AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
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Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Recuerdo del primer mensaje :
VIDEOS AQUÍ --> Tequila y Pólvora
Höor y Elora
Sonaba Johnny Cash en la Jukebox, era la marca de la casa. Había fotos de la estrella por todas las paredes, el dueño era un fan incondicional.
— ¡Vete a la mierda Barney! y traéme el jodido desayuno!!.— la bruja estaba de mal humor, no le gustaba madrugar y había tenido que hacerlo para cobrar un pedido especial de tequila. Las botellas estaban rotuladas con un gran sapo marrón y la propia bebida se llamaba El Sapo. A ese lado de la frontera el tequila y el bourbon se bebia a partes iguales en los bares de carretera y trerlo de México era mucho más caro y tedioso que destilarlo del las plantas de agave que crecían en el desierto de Arizona. Aquella vasta extensión de tierra, cruzada por el desierto del Mojave y el Gran Cañón, estaba muy despoblada, sus carreteras secundarias, como la Ruta 66, amparaban a fugitivos y almas solitarias que preferían vivir sus existencias sencillas en caravanas de latón y casas de madera, bajo un sol abrasador y la sensación del salvaje oeste impregnado en cada piedra.
El Barney's era un café de mala muerte en mitad de la nada, por donde sólo pasaban los coches y turistas nostálgicos del esplendor de la Ruta 66. Desde que se construyeron las interestatales y la vieja carretera perdió fuelle, la población se redujo drásticamente así como las oportunidades de negocio. Era el lugar adecuado para los negocios discretos como el suyo, aquellos que además bordeaban la legalidad de vez en cuando. Solía desayunar allí al menos tres o cuartro días a la semana, y el viejo y gordo Barney siempre tenía halagos y proposiciones indecentes para la morena, era ya como una sana costumbre. Las caras siempre eran las mismas; Luke el mecánico, Andy el de la gasolinera, Tom el de la tienda de suministros, Bessie la de la tienda de armas...una pequeña comunidad afincada en Crookton, a mitad camino entre Seligman y Williams, las dos únicas ciudades que sí salían en los mapas.
Las gafas de sol la protegían del dolor que inflingían los malditos rayos a esas horas, cuando debería estar durmiendo la resaca del siglo. Encendió un cigarrillo y aspiró una bocanada. Estaba prohibido fumar en los establecimientos segun la ley, pero ¿quien iba a venir a recordárselo? allí todo el mundo lo hacía. Le lanzó el paquete a Luke, que ya había tenido un infarto y no debería fumar, pero fumaba igualmente.
Barney le soltó el plato con huevos y bacon crujiente delante de la cara.
— ¿y ahora me dirás que te traiga café? cada día eres más gruñona.
— Mueve tu culo hacia esa barra y traéme el café. Tú cada día eres más impertinente. Un día de estos te juro que te voy a sacar los dientes con ese bate que tienes colgado ahí.
— pues sal conmigo y verás que pronto se acaban las impertinencias.
— Soy lesbiana.
— y una mierda.
— Vale, no lo soy, pero paso de tí, me gustan más guapos.
— Bah! no sabes lo que te pierdes.
— Pídeselo a Bessie!! a ella sí le gustan preñados como tu!!
Barney masculló algunas maldiciones y el resto de parroquianos estallaron en carcajadas, incluida Bessie, cuyo marido era también de los que habían abusado de las hamburguesas y los donuts. Sonrió entre dientes y mordisqueó el bacon. Al menos no estaba chamuscado, en eso ganaba puntos, sabía preparar buenos desayunos. Cuando llegó el café lo sujetó entre las dos manos y lo olió. No había nada mejor que café después de una larga noche de chupitos.
Sacó el móvil porque le había vibrado y leyó el whatsapp que acababa de recibir.
D < ¿me haces cuatro bocadillos para esta noche? especiales, de los que tu ya sabes como me gustan.>
Elora < ok, sin tomate y sin mayonesa. A las 8 donde siempre.>
La D pertenecía a Donnie "Lucky" Bonanno, un mafioso de la zona que controlaba parte suministro de cocaína y tenía varios locales, entre bares, clubs de strippers y hasta un motel. Acababa de pedirle 4 cajas de 20 botellas cada una de tequila blanco con doble destilación, de unos 60 grados de alcohol. Normalmente el tequila se destilaba a 35-45, estaba regulado así, pero ella solía atender encargos especiales, ya que su negocio era pequeño y familiar. Envasaban botellas para comercializar legalmente a pequeña escala, y el beneficio real se lo llevaban con el menudeo aquí y allá. Cuando se acababa la temporada del agave, la planta que servía de base para la bebida mejicana, destilaban bourbon a base de maíz. Tenían apenas diez barricas de roble de 55 galones, lo cual les daba unas dos mil botellas al año. No estaba mal.
VIDEOS AQUÍ --> Tequila y Pólvora
Höor y Elora
- Further on up the road:
Where the road is dark and the seed is sowed
Where the gun is cocked and the bullet's cold
Where the miles are marked in the blood and gold
I'll meet you further on up the road
Got on my dead man's suit and my smilin' skull ring
My lucky graveyard boots and a song to sing
I got a song to sing, it keeps me out of the cold
And I'll meet you further on up the road.
Further on up the road
Where the way is dark and the night is cold
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Now I been out in the desert, just doin' my time
Searchin' through the dust, lookin' for a sign
If there's a light up ahead, well brother I don't know
But I got this fever burnin' in my soul
Further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Where the gun is cocked and the bullet's cold
Where the miles are marked in the blood and gold
I'll meet you further on up the road
Got on my dead man's suit and my smilin' skull ring
My lucky graveyard boots and a song to sing
I got a song to sing, it keeps me out of the cold
And I'll meet you further on up the road.
Further on up the road
Where the way is dark and the night is cold
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Now I been out in the desert, just doin' my time
Searchin' through the dust, lookin' for a sign
If there's a light up ahead, well brother I don't know
But I got this fever burnin' in my soul
Further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
- Spoiler:
Sonaba Johnny Cash en la Jukebox, era la marca de la casa. Había fotos de la estrella por todas las paredes, el dueño era un fan incondicional.
— ¡Vete a la mierda Barney! y traéme el jodido desayuno!!.— la bruja estaba de mal humor, no le gustaba madrugar y había tenido que hacerlo para cobrar un pedido especial de tequila. Las botellas estaban rotuladas con un gran sapo marrón y la propia bebida se llamaba El Sapo. A ese lado de la frontera el tequila y el bourbon se bebia a partes iguales en los bares de carretera y trerlo de México era mucho más caro y tedioso que destilarlo del las plantas de agave que crecían en el desierto de Arizona. Aquella vasta extensión de tierra, cruzada por el desierto del Mojave y el Gran Cañón, estaba muy despoblada, sus carreteras secundarias, como la Ruta 66, amparaban a fugitivos y almas solitarias que preferían vivir sus existencias sencillas en caravanas de latón y casas de madera, bajo un sol abrasador y la sensación del salvaje oeste impregnado en cada piedra.
El Barney's era un café de mala muerte en mitad de la nada, por donde sólo pasaban los coches y turistas nostálgicos del esplendor de la Ruta 66. Desde que se construyeron las interestatales y la vieja carretera perdió fuelle, la población se redujo drásticamente así como las oportunidades de negocio. Era el lugar adecuado para los negocios discretos como el suyo, aquellos que además bordeaban la legalidad de vez en cuando. Solía desayunar allí al menos tres o cuartro días a la semana, y el viejo y gordo Barney siempre tenía halagos y proposiciones indecentes para la morena, era ya como una sana costumbre. Las caras siempre eran las mismas; Luke el mecánico, Andy el de la gasolinera, Tom el de la tienda de suministros, Bessie la de la tienda de armas...una pequeña comunidad afincada en Crookton, a mitad camino entre Seligman y Williams, las dos únicas ciudades que sí salían en los mapas.
Las gafas de sol la protegían del dolor que inflingían los malditos rayos a esas horas, cuando debería estar durmiendo la resaca del siglo. Encendió un cigarrillo y aspiró una bocanada. Estaba prohibido fumar en los establecimientos segun la ley, pero ¿quien iba a venir a recordárselo? allí todo el mundo lo hacía. Le lanzó el paquete a Luke, que ya había tenido un infarto y no debería fumar, pero fumaba igualmente.
Barney le soltó el plato con huevos y bacon crujiente delante de la cara.
— ¿y ahora me dirás que te traiga café? cada día eres más gruñona.
— Mueve tu culo hacia esa barra y traéme el café. Tú cada día eres más impertinente. Un día de estos te juro que te voy a sacar los dientes con ese bate que tienes colgado ahí.
— pues sal conmigo y verás que pronto se acaban las impertinencias.
— Soy lesbiana.
— y una mierda.
— Vale, no lo soy, pero paso de tí, me gustan más guapos.
— Bah! no sabes lo que te pierdes.
— Pídeselo a Bessie!! a ella sí le gustan preñados como tu!!
Barney masculló algunas maldiciones y el resto de parroquianos estallaron en carcajadas, incluida Bessie, cuyo marido era también de los que habían abusado de las hamburguesas y los donuts. Sonrió entre dientes y mordisqueó el bacon. Al menos no estaba chamuscado, en eso ganaba puntos, sabía preparar buenos desayunos. Cuando llegó el café lo sujetó entre las dos manos y lo olió. No había nada mejor que café después de una larga noche de chupitos.
Sacó el móvil porque le había vibrado y leyó el whatsapp que acababa de recibir.
D < ¿me haces cuatro bocadillos para esta noche? especiales, de los que tu ya sabes como me gustan.>
Elora < ok, sin tomate y sin mayonesa. A las 8 donde siempre.>
La D pertenecía a Donnie "Lucky" Bonanno, un mafioso de la zona que controlaba parte suministro de cocaína y tenía varios locales, entre bares, clubs de strippers y hasta un motel. Acababa de pedirle 4 cajas de 20 botellas cada una de tequila blanco con doble destilación, de unos 60 grados de alcohol. Normalmente el tequila se destilaba a 35-45, estaba regulado así, pero ella solía atender encargos especiales, ya que su negocio era pequeño y familiar. Envasaban botellas para comercializar legalmente a pequeña escala, y el beneficio real se lo llevaban con el menudeo aquí y allá. Cuando se acababa la temporada del agave, la planta que servía de base para la bebida mejicana, destilaban bourbon a base de maíz. Tenían apenas diez barricas de roble de 55 galones, lo cual les daba unas dos mil botellas al año. No estaba mal.
Última edición por Elora Paine el Jue Sep 07, 2017 12:45 pm, editado 6 veces
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 04/04/2016
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Tampoco ella era la nuera que cualquier madre pudiera desear. No sabía cocinar mucho más que macarrones con queso, bebía como un camionero, era malhablada y contestona, tendía a meterse en líos por bocazas y su estilo de vida distaba mucho del de una mujer seria, responsable, aplicada. Pero estaba siendo más honesta con él de lo que Höor lo era con ella. Chasqueó la lengua con cierta decepción marcada en el rostro. Era presa de sus propias palabras, había aceptado ese "sin preguntas y sin complicaciones" y es lo que obtendría. Recompuso el gesto.
"Cuando salga de tu vida no dejaré cicatriz". Era un hecho, tan sólo faltaba saber cuándo. Como todos, se marcharía de su vida. Los abandonos marcaban su hoja de ruta: primero su padre, luego su madre, sus hermanos, su mejor amigo del instituto...todos se marchaban en algun momento y como mucho regresaban por el interés. Apretó los dientes, era una Paine, siempre salían adelante aunque fuera a base de zarpazos y mordiscos. ¿No lo habían hecho siempre?. Le devolvió los besos, pero en el último lo detuvo.
— Tienes un balazo en el hombro, es mejor que descanses.— Se apartó de él y fue a echar otro tronco al fuego saliendo a la boca de la cueva y escrutando un rato el horizonte sin encontrar rastro de luces, sirenas o movimiento alguno. Se frotó las manos mirándoselas, un rato antes habían estado surcadas por venas negras. ¿Podia culpar a la gente por verla como un monstruo? no, no podía. Era rara, era una bruja oscura y la bruja siempre es la mala del cuento.
Así que Höor se preocupaba por ella, no quería que tuviera líos con la mafia, pero se marcharía algun dia y las cosas seguirían igual que siempre. Si él no iba a estar para equilibrar la balanza...¿qué sentido tenía? no era cuestión de pasta, iba más allá de eso. Iba de que en el viejo Oeste las normas no las dictaba la ley, estaban escritas a fuego y sangre sobre el desierto, y una vez decidías quedarte, tenías que jugar a ese juego y aceptar esas reglas.
Estaba cansada, pero no sólo por el duro día, estaba cansada como si el peso de los años le cayese encima en ese momento. Se sentó en el suelo y dibujó un símbolo navajo en la arena con el dedo. Sin darse cuenta estaba dibujando la rueda que simbolizaba el hogar permanente. Su cuerpo estaba anclado a aquel desierto rojo, pero su espíritu quería ser aire, viajar, salir de allí, daba igual dónde. Estaba cansada de que todo siempre fuera igual, de que las cosas nunca cambiasen. Había creído por unos días que Höor podía ser ese viento impulsor del cambio, pero se equivocaba de nuevo. Estaba de paso.
"No soy el tipo de hombre que querrías en tu vida si pudieras elegir". Iba a protestar, a decirle que quién se creía, pues claro que ella podía elegir...pero no tenía fuerzas para batallar contra eso en ese instante. No, no podía elegir, porque tenía muy pocas opciones, no era más que una palurda sureña con mala leche y un poco de magia. Vale, él tampoco era trigo limpio, enhorabuena por eso...¿y qué? era una excusa ladina y pobre, al menos ella sabía que no era la mejor opción que alguien en su sano juicio escogería, pero no esparaba que él estuviera en sus cabales. Ilusa.
"Sí, Elora, todo es una mierda. Y mañana vuelta a lo mismo de siempre. Olvídalo." Arreglarían el lío y cada uno volvería a su vida. ¿No habían quedado así? Le hubiera venido bien una botella de El Sapo para tragarse ese mal trago de decepción.
"Cuando salga de tu vida no dejaré cicatriz". Era un hecho, tan sólo faltaba saber cuándo. Como todos, se marcharía de su vida. Los abandonos marcaban su hoja de ruta: primero su padre, luego su madre, sus hermanos, su mejor amigo del instituto...todos se marchaban en algun momento y como mucho regresaban por el interés. Apretó los dientes, era una Paine, siempre salían adelante aunque fuera a base de zarpazos y mordiscos. ¿No lo habían hecho siempre?. Le devolvió los besos, pero en el último lo detuvo.
— Tienes un balazo en el hombro, es mejor que descanses.— Se apartó de él y fue a echar otro tronco al fuego saliendo a la boca de la cueva y escrutando un rato el horizonte sin encontrar rastro de luces, sirenas o movimiento alguno. Se frotó las manos mirándoselas, un rato antes habían estado surcadas por venas negras. ¿Podia culpar a la gente por verla como un monstruo? no, no podía. Era rara, era una bruja oscura y la bruja siempre es la mala del cuento.
Así que Höor se preocupaba por ella, no quería que tuviera líos con la mafia, pero se marcharía algun dia y las cosas seguirían igual que siempre. Si él no iba a estar para equilibrar la balanza...¿qué sentido tenía? no era cuestión de pasta, iba más allá de eso. Iba de que en el viejo Oeste las normas no las dictaba la ley, estaban escritas a fuego y sangre sobre el desierto, y una vez decidías quedarte, tenías que jugar a ese juego y aceptar esas reglas.
Estaba cansada, pero no sólo por el duro día, estaba cansada como si el peso de los años le cayese encima en ese momento. Se sentó en el suelo y dibujó un símbolo navajo en la arena con el dedo. Sin darse cuenta estaba dibujando la rueda que simbolizaba el hogar permanente. Su cuerpo estaba anclado a aquel desierto rojo, pero su espíritu quería ser aire, viajar, salir de allí, daba igual dónde. Estaba cansada de que todo siempre fuera igual, de que las cosas nunca cambiasen. Había creído por unos días que Höor podía ser ese viento impulsor del cambio, pero se equivocaba de nuevo. Estaba de paso.
"No soy el tipo de hombre que querrías en tu vida si pudieras elegir". Iba a protestar, a decirle que quién se creía, pues claro que ella podía elegir...pero no tenía fuerzas para batallar contra eso en ese instante. No, no podía elegir, porque tenía muy pocas opciones, no era más que una palurda sureña con mala leche y un poco de magia. Vale, él tampoco era trigo limpio, enhorabuena por eso...¿y qué? era una excusa ladina y pobre, al menos ella sabía que no era la mejor opción que alguien en su sano juicio escogería, pero no esparaba que él estuviera en sus cabales. Ilusa.
"Sí, Elora, todo es una mierda. Y mañana vuelta a lo mismo de siempre. Olvídalo." Arreglarían el lío y cada uno volvería a su vida. ¿No habían quedado así? Le hubiera venido bien una botella de El Sapo para tragarse ese mal trago de decepción.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
“Tienes un balazo en el hombro, es mejor que descanses
Alargué la mano para cazarla antes de que se separara de mi cuerpo, pero ella fue mas rápida y se puso en pie acercándose al fuego.
Resoplé enredando mis dedos en el pelo, joder ¿se creía que esto estaba siendo fácil para mi? Si no le contaba la verdad es porque era mi puto trabajo, porque de saberlo ella me acusaría de haberme acostado con ella para infiltrarme en su mundo y no era esa, me gustaba, me gustaba de verdad y me estaba saltando todas las putas normas con ella.
-Elora -susurré negando con la cabeza – vamos ven -le pedí tratando de que recapacitara.
Me di cuenta de que no volvía, sus ojos se perdían en el fuego, posiblemente imaginando que era uno de esos capullos que pasaban por su vida arrasando, que tomaban lo que querían de ella y la dejaban tirada a la primera de cambio.
Apreté los dientes por el dolor poniéndome en pie y me acerqué a ella dejándome caer junto al fuego, enredé su cintura con mi brazo, estaba acuclillada y con el peso de mi cuerpo la arrastré a mi lado.
-Elora no es lo que imaginas -susurré en su oído esperando que se acomodara contra mi pecho mientras frente a nosotros el crepitar de las llamas susurraba – mi padre era un ladrón de guante blanco, no había caja fuerte que se le resistiera, ni plan descabellado que no le saliera bien.
Hacia desaparecer todo aquello que se empeñaba en robar, ya fueran diamantes, joyas, cuadros..hacia desaparecer todo tan bien que un día desapareció él.
Mi madre se dio a la bebida, luego vinieron las drogas y pronto era un despojo humano que no se levantaba de la cama de la caravana.
Cada día un tío distinto, broncas, golpes, crecí en un ambiente no muy distinto a este, uno en el que la ley del mas fuerte imperaba como en el oeste.
Deslicé mis dedos por su brazo, mi boca se perdió en su cuello depositando un reguero de besos.
-Mi madre murió de una sobredosis, aun era un crio peor lo suficientemente mayor como para que ninguna pareja se planteara mi adopción, era rebelde, intransigente y acabé siendo carne de cañón, peleas de bandas y varias casas de acogida hasta que entré en un centro de menores.
Se lo que es una vida difícil, valoró lo que haces, eres una superviviente.
Resoplé pegando mi frente a su hombro mientras cerraba los ojos.
-Me gustaría contarte todo, pero no puedo Elora. Confía en mi ¿quieres?
La atraje por el mentón para por encima de su hombro besar sus labios despacio.
-Eres una bruja ¿no? Pues descubre la ora parte de la historia, tenemos tiempo -aseguré ladeando la sonrisa – no te veo de las que se rinden tan pronto.
Alargué la mano para cazarla antes de que se separara de mi cuerpo, pero ella fue mas rápida y se puso en pie acercándose al fuego.
Resoplé enredando mis dedos en el pelo, joder ¿se creía que esto estaba siendo fácil para mi? Si no le contaba la verdad es porque era mi puto trabajo, porque de saberlo ella me acusaría de haberme acostado con ella para infiltrarme en su mundo y no era esa, me gustaba, me gustaba de verdad y me estaba saltando todas las putas normas con ella.
-Elora -susurré negando con la cabeza – vamos ven -le pedí tratando de que recapacitara.
Me di cuenta de que no volvía, sus ojos se perdían en el fuego, posiblemente imaginando que era uno de esos capullos que pasaban por su vida arrasando, que tomaban lo que querían de ella y la dejaban tirada a la primera de cambio.
Apreté los dientes por el dolor poniéndome en pie y me acerqué a ella dejándome caer junto al fuego, enredé su cintura con mi brazo, estaba acuclillada y con el peso de mi cuerpo la arrastré a mi lado.
-Elora no es lo que imaginas -susurré en su oído esperando que se acomodara contra mi pecho mientras frente a nosotros el crepitar de las llamas susurraba – mi padre era un ladrón de guante blanco, no había caja fuerte que se le resistiera, ni plan descabellado que no le saliera bien.
Hacia desaparecer todo aquello que se empeñaba en robar, ya fueran diamantes, joyas, cuadros..hacia desaparecer todo tan bien que un día desapareció él.
Mi madre se dio a la bebida, luego vinieron las drogas y pronto era un despojo humano que no se levantaba de la cama de la caravana.
Cada día un tío distinto, broncas, golpes, crecí en un ambiente no muy distinto a este, uno en el que la ley del mas fuerte imperaba como en el oeste.
Deslicé mis dedos por su brazo, mi boca se perdió en su cuello depositando un reguero de besos.
-Mi madre murió de una sobredosis, aun era un crio peor lo suficientemente mayor como para que ninguna pareja se planteara mi adopción, era rebelde, intransigente y acabé siendo carne de cañón, peleas de bandas y varias casas de acogida hasta que entré en un centro de menores.
Se lo que es una vida difícil, valoró lo que haces, eres una superviviente.
Resoplé pegando mi frente a su hombro mientras cerraba los ojos.
-Me gustaría contarte todo, pero no puedo Elora. Confía en mi ¿quieres?
La atraje por el mentón para por encima de su hombro besar sus labios despacio.
-Eres una bruja ¿no? Pues descubre la ora parte de la historia, tenemos tiempo -aseguré ladeando la sonrisa – no te veo de las que se rinden tan pronto.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Una infancia difícil. ¿Y quién no la tenía en un lugar como aquel? No quería ser insensible, pero las desgracias de Höor no le sonaban lejanas, ella había tenido las suyas propias. Había visto a su madre largarse porque no soportaba a Leif y sus hijos no eran motivo suficiente para quedarse con ellos. Había visto a su padre descuartizar a una novia que se echó, con tan sólo seis años. Había vivido los rigores de no tener más que un plato en la mesa y ser cuatro. Pero bueno, cada cual lo lleva como puede, y no podía juzgar a nadie por eso. Höor venía de tradición familiar delincuente y se había infiltrado en los turbios negocios de Crookton, seguramente acabaría muerto, o largándose cuando debiera más pasta de la que aceptaría cualquier capo, o se le iría la mano con la caja y lo perseguirían hasta ajustarle las cuentas.
Sin embargo le pedía que confiara en él, que no podía contarle todo. Un salto de fe. Apoyó la cabeza sobre su pecho dejándose caer para atrás y expulsando el aire despacio. ¿Acaso tenía más opciones? era confiar en él o decirle adiós ya. Los adioses dolían, y todavía más cuando no se pronunciaban. Si decidía darle esa oportunidad tenía que hacer crecer sus defensas, no podía ser tan estúpida de colgarse por un tio que se va a marcahr más pronto que tarde.
— Vale...olvídalo, sólo estoy cansada.— cerró los ojos y se acomodó contra él. El balazo debía doler.— mañana buscaré alguna cosa para curar más rápido esa herida.
Los ojos estaban cerrados, pero no estaba dormida, tan sólo pensaba en las cosas que habían sucedido y a su mente acudían momentos que parecían haber ocurrido meses atrás y eran de un par de días. Las risas, la complicidad, las bromas y provocaciones que acababan en revolcones divertidos...hacía tiempo que no sentía esa brisa fresca en su aburrida vida. ¿Y si lo mandara todo a la mierda? ¿y si cogiera una moto, una bici o un autobús con billete sólo de ida a donde fuera? salir de Crookton, empezar de cero en algun sitio...¿por qué no? estaba harta de tirar del carro de aquella especie de familia, ya era hora de que los hombres crecieran y afrontaran sus responsabilidades. California, Texas, Atlanta, Nueva Orleans, Chicago...¿por qué no? podría intentarlo. Para volver a esa cloaca siempre estaba a tiempo. El día que Höor se marchase quizás supusiera un punto de inflexión.
Empezó a amanecer y seguramente se habrían retirado los controles nocturnos. Era hora de regresar, y de alguna forma la decisión que había tomado la hizo recomponer los ánimos. Sí, estaba decidida a poner patas arriba su vida, necesitaba ese cambio porque a peor no podía bajar más. Se desperezó y se puso en pie.
— Hueles a pesebre.— se olió a si misma y puso cara de asco también.— creo que los dos necesitamos una buena ducha y un desayuno.— Negó con la cabeza sonriendo de medio lado.— Ya que vas a acabar muerto en una cuneta más pronto que tarde...¿tregua? creo que deberías saber algo: es mejor que procures no morirte porque puedo hablar con los muertos y atarlos para siempre a esta mierda de sitio...y si me haces la putada de morirte después de la que me estás liando...tu más allá no va a ser agradable..— Rodeó su cuello con las manos besando sus labios despacio, disfrutandolos, dejando atrás la sensación amarga de la noche anterior. Su vida cambiaría, independientemente de lo que hiciera el hijo del ladrón, ella dejaría de anclarse a ese lugar deprimente y trataría de cambiar su rumbo, de empezar a vivir tomando sus propias decisiones. Tanto si el moreno se quedaba como si se iba, como si decidía largarse con él, de una forma u otra, ella iba a empezar a hacer cambios, y el primero sería salir de allí, aunque fuera con una mano delante y otra detrás. Era espabilada, algo conseguiría. Al final del cuento Höor sería el acicate que necesitaba para tomar las riendas de su propio ser, y eso la había animado de forma considerable.— vamos...yo te invito a desayunar si tu pones la salchicha.— estalló en carcajadas, porque no podía estar seria y enfadada cuando estaba de buen humor.
Apenas había tráfico en aquellas carreteras y sólo se cruzaron con el sheriff de Williams, un tipo alto y con bigote llamado Max, al que ya conocía de ir a sacar a Leif del calabozo por peleas de bar. Lo saludó con la mano desde la moto de Höor mientras conducían hasta la destilería. En la caravana la ducha era muy estrecha, pero no le importaba pegarse a Höor mientras el agua resbalaba por sus cuerpos. El alicatado de la pared se le marcó en la espalda, aprisionada entre la montaña de músculos y las baldosas, rodeando con sus piernas la cintura del moreno, aplacando su deseo entre jadeos y vapor caliente, recorriendo con sus dedos la piel humeda y resbaladiza, donde apenas se podía sujetar. Ancló una mano al cristal empañado y la otra en la nuca del poli moviéndose al compás, consumiéndose en ese vaivén que la excitaba como nunca y sintiendo las gotas resbalar por sus labios, labios que lamería una y otra vez jugando con su lengua y la de él, desterrando las dudas y decepciones, dejando que se marchasen por el desagüe. Daba igual lo que pasase con ellos, de una forma u otra estaba decidida a cambiar su vida, y mejor empezar ese cambio disfrutando de las cosas buenas como tener entre las piernas a un hombre guapetón y divertido y un buen desayuno después. Paso a paso, sin pensar más allá del momento, sí, eso es lo que iba a hacer.
Sin embargo le pedía que confiara en él, que no podía contarle todo. Un salto de fe. Apoyó la cabeza sobre su pecho dejándose caer para atrás y expulsando el aire despacio. ¿Acaso tenía más opciones? era confiar en él o decirle adiós ya. Los adioses dolían, y todavía más cuando no se pronunciaban. Si decidía darle esa oportunidad tenía que hacer crecer sus defensas, no podía ser tan estúpida de colgarse por un tio que se va a marcahr más pronto que tarde.
— Vale...olvídalo, sólo estoy cansada.— cerró los ojos y se acomodó contra él. El balazo debía doler.— mañana buscaré alguna cosa para curar más rápido esa herida.
Los ojos estaban cerrados, pero no estaba dormida, tan sólo pensaba en las cosas que habían sucedido y a su mente acudían momentos que parecían haber ocurrido meses atrás y eran de un par de días. Las risas, la complicidad, las bromas y provocaciones que acababan en revolcones divertidos...hacía tiempo que no sentía esa brisa fresca en su aburrida vida. ¿Y si lo mandara todo a la mierda? ¿y si cogiera una moto, una bici o un autobús con billete sólo de ida a donde fuera? salir de Crookton, empezar de cero en algun sitio...¿por qué no? estaba harta de tirar del carro de aquella especie de familia, ya era hora de que los hombres crecieran y afrontaran sus responsabilidades. California, Texas, Atlanta, Nueva Orleans, Chicago...¿por qué no? podría intentarlo. Para volver a esa cloaca siempre estaba a tiempo. El día que Höor se marchase quizás supusiera un punto de inflexión.
Empezó a amanecer y seguramente se habrían retirado los controles nocturnos. Era hora de regresar, y de alguna forma la decisión que había tomado la hizo recomponer los ánimos. Sí, estaba decidida a poner patas arriba su vida, necesitaba ese cambio porque a peor no podía bajar más. Se desperezó y se puso en pie.
— Hueles a pesebre.— se olió a si misma y puso cara de asco también.— creo que los dos necesitamos una buena ducha y un desayuno.— Negó con la cabeza sonriendo de medio lado.— Ya que vas a acabar muerto en una cuneta más pronto que tarde...¿tregua? creo que deberías saber algo: es mejor que procures no morirte porque puedo hablar con los muertos y atarlos para siempre a esta mierda de sitio...y si me haces la putada de morirte después de la que me estás liando...tu más allá no va a ser agradable..— Rodeó su cuello con las manos besando sus labios despacio, disfrutandolos, dejando atrás la sensación amarga de la noche anterior. Su vida cambiaría, independientemente de lo que hiciera el hijo del ladrón, ella dejaría de anclarse a ese lugar deprimente y trataría de cambiar su rumbo, de empezar a vivir tomando sus propias decisiones. Tanto si el moreno se quedaba como si se iba, como si decidía largarse con él, de una forma u otra, ella iba a empezar a hacer cambios, y el primero sería salir de allí, aunque fuera con una mano delante y otra detrás. Era espabilada, algo conseguiría. Al final del cuento Höor sería el acicate que necesitaba para tomar las riendas de su propio ser, y eso la había animado de forma considerable.— vamos...yo te invito a desayunar si tu pones la salchicha.— estalló en carcajadas, porque no podía estar seria y enfadada cuando estaba de buen humor.
Apenas había tráfico en aquellas carreteras y sólo se cruzaron con el sheriff de Williams, un tipo alto y con bigote llamado Max, al que ya conocía de ir a sacar a Leif del calabozo por peleas de bar. Lo saludó con la mano desde la moto de Höor mientras conducían hasta la destilería. En la caravana la ducha era muy estrecha, pero no le importaba pegarse a Höor mientras el agua resbalaba por sus cuerpos. El alicatado de la pared se le marcó en la espalda, aprisionada entre la montaña de músculos y las baldosas, rodeando con sus piernas la cintura del moreno, aplacando su deseo entre jadeos y vapor caliente, recorriendo con sus dedos la piel humeda y resbaladiza, donde apenas se podía sujetar. Ancló una mano al cristal empañado y la otra en la nuca del poli moviéndose al compás, consumiéndose en ese vaivén que la excitaba como nunca y sintiendo las gotas resbalar por sus labios, labios que lamería una y otra vez jugando con su lengua y la de él, desterrando las dudas y decepciones, dejando que se marchasen por el desagüe. Daba igual lo que pasase con ellos, de una forma u otra estaba decidida a cambiar su vida, y mejor empezar ese cambio disfrutando de las cosas buenas como tener entre las piernas a un hombre guapetón y divertido y un buen desayuno después. Paso a paso, sin pensar más allá del momento, sí, eso es lo que iba a hacer.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 04/04/2016
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Las primeras luces del alba entraron por la boca de la gruta, un quejido de desagrado salio de mi labios mientras hundía mi cabeza en su cuello buscando la oscuridad de su pelo, claro que sus dulces palabras me acabaron despertando por completo.
Enarqué una ceja viendo como ahora se olía a si misma.
-A ver, tenemos que practicar...dilo conmigo -ladeé la sonrisa con picarda poniendo su voz mística -Buenos días mi amor ¿has dormido bien? No hay nada mejor que despertar a tu lado, hueles tan bien -hice un gesto con las manos para animarla a repetir mis palabras pero desistí cuando me clavó esa intensa mirada suya, claro que no vino sola, la acompañó de la primera amenaza de la mañana, de seguro no la ultima del día.
Me encogí de hombros cuando aseguró que cuando acabará en una cuneta haría de mi no vida un infierno.
-¿eso es lo que le dices a todos antes del desayuno? Ahora entiendo porque estas sola -bromeé tirando de su cintura para perderme en un húmedo beso que saqueó su boca entre jadeos -menos mal que estas buena y eso lo soluciona todo -apunté mordiendo su inferior.
Rodeó mi cuello con sus brazos, la palabra “tregua” escapó de sus labios mientras mis manos surcaban su piel despacio.
Atrás quedó la noche anterior, de nuevo saltábamos sin paracaídas con fe ciega juntos, quizás porque ella no conocía la verdad, solo una parte, quizás porque yo, aunque la conocía me hacia preguntas que silenciaba porque era mejor para ambos que así fuera.
Elora estaba de buen humor, admito que lo de la salchicha fue ingenioso, me hizo reír distendiendo el ambiente entre nosotros.
-Yo la meto en el bocata, no te preocupes -apunté lazandole un bocado presuntuoso.
No tardamos en llegar a la caravana, el juego de miradas, de impaciencia entre nuestros cuerpos empezó incluso antes de hacerlo, su mano tironeaba de mi camisa, arrugandola entre sus dedos, mi boca buscaba la ajena con lascivia, lamiendo sus labios con deseo.
La ropa formó un reguero de caos a nuestro paso mientras reíamos ansiosos contra la boca del otro.
Sus ojos centelleaban ante mi parda mirada, caricias marcadas en su piel a fuego, su cuerpo se arqueaba con el paso de mis manos.
El agua pronto cobró vida deslizando sus gotas por nuestro cuerpo, no solo la sangre se sumió por el desagüe, si no, nuestros miedos, nuestras preguntas y nuestros silencios.
Los jadeos, los gruñidos y los gemidos se convirtieron en música mientras lamia sus labios luchando a muerte con su lengua en una batalla dentro y fuera de nuestras bocas.
Mi hombría brillante por la punta presa de la excitación que me producía buscó su feminidad mientas la alzaba por las nalgas presionando su centro con ella.
Con un gruñido gutural me abrí paso a través de sus paredes con rudeza. Sus dedos se enganchaban fieros a mis hombros para no separar ni un ápice nuestros cuerpos.
El alicatado de la ducha nuestro improvisado lecho, amortiguaba los golpes de mi cuerpo tenso mientras la empalaba cada vez mas rápido, con mas fuerza.
Su espalda arqueada, me ofrecía sus alzados pechos, mi boca surcó los picos nevados, lamiendo la cumbre, conquistándola despacio.
Cada vez mas fuera de mi, incremente el ritmo, corrieres eléctricas recorrían todos mis músculos endureciéndolos bajo la yema de sus dedos.
Mi virilidad palpitaba la borde del abismo, uno al que Elora me empujó con un movimiento de pelvis que me engulló por completo mientras me miraba fijamente viendo como me corría en su interior entre gruñidos.
Acabamos la ducha como pudimos, besándonos de forma mas calma, recorriendo nuestros cuerpos con el jabón, acariciándonos, bromeando.
-No puedes decir que huelo mal ahora -apuntillé divertido mordiendo su cuello -¿donde vamos esta noche?
Era consciente que tendría que dejarme caer por el local del tiroteo, pero ni de lejos pensaba llevarme a la bruja, así que antes podíamos hacer algo nosotros y después me dejaría ver por allí para descubrir algo mas sobre el plan del robo.
Mi móvil, sonó, si antes lo pienso antes me citan en un antro distinto,no famoso por las mujeres que bailan en pelotas, la parecer el lugar perfecto para cerrar el trato.
Los ojos de Elora se hundieron en los míos al ver como escribía en un papel que le pedí la dirección, yo no era de allí, pero ella si y posiblemente ese sitio no era desconocido para ella.
Colgué atrayendola de la cintura.
-Me voy lo suficientemente saciado como para no necesitar nada mas y volveré lo suficientemente hambriento como para quererlo todo -aseguré buscando sus labios.
Conociéndola ni de lejos esa frase le iba a bastar.
-Si no, siempre puedes torturar mi no vida -bromeé dándole un azote mientras le sonreía.
Enarqué una ceja viendo como ahora se olía a si misma.
-A ver, tenemos que practicar...dilo conmigo -ladeé la sonrisa con picarda poniendo su voz mística -Buenos días mi amor ¿has dormido bien? No hay nada mejor que despertar a tu lado, hueles tan bien -hice un gesto con las manos para animarla a repetir mis palabras pero desistí cuando me clavó esa intensa mirada suya, claro que no vino sola, la acompañó de la primera amenaza de la mañana, de seguro no la ultima del día.
Me encogí de hombros cuando aseguró que cuando acabará en una cuneta haría de mi no vida un infierno.
-¿eso es lo que le dices a todos antes del desayuno? Ahora entiendo porque estas sola -bromeé tirando de su cintura para perderme en un húmedo beso que saqueó su boca entre jadeos -menos mal que estas buena y eso lo soluciona todo -apunté mordiendo su inferior.
Rodeó mi cuello con sus brazos, la palabra “tregua” escapó de sus labios mientras mis manos surcaban su piel despacio.
Atrás quedó la noche anterior, de nuevo saltábamos sin paracaídas con fe ciega juntos, quizás porque ella no conocía la verdad, solo una parte, quizás porque yo, aunque la conocía me hacia preguntas que silenciaba porque era mejor para ambos que así fuera.
Elora estaba de buen humor, admito que lo de la salchicha fue ingenioso, me hizo reír distendiendo el ambiente entre nosotros.
-Yo la meto en el bocata, no te preocupes -apunté lazandole un bocado presuntuoso.
No tardamos en llegar a la caravana, el juego de miradas, de impaciencia entre nuestros cuerpos empezó incluso antes de hacerlo, su mano tironeaba de mi camisa, arrugandola entre sus dedos, mi boca buscaba la ajena con lascivia, lamiendo sus labios con deseo.
La ropa formó un reguero de caos a nuestro paso mientras reíamos ansiosos contra la boca del otro.
Sus ojos centelleaban ante mi parda mirada, caricias marcadas en su piel a fuego, su cuerpo se arqueaba con el paso de mis manos.
El agua pronto cobró vida deslizando sus gotas por nuestro cuerpo, no solo la sangre se sumió por el desagüe, si no, nuestros miedos, nuestras preguntas y nuestros silencios.
Los jadeos, los gruñidos y los gemidos se convirtieron en música mientras lamia sus labios luchando a muerte con su lengua en una batalla dentro y fuera de nuestras bocas.
Mi hombría brillante por la punta presa de la excitación que me producía buscó su feminidad mientas la alzaba por las nalgas presionando su centro con ella.
Con un gruñido gutural me abrí paso a través de sus paredes con rudeza. Sus dedos se enganchaban fieros a mis hombros para no separar ni un ápice nuestros cuerpos.
El alicatado de la ducha nuestro improvisado lecho, amortiguaba los golpes de mi cuerpo tenso mientras la empalaba cada vez mas rápido, con mas fuerza.
Su espalda arqueada, me ofrecía sus alzados pechos, mi boca surcó los picos nevados, lamiendo la cumbre, conquistándola despacio.
Cada vez mas fuera de mi, incremente el ritmo, corrieres eléctricas recorrían todos mis músculos endureciéndolos bajo la yema de sus dedos.
Mi virilidad palpitaba la borde del abismo, uno al que Elora me empujó con un movimiento de pelvis que me engulló por completo mientras me miraba fijamente viendo como me corría en su interior entre gruñidos.
Acabamos la ducha como pudimos, besándonos de forma mas calma, recorriendo nuestros cuerpos con el jabón, acariciándonos, bromeando.
-No puedes decir que huelo mal ahora -apuntillé divertido mordiendo su cuello -¿donde vamos esta noche?
Era consciente que tendría que dejarme caer por el local del tiroteo, pero ni de lejos pensaba llevarme a la bruja, así que antes podíamos hacer algo nosotros y después me dejaría ver por allí para descubrir algo mas sobre el plan del robo.
Mi móvil, sonó, si antes lo pienso antes me citan en un antro distinto,no famoso por las mujeres que bailan en pelotas, la parecer el lugar perfecto para cerrar el trato.
Los ojos de Elora se hundieron en los míos al ver como escribía en un papel que le pedí la dirección, yo no era de allí, pero ella si y posiblemente ese sitio no era desconocido para ella.
Colgué atrayendola de la cintura.
-Me voy lo suficientemente saciado como para no necesitar nada mas y volveré lo suficientemente hambriento como para quererlo todo -aseguré buscando sus labios.
Conociéndola ni de lejos esa frase le iba a bastar.
-Si no, siempre puedes torturar mi no vida -bromeé dándole un azote mientras le sonreía.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
El "49 bullets" era un antro jodido. No era el típico club de carretera con grandes neones, alcohol barato y chicas ligeras de ropa, era un sitio realmente turbio, escondido en las afueras de Prescott la otra ciudad más grande junto a Williams y Flagstaff en el condado de Yavapai, cerca del Gran Cañón, 40.000 habitantes entre los que se encontraban algunos de los más poderosos dueños del cártel mexicano. Allí no entraba ni la policía, era demasiado peligroso y para trincar cuatro kilos de coca ningun agente se jugaba la vida, sabiendo que los alijos de verdad no estaban allí y que nadie les pararía los pies porque tenian algunos jueces comprados, así que...¿para qué?.
Le puso cara de fastidio, no se la quería llevar con él y no lo iba a convencer. Lo que no podría es negarle el libre tránsito por la carretera, así que cuando él se marchase quizás esperaría media hora y saldría rumbo a Prescott, se quedaría fuera, sólo por si las cosas se ponían muy feas.
— Ese sitio es...realmente jodido. ¡¡No es necesario que vayas!! quédate conmigo...hagamos algo, no sé, lo que quieras... es territorio del Mariachi, es mucho peor que Donnie, no vayas por favor.
Tenía que intentarlo, pero sabía que él se iría igualmente. Se levantó de la cama para preparar el desayuno bastante contrariada. Hizo café y tostadas sumida en sus propios pensamientos.
— Si vas... al menos déjame que te dé algo que te protegerá y... si no sé nada de ti cada 3 horas, llamaré a la poli..— se sentó en la minúscula mesita a tomarse la taza humeante y abrió la mano extendida hacia Höor, en ella había una piedrecita azul de las que se pueden encontrar en los jarrones.— Guárdala en el bolsillo, es un amuleto indio.
Era más fácil venderle eso que decirle que esa piedra tenía a dos guardianes espirituales atados, que les ordenaría que lo protegiesen, y que cualquiera que tratase de atentar contra él se encontraría con una serie de infortunios inesperados que lo harían fracasar en el intento. Pellizcó la servilleta de papel varias veces deshaciéndola en pedacitos como si su cerebro estuviera en modo automático, pensando en lo que podía pasar. Se levantó de nuevo y extendió las manos en señal de que ella se retiraba de la partida.
— No soy nadie para pedirte que no lo hagas, no debería haberte dicho nada. Es tu vida, y tú sabrás qué haces con ella yo... voy a hacer la maleta.
Estaba dispuesta a marcharse, no sabía cuándo ni a dónde, pero lo haría, y lo mismo era esa noche que dentro de un mes, cuando sintiera el impulso de hacerlo, quería tener la maleta hecha por si acaso y las cosas medio arregladas. Si Höor iba a ser un recuerdo más, quizás era mejor no esperar a que fuera uno firmado con sangre.
Le puso cara de fastidio, no se la quería llevar con él y no lo iba a convencer. Lo que no podría es negarle el libre tránsito por la carretera, así que cuando él se marchase quizás esperaría media hora y saldría rumbo a Prescott, se quedaría fuera, sólo por si las cosas se ponían muy feas.
— Ese sitio es...realmente jodido. ¡¡No es necesario que vayas!! quédate conmigo...hagamos algo, no sé, lo que quieras... es territorio del Mariachi, es mucho peor que Donnie, no vayas por favor.
Tenía que intentarlo, pero sabía que él se iría igualmente. Se levantó de la cama para preparar el desayuno bastante contrariada. Hizo café y tostadas sumida en sus propios pensamientos.
— Si vas... al menos déjame que te dé algo que te protegerá y... si no sé nada de ti cada 3 horas, llamaré a la poli..— se sentó en la minúscula mesita a tomarse la taza humeante y abrió la mano extendida hacia Höor, en ella había una piedrecita azul de las que se pueden encontrar en los jarrones.— Guárdala en el bolsillo, es un amuleto indio.
Era más fácil venderle eso que decirle que esa piedra tenía a dos guardianes espirituales atados, que les ordenaría que lo protegiesen, y que cualquiera que tratase de atentar contra él se encontraría con una serie de infortunios inesperados que lo harían fracasar en el intento. Pellizcó la servilleta de papel varias veces deshaciéndola en pedacitos como si su cerebro estuviera en modo automático, pensando en lo que podía pasar. Se levantó de nuevo y extendió las manos en señal de que ella se retiraba de la partida.
— No soy nadie para pedirte que no lo hagas, no debería haberte dicho nada. Es tu vida, y tú sabrás qué haces con ella yo... voy a hacer la maleta.
Estaba dispuesta a marcharse, no sabía cuándo ni a dónde, pero lo haría, y lo mismo era esa noche que dentro de un mes, cuando sintiera el impulso de hacerlo, quería tener la maleta hecha por si acaso y las cosas medio arregladas. Si Höor iba a ser un recuerdo más, quizás era mejor no esperar a que fuera uno firmado con sangre.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
El “49 bullets” un antro de mierda donde se movía coca y la policía lo sabia pero no se atrevía a meterse en ese sitio, no si no querían salir con un tiro en la cabeza y sin cuerpo al que sus familias pudieran dar sepultura.
Elora fue clara, no quería que fuera, no suplicó porque sabia que no haría caso, parecía mentira como en tan poco tiempo podía conocerme de ese modo.
Desayunamos entre silencios, una piedra azul fue lo que me entrego, algo que yo me guardé en el bolsillo, no porque creyera en amuletos indios, si no porque creía en ella.
Solo quería que estuviera tranquila, trate de bromear, de estar como siempre con ella, que entendiera que volvería de allí, pero la notaba ausente, pensativa.
Mas si algo me sorprendió es que dijo que pensaba hacer la maleta, por lo visto pretendía largarse.
-Elora dame tiempo -le pedí -te dije que confiaras en mi. No puedo explicarte ahora que me ha traído aquí y porque he de acudir al “49 bullets” pero confía en mi, cuando termine, si estas dispuesta a coger esa maleta..iré contigo ¿que me dices?
Un beso en sus labios fue mi despedida, no necesitaba en ese momento una respuesta y algo me decía que ella no la tenia, no cuando pensaba que no volvería de este turbio asunto en el que me haba metido.
Salí de la destilería con cierto sabor agridulce, quizás porque sabia que no iba a esperarme, si era lista cogería esa maleta y empezaría de cero en cualquier lugar lleno de oportunidades. Conmigo nunca tendría paz, yo volvería a mi vida entre las filas de la policía, sacar la delincuencia de la calle, proteger a gente como mi madre, que no fue capaz de protegerse,sacar la droga de la calle era una de mis metas desde que mi madre murió de sobredosis.
Mi moto arrancó emitiendo un sondo ronco, el humo salio por el tubo de escape mientras me perdía en la carretera rumbo a la dirección fijada.
Me adentré en un antro turbio, tétrico y de luces bajas con un tono rojizo, allí se movía mucha coca, apuestas, peleas y mujeres que se prostituían.
Tomé asiento donde los hombres del “jefe” me dijeron, el tipo rodeado de dos damas de grandes tetas me sirvió un buen vaso de Whisky.
Fue directo al grano, quería robar una caja fuerte, una que se encontraba en la casa de uno de los capos de la droga rival, según él dentro estaba la pasta de uno de los alijos que le pertenecía a él, ademas de mucho mas y quitarle la caja con la pasta implicaba en parte desbancarlo del negocio de drogas en las calles.
La pregunta del millón ¿podrás abrir la caja?
-Si, pero no allí -aseguré observando los mapas de la mansión del capo colombiano, con la seguridad que tenia.
-No allí, estas cajas, necesitan ademas de ser conectadas para ser jaqueadas, la huella dactilar del tipo..requiere tiempo, allí nos acribillarían sus hombres.
Podía ver como el tipo se ponía nervioso ante mi negativa.
-No estoy diciendo que no podamos robarla, solo que hay que echarle ingenio.
-Estoy seguro de que una de tus fulanas puede conseguir la huella de ese tipo, aunque sea en sus nalgas.
La caja...asunto algo mas peliagudo, la única opción es robarla.
La cara de sorpresa del “jefe” resultó estimulante.
-Para obtener grandes botines hay que pensar a lo grande -necesito un conductor mas que sea capaz de arrastrar junto a mi esa caja fuerte por la ruta 99 sin que la pasma, ni los narcos nos pillen.
Podía ver el desconcierto en ese hombre que meditaba mi arriesgado plan.
-Piénsalo, pero te aseguro no hay otro modo -dije sin mas apurando la copa de un trago poniéndome en pie para largarme.
Elora fue clara, no quería que fuera, no suplicó porque sabia que no haría caso, parecía mentira como en tan poco tiempo podía conocerme de ese modo.
Desayunamos entre silencios, una piedra azul fue lo que me entrego, algo que yo me guardé en el bolsillo, no porque creyera en amuletos indios, si no porque creía en ella.
Solo quería que estuviera tranquila, trate de bromear, de estar como siempre con ella, que entendiera que volvería de allí, pero la notaba ausente, pensativa.
Mas si algo me sorprendió es que dijo que pensaba hacer la maleta, por lo visto pretendía largarse.
-Elora dame tiempo -le pedí -te dije que confiaras en mi. No puedo explicarte ahora que me ha traído aquí y porque he de acudir al “49 bullets” pero confía en mi, cuando termine, si estas dispuesta a coger esa maleta..iré contigo ¿que me dices?
Un beso en sus labios fue mi despedida, no necesitaba en ese momento una respuesta y algo me decía que ella no la tenia, no cuando pensaba que no volvería de este turbio asunto en el que me haba metido.
Salí de la destilería con cierto sabor agridulce, quizás porque sabia que no iba a esperarme, si era lista cogería esa maleta y empezaría de cero en cualquier lugar lleno de oportunidades. Conmigo nunca tendría paz, yo volvería a mi vida entre las filas de la policía, sacar la delincuencia de la calle, proteger a gente como mi madre, que no fue capaz de protegerse,sacar la droga de la calle era una de mis metas desde que mi madre murió de sobredosis.
Mi moto arrancó emitiendo un sondo ronco, el humo salio por el tubo de escape mientras me perdía en la carretera rumbo a la dirección fijada.
Me adentré en un antro turbio, tétrico y de luces bajas con un tono rojizo, allí se movía mucha coca, apuestas, peleas y mujeres que se prostituían.
Tomé asiento donde los hombres del “jefe” me dijeron, el tipo rodeado de dos damas de grandes tetas me sirvió un buen vaso de Whisky.
Fue directo al grano, quería robar una caja fuerte, una que se encontraba en la casa de uno de los capos de la droga rival, según él dentro estaba la pasta de uno de los alijos que le pertenecía a él, ademas de mucho mas y quitarle la caja con la pasta implicaba en parte desbancarlo del negocio de drogas en las calles.
La pregunta del millón ¿podrás abrir la caja?
-Si, pero no allí -aseguré observando los mapas de la mansión del capo colombiano, con la seguridad que tenia.
-No allí, estas cajas, necesitan ademas de ser conectadas para ser jaqueadas, la huella dactilar del tipo..requiere tiempo, allí nos acribillarían sus hombres.
Podía ver como el tipo se ponía nervioso ante mi negativa.
-No estoy diciendo que no podamos robarla, solo que hay que echarle ingenio.
-Estoy seguro de que una de tus fulanas puede conseguir la huella de ese tipo, aunque sea en sus nalgas.
La caja...asunto algo mas peliagudo, la única opción es robarla.
La cara de sorpresa del “jefe” resultó estimulante.
-Para obtener grandes botines hay que pensar a lo grande -necesito un conductor mas que sea capaz de arrastrar junto a mi esa caja fuerte por la ruta 99 sin que la pasma, ni los narcos nos pillen.
Podía ver el desconcierto en ese hombre que meditaba mi arriesgado plan.
-Piénsalo, pero te aseguro no hay otro modo -dije sin mas apurando la copa de un trago poniéndome en pie para largarme.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Hizo la maleta, colocó su ropa, su grimorio y un par de libros más y algunas cosas podrían serle útiles como antibióticos, analgésicos y un poco de peyote para entrar en trance espiritual. La dejó de nuevo sobre el armario, la tendría a mano por si las moscas, pero Höor le había pedido tiempo. ¿Tiempor para qué? estaba metido en algo y no quería contárselo, pero le dijo que cuando acabase se iría con ella si así lo deseaba. ¿Y a dónde irían? ni idea. Pero sería lejos, sería como escapar de aquella cárcel de vida. Eso le dio un poco de esperanza, ¿por qué no? se le veía espabilado, si eran dos empezando de cero sería más fácil, conseguir dinero, compartir aunque fuera un pequeño apartamento... Nah. Demasiado bonito. A las brujas malas nunca les iba bien en el cuento.
Le mandó un mensaje al móvil, como le había dicho, si no sabía nada de él llamaría a la poli.
< cómo va la noche? vienes ya? he puesto tequila en el congelador.>
Colocó una botella de El Sapo junto a las cubiteras, no se podía congelar por su graduación y salió de la caravana en busca de unas hamburguesas de Barney's, se las llevaría a casa y cuando Höor llegase podrían cenar algo aunque fuera de madrugada, sus horarios estaban cambiados últimamente, vivía más de noche que de día. Entró en el café y Barney le sirvió una taza poniéndole un trozo de tarta de manzana que iba a tirar porque cerraría en un rato. Charlaron un rato, porque esos días no se dejaba caer demasiado por allí. Miró un artículo de un periódico, hablaba de la renovación del Downtown Flea, el mercadillo de Los Ángeles donde se vendía ropa retro, música de los 60 y 70 y se podían encontrar todo tipo de baratijas y antigüedades curiosas.
— Estaría bien tener una tienda aquí.
— en ese nido de hippies? desde cuando eres una hippie?
— desde que me apesta este pueblo, o sea... de toda la vida.
— ¿y qué venderías? tequila?
— ¿Por qué no? no sé, cualquier cosa.
— Claro, sobre todo por tu don de gentes.
— Ah... vete a la mierda Barney.
— ¿lo ves? don de gentes, preciosa. Con esas malas pulgas no te querrán en LA. Aquí ya te conocemos y no eres peor que Bessie, Luke o Tom.
— ya... no sé. Creo que este no es mi sitio. Bah, es igual, ¿me das esas hamburguesas o me tendré que hacer vieja esperando?
El dueño del Dinner le dio el pedido en bolsas de papel, lo pagó y salió a la calle con el periódico enrollado bajo el brazo. Iba a volver a la destilería, sólo estaba a unas pocas calles, cuando algo la golpeó en la cabeza, se le cayó todo lo que llevaba en la manos al suelo y todo se hizo negro.
A Höor le llegó un mensaje al móvil desde el propio número de Elora. Una foto valía más que mil palabras, tenían a la bruja en algún sitio amordazada, tumbada e inconsciente por un golpe que sangraba en la sien.
< haz bien tu trabajo y volverás a verla.>
Le mandó un mensaje al móvil, como le había dicho, si no sabía nada de él llamaría a la poli.
< cómo va la noche? vienes ya? he puesto tequila en el congelador.>
Colocó una botella de El Sapo junto a las cubiteras, no se podía congelar por su graduación y salió de la caravana en busca de unas hamburguesas de Barney's, se las llevaría a casa y cuando Höor llegase podrían cenar algo aunque fuera de madrugada, sus horarios estaban cambiados últimamente, vivía más de noche que de día. Entró en el café y Barney le sirvió una taza poniéndole un trozo de tarta de manzana que iba a tirar porque cerraría en un rato. Charlaron un rato, porque esos días no se dejaba caer demasiado por allí. Miró un artículo de un periódico, hablaba de la renovación del Downtown Flea, el mercadillo de Los Ángeles donde se vendía ropa retro, música de los 60 y 70 y se podían encontrar todo tipo de baratijas y antigüedades curiosas.
— Estaría bien tener una tienda aquí.
— en ese nido de hippies? desde cuando eres una hippie?
— desde que me apesta este pueblo, o sea... de toda la vida.
— ¿y qué venderías? tequila?
— ¿Por qué no? no sé, cualquier cosa.
— Claro, sobre todo por tu don de gentes.
— Ah... vete a la mierda Barney.
— ¿lo ves? don de gentes, preciosa. Con esas malas pulgas no te querrán en LA. Aquí ya te conocemos y no eres peor que Bessie, Luke o Tom.
— ya... no sé. Creo que este no es mi sitio. Bah, es igual, ¿me das esas hamburguesas o me tendré que hacer vieja esperando?
El dueño del Dinner le dio el pedido en bolsas de papel, lo pagó y salió a la calle con el periódico enrollado bajo el brazo. Iba a volver a la destilería, sólo estaba a unas pocas calles, cuando algo la golpeó en la cabeza, se le cayó todo lo que llevaba en la manos al suelo y todo se hizo negro.
A Höor le llegó un mensaje al móvil desde el propio número de Elora. Una foto valía más que mil palabras, tenían a la bruja en algún sitio amordazada, tumbada e inconsciente por un golpe que sangraba en la sien.
< haz bien tu trabajo y volverás a verla.>
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Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Rugí cuando el mensaje llegó a mi móvil, apreté los dientes alzándome con violencia.
Una de mis manos aferró la pechera del “jefe” mientras le metía el cañón de mi nueve milímetros en la parte baje de la mandíbula.
7 pistolas apuntaron mi cabeza mientras este les pedía calma a sus hombres sin borrar esa sonrisa socarrona de su maldita cara.
-Te juro hijo de puta que si le haces algo, si sufre el menor daño te mataré -rugí dándole un empujón y soltándolo mientras llevaba mi mano al rostro intentando mantener la calma antes de alzar las manso para que no me dispararan.
El jefe se puso en pie, un papel impactó contra mi pecho, la dirección donde tenia que dejarle la puta caja fuerte, como le hiciera le daba igual, peor allí me devolvería a Elora.
Preso de la rabia y la frustración me puse en marcha, no podía contar con la policía, nunca me permitirían robar la caja fuerte, pero sabia que de no hacerlo, la matarían.
Tenia que mentir a mi equipo, de no hacerlo intervendrían y Elora correría un peligro que no estaba dispuesto a asumir.
Dejé escapar el aire tomando el móvil, hacia mucho que no hablaba con el hijo de mi tío, mi primo, pero...en esta ocasión lo necesitaba, a él y a su maldito equipo de delincuentes a los que había tratado de enchironar mas de una vez.
No dudaron en acudir, supongo que porque durante toda mi existencia jamas les había pedido ayuda de ningún tipo, la desesperación traspasó el teléfono.
Quedamos en el bar de Barni donde la conocí.
-Aun te acuerdas de conducir primo -me dijo Hati echándome el brazo por encima -recuerdo que no lo hacías nada mal cuando me perseguías para meterme en la trena.
-Bueno, aflojaba el acelerador justo cuando iba a darte caza para darte unos segundos de ventaja -dije de forma engreída mientras el grupo se reía.
El ambiente era distendido, unas jarras y nos pusimos a trabajar en el golpe.
Elora era muy importante para mi, no me había dado cuenta de cuanto hasta que vi esa maldita foto en el móvil.
El plan estaba claro, los coches los habían traído ellos, ahora solo teníamos que ponerlo en marcha, de salir bien, recuperaríamos a Elora y llevaríamos a la policía y a los otros traficantes hasta allí.
Pasamos la semana ultimando el plan, las calles que recorreríamos, todo lo necesario para llevarlo a cabo sin olvidar el menor detalle.
Llegado el día, subimos en los coches y nos echamos a la callé, fue uno tipo tanque el que abrió el boquete en el bando donde la mafia de los narcos tenia la caja fuerte.
Nuestros coches entraron tras el enganchando con dos ganchos el acero de la caja fuerte y quemando rueda tiramos de esta hasta que fue arrancada de la pared.
Las calles se convirtieron en nuestras aliadas, los narcos y las sirenas de policía el mundano sonido que como música retumbaba en mis oídos.
Mi primo y yo nos concentrábamos en mantener la caja en movimiento como si fuéramos unos trileros.
Con la caja solo colgando de mi coche, el resto se largaron de aquella escena mientras yo la hacia rodar hasta el punto donde había quedado con "el jefe" si era hombre de palabra me la entregarían.
salí del coche apuntando con la pistola, la caja colgaba ligeramente del hilo, la pendiente bien podría arrastrarla al vacío de un puente que la llevaría directa al fondo del rio.
-Soltadla -ordené y remolcaré la caja hasta que este segura para vosotros, yo no quiero la pasta, solo a ella.
Una de mis manos aferró la pechera del “jefe” mientras le metía el cañón de mi nueve milímetros en la parte baje de la mandíbula.
7 pistolas apuntaron mi cabeza mientras este les pedía calma a sus hombres sin borrar esa sonrisa socarrona de su maldita cara.
-Te juro hijo de puta que si le haces algo, si sufre el menor daño te mataré -rugí dándole un empujón y soltándolo mientras llevaba mi mano al rostro intentando mantener la calma antes de alzar las manso para que no me dispararan.
El jefe se puso en pie, un papel impactó contra mi pecho, la dirección donde tenia que dejarle la puta caja fuerte, como le hiciera le daba igual, peor allí me devolvería a Elora.
Preso de la rabia y la frustración me puse en marcha, no podía contar con la policía, nunca me permitirían robar la caja fuerte, pero sabia que de no hacerlo, la matarían.
Tenia que mentir a mi equipo, de no hacerlo intervendrían y Elora correría un peligro que no estaba dispuesto a asumir.
Dejé escapar el aire tomando el móvil, hacia mucho que no hablaba con el hijo de mi tío, mi primo, pero...en esta ocasión lo necesitaba, a él y a su maldito equipo de delincuentes a los que había tratado de enchironar mas de una vez.
No dudaron en acudir, supongo que porque durante toda mi existencia jamas les había pedido ayuda de ningún tipo, la desesperación traspasó el teléfono.
Quedamos en el bar de Barni donde la conocí.
-Aun te acuerdas de conducir primo -me dijo Hati echándome el brazo por encima -recuerdo que no lo hacías nada mal cuando me perseguías para meterme en la trena.
-Bueno, aflojaba el acelerador justo cuando iba a darte caza para darte unos segundos de ventaja -dije de forma engreída mientras el grupo se reía.
El ambiente era distendido, unas jarras y nos pusimos a trabajar en el golpe.
Elora era muy importante para mi, no me había dado cuenta de cuanto hasta que vi esa maldita foto en el móvil.
El plan estaba claro, los coches los habían traído ellos, ahora solo teníamos que ponerlo en marcha, de salir bien, recuperaríamos a Elora y llevaríamos a la policía y a los otros traficantes hasta allí.
Pasamos la semana ultimando el plan, las calles que recorreríamos, todo lo necesario para llevarlo a cabo sin olvidar el menor detalle.
Llegado el día, subimos en los coches y nos echamos a la callé, fue uno tipo tanque el que abrió el boquete en el bando donde la mafia de los narcos tenia la caja fuerte.
Nuestros coches entraron tras el enganchando con dos ganchos el acero de la caja fuerte y quemando rueda tiramos de esta hasta que fue arrancada de la pared.
Las calles se convirtieron en nuestras aliadas, los narcos y las sirenas de policía el mundano sonido que como música retumbaba en mis oídos.
Mi primo y yo nos concentrábamos en mantener la caja en movimiento como si fuéramos unos trileros.
Con la caja solo colgando de mi coche, el resto se largaron de aquella escena mientras yo la hacia rodar hasta el punto donde había quedado con "el jefe" si era hombre de palabra me la entregarían.
salí del coche apuntando con la pistola, la caja colgaba ligeramente del hilo, la pendiente bien podría arrastrarla al vacío de un puente que la llevaría directa al fondo del rio.
-Soltadla -ordené y remolcaré la caja hasta que este segura para vosotros, yo no quiero la pasta, solo a ella.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Los narcos rodearon la caja pertrechados con subfusiles Uzi, cualquiera les llevaba la contraria con esas armas. El jefe salió de un Chevrolet todoterreno de lunas tintadas y le lanzó a Höor un GPS con las coordenadas de donde tenían a la bruja. Desengancharon el cable de su coche y lo dejaron marchar.
El búnker lo tenían en mitad del desierto de Navajo de Arizona, a media hora de Page y la presa de Kayenta. Era una instalación que parecía un viejo hangar de avionetas, cuando Höor llegó el lugar estaba desierto, no había movimiento alguno, un par de todoterrenos fuera y algunas marcas de sangre en el suelo. En el interior de la nave parecía haber sucedido una batalla campal, varios cuerpos desmembrados yacían en el suelo junto a los walkies que parpadeaban bajos de batería. Sobre unas cajas tiradas por el suelo habían platos de comida, termos y alguna botella, era como si esos hombres hubieran estado viviendo allí para cuidar de la rehén, pero ahora sólo quedaba sangre y muerte y trozos de miembros por el suelo. Las moscas ya se estaban dando el festín y el zumbido anunciaba la descomposición de la carne.
En la pared había una puerta de almacén refrigerador, estanca, gruesa, pero seguramente sin el frío de la nevera ya que no parecía haber electricidad en aquel sitio, sólo la de un generador para las radios y los móviles. Sobre la puerta, marcas de sangre de manos que habían intentado abrirla o cerrarla...quién sabe, y los trozos de dedos que faltaban, esparcidos alrededor. El espectáculo era dantesco. La puerta se podía abrir dándole fuerte al candado, estaba algo herrumbroso y cayó sin problemas al suelo cuando el poli le arreó con la culata de su revólver.
El interior estaba oscuro, pero se podía adivinar una figura en pie, en una esquina, de cara a la pared. Elora tenía las manos apoyadas sobre la mugrienta superficie, su pelo oscuro estaba enredado y apelmazado, iba descalza y la camiseta estaba llena de manchas y de sangre reseca. Los codos estaban pelados pero no parecía tener heridas graves. Estaba inmóvil, pero sus labios murmuraban silenciosamente algun tipo de letanía, perdida en algún tipo de trance. Cuando Höor se acercó la bruja giró la cabeza clavando en él dos ojos más negros que la noche, los ojos de un demonio surgido del abismo. La masacre del exterior la habían producido los muertos invocados por ella, quizás no fuera a salir de allí y moriría de asfixia o hambre, pero moriría matando, moriría dejando a su paso la marca del poder oscuro que corría por sus venas. Los muertos no se contuvieron un ápice, su voracidad, su ira y su instinto asesino hicieron que aquellos guardas acabasen descuartizados y desparramados por todo el hangar.
El búnker lo tenían en mitad del desierto de Navajo de Arizona, a media hora de Page y la presa de Kayenta. Era una instalación que parecía un viejo hangar de avionetas, cuando Höor llegó el lugar estaba desierto, no había movimiento alguno, un par de todoterrenos fuera y algunas marcas de sangre en el suelo. En el interior de la nave parecía haber sucedido una batalla campal, varios cuerpos desmembrados yacían en el suelo junto a los walkies que parpadeaban bajos de batería. Sobre unas cajas tiradas por el suelo habían platos de comida, termos y alguna botella, era como si esos hombres hubieran estado viviendo allí para cuidar de la rehén, pero ahora sólo quedaba sangre y muerte y trozos de miembros por el suelo. Las moscas ya se estaban dando el festín y el zumbido anunciaba la descomposición de la carne.
En la pared había una puerta de almacén refrigerador, estanca, gruesa, pero seguramente sin el frío de la nevera ya que no parecía haber electricidad en aquel sitio, sólo la de un generador para las radios y los móviles. Sobre la puerta, marcas de sangre de manos que habían intentado abrirla o cerrarla...quién sabe, y los trozos de dedos que faltaban, esparcidos alrededor. El espectáculo era dantesco. La puerta se podía abrir dándole fuerte al candado, estaba algo herrumbroso y cayó sin problemas al suelo cuando el poli le arreó con la culata de su revólver.
El interior estaba oscuro, pero se podía adivinar una figura en pie, en una esquina, de cara a la pared. Elora tenía las manos apoyadas sobre la mugrienta superficie, su pelo oscuro estaba enredado y apelmazado, iba descalza y la camiseta estaba llena de manchas y de sangre reseca. Los codos estaban pelados pero no parecía tener heridas graves. Estaba inmóvil, pero sus labios murmuraban silenciosamente algun tipo de letanía, perdida en algún tipo de trance. Cuando Höor se acercó la bruja giró la cabeza clavando en él dos ojos más negros que la noche, los ojos de un demonio surgido del abismo. La masacre del exterior la habían producido los muertos invocados por ella, quizás no fuera a salir de allí y moriría de asfixia o hambre, pero moriría matando, moriría dejando a su paso la marca del poder oscuro que corría por sus venas. Los muertos no se contuvieron un ápice, su voracidad, su ira y su instinto asesino hicieron que aquellos guardas acabasen descuartizados y desparramados por todo el hangar.
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Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Derrapé rueda rumbo a la dirección que me dieron aquellos tipos.
Ellos tenían lo que querían, la pasta y yo también, a Elora.
Atajé las calles a toda velocidad, como si la vida me fuera en ello, cuando llegué mi mirada se perdió en el caos de un lugar desértico plagado de Caos.
Con la mágnum en la mano avancé apartando las moscas que alrededor de los cadáveres putrefactos se arremolinaban.
El olor era nauseabundo, tanto que tuve que llevar mi antebrazo para cubrir mis fosas nasales tal y como me acercaba al almacén donde de seguro tendrían que tener custodiada a la rehén.
Golpeé con la culata el candado hasta que este cedió y de una patada abrí la puerta apuntando con mi 9mm hacia el interior.
Nadie excepto una figura de ojos negros, pelo enmarañado y manos ensangrentadas apoyadas en una pared me encontré allí dentro.
-Elora -la llamé alzando las manos para que se tranquilizara mientras paso a paso iba acortando las distancias -ha pasado todo, estamos bien -aseguré alcanzándola.
Mi mano tanteó su cintura, la sangre bañaba todo el lugar, de un tirón la orillé contra mi piel, mis labios surcaron su cuello dejando por este un reguero de besos, cerré los ojos, estaba bien, juro que ahora mismo eso era lo único que me importaba.
Tomé su rostro entre mis manos pidiéndole que me mirara.
-¿estas bien? -pregunté -perdóname, siento lo que vas a oír ahora mismo.
Tomé el móvil y llamé sin aflojar mi agarre a su cintura a mi superior poniéndole al corriente de lo que había sucedido.
Los gritos de este se oían al otro lado del teléfono asegurándome que me inhabilitaría, que ya podía ir pensando en dejar mi placa eran furibundos.
-La caja fuerte tiene un localizador, me he encargado de ponerlo cuando la soltaba para que se la llevaran, seguir la caja y daréis con la banda -dije antes de colgar.
La mirada de Elora se clavó en la mía, ahora atando cabos, entendiendo posiblemente muchas de las cosas que le había dicho.
-Soy policía, vine a este barrio de mala muerte para acabar con las bandas, las drogas, la delincuencia y siento si te he arrastrado conmigo, siento haberte metido en esto.
Debí haberme alejado de ti mucho antes, pero..en fin, creo me he quedado sin trabajo, así que ¿donde vamos? -bromeé intentando salir indemne.
Entendería a la perfección que me mandara a la mierda, a fin de cuentas ¿por que confiar en un madero que la había utilizado para infiltrarse en una banda?
Sin embargo no la solté, de verdad quería hacer las cosas bien con ella, conocerla, ahora la pelota estaba en su tejado y yo dispuesto a asumir las consecuencias.
Ellos tenían lo que querían, la pasta y yo también, a Elora.
Atajé las calles a toda velocidad, como si la vida me fuera en ello, cuando llegué mi mirada se perdió en el caos de un lugar desértico plagado de Caos.
Con la mágnum en la mano avancé apartando las moscas que alrededor de los cadáveres putrefactos se arremolinaban.
El olor era nauseabundo, tanto que tuve que llevar mi antebrazo para cubrir mis fosas nasales tal y como me acercaba al almacén donde de seguro tendrían que tener custodiada a la rehén.
Golpeé con la culata el candado hasta que este cedió y de una patada abrí la puerta apuntando con mi 9mm hacia el interior.
Nadie excepto una figura de ojos negros, pelo enmarañado y manos ensangrentadas apoyadas en una pared me encontré allí dentro.
-Elora -la llamé alzando las manos para que se tranquilizara mientras paso a paso iba acortando las distancias -ha pasado todo, estamos bien -aseguré alcanzándola.
Mi mano tanteó su cintura, la sangre bañaba todo el lugar, de un tirón la orillé contra mi piel, mis labios surcaron su cuello dejando por este un reguero de besos, cerré los ojos, estaba bien, juro que ahora mismo eso era lo único que me importaba.
Tomé su rostro entre mis manos pidiéndole que me mirara.
-¿estas bien? -pregunté -perdóname, siento lo que vas a oír ahora mismo.
Tomé el móvil y llamé sin aflojar mi agarre a su cintura a mi superior poniéndole al corriente de lo que había sucedido.
Los gritos de este se oían al otro lado del teléfono asegurándome que me inhabilitaría, que ya podía ir pensando en dejar mi placa eran furibundos.
-La caja fuerte tiene un localizador, me he encargado de ponerlo cuando la soltaba para que se la llevaran, seguir la caja y daréis con la banda -dije antes de colgar.
La mirada de Elora se clavó en la mía, ahora atando cabos, entendiendo posiblemente muchas de las cosas que le había dicho.
-Soy policía, vine a este barrio de mala muerte para acabar con las bandas, las drogas, la delincuencia y siento si te he arrastrado conmigo, siento haberte metido en esto.
Debí haberme alejado de ti mucho antes, pero..en fin, creo me he quedado sin trabajo, así que ¿donde vamos? -bromeé intentando salir indemne.
Entendería a la perfección que me mandara a la mierda, a fin de cuentas ¿por que confiar en un madero que la había utilizado para infiltrarse en una banda?
Sin embargo no la solté, de verdad quería hacer las cosas bien con ella, conocerla, ahora la pelota estaba en su tejado y yo dispuesto a asumir las consecuencias.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
La bruja estaba poseída por la oscuridad que formaba parte de su alma y al principio no reconoció a Höor, los entes se arremolinaron a su alrededor mientras ella decidia si matarlo o no, pero el policía se acercó a ella hablándole en un tono de voz conocido, agradable, que parecía despertar de nuevo a la Elora que todavía respiraba entre tanta niebla.
Se acercó y la abrazó dejando un camino de besos en su cuello que estremecieron al demonio haciendo que cayese de nuevo a su oscuro pozo y ella recobrase el control de su persona.
— ... ¿Höor...?— balbuceó débilmente. Habían sido dos semanas terribles de caos, oscuridad y golpes. Los primeros guardias cayeron en seguida, desde entonces la mantenían drogada y se llevaba algun que otro puñetazo cuando se revolvía. No contaban con el ingenio de la bruja, de nuevo subestimaron el poder oscuro que la caracterizaba. Una de las veces que recobró el conocimiento se hizo la dormida y cuando se encontró con las facultades suficientes sólo tuvo que invocar a los entes que la protegerían de las inyecciones de anestesia hasta recobrarse del todo y conjurar la muerte fuera de aquella vieja cámara frigorífica. Pero lamentablemente los espíritus no tenían fuerza suficiente para abrir la cerradura y no lo había tenido en cuenta a la hora de matar a los guardias, que le podrían haber servido para ello si no fuera porque los habían desmembrado.
Escuchó la conversación por teléfono y luego su confesión. Así que poli. Se había infiltrado para cazar al Mariachi y la había usado para llegar hasta él. Genial, era una forma estupenda de empezar algo. Se agarró fuerte a él, después de esas semanas en las que creía que moriría dentro de aquel congelador en el puto desierto sin que nadie se acordase de ella...no quería tentar a la suerte, Höor era real y estaba allí. Y al parecer la había cagado y mucho, ya no podría volver a ser poli.
— Tengo ganas de gritarte y romperte una botella de tequila en la cabeza... pero ya que tu jefe te ha dado la patada en el culo supongo que tendrás vacaciones y que podrás pedirme una cita como dios manda. Me la debes. Y nada de hamburguesas de Barney...vámonos a Los Ángeles...tengo la maleta hecha.
Sonrió débilmente por el cansancio. ¿Qué más daba ahora lo que había sido? ese congelador había marcado un antes y un después en su vida; ese era el día que rompería con todo, con Crookton, con los negocios sucios y el menudeo y empezaría a ser la Elora que quería ser, la que no renunciaba a su magia ni a su vida.
— te besaría pero...Dioses!!necesitas una ducha. Yo he estado secuestrada, descuartizando gente y rodeada de cadáveres...¿cuál es tu excusa?.— El humor negro de la bruja no se perdía ni en una situación así, pero es que estaba muy aliviada de verlo, de que todo hubiera acabado, y ya le daba igual las demás cosas que pasaban a segundo plano. Estaban vivos. Estaban juntos. Era el día de reinventarse y empezar una página en blanco.
Se acercó y la abrazó dejando un camino de besos en su cuello que estremecieron al demonio haciendo que cayese de nuevo a su oscuro pozo y ella recobrase el control de su persona.
— ... ¿Höor...?— balbuceó débilmente. Habían sido dos semanas terribles de caos, oscuridad y golpes. Los primeros guardias cayeron en seguida, desde entonces la mantenían drogada y se llevaba algun que otro puñetazo cuando se revolvía. No contaban con el ingenio de la bruja, de nuevo subestimaron el poder oscuro que la caracterizaba. Una de las veces que recobró el conocimiento se hizo la dormida y cuando se encontró con las facultades suficientes sólo tuvo que invocar a los entes que la protegerían de las inyecciones de anestesia hasta recobrarse del todo y conjurar la muerte fuera de aquella vieja cámara frigorífica. Pero lamentablemente los espíritus no tenían fuerza suficiente para abrir la cerradura y no lo había tenido en cuenta a la hora de matar a los guardias, que le podrían haber servido para ello si no fuera porque los habían desmembrado.
Escuchó la conversación por teléfono y luego su confesión. Así que poli. Se había infiltrado para cazar al Mariachi y la había usado para llegar hasta él. Genial, era una forma estupenda de empezar algo. Se agarró fuerte a él, después de esas semanas en las que creía que moriría dentro de aquel congelador en el puto desierto sin que nadie se acordase de ella...no quería tentar a la suerte, Höor era real y estaba allí. Y al parecer la había cagado y mucho, ya no podría volver a ser poli.
— Tengo ganas de gritarte y romperte una botella de tequila en la cabeza... pero ya que tu jefe te ha dado la patada en el culo supongo que tendrás vacaciones y que podrás pedirme una cita como dios manda. Me la debes. Y nada de hamburguesas de Barney...vámonos a Los Ángeles...tengo la maleta hecha.
Sonrió débilmente por el cansancio. ¿Qué más daba ahora lo que había sido? ese congelador había marcado un antes y un después en su vida; ese era el día que rompería con todo, con Crookton, con los negocios sucios y el menudeo y empezaría a ser la Elora que quería ser, la que no renunciaba a su magia ni a su vida.
— te besaría pero...Dioses!!necesitas una ducha. Yo he estado secuestrada, descuartizando gente y rodeada de cadáveres...¿cuál es tu excusa?.— El humor negro de la bruja no se perdía ni en una situación así, pero es que estaba muy aliviada de verlo, de que todo hubiera acabado, y ya le daba igual las demás cosas que pasaban a segundo plano. Estaban vivos. Estaban juntos. Era el día de reinventarse y empezar una página en blanco.
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Por la ruta 66 llegamos al Boulevard Santa Monica sobre mi Harley y una mierda de maleta donde aparte de los útiles de Elora, mio no había nada.
De allí nos largamos hacia la palya de Malibu. Tenia algo de pasta ahorrada, así que no tendríamos problema en empezar una nueva vida juntos, al menos podríamos estar un par de meses tranquilos, aunque debíamos encontrar curro mientras se solucionaba lo mio con asuntos internos.
Arrastré a la bruja por la playa con una picara sonrisa mientras mis ojos se iban a las nalgas de algunas de esas mujeres que con unos pantalones que dejaban medio cachete fuera no dejaban nada la imaginación.
Paseaban con los patines meneando sus largas melenas rubias con unos tops que hacían rebotar sus tetas operadas.
Un capón me devolvió a la realidad y me hizo reír su ceño fruncido mientras mis labios la buscaban.
-Te compraré un top de esos, lo acabo de decidir -dije llevándome un manotazo mientras me relamía -creo que me va a gustar esto -añadí muerto de la risa.
Llegamos frente la casa que íbamos a alquilar, no era gran cosa pero hasta que empezáramos a tener ingresos es lo que había.
Tras echarle un ojo por dentro acordamos un alquiler económico por la casa de madera que se convertiría de momento en nuestro hogar.
Lo bueno es que estaba a pie de playa, ademas me dejaban unas tablas de surf.
Mis ojos buscaron los de la bruja, ella notó que me gustaba y aunque creo ella era algo mas urbanistas finalmente cedió tirando de mi pelo para enredarnos en un beso caído.
Después de lo que habíamos pasado un poco de tranquilidad no nos iría nada mal.
Pagué el alquiler del mes, así como otro mes por adelantado como fianza y el hombre nos dio las llaves.
Nos comentó que tenia una furgoneta vieja, que su hijo hacia surf y que ahora que se había marchado a vivir a otra parte, la tenia parada en la parte de atrás, que si la conseguíamos poner en marcha podría servirnos para movernos por allí y que las llaves estaban dentro de la cabaña en un pequeño cajetin con forma de casa colgadas.
La verdad es que el hombre se portó bien al vernos una pareja joven, que apenas tenia nada.
De allí nos largamos hacia la palya de Malibu. Tenia algo de pasta ahorrada, así que no tendríamos problema en empezar una nueva vida juntos, al menos podríamos estar un par de meses tranquilos, aunque debíamos encontrar curro mientras se solucionaba lo mio con asuntos internos.
Arrastré a la bruja por la playa con una picara sonrisa mientras mis ojos se iban a las nalgas de algunas de esas mujeres que con unos pantalones que dejaban medio cachete fuera no dejaban nada la imaginación.
Paseaban con los patines meneando sus largas melenas rubias con unos tops que hacían rebotar sus tetas operadas.
Un capón me devolvió a la realidad y me hizo reír su ceño fruncido mientras mis labios la buscaban.
-Te compraré un top de esos, lo acabo de decidir -dije llevándome un manotazo mientras me relamía -creo que me va a gustar esto -añadí muerto de la risa.
Llegamos frente la casa que íbamos a alquilar, no era gran cosa pero hasta que empezáramos a tener ingresos es lo que había.
Tras echarle un ojo por dentro acordamos un alquiler económico por la casa de madera que se convertiría de momento en nuestro hogar.
Lo bueno es que estaba a pie de playa, ademas me dejaban unas tablas de surf.
Mis ojos buscaron los de la bruja, ella notó que me gustaba y aunque creo ella era algo mas urbanistas finalmente cedió tirando de mi pelo para enredarnos en un beso caído.
Después de lo que habíamos pasado un poco de tranquilidad no nos iría nada mal.
Pagué el alquiler del mes, así como otro mes por adelantado como fianza y el hombre nos dio las llaves.
Nos comentó que tenia una furgoneta vieja, que su hijo hacia surf y que ahora que se había marchado a vivir a otra parte, la tenia parada en la parte de atrás, que si la conseguíamos poner en marcha podría servirnos para movernos por allí y que las llaves estaban dentro de la cabaña en un pequeño cajetin con forma de casa colgadas.
La verdad es que el hombre se portó bien al vernos una pareja joven, que apenas tenia nada.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
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Nueva vida, nueva ciudad, una maleta y la carretera por delante. Los Ángeles, ciudad de oportunidades donde las hubiera. Vivir frente al mar en una casita de madera...todo un sueño cumplido. Estaba harta del desierto, del sol abrasador que te freía hasta el cerebro y de la gente pueblerina que siempre tenía algo opinar de ti. La cabaña no era ninguna maravilla pero la caravana tampoco es que fuera el hotel Ritz, así que se apañaban perfectamente. No sabía hacer surf, pero como había unas tablas aprendería a ratos. Encontró trabajo en seguida en una tienda esotérica del downtown, buscaban una dependienta y Elora conocía a la perfección muchas de las cosas que allí se vendían, además de ejercer como medium.
En su nevera siempre habían zumos de piña y coco para hacer unos margaritas, que degustaban viendo las puestas de sol sobre el océano y se podría decir que esos meses sirvieron de renovación y relax.
Esa tarde regresó con unas bolsas del súper y encontró a Höor limpiando una vieja barbacoa que había encontrado en el trastero.
— Qué bien!! eso nos va a venir genial porque he traido...¡tachán!.— sacó unas brochetas de pollo y unas mazorcas de maíz. Seguía sin saber cocinar mucho más que macarrones con queso, pero se estaba aficionando a probar cosas distintas, todo lo traía el ambiente.— ¿Qué tal el día? no te lo vas a creer!!.— sacó unas cervezas frías y las destapó pasándole una a Höor.— ¿Sabes quién ha venido a la tienda? Dwayne Johnson...sí!! The Rock!! es un tio inmenso!! pues resulta que su padre murió hace dos años y quería saber si le podría averiguar la combinación de una caja fuerte que dejó sin que nadie supiera la contraseña. El viejo ha querido hablar conmigo y ha querido que se lo dijera, así que se ha ido super contento y adivina...— Agitó dos tickets delante de la cara del moreno.— ¡Tenemos entradas gratis para la premiere de su última peli!
Estaba feliz, las cosas iban bien, se apañaban y de vez en cuando podían disfrutar de esas pequeñas cosas de la vida que hacían que todo fuera más fácil. Con su tendencia a meterse en líos, estaba segura de que no sería todo así, por lo que disfrutaba día a dia.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Elora llegó especialmente feliz, ciertamente las cosas nos iban bien, nos divertíamos, la imagen de los anocheceres y de los amaneceres bebiendo margaritas o cervezas era idílica desde la casa de madera. Hacíamos el amor sobre una toalla en la arena y ciertamente creo que no recuerdo unos meses mejores que estos.
Pero...del mismo modo mi mente inquieta estaba en mil cosas, asuntos internos seguía investigando el incidente y que mi padre fuera un reconocido y fichado ladrón de bancos no ayudaba en demasía a limpiar mi nombre, lo que me tenia en estos ultimo días mas furibundo de lo normal.
El dinero se agotaba y aunque Elora se había puesto a trabajar en una tienda esotérica, con eso no se cubrían todos los gastos, necesitábamos mas dinero y yo estaba suspendido de trabajo y sueldo hasta que todo se aclarara.
En un principio pensé que seria cosa de un par de meses, pero al parecer iba para largo pues no les encajaba como yo solo podía haber pertrechado el robo, ciertamente en eso no se equivocaban.
Había testigos que implicaban a otro miembros, con los que me pedían que delatara a estos y yo como no lo hacia... pues seguía siendo investigado. Joder, eran mi familia.
Daba igual que hubiera devuelto lo robado, daba igual que gracias a mi trabajo hubieran cogido a la maldita banda, ahora solo importaba seguir mordiendo a la presa a ver que le sacaban.
Creo que pensaban que conocía la ubicación de mi padre, malditos cabrones, de conocerla, yo mismo iría a pegarle una paliza.
Tomé la cerveza algo ausente, dándole un par de tragos rápidos mientras seguía limpiando la barbacoa que podríamos usar para cocinar lo que Elora había comprado en el supermercado, mientras escachaba su historia.
Alcé la cabeza cuando hablo de caja fuerte, pero de inmediato traté de alejar esa idea descabellada de mi mente, si no quería acabar en chirona o fugado como mi padre, mas me valía estar quieto y apechugar con las malas decisiones que había cometido hasta el momento.
Claro que por otra parte me jodía tener que darle una vida de mierda como esta a la mujer de la que estaba enamorado, de seguir así nos quedaríamos sin pasta y al final ella tendría que acabar haciendo cosas como las de antes, cosas fuera de la ley y eso no iba a permitirlo, yo le prometí una vida mejor y se la daría, me costara lo que me costara, lo haría.
Me acerqué a ella con una media sonrisa y besé sus labios despacio, me relamí dando un nuevo trago.
-Te he dicho lo preciosa que estas en bikini bruja.
Intentaría buscar algo de trabajo como guardaespaldas, pagaban bien y aunque era arriesgado siempre era mejor mantenerme dentro de la ley que dar un palo, aunque con lo segundo me garantizaba una cuantiosa suma en poco tiempo y con ella una vida para mi y la bruja.
Pero...del mismo modo mi mente inquieta estaba en mil cosas, asuntos internos seguía investigando el incidente y que mi padre fuera un reconocido y fichado ladrón de bancos no ayudaba en demasía a limpiar mi nombre, lo que me tenia en estos ultimo días mas furibundo de lo normal.
El dinero se agotaba y aunque Elora se había puesto a trabajar en una tienda esotérica, con eso no se cubrían todos los gastos, necesitábamos mas dinero y yo estaba suspendido de trabajo y sueldo hasta que todo se aclarara.
En un principio pensé que seria cosa de un par de meses, pero al parecer iba para largo pues no les encajaba como yo solo podía haber pertrechado el robo, ciertamente en eso no se equivocaban.
Había testigos que implicaban a otro miembros, con los que me pedían que delatara a estos y yo como no lo hacia... pues seguía siendo investigado. Joder, eran mi familia.
Daba igual que hubiera devuelto lo robado, daba igual que gracias a mi trabajo hubieran cogido a la maldita banda, ahora solo importaba seguir mordiendo a la presa a ver que le sacaban.
Creo que pensaban que conocía la ubicación de mi padre, malditos cabrones, de conocerla, yo mismo iría a pegarle una paliza.
Tomé la cerveza algo ausente, dándole un par de tragos rápidos mientras seguía limpiando la barbacoa que podríamos usar para cocinar lo que Elora había comprado en el supermercado, mientras escachaba su historia.
Alcé la cabeza cuando hablo de caja fuerte, pero de inmediato traté de alejar esa idea descabellada de mi mente, si no quería acabar en chirona o fugado como mi padre, mas me valía estar quieto y apechugar con las malas decisiones que había cometido hasta el momento.
Claro que por otra parte me jodía tener que darle una vida de mierda como esta a la mujer de la que estaba enamorado, de seguir así nos quedaríamos sin pasta y al final ella tendría que acabar haciendo cosas como las de antes, cosas fuera de la ley y eso no iba a permitirlo, yo le prometí una vida mejor y se la daría, me costara lo que me costara, lo haría.
Me acerqué a ella con una media sonrisa y besé sus labios despacio, me relamí dando un nuevo trago.
-Te he dicho lo preciosa que estas en bikini bruja.
Intentaría buscar algo de trabajo como guardaespaldas, pagaban bien y aunque era arriesgado siempre era mejor mantenerme dentro de la ley que dar un palo, aunque con lo segundo me garantizaba una cuantiosa suma en poco tiempo y con ella una vida para mi y la bruja.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
— Me da que a ti te gusto más sin bikini ni nada de ropa.— Sacó una bolsa de patatas y puso música en la radio meneándose feliz por la casa, recogiendo unos pantalones que estaban sobre la cama y poniendolos en el armario.— Mañana planazo!! al cine como los ricachones de Hollywood. Oye!! ahora que lo pienso...The Rock quedó muy contento con el asuntillo ese de hablar con su padre y no le cobré más por ser famoso. Podría preguntarle si le hace falta alguien de seguridad...aunque ya ves, con lo inmenso que es el bicho no necesita que lo protejan. Lo mismo te contrata y te dan un traje negro, unas gafas de sol y un pinganillo...woooo.— se acercó a Hoor tirando de la cinturiulla del pantalón pegándolo a ella.— Qué sexy!! y todas las fans locas diciendo ¿quien es el guardaespaldas ese? está muy bueno...jajajajaja. Las mataré. A todas.— le hizo una mueca divertida y le puso un patata en la boca mientras seguía doblando la ropa. Hasta que se hicieran brasas tardarían un rato.
La miseria había sido el estado natural de la bruja, asi que no le importaba que Höor no fuera rico ni vivir en una cabaña como los hippies, con estar bien y ser libre de poder hacer lo que le viniese en gana y no responder de las deudas de nadie, ya estaba feliz. Llamó a su padre un dia y le dijo que tendría que hacerse responsable de la destilería, que ella ya no iba a estar allí para sacarle las castañas. A Leif no le hizo ninguna gracia, pero entendió que aquello no era vida para su hija y que necesitaba cambiar de aires.
— ¿Nos damos un baño? venga, que te hago un masaje en los hombros dentro del agua.— Le lanzó el bañador y se puso un bikini, era lo bueno de vivir frente al mar, que se podían bañar a todas horas en aquella playa inmensa de arena blanca y muy poco transitada. La gente iba a Santa Monica y a Venice Beach a lucir palmito y hacer el postureo de rigor, pero aquella playa era de peor calidad y estaba más a las afueras, perfecta para los surferos y los amantes del mar salvaje. Se metieron en el agua, que estaba algo fría porque el Pacífico no era un océano cálido precisamente y después de mojarse y nadar un poco se enganchó del moreno por detrás como si fuera una mochila, con los pies cruzados delante de su cintura masajeándole los hombros.— ¿qué te preocupa? noto tu aura como un nubarrón de otoño.
La miseria había sido el estado natural de la bruja, asi que no le importaba que Höor no fuera rico ni vivir en una cabaña como los hippies, con estar bien y ser libre de poder hacer lo que le viniese en gana y no responder de las deudas de nadie, ya estaba feliz. Llamó a su padre un dia y le dijo que tendría que hacerse responsable de la destilería, que ella ya no iba a estar allí para sacarle las castañas. A Leif no le hizo ninguna gracia, pero entendió que aquello no era vida para su hija y que necesitaba cambiar de aires.
— ¿Nos damos un baño? venga, que te hago un masaje en los hombros dentro del agua.— Le lanzó el bañador y se puso un bikini, era lo bueno de vivir frente al mar, que se podían bañar a todas horas en aquella playa inmensa de arena blanca y muy poco transitada. La gente iba a Santa Monica y a Venice Beach a lucir palmito y hacer el postureo de rigor, pero aquella playa era de peor calidad y estaba más a las afueras, perfecta para los surferos y los amantes del mar salvaje. Se metieron en el agua, que estaba algo fría porque el Pacífico no era un océano cálido precisamente y después de mojarse y nadar un poco se enganchó del moreno por detrás como si fuera una mochila, con los pies cruzados delante de su cintura masajeándole los hombros.— ¿qué te preocupa? noto tu aura como un nubarrón de otoño.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Atrapé el bañador al vuelo mientras me reía y abría los ojos poniendo cara de pervertido al ver como iba quitándose la ropa para ponerse el bikini.
Ella negaba por mi impaciencia al ver como el camal se me enredaba con las botas que aun no me había quitado y casi me iba de bruces sobre la arena.
Corrimos hacia el agua mientras las brasas terminaban de ponerse al rojo vivo, ella miraba hacia atrás en su carrera mientras yo le iba ganando terreno encontrándonos finalmente en el agua que se hizo espuma por nuestra carrera.
Me lancé placandola y ambos nos sumergimos riéndonos, besándonos y mirándonos. Cuando estaba con ella me olvidaba de la mierda de mi trabajo.
Besé sus labios, pero la bruja se me escapó, siempre me hacia lo mismo ,ese juego del gato y el rotan que tanto me excitaba pues pese a que estábamos juntos no siempre me daba lo que quería en le instante que se lo pedía y eso me volvía loco de ganas por tenerla.
Subió de un salto a caballito enredando sus piernas en mi cintura y masajeando mis hombros despacio, sus preguntas retumbaron sutiles en mi oído.
-Esto de estar con un hechicera que lee auras es una mierda, no puedo tener secretos -bromeé alzando la mirada para chocar con sus pardos.
Un pico mi premio de consolación para animarme a contarle mis desgracias.
Dejé escapar el aire de forma pesada antes de relamerme moviendo el cuello ligeramente por como incrustaba en mi piel sus dedos aliviandome la tensión.
-Sigue asuntos internos estudiando mi expediente, la cosa se esta alargando mas de lo que me gustaría...tendré que buscar trabajo Elora, con lo tuyo no da para pagar las facturas.
No quería preocuparla así que el resumen fue muy escueto, pero lo arreglé con una picara sonrisa y tirando de su cintura la baje enredándola ahora en mi cuerpo pero de frente.
Mi boca buscó la ajena, sabia a mar y a incienso. Mi nariz acarició la suya mientras mi lengua lamia sus labios con lascivia.
La respiración de ambos se fundió húmeda frente a la ínfima distancia que nos separaba.
Sus brazos colgaban de mi cuello mientras nos mirábamos cómplices, frente contra frente.
-No tienes que preocuparte por nada -susurré ladeando la sonrisa -¿como ves ahora mi aura bruja? -pregunté arrastrando las palabras mientras mi hombría alzada y endurecida presionaba su centro respondiendo por si misma.
Ella negaba por mi impaciencia al ver como el camal se me enredaba con las botas que aun no me había quitado y casi me iba de bruces sobre la arena.
Corrimos hacia el agua mientras las brasas terminaban de ponerse al rojo vivo, ella miraba hacia atrás en su carrera mientras yo le iba ganando terreno encontrándonos finalmente en el agua que se hizo espuma por nuestra carrera.
Me lancé placandola y ambos nos sumergimos riéndonos, besándonos y mirándonos. Cuando estaba con ella me olvidaba de la mierda de mi trabajo.
Besé sus labios, pero la bruja se me escapó, siempre me hacia lo mismo ,ese juego del gato y el rotan que tanto me excitaba pues pese a que estábamos juntos no siempre me daba lo que quería en le instante que se lo pedía y eso me volvía loco de ganas por tenerla.
Subió de un salto a caballito enredando sus piernas en mi cintura y masajeando mis hombros despacio, sus preguntas retumbaron sutiles en mi oído.
-Esto de estar con un hechicera que lee auras es una mierda, no puedo tener secretos -bromeé alzando la mirada para chocar con sus pardos.
Un pico mi premio de consolación para animarme a contarle mis desgracias.
Dejé escapar el aire de forma pesada antes de relamerme moviendo el cuello ligeramente por como incrustaba en mi piel sus dedos aliviandome la tensión.
-Sigue asuntos internos estudiando mi expediente, la cosa se esta alargando mas de lo que me gustaría...tendré que buscar trabajo Elora, con lo tuyo no da para pagar las facturas.
No quería preocuparla así que el resumen fue muy escueto, pero lo arreglé con una picara sonrisa y tirando de su cintura la baje enredándola ahora en mi cuerpo pero de frente.
Mi boca buscó la ajena, sabia a mar y a incienso. Mi nariz acarició la suya mientras mi lengua lamia sus labios con lascivia.
La respiración de ambos se fundió húmeda frente a la ínfima distancia que nos separaba.
Sus brazos colgaban de mi cuello mientras nos mirábamos cómplices, frente contra frente.
-No tienes que preocuparte por nada -susurré ladeando la sonrisa -¿como ves ahora mi aura bruja? -pregunté arrastrando las palabras mientras mi hombría alzada y endurecida presionaba su centro respondiendo por si misma.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
—Me parece increible estar hablando de preocupaciones de gente normal, como las facturas, después de todo...—le resultaba hasta cómico, era un cambio de vida agradable el no tener que preocuparse por eludir a la policía, por tener contentos a los mafiosos para evitar ajustes de cuentas etc.— Saldremos de esta, todo irá bien.
Se cambió de lugar y pasó al frente con las piernas abrazadas a su cintura, en el agua no pesaba nada y estaban de lo más cómodos así. Se besaron durante unos instantes degustando el sabor a sal en los labios del otro y vio cómo se relajaba visiblemente y su cuerpo reaccionaba con el mástil en alto.
— ohm... tu aura ahora está juguetona.— se mordió el labio inferior y bajó una mano para liberar al kraken de su bañador y colarlo entre las escuetas telas de su bikini. Estaban dentro del agua y esa playa no estaba muy transitada asi que le daba absolutamente igual que alguien los viera tan pegaditos y moviéndose juntos. Era excitante hacerlo en el agua sin el peso de la gravedad, sólo los dos unidos y atrapados en su interior. Jadeó contra sus labios degustándolos al ritmo que marcaba su movimiento, explorando con su lengua cada rincón de la del moreno y pegándose contra él tanto que ya más no podía hacerlo, como si quisiera fundir también la piel con la piel. Seguramente luego quisieran más, pero ese asalto antes de cenar le había hecho redondo el día. Jadeó con cada embestida hasta alcanzar el clímax que no fue explosivo sino que creció de menos a más y fue prolongado en el tiempo. Estaban descubriendo muchas cosas nuevas estando juntos y todas ellas tenían su encanto.
Si, definitivamente esa vida nueva le gustaba. Se quedó abrazada a él un rato dejándose mecer por las olas hasta que le dio frio, y decidieron salir. Las brasas de la barbacoa estaban listas y esa cena se le antojaba un verdadero manjar, acompañado de unas cervezas. Cuando la luna alcanzó el cielo se retiraron al interior de la cabaña donde la cama les servía de sofá y con una vieja tele puesta se quedaron dormidos, la bruja acariciando el pelo oscuro de Höor que estaba sobre su regazo y éste murmurando alguna sandez sobre sus muslos.
Madrugó para irse al trabajo y aproximadamente a la hora de comer le mandó un mensaje a Hoor al móvil: ~ven a la tienda ahora, date prisa, tienes que hablar con alguien sobre un trabajo~
Cuando Höor llegó se encontró con Elora conversando en la trastienda con un tipo que era poca cosa y llevaba gafas. Estaban sentados en una mesa, la habitación era un poco de risa con telas de damasco rojas y decoración de brujería.
— Oh, aquí estás, gracias por darte prisa. Quiero que conozcas a J.J Abrams el director de las dos ultimas peliculas de Star Wars. He utilizado mi don para ayudarle en un asuntillo familiar y como me dijo que me pagaría lo que quisiera pensé que mejor que una cantidad de dinero, sería que te diera un trabajo.
El hombre le estrechó la mano al poli y lo miró de arriba a abajo.
— Me ha dicho Elora que eres policía, así que estás entrenado. Me vendría bien otro especialista, en breve empezamos el rodaje de las escenas de batallas y necesito hombres que sepas disparar, correr y caerse por el suelo. Llevarás armadura y no se te verá la cara pero está bien pagado. ¿Qué me dices?
—Oh! qué divertido, ser especialista de cine!! ¿no vais a rodar una película de brujas? conmigo os ahorrarías los efectos especiales jajajajaja.— El productor y director se rió con ella y negó con la cabeza.
— por el momento no, pero no lo descartes. Tienes un don increible, no me lo creía mucho cuando me lo dijo Dwayne Johnson, pero es totalmente cierto. Te recomendaré a más gente, deberías establecerte por tu cuenta, esto es un cuchitril.
Se cambió de lugar y pasó al frente con las piernas abrazadas a su cintura, en el agua no pesaba nada y estaban de lo más cómodos así. Se besaron durante unos instantes degustando el sabor a sal en los labios del otro y vio cómo se relajaba visiblemente y su cuerpo reaccionaba con el mástil en alto.
— ohm... tu aura ahora está juguetona.— se mordió el labio inferior y bajó una mano para liberar al kraken de su bañador y colarlo entre las escuetas telas de su bikini. Estaban dentro del agua y esa playa no estaba muy transitada asi que le daba absolutamente igual que alguien los viera tan pegaditos y moviéndose juntos. Era excitante hacerlo en el agua sin el peso de la gravedad, sólo los dos unidos y atrapados en su interior. Jadeó contra sus labios degustándolos al ritmo que marcaba su movimiento, explorando con su lengua cada rincón de la del moreno y pegándose contra él tanto que ya más no podía hacerlo, como si quisiera fundir también la piel con la piel. Seguramente luego quisieran más, pero ese asalto antes de cenar le había hecho redondo el día. Jadeó con cada embestida hasta alcanzar el clímax que no fue explosivo sino que creció de menos a más y fue prolongado en el tiempo. Estaban descubriendo muchas cosas nuevas estando juntos y todas ellas tenían su encanto.
Si, definitivamente esa vida nueva le gustaba. Se quedó abrazada a él un rato dejándose mecer por las olas hasta que le dio frio, y decidieron salir. Las brasas de la barbacoa estaban listas y esa cena se le antojaba un verdadero manjar, acompañado de unas cervezas. Cuando la luna alcanzó el cielo se retiraron al interior de la cabaña donde la cama les servía de sofá y con una vieja tele puesta se quedaron dormidos, la bruja acariciando el pelo oscuro de Höor que estaba sobre su regazo y éste murmurando alguna sandez sobre sus muslos.
Madrugó para irse al trabajo y aproximadamente a la hora de comer le mandó un mensaje a Hoor al móvil: ~ven a la tienda ahora, date prisa, tienes que hablar con alguien sobre un trabajo~
Cuando Höor llegó se encontró con Elora conversando en la trastienda con un tipo que era poca cosa y llevaba gafas. Estaban sentados en una mesa, la habitación era un poco de risa con telas de damasco rojas y decoración de brujería.
— Oh, aquí estás, gracias por darte prisa. Quiero que conozcas a J.J Abrams el director de las dos ultimas peliculas de Star Wars. He utilizado mi don para ayudarle en un asuntillo familiar y como me dijo que me pagaría lo que quisiera pensé que mejor que una cantidad de dinero, sería que te diera un trabajo.
El hombre le estrechó la mano al poli y lo miró de arriba a abajo.
— Me ha dicho Elora que eres policía, así que estás entrenado. Me vendría bien otro especialista, en breve empezamos el rodaje de las escenas de batallas y necesito hombres que sepas disparar, correr y caerse por el suelo. Llevarás armadura y no se te verá la cara pero está bien pagado. ¿Qué me dices?
—Oh! qué divertido, ser especialista de cine!! ¿no vais a rodar una película de brujas? conmigo os ahorrarías los efectos especiales jajajajaja.— El productor y director se rió con ella y negó con la cabeza.
— por el momento no, pero no lo descartes. Tienes un don increible, no me lo creía mucho cuando me lo dijo Dwayne Johnson, pero es totalmente cierto. Te recomendaré a más gente, deberías establecerte por tu cuenta, esto es un cuchitril.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Recibí un mensaje de la bruja en el móvil, no fue muy conciso, así que me preocupé.
Estaba arreglando la culata de la moto, así como asegurándome de que el tubo de escape hacia bien su función cuando me llego, la tenia medio desmontada, con las manos llenas de grasa.
La monté con rapidez, salir con la furgoneta era una locura, pues se calentaba en exceso y podía dejarnos tirados en la cuneta en cualquier momento.
Atravesé las calles a toda velocidad y me quité el casco abriendo de golpe la puerta con la respiración errática.
-¡Elora! -grité al no verla en el mostrador, corrí hacia dentro llevándome la Mano a la pipa que llevaba en la cinturilla del pantalón.
Pensé que podían haber dado con nosotros los narcos y que ella podría estar en peligro.
Dejé escapar el aire aliviado AL verla en la trastienda con un hombre que ladeó la sonrisa al verme entrar con tanto ímpetu.
-Perdón, creía que había pasado algo -me excusé limpiando mi mano llena de grasa en mi camiseta antes de estrecharla al tipo.
Mis labios impactaron con los de la bruja, ladeé la sonrisa contra ellos.
-A la próxima princesa, dime que va todo bien y que no es necesario que queme rueda para venir -apunté divertido.
Sus dedos limpiaron mi rostro manchado de negro mientras me miraba y me contaba que me había recomendado para un trabajo de especialista.
Miré al hombre que me confirmó la noticia, sin duda estaba entrenado y podría hacer bien ese papel, así que quedamos para el día siguiente, me presentaría al actor y empezaríamos con las escenas peligrosas que tendría que interpretar en su nombre.
Agradecí la oportunidad y el hombre se marchó creo que complacido por ambas partes.
Alcé a la bruja de la cintura dándole una vuelta en el aire mientras ella se reía.
La baje enredando el pelo de su nuca en un puño y la acerqué contra mis labios manchandola de grasa cuando nuestros cuerpos se pegaron.
-Yo creo que podríamos interpretar una película, se ahorrarían la pasta en efectos especiales de la bruja y al especialista del policía -le dije mordiendo sus labios -necesitamos un baño -susurré arrastrando las palabras.
La noche la pasamos con unas cuantas cervezas frías, algo de carne asada, frente a una lumbre con el mar de testigo plagandonos de bromas y caricias.
Elora me arrastró a la cama, no solo porque perdernos entre las sabanas era un hecho que se repetía cada noche, el deseo entre ambos era patente en cada mirada y nuestros cuerpos se buscaban ansiosos cada vez que se encontraban, ademas esa noche decía que tenia que acostarme pronto porque al día siguiente madrugaba.
Acabamos dormidos, ella sobre mi cuerpo mientras yo acariciaba sus nalgas y bromeaba sobre ese culo redondo y bien puesto que me volvía loco por completo.
A la mañana siguiente me desperté para ir al trabajo, dejé preparado el café y me comí la tostada saliendo por la puerta pues llegaba tarde.
En el estudio el hombre me acogió de forma profesional, me presentó a las maquilladoras, los de vestuario, así como a los actores de la película, se creó pronto un buen rollo entre todos.
El rodaje salió bastante bien, se me daba bien meterme en líos y también simular que estaba en ellos, así que lo bordé y al caer la noche varios actores y actrices de reparto decidieron ir a tomar algo a una fiesta que decían haber montado.
Mandé un mensaje a la bruja para que no me esperara despierta, y un “te quiero bruja”
Estaba arreglando la culata de la moto, así como asegurándome de que el tubo de escape hacia bien su función cuando me llego, la tenia medio desmontada, con las manos llenas de grasa.
La monté con rapidez, salir con la furgoneta era una locura, pues se calentaba en exceso y podía dejarnos tirados en la cuneta en cualquier momento.
Atravesé las calles a toda velocidad y me quité el casco abriendo de golpe la puerta con la respiración errática.
-¡Elora! -grité al no verla en el mostrador, corrí hacia dentro llevándome la Mano a la pipa que llevaba en la cinturilla del pantalón.
Pensé que podían haber dado con nosotros los narcos y que ella podría estar en peligro.
Dejé escapar el aire aliviado AL verla en la trastienda con un hombre que ladeó la sonrisa al verme entrar con tanto ímpetu.
-Perdón, creía que había pasado algo -me excusé limpiando mi mano llena de grasa en mi camiseta antes de estrecharla al tipo.
Mis labios impactaron con los de la bruja, ladeé la sonrisa contra ellos.
-A la próxima princesa, dime que va todo bien y que no es necesario que queme rueda para venir -apunté divertido.
Sus dedos limpiaron mi rostro manchado de negro mientras me miraba y me contaba que me había recomendado para un trabajo de especialista.
Miré al hombre que me confirmó la noticia, sin duda estaba entrenado y podría hacer bien ese papel, así que quedamos para el día siguiente, me presentaría al actor y empezaríamos con las escenas peligrosas que tendría que interpretar en su nombre.
Agradecí la oportunidad y el hombre se marchó creo que complacido por ambas partes.
Alcé a la bruja de la cintura dándole una vuelta en el aire mientras ella se reía.
La baje enredando el pelo de su nuca en un puño y la acerqué contra mis labios manchandola de grasa cuando nuestros cuerpos se pegaron.
-Yo creo que podríamos interpretar una película, se ahorrarían la pasta en efectos especiales de la bruja y al especialista del policía -le dije mordiendo sus labios -necesitamos un baño -susurré arrastrando las palabras.
La noche la pasamos con unas cuantas cervezas frías, algo de carne asada, frente a una lumbre con el mar de testigo plagandonos de bromas y caricias.
Elora me arrastró a la cama, no solo porque perdernos entre las sabanas era un hecho que se repetía cada noche, el deseo entre ambos era patente en cada mirada y nuestros cuerpos se buscaban ansiosos cada vez que se encontraban, ademas esa noche decía que tenia que acostarme pronto porque al día siguiente madrugaba.
Acabamos dormidos, ella sobre mi cuerpo mientras yo acariciaba sus nalgas y bromeaba sobre ese culo redondo y bien puesto que me volvía loco por completo.
A la mañana siguiente me desperté para ir al trabajo, dejé preparado el café y me comí la tostada saliendo por la puerta pues llegaba tarde.
En el estudio el hombre me acogió de forma profesional, me presentó a las maquilladoras, los de vestuario, así como a los actores de la película, se creó pronto un buen rollo entre todos.
El rodaje salió bastante bien, se me daba bien meterme en líos y también simular que estaba en ellos, así que lo bordé y al caer la noche varios actores y actrices de reparto decidieron ir a tomar algo a una fiesta que decían haber montado.
Mandé un mensaje a la bruja para que no me esperara despierta, y un “te quiero bruja”
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
"No me esperes despierto, te quiero bruja." ¿Y ya? ¿Con eso debía quedarse? ¿qué estaba pasando? ¿Ya se había metido en líos otra vez? no podía creerlo. Pensaba que había dejado atrás, en el desierto de Arizona, ese gusto por meterse en trifulcas, problemas y movidas. Pensaba que había quedado claro entre los dos que las mentiras no eran buenas consejeras, que era mejor hacer un buen equipo que ir cada uno a la suya. Pero al parecer Höor no lo había entendido así y regresaba a los viejos vicios.
Conjuró a los entes de muy mala leche, éstos hicieron una búsqueda y media hora más tarde le revelaron que el moreno estaba en una fiesta en Beverly Hills. Sintió que se la llevaban los demonios. Pidió un taxi y quionce mintos después se plantaba en esa fiesta con un vestido corto, prieto, de lunares y zapatos de tacón. Si esas frescas se pensaban que podían levantarle el maromo, iban dadas.
El ambiente era animado, la gente del cine sabía pasarlo bien. La pararon en la puerta y le pidieron el nombre, no estaba en la lista, evidentemente, pero la bruja llamó por teléfono al director que ni siquiera estaba allí, para que le dijera a su gorila si podía pasar o no. Podía escuchar la bronca que le estaba echando al pobre hombre, sonrió y cuando colgó le dijo un "gracias" y pasó al interior de la villa. Desde luego en Hollywood se vivía bien, una casa de diseño enorme, un jardín con dos piscinas, barbacoa hawaina, un Dj pinchando, dos barras libres...y toda esa marabunta de tías buenas, la mayoría con silicona y morros postizos, rubias, bronceadas y de piernas más largas que un día sin pan. Ella en cambio era bajita, morena, corriente, del montón. Al menos en apariencia. Pero le daba igual no ser el centro de atención para esas arpías, le bastaba con serlo para Höor. Hablando del poli ¿dónde coño estaba? como estuviera arriba con alguna... lo iba a castrar. Cazó una copa de algo verde con una sombrillita y dio un trago. Sabía a cesped anisado, pero estaba bueno. Salió a la piscina y lo vio allí apoyado en una columna charlando y riendo de buena gana con una pelirroja. Ajá.
Inspiró hondo y se puso recta, entrecerró los ojos y enfiló directa hacia él con la intención de meterle la bronca del siglo, iba acumulando ira con cada tacón que resonaba en el suelo, adoptó una pose super digna para...
— ¡Cuidado Charly!.— le dio el tiempo justo para girarse y ver cómo se le abalanzaba encima un tipo enorme vestido de algo futurista que venía siendo perseguido por otro que llevaba una especie de bicileta o algo similar, también tuneado. Debían ser los dos típicos payasos del grupo que acababan cayéndose a la piscina disfrazados...pero esta vez se llevaron a una bruja por delante. Elora cayó al agua con la copa en la mano y su atuendo y maquillaje quedó hecho un desastre.
— ¿¡¡Pero tú eres subnormal??!! apártete de mi, energúmeno!! quita!!! joder.
Desde luego la morenita era todo bun encanto en la primera impresión.
Conjuró a los entes de muy mala leche, éstos hicieron una búsqueda y media hora más tarde le revelaron que el moreno estaba en una fiesta en Beverly Hills. Sintió que se la llevaban los demonios. Pidió un taxi y quionce mintos después se plantaba en esa fiesta con un vestido corto, prieto, de lunares y zapatos de tacón. Si esas frescas se pensaban que podían levantarle el maromo, iban dadas.
- Spoiler:
El ambiente era animado, la gente del cine sabía pasarlo bien. La pararon en la puerta y le pidieron el nombre, no estaba en la lista, evidentemente, pero la bruja llamó por teléfono al director que ni siquiera estaba allí, para que le dijera a su gorila si podía pasar o no. Podía escuchar la bronca que le estaba echando al pobre hombre, sonrió y cuando colgó le dijo un "gracias" y pasó al interior de la villa. Desde luego en Hollywood se vivía bien, una casa de diseño enorme, un jardín con dos piscinas, barbacoa hawaina, un Dj pinchando, dos barras libres...y toda esa marabunta de tías buenas, la mayoría con silicona y morros postizos, rubias, bronceadas y de piernas más largas que un día sin pan. Ella en cambio era bajita, morena, corriente, del montón. Al menos en apariencia. Pero le daba igual no ser el centro de atención para esas arpías, le bastaba con serlo para Höor. Hablando del poli ¿dónde coño estaba? como estuviera arriba con alguna... lo iba a castrar. Cazó una copa de algo verde con una sombrillita y dio un trago. Sabía a cesped anisado, pero estaba bueno. Salió a la piscina y lo vio allí apoyado en una columna charlando y riendo de buena gana con una pelirroja. Ajá.
Inspiró hondo y se puso recta, entrecerró los ojos y enfiló directa hacia él con la intención de meterle la bronca del siglo, iba acumulando ira con cada tacón que resonaba en el suelo, adoptó una pose super digna para...
— ¡Cuidado Charly!.— le dio el tiempo justo para girarse y ver cómo se le abalanzaba encima un tipo enorme vestido de algo futurista que venía siendo perseguido por otro que llevaba una especie de bicileta o algo similar, también tuneado. Debían ser los dos típicos payasos del grupo que acababan cayéndose a la piscina disfrazados...pero esta vez se llevaron a una bruja por delante. Elora cayó al agua con la copa en la mano y su atuendo y maquillaje quedó hecho un desastre.
— ¿¡¡Pero tú eres subnormal??!! apártete de mi, energúmeno!! quita!!! joder.
Desde luego la morenita era todo bun encanto en la primera impresión.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 04/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Apoyado en una columna conversaba cerveza en mano con una pelirroja que actuaba como secundaria en la película.
Habíamos entablado una conversación hacia ya un buen rato, animados por el alcohol y por el ambiente en general la risa de uno y otro se sucedía.
Fue entonces cuando escuché como dos gilipollas se caían a la piscina, eran los típicos capullos de toda fiesta, borrachos, que con la intención de llamar la atención de unos y otros se habían llevado por delante a un mujer.
-¡Espera! -rugí centrando mi mirada en esa chica bajita de pelo castaño y vestido a lunares que maldecía con los brazos en jarra insultándolos - ¡Elora! -la llamé incrédulo mientras me acercaba al lugar de los hechos.
Iba algo borracho y no pude evitar reírme al ver su ceño fruncido, como soltaba improperios mientras los otros dos se disculpaban como podían dispuestos a darse el piro.
Le aparté los mojados mechones de su cara mientras centraba mis ojos turbios en sus pardos.
-¿Tenias que venir verdad bruja? -pregunté divertido mientras acercaba mis labios a los suyos -¿en que pensabas? No confías en mi-dije sin poder borrar esa sonrisa estúpida de mi rostro.
Decir que me disgustaban sus celos era mentir, me gustaba de ella hasta esa locura de la que siempre hacia gala, yo también era muy posesivo, muchos de nuestros encontronazos eran por eso, porque ambos amábamos de un modo que en ocasiones podía consumirnos como una vela.
-Vamos bruja, vas empapada -no podía dejar de reírme por como fruncía el ceño mirándome.
La pelirroja se acercó, llevaba mi cerveza en una mano y me pidió que hiciera las presentaciones.
-Ella es Elora, mi novia -dije haciendo énfasis en lo ultimo para que entendiera que podía verme con mil mujeres despampanantes pero para mi ella era la única -esta es Ingrid, una de las actrices de reparto -dije rodeando la cintura de la bruja con mi brazo.
Ingrid muy amable me pasó la cerveza, aseguró que tenia algo de ropa seca en la limusina que la esperaba fuera y que aunque era evidente que le quedaría algo grande, pues ella era mucho mas exuberante podría al menos ir seca.
Miré a la bruja para ver si le apetecía quedarse un poco mas en la fiesta,
Ingrid insistía sujetando mi brazo alegando que lo estábamos pasando muy bien y que no nos marcháramos.
Habíamos entablado una conversación hacia ya un buen rato, animados por el alcohol y por el ambiente en general la risa de uno y otro se sucedía.
Fue entonces cuando escuché como dos gilipollas se caían a la piscina, eran los típicos capullos de toda fiesta, borrachos, que con la intención de llamar la atención de unos y otros se habían llevado por delante a un mujer.
-¡Espera! -rugí centrando mi mirada en esa chica bajita de pelo castaño y vestido a lunares que maldecía con los brazos en jarra insultándolos - ¡Elora! -la llamé incrédulo mientras me acercaba al lugar de los hechos.
Iba algo borracho y no pude evitar reírme al ver su ceño fruncido, como soltaba improperios mientras los otros dos se disculpaban como podían dispuestos a darse el piro.
Le aparté los mojados mechones de su cara mientras centraba mis ojos turbios en sus pardos.
-¿Tenias que venir verdad bruja? -pregunté divertido mientras acercaba mis labios a los suyos -¿en que pensabas? No confías en mi-dije sin poder borrar esa sonrisa estúpida de mi rostro.
Decir que me disgustaban sus celos era mentir, me gustaba de ella hasta esa locura de la que siempre hacia gala, yo también era muy posesivo, muchos de nuestros encontronazos eran por eso, porque ambos amábamos de un modo que en ocasiones podía consumirnos como una vela.
-Vamos bruja, vas empapada -no podía dejar de reírme por como fruncía el ceño mirándome.
La pelirroja se acercó, llevaba mi cerveza en una mano y me pidió que hiciera las presentaciones.
-Ella es Elora, mi novia -dije haciendo énfasis en lo ultimo para que entendiera que podía verme con mil mujeres despampanantes pero para mi ella era la única -esta es Ingrid, una de las actrices de reparto -dije rodeando la cintura de la bruja con mi brazo.
Ingrid muy amable me pasó la cerveza, aseguró que tenia algo de ropa seca en la limusina que la esperaba fuera y que aunque era evidente que le quedaría algo grande, pues ella era mucho mas exuberante podría al menos ir seca.
Miré a la bruja para ver si le apetecía quedarse un poco mas en la fiesta,
Ingrid insistía sujetando mi brazo alegando que lo estábamos pasando muy bien y que no nos marcháramos.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
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