AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Recuerdo del primer mensaje :
El bruto se cubre; el rico se adorna; el fatuo se disfraza; el elegante se viste.
Honoré De Balzac
Honoré De Balzac
Había llegado el día, la Alianza tendría su primera reunión general, en donde todos estaban invitados a participar. Dicha reunión, se efectuaría bajo el velo de un baile de máscaras, en celebración de la inauguración oficial de la N-Corporation, y nadie podía entrar a la mansión sin la respectiva invitación, aquella que había sido entregada de manera personal por los criados de Emerick en el transcurso de la semana.
Era de noche y la mansión lucía hermosamente iluminada hasta el mismo camino por el que los más lujosos carruajes desfilaban hasta su puerta principal. En la entrada había dos criados destinados a abrir las puertas de los carruajes, ayudar a bajar a los comensales y guiarles hasta la puerta principal en donde uno de los guardias pedía la invitación y recordaba a voz de susurro a los recién llegados que: “Vuestra identidad, es el tesoro más preciado que portaréis esta noche, cuidadla”.
Siguiendo por el vestíbulo, hacia el interior de la mansión, podía apreciarse tres grandes puertas de roble de doble hoja de las sólo una de ellas estaba abierta, y en su umbral una bella damisela, disfrazada de bufón real, invitaba todos los recién llegados a pasar. Sin embargo, el real motivo de su presencia era cuidar de que nadie intentase forzar las otras dos puertas que permanecían cerradas con llave.
En el interior, la música llenaba exquisitamente cada espacio del salón. Dos mesas alargadas, rebosantes de comida y bebestibles, eran atendidas a la perfección por otro grupo de criados a quienes los invitados podrían pedir lo que realmente quisieran. La orquesta tocaba majestuosamente mientras un par de comensales ya bailaba en medio de la pista de baile, ya que los mismos criados y otros externos habían sido contratados para hacer parecer una mayor presencia de gente. Todo estaba perfectamente manejado, y Emerick observaba desde una de las esquinas el desarrollo del evento.
Bebía una copa de ponche, preparada con vinos recién procesados, provenientes de sus propios viñedos, había sido una cosecha estupenda y por tanto le tenía guardada para aquella ocasión especial. Vestía un traje digno de la realeza, el que aprovechaba el reciente Danismo surgido en Francia, además de su respectiva mascara negra del tipo antifaz que se encargaba de cubrir su identidad. Respiró profundo y permaneció aparentemente tranquilo mientras vigilaba la llegada de cada persona nueva a ese salón.
Era de noche y la mansión lucía hermosamente iluminada hasta el mismo camino por el que los más lujosos carruajes desfilaban hasta su puerta principal. En la entrada había dos criados destinados a abrir las puertas de los carruajes, ayudar a bajar a los comensales y guiarles hasta la puerta principal en donde uno de los guardias pedía la invitación y recordaba a voz de susurro a los recién llegados que: “Vuestra identidad, es el tesoro más preciado que portaréis esta noche, cuidadla”.
Siguiendo por el vestíbulo, hacia el interior de la mansión, podía apreciarse tres grandes puertas de roble de doble hoja de las sólo una de ellas estaba abierta, y en su umbral una bella damisela, disfrazada de bufón real, invitaba todos los recién llegados a pasar. Sin embargo, el real motivo de su presencia era cuidar de que nadie intentase forzar las otras dos puertas que permanecían cerradas con llave.
En el interior, la música llenaba exquisitamente cada espacio del salón. Dos mesas alargadas, rebosantes de comida y bebestibles, eran atendidas a la perfección por otro grupo de criados a quienes los invitados podrían pedir lo que realmente quisieran. La orquesta tocaba majestuosamente mientras un par de comensales ya bailaba en medio de la pista de baile, ya que los mismos criados y otros externos habían sido contratados para hacer parecer una mayor presencia de gente. Todo estaba perfectamente manejado, y Emerick observaba desde una de las esquinas el desarrollo del evento.
Bebía una copa de ponche, preparada con vinos recién procesados, provenientes de sus propios viñedos, había sido una cosecha estupenda y por tanto le tenía guardada para aquella ocasión especial. Vestía un traje digno de la realeza, el que aprovechaba el reciente Danismo surgido en Francia, además de su respectiva mascara negra del tipo antifaz que se encargaba de cubrir su identidad. Respiró profundo y permaneció aparentemente tranquilo mientras vigilaba la llegada de cada persona nueva a ese salón.
Última edición por Emerick Boussingaut el Dom Ene 20, 2013 8:15 pm, editado 4 veces
Emerick Boussingaut- Licántropo/Realeza
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Crystall tomó la mano de su amado y comenzaron a bailar justo como las demás parejas del lugar, ambos sonreían, ambos se amaban pero Crystall sabía algo tenían que hallar al duque.
Sólo él les diría el porqué de la reunión, Crystall sabía que conocer a los otros no era la realidad o... ¿el por qué de llevar las mascaras?
Pero continuaba con el baile esperando que el duque les reconociere, -¿pero cómo les podría reconocer con semejantes mascaras... por el olor oculto entre los perfumes?- pensaba Crystall, ella como su esposo conocían la naturaleza del duque, compartían secretos de hecho Emerick había sido una de las pocas personas en asistir a la privada boda de los aquel entonces hermanos Van Wijs,
-Nos reconocerá- afirmó la bruja en su mente, después de todo cuantos vienen con sus parejas-[/i] seguía hablando.
Derek marcaba el paso y entonces ella vio al duque afuera, en los patios exteriores. Y así dijo -ahí está amor... El anfitrión- Crystall echó sus brazos al cuello de Derek y se besaron, luego ella le tomó de la mano y caminaron hacia el patio exterior donde el duque hablaba con una mujer algo desalineada.
Sólo él les diría el porqué de la reunión, Crystall sabía que conocer a los otros no era la realidad o... ¿el por qué de llevar las mascaras?
Pero continuaba con el baile esperando que el duque les reconociere, -¿pero cómo les podría reconocer con semejantes mascaras... por el olor oculto entre los perfumes?- pensaba Crystall, ella como su esposo conocían la naturaleza del duque, compartían secretos de hecho Emerick había sido una de las pocas personas en asistir a la privada boda de los aquel entonces hermanos Van Wijs,
-Nos reconocerá- afirmó la bruja en su mente, después de todo cuantos vienen con sus parejas-[/i] seguía hablando.
Derek marcaba el paso y entonces ella vio al duque afuera, en los patios exteriores. Y así dijo -ahí está amor... El anfitrión- Crystall echó sus brazos al cuello de Derek y se besaron, luego ella le tomó de la mano y caminaron hacia el patio exterior donde el duque hablaba con una mujer algo desalineada.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
"Cuando transcurre el tiempo cada cosa tiene su momento. Nuevas cosas acontecen mientras las cosas anteriores envejecen."
Robert Herich
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Riful, como era de esperar, no pareció muy cómoda con la petición del duque, pero aún así accedió a cumplirla. Ella era, sin dudar, era una chica muy especial; hasta ahora siempre le había escuchado hablar con una tal Liza, como si tuviese una amiga imaginaria a la cual le hablará más que a nadie, incluso cuando estaba delante de otra gente, así como había hecho ahora que supo que había accedido a cambiarse la ropa sólo porque a Liza —y no a él— le dijo que lo haría.
Se rascó la mandíbula y observó marchar a Riful con renuencia, justo en ese momento, una voz ajena y femenina se escuchó dentro de su cabeza, incluso antes de que pudiera sentir el aroma de su dueña. Violette acababa de llegar, tal y como él había pedido, ya que sabía que no podría comenzar la verdadera reunión si no estaba ella presente. Hasta ahora, todo había sido casi cronometrado.
«Más que ser de ayuda, me resultáis imprescindible» le comunicó a través de sus pensamientos, al mismo momento en el que volteaba para verle a la cara — Y vos lucís realmente hermosa — dijo dedicándole una reverencia antes de cederle su brazo para guiarle al interior de la mansión.
Una vez en el vestíbulo, en lugar de dirigirse a la puerta en donde se efectuaba el baile, uno de los criados les abrió las puertas contrarias que hasta ahora se encontraban bajo cerradura. Antes de entrar, Emerick dedicó un asentimiento a la bufón que había estado recibiendo a los invitados y recordándoles el uso de la máscara, quien le regresó el gesto e ingresó al baile para moverse con gracia entre los presentes. Era realmente una licántropo con memoria fotográfica, en cuya cabeza tenía grabada la imagen de cada uno de los invitados pertenecientes a la Alianza. Ella hizo trucos entre la gente, haciendo aparecer y desaparecer, con el gracejo de un mimo, objetos pequeños como monedas, bolitas, pañuelos y argollas. Abrazándose de vez en cuando con alguna gente o contándoles chistes al oído, aunque no a todos hacía reír, pues a los invitados de la Alianza se encargaba en realidad de informar que les esperaban en la sala contigua.
Toda la farsa estaba perfectamente bien estudiada y montada, y era ahora en donde se desempeñaba el papel de Violette, quien junto a Emerick, esperaba a todos en la siguiente habitación. Lo que nadie más sabía es que ambos se comunicaban de manera exclusiva a través de sus mentes y que la vampiresa, tenía además la posibilidad de indagar en las mentes ajenas en busca de algún traidor o gente que no estuviese lo suficientemente comprometida como para dejarles saber demasiado.
Ambos, licántropo y vampiresa, con sus mascaras bien puestas, pues a pesar de que Emerick en persona había buscado a los primeros aliados, había varios de ellos aún, que jamás le habían visto a cara descubierta.
— Bienvenidos — les recibió a cada uno, muy atento a las palabras y advertencias de Violette y a cada uno de los rostros que hacía ingreso al nuevo salón, cuyo tamaño no se alcanzaba a distinguir, ya que a espaldas del mismo anfitrión, una enorme cortina de tela negra recortaba la vista, ocultando todo lo que hubiera detrás de ella.
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Se rascó la mandíbula y observó marchar a Riful con renuencia, justo en ese momento, una voz ajena y femenina se escuchó dentro de su cabeza, incluso antes de que pudiera sentir el aroma de su dueña. Violette acababa de llegar, tal y como él había pedido, ya que sabía que no podría comenzar la verdadera reunión si no estaba ella presente. Hasta ahora, todo había sido casi cronometrado.
«Más que ser de ayuda, me resultáis imprescindible» le comunicó a través de sus pensamientos, al mismo momento en el que volteaba para verle a la cara — Y vos lucís realmente hermosa — dijo dedicándole una reverencia antes de cederle su brazo para guiarle al interior de la mansión.
Una vez en el vestíbulo, en lugar de dirigirse a la puerta en donde se efectuaba el baile, uno de los criados les abrió las puertas contrarias que hasta ahora se encontraban bajo cerradura. Antes de entrar, Emerick dedicó un asentimiento a la bufón que había estado recibiendo a los invitados y recordándoles el uso de la máscara, quien le regresó el gesto e ingresó al baile para moverse con gracia entre los presentes. Era realmente una licántropo con memoria fotográfica, en cuya cabeza tenía grabada la imagen de cada uno de los invitados pertenecientes a la Alianza. Ella hizo trucos entre la gente, haciendo aparecer y desaparecer, con el gracejo de un mimo, objetos pequeños como monedas, bolitas, pañuelos y argollas. Abrazándose de vez en cuando con alguna gente o contándoles chistes al oído, aunque no a todos hacía reír, pues a los invitados de la Alianza se encargaba en realidad de informar que les esperaban en la sala contigua.
Toda la farsa estaba perfectamente bien estudiada y montada, y era ahora en donde se desempeñaba el papel de Violette, quien junto a Emerick, esperaba a todos en la siguiente habitación. Lo que nadie más sabía es que ambos se comunicaban de manera exclusiva a través de sus mentes y que la vampiresa, tenía además la posibilidad de indagar en las mentes ajenas en busca de algún traidor o gente que no estuviese lo suficientemente comprometida como para dejarles saber demasiado.
Ambos, licántropo y vampiresa, con sus mascaras bien puestas, pues a pesar de que Emerick en persona había buscado a los primeros aliados, había varios de ellos aún, que jamás le habían visto a cara descubierta.
— Bienvenidos — les recibió a cada uno, muy atento a las palabras y advertencias de Violette y a cada uno de los rostros que hacía ingreso al nuevo salón, cuyo tamaño no se alcanzaba a distinguir, ya que a espaldas del mismo anfitrión, una enorme cortina de tela negra recortaba la vista, ocultando todo lo que hubiera detrás de ella.
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Última edición por Emerick Boussingaut el Dom Ene 20, 2013 8:17 pm, editado 1 vez
Emerick Boussingaut- Licántropo/Realeza
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
El carruaje se detuvo suavemente a la entrada de la imponente mansión. Llegaba un poco tarde, aunque era una forma bastante elegante de hacer una entrada importante a un evento. Aunque no fuera lo mas adecuado para esta ocasión.
Un lacayo abrió diligente la portezuela y extendió su mano para ayudarla a descender del vehículo. Maryeva, posó su delicada mano enguantada en la del sirviente y tras bajar parsimoniosamente se dirigió a la puerta del salón de fiestas donde un arlequín – una bella loba – daba la bienvenida y recordaba a los presentes mantener el anonimato. Asintió con la cabeza, cuando traspuso el umbral.
Dentro del salón era todo lujo y pompa. Una sombra cruzó por su rostro – la cual nadie podría ver gracias el antifaz – Solo estoy aquí por que la causa es noble y por que dos de mis objetivos se podrán cumplir – pensó, mientras recordaba una vieja promesa hecha sobre la tumba de quien alguna vez había amado – venganza para Andrés y por otra parte poder vivir el amor que hoy siento por Girolamo – caviló –haberme enamorado de un cazador, a quien se le puede ocurrir – se reprochó, mientras tímidamente se mezclaba entre la gente. ¿Ya habría llegado la hermana de Girolamo? Hacía muy poco tiempo que la había conocido y se llevaban muy bien – Claro no conoce que en verdad soy un gato con garras bastante afiladas – se sonrió – mientras seguía escrutando concienzudamente a los presentes para ver si la encontraba – mmm… no, parece que todavía no ha llegado.
Estaba ataviada con un vestido rojo de mangas largas – ya que por lo general, era bastante friolenta sin su pelaje – y con puños de encaje bordados en color marfil. El cuello era de escote cuadrado un poco bajo para su agrado ya que no le gustaba mostrar demasiado en ocasiones como esta. La falda era bastante acampanada y tenía detalles de flores que adornaban y realzaban su figura. Tal vez no era uno de esos trajes que las mujeres usaban para atraer al sexo opuesto, en una velada especial, pero era lo suficientemente sofisticado como para sentir que su apariencia no desentonaba y que con su gasto no se sentiría culpable por que más de una docena de niños no tuvieran que llevarse a la boca. Al fin y al cabo, esta reunión era para intentar alcanzar un mañana mas justo, tanto para humanos como sobrenaturales, viviendo en paz y armonía – hermosa utopía – pensó algo pesimista – es posible – se repitió para si – si no fuera eso viable entonces toda tu vida es en vano.
Desde donde se había colocado, pudo ver al anfitrión que comenzaba a saludar y pronto daría comienzo la velada. Miró nuevamente hacía la entrada, esperando que su cuñada, llegara y disimuladamente se acomodó mejor su mascara veneciana ,un bello presente de su amado.
Un lacayo abrió diligente la portezuela y extendió su mano para ayudarla a descender del vehículo. Maryeva, posó su delicada mano enguantada en la del sirviente y tras bajar parsimoniosamente se dirigió a la puerta del salón de fiestas donde un arlequín – una bella loba – daba la bienvenida y recordaba a los presentes mantener el anonimato. Asintió con la cabeza, cuando traspuso el umbral.
Dentro del salón era todo lujo y pompa. Una sombra cruzó por su rostro – la cual nadie podría ver gracias el antifaz – Solo estoy aquí por que la causa es noble y por que dos de mis objetivos se podrán cumplir – pensó, mientras recordaba una vieja promesa hecha sobre la tumba de quien alguna vez había amado – venganza para Andrés y por otra parte poder vivir el amor que hoy siento por Girolamo – caviló –haberme enamorado de un cazador, a quien se le puede ocurrir – se reprochó, mientras tímidamente se mezclaba entre la gente. ¿Ya habría llegado la hermana de Girolamo? Hacía muy poco tiempo que la había conocido y se llevaban muy bien – Claro no conoce que en verdad soy un gato con garras bastante afiladas – se sonrió – mientras seguía escrutando concienzudamente a los presentes para ver si la encontraba – mmm… no, parece que todavía no ha llegado.
Estaba ataviada con un vestido rojo de mangas largas – ya que por lo general, era bastante friolenta sin su pelaje – y con puños de encaje bordados en color marfil. El cuello era de escote cuadrado un poco bajo para su agrado ya que no le gustaba mostrar demasiado en ocasiones como esta. La falda era bastante acampanada y tenía detalles de flores que adornaban y realzaban su figura. Tal vez no era uno de esos trajes que las mujeres usaban para atraer al sexo opuesto, en una velada especial, pero era lo suficientemente sofisticado como para sentir que su apariencia no desentonaba y que con su gasto no se sentiría culpable por que más de una docena de niños no tuvieran que llevarse a la boca. Al fin y al cabo, esta reunión era para intentar alcanzar un mañana mas justo, tanto para humanos como sobrenaturales, viviendo en paz y armonía – hermosa utopía – pensó algo pesimista – es posible – se repitió para si – si no fuera eso viable entonces toda tu vida es en vano.
Desde donde se había colocado, pudo ver al anfitrión que comenzaba a saludar y pronto daría comienzo la velada. Miró nuevamente hacía la entrada, esperando que su cuñada, llegara y disimuladamente se acomodó mejor su mascara veneciana ,un bello presente de su amado.
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Eva- Cambiante Clase Alta
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Mis ojos se abrieron como lapas y aquella mirada, de ojos bien rasgados como finas media-lunas, se me quedo pegada; provocando que la temperatura de mis mejillas suba muy levemente, pues mi piel fría provocaba que aquel escozor tan humano se viera apaciguado. Pero aún con eso a mi favor, no pude evitar morderme los labios, desviando despacito la mirada. Como se atrevía ella a hacerme sentir tan vergüenza?! Bufé un poco mostrando mi leve molestia, aunque mas bien vergüenza y le volví a sonreír. Pues a pesar de que me disgustaba sentir aquello, la muchacha era ciertamente agradable dada, lo que resultaba positivo para alguien con mi temperamento tan explosivo.
-Si... Esta hermosísimo! Que lastima que en un rato tendremos que ir a dentro a la reunión en particular. Seguro que es algo aburrido que dirá el jefesín.
Como una burla volví a nombrarle y le observé de reojo, asintiendo a aquello que decía, pues ciertamente no era algo que podíamos hacer. Pues no solo nos perjudicaría a nosotros sino a la misma corporación; pues ya levantaría esas sospechas, que ya están un poco corridas de donde deben estar; ocultando la mugre del piso. Para eso usamos la alfombra los seres mortales... Eso es lo principal aunque algunos lo quieran negar. Y no podíamos permitir que en tan poco tiempo nos descubrieran.
-Mmm?! Como se atreve a sacarme la lengua! Ains ~ Ya me vengaré! hahaha. Que tanto mira? Me perturba con esos ojos tan profundos que tiene, como si hurgara en mi cabeza.
Mordí mis labios cuando dije aquello y luego le saqué la lengua de forma juguetona. Miré a los lados y levante una mano al ver a uno de los mozos pasar, para así sacarle una copa de vino, mirando a la muchachita para que ella tome el vino o la champaña que había en la fuente de acero que tenía aquel joven humano en las manos. Yo le seguía escuchando mientras movía la copa y bebía el vaso entero en su totalidad... Mordiéndome los labios luego, esperando a la mujersita de su lado.
-Venir a esta clase de fiestas... En realidad no a esta clase... Pero si, suelo estar en las fiestas que organiza... Mi otro trabajo...
No quería decir mucho, pero tampoco iba a mentirle. Pues generalmente luego del teatro la administración, daba paso a una especie de "fiesta" donde las personas se quedaban a compartir un vaso de vino. Y de paso a cautivar algunas presas para alimentarnos. Era un trato justo. Ellos conocían a los famosos actores, se divertían y nosotros nos alimentábamos, usualmente, sin lastimar a nadie.
-Usted? No parece muy emocionada de estar aquí, estimaría de que no suele venir a esta clase de lugares, solo por su mueca de molestia.
-Si... Esta hermosísimo! Que lastima que en un rato tendremos que ir a dentro a la reunión en particular. Seguro que es algo aburrido que dirá el jefesín.
Como una burla volví a nombrarle y le observé de reojo, asintiendo a aquello que decía, pues ciertamente no era algo que podíamos hacer. Pues no solo nos perjudicaría a nosotros sino a la misma corporación; pues ya levantaría esas sospechas, que ya están un poco corridas de donde deben estar; ocultando la mugre del piso. Para eso usamos la alfombra los seres mortales... Eso es lo principal aunque algunos lo quieran negar. Y no podíamos permitir que en tan poco tiempo nos descubrieran.
-Mmm?! Como se atreve a sacarme la lengua! Ains ~ Ya me vengaré! hahaha. Que tanto mira? Me perturba con esos ojos tan profundos que tiene, como si hurgara en mi cabeza.
Mordí mis labios cuando dije aquello y luego le saqué la lengua de forma juguetona. Miré a los lados y levante una mano al ver a uno de los mozos pasar, para así sacarle una copa de vino, mirando a la muchachita para que ella tome el vino o la champaña que había en la fuente de acero que tenía aquel joven humano en las manos. Yo le seguía escuchando mientras movía la copa y bebía el vaso entero en su totalidad... Mordiéndome los labios luego, esperando a la mujersita de su lado.
-Venir a esta clase de fiestas... En realidad no a esta clase... Pero si, suelo estar en las fiestas que organiza... Mi otro trabajo...
No quería decir mucho, pero tampoco iba a mentirle. Pues generalmente luego del teatro la administración, daba paso a una especie de "fiesta" donde las personas se quedaban a compartir un vaso de vino. Y de paso a cautivar algunas presas para alimentarnos. Era un trato justo. Ellos conocían a los famosos actores, se divertían y nosotros nos alimentábamos, usualmente, sin lastimar a nadie.
-Usted? No parece muy emocionada de estar aquí, estimaría de que no suele venir a esta clase de lugares, solo por su mueca de molestia.
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Era el llamado, tomados de la mano Crystall y Derek se dirigieron a la siguiente sala, los personajes dentro de ella se habían reducido a un número considerablemente pequeño, lo que significaba que el resto de la gente que yacía en la sala anterior sólo eran el relleno de la noche.
Derek tomó a Crystall de la cintura y se colocó justo detrás de ella, abrazándola mientras esperaba lo que el duque Emerick se preparaba para decir lo que debía, algunos seguían entrando pero ya eran pocos, Derek sabía que pronto las cortinas se cerrarían y las puertas también.
En su espera el alguna vez mago vio a aquella bruja que trabaja en el teatro como músico de sesión y recordó aquellas palabras; y eso le divirtió, ahora había abandonado la osadía por Crystall y aunque seguían bajo el riesgo de aquel inquisidor llamado Ruggero Rosso, Derek se sentía seguro, el simple concepto de la Alianza le brindaba protección y no importaba nada más que su amada Crystall.
Vio al resto e identificó que pocos eran humanos, y no era que supiera identificar a cambiaformas y licántropos, o inclusive vampiros con buen camuflaje, era sólo la misma presencia, el porte y muchas veces el olor, algo que había aprendido de Crystall y Emerick.
El matrimonio comenzó a juguetear intercambiando palabras y pequeños besos sin caer en la incomodidad para con otros, después de todo tenían que esperar y no lo harían contando los borregos que saltan la cerca.
Derek tomó a Crystall de la cintura y se colocó justo detrás de ella, abrazándola mientras esperaba lo que el duque Emerick se preparaba para decir lo que debía, algunos seguían entrando pero ya eran pocos, Derek sabía que pronto las cortinas se cerrarían y las puertas también.
En su espera el alguna vez mago vio a aquella bruja que trabaja en el teatro como músico de sesión y recordó aquellas palabras; y eso le divirtió, ahora había abandonado la osadía por Crystall y aunque seguían bajo el riesgo de aquel inquisidor llamado Ruggero Rosso, Derek se sentía seguro, el simple concepto de la Alianza le brindaba protección y no importaba nada más que su amada Crystall.
Vio al resto e identificó que pocos eran humanos, y no era que supiera identificar a cambiaformas y licántropos, o inclusive vampiros con buen camuflaje, era sólo la misma presencia, el porte y muchas veces el olor, algo que había aprendido de Crystall y Emerick.
El matrimonio comenzó a juguetear intercambiando palabras y pequeños besos sin caer en la incomodidad para con otros, después de todo tenían que esperar y no lo harían contando los borregos que saltan la cerca.
Derek Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Había llegado al baile de máscaras del Duque Emerick, un tanto reticente. Mil escusas habían surgido en su cabeza para no asistir, desde que no tenía que ponerse – cuando en realidad su tutor, le colmaba sus alcobas con las mejores prendas y conjuntos de moda -, hasta improvisar un ataque de desmayos que terminaron en cuanto llegó el medico y preguntó - bondadoso y preocupado - si la señorita no estaría en la dulce espera. Luego de ponerse pálida como un papel y después roja como uno de sus vestidos, le había largado, al viejo mequetrefe matasanos, una retahíla de insultos en italiano -… pero como se atreve!!!! Le había espetado, soy una… una… casi condesa – bueno no tan así – pensó - y se muy bien que se espera de mi y no pienso suicidarme socialmente!!! – gritó casi fuera de si. Tras sacar a los empujones al pobre viejo y quedar en evidencia, ante la sonrisa burlona de su hermano, de que todo había sido una gran farsa. Comenzó a vestirse con ayuda de su doncella personal. Se preguntaba que harían aquellos seres mitológicos si descubrieran que era la hermana de un cazador – ¿acaso Girolamo, no le había explicado que la muerte de su familia podría tratarse de una venganza contra él? - caviló algo abrumada por la duda. Además, desde su llegada a Paris, no concurría a ninguna velada como esta, por mas que su prima la había tratado de obligar hasta con llantos y berrinches. Claro que la diferencia mas grande era que por contactos de su hermano y de otras amistades, se había contactado con la N - Corporation Manor y estaba de acuerdo tanto con la ayuda a los mas necesitados como con la causa de la Alianza. Seguramente Giro, no le hubiera permitido venir a esta reunión si, tuviera conocimiento de la naturaleza de la misma. Aunque el hecho de que una “amiga” – de Giro – le confirmara que estaría presente, había logrado que su protector le permitiera estar el tiempo necesario y que el coche de la familia la esperara toda la noche de ser necesario.
Al llegar le había encantado la ambientación, los colores del salón, la música - madre estaría muy de acuerdo conmigo, de que, el Duque, es un excelente anfitrión– se decía en voz baja mientras sonreía pensando en lo difícil que hubiera sido callar a su madre, que seguramente le explicaría cada detalle de la ornamentación y que intentaría sonsacar al dueño de casa donde conseguir tal o cual cosa. Se acomodó el antifaz ya que una de las plumas le caía sobre el rostro haciéndole cosquillas. Se había puesto un hermoso vestido de seda color malfil que resplandecía suavemente con la iluminación del lugar, su peinado estaba recogido en un complicado peinado que le despejaba su cuello largo y delicado, aderezado con una importante gargantilla de diamantes y un zafiro enorme en el centro que descendía hacia el escote algo pronunciado que marcaba su busto perfecto.
Buscó entre las personas presentes – las cuales no eran pocas, a su compañera de velada pero no la pudo reconocer – la verdad, es que casi no la conozco mas que por referencia y en la ocasión en que Giro nos presentó. ¿Como cree que podré encontrarla?, es como buscar una aguja en un costurero!!!! – pensó – por que nunca tocare uno. - Resopló mientras se encaminaba a buscar un lugar donde sentarse. Apenas había alcanzado a encontrar un lugar agradable y retirado de tanto barullo, cuando un sugestivo enmascarado, le pidió que fuera su compañera de baile – por que no - reflexionó, mientras apoyaba su delicada mano en la del hombre y se dirigían al centro del salón donde un considerable número de mujeres hermosas y hombres elegantemente vestidos bailaban despreocupados. - A pesar del mar de ideas que tenía en la cabeza, como ¿cuantos de los invitados serían seres parecidos a aquel que cada noche se aparecía en sus sueños y no la dejaba tranquila, estarían departiendo con ella en este baile? ¿Sabrían quien era? o ¿para que estaba en ese lugar? - intentó poner su mente en blanco y disfrutar del excelente bailarín que le había regalado la noche.
Tras varias piezas musicales, se le acercó un arlequín, el mismo que le había dado la bienvenida. Sintió el susurro en su oído y comprendió lo que debía hacer. Se guio por los personajes que se dirigían a una de las puertas, que hasta no hacía mucho habían estado cerradas, cuando cruzó una cortina negra y pesada, se sorprendió de aquella pequeña reunión que se estaba formando. Definitivamente no reconocía a ninguno, pero en el ambiente se podía sentir como un poder magnético, una esencia que le provocaba a ella una sensación de bienestar, aunque verdaderamente tendría que estar muerta de miedo.
Al llegar le había encantado la ambientación, los colores del salón, la música - madre estaría muy de acuerdo conmigo, de que, el Duque, es un excelente anfitrión– se decía en voz baja mientras sonreía pensando en lo difícil que hubiera sido callar a su madre, que seguramente le explicaría cada detalle de la ornamentación y que intentaría sonsacar al dueño de casa donde conseguir tal o cual cosa. Se acomodó el antifaz ya que una de las plumas le caía sobre el rostro haciéndole cosquillas. Se había puesto un hermoso vestido de seda color malfil que resplandecía suavemente con la iluminación del lugar, su peinado estaba recogido en un complicado peinado que le despejaba su cuello largo y delicado, aderezado con una importante gargantilla de diamantes y un zafiro enorme en el centro que descendía hacia el escote algo pronunciado que marcaba su busto perfecto.
Buscó entre las personas presentes – las cuales no eran pocas, a su compañera de velada pero no la pudo reconocer – la verdad, es que casi no la conozco mas que por referencia y en la ocasión en que Giro nos presentó. ¿Como cree que podré encontrarla?, es como buscar una aguja en un costurero!!!! – pensó – por que nunca tocare uno. - Resopló mientras se encaminaba a buscar un lugar donde sentarse. Apenas había alcanzado a encontrar un lugar agradable y retirado de tanto barullo, cuando un sugestivo enmascarado, le pidió que fuera su compañera de baile – por que no - reflexionó, mientras apoyaba su delicada mano en la del hombre y se dirigían al centro del salón donde un considerable número de mujeres hermosas y hombres elegantemente vestidos bailaban despreocupados. - A pesar del mar de ideas que tenía en la cabeza, como ¿cuantos de los invitados serían seres parecidos a aquel que cada noche se aparecía en sus sueños y no la dejaba tranquila, estarían departiendo con ella en este baile? ¿Sabrían quien era? o ¿para que estaba en ese lugar? - intentó poner su mente en blanco y disfrutar del excelente bailarín que le había regalado la noche.
Tras varias piezas musicales, se le acercó un arlequín, el mismo que le había dado la bienvenida. Sintió el susurro en su oído y comprendió lo que debía hacer. Se guio por los personajes que se dirigían a una de las puertas, que hasta no hacía mucho habían estado cerradas, cuando cruzó una cortina negra y pesada, se sorprendió de aquella pequeña reunión que se estaba formando. Definitivamente no reconocía a ninguno, pero en el ambiente se podía sentir como un poder magnético, una esencia que le provocaba a ella una sensación de bienestar, aunque verdaderamente tendría que estar muerta de miedo.
Última edición por Chiara Di Moncalieri el Miér Oct 17, 2012 5:05 pm, editado 1 vez
Corradine Grimaldi- Humano Clase Alta
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
-Vaya ya está por empezar- dijo el vampiro que se hallaba en los jardines del exterior, en lo profundo alejado de la fiesta y con su víctima en brazos.
Pues Arleken había seducido a una de las artistas de Emerick y bebido ya de su sangre, como era común en Arleken no había bebido tanto para dejarla inconciente, pero sí lo suficiente para que se notara su cansancio y con la manipulación de la memoria implantar en la mente de la bella dama la idea detener que dormir luego de una "ficticia" desvelada la noche anterior.
-No empiecen sin mi- dijo un tanto burlón y dejó que la mujer regresara a la mansión, cuando se aseguró de que ya estaba adentro el vampiro por fin entró, no llevaba máscara por lo que gracias a sus poderes consiguió una y entró a la estancia.
Arleken les dedicó una sonrisa descarada y cerró su mente, sabía perfectamente que existían varios vampiros, pero no sabía que tan viejos eran, serían más mayores que él o más jovenes, ah no importaba la situación era que nadie se atreviera a entrar en su mente, en estrujarla y revelar su verdadera naturaleza.
Usando la mayor capacidad que pudo construyó una barrera infranqueable entorno a su mente y decidió respetar las demás.
Vio a la pareja de brujos, los alguna vez hermanos Van Wijs y que ahora se presentaban como matrimonio, vaya nunca creyó en vida que pudiera ver alguien romper semejante Tabú, pero había sucedido, eso ya era pasado, la impresión se había ido y sintió el hecho de que Alexês no lo acompañara.
Entonces vio a una bella mujer bajo una coqueta mascara y la atracción que le produjo le abrió el apetito, se acercó con sutileza y usando su manipulación de memoria entró en la mente de la mujer y descubrió su nombre... Chiara Di Moncalieri.
Interesante, Arleken pensó en ese apellido, ¿lo escuchó alguna vez?, No, no lo había hecho, llegó hasta ella pero no dijo nada, desvió su mirada y encaró la vista del duque y le saludo con un movimiento de cabeza. -No es el momento para hacerlo Arleken, Chiara, hermosa mía regresaré por ti- pensó y caminó hasta la vampireza junto al duque, Arleken había notado el poder de ella, y suponía que inclusive sería más vieja y con la paranoia del duque tendría la orden de buscar espías en las mentes de otros... Pero no la de él, no podría entrar con esa defensa en su mente y el duque lo tenía presente.
Pues Arleken había seducido a una de las artistas de Emerick y bebido ya de su sangre, como era común en Arleken no había bebido tanto para dejarla inconciente, pero sí lo suficiente para que se notara su cansancio y con la manipulación de la memoria implantar en la mente de la bella dama la idea detener que dormir luego de una "ficticia" desvelada la noche anterior.
-No empiecen sin mi- dijo un tanto burlón y dejó que la mujer regresara a la mansión, cuando se aseguró de que ya estaba adentro el vampiro por fin entró, no llevaba máscara por lo que gracias a sus poderes consiguió una y entró a la estancia.
Arleken les dedicó una sonrisa descarada y cerró su mente, sabía perfectamente que existían varios vampiros, pero no sabía que tan viejos eran, serían más mayores que él o más jovenes, ah no importaba la situación era que nadie se atreviera a entrar en su mente, en estrujarla y revelar su verdadera naturaleza.
Usando la mayor capacidad que pudo construyó una barrera infranqueable entorno a su mente y decidió respetar las demás.
Vio a la pareja de brujos, los alguna vez hermanos Van Wijs y que ahora se presentaban como matrimonio, vaya nunca creyó en vida que pudiera ver alguien romper semejante Tabú, pero había sucedido, eso ya era pasado, la impresión se había ido y sintió el hecho de que Alexês no lo acompañara.
Entonces vio a una bella mujer bajo una coqueta mascara y la atracción que le produjo le abrió el apetito, se acercó con sutileza y usando su manipulación de memoria entró en la mente de la mujer y descubrió su nombre... Chiara Di Moncalieri.
Interesante, Arleken pensó en ese apellido, ¿lo escuchó alguna vez?, No, no lo había hecho, llegó hasta ella pero no dijo nada, desvió su mirada y encaró la vista del duque y le saludo con un movimiento de cabeza. -No es el momento para hacerlo Arleken, Chiara, hermosa mía regresaré por ti- pensó y caminó hasta la vampireza junto al duque, Arleken había notado el poder de ella, y suponía que inclusive sería más vieja y con la paranoia del duque tendría la orden de buscar espías en las mentes de otros... Pero no la de él, no podría entrar con esa defensa en su mente y el duque lo tenía presente.
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Nada mas llegar a la fiesta sintió las náuseas invadirle rápidamente. Cuando llego aquel imprevisto fuereño a las tierras de la manada sintió la reticencia nacer desde el centro de su estómago, el hombre se había comportado como cualquier sirviente entregando al Alfa Colton una carta en donde se le informaba de una dichosa fiesta organizada por un cierto grupo de supuestamente revolucionarios, el Alfa había aceptado asistir y él tendría que aceptar lo que su superior desease, en este caso, el acompañarle a aquel sitio desconocido, con aquellas personas en las que no confiaba, encima de todo tendrían que usar máscaras, el hecho de que el anfitrión decidiese hacer un evento de ese tipo decía mucho acerca de él y no le gustaba lo que leía en sus acciones.
Cuando hablaron de la reunión el espero un encuentro un poco más discreto, puede que en la fiesta se asistiese con invitaciones y fuese más o menos exclusivo, pero el cosquilleo de la desconfianza le mantenía inquieto, ¿Por qué ocultar su identidad en un grupo que se suponía peleaba por los mismos ideales? ¿Que acaso no se suponía que debían haber depurado antes de hacer aquel evento?¿O simplemente se trataba de alguna excentricidad de clase alta? En su cultura aquellos que guardaban sus rostros con máscaras eran los criminales o los verdugos, dos clases de carroñeros de diferente calaña, incluso los ejecutores, quienes se encargaban de hacer respetar las leyes de la manada no eran más que sombras deseosas del siguiente crimen, el olor de la sangre consumía y el anonimato se volvía indispensable, él lo sabía perfectamente, él fue uno de ellos.
Vio a su alrededor mirando a todos vestidos con ropas formales, las suyas también lo eran, aunque en realidad no era del tipo formal en la sociedad parisina, igual que como se acostumbraba en la manada americana a la que anteriormente pertenecía las ropas confeccionadas con pieles de animales le resguardaban del frio y la lluvia, en ese momento cubrían su olor confundiéndole con el de los otros lobos, olía al calor de los lobos del desierto y al frio del norte, se respiraba la fuerza e imponencia de los lobos timber combinado con la ferocidad de los lobos grises, ellos donaron sus pieles voluntariamente al ya ser muy viejos para cazar, sus espíritus protegían al portador.
La mitad de su casta era de los pieles rojas que habitaban en el sur de américa, al menos eso fue lo que le dijo el hombre que le ayudo a irse del continente, sinceramente aun no era muy consciente de su espacialidad debido a los años que vivió confinado en la comuna. En su rostro, la máscara de un lobo portaba el orgullo de su raza, se mantuvo cerca de Remington mientras vigilaba el desenvolvimiento de Melonee en medio de la fiesta, el no saludo a nadie, todos se encontraban ya en alguna conversación o grupo cerrado mientras que él ya había sido asignado al cuidado de la niña, los olores de los sobrenaturales comenzaba a frustrarlo a su alrededor, la combinación de razas le causo migraña nada más entrar, él no era partidario de la unión de estas aunque no tenía nada en contra del resto, sin embargo aquel característico coctel de olores formado cuando de juntaban era casi veneno para él.
- Cuando comenzara lo interesante alfa??-Pregunto con su tono seco e indiferente tan común en él, si no fuese por la máscara la falta de expresiones en el rostro del lupino serian suficientes para confundir al resto quien probablemente no lograría descifrar si se encontraba enojado, aburrido, indiferente, o simplemente distraído. Su mirada afilada escudriñaba en el resto de los invitados buscando toda clase de cosas en los invitados, ser desconfiado era lo único que podía ayudarle a sobrevivir en una tierra extraña, su manera de hablar, dura y sin anestesia era completamente lo contrario.
Cuando hablaron de la reunión el espero un encuentro un poco más discreto, puede que en la fiesta se asistiese con invitaciones y fuese más o menos exclusivo, pero el cosquilleo de la desconfianza le mantenía inquieto, ¿Por qué ocultar su identidad en un grupo que se suponía peleaba por los mismos ideales? ¿Que acaso no se suponía que debían haber depurado antes de hacer aquel evento?¿O simplemente se trataba de alguna excentricidad de clase alta? En su cultura aquellos que guardaban sus rostros con máscaras eran los criminales o los verdugos, dos clases de carroñeros de diferente calaña, incluso los ejecutores, quienes se encargaban de hacer respetar las leyes de la manada no eran más que sombras deseosas del siguiente crimen, el olor de la sangre consumía y el anonimato se volvía indispensable, él lo sabía perfectamente, él fue uno de ellos.
Vio a su alrededor mirando a todos vestidos con ropas formales, las suyas también lo eran, aunque en realidad no era del tipo formal en la sociedad parisina, igual que como se acostumbraba en la manada americana a la que anteriormente pertenecía las ropas confeccionadas con pieles de animales le resguardaban del frio y la lluvia, en ese momento cubrían su olor confundiéndole con el de los otros lobos, olía al calor de los lobos del desierto y al frio del norte, se respiraba la fuerza e imponencia de los lobos timber combinado con la ferocidad de los lobos grises, ellos donaron sus pieles voluntariamente al ya ser muy viejos para cazar, sus espíritus protegían al portador.
La mitad de su casta era de los pieles rojas que habitaban en el sur de américa, al menos eso fue lo que le dijo el hombre que le ayudo a irse del continente, sinceramente aun no era muy consciente de su espacialidad debido a los años que vivió confinado en la comuna. En su rostro, la máscara de un lobo portaba el orgullo de su raza, se mantuvo cerca de Remington mientras vigilaba el desenvolvimiento de Melonee en medio de la fiesta, el no saludo a nadie, todos se encontraban ya en alguna conversación o grupo cerrado mientras que él ya había sido asignado al cuidado de la niña, los olores de los sobrenaturales comenzaba a frustrarlo a su alrededor, la combinación de razas le causo migraña nada más entrar, él no era partidario de la unión de estas aunque no tenía nada en contra del resto, sin embargo aquel característico coctel de olores formado cuando de juntaban era casi veneno para él.
- Cuando comenzara lo interesante alfa??-Pregunto con su tono seco e indiferente tan común en él, si no fuese por la máscara la falta de expresiones en el rostro del lupino serian suficientes para confundir al resto quien probablemente no lograría descifrar si se encontraba enojado, aburrido, indiferente, o simplemente distraído. Su mirada afilada escudriñaba en el resto de los invitados buscando toda clase de cosas en los invitados, ser desconfiado era lo único que podía ayudarle a sobrevivir en una tierra extraña, su manera de hablar, dura y sin anestesia era completamente lo contrario.
Dakota Jagger- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 19/08/2012
Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Noté cómo le invadía cierta vergüenza y me pregunté si se debía a algo que hubiera dicho. En cualquier caso, su reacción me divertía, sin maldad; me pareció más adorable y me hizo sentir mayor seguridad al ver que no era la única que se mostraba un poco nerviosa en aquel lugar, aunque, siendo sincera, su inesperada compañía me infundía algo de tranquilidad. Era una persona bastante interesante, tenía una forma de actuar que no había visto en nadie más y eso despertaba mi curiosidad.
Me percaté de la mirada que le echó al jefe, como él le llamaba, y deduje que era a quien buscaba antes de acabar bailando conmigo. Me pregunté para mis adentros cuándo llegaría el esperado momento de la reunión, en el que nos detallarían las razones por las que habían concentrado a gente tan dispar en un mismo lugar, aunque tampoco era algo que me impacientara especialmente —a pesar de que eso supusiera el fin de la fiesta y el regreso a casa, idea que me agradaba bastante.
Me limitaba a sonreír ante las expresiones de aquel chico de ojos rasgados y pelo oscuro, realmente divertida. Me tendió una copa de vino que acepté con gratitud y choqué con la suya antes de darle un trago. Hacía tiempo que no probaba un vino tan bueno.
— ¿Tanto se nota? —reí ante su comentario acerca de lo contenta que se me veía en la fiesta.— No, no tengo costumbre de acudir a esta clase de eventos, más que nada porque no suelen invitarme. No sé a qué se deberá. —Y reí de nuevo, haciendo alusión a mi extravagante indumentaria, a la par que a mi postura distante y mis torpes dotes de baile.— Aunque merecería la pena si conociera a gente como tú más a menudo que me enseñara a bailar.
Y le dediqué una sonrisa inocente.
Confiaba en que no me malinterpretara.
Me percaté de la mirada que le echó al jefe, como él le llamaba, y deduje que era a quien buscaba antes de acabar bailando conmigo. Me pregunté para mis adentros cuándo llegaría el esperado momento de la reunión, en el que nos detallarían las razones por las que habían concentrado a gente tan dispar en un mismo lugar, aunque tampoco era algo que me impacientara especialmente —a pesar de que eso supusiera el fin de la fiesta y el regreso a casa, idea que me agradaba bastante.
Me limitaba a sonreír ante las expresiones de aquel chico de ojos rasgados y pelo oscuro, realmente divertida. Me tendió una copa de vino que acepté con gratitud y choqué con la suya antes de darle un trago. Hacía tiempo que no probaba un vino tan bueno.
— ¿Tanto se nota? —reí ante su comentario acerca de lo contenta que se me veía en la fiesta.— No, no tengo costumbre de acudir a esta clase de eventos, más que nada porque no suelen invitarme. No sé a qué se deberá. —Y reí de nuevo, haciendo alusión a mi extravagante indumentaria, a la par que a mi postura distante y mis torpes dotes de baile.— Aunque merecería la pena si conociera a gente como tú más a menudo que me enseñara a bailar.
Y le dediqué una sonrisa inocente.
Confiaba en que no me malinterpretara.
Nói Runa Hauksdóttir- Hechicero Clase Media
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Observe unos momentos aquella mirada curiosa que ella llevaba hacia mí y me invadió una suave vergüenza, que se fue disipando a medida que pasaban un poco los minutos y segundos. Miré hacia los lados y estirándome fui hacia un banco, sentándome a un lado, dejando espacio para ella también. Levanté una mano e hice ademán para que se sentara a mi lado, mientras bebía un poco mi vaso, mirando hacia el frente mientras suspiraba y me estiraba suavemente.
Hacía apenas nada que había llegado, la fiesta no era especialmente divertida. Al parecer la gente estaba algo tensa; quien no estarlo... Se podía sentir por el aire la cantidad de seres sobre naturales en toda la zona y eso con evidencia nos alarmaba a todos. A mi principalmente... No es como si no tuviese suficiente miedo, como para no pensar que cualquier lobo podría atacarme desde atrás. Así que estaba algo impaciente de que al fin se consagre la reunión para que nos digan las cosas que realmente tenían que decir.
-Mmm esta bien? Ahh... esto es complicado... Como podemos conversar sin siquiera saber nuestros nombres?! que embarazoso!
Inflé un mohín y suspiré, sintiéndome algo apenado. La situación era un poco incomoda, pero no por el hecho que me sintiera incomodo con su presencia, al contrario, era bastante tranquilizadora. Pero era raro e mi parte no tener cosas para decir. Es que simplemente lo que dijera tendría que ver con información el uno del otro... Que debería hacer?
-Ah??!! Ohh no diga eso, a mi me gusta su ropa. La prefiero a la de todas las demás! Debería venir al teatr.... Ah... A mi lugar de trabajo... Allí siempre hay fiestas y si esta conmigo nada pasará ~ No lo mal interpreeteee! Es que es en una zona fea (?)
Ahí iba de nuevo, enredándome en mis propias palabras hasta hacer mas barro que otra cosa. Me sentí realmente avergonzado y solo atiné a bajar la cabeza, moviendo suavemente los pies hacia los lados. El hecho de que ella dijera eso, provocó en mi la simple idea de seguir la conversación como si fuese cualquier otra. Olvidando por completo que estábamos en la fiesta. Realmente tenía una potencia para perderme y distraerme en cualquier situación o lugar. Mordí mis labios y moví la cabeza a los lados por unos momentos.
-Bien... Entonces quiere que le enseñe mas pasos de baile? Le gustaría bailar? Tengo una idea, si no puedes seguirme, puedes apoyarse sobre mis pies, entonces yo te guiaré? Que dices?
Reí ante mi propuesta, terminando el vaso que tenía en mi mano, levantándome, para ofrecerle mi mano, escuchando que era lo que sonaba dentro. Al parecer era algo mas bien lento y rápido en diferentes lugares, sería entretenido bailar con ella. Así que esperé a ver si aceptaba mi propuesta.
Hacía apenas nada que había llegado, la fiesta no era especialmente divertida. Al parecer la gente estaba algo tensa; quien no estarlo... Se podía sentir por el aire la cantidad de seres sobre naturales en toda la zona y eso con evidencia nos alarmaba a todos. A mi principalmente... No es como si no tuviese suficiente miedo, como para no pensar que cualquier lobo podría atacarme desde atrás. Así que estaba algo impaciente de que al fin se consagre la reunión para que nos digan las cosas que realmente tenían que decir.
-Mmm esta bien? Ahh... esto es complicado... Como podemos conversar sin siquiera saber nuestros nombres?! que embarazoso!
Inflé un mohín y suspiré, sintiéndome algo apenado. La situación era un poco incomoda, pero no por el hecho que me sintiera incomodo con su presencia, al contrario, era bastante tranquilizadora. Pero era raro e mi parte no tener cosas para decir. Es que simplemente lo que dijera tendría que ver con información el uno del otro... Que debería hacer?
-Ah??!! Ohh no diga eso, a mi me gusta su ropa. La prefiero a la de todas las demás! Debería venir al teatr.... Ah... A mi lugar de trabajo... Allí siempre hay fiestas y si esta conmigo nada pasará ~ No lo mal interpreeteee! Es que es en una zona fea (?)
Ahí iba de nuevo, enredándome en mis propias palabras hasta hacer mas barro que otra cosa. Me sentí realmente avergonzado y solo atiné a bajar la cabeza, moviendo suavemente los pies hacia los lados. El hecho de que ella dijera eso, provocó en mi la simple idea de seguir la conversación como si fuese cualquier otra. Olvidando por completo que estábamos en la fiesta. Realmente tenía una potencia para perderme y distraerme en cualquier situación o lugar. Mordí mis labios y moví la cabeza a los lados por unos momentos.
-Bien... Entonces quiere que le enseñe mas pasos de baile? Le gustaría bailar? Tengo una idea, si no puedes seguirme, puedes apoyarse sobre mis pies, entonces yo te guiaré? Que dices?
Reí ante mi propuesta, terminando el vaso que tenía en mi mano, levantándome, para ofrecerle mi mano, escuchando que era lo que sonaba dentro. Al parecer era algo mas bien lento y rápido en diferentes lugares, sería entretenido bailar con ella. Así que esperé a ver si aceptaba mi propuesta.
Invitado- Invitado
Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Me percaté poco después que una jovencita me estaba hablando. Aunque de “jovencita no tenía nada”, porque era un licántropo, y al parecer tan vieja como yo. Bufé. Cuando no usaba estas ridículas máscaras, nadie me hablaba. Todos salían huyendo a la primera oportunidad. No era que me molestara que me dirigieran la palabra, pero…
Mira. ¡Mira Liza! ¡Con esta estupidez no intimido a nadie! ¿Pero qué estaba pensando al ponerme esta cosa horrible?
¿Querías intimidar con un vestido? Bueno, si lo manchas de sangre posiblemente sea macabro. Y no te lo tomes a literal. Estoy siendo sarcástica.
No seas tonta. No puedo tomármelo a Literal si apenas puedo moverme. Ahora déjame. Tengo que contestarle a esta criatura.
-¿Me ves a gusto?- Lancé, con un tono sarcástico. Se notaba la incomodidad en mi cara. Era una pregunta bastante tonta, si lo veías desde mi punto de vista. ¡Por supuesto que no estaba a gusto!
Por muchas razones, además. El vestido era un asco, la fiesta era una tonta farsa social, apenas conocía los modismos de las clases altas- y tampoco me importaba conocerlos, que ellos se quedaran con sus estúpidas modas-, la voz de Liza apenas se escuchaba en ese barullo, no me habían dado todavía la respuesta a mi petición…
Y la lista seguía y seguía. Menos mal no podía moverme, porque si no esto definitivamente habría terminado en masacre.
Al menos, esa chica consideraba que el vestido era lindo. Como si me importara. Prefería la comodidad.
-Sí, es precioso. Y no sabes cuan sofocante- volví a hablar, con amargura. En ese momento me sentía como un tigre en cautiverio, como una rareza de zoológico. De un zoológico muy macabro.
Me di cuenta de que una bufona llamaba, de manera sutil, a algunos invitados, les indicaba un salón más allá, hacia donde debían ir. Es cosa del Jefe. De seguro ahora comienza la reunión de verdad. ¡Al fin!
-Si mi percepción no falla, supongo que seremos llamadas dentro de poco por el Anfitrión. Supongo que necesita de un par de sobrenaturales como nosotras.
Mira. ¡Mira Liza! ¡Con esta estupidez no intimido a nadie! ¿Pero qué estaba pensando al ponerme esta cosa horrible?
¿Querías intimidar con un vestido? Bueno, si lo manchas de sangre posiblemente sea macabro. Y no te lo tomes a literal. Estoy siendo sarcástica.
No seas tonta. No puedo tomármelo a Literal si apenas puedo moverme. Ahora déjame. Tengo que contestarle a esta criatura.
-¿Me ves a gusto?- Lancé, con un tono sarcástico. Se notaba la incomodidad en mi cara. Era una pregunta bastante tonta, si lo veías desde mi punto de vista. ¡Por supuesto que no estaba a gusto!
Por muchas razones, además. El vestido era un asco, la fiesta era una tonta farsa social, apenas conocía los modismos de las clases altas- y tampoco me importaba conocerlos, que ellos se quedaran con sus estúpidas modas-, la voz de Liza apenas se escuchaba en ese barullo, no me habían dado todavía la respuesta a mi petición…
Y la lista seguía y seguía. Menos mal no podía moverme, porque si no esto definitivamente habría terminado en masacre.
Al menos, esa chica consideraba que el vestido era lindo. Como si me importara. Prefería la comodidad.
-Sí, es precioso. Y no sabes cuan sofocante- volví a hablar, con amargura. En ese momento me sentía como un tigre en cautiverio, como una rareza de zoológico. De un zoológico muy macabro.
Me di cuenta de que una bufona llamaba, de manera sutil, a algunos invitados, les indicaba un salón más allá, hacia donde debían ir. Es cosa del Jefe. De seguro ahora comienza la reunión de verdad. ¡Al fin!
-Si mi percepción no falla, supongo que seremos llamadas dentro de poco por el Anfitrión. Supongo que necesita de un par de sobrenaturales como nosotras.
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
-A mi tampoco me agradan estas fiestas ni los extravagentes y supuestamente elegantes vestidos que se deben usar para ocasiones como esta... - Era curioso y además divertido ver la expresión en el rostro de la muchacha -Tómalo de esta manera.... Ese vestido puede darte en algún momento una oportunidad de acercarte a un objetivo... -Se encogió de hombros.
Lo que ella traía puesto le daba suficiente movilidad -Y si llegases a meterte en una pelea, simplemente puedes destrozarlo - En tal situación valdría poco lo que tuviese puesto. Se puso de pie cuando vio aquel movimiento -Necesitara hasta donde veo más que un par... - Le dirigió la mirada -Tienes mucho de conocerle? Al anfitrión, quiero decir- No podía evitarlo, ella no confiaba en la nobleza y él había resultado ser parte de la clase gobernante. Por irracional que hubiese sido, ella no habría ofrecido su ayuda de haberlo sabido antes de prometerlo. Pero no podía decir eso en voz alta sin saber las razones de quien estuviese allí y de quien fuera su interlocutor.
Esther le echó una mirada al lugar, buscando al hombre que se había acercado antes y había saludado. Jamás olvidaría el olor de una persona y el verlo ahí sol había incentivado su curiosidad -Supongo que debemos atender al llamado entonces -Sonrió despreocupadamente y avanzó dándole una mirada a la estresada muchacha -Pero tu esencia y la mía son diferentes... Mi nombre es Esther - Dijo sin importarle lo que le habían dicho al entrar y tampoco creía que a ella le importara cómo se llamaba, un nombre no daba su identidad además. Había dicho eso, porque sabía que no era un lobo. Avanzó un par de pasos, esperando ver si ella iba también... y esperaba que aquel sujeto se acercara. Cuando pasó a su lado le susurró -No esperaba verlo aquí, Colton... El más atractivo Alfa que he visto en mi vida- Sonrió con cierta ironía -Aunque seas el único que he conocido- Bien, era hora de ver porqué se había montado todo de esta manera. Fue por otra copa de vino tomándosela de golpe antes de intentar ir hacia donde parecía debían reunirse. No le gustaban los juegos y esto empezaba a parecer uno. Escuchó el 'Bienvenidos' y arqueó una ceja. La vampiresa llamaba su atención, pero debía ser más a causa de su instinto que otra cosa, incluso si no era el unico muerto en la sala.
Lo que ella traía puesto le daba suficiente movilidad -Y si llegases a meterte en una pelea, simplemente puedes destrozarlo - En tal situación valdría poco lo que tuviese puesto. Se puso de pie cuando vio aquel movimiento -Necesitara hasta donde veo más que un par... - Le dirigió la mirada -Tienes mucho de conocerle? Al anfitrión, quiero decir- No podía evitarlo, ella no confiaba en la nobleza y él había resultado ser parte de la clase gobernante. Por irracional que hubiese sido, ella no habría ofrecido su ayuda de haberlo sabido antes de prometerlo. Pero no podía decir eso en voz alta sin saber las razones de quien estuviese allí y de quien fuera su interlocutor.
Esther le echó una mirada al lugar, buscando al hombre que se había acercado antes y había saludado. Jamás olvidaría el olor de una persona y el verlo ahí sol había incentivado su curiosidad -Supongo que debemos atender al llamado entonces -Sonrió despreocupadamente y avanzó dándole una mirada a la estresada muchacha -Pero tu esencia y la mía son diferentes... Mi nombre es Esther - Dijo sin importarle lo que le habían dicho al entrar y tampoco creía que a ella le importara cómo se llamaba, un nombre no daba su identidad además. Había dicho eso, porque sabía que no era un lobo. Avanzó un par de pasos, esperando ver si ella iba también... y esperaba que aquel sujeto se acercara. Cuando pasó a su lado le susurró -No esperaba verlo aquí, Colton... El más atractivo Alfa que he visto en mi vida- Sonrió con cierta ironía -Aunque seas el único que he conocido- Bien, era hora de ver porqué se había montado todo de esta manera. Fue por otra copa de vino tomándosela de golpe antes de intentar ir hacia donde parecía debían reunirse. No le gustaban los juegos y esto empezaba a parecer uno. Escuchó el 'Bienvenidos' y arqueó una ceja. La vampiresa llamaba su atención, pero debía ser más a causa de su instinto que otra cosa, incluso si no era el unico muerto en la sala.
Esther de Le Santo- Licántropo Clase Alta
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Artemio, había llegado temprano a la reunión, a penas abrieron las puertas, pero como era su costumbre se pasó gran parte de la velada observando todo lo que sucedía en aquel gran salón. Era como si pudiera palpar que entre ese mar de trajes y disfraces se escondían los más diversos tipos de personalidades. Se sorprendió de todo lo que había descubierto en tan poco tiempo en la ciudad. Aquel universo de seres sobrenaturales conviviendo con los humanos simples y sencillos como él – simple – pensó con sarcasmo – nada mas lejos de ti – recapacitó. En cierta manera era verdad, nada mas errado que pensar que él, podía ser una persona sencilla, común o humilde.
Nunca había dejado de ser lo que en verdad era, aunque no portara el título de Conde, aunque ya no viviera en Venecia. Suspiró, recordando los grandes palacios, el lujo, las fiestas y por supuesto los fastuosos carnavales – esto pretende llegar a ser como esos, pero a pesar de la magnificencia, es apenas un reflejo deslucido - pensó. De pronto, como muchas veces le pasaba, una idea le hizo sonreír, bajo la máscara que cubría parte de su rostro. – Podrá ser que como en los de Venecia, el demonio ande ¿suelto? ¿O acaso no es ese uno de los fundamentos para que exista el disfraz? Ser por un infinito momento algo que no somos y liberarnos de todos nuestros tabúes – filosofó mientras, se desplazaba por la pista de baile esquivando a los bailarines o robando por un instante a una mujer para danzar dos segundos y entregarla nuevamente a su compañero.
Tanto pensar, tanto aburrirse le estaba causando una sed espantosa, deseaba beber un poco de aquel vino, que se suponía era el mejor de Francia. Se acercó, donde unos pajes atendían a los invitados sirviendo diferentes bebidas, eligió el vino - buen color y aroma - se dijo, mientras paladeaba la bebida como eximio catador que era – el cuerpo, el sabor y el aroma eran excelentes - pues hasta podría decir tan buenos como los de mi bodega – miró el líquido color sangre y lo tomó. Cerró los ojos mientras cavilaba que, aunque la reunión era agradable al igual que la música y el vino, bien podría estar pintando en su estudio, una hermosa mujer de la cual seguramente obtendría una buena modelo y pasable amante. Pero en verdad, él solo quería que la verdadera reunión comenzara, estaba interesado en aquella organización. Le habían contado cual era la verdadera misión de N- Corporation y aquello le llamaba poderosamente la atención. Estaba de acuerdo que cualquier ser, humano o no, debía tener la oportunidad de vivir en paz y armonía y si él podía ayudar no dejaría de hacerlo.
Archangelo Coleman- Cazador Clase Media
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Con que trabajaba en un teatro, ¿eh? Entonces éramos compañeros de profesión, un dato realmente interesante, aunque fingí no haberlo entendido para que no se sintiera incómodo. Al fin y al cabo nada podíamos saber el uno del otro, aunque no hacer comentarios sobre uno mismo en ningún momento era harto difícil.
Qué curiosa es la individualidad —pensé entonces.— Uno no se da cuenta de lo egocéntrico que es hasta que no está permitido serlo. Claro que siempre podría sacarle un tema más esotérico en el que poder desviar el interés por saber más el uno del otro y así no romper ninguna norma, por el momento. En cualquier caso, estábamos allí para echar el rato, aunque, para mi sorpresa, empezaba a divertirme.
Le miré fijamente durante un instante y le sonreí con cierta picardía.
— Así que una zona fea… Eso me gusta. Estaré encantada de ir. —Y deseé que le invitación fuera en serio, pero esta vez sin máscaras, sin nada que ocultar.
Sin decir una palabra más, bebí mi último trago de vino, dejando la copa al lado de donde me encontraba sentada. Posé mi mano sobre la suya cuando me la tendió y me levanté suavemente gracias a su empuje. Esta vez voy a hacerlo bien —me dije, intentando convencerme a mí misma de ello.
— Usted dirá.
Qué curiosa es la individualidad —pensé entonces.— Uno no se da cuenta de lo egocéntrico que es hasta que no está permitido serlo. Claro que siempre podría sacarle un tema más esotérico en el que poder desviar el interés por saber más el uno del otro y así no romper ninguna norma, por el momento. En cualquier caso, estábamos allí para echar el rato, aunque, para mi sorpresa, empezaba a divertirme.
Le miré fijamente durante un instante y le sonreí con cierta picardía.
— Así que una zona fea… Eso me gusta. Estaré encantada de ir. —Y deseé que le invitación fuera en serio, pero esta vez sin máscaras, sin nada que ocultar.
Sin decir una palabra más, bebí mi último trago de vino, dejando la copa al lado de donde me encontraba sentada. Posé mi mano sobre la suya cuando me la tendió y me levanté suavemente gracias a su empuje. Esta vez voy a hacerlo bien —me dije, intentando convencerme a mí misma de ello.
— Usted dirá.
Nói Runa Hauksdóttir- Hechicero Clase Media
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Agradecí completamente que ella no dijera nada acerca de mi tonto error; estaba algo apenado por aquello, pero no por eso menos explosivo de lo normal. Pues mi sonrisa y aquella faceta armónica seguía presente en mi rostro. Mis manos se deslizaron por aquella pequeña cintura. De verdad era demasiado baja para mi estatura, por lo que tuve que hacer un poco de esfuerzo. Pero mi sonrisa seguía y mis ojos solo la miraban, dejándome inundar por aquellos ojos igualmente rasgados.
-Por supuesto! Es que acaso me ve cara de mentiroso? Cuando termine esta velada, pondré en sus manos mi dirección de trabajo y mi buzón. Para que así usted me contacte lo antes posible! Y podamos disfrutar sin ninguna ... Esto que tenemos que callar!
Dije con una sonrisa grande en mis labios, mientras me estiraba suavemente, y seguía indicándole hacia donde ir, en un baile lento. Asintiendo cuando ella decía que guíe, haciendo lo mejor posible. Era una música instrumental, mas bien lenta; por lo que suponía que no íbamos a tener ninguna clase de inconvenientes. Solo teníamos que caminar lado a lado, de atrás hacia delante. Tuve cuidado de no acercarme peligrosamente a sus pequeños pies, para no pisarla ni que me pise. Y realmente empezaba a dar resultado.
-Y... No me dirá nada? Al menos que le gusta? Le agrada la música? O preferiría sentarse? Sus ojos no parecen los de cualquiera... Al parecer no es de aquí...
Susurraba mientras miraba hacia arriba, observando el cielo. Luego bajé y volví a mirarla. Mis hombros subiendo un poco y en un acto reflejo, mande ambos labios hacia adentro y sonreí tímidamente. Por alguna razón; ella parecía ser una persona intimidante o con un carácter que merecía algo de respeto. Aunque simplemente eran cosas que se me ocurrían. Es que aquella mirada pícara, no es algo que se viera en los rostros de cualquier muchacha... Como si conociera la calle, o mas bien la vida misma, eso me daba mucha curiosidad.
-Tus ojos, es como si supieras mucho ~~ Que envidia... Me gustan; y por cierto, no lo estamos haciendo tan mal, vamos bastante bien, no cree? -refiriéndome al baile; seguí moviéndonos al mismo ritmo que la música-
-Por supuesto! Es que acaso me ve cara de mentiroso? Cuando termine esta velada, pondré en sus manos mi dirección de trabajo y mi buzón. Para que así usted me contacte lo antes posible! Y podamos disfrutar sin ninguna ... Esto que tenemos que callar!
Dije con una sonrisa grande en mis labios, mientras me estiraba suavemente, y seguía indicándole hacia donde ir, en un baile lento. Asintiendo cuando ella decía que guíe, haciendo lo mejor posible. Era una música instrumental, mas bien lenta; por lo que suponía que no íbamos a tener ninguna clase de inconvenientes. Solo teníamos que caminar lado a lado, de atrás hacia delante. Tuve cuidado de no acercarme peligrosamente a sus pequeños pies, para no pisarla ni que me pise. Y realmente empezaba a dar resultado.
-Y... No me dirá nada? Al menos que le gusta? Le agrada la música? O preferiría sentarse? Sus ojos no parecen los de cualquiera... Al parecer no es de aquí...
Susurraba mientras miraba hacia arriba, observando el cielo. Luego bajé y volví a mirarla. Mis hombros subiendo un poco y en un acto reflejo, mande ambos labios hacia adentro y sonreí tímidamente. Por alguna razón; ella parecía ser una persona intimidante o con un carácter que merecía algo de respeto. Aunque simplemente eran cosas que se me ocurrían. Es que aquella mirada pícara, no es algo que se viera en los rostros de cualquier muchacha... Como si conociera la calle, o mas bien la vida misma, eso me daba mucha curiosidad.
-Tus ojos, es como si supieras mucho ~~ Que envidia... Me gustan; y por cierto, no lo estamos haciendo tan mal, vamos bastante bien, no cree? -refiriéndome al baile; seguí moviéndonos al mismo ritmo que la música-
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
- Noi, Hero y Arleken:
- Señorita Hauksðóttir y Señor Jaejoong, agradecería que pusiesen un poco más de atención a la trama conjunta. Muchas gracias.
Y Señor Lundberg, os advertí a través del PM de la presencia y los cuidados que debíais tener respecto a Violette, pero habéis sido demasiado evidente y yo no sería un buen líder si acaso no tomase precauciones.
"Esfuerzate por mantener las apariencias que el mundo te abrirá crédito para todo lo demás."
Winston Leonard Spencer Churchill
Winston Leonard Spencer Churchill
Sus invitados más especiales entraban uno a uno a medida que eran informados de esa nueva bienvenida, mientras Violette —una poderosa vampiresa de dos mil diecisiete años con quien se comunicaba a través de pensamientos— escrutaba cuidadosa y camufladamente las cabezas de cada uno de quienes entraban a ese nuevo salón. Hubo en tanto un momento en que el rostro de Emerick pareció un tanto consternado y sus ojos se fijaron en el vampiro Arleken, a quien no escatimó en dirigir su nariz inquisidora para olfatearle a la distancia sin importarle el descaro que ello implicara. Dos grandes errores había cometido aquel invitado; el primero de ellos, enjugar sus labios y garganta con sangre fresca la que obviamente, a pesar de ya no tener rastros visibles, podía ser olida con facilidad por narices como la suya, y el segundo, intentar bloquear su mente de mente de manera tan descarada y poco efectiva pues se había concentrado después en la manipulación de la memoria. Quien nada hace, nada teme y nada debería ocultar, mucho menos a alguien que en experiencia le triplica en edad y entrenamiento.
Suspiró y se disculpó ante los presentes con una sonrisa de circunstancias, antes de acercarse a dicho vampiro cuya culpabilidad aún no estaba comprobada, pero por la sospecha y precaución, prefería que hablasen a solas y en otra ocasión, y a través de su mascara, clavó sus pupilas azules sobre la mirada fría y distante de aquel hombre — Necesito que me acompañéis afuera — le dijo sin rodeos y le guió hacia el vestíbulo en donde inmediatamente se acercó tanto el guardia como la bufón — Quisiera hablar con vos en otra ocasión, si no os molesta. Os aseguro que entenderé si tenéis una buena explicación para haber bebido sangre humana en mi propia casa, pero por ahora agradecería que acompañéis a mis escoltas hasta la salida — dijo aquello último dirigiéndose tanto al vampiro como a los recién llegados antes de volver a dirigirse a él en exclusiva — No os preocupéis que os buscaré. Muchas gracias por asistir a la fiesta inaugural de la Corporación — le sonrió y dejó que sus aliados le invitaran a hacer abandono no solo de la mansión, sino de sus terrenos mismos. Emerick se quedó observándoles por un momento hasta que ya hubiesen tenido cierta distancia y sólo entonces volvió a entrar al salón.
Cerró la puerta a sus espaldas y volvió a sonreír a los presentes — Disculpad la interrupción — les dijo a todos en general y volvió a mirar a Violette con quien se comunicó de forma interna «¿Todo listo?» preguntó, y tras recibir una respuesta positiva, se dispuso a hablar una vez más — Bienvenidos y gracias por asistir al baile de mascaras en celebración de la gran inauguración de la N-Corporation. Como ya muchos sabéis, se trata de una organización no gubernamental, destinada a la ayuda de los más necesitados; contamos con un equipo de trabajo que recorre las calles parisinas, ofreciendo ayuda que consiste en la entrega de alimentación y cuidados médicos lo que serán entregados en el salón donde antes disfrutabais de la fiesta. Dicha corporación funcionará de manera real y efectiva, entregando así un flujo constante de personas entrando y saliendo de la mansión durante las veinticuatro horas del día, además de una fuente de trabajo real para quienes lo soliciten. Es indispensable para nuestros propósitos, el contar con un lugar central y cuyo movimiento de gente no genere sospechas, sea a la hora que sea, brindándonos así el escondite perfecto, sin contar aún con que además tendremos el equipamiento perfecto para atención de nuestros heridos — hizo entonces una breve pausa y dedicó una mirada detenida a los presentes — Imagino que todos tenéis ya, al menos una mínima idea, del porqué estáis aquí.
Suspiró y se disculpó ante los presentes con una sonrisa de circunstancias, antes de acercarse a dicho vampiro cuya culpabilidad aún no estaba comprobada, pero por la sospecha y precaución, prefería que hablasen a solas y en otra ocasión, y a través de su mascara, clavó sus pupilas azules sobre la mirada fría y distante de aquel hombre — Necesito que me acompañéis afuera — le dijo sin rodeos y le guió hacia el vestíbulo en donde inmediatamente se acercó tanto el guardia como la bufón — Quisiera hablar con vos en otra ocasión, si no os molesta. Os aseguro que entenderé si tenéis una buena explicación para haber bebido sangre humana en mi propia casa, pero por ahora agradecería que acompañéis a mis escoltas hasta la salida — dijo aquello último dirigiéndose tanto al vampiro como a los recién llegados antes de volver a dirigirse a él en exclusiva — No os preocupéis que os buscaré. Muchas gracias por asistir a la fiesta inaugural de la Corporación — le sonrió y dejó que sus aliados le invitaran a hacer abandono no solo de la mansión, sino de sus terrenos mismos. Emerick se quedó observándoles por un momento hasta que ya hubiesen tenido cierta distancia y sólo entonces volvió a entrar al salón.
Cerró la puerta a sus espaldas y volvió a sonreír a los presentes — Disculpad la interrupción — les dijo a todos en general y volvió a mirar a Violette con quien se comunicó de forma interna «¿Todo listo?» preguntó, y tras recibir una respuesta positiva, se dispuso a hablar una vez más — Bienvenidos y gracias por asistir al baile de mascaras en celebración de la gran inauguración de la N-Corporation. Como ya muchos sabéis, se trata de una organización no gubernamental, destinada a la ayuda de los más necesitados; contamos con un equipo de trabajo que recorre las calles parisinas, ofreciendo ayuda que consiste en la entrega de alimentación y cuidados médicos lo que serán entregados en el salón donde antes disfrutabais de la fiesta. Dicha corporación funcionará de manera real y efectiva, entregando así un flujo constante de personas entrando y saliendo de la mansión durante las veinticuatro horas del día, además de una fuente de trabajo real para quienes lo soliciten. Es indispensable para nuestros propósitos, el contar con un lugar central y cuyo movimiento de gente no genere sospechas, sea a la hora que sea, brindándonos así el escondite perfecto, sin contar aún con que además tendremos el equipamiento perfecto para atención de nuestros heridos — hizo entonces una breve pausa y dedicó una mirada detenida a los presentes — Imagino que todos tenéis ya, al menos una mínima idea, del porqué estáis aquí.
Última edición por Emerick Boussingaut el Dom Ene 20, 2013 8:18 pm, editado 3 veces
Emerick Boussingaut- Licántropo/Realeza
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Un lugar iluminado llamó la atención de mis ojos ciegos. Una especie de palacio al que se supone debía dirigirme a una reunión. Lamentablemente, llegaba un poco tarde. ¿Era muy disparatado decir que una ciega se había perdido en la propia oscuridad de su vista?
Entré, con algo de cuidado, al lugar. Inmediatamente una oleada de ruidos invadieron mis oídos, quitándome todo mi radio de visión. Bufé de disgusto. ¿Por qué la gente no pensaba en los ciegos, si no hasta que les tocaba a ellos perder la vista? Claro, hagan todo el ruido que quieran, para que Karólynn no pueda ver. Muy bonito.
Gracias al cielo, me llegó algo de ayuda, en lo que parecía una licana vestida de bufona. Aunque la manera en la que se dirigió a mí no me gustó nada.
-Usted es la bruja ciega, ¿Verdad?
-Preferiría que me llamases Karólynn Schwarowzki, gracias. Vienes a ayudarme, criatura?
El aura de la bufona asintió, y me llevó de la mano hasta una habitación que parecía... Oscura. Genial. Ni siquiera el anfitrión pensaba en mi. Vaya consideraciones que me tenían. La licana me dijo "entre, por favor", y me dejó allí, sin mas. Suspiré, cansada, y traté de abrirme paso entre medio del abismo de oscuridad que estaba al frente mío, tapando mis ojos.
Llegué en el preciso instante en el que el Anfitrión, Emerick Boussingaut, terminaba lo que al parecer era el inicio de su discurso. Me limité a sonreir y carraspear para hacerles saber mi presencia a todas las auras de sobrenaturales que estaban en aquella habitación oscura. Funcionó, porque todos se dieron vuelta a mirarme.
-Lamento la demora y la interrupción. Ruego a alguno de los presentes que me ayude a ubicarme en algún lugar de este cuarto para no molestar y escuchar mejor. Soy ciega y no veo absolutamente nada en esta oscuridad- sonreí de manera franca y abierta. Era mejor mantenerlos informados de mi ceguera desde el principio.
Entré, con algo de cuidado, al lugar. Inmediatamente una oleada de ruidos invadieron mis oídos, quitándome todo mi radio de visión. Bufé de disgusto. ¿Por qué la gente no pensaba en los ciegos, si no hasta que les tocaba a ellos perder la vista? Claro, hagan todo el ruido que quieran, para que Karólynn no pueda ver. Muy bonito.
Gracias al cielo, me llegó algo de ayuda, en lo que parecía una licana vestida de bufona. Aunque la manera en la que se dirigió a mí no me gustó nada.
-Usted es la bruja ciega, ¿Verdad?
-Preferiría que me llamases Karólynn Schwarowzki, gracias. Vienes a ayudarme, criatura?
El aura de la bufona asintió, y me llevó de la mano hasta una habitación que parecía... Oscura. Genial. Ni siquiera el anfitrión pensaba en mi. Vaya consideraciones que me tenían. La licana me dijo "entre, por favor", y me dejó allí, sin mas. Suspiré, cansada, y traté de abrirme paso entre medio del abismo de oscuridad que estaba al frente mío, tapando mis ojos.
Llegué en el preciso instante en el que el Anfitrión, Emerick Boussingaut, terminaba lo que al parecer era el inicio de su discurso. Me limité a sonreir y carraspear para hacerles saber mi presencia a todas las auras de sobrenaturales que estaban en aquella habitación oscura. Funcionó, porque todos se dieron vuelta a mirarme.
-Lamento la demora y la interrupción. Ruego a alguno de los presentes que me ayude a ubicarme en algún lugar de este cuarto para no molestar y escuchar mejor. Soy ciega y no veo absolutamente nada en esta oscuridad- sonreí de manera franca y abierta. Era mejor mantenerlos informados de mi ceguera desde el principio.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Estaba concentrada en el tempo de la música, y, a la vez, en controlar mis pasos para no ocasionar ningún desastre. El baile empezaba a fluir con naturalidad, para mi sorpresa, y eso me hacía sentir más segura. Le sonreí entusiasmada. Por alguna extraña razón, de repente, no me sentía tan torpe.
— Es gracioso que me pregunte si me gusta la música, cuando tengo mi vida consagrada a ella. Es lo único que me ayuda a levantarme por las mañanas, lo único que ha sido constante desde que tengo memoria. Algo así como “mi mejor amiga”, aunque dicho de este modo quizás suene un poco cursi… Siempre está ahí para tenderte una mano, tanto en los buenos como en los malos momentos. —El tono de mi voz fue adquiriendo una dureza inusitada de la que no fui consciente hasta que murmuré la última frase, aunque tampoco era algo fácilmente perceptible. Me quedé pensativa un instante, mirando fijamente al frente.
La canción acabó, pero esta vez no comenzó ninguna otra. La orquesta se había detenido.
Aquello me hizo despertar de mi estado de ensimismamiento. Miré al chico a los ojos, extrañada, como si en ellos esperase encontrar la respuesta a lo que pasaba, y él me devolvió la misma mirada. Me encogí de hombros y me dirigí hacia el interior, asiéndole suavemente el brazo para que me acompañara.
La gente había dejado de bailar y la mayoría cuchicheaba por lo bajo. No sabía qué ocurría hasta que la puerta se cerró tras “el jefe”. Entonces comprendí que, simplemente, la espera había llegado a su fin.
— Es gracioso que me pregunte si me gusta la música, cuando tengo mi vida consagrada a ella. Es lo único que me ayuda a levantarme por las mañanas, lo único que ha sido constante desde que tengo memoria. Algo así como “mi mejor amiga”, aunque dicho de este modo quizás suene un poco cursi… Siempre está ahí para tenderte una mano, tanto en los buenos como en los malos momentos. —El tono de mi voz fue adquiriendo una dureza inusitada de la que no fui consciente hasta que murmuré la última frase, aunque tampoco era algo fácilmente perceptible. Me quedé pensativa un instante, mirando fijamente al frente.
La canción acabó, pero esta vez no comenzó ninguna otra. La orquesta se había detenido.
Aquello me hizo despertar de mi estado de ensimismamiento. Miré al chico a los ojos, extrañada, como si en ellos esperase encontrar la respuesta a lo que pasaba, y él me devolvió la misma mirada. Me encogí de hombros y me dirigí hacia el interior, asiéndole suavemente el brazo para que me acompañara.
La gente había dejado de bailar y la mayoría cuchicheaba por lo bajo. No sabía qué ocurría hasta que la puerta se cerró tras “el jefe”. Entonces comprendí que, simplemente, la espera había llegado a su fin.
Nói Runa Hauksdóttir- Hechicero Clase Media
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Sintió que un rubor se apoderaba de sus mejillas, cuando sintió la voz del anfitrión. Aun podía recodar como le había espetado, todo lo que ella tuvo que vivir en una sola noche - aquella tarde en el museo del Louvre - se lo hice saber para que no pensara que era una cobarde - enfrente del Juramento de los Horacios - y ahora me encontro en esta reunión dispuesta a luchar por una causa que debería estar en oposición a la mia - pensó. - Debería odiar a todos aquellos seres sobrenaturales pero no puedo – pensó – creo que en su lugar yo hubiera hecho lo mismo. Lamentablemente esto es una guerra y en algún momento hay que comenzar a parar tanta locura – caviló mientras, buscaba un lugar mas cómodo y tal vez mas apartado de la presencia de Emerick, no sabía por que pero sentía un gran sentimiento de culpa – seguramente porque lo hiciste sentir horrible, “loca” – se dijo mientras se colocaba detrás de una mujer bellamente vestida que con sus dorados cabellos la ayudaba a ocultarse. – ¿crees a caso que te reconocerá? Como si tuviera un olfato de lobo – se rió mentalmente mientras divagaba en lo extraño que sería un hombre como el Duque como lobito – solo a ti se te ocurren esas cosas, el es un hombre corriente como tu, ¿verdad? – la pequeña arruga que se le formó en el entrecejo y que nadie podía observar por su antifaz demostraba que en verdad una duda le carcomía el entendimiento - ¿y si fuera un ser sobrenatural me importaría?
Se impuso escuchar con atención lo que el anfitrión decía y pensó en que podría ser útil. – Pues, podría organizar eventos sociales, en eso me enseñó bien mi madre – se dijo a si misma – le pediría a Giro que me de suficiente efectivo para colaborar en donaciones para la organización. Mientras que no se entere cual es el verdadero fin no creo que se oponga y en todo caso es una forma de apalear los desquicios cometidos por personas como él – pensó medio enojada con su propio hermano.
Fijó su atención en el matrimonio, que delante de ella, se prodigaban besos y arrumacos, suspiró – como me gustaría tener alguien a quien amar como esos dos se aman – los miró con un poquitín de envidia y mucha curiosidad – quienes serían esto del anonimato estaba bien por un rato pero tengo mucha curiosidad por ir conociendo a todos los integrantes de La Alianza.
Se impuso escuchar con atención lo que el anfitrión decía y pensó en que podría ser útil. – Pues, podría organizar eventos sociales, en eso me enseñó bien mi madre – se dijo a si misma – le pediría a Giro que me de suficiente efectivo para colaborar en donaciones para la organización. Mientras que no se entere cual es el verdadero fin no creo que se oponga y en todo caso es una forma de apalear los desquicios cometidos por personas como él – pensó medio enojada con su propio hermano.
Fijó su atención en el matrimonio, que delante de ella, se prodigaban besos y arrumacos, suspiró – como me gustaría tener alguien a quien amar como esos dos se aman – los miró con un poquitín de envidia y mucha curiosidad – quienes serían esto del anonimato estaba bien por un rato pero tengo mucha curiosidad por ir conociendo a todos los integrantes de La Alianza.
Corradine Grimaldi- Humano Clase Alta
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Re: Un secreto vestido de mascaras {La Alianza}
Sonreí de lado a aquella palabras de la chica y asentí con gracia, por supuesto... su "mejor amiga" de alguna forma aquello se sentía bien el pensar a la música como un alguien y no como un algo. Saqué mi lengua de forma divertida, sintiendo como mi respuesta se interrumpía por el sonido de un micrófono. Pestañeé y la miré algo confundido, dejando que me lleve hacía dentro, suspirando por aquello que no tenía idea que era.
Pero allí estábamos al fin, la orquesta había terminado y una hermosa y conocida voz empezó a sonar. Comencé a caminar con la señorita que me acompañaba y me quedé apoyado en una columna a su lado, mirándole fijamente. No hice ningún disimulo, sino que le miraba lo mas penetrante que podía dejando le saber que estaba teniendo completamente mi atención. Me acomodé los cabellos a un lado y saqué de mi saco la libreta y el bolígrafo que llevaba. El seguramente entendería que como le había dicho antes, mi memoria era muy, muy mala. Y quería anotarme todas las cosas que importaban. Principalmente las cosas que tendría que hacer y las que no. Aunque el ya me había dado personalmente todas las indicaciones. No me quería perder de nada. Le había prometido que me lo tomaría en serio y eso haría. Ya que hasta ahora, nunca había faltado a mi palabra. Al menos no en esas cosas que en este caso, eran bastante importantes para mi y para él.
-Ohh... Espero que nos aclaren todas las cosas, no quiero preguntar nada.
Susurré a mi acompañante, sonriendo le de lado. Dejandole saber que seguía allí, aunque mi atención solo podía estar sobre una persona a la vez, ya que era demasiado distraído para con todas las cosas. Así que estaba cuidando de escuchar y estar atento a todo lo que ocurría, pero solo prestando atención a una voz a la vez.
Me moví a un lado y caminé hacia la barra de bebidas que estaba en un lado, sin hacer ninguna clase de ruido, como si se tratara de un fantasma. Agarré dos copas y lentamente volví ofreciendo a Nói para luego beber un sorbo. La gente parecía un poco alborotada. Me preguntaba si había pasado algo en la ausencia que habíamos tenido. Quizá hubiese sido mas efectivo si nos hubiésemos quedado adentro, prestando atención a las circunstancias. Pero al parecer, como siempre me había dejado llevar por el momento. Esperaba no recibir un regaño por aquello; pero lo aceptaría en caso de que ocurriera. Ya que al fin y al cabo había estado poco presente en si sucedía algo. Ahora me sentía un poco culpable, por lo que luego de mirar hacía abajo en silencio volví a levantar la vista, esperando las palabras del jefe.
Pero allí estábamos al fin, la orquesta había terminado y una hermosa y conocida voz empezó a sonar. Comencé a caminar con la señorita que me acompañaba y me quedé apoyado en una columna a su lado, mirándole fijamente. No hice ningún disimulo, sino que le miraba lo mas penetrante que podía dejando le saber que estaba teniendo completamente mi atención. Me acomodé los cabellos a un lado y saqué de mi saco la libreta y el bolígrafo que llevaba. El seguramente entendería que como le había dicho antes, mi memoria era muy, muy mala. Y quería anotarme todas las cosas que importaban. Principalmente las cosas que tendría que hacer y las que no. Aunque el ya me había dado personalmente todas las indicaciones. No me quería perder de nada. Le había prometido que me lo tomaría en serio y eso haría. Ya que hasta ahora, nunca había faltado a mi palabra. Al menos no en esas cosas que en este caso, eran bastante importantes para mi y para él.
-Ohh... Espero que nos aclaren todas las cosas, no quiero preguntar nada.
Susurré a mi acompañante, sonriendo le de lado. Dejandole saber que seguía allí, aunque mi atención solo podía estar sobre una persona a la vez, ya que era demasiado distraído para con todas las cosas. Así que estaba cuidando de escuchar y estar atento a todo lo que ocurría, pero solo prestando atención a una voz a la vez.
Me moví a un lado y caminé hacia la barra de bebidas que estaba en un lado, sin hacer ninguna clase de ruido, como si se tratara de un fantasma. Agarré dos copas y lentamente volví ofreciendo a Nói para luego beber un sorbo. La gente parecía un poco alborotada. Me preguntaba si había pasado algo en la ausencia que habíamos tenido. Quizá hubiese sido mas efectivo si nos hubiésemos quedado adentro, prestando atención a las circunstancias. Pero al parecer, como siempre me había dejado llevar por el momento. Esperaba no recibir un regaño por aquello; pero lo aceptaría en caso de que ocurriera. Ya que al fin y al cabo había estado poco presente en si sucedía algo. Ahora me sentía un poco culpable, por lo que luego de mirar hacía abajo en silencio volví a levantar la vista, esperando las palabras del jefe.
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