AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
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Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Recuerdo del primer mensaje :
VIDEOS AQUÍ --> Tequila y Pólvora
Höor y Elora
Sonaba Johnny Cash en la Jukebox, era la marca de la casa. Había fotos de la estrella por todas las paredes, el dueño era un fan incondicional.
— ¡Vete a la mierda Barney! y traéme el jodido desayuno!!.— la bruja estaba de mal humor, no le gustaba madrugar y había tenido que hacerlo para cobrar un pedido especial de tequila. Las botellas estaban rotuladas con un gran sapo marrón y la propia bebida se llamaba El Sapo. A ese lado de la frontera el tequila y el bourbon se bebia a partes iguales en los bares de carretera y trerlo de México era mucho más caro y tedioso que destilarlo del las plantas de agave que crecían en el desierto de Arizona. Aquella vasta extensión de tierra, cruzada por el desierto del Mojave y el Gran Cañón, estaba muy despoblada, sus carreteras secundarias, como la Ruta 66, amparaban a fugitivos y almas solitarias que preferían vivir sus existencias sencillas en caravanas de latón y casas de madera, bajo un sol abrasador y la sensación del salvaje oeste impregnado en cada piedra.
El Barney's era un café de mala muerte en mitad de la nada, por donde sólo pasaban los coches y turistas nostálgicos del esplendor de la Ruta 66. Desde que se construyeron las interestatales y la vieja carretera perdió fuelle, la población se redujo drásticamente así como las oportunidades de negocio. Era el lugar adecuado para los negocios discretos como el suyo, aquellos que además bordeaban la legalidad de vez en cuando. Solía desayunar allí al menos tres o cuartro días a la semana, y el viejo y gordo Barney siempre tenía halagos y proposiciones indecentes para la morena, era ya como una sana costumbre. Las caras siempre eran las mismas; Luke el mecánico, Andy el de la gasolinera, Tom el de la tienda de suministros, Bessie la de la tienda de armas...una pequeña comunidad afincada en Crookton, a mitad camino entre Seligman y Williams, las dos únicas ciudades que sí salían en los mapas.
Las gafas de sol la protegían del dolor que inflingían los malditos rayos a esas horas, cuando debería estar durmiendo la resaca del siglo. Encendió un cigarrillo y aspiró una bocanada. Estaba prohibido fumar en los establecimientos segun la ley, pero ¿quien iba a venir a recordárselo? allí todo el mundo lo hacía. Le lanzó el paquete a Luke, que ya había tenido un infarto y no debería fumar, pero fumaba igualmente.
Barney le soltó el plato con huevos y bacon crujiente delante de la cara.
— ¿y ahora me dirás que te traiga café? cada día eres más gruñona.
— Mueve tu culo hacia esa barra y traéme el café. Tú cada día eres más impertinente. Un día de estos te juro que te voy a sacar los dientes con ese bate que tienes colgado ahí.
— pues sal conmigo y verás que pronto se acaban las impertinencias.
— Soy lesbiana.
— y una mierda.
— Vale, no lo soy, pero paso de tí, me gustan más guapos.
— Bah! no sabes lo que te pierdes.
— Pídeselo a Bessie!! a ella sí le gustan preñados como tu!!
Barney masculló algunas maldiciones y el resto de parroquianos estallaron en carcajadas, incluida Bessie, cuyo marido era también de los que habían abusado de las hamburguesas y los donuts. Sonrió entre dientes y mordisqueó el bacon. Al menos no estaba chamuscado, en eso ganaba puntos, sabía preparar buenos desayunos. Cuando llegó el café lo sujetó entre las dos manos y lo olió. No había nada mejor que café después de una larga noche de chupitos.
Sacó el móvil porque le había vibrado y leyó el whatsapp que acababa de recibir.
D < ¿me haces cuatro bocadillos para esta noche? especiales, de los que tu ya sabes como me gustan.>
Elora < ok, sin tomate y sin mayonesa. A las 8 donde siempre.>
La D pertenecía a Donnie "Lucky" Bonanno, un mafioso de la zona que controlaba parte suministro de cocaína y tenía varios locales, entre bares, clubs de strippers y hasta un motel. Acababa de pedirle 4 cajas de 20 botellas cada una de tequila blanco con doble destilación, de unos 60 grados de alcohol. Normalmente el tequila se destilaba a 35-45, estaba regulado así, pero ella solía atender encargos especiales, ya que su negocio era pequeño y familiar. Envasaban botellas para comercializar legalmente a pequeña escala, y el beneficio real se lo llevaban con el menudeo aquí y allá. Cuando se acababa la temporada del agave, la planta que servía de base para la bebida mejicana, destilaban bourbon a base de maíz. Tenían apenas diez barricas de roble de 55 galones, lo cual les daba unas dos mil botellas al año. No estaba mal.
VIDEOS AQUÍ --> Tequila y Pólvora
Höor y Elora
- Further on up the road:
Where the road is dark and the seed is sowed
Where the gun is cocked and the bullet's cold
Where the miles are marked in the blood and gold
I'll meet you further on up the road
Got on my dead man's suit and my smilin' skull ring
My lucky graveyard boots and a song to sing
I got a song to sing, it keeps me out of the cold
And I'll meet you further on up the road.
Further on up the road
Where the way is dark and the night is cold
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Now I been out in the desert, just doin' my time
Searchin' through the dust, lookin' for a sign
If there's a light up ahead, well brother I don't know
But I got this fever burnin' in my soul
Further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Where the gun is cocked and the bullet's cold
Where the miles are marked in the blood and gold
I'll meet you further on up the road
Got on my dead man's suit and my smilin' skull ring
My lucky graveyard boots and a song to sing
I got a song to sing, it keeps me out of the cold
And I'll meet you further on up the road.
Further on up the road
Where the way is dark and the night is cold
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Now I been out in the desert, just doin' my time
Searchin' through the dust, lookin' for a sign
If there's a light up ahead, well brother I don't know
But I got this fever burnin' in my soul
Further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
- Spoiler:
Sonaba Johnny Cash en la Jukebox, era la marca de la casa. Había fotos de la estrella por todas las paredes, el dueño era un fan incondicional.
— ¡Vete a la mierda Barney! y traéme el jodido desayuno!!.— la bruja estaba de mal humor, no le gustaba madrugar y había tenido que hacerlo para cobrar un pedido especial de tequila. Las botellas estaban rotuladas con un gran sapo marrón y la propia bebida se llamaba El Sapo. A ese lado de la frontera el tequila y el bourbon se bebia a partes iguales en los bares de carretera y trerlo de México era mucho más caro y tedioso que destilarlo del las plantas de agave que crecían en el desierto de Arizona. Aquella vasta extensión de tierra, cruzada por el desierto del Mojave y el Gran Cañón, estaba muy despoblada, sus carreteras secundarias, como la Ruta 66, amparaban a fugitivos y almas solitarias que preferían vivir sus existencias sencillas en caravanas de latón y casas de madera, bajo un sol abrasador y la sensación del salvaje oeste impregnado en cada piedra.
El Barney's era un café de mala muerte en mitad de la nada, por donde sólo pasaban los coches y turistas nostálgicos del esplendor de la Ruta 66. Desde que se construyeron las interestatales y la vieja carretera perdió fuelle, la población se redujo drásticamente así como las oportunidades de negocio. Era el lugar adecuado para los negocios discretos como el suyo, aquellos que además bordeaban la legalidad de vez en cuando. Solía desayunar allí al menos tres o cuartro días a la semana, y el viejo y gordo Barney siempre tenía halagos y proposiciones indecentes para la morena, era ya como una sana costumbre. Las caras siempre eran las mismas; Luke el mecánico, Andy el de la gasolinera, Tom el de la tienda de suministros, Bessie la de la tienda de armas...una pequeña comunidad afincada en Crookton, a mitad camino entre Seligman y Williams, las dos únicas ciudades que sí salían en los mapas.
Las gafas de sol la protegían del dolor que inflingían los malditos rayos a esas horas, cuando debería estar durmiendo la resaca del siglo. Encendió un cigarrillo y aspiró una bocanada. Estaba prohibido fumar en los establecimientos segun la ley, pero ¿quien iba a venir a recordárselo? allí todo el mundo lo hacía. Le lanzó el paquete a Luke, que ya había tenido un infarto y no debería fumar, pero fumaba igualmente.
Barney le soltó el plato con huevos y bacon crujiente delante de la cara.
— ¿y ahora me dirás que te traiga café? cada día eres más gruñona.
— Mueve tu culo hacia esa barra y traéme el café. Tú cada día eres más impertinente. Un día de estos te juro que te voy a sacar los dientes con ese bate que tienes colgado ahí.
— pues sal conmigo y verás que pronto se acaban las impertinencias.
— Soy lesbiana.
— y una mierda.
— Vale, no lo soy, pero paso de tí, me gustan más guapos.
— Bah! no sabes lo que te pierdes.
— Pídeselo a Bessie!! a ella sí le gustan preñados como tu!!
Barney masculló algunas maldiciones y el resto de parroquianos estallaron en carcajadas, incluida Bessie, cuyo marido era también de los que habían abusado de las hamburguesas y los donuts. Sonrió entre dientes y mordisqueó el bacon. Al menos no estaba chamuscado, en eso ganaba puntos, sabía preparar buenos desayunos. Cuando llegó el café lo sujetó entre las dos manos y lo olió. No había nada mejor que café después de una larga noche de chupitos.
Sacó el móvil porque le había vibrado y leyó el whatsapp que acababa de recibir.
D < ¿me haces cuatro bocadillos para esta noche? especiales, de los que tu ya sabes como me gustan.>
Elora < ok, sin tomate y sin mayonesa. A las 8 donde siempre.>
La D pertenecía a Donnie "Lucky" Bonanno, un mafioso de la zona que controlaba parte suministro de cocaína y tenía varios locales, entre bares, clubs de strippers y hasta un motel. Acababa de pedirle 4 cajas de 20 botellas cada una de tequila blanco con doble destilación, de unos 60 grados de alcohol. Normalmente el tequila se destilaba a 35-45, estaba regulado así, pero ella solía atender encargos especiales, ya que su negocio era pequeño y familiar. Envasaban botellas para comercializar legalmente a pequeña escala, y el beneficio real se lo llevaban con el menudeo aquí y allá. Cuando se acababa la temporada del agave, la planta que servía de base para la bebida mejicana, destilaban bourbon a base de maíz. Tenían apenas diez barricas de roble de 55 galones, lo cual les daba unas dos mil botellas al año. No estaba mal.
Última edición por Elora Paine el Jue Sep 07, 2017 12:45 pm, editado 6 veces
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Levantó la vista de los papeles que tenía en las manos. Había regresado al despacho después de desayunar y tenía trabajo que hacer.
— ¿siempre te levantas de tan buen humor?.— gruñó entre dientes y se levantó dejando caer los papeles con gesto hastiado y empujando con el culo la puerta que estaba a su espalda.— ven.
Entraron en la destilería, en la zona caliente nunca mejor dicho. Allí estaba todo puesto en marcha para que funcionaria como debía. Su padre trabajaba haciendo de todo un poco y tenían también a Dean, el único empleado de ese negocio, que además sólo iba por las mañanas. Leif estaba manejando una máquina con un montón de barómetros y manómetros que abrian y cerraban las tuberías, en ese caso para que el líquido extraído de ágave hirviese a la temperatura correcta y después pasase por los alambiques para ser enfriado y acabase en una cuba. Por otro lado Dean estaba en la embotelladora, pegando etiquetas y precintando cajas.
— hola padre...no preguntes.— Leif frunció el ceño cuando olió a Höor, pero el ceño fruncido solía ser su gesto habitual, así que nada nuevo bajo el sol. No preguntó, porque para qué. Su hija hacía lo que le daba la gana, como sus otros vástagos y como él mismo, ya eran mayorcitos. Además, Elora tenía tan mal genio como su padre y no toleraba que le pusiera normas cuando él no cumplía ninguna y era ella la que lo sacaba del pozo.— Hola Dean. ¿Puedes cargar el pedido de Flagstaff en la furgo? iré a entregarlo después de comer.
El hombre tenía una barba castaña estilo leñador, le faltaba algo de pelo en las sienes, pero el resto lo llevaba largo y recogido en una coleta. Llevaba vaqueros y una camisa de cuadros sin mangas. Hacía como 3 ó 4 años que trabajaba para ellos, y no estaba mal, después de haber salido de la cárcel por homicidio involuntario, era complicado encontrar trabajo.
Abrió la puerta del granero con la llave, dejándole paso a Höor para que cogiera su moto y se apoyó en el marco cruzándose de brazos y mirandole el culo. Buen culo, daba fe. Se lo había pasado bien la noche anterior, aunque no empezó como debería y esa parte aún la tenía algo descolocada, debía encontrar la forma de pagarle al tipo al que su padre debía dinero y cerciorarse de que Höor no decía en serio lo de unirse a la banda de Donnie. Otro delincuente en su vida ¡alegria!.
— Tengo un paseo largo esta tarde, Flagstaff está a un hora. ¿Me acompañas?
— ¿siempre te levantas de tan buen humor?.— gruñó entre dientes y se levantó dejando caer los papeles con gesto hastiado y empujando con el culo la puerta que estaba a su espalda.— ven.
Entraron en la destilería, en la zona caliente nunca mejor dicho. Allí estaba todo puesto en marcha para que funcionaria como debía. Su padre trabajaba haciendo de todo un poco y tenían también a Dean, el único empleado de ese negocio, que además sólo iba por las mañanas. Leif estaba manejando una máquina con un montón de barómetros y manómetros que abrian y cerraban las tuberías, en ese caso para que el líquido extraído de ágave hirviese a la temperatura correcta y después pasase por los alambiques para ser enfriado y acabase en una cuba. Por otro lado Dean estaba en la embotelladora, pegando etiquetas y precintando cajas.
— hola padre...no preguntes.— Leif frunció el ceño cuando olió a Höor, pero el ceño fruncido solía ser su gesto habitual, así que nada nuevo bajo el sol. No preguntó, porque para qué. Su hija hacía lo que le daba la gana, como sus otros vástagos y como él mismo, ya eran mayorcitos. Además, Elora tenía tan mal genio como su padre y no toleraba que le pusiera normas cuando él no cumplía ninguna y era ella la que lo sacaba del pozo.— Hola Dean. ¿Puedes cargar el pedido de Flagstaff en la furgo? iré a entregarlo después de comer.
El hombre tenía una barba castaña estilo leñador, le faltaba algo de pelo en las sienes, pero el resto lo llevaba largo y recogido en una coleta. Llevaba vaqueros y una camisa de cuadros sin mangas. Hacía como 3 ó 4 años que trabajaba para ellos, y no estaba mal, después de haber salido de la cárcel por homicidio involuntario, era complicado encontrar trabajo.
Abrió la puerta del granero con la llave, dejándole paso a Höor para que cogiera su moto y se apoyó en el marco cruzándose de brazos y mirandole el culo. Buen culo, daba fe. Se lo había pasado bien la noche anterior, aunque no empezó como debería y esa parte aún la tenía algo descolocada, debía encontrar la forma de pagarle al tipo al que su padre debía dinero y cerciorarse de que Höor no decía en serio lo de unirse a la banda de Donnie. Otro delincuente en su vida ¡alegria!.
— Tengo un paseo largo esta tarde, Flagstaff está a un hora. ¿Me acompañas?
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
-¿Lo de bruja es porque te gastas una escoba? -pregunté ladeando la sonrisa ante su absurda pregunta sobre si siempre me levantaba de buen humor – no todas las noches las paso con una bruja limpiándome el sable -le dije guiñándole el ojo mientras la seguía.
Joder esa mujer tenia un carácter del infierno, tampoco le estaba pidiendo que volviéramos a vernos solo mi moto, así que no había necesidad de gastarse esos aires conmigo.
La seguí cruzándome con el que según ella era su padre, su ceño fruncido me dejaba claro de donde había sacado el carácter.
De tal palo tal astilla, tampoco podía decirse que yo no me pareciera a Erlend, así que...al final todos eramos lo que eramos y estábamos sujetos al apellido que nos vio nacer hace ya demasiado tiempo.
Algunos como yo luchábamos por cambiar eso, otros como ella buscaban el modo de sortear la mierda intentando mancharse lo menos posible en el intento.
Iba a pillar la moto cuando me ofreció un plan alternativo, francamente, no tenia motivo para acompañarla, pero..conociéndola era capaz de meterse en algún lio, no debería importarme, ella era el medio para un fin, meterme en la banda del Mariachi, peor algo me impulso a aceptar sin mas.
-No tengo nada mejor que hacer -apunté dándole un suave manotazo en sus nalgas -siempre y cuando volvamos para la noche, tengo planes.
Elora no era tonta, no creo que se le pasara por lato que no conocía allí a nadie y que esos planes de seguro tenían que ver con la banda que me encañono la noche anterior.
-Aunque después puedes pasar por mi hotel o yo por...¿aquí? -Pregunté sin mas - podemos seguir encontrándonos ebrios, así podemos culpar de nuestros ganas al tequila ¿te parece? Podemos tomarnos la ultima de la noche...sin mas.
Ni siquiera me creía lo que le estaba proponiendo y cuando fu a pensar ya lo había soltado, era cierto tenia ganas de volver a pasar una noche con ella y tenia que mentalizarme que yo solo estaba infiltrado, no era ese motorista fantasma que vio llegar a su bar y que coqueteaba con peligrosas bandas, era la pasma.
Mis pardos se hundieron en los suyos.
-Una moneda por saber que dice tu bola de cristal -bromeé deslizando mis ojos por sus labios.
Joder esa mujer tenia un carácter del infierno, tampoco le estaba pidiendo que volviéramos a vernos solo mi moto, así que no había necesidad de gastarse esos aires conmigo.
La seguí cruzándome con el que según ella era su padre, su ceño fruncido me dejaba claro de donde había sacado el carácter.
De tal palo tal astilla, tampoco podía decirse que yo no me pareciera a Erlend, así que...al final todos eramos lo que eramos y estábamos sujetos al apellido que nos vio nacer hace ya demasiado tiempo.
Algunos como yo luchábamos por cambiar eso, otros como ella buscaban el modo de sortear la mierda intentando mancharse lo menos posible en el intento.
Iba a pillar la moto cuando me ofreció un plan alternativo, francamente, no tenia motivo para acompañarla, pero..conociéndola era capaz de meterse en algún lio, no debería importarme, ella era el medio para un fin, meterme en la banda del Mariachi, peor algo me impulso a aceptar sin mas.
-No tengo nada mejor que hacer -apunté dándole un suave manotazo en sus nalgas -siempre y cuando volvamos para la noche, tengo planes.
Elora no era tonta, no creo que se le pasara por lato que no conocía allí a nadie y que esos planes de seguro tenían que ver con la banda que me encañono la noche anterior.
-Aunque después puedes pasar por mi hotel o yo por...¿aquí? -Pregunté sin mas - podemos seguir encontrándonos ebrios, así podemos culpar de nuestros ganas al tequila ¿te parece? Podemos tomarnos la ultima de la noche...sin mas.
Ni siquiera me creía lo que le estaba proponiendo y cuando fu a pensar ya lo había soltado, era cierto tenia ganas de volver a pasar una noche con ella y tenia que mentalizarme que yo solo estaba infiltrado, no era ese motorista fantasma que vio llegar a su bar y que coqueteaba con peligrosas bandas, era la pasma.
Mis pardos se hundieron en los suyos.
-Una moneda por saber que dice tu bola de cristal -bromeé deslizando mis ojos por sus labios.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Tenía planes. Ya, claro. Con Donnie y sus gorilas, que con suerte lo habrían citado no para contratarlo sino para darle matarile, meterle plomo entre las cejas o pegarle la paliza de su vida, como si no los conociera ya. Se había metido en eso él solito, debería dejarlo recibir una buena dosis de realidad. ¿Pero y si lo mataban? no le deseaba la muerte, joder, estaba muy bueno y era simpático, por muchos delitos que hubiera cometido, los de la banda del Mariachi de seguro que habían cometido más y encima eran feos como demonios o estúpidos con el coeficiente mental de una berenjena.
— aumpffffgg. Mi bola dice que eres un imbécil. Uno con suerte. Vale, te traeré de vuelta antes de las siete, cenicienta. Y ahora lárgate, que tengo cosas que hacer y ya es bastante mierda tener que lidiar con mi resaca y con la de mi padre.— Se dio la vuelta para irse, cabreada con el mundo, rabiosa por... por...¿por qué estaba rabiosa? ya no lo recordaba, pero seguro que era una buena razón. Sin embargo los genes Paine hicieron de las suyas y volvió sobre sus pasos, agarrando a Höor de la nuca y comiéndole los morros, así porque sí, porque ella lo valía y punto.
Esta vez sí que se dio la vuelta para marcharse entrando en el despacho pero sonriendo entre dientes, ya tenía un buen plan para después de comer y luego... pues ya se vería, una cosa tras otra. El resto de la mañana fue normal, como siempre, arreglando cosas de trabajo, haciendo llamadas, contestando a correos... se tomó otra aspirina y recalentó unos mac n' cheese, macarrones con queso, el plato estrella americano para los críos que crecían con padres ausentes.
Iba a recoger a Höor al motel pero vio su moto frente al Barney's y aparcó allí, entrando en el local. El moreno estaba comiendo una hamburguesa sentado en una mesa, a su aire.
— Hola Barney, ponme un batido de vainilla con cookies.
— Menuda cara, cualquiera diría que te has pasado la noche de fiesta.
— pues la que tengo Barney, tú también tienes cara de haber visto un ovni y no te lo digo todos los días.
El hombre hizo el falso gesto de cabrearse pero acabó riéndose, eran los piques habituales con la morenita. Elora se sentó en la mesa de Höor y al poco le trajeron su batido. Ya había recuperado un poco el humor conforme se le fue despejando la cabeza.
— ¿Preparado para la excursión? Flagstaff está a una hora y es una ciudad grande, 65 mil habitantes. Hay centros comerciales y todo tipo de cosas. Te lo digo por si necesitas alguna camiseta o calzoncillos limpios. No esperarás que vaya yo a comprartelos a la gasolinera ¿no?
— aumpffffgg. Mi bola dice que eres un imbécil. Uno con suerte. Vale, te traeré de vuelta antes de las siete, cenicienta. Y ahora lárgate, que tengo cosas que hacer y ya es bastante mierda tener que lidiar con mi resaca y con la de mi padre.— Se dio la vuelta para irse, cabreada con el mundo, rabiosa por... por...¿por qué estaba rabiosa? ya no lo recordaba, pero seguro que era una buena razón. Sin embargo los genes Paine hicieron de las suyas y volvió sobre sus pasos, agarrando a Höor de la nuca y comiéndole los morros, así porque sí, porque ella lo valía y punto.
Esta vez sí que se dio la vuelta para marcharse entrando en el despacho pero sonriendo entre dientes, ya tenía un buen plan para después de comer y luego... pues ya se vería, una cosa tras otra. El resto de la mañana fue normal, como siempre, arreglando cosas de trabajo, haciendo llamadas, contestando a correos... se tomó otra aspirina y recalentó unos mac n' cheese, macarrones con queso, el plato estrella americano para los críos que crecían con padres ausentes.
Iba a recoger a Höor al motel pero vio su moto frente al Barney's y aparcó allí, entrando en el local. El moreno estaba comiendo una hamburguesa sentado en una mesa, a su aire.
— Hola Barney, ponme un batido de vainilla con cookies.
— Menuda cara, cualquiera diría que te has pasado la noche de fiesta.
— pues la que tengo Barney, tú también tienes cara de haber visto un ovni y no te lo digo todos los días.
El hombre hizo el falso gesto de cabrearse pero acabó riéndose, eran los piques habituales con la morenita. Elora se sentó en la mesa de Höor y al poco le trajeron su batido. Ya había recuperado un poco el humor conforme se le fue despejando la cabeza.
— ¿Preparado para la excursión? Flagstaff está a una hora y es una ciudad grande, 65 mil habitantes. Hay centros comerciales y todo tipo de cosas. Te lo digo por si necesitas alguna camiseta o calzoncillos limpios. No esperarás que vaya yo a comprartelos a la gasolinera ¿no?
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Ladeé la sonrisa ante sus palabras, asi que un imbécil con suerte, no se me antojaba una mala definición, sobre todo cuando giró sobre sus talones para correr en mi dirección y colisionar mis labios.
La atrapé de la cintura no dejándola ir hasta que el beso le arrancó un jadeo, puede que ella fuera impulsiva, pero yo era pasional y quizas en esa union complicada residiera la gracia de la bruja y el motorista fantasma.
Aflojé el agarre relamiendome los labios mientras su despedida fue una sonrisa casi invisible que se dibujo en esa mirada que me lanzó por encima de su hombro.
Alcé las cejas de forma engreida mientras mi sonrisa se ensanchaa, parecíamos dos adolescentes en pleno apogeo, pero bueno...
Tomé la moto y me largué de us casa, la aparqué en el motel dodne estaba alojado y me largué a correr un rato, a fin de cuentas no solo follando iba a mantenerme en forma.
A la hora de la comida fui al Barneys, no fue por el café, ni por la mierda de tequila que según la bruja le servia, si no por inercia, aunque mientras masticaba mi hamburguesa conversando ocn el gordo que tenia medio culo fuera de los pantalones la vi aparecer a ella con ese ceño fruncido del que hacia siempre gala.
Barney no tardó en lanzarle uno de ss dardos envenenados y yo me limité a reir a carcajadas clavando mis ojos en los de la bruja.
-¿me persigues? -pregunté ensanchamdo mi sonrisa de forma engreida mientras alzaba sendas veces las cejas y le lanzaba un mordisco al aire que arrancó las carcajadas de todos los presentes.
“¿Preparado para la excursión? Flagstaff está a una hora y es una ciudad grande, 65 mil habitantes. Hay centros comerciales y todo tipo de cosas. Te lo digo por si necesitas alguna camiseta o calzoncillos limpios. No esperarás que vaya yo a comprártelos a la gasolinera ¿no?”
Di un último bocado a mi hamburguesa y un trago apurando la jarra de cerveza antes de ponerme en pie y plantarle un beso delante de todos que de seguro no espero, que fijo le gusto pero que ni por asomo queria que le diera, pues implicaba demasiado para una mujer como ella y quizas por eso lo hice, porque ese divertido pique que nos traiamos hacia que el deseo se incrmentara con cada jadeo arrancado de sus labios.
Me relamí de nuevo.
-¿me propones ir de compras? Esto se esta volviendo peligroso ¿incluye cepillo de dientes?
Podía verla fruncir el ceño, me moria de la risa al ver cada uno de sus gestos, asi que le di un manotazo en el trasero antes de rodear su cintura con mi brazo.
Barny se reia mirándonos, mordí su hombro mientras se bebia el batido con cara de pocos amigos.
-vamos bruja, no sea que te suba el batido y me toque conducir a mi -le dije guiñandole el ojo -¿tu trabajo de hoy es tan entretenido como el de ayer – intenté indagar con un deje de diversion en mi voz.
La atrapé de la cintura no dejándola ir hasta que el beso le arrancó un jadeo, puede que ella fuera impulsiva, pero yo era pasional y quizas en esa union complicada residiera la gracia de la bruja y el motorista fantasma.
Aflojé el agarre relamiendome los labios mientras su despedida fue una sonrisa casi invisible que se dibujo en esa mirada que me lanzó por encima de su hombro.
Alcé las cejas de forma engreida mientras mi sonrisa se ensanchaa, parecíamos dos adolescentes en pleno apogeo, pero bueno...
Tomé la moto y me largué de us casa, la aparqué en el motel dodne estaba alojado y me largué a correr un rato, a fin de cuentas no solo follando iba a mantenerme en forma.
A la hora de la comida fui al Barneys, no fue por el café, ni por la mierda de tequila que según la bruja le servia, si no por inercia, aunque mientras masticaba mi hamburguesa conversando ocn el gordo que tenia medio culo fuera de los pantalones la vi aparecer a ella con ese ceño fruncido del que hacia siempre gala.
Barney no tardó en lanzarle uno de ss dardos envenenados y yo me limité a reir a carcajadas clavando mis ojos en los de la bruja.
-¿me persigues? -pregunté ensanchamdo mi sonrisa de forma engreida mientras alzaba sendas veces las cejas y le lanzaba un mordisco al aire que arrancó las carcajadas de todos los presentes.
“¿Preparado para la excursión? Flagstaff está a una hora y es una ciudad grande, 65 mil habitantes. Hay centros comerciales y todo tipo de cosas. Te lo digo por si necesitas alguna camiseta o calzoncillos limpios. No esperarás que vaya yo a comprártelos a la gasolinera ¿no?”
Di un último bocado a mi hamburguesa y un trago apurando la jarra de cerveza antes de ponerme en pie y plantarle un beso delante de todos que de seguro no espero, que fijo le gusto pero que ni por asomo queria que le diera, pues implicaba demasiado para una mujer como ella y quizas por eso lo hice, porque ese divertido pique que nos traiamos hacia que el deseo se incrmentara con cada jadeo arrancado de sus labios.
Me relamí de nuevo.
-¿me propones ir de compras? Esto se esta volviendo peligroso ¿incluye cepillo de dientes?
Podía verla fruncir el ceño, me moria de la risa al ver cada uno de sus gestos, asi que le di un manotazo en el trasero antes de rodear su cintura con mi brazo.
Barny se reia mirándonos, mordí su hombro mientras se bebia el batido con cara de pocos amigos.
-vamos bruja, no sea que te suba el batido y me toque conducir a mi -le dije guiñandole el ojo -¿tu trabajo de hoy es tan entretenido como el de ayer – intenté indagar con un deje de diversion en mi voz.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Cuando le estampó el beso sin mediar palabra se quedó petrificada, desde luego no se esperaba esa muestra de... de lo que fuera.¡ Pero si sólo habia sido un rollo de una noche! no eran pareja ni nada, él ni siquiera iba a quedarse más allá de unos días ¿no?. Estaba tranquila porque sabía lo que podía esperar de algo así... nada. Él se iría y ella continuaría con su vida y aqui paz y después gloria. Pero si era así ¿por qué se tomaba tantas molestias en ella. Bah! sería sólo un juego, una diversión más, así cuando se marchase ella se vería obligada a recordarlo al menos durante unos días, los que durasen las bromas de sus vecinos.
— eres un capullo...— le dio un puñetazo flojo en el brazo centrándose en el batido.— normalmente este batido me alegra la vida pero hoy se me está indigestando..— Oh, sí, lo mejor en esos casos era hacerse la dura a la que todo le molesta y todo le da igual. Pero no le daba igual...¿cierto? se sacó esos pensamientos de la cabeza.— ¿cepillo de dientes? buena falta te hace, y una botella de lejía, para desinfectar esa bocaza, a ver si así dices algo coherente.
Aunque de buen gusto se la limpiaría ella a lametones..."Joder, Elora, para. No te encoñes, que es un desconocido, un tío cualquiera que pasado mañana desaparecerá en la carretera." Lo dejó acabar de comer mientras ella se terminaba el batido y salieron al parking del Barney's. Sacó las llaves de la furgo y se las lanzó a Höor.
— No pongas esa cara, no pensarás que hacía por esto porque me encanta tu compañía ¿verdad?.— La bruja seguía revolviéndose como un animal herido en contra del mundo y de todo. ¿Por qué? porque era su estado natural, vivía en el vertedero de la creación por el que ni siquiera pasaba Dios, su vida era patética y no tenía opciones de cumplir ningún sueño americano mientras su padre se dedicase a dilapidar el dinero. Porque al final la familia era la familia, y ella no haría como sus hermanos, largarse de allí para no tener que hacerse cargo del problema.
Enchufó la radio de la furgoneta, se quitó las botas y subió los pies al salpicadero, de esa forma su vestido corto se escurrió por los muslos dejando ver de nuevo su privilegiada anatomía. Le dio las indicaciones a Höor, era todo recto en realidad por aquellas carreteras planas y sin apenas tráfico.
— ¿has estado en el Gran Cañón? a veces cojo la tienda de campaña y me pierdo un par de días a orillas del Mississipi. No está permitido acampar, pero conozco un par de zonas donde los forestales no pasan.— no puntualizó que aprovechaba para hacer los rituales que le enseñaron los nativos de la tribu de los Navajo para ahuyentar a los malos espíritus. Ella era nigromante, atraía a todo tipo de entes espirituales cuando los llamaba.— tenemos que parar en el club El Malinche, sirven todo tipo de tequilas y margaritas, aunque suelen traerlo de México, también compran el nuestro porque les sale más barato, lo usan para cócteles.
El club era claramente de inspiración mejicana, con unas calaveras típicas de la fiesta de la Bendita Muerte, y carteles en chicano. Aparacaron en el parking, apenas habían coches a esas horas, pero al entrar observaron que había una stripper bailando para unos pocos habituales. Se acercó a la barra y saludó a la camarera que por los brazos podría ser la sargento Ripley en Alien, pero más guapa y más morena.
— Hola Lupe. Traigo el pedido, son muchas cajas ¿dónde lo dejo?
— el jefe bajará en seguida ¿os pongo algo?.— Elora miró a Höor, era pronto para beber pero por qué no.
— unos margaritas de los tuyos...Lupe, Höor, Höor, Lupe.— hizo las presentaciones y esperó a que trajera los cócteles. Lupe asintió, no era de las que daban la mano ni dos besos.— nadie los hace mejor que ella en todo el puto estado.
— no has probado los margaritas de todo el puto estado.
— ya, pero de los que he probado es el mejor, así que déjame hacerte el cumplido, no seas la perra rabiosa que eres habitualmente.
La mujer sonrió acompañando la sonrisa de la bruja, le caía bien la chica del Sapo, tenía mucha chispa y no pocos cojones. Al poco apareció la stripper por allí, pidiendo algo de beber, estaba sedienta y aburrida de bailar para los típicos babosos.
— Hola...soy Amanda, y tú eres...?.— Se acercó a Höor ladeando media sonrisa y contoneándose, llevaba solo el tanga y una boa de plumas en el cuello.
— Es mi primo de Atlanta, dice que es gay pero no le creo. Igual tú puedas traertelo a esta acera...— Elora amagó la sonrisa, le apetecía poner a Hóor en un aprieto.
— eres un capullo...— le dio un puñetazo flojo en el brazo centrándose en el batido.— normalmente este batido me alegra la vida pero hoy se me está indigestando..— Oh, sí, lo mejor en esos casos era hacerse la dura a la que todo le molesta y todo le da igual. Pero no le daba igual...¿cierto? se sacó esos pensamientos de la cabeza.— ¿cepillo de dientes? buena falta te hace, y una botella de lejía, para desinfectar esa bocaza, a ver si así dices algo coherente.
Aunque de buen gusto se la limpiaría ella a lametones..."Joder, Elora, para. No te encoñes, que es un desconocido, un tío cualquiera que pasado mañana desaparecerá en la carretera." Lo dejó acabar de comer mientras ella se terminaba el batido y salieron al parking del Barney's. Sacó las llaves de la furgo y se las lanzó a Höor.
— No pongas esa cara, no pensarás que hacía por esto porque me encanta tu compañía ¿verdad?.— La bruja seguía revolviéndose como un animal herido en contra del mundo y de todo. ¿Por qué? porque era su estado natural, vivía en el vertedero de la creación por el que ni siquiera pasaba Dios, su vida era patética y no tenía opciones de cumplir ningún sueño americano mientras su padre se dedicase a dilapidar el dinero. Porque al final la familia era la familia, y ella no haría como sus hermanos, largarse de allí para no tener que hacerse cargo del problema.
Enchufó la radio de la furgoneta, se quitó las botas y subió los pies al salpicadero, de esa forma su vestido corto se escurrió por los muslos dejando ver de nuevo su privilegiada anatomía. Le dio las indicaciones a Höor, era todo recto en realidad por aquellas carreteras planas y sin apenas tráfico.
— ¿has estado en el Gran Cañón? a veces cojo la tienda de campaña y me pierdo un par de días a orillas del Mississipi. No está permitido acampar, pero conozco un par de zonas donde los forestales no pasan.— no puntualizó que aprovechaba para hacer los rituales que le enseñaron los nativos de la tribu de los Navajo para ahuyentar a los malos espíritus. Ella era nigromante, atraía a todo tipo de entes espirituales cuando los llamaba.— tenemos que parar en el club El Malinche, sirven todo tipo de tequilas y margaritas, aunque suelen traerlo de México, también compran el nuestro porque les sale más barato, lo usan para cócteles.
El club era claramente de inspiración mejicana, con unas calaveras típicas de la fiesta de la Bendita Muerte, y carteles en chicano. Aparacaron en el parking, apenas habían coches a esas horas, pero al entrar observaron que había una stripper bailando para unos pocos habituales. Se acercó a la barra y saludó a la camarera que por los brazos podría ser la sargento Ripley en Alien, pero más guapa y más morena.
— Hola Lupe. Traigo el pedido, son muchas cajas ¿dónde lo dejo?
— el jefe bajará en seguida ¿os pongo algo?.— Elora miró a Höor, era pronto para beber pero por qué no.
— unos margaritas de los tuyos...Lupe, Höor, Höor, Lupe.— hizo las presentaciones y esperó a que trajera los cócteles. Lupe asintió, no era de las que daban la mano ni dos besos.— nadie los hace mejor que ella en todo el puto estado.
— no has probado los margaritas de todo el puto estado.
— ya, pero de los que he probado es el mejor, así que déjame hacerte el cumplido, no seas la perra rabiosa que eres habitualmente.
La mujer sonrió acompañando la sonrisa de la bruja, le caía bien la chica del Sapo, tenía mucha chispa y no pocos cojones. Al poco apareció la stripper por allí, pidiendo algo de beber, estaba sedienta y aburrida de bailar para los típicos babosos.
— Hola...soy Amanda, y tú eres...?.— Se acercó a Höor ladeando media sonrisa y contoneándose, llevaba solo el tanga y una boa de plumas en el cuello.
— Es mi primo de Atlanta, dice que es gay pero no le creo. Igual tú puedas traertelo a esta acera...— Elora amagó la sonrisa, le apetecía poner a Hóor en un aprieto.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
La bruja me lanzó las llaves del coche con sus habituales formas, algo que me hizo negar mientras sonreía de forma engreída.
-Pensaba que solo me llevabas para hacer un alto en el camino y montarme como si fuera un potro salvaje.
Me eche a reír cuando rodó los ojos antes de subirse a la camioneta mientras yo hacia lo propio y arrancaba el motor.
La vi subir las piernas al salpicadero, mis ojos se apartaron de la carretera deslizándose por su piel hasta llegar a los muslos.
-Esto es para calentar el camino -pregunté agachando la cabeza ligeramente para verle las bragas.
Me llevé un capón y un “ mira a la carretera” que me hizo casi dar un volantazo.
-No sabes que no se debe despistar al conductor -mascullé entre dientes haciéndome el ofendido mientras de nuevo volvía a reírme incapaz de permanecer con ella serio.
La miré de reojo cuando dijo que en el Gran Cañón acampaba de vez en cuando, si supiera que estaba hablando con un policía.
-¿Tu haces algo legal aparte de estar conmigo? -pregunté sin parar de reírme mientras ella volvía a señalar con cara de pocos amigos la carretera cuando llevé mi mano a su muslo metiendole mano.
-Pues baja las piernas joder, tendría que estar prohibido verte así y no poder meterte mano.
Llegamos al local, uno con representaciones de calaveras, vamos la fiesta popular de los muertos en México.
La bruja conocía a las señoritas del local, una que bailaba semidesnuda con una boa que se paseaba por sus partes intimas y la otra que hacia unos margaritas según la bruja épicos.
Me sirvió uno deslizándolo por la barra hasta mi mano.
Iba a dar un trago cuando de nuevo la bruja entró en juego presentándome a la tetona.
Ladeé la sonrisa cuando esta se acercó a mi con insinuante actitud, así que su primo gay.
-Un segundo preciosa -le dije a la dama caminando hacia la vieja maquina de discos mientras buscaba uno de los temas con una traviesa sonrisa mientras Elora no me quitaba los ojos de encima.
Pronto la canción empezó a sonar, no podía contener la risa ante las caras de las tres mujeres que me miraban atónitas mientras yo salia corriendo cual maricona y de un salto me encaramaba a la barra del bar dispuesto a dar un espectáculo que difícilmente olvidarían.
Fui quitándome la ropa al ritmo de la musca sin despegar mis ojos de Elora mientras las otras dos m animaban a seguir quitándome la ropa.
A ver la brujita hasta donde aguantaba mi descaro. “Donde las dan las toman”
-Pensaba que solo me llevabas para hacer un alto en el camino y montarme como si fuera un potro salvaje.
Me eche a reír cuando rodó los ojos antes de subirse a la camioneta mientras yo hacia lo propio y arrancaba el motor.
La vi subir las piernas al salpicadero, mis ojos se apartaron de la carretera deslizándose por su piel hasta llegar a los muslos.
-Esto es para calentar el camino -pregunté agachando la cabeza ligeramente para verle las bragas.
Me llevé un capón y un “ mira a la carretera” que me hizo casi dar un volantazo.
-No sabes que no se debe despistar al conductor -mascullé entre dientes haciéndome el ofendido mientras de nuevo volvía a reírme incapaz de permanecer con ella serio.
La miré de reojo cuando dijo que en el Gran Cañón acampaba de vez en cuando, si supiera que estaba hablando con un policía.
-¿Tu haces algo legal aparte de estar conmigo? -pregunté sin parar de reírme mientras ella volvía a señalar con cara de pocos amigos la carretera cuando llevé mi mano a su muslo metiendole mano.
-Pues baja las piernas joder, tendría que estar prohibido verte así y no poder meterte mano.
Llegamos al local, uno con representaciones de calaveras, vamos la fiesta popular de los muertos en México.
La bruja conocía a las señoritas del local, una que bailaba semidesnuda con una boa que se paseaba por sus partes intimas y la otra que hacia unos margaritas según la bruja épicos.
Me sirvió uno deslizándolo por la barra hasta mi mano.
Iba a dar un trago cuando de nuevo la bruja entró en juego presentándome a la tetona.
Ladeé la sonrisa cuando esta se acercó a mi con insinuante actitud, así que su primo gay.
-Un segundo preciosa -le dije a la dama caminando hacia la vieja maquina de discos mientras buscaba uno de los temas con una traviesa sonrisa mientras Elora no me quitaba los ojos de encima.
Pronto la canción empezó a sonar, no podía contener la risa ante las caras de las tres mujeres que me miraban atónitas mientras yo salia corriendo cual maricona y de un salto me encaramaba a la barra del bar dispuesto a dar un espectáculo que difícilmente olvidarían.
Fui quitándome la ropa al ritmo de la musca sin despegar mis ojos de Elora mientras las otras dos m animaban a seguir quitándome la ropa.
A ver la brujita hasta donde aguantaba mi descaro. “Donde las dan las toman”
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Al ritmo de The weather girls Höor empezó a moverse y a contonearse moviendo las caderas de forma descarada y provocadora y empezó a quitarse la ropa. Elora enarcó una ceja y después la otra. Lupe también las enarcó y miró a la bruja que se encogió de hombros con cara de asombro como diciendo "no tengo ni puta idea de qué le ha dado". Amanda se relamió y rápidamente se subió al escenario a acompañar a Höor. Lo babosillos habituales abuchearon al moreno cuando ocupó el lugar de la stripper, pero a la que ella regresó a las tablas ya se callaron. La bailarina le metió mano al poli descaradamente metiendo la mano por su ropa interior y manoseando toda su anatomía.
En uno de los giros de la canción se frotó contra la espalda de él repasandole el cuello con la lengua. La cara de la bruja había pasado de la sorpresa a la carcajada y de ésta al cabreo para explotar de nuevo en carcajadas. Amanda iba a recordar esa tarde, ya lo creo. Murmuró algo e hizo un pequeño gesto con los dedos y de inmediato el tanga cayó al suelo, se había descosido de las costuras. La stripper lo recogió porque tenía prohibido enseñar algo más que tetas, masculló entre dientes alguna maldición mientras se retiraba del escenario a por alguna prenda para cubrirse.
— Venga guapetón!! ven aquí que te pongamos billetes en la ropa interior!!.— le gritó la bruja, pero como estaba en el escenario dándolo todo ella fue la que se acercó con un par de billetes de dólar a enganchárselo en los boxers.— estás como una puta cabra.— le dijo entre carcajadas. Por suerte la canción acabó porque uno de los habituales la había cambiado, se ve que tenían ganas de ver a Amanda más que el culo peludo de Höor.
Elora negaba con la cabeza muerta de la risa, ese hombre era tan aleatorio como ella, sin filtro ni mesura.
—Anda toma, tu margarita, y ponte la ropa que como entre el dueño del local y te vea así, igual despide a Amanda y te contrata a ti para que bailes.
— ¿A quién tendría que contratar?
— ¡Ricardo! ¿cómo estás? te traje el pedido.
— Este... pues bien, linda. ¿Que más se les ofrece?.— el hombre tenía un claro acento mejicano, pero no tenía pinta de ser uno de los capos más buscados de la mafia, no era más que un eslabón intermedio.
— estábamos aquí esperándote y Lupe nos puso unos margaritas y... bueno, perdonalo es que le ha poseído el espíritu de Magic Mike y se ha venido arriba. Este es Höor. Ricardo es toda una institución y no me creo que siendo de donde es me compre bebidas a mi..
— Un gusto. Mija, tampoco es tan malo, en México no todos los tequilas son buenos, para la calidad que tiene el precio está bien y pues, órale, listo, para qué más.
Al menos en aquel club eran más agradables que el imbécil de Donnie. Fueron a la furgoneta a bajar las cajas y se las dejaron en el almacén. Ricardo le dio el sobre, esta vez no habían sopresas, estaba todo correcto y legal.
— Vengan cuando quieran, les invitaré a otro margarita y si Amanda se enferma, ya te pediré el teléfono de este joven.— esbozó una sonrisa pícara dejando entrever el diente de oro. Elora negó con la cabeza divertida, no podía negar que esa tarde se había reido como hacía mucho que no se reía.
Amanda salió con un nuevo tanga y puso cara de perrito abandonado cuando vio salir a Höor, le dijo adiós con la mano poniendo pucheros.
— Ya has ligado, cuando quieras regresamos y os montáis un show a dúo.— Arrancó el coche y lo llevó hasta un centro comercial de la ciudad. Necesitaba algunas cosas que no podía encontrar en Crookton, como aspirinas, algunos componentes para hechizos regulares y material de oficina y si Höor necesitaba algo, era el momento.— Así que hoy tienes plan. ¿Has quedado con tu novio el gorila de Donnie? como el otro día no pudisteis acabar el baile...— lo dijo con cierta ironía pero en parte estaba preocupada, ella sabía que esos tipos podían matarte una bala entre las cejas y abandonar tu cuerpo en mitad del desierto para que lo royeran los coyotes.
En uno de los giros de la canción se frotó contra la espalda de él repasandole el cuello con la lengua. La cara de la bruja había pasado de la sorpresa a la carcajada y de ésta al cabreo para explotar de nuevo en carcajadas. Amanda iba a recordar esa tarde, ya lo creo. Murmuró algo e hizo un pequeño gesto con los dedos y de inmediato el tanga cayó al suelo, se había descosido de las costuras. La stripper lo recogió porque tenía prohibido enseñar algo más que tetas, masculló entre dientes alguna maldición mientras se retiraba del escenario a por alguna prenda para cubrirse.
— Venga guapetón!! ven aquí que te pongamos billetes en la ropa interior!!.— le gritó la bruja, pero como estaba en el escenario dándolo todo ella fue la que se acercó con un par de billetes de dólar a enganchárselo en los boxers.— estás como una puta cabra.— le dijo entre carcajadas. Por suerte la canción acabó porque uno de los habituales la había cambiado, se ve que tenían ganas de ver a Amanda más que el culo peludo de Höor.
Elora negaba con la cabeza muerta de la risa, ese hombre era tan aleatorio como ella, sin filtro ni mesura.
—Anda toma, tu margarita, y ponte la ropa que como entre el dueño del local y te vea así, igual despide a Amanda y te contrata a ti para que bailes.
— ¿A quién tendría que contratar?
— ¡Ricardo! ¿cómo estás? te traje el pedido.
— Este... pues bien, linda. ¿Que más se les ofrece?.— el hombre tenía un claro acento mejicano, pero no tenía pinta de ser uno de los capos más buscados de la mafia, no era más que un eslabón intermedio.
— estábamos aquí esperándote y Lupe nos puso unos margaritas y... bueno, perdonalo es que le ha poseído el espíritu de Magic Mike y se ha venido arriba. Este es Höor. Ricardo es toda una institución y no me creo que siendo de donde es me compre bebidas a mi..
— Un gusto. Mija, tampoco es tan malo, en México no todos los tequilas son buenos, para la calidad que tiene el precio está bien y pues, órale, listo, para qué más.
Al menos en aquel club eran más agradables que el imbécil de Donnie. Fueron a la furgoneta a bajar las cajas y se las dejaron en el almacén. Ricardo le dio el sobre, esta vez no habían sopresas, estaba todo correcto y legal.
— Vengan cuando quieran, les invitaré a otro margarita y si Amanda se enferma, ya te pediré el teléfono de este joven.— esbozó una sonrisa pícara dejando entrever el diente de oro. Elora negó con la cabeza divertida, no podía negar que esa tarde se había reido como hacía mucho que no se reía.
Amanda salió con un nuevo tanga y puso cara de perrito abandonado cuando vio salir a Höor, le dijo adiós con la mano poniendo pucheros.
— Ya has ligado, cuando quieras regresamos y os montáis un show a dúo.— Arrancó el coche y lo llevó hasta un centro comercial de la ciudad. Necesitaba algunas cosas que no podía encontrar en Crookton, como aspirinas, algunos componentes para hechizos regulares y material de oficina y si Höor necesitaba algo, era el momento.— Así que hoy tienes plan. ¿Has quedado con tu novio el gorila de Donnie? como el otro día no pudisteis acabar el baile...— lo dijo con cierta ironía pero en parte estaba preocupada, ella sabía que esos tipos podían matarte una bala entre las cejas y abandonar tu cuerpo en mitad del desierto para que lo royeran los coyotes.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Pasamos un buen rato allí dentro, la bruja no podía contener la risa ante mi digno espectáculo y literalmente el jefe del local me pillo con los pantalones bajados, en la mano a decir verdad.
Apuré el margarita aun en boxer escuchando la conversación que esos dos se traían, al parecer era un topo mas formal que el Donny con el que había quedado, peor no por ello implicaba que fuera menos delincuente.
Me fije bien en cada rasgo, no podía sacar el móvil y echarle una foto, así que al llegar tendría que hacer un retrato robot o algo que se pareciera a eso, mis dotes con el lápiz no es que fueran épicos, pero bueno, es lo que había.
Me vestí y despidiéndome de las dos chicas y del tal Ricardo nos pusimos en marcha hacia el centro comercial.
Aparcamos el coche y antes de que se decidiera a bajar tire de su cintura montandola sobre mi.
-¿son celos o preocupación? -pregunté clavado mis pardos en los ajenos.
Era la segunda vez que me advertía sobre la banda del “Mariachi” y era consciente de donde me estaba metiendo, quizás ella era la que no entendía hasta que punto sabia el peligro que corría.
Apartó su mirada, como siempre huía de toda relación que implicara algo mas que un rato, peor por eso no debía preocuparse, los limites quedaron claros cuando nos conocíamos, no haríamos preguntas y no responderíamos aquello que no quisiéramos. Hasta el momento yo había cumplido el pacto, pero no así la regla numero uno del infiltrado, empezaba a encariñarme mas de la cuenta con ella y ese, si era un problema.
Dejé escapar el aire tirando de su mentón para que me mirara.
-Se cuidarme, así que si tu preciosa cabecita esta urdiendo un plan para aparecer por allí como quien no quiere la cosa y asegurarte de que todo me va bien, olvídalo -no hablaba de broma y creo que mi tono serio delato que esta vez era yo quien se preocupaba por ella.
Si algo salia mal no la quería inmersa en medio de un tiroteo por muy bruja que se creyera.
Volvió a apartar la mirada y yo insistí de nuevo.
-Júramelo por lo que sea que crean las brujas sin dos dedos de frente como tu -bromeé quitando hierro al asunto.
La dejé bajarse abriendo la puerta y así pasamos la tarde en el centro comercial, riéndonos de las coñas de uno y otro, me compre varias camisetas, un par de vaqueros, ademas de calzoncillos, calcetines y un cepillo de dientes con pasta y todo que le hice envolver a la dependienta y que no le entregué a la bruja hasta que llegamos al coche y lo puso en marcha.
Lo dejé caer e su regazo con cara de trastada recién hecha.
-Es por si alguna noche me paso por tu caravana -dije sin mas ladeando la sonrisa y poniendo rumbo hacia la destilería para dejar a la bruja.
Apuré el margarita aun en boxer escuchando la conversación que esos dos se traían, al parecer era un topo mas formal que el Donny con el que había quedado, peor no por ello implicaba que fuera menos delincuente.
Me fije bien en cada rasgo, no podía sacar el móvil y echarle una foto, así que al llegar tendría que hacer un retrato robot o algo que se pareciera a eso, mis dotes con el lápiz no es que fueran épicos, pero bueno, es lo que había.
Me vestí y despidiéndome de las dos chicas y del tal Ricardo nos pusimos en marcha hacia el centro comercial.
Aparcamos el coche y antes de que se decidiera a bajar tire de su cintura montandola sobre mi.
-¿son celos o preocupación? -pregunté clavado mis pardos en los ajenos.
Era la segunda vez que me advertía sobre la banda del “Mariachi” y era consciente de donde me estaba metiendo, quizás ella era la que no entendía hasta que punto sabia el peligro que corría.
Apartó su mirada, como siempre huía de toda relación que implicara algo mas que un rato, peor por eso no debía preocuparse, los limites quedaron claros cuando nos conocíamos, no haríamos preguntas y no responderíamos aquello que no quisiéramos. Hasta el momento yo había cumplido el pacto, pero no así la regla numero uno del infiltrado, empezaba a encariñarme mas de la cuenta con ella y ese, si era un problema.
Dejé escapar el aire tirando de su mentón para que me mirara.
-Se cuidarme, así que si tu preciosa cabecita esta urdiendo un plan para aparecer por allí como quien no quiere la cosa y asegurarte de que todo me va bien, olvídalo -no hablaba de broma y creo que mi tono serio delato que esta vez era yo quien se preocupaba por ella.
Si algo salia mal no la quería inmersa en medio de un tiroteo por muy bruja que se creyera.
Volvió a apartar la mirada y yo insistí de nuevo.
-Júramelo por lo que sea que crean las brujas sin dos dedos de frente como tu -bromeé quitando hierro al asunto.
La dejé bajarse abriendo la puerta y así pasamos la tarde en el centro comercial, riéndonos de las coñas de uno y otro, me compre varias camisetas, un par de vaqueros, ademas de calzoncillos, calcetines y un cepillo de dientes con pasta y todo que le hice envolver a la dependienta y que no le entregué a la bruja hasta que llegamos al coche y lo puso en marcha.
Lo dejé caer e su regazo con cara de trastada recién hecha.
-Es por si alguna noche me paso por tu caravana -dije sin mas ladeando la sonrisa y poniendo rumbo hacia la destilería para dejar a la bruja.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
¡Mierda! acababa de cazarla porque era exactamente eso lo que pensaba hacer, dejarse caer por allí como si fuera una noche cualquiera en la que se le ocurría salir y ¡oh, qué casualidad!. Frunció el ceño con un mohín.
— no tienes ni idea de dónde te metes. Vale, entiendo que eres grandecito y sabes cuidarte solo, quizás hasta tengas antecedentes por descuartizar y asesinar a ocho tipos del Bronx o de dónde coño vivas...pero te aseguro que estos tíos son mala gente, no son simpáticos y menos si les robas el negocio.
Recibió el paquete de Höor que contenía el cepillo de dientes y se quedó pensativa unos instantes. Sacó de su bolso un llavero de Jack Daniels de cuero negro desgastado del cual pendían un par de llaves, lo manoseó un rato mientras sacaba una de las llaves y la guardaba de vuelta en su cartera y finalmente le tendió el llavero a Höor.
— Está bien, me quedaré en casa esta noche, tengo sueño atrasado por tu culpa. Necesitarás esto para abrir el candado de la mansión Paine.
El llavero no iba solo, acababa de "graparle" un regalito, un ente protector atado. Era nigromante, su especialidad era hablar con los muertos, obligarlos a hacer lo que ella ordenase, y acababa de atar un espíritu a esas llaves. Cuando llegase a casa completaría el ritual para que fuera el más potente, pero por lo pronto el ente del llavero haría tropezar y trastabillar a cualquiera que tratase de dañar a Höor. No podría parar una bala una vez disparada, pero podía hacer que el que disparaba errase un poco el tiro.
Llegaron a la destilería y antes de bajarse del coche sacó un boli de la guantera y le apuntó su teléfono en la mano.
— Llámame si te aburres esta noche y decides que una bruja sin dos dedos de frente pero con una buena botella de tequila, es mejor plan que irte de juerga con los amigotes.— su comentario estaba lleno de ironía pero realmente estaba preocupada, Donnie "Lucky" Bonnano tenía la manos manchadas de sangre, no quería ver a Höor molido a palos por no sujetar bien su lengua.
Bajaron del coche y Leif estaba apilando unos pallets en el patio, el lobo nos le perdía ojo con aquella cara de pocos amigos.
— Hola padre! buenas noticias, hoy ceno en casa, si quieres hago salchichas.
— Gr.— ese gruñido con un asentimiento fue lo único que dijo el padre, después escupió entornando los ojos y mirando a Höor.
— No, tú y yo, él no viene.— Ahí ya relajó el gesto y siguó apilando pallets. Elora le susurró a Höor con una mueca divertida.— ¿¡Qué!? es el suegro perfecto!! además le has caido bien... aun conservas la cabeza sobre tus hombros.
Acompañó a Höor hasta la verja y se apoyó en ella mirándolo.
— No hagas ninguna tontería, la pasta que perdí ayer no vale la pena, la sacaré de otro sitio.— lo enganchó del cuello y le plantó un beso en los morros.— Lárgate, yo te guardo el cepillo.— cerró la verja dándole la espalda y se dirigió a la caravana a llevar las bolsas de la compra.
Antes de cocinar sacó un par de tarros con los ingredientes necesarios para acabar el hechizo de atado. Realizó el ritual y expandió su mente, rastreando al espíritu que habia unido al llavero y le dio órdenes claras reforzando lo que debía hacer. Después se dio una ducha y arregló un poco la caravana por si tenía visita y ya se dispuso a hacer la cena, de vez en cuando cenar con su padre les venía bien para comentar cuatro cosas, a fin de cuentas él la había sacado adelante cuando su madre se largó y la abandonó allí.
En el Rodeo, el club de Williams a media hora de Crookton, Donnie y los chicos estaban haciendo reparto en el parking. Pastillas, maría, coca...Millie era el que más se movía con la gente joven y la chusma, después estaba el grandullón que apuntó a Höor con la pistola al que llamaban Petisuis, porque al parecer su madre le daba dos de pequeño y así de hermoso estaba, otro larguirucho que olía a colonia cara y el propio Donnie.
— no tienes ni idea de dónde te metes. Vale, entiendo que eres grandecito y sabes cuidarte solo, quizás hasta tengas antecedentes por descuartizar y asesinar a ocho tipos del Bronx o de dónde coño vivas...pero te aseguro que estos tíos son mala gente, no son simpáticos y menos si les robas el negocio.
Recibió el paquete de Höor que contenía el cepillo de dientes y se quedó pensativa unos instantes. Sacó de su bolso un llavero de Jack Daniels de cuero negro desgastado del cual pendían un par de llaves, lo manoseó un rato mientras sacaba una de las llaves y la guardaba de vuelta en su cartera y finalmente le tendió el llavero a Höor.
— Está bien, me quedaré en casa esta noche, tengo sueño atrasado por tu culpa. Necesitarás esto para abrir el candado de la mansión Paine.
El llavero no iba solo, acababa de "graparle" un regalito, un ente protector atado. Era nigromante, su especialidad era hablar con los muertos, obligarlos a hacer lo que ella ordenase, y acababa de atar un espíritu a esas llaves. Cuando llegase a casa completaría el ritual para que fuera el más potente, pero por lo pronto el ente del llavero haría tropezar y trastabillar a cualquiera que tratase de dañar a Höor. No podría parar una bala una vez disparada, pero podía hacer que el que disparaba errase un poco el tiro.
Llegaron a la destilería y antes de bajarse del coche sacó un boli de la guantera y le apuntó su teléfono en la mano.
— Llámame si te aburres esta noche y decides que una bruja sin dos dedos de frente pero con una buena botella de tequila, es mejor plan que irte de juerga con los amigotes.— su comentario estaba lleno de ironía pero realmente estaba preocupada, Donnie "Lucky" Bonnano tenía la manos manchadas de sangre, no quería ver a Höor molido a palos por no sujetar bien su lengua.
Bajaron del coche y Leif estaba apilando unos pallets en el patio, el lobo nos le perdía ojo con aquella cara de pocos amigos.
— Hola padre! buenas noticias, hoy ceno en casa, si quieres hago salchichas.
— Gr.— ese gruñido con un asentimiento fue lo único que dijo el padre, después escupió entornando los ojos y mirando a Höor.
— No, tú y yo, él no viene.— Ahí ya relajó el gesto y siguó apilando pallets. Elora le susurró a Höor con una mueca divertida.— ¿¡Qué!? es el suegro perfecto!! además le has caido bien... aun conservas la cabeza sobre tus hombros.
Acompañó a Höor hasta la verja y se apoyó en ella mirándolo.
— No hagas ninguna tontería, la pasta que perdí ayer no vale la pena, la sacaré de otro sitio.— lo enganchó del cuello y le plantó un beso en los morros.— Lárgate, yo te guardo el cepillo.— cerró la verja dándole la espalda y se dirigió a la caravana a llevar las bolsas de la compra.
Antes de cocinar sacó un par de tarros con los ingredientes necesarios para acabar el hechizo de atado. Realizó el ritual y expandió su mente, rastreando al espíritu que habia unido al llavero y le dio órdenes claras reforzando lo que debía hacer. Después se dio una ducha y arregló un poco la caravana por si tenía visita y ya se dispuso a hacer la cena, de vez en cuando cenar con su padre les venía bien para comentar cuatro cosas, a fin de cuentas él la había sacado adelante cuando su madre se largó y la abandonó allí.
* * * * *
En el Rodeo, el club de Williams a media hora de Crookton, Donnie y los chicos estaban haciendo reparto en el parking. Pastillas, maría, coca...Millie era el que más se movía con la gente joven y la chusma, después estaba el grandullón que apuntó a Höor con la pistola al que llamaban Petisuis, porque al parecer su madre le daba dos de pequeño y así de hermoso estaba, otro larguirucho que olía a colonia cara y el propio Donnie.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Elora me acompañó a la verja, aun iba riéndome por lo del suegro perfecto, algo que a ella le hacia fruncir el ceño mientras mis manos la atraían por la cintura dejandole mordiscos por el cuello.
-¿Y a mi no me vas a preparar salchichas? -bromeé sin dejar de reírme -espera, ya se , gr – me volvía a reír llevando mi mano al vientre bajo su mirada - ¿es así como se consiguen las famosas salchichas Paine?
Casi me empujó fuera de la verja a lo que yo respondí sacando la llave para enseñársela con aire engreído en un ligero vaivén delante de su cara.
-¿te das cuenta de que puedo entrar cuando quiera?
Tiró de mi cuello haciendo que nuestros labios impactaran, un beso que de forma apasionada nos dimos y que me supo a miedo, estaba preocupada y por mucho que se esforzaba en disimularlo sus indirectas a lo largo de la noche la delataban.
-Nunca hago tonterías -de nuevo estallé en carcajadas, vale, esto de mentir no se me daba bien -bueno, ninguna que me haya mandado al cadalso -le dije guiñándole un ojo.
No le dije que volveria porque era una estupidez, no iba a preocuparla, así que digamos la cosa quedó en el aire, ella con mi cepillo y yo con sus llaves.
Nos despedimos y me pasé por el bar de Barny para recoger la moto que había dejado en su bar y de ahí me largué directo a la cita que tenia con mis “amigotes” en el Rodeo.
Aquella gente era chusma, Elora tenia razón, pero..justo ese era el motivo por el que estaba allí y no otro.
Vendían estupefacientes en la puerta, menudeo de drogas varias, no parecía que fuera algo a gran escala, pero esa gente no era trigo limpio y pensaba meterlos en la trena y que no salieran de allí en bastante tiempo.
Con mi porte soberbio, sin un ápice de miedo me presenté frente a Donnie, el gorila que me apuntó pronto cerró filas a mis espaldas lo que provocó que ladeara la sonrisa y que le dedicara una mirada de soslayo.
-¿debería preocuparme? -pregunté volviendo a clavar mi mirada en el “jefe” -no, lo digo por nada, pero noto su aliento en mi cuello y no me van esas cosas...tu ya sabes a lo que me refiero- dije haciendo el movimiento de encular a alguien.
La mole no se lo tomó muy bien, gruñó a mis espaldas era le segundo gruñido que me dedicaban en un día y dicen que no hay dos sin tres así que..la cosa apuntaba maneras aquella noche.
-Llevar al pinche cabrón dentro -dijo Donnie sin prestarme mucha mas atención.
La mole me puso la mano en el hombro pero yo me la esposé de encima con rapidez.
-Cuidado que me tocas -apunté antes de sentir el cañón de una recortada en la espalda -bueno si lo pedís con tanta amabilidad, como negarme.
El que me encañonaba era un tipo rubio, con una barba poblada y cara de desquiciado, sus pupilas estaban dilatadas posiblemente por la coca que había ya tomado, isa que no me vi en la tesitura de contradecirlo y caminé hacia ese almacén trasero que ya conocía de echo.
Mi sorpresa vino cuando dentro me encontré una caja fuerte vieja que bien podían haber sacado del antiguo oeste.
No me meé allí de la risa por aguantar la compostura.
-¿en serio? -pregunté mirando a Donnie -habéis hecho los deberes, eso no puedo negadlo, si, soy el hijo de Erlend Cannif y si , se me dan bien las cajas fuertes, pero a no ser que vuestro plan sea retroceder en el tiempo con algún tipo de maquina inexistente os diré que esta mierda de caja ya no existe, ningún banco mete la pasta del contribuyente en esta mierda y si hablamos de capos menos todavía.
El del cañón de mi espalda me empujo hacia la caja, al parecer no se quedarían tranquilos hasta ver como la abría, así que dejé escapar el aire y me arrodillé frente a la puerta, lo había hecho mil veces sido niño, esperaba que no se olvidara la técnica y fuera como montar en bicicleta.
Pegué mi oreja al lado de las ruletas y cerré los ojos esperando escuchar los “clacls”
No me llevó mas de dos minutos encontrar la combinación y con un “wuala” les abri la caja poniéndome en pie.
-Como os he dicho, esto no vale para nada, hoy en día las cajas fuertes tienen sistemas electrónicos, hay que piratearlas para abrirlas y huella digital en su mayoría para protegerlas de piratas, las cosas se nos han complicado últimamente a los ladrones ¿sabéis? -dije de forma engreída
Donnie parecía convencido con mi explicación, así que tras invitarme a unas copas, muchas a decir verdad, conversar acerca de negocios, me citó para la noche siguiente, supongo que no iba a contarme su plan maestro la primera noche, pero si algo tenia claro es que quería dar un golpe
Me dijo que me trajera a la bruja, que iban a celebra una fiesta y que de seguro nos lo pasaríamos bien ,que las drogas corrían de su parte.
Acepté claro que con una condición clara, los negocios me gustaban trasparentes, y no tenia una grata experiencia con ellos, le había mangado parte de lo acordado a mi novia y eso no lo dejaba en un buen lugar.
Donnie se rio y en un sobre metió la pasta que le debía y un adelanto por mis servicios que ni me molesté en contar pero que por el peso del sobre debía ser sustancioso, así que nos despedimos hasta la noche siguiente.
Usé la llave que Elora me entregó y me adentré en su caravana, esperaba no encontrarme al padre así que me fije bien donde metía las zarpas dejándome caer justo en el lecho de Elora donde la bruja dormitaba.
-Buenas noches, días mas bien -susurré buscando sus labios bastante animado.
-¿Y a mi no me vas a preparar salchichas? -bromeé sin dejar de reírme -espera, ya se , gr – me volvía a reír llevando mi mano al vientre bajo su mirada - ¿es así como se consiguen las famosas salchichas Paine?
Casi me empujó fuera de la verja a lo que yo respondí sacando la llave para enseñársela con aire engreído en un ligero vaivén delante de su cara.
-¿te das cuenta de que puedo entrar cuando quiera?
Tiró de mi cuello haciendo que nuestros labios impactaran, un beso que de forma apasionada nos dimos y que me supo a miedo, estaba preocupada y por mucho que se esforzaba en disimularlo sus indirectas a lo largo de la noche la delataban.
-Nunca hago tonterías -de nuevo estallé en carcajadas, vale, esto de mentir no se me daba bien -bueno, ninguna que me haya mandado al cadalso -le dije guiñándole un ojo.
No le dije que volveria porque era una estupidez, no iba a preocuparla, así que digamos la cosa quedó en el aire, ella con mi cepillo y yo con sus llaves.
Nos despedimos y me pasé por el bar de Barny para recoger la moto que había dejado en su bar y de ahí me largué directo a la cita que tenia con mis “amigotes” en el Rodeo.
Aquella gente era chusma, Elora tenia razón, pero..justo ese era el motivo por el que estaba allí y no otro.
Vendían estupefacientes en la puerta, menudeo de drogas varias, no parecía que fuera algo a gran escala, pero esa gente no era trigo limpio y pensaba meterlos en la trena y que no salieran de allí en bastante tiempo.
Con mi porte soberbio, sin un ápice de miedo me presenté frente a Donnie, el gorila que me apuntó pronto cerró filas a mis espaldas lo que provocó que ladeara la sonrisa y que le dedicara una mirada de soslayo.
-¿debería preocuparme? -pregunté volviendo a clavar mi mirada en el “jefe” -no, lo digo por nada, pero noto su aliento en mi cuello y no me van esas cosas...tu ya sabes a lo que me refiero- dije haciendo el movimiento de encular a alguien.
La mole no se lo tomó muy bien, gruñó a mis espaldas era le segundo gruñido que me dedicaban en un día y dicen que no hay dos sin tres así que..la cosa apuntaba maneras aquella noche.
-Llevar al pinche cabrón dentro -dijo Donnie sin prestarme mucha mas atención.
La mole me puso la mano en el hombro pero yo me la esposé de encima con rapidez.
-Cuidado que me tocas -apunté antes de sentir el cañón de una recortada en la espalda -bueno si lo pedís con tanta amabilidad, como negarme.
El que me encañonaba era un tipo rubio, con una barba poblada y cara de desquiciado, sus pupilas estaban dilatadas posiblemente por la coca que había ya tomado, isa que no me vi en la tesitura de contradecirlo y caminé hacia ese almacén trasero que ya conocía de echo.
Mi sorpresa vino cuando dentro me encontré una caja fuerte vieja que bien podían haber sacado del antiguo oeste.
No me meé allí de la risa por aguantar la compostura.
-¿en serio? -pregunté mirando a Donnie -habéis hecho los deberes, eso no puedo negadlo, si, soy el hijo de Erlend Cannif y si , se me dan bien las cajas fuertes, pero a no ser que vuestro plan sea retroceder en el tiempo con algún tipo de maquina inexistente os diré que esta mierda de caja ya no existe, ningún banco mete la pasta del contribuyente en esta mierda y si hablamos de capos menos todavía.
El del cañón de mi espalda me empujo hacia la caja, al parecer no se quedarían tranquilos hasta ver como la abría, así que dejé escapar el aire y me arrodillé frente a la puerta, lo había hecho mil veces sido niño, esperaba que no se olvidara la técnica y fuera como montar en bicicleta.
Pegué mi oreja al lado de las ruletas y cerré los ojos esperando escuchar los “clacls”
No me llevó mas de dos minutos encontrar la combinación y con un “wuala” les abri la caja poniéndome en pie.
-Como os he dicho, esto no vale para nada, hoy en día las cajas fuertes tienen sistemas electrónicos, hay que piratearlas para abrirlas y huella digital en su mayoría para protegerlas de piratas, las cosas se nos han complicado últimamente a los ladrones ¿sabéis? -dije de forma engreída
Donnie parecía convencido con mi explicación, así que tras invitarme a unas copas, muchas a decir verdad, conversar acerca de negocios, me citó para la noche siguiente, supongo que no iba a contarme su plan maestro la primera noche, pero si algo tenia claro es que quería dar un golpe
Me dijo que me trajera a la bruja, que iban a celebra una fiesta y que de seguro nos lo pasaríamos bien ,que las drogas corrían de su parte.
Acepté claro que con una condición clara, los negocios me gustaban trasparentes, y no tenia una grata experiencia con ellos, le había mangado parte de lo acordado a mi novia y eso no lo dejaba en un buen lugar.
Donnie se rio y en un sobre metió la pasta que le debía y un adelanto por mis servicios que ni me molesté en contar pero que por el peso del sobre debía ser sustancioso, así que nos despedimos hasta la noche siguiente.
Usé la llave que Elora me entregó y me adentré en su caravana, esperaba no encontrarme al padre así que me fije bien donde metía las zarpas dejándome caer justo en el lecho de Elora donde la bruja dormitaba.
-Buenas noches, días mas bien -susurré buscando sus labios bastante animado.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Elora recogió los platos de salchichas, el de Leif apenas estaba manchado, el lobo rebañaba la salsa sin pudor ninguno. Habían estado hablando de cosas de la destilería y le dijo que Donnie le había hecho la 13/14 con el dinero del Tequila "especial". Leif estaba dispuesto a ajustarle las cuentas, pero Elora le recordó que andaba con la condicional y si lo trincaban iba a ser muy malo porque en la cárcel en luna llena... así que Leif gruñó frustrado.
— ¿y qué me dices del tipo ese con el que sales estos días?
— qué te digo de qué.
— que si te lo estás tirando.
— No, padre, jugamos al ajedrez. ¿Tú qué crees?
— parece imbécil con ese pelo.
— cualquiera que no lleve el pelo lleno de mierda y de rastas es imbécil segun tú, eso no es nuevo.
— tú sabrás, pero no me gusta que merodee por aquí.
— algún día tendrás que soportar que algún hombre que no lleve tu sangre se meta en tu territorio. ¿Prefieres que me haga lesbiana?
— grrr. Hijos invertidos no, joder. Quiero nietos algun dia.
— pues sin un tipo con el equipamiento adecuado no será posible, por muy idiota que te parezca su pelo.
— debí mandarte con tu madre.
— si hubieras sabido donde estaba me hubiera ido yo misma, pero es lo que hay. Además no gruñas tanto, que por lo menos lo pasamos bien, tenemos alcohol gratis y salchichas. La mayoria de mujeres se queja de que no comparte nada con su padre, yo comparto borracheras. ¿A que mola?.— Sabía que Leif era un incompetente emocional y que no sabía expresar las cosas, pero era su hija favorita y aunque no se lo decía, se preocupaba por ella y no quería perderla. Otro bufido por respuesta y terminó la conversacion llenando dos vasos de bourbon y dejándolos caer sobre la mesa con un ruido seco. La bruja sonrió entre dientes. Serías dos desgraciados de la vida pero se tenían el uno al otro.
Se quedó leyendo un rato después de que Leif se marchase y sobre las dos de la madrugada conjuró a los muertos para preguntarles si Höor estaba vivo; de momento sí, y al parecer aún entero. Bien... pues no podía hacer nada más que esperar. Se acabó metiendo en la cama, que no era muy grande por cuestiones obvias de espacio y se quedó dormida.
Rayaba casi el alba cuando notó que su cuerpo la empujaba para que le dejase sitio, estaba medio adormilada y bostezó desperezándose.
— ¿aún conservas los miembros? me refiero a los importantes...— sonrió entre dientes y le propinó un mordisco en el lóbulo de la oreja. Vale, por el tacto de aquello en su trasero...los conservaba. Entre risas dejaron escurrir el edredón y acabaron la noche abrigándose el uno al otro, mientras la bruja le tapaba la boca a Höor impidiendo que hiciera mucho ruido porque Leif tenia el oído muy fino. Era mejor no despertarlo, no por el hecho de que los pillase con las manos en la masa, que eso ya daba un poco igual, sino por despertarlo en sí. Tenía malos despertares, no se le podia hablar hasta que no se había tomado dos cafés y un trago de algo más fuerte.
— ¿y qué me dices del tipo ese con el que sales estos días?
— qué te digo de qué.
— que si te lo estás tirando.
— No, padre, jugamos al ajedrez. ¿Tú qué crees?
— parece imbécil con ese pelo.
— cualquiera que no lleve el pelo lleno de mierda y de rastas es imbécil segun tú, eso no es nuevo.
— tú sabrás, pero no me gusta que merodee por aquí.
— algún día tendrás que soportar que algún hombre que no lleve tu sangre se meta en tu territorio. ¿Prefieres que me haga lesbiana?
— grrr. Hijos invertidos no, joder. Quiero nietos algun dia.
— pues sin un tipo con el equipamiento adecuado no será posible, por muy idiota que te parezca su pelo.
— debí mandarte con tu madre.
— si hubieras sabido donde estaba me hubiera ido yo misma, pero es lo que hay. Además no gruñas tanto, que por lo menos lo pasamos bien, tenemos alcohol gratis y salchichas. La mayoria de mujeres se queja de que no comparte nada con su padre, yo comparto borracheras. ¿A que mola?.— Sabía que Leif era un incompetente emocional y que no sabía expresar las cosas, pero era su hija favorita y aunque no se lo decía, se preocupaba por ella y no quería perderla. Otro bufido por respuesta y terminó la conversacion llenando dos vasos de bourbon y dejándolos caer sobre la mesa con un ruido seco. La bruja sonrió entre dientes. Serías dos desgraciados de la vida pero se tenían el uno al otro.
Se quedó leyendo un rato después de que Leif se marchase y sobre las dos de la madrugada conjuró a los muertos para preguntarles si Höor estaba vivo; de momento sí, y al parecer aún entero. Bien... pues no podía hacer nada más que esperar. Se acabó metiendo en la cama, que no era muy grande por cuestiones obvias de espacio y se quedó dormida.
Rayaba casi el alba cuando notó que su cuerpo la empujaba para que le dejase sitio, estaba medio adormilada y bostezó desperezándose.
— ¿aún conservas los miembros? me refiero a los importantes...— sonrió entre dientes y le propinó un mordisco en el lóbulo de la oreja. Vale, por el tacto de aquello en su trasero...los conservaba. Entre risas dejaron escurrir el edredón y acabaron la noche abrigándose el uno al otro, mientras la bruja le tapaba la boca a Höor impidiendo que hiciera mucho ruido porque Leif tenia el oído muy fino. Era mejor no despertarlo, no por el hecho de que los pillase con las manos en la masa, que eso ya daba un poco igual, sino por despertarlo en sí. Tenía malos despertares, no se le podia hablar hasta que no se había tomado dos cafés y un trago de algo más fuerte.
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Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Cerré los ojos tirándome la almohada por encima cuando Elora decidió vengarse de mi nocturna salida con los “amigotes” corriendo las cortinillas del ventanal de la caravana.
La resaca me martilleaba la cabeza, notaba la boca pastosa y tenia mucha sed, pero la bruja lejos de rendirse me quitó de encima la almohada invitándome a ver el maravilloso mundo de un nuevo día.
Tiré de su cintura haciéndola caer sobre mi haciéndole cosquillas y muertos de la risa volvimos a enredarnos en el lecho.
Desayunamos unas tostadas y un zumo de naranja perfecto para mi resaca y sin decirle ni media sobre la fiesta a la que había sido invitada le dije que tenia que hacer unas cosas.
-Puedo volver a medio día y hacer mi especialidad culinaria -dije alzando las cejas seductoramente -macarrones con tomate y atún ¿que me dices? también puedes conquistarme con tus salchichas a lo Paine.
Le plante un beso en los morros y un manotazo en el culo como despedida, sobre la mesa había dejado el sobre.
-Por cierto, Donnie me ha pedido que te diera la pasta -dije señalando con la cabeza el sobre -nos vemos en unas horas preciosa.
Ciertamente tenia que hacer el retrato robot del tipo que conocí la otra noche, hablar con mi jefe de los nuevos acontecimientos y hacer un par de informes.
Informes donde por su puesto olvidé mencionar a Elora, sabia que incumplía las normas, que me jugaba el puesto, pero … me importaba y si esta operación salia bien tendrían suficientes delincuentes a los que echar el guante como para centrar su atención en una mujer.
Volví para comer, no llamé tenia la llave y aunque me encontré de frente con su padre y sus gruñidos habituales seguí caminando en busca de Elora, estaba en la cocina cortando unos tacos de queso con una copa de vino.
Un manotazo es lo que me regalo cuando cacé uno de los pedazos a lo que respondí con un mohin lastimero.
-Va, déjame ayudarte¿que hago?
Sus ojos inquisidores se hundieron en mis pardos mientras apoyaba el culo en el banco de la cocina esperando que le contara algo.
-¿que? -pregunté robandolé la copa para dar un trago -¿has visto algo en tu bola de cristal que deba conocer? -pregunté entre risas.
Me había pillado, posiblemente ya sabría lo de la fiesta, quizás había llamado a Donnie para agradecer lo de la pasta o vete tu a saber.
-Vale, hay una fiesta esta noche y nos han invitado, no te lo he dicho porque no son buena gente, prefiero que te mantengas al margen Elora, hazme caso -dije en tono serio mirándola fijamente.
La resaca me martilleaba la cabeza, notaba la boca pastosa y tenia mucha sed, pero la bruja lejos de rendirse me quitó de encima la almohada invitándome a ver el maravilloso mundo de un nuevo día.
Tiré de su cintura haciéndola caer sobre mi haciéndole cosquillas y muertos de la risa volvimos a enredarnos en el lecho.
Desayunamos unas tostadas y un zumo de naranja perfecto para mi resaca y sin decirle ni media sobre la fiesta a la que había sido invitada le dije que tenia que hacer unas cosas.
-Puedo volver a medio día y hacer mi especialidad culinaria -dije alzando las cejas seductoramente -macarrones con tomate y atún ¿que me dices? también puedes conquistarme con tus salchichas a lo Paine.
Le plante un beso en los morros y un manotazo en el culo como despedida, sobre la mesa había dejado el sobre.
-Por cierto, Donnie me ha pedido que te diera la pasta -dije señalando con la cabeza el sobre -nos vemos en unas horas preciosa.
Ciertamente tenia que hacer el retrato robot del tipo que conocí la otra noche, hablar con mi jefe de los nuevos acontecimientos y hacer un par de informes.
Informes donde por su puesto olvidé mencionar a Elora, sabia que incumplía las normas, que me jugaba el puesto, pero … me importaba y si esta operación salia bien tendrían suficientes delincuentes a los que echar el guante como para centrar su atención en una mujer.
Volví para comer, no llamé tenia la llave y aunque me encontré de frente con su padre y sus gruñidos habituales seguí caminando en busca de Elora, estaba en la cocina cortando unos tacos de queso con una copa de vino.
Un manotazo es lo que me regalo cuando cacé uno de los pedazos a lo que respondí con un mohin lastimero.
-Va, déjame ayudarte¿que hago?
Sus ojos inquisidores se hundieron en mis pardos mientras apoyaba el culo en el banco de la cocina esperando que le contara algo.
-¿que? -pregunté robandolé la copa para dar un trago -¿has visto algo en tu bola de cristal que deba conocer? -pregunté entre risas.
Me había pillado, posiblemente ya sabría lo de la fiesta, quizás había llamado a Donnie para agradecer lo de la pasta o vete tu a saber.
-Vale, hay una fiesta esta noche y nos han invitado, no te lo he dicho porque no son buena gente, prefiero que te mantengas al margen Elora, hazme caso -dije en tono serio mirándola fijamente.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Desayunos en compañía, un raro placer que pocas veces se permitía, pero esta vez estaba siendo todo muy extraño...pero bueno, la vida era extraña, la gente era extraña, y ya había aprendido a disfrutar del momento porque luego el momento pasa y regresa la misma mierda de siempre.
Se quedó con el sobre en la mano y el ceño fruncido preguntándose qué narices le habría dicho Höor a Donnie para que le devolviese el dinero, pero se quedó en un interrogante flotante sobre su cabeza ya que el motorista fantasma se fue tan misterioso como llegó.
El resto de la mañana la pasó trabajando en la destilería. El moreno había conseguido sorprenderla bastante con cómo estaban discurriendo las cosas, y eso era excitante pero a la vez la hacía desconfiar. Andaba distraída pensando en eso cuando le llegó un whatsapp de Donnie.
< esta noche trae unas botellas de las tuyas para la fiesta.>
¿Fiesta? ¿Qué fiesta? Oh! una fiesta a la que habían invitado a Höor y seguramente a ella pero el moreno había "olvidado" contarle. ¿Pensaba ir sin ella? ¿A qué estaba jugando? si Donnie no le hubiera dicho nada, ella no lo sabría. A la hora de comer apareció el novio postizo de la bruja con ese desparpajo que lo caracterizaba.
—¡Quita tus sucias zarpas de mi queso! ve a lavártelas!!.— le indicó el baño con un gesto de la cabeza, enfurruñada, que al parecer era su estado natural.
Estaba cortando queso y cuando el poli regresó le apuntó con el cuchillo entornando los ojos.
— ¿Ahora vas a decirme quienes son esos con los que llevo haciendo negocios durante años? Ya sé que no son buena gente!! Fíjate dónde estás!! esto es el puto cagadero de Dios, ¿qué esperabas? aquí o te espabilas o te mueres de hambre, si no de qué tantas balas, robos de diligencias y bandas de forajidos en las películas del oeste. Bienvenido al Oeste vaquero.— le indicó un armario que parecía una alacena.— ahí hay macarrones, mueve el culo y demuestra eso de que es tu especialidad.
Después de comer hizo café y se sentaron fuera, bajo el avance de su módulo, a descansar un poco. El sol caía fuerte y los grillos cantaban bajo el ardiente viento seco de Arizona.
— Intenta no hacer ninguna gilipollez, porque tú te irás de aquí en un momento u otro, pero yo tengo que quedarme y vivo bajo las reglas no escritas de este lugar ¿entiendes lo que quiero decir?.— se acabó el café y miró a Höor pensativa.— Sólo una cosa... no me dejes tomar nada más que no sea alcohol, podríamos acabar en el hospital..— lo que no explicó es que se refería a todos, no a ella sola, si liberaba sus poderes estaban jodidos porque eran muy oscuros.
A las diez Höor fue a por ella en la moto. La bruja había avisado a Leif que se iba de fiesta y al día siguiente no estaría operativa, así que mejor que no contase con ella en la destilería. El lobo gruñó, pero la entendía, él también se iba de farra y desaparecía durante días, regresando a veces con deudas. El local estaba a reventar y la música atronaba porque habían montado una buena fiesta con varias marcas de alcohol patrocinándolo y un Dj conocido en la zona. Toda la gente con ganas de fiesta estaba congregada allí. Aparacaron detrás, en la salida de empleados donde estaba la entrada del almacén.
Se quedó con el sobre en la mano y el ceño fruncido preguntándose qué narices le habría dicho Höor a Donnie para que le devolviese el dinero, pero se quedó en un interrogante flotante sobre su cabeza ya que el motorista fantasma se fue tan misterioso como llegó.
El resto de la mañana la pasó trabajando en la destilería. El moreno había conseguido sorprenderla bastante con cómo estaban discurriendo las cosas, y eso era excitante pero a la vez la hacía desconfiar. Andaba distraída pensando en eso cuando le llegó un whatsapp de Donnie.
< esta noche trae unas botellas de las tuyas para la fiesta.>
¿Fiesta? ¿Qué fiesta? Oh! una fiesta a la que habían invitado a Höor y seguramente a ella pero el moreno había "olvidado" contarle. ¿Pensaba ir sin ella? ¿A qué estaba jugando? si Donnie no le hubiera dicho nada, ella no lo sabría. A la hora de comer apareció el novio postizo de la bruja con ese desparpajo que lo caracterizaba.
—¡Quita tus sucias zarpas de mi queso! ve a lavártelas!!.— le indicó el baño con un gesto de la cabeza, enfurruñada, que al parecer era su estado natural.
Estaba cortando queso y cuando el poli regresó le apuntó con el cuchillo entornando los ojos.
— ¿Ahora vas a decirme quienes son esos con los que llevo haciendo negocios durante años? Ya sé que no son buena gente!! Fíjate dónde estás!! esto es el puto cagadero de Dios, ¿qué esperabas? aquí o te espabilas o te mueres de hambre, si no de qué tantas balas, robos de diligencias y bandas de forajidos en las películas del oeste. Bienvenido al Oeste vaquero.— le indicó un armario que parecía una alacena.— ahí hay macarrones, mueve el culo y demuestra eso de que es tu especialidad.
Después de comer hizo café y se sentaron fuera, bajo el avance de su módulo, a descansar un poco. El sol caía fuerte y los grillos cantaban bajo el ardiente viento seco de Arizona.
— Intenta no hacer ninguna gilipollez, porque tú te irás de aquí en un momento u otro, pero yo tengo que quedarme y vivo bajo las reglas no escritas de este lugar ¿entiendes lo que quiero decir?.— se acabó el café y miró a Höor pensativa.— Sólo una cosa... no me dejes tomar nada más que no sea alcohol, podríamos acabar en el hospital..— lo que no explicó es que se refería a todos, no a ella sola, si liberaba sus poderes estaban jodidos porque eran muy oscuros.
A las diez Höor fue a por ella en la moto. La bruja había avisado a Leif que se iba de fiesta y al día siguiente no estaría operativa, así que mejor que no contase con ella en la destilería. El lobo gruñó, pero la entendía, él también se iba de farra y desaparecía durante días, regresando a veces con deudas. El local estaba a reventar y la música atronaba porque habían montado una buena fiesta con varias marcas de alcohol patrocinándolo y un Dj conocido en la zona. Toda la gente con ganas de fiesta estaba congregada allí. Aparacaron detrás, en la salida de empleados donde estaba la entrada del almacén.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Sobre la Harley Davidson y dándole vueltas a las palabras de Elora fui por ella, admito que me sentí muy tentado de no detenerme en la destilería, tenia razón, no se a que demonios estaba jugando, pero tenia razón.
"
Intenta no hacer ninguna gilipollez, porque tú te irás de aquí en un momento u otro, pero yo tengo que quedarme y vivo bajo las reglas no escritas de este lugar ¿entiendes lo que quiero decir?.—
“
Yo era un policía que había venido a tierra de nadie para infiltrarme en una peligrosa banda de narcos, ladrones y posiblemente asesinos si se terciaba y ella era una chica que tenia que buscarse la vida a golpe de suerte, una que no la había acompañado durante estos tiempos.
Acabado todo esto yo me largaría de allí, posiblemente si todo iba bien pillaríamos a la banda de Donnie, pero Elora seguiría metida en la misma mierda y los represalias no quedaban extintas en este juego peligroso al que podíamos llamar vida.
Solo tenia una opción, una que se paseaba por mi cabeza sin ton ni son, terminar con lo que fuera que entre nosotros existía, dejarla al margen de todo esto, solo seria la chica de la que se aprovecho el hijo de puta del policía.
Quería protegerla, admito que me había encariñado de esa mujer que siempre llevaba el ceño fruncido, abanderaba la mala ostia personificada, pero también me reía con ella, habíamos pasado momentos únicos y no solo en el lecho, si no cada instante de todo este tiempo.
Detuve la moto en la destilaría, aun dándole vueltas a todo aquello. Ella estaba apoyada en el muro, mirándome con esa típica cara de pocos amigos que me decían “llegas tarde gilipollas” pero sus ojos decían algo distinto.
-Y mi beso -repliqué cuando fue a subir directa a la moto, es mas di un pequeño aceleron impidiéndoselo que la hizo gruñir perdonándome la vida.
-Me iré si no me das antes un beso -la reté son una picara sonrisa en mis labios mientras ella hacia otro intento con el mismo resultado.
Frunció el ceño acercándose, me cogió de la nuca y sus labios colisionaron con los míos, mi lengua se deslizó hambrienta por su boca arrasando con todo a su paso.
-No era tan difícil ¿verdad? -apunté relamiendome los labios mientras ella trepaba a la moto enredando sus brazos cual sogas a mi cintura y apoyando la cabeza en el omóplato de mi espalda.
Arranqué mientras ambos reíamos por los improperios que lanzaba, juntos todo era fácil ,un reto constante, pero la realidad tenia otra forma, yo no era el motorista fantasma y mi compañía podía traerle problemas.
Fuimos libres mientras la moto se deslizo rugiendo por las calles, sus manos se perdían en los bolsillos de mi chupa para no pasar frio en ellas, era agradable aquella sensación compartida, era agradable estar con ella.
Nos apeamos en el local, la fiesta ya había empezado el Dj pinchaba y aquello estaba abarrotado, uno de los tipos de Donnie lo llamó nada mas me vio llegar, sin duda querían algo de mi, pues fue el mismo jefe quien salio a recibirnos a ambos con una simpatía desbordante y una botella de champan dispuesto a brindar por los fructíferos negocios.
Tiré de la cintura de Elora, no pensaba perderla de vista ni por un instante, pero a su vez tenia que estar pendiente de los movimientos de todos ellos.
Acabaos en un reservado con varias chicas jóvenes, semidesnudadas y bastante drogadas que bebían sin parar incitadas por esa chusma.
Negué cuando una de ellas se acercó a mi tirando de Elora para sentarla sobre mi regazo, no me gustaba como Donnie la miraba.
"
Intenta no hacer ninguna gilipollez, porque tú te irás de aquí en un momento u otro, pero yo tengo que quedarme y vivo bajo las reglas no escritas de este lugar ¿entiendes lo que quiero decir?.—
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Yo era un policía que había venido a tierra de nadie para infiltrarme en una peligrosa banda de narcos, ladrones y posiblemente asesinos si se terciaba y ella era una chica que tenia que buscarse la vida a golpe de suerte, una que no la había acompañado durante estos tiempos.
Acabado todo esto yo me largaría de allí, posiblemente si todo iba bien pillaríamos a la banda de Donnie, pero Elora seguiría metida en la misma mierda y los represalias no quedaban extintas en este juego peligroso al que podíamos llamar vida.
Solo tenia una opción, una que se paseaba por mi cabeza sin ton ni son, terminar con lo que fuera que entre nosotros existía, dejarla al margen de todo esto, solo seria la chica de la que se aprovecho el hijo de puta del policía.
Quería protegerla, admito que me había encariñado de esa mujer que siempre llevaba el ceño fruncido, abanderaba la mala ostia personificada, pero también me reía con ella, habíamos pasado momentos únicos y no solo en el lecho, si no cada instante de todo este tiempo.
Detuve la moto en la destilaría, aun dándole vueltas a todo aquello. Ella estaba apoyada en el muro, mirándome con esa típica cara de pocos amigos que me decían “llegas tarde gilipollas” pero sus ojos decían algo distinto.
-Y mi beso -repliqué cuando fue a subir directa a la moto, es mas di un pequeño aceleron impidiéndoselo que la hizo gruñir perdonándome la vida.
-Me iré si no me das antes un beso -la reté son una picara sonrisa en mis labios mientras ella hacia otro intento con el mismo resultado.
Frunció el ceño acercándose, me cogió de la nuca y sus labios colisionaron con los míos, mi lengua se deslizó hambrienta por su boca arrasando con todo a su paso.
-No era tan difícil ¿verdad? -apunté relamiendome los labios mientras ella trepaba a la moto enredando sus brazos cual sogas a mi cintura y apoyando la cabeza en el omóplato de mi espalda.
Arranqué mientras ambos reíamos por los improperios que lanzaba, juntos todo era fácil ,un reto constante, pero la realidad tenia otra forma, yo no era el motorista fantasma y mi compañía podía traerle problemas.
Fuimos libres mientras la moto se deslizo rugiendo por las calles, sus manos se perdían en los bolsillos de mi chupa para no pasar frio en ellas, era agradable aquella sensación compartida, era agradable estar con ella.
Nos apeamos en el local, la fiesta ya había empezado el Dj pinchaba y aquello estaba abarrotado, uno de los tipos de Donnie lo llamó nada mas me vio llegar, sin duda querían algo de mi, pues fue el mismo jefe quien salio a recibirnos a ambos con una simpatía desbordante y una botella de champan dispuesto a brindar por los fructíferos negocios.
Tiré de la cintura de Elora, no pensaba perderla de vista ni por un instante, pero a su vez tenia que estar pendiente de los movimientos de todos ellos.
Acabaos en un reservado con varias chicas jóvenes, semidesnudadas y bastante drogadas que bebían sin parar incitadas por esa chusma.
Negué cuando una de ellas se acercó a mi tirando de Elora para sentarla sobre mi regazo, no me gustaba como Donnie la miraba.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Höor llegó a por ella y le pidió un beso, a lo que ella le contestó con una fruncida de ceño y un gruñido; lejos de amedrentarse, dio un tirón de la moto y ella tuvo que correr para alcanzarlo.
— ¡¡Estate quieto maldita sea!! no pienso perseguirte por todo el puto estado!!.— finalmente se acercó y pudo morrearlo a gusto, no podía negarse a sí misma que le gustaba perderse en el cuerpo, saborear esos labios y refunfuñar mientras él ponía aquella sonrisa socarrona. "Ay por todo lo sagrado, Elora!! no te pilles por un tipo que está de paso. Nadie quiere quedarse a vivir en este vertedero y tú ¿a dónde vas a ir si no sabes hacer nada más que destilar y hacer conjuros?".
Hacía tiempo que pensaba en darse un cambio de aires, quizás California, Los Angeles...estaría a seis horas en coche de Leif por si la necesitaba y podría hacer algo distinto como...como...¿ser camarera para malvivir? ¿trabajar en una tienda esotérica? Pfffff.
Llegaron a la fiesta y después de saludar a la gente, bailar un poco y beber algunas copas los llevaron a un reservado. Donnie les ofreció coca, pero Elora negó y cuando uno de los hombres de "Lucky" Bonnano se metió con ella, alegó que tomaba medicación para la epilepsia.
— No sabía que fueras epiléptica. ¿Es eso que te sale espuma por la boca y te meas encima, no?.— Donnie siempre tan delicado.
—Yo tampoco sabía que fueras tan capullo e ignorante, pero sí, puede pasar.— chasqueó la lengua y le hizo un mohín.
— wooooo...eh Höor controla la lengua de tu chica, o se la morderé.
— tranquilo, que ya ocupo yo mi lengua en cosas más productivas.— morreó de nuevo al moreno, después de que la sentara sobre sus rodillas.
— Pues si que tienes mala folla, guapa, por ahí dicen que eres más...cariñosa, sobre todo con todos los que se paran cinco minutos en Crookton.— le hizo un gesto obsceno a Elora llamandola zorra en toda su cara. La bruja frunció el ceño y entornó los ojos.
— Vámonos, paso de esta fiesta.
— Eh! no sabes aguantar una broma! la perrita gruñe fuerte!!
Elora se levantó del regazo de Höor para ir a bailar un rato, ese gilipollas le había puesto de mal humor, pero en ese momento la banda del Coyote irrumpió en el local para ajustar cuentas con la banda del Mariachi, la mayoría iban armados con pistola y algun arma blanca. Al parecer Donnie había estado haciendo amigos esos días, jugando con sus socios como lo hizo con la bruja, y algunos no eran tan pacientes como la bruja. Pronto aquello se volvió un infierno de gente corriendo arriba y abajo, mesas volcadas, gritos y empujones.
— ¡¡Estate quieto maldita sea!! no pienso perseguirte por todo el puto estado!!.— finalmente se acercó y pudo morrearlo a gusto, no podía negarse a sí misma que le gustaba perderse en el cuerpo, saborear esos labios y refunfuñar mientras él ponía aquella sonrisa socarrona. "Ay por todo lo sagrado, Elora!! no te pilles por un tipo que está de paso. Nadie quiere quedarse a vivir en este vertedero y tú ¿a dónde vas a ir si no sabes hacer nada más que destilar y hacer conjuros?".
Hacía tiempo que pensaba en darse un cambio de aires, quizás California, Los Angeles...estaría a seis horas en coche de Leif por si la necesitaba y podría hacer algo distinto como...como...¿ser camarera para malvivir? ¿trabajar en una tienda esotérica? Pfffff.
Llegaron a la fiesta y después de saludar a la gente, bailar un poco y beber algunas copas los llevaron a un reservado. Donnie les ofreció coca, pero Elora negó y cuando uno de los hombres de "Lucky" Bonnano se metió con ella, alegó que tomaba medicación para la epilepsia.
— No sabía que fueras epiléptica. ¿Es eso que te sale espuma por la boca y te meas encima, no?.— Donnie siempre tan delicado.
—Yo tampoco sabía que fueras tan capullo e ignorante, pero sí, puede pasar.— chasqueó la lengua y le hizo un mohín.
— wooooo...eh Höor controla la lengua de tu chica, o se la morderé.
— tranquilo, que ya ocupo yo mi lengua en cosas más productivas.— morreó de nuevo al moreno, después de que la sentara sobre sus rodillas.
— Pues si que tienes mala folla, guapa, por ahí dicen que eres más...cariñosa, sobre todo con todos los que se paran cinco minutos en Crookton.— le hizo un gesto obsceno a Elora llamandola zorra en toda su cara. La bruja frunció el ceño y entornó los ojos.
— Vámonos, paso de esta fiesta.
— Eh! no sabes aguantar una broma! la perrita gruñe fuerte!!
Elora se levantó del regazo de Höor para ir a bailar un rato, ese gilipollas le había puesto de mal humor, pero en ese momento la banda del Coyote irrumpió en el local para ajustar cuentas con la banda del Mariachi, la mayoría iban armados con pistola y algun arma blanca. Al parecer Donnie había estado haciendo amigos esos días, jugando con sus socios como lo hizo con la bruja, y algunos no eran tan pacientes como la bruja. Pronto aquello se volvió un infierno de gente corriendo arriba y abajo, mesas volcadas, gritos y empujones.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
El tiroteo de dos bandas rivales convirtió aquel lugar en un infierno. En una ciudad sin ley donde todo vale, donde nadie echa de menos los cuerpos que sobre el suelo se desangran, cuerpos como el de Elora, que a nadie excepto a un borracho y a mi le importa.
Apreté los dientes saliendo en dirección a la pista de baile donde la bruja se había agazapado cubriéndose con los brazos.Con el pié empujé una mesa lanzandola a un lado y de un tirón de su cintura la cubrí tras ella sacando mi mágnum.
Donnie y los demás se encargaban de disparar tratando de causar el mayor numero de bajas de la banda rival, claro que los muy hijos de puta no se preocupaban de a cuantas victimas inocentes se llevaban en aquel fuego cruzado.
-¡Agachaos joder! -rugí a la gente que aun inmóvil quedaba en la pista ya fuera por el miedo o porque iban demasiado colocados para sentirlo.
Mis pardos se perdieron en los de la bruja, su respiración errática chocaba contra mi cuello mientras yo la mantenía abrazada por la cintura y buscaba que me escuchara entre tanto revuelo.
-Voy a cubrirte, quiero que corras hacia el almacén ¿me oyes? Te seguiré, lo juro ,pero necesito que estés a salvo para poder ir tras de ti y ponerme yo también a salvo ¿lo entiendes?
Esta asintió, por supuesto que le mentí, pero conociéndola como la conocía sabia que si le decía que cuando ella estuviera bien pensaba ayudar al resto de personas de la sala ni de lejos iba a dejarme en un tiroteo, era terca como su padre, mi única baza es que pensara que tras ella iría yo, a fin de cuentas no era una necia y de allí creo que yo era lo único que le importaba un ápice.
-Contaré hasta tres. 1, 2, 3 ¡ahora! -rugí sacando mi cuerpo de la mesa y disparando en dirección a los enemigos para cubrir su retirada.
Uno de los disparos me alcanzó el hombro, aullé en un quejido de dolor, aquello abrasaba como un demonio.
Solo cuando escuché el almacén cerrarse respiré tranquilo y me refugié de nuevo.
Donnie y el resto iban tomando posiciones, jugaban en casa y eso era lago que la banda rival no había calculado.
Ayudé a varias personas a esconderse, mujeres mayormente que lloraban desesperadas en medio de la pista como conejos a los que les echas las luces.
Aun así disparé acertando a varios de la banda rival, tenia que ser uno de ellos si quería que confiaran en mi.
Uno de los hombres de Donnie se encargó de atascar la puerta del almacén para que la bruja no saliera, fue una orden dada por el “jefe” al que le divertía la preocupación que tenia sobre la mujer de la destilería.
El ruido de sirenas no tardó en hacerse evidente, unos y otros salieron disparados, ninguna de las bandas querían ser enchironados.
Corrí hacia el almacén, aunque Donnie trató de impedírmelo, pero lo único que se llevó fue un puñetazo y desistió en el intento tratando de poner su culo a salvo.
De una patada desbloqueé la puerta, cacé de la mano a una enfada bruja que gruñía rabiosa porque no la había seguido, porque no había cumplido mi promesa.
Veía sangre en mi cuerpo, buscaba las heridas.
-No es mía -rugí -viene la pasma, hay que largarse -tiré de ella hacia la parte trasera, arranqué la moto con premura rechinando rueda para largarme de allí con ella.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
— ¡eres un gilipollas!.— le dijo mientras corrian hacia la moto y se subían en ella arrancando y haciéndola rodar en la carretera como alma que lleva el diablo. La policía no era tonta y habían colocado un control con tiras de púas en el suelo, Elora le indicó un camino alternativo por un sendero de arena que desembocó en otro camino secundario y éste a su vez en una pista forestal que los adentró en el parque natural del Gran Cañón. Era la mejor opción, permanecer escondidos hasta que pasase la redada. Serpentearon por caminos desiertos durante un rato hasta que la moto ya no pudo avanzar más debido a lo abrupto del suelo.
Se bajaron allí y continuaron a pie unos minutos hasta que se acabaron los árboles y la luna iluminó un remanso del rio Colorado. Allí la naturaleza era enorme y magnífica, las altas paredes y rocas del Gran Cañón los refugiaban de ojos indiscretos y tan sólo el ruido del agua y las alimañas nocturnas rompían ese silencio espectacular.
— Si la sangre no fuera tuya, no estaría empapando cada vez más tu camisa...— gruñó. sabía que le habían herido, y en esas condiciones no podían ir a un puesto médico porque los pillarían. Tenía que recordar cómo era aquel ritual que hacían los indios Navajo para extraer el mal, y eso no le iba a gustar.
Bajaron hasta el rio y le ordenó a Höor que se sentara sobre una roca plana, quitándole la camiseta y lavando la sangre para enfocar con la linterna del móvil el estropicio.
— Mierda!! es de bala y está dentro!!!.– lo miró con cara de enfado y preocupación, se pasó las manos por la cara y resopló.— Vale... esto no te va a gustar, y seguramente duela un infierno, pero tre vas a joder y me dejas hacerlo porque si no, te desangrarás.
Se retiró unos pasos de él y tomó aire profundamente.— Veas lo que veas... no me toques ni me sacudas, ¡¡¡y no corras!!!.— Cerró los ojos y la energía oscura que corría por sus venas comenzó a emitir su característica electricidad estática, haciendo que su pelo negro flotase en el aire cmo serpientes enfurecidas. Los ojos se le pusieron en blanco y las venas neras recorrieron su piel, dandole un aspecto macabro y espeluznante. Empezó a murmurar en la lengua nativa americana llamando a los espíritus de los chamanes que pudieran estar por allí. Uno acudió a la llamada y Elora le preguntó sobre el ritual para extraer el mal y curar la herida. El chamán la fue guiando, poseyendo sus cuerpo y sus movimientos. Encendió una pequeña hoguera con una chispa que sacó de sus dedos y murmuró las palabras que conectaban a Hóor con la madre tierra y los espíritus guía. La bala fue moviéndose poco a poco mientras la intensidad del cántico aumentaba hasta que finalmente cayó al suelo. La bruja colocó la mano sobre la herida abierta murmurando más palabras en navajo y la herida dejó de sangrar, pero tendrían que taparla. Arrancó una manga de su camisa y la ató alrededor del hombro, eso tendría que bastar. Se despidió del venerable chamán indio y la energía estática cesó, volviendo a tener la piel sin venas negras, los ojos oscuros como siempre y el pelo cayendo a ambos lados de la cara. Se tambalaeó un poco cuando salió del trance.
— ya... está.— y se desmayó del esfuerzo. La magia negra consumía al mago y más aún a aquel que no estaba muy acostumbrado a practicarla.
Se bajaron allí y continuaron a pie unos minutos hasta que se acabaron los árboles y la luna iluminó un remanso del rio Colorado. Allí la naturaleza era enorme y magnífica, las altas paredes y rocas del Gran Cañón los refugiaban de ojos indiscretos y tan sólo el ruido del agua y las alimañas nocturnas rompían ese silencio espectacular.
— Si la sangre no fuera tuya, no estaría empapando cada vez más tu camisa...— gruñó. sabía que le habían herido, y en esas condiciones no podían ir a un puesto médico porque los pillarían. Tenía que recordar cómo era aquel ritual que hacían los indios Navajo para extraer el mal, y eso no le iba a gustar.
Bajaron hasta el rio y le ordenó a Höor que se sentara sobre una roca plana, quitándole la camiseta y lavando la sangre para enfocar con la linterna del móvil el estropicio.
— Mierda!! es de bala y está dentro!!!.– lo miró con cara de enfado y preocupación, se pasó las manos por la cara y resopló.— Vale... esto no te va a gustar, y seguramente duela un infierno, pero tre vas a joder y me dejas hacerlo porque si no, te desangrarás.
Se retiró unos pasos de él y tomó aire profundamente.— Veas lo que veas... no me toques ni me sacudas, ¡¡¡y no corras!!!.— Cerró los ojos y la energía oscura que corría por sus venas comenzó a emitir su característica electricidad estática, haciendo que su pelo negro flotase en el aire cmo serpientes enfurecidas. Los ojos se le pusieron en blanco y las venas neras recorrieron su piel, dandole un aspecto macabro y espeluznante. Empezó a murmurar en la lengua nativa americana llamando a los espíritus de los chamanes que pudieran estar por allí. Uno acudió a la llamada y Elora le preguntó sobre el ritual para extraer el mal y curar la herida. El chamán la fue guiando, poseyendo sus cuerpo y sus movimientos. Encendió una pequeña hoguera con una chispa que sacó de sus dedos y murmuró las palabras que conectaban a Hóor con la madre tierra y los espíritus guía. La bala fue moviéndose poco a poco mientras la intensidad del cántico aumentaba hasta que finalmente cayó al suelo. La bruja colocó la mano sobre la herida abierta murmurando más palabras en navajo y la herida dejó de sangrar, pero tendrían que taparla. Arrancó una manga de su camisa y la ató alrededor del hombro, eso tendría que bastar. Se despidió del venerable chamán indio y la energía estática cesó, volviendo a tener la piel sin venas negras, los ojos oscuros como siempre y el pelo cayendo a ambos lados de la cara. Se tambalaeó un poco cuando salió del trance.
— ya... está.— y se desmayó del esfuerzo. La magia negra consumía al mago y más aún a aquel que no estaba muy acostumbrado a practicarla.
Última edición por Elora Paine el Miér Sep 13, 2017 8:43 am, editado 1 vez
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Sentado en una piedra plana enarqué una ceja cuando Elora empezó a decirme que no corriera viera lo que viera, que no la sacudiera, vamos que me estuviera quieto como esa piedra que reposaba bajo mi culo.
Ladeé la sonrisa de forma engreída “correr yo” ¿acaso no me había visto en el tiroteo? Yo no era de los que huía.
¡Ostia! Me caí de la piedra reculando hacia atrás ¿pues de verdad era bruja? Sus ojos se pusieron negros, su pelo flotaba a ambos lados de su rostro y las venas se tornaron negras como si fuera un ente.
En el suelo culminó lo que parecía un ritual, funcionó, la bala salió de lo carne y la herida dejó de sangrar, no estaba del todo repuesto, pero cuando la bruja se desmoronó frente a mi me alcé del suelo y corrí hacia ella sujetándola entre mis brazos.
-¿Elora? -la llamé preocupado.
Su rostro había vuelto al mismo tono de siempre, como si lo que acababa de pasar fuera un espejismo y la única prueba que había era la bala en el suelo.
No tardó mucho en volver en si, aparté los mechones de pelo de su cara mirándola con una sonrisa picara.
-Joder que fea te pones -bromeé llevándome un manotazo y creo que no por eso si no por la consecución de mentiras que le había dicho.
No iba a pedir perdón, todas eran necesarias para su protección y mas que no conocía, como mis reales motivos para estar allí.
-busquemos un sitio donde pasar la noche, las calles estarán vigiladas por la pasma y no sera seguro volver a ellas con la moto y yo no abandono mi moto -le dije guiñándole un ojo sin dejar de abrazarla.
-estas fría -le dije quitándome la chupa para ponerla sobre sus hombros – ¿no podrás sacar una botella de tequila de la chistera no? -bromeé de nuevo mirándola fijamente mientras buscaba sus labios.
-No tenia que haberte dejado venir conmigo, te lo dije, esta gente es peligrosa Elora, una cosa es que les vendas tequila y otra que te relaciones con ellos.
Elora te quiero lejos de Donnie ¿lo entiendes?
Mi parte mas posesiva salio a relucir y se que no debía ser así, pero no podía controlarlo, no solo era posesividad, era preocupación, había visto lo que hacían con esas niñas que medio desnudas y drogadas hacían todo lo que les pedían.
-Anda vamos bruja, seguro que encontraremos donde refugiarnos para pasar la noche, puedo hacer un fuego, lo aprendí en los Boy scout -bromeé mordiéndole el hombro antes de echarme a reír.
Ladeé la sonrisa de forma engreída “correr yo” ¿acaso no me había visto en el tiroteo? Yo no era de los que huía.
¡Ostia! Me caí de la piedra reculando hacia atrás ¿pues de verdad era bruja? Sus ojos se pusieron negros, su pelo flotaba a ambos lados de su rostro y las venas se tornaron negras como si fuera un ente.
En el suelo culminó lo que parecía un ritual, funcionó, la bala salió de lo carne y la herida dejó de sangrar, no estaba del todo repuesto, pero cuando la bruja se desmoronó frente a mi me alcé del suelo y corrí hacia ella sujetándola entre mis brazos.
-¿Elora? -la llamé preocupado.
Su rostro había vuelto al mismo tono de siempre, como si lo que acababa de pasar fuera un espejismo y la única prueba que había era la bala en el suelo.
No tardó mucho en volver en si, aparté los mechones de pelo de su cara mirándola con una sonrisa picara.
-Joder que fea te pones -bromeé llevándome un manotazo y creo que no por eso si no por la consecución de mentiras que le había dicho.
No iba a pedir perdón, todas eran necesarias para su protección y mas que no conocía, como mis reales motivos para estar allí.
-busquemos un sitio donde pasar la noche, las calles estarán vigiladas por la pasma y no sera seguro volver a ellas con la moto y yo no abandono mi moto -le dije guiñándole un ojo sin dejar de abrazarla.
-estas fría -le dije quitándome la chupa para ponerla sobre sus hombros – ¿no podrás sacar una botella de tequila de la chistera no? -bromeé de nuevo mirándola fijamente mientras buscaba sus labios.
-No tenia que haberte dejado venir conmigo, te lo dije, esta gente es peligrosa Elora, una cosa es que les vendas tequila y otra que te relaciones con ellos.
Elora te quiero lejos de Donnie ¿lo entiendes?
Mi parte mas posesiva salio a relucir y se que no debía ser así, pero no podía controlarlo, no solo era posesividad, era preocupación, había visto lo que hacían con esas niñas que medio desnudas y drogadas hacían todo lo que les pedían.
-Anda vamos bruja, seguro que encontraremos donde refugiarnos para pasar la noche, puedo hacer un fuego, lo aprendí en los Boy scout -bromeé mordiéndole el hombro antes de echarme a reír.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
La magia consumía su energía, era una de esas cosas que debía mejorar y pulir, pero por desgracia no practicaba lo suficiente, siempre enfrascada en sobrevivir día a día en aquel mundo que te asfixiaba con normas, impuestos y mierdas varias.
— Sé de un sitio...puedes llevar la moto.— se levantó despacio para no marearse, recuperando poco a poco la lucidez. Bebió un poco de agua del mismo rio Colorado, que bajaba algo turbia, pero daba igual, un poco de arena tampoco iba a matarla.
En la enormes formaciones de roca caliza que habían sido erosionadas por los elementos durante miles de años, se formaban meandros y cuevas, Sabía de una a baja altura donde podría dejar la moto sin peligro. Recogieron algunas ramas por el camino y cuando la alcanzaron se metieron en ella a buen resguardo. Encendieron el fuego allí y la bruja se recostó sobre la pared cerrando los ojos y pellizcándose el puente de la nariz.
— Si, soy bruja de verdad. Y no es agradable verme como me has visto. Pensé que gritarías...la mayoría lo hace.
Se arrebujó bajo la chaqueta de Höor y dejó reposar la cabeza sobre su hombro. Había sido una noche movidita.
— No tienes que explicarme quien es Donnie. Por aquí lo llamamos Bonnie "lucky" Bonanno. Era un capo de la mafia italiana, pasó años en la cárcel pero se salió de rositas porque tiene contactos importantes que le costearon los mejores abogados. Supongo que vienes de algun sitio donde las cosas son diferentes. Siempre son diferentes, esto es el culo del mundo, aquí no hay ley. Si la hay, pero como si no la hubiera, mantenemos nuestro propio equilibrio desde que en 1846 ganamos la guerra a México y nos quedamos con este trozo de desierto.— miró al fuego más cansada que cabreada.— ¿a qué has venido aquí Höor? te has metido en mi mundo como esa bala en tu hombro...no te voy a pedir que te quedes, no me debes nada. Pero al menos me gustaría saber a qué juego estás jugando, porque yo sé cuales son las reglas de este lugar y tú no. No puedo dejarme arrastrar por tu inconsciencia, eres tú el que está jugando con fuego con esa gente.
Seguramente le contestase con evasivas, lo veía venir. Pero una cosa era un rollo de una noche, sin preguntas ni explicaciones, y la otra cosa era meterse en su vida hasta el punto de verse obligada a revelar lo que era, y ella no saber nada de él. No le hacía gracia estar en manos de alguien de quien no sabía ni qué intenciones tenía, porque con aquella gente podía acabar mal.
— Sé de un sitio...puedes llevar la moto.— se levantó despacio para no marearse, recuperando poco a poco la lucidez. Bebió un poco de agua del mismo rio Colorado, que bajaba algo turbia, pero daba igual, un poco de arena tampoco iba a matarla.
En la enormes formaciones de roca caliza que habían sido erosionadas por los elementos durante miles de años, se formaban meandros y cuevas, Sabía de una a baja altura donde podría dejar la moto sin peligro. Recogieron algunas ramas por el camino y cuando la alcanzaron se metieron en ella a buen resguardo. Encendieron el fuego allí y la bruja se recostó sobre la pared cerrando los ojos y pellizcándose el puente de la nariz.
— Si, soy bruja de verdad. Y no es agradable verme como me has visto. Pensé que gritarías...la mayoría lo hace.
Se arrebujó bajo la chaqueta de Höor y dejó reposar la cabeza sobre su hombro. Había sido una noche movidita.
— No tienes que explicarme quien es Donnie. Por aquí lo llamamos Bonnie "lucky" Bonanno. Era un capo de la mafia italiana, pasó años en la cárcel pero se salió de rositas porque tiene contactos importantes que le costearon los mejores abogados. Supongo que vienes de algun sitio donde las cosas son diferentes. Siempre son diferentes, esto es el culo del mundo, aquí no hay ley. Si la hay, pero como si no la hubiera, mantenemos nuestro propio equilibrio desde que en 1846 ganamos la guerra a México y nos quedamos con este trozo de desierto.— miró al fuego más cansada que cabreada.— ¿a qué has venido aquí Höor? te has metido en mi mundo como esa bala en tu hombro...no te voy a pedir que te quedes, no me debes nada. Pero al menos me gustaría saber a qué juego estás jugando, porque yo sé cuales son las reglas de este lugar y tú no. No puedo dejarme arrastrar por tu inconsciencia, eres tú el que está jugando con fuego con esa gente.
Seguramente le contestase con evasivas, lo veía venir. Pero una cosa era un rollo de una noche, sin preguntas ni explicaciones, y la otra cosa era meterse en su vida hasta el punto de verse obligada a revelar lo que era, y ella no saber nada de él. No le hacía gracia estar en manos de alguien de quien no sabía ni qué intenciones tenía, porque con aquella gente podía acabar mal.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 04/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
La bruja estaba cansada, apoyada en mi hombro los ojos se le cerraban, mas aun así no dudo en dejarme claro varias cosas, no solo que era yo el que estaba jugando con fuego y no ella, si no que cuando me largara de allí, ella se comería la mierda de los estropicios que yo hubiera hecho.
La entendía, pero no podía contarle la verdad, no sin destapar mi tapadera y sabia que esa gente no era precisamente amiga de la pasma, me vendería, lo sabia porque ese seria su único modo de taparse el culo y esa banda era peligrosa, no podía permitir que siguieran haciendo lo que les viniera en gana en esta ciudad sin ley donde la gente moría engrosando la lista de hombres sin nombre acribillados en un tiroteo cruzado.
En aquel lugar la gente no prosperaba, la muerte les llegaba antes de lo debido, si no se los llevaban las drogas o el alcoholismo, lo hacían los negocios turbios. No quería que Elora acabara siendo una esquela en las paginas traseras de un periódico.
Yo era un policía, había jurado lealtad a mi país, tenia que evitar no solo que dieran el golpe que pretendían que de seguro solo llevaría mas caos e intranquilidad a las calles, si no desarticular la banda.
Ladeé la sonrisa tirando de su cintura para dejarla sobre mi a horcajadas.
Mi frenté se apoyó en la suya mientras nuestros alientos chocaban erráticos por el esfuerzo que ambos llevábamos encima tras una noche movida.
-Sin preguntas -susurré contra sus labios -¿recuerdas
Atrapé su rostro entre mis manso atrayendola hacia mi, paladeé sus labios, los besé de forma apasionada, tratando de hacerla olvidar no solo la noche si no la necesidad de saber mas de mi.
Pero la bruja no sucumbió a mis caricias y con su mirada inquisitiva me detuvo con un mordisco.
-No soy el tiempo de hombre que pondrías en tu vida si pudieras elegir -le aseguré -no soy lo que te gustaría, ni siquiera soy lo que imaginas.
Deslicé mi dedo por sus labios bajando el inferior antes de volver a acortar la distancia que me separaba de su boca.
Lamí su labio con mi lengua provocandola, incitándola a un encuentro que necesitaba.
-Te quiero lejos de Donnie, te daré la pasta que él te da por el alcohol que te compra, peor te quiero lejos de esa mafia -jadeé contra sus labios -y no te lo estoy pidiendo -prometo que cuando salga de tu vida a diferencia de esta bala no dejaré cicatriz en tu piel.
Mi boca colisionó con la ajena con desesperación.
No pensaba arrastrarla conmigo al infierno, había visto su poder, mas ni de lejos era inmune a las balas, al dolor y la quería lejos de todo aquello que pudiera herirla.
-Soy una bala complicada -susurré ladeando la sonrisa sin dejar de besarla.
La entendía, pero no podía contarle la verdad, no sin destapar mi tapadera y sabia que esa gente no era precisamente amiga de la pasma, me vendería, lo sabia porque ese seria su único modo de taparse el culo y esa banda era peligrosa, no podía permitir que siguieran haciendo lo que les viniera en gana en esta ciudad sin ley donde la gente moría engrosando la lista de hombres sin nombre acribillados en un tiroteo cruzado.
En aquel lugar la gente no prosperaba, la muerte les llegaba antes de lo debido, si no se los llevaban las drogas o el alcoholismo, lo hacían los negocios turbios. No quería que Elora acabara siendo una esquela en las paginas traseras de un periódico.
Yo era un policía, había jurado lealtad a mi país, tenia que evitar no solo que dieran el golpe que pretendían que de seguro solo llevaría mas caos e intranquilidad a las calles, si no desarticular la banda.
Ladeé la sonrisa tirando de su cintura para dejarla sobre mi a horcajadas.
Mi frenté se apoyó en la suya mientras nuestros alientos chocaban erráticos por el esfuerzo que ambos llevábamos encima tras una noche movida.
-Sin preguntas -susurré contra sus labios -¿recuerdas
Atrapé su rostro entre mis manso atrayendola hacia mi, paladeé sus labios, los besé de forma apasionada, tratando de hacerla olvidar no solo la noche si no la necesidad de saber mas de mi.
Pero la bruja no sucumbió a mis caricias y con su mirada inquisitiva me detuvo con un mordisco.
-No soy el tiempo de hombre que pondrías en tu vida si pudieras elegir -le aseguré -no soy lo que te gustaría, ni siquiera soy lo que imaginas.
Deslicé mi dedo por sus labios bajando el inferior antes de volver a acortar la distancia que me separaba de su boca.
Lamí su labio con mi lengua provocandola, incitándola a un encuentro que necesitaba.
-Te quiero lejos de Donnie, te daré la pasta que él te da por el alcohol que te compra, peor te quiero lejos de esa mafia -jadeé contra sus labios -y no te lo estoy pidiendo -prometo que cuando salga de tu vida a diferencia de esta bala no dejaré cicatriz en tu piel.
Mi boca colisionó con la ajena con desesperación.
No pensaba arrastrarla conmigo al infierno, había visto su poder, mas ni de lejos era inmune a las balas, al dolor y la quería lejos de todo aquello que pudiera herirla.
-Soy una bala complicada -susurré ladeando la sonrisa sin dejar de besarla.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
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