AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
He caminado en la vida
fabricando mi destino,
de a poco junté las cosas
que estaban en mi camino,
pero no me cuestioné
tras tan largo recorrido,
si todo aquello fue real
o era un dictado frío...
________
La función del día anterior me dejó rendido, física y mentalmente. Ya no disfruto de la actuación en ese recinto como antes. Ha dejado de ilusionarme, todo me parece igual. Comienzo a pensar que la decisión de haber ido a aquella audición en la taberna fue una buena idea. Jefes nuevos, rostros frescos, nuevos compañeros… Los aires de cambio me sentarán bien. Si bien, no es algo seguro en cuanto al prestigio del teatro, es lo que menos me importa. Las cosas con sujeto que se hace llamar mi jefe, están muy tensas. No puedo seguir ni un minuto más ahí. Mucho de lo que pase hoy, va a influir en mi vida futura, para bien, para mal, pero será un parte aguas. Formar parte de un nuevo proyecto me ilusiona, porque me da la oportunidad de volver a comenzar. De aprender de los errores del pasado y no volverlos a repetir.
Con éste pensamiento feliz, termino de arreglarme, luego de haber desayunado un poco, más no mucho (De cualquier modo, no es que hiciera abundancia en casa) me gusta sentirme ligero, porque de ésta manera estoy alerta, y no con pesadez, bostezando. No quiero causar una mala impresión al señor Callahan y a la señorita Natalia. Un pensamiento vuela fugaz hasta la figura del que será mi nuevo jefe. Tan joven, pero ya con ideas claras en su cabeza. No es mucho mayor que yo, y sin embargo ya con un importante proyecto entre manos. Es ambicioso y sabe lo que hace, lo que quiere y lo que busca. Aquella noche en la taberna dijo mucho y a la vez nada. Ha depositado su confianza en mi y no quiero fallarle. No le voy a fallar…
Cerrando con trompicones la puerta de mi hogar - la perilla esta demasiado oxidada - me dirijo hacia una de las avenidas principales a buscar un carromato. La dirección que se me ha proporcionado parece ser un poco alejados De mi actual ubicación y si bien puedo ir a pie - o valido - No quiero llegar tarde y mucho menos perder mi ropa. Gastaré un poco más de lo planeado porque será un viaje un poco costoso, pero no me importa. Estoy decididoido y cuando algo se mete en mi cabeza, no hay poder humano que me haga cambiar de opinión.
Una vez abordo, me dedico a observar el paisaje circundante. Como, con el transcurso del camino, las construcciones van cambiando de aspecto. De las muy humildes, a las muy elegantes y… A las derruidas. << ¿Estaremos en la dirección correcta? >> Es inevitable el que yo saque mi cabeza y le pregunte al hombre que va guiando al caballo si es correcto el camino por el que vamos pasando. Él tranquilamente contesta, que no desespere, que la dirección que le he proporcionado está retirado del centro de la ciudad, pero que en cuestión de minutos estaremos a la puerta de mi destino. Me encojo de hombros, si lo ha dicho tan seguro, es por que así debe ser. No soy quién para cuestionarlo. Yo creo que estoy ansioso, desesperado por llegar y todo se me vuelve más alejado de lo que realmente debe estar.
-Hemos llegado señor.-La voz del ansiando me hace respingar, arrancándome de mis pensamientos. Al parecer cerré los ojos sin darme cuenta y comenzaba a quedarme dormido.
-Muchas gracias, aquí tiene. Muy amable-. Pago la cantidad pactada antes de haber abordado, observando cómo es que se aleja lentamente . Giro sobre mis talones y me sorprende ver lo que observo. La construcción parece abandonada, aunque el cancel está abierto de par en par. ¿Sería conveniente entrar sin antes anunciarme? Camino sigiloso, intentando no hacer demasiado ruido, todo parece tan silencioso…
-¿Buenos días?
Mi voz hace eco.
-Vengo al ensayo… Busco a Kurt Callahan-. Cuando ingreso por completo al recinto, me doy cuenta de que algún grupo de gente está tratando de limpiar y poner todo en orden barriendo la estancia, lo que ocasiona que el polvo acumulado se levante, haciéndome toser.-- Me ha citado a ésta hora.
fabricando mi destino,
de a poco junté las cosas
que estaban en mi camino,
pero no me cuestioné
tras tan largo recorrido,
si todo aquello fue real
o era un dictado frío...
La función del día anterior me dejó rendido, física y mentalmente. Ya no disfruto de la actuación en ese recinto como antes. Ha dejado de ilusionarme, todo me parece igual. Comienzo a pensar que la decisión de haber ido a aquella audición en la taberna fue una buena idea. Jefes nuevos, rostros frescos, nuevos compañeros… Los aires de cambio me sentarán bien. Si bien, no es algo seguro en cuanto al prestigio del teatro, es lo que menos me importa. Las cosas con sujeto que se hace llamar mi jefe, están muy tensas. No puedo seguir ni un minuto más ahí. Mucho de lo que pase hoy, va a influir en mi vida futura, para bien, para mal, pero será un parte aguas. Formar parte de un nuevo proyecto me ilusiona, porque me da la oportunidad de volver a comenzar. De aprender de los errores del pasado y no volverlos a repetir.
Con éste pensamiento feliz, termino de arreglarme, luego de haber desayunado un poco, más no mucho (De cualquier modo, no es que hiciera abundancia en casa) me gusta sentirme ligero, porque de ésta manera estoy alerta, y no con pesadez, bostezando. No quiero causar una mala impresión al señor Callahan y a la señorita Natalia. Un pensamiento vuela fugaz hasta la figura del que será mi nuevo jefe. Tan joven, pero ya con ideas claras en su cabeza. No es mucho mayor que yo, y sin embargo ya con un importante proyecto entre manos. Es ambicioso y sabe lo que hace, lo que quiere y lo que busca. Aquella noche en la taberna dijo mucho y a la vez nada. Ha depositado su confianza en mi y no quiero fallarle. No le voy a fallar…
Cerrando con trompicones la puerta de mi hogar - la perilla esta demasiado oxidada - me dirijo hacia una de las avenidas principales a buscar un carromato. La dirección que se me ha proporcionado parece ser un poco alejados De mi actual ubicación y si bien puedo ir a pie - o valido - No quiero llegar tarde y mucho menos perder mi ropa. Gastaré un poco más de lo planeado porque será un viaje un poco costoso, pero no me importa. Estoy decididoido y cuando algo se mete en mi cabeza, no hay poder humano que me haga cambiar de opinión.
Una vez abordo, me dedico a observar el paisaje circundante. Como, con el transcurso del camino, las construcciones van cambiando de aspecto. De las muy humildes, a las muy elegantes y… A las derruidas. << ¿Estaremos en la dirección correcta? >> Es inevitable el que yo saque mi cabeza y le pregunte al hombre que va guiando al caballo si es correcto el camino por el que vamos pasando. Él tranquilamente contesta, que no desespere, que la dirección que le he proporcionado está retirado del centro de la ciudad, pero que en cuestión de minutos estaremos a la puerta de mi destino. Me encojo de hombros, si lo ha dicho tan seguro, es por que así debe ser. No soy quién para cuestionarlo. Yo creo que estoy ansioso, desesperado por llegar y todo se me vuelve más alejado de lo que realmente debe estar.
-Hemos llegado señor.-La voz del ansiando me hace respingar, arrancándome de mis pensamientos. Al parecer cerré los ojos sin darme cuenta y comenzaba a quedarme dormido.
-Muchas gracias, aquí tiene. Muy amable-. Pago la cantidad pactada antes de haber abordado, observando cómo es que se aleja lentamente . Giro sobre mis talones y me sorprende ver lo que observo. La construcción parece abandonada, aunque el cancel está abierto de par en par. ¿Sería conveniente entrar sin antes anunciarme? Camino sigiloso, intentando no hacer demasiado ruido, todo parece tan silencioso…
-¿Buenos días?
Mi voz hace eco.
-Vengo al ensayo… Busco a Kurt Callahan-. Cuando ingreso por completo al recinto, me doy cuenta de que algún grupo de gente está tratando de limpiar y poner todo en orden barriendo la estancia, lo que ocasiona que el polvo acumulado se levante, haciéndome toser.-- Me ha citado a ésta hora.
Última edición por Joshua Maloney el Mar Jul 14, 2015 5:14 pm, editado 1 vez
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Olvido todo en aquel instante. Olvido todo excepto el calor de sus labios apresando los míos. Me dejo llevar por aquel instante de deseo tantas veces contenido, arrastrándome hastael más recóndito lugar dentro de mí, que jamás pensé volviera a latir acelerado: pum pum pum. Mis manos por impulso, por instinto,pasan a sus hombros, atrayéndole más y más, convirtiendo el contacto, de casto a turgente. No soy capaz de raccionar, hasta que siento el frío de la ausencia, Kurt se ha apartado y yo... Bueno, apenas soy consiente de lo que ha ocurrido. El rubor se hace presente enseguida sobre mi cara. Quiero decir algo, disculparme, pero es él quien toma la palabra, disculpándose. Es la primera vez que le noto descolocado y completamente avergonzado.
-No... - paso saliva - No hay...
No puedo terminar la frase., Kurt se va rápidamente, apurando sus pasos que hacen eco al caminar. Quiero alcanzarle, decirle algo, pero mis pies se quedan anclados en su lugar. Sólo escucho la reja principal abrirse y cerrarse, posteriormente. ¿Qué es lo que debo hacer? ¿Qué ocurrirá ahora? Cierro los ojos. Niego, estoy arrepentido por haber respondido el beso, inclusive mis dedos acarician mis labios, sintiendo aún la suavidad de los ajenos. << ¡Dios mío! >> llevo ambos manos hacia mi cabello, apretándolo, aún incrédulo por lo que acaba de ocurrir. Trato de encontrar una pronta solución, pero no tengo cabeza para ello. Sólo puedo pensar en el beso, en el beso... El beso. << Será mejor que marche a casa >>
Como auténtico autómata, tomo mis cosas y abandono la casona. Voy caminando lentamente por las frías y oscuras callejuelas, sin sentir frío o calor. Apenas puedo razonar o percibir, el camino por el que voy pasando. Tengo mis pensamientos nublados por una espesa capa de incertidumbre; inclusive estoy preocupado, demasiado: ¿Y si me echa de la compañía? ¡me quedaré sin trabajo! Pero y si, ¿no sucede nada? << ¿Con qué cara he de pararme mañana para el ensayo? >>
Apenas pongo pie en casa, corro hacia la habitación, y me echo en ella envolvíendome entre las cobijas exhausto, pero sin una pizca de sueño, nuevamente. Mientras las horas en el reloj pasan lentamente, pienso seriamente en no regresar, pero la molesta voz interior me recalca que no soy un cobarde, que debo hacerme responsable de mis acciones y atenerme a las consecuencias. Así pues, me presenté puntual al día siguiente, esperando lo peor.
Para mi gran sorpresa, nada ocurre., todo parece transcurrir de manera normal. Bueno, casi todo, Kurt no me dirige la palabra, inclusompuedo notar que evita hacer contacto con mi mirada. Quizás es lo mejor, al menos no me ha corrido delante de todos. Sigo conservando mi trabajo.
De vez en cuando escucho su voz, dando indicaciones aquí y allá, incluso le veo intercambiar palabras con Natalia, su pareja. El corazón se me hace pequeño. << me he besado con mi jefe, peor aún, con un hombre que tiene compromiso >>. Me siento miserable, me he sentido así por muchos días y noches ya. Inclusive busqué refugio en la iglesia, recé y pedí perdón por mis pecados, por ser débil. Trato de hacer mi vida lo más normal posible, aunque lamimagen de Kurt, siempre en mi cabeza, taladrándome. Inclusive alguna que otra noche, me sorprendí soñando con el, acariciándome debido a un sueño húmedo... Dios, algo está pasando conmigo.
La noche del viernes, como hoy, es un día en el que los actores aprovechan el tiempo y parten más tarde rumbo a sus respectivas casas, algunos incluso se quedan a pernoctar para continuar muy temprano por la mañana, sin embargo...nApenas me doy cuenta de que no hay una sola alma en el recinto. Solo yo, el sonido de mi respiración y el sonido de mis pasos al caminar.
Bien, ahí estoy yo, distraído de nuevo, pensando y pensando. Estiro un poco el cuello de mi camisa debido al calor que se encierra en la ala principal, echando aire por mis fosas nasales y por la boca. Me dirijo hacia una de las ventanas para abrirle de par en parra que circule un poco de aire y no sentir asfixia. Al girarme y seguir con lo que estoy haciendo, me encuentro con un par de orbes de azul intenso, que me miran fijamente. El rubor no se hace esperar para mi desgracia. Ahora sí que me va a poner de patitas en la calle, pero... Cuál sería mi sorpresa: Kurt acorta distancias y vuelve a besarme como la primera vez y... Yo ya no puedo resistirme más. Rodeo su cuello con ambos brazos, apalancándome con fuerza. Lo más que puedo, profundizando el beso. La cordura cae por la borda. Del Joshua arrepentido, nada queda. Ahora sólo,puede concentrarse en el momento, en el instante. Deseaba a ése hombre con todo mi ser.
-No... - paso saliva - No hay...
No puedo terminar la frase., Kurt se va rápidamente, apurando sus pasos que hacen eco al caminar. Quiero alcanzarle, decirle algo, pero mis pies se quedan anclados en su lugar. Sólo escucho la reja principal abrirse y cerrarse, posteriormente. ¿Qué es lo que debo hacer? ¿Qué ocurrirá ahora? Cierro los ojos. Niego, estoy arrepentido por haber respondido el beso, inclusive mis dedos acarician mis labios, sintiendo aún la suavidad de los ajenos. << ¡Dios mío! >> llevo ambos manos hacia mi cabello, apretándolo, aún incrédulo por lo que acaba de ocurrir. Trato de encontrar una pronta solución, pero no tengo cabeza para ello. Sólo puedo pensar en el beso, en el beso... El beso. << Será mejor que marche a casa >>
Como auténtico autómata, tomo mis cosas y abandono la casona. Voy caminando lentamente por las frías y oscuras callejuelas, sin sentir frío o calor. Apenas puedo razonar o percibir, el camino por el que voy pasando. Tengo mis pensamientos nublados por una espesa capa de incertidumbre; inclusive estoy preocupado, demasiado: ¿Y si me echa de la compañía? ¡me quedaré sin trabajo! Pero y si, ¿no sucede nada? << ¿Con qué cara he de pararme mañana para el ensayo? >>
Apenas pongo pie en casa, corro hacia la habitación, y me echo en ella envolvíendome entre las cobijas exhausto, pero sin una pizca de sueño, nuevamente. Mientras las horas en el reloj pasan lentamente, pienso seriamente en no regresar, pero la molesta voz interior me recalca que no soy un cobarde, que debo hacerme responsable de mis acciones y atenerme a las consecuencias. Así pues, me presenté puntual al día siguiente, esperando lo peor.
Para mi gran sorpresa, nada ocurre., todo parece transcurrir de manera normal. Bueno, casi todo, Kurt no me dirige la palabra, inclusompuedo notar que evita hacer contacto con mi mirada. Quizás es lo mejor, al menos no me ha corrido delante de todos. Sigo conservando mi trabajo.
De vez en cuando escucho su voz, dando indicaciones aquí y allá, incluso le veo intercambiar palabras con Natalia, su pareja. El corazón se me hace pequeño. << me he besado con mi jefe, peor aún, con un hombre que tiene compromiso >>. Me siento miserable, me he sentido así por muchos días y noches ya. Inclusive busqué refugio en la iglesia, recé y pedí perdón por mis pecados, por ser débil. Trato de hacer mi vida lo más normal posible, aunque lamimagen de Kurt, siempre en mi cabeza, taladrándome. Inclusive alguna que otra noche, me sorprendí soñando con el, acariciándome debido a un sueño húmedo... Dios, algo está pasando conmigo.
La noche del viernes, como hoy, es un día en el que los actores aprovechan el tiempo y parten más tarde rumbo a sus respectivas casas, algunos incluso se quedan a pernoctar para continuar muy temprano por la mañana, sin embargo...nApenas me doy cuenta de que no hay una sola alma en el recinto. Solo yo, el sonido de mi respiración y el sonido de mis pasos al caminar.
Bien, ahí estoy yo, distraído de nuevo, pensando y pensando. Estiro un poco el cuello de mi camisa debido al calor que se encierra en la ala principal, echando aire por mis fosas nasales y por la boca. Me dirijo hacia una de las ventanas para abrirle de par en parra que circule un poco de aire y no sentir asfixia. Al girarme y seguir con lo que estoy haciendo, me encuentro con un par de orbes de azul intenso, que me miran fijamente. El rubor no se hace esperar para mi desgracia. Ahora sí que me va a poner de patitas en la calle, pero... Cuál sería mi sorpresa: Kurt acorta distancias y vuelve a besarme como la primera vez y... Yo ya no puedo resistirme más. Rodeo su cuello con ambos brazos, apalancándome con fuerza. Lo más que puedo, profundizando el beso. La cordura cae por la borda. Del Joshua arrepentido, nada queda. Ahora sólo,puede concentrarse en el momento, en el instante. Deseaba a ése hombre con todo mi ser.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
“¿Pero qué haces? ¡ Para ¡“ Es lo primero que pienso cuando atrapo sus labios entre los míos, pero esa idea se desvanece tan rápido como los brazos de Joshua rodean mi cuello y me acerca hacia él con fuerza. Me deseaba, podía sentirlo en la forma en que respondía mis besos y para qué negarlo…yo a él también.
Sus manos no fueron las únicas que se aferraron a algo. Las mías lo hicieron a su espalda arrugando la tela de su camisa blanca. El beso se alargo, ninguno de los dos quería parar, seguramente se debiese a que ambos éramos conscientes de que si uno de los dos paraba todo aquello se desvanecería. La razón ganaría la batalla y el deseo volvería a quedarse enjaulado entre tabúes y el hacer lo correcto.
Así que el beso continuo, transformándose. Era el primer encuentro formal de nuestros cuerpos y estaban ansiosos por conocerse. Sentí la lengua tímida de Joshua colarse entre mis labios, la recibí y respondí la exploración de la misma forma.
Poco a poco la camisa de Joshua fue subiendo hasta quedar fuera de su pantalón, no eran solo nuestras lenguas, mis manos iniciaron una misión de exploración de forma lenta y temblorosa por la parte baja de su espalda. A pesar de que el beso se intensificase por momentos y el calor de nuestros cuerpos fuese en aumento, todos los demás movimientos eran muy cautelosos.
Generalmente no suelo ser tímido a la hora de estar con una persona en esa situación, pero Joshua me hacía sentir inseguro de alguna forma. Quizá se debiese a que era el segundo hombre con el que estaba en aquellas circunstancias. Mi primera experiencia fue extraña y de cierta forma desastrosa y por lo general prefería estar con mujeres.
¿En qué momento había empezado a sentir todo esto por él? Las noches sin dormir, el no poder quitármelo de la cabeza y ese beso en el que apenas respirábamos por miedo a romper ese mundo pequeño y efímero que habíamos creado sin querer en el que los dos nos deseábamos. Nunca fui consciente hasta ese momento de que lo que sentía al verle, al estar con él en los ensayos y buscar la forma de hacerle reír era solo porque necesitaba estar junto a él.
La intensidad nos llevo a chocar con una de las paredes de aquella casa abandonada. Le tenía contra la pared en la que empezaba el escenario. Su cuerpo ardía al igual que el mío. Fue en ese momento cuando tome algo de control sobre ese miedo de perder el momento. Mis labios buscaron más zonas que probar…descendieron hacia su cuello. Me gustaba el sabor de su piel, su suavidad y el olor que desprendía. Mi lengua recorrió la zona hasta su oreja.
Mis manos no se atrevieron a subir pero si a bajar, a veces eran difíciles de comprender…al principio fueron cautas y solo acariciaron por encima de su ropa, llegando hasta sus muslos que se encontraban en tensión. Apreté su trasero, no pode evitarlo.
-Si no me paras ahora…Joshua yo…no respondo- le susurre al oído aun sabiendo que ya nada se podría hacer pues mis manos se iban colando por debajo de la tela de sus pantalones rozando la suave piel de su trasero.
Sus manos no fueron las únicas que se aferraron a algo. Las mías lo hicieron a su espalda arrugando la tela de su camisa blanca. El beso se alargo, ninguno de los dos quería parar, seguramente se debiese a que ambos éramos conscientes de que si uno de los dos paraba todo aquello se desvanecería. La razón ganaría la batalla y el deseo volvería a quedarse enjaulado entre tabúes y el hacer lo correcto.
Así que el beso continuo, transformándose. Era el primer encuentro formal de nuestros cuerpos y estaban ansiosos por conocerse. Sentí la lengua tímida de Joshua colarse entre mis labios, la recibí y respondí la exploración de la misma forma.
Poco a poco la camisa de Joshua fue subiendo hasta quedar fuera de su pantalón, no eran solo nuestras lenguas, mis manos iniciaron una misión de exploración de forma lenta y temblorosa por la parte baja de su espalda. A pesar de que el beso se intensificase por momentos y el calor de nuestros cuerpos fuese en aumento, todos los demás movimientos eran muy cautelosos.
Generalmente no suelo ser tímido a la hora de estar con una persona en esa situación, pero Joshua me hacía sentir inseguro de alguna forma. Quizá se debiese a que era el segundo hombre con el que estaba en aquellas circunstancias. Mi primera experiencia fue extraña y de cierta forma desastrosa y por lo general prefería estar con mujeres.
¿En qué momento había empezado a sentir todo esto por él? Las noches sin dormir, el no poder quitármelo de la cabeza y ese beso en el que apenas respirábamos por miedo a romper ese mundo pequeño y efímero que habíamos creado sin querer en el que los dos nos deseábamos. Nunca fui consciente hasta ese momento de que lo que sentía al verle, al estar con él en los ensayos y buscar la forma de hacerle reír era solo porque necesitaba estar junto a él.
La intensidad nos llevo a chocar con una de las paredes de aquella casa abandonada. Le tenía contra la pared en la que empezaba el escenario. Su cuerpo ardía al igual que el mío. Fue en ese momento cuando tome algo de control sobre ese miedo de perder el momento. Mis labios buscaron más zonas que probar…descendieron hacia su cuello. Me gustaba el sabor de su piel, su suavidad y el olor que desprendía. Mi lengua recorrió la zona hasta su oreja.
Mis manos no se atrevieron a subir pero si a bajar, a veces eran difíciles de comprender…al principio fueron cautas y solo acariciaron por encima de su ropa, llegando hasta sus muslos que se encontraban en tensión. Apreté su trasero, no pode evitarlo.
-Si no me paras ahora…Joshua yo…no respondo- le susurre al oído aun sabiendo que ya nada se podría hacer pues mis manos se iban colando por debajo de la tela de sus pantalones rozando la suave piel de su trasero.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
No puedo dejar de besarle. Su boca es un imán para mi cuerpo , que está deseoso de ser explorado por sus manos expertas. Siento que sus manos caminan por mi espalda, sacando el borde de la misma de lugar. Por primera vez mi piel siente el calor de sus dedos; ávidos de ir más allá. Un torrente de electricidad rrecorre todo mi cuerpo, haciendo vibrar mi corazón. No me he atrevido a ir más lejos de lo que permite mi timidez, pero de ningún modo quiero que pare. Llegados a éste punto no hay vuelta atrás.
-No pares, no lo hagas...-Deslizó mi mano hacia atrás, acariciando la ajena, invitándole a continuar.
Es el deseo, las ganas, quienes hablan por mí. Arrinconado en la espalda y sintiendo mi trasero estrujado por sus manos fuertes, dejo salir un gemido ahogado. Aun no he podido desprenderme de sus labios. Sin embargo me veo obligado a intentar apresar su cintura con una de mis piernas. Quiero y necesito sentirle todo lo más cerca posible, que no intente ni si quiera abandonar mi boca, pues sus labios húmedos me eestán quemando por dentro. Mi cuerpo reacciona ante el deseo de ser poseído.
-Quiero que toques una melodía para mi...convierte mi cuerpo en el instrumento de tu música.
Respiro agitado en su oreja, tomando aliento. El aire que faltaba a sus pulmones por la intensidad y duración del beso
.-No pares, no lo hagas...-Deslizó mi mano hacia atrás, acariciando la ajena, invitándole a continuar.
Es el deseo, las ganas, quienes hablan por mí. Arrinconado en la espalda y sintiendo mi trasero estrujado por sus manos fuertes, dejo salir un gemido ahogado. Aun no he podido desprenderme de sus labios. Sin embargo me veo obligado a intentar apresar su cintura con una de mis piernas. Quiero y necesito sentirle todo lo más cerca posible, que no intente ni si quiera abandonar mi boca, pues sus labios húmedos me eestán quemando por dentro. Mi cuerpo reacciona ante el deseo de ser poseído.
-Quiero que toques una melodía para mi...convierte mi cuerpo en el instrumento de tu música.
Respiro agitado en su oreja, tomando aliento. El aire que faltaba a sus pulmones por la intensidad y duración del beso
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Las manos de Joshua acariciaron las mías de forma suave…me invitaban a seguir, una de sus piernas me pedía que no me alejase y sus labios dejaban escapar palabras y jadeos…qué dulces jadeos…algo tan sencillo como el sonido de deseo, el calor de su aliento sobre mi cuello me hacían sentir algo indescriptible y despertar mis ansias de ir más allá, de traspasar la frontera.
Aunque tenía la venia de Joshua para tener las manos donde las tenía estas decidieron subir, subir y subir arrastrando con ellas su camisa que no oponía ningún tipo de resistencia. No fue nada brusco, mas todo lo contrario…fue suave, como si se tratase de un ritual, para mis manos si lo era al menos. Le observe por unos segundos, tenía un torso envidiable, pálido y bien definido, pase una de mis manos por él, despacio y en esa exploración encontré un lunar tímido semi-escondido en su pezón derecho.
Lo probé. La melodía empezaba a entonarse sobre su cuerpo, mi lengua paso con lentitud por su pezón y puse escuchar como los labios de Joshua temblaron. Me gustaba su sabor…así que decidí probarlo un poco más chupándolo. No podía creerme que aquello estuviese pasando, levante la mirada para verle, tenía las mejillas un poco sonrojadas por el calor y algo distinto en sus ojos, nunca antes los había visto así, eran…preciosos.
Volví a pegar mi cuerpo al suyo, nuevamente atrape sus labios. Una vez más nuestras lenguas se encontraron impacientes. Mi mano derecha, bajo sobrepasando la frontera de su ombligo y abrió uno de los botones de su pantalón, sin prisa fue abriendo el resto.
-¿Es tu primera vez?- no sé si era la pregunta más adecuada en ese momento pues la respuesta podía ser difícil pero necesitaba saberlo, quizá fuese su primera vez y no estuviese preparado o debía ir más suave…estaba algo perdido y saberlo me serviría de guía para saber cómo continuar.
Aunque tenía la venia de Joshua para tener las manos donde las tenía estas decidieron subir, subir y subir arrastrando con ellas su camisa que no oponía ningún tipo de resistencia. No fue nada brusco, mas todo lo contrario…fue suave, como si se tratase de un ritual, para mis manos si lo era al menos. Le observe por unos segundos, tenía un torso envidiable, pálido y bien definido, pase una de mis manos por él, despacio y en esa exploración encontré un lunar tímido semi-escondido en su pezón derecho.
Lo probé. La melodía empezaba a entonarse sobre su cuerpo, mi lengua paso con lentitud por su pezón y puse escuchar como los labios de Joshua temblaron. Me gustaba su sabor…así que decidí probarlo un poco más chupándolo. No podía creerme que aquello estuviese pasando, levante la mirada para verle, tenía las mejillas un poco sonrojadas por el calor y algo distinto en sus ojos, nunca antes los había visto así, eran…preciosos.
Volví a pegar mi cuerpo al suyo, nuevamente atrape sus labios. Una vez más nuestras lenguas se encontraron impacientes. Mi mano derecha, bajo sobrepasando la frontera de su ombligo y abrió uno de los botones de su pantalón, sin prisa fue abriendo el resto.
-¿Es tu primera vez?- no sé si era la pregunta más adecuada en ese momento pues la respuesta podía ser difícil pero necesitaba saberlo, quizá fuese su primera vez y no estuviese preparado o debía ir más suave…estaba algo perdido y saberlo me serviría de guía para saber cómo continuar.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Me dejó desvestir sin poner mayor objeción, alzando mis brazos por encima de la cabeza, sintiendo como los colores se dibujaban en mi rostro. Temo que me encuentre perfecto, que se diese cuenta de que no tenia delineadas las lineas del pecho, sino que una era más grande que otra. Pero nada ocurrió, atrapó una de mis tetillas con su lengua. Logra arrancarme un suspiro largo y prolongado. Mis manos se afianzan en sus hombros, apretandolos. Alzo la vista hacia el techo roídodel techo pperdiéndome en una de sus grietas. Pero no puedo soportar más. Mis ojos se cierran. Muerdo mi labio inferior y... Dios. Mis labios vuelven a ser apresados en su totalidad. Respondo el beso con toda la ppasión posible, no queriendo parecer demasiado inexperto. Mis manos pareciendo tener vida propia, logran colarse por debajo de su camisa de algodón. Los dedos pulgares rozan sus oblicuos perfectamente bien delineados. ¡Deseaba tanto traspasar esa barrera! Probar su piel, llenarla de besos suave , olerla. << No pienses en nada más, déjate llevar >>
Cuando siento que las manos de Kurt van desabotonando poco a poco mi pantalón. Sentí un latigazo de electricidad y su pregunta me descoloca. No quiero decirle que no soy virgen, pero aunque no lo soy, mi primera vez había sido dolorosa y frustrante.
-Sólo... una..vez... hace mucho tiempo ya...-no pude mirarle a los ojos. Se decepcionaria de mi por no ser puro? Yo solo quiero sentirme vivo,que vaya despacio, sin prisas y que me haga llegar al cielo para ver las estrella .
Cuando siento que las manos de Kurt van desabotonando poco a poco mi pantalón. Sentí un latigazo de electricidad y su pregunta me descoloca. No quiero decirle que no soy virgen, pero aunque no lo soy, mi primera vez había sido dolorosa y frustrante.
-Sólo... una..vez... hace mucho tiempo ya...-no pude mirarle a los ojos. Se decepcionaria de mi por no ser puro? Yo solo quiero sentirme vivo,que vaya despacio, sin prisas y que me haga llegar al cielo para ver las estrella .
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Los pantalones de Joshua acabaron en el suelo, donde debían estar. Mi piel reacciono al sentir sus manos moverse por debajo de mi camisa, mi estomago tembló un poco y sentí como se me erizaba la piel cuando me acariciaba, era una sensación muy agradable, baje la vista un momento, cerré los ojos unos segundo y volví a mirarle, pero el tenia la mirada apartada, quizá la pregunta había sido demasiado privada y le había incomodado. No dije nada, pero la respuesta me sirvió para saber que debía ir con suavidad.
Tome sus manos posándolas sobre mi estomago, las hice subir y junto con ellas mi camisa. Deje las manos de Joshua sobre mis hombros y termine de quitarme la camisa. Me acerque a su cuello, lo acaricie con la punta de mi nariz y después lo mordí con suavidad mientras mis dedos se enganchaban en la última prenda que aun llevaba puesta…despacio le baje la ropa interior hasta las rodillas y a partir de allí cayo sola.
El camino de subida fue un deleite para mi tacto, sus muslos eran muy suaves y acogedoramente cálidos, cuando llegue a la mitad no podía resistirme más y los cogí elevándole un poco, los abrí y me acomode entre ellos. Finalmente los deje apoyados en mis caderas para que se sostuviesen. En ese momento pudo sentir el miembro de Joshua rozándome el ombligo.
De pronto me sentí con demasiada ropa. Solo se escucho el sonido de la tela caer al suelo, ahora los dos estábamos en igualdad de condiciones. Desnudos y con ganas. No hubo más preguntas, ni palabras pues nuestras bocas estaban ocupadas comiéndose.
Nuevamente sentía que me dejaba llevar por mi cuerpo y el suyo, y este me pedía sentirle, conectar con él. Mi miembro estaba erecto a esas alturas y con la ayuda de mi mano derecha encontró la entrada al paraíso. Le penetre despacio y con toda l suavidad con la que fui capaz de hacerlo.
Tome sus manos posándolas sobre mi estomago, las hice subir y junto con ellas mi camisa. Deje las manos de Joshua sobre mis hombros y termine de quitarme la camisa. Me acerque a su cuello, lo acaricie con la punta de mi nariz y después lo mordí con suavidad mientras mis dedos se enganchaban en la última prenda que aun llevaba puesta…despacio le baje la ropa interior hasta las rodillas y a partir de allí cayo sola.
El camino de subida fue un deleite para mi tacto, sus muslos eran muy suaves y acogedoramente cálidos, cuando llegue a la mitad no podía resistirme más y los cogí elevándole un poco, los abrí y me acomode entre ellos. Finalmente los deje apoyados en mis caderas para que se sostuviesen. En ese momento pudo sentir el miembro de Joshua rozándome el ombligo.
De pronto me sentí con demasiada ropa. Solo se escucho el sonido de la tela caer al suelo, ahora los dos estábamos en igualdad de condiciones. Desnudos y con ganas. No hubo más preguntas, ni palabras pues nuestras bocas estaban ocupadas comiéndose.
Nuevamente sentía que me dejaba llevar por mi cuerpo y el suyo, y este me pedía sentirle, conectar con él. Mi miembro estaba erecto a esas alturas y con la ayuda de mi mano derecha encontró la entrada al paraíso. Le penetre despacio y con toda l suavidad con la que fui capaz de hacerlo.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Está pasando. En verdad está sucediendo. Aquel sueño que tantas veces me despertó por la noche, se está convirtiendo en realidad. Mis manos tímidas se deslizan por su pecho. Kurt debe intuir que soy demasiado recatado para aventurarme a desvestirle... Pero es que estoy impávido, emocionado... Un cúmulo de emociones coexisten dentro de mi cuerpo arremolinándose, chocando unas con otras, cegándome. Quiero decir algo, pero mi boca no se abre más que para dejr salir pequeños suspiros y gemidos. Kurt lleva la batuta -pues no podía ser de otro modo- yo, trato de olvidar cosas de antaño que me lastimaron; no quiero que me tormenten en éste momento, ahora soy yo mismo quien está tomando la situaciòn de seguir adelante, y no obligado. Es mi deseo estar con él, estoy muy excitado e incapáz de poner un freno. Mi cuerpo pide más, mucho más. Simplemente me dejo guiar por el, por sus manos, que ya han tomado mis piernas para que yo pueda enredarlas en su cadera. Me tiene preso en la cárcel del deseo de la cuál yo no quiero escapar.
Rodeo su cuello con ambas manos, trato de encontrar su mirda, quiero verle a los ojos cuando se acerque el momento quiero.... Un pequeño gemido de dolor. No he sido preparado para éste momento, más no importa. Estoy dispuesto a soportar lo que tenga que ocurrir, no estoy pensando en nada más que en sentir, en entregarme.
-Ve despacio... Despacio. - pego mi frente con la de él, mordiendo mi labio con fuerza. Quiero relajarme para facilitar un poco más las cosas, pero la verdad sea dicha, estoy nervioso. No tengo demasiada experiencia, temo que Kurt piense que soy un niñato. << No poenses en nada más, no pienses, no pienses >>
Refugio mi rostro en su cuello, acostumbrandome a su intromisión, lamiendo y mordiendo, suspirando y gimiendo, tratando de mover mi cadera a un ritmo semi lento y suave, para indicarle el ritmo al cuál deseo ser amado.
-Dios mío...- en cada movimiento le siento entrar más y más. Hasta sentirle todo, porque... Le siento muy grande. Me sonrojo, siento que lo hago. Ahí le pido que pare por breves momentos. Necesito acostumbrarme a su hombría.
Rodeo su cuello con ambas manos, trato de encontrar su mirda, quiero verle a los ojos cuando se acerque el momento quiero.... Un pequeño gemido de dolor. No he sido preparado para éste momento, más no importa. Estoy dispuesto a soportar lo que tenga que ocurrir, no estoy pensando en nada más que en sentir, en entregarme.
-Ve despacio... Despacio. - pego mi frente con la de él, mordiendo mi labio con fuerza. Quiero relajarme para facilitar un poco más las cosas, pero la verdad sea dicha, estoy nervioso. No tengo demasiada experiencia, temo que Kurt piense que soy un niñato. << No poenses en nada más, no pienses, no pienses >>
Refugio mi rostro en su cuello, acostumbrandome a su intromisión, lamiendo y mordiendo, suspirando y gimiendo, tratando de mover mi cadera a un ritmo semi lento y suave, para indicarle el ritmo al cuál deseo ser amado.
-Dios mío...- en cada movimiento le siento entrar más y más. Hasta sentirle todo, porque... Le siento muy grande. Me sonrojo, siento que lo hago. Ahí le pido que pare por breves momentos. Necesito acostumbrarme a su hombría.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Al sentirme expresa su dolor pero también su placer, me pide que vaya despacio y apoya su frente con la mía. Puedo ver sus ojos verdes a través de sus pestañas, el no me miraba, me daba la sensación de que intentaba concentrarse en lo que estábamos haciendo.
Por supuesto fui despacio, sabía que tenía hacerlo por su respuesta a la pregunta pero sobre todo por su estrechez…no quería hacerle daño. Joshua movía las caderas de forma suave y lenta y lo interprete como el ritmo que debía tomar. Lento, suave…sí, pero también haciendo presión por entrar un poco más en cada penetración.
Mi tacto al completo estaba en alerta, podía sentir sus labios sobre mi cuello, la forma en la que me mordía me hacía temblar y soltar algún jadeo que se intensificaron a medida que iba entrando más en él.
Tenía los ojos cerrados por el placer, las manos sujetando con fuerza sus muslos y de un momento a entro entre totalmente en él. Me pido que parase, le mire y está completamente sonrojado y algo me decía que no era por el calor. Eso me indicaba que era muy tímido y eso de alguna forma me excitaba más, no sabría decir el por qué, pero así era.
Me quede quieto como me pidió, durante unos segundos -¿te hago daño?-le pregunte, quizá era el momento de parar, sin embargo no lo hice, comencé a mover la pelvis lentamente el círculos y fui yo quien se refugió en su cuello esta vez.
Por supuesto fui despacio, sabía que tenía hacerlo por su respuesta a la pregunta pero sobre todo por su estrechez…no quería hacerle daño. Joshua movía las caderas de forma suave y lenta y lo interprete como el ritmo que debía tomar. Lento, suave…sí, pero también haciendo presión por entrar un poco más en cada penetración.
Mi tacto al completo estaba en alerta, podía sentir sus labios sobre mi cuello, la forma en la que me mordía me hacía temblar y soltar algún jadeo que se intensificaron a medida que iba entrando más en él.
Tenía los ojos cerrados por el placer, las manos sujetando con fuerza sus muslos y de un momento a entro entre totalmente en él. Me pido que parase, le mire y está completamente sonrojado y algo me decía que no era por el calor. Eso me indicaba que era muy tímido y eso de alguna forma me excitaba más, no sabría decir el por qué, pero así era.
Me quede quieto como me pidió, durante unos segundos -¿te hago daño?-le pregunte, quizá era el momento de parar, sin embargo no lo hice, comencé a mover la pelvis lentamente el círculos y fui yo quien se refugió en su cuello esta vez.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
-Un...Poco...- No puedo hablar, estoy tan concentrado en el placer, que no estoy siendo coherente al momento de hacer las cosas; mi mente está nublada incapaz de actuar con cordura. Más no importa. Es lo que quiero. Quiero sentirle muy dentro de mí. Que por un instante le pertenezco, y él a mí. Que somos uno. El escenario está puesto, y nosotros actuando y disfrutando de la mejor de las escenas de toda la historia. El clímax, el momento cúspide.
- Te deseo Kurt Callahan- Aprovecho que su rostro ha ido a parar a mi cuello para susurrar algunas palabras. Era la verdad. Desde aquel duelo de espadas en la audición, llamó enteramente mi atención. Su gallardía su soltura,su juventud, su seguridad... Un hombre tan joven con muchas cualidades, era imposible de pasar desapercibido por alguien como yo, ávido de refugio; más nunca pensé que llegáramos a éstas instancias, deseada, si, pero en algún momento planteada imposible. Acaricio su cabello rizado, olfateando su aroma a madera, a tierra mojada.
- Me gustas mucho, mucho..- Beso un costado de su cuello, casi por encima de su oreja, ondulando mi cuerpo, hundiendo mis uñas en su espalda.
- Te deseo Kurt Callahan- Aprovecho que su rostro ha ido a parar a mi cuello para susurrar algunas palabras. Era la verdad. Desde aquel duelo de espadas en la audición, llamó enteramente mi atención. Su gallardía su soltura,su juventud, su seguridad... Un hombre tan joven con muchas cualidades, era imposible de pasar desapercibido por alguien como yo, ávido de refugio; más nunca pensé que llegáramos a éstas instancias, deseada, si, pero en algún momento planteada imposible. Acaricio su cabello rizado, olfateando su aroma a madera, a tierra mojada.
- Me gustas mucho, mucho..- Beso un costado de su cuello, casi por encima de su oreja, ondulando mi cuerpo, hundiendo mis uñas en su espalda.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Unas punzadas en mi espalda me hicieron estremecer, Joshua me estaba clavando las uñas. Cerré los ojos por el placer que sentía en ese momento, me susurro al oído que me deseaba y quería decirle lo mismo pero no podía hablar –yo…ah…-moví las manos recorriendo sus muslos y le apreté con fuerza el trasero con la intención de hacerle entender de que yo a él también le deseaba.
Me pegue más a su cuerpo para sentir su tacto constante. Sentí como el cuerpo de Joshua empezó a escurrirse de mis manos, seguramente porque deje de sostenerle de los muslos, así que volví a sujetarle con fuerza apartándolo de la pared. Di unos cuantos pasos subiendo al escenario y con cuidado le deje tumbado sobre el suelo, me quede de rodillas observándole un momento antes de continuar.
Tenía el cuerpo algo sudoroso, las mejillas y los labios muy rojos, parecían dos fresas jugosas, mis dedos pasearon por sus labios entreabriéndolos. Me miraba con sus ojos verdes q brillaban escondidos tras sus pestañas espesas. Pase las dos manos por su torso perfecto hasta sus caderas, colocándome para penetrarle nuevamente.
Eche la cabeza hacia atrás jadeando un poco, le sujete de las caderas para evitar que se moviese demasiado y me costase menos entrar hasta lo más profundo de su ser. –Dios…-trague saliva
Me pegue más a su cuerpo para sentir su tacto constante. Sentí como el cuerpo de Joshua empezó a escurrirse de mis manos, seguramente porque deje de sostenerle de los muslos, así que volví a sujetarle con fuerza apartándolo de la pared. Di unos cuantos pasos subiendo al escenario y con cuidado le deje tumbado sobre el suelo, me quede de rodillas observándole un momento antes de continuar.
Tenía el cuerpo algo sudoroso, las mejillas y los labios muy rojos, parecían dos fresas jugosas, mis dedos pasearon por sus labios entreabriéndolos. Me miraba con sus ojos verdes q brillaban escondidos tras sus pestañas espesas. Pase las dos manos por su torso perfecto hasta sus caderas, colocándome para penetrarle nuevamente.
Eche la cabeza hacia atrás jadeando un poco, le sujete de las caderas para evitar que se moviese demasiado y me costase menos entrar hasta lo más profundo de su ser. –Dios…-trague saliva
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Parezco una plumita entre sus brazos. Me ha alzado de nuevo con tanta facilidad, que pareciera que carga una almohada en lugar de una persona. El suelo del escenario me recibe ente vítores y aplausos de un público inexistente. Ya mi espalda está unida al frío piso que actúa como un remanso, debido a que siento mi cuerpo arder de pies a cabeza. Todo éste cúmulo de sensaciones nuevas me hacen estremecer, porque... No es igual a aquella desastroza primera vez. Ahora formo parte de éste vínculo carnal, no soy un simple expectador, sino claro partícipe que se se entrega al placer sin restricciones ni miramientos.
Cuando los dedos de Kurt rosan mis labios, alcanzo a lamer tímidamente uno de ellos, juguetón. Le observo, observo sus ojos de un azul profundo, enmarcados por dos bellas cejas y su cabello un tanto despeinado, que ha dejado escapar un pequeño rizo hacia un costado. Es toda una visión para mis ojos y oh, sus manos acariciando mi pecho, Siento deleite en cada uno de sus movimientos, siento pudor, pero es más el deseo de que me explore que las mejillas rojas y el nerviosismo pueden quedar muy atrás. Hoy sólo quiero pensar en una cosa y es estar con él, compartiendo el escenario de un modo distinto, pero excitante a su vez.
-Uh..- un ligero gemido escapa de mis labios al volver a sentirle enterrarse en mi cuerpo. Acaricio sus brazos un instante, antes de sujetarle por el cuello atrayéndole hacia mí. Mis labios no han hecho contacto con los suyos, no quiero besarle todavía, simplemente sentirle, sentir sus movimientos mientras le miro a los ojos, escuchando su respiración agitada. -Eres un príncipe... -Una de mis manos a ido a explorar una de sus nalgas, estacionándose ahí, apretando con un poco más de duerza que la normal. Me desconozco, hoy el instinto me ha ganado terreno, pero no me importa, estoy en el mismísimo cielo.
Cuando los dedos de Kurt rosan mis labios, alcanzo a lamer tímidamente uno de ellos, juguetón. Le observo, observo sus ojos de un azul profundo, enmarcados por dos bellas cejas y su cabello un tanto despeinado, que ha dejado escapar un pequeño rizo hacia un costado. Es toda una visión para mis ojos y oh, sus manos acariciando mi pecho, Siento deleite en cada uno de sus movimientos, siento pudor, pero es más el deseo de que me explore que las mejillas rojas y el nerviosismo pueden quedar muy atrás. Hoy sólo quiero pensar en una cosa y es estar con él, compartiendo el escenario de un modo distinto, pero excitante a su vez.
-Uh..- un ligero gemido escapa de mis labios al volver a sentirle enterrarse en mi cuerpo. Acaricio sus brazos un instante, antes de sujetarle por el cuello atrayéndole hacia mí. Mis labios no han hecho contacto con los suyos, no quiero besarle todavía, simplemente sentirle, sentir sus movimientos mientras le miro a los ojos, escuchando su respiración agitada. -Eres un príncipe... -Una de mis manos a ido a explorar una de sus nalgas, estacionándose ahí, apretando con un poco más de duerza que la normal. Me desconozco, hoy el instinto me ha ganado terreno, pero no me importa, estoy en el mismísimo cielo.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Las manos de Joshua me envuelven el cuello y me atraen hacia él. Nuestros cuerpos están más cerca y se rozan con intensidad, mi tacto al completo hace contacto con la piel de Joshua.
Los movimientos, ese vaivén infatigable se han más apasionados, rápidos profundos. Mis músculos trabajan con intensidad y empiezo a sentir los límites del placer. Ese momento en el que todo tu cuerpo se libera, solo dura unos segundos pero es una sensación tan adictiva a la que todos los seres humanos estamos enganchados.
Las caricias, su estrechez y la forma en la que Joshua gemía me llevaban inevitablemente hasta ese final de clímax perfecto y absoluto.
Me pegue tanto a su cuerpo que estaba apoyado en mis codos con las manos recorriendo su cuerpo. No hacía falta hablar, solo quería disfrutar de ese último momento, sabía que en cuanto acabásemos las cosas se complicarían. Sacudí mi cabeza, no quería pensar en aquello en esos momentos, quería concentrarme en el placer, en el sexo.
Sentía el cuerpo de Joshua en sintonía con el mío, podía notar su miembro ardiendo y palpitante cada vez que rozaba con mi ombligo, sabía que ambos estábamos en ese punto de no retorno, un momento en el que solo puedes dejarte llevar. Y yo me deje llevar…
Los movimientos, ese vaivén infatigable se han más apasionados, rápidos profundos. Mis músculos trabajan con intensidad y empiezo a sentir los límites del placer. Ese momento en el que todo tu cuerpo se libera, solo dura unos segundos pero es una sensación tan adictiva a la que todos los seres humanos estamos enganchados.
Las caricias, su estrechez y la forma en la que Joshua gemía me llevaban inevitablemente hasta ese final de clímax perfecto y absoluto.
Me pegue tanto a su cuerpo que estaba apoyado en mis codos con las manos recorriendo su cuerpo. No hacía falta hablar, solo quería disfrutar de ese último momento, sabía que en cuanto acabásemos las cosas se complicarían. Sacudí mi cabeza, no quería pensar en aquello en esos momentos, quería concentrarme en el placer, en el sexo.
Sentía el cuerpo de Joshua en sintonía con el mío, podía notar su miembro ardiendo y palpitante cada vez que rozaba con mi ombligo, sabía que ambos estábamos en ese punto de no retorno, un momento en el que solo puedes dejarte llevar. Y yo me deje llevar…
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
No quiero que todo termine tan rápido. Quiero más de él. Lo necesito, necesito de su cuerpo, de sus besos, de su compañía. No quiero estar en otra parte del mundo que no sea estar con él, sin embargo, dada la intensidad del encuentro, las ganas antes reprimidas, son hasta cierto punto lógico que ambos estemos al borde, excitados, sudorosos y... Es ahora que le siento desbordarse dentro de mí. Me sujeto con fuerza de su espalda, mordiendo su hombro. Está ocurriendo, está sucediendo... Hemos estallado casi al mismo tiempo, pero... pero no. No quiero dejarle ir tan pronto. Quiero tenerle entre mis brazos todo el tiempo posible, porque presiento que cuando él haya desbordado toda su pasión dentro de mi cuerpo, se irá de mi lado. El sueño tantas veces soñado terminará y me quedaré nuevamente solo. << No te vayas, no te vayas >> En un deseo casi imperceptible, busco nuevamente sus labios, sujetando su cintura con mis piernas. Es un beso largo, húmedo, apasionado.
-Kurt... Kurt... - Me he separado un momento para tomar aire por segunda vez. Mi corazón late a una velocidad vertiginosa, como si quisiera escaparse de mi pecho. Mi respiración agitada me tiene descontrolado, todo mi cuerpo es una bomba a punto de explotar infinidad de veces ¿qué es lo que me sucede? Me desconozco, no me siento yo, pero la verdad sea dicha de paso es... Que me encanta sentirme así. Libre, libre y dispuesto a todo.
-Kurt... Kurt... - Me he separado un momento para tomar aire por segunda vez. Mi corazón late a una velocidad vertiginosa, como si quisiera escaparse de mi pecho. Mi respiración agitada me tiene descontrolado, todo mi cuerpo es una bomba a punto de explotar infinidad de veces ¿qué es lo que me sucede? Me desconozco, no me siento yo, pero la verdad sea dicha de paso es... Que me encanta sentirme así. Libre, libre y dispuesto a todo.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Todo ocurrió en cuestión de segundos. Él, yo…los dos casi al mismo tiempo. Pude sentir el liquido caliente que había dejado escapar sobre mi ombligo al igual que el habría sentido el mío en su interior. Sus labios fueron más rápidos que cualquier pensamiento, atraparon mi boca y me beso con una pasión más ardiente que al principio, nuestros cuerpos pedían unos minutos más antes de caer de golpe a la realidad.
Sus piernas me atraparon, sus labios murmuraron mi nombre con la respiración agitada aun.
-Estoy aquí…-bese su barbilla y su cuello, me gustaba…
El corazón de Joshua latía con fuerza, podía sentirlo golpeándome en el pecho, sonreí y puse la mano sobre su pecho, le di un beso en esa zona. Pero aquella calma, ese momento en el que los dos aun nos regodeábamos en el placer que acabábamos de sentir se rompió cuando una ráfaga de viento cerró con fuerza la ventana que se había quedado abierta. Parecía que el mundo real no nos proporcionaba más tiempo.
Mire hacia la ventana, uno de los cristales se había resquebrajado, me separe del cuerpo de Joshua despacio, no quería hacerlo pero sentía que debía, si no quería que los cosas se complicasen más de lo que ya estaban…
-Lo siento yo…esto ha sido una locura- recogí mis pantalones y me los puse- por favor no quiero que pienses que mi intención ha sido aprovecharme de ti…-me puse la camisa aunque no cerré los botones – me deje llevar y…creo que tu también sentiste lo mismo, pero trabajamos juntos y…esto no ha sido una buena idea- sin la protección de aquella especie de atmósfera extraterrenal todo tipo de pensamientos y sensaciones me atacaban, estaba confuso y avergonzado pero a la vez tenía una especie de satisfacción porque lo que acababa de ocurrir llevaba ocurriendo en mi cabeza todo aquel tiempo, desde el primer beso. Quería acostarme con él, saber cómo sería y la experiencia no me decepciono en absoluto, más todo lo contrario me gusto…tanto que quería repetir y eso me confundía aun más. Sacudí la cabeza intentando encontrar claridad.
Me acerque a él que ya estaba de pie y le tome de las mejillas, le mire a los ojos, dios eran tan…le di un beso suave – Esto no ha pasado…si alguien se enterase…los dos acabaríamos muy mal, espero que podamos seguir trabajando juntos y..que esto no cambie nada…-dije aquellas palabras sin creérmelas realmente, claro que todo cambiaría, ya no podría mirarle de la misma forma, entre nosotros habría algo intimo y secreto que no podríamos compartir con nadie más y eso inevitablemente cambia las cosas, solo esperaba que no acabase mal.
Sus piernas me atraparon, sus labios murmuraron mi nombre con la respiración agitada aun.
-Estoy aquí…-bese su barbilla y su cuello, me gustaba…
El corazón de Joshua latía con fuerza, podía sentirlo golpeándome en el pecho, sonreí y puse la mano sobre su pecho, le di un beso en esa zona. Pero aquella calma, ese momento en el que los dos aun nos regodeábamos en el placer que acabábamos de sentir se rompió cuando una ráfaga de viento cerró con fuerza la ventana que se había quedado abierta. Parecía que el mundo real no nos proporcionaba más tiempo.
Mire hacia la ventana, uno de los cristales se había resquebrajado, me separe del cuerpo de Joshua despacio, no quería hacerlo pero sentía que debía, si no quería que los cosas se complicasen más de lo que ya estaban…
-Lo siento yo…esto ha sido una locura- recogí mis pantalones y me los puse- por favor no quiero que pienses que mi intención ha sido aprovecharme de ti…-me puse la camisa aunque no cerré los botones – me deje llevar y…creo que tu también sentiste lo mismo, pero trabajamos juntos y…esto no ha sido una buena idea- sin la protección de aquella especie de atmósfera extraterrenal todo tipo de pensamientos y sensaciones me atacaban, estaba confuso y avergonzado pero a la vez tenía una especie de satisfacción porque lo que acababa de ocurrir llevaba ocurriendo en mi cabeza todo aquel tiempo, desde el primer beso. Quería acostarme con él, saber cómo sería y la experiencia no me decepciono en absoluto, más todo lo contrario me gusto…tanto que quería repetir y eso me confundía aun más. Sacudí la cabeza intentando encontrar claridad.
Me acerque a él que ya estaba de pie y le tome de las mejillas, le mire a los ojos, dios eran tan…le di un beso suave – Esto no ha pasado…si alguien se enterase…los dos acabaríamos muy mal, espero que podamos seguir trabajando juntos y..que esto no cambie nada…-dije aquellas palabras sin creérmelas realmente, claro que todo cambiaría, ya no podría mirarle de la misma forma, entre nosotros habría algo intimo y secreto que no podríamos compartir con nadie más y eso inevitablemente cambia las cosas, solo esperaba que no acabase mal.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Le siento separado lentamente de mí, y yo esperando que el calor de su cuerpo se prolongara algunos minutos más. Necesitaba de él en aquel instante, de su cercanía, de sus besos del calor de su esencia . Pero la realidad es otra muy diferente: El se ha levantado inmediatamente buscando su ropa, y ya a medio vestir, ha dejado escapar aquellas palabras que no quiero escuchar en aquel instante, perdiendo el mágico momento.
Mientras le escucho decir prácticamente que aquello no ha pasado, voy buscando por igual, las prendas que han de cubrirme, que quedaron desperdigadas por el suelo. Ya las sostengo con una mano mientras el se acerca a besar nuevamente mis labios. << Dios, ésto no puede estar pasándome de nuevo >> No es que yo espere algo más de Kurt, nunca lo he pensado. Su corazón pertenece a otra persona, Natalia, que al recordarla, el estómago se me hace pequeño. Me he comportado como un auténtico prostituto barato. Me dejé llevar por las ganas, por el sentimiento de no querer estar sólo aquel instante, pero... Algo dentro me dijo que posiblemente él y yo...
-Esto no ha pasado…si alguien se enterase…los dos acabaríamos muy mal.
Sus palabras rondan mi mente una y otra y otra vez. ¿Pero qué estaba yo pensando cuando me dejé llevar? ¿En que momento pensé en que yo era alguien especial para él? Ya mismo estoy presintiendo que los ojos quieren volverse rojos y acuosos. No, no puedo ni quiero darle el derecho de verme derrotado de nuevo.
Doy dos pasos hacia atrás para vestirme a toda prisa, pues no quiero estar bajo el escrutinio de su mirada y una vez que me he "vestido" (si al estar desparpajado y despeinado se le puede llamar así) le miro una vez más por compromiso o una manera de despedirme en ése instante. Giro sobre mis talones e intento hacer una huida discreta que no parezca que me voy derrumbando a cada paso que doy.
Una vez fuera, me sostengo sobre la reja, inhalando y exhalando para intentar calmarme. Estoy temblando y con ganas de devolver el estomago ¡Todo es tan igual a lo acontecido hacía unos meses! << ¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué? >> parece una escena salida de un cuento de horror, en el que el protagonista de la película, el idiota, siempre termino siendo yo.
No quiero ni es mi deseo echar la vista atrás. Encamino mis pasos hacia ningún lado en particular. Sólo sé que quiero alejarme tanto como me sea posible, poner muchos metros de distancia entre aquella casona, Kurt y yo. ¡Me siento tan miserable! << ¿Por qué dejé que ocurriera esto? Soy un estúpido... ¿Cuando vas a entender Joshua? ¿Cuándo? >>
Ya llegado a un punto sin retorno, medito en que sólo hay un lugar donde me puedo sentir protegido, aquél rincón, aquel pedazo de tierra en el que descansan los restos de mi único amigo de toda la vida: El cementerio. Mi amigo el bailarín que me abrió las puertas de su casa -aún si conocerme - cuando recién llegué a París. Aquí sentado a un costado de su lápida y abrazando mis piernas, es que por fin me dejo llevar por el profundo sentimiento de tristeza. Poco me importa que el cielo se haya llenado de nubarrones y comience a llover. Ya mi alma llora de cualquier manera. Estoy llorando ¿Qué mas da?
-¿Por qué no logro ser especial para alguien? ¿por qué siempre han de lastimarme? Lo único que quiero en ésta vida es ser feliz a la lado de una persona que me quiera tanto como yo a ella ¿Es mucho pedir? Yo no hago mal a nadie, trato siempre de ser una persona honesta, cordial, amable... Pero parece que no es suficiente. -Balbuceo- ¡A veces quisiera morirme! Ir allá donde tú estás... - Limpio mi nariz húmeda con el antebrazo- Pero he de seguirte cuando Dios así lo disponga, no antes... Así que lo único que creo que tengo que hacer es protegerme. No abrir el corazón, ni confiar tanto en las personas. Levantar un muro enorme para que nadie traspase y me lastime o me lastime a mí mismo por ser tan crédulo y soñador... Ahora no sé que hacer mañana. Si no vuelvo a la compañía, dejaré tirado el trabajo de meses, dejaré tirados a mis nuevos compañeros a los cuáles aprecio, mismos que no merecen que no sea profesional. No tienen la culpa de mis fallidos intentos. Además no quiero que Kurt piense que... Bueno, no quiero que piense nada. Simplemente voy a dedicarme a lo que me gusta a hacer y... Eso. ¡Oh Dios tan confundido me tienes! Pero tú nunca te equivocas. Si el destino que has elegido para mí es que esté sólo, lo tengo que aceptar.
Me hago ovillo un par de horas más, hasta que más de a fuerzas que de ganas, me levanto. Me despido de mi amigo el bailarín santiguándome una vez más, diciendo una pequeña oración por el eterno descanso de su alma. Ya de noche me recuesto sobre mi cama, tratando de conciliar el sueño, cosa que no consigo hasta bien entrada la madrugada.
Ya de mañana y pasado el medio día, con todo el orgullo por delante, me presento a "trabajar" como todos los días, pero eso sí, sin dirigirle una palabra o una mirada a Kurt. Como el dijo: Nadie debe saber nada, ni enterarse, pues bien eso es lo que va a ocurrir. Voy a poner todo de mi parte porque así sea.
Mientras le escucho decir prácticamente que aquello no ha pasado, voy buscando por igual, las prendas que han de cubrirme, que quedaron desperdigadas por el suelo. Ya las sostengo con una mano mientras el se acerca a besar nuevamente mis labios. << Dios, ésto no puede estar pasándome de nuevo >> No es que yo espere algo más de Kurt, nunca lo he pensado. Su corazón pertenece a otra persona, Natalia, que al recordarla, el estómago se me hace pequeño. Me he comportado como un auténtico prostituto barato. Me dejé llevar por las ganas, por el sentimiento de no querer estar sólo aquel instante, pero... Algo dentro me dijo que posiblemente él y yo...
-Esto no ha pasado…si alguien se enterase…los dos acabaríamos muy mal.
Sus palabras rondan mi mente una y otra y otra vez. ¿Pero qué estaba yo pensando cuando me dejé llevar? ¿En que momento pensé en que yo era alguien especial para él? Ya mismo estoy presintiendo que los ojos quieren volverse rojos y acuosos. No, no puedo ni quiero darle el derecho de verme derrotado de nuevo.
Doy dos pasos hacia atrás para vestirme a toda prisa, pues no quiero estar bajo el escrutinio de su mirada y una vez que me he "vestido" (si al estar desparpajado y despeinado se le puede llamar así) le miro una vez más por compromiso o una manera de despedirme en ése instante. Giro sobre mis talones e intento hacer una huida discreta que no parezca que me voy derrumbando a cada paso que doy.
Una vez fuera, me sostengo sobre la reja, inhalando y exhalando para intentar calmarme. Estoy temblando y con ganas de devolver el estomago ¡Todo es tan igual a lo acontecido hacía unos meses! << ¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué? >> parece una escena salida de un cuento de horror, en el que el protagonista de la película, el idiota, siempre termino siendo yo.
No quiero ni es mi deseo echar la vista atrás. Encamino mis pasos hacia ningún lado en particular. Sólo sé que quiero alejarme tanto como me sea posible, poner muchos metros de distancia entre aquella casona, Kurt y yo. ¡Me siento tan miserable! << ¿Por qué dejé que ocurriera esto? Soy un estúpido... ¿Cuando vas a entender Joshua? ¿Cuándo? >>
Ya llegado a un punto sin retorno, medito en que sólo hay un lugar donde me puedo sentir protegido, aquél rincón, aquel pedazo de tierra en el que descansan los restos de mi único amigo de toda la vida: El cementerio. Mi amigo el bailarín que me abrió las puertas de su casa -aún si conocerme - cuando recién llegué a París. Aquí sentado a un costado de su lápida y abrazando mis piernas, es que por fin me dejo llevar por el profundo sentimiento de tristeza. Poco me importa que el cielo se haya llenado de nubarrones y comience a llover. Ya mi alma llora de cualquier manera. Estoy llorando ¿Qué mas da?
-¿Por qué no logro ser especial para alguien? ¿por qué siempre han de lastimarme? Lo único que quiero en ésta vida es ser feliz a la lado de una persona que me quiera tanto como yo a ella ¿Es mucho pedir? Yo no hago mal a nadie, trato siempre de ser una persona honesta, cordial, amable... Pero parece que no es suficiente. -Balbuceo- ¡A veces quisiera morirme! Ir allá donde tú estás... - Limpio mi nariz húmeda con el antebrazo- Pero he de seguirte cuando Dios así lo disponga, no antes... Así que lo único que creo que tengo que hacer es protegerme. No abrir el corazón, ni confiar tanto en las personas. Levantar un muro enorme para que nadie traspase y me lastime o me lastime a mí mismo por ser tan crédulo y soñador... Ahora no sé que hacer mañana. Si no vuelvo a la compañía, dejaré tirado el trabajo de meses, dejaré tirados a mis nuevos compañeros a los cuáles aprecio, mismos que no merecen que no sea profesional. No tienen la culpa de mis fallidos intentos. Además no quiero que Kurt piense que... Bueno, no quiero que piense nada. Simplemente voy a dedicarme a lo que me gusta a hacer y... Eso. ¡Oh Dios tan confundido me tienes! Pero tú nunca te equivocas. Si el destino que has elegido para mí es que esté sólo, lo tengo que aceptar.
Me hago ovillo un par de horas más, hasta que más de a fuerzas que de ganas, me levanto. Me despido de mi amigo el bailarín santiguándome una vez más, diciendo una pequeña oración por el eterno descanso de su alma. Ya de noche me recuesto sobre mi cama, tratando de conciliar el sueño, cosa que no consigo hasta bien entrada la madrugada.
Ya de mañana y pasado el medio día, con todo el orgullo por delante, me presento a "trabajar" como todos los días, pero eso sí, sin dirigirle una palabra o una mirada a Kurt. Como el dijo: Nadie debe saber nada, ni enterarse, pues bien eso es lo que va a ocurrir. Voy a poner todo de mi parte porque así sea.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 12/08/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
-¡Ay! Ten más cuidado Kurt…
-Perdona, me he distraído.
-¿Te pasa algo? Últimamente estas muy distraído…
-Sí, perdona es que estoy un poco saturado por el trabajo es solo eso…vamos, terminemos de subir esto, es lo último que queda.
Natalia me estaba ayudando con los últimos trastos de la mudanza. El día anterior habíamos dejado terminada la escalera e hicimos muchas pruebas entre todos, estábamos seguros de que, al menos de momento, no se caería. Josep no tenía muchas cosas así le ayudamos primero pero yo tenía el escritorio, libros, la cama…me preguntaba de donde habían salido tantos trastos si apenas llevaba un año viviendo en Paris después de mi regreso…
Después de dejar el delgado colchón de telas viejas y algo de algodón sobre la cama ambos nos sentamos en él agotados.
-¿Contento con tu nueva habitación?
-Mucho, es más de lo que podía pedir y al menos así no viviré sobre un burdel…aunque ahora que lo pienso…dejaré de tener tanta compañía por las noches.-Natalia me dio un codazo.
-¡Oye! Y yo ¿qué? Me invitaras a pasar aquí algunas noches, ¿no?-me dio un beso.
-Bueno…depende de cómo te portes.- un par de golpes y reclamos después estábamos estrenando el colchón.
La mudanza y los arreglos me habían tenido distraído pero aun así no dejaba de pensar en lo que había pasado con Joshua. Le había visto poco esos últimos días y apenas me miraba, mucho menos decir que me hablase…estaba enfadado conmigo y en cierto modo lo entendía pero no me parecía justo, al fin y al cabo yo no le había obligado a hacer nada que él no quisiese y menos aun que eso significase algo más profundo. Estaba confuso, por un lado me sentía culpable e intentaba acercarme para retomar nuestra amistad pero a la vez me molestaba su actitud, el no querer hablarme ni mirarme, que teníamos ¿cinco años? Argg no paraba de darle vueltas en la cabeza y eso me desconcentraba de mis obligaciones.
Nuestro reto de por sí con la obra de teatro era gigante, teníamos poco tiempo, poco presupuesto y actores novatos, todo lo que pudiese salir mal saldría. Eso me tenía ciertamente estresado, me pasaba las noches en vela. Necesitaba ayuda, un poco más de ayuda. Natalia ya hacía demasiado, conseguir los trajes, preparar todos los elementos de la escenografía, cosa que no era nada fácil y que yo le agradecía constantemente, sin ella no hubiese podido hacer nada…pero necesitaba ayuda con los actores, a muchos les costaba aprenderse sus papeles, otros confundían sus textos porque hacían varios papeles pequeños y nadie excepto Joshua y Sashenka parecían llevarlo bien…
Quería pedirle ayuda a Joshua, que ensayase con algunos de los que tenían más dificultad pero ni si quiera podía acercarme a él sin que se alejase lo más disimuladamente que podía de mi. Así que hable con Sashenka, parecía sorprendida por lo que le había pedido pero yo le repetí que lo haría muy bien y que confiaba plenamente ella. Era una joven muy trabajadora que siempre lo daba todo, se esforzaba mucho por hacerlo bien y gozaba de la simpatía de todos. Por supuesto también de la mía, me había quedado prendado de sus ojos verdes desde el día en que la conocí.
Con Sashenka ayudándome la carga se hizo más liviana lo cual no fue del todo positivo porque tenía mucho más tiempo para pensar…para pensar en cosas o mejor dicho en personas en las que no quería pensar…
No quería estar enfadado con Joshua, no quería pensar en él, no quería extrañarle pero lo cierto es que no podía evitarlo. Antes de que todo aquello ocurriese Joshua y yo éramos amigos y echaba de menos hablar con él, picarle y bromear… ¿cómo pude dejar que pasara? Lo había estropeado todo otra vez…
Pero a veces las cosas pueden complicarse aun más sin que te des cuenta. Ese día era sábado y por lo tanto había ensayo general. Joshua no vino. El ensayo fue mejor de lo que me esperaba y desde luego mucho mejor que el del anterior sábado, Sashenka había hecho sus deberes y había ayudado a los compañeros que más flojos había ido. Como el protagonista no estuvo esa noche tuve que hacer de Hamlet así que no hubo más problema con ese tema pero no dejaba de molestarme, ¿por qué no había venido? Era su deber…entonces me preocupe ¿y si le había pasado algo?
Como aquel sábado las cosas habían ido mejor decidí invitar una cerveza a toda mi trope, nos fuimos a una de las tabernas más populares de Paris, cerca del teatro principal en el que Joshua aun trabajaba…
Todos bebimos y celebramos las mejoras y sí, se nos fue de las manos. Estábamos borrachos, todos sin excepción.
-Bueno muchachos…creo que me iré a casa…
-No jefe, quédese un poco más, nosotros le acompañaremos después-me dijeron en coro.
-No no no…es suficiente para mí por esta noche-me despedí con un beso de Natalia que estaba pasándoselo bien-Nos vemos después.
-¿No quieres que te acompañe?
-no no no…estoy bien tranquila.
Salí de la taberna despidiéndome de todos y camine sin direcciones unos minutos y llegue sin pretenderlo al teatro de Paris…me acerque, al parecer había acabado una función hacia un rato y algunos actores terminaban de salir del teatro, me acerque a uno de ellos y le pregunte si conocía a Joshua Maloney, me miro con desconfianza pero asintió, me preguntó que quería y le dije que era un pariente suyo y que le estaba buscando, le pedí que me dijese donde podía encontrarle y me dio su dirección.
No lo pensé…porque si lo hubiese hecho no me habría plantado delante su puerta a las tantas de la noche, llamando con insistencia hasta que me abriese.
Su cara al verme lo decía todo, parecía que había visto un fantasma, no recuerdo muchos detalles de aquella noche pero sí recuerdo que le pregunte si podía entrar, el apenas me hablo, se limitaba a asentir. Me pregunto qué hacía allí y no sé muy bien que le dije…tenia la sensación de que no era capaz de juntar dos palabras con sentido así que decidí no hablar más, ¿para qué? Yo sabía lo que quería que pasase esa noche, sabia porqué había ido.
Después del primer beso no recuerdo como acabamos en su cama ni como nos desnudamos. Solo recuerdo que besaba su espalda mientras acariciaba su torso, recuerdo el sonido del cabecero de la cama chocar contra la pared y también sus gemidos…me llamaba entre ellos y yo le respondía con besos, recuerdo el olor de su piel aquella noche y la forma en la que me besaba cuando acabamos.
Cuando desperté solo podía pensar en el dolor que me martilleaba la cabeza, no solía sentarme bien el whisky barato. Al incorporarme le vi sentado y vestido, me miraba y yo me frote los ojos, me dio los buenos días.
-Buenos días…-no hacía falta que le preguntase qué había pasado la noche anterior, podía suponerlo-¿Y mi…?-antes de que terminase la pregunta me señalo mi ropa que estaba doblada en una esquina de la cama-Gracias…-me vestí como pude y con más prisa de lo normal, por alguna razón me sentía muy avergonzado. Aunque pensándolo bien ¿cómo no estarlo? Me presento allí de madrugada borracho y después…-Lo siento Joshua, anoche no me comporte como es debido- me daba la sensación de que siempre estaba pidiéndole perdón. –Creo que es mejor que me vaya…-él no me dijo nada, miró hacia otro lado y asintió.
Salí de la cama y me puse las zapatos como pude, me arregle un poco la camisa y eche mi cabello hacia atrás lo mejor que pude.
-Espero verte en los ensayos y…-quise decirle muchas cosas pero no fui capaz, me fui intentando no pensar en nada.
No le vi ese día ni al día siguiente y el martes por fin se presentó, ensayó con los demás, se hizo pruebas del traje que Natalia tenía preparado para él y se quedo hasta el final, hasta que todos se habían ido a sus casas, incluida Natalia. Quise pensar que se quedaba por mí, porque quería hablar por fin y me acerqué.
-Hola…me alegra verte-le dije y me contesto con un escueto hola- yo…se que la he cagado, mucho y esto no es justo para ti, he sido un desconsiderado por aparecer así en tu casa y…es que yo…-le mire por primera vez después de mucho tiempo a los ojos- Dios…te he echado de menos, estar contigo hablar contigo, éramos amigos y no…no quiero perder eso y no sé qué hacer yo…-me corto pero no dijo nada, solo se acerco a mí y me beso, despacio, acariciando mi cuello , rodeándolo después con los brazos.
Me deje llevar y subimos a mi habitación, nos desvestimos sin hacer más preguntas y acabamos en la cama haciéndolo con ansia. Fue algo salvaje e instintivo, era como si a nuestros cuerpos les diese igual lo que pensaran nuestros cerebros, ellos se deseaban y estaban al mando. Y a partir de ese día lo estarían siempre.
Nuestros encuentros sexuales eran cada vez más asiduos, algunas veces yo iba a buscarle y otras venía él. Empezamos a pasar más tiempo juntos, como antes pero con el añadido del sexo. Salíamos, a veces nos íbamos juntos a tocar a la plaza, otras veces nos perdíamos en el bosque y después nuestras manos se buscaban impacientes por llegar hasta la piel del otro. Aprendíamos los dos juntos sobre el placer y la intimidad. Lo que nos gustaba y lo que no, la forma en la que debíamos hacerlo y sobre todo a experimentar distintos tipos de placer.
Si bien es cierto que yo no era virgen, ni él y que para ninguno de los dos habíamos sido los primeros hombres eso no quitaba que nos quedase mucho por aprender a ambos.
Al principio Joshua era bastante tímido y muchas veces se sonrojaba con alguna de las cosas que hacíamos, he de admitir que eso me volvía loco…no hablábamos mucho durante el sexo, pero a veces él me decía cómo quería que se lo hiciera, dónde quería que tocase o me pedía que hiciese algo y era en esos momentos cuando sus mejillas se ponían coloradas y apartaba la mirada. Sentía que se me erizaba aun más la piel cuando eso pasaba.
Aprendí a entender su lenguaje corporal, con una mirada ya sabía lo que quería, eso hacía que no hablásemos demasiado pero eso no me molestaba en absoluto. Sabía que le gustaba que le besasen el cuello, sabía que se excitaba más rápido cuando besaba sus pezones, sabía que cuando le temblaba el labio inferior era porque estaba a punto de llegar…después de un tiempo sabía incluso el número de sus lunares y cuáles eran sus favoritos. Imagino que él también sabía cosas similares sobre mí porque cada vez nos costaba menos entendernos sin hablar. A pesar de todo esto no solíamos pasar la noche juntos, cada uno se iba a su casa, era mejor para evitar sospechas o que alguien nos pillase.
Con el tiempo empecé a sentir que poco a poco Joshua se abría más a mí y en cierto modo se volvía más atrevido pero eso lejos de molestarme me excitaba más…
No sé si recordáis que dije que las cosas podían complicarse, pues ocurrió, se complicaron, demasiado.
No quedaban más que quince día para presentar la obra y todos íbamos como locos, Natalia tuvo que irse unos días a buscar más atrezo y se llevó a Josep para que la ayudase. Cabe mencionar que en ese tiempo que pasaba con Joshua Natalia y yo apenas nos veíamos, de hecho no volvimos a estar juntos y aunque ella no me decía nada yo sabía que las cosas no iban bien, me sentía como un equilibrista intentando cruzar al otro lado sobre una cuerda muy fina…tan fina que el último día antes de que se marchase discutimos durante horas.
Aquel día estaba agotado por todo aquello y preocupado por la obra, habían demasiadas cosas que podían salir mal y eso me estresaba…mientras revisaba mis apuntes en el escritorio que tenía en la planta baja no me di cuenta de que alguien se había colado en la casa.
Me frote los ojos y levante la vista, solo entonces pude ver a Joshua, estaba apoyado en el marco de la puerta mirándome con una sonrisa. No me dijo nada, solo empezó a quitarse la ropa despacio, por mi parte no podía dejar de mirarle, atónito por el espectáculo sí y ansioso por ver como acababa…Cuando estuvo completamente desnudo me miró de aquella forma, se giró y le escuche subir las escaleras. No tardé ni dos segundos en dejar mis papeles y subir detrás de él, cuando llegue él me esperaba tumbado en la cama acariciándose y pidiéndome que le follase.
Era lo más atrevido que había hecho nunca y eso me dejo estupefacto y muy excitado. Pronto acudí a sus piernas y a sus besos. Follamos un par de veces hasta quedarnos agotados, le pedí que se quedase, no quería estar solo esa noche y a pesar de que nunca lo había hecho Joshua acepto. Se durmió casi enseguida abrazado a mí, yo tarde un poco más, de hecho no fui capaz de dormir bien, me desperté de madrugada. La luna estaba llena y entraba por la ventana, me senté en la cama y observe a Joshua mientras dormía bocabajo abrazado a la almohada. Me perdí en sus lunares como solía hacer y empecé a ver constelaciones en su espalda.
Alargue el brazo hasta mi escritorio y cogí la primera pluma que pille, aun tenia tinta y fui uniendo sus lunares en dibujos irregulares, sin darme cuenta empecé a dibujar letras formando dos palabras: “Te quiero”. Solo cuando lo leí fui capaz de darme cuenta de lo que había escrito y de todo aquello que eso conllevaba. Me asuste por un segundo, sentí que el corazón se me saldría del pecho, eso no podía estar pasándome otra vez…otra vez no…
Saque un cigarrillo y corrí a la ventana, fume sentado en el alfeizar con la ventana abierta negándome a mí mismo aquellas palabras. Al poco rato escuche a Joshua tiritar y revolverse en la cama, solo tenía una manta y no era suficiente para las noches frías de París. Cerré la ventana enseguida tirando la colilla, volví a la cama y abrace a Joshua por la espalda y por fin pude dormir.
Aunque no por mucho tiempo…
Me desperté con brusquedad cuando sentí un gran peso caer sobre mí, cuando abrí los ojos estaba confuso y de fondo escuche gritar a Natalia, decía algo así como…”Lo sabía”. ¿Sabía el que? ¿Y qué me había tirado encima? Empuje aquello que tenia encima, eran telas y alfombras, cuando me gire vi a Joshua a mi lado.
-Oh no…- Salí de la cama y me puse lo primero que encontré, baje las escaleras a toda prisa llamando a Natalia
-Perdona, me he distraído.
-¿Te pasa algo? Últimamente estas muy distraído…
-Sí, perdona es que estoy un poco saturado por el trabajo es solo eso…vamos, terminemos de subir esto, es lo último que queda.
Natalia me estaba ayudando con los últimos trastos de la mudanza. El día anterior habíamos dejado terminada la escalera e hicimos muchas pruebas entre todos, estábamos seguros de que, al menos de momento, no se caería. Josep no tenía muchas cosas así le ayudamos primero pero yo tenía el escritorio, libros, la cama…me preguntaba de donde habían salido tantos trastos si apenas llevaba un año viviendo en Paris después de mi regreso…
Después de dejar el delgado colchón de telas viejas y algo de algodón sobre la cama ambos nos sentamos en él agotados.
-¿Contento con tu nueva habitación?
-Mucho, es más de lo que podía pedir y al menos así no viviré sobre un burdel…aunque ahora que lo pienso…dejaré de tener tanta compañía por las noches.-Natalia me dio un codazo.
-¡Oye! Y yo ¿qué? Me invitaras a pasar aquí algunas noches, ¿no?-me dio un beso.
-Bueno…depende de cómo te portes.- un par de golpes y reclamos después estábamos estrenando el colchón.
La mudanza y los arreglos me habían tenido distraído pero aun así no dejaba de pensar en lo que había pasado con Joshua. Le había visto poco esos últimos días y apenas me miraba, mucho menos decir que me hablase…estaba enfadado conmigo y en cierto modo lo entendía pero no me parecía justo, al fin y al cabo yo no le había obligado a hacer nada que él no quisiese y menos aun que eso significase algo más profundo. Estaba confuso, por un lado me sentía culpable e intentaba acercarme para retomar nuestra amistad pero a la vez me molestaba su actitud, el no querer hablarme ni mirarme, que teníamos ¿cinco años? Argg no paraba de darle vueltas en la cabeza y eso me desconcentraba de mis obligaciones.
Nuestro reto de por sí con la obra de teatro era gigante, teníamos poco tiempo, poco presupuesto y actores novatos, todo lo que pudiese salir mal saldría. Eso me tenía ciertamente estresado, me pasaba las noches en vela. Necesitaba ayuda, un poco más de ayuda. Natalia ya hacía demasiado, conseguir los trajes, preparar todos los elementos de la escenografía, cosa que no era nada fácil y que yo le agradecía constantemente, sin ella no hubiese podido hacer nada…pero necesitaba ayuda con los actores, a muchos les costaba aprenderse sus papeles, otros confundían sus textos porque hacían varios papeles pequeños y nadie excepto Joshua y Sashenka parecían llevarlo bien…
Quería pedirle ayuda a Joshua, que ensayase con algunos de los que tenían más dificultad pero ni si quiera podía acercarme a él sin que se alejase lo más disimuladamente que podía de mi. Así que hable con Sashenka, parecía sorprendida por lo que le había pedido pero yo le repetí que lo haría muy bien y que confiaba plenamente ella. Era una joven muy trabajadora que siempre lo daba todo, se esforzaba mucho por hacerlo bien y gozaba de la simpatía de todos. Por supuesto también de la mía, me había quedado prendado de sus ojos verdes desde el día en que la conocí.
Con Sashenka ayudándome la carga se hizo más liviana lo cual no fue del todo positivo porque tenía mucho más tiempo para pensar…para pensar en cosas o mejor dicho en personas en las que no quería pensar…
No quería estar enfadado con Joshua, no quería pensar en él, no quería extrañarle pero lo cierto es que no podía evitarlo. Antes de que todo aquello ocurriese Joshua y yo éramos amigos y echaba de menos hablar con él, picarle y bromear… ¿cómo pude dejar que pasara? Lo había estropeado todo otra vez…
Pero a veces las cosas pueden complicarse aun más sin que te des cuenta. Ese día era sábado y por lo tanto había ensayo general. Joshua no vino. El ensayo fue mejor de lo que me esperaba y desde luego mucho mejor que el del anterior sábado, Sashenka había hecho sus deberes y había ayudado a los compañeros que más flojos había ido. Como el protagonista no estuvo esa noche tuve que hacer de Hamlet así que no hubo más problema con ese tema pero no dejaba de molestarme, ¿por qué no había venido? Era su deber…entonces me preocupe ¿y si le había pasado algo?
Como aquel sábado las cosas habían ido mejor decidí invitar una cerveza a toda mi trope, nos fuimos a una de las tabernas más populares de Paris, cerca del teatro principal en el que Joshua aun trabajaba…
Todos bebimos y celebramos las mejoras y sí, se nos fue de las manos. Estábamos borrachos, todos sin excepción.
-Bueno muchachos…creo que me iré a casa…
-No jefe, quédese un poco más, nosotros le acompañaremos después-me dijeron en coro.
-No no no…es suficiente para mí por esta noche-me despedí con un beso de Natalia que estaba pasándoselo bien-Nos vemos después.
-¿No quieres que te acompañe?
-no no no…estoy bien tranquila.
Salí de la taberna despidiéndome de todos y camine sin direcciones unos minutos y llegue sin pretenderlo al teatro de Paris…me acerque, al parecer había acabado una función hacia un rato y algunos actores terminaban de salir del teatro, me acerque a uno de ellos y le pregunte si conocía a Joshua Maloney, me miro con desconfianza pero asintió, me preguntó que quería y le dije que era un pariente suyo y que le estaba buscando, le pedí que me dijese donde podía encontrarle y me dio su dirección.
No lo pensé…porque si lo hubiese hecho no me habría plantado delante su puerta a las tantas de la noche, llamando con insistencia hasta que me abriese.
Su cara al verme lo decía todo, parecía que había visto un fantasma, no recuerdo muchos detalles de aquella noche pero sí recuerdo que le pregunte si podía entrar, el apenas me hablo, se limitaba a asentir. Me pregunto qué hacía allí y no sé muy bien que le dije…tenia la sensación de que no era capaz de juntar dos palabras con sentido así que decidí no hablar más, ¿para qué? Yo sabía lo que quería que pasase esa noche, sabia porqué había ido.
Después del primer beso no recuerdo como acabamos en su cama ni como nos desnudamos. Solo recuerdo que besaba su espalda mientras acariciaba su torso, recuerdo el sonido del cabecero de la cama chocar contra la pared y también sus gemidos…me llamaba entre ellos y yo le respondía con besos, recuerdo el olor de su piel aquella noche y la forma en la que me besaba cuando acabamos.
Cuando desperté solo podía pensar en el dolor que me martilleaba la cabeza, no solía sentarme bien el whisky barato. Al incorporarme le vi sentado y vestido, me miraba y yo me frote los ojos, me dio los buenos días.
-Buenos días…-no hacía falta que le preguntase qué había pasado la noche anterior, podía suponerlo-¿Y mi…?-antes de que terminase la pregunta me señalo mi ropa que estaba doblada en una esquina de la cama-Gracias…-me vestí como pude y con más prisa de lo normal, por alguna razón me sentía muy avergonzado. Aunque pensándolo bien ¿cómo no estarlo? Me presento allí de madrugada borracho y después…-Lo siento Joshua, anoche no me comporte como es debido- me daba la sensación de que siempre estaba pidiéndole perdón. –Creo que es mejor que me vaya…-él no me dijo nada, miró hacia otro lado y asintió.
Salí de la cama y me puse las zapatos como pude, me arregle un poco la camisa y eche mi cabello hacia atrás lo mejor que pude.
-Espero verte en los ensayos y…-quise decirle muchas cosas pero no fui capaz, me fui intentando no pensar en nada.
No le vi ese día ni al día siguiente y el martes por fin se presentó, ensayó con los demás, se hizo pruebas del traje que Natalia tenía preparado para él y se quedo hasta el final, hasta que todos se habían ido a sus casas, incluida Natalia. Quise pensar que se quedaba por mí, porque quería hablar por fin y me acerqué.
-Hola…me alegra verte-le dije y me contesto con un escueto hola- yo…se que la he cagado, mucho y esto no es justo para ti, he sido un desconsiderado por aparecer así en tu casa y…es que yo…-le mire por primera vez después de mucho tiempo a los ojos- Dios…te he echado de menos, estar contigo hablar contigo, éramos amigos y no…no quiero perder eso y no sé qué hacer yo…-me corto pero no dijo nada, solo se acerco a mí y me beso, despacio, acariciando mi cuello , rodeándolo después con los brazos.
Me deje llevar y subimos a mi habitación, nos desvestimos sin hacer más preguntas y acabamos en la cama haciéndolo con ansia. Fue algo salvaje e instintivo, era como si a nuestros cuerpos les diese igual lo que pensaran nuestros cerebros, ellos se deseaban y estaban al mando. Y a partir de ese día lo estarían siempre.
Nuestros encuentros sexuales eran cada vez más asiduos, algunas veces yo iba a buscarle y otras venía él. Empezamos a pasar más tiempo juntos, como antes pero con el añadido del sexo. Salíamos, a veces nos íbamos juntos a tocar a la plaza, otras veces nos perdíamos en el bosque y después nuestras manos se buscaban impacientes por llegar hasta la piel del otro. Aprendíamos los dos juntos sobre el placer y la intimidad. Lo que nos gustaba y lo que no, la forma en la que debíamos hacerlo y sobre todo a experimentar distintos tipos de placer.
Si bien es cierto que yo no era virgen, ni él y que para ninguno de los dos habíamos sido los primeros hombres eso no quitaba que nos quedase mucho por aprender a ambos.
Al principio Joshua era bastante tímido y muchas veces se sonrojaba con alguna de las cosas que hacíamos, he de admitir que eso me volvía loco…no hablábamos mucho durante el sexo, pero a veces él me decía cómo quería que se lo hiciera, dónde quería que tocase o me pedía que hiciese algo y era en esos momentos cuando sus mejillas se ponían coloradas y apartaba la mirada. Sentía que se me erizaba aun más la piel cuando eso pasaba.
Aprendí a entender su lenguaje corporal, con una mirada ya sabía lo que quería, eso hacía que no hablásemos demasiado pero eso no me molestaba en absoluto. Sabía que le gustaba que le besasen el cuello, sabía que se excitaba más rápido cuando besaba sus pezones, sabía que cuando le temblaba el labio inferior era porque estaba a punto de llegar…después de un tiempo sabía incluso el número de sus lunares y cuáles eran sus favoritos. Imagino que él también sabía cosas similares sobre mí porque cada vez nos costaba menos entendernos sin hablar. A pesar de todo esto no solíamos pasar la noche juntos, cada uno se iba a su casa, era mejor para evitar sospechas o que alguien nos pillase.
Con el tiempo empecé a sentir que poco a poco Joshua se abría más a mí y en cierto modo se volvía más atrevido pero eso lejos de molestarme me excitaba más…
No sé si recordáis que dije que las cosas podían complicarse, pues ocurrió, se complicaron, demasiado.
No quedaban más que quince día para presentar la obra y todos íbamos como locos, Natalia tuvo que irse unos días a buscar más atrezo y se llevó a Josep para que la ayudase. Cabe mencionar que en ese tiempo que pasaba con Joshua Natalia y yo apenas nos veíamos, de hecho no volvimos a estar juntos y aunque ella no me decía nada yo sabía que las cosas no iban bien, me sentía como un equilibrista intentando cruzar al otro lado sobre una cuerda muy fina…tan fina que el último día antes de que se marchase discutimos durante horas.
Aquel día estaba agotado por todo aquello y preocupado por la obra, habían demasiadas cosas que podían salir mal y eso me estresaba…mientras revisaba mis apuntes en el escritorio que tenía en la planta baja no me di cuenta de que alguien se había colado en la casa.
Me frote los ojos y levante la vista, solo entonces pude ver a Joshua, estaba apoyado en el marco de la puerta mirándome con una sonrisa. No me dijo nada, solo empezó a quitarse la ropa despacio, por mi parte no podía dejar de mirarle, atónito por el espectáculo sí y ansioso por ver como acababa…Cuando estuvo completamente desnudo me miró de aquella forma, se giró y le escuche subir las escaleras. No tardé ni dos segundos en dejar mis papeles y subir detrás de él, cuando llegue él me esperaba tumbado en la cama acariciándose y pidiéndome que le follase.
Era lo más atrevido que había hecho nunca y eso me dejo estupefacto y muy excitado. Pronto acudí a sus piernas y a sus besos. Follamos un par de veces hasta quedarnos agotados, le pedí que se quedase, no quería estar solo esa noche y a pesar de que nunca lo había hecho Joshua acepto. Se durmió casi enseguida abrazado a mí, yo tarde un poco más, de hecho no fui capaz de dormir bien, me desperté de madrugada. La luna estaba llena y entraba por la ventana, me senté en la cama y observe a Joshua mientras dormía bocabajo abrazado a la almohada. Me perdí en sus lunares como solía hacer y empecé a ver constelaciones en su espalda.
Alargue el brazo hasta mi escritorio y cogí la primera pluma que pille, aun tenia tinta y fui uniendo sus lunares en dibujos irregulares, sin darme cuenta empecé a dibujar letras formando dos palabras: “Te quiero”. Solo cuando lo leí fui capaz de darme cuenta de lo que había escrito y de todo aquello que eso conllevaba. Me asuste por un segundo, sentí que el corazón se me saldría del pecho, eso no podía estar pasándome otra vez…otra vez no…
Saque un cigarrillo y corrí a la ventana, fume sentado en el alfeizar con la ventana abierta negándome a mí mismo aquellas palabras. Al poco rato escuche a Joshua tiritar y revolverse en la cama, solo tenía una manta y no era suficiente para las noches frías de París. Cerré la ventana enseguida tirando la colilla, volví a la cama y abrace a Joshua por la espalda y por fin pude dormir.
Aunque no por mucho tiempo…
Me desperté con brusquedad cuando sentí un gran peso caer sobre mí, cuando abrí los ojos estaba confuso y de fondo escuche gritar a Natalia, decía algo así como…”Lo sabía”. ¿Sabía el que? ¿Y qué me había tirado encima? Empuje aquello que tenia encima, eran telas y alfombras, cuando me gire vi a Joshua a mi lado.
-Oh no…- Salí de la cama y me puse lo primero que encontré, baje las escaleras a toda prisa llamando a Natalia
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 11/10/2013
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
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La vida de un actor es sumamente difícil, el dicho: "El show debe continuar" tiene tanto de verdad, tanta razón... Es lo que yo hago últimamente, aparentar que nada pasa, sonreír aunque por dentro me esté muriendo de tristeza.
Desde lo ocurrido con Kurt, las cosas entre los dos han cambiado, en parte yo tengo la culpa, puesto que he estado evitándolo porque no quiero enfrentarlo; porque me lastima su sola presencia, me lastima el hecho de saber que después de estar conmigo a vuelto acostarse con Natalia, los escuché- por casualidad desde luego- cierta noche que terminó su mudanza y pasó su primera vez en la casona, yo no tenía sueño y no quería ir a casa y entonces... Bueno, escuché, risas, besos, gemidos. Tapé mis oídos (odio tener este sentido tan desarrollado) y escapé lo más pronto posible que pude. Como es de suponer, no dormí y lloré toda la noche mi desgracia.
Los días subsecuentes, él parecía intentar un nuevo acercamiento, pero yo no lo permitía, estaba molesto con él y conmigo mismo por ser tan estúpido, por haber sucumbido ante sus encantos y por pensar que yo le importaba aunque sea un poco. De cualquier modo estuve esforzándome en mi papel y ensayar con Sashenka, ella y yo teníamos una buena química sobre el escenario por lo que no fue necesario ensayar más allá de dos veces.
También estaba el hecho de que debía aún presentar una última función en el teatro principal -del cuál Kurt ya tenía conocimiento - y dado que no tenía nada más que hacer me concentréen lo que sería esa última función y que fuera en lo que Dios quisiera. No asistiría al ensayo general por obvias circunstancias con mis nuevos compañeros, desde luego, pero confiaba en que harían un buen papel, Sashenka había hecho en magnífico trabajo con todos ellos.
Ya finalizada la última función, me despedí de todos mis compañeros que decían extrañarme , que me notaban sumamente extraño y que debería de salir con ellos a festejar, pero educadamente decliné su oferta, pues estaba agotado física y emocionalmente, lo cual me invitaba a llegar a casa y reposar. Mi modesta casa me recibió con los brazos abiertos y era todo lo que necesitaba. Un vaso de leche pan y estaba listo para irme a la cama, ya que pasaba más de la medianoche.
Arreglaba ya las sábanas frías de mi cama, cuando escuché que tocaban insistentemente a mi puerta, pensé que eran alucinaciones mías puesto que yo nunca recibía visitas y menos a tales horas, pero no los golpes continuaron por breves instantes, así que no tuve otro remedio más que acudir deprisa a enterarme de quién se trataba. Abrí la puerta << ¡Oh por Dios, es Kurt. ¿pero qué hace aquí? >> se le veía bastante pasado de copas y tenía los ojos muy rojos. tratzba de hablar, pero se le atoraban las palabras de tan beodo que se encontraba.
- Claro, pasa - le cedí el paso, ya que afuera hacía demasiado frío como para dejarle allí en el umbral. Me miró, dijo algunas palabras que no entendí; inmediatamente después de estas se acercó y me besó acorralando mis mejillas contra sus manos. Mi primer pensamiento fue rechazarle, incluso traté de apartarle con mis manos pero él se aferró a mis labios y ese contacto... Desgraciada o afortunadamente me dejé llevar y terminé correspondiéndole en contra de todo, hasta de mi mismo, arrojándome a sus brazos.
Hicimos el amor un par de veces en la noche, siendo igual de placentero como aquella primera vez de los dos, aunque esta vez sentí que se entregó a mí, que no fue un simple deseo, un simple acostón. Sus besos y sus caricias no fueron frías, sino cálidas. Pude percibirlo perfectamente.
Por la mañana me levanté un tanto adolorido y me dirigí a la seo y en cuanto volví del sanitario, le observé dormir plácidamente abrazando mi almohada. Sonreí un poco, sin embargo, éste sentimiento de culpabilidad y confusión, volvió apoderarse de mí. Aquello estaba mal. Kurt no era un hombre libre, tenía una pareja y yo...no hacía falta que repitiera lo mal que me sentía pues - en aquel momento- era la persona llamada: Amante.
Me vestí, recogí la ropa de Kurt del suelo y la dejé doblada perfectamente sobre el borde del colchón, a los pocos minutos él despertó sobresaltado, me miroó y cayó cuenta del lugar en el que se encontraba. Se vistió de prisa y nuevamente me dio una puñalada en el corazón:"Lo siento Joshua no me comporte como es debido, creo que es mejor que me vaya" Desvié la mirada y asentí, me levanté y fui a abrirle la puerta. Cuando me quedé solo, no pude evitar cerrar los ojos y aguantar las ganas de llorar. ¡Todo lo estaba haciendo mal! y no podían seguir así las cosas, no podían.
Dos días después, me presenté a la casona, una vez que estuve listo para dar la cara. Socialicé un poco con la tropa, argumentando - en inventándome- una enfermedad de no mucho cuidado pero que me mantuvo en reposo todos aquellos días. Dicho ésto, la actividad transcurrió normal en el recinto.
El día dió paso a la noche y con ello la posibilidad de hablar con Kurt seriamente. Esperé a que todo se fueran - incluida Natalia, que supe después que iría a hacer un viaje a conseguir algunos instrumentos para la ecenografìa - Y me acerqué a kurt, él por igual acortó distancias y comenzó a darme una serie de explicaciones que yo no le había pedido, pero que agradecí internamente y fue cuando dijo que me echaba de menos que me di cuenta de lo que ya era obvio: Él sentía algo más por mí, más que una simple amistad y mi corazón latió apresuradamente:
-Sh, no digas nada -Coloqué un dedo sobre sus labios y lo besé. Ésta vez tomé la iniciativa; lo besé como si no hubiera un mañana, atrayéndole por la nuca para no dejarlo escapar.
Volvimos a pasar la noche juntos entregándonos en cada beso en cada caricia. A partir de ése momento nos pertenecíamos; ya no habría poder humano que no separara, ibamos a todas partes juntos, inclusive dormíamos algunas veces y llegamos a compartir gustos secretos, como el hecho de saber que ambos tocábamos algún instrumento musical y aprovechamos esos detalles para realizar pequeños conciertos en algún callejón o plazoleta para ganar algunas monedas. El ir conociendo esa otra parte de Kurt, me tenía completamente extasiado, emocionado motivado y muy enamorado. Si, para tales instancias ya estaba yo enamorado y perdido por él; que pasara lo que tuviera que pasar, yo lucharía por él y porque se quedara conmigo para siempre.
La vida esos días transcurrió de la manera más normal posible, aunque Kurt parecía estar muy agobiado por todo lo de la obra y los papeleos y las cuentas, así que aprovechando que seguíamos solos -si saben a lo que me refiero - decidí darle una especie de sorpresa para intentar relajarlo. Una idea llegó hasta mi mente y en aquel momento lo hice, me planté en la puerta de su despacho y fui despojándome lentamente de mi ropa, yo tan tímido que era - y lo sigo siendo- quise despertar su libido aún y que sentía las mejillas arder por el sonrojo y la vergüenza. Cuando estuve desnudo ante él, guiñé un ojo, haciéndo una señal para que me siguiera. Subí las escaleras y me recosté sobre su cama acariciándome; la verdad es que estaba deseoso de él, me avergonzaba decir que la mayor parte del día pensaba en hacer el amor, pero no podía quitarlo de mis pensamientos, era como una droga a la cual no podía resistirme, lo quería conmigo en lo que restara de la noche y no le daría tregua.
Lo hicimos de manera voráz, salvaje, hasta terminar exhaustos y con ello el regalo del sueño hasta la mañana siguiente, que comenzó de manera abrupta. Abrí inesperadamente los ojos al escuchar gritos en la habitación << Dios...Dios, Natalia >> había llegado ya de su viaje y no había sorprendido en la cama. Me cubrí con la sábana a toda prisa, mientras ella vociferaba, saliendo de la habitación indignada, furiosa... y no era para menos. Kurt se coló con los pantaloncillos y fue en su búsqueda, gritando pir su nombre. ¿Qué debía hacer? con nerviosismo me puse la ropa y los zapatos, bajé lentamente las escaleras para no hacer ruido y los escuché discutir a lo lejos:
-¡Eres un idiota! - Natalia lo abofeteó y Kurt le sujetó de las manos con fuerza para tratar de calmarla.
-Déjame explicarte, Natalia...
-No hay nada qué explicar. ¿Qué le has ofrecido? ¿Dinero? ¿Otro papel estelar?
-¡Nada de eso, no es lo que estás pensando!
-¿Por qué no puedes tener la polla quieta dentro de los pantalones? ¿Por qué? - soltó el agarre - ¡Te odio Kurt Callahan! -. Natalia se marchó vociferando, diciendo improperios y finalmente azotó la puerta. kurt se quedó en medio del salón negando y llevando ambas manos hacia su cabeza.
No pude ver más regresé a la habitación para terminar de vestirme, me sentí nuevamente mal, no debí haberme quedado a aquella noche allí, todo era mi culpa. Recogí las telas y las alfombras de la cama y las coloqué sobre la pared, esperando a Kurt, quien seguramente me pediría que lo dejara solo para poder pensar y yo tendría que hacerlo con todo el dolor de mi corazón ¿acaso mi sueño terminaría? ¿me alejaría de su lado para tratar de arreglar las cosas con Natalia? Era una posibilidad factible, ya que él y yo...¿Qué eramos Kurt y yo? Esa pregunta rondó por mi mente, pero para la cuál no tenía una respuesta.
Esperé atento al sonido de sus pisadas volviendo a la habitación.
Desde lo ocurrido con Kurt, las cosas entre los dos han cambiado, en parte yo tengo la culpa, puesto que he estado evitándolo porque no quiero enfrentarlo; porque me lastima su sola presencia, me lastima el hecho de saber que después de estar conmigo a vuelto acostarse con Natalia, los escuché- por casualidad desde luego- cierta noche que terminó su mudanza y pasó su primera vez en la casona, yo no tenía sueño y no quería ir a casa y entonces... Bueno, escuché, risas, besos, gemidos. Tapé mis oídos (odio tener este sentido tan desarrollado) y escapé lo más pronto posible que pude. Como es de suponer, no dormí y lloré toda la noche mi desgracia.
Los días subsecuentes, él parecía intentar un nuevo acercamiento, pero yo no lo permitía, estaba molesto con él y conmigo mismo por ser tan estúpido, por haber sucumbido ante sus encantos y por pensar que yo le importaba aunque sea un poco. De cualquier modo estuve esforzándome en mi papel y ensayar con Sashenka, ella y yo teníamos una buena química sobre el escenario por lo que no fue necesario ensayar más allá de dos veces.
También estaba el hecho de que debía aún presentar una última función en el teatro principal -del cuál Kurt ya tenía conocimiento - y dado que no tenía nada más que hacer me concentréen lo que sería esa última función y que fuera en lo que Dios quisiera. No asistiría al ensayo general por obvias circunstancias con mis nuevos compañeros, desde luego, pero confiaba en que harían un buen papel, Sashenka había hecho en magnífico trabajo con todos ellos.
Ya finalizada la última función, me despedí de todos mis compañeros que decían extrañarme , que me notaban sumamente extraño y que debería de salir con ellos a festejar, pero educadamente decliné su oferta, pues estaba agotado física y emocionalmente, lo cual me invitaba a llegar a casa y reposar. Mi modesta casa me recibió con los brazos abiertos y era todo lo que necesitaba. Un vaso de leche pan y estaba listo para irme a la cama, ya que pasaba más de la medianoche.
Arreglaba ya las sábanas frías de mi cama, cuando escuché que tocaban insistentemente a mi puerta, pensé que eran alucinaciones mías puesto que yo nunca recibía visitas y menos a tales horas, pero no los golpes continuaron por breves instantes, así que no tuve otro remedio más que acudir deprisa a enterarme de quién se trataba. Abrí la puerta << ¡Oh por Dios, es Kurt. ¿pero qué hace aquí? >> se le veía bastante pasado de copas y tenía los ojos muy rojos. tratzba de hablar, pero se le atoraban las palabras de tan beodo que se encontraba.
- Claro, pasa - le cedí el paso, ya que afuera hacía demasiado frío como para dejarle allí en el umbral. Me miró, dijo algunas palabras que no entendí; inmediatamente después de estas se acercó y me besó acorralando mis mejillas contra sus manos. Mi primer pensamiento fue rechazarle, incluso traté de apartarle con mis manos pero él se aferró a mis labios y ese contacto... Desgraciada o afortunadamente me dejé llevar y terminé correspondiéndole en contra de todo, hasta de mi mismo, arrojándome a sus brazos.
Hicimos el amor un par de veces en la noche, siendo igual de placentero como aquella primera vez de los dos, aunque esta vez sentí que se entregó a mí, que no fue un simple deseo, un simple acostón. Sus besos y sus caricias no fueron frías, sino cálidas. Pude percibirlo perfectamente.
Por la mañana me levanté un tanto adolorido y me dirigí a la seo y en cuanto volví del sanitario, le observé dormir plácidamente abrazando mi almohada. Sonreí un poco, sin embargo, éste sentimiento de culpabilidad y confusión, volvió apoderarse de mí. Aquello estaba mal. Kurt no era un hombre libre, tenía una pareja y yo...no hacía falta que repitiera lo mal que me sentía pues - en aquel momento- era la persona llamada: Amante.
Me vestí, recogí la ropa de Kurt del suelo y la dejé doblada perfectamente sobre el borde del colchón, a los pocos minutos él despertó sobresaltado, me miroó y cayó cuenta del lugar en el que se encontraba. Se vistió de prisa y nuevamente me dio una puñalada en el corazón:"Lo siento Joshua no me comporte como es debido, creo que es mejor que me vaya" Desvié la mirada y asentí, me levanté y fui a abrirle la puerta. Cuando me quedé solo, no pude evitar cerrar los ojos y aguantar las ganas de llorar. ¡Todo lo estaba haciendo mal! y no podían seguir así las cosas, no podían.
Dos días después, me presenté a la casona, una vez que estuve listo para dar la cara. Socialicé un poco con la tropa, argumentando - en inventándome- una enfermedad de no mucho cuidado pero que me mantuvo en reposo todos aquellos días. Dicho ésto, la actividad transcurrió normal en el recinto.
El día dió paso a la noche y con ello la posibilidad de hablar con Kurt seriamente. Esperé a que todo se fueran - incluida Natalia, que supe después que iría a hacer un viaje a conseguir algunos instrumentos para la ecenografìa - Y me acerqué a kurt, él por igual acortó distancias y comenzó a darme una serie de explicaciones que yo no le había pedido, pero que agradecí internamente y fue cuando dijo que me echaba de menos que me di cuenta de lo que ya era obvio: Él sentía algo más por mí, más que una simple amistad y mi corazón latió apresuradamente:
-Sh, no digas nada -Coloqué un dedo sobre sus labios y lo besé. Ésta vez tomé la iniciativa; lo besé como si no hubiera un mañana, atrayéndole por la nuca para no dejarlo escapar.
Volvimos a pasar la noche juntos entregándonos en cada beso en cada caricia. A partir de ése momento nos pertenecíamos; ya no habría poder humano que no separara, ibamos a todas partes juntos, inclusive dormíamos algunas veces y llegamos a compartir gustos secretos, como el hecho de saber que ambos tocábamos algún instrumento musical y aprovechamos esos detalles para realizar pequeños conciertos en algún callejón o plazoleta para ganar algunas monedas. El ir conociendo esa otra parte de Kurt, me tenía completamente extasiado, emocionado motivado y muy enamorado. Si, para tales instancias ya estaba yo enamorado y perdido por él; que pasara lo que tuviera que pasar, yo lucharía por él y porque se quedara conmigo para siempre.
La vida esos días transcurrió de la manera más normal posible, aunque Kurt parecía estar muy agobiado por todo lo de la obra y los papeleos y las cuentas, así que aprovechando que seguíamos solos -si saben a lo que me refiero - decidí darle una especie de sorpresa para intentar relajarlo. Una idea llegó hasta mi mente y en aquel momento lo hice, me planté en la puerta de su despacho y fui despojándome lentamente de mi ropa, yo tan tímido que era - y lo sigo siendo- quise despertar su libido aún y que sentía las mejillas arder por el sonrojo y la vergüenza. Cuando estuve desnudo ante él, guiñé un ojo, haciéndo una señal para que me siguiera. Subí las escaleras y me recosté sobre su cama acariciándome; la verdad es que estaba deseoso de él, me avergonzaba decir que la mayor parte del día pensaba en hacer el amor, pero no podía quitarlo de mis pensamientos, era como una droga a la cual no podía resistirme, lo quería conmigo en lo que restara de la noche y no le daría tregua.
Lo hicimos de manera voráz, salvaje, hasta terminar exhaustos y con ello el regalo del sueño hasta la mañana siguiente, que comenzó de manera abrupta. Abrí inesperadamente los ojos al escuchar gritos en la habitación << Dios...Dios, Natalia >> había llegado ya de su viaje y no había sorprendido en la cama. Me cubrí con la sábana a toda prisa, mientras ella vociferaba, saliendo de la habitación indignada, furiosa... y no era para menos. Kurt se coló con los pantaloncillos y fue en su búsqueda, gritando pir su nombre. ¿Qué debía hacer? con nerviosismo me puse la ropa y los zapatos, bajé lentamente las escaleras para no hacer ruido y los escuché discutir a lo lejos:
-¡Eres un idiota! - Natalia lo abofeteó y Kurt le sujetó de las manos con fuerza para tratar de calmarla.
-Déjame explicarte, Natalia...
-No hay nada qué explicar. ¿Qué le has ofrecido? ¿Dinero? ¿Otro papel estelar?
-¡Nada de eso, no es lo que estás pensando!
-¿Por qué no puedes tener la polla quieta dentro de los pantalones? ¿Por qué? - soltó el agarre - ¡Te odio Kurt Callahan! -. Natalia se marchó vociferando, diciendo improperios y finalmente azotó la puerta. kurt se quedó en medio del salón negando y llevando ambas manos hacia su cabeza.
No pude ver más regresé a la habitación para terminar de vestirme, me sentí nuevamente mal, no debí haberme quedado a aquella noche allí, todo era mi culpa. Recogí las telas y las alfombras de la cama y las coloqué sobre la pared, esperando a Kurt, quien seguramente me pediría que lo dejara solo para poder pensar y yo tendría que hacerlo con todo el dolor de mi corazón ¿acaso mi sueño terminaría? ¿me alejaría de su lado para tratar de arreglar las cosas con Natalia? Era una posibilidad factible, ya que él y yo...¿Qué eramos Kurt y yo? Esa pregunta rondó por mi mente, pero para la cuál no tenía una respuesta.
Esperé atento al sonido de sus pisadas volviendo a la habitación.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
Lo que más me había dolido no fue esa bofetada que aun palpitaba en mi mejilla, ni los gritos ni los reclamos, lo peor de todo fueron los ojos de Natalia.
Hubiese deseado que hubiese sido odio lo que encontré en ello, desprecio, rencor o enfado, pero no fue nada de eso, Natalia me miraba con dolor y decepción. Para mi aquello fue como un golpe frio y certero que me hizo darme cuenta de todo lo que había estado haciendo hasta ese momento, de los juegos, de Joshua…
Si bien es cierto que yo no tenía ningún compromiso formal con Natalia sí que existía uno implícito, existió desde la primera vez que nos besamos en aquel café días después de nuestro reencuentro. Aquella tarde ambos decidimos emprender con el teatro, ella me daría su apoyo y lo que era más importante: me daría la oportunidad de encontrar un mecenas, y a cambio yo haría la otra parte del trabajo. Pero no solo eso, esa misma tarde me dijo que siempre había sentido algo por mí a lo que yo conteste con un beso. En mi defensa diré que ella siempre me gustó y que tenía la esperanza de llegar a sentir lo mismo que ella, pero lo cierto es que nunca la llegué a querer, como era mi intención, y todo se puso peor cuando apareció Joshua…él movió el suelo que pisaba y lo hizo carecer de sentido.
Poco a poco consiguió lo que nunca había podido hacer Natalia. Le quería, le necesitaba, cada centímetro de mis pensamientos o de mi piel me pedían estar junto a él, por eso no fui consciente de…, bueno, sí lo era, sabía lo que le estaba haciendo a Natalia pero no era capaz de frenarlo. Por mucho que lo intentase cada vez que Joshua me miraba inevitablemente perdía la cabeza.
Que injusto había sido con ella, ella lo único que hizo fue darme su apoyo en todo momento, me ayudó a salir adelante en mis peores momentos ¿y cómo se lo había devuelto? Traicionándola.
Pero no tenía más tiempo para cavilaciones, Joshua aún estaba arriba esperándome. Subí las escaleras, nunca me habían parecido tan largas y altas como en aquel momento. No terminé de subirlas, me quede a la mitad apoyado contra la pared pensando en qué hacer, qué paso tomar. Cerré los ojos y suspiré buscando un poco de paz y fuerza para hacer lo correcto, debía alejarle de mí, no quería que corriese la misma suerte que Natalia.
Al fin me decidí a subir los pocos escalones que faltaban, Joshua estaba vestido e intentaba recoger la habitación me miró y yo creo que adivino lo que iba a decirle porque no quiso mirarme.
-Joshua yo…-aparte la mirada- he sido un egoísta, con ella y contigo- le mire, al menos se merecía que le mirase a la cara y le dijese la verdad-te seduje para que te acostases conmigo, esa es la verdad…tú…tu me gustaste desde la primera vez que te vi y quise…-era tan duro decir todo aquello…sí, esa era la verdad pero había cambiado en aquel tiempo, el deseo y la pasión que sentía por él se había ido transformando lenta y sutilmente en algo más profundo, en algo que solo podría hacernos daño.-quise estar contigo…pero creo que se nos ha ido de las manos-me apoyé contra la pared, necesitaba algo que me sostuviese para decir todo aquello-se que nada de lo que te diga hará que las cosas acaben bien entre los dos pero prefiero que me odies ahora antes …-“antes de que te rompa el corazón como a Natalia” pensé sin decírselo-antes de que hayan sentimientos más profundos entre los dos, aléjate de mí ahora que todavía puedes
Me miro de forma intensa, tanto que no fui capaz de sostenerle la mirada, le puse la mejilla porque tenía la sensación de que él también iba a pegarme, por supuesto me lo merecía. Cerré los ojos esperando el golpe pero este no llegó, solo escuche sus pisadas por las escaleras y la puerta cerrarse con brusquedad. Me dejé caer y me quedé sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared durante un buen rato, no sé decir cuánto, probablemente horas, sin pensar en nada, sin sentir nada. No quería hacerlo, no podía.
La casa no tardó en llenarse de gente, Joseph subió y me preguntó que me ocurría, le dije que tenía algo de resaca y me ayudó a ponerme en pie, no tenía ánimos para bajar y trabajar pero debía hacerlo. Me lave un poco la cara y baje, todos estaban reunidos charlando y riendo, esperando. Apenas quedaban unos días para el estreno y los nervios empezaban a notarse, ese día debía organizar el transporte de los materiales, el montaje y el reparto de los trajes. Intente reponerme pero fue inútil, la reunión duró poco y apenas pudimos organizar algo, al salir les escuché cuchichear sobre mí pero no me importó. Esa noche fue una de las más largas que he tenido.
Al día siguiente la situación no mejoró demasiado pero no nos quedaban más días y Sashenka me ayudó a organizar algunas cosas, sin ella no había podido. Contratamos a los carros que nos ayudarían a llevar el material, fuimos juntos a ver el sitio que el Conde nos había cedido para interpretar la obra y me ayudó a repartir los disfraces, fueron tres días de trabajo duro que tendría que haber hecho con Natalia pero no dio señales de vida, ni ella ni Joshua.
Sin duda era comprensible pero lo cierto era que los días se me hacían muy duros sin verle, quería hablar con él, escucharle reír, besarle…tocarle, pedirle que me perdonase y que nunca se fuese de mi lado, pero no podía hacerlo, no debía. Decidí no beber para no cometer estupideces, no preguntar por él y dejar que volviese cuando lo considerase y si lo consideraba. Me había resignado a que no viniese al estreno. Pero sí vino.
La semana siguiente paso muy rápido, entre ensayos e ir al teatro del Conde a controlar el montaje del escenario, sentía que el tiempo nunca era suficiente para todo aquel trabajo. Tres días antes Natalia volvió y ayudó en todo lo que fue capaz pero en ningún momento me habló de nada que no fuese el trabajo. Aún así me sentí contento de volver a verla, de saber que no la había perdido del todo, al fin y al cabo era mi amiga, la mejor que tenía y a pesar de todo lo ocurrido esperaba por remendar mi error y hacer las paces con ella, aunque en esos momento no parecía muy factible.
Como dije el tiempo se esfumó y pronto fue 30 de diciembre, un día que no olvidaría nunca.
-No, no, ¡cuidado! Sujétalo bien o se caerá sobre vuestras cabezas en plena actuación.
-¡Kurt! ¡No encontramos el maquillaje, están ya todos vestidos y no puedo maquillarlos!
-Espera, aun no lo hemos descargado, ahora te lo traigo. Josep, ve a ayudar a Frederick con las nubes del escenario.
Sentía que me mareaba, la situación me superaba, demasiadas cosas en las que estar pendiente, el escenario, los trajes, los actores, el Conde…todo requería mi atención y para colmo las cosas parecían esconderse- ¿Dónde diablos esta esa maldita caja de maquillaje?- los gritos, el estrés y los nervios dominaban ese reducido espacio de un teatro secundario de París en el que estrenaría por primera vez una obra de teatro.
No puedo negar que estaba muy emocionado, a pesar de todo lo ocurrido aquello hacia que se me revolviese el estomago por la emoción y los nervios. Corrí con la caja de maquillaje hasta los vestuarios y me choque de bruces contra Joshua, hacia días que no le veía aunque sabía que había estado ensayando cuando yo no estaba en casa, tampoco le había visto llegar así que podría decirse que era la primera vez que le veía desde lo ocurrido.
-Joshua…lo…-antes de que terminase de hablar se apartó y siguió su camino-siento…-me quedé mirándole hasta que se fue del todo, llevaba el traje puesto, era negro y ajustado en algunas zonas, resaltaba su porte y su figura, se veía tremendamente guapo.-te echo de menos...
-Deja de suspirar jefe y dame ya esa caja-Sashenka me arrebató la caja de maquillaje de la mano despertándome. Me puse rojo y huí, ¿Se habría dado cuenta de que miraba a Joshua? Esperaba que no fuese así. Me fui a seguir ayudando allí donde hiciera falta hasta el momento final.
Las luces se apagaron, el telón estaba echado y solo se veía una luz al fondo en los camerinos donde se daban los últimos toques al vestuario, al maquillaje y a los diálogos. Yo esperaba en mi sitio, escondido en el tornavoz reservado para el apuntador. Natalia se ocuparía de los consejos de última hora y mientras yo me repasaría la obra para tener la memoria fresca en caso de que alguien lo necesitase pero lo cierto es que estaba tan nervioso que no podía ponerme a leer.
Pronto les vi salir, Joseph con el traje para presentar la obra, fue una decisión de último minuto, en principio lo haría yo, pero preferí dejárselo a Josep, tenía que empezar a enfrentarse al público, tarde o temprano le haría salir al escenario como actor.
Lo hizo tremendamente bien, con soltura, al principio un poco nervioso pero solo duro unos segundos, el público aplaudió y en ese momento el telón se abrió…
Hubiese deseado que hubiese sido odio lo que encontré en ello, desprecio, rencor o enfado, pero no fue nada de eso, Natalia me miraba con dolor y decepción. Para mi aquello fue como un golpe frio y certero que me hizo darme cuenta de todo lo que había estado haciendo hasta ese momento, de los juegos, de Joshua…
Si bien es cierto que yo no tenía ningún compromiso formal con Natalia sí que existía uno implícito, existió desde la primera vez que nos besamos en aquel café días después de nuestro reencuentro. Aquella tarde ambos decidimos emprender con el teatro, ella me daría su apoyo y lo que era más importante: me daría la oportunidad de encontrar un mecenas, y a cambio yo haría la otra parte del trabajo. Pero no solo eso, esa misma tarde me dijo que siempre había sentido algo por mí a lo que yo conteste con un beso. En mi defensa diré que ella siempre me gustó y que tenía la esperanza de llegar a sentir lo mismo que ella, pero lo cierto es que nunca la llegué a querer, como era mi intención, y todo se puso peor cuando apareció Joshua…él movió el suelo que pisaba y lo hizo carecer de sentido.
Poco a poco consiguió lo que nunca había podido hacer Natalia. Le quería, le necesitaba, cada centímetro de mis pensamientos o de mi piel me pedían estar junto a él, por eso no fui consciente de…, bueno, sí lo era, sabía lo que le estaba haciendo a Natalia pero no era capaz de frenarlo. Por mucho que lo intentase cada vez que Joshua me miraba inevitablemente perdía la cabeza.
Que injusto había sido con ella, ella lo único que hizo fue darme su apoyo en todo momento, me ayudó a salir adelante en mis peores momentos ¿y cómo se lo había devuelto? Traicionándola.
Pero no tenía más tiempo para cavilaciones, Joshua aún estaba arriba esperándome. Subí las escaleras, nunca me habían parecido tan largas y altas como en aquel momento. No terminé de subirlas, me quede a la mitad apoyado contra la pared pensando en qué hacer, qué paso tomar. Cerré los ojos y suspiré buscando un poco de paz y fuerza para hacer lo correcto, debía alejarle de mí, no quería que corriese la misma suerte que Natalia.
Al fin me decidí a subir los pocos escalones que faltaban, Joshua estaba vestido e intentaba recoger la habitación me miró y yo creo que adivino lo que iba a decirle porque no quiso mirarme.
-Joshua yo…-aparte la mirada- he sido un egoísta, con ella y contigo- le mire, al menos se merecía que le mirase a la cara y le dijese la verdad-te seduje para que te acostases conmigo, esa es la verdad…tú…tu me gustaste desde la primera vez que te vi y quise…-era tan duro decir todo aquello…sí, esa era la verdad pero había cambiado en aquel tiempo, el deseo y la pasión que sentía por él se había ido transformando lenta y sutilmente en algo más profundo, en algo que solo podría hacernos daño.-quise estar contigo…pero creo que se nos ha ido de las manos-me apoyé contra la pared, necesitaba algo que me sostuviese para decir todo aquello-se que nada de lo que te diga hará que las cosas acaben bien entre los dos pero prefiero que me odies ahora antes …-“antes de que te rompa el corazón como a Natalia” pensé sin decírselo-antes de que hayan sentimientos más profundos entre los dos, aléjate de mí ahora que todavía puedes
Me miro de forma intensa, tanto que no fui capaz de sostenerle la mirada, le puse la mejilla porque tenía la sensación de que él también iba a pegarme, por supuesto me lo merecía. Cerré los ojos esperando el golpe pero este no llegó, solo escuche sus pisadas por las escaleras y la puerta cerrarse con brusquedad. Me dejé caer y me quedé sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared durante un buen rato, no sé decir cuánto, probablemente horas, sin pensar en nada, sin sentir nada. No quería hacerlo, no podía.
La casa no tardó en llenarse de gente, Joseph subió y me preguntó que me ocurría, le dije que tenía algo de resaca y me ayudó a ponerme en pie, no tenía ánimos para bajar y trabajar pero debía hacerlo. Me lave un poco la cara y baje, todos estaban reunidos charlando y riendo, esperando. Apenas quedaban unos días para el estreno y los nervios empezaban a notarse, ese día debía organizar el transporte de los materiales, el montaje y el reparto de los trajes. Intente reponerme pero fue inútil, la reunión duró poco y apenas pudimos organizar algo, al salir les escuché cuchichear sobre mí pero no me importó. Esa noche fue una de las más largas que he tenido.
Al día siguiente la situación no mejoró demasiado pero no nos quedaban más días y Sashenka me ayudó a organizar algunas cosas, sin ella no había podido. Contratamos a los carros que nos ayudarían a llevar el material, fuimos juntos a ver el sitio que el Conde nos había cedido para interpretar la obra y me ayudó a repartir los disfraces, fueron tres días de trabajo duro que tendría que haber hecho con Natalia pero no dio señales de vida, ni ella ni Joshua.
Sin duda era comprensible pero lo cierto era que los días se me hacían muy duros sin verle, quería hablar con él, escucharle reír, besarle…tocarle, pedirle que me perdonase y que nunca se fuese de mi lado, pero no podía hacerlo, no debía. Decidí no beber para no cometer estupideces, no preguntar por él y dejar que volviese cuando lo considerase y si lo consideraba. Me había resignado a que no viniese al estreno. Pero sí vino.
La semana siguiente paso muy rápido, entre ensayos e ir al teatro del Conde a controlar el montaje del escenario, sentía que el tiempo nunca era suficiente para todo aquel trabajo. Tres días antes Natalia volvió y ayudó en todo lo que fue capaz pero en ningún momento me habló de nada que no fuese el trabajo. Aún así me sentí contento de volver a verla, de saber que no la había perdido del todo, al fin y al cabo era mi amiga, la mejor que tenía y a pesar de todo lo ocurrido esperaba por remendar mi error y hacer las paces con ella, aunque en esos momento no parecía muy factible.
Como dije el tiempo se esfumó y pronto fue 30 de diciembre, un día que no olvidaría nunca.
-No, no, ¡cuidado! Sujétalo bien o se caerá sobre vuestras cabezas en plena actuación.
-¡Kurt! ¡No encontramos el maquillaje, están ya todos vestidos y no puedo maquillarlos!
-Espera, aun no lo hemos descargado, ahora te lo traigo. Josep, ve a ayudar a Frederick con las nubes del escenario.
Sentía que me mareaba, la situación me superaba, demasiadas cosas en las que estar pendiente, el escenario, los trajes, los actores, el Conde…todo requería mi atención y para colmo las cosas parecían esconderse- ¿Dónde diablos esta esa maldita caja de maquillaje?- los gritos, el estrés y los nervios dominaban ese reducido espacio de un teatro secundario de París en el que estrenaría por primera vez una obra de teatro.
No puedo negar que estaba muy emocionado, a pesar de todo lo ocurrido aquello hacia que se me revolviese el estomago por la emoción y los nervios. Corrí con la caja de maquillaje hasta los vestuarios y me choque de bruces contra Joshua, hacia días que no le veía aunque sabía que había estado ensayando cuando yo no estaba en casa, tampoco le había visto llegar así que podría decirse que era la primera vez que le veía desde lo ocurrido.
-Joshua…lo…-antes de que terminase de hablar se apartó y siguió su camino-siento…-me quedé mirándole hasta que se fue del todo, llevaba el traje puesto, era negro y ajustado en algunas zonas, resaltaba su porte y su figura, se veía tremendamente guapo.-te echo de menos...
-Deja de suspirar jefe y dame ya esa caja-Sashenka me arrebató la caja de maquillaje de la mano despertándome. Me puse rojo y huí, ¿Se habría dado cuenta de que miraba a Joshua? Esperaba que no fuese así. Me fui a seguir ayudando allí donde hiciera falta hasta el momento final.
Las luces se apagaron, el telón estaba echado y solo se veía una luz al fondo en los camerinos donde se daban los últimos toques al vestuario, al maquillaje y a los diálogos. Yo esperaba en mi sitio, escondido en el tornavoz reservado para el apuntador. Natalia se ocuparía de los consejos de última hora y mientras yo me repasaría la obra para tener la memoria fresca en caso de que alguien lo necesitase pero lo cierto es que estaba tan nervioso que no podía ponerme a leer.
Pronto les vi salir, Joseph con el traje para presentar la obra, fue una decisión de último minuto, en principio lo haría yo, pero preferí dejárselo a Josep, tenía que empezar a enfrentarse al público, tarde o temprano le haría salir al escenario como actor.
Lo hizo tremendamente bien, con soltura, al principio un poco nervioso pero solo duro unos segundos, el público aplaudió y en ese momento el telón se abrió…
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Me paseaba nervioso en aquella habitación, que de pronto se me hizo inmensa. Cruzaba los brazos algunas veces, otras tantas caminaba de la ventana hacia la puerta… En fin. Que no podía estarme quieto. Yo necesitaba saber que estaba ocurriendo ahí abajo. Decidí volver a reacomodar todo lo que había quedado sobre la cama, hasta que por fin Kurt traspasó el marco de la puerta, con la mejilla sumamente roja, impregnada con la mano de Natalia sobre ella. Presentaba un semblante sombrío, triste.
Presuroso, intenté a cercarme para asistirle pero algo dentro de mí, me detuvo en seco, que fue justo el momento en que Kurt comenzó a hablar de nuevo. Bajé la mirada, no quería verle. Estaba nervioso, angustiado, expectante. El corazón quería salirse de mi pecho:
<< Te seduje… Me gustaste…Se salió de las manos…Antes de que hayan sentimientos profundos de por medio >>
Luego de breves instantes, me armé del valor suficiente para clavar mis ojos en los suyos. ¡Kurt no podía estar hablando en serio! ¿Es que aún no se había dado cuenta de que estaba total, completa y absolutamente enamorado de él? ¿Cómo podía ser tan cínico y minimizar mi cariño a tal grado? Lo que me llevaba a pensar en que todo éste tiempo compartiendo juntos, había estado mintiéndome. ¿Habría estado interpretando su propio melodrama teatral, en donde Natalia era la joven e inocente víctima, él, el marido arrepentido y yo el amante incómodo? Claramente lo percibía así. ¿En que estaba pensando cuando volví a sucumbir a sus encantos? ¿Cómo no pude darme cuenta de que únicamente estaba actuando?
Caí en las redes de mi ”jefe”. De lo que yo tanto había huido en mi anterior compañía. Me enredó en su telaraña, como sólo un experto podía hacerlo. Y yo que tontamente creí en sus besos, en sus caricias, en sus palabras tiernas… Doblemente estúpido por pensar que por fin se había dado cuenta de todo lo que representaba para mí.
Sentí cómo mis pupilas se dilataron. Únicamente podía observarle a él, reduciendo el mundo y la distancia entre ambos, borrando todo el ruido o los objetos que estuvieran a nuestro alrededor. Sólo me ocurría cuando divisaba una presa en mi estado animal. Mis piernas temblaron. Todo mi cuerpo temblaba. << Dios no, no ahora >> No podía permitir que mi instinto salvaje ganara terreno; si no me alejaba pronto de ahí, inevitablemente ocurriría algo inimaginable.
Sin pensarlo mucho tiempo más, abandoné la estancia. Cerré con fuerza la puerta tras de mí, y bajé presuroso las escaleras de tres en tres, hasta verme liberado – una vez más - de aquella reciente prisión.
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MEA CULPA
No recuerdo claramente, cómo es que llegué hasta los lindes del muelle (hasta la fecha no he podido recordarlo. Es como si hubiera bloqueado por completo el recuerdo. Ha sido una laguna mental en mi vida) Corría y corría por todas partes, tratando de perderme entre la multitud, entre las decenas de barcos con rumbos distintos. Deseé treparme a alguno y viajar de polizonte, llevándome hacia algún sitio lejano, donde pudiera poner tierra y mar de por medio. Sin embargo detuve mi loca carrera. ¿Qué cosa estaba haciendo? ¿Hacia dónde quería huir? Todo giraba en círculos. ¡Tantas voces hablando al mismo tiempo! Querían volverme loco…
-¡Déjenme en paz! – grité tapando mis oídos con las palmas de las manos. Más todo seguía en el mismo tenor. Gente yendo y viniendo, ruidos, risas, llantos, despedidas. -¡Déjenme en paz!
Los temblores se volvieron inaguantables. No podía soportar mucho tiempo más sin que de un momento a otro, me convirtiera en aquello que tanto odiaba, en medio de todos. Trastabillando me colé a una callejuela que olía nauseabundamente mal (pescado podrido) y ahí vacié hasta el alma. Me sentía enfermo, incapaz de seguir dándole frente a mi conversión, que finalmente salió victoriosa.
Convertido en halcón, me dediqué a revolotear por los alrededores, atacando a cuanta ave se cruzara por mi camino; mataba por enojo y no por hambre. Gaviotas y pelícanos cayeron en mis garras, a las cuáles les cercené el cuello porque podía, porque mi condición de cambiante me daba la facultad, fuerza y dominio sobre todo aquello que no fuere más astuto, ágil y veloz que yo.
Plumas iba y venían. Caían desde el cielo, como bien dijo una pequeña que pasaba por ahí de la mano de su madre. Cuando la multitud volteó hacia arriba, percibieron que un ave rapaz peligrosa estaba haciendo de las suyas. No era común observar que un ave como aquella se acercara demasiado a la ciudad, por lo que fui el centro de atracción de todo aquel que se encontrara cerca.
Algunos marineros comenzaron a hacer apuestas: El primero que lograra dar en el blanco, se haría acreedor a una buena tanda de cervezas gratis. Así pues, varios valientes fueron en búsqueda de sus armas para dispararme. Tan molesto con la vida estaba, que osé quedarme quieto cerca del mástil mayor para que acabaran conmigo de una vez por todas. Ahí los observaba dispararme. Desgraciadamente para mí, todos y cada uno de ellos, tenían la mira desviada; ninguna bala se acercaba en lo más mínimo, salvo el capitán de la fragata que bien tuvo la suerte de acertar en el ala derecha.
Fui cayendo en picada, y justo cuando iba a estrellarme en la cubierta del barco, levanté el vuelo batiendo mis alas lo más fuerte que pude. El instinto de supervivencia había prevalecido al deseo humano de morir. Volé lejos, muy lejos, hasta que el cansancio me atrapara. Mea culpa
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Fui despertándome lentamente, debido a algunas gotas que caían sobre mi frente. Cuando me hube incorporado del todo, me sorprendí rodeado de plumas. Todo mi cuerpo desnudo estaba sucio, cubierto de guano, sangre y raspones. ¿Qué cosa había ocurrido? Cuando observé a mí alrededor, me di cuenta de que estaba – al parecer – en un viejo ático, que las palomas habían convertido en su hogar, pero que habían sucumbido a mi hambre desmedida. Traté de levantarme pero sólo atiné a golpearme con el techo. El espacio era demasiado pequeño como para que un hombre pudiera permanecer de pie. A gatas me dirigí a la entrada. Ahí me di cuenta de que estaba dentro de una propiedad importante porque abajo podía divisarse verdes prados y jardines muy bien cuidados. << ¿En qué lío te has metido ésta vez Joshua? >> Si me pillaban ahí arriba, ya podía darme por muerto – que era lo que estaba buscando en un principio – pero se contaban atrocidades de la santa inquisición y yo no iba a desaparecer en manos de aquella gente inhumana.
Lo mejor que pude hacer, fue esperar a que anocheciera. Intenté transformarme por mi cuenta pero estaba agotado. Tanto, que todas las articulaciones me dolían. Sumado estaba el hecho de que yo no tenía ropa para cubrir mi cuerpo desnudo. ¿Cómo haría para…? Cerré los ojos. ¿Pero es que acaso quería volver a casa? ¿A que los recuerdos me atormentaran con fuerza? Me hice ovillo en un rincón. Y lloré, por fin lloré todo cuanto pude. Nuevamente me habían partido el corazón en miles de pedacitos. Kurt había dejado clara su posición: Amaba a Natalia y no iba a dejarle nunca por alguien como él. Nunca había representado nada especial, salvo el mero deseo carnal de verme sometido a sus instintos sexuales. Si alguna vez sus ojos cantaron para mí, dándome a entender algo que no era entonces mea culpa.
De madrugada, bajé descolgándome por un costado. En el ático había dado cuenta de alguna tela vieja que dejaba ver más allá de lo necesario, pero cumpliría la función de cubrir mis partes pudendas. Ahí caminé muchos kilómetros a pies descalzos, haciéndome algunas ampollas que no tardarían en sanar dada mi condición de sobrenatural. Para cuando llegué a casa, pude darme cuenta de que habían pasado varios días. Parpadeé ¿cuánto tiempo había estado vagueando por los aires? La leche – la poca que había comprado – se había agriado y el pan endurecido. Las ventanas estaban abiertas de par en par, dejando que algunas flores secas se colaran al interior, al igual que la lluvia. El suelo estaba mojado. Sólo las cerré y me eché en mi cama, poco importándome que aún estuviera sucio. Estaba muy cansado.
La mañana siguiente me levanté cuando el sol estaba ya en lo alto. Perezosamente y con mucho desgano me obligué a tomar un baño de tina. La única cosa hermosa y decente que tenía mi hogar. Dentro del agua medité sobre lo que sería mi futuro, sobre la puesta en escena… Yo no tenía el ánimo suficiente para regresar, puesto que no quería verle. Tan sólo pensar en él me lastimaba y me hacía llorar. Sin embargo, habíamos puesto tanto empeño que… No sería para nada justo que por mi situación sentimental echara todo a perder. Tenía buenos camaradas, amigos sinceros. Estaba Sashe, que siempre me recibía con una sonrisa y un beso en la mejilla. Josep, ese chiquillo que siempre estaba buscando el modo de bromear… Motivos suficientes para regresar e intentar ser nuevamente yo. Que me dolía en el alma, sí, pero no podía darme por vencido tan pronto. Si mi madre viera en el estado deplorable en el que me encontraba, seguro se sentiría decepcionada. Ella me había educado para ser un buen cristiano, un hombre fuerte y decidido capaz de cumplir sueños y metas. Por eso había llegado a París, para convertir mis sueños en realidad y... ¿qué estaba ocurriendo? Ahora sólo estaba llorando por los rincones. No era sano para mí. Nadie iba a mover un dedo por mí, estaba consciente de que tenía, debía mover el trasero y encarar lo que viniera, echando un cerrojo definitivo al corazón.
Después del baño y ponerme ropa decente, fui a la casona. Pregunté sobre los horarios en los cuáles Kurt no solía frecuentar la casa. Así fue pude regresar a los ensayos con tranquilidad. Ensayaba rápido, pues todo lo tenía perfectamente bien aprendido y de ahí de vuelta a mi casa. Los días volvieron a transcurrir lentos, entre bajones de ánimo, risas y llanto, hasta que llegó el día de tan ansioso estreno. Llegué muy temprano, directo al área donde se había dispuesto a los actores para que comenzaran a arreglarse. Ahí me fue entregado mi traje negro, que tan bellamente había sido decorado, era una preciosidad. Lo admiré, incluso lo olfateé. Olía a tela, a nuevo, a esperanza.
-¿Pasaste una noche agitada, no Joshua?- algunos compañeros actores comenzaron a reírse y yo no atinaba a saber por qué. Cuando pregunté el motivo de tanta burla, me indicaron que revisara mi espalda. Fui al primer espejo completo que encontré y me observé: Aunque tenue, había algo escrito en ella; parecía decir un “te quiero” ya casi difuminado, pero que todavía se alcanzaba a apreciar. No supe qué responder, por lo que hui cobardemente de ahí vistiéndome, por el camino.
Al caminar por el entre tela, topé de frente con alguien y era… << Oh Dios, justo tenía que ser tú >> proseguí mi camino sin hacer demasiado caso al inesperado encuentro. Ese pequeño instante en que se volvieron a cruzar nuestras miradas, fue como un dentellado a mi cordura. ¡Justo tenía que verle minutos antes de salir a escena! ¿Por qué? ¿Por qué? Había sido tan cuidadoso…
Tuve que serenarme al primer rincón libre que encontré. Ahí una de las chicas de escenografía se acercó hasta a mí para darme ánimos. Comentaba que me veía más pálido de lo normal. Yo minimicé su comentario, aludiendo a que sólo eran los nervios propios de la obra, que ya se me pasaría. Entonces escuché la voz de Josep como el maestro de ceremonias. Todo estaba ya sucediendo. Todo el esfuerzo y horas se verían reflejadas en lo que ocurriera las próximas dos horas. El corazón latía aprisa nuevamente, las manos me temblaban. << No Dios, no dejes que me pase esto, ¡por favor! >>
Las luces del escenario se apagaron, cerré los ojos. Pensé en algún recuerdo bonito y me aferré a él, hasta que fue mi turno, de entrar en escena…
Claudio
Y tú, Laertes, ¿qué solicitas? Me has hablado de una pretensión, ¿no me dirás cuál sea? En cualquiera cosa justa que pidas al Rey de Dinamarca, no será vano el ruego. ¿Ni qué podrás pedirme que no sea más ofrecimiento mío, que demanda tuya? No es más adicto a la cabeza el corazón ni más pronta la mano en servir a la boca, que lo es el trono de Dinamarca para con tu padre. En fin, ¿qué pretendes?
Laertes
Respetable Soberano, solicito la gracia de vuestro permiso para volver a Francia. De allí he venido voluntariamente a Dinamarca a manifestaros mi leal afecto, con motivo de vuestra coronación; pero ya cumplida esta deuda, fuerza es confesaros que mis ideas y mi inclinación me llaman de nuevo a aquel país, y espero de vuestra mucha bondad esta licencia.
Claudio
¿Has obtenido ya la de tu padre? ¿Qué dices Polonio?
Polonio
A fuerza de importunaciones ha logrado arrancar mi tardío consentimiento. Al verle tan inclinado, firmé últimamente la licencia de que se vaya, aunque a pesar mío; y os ruego, señor, que se la concedáis.
Claudio
Elige el tiempo que te parezca más oportuno para salir, y haz cuanto gustes y sea más conducente a tu felicidad. Y tú, Hamlet, ¡mi deudo, mi hijo!
Hamlet
Algo más que deudo, y menos que amigo.
Claudio
¿Qué sombras de tristeza te cubren siempre?
Hamlet
Al contrario, señor, estoy demasiado a la luz.
Gertrudis
Mi buen Hamlet, no así tu semblante manifieste aflicción; véase en él que eres amigo de Dinamarca; ni siempre con abatidos párpados busques entre el polvo a tu generoso padre. Tú lo sabes, común es a todos, el que vive debe morir, pasando de la naturaleza a la eternidad.
Hamlet
Sí señora, a todos es común.
Gertrudis
Pues si lo es, ¿por qué aparentas tan particular sentimiento?
Hamlet
¿Aparentar? No señora, yo no sé aparentar. Ni el color negro de este manto, ni el traje acostumbrado en solemnes lutos, ni los interrumpidos sollozos, ni en los ojos un abundante río, ni la dolorida expresión del semblante, junto con las fórmulas, los ademanes, las exterioridades de sentimiento; bastarán por sí solos, mi querida madre, a manifestar el verdadero afecto que me ocupa el ánimo. Estos signos aparentan, es verdad; pero son acciones que un hombre puede fingir... Aquí, aquí dentro tengo lo que es más que apariencia, lo restante no es otra cosa que atavíos y adornos del dolor.
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Última edición por Joshua Maloney el Lun Mayo 16, 2016 12:00 pm, editado 1 vez
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: - Destinos inciertos - / Kurt / +18
-¡Aquí traigo romero, que es bueno para la memoria!- le susurre a Sashenka, por un momento se había perdido, pero con ese pequeño apunte consiguió retomar su papel sin mayor dificultad y hasta el final. No fue la única que lo necesitó, Frederick, el joven que representaba a Laertes también necesito ayuda y alguno más, sobre todo al cambiar de personaje ya que más de uno repitió papel secundario.
A esas alturas de la obra ya estaba más relajado pero siempre alerta de que todo saliese bien. Nunca olvidaré el momento en que el telón de tela pesada y rojiza se abrió dejando a la vista de todo el teatro el montaje escenográfico que habíamos conseguido montar. Me parecía imposible que todo con lo que llevaba meses pensado se había vuelto material y estaba ante mis ojos, tan firme y tan real.
Uno a uno los personajes fueron tomando el escenario, recreando una vez más la obra de Shakespeare tal y como la había imaginado cuando la leí por primera vez cuando tenía catorce años. Más de una vez la había visto representada en teatros de pequeñas ciudades donde nosotros también hacíamos una gira con obras menores. Ninguna era lo suficientemente buena para mi, ni si quiera la que fui a ver con el escritor en el Teatro Real de Florencia, aunque fue una gran actuación no estaba a la altura de mi imaginación. Pero esta…la que estaba teniendo lugar delante de mis ojos…esta era para mí la representación con la que siempre había soñado.
No me arrepentí de no haberla protagonizado porque Joshua era la encarnación del Hamlet de mis recuerdos. Se movía con tanta naturalidad…al principio note que algo no iba bien pero solo fueron unos minutos, enseguida se hizo con el escenario, sin cometer sin fallo. Expresaba muchísimo más de lo que esperaba. Los últimos días no le había visto ensayar y podría decirse que era la primera vez que le veía trabajar. Era realmente bueno. Mucho mejor de lo que yo podría aspirar a ser, sonreí y sentí verdadera alegría por él y su talento. Estaba casi seguro que después de todo lo que había pasado en cuanto terminase el espectáculo vendría a verme y a decirme que no trabajaría más para mí.
Era perfectamente comprensible, yo tampoco querría trabajar con una persona que se había aprovechado de mí. Suspire y me quede embobado mirándole. Viendo como luchaba contra la espada de Laertes, como el día de su audición y como tantos otros en los que preparábamos juntos esa escena y siempre acababa con un beso de sus labios, los echaba tanto de menos…
El momento culmen de la tragedia, la muerte, la venganza y la justicia que se cobraron la sangre de los culpables y de los inocentes, dejo en silencio y en vilo a todo el teatro. Las últimas palabras de Hamlet y el cierre final levantaron una ovación de aplausos y felicitaciones. El telón cayó y salí de mi escondrijo sin poder aguantarme más ahí dentro.
Me colé entre bambalinas y sentí el abrazo fuerte de Natalia – ¡Lo hemos conseguido! Lo hemos hecho Kurt…- me sentí muy reconfortado por ese abrazo, solo los dos sabíamos todo lo que habíamos sufrido por sacar adelante todo eso, conseguir el dinero, los actores, hacerlo real…pero sobre todo porque fue una firma de paz entre los dos.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí- El resto de actores se unieron al abrazo y saltamos en coro por un momento- Enhorabuena a todos…pero ahora debéis salir ahí fuera a disfrutar esos aplausos que son para vosotros.
Todos corrieron nuevamente al escenario, el telón se abrió una vez más, el público volvió a aplaudir al verle y una lluvia de pequeñas flores baño el suelo del escenario. Joseph y Sashenka me insistieron para salir y me colocaron en medio, junto al protagonista de esa noche. Joshua. Le mire y sonreí, tenía tantas ganas de abrazarle y de compartir con él mi orgullo por su trabajo, mi alegría y mi satisfacción…pero no podía.
-Has estado increíble, enhorabuena y gracias por darme este momento y tu trabajo. – Él no me miró y yo giré la vista, sonreí y agradecí al público con una reverencia. El telón volvió a cerrarse y esta vez de forma definitiva.
Los actores fueron hacia los camerinos con felicitaciones y agradecimientos, por mi parte salí hacia el patio de butacas cuando los espectadores ya se había marchado. Había quedado con nuestro benefactor en vernos después de la función allí. Era la primera vez que le vería en persona, generalmente la que se ocupaba de las reuniones y negociaciones era Natalia, que era la que le conocía y todo el contacto que tenía con él era a través de correo.
-Buenas noches señor Callahan, por fin nos conocemos- Me sonrió y me tendió la mano. Era más joven de lo que esperaba, por cómo me hablaba Natalia de él pensé que se trataba de un hombre de 60 años con canas y joroba. Cuando le vi lo comprendí, pues era un hombre apuesto, alto, un poco más que yo, con un porte y modales propios de la nobleza. Tenía los ojos de un verde intenso y el cabello castaño tirando a rubio. Le estreche la mano.
-Buenas noches señor, es un placer conocerle al fin- Su mano era grande y fuerte pero suave. No sé muy bien porque pero me sentí un poco intimidado.
-He de darle la enhorabuena por su trabajo, a decir verdad cuando nuestra querida amiga Natalia me contó el proyecto no lo tenía claro, solo accedí porque soy un amante del teatro y tener una compañía ha sido uno de mis deseos más ambiciosos. –Dio unos pasos caminando hacia el escenario- Ha sido una representación sublime de Hamlet, una de las mejores que he visto, sobre todo por el actor que interpretaba a Hamlet, impresionante trabajo-se giró – quisiera que tomase en consideración algunos cambios que me gustaría hacer, pero ya hablaremos más tarde de eso…ahora me gustaría que por favor me llevase a conocer a sus actores, tengo muchas ganas de darles la enhorabuena.
-Claro, como no…sígame- Le guié hacia los camerinos y en el camino no dejaba de pensar en sus palabras… ¿cambios? ¿Qué clase de cambios? ¿SU compañía? Si bien es cierto que el ponía el dinero él que había trabajado por y para ella había sido yo, no él. – Muchachos, por favor atended un momento…-todos estaban ya vestidos pero había mucho revuelo, algunos seguían quitándose el maquillaje, otros seguían comentando la obra…todos me ignoraron. –por favor…muchachos…
Todos se quedaron en silencio cuando el noble silbó. Sonrió ampliamente-Buenas noches caballeros y señoritas, soy Enrique, Conde de Chambord y desde hoy vuestro mecenas.
Nadie dijo ni una sola palabra más, él camino entre los actores dándoles la mano y felicitándoles por su trabajo.
-Habéis estado todos magníficos, pero me permitiréis que le dé un aplauso especial a la estrella de esta noche, Hamlet- aplaudió colocándose frente a él- Enhorabuena, pocas veces he visto actores tan buenos como usted señor…-Joshua le dio su nombre – Maloney, un placer. Bueno, no quiero interrumpir más por aquí, solo quería felicitarles por el trabajo y el talento derrochado, nos veremos en otra ocasión, buenas noches a todos- salió de los camerinos acompañado de Natalia.
Miré a Joshua, aun estaba sonrojado, seguro que se debía a la forma en la que el Conde se había acercado a él, era tan tímido…me quede un rato mirándole hasta que se dio cuenta que lo hacía y entonces desvié la mirada y salí. Me quede sentado en una de las butacas hasta que todos terminaron de recoger sus cosas, Joseph vino a decirme que el último carro está listo para partir y que solo me estaban esperando a mí.
-Gracias Joseph, enseguida voy.- Entré una vez más en los vestuarios para apagar las luces y vi una prenda blanca sobre una silla, me acerqué y la cogí, se parecía a una de las camisetas de Joshua, lo sabía porque tenía un pequeño agujero en la parte inferior, se lo hice sin querer cuando le mordí por esa zona, sonreí recordando ese momento y la acerque para olerla. Sin duda era suya, tenía su olor. Cerré los ojos dejándome llevar por ese aroma, me senté en la silla de donde había cogido la prenda, me sentí en paz por unos momentos…no era capaz de entender el efecto que Joshua tenía en mí.
Lo que me hacía sentir era muy distinto a todo lo que había experimentado antes, cada vez que le veía se me aceleraba el corazón, solo pensaba en sus besos y sus manos, verle en el escenario había sido una sensación indescriptible. Sentir su olor otra vez…hizo que me derrumbase. En todo aquel tiempo había estado más pendiente de que la obra saliese adelante y había encerrado todos mis sentimientos en una habitación oscura que se abrió en aquel momento.
Noté un nudo en la garganta y los ojos empañados –te echo tanto de menos…-apreté la prenda y entonces escuche un ruido que me sobresalto-¿hola? ¿Hay alguien? – no obtuve respuesta. Me puse en pie y doble la camisa guardándola en mi chaqueta. Apague las luces y salí a coger el ultimo carro, en el solo fuimos Joseph, yo y todos los trajes de los actores.
Al volver a casa estaba tan cansado que solo le di las buenas noches a Joseph y me metí en la cama, me puse la camiseta de Joshua y por una noche dormí profundamente.
A esas alturas de la obra ya estaba más relajado pero siempre alerta de que todo saliese bien. Nunca olvidaré el momento en que el telón de tela pesada y rojiza se abrió dejando a la vista de todo el teatro el montaje escenográfico que habíamos conseguido montar. Me parecía imposible que todo con lo que llevaba meses pensado se había vuelto material y estaba ante mis ojos, tan firme y tan real.
Uno a uno los personajes fueron tomando el escenario, recreando una vez más la obra de Shakespeare tal y como la había imaginado cuando la leí por primera vez cuando tenía catorce años. Más de una vez la había visto representada en teatros de pequeñas ciudades donde nosotros también hacíamos una gira con obras menores. Ninguna era lo suficientemente buena para mi, ni si quiera la que fui a ver con el escritor en el Teatro Real de Florencia, aunque fue una gran actuación no estaba a la altura de mi imaginación. Pero esta…la que estaba teniendo lugar delante de mis ojos…esta era para mí la representación con la que siempre había soñado.
No me arrepentí de no haberla protagonizado porque Joshua era la encarnación del Hamlet de mis recuerdos. Se movía con tanta naturalidad…al principio note que algo no iba bien pero solo fueron unos minutos, enseguida se hizo con el escenario, sin cometer sin fallo. Expresaba muchísimo más de lo que esperaba. Los últimos días no le había visto ensayar y podría decirse que era la primera vez que le veía trabajar. Era realmente bueno. Mucho mejor de lo que yo podría aspirar a ser, sonreí y sentí verdadera alegría por él y su talento. Estaba casi seguro que después de todo lo que había pasado en cuanto terminase el espectáculo vendría a verme y a decirme que no trabajaría más para mí.
Era perfectamente comprensible, yo tampoco querría trabajar con una persona que se había aprovechado de mí. Suspire y me quede embobado mirándole. Viendo como luchaba contra la espada de Laertes, como el día de su audición y como tantos otros en los que preparábamos juntos esa escena y siempre acababa con un beso de sus labios, los echaba tanto de menos…
El momento culmen de la tragedia, la muerte, la venganza y la justicia que se cobraron la sangre de los culpables y de los inocentes, dejo en silencio y en vilo a todo el teatro. Las últimas palabras de Hamlet y el cierre final levantaron una ovación de aplausos y felicitaciones. El telón cayó y salí de mi escondrijo sin poder aguantarme más ahí dentro.
Me colé entre bambalinas y sentí el abrazo fuerte de Natalia – ¡Lo hemos conseguido! Lo hemos hecho Kurt…- me sentí muy reconfortado por ese abrazo, solo los dos sabíamos todo lo que habíamos sufrido por sacar adelante todo eso, conseguir el dinero, los actores, hacerlo real…pero sobre todo porque fue una firma de paz entre los dos.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí- El resto de actores se unieron al abrazo y saltamos en coro por un momento- Enhorabuena a todos…pero ahora debéis salir ahí fuera a disfrutar esos aplausos que son para vosotros.
Todos corrieron nuevamente al escenario, el telón se abrió una vez más, el público volvió a aplaudir al verle y una lluvia de pequeñas flores baño el suelo del escenario. Joseph y Sashenka me insistieron para salir y me colocaron en medio, junto al protagonista de esa noche. Joshua. Le mire y sonreí, tenía tantas ganas de abrazarle y de compartir con él mi orgullo por su trabajo, mi alegría y mi satisfacción…pero no podía.
-Has estado increíble, enhorabuena y gracias por darme este momento y tu trabajo. – Él no me miró y yo giré la vista, sonreí y agradecí al público con una reverencia. El telón volvió a cerrarse y esta vez de forma definitiva.
Los actores fueron hacia los camerinos con felicitaciones y agradecimientos, por mi parte salí hacia el patio de butacas cuando los espectadores ya se había marchado. Había quedado con nuestro benefactor en vernos después de la función allí. Era la primera vez que le vería en persona, generalmente la que se ocupaba de las reuniones y negociaciones era Natalia, que era la que le conocía y todo el contacto que tenía con él era a través de correo.
-Buenas noches señor Callahan, por fin nos conocemos- Me sonrió y me tendió la mano. Era más joven de lo que esperaba, por cómo me hablaba Natalia de él pensé que se trataba de un hombre de 60 años con canas y joroba. Cuando le vi lo comprendí, pues era un hombre apuesto, alto, un poco más que yo, con un porte y modales propios de la nobleza. Tenía los ojos de un verde intenso y el cabello castaño tirando a rubio. Le estreche la mano.
-Buenas noches señor, es un placer conocerle al fin- Su mano era grande y fuerte pero suave. No sé muy bien porque pero me sentí un poco intimidado.
-He de darle la enhorabuena por su trabajo, a decir verdad cuando nuestra querida amiga Natalia me contó el proyecto no lo tenía claro, solo accedí porque soy un amante del teatro y tener una compañía ha sido uno de mis deseos más ambiciosos. –Dio unos pasos caminando hacia el escenario- Ha sido una representación sublime de Hamlet, una de las mejores que he visto, sobre todo por el actor que interpretaba a Hamlet, impresionante trabajo-se giró – quisiera que tomase en consideración algunos cambios que me gustaría hacer, pero ya hablaremos más tarde de eso…ahora me gustaría que por favor me llevase a conocer a sus actores, tengo muchas ganas de darles la enhorabuena.
-Claro, como no…sígame- Le guié hacia los camerinos y en el camino no dejaba de pensar en sus palabras… ¿cambios? ¿Qué clase de cambios? ¿SU compañía? Si bien es cierto que el ponía el dinero él que había trabajado por y para ella había sido yo, no él. – Muchachos, por favor atended un momento…-todos estaban ya vestidos pero había mucho revuelo, algunos seguían quitándose el maquillaje, otros seguían comentando la obra…todos me ignoraron. –por favor…muchachos…
Todos se quedaron en silencio cuando el noble silbó. Sonrió ampliamente-Buenas noches caballeros y señoritas, soy Enrique, Conde de Chambord y desde hoy vuestro mecenas.
Nadie dijo ni una sola palabra más, él camino entre los actores dándoles la mano y felicitándoles por su trabajo.
-Habéis estado todos magníficos, pero me permitiréis que le dé un aplauso especial a la estrella de esta noche, Hamlet- aplaudió colocándose frente a él- Enhorabuena, pocas veces he visto actores tan buenos como usted señor…-Joshua le dio su nombre – Maloney, un placer. Bueno, no quiero interrumpir más por aquí, solo quería felicitarles por el trabajo y el talento derrochado, nos veremos en otra ocasión, buenas noches a todos- salió de los camerinos acompañado de Natalia.
Miré a Joshua, aun estaba sonrojado, seguro que se debía a la forma en la que el Conde se había acercado a él, era tan tímido…me quede un rato mirándole hasta que se dio cuenta que lo hacía y entonces desvié la mirada y salí. Me quede sentado en una de las butacas hasta que todos terminaron de recoger sus cosas, Joseph vino a decirme que el último carro está listo para partir y que solo me estaban esperando a mí.
-Gracias Joseph, enseguida voy.- Entré una vez más en los vestuarios para apagar las luces y vi una prenda blanca sobre una silla, me acerqué y la cogí, se parecía a una de las camisetas de Joshua, lo sabía porque tenía un pequeño agujero en la parte inferior, se lo hice sin querer cuando le mordí por esa zona, sonreí recordando ese momento y la acerque para olerla. Sin duda era suya, tenía su olor. Cerré los ojos dejándome llevar por ese aroma, me senté en la silla de donde había cogido la prenda, me sentí en paz por unos momentos…no era capaz de entender el efecto que Joshua tenía en mí.
Lo que me hacía sentir era muy distinto a todo lo que había experimentado antes, cada vez que le veía se me aceleraba el corazón, solo pensaba en sus besos y sus manos, verle en el escenario había sido una sensación indescriptible. Sentir su olor otra vez…hizo que me derrumbase. En todo aquel tiempo había estado más pendiente de que la obra saliese adelante y había encerrado todos mis sentimientos en una habitación oscura que se abrió en aquel momento.
Noté un nudo en la garganta y los ojos empañados –te echo tanto de menos…-apreté la prenda y entonces escuche un ruido que me sobresalto-¿hola? ¿Hay alguien? – no obtuve respuesta. Me puse en pie y doble la camisa guardándola en mi chaqueta. Apague las luces y salí a coger el ultimo carro, en el solo fuimos Joseph, yo y todos los trajes de los actores.
Al volver a casa estaba tan cansado que solo le di las buenas noches a Joseph y me metí en la cama, me puse la camiseta de Joshua y por una noche dormí profundamente.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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