisa clavando su azulada mirada en los ojos marrones del vampiro, deseando mostrarle una pequeña ternura que el no había visto en ellos. La pregunta de el, Lyuba soltó una pequeña risita jovial , dejando que esta se apagase con suavidad para dejar paso a una sonrisa amplia – No e conocido esa sensación o sentimiento…- confesó parpadeando y mordiéndose el labio inferior. Tenía 19 años, algunas personas a su edad habían experimentado muchas cosas, pero ella era tan diferente y silenciosa en sus propios silencios. Apartó la mirada recordando sus propios pensamientos y las personas que había conocido a su paso, nadie en especial le había llamado la atención hasta tal punto de llamarlo “enamoramiento”. Aun tenía el tiempo, aunque ella prefería pensar que nadie podía amar a una gitana con doble personalidad, con el miedo de la noche y los truenos y con los recuerdos haciéndose dueños de su mente y su cuerpo.
Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Alzó ambas cejas ante lo que escuchaba, estaba sorprendido por lo que la gitana le decía. ¿Era verdad?, ¿amar era sufrir?, si hablaba por experiencia propia no podía hacer otra cosa más que estar de acuerdo, pero se negaba a ello, quería creer en los finales felices, tal vez no para él, pero muchos allá afuera los tendrían y él se los deseaba.
-Puede ser una muestra de amor, y yo la agradecería -respondió a lo que concernía a él y el chance de amar-, pero no sería justo -negó con la cabeza convencido y miró a Lyuba -una vez leí un epitafio que decía "qué terrible es amar algo que la muerte puede tocar" -eso resumía su situación frente al amor, eso y lo que había dicho antes, cómo iba a exponer a alguien a si maldición y a parte de todo tener el descaro de decir que amaba a esa persona.
Mientras ella explicaba su creencia en el destino, Daniil no despegó sus ojos de sus labios, de cómo se movían al pronunciar cada palabra y un gesto de decepción le invadió la mirada.
-El rencor no sirve de nada... tú lo sientes y sólo te envenena a ti, la persona a la que se lo guardas puede andar por ahí sin idea si quiera, sólo te acaba de a poco a ti y a nadie más -él lo sabía perfectamente, si lo tomaba como consejo o no, no importaba, era algo que creía, que había aprendido con los años-, la venganza no te va regresar lo que perdiste -desvió la mirada hacia el horizonte-. Puedes tener un futuro mejor si así lo quieres, a ambos nos estigmatiza cosas distintas pero al final es un prejuicio que nosotros nos imponemos, después de algunos años de reflexión decidí que lo que soy no iba impedirme vivir una vida, o tener una existencia -rectificó-, más o menos plena, haciendo lo que me gusta -volvió a mirarla y le sonrió-, y mejor hacernos compañía que seguir solos, ya sabes lo que dicen "la soledad es mala consejera"
-Siento lo de los tuyos -respondió con voz cansina cuando ella le dijo que sentía lo de sus padres, el dolor era compartido, era entendido. Suspiró, relajó el cuerpo, tenía la sensación de la navaja en su abdomen y se volteaba a ver con insistencia, pero era sólo fantasma de lo que previamente había sucedido.
-Encontrarás a alguien -le dijo sin mirarla-, eres bella, inteligente y... -pausó y la miró de nuevo con gesto cómplice -aunque no lo creas hay quiénes encuentras una personalidad fuerte y complicada como la tuya bastante atractiva -le dijo sonriendo.
-Puede ser una muestra de amor, y yo la agradecería -respondió a lo que concernía a él y el chance de amar-, pero no sería justo -negó con la cabeza convencido y miró a Lyuba -una vez leí un epitafio que decía "qué terrible es amar algo que la muerte puede tocar" -eso resumía su situación frente al amor, eso y lo que había dicho antes, cómo iba a exponer a alguien a si maldición y a parte de todo tener el descaro de decir que amaba a esa persona.
Mientras ella explicaba su creencia en el destino, Daniil no despegó sus ojos de sus labios, de cómo se movían al pronunciar cada palabra y un gesto de decepción le invadió la mirada.
-El rencor no sirve de nada... tú lo sientes y sólo te envenena a ti, la persona a la que se lo guardas puede andar por ahí sin idea si quiera, sólo te acaba de a poco a ti y a nadie más -él lo sabía perfectamente, si lo tomaba como consejo o no, no importaba, era algo que creía, que había aprendido con los años-, la venganza no te va regresar lo que perdiste -desvió la mirada hacia el horizonte-. Puedes tener un futuro mejor si así lo quieres, a ambos nos estigmatiza cosas distintas pero al final es un prejuicio que nosotros nos imponemos, después de algunos años de reflexión decidí que lo que soy no iba impedirme vivir una vida, o tener una existencia -rectificó-, más o menos plena, haciendo lo que me gusta -volvió a mirarla y le sonrió-, y mejor hacernos compañía que seguir solos, ya sabes lo que dicen "la soledad es mala consejera"
-Siento lo de los tuyos -respondió con voz cansina cuando ella le dijo que sentía lo de sus padres, el dolor era compartido, era entendido. Suspiró, relajó el cuerpo, tenía la sensación de la navaja en su abdomen y se volteaba a ver con insistencia, pero era sólo fantasma de lo que previamente había sucedido.
-Encontrarás a alguien -le dijo sin mirarla-, eres bella, inteligente y... -pausó y la miró de nuevo con gesto cómplice -aunque no lo creas hay quiénes encuentras una personalidad fuerte y complicada como la tuya bastante atractiva -le dijo sonriendo.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Lyuba no estaba muy segura de sus palabras, era la primera vez que hablaba con alguien del amor y no era justamente un tema que lo entendía muy bien. Prefería sentirlo antes y luego opinar sobre aquello, eso si se podía opinar en palabras. Pasó su mano por la cabellera negra, por entretenimiento mientras escuchaba las palabras del vampiro – Tienes razón , aunque compartir tu eternidad con la persona amada…es..- se quedó en silencio. ¿Podía describir aquello?. Dejó la frase en la nube, deseando abandonarla allí mismo. Arqueó la ceja mientras escuchaba sus explicaciones. ¿Quién se creía en decirle todo aquello?. No dijo nada, no deseaba ser mal educada e interrumpir su discurso. Lyuba era una persona cabezota, por lo tanto nadie le hacía cambiar de idea salvo ella misma. Cuando el vampiro acabó ella solo dijo – E sido envenenada durante de dos años, ya nada me puede afectar ahora. Ni las palabras que me estas diciendo, tal vez porque se que es verdad – cortante y fría . Prosiguió hablando con lentitud manteniendo aquel contacto físico, esencial en una conversación – No solo quiero venganza por mis padres. Lo que mas odio de los vampiros…fue por la culpa de uno, en especial, me tuvo presa durante años ya ni recuerdo como conseguí escapar – solo resumió lo poco que le había pasado en aquella “maravillosa “ vida.
No iba contando a la gente lo que su cuerpo poseía y menos a los vampiros. Deseaba olvidar aquel tema tan molesto , parecía hacerla revivir todos los momentos que había pasado presa ante un vampiro sádico , sin piedad. Se acercó a el y lo abrazó por la cintura, sin decirle nada salvo – Pues hagámonos compañía – sonrió sintiendo la misma fragancia que antes y cerrando sus ojos - Dudo que ahora pueda encontrarla si mis encuentros se resumen solo con vampiros – dijo con una voz graciosa, casi soltando una risa jovial y tierna . Levantó un poco el rostro para observarle y clavar sus ojos en los ojos oscuros del vampiro - ¿ Estás mejor ahora? – preguntó refiriéndose a la herida. Ya el dolor de su muñeca parecía no molestarla, lo había hecho por el , algo que mañana seguramente le provocaría dolores de cabeza y también confusiones como cada vez solían aparecer. Su vida era tan complicada que en aquel momento impedía que mas gente entrase en ella, no le convenía conocer a mucha gente con aquella personalidad cambiante. A veces pensaba que era digna de tener una estancia en el sanatorio mental, ya fuera por demencia o por lo que ocurría a cada paso que su vida daba. Rogaba al cielo estar lejos de aquellos pensamientos y realidad , no deseaba ser una loca, vivir como una loca – Dime que te gusta hacer en tu tiempo libre- exigió abrazándose mas al vampiro y dejando que la cabellera larga y negra cayera como una cascada sobre sus hombros.
No iba contando a la gente lo que su cuerpo poseía y menos a los vampiros. Deseaba olvidar aquel tema tan molesto , parecía hacerla revivir todos los momentos que había pasado presa ante un vampiro sádico , sin piedad. Se acercó a el y lo abrazó por la cintura, sin decirle nada salvo – Pues hagámonos compañía – sonrió sintiendo la misma fragancia que antes y cerrando sus ojos - Dudo que ahora pueda encontrarla si mis encuentros se resumen solo con vampiros – dijo con una voz graciosa, casi soltando una risa jovial y tierna . Levantó un poco el rostro para observarle y clavar sus ojos en los ojos oscuros del vampiro - ¿ Estás mejor ahora? – preguntó refiriéndose a la herida. Ya el dolor de su muñeca parecía no molestarla, lo había hecho por el , algo que mañana seguramente le provocaría dolores de cabeza y también confusiones como cada vez solían aparecer. Su vida era tan complicada que en aquel momento impedía que mas gente entrase en ella, no le convenía conocer a mucha gente con aquella personalidad cambiante. A veces pensaba que era digna de tener una estancia en el sanatorio mental, ya fuera por demencia o por lo que ocurría a cada paso que su vida daba. Rogaba al cielo estar lejos de aquellos pensamientos y realidad , no deseaba ser una loca, vivir como una loca – Dime que te gusta hacer en tu tiempo libre- exigió abrazándose mas al vampiro y dejando que la cabellera larga y negra cayera como una cascada sobre sus hombros.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Tal vez, tal vez Lyuba tenía razón, o algo, al menos, debía admitirlo; compartir la eternidad con alguien, sólo pudo pensar en su viejo amigo y rió para si, eso era distinto, eran camaradas y compañeros de travesías que se dejaban de ver por siglos y compartirían otros tantos juntos, pero en cuanto a mujeres... compartir su eternidad con otra que fuera como él era lo más sencillo, el problema radicaba en que la mayoría de los vampiros eran muy diferentes a él, eran sádicos por gusto, crueles, tomaban la muerte como su oficio, qué podría tener él en común con alguien así, y enamorarse de una mortal, ese era el problema, la verdadera pregunta filosófica, si llegara a posar sus ojos en una mortal como la que tenía en frente... ¿qué?, ¿qué iba a pasar?, por antonomasia se entendía que no podrían estar juntos.
Dio un respingo, como una risa que no llegó cuando siguió escuchando, ella hablaba de su rencor, pero pensó en su propia tristeza y soledad que se remontaba a más de 4 siglos, suponía que había tenido tiempo para acostumbrarse. Sin embargo no pudo evitar mirarla extrañado cuando ella se expresó así, sabía que no tenía una buena relación con los que eran de su clase, pero parecía que había algo más.
-¿Presa? -preguntó verdaderamente curioso-, entonces debo suponer que en realidad hay algo más escondido detrás de tanto odio hacia los míos -le dijo quitando un mechón de cabello del rostro de la chica, acariciando suavemente su mejilla con la parte exterior de los dedos, aún creía que todos eran como ese que le había hecho daño, suspiró, tal vez no ahora, o pronto, pero con el tiempo lograría demostrarle que de verdad él era distinto (porque él estaba mal, eso lo sabía, pero en este caso ese factor jugaba a su favor)
Le sonrió cuando ella dijo que lo dudaba si ahora sus encuentros se reducían a los vampiros, una leve punzada en su corazón lo atacó con la guardia baja, iba a responder pero prefirió responder su otra pregunta.
-Estoy mejor, gracias -dijo señalando el punto en donde la mancha de sangre era lo único que quedaba. La abrazó cuando ella afianzó el agarre y rió al escuchar su pregunta, era un cuestionamiento trivial comparado con esa noche y con lo que habían estado platicando.
-Me gusta leer -fue lo primero que dijo, en automático y sin dudarlo-, viajar, conocer, escuchar, aprender, ejercer la medicina, me gusta observar las estrellas y me gusta contar a la gente, me hace sentir un poco más normal, me gusta pensar, pero a veces pienso demasiado, y me gusta conversar... -pausó -en compañía de hermosas damas en noches como esta -la miró a los ojos, ella ligeramente más baja de estatura y le sonrió de lado-, ¿y a ti?, ¿qué te gusta hacer? -su voz era clara, casi infantil, cándida, se mecía con gracia, como si esa conversación fuese el resultado del tropiezo accidental y no de una guerra que ella había declarado en contra de los que eran como él.
Dio un respingo, como una risa que no llegó cuando siguió escuchando, ella hablaba de su rencor, pero pensó en su propia tristeza y soledad que se remontaba a más de 4 siglos, suponía que había tenido tiempo para acostumbrarse. Sin embargo no pudo evitar mirarla extrañado cuando ella se expresó así, sabía que no tenía una buena relación con los que eran de su clase, pero parecía que había algo más.
-¿Presa? -preguntó verdaderamente curioso-, entonces debo suponer que en realidad hay algo más escondido detrás de tanto odio hacia los míos -le dijo quitando un mechón de cabello del rostro de la chica, acariciando suavemente su mejilla con la parte exterior de los dedos, aún creía que todos eran como ese que le había hecho daño, suspiró, tal vez no ahora, o pronto, pero con el tiempo lograría demostrarle que de verdad él era distinto (porque él estaba mal, eso lo sabía, pero en este caso ese factor jugaba a su favor)
Le sonrió cuando ella dijo que lo dudaba si ahora sus encuentros se reducían a los vampiros, una leve punzada en su corazón lo atacó con la guardia baja, iba a responder pero prefirió responder su otra pregunta.
-Estoy mejor, gracias -dijo señalando el punto en donde la mancha de sangre era lo único que quedaba. La abrazó cuando ella afianzó el agarre y rió al escuchar su pregunta, era un cuestionamiento trivial comparado con esa noche y con lo que habían estado platicando.
-Me gusta leer -fue lo primero que dijo, en automático y sin dudarlo-, viajar, conocer, escuchar, aprender, ejercer la medicina, me gusta observar las estrellas y me gusta contar a la gente, me hace sentir un poco más normal, me gusta pensar, pero a veces pienso demasiado, y me gusta conversar... -pausó -en compañía de hermosas damas en noches como esta -la miró a los ojos, ella ligeramente más baja de estatura y le sonrió de lado-, ¿y a ti?, ¿qué te gusta hacer? -su voz era clara, casi infantil, cándida, se mecía con gracia, como si esa conversación fuese el resultado del tropiezo accidental y no de una guerra que ella había declarado en contra de los que eran como él.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Por supuesto cualquiera estaría curioso en saber la causa por la cual , Lyuba, nuestra gitana había adoptado aquel comportamiento raro y demente. Lyuba bajó su rostro, hacía otra parte, evitando encontrarse con los ojos del vampiro (los cuales parecían estar en un río de preguntas sin respuesta alguna) – Si, presa – confirmó ella con un hilo de voz. Fue suficiente pestañar una vez para desear no volver a cerrar sus ojos . Pues fue como sentir navajas en su cuerpo, tabacos hundiendo sus cenizas en las delicadas piernas de la gitana, manos frías acariciar su cuerpo y dientes afilados en su muñeca. Todas aquellas sensaciones perturbaban su cuerpo, la hacían estremecer solo cuando sus ojos deseaban descansar o simplemente pestañaban. Era consciente de que aun no había superado aquellos dolores, que era una demente encerrada en sus propias locuras y lo mas importante, grave, que ella no encontraba la cura de su demencia, de su pasado. ¿Como podía alguien esconder, borrar, cicatrices? . Nadie podía hacer aquello, era imposible y ella misma tachaba la finalidad de su demencia. Pues estaba enferma, de eso no cabía duda – Hay muchas mas cosas, Daniil ...- comentó ella abrazándose a el como si su cuerpo sintiese de nuevo aquellas pesadillas – pero son tan horribles.. – comenzó ella dejando soltar un suspiro y controlando su voz temblorosa – que no me atrevo a contarlas, ni describirlas – finalizó relamiéndose con rapidez la sequedad de sus labios . Sus caricias lograron tranquilizar ,por unos momentos el cuerpo de la gitana, aunque solo fuera por unos segundos, ella iba a agradecer aquel gesto.
Esta vez sonrió , aunque solo fuese una sonrisa pequeña. Conocer el estado de su acompañante , provocaban en la gitana un bien estar que antes no había encontrada con ningunas de las personas con las que se había topado en el camino. Ella correspondió al abrazo de la misma manera, susurrando – Me alegro que estés mejor – con sinceridad, aquellas palabras fueron las que resbalaron de sus labios. Como antes había dicho, se sentía la persona mas miserable del mundo por dañar a la persona que se había comportado como un verdadero humano. No parecía un ser odioso y despreciable como lo eran los demás, claro, no parecía porque no lo era. Era tan...diferente. Y eso mismo, sacaba a Lyuba de sus casillas, porque no entendía la razón ,las razones que buscaba con desesperación . Solo se agarraba a una pequeña esperanza, lucecita que salía en su camino a modo de respuesta para luego darse cuenta que era un engaño mas. Ella, se deleitó con la respuesta de lo que le gustaba hacer. Leer, habían sido muchos días que Lyuba no había sentido rozar las yemas de sus dedos con la tapa de un libro, el tiempo corría por su lado y no le permitía tomarse el deleite de leer o simplemente ojear un libro. Aunque era algo que amaba desde pequeña, compartían el mismo gusto. Viajar, escuchar, aprender...eran cosas que ella misma ejercía, al igual que el . Iba a anotar aquello como un “plus” en las cosas comunes que ambos compartían –¿ Ejercer la medicina? – preguntó alzando la cabeza y apoyando su cuerpo casi en el pecho y el hombro del vampiro - ¿Eres médico? – preguntó de nuevo curiosa , mas bien un poco sorprendida por escuchar aquello.
Un vampiro se convertía en médico con un propósito egoísta, tener sangre sin ningún compromiso, casi gratis, sin que nadie sospechase sus intenciones . Por eso mismo, Lyuba frunció sus cejas al escucharle, no formaba en su cabeza la imagen de un “ladrón de sangre” . No , no a Daniil . Fue cuestión de segundos para relajar su rostro, al escuchar que también le gustaba estar en presencia de hermosas damas. Ella no se consideraba una, pero el vampiro acababa de hacer un piropo que arrancó de Lyuba una sonrisa y un color mucho mas vivo a sus mejillas pálidas . Acercó su rostro al de el, rozando juguetonamente con su fría nariz - ¿Sabes? Eso forma parte de tu encantadora personalidad ,tan diferente y tan.. – susurro aun con aquella sonrisa pintada en sus labios. Tal cual el color vivo de un cuadro en negro . Un momento...Lyuba estaba haciendo piropos a un vampiro?a un hombre? . De verdad, que ahora si era una demente en todas sus letras. Rozó una vez mas su nariz, juguetona, tomándose tiempo para responder a su pregunta - Aparte de amenazar, golpear y clavar una navaja a los vampiros.. – comenzó alargando su sonrisa de tal manera que pareció una risa – siempre me a gustado predecir el futuro, ya se que eso forma parte de mi siendo una gitana, pero me encanta ver la expresión de las personas cuando el destino suele ser descifrado por mi – se mordió el labio pensativa, entrecerrando los ojos mientras hablaba, sin percatarse de que nuevamente su rostro estaba a escasos centímetros del vampiro – viajar, conocer el mundo, personas...- tomó la palabra pensando que se estaba saltando varias cosas que era preferible no compartir – obviamente todo lo que tiene que ver con conocimientos y naturaleza me encanta. Hay muchas cosas que me gustan hacer, pero no suelo practicarlas a menudo – murmuro ella parpadeando dos veces seguidas – Pero de seguro me gusta cuidar a vampiros después de golpearles – bromeó soltando unas risitas contagiosas, casi infantiles rozando su nariz con la de ella de nuevo, con ganas de jugar.
Esta vez sonrió , aunque solo fuese una sonrisa pequeña. Conocer el estado de su acompañante , provocaban en la gitana un bien estar que antes no había encontrada con ningunas de las personas con las que se había topado en el camino. Ella correspondió al abrazo de la misma manera, susurrando – Me alegro que estés mejor – con sinceridad, aquellas palabras fueron las que resbalaron de sus labios. Como antes había dicho, se sentía la persona mas miserable del mundo por dañar a la persona que se había comportado como un verdadero humano. No parecía un ser odioso y despreciable como lo eran los demás, claro, no parecía porque no lo era. Era tan...diferente. Y eso mismo, sacaba a Lyuba de sus casillas, porque no entendía la razón ,las razones que buscaba con desesperación . Solo se agarraba a una pequeña esperanza, lucecita que salía en su camino a modo de respuesta para luego darse cuenta que era un engaño mas. Ella, se deleitó con la respuesta de lo que le gustaba hacer. Leer, habían sido muchos días que Lyuba no había sentido rozar las yemas de sus dedos con la tapa de un libro, el tiempo corría por su lado y no le permitía tomarse el deleite de leer o simplemente ojear un libro. Aunque era algo que amaba desde pequeña, compartían el mismo gusto. Viajar, escuchar, aprender...eran cosas que ella misma ejercía, al igual que el . Iba a anotar aquello como un “plus” en las cosas comunes que ambos compartían –¿ Ejercer la medicina? – preguntó alzando la cabeza y apoyando su cuerpo casi en el pecho y el hombro del vampiro - ¿Eres médico? – preguntó de nuevo curiosa , mas bien un poco sorprendida por escuchar aquello.
Un vampiro se convertía en médico con un propósito egoísta, tener sangre sin ningún compromiso, casi gratis, sin que nadie sospechase sus intenciones . Por eso mismo, Lyuba frunció sus cejas al escucharle, no formaba en su cabeza la imagen de un “ladrón de sangre” . No , no a Daniil . Fue cuestión de segundos para relajar su rostro, al escuchar que también le gustaba estar en presencia de hermosas damas. Ella no se consideraba una, pero el vampiro acababa de hacer un piropo que arrancó de Lyuba una sonrisa y un color mucho mas vivo a sus mejillas pálidas . Acercó su rostro al de el, rozando juguetonamente con su fría nariz - ¿Sabes? Eso forma parte de tu encantadora personalidad ,tan diferente y tan.. – susurro aun con aquella sonrisa pintada en sus labios. Tal cual el color vivo de un cuadro en negro . Un momento...Lyuba estaba haciendo piropos a un vampiro?a un hombre? . De verdad, que ahora si era una demente en todas sus letras. Rozó una vez mas su nariz, juguetona, tomándose tiempo para responder a su pregunta - Aparte de amenazar, golpear y clavar una navaja a los vampiros.. – comenzó alargando su sonrisa de tal manera que pareció una risa – siempre me a gustado predecir el futuro, ya se que eso forma parte de mi siendo una gitana, pero me encanta ver la expresión de las personas cuando el destino suele ser descifrado por mi – se mordió el labio pensativa, entrecerrando los ojos mientras hablaba, sin percatarse de que nuevamente su rostro estaba a escasos centímetros del vampiro – viajar, conocer el mundo, personas...- tomó la palabra pensando que se estaba saltando varias cosas que era preferible no compartir – obviamente todo lo que tiene que ver con conocimientos y naturaleza me encanta. Hay muchas cosas que me gustan hacer, pero no suelo practicarlas a menudo – murmuro ella parpadeando dos veces seguidas – Pero de seguro me gusta cuidar a vampiros después de golpearles – bromeó soltando unas risitas contagiosas, casi infantiles rozando su nariz con la de ella de nuevo, con ganas de jugar.
Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
No dijo más, no le iba a sacar la verdad a la fuerza, aguardó paciente a que fuera momento de abrir la boca nuevamente, una conversación como la que estaban teniendo merecía meticuloso tempo, como una melodía, no podía meter notas donde no hacían falta, así mismo no podía meter palabras donde no eran requeridas. Asintió sonriendo cuando ella se alegró que la herida ya estuviera sanada, gracias a ella quería decir, pero no lo hizo, para entonces la gitana debía saber lo muy agradecido que estaba.
Pero luego la pregunta que ella lanzó lo sacó se ese navegar por un mar de tranquilidad y silencio. La miró y sonrió de lado.
-Así es, soy médico, por eso te decía que yo te podía ayudar -señaló con la mirada su brazo -soy médico antes que vampiro -aclaró, ese era el orden de los sucesos en su vida, fue doctor mucho antes de convertirse en lo que era y quería dejarlo en claro, de hecho ejercer se le había complicado de sobre manera cuando se convirtió en vampiro, la sangre emanando de las heridas y él luchando encarnizadamente por no caer en la tentación.
"Encantadora personalidad" se repitió mentalmente, "tan diferente", de eso no tenía duda, siempre había sido el vampiro débil, el hombre débil, el débil, era diferente, lo sabía, un corazón como el suyo era una maldición más con la cual contender, antes y ahora, siempre. Rió cuando la escuchó continuar hablando, cuando le habló de lo que le gustaba hacer. Tenían mucho en común y otras tantas cosas en las que no coincidían y podían complementarse, sacudió la cabeza, ¡pero qué estaba pensando!, esta joven, con toda una vida por delante era mortal y él un viejo vampiro, que ella se acercara de ese modo no ayudó, sentir su nariz rozando con la suya lo puso repentinamente nervioso.
-Es una pena -finalmente abrió la boca -no hacer eso que nos gusta puede amargarnos, y tú estás muy joven para eso, quién sabe -se encogió de hombros -tal vez algún día puedas leerme el futuro -propuso con tono de juego, era sólo una propuesta y colocó su dedo índice en la nariz de la gitana-, eso me agrada, pero ten cuidado, me puedo acostumbrar a tus cuidados -bromeó pero en el fondo sabía que era verdad.
Pero luego la pregunta que ella lanzó lo sacó se ese navegar por un mar de tranquilidad y silencio. La miró y sonrió de lado.
-Así es, soy médico, por eso te decía que yo te podía ayudar -señaló con la mirada su brazo -soy médico antes que vampiro -aclaró, ese era el orden de los sucesos en su vida, fue doctor mucho antes de convertirse en lo que era y quería dejarlo en claro, de hecho ejercer se le había complicado de sobre manera cuando se convirtió en vampiro, la sangre emanando de las heridas y él luchando encarnizadamente por no caer en la tentación.
"Encantadora personalidad" se repitió mentalmente, "tan diferente", de eso no tenía duda, siempre había sido el vampiro débil, el hombre débil, el débil, era diferente, lo sabía, un corazón como el suyo era una maldición más con la cual contender, antes y ahora, siempre. Rió cuando la escuchó continuar hablando, cuando le habló de lo que le gustaba hacer. Tenían mucho en común y otras tantas cosas en las que no coincidían y podían complementarse, sacudió la cabeza, ¡pero qué estaba pensando!, esta joven, con toda una vida por delante era mortal y él un viejo vampiro, que ella se acercara de ese modo no ayudó, sentir su nariz rozando con la suya lo puso repentinamente nervioso.
-Es una pena -finalmente abrió la boca -no hacer eso que nos gusta puede amargarnos, y tú estás muy joven para eso, quién sabe -se encogió de hombros -tal vez algún día puedas leerme el futuro -propuso con tono de juego, era sólo una propuesta y colocó su dedo índice en la nariz de la gitana-, eso me agrada, pero ten cuidado, me puedo acostumbrar a tus cuidados -bromeó pero en el fondo sabía que era verdad.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Lyuba asintió una vez con la cabeza, dándole a entender de que no iba a llenarle de un mar de preguntas porque era médico ni cuando había comenzado a practicar una profesión que requería mucho tiempo. Aunque era un vampiro, ella seguía culpándole de que se llevase las almas de los inocentes. Tal vez profesar como médico le ayudaba de cierta manera, podía curar, ayudar a los demás mediante dicho trabajo. No le culpaba, Lyuba debía reflexionar mejor sobre el curso de la vida. No siempre estaba en lo cierto por muy cabezota que ella lograba ser. En el momento que Daniil había enseñado el brazo de la gitana, esta, hizo lo mismo, observándolo curiosa . Ya no sentía ningún dolor, tal vez se estaba acostumbrado al dolor físico. Ante tales pensamientos , para borrarlos, lo único que pudo hacer fue fruncir ambas cejas y desviar los ojos de su brazo para posarlos en los ojos cafés del vampiro. Contrastaban con los de Lyuba, ojos azules, un mar atormentado mientras que los ojos del vampiro parecían dos chocolates derretidos, con la calma reflejados en ellos. Se sintió tranquila, a pesar de las emociones que sentía en aquel momento y las sensaciones que había sentido en toda la noche. Rogaba al cielo de que el no prestase atención a sus latidos fuertes, perturbados por la calma de Daniil. Una mirada solía decir mas que mil palabras.. ¿pero como iba a ser interpretada la mirada de Lyuba en aquel momento de silencio sepulcral?.
Su voz fue la que rompió en pedazos el silencio, tal cual un espejo que se rompe en miles de pedazos . Prestó atención a sus palabras, aunque la cercanía la estaba poniendo nerviosa. ¿Por qué se sentía de aquella manera si era un vampiro?. Un vampiro…un ser …maldito. Blasfemia! – Lo se, pero tengo otras preocupaciones – comentó ella soltando las palabras con tranquilidad , pensando en la primera preocupación : el dinero. Ante las palabras de predecir el futuro, ella arqueó una ceja – Me temo que no puedo leer la mano a un vampiro. Lo e..intentando en un pasado y..no pude ver nada salvo muerte – dijo ella con seriedad, relajado la ceja que anteriormente había arqueado. Pasó una de sus manos a su cuello , sintiendo su dedo sobre la nariz en un gesto infantil - ¿Y quién te a dicho que no lo hago porque sé que te gusta? – preguntó ella sonriendo traviesa. Aunque ambos estaban bromeando , ella sabía con exactitud que en aquel momento no estaba bromeando, al menos no ella. En Rumania había un dicho “ El hombre cuando bromea dice la verdad ( Omul glumind spune adevarul)”. Lo mismo estaba pasando con ella en aquel momento. Lyuba despegó de nuevo sus labios para preguntar una de sus curiosidades – Daniil…¿Qué sabor tiene la sangre..? – preguntó permitiendo que su sonrisa se borrase con lentitud - ¿Qué sientes cuando estas cerca de un humano? – volvió a preguntar acercando su rostro, de nuevo , inconscientemente. Tal vez todo aquello era debido los encantos de los vampiros. Eran seres fenomenales, maravillosos, encantadoramente hermosos y poseían aquel don de la belleza cuando en verdad solo eran unos seres endemoniados - ¿Qué sientes cuando la sangre mancha tus labios? – finalizó con aquella pregunta , dejando de observar sus ojos para observar sus labios.
Su voz fue la que rompió en pedazos el silencio, tal cual un espejo que se rompe en miles de pedazos . Prestó atención a sus palabras, aunque la cercanía la estaba poniendo nerviosa. ¿Por qué se sentía de aquella manera si era un vampiro?. Un vampiro…un ser …maldito. Blasfemia! – Lo se, pero tengo otras preocupaciones – comentó ella soltando las palabras con tranquilidad , pensando en la primera preocupación : el dinero. Ante las palabras de predecir el futuro, ella arqueó una ceja – Me temo que no puedo leer la mano a un vampiro. Lo e..intentando en un pasado y..no pude ver nada salvo muerte – dijo ella con seriedad, relajado la ceja que anteriormente había arqueado. Pasó una de sus manos a su cuello , sintiendo su dedo sobre la nariz en un gesto infantil - ¿Y quién te a dicho que no lo hago porque sé que te gusta? – preguntó ella sonriendo traviesa. Aunque ambos estaban bromeando , ella sabía con exactitud que en aquel momento no estaba bromeando, al menos no ella. En Rumania había un dicho “ El hombre cuando bromea dice la verdad ( Omul glumind spune adevarul)”. Lo mismo estaba pasando con ella en aquel momento. Lyuba despegó de nuevo sus labios para preguntar una de sus curiosidades – Daniil…¿Qué sabor tiene la sangre..? – preguntó permitiendo que su sonrisa se borrase con lentitud - ¿Qué sientes cuando estas cerca de un humano? – volvió a preguntar acercando su rostro, de nuevo , inconscientemente. Tal vez todo aquello era debido los encantos de los vampiros. Eran seres fenomenales, maravillosos, encantadoramente hermosos y poseían aquel don de la belleza cuando en verdad solo eran unos seres endemoniados - ¿Qué sientes cuando la sangre mancha tus labios? – finalizó con aquella pregunta , dejando de observar sus ojos para observar sus labios.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
De un modo muy extraño, sentir el corazón de Lyuba con ese ritmo acelerado lo alegraba, no lo iba a admitir, pero le gustó tener ese efecto en ella, que la cercanía de ambos la pusiera así, porque él también estaba nervioso y al menos, que ambos estuvieran en igualdad de condiciones lo tranquilizaba un poco. Por su lado, la sensación que la joven le brindaba no era desconocida, pero si rara y le daba algo de miedo, porque no sabía bien lidiar con esas sensaciones que amenazaban con convertirse en sentimientos.
Sonrió con tristeza cuando ella dijo que sólo vería muerte si le leía la mano, como reflejo estiró la palma y vio las líneas dibujadas en ella, pensar que en todas la gitana sólo vería muerte lo deprimió, así de grave, pues sus manos y su deber eran preservar la vida, y su naturaleza le dictaba lo contrario. Pronto su gesto cambió, rió un poco y miró a la joven con una mezcla de sorpresa e inocencia, ni él mismo sabía si su reacción era fingida o real, fue tomado por sorpresa ante la declaración.
-Entonces los dos estamos de acuerdo, me cuidas y yo lo disfrutaré -sonaba absurdo en principio, pero la idea en su mente era encantadora.
Las siguientes preguntas fueron llamadas de atención para el vampiro, le hicieron recordar lo que era, en lo que se había convertido, en las diferencias abismales que existían entre él y Lyuba. Pensó por largo rato su respuesta, tenía una sola para todas las preguntas.
-Culpa -a eso sabía, y eso sentía, culpa. La culpa (más que la venganza, pero él no quería verlo) había sido el motor que lo había llevado a donde estaba, a ser un vampiro, la culpa de no haber estado con su familia la noche de su muerte, la culpa de no haber consumado la venganza, la culpa era su incentivo para todo y no quería aceptarlo-, no te voy a mentir, los vampiros disfrutamos -se incluyó -el sabor de la sangre, es placentero, es nuestro antídoto para seguir... en ella encontramos placer, y vida -con las manos enfatizaba lo que estaba diciendo -y muchos disfrutan arrebatando vidas, no sé por qué, no sé que los lleva a tal cinismo, no sé si es la cantidad de años que muchos de nosotros tenemos o qué, pero también te puedo decir que yo no disfruto matando... que si puedo evitarlo lo hago, algo está mal conmigo -insistía en ese punto -no soy como otros vampiros y no creas que eso me alegra mucho, no pertenezco a ningún sitio, muy débil para ser vampiro y muy sádico para ser humano... -se quedó en silencio, con la mirada perdida en la nada.
Sonrió con tristeza cuando ella dijo que sólo vería muerte si le leía la mano, como reflejo estiró la palma y vio las líneas dibujadas en ella, pensar que en todas la gitana sólo vería muerte lo deprimió, así de grave, pues sus manos y su deber eran preservar la vida, y su naturaleza le dictaba lo contrario. Pronto su gesto cambió, rió un poco y miró a la joven con una mezcla de sorpresa e inocencia, ni él mismo sabía si su reacción era fingida o real, fue tomado por sorpresa ante la declaración.
-Entonces los dos estamos de acuerdo, me cuidas y yo lo disfrutaré -sonaba absurdo en principio, pero la idea en su mente era encantadora.
Las siguientes preguntas fueron llamadas de atención para el vampiro, le hicieron recordar lo que era, en lo que se había convertido, en las diferencias abismales que existían entre él y Lyuba. Pensó por largo rato su respuesta, tenía una sola para todas las preguntas.
-Culpa -a eso sabía, y eso sentía, culpa. La culpa (más que la venganza, pero él no quería verlo) había sido el motor que lo había llevado a donde estaba, a ser un vampiro, la culpa de no haber estado con su familia la noche de su muerte, la culpa de no haber consumado la venganza, la culpa era su incentivo para todo y no quería aceptarlo-, no te voy a mentir, los vampiros disfrutamos -se incluyó -el sabor de la sangre, es placentero, es nuestro antídoto para seguir... en ella encontramos placer, y vida -con las manos enfatizaba lo que estaba diciendo -y muchos disfrutan arrebatando vidas, no sé por qué, no sé que los lleva a tal cinismo, no sé si es la cantidad de años que muchos de nosotros tenemos o qué, pero también te puedo decir que yo no disfruto matando... que si puedo evitarlo lo hago, algo está mal conmigo -insistía en ese punto -no soy como otros vampiros y no creas que eso me alegra mucho, no pertenezco a ningún sitio, muy débil para ser vampiro y muy sádico para ser humano... -se quedó en silencio, con la mirada perdida en la nada.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Lyuba sentía la brisa fresca de la noche recorrer su cuerpo como una caricia paternal. Su cabello bailaba con agilidad al son de aquella frescura, evitando que sus ojos o su rostro estuvieran cubiertos de la cabellera negrea y brillante. Las pupilas azuladas recorrieron el rostro de Daniil muchas veces , grabando sus diversas expresión e interpretando cada palabra y cada mirada que el brindaba con facilidad. En el momento que observaba las líneas de su palma, Lyuba seguía observando con atención . Su mirada estaba cargada de curiosidad, deseando descubrir sus pensamientos mas íntimos. ¿Por qué tanto interés en un asesino?. Si, era un asesino y el lo sabía con exactitud por eso mismo Lyuba no mostró ningún interés interno en analizar la palabra “asesino” y las razones por las que culpaba a Daniil de lo que era. Lyuba ladeó su cabeza al ver como Daniil analizaba, preocupado , su palma . Era fácil descubrir aquella preocupación en su mirada y por eso mismo Lyuba llevó su mano hacía la palma del vampiro, cerrándola con lentitud y haciendo que los brazaletes hicieron unos sonidos metálicos. Prohibió que el vampiro se auto cargara de negatividad , porque podía transmitir a la gitana el mismo estado y lo mas raro era que Lyuba no sabía porque recibía casi las mismas emociones y estados del vampiro.
Regaló una pequeña sonrisa al vampiro , deseando acallar el tema de cuidarle. Pues sin duda, ella lo cuidaría aunque eso estaba en contra de su voluntad y también de lo que se estaba convirtiendo .
Apartó sus dedos de la mano de Daniil con una suave caricia para depositarla sobre su pecho , rozando con la yema de sus dedos la camisa y finalmente dejando que hiciera contacto en totalidad con aquella prenda que se había manchado de un color oscuro. Lyuba podía percibir la frialdad de su piel y casi quiso retirar su mano, pero la calidez de su piel impedía hacerlo . Por lo tanto , no la apartó . “Culpa” , ese era el sentimiento que quemaba por dentro a Lyuba. Culpa por dejar que la ira la dominase con facilidad, culpa por no poder salvar a seres inocentes , culpa por sentir emociones incontrolables cerca de Daniil, culpa por haberle herido y finalmente culpa por no haber finalizado lo que antes había comenzado. Deseaba decirle aquello, pero se reprimió y tragó todas aquellas palabras como un secreto íntimo . En todo momento, la gitana observaba los labios de Daniil moverse y de vez en cuando sus ojos , silenciando cualquier sonido o palabra que pudiera interrumpir las respuestas del vampiro. Cuando este acabó , ella habló - Es bueno que reconozcas la culpabilidad de tu alma aunque esta ya este enviada al infierno – sus palabras eran duras, pero siempre la verdad dolía. El vampirismo era la creación del demonio, el era un demonio sobre la tierra , pero un demonio especial. “Para mi eres un ser diferente de los demás, eres el brillo de la Luna y yo soy el brillo del Sol que te impide vivir como un humano” fue el pensamiento que hizo desaparecer la sonrisa de su rostro.
No supo que decir , tal vez tenía razón . Lyuba se relamió la sequedad de sus labios a la misma vez que desviaba la mirada hacia el suelo - ¿Entonces que es lo que eres? – preguntó con un hilo de voz, atormentada por desconocer la respuesta y por la espera de la respuesta. ¿Había algo peor que un vampiro? . Volvió a sus ojos, dos rocas que golpeaban las olas feroces de Lyuba al mismo tiempo que Daniil hablaba.
Regaló una pequeña sonrisa al vampiro , deseando acallar el tema de cuidarle. Pues sin duda, ella lo cuidaría aunque eso estaba en contra de su voluntad y también de lo que se estaba convirtiendo .
Apartó sus dedos de la mano de Daniil con una suave caricia para depositarla sobre su pecho , rozando con la yema de sus dedos la camisa y finalmente dejando que hiciera contacto en totalidad con aquella prenda que se había manchado de un color oscuro. Lyuba podía percibir la frialdad de su piel y casi quiso retirar su mano, pero la calidez de su piel impedía hacerlo . Por lo tanto , no la apartó . “Culpa” , ese era el sentimiento que quemaba por dentro a Lyuba. Culpa por dejar que la ira la dominase con facilidad, culpa por no poder salvar a seres inocentes , culpa por sentir emociones incontrolables cerca de Daniil, culpa por haberle herido y finalmente culpa por no haber finalizado lo que antes había comenzado. Deseaba decirle aquello, pero se reprimió y tragó todas aquellas palabras como un secreto íntimo . En todo momento, la gitana observaba los labios de Daniil moverse y de vez en cuando sus ojos , silenciando cualquier sonido o palabra que pudiera interrumpir las respuestas del vampiro. Cuando este acabó , ella habló - Es bueno que reconozcas la culpabilidad de tu alma aunque esta ya este enviada al infierno – sus palabras eran duras, pero siempre la verdad dolía. El vampirismo era la creación del demonio, el era un demonio sobre la tierra , pero un demonio especial. “Para mi eres un ser diferente de los demás, eres el brillo de la Luna y yo soy el brillo del Sol que te impide vivir como un humano” fue el pensamiento que hizo desaparecer la sonrisa de su rostro.
No supo que decir , tal vez tenía razón . Lyuba se relamió la sequedad de sus labios a la misma vez que desviaba la mirada hacia el suelo - ¿Entonces que es lo que eres? – preguntó con un hilo de voz, atormentada por desconocer la respuesta y por la espera de la respuesta. ¿Había algo peor que un vampiro? . Volvió a sus ojos, dos rocas que golpeaban las olas feroces de Lyuba al mismo tiempo que Daniil hablaba.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Cuando sintió su mano sobre la suya simplemente la miró, algo sorprendido por el contacto, no sabía por qué si a lo largo de la noche habían estado tan cerca, era para que ya se hubiera acostumbrado, pero no, aún le causaba conflicto que esa misma mujer que lo hiriera hace un par de horas ahora lo hiciera sentir lo mismo vulnerado que protegido, porque así era, Lyuba había destruido, sin saber, la barreras que él se ponía para con el mundo exterior y a la vez sentía que a su lado no corría peligro, que ella era capaz de matar dragones en pos de él, como un San Jorge convertido el volátil gitana. Se sintió de pronto mareado, era tan sólo la confusión de la situación en la que se encontraba, pocas veces no lograba comprender qué estaba pasando, y era tanto así que no estaba preparado, como en esa ocasión.
-¿Sabes? -habló, con voz baja y cadenciosa-, cuando me pongo a pensar en eso es cuando más me pesa lo que soy, que mi familia está en el llamado paraíso y que incluso en la muerte, en el fin de mi inmortalidad, no los encontraré de nuevo -destinado al Hades, para siempre -nunca más los volveré a ver -tragó saliva, no quería ponerse a llorar ahí, en medio de la calle en brazos de la gitana-, ¿qué soy? -una risa más parecida a una tos se le escapó, triste en escencia y sonido-, soy un vampiro roto -siempre se había referido así a sí mismo, no la miró, observó la noche y los faroles con luces ambarinas e intermitentes-, no soy nada -era, en efecto, una confesión fuerte; finalmente la miró de nuevo.
-Está por amanecer -apuntó, alejándose un poco, y la lejanía de pronto dolió más que la misma puñalada que había recibido horas atrás-, a menos que quieras terminar con lo que empezaste, deberíamos regresar a casa -"a casa", qué ajeno de pronto le sonó eso, su casa era Nóvgorod, su casa era la orilla del Vóljov congelado, del Volga intranquilo, de ese sitio donde las luces parecen tocar el suelo-. Te acompaño -a donde quiera que ella fuera, él la iba a acompañar.
-¿Sabes? -habló, con voz baja y cadenciosa-, cuando me pongo a pensar en eso es cuando más me pesa lo que soy, que mi familia está en el llamado paraíso y que incluso en la muerte, en el fin de mi inmortalidad, no los encontraré de nuevo -destinado al Hades, para siempre -nunca más los volveré a ver -tragó saliva, no quería ponerse a llorar ahí, en medio de la calle en brazos de la gitana-, ¿qué soy? -una risa más parecida a una tos se le escapó, triste en escencia y sonido-, soy un vampiro roto -siempre se había referido así a sí mismo, no la miró, observó la noche y los faroles con luces ambarinas e intermitentes-, no soy nada -era, en efecto, una confesión fuerte; finalmente la miró de nuevo.
-Está por amanecer -apuntó, alejándose un poco, y la lejanía de pronto dolió más que la misma puñalada que había recibido horas atrás-, a menos que quieras terminar con lo que empezaste, deberíamos regresar a casa -"a casa", qué ajeno de pronto le sonó eso, su casa era Nóvgorod, su casa era la orilla del Vóljov congelado, del Volga intranquilo, de ese sitio donde las luces parecen tocar el suelo-. Te acompaño -a donde quiera que ella fuera, él la iba a acompañar.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Lyuba apartó de nuevo la mirada de Daniil mientras escuchaba sus palabras y se hundía en ellas como cómo una persona lograba hundir algo en un mar profundo. No le gustaba verle de aquella manera y menos si ella había iniciado aquel tema tan delicado para el. Carraspeó dos veces seguidas, intentando no abofetearse personalmente por aquel delirio suyo de decir las verdades a la gente – Lo siento – pidió perdón por aquello y al mismo tiempo también por lo que le había provocado hace mas o menos dos horas atrás – Estoy segura que de allí – miró hacía arriba, hacía las estrellas que ella misma solía nombrarlas y que las mas brillantes y grandes eran sus padres – ellos te observan y conocen tus secretos y al mismo tiempo te perdonan – comentó sintiéndose identificada con el vampiro. Casi pudo sentir la presencia de sus padres pero reconociendo su mas intimo pecado : los odiaba por enseñarle el camino que ella misma seguía ciegamente. Deseaba ser una gitana normal, sin conocimientos de los seres repugnantes. Pero en aquel momento no hablaba de ella si no del vampiro así que se contuvo en comentar algo sobre sus difuntos padres o entregarse como un ejemplo.
“Un vampiro roto”. A Lyuba casi se le parte el corazón o al menos lo que quedaba de el. Sus ojos parecían cristales rotos , apenada por preguntarle lo que era . Lo vio alejarse y ella no hizo nada para detener aquel alejamiento que dio paso a un hueco en su interior, un vacío que sentía en la sien – Si eres alguien... - murmuro para ella , tal vez el ni siquiera la había escuchado. Se levantó del banquillo poniéndose de pié y observando al vampiro que comenzaba a hablar de nuevo – Sí, deberíamos – coincidió ella observando el camino que debía seguir para llegar al campamento gitano. Era corto, unos diez minutos o quince lo cierto que nunca había cronometrado la distancia pero por sus instintos estaba segura que no debía caminar mucho. El se ofreció para acompañarla a casa, al menos solo al campamento o a la entrada de este. Seguramente todo el mundo estaría durmiendo y nadie se percatará de la ausencia de Lyuba – Claro, no esta muy lejos el Campamento gitano – aseguró ella sin ninguna expresión facial que pudiera poner en evidencia su estado del momento - ¿Tu casa esta lejos de aquí? – preguntó comenzando a caminar con lentitud , observando otros lugares, otros puntos que no fueran el vampiro. No deseaba que el se diera cuenta de la vergüenza y de la estupidez que sentía la gitana en el momento que le había bombardeado con preguntas incoherentes.
“Un vampiro roto”. A Lyuba casi se le parte el corazón o al menos lo que quedaba de el. Sus ojos parecían cristales rotos , apenada por preguntarle lo que era . Lo vio alejarse y ella no hizo nada para detener aquel alejamiento que dio paso a un hueco en su interior, un vacío que sentía en la sien – Si eres alguien... - murmuro para ella , tal vez el ni siquiera la había escuchado. Se levantó del banquillo poniéndose de pié y observando al vampiro que comenzaba a hablar de nuevo – Sí, deberíamos – coincidió ella observando el camino que debía seguir para llegar al campamento gitano. Era corto, unos diez minutos o quince lo cierto que nunca había cronometrado la distancia pero por sus instintos estaba segura que no debía caminar mucho. El se ofreció para acompañarla a casa, al menos solo al campamento o a la entrada de este. Seguramente todo el mundo estaría durmiendo y nadie se percatará de la ausencia de Lyuba – Claro, no esta muy lejos el Campamento gitano – aseguró ella sin ninguna expresión facial que pudiera poner en evidencia su estado del momento - ¿Tu casa esta lejos de aquí? – preguntó comenzando a caminar con lentitud , observando otros lugares, otros puntos que no fueran el vampiro. No deseaba que el se diera cuenta de la vergüenza y de la estupidez que sentía la gitana en el momento que le había bombardeado con preguntas incoherentes.
Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
-Nunca nadie me había dicho algo similar -dijo cuando ella le había asegurado que sus padres (y su hermana, él agregó) lo miraba desde arriba y lo perdonaban, con cuánta fuerza y con cuanta pasión quería creer eso, quizá por su sanidad mental debía comenzar a creerlo, que sus padres aún sentían orgullo de él como lo sintieron cuando se recibió de médico, la inocencia y ternura de lo que Lyuba decía simplemente lo dejó perplejo, desarmado, con el corazón hecho un puñado de nada en su interior, estrujado al completo-, pero puede que tengas razón -miró de reojo el cielo, si estaban ahí, si aún lo veían incluso más de 400 años después, de verdad rogaba que lo perdonaran por lo que era ahora.
Sonrió cuando la escuchó decir muy quedo "sí eres alguien", como un susurro para ella, que de no tener el oído agudo de un vampiro él no hubiera sido capaz de captar, quería decirle lo mucho que estaba agradecido, por todo y por esa sencilla frase, sí ella se lo decía, incluso a hurtadillas como lo había hecho, entonces debía ser cierto.
-Vamos -hizo un ademán con la mano para comenzar a caminar, la dejaría una vez que se asegurara que estaba bien y en casa y entonces él daría media vuelta para regresar a la suya-, yo... vivo cerca -señaló sobre su hombro en la dirección contaría -estaré bien, primero te acompaño a ti -dijo, no le estaba preguntando, sólo le avisaba como sería el orden que seguirían.
Comenzaron a caminar en medio de la noche, con una distancia corta pero distancia al fin entre ambos, él no sabía si ofrecer su brazo, o tomarla de la mano, así que caminó muy de cerca pero sin tocarla.
-¿Los extrañas? -abrió la boca tras dar un par de pasos y ella lo miró no comprendiendo -a tus padres... ¿los extrañas? -aclaró a qué se refería.
Sonrió cuando la escuchó decir muy quedo "sí eres alguien", como un susurro para ella, que de no tener el oído agudo de un vampiro él no hubiera sido capaz de captar, quería decirle lo mucho que estaba agradecido, por todo y por esa sencilla frase, sí ella se lo decía, incluso a hurtadillas como lo había hecho, entonces debía ser cierto.
-Vamos -hizo un ademán con la mano para comenzar a caminar, la dejaría una vez que se asegurara que estaba bien y en casa y entonces él daría media vuelta para regresar a la suya-, yo... vivo cerca -señaló sobre su hombro en la dirección contaría -estaré bien, primero te acompaño a ti -dijo, no le estaba preguntando, sólo le avisaba como sería el orden que seguirían.
Comenzaron a caminar en medio de la noche, con una distancia corta pero distancia al fin entre ambos, él no sabía si ofrecer su brazo, o tomarla de la mano, así que caminó muy de cerca pero sin tocarla.
-¿Los extrañas? -abrió la boca tras dar un par de pasos y ella lo miró no comprendiendo -a tus padres... ¿los extrañas? -aclaró a qué se refería.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Su contestación , mientras ambos caminaban, hizo reflexionar a Lyuba y esta vez compartió sus reflexiones con el vampiro – Muchas personas, cuando sus mas queridos familiares, amigos o conocidos fallecen , se olvidan de ellos con el paso del tiempo y les cree idos, del todo – comentó con aquel típico acento rumano que les daba un sabor exquisito a sus palabras – Pero no es así, por alguna extraña razón Dios a creído conveniente llevarlos, tal vez para ponernos a prueba, pero ellos siempre están a nuestro lado aunque no los percibamos, no los vemos y no escuchamos la llamada de ellos – Lyuba seguía hablando a medida que daban pasos cortos, debatiendo aquel tema y la percepción que la gente parecía tener sobre el tema de los muertos y la vida detrás de estos. El vampiro le dio la razón, aunque antes hubiese dicho “ puede”. A veces ella misma se contradecía, pero no aquella noche. Casi sentía su presencia a su lado y no podía evitar sonreír. Lyuba se dio la vuelta, observando donde indicaba la residencia del vampiro. No tenía ni la mas mínima intención de visitarle, le había bastado dos encuentros para hacerle daño , ya eran suficientes.
De nuevo el silencio pareció hacerse dueño de la situación y Lyuba intentaba buscar en su mente un tema de conversación que no perjudicase a ninguno de los dos. Pero el vampiro pareció leerle la mente ya que el hizo una pregunta un tanto innecesaria. Lyuba giró su rostro , entrecerrando los ojos e intentando descifrar su pregunta, no había entendido su significado y el explicó . Lyuba se quedó un rato en silencio, pensándose la respuesta – Si – afirmó cortante, desviando sus ojos – Los extraño pero me e acostumbrado, aunque sé que esta mal.. – confesó con una mueca desagradecida en su rostro. Pensó que tal vez, al cambiar de tema , la tensión entre ellos desaparecería - ¿Tienes amigos cercanos aquí en Paris? – preguntó sin mirarle, siguiendo su camino. Ya faltaba muy poco por llegar , tal vez en su carreta, descansara muy poco para así al día siguiente ir a buscar trabajo, lo típico.
De nuevo el silencio pareció hacerse dueño de la situación y Lyuba intentaba buscar en su mente un tema de conversación que no perjudicase a ninguno de los dos. Pero el vampiro pareció leerle la mente ya que el hizo una pregunta un tanto innecesaria. Lyuba giró su rostro , entrecerrando los ojos e intentando descifrar su pregunta, no había entendido su significado y el explicó . Lyuba se quedó un rato en silencio, pensándose la respuesta – Si – afirmó cortante, desviando sus ojos – Los extraño pero me e acostumbrado, aunque sé que esta mal.. – confesó con una mueca desagradecida en su rostro. Pensó que tal vez, al cambiar de tema , la tensión entre ellos desaparecería - ¿Tienes amigos cercanos aquí en Paris? – preguntó sin mirarle, siguiendo su camino. Ya faltaba muy poco por llegar , tal vez en su carreta, descansara muy poco para así al día siguiente ir a buscar trabajo, lo típico.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Avanzaban pero parecía que no querían hacerlo, sus pasos eran cortos y desiguales, por alguna razón Daniil no quería que acabase, esa noche o lo que fuera, definitivamente estaba volviéndose loco, a pesar de todo, de lo que ahora charlaban y que ella le había salvado la vida, era una cazadora que lo que buscaba era su cabeza, ¿por qué se sentía bien en compañía de alguien que restaba destinado a hacerle tanto mal?. La escuchó hablar y eso lo hizo pensar en si mismo, dicen que las personas mueren dos veces, cuando pierden la vida y cuando alguien pronuncia su nombre por última vez, él se encargaría de que la segunda muerte no sucediera con su familia, aunque fuera en sus plegarias mustias por las noches al Dios al que él había renunciado al transformarse diría sus nombres, nunca morirían por segunda vez.
Luego la miró mientras ambos caminaban, era complicado, él la entendía, acostumbrarse a la ausencia de aquellos a los que más se ha amado, pero sucedía, si ella con su juventud e ímpetu lo había conseguido, él con sus años con mayor razón. La siguiente pregunta relajó el ambiente y sonrió.
-No, en París no tengo demasiados amigos, y cercanos mucho menos -había conocido un par de personas que esperaba con el tiempo se volvieran sus amigos de verdad pero ahora era difícil decirlo-, sólo tengo un amigo y no lo veo hace tres siglos, soy un solitario, supongo -se encogió de hombros y agachó la mirada, como si se avergonzara de admitirlo-, ¿tú tienes amigos? -le preguntó, quizá su consagración a la caza de seres como él no le dejaba mucho tiempo para hacer amistades.
Luego la miró mientras ambos caminaban, era complicado, él la entendía, acostumbrarse a la ausencia de aquellos a los que más se ha amado, pero sucedía, si ella con su juventud e ímpetu lo había conseguido, él con sus años con mayor razón. La siguiente pregunta relajó el ambiente y sonrió.
-No, en París no tengo demasiados amigos, y cercanos mucho menos -había conocido un par de personas que esperaba con el tiempo se volvieran sus amigos de verdad pero ahora era difícil decirlo-, sólo tengo un amigo y no lo veo hace tres siglos, soy un solitario, supongo -se encogió de hombros y agachó la mirada, como si se avergonzara de admitirlo-, ¿tú tienes amigos? -le preguntó, quizá su consagración a la caza de seres como él no le dejaba mucho tiempo para hacer amistades.
- Spoiler:
- Perdón por lo corto de mi respuesta.
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Lyuba tenía la vista en frente, mientras que la brisa jugaba con cabello negro y largo , permitiendo que su rostro blanco y de facciones finas fueran reflejadas a la luz de la luna, brillante y hermosa. Sus pasos eran lentos, como si no desearan que aquella velada se acabara en ningún momento. Lyuba debía alejarse del vampiro, no sabia por cuanto tiempo, pero debía hacerlo. Al estar tan cerca de el, perjudicaba tanto su trabajo , su venganza, como su estado. Estaba claro que no iba a decírselo y tampoco creía que el vampiro iba a buscarla alguna noche. La gitana pensaba que Daniil, seguramente era consciente de que solo era una mas de su encuentro y que debía seguir con su eternidad. El respondió a su pregunta, dejando en el olvido el otro tema . Lyuba daba las gracias, aun era un tema delicado tanto para ella como para el. La gitana giró su rostro para observarle unos segundos sin dar crédito a lo que estaba escuchando – No te creo – dijo ella con respeto a su respuesta. ¿Cómo no iba a tener amigos en Paris?. Era una persona amable y con facilidad hacía amigos, gracia al mismo tiempo a su seriedad .
- No eres un ser solitario – al decir aquello ella se detuvo en su camino, colocando una mano sobre su brazo para animarle. Aunque solo era para animarle, pues ella sabia que era un ser solitario debido a su condición de vida. No podía hacer amigos a las tantas de la noche, tal vez por eso no tenía amigos. Ser un vampiro era complicado, vivir una eternidad sobre la tierra y destinado a la soledad. Algunos, vivían una pesadilla, con la culpa reflejada en sus miradas. Pero la gitana no era capaz de ver mas allá de su venganza, no podía entender el infierno que estos soportaban sobre los hombros. La cruz de sus pecados, tal cual Dios había portado aquella cruz sobre sus hombros, cayendo al suelo con cada paso que daba. Lo mismo, los vampiros cedían a la soledad, se encerraban en lugares oscuros no solo por no encontrarse con los rayos mortales si no por sus pensamientos y sus pecados. Así, poco a poco, conseguía acabar con ellos. A Lyuba aquello solo le facilitaba el trabajo y eso significaba que era una piedra – Daniil… - comenzó la gitana anclando sus ojos en el puerto de color marrón café – la soledad forma parte de tu vida desde…que te has convertido..deberías estar acostumbrado.. – finalizó ella abandonando sus ojos y volviendo a caminar .
Decidió responder a su pregunta , aun sin mirarle y estando ya cerca de su carreta – Desde que e venido a Paris, solo tengo enemigos – aquella fue una respuesta creada por el tono divertido de la gitana , casi soltando una risa – Pero si, tengo amigos y amigos cercanos… - respondió sinceramente . Dieron unos cuantos pasos ya estando cerca de su campamento – Eh..escucha..lo siento por todo – pidió ella perdón deteniéndose de nuevo al estar en el campamento y deseando que el regresara a casa . Se puso delante de el, volviendo a hundirse en sus ojos , embrujada .
off: No te preocupes,perdonáme a mi por la tardanza T.T
- No eres un ser solitario – al decir aquello ella se detuvo en su camino, colocando una mano sobre su brazo para animarle. Aunque solo era para animarle, pues ella sabia que era un ser solitario debido a su condición de vida. No podía hacer amigos a las tantas de la noche, tal vez por eso no tenía amigos. Ser un vampiro era complicado, vivir una eternidad sobre la tierra y destinado a la soledad. Algunos, vivían una pesadilla, con la culpa reflejada en sus miradas. Pero la gitana no era capaz de ver mas allá de su venganza, no podía entender el infierno que estos soportaban sobre los hombros. La cruz de sus pecados, tal cual Dios había portado aquella cruz sobre sus hombros, cayendo al suelo con cada paso que daba. Lo mismo, los vampiros cedían a la soledad, se encerraban en lugares oscuros no solo por no encontrarse con los rayos mortales si no por sus pensamientos y sus pecados. Así, poco a poco, conseguía acabar con ellos. A Lyuba aquello solo le facilitaba el trabajo y eso significaba que era una piedra – Daniil… - comenzó la gitana anclando sus ojos en el puerto de color marrón café – la soledad forma parte de tu vida desde…que te has convertido..deberías estar acostumbrado.. – finalizó ella abandonando sus ojos y volviendo a caminar .
Decidió responder a su pregunta , aun sin mirarle y estando ya cerca de su carreta – Desde que e venido a Paris, solo tengo enemigos – aquella fue una respuesta creada por el tono divertido de la gitana , casi soltando una risa – Pero si, tengo amigos y amigos cercanos… - respondió sinceramente . Dieron unos cuantos pasos ya estando cerca de su campamento – Eh..escucha..lo siento por todo – pidió ella perdón deteniéndose de nuevo al estar en el campamento y deseando que el regresara a casa . Se puso delante de el, volviendo a hundirse en sus ojos , embrujada .
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Re: Road meets the sky [Lyuba A. Yumara]
Caminaban con parsimonia cuando ella lo detuvo y le dio aquel pequeño discurso, discurso que él sabía de memoria. Asintió aceptando sus palabras, por más dolorosas que fueran.
-Los que son como yo les gusta la soledad, los deja ser crueles con más facilidad, pero yo… -la frase quedó inconclusa, pero él era diferente, eso era lo que seguía, no sabía cuántas veces se lo había dicho ya y por qué su necesidad de que le quedara más que claro a ella, a Lyuba en específico. Reanudaron la caminata y ella habló de nuevo, no pudo evitar sonreír de lado al escucharla, no era que se alegrara que no tuviera amigos, sino que él mismo había experimentado de primera mano el por qué, aunque luego había admitido que sí tenía amigos, era lógico, era joven, llena de vida, hermosa e inteligente. Se detuvieron cuando llegaron al campamento gitano y no dio un paso más, sentía que era profanar territorio enemigo.
-No, yo… -trastabilló en sus palabras-, lamento que las cosas no se dieran mejor entre nosotros –se recompuso y fue sincero-, supongo que es el destino de ambos –se quedó en silencio, mirándola a los ojos, así estuvieron algunos momentos hasta que él dio un respingo, llevó su mano a la cintura de la chica y la haló contra él, depositó un beso dulce en sus labios, rápido y silencioso, sin más intenciones que solo esa, besarla, se separó a los pocos segundos y la miró con expresión serena-, gracias por todo, por la plática –eso era verdad, lo había hecho reflexionar como pocas personas lo habían conseguido a lo largo de los siglos-, y hasta por la nueva cicatriz –bromeó señalando el costado manchado de su propia sangre.
-No somos tan diferentes Lyuba Yumara –dijo su nombre y apellido deliberadamente-, no sé qué extraño juego maquiavélico del destino te puso en mi camino pero lo agradezco –le sonrió y la soltó –pero por hoy será mejor que me vaya –caminó un par de pasos sin girarse, no quería dejar de verla y cuando se separó unos cuantos metros, finalmente le dio la espalda y comenzó a caminar con paso rápido, aún faltaban un par de horas para el amanecer, pero antes que el sol golpeara el suelo con sus rayos, tenía un par de cosas que hacer.
Recordó la plática que acababa de tener, y eran esos pasajes de su vesania con la gitana lo que lo movían lejos de su casa y cerca del bosque, quería pensar, en completa soledad, orar si aún le era permitido, poner en la balanza su vida entera, su inmortalidad y sus desventuras. Definitivamente, pocas personas habían conseguido que Daniil hiciera un repaso de todo lo que era y quería ser, Lyuba lo había conseguido.
-Los que son como yo les gusta la soledad, los deja ser crueles con más facilidad, pero yo… -la frase quedó inconclusa, pero él era diferente, eso era lo que seguía, no sabía cuántas veces se lo había dicho ya y por qué su necesidad de que le quedara más que claro a ella, a Lyuba en específico. Reanudaron la caminata y ella habló de nuevo, no pudo evitar sonreír de lado al escucharla, no era que se alegrara que no tuviera amigos, sino que él mismo había experimentado de primera mano el por qué, aunque luego había admitido que sí tenía amigos, era lógico, era joven, llena de vida, hermosa e inteligente. Se detuvieron cuando llegaron al campamento gitano y no dio un paso más, sentía que era profanar territorio enemigo.
-No, yo… -trastabilló en sus palabras-, lamento que las cosas no se dieran mejor entre nosotros –se recompuso y fue sincero-, supongo que es el destino de ambos –se quedó en silencio, mirándola a los ojos, así estuvieron algunos momentos hasta que él dio un respingo, llevó su mano a la cintura de la chica y la haló contra él, depositó un beso dulce en sus labios, rápido y silencioso, sin más intenciones que solo esa, besarla, se separó a los pocos segundos y la miró con expresión serena-, gracias por todo, por la plática –eso era verdad, lo había hecho reflexionar como pocas personas lo habían conseguido a lo largo de los siglos-, y hasta por la nueva cicatriz –bromeó señalando el costado manchado de su propia sangre.
-No somos tan diferentes Lyuba Yumara –dijo su nombre y apellido deliberadamente-, no sé qué extraño juego maquiavélico del destino te puso en mi camino pero lo agradezco –le sonrió y la soltó –pero por hoy será mejor que me vaya –caminó un par de pasos sin girarse, no quería dejar de verla y cuando se separó unos cuantos metros, finalmente le dio la espalda y comenzó a caminar con paso rápido, aún faltaban un par de horas para el amanecer, pero antes que el sol golpeara el suelo con sus rayos, tenía un par de cosas que hacer.
Recordó la plática que acababa de tener, y eran esos pasajes de su vesania con la gitana lo que lo movían lejos de su casa y cerca del bosque, quería pensar, en completa soledad, orar si aún le era permitido, poner en la balanza su vida entera, su inmortalidad y sus desventuras. Definitivamente, pocas personas habían conseguido que Daniil hiciera un repaso de todo lo que era y quería ser, Lyuba lo había conseguido.
TERMINADO
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