AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
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La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
De todo lo que he saboreado…
Nada es más sabroso que tu cuerpo, tus labios.
El criado del brujo, quien no tenía nada que ver con tal, le ayudó a al menos tener algún que otro vestido para cambiarse y así poder alternarlos. Ya había desayunado, un poco de café y alguna pieza de fruta, tampoco necesitaba más hasta la hora de comer…ya sería entonces cuando arrasaría con parte de los platos en la mesa. La primera clase era la más importante y por ello, quería estar de lo más preparada. Antes de empezar, le mostraría su “talento”, ¿de qué manera? Disponiendo en la mesa con sumo cuidado todas y cada una de las especias, hierbas, ungüentos, esencias y un sinfín de cosas que solo ella tenía constancia de para qué servían y lo que eran.
Desde su posición, sonrió ampliamente al ver el amplio abanico que podía ofrecer y enseñar al brujo. Se preguntó incontables veces, si fue capaz de todo eso que le había mostrado en el callejón, lo de la alfombra y demás… ¿qué más secretos guardaba aquel hombre? Era un misterio y un gran descubrimiento por su parte. ¿Quién iba a pensar que aquel joven podía ser un brujo negro? O como bien lo llamaba ella, un brujo del mal. Rió por lo bajo al recordar el apodo con el que le había bautizado, le venía como anillo al dedo.
-Para la fiebre, centaura… cornejo… perfecto -murmuró por lo bajo, llevándose una de las flores color violeta para olerla.. No iba a empezar hasta que él hiciese acto de presencia y… como viese su mesa en la que trabajaba llena de potingues e hierbas de ella… seguramente pondría el grito en el cielo. -Centinodia para el estómago … y ¿cuántas clases hay? Ah bien, perfecto -lo iba apuntando todo en su pequeño cuaderno, algo así como una especie de inventario.
Oyó pasos, supo de quién se trataba al instante. Fritz era más sigiloso, como si caminase de puntillas y así no molestar. Sonrió de espaldas a él, acababa de terminar de apuntar todo y así al menos, la próxima vez que fuese a la tienda o… mejor, sondease los callejones en donde vendían de exportación…podría saber con lo que contaba y le faltaba. Se llevó a los labios la pluma, acariciando éstos de lo más pensativa, la pluma le hacía cosquillas.
-Buenos días, señor Tisdale -dijo lo suficientemente alto, giró el rostro, quedando de perfil y recorrerlo con la mirada, imposible no hacerlo. El muy canalla era atractivo y ella no era estúpida, sonrió traviesa al recordar fugazmente lo que ocurrió anoche y ya solo con eso, se distrajo lo suficiente, tanto… que suspiró por lo bajo intentando no gemir, ella era así de expresiva. No había dejado de acariciarse los labios con los finos y suaves cabellos de la pluma, tomando alguno con los dientes -Estas son todas mis hierbas, especias, esencias…y cosas que se escapan de la sabiduría humana porque es mejor no saber -
Tomó impulso y se sentó en el borde de la mesa, ahora sí, mirándole intensamente con sus orbes azules como el mismo cielo. Pensativa, guió la mano de la pluma hasta el brujo y la deslizó por su frente , bajando por su nariz y acabar rozando sus labios, aquellos que había mordido infinidad de veces durante toda la noche y provocó que ella, se mordiese el inferior.
-¿Empezamos con la primera clase? Cogeré apuntes… como buena ayudante aplicada -más que dispuesta, lo miró fijamente a los ojos, estaba deseando empezar.
Nada es más sabroso que tu cuerpo, tus labios.
El criado del brujo, quien no tenía nada que ver con tal, le ayudó a al menos tener algún que otro vestido para cambiarse y así poder alternarlos. Ya había desayunado, un poco de café y alguna pieza de fruta, tampoco necesitaba más hasta la hora de comer…ya sería entonces cuando arrasaría con parte de los platos en la mesa. La primera clase era la más importante y por ello, quería estar de lo más preparada. Antes de empezar, le mostraría su “talento”, ¿de qué manera? Disponiendo en la mesa con sumo cuidado todas y cada una de las especias, hierbas, ungüentos, esencias y un sinfín de cosas que solo ella tenía constancia de para qué servían y lo que eran.
Desde su posición, sonrió ampliamente al ver el amplio abanico que podía ofrecer y enseñar al brujo. Se preguntó incontables veces, si fue capaz de todo eso que le había mostrado en el callejón, lo de la alfombra y demás… ¿qué más secretos guardaba aquel hombre? Era un misterio y un gran descubrimiento por su parte. ¿Quién iba a pensar que aquel joven podía ser un brujo negro? O como bien lo llamaba ella, un brujo del mal. Rió por lo bajo al recordar el apodo con el que le había bautizado, le venía como anillo al dedo.
-Para la fiebre, centaura… cornejo… perfecto -murmuró por lo bajo, llevándose una de las flores color violeta para olerla.. No iba a empezar hasta que él hiciese acto de presencia y… como viese su mesa en la que trabajaba llena de potingues e hierbas de ella… seguramente pondría el grito en el cielo. -Centinodia para el estómago … y ¿cuántas clases hay? Ah bien, perfecto -lo iba apuntando todo en su pequeño cuaderno, algo así como una especie de inventario.
Oyó pasos, supo de quién se trataba al instante. Fritz era más sigiloso, como si caminase de puntillas y así no molestar. Sonrió de espaldas a él, acababa de terminar de apuntar todo y así al menos, la próxima vez que fuese a la tienda o… mejor, sondease los callejones en donde vendían de exportación…podría saber con lo que contaba y le faltaba. Se llevó a los labios la pluma, acariciando éstos de lo más pensativa, la pluma le hacía cosquillas.
-Buenos días, señor Tisdale -dijo lo suficientemente alto, giró el rostro, quedando de perfil y recorrerlo con la mirada, imposible no hacerlo. El muy canalla era atractivo y ella no era estúpida, sonrió traviesa al recordar fugazmente lo que ocurrió anoche y ya solo con eso, se distrajo lo suficiente, tanto… que suspiró por lo bajo intentando no gemir, ella era así de expresiva. No había dejado de acariciarse los labios con los finos y suaves cabellos de la pluma, tomando alguno con los dientes -Estas son todas mis hierbas, especias, esencias…y cosas que se escapan de la sabiduría humana porque es mejor no saber -
Tomó impulso y se sentó en el borde de la mesa, ahora sí, mirándole intensamente con sus orbes azules como el mismo cielo. Pensativa, guió la mano de la pluma hasta el brujo y la deslizó por su frente , bajando por su nariz y acabar rozando sus labios, aquellos que había mordido infinidad de veces durante toda la noche y provocó que ella, se mordiese el inferior.
-¿Empezamos con la primera clase? Cogeré apuntes… como buena ayudante aplicada -más que dispuesta, lo miró fijamente a los ojos, estaba deseando empezar.
Última edición por Gaïa Goncourt el Vie Feb 10, 2017 5:04 pm, editado 1 vez
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 13/01/2016
Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Siempre que enseñes, enseña a la vez
a dudar de lo que enseñas
a dudar de lo que enseñas
En cuanto los primeros rayos del sol se colaron por la ventana abrí los ojos y me acomodé en la cama, dando un bostezo, mientras mí mente poco a poco se despertaba del sueño de aquella noche, y de paso, me mentalizaba para lo que hoy tocaba. Hoy sería la primera clase que tendría que darle a Gaïa y no sabía muy bien por dónde iba a salir aquella joven. Era la primera vez que tenía una ayudante, siempre habían sido varones, y a ninguno le había tenido que enseñar a utilizar la magia. Simplemente eran personas que me ayudaban de alguna a forma a controlar el inventario… pero nada más. Después de eso Fritz era quien me había estado ayudando en esa tarea y ahora tenía a aquella joven que a saber por dónde me iba a salir.
Me levanté de la cama y decidí darme un baño antes de comenzar con todo, quería estar despejado y sabía que Fritz prepararía el desayuno y lo llevaría donde estuviera. Jamás desayunaba en la cama y siempre me llevaba el desayuno donde yo estuviera. El baño sirvió para despejar mi mente y me cambié poniéndome unos pantalones algo más cómodos y una camiseta, de momento, no tenía pensado salir de casa aquel día a no ser que ocurriera algo de improvisto.
Una vez cambiado salí de la habitación y me encaminé al salón a paso tranquilo y escuché a la joven hablando para sí misma antes incluso de que pudiera llegar a la puerta, y me hizo sonreír de lado. Otro signo más de que estaba algo loca. Me apoyé en el marco de la puerta mientras la observaba de espaldas a mí y parecía que apuntaba algo. Fritz le había dejado algún vestido que habría por la casa, porque no llevaba la misma ropa de ayer, aquel vestido era algo más pomposo y no destacaba sus curvas ni su figura como la ropa que llevaba anoche.
Me acerqué a ella mientras seguía enfrascada en sus cosas hasta que giró su rostro para mirarme, me acerqué viendo cómo se sentaba en la mesa y observé todo lo que había sobre esta. Había muchas cosas, conocía todo lo que había sobre la mesa pero estaba seguro que yo le daba unos fines muy diferentes a los que ella podría darle. Sobre todo eran cosas para curaciones, que seguramente era lo que ella más sabía, y que pronto podría darle otro significado porque si los sabías utilizar bien… también podían servir para uno uso maligno.
Fritz entró por la puerta en ese momento y giré mí rostro para observarle unos segundos.
-Lo mismo de siempre, Fritz –no hizo falta decirle más, aquel hombre ya sabía lo que debía de prepararme.– Buenos días, señorita Goncourt. ¿Preparada para la clase de hoy? –comenté con una sonrisa ladina, no se imaginaba lo que le esperaba a aquella joven. Debía de ver también qué conocimientos tenía ella y, después, pasar a enseñarla. No pasé por alto la mirada que recorrió mí cuerpo y esperé a que me dijera que era todo aquello cruzando los brazos, aunque ya lo supiera- Sí, distingo todas y cada una de lo que has puesto sobre mí mesa. Y tendrás que decirme qué es lo que escapa de la… ¿cómo has dicho? Ah, sí; sabiduría humana que es mejor no saber –la observé mientras recorría desde mí frente hasta mis labios con la pluma y la soplé para apartarla de mí rostro, dando una vuelta por la mesa observando cada una de las plantas, y demás, que había sobre ella haciendo tiempo para que Fritz entrara con el desayuno. 00ff5e]]–Todo esto sirve, mayormente, para uso curativo. Pero si sabes bien cómo hacerlo, pueden tener otros usos más… peligrosos [color=#ffffff]–reí entre dientes y quedé delante de ella- ¿Es lo que buscas? Empezaremos cuando haya desayunado, ahora, vas a demostrarme cuáles son tus conocimientos sobre todo lo que has puesto en la mesa, y luego, comenzaremos. No sabes donde te has metido, muchacha.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Aplicar lo aprendido, absorber conocimientos…
Ser parte de todo ello.
Desde que se marchó de casa, dejando lo más apreciado que no era alguien más importante que su abuela, la que se lo enseñó prácticamente todo. La sabiduría humana, sin duda, competía con la magia real, esa aún invisible para algunos ojos. Aquel brujo era la pieza clave, alguien a quien había estado buscando durante mucho tiempo, el suficiente como para saber que a partir de ahora, su vida cambiaría para siempre. No nació con el don de la magia pero ¿Acaso eso importaba? Conocía ese mundo mucho mejor de lo que cualquier hechicero experimentado, solo…necesitaba ese empujón para llevarle a lo más alto.
Oyó sus pasos de fondo y dirigirse a su criado. Siguió a lo suyo, apuntando en su pequeña libreta todo lo que poseía y lo que aún quedaba por obtener. Tampoco es que hubiese descubierto nada extraordinario, sabía perfectamente que todo aquello podía usarse para otros fines nada ortodoxos. Suspiró pesadamente, supuso que tendría que empezar por el principio de todo, lo más básico pero ella ya lo sabía. Intentaba por todos los medios no parecer inquieta pero sus pies no paraban quietos de moverse, balanceándose adelante y hacia atrás.
-Busco más cosas que conocer el lado oscuro de todo esto. ¿Qué busco? No acabaría nunca, así que…empezaremos porque me enseñes cómo hacer que lo curativo se vuelva… magia. Lo de hacer mejunjes para que terminen siendo venenosos y cosas de esas, ya las sé… no soy ninguna damita de magia humana blanca…tengo mucho más en mis conocimientos. Me han pedido de todo, venenos mortales que fingen muertes naturales, deshacerse de embarazos no deseados, venenos no fulminantes pero sí que van matando poco a poco a la persona… -se encogió de hombros como si hablase de cualquier cosa normal, estaba acostumbrada, era su vida -Y sé hacer más cosas pero después de esto, dudo que me entres en tu cocina, o me dejes tocar tu comida o lo que bebas -
La risa de la joven, llenó la estancia como un murmullo de agua fresca. Sus orbes azules, buscaron la mirada ajena, cómplice y decidida. Volvía a buscarle en silencio, mostrándole una cara más de su persona. Sonrió, bajándose de la mesa y colocarse a su lado, de modo, que ambos observasen la mesa en la que Gaïa lo había dispuesto todo.
-En la primera fila, remedios para fiebres, infecciones y enfermedades sin diagnosticar… en el último caso, es más difícil tratarlo, vas a ciegas y no sabes exactamente cómo actuar, todo es…irlo siguiendo y diagnosticándolo -señaló la segunda, había toda clase de hierbas, secas, en grano, en polvo -Estas las uso para ciertos dolores musculares, la espalda, las piernas… y la tercera…-sonrió divertida, era en algo en lo que no creía, un tema en especial que a ella le traía sin cuidado -Las curas del corazón, un corazón roto… más bien son calmantes para no pasarte llorando y gimoteando durante todo el tiempo -había más filas pero de momento lo dejaba todo ahí -Creo que te he mostrado un poco de mi talento, el suficiente como para saber que no miento… bueno, te he mostrado más cosas a parte de esto…
Enarcó una ceja, mirándole de reojo de lo más divertida. tenía algo que enseñarle, como bien acababa de confesarle…conocía más cosas aparte de lo dispuesto en la mesa. Conocedora de infinitas especias, se acercó a la mesa para tomar un frasco, era mediano y de un color ámbar. Lo destapó, oliéndolo ella antes por si sospechaba de que se la jugase. El líquido olía especialmente delicioso, mezcla de varios elementos culinarios.
-Vainilla, cardamomo, nuez moscada, azúcar tostado,…moreno por supuesto y… una pizca de almendra. Suelo ofrecérselo a los reposteros , los de Paris son los que más piden, buenos clientes… ¿te imaginas hacer una tarta que supiese así?-sí, esa chica, era capaz de sorprender a cualquiera… un diamante al que le faltaba pulir.
Ser parte de todo ello.
Desde que se marchó de casa, dejando lo más apreciado que no era alguien más importante que su abuela, la que se lo enseñó prácticamente todo. La sabiduría humana, sin duda, competía con la magia real, esa aún invisible para algunos ojos. Aquel brujo era la pieza clave, alguien a quien había estado buscando durante mucho tiempo, el suficiente como para saber que a partir de ahora, su vida cambiaría para siempre. No nació con el don de la magia pero ¿Acaso eso importaba? Conocía ese mundo mucho mejor de lo que cualquier hechicero experimentado, solo…necesitaba ese empujón para llevarle a lo más alto.
Oyó sus pasos de fondo y dirigirse a su criado. Siguió a lo suyo, apuntando en su pequeña libreta todo lo que poseía y lo que aún quedaba por obtener. Tampoco es que hubiese descubierto nada extraordinario, sabía perfectamente que todo aquello podía usarse para otros fines nada ortodoxos. Suspiró pesadamente, supuso que tendría que empezar por el principio de todo, lo más básico pero ella ya lo sabía. Intentaba por todos los medios no parecer inquieta pero sus pies no paraban quietos de moverse, balanceándose adelante y hacia atrás.
-Busco más cosas que conocer el lado oscuro de todo esto. ¿Qué busco? No acabaría nunca, así que…empezaremos porque me enseñes cómo hacer que lo curativo se vuelva… magia. Lo de hacer mejunjes para que terminen siendo venenosos y cosas de esas, ya las sé… no soy ninguna damita de magia humana blanca…tengo mucho más en mis conocimientos. Me han pedido de todo, venenos mortales que fingen muertes naturales, deshacerse de embarazos no deseados, venenos no fulminantes pero sí que van matando poco a poco a la persona… -se encogió de hombros como si hablase de cualquier cosa normal, estaba acostumbrada, era su vida -Y sé hacer más cosas pero después de esto, dudo que me entres en tu cocina, o me dejes tocar tu comida o lo que bebas -
La risa de la joven, llenó la estancia como un murmullo de agua fresca. Sus orbes azules, buscaron la mirada ajena, cómplice y decidida. Volvía a buscarle en silencio, mostrándole una cara más de su persona. Sonrió, bajándose de la mesa y colocarse a su lado, de modo, que ambos observasen la mesa en la que Gaïa lo había dispuesto todo.
-En la primera fila, remedios para fiebres, infecciones y enfermedades sin diagnosticar… en el último caso, es más difícil tratarlo, vas a ciegas y no sabes exactamente cómo actuar, todo es…irlo siguiendo y diagnosticándolo -señaló la segunda, había toda clase de hierbas, secas, en grano, en polvo -Estas las uso para ciertos dolores musculares, la espalda, las piernas… y la tercera…-sonrió divertida, era en algo en lo que no creía, un tema en especial que a ella le traía sin cuidado -Las curas del corazón, un corazón roto… más bien son calmantes para no pasarte llorando y gimoteando durante todo el tiempo -había más filas pero de momento lo dejaba todo ahí -Creo que te he mostrado un poco de mi talento, el suficiente como para saber que no miento… bueno, te he mostrado más cosas a parte de esto…
Enarcó una ceja, mirándole de reojo de lo más divertida. tenía algo que enseñarle, como bien acababa de confesarle…conocía más cosas aparte de lo dispuesto en la mesa. Conocedora de infinitas especias, se acercó a la mesa para tomar un frasco, era mediano y de un color ámbar. Lo destapó, oliéndolo ella antes por si sospechaba de que se la jugase. El líquido olía especialmente delicioso, mezcla de varios elementos culinarios.
-Vainilla, cardamomo, nuez moscada, azúcar tostado,…moreno por supuesto y… una pizca de almendra. Suelo ofrecérselo a los reposteros , los de Paris son los que más piden, buenos clientes… ¿te imaginas hacer una tarta que supiese así?-sí, esa chica, era capaz de sorprender a cualquiera… un diamante al que le faltaba pulir.
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 13/01/2016
Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
El camino hacia la sabiduría, y el poder, está plagado de piedras y de espinas
Mientras esperaba a que Fritz me trajera el desayuno miré todas y cada una de las plantas y hierbas que tenía sobre la mesa, eran bastantes a decir verdad, y eso me daba también una idea de lo que podía saber Gaïa de todo aquello. Ella se pensaba que la magia era algo muy fácil, que con saber algo y recitar ya podías hacer un conjuro o cualquier otra cosa… reí entre dientes, era mucho más complejo que todo aquello. No solo hacía falta leer, o hacer alguna “poción” con algunos ingredientes… había que sacar algo más que todo eso, algo que ella parecía que estaba pasando por alto.
La observé balanceando los pies, como si fuera una niña pequeña, y me quedé pensando cómo debía de actuar con ella. El maestro que yo había tenido y que había sido mí abuelo, había sido tremendamente duro conmigo en las lecciones. Ella había demostrado que era una mujer decidida y echada hacia delante, así que no mediría con ella nada. Aún le quedaba mucho por delante para poder siquiera hacer un simple hechizo, y tenía que dejárselo claro. No era fácil, ni iba a ser un camino de rosas. Tropezaría, se caería muchas veces y ella sola tendría que levantarse… como habíamos hecho todos.
-Antes que nada, de empezar con las lecciones y las clases, tenemos que hacer un juramento. Es algo que todos los hechiceros hacen cuando van a tener… digamos que, discípulos. Y tú no vas a obviarlo –al menos, era algo que mí abuelo siempre me había dicho y que nunca pensé que llegaría a hacer. Era algo sencillo que no supondría mucho para ella, pero que para cualquier hechicero que se preciase sí que debía de hacer, o al menos a mí me lo habían inculcado así- Es un juramente sagrado y tienes que mantenerlo, siempre. Estás obligada a que jamás revelarás el conocimiento adquirido o tú alma será condenada a vagar por toda la eternidad, una vez que empieces jamás deberás de abandonarlo y, por sobre todo –sonreí de lado, divertido- jamás te negarás a nada de lo que tu mentor o maestro te digan y ordenen. Deberás de cumplir con lo que te impongan, así te guste más o te guste menos. Serán duras las lecciones y será un camino difícil, pero una vez que des un paso… jamás podrás regresar atrás –cogí su mano entre las mías y acercándome a una de las estanterías cogí un alfiler, pinchando en su dedo índice haciendo que brotara sangre, hice lo mismo en mí dedo índice y los junté los dos, tal y como me habían hecho a mí cuando era pequeño- Este es tú juramento y deberás de respetarlo, el resto de tú vida –susurré unas palabras en tono bajo que había aprendido, ligándola al juramento, y la miré con diversión- Ahora ya no hay marcha atrás –quité su mano de la mía y lamí la sangre- Puedes curarte –en ese momento entró Fritz con el desayuno y me senté en el sofá de anoche mientras la observaba decir todas las hierbas que tenía y su uso, algo que ya conocía de antemano, y la miré enarcando una ceja cuando dijo lo de aquel bote y cómo sería una tarta con ese sabor- Estoy seguro de que pagarían mucho dinero por una tarta como la que acabas de describir, sin duda, tus conocimientos sobre herbolaría y demás demuestran que tu tipo de magia es verde. No es una magia que sea… como tal, sino más bien, es el conocimiento de hierbas y plantas para curar dolores, o bien para provocarlos. Esos conocimientos te harán falta, pero son solamente la punta del iceberg. No sabes dónde te has metido, muchacha, este mundo es mucho más grande y amplio de lo que realmente piensas. –terminé de desayunar sin ningún tipo de prisa mientras la dejaba a ella delante de la mesa, esos conocimientos le ayudarían pero no serían suficientes, aún tenía que aprender mucho más para lo que ella realmente quería.
Una vez terminé de desayunar dejé la bandeja sobre la mesita que había al lado del sofá y la miré divertido, no sabía lo que iba a tener que soportar, pero iba a ser duro y ahora ya no podía echarse atrás… no después del juramento. Esperaba que se lo tomara en serio porque mis palabras no eran en vano, había un conjuro de sangre implícito en todo aquello y las consecuencias para ella podían ser nefastas. Me acerqué a una de las estanterías y miré uno de los libros que tenía por allí, evidentemente, no eran los más importantes… esos los tenía a buen recaudo y protegidos mediante hechizos poderosos para que nadie osara cogerlos. Cogí uno de los tomos y lo acerqué a la mesa dejándola encima, tenía algo de polvo por encima y la miré divertido teniéndola delante de mí. Le acerqué el libro y sonreí ladino, comenzaba con aquello.
-Creo que tienes un mal concepto sobre lo que magia se refiere. No basta con pronunciar unas palabras para hacer un hechizo o un conjuro, y tampoco basta con unos ingredientes para ello… hay mucho más que todo eso, algo que está en tú interior, y que tienes que saber lo que es para poder canalizarlo. El poder que tú tengas será el poder que puedas utilizar para los hechizos y conjuros, puedes ampliarlo claro está, pero primero necesitas saber cómo utilizarlo –le señalé el libro con la cabeza- Tú primera lección, ¿qué es la magia, Gaïa, o qué entiendes tú por magia? –Esperé a que respondiera y luego la miré apoyando ambas manos en la mesa- Olvídate de todos estos materiales que sabes utilizar, están bien, pero son insuficientes. Este es el primero de muchos libros que tendrás que aprender y utilizar –En el libro se veía claramente el título “Energía Vital” –Para poder hacer algo tienes que saber cuánta energía tienes y cómo saber canalizarla. Hay muchas maneras de hacerlo y dudo que te hayan enseñado cómo se hace. Ese libro será tu primera guía, léelo y luego empezaremos con la primera clase; controlar tú energía vital y tu chakra. Todo el mundo la posee pero muchos no saben que la tienen y no saben utilizarla. Será un proceso largo, pero dudo que pensaras que empezaríamos con los hechizos, ¿verdad? –reí entre dientes y volví al sillón- Comienza a leer.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
El saber, no ocupa lugar
¿y tú, qué lugar ocupas?
La hora de la verdad, la primera clase. Esa clase, la había estado esperando desde el primer segundo en el que supo que él iba a ser su maestro. Simplemente, le mostró con qué trabajaba y para qué servía todo aquello. Sus conocimientos de medicina natural, aromas y sabores dedicados exclusivamente para la gastronomía, una verdadera experta en especias pero faltaba la guinda del pastel, solo faltaba que él la supiese.
Le observó atentamente, dejando que hiciese lo propio. Entrecerró los ojos ante el corte, unido al dedo ajeno, no estaban prometiéndose cualquier cosa. Las consecuencias las suponía, entregabas tu propia alma por conocer ese mundo fantástico, atrayente y desconocido para la rubia, uno en el que estaba deseando entrar y conocer. Se perdió en cada palabra de los labios ajenos, asintiendo a cada una de ellas y finalmente, mirarle intensamente a los ojos. No una mirada cualquiera, si estaba allí era para degustar ese momento, conocer más y se lo hizo saber por cómo se relamió los labios dispuesta a empezar.
No, no dejó que se curase por sí solo. Tomó su dedo inesperadamente y despacio, se lo llevó a los labios, succionando su sangre. Las orbes azules de la joven, vibrantes…lo miraban con un fervor extremo de total admiración por sus conocimientos. Imposible obviar la atracción, una atracción fatal que los había condenado a una noche de placer. Mordió su dedo índice para comprobar que ya la herida había dejado de sangrar y lo soltó.
-Sé perfectamente donde me he metido, te lo he demostrado, lo sigo haciendo -sonrió de medio lado, muy segura de sí misma y siguiendo sus pasos. La atención no la perdía ni un solo segundo, apuntándolo todo mentalmente, pues cada palabra era importante -Energía vital…¿me tengo que leer todo este libro? Vamos… ¿en serio? -resopló por lo que se le revolvió el flequillo rubio. como todo tuviese que ser mediante libros ¿él qué pintaba en el asunto? -Iremos a lo más importante, introducción a la energía vital…veamos. Alejarse de la energía negativa, concentrarse en la de uno mismo y…dejar que fluya. -leyó mentalmente, todo el tema en cuestión, en cómo crear por primera vez energía vital.
-Logan… ven -sonrió , le gustaba llamarle por su nombre de pila. Alzó ambas manos, esperando que él las tomase. Cerró los ojos, debía buscar su propia energía vital, alejar la mala ¿y cuál era esa? Los pensamientos, no pensar en absolutamente nada, concentrarse en ese momento…en nada más. agarró con fuerza las manos ajenas, entrelazando sus dedos, buscando algo… concentrándose de tal manera que por un instante podía significar que estaba dormida.
Se relajó, solo estaban ellos dos en la habitación. Suspiró hondamente, un par de veces más hasta que… entre ellos, una suave brisa se forma moviendo el cabello de ambos, la ropa…fue mínima pero la sensación de calor, empezó desde la raíz del cabello pasando por todo tu cuerpo, como una onda expansiva… y parecer como si flotase. Gaïa sonrió y al abrir los ojos, se encontró con la mirada ajena, algo había conseguido.
-Me falta mucho, lo sé. Tu energía es potente, intensa, maravillosa…es como si me llenases de ella con solo…tocarte -tiró de sus manos, acercándole a ella y no poder evitar pasar la nariz por su cuello, dejando un mordisco en el lugar y hablarle en el oído -¿Te imaginas? Energía vital cuando acabamos enredados en tu alfombra, frente a la chimenea -esa chica…incapaz de quedarse quieta…volvía siempre a buscarle, la atracción era innegable y entre ellos siempre habría esa complicidad.
¿y tú, qué lugar ocupas?
La hora de la verdad, la primera clase. Esa clase, la había estado esperando desde el primer segundo en el que supo que él iba a ser su maestro. Simplemente, le mostró con qué trabajaba y para qué servía todo aquello. Sus conocimientos de medicina natural, aromas y sabores dedicados exclusivamente para la gastronomía, una verdadera experta en especias pero faltaba la guinda del pastel, solo faltaba que él la supiese.
Le observó atentamente, dejando que hiciese lo propio. Entrecerró los ojos ante el corte, unido al dedo ajeno, no estaban prometiéndose cualquier cosa. Las consecuencias las suponía, entregabas tu propia alma por conocer ese mundo fantástico, atrayente y desconocido para la rubia, uno en el que estaba deseando entrar y conocer. Se perdió en cada palabra de los labios ajenos, asintiendo a cada una de ellas y finalmente, mirarle intensamente a los ojos. No una mirada cualquiera, si estaba allí era para degustar ese momento, conocer más y se lo hizo saber por cómo se relamió los labios dispuesta a empezar.
No, no dejó que se curase por sí solo. Tomó su dedo inesperadamente y despacio, se lo llevó a los labios, succionando su sangre. Las orbes azules de la joven, vibrantes…lo miraban con un fervor extremo de total admiración por sus conocimientos. Imposible obviar la atracción, una atracción fatal que los había condenado a una noche de placer. Mordió su dedo índice para comprobar que ya la herida había dejado de sangrar y lo soltó.
-Sé perfectamente donde me he metido, te lo he demostrado, lo sigo haciendo -sonrió de medio lado, muy segura de sí misma y siguiendo sus pasos. La atención no la perdía ni un solo segundo, apuntándolo todo mentalmente, pues cada palabra era importante -Energía vital…¿me tengo que leer todo este libro? Vamos… ¿en serio? -resopló por lo que se le revolvió el flequillo rubio. como todo tuviese que ser mediante libros ¿él qué pintaba en el asunto? -Iremos a lo más importante, introducción a la energía vital…veamos. Alejarse de la energía negativa, concentrarse en la de uno mismo y…dejar que fluya. -leyó mentalmente, todo el tema en cuestión, en cómo crear por primera vez energía vital.
-Logan… ven -sonrió , le gustaba llamarle por su nombre de pila. Alzó ambas manos, esperando que él las tomase. Cerró los ojos, debía buscar su propia energía vital, alejar la mala ¿y cuál era esa? Los pensamientos, no pensar en absolutamente nada, concentrarse en ese momento…en nada más. agarró con fuerza las manos ajenas, entrelazando sus dedos, buscando algo… concentrándose de tal manera que por un instante podía significar que estaba dormida.
Se relajó, solo estaban ellos dos en la habitación. Suspiró hondamente, un par de veces más hasta que… entre ellos, una suave brisa se forma moviendo el cabello de ambos, la ropa…fue mínima pero la sensación de calor, empezó desde la raíz del cabello pasando por todo tu cuerpo, como una onda expansiva… y parecer como si flotase. Gaïa sonrió y al abrir los ojos, se encontró con la mirada ajena, algo había conseguido.
-Me falta mucho, lo sé. Tu energía es potente, intensa, maravillosa…es como si me llenases de ella con solo…tocarte -tiró de sus manos, acercándole a ella y no poder evitar pasar la nariz por su cuello, dejando un mordisco en el lugar y hablarle en el oído -¿Te imaginas? Energía vital cuando acabamos enredados en tu alfombra, frente a la chimenea -esa chica…incapaz de quedarse quieta…volvía siempre a buscarle, la atracción era innegable y entre ellos siempre habría esa complicidad.
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
El conocimiento es poder
Acababa de comprobar que aquella joven pensaba que hacer magia era recitar un par de conjuros, mezclar un par de cosas y… como resultado final, habías hecho algo de magia. Me reí entre dientes por aquello porque ni de lejos era algo que se acercaba a la verdad de todo aquello. Hacer magia era algo mucho más complicado y algo que ella debía de entender, el camino era difícil y apenas había dado el primer paso, por lo que aún le quedaba mucho que aprender.
Cuando recité aquel juramente, mediante un hechizo de magia de sangre, noté que no apartaba sus ojos de mis labios y la leve mueca que hizo cuando le pinché para que su dedo sangrara como lo estaba haciendo el mío. Unas meras gotas era lo que se necesitaba para que aquello funcionara. Cuando terminé en vez de limpiar y curar su herida cogió mí mano entre las suyas y lamió el dedo quitando la sangre que había, mientras esperaba a que terminara con todo aquello y pudiéramos comenzar con su primera lección. Una que distaba mucho de todo lo que había preparado en la mesa. Mordió mí dedo y, cuando vio que estaba conforme, me soltó.
-Has dado un primer paso en un viaje de miles de kilómetros, tú meta está muy lejos y apenas acabas de comenzar. Pero realmente no sabes lo que significa hacer magia, es mucho más que mezclar ingredientes, mucho más que recitar un conjuro… la magia nace de dentro, y es algo que debes de controlar. No es fácil ni sencillo llevar controlarlo, porque tú ni siquiera sabes lo que hay en tú interior. Tienes que averiguarlo y, cuando lo hagas, controlarlo. No es algo fácil –reí mientras cogía un libro y lo dejaba sobre la mesa. Alcé una ceja mirándola de forma fija ante su comentario de si tenía que leer aquello- El conocimiento es poder, Gaïa, y créeme… este libro te ayudará bastante para lo que tienes en mente. No quiero que lo leas ahora mismo, porque no pienso quedarme viendo cómo lees, lo leerás en tus ratos libres. Y no me contradigas, en este tema yo soy el maestro y tú mí aprendiz… así que obedece lo que te digo. No será el único libro que tengas que leer, por cierto –ya se lo avisé para que lo supiera, habría más libros como aquellos y ella necesitaba saber todo lo que en ellos ponían.
Me acerqué cuando lo dijo después de que estuviera leyendo algo y rodé los ojos, para esas cosas no tenía paciencia alguna. Llevé mis manos sobre las suyas y la miré cerrar los ojos y concentrarse, esperando para ver qué era lo que podía hacer. Noté algo de su energía por su cuerpo, pero estaba tan descontrolada que apenas podía unificarla en un punto y utilizarla para lo que realmente quería. Más que nada, lo que hizo fue como si tomara parte de la mía y… el resultado fue visible, apenas una ráfaga de viendo que hizo que las ropas se alzaran y su cabello se elevara un poco, como si estuviera flotando.
-Apenas has comenzado, Gaïa, aún te queda mucho por hacer. Tienes que saber controlar tú energía porque la tienes de forma tan descontrolada que así no podrás unificarla en un punto, concentrarte, y utilizarla para lo que realmente quieres. Es el primer paso de muchos y el camino es arduo, pero al menos lo puedes llegar a conseguir –con mucho esfuerzo, sí. Le iba a costar y tenía que entrenar mucho- Y no, piensas que sabes dónde te has metido pero en realidad no lo sabes… cuando estés de lleno en él, lo sabrás. Tú entrenamiento no ha hecho más que empezar, ¿y piensas que sabes dónde te metes? –me reí de ella, mirándola a los ojos. Qué ingenua que era- Admiro lo ingenua que eres… pero ya me darás la razón con el tiempo. Y claro que mí energía es potente, llevo muchos años manejándola y perfeccionándola. Es un linaje que he heredado de mí familia y el poder corre por mis venas. Lo que tú tienes que hacer es conseguirlo pero sin mí energía, de la tuya propia, ahí es cuando comenzarás a desarrollarla –noté cómo me empujaba con nuestras manos aún juntas pasando su nariz por mí cuello y dejando un mordisco en él. Reí por sus palabras y la miré con una sonrisa ladina y me separé para mirarla– Controla tú atracción por mí, madre tierra, el momento vital ya pasó y ahora tú tienes que encontrar el tuyo… sin que yo esté dentro de ti. –Siempre estaba desafiándome y encontrando nuevas formas para hacerlo, pero no era el momento adecuado para aquello… por mucho que el recuerdo enviara una ola de calor por mí cuerpo- Quién sabe, si eres buena puede que vuelva a… darte un poco de esa energía vital –me separé de ella y la observé- Sigue leyendo, tienes que concentrarte e intentar dar con la tuya. No la vas a controlar así de fácil, pero tienes que sentir que está ahí.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
El poder y la ambición, no son buenos compañeros en el viaje del descubrimiento.
No era fácil, lo sabía pero de lo que realmente estaba segura era de que lo conseguiría. Si iba a ser ayudante, tendría que aprender al menos lo básico. No nació con el don de la magia y jamás lo obtendría. Los conocimientos adheridos por los libros y demás, le llevarían a ser al menos, una buena ayudante. Y lo que jamás saldría de sus labios hacia aquel brujo, sería un “te admiro” o mejor… “quiero ser como tú”. Jamás podría ser como él, poderoso y capaz de controlar su poder. ¿Cuál poder? Si no tenía ninguno, solo conocimientos de medicina natural y su óptimo paladar, no era poco pero ella…deseaba más, mucho más.
-Todo eso ya lo sé. Me falta mucho por aprender, conocer y experimentar pero también doy por hecho que no seré como tú nunca -su sonrisa cómplice desapareció en cuanto mencionó lo de la energía, él la controlaba pero ella no… lo que consiguió fue apenas una ráfaga ¿de verdad esperaba obtener tanto poder como le gustaría? -Ya. Soy muy ingenua por pensar en que lo conseguiré pero al menos, lo doy todo de mí. Me leeré todos los libros que hagan falta aunque no sirvan para nada pues aunque me los sepa de memoria, si no tengo ninguna clase de poder ¿de qué me serviría? Estudiaré todo eso y lo que me digas -se separó de él al mismo tiempo que él lo hizo, tomó el libro y lo abrazó contra su pecho.
-No necesito tu energía vital. Ya me encargaré de tener la suficiente para no tener que pedirte nada -su tono fue molesto, se burlaba de ella. Comprensible, ante los ojos de un hechicero de clase alta podía significar ser una especie de “mosca molesta”. ¿Qué hacía ahí? Se lo había preguntado desde que colocó todas sus especias y demás sobre la mesa…todo eso era lo que podía ofrecer, no era nada comparado con los poderes de él.
Enfadada, mucho y consigo misma. Gaïa, una joven que luchaba por superarse a pesar de quien se jactase. No era la primera vez que alguien se jactaba de lo que pretendía conseguir, todos sus hermanos la señalaban como una demente y mente enferma que terminaría en la hoguera por su curiosidad, al final la terminarían señalando como bruja, qué ironía.
-Me iré a buscar mi energía vital, creo que la mejor energía vital ahora mismo es hacer esa tarta con el frasquito ese que te he mostrado. Ahora si me disculpa, voy a hacer lo que mejor se me da -sonrió , sonrisa que se desvaneció en un segundo. Sus orbes azules se convirtieron en un mar revuelto y desenfrenado, estaba enfadada y mucho. NO necesitaba reprimendas, comentarios negativos para conseguir sus propósitos ¿en qué momento lo había visto diferente al resto?
Ese maldito brujo, la señalaba igual que sus tres hermanos. Alguien que no lo tendría tan fácil y dudaba que lo consiguiese. No tenían ni idea de con quién estaban hablando. Cruzó la habitación como un ventisco y salió al jardín, necesitaba calmarse antes de entrar a hacer la tarta. Cocinar le relajaba y era mejor que lo hiciese porque al final sería ella el postre que él serviría en la cena como se le ocurriese doblegarse.
Unos minutos más tarde, pidió a Fritz que le dejase hacer algo en la cocina y si quería la supervisase para comprobar que no le echaba nada extraño al pastel. Calculaba a ojo, midiéndolo todo a la perfección , sus movimientos enérgicos. Lo probaba todo, esperando sacar el mejor dulce que habían comido en aquella casa. Gracioso verla llena de harina, cubierta de azúcar y chocolate. Tan tentadora , sin hacer apenas… nada.
Superándose a sí misma, una vez más.
No era fácil, lo sabía pero de lo que realmente estaba segura era de que lo conseguiría. Si iba a ser ayudante, tendría que aprender al menos lo básico. No nació con el don de la magia y jamás lo obtendría. Los conocimientos adheridos por los libros y demás, le llevarían a ser al menos, una buena ayudante. Y lo que jamás saldría de sus labios hacia aquel brujo, sería un “te admiro” o mejor… “quiero ser como tú”. Jamás podría ser como él, poderoso y capaz de controlar su poder. ¿Cuál poder? Si no tenía ninguno, solo conocimientos de medicina natural y su óptimo paladar, no era poco pero ella…deseaba más, mucho más.
-Todo eso ya lo sé. Me falta mucho por aprender, conocer y experimentar pero también doy por hecho que no seré como tú nunca -su sonrisa cómplice desapareció en cuanto mencionó lo de la energía, él la controlaba pero ella no… lo que consiguió fue apenas una ráfaga ¿de verdad esperaba obtener tanto poder como le gustaría? -Ya. Soy muy ingenua por pensar en que lo conseguiré pero al menos, lo doy todo de mí. Me leeré todos los libros que hagan falta aunque no sirvan para nada pues aunque me los sepa de memoria, si no tengo ninguna clase de poder ¿de qué me serviría? Estudiaré todo eso y lo que me digas -se separó de él al mismo tiempo que él lo hizo, tomó el libro y lo abrazó contra su pecho.
-No necesito tu energía vital. Ya me encargaré de tener la suficiente para no tener que pedirte nada -su tono fue molesto, se burlaba de ella. Comprensible, ante los ojos de un hechicero de clase alta podía significar ser una especie de “mosca molesta”. ¿Qué hacía ahí? Se lo había preguntado desde que colocó todas sus especias y demás sobre la mesa…todo eso era lo que podía ofrecer, no era nada comparado con los poderes de él.
Enfadada, mucho y consigo misma. Gaïa, una joven que luchaba por superarse a pesar de quien se jactase. No era la primera vez que alguien se jactaba de lo que pretendía conseguir, todos sus hermanos la señalaban como una demente y mente enferma que terminaría en la hoguera por su curiosidad, al final la terminarían señalando como bruja, qué ironía.
-Me iré a buscar mi energía vital, creo que la mejor energía vital ahora mismo es hacer esa tarta con el frasquito ese que te he mostrado. Ahora si me disculpa, voy a hacer lo que mejor se me da -sonrió , sonrisa que se desvaneció en un segundo. Sus orbes azules se convirtieron en un mar revuelto y desenfrenado, estaba enfadada y mucho. NO necesitaba reprimendas, comentarios negativos para conseguir sus propósitos ¿en qué momento lo había visto diferente al resto?
Ese maldito brujo, la señalaba igual que sus tres hermanos. Alguien que no lo tendría tan fácil y dudaba que lo consiguiese. No tenían ni idea de con quién estaban hablando. Cruzó la habitación como un ventisco y salió al jardín, necesitaba calmarse antes de entrar a hacer la tarta. Cocinar le relajaba y era mejor que lo hiciese porque al final sería ella el postre que él serviría en la cena como se le ocurriese doblegarse.
Unos minutos más tarde, pidió a Fritz que le dejase hacer algo en la cocina y si quería la supervisase para comprobar que no le echaba nada extraño al pastel. Calculaba a ojo, midiéndolo todo a la perfección , sus movimientos enérgicos. Lo probaba todo, esperando sacar el mejor dulce que habían comido en aquella casa. Gracioso verla llena de harina, cubierta de azúcar y chocolate. Tan tentadora , sin hacer apenas… nada.
Superándose a sí misma, una vez más.
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
La sabiduría es un camino y un proceso lento, pero la meta es muy satisfactoria
No había hecho más que empezar y ya pensaba que iba a poder lograr algo realmente bueno y extraordinario. La magia era una senda peligrosa y altamente larga, dependiendo sobre todo de la habilidad que tuviera la otra persona. Pero no era fácil, y no iba a serlo para ella, mucho menos si apenas tenía algo de poder mágico corriendo por sus venas. Pero era constante y acabaría consiguiéndolo con el tiempo, práctica y mucha mucha decepción y fracasos en el camino. Era algo que ella misma debía de saber de sobra, que no todo era de color de rosa ni lo podría ser realmente.
Enarqué una ceja ante sus palabras no sabiendo realmente por qué se ponía de aquella forma, era como si le hubiera dicho algo que ella no sabía y que le había sentado muy mal. Pero no tenía la culpa, ¿por qué debía de sentirme culpable cuando yo no podía hacerlo por ella? Era algo que debía de aprender a controlar y, si no lo hacía, jamás llegaría a alcanzar su meta. Fruncí un poco el ceño, comenzando a cabrearme todo aquello.
-No te he dicho nada que tú ya no supieras, Gaïa. Debes de entender que la magia es un proceso lento y complicado, tengas o no magia, y que deberás de caerte y fracasar muchas veces para llegar hasta la meta que quieres. Eres ingenua por pensar que será fácil, en ningún momento te he dicho que no lo conseguirás… de lo contrario, ni siquiera estaríamos aquí –porque no iba a perder mí tiempo de aquella manera tan absurda, fuera ella o fuera quien fuese- Saber unas lecciones no es lo mismo que practicarlas, harás caso de lo que yo te diga y es mejor que dejes ese tono, porque me estás sacando de quicio y no creo que sea bueno para ti -¿acababa de comenzar, y ya se ponía así? Estaba pensando seriamente el decirle que todo se terminaba aquí antes de seguir con todo aquello, si se iba a poner tan a la defensiva por ello prefería pasar, tenía mejores cosas que hacer que perder mí tiempo de aquella manera.- Ni la necesitas ni la vas a tener, debes de buscar la tuya. Pero te advierto una cosa –di un paso hacia ella, poniéndome más serio con todo aquello- Como vuelvas otra vez a ponerte así por fracasar, es mejor que terminemos con todo esto. No pienso aguantarte cada vez que te pongas así, callarás e intentarás mejorar pero jamás vuelvas a darme la chapa como me la estás dando. Yo también fracasé y no rechisté, ten el valor y el coraje suficiente como para afrontar tus derrotas, asumirlas, y mejorar –y era lo último que iba a decirle en ese aspecto, le hice un movimiento con la mano cuando dijo que se iba y ni siquiera la paré.
El silencio reinó en el lugar y me senté en el sillón llevando mis dedos al puente de mí nariz, pensando en qué era lo que había hecho, y si lo había hecho bien. Ahora ya no había vuelta atrás, no tras el juramente de sangre que nos obligaba a ambos por igual. Suspiré y miré a la mesa donde estaban todas las hierbas y plantas que había puesto en ella y cerré los ojos. No sabía si había hecho bien en aceptar toda aquella locura y ya me estaba arrepintiendo.
Me levanté para buscar algún libro que pudiera ayudarme con lo que me tocaba más adelante y recordé algunas lecciones que me habían dado de niño. Iba a ser todo un suplicio enseñarla, mucho más, cuando se ponía en esa actitud y se cerraba en banda. ¿De verdad pensaba que, con el primer intento, iba a lograrlo? Reí de forma algo sarcástica solamente de pensarlo. Era ingenua, muy ingenua por pensar solamente en que eso podría llegar a pasar. Pero de ilusiones también se vivía.
Al cabo de un buen rato Fritz me avisó de que ella estaba en la cocina haciendo una tarta y, rodando los ojos, cerré el libro que llevaba entre manos y decidí ir a ver qué era lo que estaba tramando. En cuanto llegué a la cocina lo primero que vi fue a ella, yendo de un lado para otro, cubierta de harina y de chocolate. Me apoyé en el marco de la puerta, me crucé de brazos, y la observé mientras ella estaba tan enfrascada en lo que hacía que apenas había reparado en mí presencia.
-Espero que luego limpies todo el desastre que has montado en mí cocina, porque Fritz no va a ser quien lo limpie –sonreí ladino sin moverme de donde estaba y finalmente me acerqué probando el chocolate que ella había hecho, cogiendo un poco con el dedo- Está bueno, ¿qué quieres hacer? –reí entre dientes divertido de verla de aquella forma llena por completo de pies a cabeza y lamí de la mejilla algo de chocolate que llevaba.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Asume las derrotas, enfrenta tus propios miedos, lucha por tus logros.
Quizás, no tuvo que ser tan vulnerable ante los comentarios del brujo. El hecho de oír la palabra ingenua le superaba con creces y más, en un momento tan delicado como aquel. Empezaba esas clases ansiadas después de tanto tiempo y no supo reaccionar de otra manera que esa. Maldita especiera, tuvo que mantener la boca cerrada y no parecer débil, ahora todo cambiaría y la imagen que tendría de ella habría cambiado por completo. Negaba con la cabeza, el enfado no superaba sus ganas de aprender, solo necesitaba relajarse un poco con aquella tarta y volvería a empezar de nuevo.
El experimento de los sabores, aquel frasco que le ofreció para que oliese, acababa de mezclarlo con la masa del bizcocho. La cocina olía divinamente. El olor iba visitando cada habitación, pasillo…estancia de aquella enorme casa. Se había relajado nada más pisar aquel lugar, a Gaïa le perdía una cocina y aquella más, tenía todo lo que necesitaba y contaba con más de lo que jamás hubiese podido imaginar. Batía y mezclaba, oyendo de fondo las palabras del joven brujo. La motivaba a superarse, a seguir intentándolo y por ahora, crear en esas cocinas uno de los majares más deliciosos pues como bien decía su abuela “a un hombre se le conquista por el estómago”.
-Va a estar deliciosa con este chocolate negro, intenso -se mordió el labio inferior, cogiendo un poco del chocolate derretido con su dedo índice y llevárselo a los labios. Lo saboreó, no perdiendo ni un poco y sonrió satisfecha con su trabajo, le había añadido un poco de leche y unas especias dulces, imposible averiguar a qué sabía o qué llevaba, simplemente….estaba delicioso -Tranquilo, ya he recogido todo, solo hay que fregarlos y escurrirlos, me encargo yo…por supuesto -sonrió de medio lado, observándole en silencio, el bizcocho ya se estaba cociendo, solo había que rellenarlo.
Maldito fuese. Se relamió al ver cómo probaba el chocolate, aún quedaban restos del enfado y el hecho de que estuviese tan cerca de aquel manjar prohibido, la tentaba sobre manera. Giró el rostro cuando la lamió en la mejilla y aprovechó para tomarlo del mentón , inclinarse y pasar la lengua despacio por los labios ajenos, limpiando cualquier rastro de chocolate de ellos. Sonrió de medio lado y lo soltó, la pregunta podía contestarla de muchas maneras, con el mismo fin.
-Es para la cobertura y relleno de la tarta, estaba experimentando y comprobar que la mezcla que hice funciona, la venderé a buen recaudo y… también pensaba en probar el chocolate en otra clase de cobertura, ¿te imaginas? Bañado en chocolate, probarte despacio, sin prisa… debe estar rico -sonrió de medio lado, recorriéndole con la mirada pero lejos de intentar nada, se apartó, para ver cómo iba el bizcocho. Casi estaba listo.
Inevitable la atracción, tampoco se guardaba los pensamientos. Sonrió complacida por lo rica que estaría su obra de arte y lo bueno qué sabría acompañado de una taza de café.
-Mientras se enfría, leeré el siguiente tema de la energía vital. -no iba a rendirse , sus orbes azules se lo gritaron, confirmaron -¿Quieres un poco de café? Y pruebas mi tarta, tranquilo, no le eché veneno…aún. ¿Te atreves o…qué hacemos? -preguntas con doble filo…esa joven siempre lo tentaba, lo alejaba y lo acercaba al mismo tiempo.
Quizás, no tuvo que ser tan vulnerable ante los comentarios del brujo. El hecho de oír la palabra ingenua le superaba con creces y más, en un momento tan delicado como aquel. Empezaba esas clases ansiadas después de tanto tiempo y no supo reaccionar de otra manera que esa. Maldita especiera, tuvo que mantener la boca cerrada y no parecer débil, ahora todo cambiaría y la imagen que tendría de ella habría cambiado por completo. Negaba con la cabeza, el enfado no superaba sus ganas de aprender, solo necesitaba relajarse un poco con aquella tarta y volvería a empezar de nuevo.
El experimento de los sabores, aquel frasco que le ofreció para que oliese, acababa de mezclarlo con la masa del bizcocho. La cocina olía divinamente. El olor iba visitando cada habitación, pasillo…estancia de aquella enorme casa. Se había relajado nada más pisar aquel lugar, a Gaïa le perdía una cocina y aquella más, tenía todo lo que necesitaba y contaba con más de lo que jamás hubiese podido imaginar. Batía y mezclaba, oyendo de fondo las palabras del joven brujo. La motivaba a superarse, a seguir intentándolo y por ahora, crear en esas cocinas uno de los majares más deliciosos pues como bien decía su abuela “a un hombre se le conquista por el estómago”.
-Va a estar deliciosa con este chocolate negro, intenso -se mordió el labio inferior, cogiendo un poco del chocolate derretido con su dedo índice y llevárselo a los labios. Lo saboreó, no perdiendo ni un poco y sonrió satisfecha con su trabajo, le había añadido un poco de leche y unas especias dulces, imposible averiguar a qué sabía o qué llevaba, simplemente….estaba delicioso -Tranquilo, ya he recogido todo, solo hay que fregarlos y escurrirlos, me encargo yo…por supuesto -sonrió de medio lado, observándole en silencio, el bizcocho ya se estaba cociendo, solo había que rellenarlo.
Maldito fuese. Se relamió al ver cómo probaba el chocolate, aún quedaban restos del enfado y el hecho de que estuviese tan cerca de aquel manjar prohibido, la tentaba sobre manera. Giró el rostro cuando la lamió en la mejilla y aprovechó para tomarlo del mentón , inclinarse y pasar la lengua despacio por los labios ajenos, limpiando cualquier rastro de chocolate de ellos. Sonrió de medio lado y lo soltó, la pregunta podía contestarla de muchas maneras, con el mismo fin.
-Es para la cobertura y relleno de la tarta, estaba experimentando y comprobar que la mezcla que hice funciona, la venderé a buen recaudo y… también pensaba en probar el chocolate en otra clase de cobertura, ¿te imaginas? Bañado en chocolate, probarte despacio, sin prisa… debe estar rico -sonrió de medio lado, recorriéndole con la mirada pero lejos de intentar nada, se apartó, para ver cómo iba el bizcocho. Casi estaba listo.
Inevitable la atracción, tampoco se guardaba los pensamientos. Sonrió complacida por lo rica que estaría su obra de arte y lo bueno qué sabría acompañado de una taza de café.
-Mientras se enfría, leeré el siguiente tema de la energía vital. -no iba a rendirse , sus orbes azules se lo gritaron, confirmaron -¿Quieres un poco de café? Y pruebas mi tarta, tranquilo, no le eché veneno…aún. ¿Te atreves o…qué hacemos? -preguntas con doble filo…esa joven siempre lo tentaba, lo alejaba y lo acercaba al mismo tiempo.
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
El querer y el poder siempre van relacionados de la mano
Estaba claro que sabía lo que se hacía porque se movía por la cocina como si fuera suya propia, cogía cada cosa como si realmente supiera lo que estaba haciendo, no había duda en sus acciones ni en nada de lo que hacía. Convencida al cien por cien de todo, estaba tan abstraída en lo que hacía que ni siquiera reparó en que yo estaba detrás de ella observándola durante unos minutos. El olor que impregnaba la cocina era delicioso y me hizo preguntar qué estaría haciendo, aunque podía adivinarlo.
Si era tan buena con las especias eso era una gran ayuda para la cocina, y se demostraba en cómo estaba simplemente cocinando, porque lo hacía todo de forma mecánica, como si su cerebro mandara la orden y la tuviera registrada en su memoria. Eso es lo que debía de hacer cuando controlara su energía vital, no pensar, simplemente dejar que todo lo que sabía fluyera por su cuerpo… cuando lo manejara, sería igual que cocinar; algo mecánico que no requería de pensamiento ninguno. Sería algo espontáneo e innato en ella… pero aún le quedaba para ello, solamente había empezado en el camino.
Enarqué una ceja cuando me explicó lo que estaba haciendo, así que, quería vender aquella tarta y además estaba probando aquel líquido que me había dado a oler antes. Seguro que estaba deliciosa, pero no era algo que iba a decirle de buenas a primeras. Probé aquel chocolate que había hecho metiendo un dedo y llevándolo a mis labios, para luego cuando me miró lamer de su mejilla el rastro que tenía. Ella, sin embargo, me cogió del mentón y me inclinó hacia su rostro lamiéndome los labios, quitando el rastro que tuviera de chocolate sobre ellos.
Sonreí de lado cuando se apartó y la miré sacar el bizcocho del horno, cruzándome de brazos mientras la veía hacer cosas y reí, entre dientes, ante su confesión de que quería cubrirme con chocolate. Negué con la cabeza apoyándome de nuevo en el marco de la puerta para no estorbarla, y me pregunté si con aquello haría algo bueno para lo que le había dicho que tenía que hacer.
-Podemos dejar ese experimento para otra ocasión, estás en medio de una clase y no creas que siempre te vas a ir y salirte con la tuya. Esta te la paso, pero la siguiente me parece que no te vas a ir tan de rositas. –Hice una leve pausa- Léete el texto cuando quieras, menos cuando estés conmigo porque no me apetece mirar como lees algo que yo ya sé. –Lo de anoche había estado muy bien, pero no podía dejar que cada dos por tres aquello se interpusiera en las clases y en los entrenamientos… porque nunca avanzaríamos. –Quiero un café y sí, por supuesto que quiero un trozo de tarta… no te olvides que todo lo que has cogido es de mí despensa, por lo tanto, un trozo de tarta me pertenece –porque así era, y así iba a ser. Reí divertido por lo del veneno- Gaïa, conozco todos los tipos de veneno que existen en el mundo, ¿piensas que me dejaría envenenar tan fácilmente? –negué con la cabeza divertido, ni por todo el oro del mundo aquello pasaría.
Esperé a que hiciera el café y me sirviera un trozo de tarta cuando estuviera lista, notaba por su aura que estaba algo más calmada que hace un rato y que la determinación brillaba por sobre manera. Le iba a hacer falta, mucha falta, si quería conseguir lo que llevaba en mente. Si ya era difícil cuando nacías con magia… cuando no, o la tenías escondida, era el doble de difícil.
-Deberías de controlar tu energía vital como controlas el tema de las especies, y no te lo digo a broma, cuando sepas cómo concentrarla deberá de ser algo mecánico y automático, no algo que tengas que estar pensando porque así nunca lo conseguirás. Deberás encontrar tu modo de hacerlo, después ya veremos qué es lo que sigue. Primero esa es tu lección número uno. –aún quedaba mucho por delante.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Alza el vuelo, no temas, vuela alto… alcanza tu meta.
Ese hombre. El brujo le “regañaba” a su modo. ¿Qué tenía de malo tomarse un descanso entre tanto párrafo sin sentido? Por los libros que él dispuso, tendría tarea para rato. El enfrentamiento entre ambos, aquella disputa que les llevó a pensar lo mucho que se equivocaron, él en escogerla y ella en aceptar. Lo de anoche estuvo bien, muy bien, fue en el único momento que no discutieron pero solo fue ese instante y ya. Se dio cuenta de cómo evitaba el que se acercase más de lo debido y se olvidase de todo lo que debía de aprender. No iba a rechazar más su aproximación porque no habría más ocasiones , se centraría en estudiar y nada más.
Su ligero fruncimiento de ceño, avisaron al brujo de que algo había cambiado y con creces. El solo hecho de haber delineado aquella línea entre ambos cambiaban mucho las cosas. Ante la petición, asintió una sola vez, prepararía el café y partiría dos porciones de aquella tarta de chocolate tan deliciosa. Espolvoreó un poco de chocolate rallado blanco por encima y voilá, un bocado digno de un rey, una delicia para el paladar…y es que olía igual que sabía.
-Su porción y pronto estaría listo el café, “mi señor” -le dedicó una cómica reverencia, entornando los ojos a la vista del brujo. Seguía molesta pero ya no por lo de que no creyese en ella, su arrogancia y prepotencia, creyendo que no tenía otra cosa en la cabeza que hacerle cualquier cosa. Ni que fuese el único hombre en la tierra -No, no te dejarías envenenar tan fácilmente, tampoco podría… conocedor de todos los venenos existentes y ya lo sé, mi conocimiento de las especias e hierbas no fue de un día para otro, tiene su tiempo, dedicación y ganas, las que le estoy poniendo en mejorar a cada segundo… -hablaba pausadamente, quería pensar bien las cosas, ser una buena alumna y solo pensar en alcanzar sus propósitos, nada más.
-Tu café, no es como el que prepara Fritz, le eché un poco de azúcar tostado, una gota de vainilla y un poco de leche, te gustará… sabes a ello -partió un trozo con el tenedor, llevándoselo a los labios y sonreír como una niña al delicioso bocado de aquella tarta, estaba simplemente deliciosa…perfecta. Y sí, entre medias, acababa de confesarle a cómo sabía, su propia esencia hecha café.
-En cuanto limpie todo esto, me encerraré con ese libro y lo haré mío, ve pensando en la siguiente clase, mejoraré, poco a poco, se trata de eso ¿no? ¿y qué te parece mi tarta? Creo que acaba de subir el precio de ese botecito…demasiado rico -se relamió centrándose en su dulce, sin mirarlo de ninguna manera especial. Pensativa, mirando su trozo de tarta… y sin preguntar, sería sincera respecto al tema de ambos -No voy a embaucarte, ni a acercarme con otras intenciones que no sea la magia. No estoy enfadada, ni molesta, solo quiero que lo sepas. Lo de anoche estuvo bien, muy bien, disfrutamos… no discutimos y todo eso pero ya está. No voy a buscarte más, me ha quedado claro en las veces que te has apartado y lo entiendo. Ahora come, estás muy delgado, al final la energía vital se te va a ir por esa boca venenosa que tienes
Volvía a picarle, enarcando ambas cejas, mirándole de lo más divertida…
Ese hombre. El brujo le “regañaba” a su modo. ¿Qué tenía de malo tomarse un descanso entre tanto párrafo sin sentido? Por los libros que él dispuso, tendría tarea para rato. El enfrentamiento entre ambos, aquella disputa que les llevó a pensar lo mucho que se equivocaron, él en escogerla y ella en aceptar. Lo de anoche estuvo bien, muy bien, fue en el único momento que no discutieron pero solo fue ese instante y ya. Se dio cuenta de cómo evitaba el que se acercase más de lo debido y se olvidase de todo lo que debía de aprender. No iba a rechazar más su aproximación porque no habría más ocasiones , se centraría en estudiar y nada más.
Su ligero fruncimiento de ceño, avisaron al brujo de que algo había cambiado y con creces. El solo hecho de haber delineado aquella línea entre ambos cambiaban mucho las cosas. Ante la petición, asintió una sola vez, prepararía el café y partiría dos porciones de aquella tarta de chocolate tan deliciosa. Espolvoreó un poco de chocolate rallado blanco por encima y voilá, un bocado digno de un rey, una delicia para el paladar…y es que olía igual que sabía.
-Su porción y pronto estaría listo el café, “mi señor” -le dedicó una cómica reverencia, entornando los ojos a la vista del brujo. Seguía molesta pero ya no por lo de que no creyese en ella, su arrogancia y prepotencia, creyendo que no tenía otra cosa en la cabeza que hacerle cualquier cosa. Ni que fuese el único hombre en la tierra -No, no te dejarías envenenar tan fácilmente, tampoco podría… conocedor de todos los venenos existentes y ya lo sé, mi conocimiento de las especias e hierbas no fue de un día para otro, tiene su tiempo, dedicación y ganas, las que le estoy poniendo en mejorar a cada segundo… -hablaba pausadamente, quería pensar bien las cosas, ser una buena alumna y solo pensar en alcanzar sus propósitos, nada más.
-Tu café, no es como el que prepara Fritz, le eché un poco de azúcar tostado, una gota de vainilla y un poco de leche, te gustará… sabes a ello -partió un trozo con el tenedor, llevándoselo a los labios y sonreír como una niña al delicioso bocado de aquella tarta, estaba simplemente deliciosa…perfecta. Y sí, entre medias, acababa de confesarle a cómo sabía, su propia esencia hecha café.
-En cuanto limpie todo esto, me encerraré con ese libro y lo haré mío, ve pensando en la siguiente clase, mejoraré, poco a poco, se trata de eso ¿no? ¿y qué te parece mi tarta? Creo que acaba de subir el precio de ese botecito…demasiado rico -se relamió centrándose en su dulce, sin mirarlo de ninguna manera especial. Pensativa, mirando su trozo de tarta… y sin preguntar, sería sincera respecto al tema de ambos -No voy a embaucarte, ni a acercarme con otras intenciones que no sea la magia. No estoy enfadada, ni molesta, solo quiero que lo sepas. Lo de anoche estuvo bien, muy bien, disfrutamos… no discutimos y todo eso pero ya está. No voy a buscarte más, me ha quedado claro en las veces que te has apartado y lo entiendo. Ahora come, estás muy delgado, al final la energía vital se te va a ir por esa boca venenosa que tienes
Volvía a picarle, enarcando ambas cejas, mirándole de lo más divertida…
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Soy un Demonio, y como tal, sé muy bien cuando debo de tentar y provocar
Gaïa era una joven que sabía lo que quería en la vida, tenía una meta clara y luego sabía que iba a costar conseguirlo, pero no por ello iba a rendirse. Me gustaba esa determinación que mostraba, era lo que había hecho que la escogiera para ser mi ayudante y era lo que había hecho, también, que termináramos en aquella alfombra. Los dos habíamos jugado a un tira y afloja mientras la tensión se cernía sobre nosotros, estaba claro la atracción que ejercíamos el uno sobre el otro… pero debía de tener claro que una cosa eran mis clases, y otra muy diferente lo que pudiera pasar fuera de ellas. Como lo que pasó en la alfombra, porque al igual que yo, ella también era consciente de ello.
Reí divertido por cómo me llamó “mí señor” y dejé que terminara de preparar el café mientras probaba la tarta que había hecho. Corté un trozo con el tenedor y la llevé a mí boca… estaba simplemente deliciosa. El frasco que antes me había enseñado y que había olido era exactamente lo que estaba degustando en mí boca, cada matiz, cada aroma… todo estaba concentrado en aquella tarta. Iba a ganar dinero por aquel frasco, no lo ponía en duda.
-Sabe igual que el frasco, tengo que reconocerlo –por que sí, sabía hacer cumplir y los daba cuando creía que era conveniente y necesario. No eran gratuitos, y como tal, había que ganárselos- Creo que las tiendas te quitarán ese frasco de las manos y que ganarás dinero con ello, la tarta sabe igual. –Ya iba por la mitad de la tarta cuando me sirvió el café y la miré enarcando una ceja tras sus palabras y que el café que había preparado era uno exactamente que sabía a mí… rodé los ojos y terminé la tarta dejando el plato sobre la bancada- Soy un experto en venenos como lo eres tú de hierbas y especias, todo toma su tiempo y lo sabes, por eso sabes también que esto te llevaré más tiempo. Puedes perfeccionar lo que quieras tus habilidades, no me entrometeré, siempre y cuando no entorpezcas las clases. Lo que hagas después para mí es irrelevante, pero mientras sea tú maestro, tendrás que obedecer y aceptar todo lo que te diga, te guste más o te guste menos. Hiciste un pacto de sangre, no creo que tenga que recordártelo muchas más veces. –Cogí la taza de café y di un sorbo de ella probando lo que había preparado… y luego pasé a mirarla, al parecer había preparado uno a como ella pensaba que sabía- ¿Así que, este es el sabor que tengo? –reí quedamente entre dientes, mientras degustaba en café- Pues me gusta.
La miré todavía apoyado contra el marco de la puerta y fruncí el ceño por sus palabras, pensaba que tenía claro que me acercaría cuando yo quisiera, que lo de anoche fue algo que ninguno buscó ni pretendió que pasara… pero pasó. La atracción era algo innegable y no iba a hacer como que no existía, porque sería estar mintiendo en todo momento. Pero pensaba que le había quedado claro aquel tema, al parecer, había estado equivocado. Sí, la había rechazado las veces que se había acercado porque no era una persona que solía mantener contacto físico muy a menudo con las personas, era algo que estaba en mí forma de saber y que ella debería de haber sabido también. Y, por supuesto, que no iba a haber nada romántico… a ninguno nos iba aquello y esperaba que todo se quedase en algo sexual.
-Vamos a dejar una cosa clara, madre tierra, y espero que no tenga que volver a repetirlo mucho más veces –dejé el café, a mediante, sobre la bancada y la miré- Sí, me he apartado cada vez que te has acercado porque soy una persona fría que no tolera el contacto físico más de lo establecido y necesario. No suelo mantener contacto físico con otras personas porque no es algo que sea propio de mí, y rehúyo de ellas tanto como puedo. Mientras estemos impartiendo la clase nos ceñiremos a eso, nada más, tienes que empezar a distinguir una cosa de la otra porque no tienen nada que ver. Mientras te esté entrenando en ese tiempo te centrarás en eso y no en buscarme como estabas haciendo antes. –la miré de forma fija- Lo que pase después, fuera de ese tiempo, es algo que ninguno sabemos y si pasa ha pasado… no voy a negar la atracción que ejercemos el uno sobre el otro porque anoche quedó más que claro y demostrado –di un paso acercándome a ella, cercando su espacio- Vendrás a mí más veces, madre tierra, es algo que no vas a poder evitar que pase. Sé lo que tu cuerpo siente y lo que te está pidiendo a gritos –delineé desde su hombro hasta su cadera con una de mis manos- te pide más liberación, más de esa liberación. ¿Piensas que solo tengo una lengua venenosa y afilada? No sabes cuánto de venenosa puede llegar a ser –aferré su cadera con fuerza y la pegué a mí cuerpo- Mí energía vital se puede escapar de otra forma muy diferente, y acabar dentro de ti… quizás así te sea más fácil encontrar la tuya –sonreí ladino, si ella quería jugar a ese juego… que estuviera preparada. Era todo un experto en ese juego. Envolví su pelo en uno de mis puños elevando su rostro para mirarla, riéndome de lado divertido por ello- ¿Piensas que será la única vez que te pruebe? –Me lamí los labios y luego lamí los de ella- Qué equivocada estás. Volverás Gaïa, y ambos lo sabemos. Cuando menos lo esperes estaremos, esta vez, en mí cama volviendo a probarte y haciendo que te corras en mí boca para luego estar moviéndome dentro de ti, hasta que pidas clemencia –mordí su labio inferior- Y esta vez, sin magia de por medio. Prepárate, porque mi siguiente clase no va a ser muy divertida –la solté, me terminé el café y salí dejándola a solas.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
En este juego, prefiero perder y recibir mi castigo.
No habría sin duda, una tarta como aquella. Su aspecto era más que apetecible, daban ganas de comerla entera sin dejar ni una miga y así fue por su parte. Su manía de recoger las migas sobrantes con el índice después de humedecerlo con su lengua. Deliciosa, sublime y maravillosa, seguramente tuviese clientes interesados en aquel frasco. Ahora mismo, intentaba evadir sus pensamientos y su más pesado enfado. Lo observaba desde su posición, comerse la tarta. Gestos elegantes, medidos, la forma de coger los cubiertos y cómo se limpiaba los labios con la servilleta. Ladeó la cabeza al ver como el brujo tomaba la taza de café y sonrió de medio lado.
-No entorpeceré las clases, solo hice el experimento y veo que no me salió mal -se relamió, aún le quedaban restos de chocolate en los labios y qué diablos, verle comer el delicioso dulce era una tentación constante. Ese hombre le perdía, la descontrolaba e incapaz de no mirar otra cosa que sus labios hasta que terminó de comerse la tarta -No hará falta que me lo recuerdes, sé que hice un pacto contigo y lo cumpliré -lejos de esa actitud provocadora y tentadora, ahora se le presentaba una Gaïa segura de sí misma, dispuesta a cualquier cosa y sin poder evitar añadir algo más -Obedeceré y aceptaré lo que me digas, mi señor -enarcó una ceja, sonriendo de medio lado y finalmente morderse el labio inferior, pensativa.
La determinación con la que arrastró las palabras, le hizo reír por lo bajo ¿repetirlo más veces? Sabía perfectamente cual era su sitio al igual que el brujo el suyo y si pasó fue por voluntad mutua, se perdieron en las garras del deseo pero ya está. Parpadeó un par de veces a la especie de explicación con ciertas pautas. Se dio cuenta de la distancia que marcaba con las demás personas, sin que invadieran su espacio y ella, mucho más cercana, lo buscaba sin darse cuenta… solo cuando ponía ese muro entre ambos porque simplemente él “no lo deseaba”. Sonrió, asintiendo una sola vez, así que solo se acercaba cuando sentía necesidad o tentación, muy curioso… mientras no tenía porqué tenerla tan cerca y eso, le hizo tanta gracia que se echó a reír de lo más divertida el porqué no tardaría en saberlo.
-Pensaba que eras tú quien mantenía las distancias hasta que no lo vieras necesario. ¿Volveré a acercarme a ti? ¿en qué quedamos en que quieres que lo haga o no? mejor hacemos una cosa…-se relamió, lamiendo el labio ajeno y dejar finalmente un mordisco, uniendo sus labios en un beso efímero pero sentido. Sus ojos azules no se cerraron una sola vez -Ten cuidado, señor Tisdale… con lo que se desea, al final tendré que venderte mi esencia -se comparaba con la de la tarta y eso volvió a hacerle gracia, riendo por lo bajo mientras sus manos se apoyaban en su pecho, deslizándose despacio, delineando cada músculo con sus dedos aún sobre la ropa. Lo miró desafiante al tirar de su cabello, esperando como siempre, sin temerle… queriendo aún descubrir aún más de él. Sabía que leía su aura y volvía a arder por aquella insinuación, es más, gimió contra sus labios…entreabriendo buscando tomarlos -No va a ser divertida… qué pena, empezaba a serlo -murmuró contra sus labios…riendo contra éstos y dibujarlos con su lengua -Sí que me ha salido deliciosa la tarta, tenías un poco…. -
Sus brazos, rodearon su cuello, impulsándose para enredarse en su cintura y él la tomase a peso, solo que Gaïa se las ingenió para quedar entre él y la puerta, pudiese apoyar la espalda en la madera, mirarle fijamente totalmente atrapado.
-Y dime, mi señor…¿cuál es la siguiente clase? Estoy deseando conocerla…-tiró del cabello de su nuca, perdiendo la nariz por su cuello, sus dientes marcaban la piel del joven como si quisiera advertirle de que se lo comería como siguiese así -Quiero saber cual es la siguiente clase pero… no paro de imaginarme eso que dices, de pedirte clemencia … ¿correrme dices? Sé que lo conseguiste pero donde estamos ahora mismo..es un reto ¿te suelto o me sueltas? -esa chica siempre tentando a la suerte….
No habría sin duda, una tarta como aquella. Su aspecto era más que apetecible, daban ganas de comerla entera sin dejar ni una miga y así fue por su parte. Su manía de recoger las migas sobrantes con el índice después de humedecerlo con su lengua. Deliciosa, sublime y maravillosa, seguramente tuviese clientes interesados en aquel frasco. Ahora mismo, intentaba evadir sus pensamientos y su más pesado enfado. Lo observaba desde su posición, comerse la tarta. Gestos elegantes, medidos, la forma de coger los cubiertos y cómo se limpiaba los labios con la servilleta. Ladeó la cabeza al ver como el brujo tomaba la taza de café y sonrió de medio lado.
-No entorpeceré las clases, solo hice el experimento y veo que no me salió mal -se relamió, aún le quedaban restos de chocolate en los labios y qué diablos, verle comer el delicioso dulce era una tentación constante. Ese hombre le perdía, la descontrolaba e incapaz de no mirar otra cosa que sus labios hasta que terminó de comerse la tarta -No hará falta que me lo recuerdes, sé que hice un pacto contigo y lo cumpliré -lejos de esa actitud provocadora y tentadora, ahora se le presentaba una Gaïa segura de sí misma, dispuesta a cualquier cosa y sin poder evitar añadir algo más -Obedeceré y aceptaré lo que me digas, mi señor -enarcó una ceja, sonriendo de medio lado y finalmente morderse el labio inferior, pensativa.
La determinación con la que arrastró las palabras, le hizo reír por lo bajo ¿repetirlo más veces? Sabía perfectamente cual era su sitio al igual que el brujo el suyo y si pasó fue por voluntad mutua, se perdieron en las garras del deseo pero ya está. Parpadeó un par de veces a la especie de explicación con ciertas pautas. Se dio cuenta de la distancia que marcaba con las demás personas, sin que invadieran su espacio y ella, mucho más cercana, lo buscaba sin darse cuenta… solo cuando ponía ese muro entre ambos porque simplemente él “no lo deseaba”. Sonrió, asintiendo una sola vez, así que solo se acercaba cuando sentía necesidad o tentación, muy curioso… mientras no tenía porqué tenerla tan cerca y eso, le hizo tanta gracia que se echó a reír de lo más divertida el porqué no tardaría en saberlo.
-Pensaba que eras tú quien mantenía las distancias hasta que no lo vieras necesario. ¿Volveré a acercarme a ti? ¿en qué quedamos en que quieres que lo haga o no? mejor hacemos una cosa…-se relamió, lamiendo el labio ajeno y dejar finalmente un mordisco, uniendo sus labios en un beso efímero pero sentido. Sus ojos azules no se cerraron una sola vez -Ten cuidado, señor Tisdale… con lo que se desea, al final tendré que venderte mi esencia -se comparaba con la de la tarta y eso volvió a hacerle gracia, riendo por lo bajo mientras sus manos se apoyaban en su pecho, deslizándose despacio, delineando cada músculo con sus dedos aún sobre la ropa. Lo miró desafiante al tirar de su cabello, esperando como siempre, sin temerle… queriendo aún descubrir aún más de él. Sabía que leía su aura y volvía a arder por aquella insinuación, es más, gimió contra sus labios…entreabriendo buscando tomarlos -No va a ser divertida… qué pena, empezaba a serlo -murmuró contra sus labios…riendo contra éstos y dibujarlos con su lengua -Sí que me ha salido deliciosa la tarta, tenías un poco…. -
Sus brazos, rodearon su cuello, impulsándose para enredarse en su cintura y él la tomase a peso, solo que Gaïa se las ingenió para quedar entre él y la puerta, pudiese apoyar la espalda en la madera, mirarle fijamente totalmente atrapado.
-Y dime, mi señor…¿cuál es la siguiente clase? Estoy deseando conocerla…-tiró del cabello de su nuca, perdiendo la nariz por su cuello, sus dientes marcaban la piel del joven como si quisiera advertirle de que se lo comería como siguiese así -Quiero saber cual es la siguiente clase pero… no paro de imaginarme eso que dices, de pedirte clemencia … ¿correrme dices? Sé que lo conseguiste pero donde estamos ahora mismo..es un reto ¿te suelto o me sueltas? -esa chica siempre tentando a la suerte….
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Siempre que quiera puedo llevarte a los fuegos de la lujuria y el placer
Tenía que entender cuál era su posición en todo momento, no me valía ni quería que entendiera cosas equivocadas porque eso significaba que me iban a dar dolor de cabeza y no era lo que quería. Quería que supiera cuándo debía de actuar, y que sobre todo, en las clases y en las lecciones que le diera tenía que pensar que era una alumna y que solo debía de concentrarse en eso… de lo contrario, no sabía si seguiría ayudándola pese a que había hecho un pacto de sangre, uno que me obligaba a enseñarla tanto como a ella le obligaba ser enseñada… ninguno teníamos escapatoria alguna, yo mismo me había encargado de que así fuera.
Me hizo gracia su manera de dirigirse hacía mí, no me gustaba que me llamasen mucho señor a no ser que fuera Fritz quien lo hiciera, porque llevaba muchos años sirviendo a mí familia y me había acostumbrado a ver cómo le llamaba así a mí padre… aunque no me gustaba, y eso él también lo sabía. Odiaba tener que ser Conde, pero era algo que no podía evitar y que me venía por línea de sangre, un legado que había tomado demasiado pronto cuando mataron a mí padre. Me mordí el labio queriendo sacudir esos pensamientos y centrarme en la persona que tenía delante, que me divertía con sus explicaciones.
-Me alegra que lo tengas tan claro, porque si rehúsas al pacto que hiciste, no sabría decirte cuáles son las consecuencias… porque no las conozco. Pero créeme, no te gustarán en absoluto, eso te lo puedo garantizar –porque era cierto que no sabía lo que podía pasar, o si solamente le pasaría a ella o también me afectaría a mí. Era mejor no jugar con la magia de sangre si no sabías lo que estabas haciendo- No soy tu señor, soy tu maestro… tenlo más en cuenta para la próxima vez y trátame con el respeto que se merece, Gaïa, no pienso tolerar ninguna falta de respeto. Por ese atrevimiento, si no fuera yo, ya te habrían dado un castigo equivalente por ello –mí abuelo solía ser muy duro en sus entrenamientos y no tenía miramientos ni incluso con su propio nieto, así que yo tampoco lo tendría.
Me reí divertido por sus siguientes palabras, así que, ¿quería acercarse? Era evidente el acercamiento que había hecho en algunas ocasiones y que yo había rehuido en todo momento y esquivado, porque así era yo, solo dejaba que se acercaran cuando yo quería… no antes ni después. Yo era quien imponía las pautas y los momentos, yo era quién decidía y debía de saberlo para que lo tuviera en cuenta, por eso se lo había dicho, no por otra cosa. Quería que lo tuviera en mente para no tener que soportar de nuevo una charla como esta, lo diría una vez y después me olvidaría del tema.
Vi como se relamía el labio para luego pasar a lamer el mío dejando un mordisco, y luego besándolos mientras no apartaba sus ojos de los míos, retándome y desafiándome en todo momento como solo ella sabía hacer. Sonreí de lado por sus palabras, ¿venderme su esencia? Qué equivocada estaba. Delineó mi pecho con sus manos mientras no dejaba de mirarme ni cuando cogí su pelo en una de mis manos y echaba su cabeza un poco hacia atrás… con esa mirada que siempre me daba cada vez que la provocaba de aquella manera, cada vez que me imponía. Me dejaba claro que no tenía miedo, y eso me gustaba.
-¿Venderme tú esencia, Gaïa? Ya me la diste y gratis en el mismo momento en que te tumbaste en aquella alfombra, te abriste para mí, y te probé de aquella forma tan deliciosa –reí divertido contra sus labios cuando luego dijo lo de la tarta y quitaba un poco de mis labios pasando a reírse ella también, ella también me estaba buscando en todo momento y no se cortaba en hacerlo, haciendo que me divirtiera. Acabó por rodear mí cuello y elevándose haciendo que sus piernas rodearan mí cintura, mientras la mano libre la rodeaba por la cintura y la pegaba a mí cuerpo para que no se cayese- No te va a gustar mí siguiente clase, y no te pienso decir cuál es, hasta que no llegues por ti misma y lo descubras… sino le quitaríamos toda la emoción al momento y, créeme, quiero ver tú cara cuando veas de qué se trata –sonreí sobre sus labios notando cómo tiraba de mí pelo también, su nariz perfilaba mí cuello y dejaba un mordisco sobre esta, escuchando sus palabras, haciendo que me riera de forma irónica por lo que había dicho- ¿Crees que, incluso así, no puedo hacer que te corras? –me reí aún más por ello, claro que podía hacerlo, y más aún conforme estaba en esa posición- No empieces algo que puedes perder, madre tierra, porque no acabarás ganando –tiré aún más de su pelo y la coloqué contra la pared pegando su espalda a esta y pegando mí cuerpo al suyo teniendo un mejor agarre de ella. Pasé la mano que quité de su pelo justo por debajo de su trasero para que no se cayera y, la otra mano libre, la colé por su ropa ahora que llevaba vestido y me era más fácil, hasta llegar a su ropa interior y colar la mano hasta rozar su sexo con mis dedos, notando que estaba húmeda. Sonreí de lado, divertido por aquello, dejando mí dedo justo sobre su clítoris haciendo presión- ¿Todavía crees que no puedo hacer nada? –moví de nuevo el dedo sobre aquella zona haciendo presión y moviéndolo con rapidez, mordiendo su cuello, demostrándole que podía hacer que se corriera en cualquier momento que yo quisiera, y como yo quisiera. Pellizqué su clítoris divertido y moví mí dedo en círculos notando su cuerpo tensarse, hasta que finalmente terminó por correrse que fue cuando paré, saqué la mano y lamí el dedo con una sonrisa divertida- Siempre gano Gaïa, siempre.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
No olvido mi trato, no olvides que puedo volver a hacerte caer…conmigo.
El pacto de sangre, los había unido para siempre. Para siempre, esa palabra eterna de la que no podría huir aunque quisiera. Los conocimientos mágicos que pudiese él ofrecerle, enseñarle y por fin conocer el mundo mágico. Ser la elegida como ayudante, una tarea difícil pero no imposible. No iba a decepcionarle, sería la ayudante que necesitaba, se dejaría la piel y todo su ser para mejorar, crecer en ese mundo aún desconocido para ella. si aceptó, lo haría con todas las consecuencias.
Él no era cualquier hombre, Logan Tisdale, un brujo de linaje de sangre pura. No se achantaba, aquella chica lo miraba fijamente, sin perder su mirada, deleitándose en aquella imagen imponente del brujo. ¿Una falta de respeto? Seguramente tuviese razón, su visión de que le faltaba el respeto ella lo veía como “admiración” porque sí, lo admiraba más que a cualquier otra persona. Le demostró con poco lo que era capaz, ese castigo que casi la mata y ella pidió más, le encantaba vivir en propia piel los efectos de la magia.
Siempre decidía, tomaba cualquier cosa si él lo deseaba pero se equivocaba con ella si pensaba que estaría ahí para cuando a él le diese la gana. Sonrió de medio lado, alzando la barbilla orgullosa y desafiante, no le temía… no tenía miedo en absoluto. Es más, se relamió con el simple hecho de ver lo que era capaz de hacerle. Maldito demonio, brujo del mal. Lo retaba y era lo mismo por su parte. Tenerle tan cerca solo avivaba más las ganas de perderse en las llamas del infierno, la magia negra y acabar con él con sus propias manos. Sería tan delicioso matarle ella misma, se tragase su orgullo. Lo odiaba del mismo modo que lo deseaba.
-¿Siempre? -enarcó una de sus cejas, apoyando la cabeza en la pared, derritiéndose entre sus brazos, gimiendo sobre sus labios y disfrutar de aquellas atenciones que no hicieron otra cosa que hacerla estallar de manera deliciosa. Le arrancó una risa de lo más divertida, maliciosa… buscando sus ojos. Tomó la mano en cuestión, lamiendo sus dedos , aún quedaba de su propia esencia y no solo eso, mordió su dedo índice, tirando un tanto. Le estaba dejando claro que las cosas no acababan ahí -Yo también he ganado, has vuelto a probarme -rió, mirándole a los ojos, aferrando sus piernas más hacia sí por su cintura.
-Espero que tu siguiente clase sea dejarme medio muerta, para regresar con más ganas -se mordió los labios, inclinándose y tomar el inferior con sus dientes, sin soltarlo, probándolo -No te equivoques, que ya estés tan cerca es una victoria para mí -le tomó de la nuca, para que no se apartase, la libre viajó entre ambos cuerpos hasta apoyarla en su entrepierna, haciendo presión -¿Por qué no me lo demuestras ahora? contra esta pared… esa clase…sea la que sea, estoy preparada -le soltó, alzando las manos a la altura de su propia cabeza, ofreciéndose… solo sujetándose con las piernas rodeando su cintura.
No sabía lo que estaba haciendo, lo volvía a desafiar y no le importaba morir en el intento de aprendizaje. De algún modo, acababa de asegurarle, que era suya… por ese pacto, por ese deseo….
El pacto de sangre, los había unido para siempre. Para siempre, esa palabra eterna de la que no podría huir aunque quisiera. Los conocimientos mágicos que pudiese él ofrecerle, enseñarle y por fin conocer el mundo mágico. Ser la elegida como ayudante, una tarea difícil pero no imposible. No iba a decepcionarle, sería la ayudante que necesitaba, se dejaría la piel y todo su ser para mejorar, crecer en ese mundo aún desconocido para ella. si aceptó, lo haría con todas las consecuencias.
Él no era cualquier hombre, Logan Tisdale, un brujo de linaje de sangre pura. No se achantaba, aquella chica lo miraba fijamente, sin perder su mirada, deleitándose en aquella imagen imponente del brujo. ¿Una falta de respeto? Seguramente tuviese razón, su visión de que le faltaba el respeto ella lo veía como “admiración” porque sí, lo admiraba más que a cualquier otra persona. Le demostró con poco lo que era capaz, ese castigo que casi la mata y ella pidió más, le encantaba vivir en propia piel los efectos de la magia.
Siempre decidía, tomaba cualquier cosa si él lo deseaba pero se equivocaba con ella si pensaba que estaría ahí para cuando a él le diese la gana. Sonrió de medio lado, alzando la barbilla orgullosa y desafiante, no le temía… no tenía miedo en absoluto. Es más, se relamió con el simple hecho de ver lo que era capaz de hacerle. Maldito demonio, brujo del mal. Lo retaba y era lo mismo por su parte. Tenerle tan cerca solo avivaba más las ganas de perderse en las llamas del infierno, la magia negra y acabar con él con sus propias manos. Sería tan delicioso matarle ella misma, se tragase su orgullo. Lo odiaba del mismo modo que lo deseaba.
-¿Siempre? -enarcó una de sus cejas, apoyando la cabeza en la pared, derritiéndose entre sus brazos, gimiendo sobre sus labios y disfrutar de aquellas atenciones que no hicieron otra cosa que hacerla estallar de manera deliciosa. Le arrancó una risa de lo más divertida, maliciosa… buscando sus ojos. Tomó la mano en cuestión, lamiendo sus dedos , aún quedaba de su propia esencia y no solo eso, mordió su dedo índice, tirando un tanto. Le estaba dejando claro que las cosas no acababan ahí -Yo también he ganado, has vuelto a probarme -rió, mirándole a los ojos, aferrando sus piernas más hacia sí por su cintura.
-Espero que tu siguiente clase sea dejarme medio muerta, para regresar con más ganas -se mordió los labios, inclinándose y tomar el inferior con sus dientes, sin soltarlo, probándolo -No te equivoques, que ya estés tan cerca es una victoria para mí -le tomó de la nuca, para que no se apartase, la libre viajó entre ambos cuerpos hasta apoyarla en su entrepierna, haciendo presión -¿Por qué no me lo demuestras ahora? contra esta pared… esa clase…sea la que sea, estoy preparada -le soltó, alzando las manos a la altura de su propia cabeza, ofreciéndose… solo sujetándose con las piernas rodeando su cintura.
No sabía lo que estaba haciendo, lo volvía a desafiar y no le importaba morir en el intento de aprendizaje. De algún modo, acababa de asegurarle, que era suya… por ese pacto, por ese deseo….
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Ningún camino es fácil
Aquella mujer no dejaba de desafiarla ni de retarla en cualquier situación, momento u ocasión que tuviera frente a ella. Le encantaba hacerlo, había quedado más que claro y patentado, pero no sabía que estaba jugando con un fuego bastante prohibido y peligroso… que si seguía así, todo podía irse de las manos y acabar muy mal. No todo iba a acabar con placer como había estado pasando aquellas dos veces, por mucho que supiera que la atracción que ejercían el uno sobre el otro estaba patente entre ellos… el juego era peligroso, y parecía que ella no sabía cuán de peligro podría llegar a ser.
Sí, había hecho con ella lo que había querido, me había desafiado y le había dejado claro que podía llevarla a los cielos en cuanto yo quisiera y me diera la gana, sin mediación de magia de por medio y acababa de demostrárselo. Pero al igual que podía acabar en el cielo podía acabar también en el mismo infierno… y eso también debía de dejárselo claro, de alguna forma u otra.
Cuando quité la mano de su sexo la cogió y lamió los dedos haciendo que riera entre dientes por ello, dejándola hacer, mientras su agarre en mí cintura se hacía más fuerte y me miraba de aquella forma retadora tan innata en ella, enarqué una ceja cuando dijo que ella también había ganado por mí acercamiento y negué con la cabeza por ello… estaba muy equivocada, no me había ganado en nada ni iba a hacerlo nunca, mucho menos con una cuestión como esa.
-Si consideras eso una victoria… -me mordí el labio y me callé, que ella diera la interpretación que quisiera porque no iba a dárselo todo mascado. Sonreí de lado cuando dijo que la próxima clase iba a ser dejarla medio muerta… no sabía cuán acertadas habían sido sus palabras, porque no le iba a gustar en absoluto lo que iba a venir a continuación. Iba a ser algo sumamente difícil para ella, pero igual que había sido el entrenamiento para todos… y no le iba a gustar- Bajarás a los infiernos, pero no de la manera en la que estás pensando… así que prepárate, porque no te va a gustar –su mano libré viajó hasta mí miembro, el cual apretó con un poco de fuerza, haciendo que un leve jadeo escapara de mis labios por ello… pero no, la clase no iba a ser por ahí- Estás muy equivocada, ahora no va a ver nada de placer en lo que te voy a enseñar. ¿Tantas ganas tienes de que me hunda de nuevo en ti? Ya veo que te gustó, pero no te lo voy a dar tan fácilmente –reí entre dientes sintiendo cómo mordía mí labio inferior y llevé mis manos a sus piernas deshaciendo el agarre que tenía en mí cintura, y bajándola para que estuviera en tierra.– Veremos si aguantas con lo que tengo preparado para ti –me alejé de ella porque, aunque su invitación era más que tentadora, no iba a tomarla como ella estaba insinuando. Era la hora de aprender y tenía que saber que no podía ser lo que ella quisiera… yo mandaba, eran mis normas, mis clases y mis reglas, y tenía que acatarlas por mucho que no le gustaran o por mucho que ella intentara desviarse de ello- Recoge todo esto, te espero en el salón –y sin decir más salí de la cocina dirigiéndome hacia el salón donde estaban todos los libros y de donde se había ido de forma airosa.
Llegué y miré un par de libros más que podrían serle de ayuda con lo de la energía, canalizarla le llevaría mucho tiempo y para ello debía de saber donde estaba todo su entorno, hacerse con él sin tener que mirar nada. Era algo difícil pero que le sería de ayuda… envolverte en el entorno podía ayudarte a canalizar la energía de forma mucho más fácil, si sabías como hacerlo. Y esa era su siguiente clase, una clase que nos llevaría mucho tiempo en días porque requería de muchas habilidades que ella por el momento no poseía, pero que con el tiempo esperaba que fuera desarrollando.
Esperé hasta que terminara en la cocina sentado en el sillón leyendo un libro y cuando entró por la puerta lo cerré para mirarla durante unos segundos. Tocaba una parte difícil y tenía algo de curiosidad por saber si iba a poder enfrentarse a ello, o por el contrario, abandonaría como había hecho al verse frustrada en sus intentos. Me levanté dejando el libro sobre la mesita que había cerca y sonreí de lado, no le iba a gustar, pero ella lo había querido así que… ¿por qué iba a negarme? Iba a disfrutar mucho con aquello y ella no podía saber cuánto.
-Sígueme –le dije acercándome a ella y saliendo del salón para enfilar el pasillo llegando hasta una puerta que había al fondo, quitando cuando me acerqué la protección mágica que había en la puerta y abriendo esta para comenzar a bajar, portando una antorcha que encendí hacia abajo. Miré de reojo para ver que me siguiera bajando por las escaleras hasta aquel sótano que tenía, uno lo bastante grande y espacioso que ocupaba casi todo el tamaño de una planta entera. Allí tenía armas, libros y demás utensilios para un entrenamiento y que con los años que llevaba en París había ido adquiriendo. También había alguna que otra reliquia que me habían dado por el pago a mis servicios. Encendí el lugar con las antorchas que había en las esquinas y la miré colocándome en el centro de la habitación dejando la antorcha en la pared que había más cercana.- Como verás y te habrás dado cuenta es un lugar de entrenamiento, en el cual solo podrás bajar cuando yo esté en la casa ya que, como has visto, tiene puesta una protección para que nadie salvo yo pueda bajar. Tú siguiente entrenamiento es adaptarte al entorno que te rodea, y cuando lo hagas, canalizar tú energía con el entorno para que pueda fluir mejor –me acerqué a uno de los armarios que tenía y abrí uno de los cajones de donde saqué una venda negra, girándome para mirarla- Te voy a vendar los ojos, para que no veas nada, y vas a tener que intentar ver por dónde voy a atacarte. Y sí, he dicho atacarte –reí de forma sardónica por ello mientras me quedaba delante de ella- Esto te ayudará para no tener que ver nada de lo que te rodea, y te ayudará mejor con la energía –la miré durante unos segundos y levanté mí mano- No espero ningún reproche por tú parte o que me digas que esto no sirve, porque ni siquiera entiendes muchas cosas. Póntela –le tendí la venda esperando a que me hiciera caso- No va a ser divertido Gaïa, eso te lo puedo asegurar –sonreí divertido por ello, ahora vería de qué pasta estaba hecha.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Empieza el largo y duro camino, hasta mi objetivo.
Maldito fuese, acababa de arrancarle ese momento delicioso, la torturó de la forma más placentera. Ahora, iba a cruzar la verdadera puerta a lo desconocido. No iba a ser fácil, ni rápido, se tomaría su tiempo y quizás, podría no salir de aquel lugar a donde la llevaba. Por el camino, se fijó en su espalda, en sus pasos decisivos y ella, le seguía dispuesta a entrar en la boca del lobo. No tenía miedo, él podía sentir tras él como su aura cada vez estaba más y más segura de seguir adelante con su propósito y objetivos.
Innegable que pensara en él de una forma más íntima, recordaba aquella noche en la que ambos se fundieron en uno, se divirtieron y ¿por qué no volver a gozar de ello? rió por lo bajo, esa chica no aprendía, ni tampoco se achantaba a la hora de probar cosas nuevas, ni importarle jugarse la vida en ello. se detuvo en medio de aquel lugar, observándolo todo a su paso, conociendo y familiarizándose con el terreno. nada, oscuridad. Buscó la mirada ajena, perdiéndose en su mirada… en aquellas orbes que transmitían más que su boca venenosa. Se relamió, sonriendo de lo más divertida y esperar.
Le ofreció la mano para que le diese la venda negra. Sus ojos azules, se clavaron en la figura ajena, observándole en todo momento. Asintió, sin perder la sonrisa, podía simplemente estar fingiendo, dejándose llevar por él para tan solo ganarse un polvo fácil pero no. en ese instante, sus orbes le delataron que ya no era ningún juego. Estaba más que dispuesta a dar un paso más y él fuese su maestro. Siseó, buscando silencio y ser ella misma quien se pusiese la venda. Si antes había oscuridad, ahora… no se veía prácticamente nada, a ciegas.
-Preparada, maestro -lo dijo con autoridad, esperando cualquier cosa. Alzó las manos, no sabía lo que pasaría, sabía que tampoco sería divertido. sonrió de medio lado, esperando, recibiendo el primer golpe. Agachó un segundo la cabeza, moviéndose ligeramente en el sitio, evitando un nuevo golpe que impactó tras su espalda. Dolía, más el haber fallado pero allí seguía de pie.
Tomó aire, soltándolo, esperando un nuevo movimiento que pudo evitar por inercia. Solo ese, los que vinieron después le fueron imposibles, muy rápidos y no , no sabía calcularlos. Casi pierde el equilibrio, le sangraba la nariz, una brecha en el labio inferior y… volvió a esperar. Su fortaleza, le impedía flaquear, seguía de pie, con la respiración entrecortada. Suspiró largamente, jadeando por el dolor que comenzaba a recorrerle pero no, no iba a darse por vencido tan fácilmente..
-No. No voy a caer, aún no. -se movió ligeramente, no pudo controlarlo. La rabia le impidió moverse en el último segundo pero pudo al menos evadir muchos de los golpes, no todos… no era experta, acababa de empezar y su energía se iba apagando por los golpes. No, no controló el dar un par de pasos hacia él, buscándolo y no hallarlo. Su cuerpo dejó de obedecerle, cayendo hacia el frente, intento agarrarse al aire y no caer, zafarse a algo inexistente pero le fue imposible…ahora que caía… lo encontró cayendo sobre su cuerpo, inconsciente.
No lo había hecho tan mal...pero ante sus ojos quizás sí.
Maldito fuese, acababa de arrancarle ese momento delicioso, la torturó de la forma más placentera. Ahora, iba a cruzar la verdadera puerta a lo desconocido. No iba a ser fácil, ni rápido, se tomaría su tiempo y quizás, podría no salir de aquel lugar a donde la llevaba. Por el camino, se fijó en su espalda, en sus pasos decisivos y ella, le seguía dispuesta a entrar en la boca del lobo. No tenía miedo, él podía sentir tras él como su aura cada vez estaba más y más segura de seguir adelante con su propósito y objetivos.
Innegable que pensara en él de una forma más íntima, recordaba aquella noche en la que ambos se fundieron en uno, se divirtieron y ¿por qué no volver a gozar de ello? rió por lo bajo, esa chica no aprendía, ni tampoco se achantaba a la hora de probar cosas nuevas, ni importarle jugarse la vida en ello. se detuvo en medio de aquel lugar, observándolo todo a su paso, conociendo y familiarizándose con el terreno. nada, oscuridad. Buscó la mirada ajena, perdiéndose en su mirada… en aquellas orbes que transmitían más que su boca venenosa. Se relamió, sonriendo de lo más divertida y esperar.
Le ofreció la mano para que le diese la venda negra. Sus ojos azules, se clavaron en la figura ajena, observándole en todo momento. Asintió, sin perder la sonrisa, podía simplemente estar fingiendo, dejándose llevar por él para tan solo ganarse un polvo fácil pero no. en ese instante, sus orbes le delataron que ya no era ningún juego. Estaba más que dispuesta a dar un paso más y él fuese su maestro. Siseó, buscando silencio y ser ella misma quien se pusiese la venda. Si antes había oscuridad, ahora… no se veía prácticamente nada, a ciegas.
-Preparada, maestro -lo dijo con autoridad, esperando cualquier cosa. Alzó las manos, no sabía lo que pasaría, sabía que tampoco sería divertido. sonrió de medio lado, esperando, recibiendo el primer golpe. Agachó un segundo la cabeza, moviéndose ligeramente en el sitio, evitando un nuevo golpe que impactó tras su espalda. Dolía, más el haber fallado pero allí seguía de pie.
Tomó aire, soltándolo, esperando un nuevo movimiento que pudo evitar por inercia. Solo ese, los que vinieron después le fueron imposibles, muy rápidos y no , no sabía calcularlos. Casi pierde el equilibrio, le sangraba la nariz, una brecha en el labio inferior y… volvió a esperar. Su fortaleza, le impedía flaquear, seguía de pie, con la respiración entrecortada. Suspiró largamente, jadeando por el dolor que comenzaba a recorrerle pero no, no iba a darse por vencido tan fácilmente..
-No. No voy a caer, aún no. -se movió ligeramente, no pudo controlarlo. La rabia le impidió moverse en el último segundo pero pudo al menos evadir muchos de los golpes, no todos… no era experta, acababa de empezar y su energía se iba apagando por los golpes. No, no controló el dar un par de pasos hacia él, buscándolo y no hallarlo. Su cuerpo dejó de obedecerle, cayendo hacia el frente, intento agarrarse al aire y no caer, zafarse a algo inexistente pero le fue imposible…ahora que caía… lo encontró cayendo sobre su cuerpo, inconsciente.
No lo había hecho tan mal...pero ante sus ojos quizás sí.
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Por mucho que te caigas... vuelve a levantarte. Siempre
Aquel entrenamiento no le iba a gustar para nada y era algo que sabía de sobra, no me había gustado cuando yo era aprendiz de mí abuelo así que a ella tampoco. Aunque este tipo de entrenamiento no tenía nada que ver con si tenías magia o no, podía realizarlo cualquier tipo de persona en realidad… por lo que no podría decirme nada sobre ello, porque la magia aquí quedaba en un segundo plano.
No, lo que consistía era agudizar tus sentidos y que pudieras saber cómo era el entorno que te rodeaba. Debía de aprender cómo era sin siquiera mirar a su alrededor y de ahí poder canalizar la energía que el lugar poseía. Todos los rincones de la tierra tenían energía fluyendo alrededor, y si eras lo suficientemente listo, o estabas preparado para ello podías coger esa energía y aplicarla a la tuya aumentando así, de forma paulatina, la energía de la que disponías.
Pero necesitaba saber desenvolverse con el entorno y quizás en algún momento no pudiera ver con claridad… por lo que tenía que sentirlo. Y para ello tenía que saber y tener su oído desarrollado, eso de primeras, luego ya cuando controlara la energía interior que tenía podría comenzar a mezclarla con la del entorno. Quizás ella pensara que aquello era una absoluta tontería… pero tenía mucho sentido. Debía de entrenar duro y este entrenamiento nos iba a llevar bastante tiempo, porque tenía que concentrarse mucho para sin ver nada poder desenvolverse.
Sabía por su aura que estaba preparada y lista, esta denotaba una determinación y un arrojo que brillaba tan fuerte que no hacía falta mirarla para saber el color que desprendía.. podía sentirlo sin siquiera mirarla. Sonreí de lado esperando a que estuviera lista del todo para poder comenzar… le iba a doler, mucho, porque no iba a ser capaz de parar muchos golpes que le iba a dar.
-¿Preparada? –ante su contestación de que estaba preparada comencé a moverme alrededor de ella, quería saber primero si podía oírme moverme a su alrededor o por el contrario también tendríamos que perfeccionar aquello. Le asesté el primer golpe y… bingo, de pleno. No había sido capaz de esquivarlo, me reí entre dientes divertido sin dejar de girar entorno a ella haciendo un círculo imaginario con mis pies. Fui a asestarle otro y agachó la cabeza… pero iba dirigido a su espalda, por lo que también le di– Erraste –comenté divertido, queriendo ver hasta donde podría llegar.
El siguiente golpe logró esquivarlo y sonreí esperando unos segundos para volver a darle de nuevo… y erró en todos, no pudo esquivarlo salvo alguno que otro aislado, pero el resto, falló en el intento sin poder evitarlo. Algo muy normal puesto que no tenía nociones de nada, habría resultado raro que esquivara más que fallara. A consecuencia de ello tenía una herida en el labio y le sangraba la nariz de un par de golpes atrás. Pese a cómo estaba aun seguía de pie aunque notaba que su energía era ya muy poca, y que iba a acabársele en cuestión de minutos si seguía así.
Reí entre dientes ante sus palabras de que no iba a caer aún, era una mujer de lo más cabezota que no se rendía a la primera de cambio pese a que estaba a punto de caer rendida. Debía de saber también cuando era su límite y lo que podía llegar a aguantar… pero no iba a ser yo quien le dijera lo que tenía que hacer. Así que seguí asestando golpes pese a que su ritmo había bajado, se movía con más lentitud, y su respiración era demasiado agitada.
Tras la última tanda de golpes sentía que ahora sí iba a acabar desfallecida y sin fuerza alguna, no iba a aguantar mucho más de cinco minutos por lo que pronto terminaría con aquello. Esquivó uno de los últimos golpes y se movió hacia delante sintiendo su respiración y escuchando los latidos de su corazón que iban desbocados. Dio un par de pasos y sentí cómo sin poder evitarlo se caía intentando agarrarse a algo imaginario y que no estaba. La cogí para que no se diera contra el suelo del brazo y aferrarla para que no cayera. Estaba tan agotada que ni siquiera podía mantenerse en pie… sonreí de lado y la cogí en brazos para poder salir de allí.
-Bien madre tierra, para ser la primera vez, te has dejado golpear demasiado –comenté burlón mientras subía las escaleras con ella en brazos, necesitaba descansar y recuperar energía además de que tenía que limpiarle las heridas que llevaba en el rostro. Cerré la puerta poniendo la barrera mágica de nuevo y comencé a andar hasta llegar a la habitación donde se hospedaba. La dejé en la cama y cogí un paño para mojarlo con agua y limpiar la sangre de su rostro, observándola durante unos segundos- Lo irás haciendo mejor, esto tan sólo es el principio.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Si me caigo , me volveré a levantar...siempre.
Sintió los golpes en cada parte de su cuerpo. Debía de concentrarse, no errar cuando tuviese que esquivar cada golpe que él le proporcionaba. Y duró demasiado, más de lo que ninguno de los dos creyeron que pudiese aguantar. No los esquivó todos, algunos sí pero no sería suficiente y tampoco iba a rendirse. Habría más momentos como ese y lejos de temer o negase, ya esperaba ese momento en el que estaba segura habría mejorado. Entrenaría sus sentidos, más que un don, era un entrenamiento que perfeccionar y la próxima vez, no le diría “no lo has hecho mal” si no un “pasemos a la siguiente fase”.
Se aferró con ambas manos a su cuello, intentando no perder la conciencia en ningún momento. No podía desmayarse ahora, menos en sus brazos y parecer esa joven débil que en absoluto era. La sonrisa decidida, no abandonó su rostro, seguía ahí… dispuesta a todo, esperando cualquier cosa, no se rendiría nunca y se lo demostraba a cada segundo porque sí, era la decisión más acertada.
-No lo dudes. Seré yo quien termine dándote la estocada final y lo sabes -bromeó entre susurros, tosiendo un tanto, le dolía especialmente la espalda e impedía incluso hablar -Trae mi bolsa , por favor -más dócil y consciente de que él no era su criado, no podía moverse en absoluto. Necesitaba sus remedios para calmar el dolor interno y sellar esos golpes para evitar moratones -Solo necesito el bote ámbar, nos desgarramos por dentro y eso es invisible… esto es como una aguja, una la cual cose cada parte de tu cuerpo -sonrió buscando ella misma con algún otro quejido dentro de la bolsa.
Él pudo apreciar si se asomaba, como no solo podía encontrar ese pequeño frasco, tenía tantos que sería como buscar una aguja en un pajar. A tientas, pudo reconocer el tamaño del que necesitaba y al sacarlo, lo alzó para ver de qué color se encontraba. Estaba oscuro, casi rojo como la sangre, el tono ámbar cambió , estaba listo y no dudó en abrirlo y dar un largo trago, mediándolo. Cerró los ojos, echando hacia atrás la cabeza, se echó en la cama, su cuerpo se estiró sintiendo como aquel brebaje reparaba lentamente sus funciones, sería lento pero no le dolía a morir.
-Me has dado demasiado fuerte. Veo que no solo lo haces en otro terreno -rió buscando sus orbes y suspirar alzando los brazos y éstos crujir, al igual que sus piernas, dejó muy claro de lo que era capaz con solo saber preparar aquella poción -Mañana estaré lista para una nueva clase, lo sabes. Ahora por favor, quédate, necesito comentarte algunas cosas -le hizo hueco a su lado, a pesar de que se regeneraba por dentro, suspiró largamente, cerrando los ojos y buscar las palabras exactas.
-Señor Tisdale. Estoy a tu merced y lo sabes. Acataré cada orden, cada clase y absorberé cada conocimiento que me muestre pero ahora… necesito otra cosa. Dejar la magia y los remedios a un lado y me cuentes algo de ti. No tiene porqué ser personal, o cualquier plato que te guste, lo que haces en tu tiempo libre que no sea torturar al personal -rió, apoyando la cabeza en su mano, mirándole intensamente. Esperando su respuesta.
Sintió los golpes en cada parte de su cuerpo. Debía de concentrarse, no errar cuando tuviese que esquivar cada golpe que él le proporcionaba. Y duró demasiado, más de lo que ninguno de los dos creyeron que pudiese aguantar. No los esquivó todos, algunos sí pero no sería suficiente y tampoco iba a rendirse. Habría más momentos como ese y lejos de temer o negase, ya esperaba ese momento en el que estaba segura habría mejorado. Entrenaría sus sentidos, más que un don, era un entrenamiento que perfeccionar y la próxima vez, no le diría “no lo has hecho mal” si no un “pasemos a la siguiente fase”.
Se aferró con ambas manos a su cuello, intentando no perder la conciencia en ningún momento. No podía desmayarse ahora, menos en sus brazos y parecer esa joven débil que en absoluto era. La sonrisa decidida, no abandonó su rostro, seguía ahí… dispuesta a todo, esperando cualquier cosa, no se rendiría nunca y se lo demostraba a cada segundo porque sí, era la decisión más acertada.
-No lo dudes. Seré yo quien termine dándote la estocada final y lo sabes -bromeó entre susurros, tosiendo un tanto, le dolía especialmente la espalda e impedía incluso hablar -Trae mi bolsa , por favor -más dócil y consciente de que él no era su criado, no podía moverse en absoluto. Necesitaba sus remedios para calmar el dolor interno y sellar esos golpes para evitar moratones -Solo necesito el bote ámbar, nos desgarramos por dentro y eso es invisible… esto es como una aguja, una la cual cose cada parte de tu cuerpo -sonrió buscando ella misma con algún otro quejido dentro de la bolsa.
Él pudo apreciar si se asomaba, como no solo podía encontrar ese pequeño frasco, tenía tantos que sería como buscar una aguja en un pajar. A tientas, pudo reconocer el tamaño del que necesitaba y al sacarlo, lo alzó para ver de qué color se encontraba. Estaba oscuro, casi rojo como la sangre, el tono ámbar cambió , estaba listo y no dudó en abrirlo y dar un largo trago, mediándolo. Cerró los ojos, echando hacia atrás la cabeza, se echó en la cama, su cuerpo se estiró sintiendo como aquel brebaje reparaba lentamente sus funciones, sería lento pero no le dolía a morir.
-Me has dado demasiado fuerte. Veo que no solo lo haces en otro terreno -rió buscando sus orbes y suspirar alzando los brazos y éstos crujir, al igual que sus piernas, dejó muy claro de lo que era capaz con solo saber preparar aquella poción -Mañana estaré lista para una nueva clase, lo sabes. Ahora por favor, quédate, necesito comentarte algunas cosas -le hizo hueco a su lado, a pesar de que se regeneraba por dentro, suspiró largamente, cerrando los ojos y buscar las palabras exactas.
-Señor Tisdale. Estoy a tu merced y lo sabes. Acataré cada orden, cada clase y absorberé cada conocimiento que me muestre pero ahora… necesito otra cosa. Dejar la magia y los remedios a un lado y me cuentes algo de ti. No tiene porqué ser personal, o cualquier plato que te guste, lo que haces en tu tiempo libre que no sea torturar al personal -rió, apoyando la cabeza en su mano, mirándole intensamente. Esperando su respuesta.
Gaïa Goncourt- Hechicero Clase Media
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Re: La primera clase- Privado Logan Tisdale +18
Caer, levantarse, y seguir... es cosa de fuertes y de sabios
Sabía que con aquel entrenamiento no iba a poder esquivar muchos golpes, era algo que tenía claro desde que le dije que no le iba a gustar… no se lo había dicho a broma, porque sabía que iba a ser así. Era un entrenamiento muy duro que exigía mucha resistencia física también para poder soportar todos los golpes, además, aquello le ayudaría en un futuro cuando quisiera lograr sus objetivos… le iba a venir bastante bien. Aunque iba a ser totalmente una tortura para ella, porque era algo muy complicado.
Tal y como había penado no pudo esquivar mucho de los golpes que le di, ya le había advertido que no iba a tener contemplación con ella, porque si lo hacía jamás avanzaría con todo aquello. Por eso tenía que ser duro aunque supiese que no iba a esquivar ni el veinte porciento de los golpes, algo que estaba pasando y que la había dejado en aquel estado. Decidí dar por concluido el primer día cuando casi se cayó haciendo que tuviera que cogerla en brazos, para salir de allí, y llevarla a su habitación.
Podía notar como su agarre se centraba en mí cuello y sabía que no quería darme la sensación de que era débil, parecía que no, pero era muy fácil leerla cuando ella pensaba que no era así, la iba conociendo como para saber lo que le pasaba por la cabeza en ciertos momentos. Su aura seguía siendo de pura determinación y sonreí de lado, no se iba a cansar hasta lograr lo que se proponía, y esperaba, que esa determinación le acompañara el resto del camino. La dejé en su habitación tumbada en la cama y la mire… se notaba que estaba hecha polvo. Me reí ante su comentario.
-Si te hace feliz pensarlo… adelante, no te voy a quitar la ilusión –la observé y luego alcé una ceja, girándome para coger lo que me había pedido y busqué hasta encontrar con el bote que me había pedido. Sonaba interesante, para una persona que no tenía magia aquello podía serle muy útil, yo también podía hacer eso si realmente lo quería mediante algún hechizo. Miré el bote y se lo di volviendo donde estaba- ¿Nunca has pensado hacer algo con todo lo que sabes y tus botes? –pregunté observándola, tenía cosas interesantes y no sabía por qué no había buscado una solución con lo que tenía. Se tumbó en la cama y la miré, iba a marcharme dejándola tranquila, cuando pidió que me quedara. ¿Qué era lo que tenía que hablar conmigo?
Me senté en el borde de la cama ya que me había echo hueco y me hizo gracia que hiciera alusión a que no era duro en un solo aspecto, sino que en más. Era duro en cualquier aspecto de mí vida, realmente, aunque ella todavía no llegaba a saberlo porque no me conocía lo suficiente como para saberlo y darse cuenta de ello, pero lo haría, tarde o temprano lo haría y se daría cuenta de lo que significaban sus palabras realmente. Enarqué una ceja ante sus palabras y me mordí el labio… en cuanto a mí vida personal, era como una caja bastante hermética, donde dejaba ver poco.
-Sabes que no te voy a dar información detallada y específica de mí vida personal, no creo que hace falta que te lo diga –sonreí de lado observándola, mientras ella me miraba esperando a que respondiera. Suspiré y comencé- Bueno, procedo de una familia de hechiceros muy poderosos que desde hace siglos siempre se ha mantenido oculta, soy Escocés realmente, y actualmente ostento el cargo de Conde de Escocia… así que tendrás que tratarme con más respeto del que creías que era merecedor –la miré divertido por aquello, no era algo que me gustase, pero quería saber su reacción- mí abuelo fue mí maestro y fue más duro de lo que te puedes llegar a imaginar… aunque fuera familiar mío. Y si te ha parecido que yo he sido duro, tendrías que haber pasado por las manos de mí abuelo… soy demasiado bueno comparado con lo que fue él. Así que date por dichosa.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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