AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
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Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Recuerdo del primer mensaje :
VIDEOS AQUÍ --> Tequila y Pólvora
Höor y Elora
Sonaba Johnny Cash en la Jukebox, era la marca de la casa. Había fotos de la estrella por todas las paredes, el dueño era un fan incondicional.
— ¡Vete a la mierda Barney! y traéme el jodido desayuno!!.— la bruja estaba de mal humor, no le gustaba madrugar y había tenido que hacerlo para cobrar un pedido especial de tequila. Las botellas estaban rotuladas con un gran sapo marrón y la propia bebida se llamaba El Sapo. A ese lado de la frontera el tequila y el bourbon se bebia a partes iguales en los bares de carretera y trerlo de México era mucho más caro y tedioso que destilarlo del las plantas de agave que crecían en el desierto de Arizona. Aquella vasta extensión de tierra, cruzada por el desierto del Mojave y el Gran Cañón, estaba muy despoblada, sus carreteras secundarias, como la Ruta 66, amparaban a fugitivos y almas solitarias que preferían vivir sus existencias sencillas en caravanas de latón y casas de madera, bajo un sol abrasador y la sensación del salvaje oeste impregnado en cada piedra.
El Barney's era un café de mala muerte en mitad de la nada, por donde sólo pasaban los coches y turistas nostálgicos del esplendor de la Ruta 66. Desde que se construyeron las interestatales y la vieja carretera perdió fuelle, la población se redujo drásticamente así como las oportunidades de negocio. Era el lugar adecuado para los negocios discretos como el suyo, aquellos que además bordeaban la legalidad de vez en cuando. Solía desayunar allí al menos tres o cuartro días a la semana, y el viejo y gordo Barney siempre tenía halagos y proposiciones indecentes para la morena, era ya como una sana costumbre. Las caras siempre eran las mismas; Luke el mecánico, Andy el de la gasolinera, Tom el de la tienda de suministros, Bessie la de la tienda de armas...una pequeña comunidad afincada en Crookton, a mitad camino entre Seligman y Williams, las dos únicas ciudades que sí salían en los mapas.
Las gafas de sol la protegían del dolor que inflingían los malditos rayos a esas horas, cuando debería estar durmiendo la resaca del siglo. Encendió un cigarrillo y aspiró una bocanada. Estaba prohibido fumar en los establecimientos segun la ley, pero ¿quien iba a venir a recordárselo? allí todo el mundo lo hacía. Le lanzó el paquete a Luke, que ya había tenido un infarto y no debería fumar, pero fumaba igualmente.
Barney le soltó el plato con huevos y bacon crujiente delante de la cara.
— ¿y ahora me dirás que te traiga café? cada día eres más gruñona.
— Mueve tu culo hacia esa barra y traéme el café. Tú cada día eres más impertinente. Un día de estos te juro que te voy a sacar los dientes con ese bate que tienes colgado ahí.
— pues sal conmigo y verás que pronto se acaban las impertinencias.
— Soy lesbiana.
— y una mierda.
— Vale, no lo soy, pero paso de tí, me gustan más guapos.
— Bah! no sabes lo que te pierdes.
— Pídeselo a Bessie!! a ella sí le gustan preñados como tu!!
Barney masculló algunas maldiciones y el resto de parroquianos estallaron en carcajadas, incluida Bessie, cuyo marido era también de los que habían abusado de las hamburguesas y los donuts. Sonrió entre dientes y mordisqueó el bacon. Al menos no estaba chamuscado, en eso ganaba puntos, sabía preparar buenos desayunos. Cuando llegó el café lo sujetó entre las dos manos y lo olió. No había nada mejor que café después de una larga noche de chupitos.
Sacó el móvil porque le había vibrado y leyó el whatsapp que acababa de recibir.
D < ¿me haces cuatro bocadillos para esta noche? especiales, de los que tu ya sabes como me gustan.>
Elora < ok, sin tomate y sin mayonesa. A las 8 donde siempre.>
La D pertenecía a Donnie "Lucky" Bonanno, un mafioso de la zona que controlaba parte suministro de cocaína y tenía varios locales, entre bares, clubs de strippers y hasta un motel. Acababa de pedirle 4 cajas de 20 botellas cada una de tequila blanco con doble destilación, de unos 60 grados de alcohol. Normalmente el tequila se destilaba a 35-45, estaba regulado así, pero ella solía atender encargos especiales, ya que su negocio era pequeño y familiar. Envasaban botellas para comercializar legalmente a pequeña escala, y el beneficio real se lo llevaban con el menudeo aquí y allá. Cuando se acababa la temporada del agave, la planta que servía de base para la bebida mejicana, destilaban bourbon a base de maíz. Tenían apenas diez barricas de roble de 55 galones, lo cual les daba unas dos mil botellas al año. No estaba mal.
VIDEOS AQUÍ --> Tequila y Pólvora
Höor y Elora
- Further on up the road:
Where the road is dark and the seed is sowed
Where the gun is cocked and the bullet's cold
Where the miles are marked in the blood and gold
I'll meet you further on up the road
Got on my dead man's suit and my smilin' skull ring
My lucky graveyard boots and a song to sing
I got a song to sing, it keeps me out of the cold
And I'll meet you further on up the road.
Further on up the road
Where the way is dark and the night is cold
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Now I been out in the desert, just doin' my time
Searchin' through the dust, lookin' for a sign
If there's a light up ahead, well brother I don't know
But I got this fever burnin' in my soul
Further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Where the gun is cocked and the bullet's cold
Where the miles are marked in the blood and gold
I'll meet you further on up the road
Got on my dead man's suit and my smilin' skull ring
My lucky graveyard boots and a song to sing
I got a song to sing, it keeps me out of the cold
And I'll meet you further on up the road.
Further on up the road
Where the way is dark and the night is cold
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
Now I been out in the desert, just doin' my time
Searchin' through the dust, lookin' for a sign
If there's a light up ahead, well brother I don't know
But I got this fever burnin' in my soul
Further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road
One sunny mornin' we'll rise I know
And I'll meet you further on up the road.
- Spoiler:
Sonaba Johnny Cash en la Jukebox, era la marca de la casa. Había fotos de la estrella por todas las paredes, el dueño era un fan incondicional.
— ¡Vete a la mierda Barney! y traéme el jodido desayuno!!.— la bruja estaba de mal humor, no le gustaba madrugar y había tenido que hacerlo para cobrar un pedido especial de tequila. Las botellas estaban rotuladas con un gran sapo marrón y la propia bebida se llamaba El Sapo. A ese lado de la frontera el tequila y el bourbon se bebia a partes iguales en los bares de carretera y trerlo de México era mucho más caro y tedioso que destilarlo del las plantas de agave que crecían en el desierto de Arizona. Aquella vasta extensión de tierra, cruzada por el desierto del Mojave y el Gran Cañón, estaba muy despoblada, sus carreteras secundarias, como la Ruta 66, amparaban a fugitivos y almas solitarias que preferían vivir sus existencias sencillas en caravanas de latón y casas de madera, bajo un sol abrasador y la sensación del salvaje oeste impregnado en cada piedra.
El Barney's era un café de mala muerte en mitad de la nada, por donde sólo pasaban los coches y turistas nostálgicos del esplendor de la Ruta 66. Desde que se construyeron las interestatales y la vieja carretera perdió fuelle, la población se redujo drásticamente así como las oportunidades de negocio. Era el lugar adecuado para los negocios discretos como el suyo, aquellos que además bordeaban la legalidad de vez en cuando. Solía desayunar allí al menos tres o cuartro días a la semana, y el viejo y gordo Barney siempre tenía halagos y proposiciones indecentes para la morena, era ya como una sana costumbre. Las caras siempre eran las mismas; Luke el mecánico, Andy el de la gasolinera, Tom el de la tienda de suministros, Bessie la de la tienda de armas...una pequeña comunidad afincada en Crookton, a mitad camino entre Seligman y Williams, las dos únicas ciudades que sí salían en los mapas.
Las gafas de sol la protegían del dolor que inflingían los malditos rayos a esas horas, cuando debería estar durmiendo la resaca del siglo. Encendió un cigarrillo y aspiró una bocanada. Estaba prohibido fumar en los establecimientos segun la ley, pero ¿quien iba a venir a recordárselo? allí todo el mundo lo hacía. Le lanzó el paquete a Luke, que ya había tenido un infarto y no debería fumar, pero fumaba igualmente.
Barney le soltó el plato con huevos y bacon crujiente delante de la cara.
— ¿y ahora me dirás que te traiga café? cada día eres más gruñona.
— Mueve tu culo hacia esa barra y traéme el café. Tú cada día eres más impertinente. Un día de estos te juro que te voy a sacar los dientes con ese bate que tienes colgado ahí.
— pues sal conmigo y verás que pronto se acaban las impertinencias.
— Soy lesbiana.
— y una mierda.
— Vale, no lo soy, pero paso de tí, me gustan más guapos.
— Bah! no sabes lo que te pierdes.
— Pídeselo a Bessie!! a ella sí le gustan preñados como tu!!
Barney masculló algunas maldiciones y el resto de parroquianos estallaron en carcajadas, incluida Bessie, cuyo marido era también de los que habían abusado de las hamburguesas y los donuts. Sonrió entre dientes y mordisqueó el bacon. Al menos no estaba chamuscado, en eso ganaba puntos, sabía preparar buenos desayunos. Cuando llegó el café lo sujetó entre las dos manos y lo olió. No había nada mejor que café después de una larga noche de chupitos.
Sacó el móvil porque le había vibrado y leyó el whatsapp que acababa de recibir.
D < ¿me haces cuatro bocadillos para esta noche? especiales, de los que tu ya sabes como me gustan.>
Elora < ok, sin tomate y sin mayonesa. A las 8 donde siempre.>
La D pertenecía a Donnie "Lucky" Bonanno, un mafioso de la zona que controlaba parte suministro de cocaína y tenía varios locales, entre bares, clubs de strippers y hasta un motel. Acababa de pedirle 4 cajas de 20 botellas cada una de tequila blanco con doble destilación, de unos 60 grados de alcohol. Normalmente el tequila se destilaba a 35-45, estaba regulado así, pero ella solía atender encargos especiales, ya que su negocio era pequeño y familiar. Envasaban botellas para comercializar legalmente a pequeña escala, y el beneficio real se lo llevaban con el menudeo aquí y allá. Cuando se acababa la temporada del agave, la planta que servía de base para la bebida mejicana, destilaban bourbon a base de maíz. Tenían apenas diez barricas de roble de 55 galones, lo cual les daba unas dos mil botellas al año. No estaba mal.
Última edición por Elora Paine el Jue Sep 07, 2017 12:45 pm, editado 6 veces
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
— ajá... así que quieres una ración de polvos mágicos...me lo pensaré, porque es delito y tú eres poli, igual me arrestas por infringir la ley...— bueno, no conseguía resultados en su caso, pero estaba bien que regresase a su puesto de trabajo, él era policía de vocación. Se enredaron en la cama pero cuando estaba subiendo la temperatura el móvil de Höor sonó. Era un aviso, Méndez le ladró por teléfono que se presentase de inmediato en los estudios, porque un operador de cámara se había subido a la grúa y amenazaba con tirarase. Al parecer había confesado ser un acosador de la víctima, sólo quería adorarla pero para ella era invisble. Otra pieza más en aquel complejo caso, no había confesado el crimen, pero la presión de la investigación lo había hecho saltar.
La inspectora quería al moreno allí porque él conocía al personal, y con sus habilidades, sabía que era más fácil que aquel cámara atendiese a las palabras de Höor que a las de un negociador desconocido.
Elora se colocó un vestido rápidamente, iba a acompañarlo, aunque él insistiera que vera peligroso, ya que les habían cortado el polvo, que al menos la noche tuviera algo de aventura y emoción.
— Me da igual, voy a ir contigo y punto.
Se plantaron en los estudios en menos de cinco minutos y ya había un cordón policial establecido. El hombre estaba subido en la grúa de veinte metros y amenazaba con tirarse al vacío ya que la muerte de la actriz lo había sumido en una intensa depresión, la razón de sus obsesión ya no respiraba y no encontraba sentido a la vida.
Elora se quedó tras el cordón como le indicó Höor, atenta a la situación, pero se fijó de refilón que la muerta estaba entre los espectadores, mojada e hinchada, ya que su cadáver apareció en una piscina. Sabía que sólo ella podía verla y se aproximó al fantasma susurrándole por lo bajo.
— ¿fue el quien te mató?.— el espíritu farfulló algo pero no era claro, porque al ser una muerta ahogada no podía hablar. Maldición!!
La inspectora quería al moreno allí porque él conocía al personal, y con sus habilidades, sabía que era más fácil que aquel cámara atendiese a las palabras de Höor que a las de un negociador desconocido.
Elora se colocó un vestido rápidamente, iba a acompañarlo, aunque él insistiera que vera peligroso, ya que les habían cortado el polvo, que al menos la noche tuviera algo de aventura y emoción.
— Me da igual, voy a ir contigo y punto.
Se plantaron en los estudios en menos de cinco minutos y ya había un cordón policial establecido. El hombre estaba subido en la grúa de veinte metros y amenazaba con tirarse al vacío ya que la muerte de la actriz lo había sumido en una intensa depresión, la razón de sus obsesión ya no respiraba y no encontraba sentido a la vida.
Elora se quedó tras el cordón como le indicó Höor, atenta a la situación, pero se fijó de refilón que la muerta estaba entre los espectadores, mojada e hinchada, ya que su cadáver apareció en una piscina. Sabía que sólo ella podía verla y se aproximó al fantasma susurrándole por lo bajo.
— ¿fue el quien te mató?.— el espíritu farfulló algo pero no era claro, porque al ser una muerta ahogada no podía hablar. Maldición!!
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Nuestros cuerpos enredados sobre el lecho se buscaban ardiendo, necesitado de aplacar el fuego fui engullido por el manantial de la bruja.
Sus caderas urgían con una danza que pronto acogió mis rudas embestidas. Sus labios sellaba mis gemidos, lenguas húmedas que se enredaban como la hiedra en nuestras bocas hambrientas.
Fue entonces cuando sonó mi teléfono, gruñí furioso consciente de que a estas horas tenia que ser algo referente a mi trabajo, así que aun dentro de ella lo cogí jadeando con la voz ronca de deseo.
Al otro lado la inspectora me mandaba con urgencia a los estudios, al parecer uno de los cámaras quería saltar desde una de las grúas para terminar con su vida incapaz de vivir sin la mujer que se había ahogado en la piscina.
Por lo que había descubierto sobre él, acosaba a la victima, uno de tantos locos fanáticos enamorados con los que ella contaba entre sus filas.
La bruja se empeñó en acompañarme, discutir con ella era imposible, así que abandoné su interior calzandome los pantalones, las botas y una camisa.
-¡Vamos!
La moto rugió por las calles hasta alcanzar el estudio donde trabajaba, un cordón policial mantenía a los curiosos lejos de la escena. Nada mas llegué la inspectora Mendez les pidió a los dos policías que me dejaran pasar.
Esta no tardó en ponerme al corriente llevándome hasta donde el hombre amenazaba con lanzarse.
La inspectora Mendez era una mujer de piel canela, enormes ojos pardos y un cuerpo muy latino pese a ir metida en ese masculino uniforme policial.
-Te he interrumpido Höor -me preguntó con una ladina sonrisa.
-Tanto se notaba -dije con la misma cara dura en la respuesta con la que ella hizo la pregunta.
Di un paso hacia delante alzando los ojos hacia aquel pobre infeliz.
-No seas idiota, sabemos que no has sido tu – mentí. Ahora lo importante era hacerlo desistir en aquella actitud absurda – no tires por la borda tu vida, te doy mi palabra que daré con el asesino, tu nombre quedará limpio y su muerte vengada. Si tanto la querías se un hombre, baja , nadie la conocía mejor que tu.
El hombre sollozaba con el cuerpo fuera de la cesta de la grúa.
¡Joder! -me quité la chupa dejándosela a la inspectora -voy a subir ahí arriba -le dije y antes de que me pudiera detener empecé a trepar por la escalinata de la grúa.
Escúchame -dije dirigiéndome al cámara -voy a subir para que hablemos tranquilos -dije con voz calma, mientras seguía ascendiendo.
Él me amenazaba con lanzarse al vació, pero algo me decía que lo haría de todos modos si no subía así que ascendí sin detenerme mientras le daba tema de conversación.
-¿como era ella? -le pregunté alzando mis pardos para encontrarme con los ajenos - ¿Por que no me hablas de como era vuestra relación? -le pregunté sin dejar de ascender por aquella minúscula escalinata.
Sus caderas urgían con una danza que pronto acogió mis rudas embestidas. Sus labios sellaba mis gemidos, lenguas húmedas que se enredaban como la hiedra en nuestras bocas hambrientas.
Fue entonces cuando sonó mi teléfono, gruñí furioso consciente de que a estas horas tenia que ser algo referente a mi trabajo, así que aun dentro de ella lo cogí jadeando con la voz ronca de deseo.
Al otro lado la inspectora me mandaba con urgencia a los estudios, al parecer uno de los cámaras quería saltar desde una de las grúas para terminar con su vida incapaz de vivir sin la mujer que se había ahogado en la piscina.
Por lo que había descubierto sobre él, acosaba a la victima, uno de tantos locos fanáticos enamorados con los que ella contaba entre sus filas.
La bruja se empeñó en acompañarme, discutir con ella era imposible, así que abandoné su interior calzandome los pantalones, las botas y una camisa.
-¡Vamos!
La moto rugió por las calles hasta alcanzar el estudio donde trabajaba, un cordón policial mantenía a los curiosos lejos de la escena. Nada mas llegué la inspectora Mendez les pidió a los dos policías que me dejaran pasar.
Esta no tardó en ponerme al corriente llevándome hasta donde el hombre amenazaba con lanzarse.
La inspectora Mendez era una mujer de piel canela, enormes ojos pardos y un cuerpo muy latino pese a ir metida en ese masculino uniforme policial.
-Te he interrumpido Höor -me preguntó con una ladina sonrisa.
-Tanto se notaba -dije con la misma cara dura en la respuesta con la que ella hizo la pregunta.
Di un paso hacia delante alzando los ojos hacia aquel pobre infeliz.
-No seas idiota, sabemos que no has sido tu – mentí. Ahora lo importante era hacerlo desistir en aquella actitud absurda – no tires por la borda tu vida, te doy mi palabra que daré con el asesino, tu nombre quedará limpio y su muerte vengada. Si tanto la querías se un hombre, baja , nadie la conocía mejor que tu.
El hombre sollozaba con el cuerpo fuera de la cesta de la grúa.
¡Joder! -me quité la chupa dejándosela a la inspectora -voy a subir ahí arriba -le dije y antes de que me pudiera detener empecé a trepar por la escalinata de la grúa.
Escúchame -dije dirigiéndome al cámara -voy a subir para que hablemos tranquilos -dije con voz calma, mientras seguía ascendiendo.
Él me amenazaba con lanzarse al vació, pero algo me decía que lo haría de todos modos si no subía así que ascendí sin detenerme mientras le daba tema de conversación.
-¿como era ella? -le pregunté alzando mis pardos para encontrarme con los ajenos - ¿Por que no me hablas de como era vuestra relación? -le pregunté sin dejar de ascender por aquella minúscula escalinata.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
El cámara estaba muy nervioso, tenía una pierna pasada por encima de la berrera de protección de la cesta de la grúa, medio cuerpo fuera presto a precipitarse al vacío.
— Ella era un ángel!! la veía cada día y me sonreía al pasar...— el pobre diablo creía ver señales de interés en la actriz que eran inexistentes, pero su obsesión no le permitía ver la realidad. Se tambaleó peligrosamente y él mismo puso cara de sorpresa, como si no se esperase el "empujón" de viento que lo había descolocado y casi lo lanza desde allí arriba.
Elora barrió con la mirada a la gente que había congregada en el estudio y su mirada se clavó en un aura chispeante negra y verde, la del vigilante de seguridad que movía imperceptiblemente los labios. ¡Un nigromante! a su alrededor los entes grisáceos y negros hechos de materia etérea se arremolinaban y obedecían a su señor. Allí arriba donde el cámara balbuceaba explicaciones inconexas habían dos más tratando de lanzarlo al vacío. Frunció el ceño. ¿Qué cojones estaba pasando allí? sacó el móvil y le hizo una foto rápida al vigilante y luego contrarrestó su hechizo, porque cualquiera de esas cosas podían también tirar a Höor. El hombre se dio cuenta de que alguien estaba tirando de las fuerzas oscuras para alejarlas de él y miró entre la muchedumbre hasta localizarla. Duelo de miradas y de voluntades. El tipo era fuerte, pero él no tenía a quien más quería allí arriba, así que la bruja se esmeró en extender su poder hasta los espíritus que luchaban ferozmente por ser controlados bajo la mano de uno y de otra. En algún momento ambas fuerzas mágicas chocaron y el cámara se tambaleó, cayendose de la cesta de la grua y Höor lo agarró por el brazo in extremis, exponiéndose también él a caer desde tantos metros de altura.
La bruja rugió y apretó los dientes, cerrando los puños y siendo poseída por su energía oscura que empezó a electrizar su pelo. Los entes la obedecieron a ella derribando al seguridad al suelo y consiguiendo que su control sobre los espíritus se extinguiese. Nadie la había visto, porque estaba de espaldas a la gente, así que sus ojops negros pasaron desapercibidos y trató de recuperar la calma respirando al ver que el poli subía al cámara y lo bajaba casi sin hacer fuerza porque el hombre se había asustado al casi caerse y matarse.
Cuando se giró, vio al seguridad largarse por un pasillo del estudio. Era muy raro que un seguridad tuviera tanto interés en inculpar a un pobre diablo de una muerte así.
— Ella era un ángel!! la veía cada día y me sonreía al pasar...— el pobre diablo creía ver señales de interés en la actriz que eran inexistentes, pero su obsesión no le permitía ver la realidad. Se tambaleó peligrosamente y él mismo puso cara de sorpresa, como si no se esperase el "empujón" de viento que lo había descolocado y casi lo lanza desde allí arriba.
Elora barrió con la mirada a la gente que había congregada en el estudio y su mirada se clavó en un aura chispeante negra y verde, la del vigilante de seguridad que movía imperceptiblemente los labios. ¡Un nigromante! a su alrededor los entes grisáceos y negros hechos de materia etérea se arremolinaban y obedecían a su señor. Allí arriba donde el cámara balbuceaba explicaciones inconexas habían dos más tratando de lanzarlo al vacío. Frunció el ceño. ¿Qué cojones estaba pasando allí? sacó el móvil y le hizo una foto rápida al vigilante y luego contrarrestó su hechizo, porque cualquiera de esas cosas podían también tirar a Höor. El hombre se dio cuenta de que alguien estaba tirando de las fuerzas oscuras para alejarlas de él y miró entre la muchedumbre hasta localizarla. Duelo de miradas y de voluntades. El tipo era fuerte, pero él no tenía a quien más quería allí arriba, así que la bruja se esmeró en extender su poder hasta los espíritus que luchaban ferozmente por ser controlados bajo la mano de uno y de otra. En algún momento ambas fuerzas mágicas chocaron y el cámara se tambaleó, cayendose de la cesta de la grua y Höor lo agarró por el brazo in extremis, exponiéndose también él a caer desde tantos metros de altura.
La bruja rugió y apretó los dientes, cerrando los puños y siendo poseída por su energía oscura que empezó a electrizar su pelo. Los entes la obedecieron a ella derribando al seguridad al suelo y consiguiendo que su control sobre los espíritus se extinguiese. Nadie la había visto, porque estaba de espaldas a la gente, así que sus ojops negros pasaron desapercibidos y trató de recuperar la calma respirando al ver que el poli subía al cámara y lo bajaba casi sin hacer fuerza porque el hombre se había asustado al casi caerse y matarse.
Cuando se giró, vio al seguridad largarse por un pasillo del estudio. Era muy raro que un seguridad tuviera tanto interés en inculpar a un pobre diablo de una muerte así.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
La cesta de la grúa se movía de un modo brusco, aquel hombre con medio cuerpo fuera aterrado temblaba intentando ahora sin éxito volver de nuevo al interior de la cesta.
Seguramente fuera medio drogado porque sus movimientos eran inestables, no atinaba a meterse dentro y cada vez estaba mas vencido.
Corrí y justo en el momento en el que su mano cedió dejándose ir al vació la mía aferró su muñeca dejando medio cuerpo propio fuera.
-¡Vamos amigo! -le pedí tirando de él para meterlo dentro de la cesta no sin esfuerzo pues el tipo pesaba lo suyo.
Dos policías llegaron en ese momento ayudándome a bajar al cámara que ahora sumiso y muy asustado bajaba sin oponer resistencia.
Bajé tras ellos con la respiración agitada, fue la inspectora la que se acercó a mi para felicitarme por el trabajo, ambos sabíamos que de no haber subido ahí arriba ahora mismo tendríamos un nuevo cuerpo estampado en el suelo.
-Tenemos que dar con el asesino -gruñí enredando los dedos de mi mano en el pelo intentando peinarlo hacia atrás fruto del nerviosismo.
Muchos eran los presentes, creo que quedaba claro que el actor principal era mas policía que actor, con lo que mi tapadera se iba a la mierda.
-Mas le vale inspectora que revisé mi expediente, creo que salvar la vida de ese hombre me ha dejado de nuevo sin trabajo.
Al parecer hacer lo correcto siempre me llevaba a ser despedido, la morena me dio una palmada en el hombro con una sonrisa antes de ir a entrevistarse con el suicida.
Seguramente le llevarían a comisaria tras asegurarse que estaba bien y allí le tomarían declaración.
Me acerqué a la bruja, rodeé su cintura con mis brazos, mi espada se agachó para permitirme hundir mi cabeza entre su pelo besando su cuello.
-Estoy bien -susurré besando su piel.
La bruja me contó lo que había visto, magia, esto se salia de lo normal, pero no por eso iba a detenerme.
-¿por donde se ha ido? -pregunté clavando mis pardos en los suyos.
Atrapó mi muñeca para que no saliera corriendo tras el seguridad, la magia era peligrosa y ella mejor que nadie lo sabia.
Tenia una foto, podríamos empezar por ahí.
-Mandamela, voy a hablar con la inspectora, buscaré en la base de datos si ha cometido algún delito estará en ella.
Tiré de Elora hasta llegar frene a la ambulancia.
-Inspectora, ella es mi mujer -le dije -Elora, mi jefa.
Era un crack para las presentaciones, tengo que ir a la oficina, o pide que cotejen esta foto con la base de daos, no puedo explicarte,pero sospecho de ese hombre.
Ella me pediría pruebas, un porque pero eso comprometería a mi mujer, bien sabia yo que las brujas desde épocas ancestrales se quemaban en la plaza del pueblo.
-Cuando estaba ahí arriba me ha dado la sensación que se reía, lo he visto...sabes que muchos de los asesinos disfrutan contemplando el dolor en las victimas y esta seria una colateral..¿vamos inspectora? Confié en mi.
Seguramente fuera medio drogado porque sus movimientos eran inestables, no atinaba a meterse dentro y cada vez estaba mas vencido.
Corrí y justo en el momento en el que su mano cedió dejándose ir al vació la mía aferró su muñeca dejando medio cuerpo propio fuera.
-¡Vamos amigo! -le pedí tirando de él para meterlo dentro de la cesta no sin esfuerzo pues el tipo pesaba lo suyo.
Dos policías llegaron en ese momento ayudándome a bajar al cámara que ahora sumiso y muy asustado bajaba sin oponer resistencia.
Bajé tras ellos con la respiración agitada, fue la inspectora la que se acercó a mi para felicitarme por el trabajo, ambos sabíamos que de no haber subido ahí arriba ahora mismo tendríamos un nuevo cuerpo estampado en el suelo.
-Tenemos que dar con el asesino -gruñí enredando los dedos de mi mano en el pelo intentando peinarlo hacia atrás fruto del nerviosismo.
Muchos eran los presentes, creo que quedaba claro que el actor principal era mas policía que actor, con lo que mi tapadera se iba a la mierda.
-Mas le vale inspectora que revisé mi expediente, creo que salvar la vida de ese hombre me ha dejado de nuevo sin trabajo.
Al parecer hacer lo correcto siempre me llevaba a ser despedido, la morena me dio una palmada en el hombro con una sonrisa antes de ir a entrevistarse con el suicida.
Seguramente le llevarían a comisaria tras asegurarse que estaba bien y allí le tomarían declaración.
Me acerqué a la bruja, rodeé su cintura con mis brazos, mi espada se agachó para permitirme hundir mi cabeza entre su pelo besando su cuello.
-Estoy bien -susurré besando su piel.
La bruja me contó lo que había visto, magia, esto se salia de lo normal, pero no por eso iba a detenerme.
-¿por donde se ha ido? -pregunté clavando mis pardos en los suyos.
Atrapó mi muñeca para que no saliera corriendo tras el seguridad, la magia era peligrosa y ella mejor que nadie lo sabia.
Tenia una foto, podríamos empezar por ahí.
-Mandamela, voy a hablar con la inspectora, buscaré en la base de datos si ha cometido algún delito estará en ella.
Tiré de Elora hasta llegar frene a la ambulancia.
-Inspectora, ella es mi mujer -le dije -Elora, mi jefa.
Era un crack para las presentaciones, tengo que ir a la oficina, o pide que cotejen esta foto con la base de daos, no puedo explicarte,pero sospecho de ese hombre.
Ella me pediría pruebas, un porque pero eso comprometería a mi mujer, bien sabia yo que las brujas desde épocas ancestrales se quemaban en la plaza del pueblo.
-Cuando estaba ahí arriba me ha dado la sensación que se reía, lo he visto...sabes que muchos de los asesinos disfrutan contemplando el dolor en las victimas y esta seria una colateral..¿vamos inspectora? Confié en mi.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Cuando lo vio bajar de la grúa suspiró aliviada. ¿Por qué siempre se ponía en peligro? tenía algun gen en su ADN que lo llevase a hacer esas estupideces? Bueno, ella no se podía quejar mucho porque tampoco es que fuera la más sensata del mundo. La abrazó por la cintura y la presentó a su jefa como "su mujer". Enarcó una ceja...¿en serio?.
La inspectora Méndez no parecía la típica burócrata que pasaría del tema, así que con un poco de suerte, revisase el expediente de Höor y lo devolverían al lugar que pertenecía, el cuerpo de policía. Se alejaron de la ambulancia, era tarde y al día siguiente había que trabajar, asi que se subieron a la moto y regresaron a su cabaña hippie de la playa. Tras dejar el casco, se sacó el vestido por la cabeza lanzándolo por ahi y metiéndose en la cama sólo en bragas.
— Así que tu mujer...no he visto anillo alguno que lo diga...— Estaba claro que eran pareja, vivían juntos, incluso de malas maneras se habían dicho esas dos palabras fatídicas que solían joderlo todo, pero no habían hablado de boda ni nada parecido...¡por todos los santos! que eso le sonaba a chino casi.— No sabía que fueras de esos que se casan y tienen una casita con pasteles en el alféizar de la ventana y un perro. ¿Vamos a tener perro? se comerá las ratas que uso para los hechizos...— le estaba tomando el pelo, pero algo debajo de todo eso le punzaba y le hacía tilín.— ¿seré la señora de Cannif? Oh! espera... lo veo...Van una bruja, un poli y un cura entrando a la iglesia y la bruja estalla en llamas...suena a chiste malo.— cuando algo la ponía alterada empezaba a parlotear y no paraba, y esas palabras la habían puesto algo en guardia, así que trató de manejar su nerviosismo echando manos del humor, como siempre.— Será genial cuando los niños vayan al cole y les pregunten ¿a qué se dedican tus papás? "papá es poli y mamá degolla carneros en el garaje para atar el alma de los muertos rencorosos y atormentar a quienes la miran mal".
Lo decía en clave de humor, pero realmente le aterraba todo eso, porque jamás había tenidon una vida "normal" y no contemplaba hacer cosas "normales", lejos de la marginalidad y la exclusión a la que se veía sometida por ser una bruja y por tener una familia tan conflictiva. Lo cierto es que le aterraba que Höor algun día se diera cuenta de lo realmente oscura que era, de que jamás podrían tener una vida normal, porque ella no lo era...y se diera la vuelta largándose por donde había venido. Todo era más fácil cuando vivía en Crookton y allí todos los días eran iguales, no tenía que enfrentarse a sus miedos, sólo a su hastío. Pero ahora, en Los Angeles, viviendo con él y reinventándose una nueva vida afloraban todos los viejos miedos del pasado pero más envalentonados que antes. cambió de tema radicalmente para tratar de alejarlos.
— Mañana cuando te digan quién es, no vayas solo a buscarlo, la nigromancia es peligrosa, podría hacer que tú mismo te pegases un tiro con tu propia arma. Prometeme quer no irás sin mi...esto no puedes hacerlo solo.
La inspectora Méndez no parecía la típica burócrata que pasaría del tema, así que con un poco de suerte, revisase el expediente de Höor y lo devolverían al lugar que pertenecía, el cuerpo de policía. Se alejaron de la ambulancia, era tarde y al día siguiente había que trabajar, asi que se subieron a la moto y regresaron a su cabaña hippie de la playa. Tras dejar el casco, se sacó el vestido por la cabeza lanzándolo por ahi y metiéndose en la cama sólo en bragas.
— Así que tu mujer...no he visto anillo alguno que lo diga...— Estaba claro que eran pareja, vivían juntos, incluso de malas maneras se habían dicho esas dos palabras fatídicas que solían joderlo todo, pero no habían hablado de boda ni nada parecido...¡por todos los santos! que eso le sonaba a chino casi.— No sabía que fueras de esos que se casan y tienen una casita con pasteles en el alféizar de la ventana y un perro. ¿Vamos a tener perro? se comerá las ratas que uso para los hechizos...— le estaba tomando el pelo, pero algo debajo de todo eso le punzaba y le hacía tilín.— ¿seré la señora de Cannif? Oh! espera... lo veo...Van una bruja, un poli y un cura entrando a la iglesia y la bruja estalla en llamas...suena a chiste malo.— cuando algo la ponía alterada empezaba a parlotear y no paraba, y esas palabras la habían puesto algo en guardia, así que trató de manejar su nerviosismo echando manos del humor, como siempre.— Será genial cuando los niños vayan al cole y les pregunten ¿a qué se dedican tus papás? "papá es poli y mamá degolla carneros en el garaje para atar el alma de los muertos rencorosos y atormentar a quienes la miran mal".
Lo decía en clave de humor, pero realmente le aterraba todo eso, porque jamás había tenidon una vida "normal" y no contemplaba hacer cosas "normales", lejos de la marginalidad y la exclusión a la que se veía sometida por ser una bruja y por tener una familia tan conflictiva. Lo cierto es que le aterraba que Höor algun día se diera cuenta de lo realmente oscura que era, de que jamás podrían tener una vida normal, porque ella no lo era...y se diera la vuelta largándose por donde había venido. Todo era más fácil cuando vivía en Crookton y allí todos los días eran iguales, no tenía que enfrentarse a sus miedos, sólo a su hastío. Pero ahora, en Los Angeles, viviendo con él y reinventándose una nueva vida afloraban todos los viejos miedos del pasado pero más envalentonados que antes. cambió de tema radicalmente para tratar de alejarlos.
— Mañana cuando te digan quién es, no vayas solo a buscarlo, la nigromancia es peligrosa, podría hacer que tú mismo te pegases un tiro con tu propia arma. Prometeme quer no irás sin mi...esto no puedes hacerlo solo.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Llegamos a casa, Elora son esa sonrisa que se gastaba cuando se ponía nerviosa me recordaba que la había presentado como mi “mujer”
Se quitaba las botas, los pantalones, mientras yo ,apoyado contra el umbral de la puerta me dedicaba a repasar con mi mirada su curvilíneo cuerpo.
-No ves anillo, quizás tenga que poner a eso remedio -bromeé mientras sus ojos se elevaban hasta los míos.
Su camiseta cayó al suelo y está se coló bajo las mantas terminando con ese acto el espectáculo.
-Poda mi futura esposa haberse currado un streptes, cuando te conocí me llevaste si mal no recuerdo a un bar de esos, seguro que algo has aprendido sobre esos menesteres de tu época de delincuente.
Me eché a reír cuando sacó la mano de debajo de las mantas lanzándome sus bragas con picardía.
-¡Oh si!-dije riéndome -¡Tu si que sabes calentar a un hombre bruja!
Como ella antes empecé a quitarme la ropa, claro que yo no escatimé en bailes mientras esta se tapaba la cara con la almohada creo que porque le daba vergüenza ajena y no la culpaba.
-Métete algún billete, necesito ahorrar para el anillo -le dije acercándome a ella con los calzoncillos aun puestos mientras esta negaba con la cabeza -de policía a actor y de actor a streeper, que duro es el mundo de la fama.
Me colé bajo las mantas con ella pegando mi cuerpo al ajeno, no tardé en convertirme en su cárcel de piel y hueso, mis ojos se hundieron en los suyos mientras esta seguía bromeando sobre esa normalidad que en el fondo creo ella temía.
-No tenemos porque correr, se que el matrimonio no es algo que contemplas en un plazo corto al menos.
La conocía, ella no estaba preparada para atar su vida a la mía, por eso creo hacia todas esas bromas sin parar de parlotear, porque quería tantear si exactamente eso era lo que yo quería.
Aunque puedo imaginarte corriendo por el jardín peleando con el perro para quitarle las ratas y también repasando la lección de nuestros hijos mientras degollases el cordero. Aun creo te sobraría tiempo para darle a tu marido un buen masaje tras su larga jornada en homicidios -bromeé acortando la distancia para besar sus labios de forma profunda.
Me pidió que al día siguiente, cuando la inspectora Mendaz me dijera quien era ese tipo, no fuera solo.
Promesa que no hice, su aliento entraba entre mis labios, acorté de nuevo la distancia hambriento, enredados sobre el lecho nuestros cuerpos se buscaron, caricias que ambos necesitábamos, ardimos presos del fuego que ambos ostentábamos.
Hicimos el amor entre jadeos, gruñidos, nuestras lenguas se envolvían trepando como la hiedra, hasta que al final extenuados caímos sobre las sabanas jadeando.
Se acomodo en mi pecho acariciando mi pecho con la yema de sus dedos.
-Mañana pasaré a primera hora por la oficina de la inspectora, te llamaré después ¿de acuerdo? -susurré besando su frente para que dejara de darle vueltas a lo mismo -tu solo piensa en si te casaras de blanco de negro -me llevé otro manotazo, mi risa rompió la tensión del momento y así acabamos durmiéndonos.
Se quitaba las botas, los pantalones, mientras yo ,apoyado contra el umbral de la puerta me dedicaba a repasar con mi mirada su curvilíneo cuerpo.
-No ves anillo, quizás tenga que poner a eso remedio -bromeé mientras sus ojos se elevaban hasta los míos.
Su camiseta cayó al suelo y está se coló bajo las mantas terminando con ese acto el espectáculo.
-Poda mi futura esposa haberse currado un streptes, cuando te conocí me llevaste si mal no recuerdo a un bar de esos, seguro que algo has aprendido sobre esos menesteres de tu época de delincuente.
Me eché a reír cuando sacó la mano de debajo de las mantas lanzándome sus bragas con picardía.
-¡Oh si!-dije riéndome -¡Tu si que sabes calentar a un hombre bruja!
Como ella antes empecé a quitarme la ropa, claro que yo no escatimé en bailes mientras esta se tapaba la cara con la almohada creo que porque le daba vergüenza ajena y no la culpaba.
-Métete algún billete, necesito ahorrar para el anillo -le dije acercándome a ella con los calzoncillos aun puestos mientras esta negaba con la cabeza -de policía a actor y de actor a streeper, que duro es el mundo de la fama.
Me colé bajo las mantas con ella pegando mi cuerpo al ajeno, no tardé en convertirme en su cárcel de piel y hueso, mis ojos se hundieron en los suyos mientras esta seguía bromeando sobre esa normalidad que en el fondo creo ella temía.
-No tenemos porque correr, se que el matrimonio no es algo que contemplas en un plazo corto al menos.
La conocía, ella no estaba preparada para atar su vida a la mía, por eso creo hacia todas esas bromas sin parar de parlotear, porque quería tantear si exactamente eso era lo que yo quería.
Aunque puedo imaginarte corriendo por el jardín peleando con el perro para quitarle las ratas y también repasando la lección de nuestros hijos mientras degollases el cordero. Aun creo te sobraría tiempo para darle a tu marido un buen masaje tras su larga jornada en homicidios -bromeé acortando la distancia para besar sus labios de forma profunda.
Me pidió que al día siguiente, cuando la inspectora Mendaz me dijera quien era ese tipo, no fuera solo.
Promesa que no hice, su aliento entraba entre mis labios, acorté de nuevo la distancia hambriento, enredados sobre el lecho nuestros cuerpos se buscaron, caricias que ambos necesitábamos, ardimos presos del fuego que ambos ostentábamos.
Hicimos el amor entre jadeos, gruñidos, nuestras lenguas se envolvían trepando como la hiedra, hasta que al final extenuados caímos sobre las sabanas jadeando.
Se acomodo en mi pecho acariciando mi pecho con la yema de sus dedos.
-Mañana pasaré a primera hora por la oficina de la inspectora, te llamaré después ¿de acuerdo? -susurré besando su frente para que dejara de darle vueltas a lo mismo -tu solo piensa en si te casaras de blanco de negro -me llevé otro manotazo, mi risa rompió la tensión del momento y así acabamos durmiéndonos.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Era un pazguato integral, el striptease la hizo estallar en carcajadas y la sacó de sus oscuros pensamientos. Vale, no habría boda inmediata, pero lo que le quedaba claro es que Höor iba muy en serio, en verdad se veía con ella formando un hogar atípico, la creía capaz de integrarse en la normalidad de la vida de un muggle, algo de lo que ella no estaba tan segura. Pero en cualquier caso, agradecía esa fe que él tenía en ella. Por otro lado le daba pánico decepcionarlo y no ser capaz de llevar a cabo ese cambio, de aceptar que además de bruja era persona y que posiblemente tenía las mismas inquietudes y sueños que cualquier mujer de su edad al margen de las que su propio poder podia generar.
El moreno calmó sus miedos con risas y con multitud de besos y caricias. Si tener aquello a diario implicaba un anillo en el dedo, le daría la talla ahora mismo. Definitivamente no quería regresar al reseco desierto donde la gente endurecida ya no tenía sueños, donde la esperanza era una amarga ilusión vacía, prefería aquella cabaña hippie y noches como esas sin más preocupación que no llegar tarde al trabajo.
Ya empezaban a conocerse y Höor no le prometió que no iría a por el nigromante, pero ella tampoco se quedaría quieta, preguntaría a los entes acerca de ese brujo y les sacaría información.
Por la mañana el olor del café y las tostadas la sacaron de la cama y con un beso de buenos días lo despidió. Conforme arrancó la moto se embutió en lo vaqueros, se puso la primera camiseta que encontró y sin siquiera peinarse corrió hasta la parada del autob ús, que la llevó hasta el trabajo. Aún no era la hora de abrir, mejor porque asó podía preparar el ritual indio. Quemó unos trozos de peyote que inundaron la trastienda de un olor dulzón, la droga alucinógena intensificaba el trance al ser inhalada. Era peligroso, porque dependiendo de la potencia su conciencia podía viajar más lejos de lo esperado y tradar en regresar.
Accedió al mundo espiritual envuelta en niebla negra, su pelo flotaba y sus ojos estaban negros como los de un demonio. Los entes se arremolinaron cerca de ella, algunos con intenciones homicidas, pero los nigromantes sabían detenerlos siempre que la mente estuviera fuerte.
— ¿Quién de vosotros ha sido llamado por otro brujo?.— al principio solo siseos y lamentos sin sentido.— Os lo volveré a preguntar y quiero la respuesta, o conjuraré un portal al vacío absoluto y os mandaré allí. ¿Quién ha servido al otro brujo?.—Los entes que la noche anterior habían empujado al cámara por el balconcillo de la grúa con intención de matarlo dieron un paso al frente.— ¿qué más os ha ordenado?
Uno de los espíritus que tenía expresión de perturbado, contestó con un siseo.
— matarla a ella...
— ¿quien es ella?
— la inspectora...
— ¿cuando?
— pronto...
El ruido de las campanillas de la puerta de la tienda la sacó del trance y frunció el ceño algo mareada. Salió de la trastienda tambaleándose y su expresión se tornó en sorpresa cuando vio a la inspectora Méndez frente al mostrador.
— Buenos días.
— Inspectora qué hace...?— cayó en la cuenta de la advertencia del ente.— no debería venir sola.— la mujer sonrió con cierta soberbia.
— Estoy entrenada y armada, y esto es una tienda esotérica, no Afganistán.
Elora abrió los ojos desmesuradamente cuando vio la niebla oscura formarse alrededor de la mujer. El ente conjurado por el otro nigromante había sido enviado a seguirla con la intención de que obligarla a dispararse con su arma reglamentaria. La mujer sacó su pistola, le quitó el seguro, la amartilló y levantó despacio el brazo con expresión de terror, ella no estaba haciendo eso por voluntad propia. La bruja invocó su poder oscuro, sus ojos regresaron al negro más intenso y su pelo se agitó furioso elevó las manos con forma de garra y el brazo de la inspectora se apartó de la trayectoria de su propio cuerpo apuntando a la puerta de la tienda. Un primer gatillo disparó el tiro que rompió el cristal. Elora apretó los dientes, peleando con el ente oscuro y obligándolo a soltar el brazo de la mujer. El brujo había conjurado un potente hechizo de dominio, de atado, el pobre espíritu sólo podía obedecer ciegamente sus órdenes, pero ella conocía la magia de los indios navajos y ésta unida a la suya, podía lograr su propósito. Murmuró palabras extrañas en la lengua india, los objetos de la tienda empezaron a caer de las estanterías y la frente de la bruja se perló de sudor, el esfuerzo era máximo. Finalmente la inspectora soltó el arma, que cayó al suelo, y Elora sufrió una sacudida que la mandó contra unas cajas cuando el ente "explotó" fruto del tira y afloja de ambos nigromantes.
Apretó con fuerza los ojos, recobrando su color habitual, se había dado un golpe en la espalda y aún estaba mareada del peyote, pero había conseguido salvarla.
— ¿qué... quéee...?
— ¿qué ha sido eso? eso ha sido magia negra. Alguien envió un ente a matarla.— Se levantó despacio del suelo mientras la inspectora hacía lo mismo, al principio incrédula, alucinada de lo que había pasado. Pero estaba acostumbrada a ver cosas terribles en su trabajo y esto le pareció raro, macabro, pero lo había sufrido en sus carnes y era muy real.— ahora ya sabe lo que soy.
El disparo alertó a los vecinos que llamaron a la policía y en menos de cinco minutos tenían allí a una patrulla.
El moreno calmó sus miedos con risas y con multitud de besos y caricias. Si tener aquello a diario implicaba un anillo en el dedo, le daría la talla ahora mismo. Definitivamente no quería regresar al reseco desierto donde la gente endurecida ya no tenía sueños, donde la esperanza era una amarga ilusión vacía, prefería aquella cabaña hippie y noches como esas sin más preocupación que no llegar tarde al trabajo.
Ya empezaban a conocerse y Höor no le prometió que no iría a por el nigromante, pero ella tampoco se quedaría quieta, preguntaría a los entes acerca de ese brujo y les sacaría información.
Por la mañana el olor del café y las tostadas la sacaron de la cama y con un beso de buenos días lo despidió. Conforme arrancó la moto se embutió en lo vaqueros, se puso la primera camiseta que encontró y sin siquiera peinarse corrió hasta la parada del autob ús, que la llevó hasta el trabajo. Aún no era la hora de abrir, mejor porque asó podía preparar el ritual indio. Quemó unos trozos de peyote que inundaron la trastienda de un olor dulzón, la droga alucinógena intensificaba el trance al ser inhalada. Era peligroso, porque dependiendo de la potencia su conciencia podía viajar más lejos de lo esperado y tradar en regresar.
Accedió al mundo espiritual envuelta en niebla negra, su pelo flotaba y sus ojos estaban negros como los de un demonio. Los entes se arremolinaron cerca de ella, algunos con intenciones homicidas, pero los nigromantes sabían detenerlos siempre que la mente estuviera fuerte.
— ¿Quién de vosotros ha sido llamado por otro brujo?.— al principio solo siseos y lamentos sin sentido.— Os lo volveré a preguntar y quiero la respuesta, o conjuraré un portal al vacío absoluto y os mandaré allí. ¿Quién ha servido al otro brujo?.—Los entes que la noche anterior habían empujado al cámara por el balconcillo de la grúa con intención de matarlo dieron un paso al frente.— ¿qué más os ha ordenado?
Uno de los espíritus que tenía expresión de perturbado, contestó con un siseo.
— matarla a ella...
— ¿quien es ella?
— la inspectora...
— ¿cuando?
— pronto...
El ruido de las campanillas de la puerta de la tienda la sacó del trance y frunció el ceño algo mareada. Salió de la trastienda tambaleándose y su expresión se tornó en sorpresa cuando vio a la inspectora Méndez frente al mostrador.
— Buenos días.
— Inspectora qué hace...?— cayó en la cuenta de la advertencia del ente.— no debería venir sola.— la mujer sonrió con cierta soberbia.
— Estoy entrenada y armada, y esto es una tienda esotérica, no Afganistán.
Elora abrió los ojos desmesuradamente cuando vio la niebla oscura formarse alrededor de la mujer. El ente conjurado por el otro nigromante había sido enviado a seguirla con la intención de que obligarla a dispararse con su arma reglamentaria. La mujer sacó su pistola, le quitó el seguro, la amartilló y levantó despacio el brazo con expresión de terror, ella no estaba haciendo eso por voluntad propia. La bruja invocó su poder oscuro, sus ojos regresaron al negro más intenso y su pelo se agitó furioso elevó las manos con forma de garra y el brazo de la inspectora se apartó de la trayectoria de su propio cuerpo apuntando a la puerta de la tienda. Un primer gatillo disparó el tiro que rompió el cristal. Elora apretó los dientes, peleando con el ente oscuro y obligándolo a soltar el brazo de la mujer. El brujo había conjurado un potente hechizo de dominio, de atado, el pobre espíritu sólo podía obedecer ciegamente sus órdenes, pero ella conocía la magia de los indios navajos y ésta unida a la suya, podía lograr su propósito. Murmuró palabras extrañas en la lengua india, los objetos de la tienda empezaron a caer de las estanterías y la frente de la bruja se perló de sudor, el esfuerzo era máximo. Finalmente la inspectora soltó el arma, que cayó al suelo, y Elora sufrió una sacudida que la mandó contra unas cajas cuando el ente "explotó" fruto del tira y afloja de ambos nigromantes.
Apretó con fuerza los ojos, recobrando su color habitual, se había dado un golpe en la espalda y aún estaba mareada del peyote, pero había conseguido salvarla.
— ¿qué... quéee...?
— ¿qué ha sido eso? eso ha sido magia negra. Alguien envió un ente a matarla.— Se levantó despacio del suelo mientras la inspectora hacía lo mismo, al principio incrédula, alucinada de lo que había pasado. Pero estaba acostumbrada a ver cosas terribles en su trabajo y esto le pareció raro, macabro, pero lo había sufrido en sus carnes y era muy real.— ahora ya sabe lo que soy.
El disparo alertó a los vecinos que llamaron a la policía y en menos de cinco minutos tenían allí a una patrulla.
Última edición por Elora Paine el Miér Feb 21, 2018 4:46 am, editado 1 vez
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)
Detuve la moto frente al departamento de policía. Elora me había dado varias claves y ahora solo necesitaba con eso y la matricula que conseguí en la persecución, descubrir el paradero de ese hombre y su identidad.
Al entrar saludé a los de la entrada y pregunté pro la inspectora a su secretaria mientras lazaba la mirada hacia su oficina que estaba en una planta superior desde donde veía a través de sus paredes acristalas al resto de funcionarios que trabajaban.
-No esta Höor, ha salido temprano.
Chasqueé la lengua, necesitaba usar el ordenador, no podía dejar pasar mas tiempo,ese brujo era peligroso y era cuestión de tiempo que de nuevo tratara de dar muerte a alguien.
-Me dejas un momento -pedí con una sonrisa irresistible mientras rodeaba la silla donde estaba sentada y apoyaba mi mano en la mesa, mirando la pantalla por encima de su hombro. Levé mi dedo indice hacia las teclas indicándole lo que quería que me buscara.
La secretaria que era jovencita, abrumada al final cedió y empezó a buscar la matricula y todo lo demás.
-Höor su nombre es Paul Hardman -mis ojos se centraron en la dirección que salia en la ficha policial.
-Gracias preciosa te dejo una -aseguré guiñándole un ojo mientras salia disparado hacia la puerta dejando a la joven con mi nombre en sus labios pidiéndome que no fuera sin el permiso de la inspectora.
Arranqué la moto y con el casco aun en el codo salí disparado hacia la casa del sospechoso, tenia que darle caza antes de que alguien mas muriera en el intento y dadas las horas que eran debía estar a punto de salir de allí rumbo al trabajo.
Vivía en las afueras, en una casa de dos pisos con planta baja en un barrio bastante turbio que imaginaba le daba cierta protección como la chusma que era.
Aparqué la moto un par de calles allá y con la nueve milímetros en al mano corrí a toda velocidad hacia la casa del brujo.
En la tienda de Elora:
Una patrulla de refuerzo policial llega para socorrer a la inspectora y tomar parte del atentado.
El teléfono de la morena suena, es su secretaria, abrumada le cuenta que el policía Cannif a estado en comisaria y que por su cuenta y riesgo ha decidido acudir a detener al sospechoso.
Al entrar saludé a los de la entrada y pregunté pro la inspectora a su secretaria mientras lazaba la mirada hacia su oficina que estaba en una planta superior desde donde veía a través de sus paredes acristalas al resto de funcionarios que trabajaban.
-No esta Höor, ha salido temprano.
Chasqueé la lengua, necesitaba usar el ordenador, no podía dejar pasar mas tiempo,ese brujo era peligroso y era cuestión de tiempo que de nuevo tratara de dar muerte a alguien.
-Me dejas un momento -pedí con una sonrisa irresistible mientras rodeaba la silla donde estaba sentada y apoyaba mi mano en la mesa, mirando la pantalla por encima de su hombro. Levé mi dedo indice hacia las teclas indicándole lo que quería que me buscara.
La secretaria que era jovencita, abrumada al final cedió y empezó a buscar la matricula y todo lo demás.
-Höor su nombre es Paul Hardman -mis ojos se centraron en la dirección que salia en la ficha policial.
-Gracias preciosa te dejo una -aseguré guiñándole un ojo mientras salia disparado hacia la puerta dejando a la joven con mi nombre en sus labios pidiéndome que no fuera sin el permiso de la inspectora.
Arranqué la moto y con el casco aun en el codo salí disparado hacia la casa del sospechoso, tenia que darle caza antes de que alguien mas muriera en el intento y dadas las horas que eran debía estar a punto de salir de allí rumbo al trabajo.
Vivía en las afueras, en una casa de dos pisos con planta baja en un barrio bastante turbio que imaginaba le daba cierta protección como la chusma que era.
Aparqué la moto un par de calles allá y con la nueve milímetros en al mano corrí a toda velocidad hacia la casa del brujo.
En la tienda de Elora:
Una patrulla de refuerzo policial llega para socorrer a la inspectora y tomar parte del atentado.
El teléfono de la morena suena, es su secretaria, abrumada le cuenta que el policía Cannif a estado en comisaria y que por su cuenta y riesgo ha decidido acudir a detener al sospechoso.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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