Dark Road to Arizona. [Ruta 66~2017]. (priv)

Recuerdo del primer mensaje :

Further on up the road:

Spoiler:

Sonaba Johnny Cash en la Jukebox, era la marca de la casa. Había fotos de la estrella por todas las paredes, el dueño era un fan incondicional.

— ¡Vete a la mierda Barney! y traéme el jodido desayuno!!.— la bruja estaba de mal humor, no le gustaba madrugar y había tenido que hacerlo para cobrar un pedido especial de tequila. Las botellas estaban rotuladas con un gran sapo marrón y la propia bebida se llamaba El Sapo. A ese lado de la frontera el tequila y el bourbon se bebia a partes iguales en los bares de carretera y trerlo de México era mucho más caro y tedioso que destilarlo del las plantas de agave que crecían en el desierto de Arizona. Aquella vasta extensión de tierra, cruzada por el desierto del Mojave y el Gran Cañón, estaba muy despoblada, sus carreteras secundarias, como la Ruta 66, amparaban a fugitivos y almas solitarias que preferían vivir sus existencias sencillas en caravanas de latón y casas de madera, bajo un sol abrasador y la sensación del salvaje oeste impregnado en cada piedra.

El Barney's era un café de mala muerte en mitad de la nada, por donde sólo pasaban los coches y turistas nostálgicos del esplendor de la Ruta 66. Desde que se construyeron las interestatales y la vieja carretera perdió fuelle, la población se redujo drásticamente así como las oportunidades de negocio. Era el lugar adecuado para los negocios discretos como el suyo, aquellos que además bordeaban la legalidad de vez en cuando. Solía desayunar allí al menos tres o cuartro días a la semana, y el viejo y gordo Barney siempre tenía halagos y proposiciones indecentes para la morena, era ya como una sana costumbre. Las caras siempre eran las mismas; Luke el mecánico, Andy el de la gasolinera, Tom el de la tienda de suministros, Bessie la de la tienda de armas...una pequeña comunidad afincada en Crookton, a mitad camino entre Seligman y Williams, las dos únicas ciudades que sí salían en los mapas.

Las gafas de sol la protegían del dolor que inflingían los malditos rayos a esas horas, cuando debería estar durmiendo la resaca del siglo. Encendió un cigarrillo y aspiró una bocanada. Estaba prohibido fumar en los establecimientos segun la ley, pero ¿quien iba a venir a recordárselo? allí todo el mundo lo hacía. Le lanzó el paquete a Luke, que ya había tenido un infarto y no debería fumar, pero fumaba igualmente.

Barney le soltó el plato con huevos y bacon crujiente delante de la cara.

— ¿y ahora me dirás que te traiga café? cada día eres más gruñona.
— Mueve tu culo hacia esa barra y traéme el café. Tú cada día eres más impertinente. Un día de estos te juro que te voy a sacar los dientes con ese bate que tienes colgado ahí.
— pues sal conmigo y verás que pronto se acaban las impertinencias.
— Soy lesbiana.
— y una mierda.
— Vale, no lo soy, pero paso de tí, me gustan más guapos.
— Bah! no sabes lo que te pierdes.
— Pídeselo a Bessie!! a ella sí le gustan preñados como tu!!

Barney masculló algunas maldiciones y el resto de parroquianos estallaron en carcajadas, incluida Bessie, cuyo marido era también de los que habían abusado de las hamburguesas y los donuts. Sonrió entre dientes y mordisqueó el bacon. Al menos no estaba chamuscado, en eso ganaba puntos, sabía preparar buenos desayunos. Cuando llegó el café lo sujetó entre las dos manos y lo olió. No había nada mejor que café después de una larga noche de chupitos.

Sacó el móvil porque le había vibrado y leyó el whatsapp que acababa de recibir.

D < ¿me haces cuatro bocadillos para esta noche? especiales, de los que tu ya sabes como me gustan.>
Elora < ok, sin tomate y sin mayonesa. A las 8 donde siempre.>

La D pertenecía a Donnie "Lucky" Bonanno, un mafioso de la zona que controlaba parte suministro de cocaína y tenía varios locales, entre bares, clubs de strippers y hasta un motel. Acababa de pedirle 4 cajas de 20 botellas cada una de tequila blanco con doble destilación, de unos 60 grados de alcohol. Normalmente el tequila se destilaba a 35-45, estaba regulado así, pero ella solía atender encargos especiales, ya que su negocio era pequeño y familiar. Envasaban botellas para comercializar legalmente a pequeña escala, y el beneficio real se lo llevaban con el menudeo aquí y allá. Cuando se acababa la temporada del agave, la planta que servía de base para la bebida mejicana, destilaban bourbon a base de maíz. Tenían apenas diez barricas de roble de 55 galones, lo cual les daba unas dos mil botellas al año. No estaba mal.

La bruja le dio un empujón al gordo que se le echó encima y al otro que se reía por su cara le lanzó un zapato, luego tuvo que ir a recogerlo, claro está. Salió de la piscina a trancas y barrancas y cuando llegó hasta Höor supo que estaba medio borracho y eso aún la enervó más.

— ¿Que no me fío de ti? pues claro que no!! ¿qué puede pasar? ¿que te emborraches y te ligues a una pelirroja? ¿quizás que te de por robarle una caja fuerte a un cártel de la droga? Nah! es que soy una exagerada. En realidad de ti me fio un poco, de ellas nada.— Escurrió uno de sus zapatos quitando el agua y puso los brazos en jarras maldiciendo.— Mecagoenalgogordoypeludoynoeselrabodeungato.

La tal Ingrid se le acercó con su encantadora sonrisa y su vestido de moda chachi de esa que parecía que lo compras en un mercadillo pero es de Prada. Bueno. Pues su vestido de lunares si que era de un mercadillo y qué. Ahora estaba arruinado. La chica le ofreció ropa seca.

— No es necesario gracias, me secaré en seguida.— Para algo sabía algunos trucos, si no pudiera ni secarse, que clase de bruja de mierda sería.— Vengo en un momento...amor.— Marcó territorio besando a Höor y se fue al baño. Allí se encerró en una de las cabinas e invocó a los entes para que se arremolinaran cerca de ella y levantaran el aire cálido haciendo de secador gigante. En ese momento entraron dos mujeres charlando y pudo escucharlas al otro lado de la puerta.

— Pues si se le dices al productor lo que me has contado, el director se va a de patitas a la calle.
— Se lo merece por cabrón, el papel principal debía ser mio y esa zorra que no sabe hacer ni el huevo se lo ha quedado.
— seguro que se la folla.
— seguramente.
— hablando de follar, ¿has visto al nuevo especialista?
— joder, sí, está muy bueno. Pero he visto a la lagarta de Ingrid echandole la caña.
— Bah, tía, pasa de él, es un don nadie.
— Ni que lo quisiera para casarme con él, para un buen polvo si que me lo camelaría, y aunque sea solo por levantárselo a la zorra.

A Elora se le agrió la bilis. Qué gentuza más superficial y asquerosa. El cine era así, al parecer. Lo del director le escamó, ese hombre se había portado muy bien con ella, así que sacó el móvil que se había salvado del chapuzon porque el bolso no tocó el agua, y le mandó un mensaje contandole lo que habia escuchado. Cuando las dos tipas se marcharon, la bruja salió ya casi seca del todo, y se dirigió al jardín donde seguía Höor. No pensaba pisar esa limusina ni muerta.

— Los secadores de hoy en dia son fantásticos.— Pasó el brazo por la cintura del poli y sonrió ladina a Ingrid. Acababa de conjurar un ente que tenía ordenes de romperle la tira del sujetador. Cuando la actriz notó que se le caía la ropa interior se disculpó y se fue. Eso por ser pelirroja y tocar lo suyo.

Cuando Ingrid con cara de apuro se despidió pidiendo que la disculpáramos mi sonrisa se ladeó y mis ojos buscaron a la bruja tirando de su cintura para pegarla a mi cuerpo.
Mis labios surcaron su boca despacio, sin dejar que se apartara, pese a que su ceño seguía fruncido por mi estado.
-¿que has hecho bruja? -le pregunté con una ladeada sonrisa que delataba lo mucho que me excitaba esa posesividad que mostraba.
Sus dedos se enredaron en mi pelo, tiro de mi hacia ella hasta que nos fundimos en un beso húmedo , mis manos a su culo y un manotazo para que las subiera mientras se reía por mi necesidad de ella.

Un toqué en mi hombro me hizo girarme mientras me relamía, era la actriz principal, una rubia de ojos azules que sin duda tenia un cache considerable.
Iba completamente ebria, y en uno de esos alardes de hacer lo que le daba la gana y aletada por las amigas, ese corrillo que siempre le reían las gracias me dijo ignorando a mi acompañante, que no podía permitir que el especialista fuera mas atractivo que el actor principal y que iba a pedir que lo sustituyera en las escenas eróticas.
Ladeé la sonrisa ignorándola, si algo había aprendido con el tiempo es a ignorar a las mujeres borrachas cuando no me interesaban y meterme en problemas con una actriz como ella implicaría perder el trabajo, un trabajo que necesitábamos para pagar las facturas.

Esta no acostumbrada a ser ignorada se quitó la camiseta quedándose en ropa interior y azuzando a todos los presentes a entrar en la piscina me miró con picarda para que la siguiera. Quería celebrar allí el inicio de una película que según ella seria taquillera.
No solté a la bruja en ningún momento conociéndola era capaz de cualquier cosa, incluido que los pelos le flotaran, las venas se le pusieran negras y todo a nuestro alrededor ardiera.

Volví a enredar mi lengua con la de ella, la oía bufar con esa mala ostia que la caracterizaba, con lo pequeña que era no se de donde la sacaba.
Fue en ese instante en el que un grito desgarrados volvió a hacer que separara mis labios de los ajenos. La actriz principal, Catherine gritaba en un autentico estado de nervios, la gente empezó a arremolinarse alrededor de la piscina, uniéndose a sus gritos, salí corriendo hacia allí, un cuerpo de una mujer flotaba sobre las aguas tiñendo el agua de carmesí.

Me lancé sin pensarlo mientras otros dos hombres ayudaban a salir a Catherine, alcancé el cuerpo de la mujer y tiré de ella para sacarla.
Mis intentos por reanimarla no tuvieron ningún éxito.
-Llamar a la policía y a una ambulancia -les dije a los demás que miraban la escena entre cuchicheo mientras yo intentaba sin éxito recuperarla.

No se habia ahogado, era un asesinato, la sangre delataba ocn claridad su estado.

Cuando la zorra de la actriz principal se puso a calentarle la oreja y lo que no era la oreja a Höor, la bruja entornó los ojos y la maldijo en veintinueve idiomas, algunos de ellos lenguas desconocidas en ese tiempo. Es lo que pasaba cuando de pequeña hablaba con los muertos en los laaaaaargos días de aburrimiento y les pedía que la enseñasen a insultar en arameo, círilico o fenicio. La muy barragana se creía con derecho a hacer lo que le viniese en gana porque estaba medio buena y era medio famosa. Meh.

Pues ella era bruja, oscura y de las malas. O sea, era buena, pero tenía mala leche si la provocaban y esa furcia recauchutada de silicona la estaba cabreando.

— No intentes comprarme con besos ni carantoñas Cannif!! estoy muy cabreada!! ¿Pensabas venir a esto y dejarme en casa? ¿tú me ves cara de ser comprensiva o es que hoy te has levantado optimista?.— refunfuñó sin cortarse un duro, no se había cruzado el desierto para empezar desde cero con él para que ahora la dejara tirada por una pedorra que se creía buena actriz y era más mala que hecha de encargo.

En ese instante el grito de la rubia alarmó a los presentes y esta vez con razón: un cadáver flotando en la piscina. Höor la intentó reanimar pero Elora se cruzó de brazos, el espíritu de la chica estaba en el borde la piscina observandolos a todos, la bruja se apartó un poco haciendole una seña para que caminase hacia ella.

— ¿Qué te ha pasado?
— ¿estoy muerta?
— si. ¿Te caiste a la piscina?
— no... no recuerdo bien. Estaba bebiendo un gintonic que me dio Karen y... me empecé a marear.
— ¿Karen te mató?
— pues... No sé. También estaba Ricky.
— No conozco a ninguno ¿puedes contarme algo más?
— Karen es asistente de producción y Ricky el director de casting, me estaban diciendo que iban a sustuir a Catherine por mi, que apenas había grabado unas escenas y terriblemente mala.

La bruja entrecerró los ojos sonriendo de medio lado. "Ya te tengo, zorra, donde las dan las toman." Cuando Höor se retiró de la escena del crimen lo cogió del brazo y le susurró al oido.

— Tenemos que hablar, la muerta me ha contado cosas.— La policía les tomó declaración a todos y tras un par de horas pudieron volver a casa. Le contó a Höor lo que le había explicado el espíritu.— La asesina podría ser tu amiguita la rubia, creo que no lleva bien que la cambien por otra.— Lanzó la ropa estropeada a un balde y se colocó un camisón corto de raso blanco.— Ve con cuidado, no quiero verte cerca de ella.

Aunque la razón no era sólo que pudiera ser una tipa peligrosa, era que no quería dejar a Höor cerca de ninguna lagarta. Era la primera vez que tenía una relación "seria" con alguien, una relación con intención de durar y se sentía como un pitbull guardando su hueso. Quizás hubiera un poco de inseguridad en el fondo, pero es que no quería que ninguna mujer más "normal" o apropiada para él se lo pudiera quitar. ¿Eso era delito? pues por ella, que la detuvieran.

Llegamos a casa en taxi, yo había bebido bastante y a la bruja no le dejaba llevar mi moto ni por asomo.
Elora aseguraba que había hablado con la muerta y que pensaba que Catheina era la asesina.
La bruja era temperamental, pero yo como policía trabajaba con el rigor de las pruebas y sinceramente no las tenia.
Tampoco es que en este momento ejerciera como tal, pero sabia que primero se haría la autopsia, quizás había caído ebria al agua e incapaz de salir se había ahogado o golpeado.
-No te preocupes bruja -aseguré tirando de su cintura.
Su camisón blanco dejaba los muslos a la vista, yo llevaba una encima en la que solo quería perderme en el vaivén de sus caderas -deja que se encargue de esto la policía -susurré contra sus labios deslizando mi lengua por su inferior.

Empujé su cuerpo contra el lecho,cayendo ambos sobre las sabanas riéndonos.
-Señorita Pain, yo me he despertado con optimismo y me voy a dormir metido entre tus piernas – dije mordiéndole el labio inferior.
Con nuestros dedos entrelazados, nuestros cuerpos buscándose y nuestras bocas jadeando contra la ajena sonó mi móvil.
Gruñí, no quera hacerle caso, pero la insistencia me hizo acabar cogiendo el maldito teléfono.
-¡¿Quien?! -rugí con mi hombría dentro de ella.
Al otro lado el director de la película, de cierto modo el que mandaba por encima de todo.

La bruja me empujo para que saliera y me dejé caer en el colchón aun con la respiración errática.
-Enhorabuena Höor -me dijo con un tono amistoso en la voz -el actor principal deja la película, es muy supersticioso y dice que tras la muerte de hoy no quiere verse inmerso en estos hechos, por el parecido entre ambos hemos pensado que podrías sustituirlo.
Ademas se te da bien interpretar las escenas de acción, así que harás las veces de especialista y actor.
Mañana hablamos los términos del nuevo contrato.
-Pero..espera -dije intentando que me escuchara.
-Es una gran oportunidad, esto puede lanzarte al estrellato -dijo antes de asegurarme que mañana hablaríamos.

Bufé cuando me colgó, mis ojos buscaron los de la bruja, cuando le dijera que la rubia y yo íbamos a tener que estar mas juntos de lo que ella imaginaba iba a volar todo en esa cabaña.
Busqué de nuevo sus labios dispuesto a continuar enredado en su piel, ya le daría la noticia después porque si lo hacia ahora me quedaba fijo sin follar.

¿Una llamada de trabajo? bueno, esa noche había sido larga y agotadora para todos, a saber qué querían, seguramente con lo del asesinato hubieran cambiado algo las cosas, los turnos o vaya usted a saber. No le dio más iportancia y se abandonó al placer que habían tenido que cortar por el sonido del puñetero movil, pero antes cogió el aparato y lo lanzó al cubo de la ropa sucia en una clara amenaza de que si volvía a cogerlo mientras se revolcaban, sí que iba a pasar algo malo.

El despertador sonó y la radio se puso en marcha automáticamente con una canción de raggaetón a toda pastilla. La cara de Höor lo decía todo, pero le estaba bien empleado por beber más de la cuenta y ligar con actrices asesinas. Las tostadas saltaron de la tostadora y el olor a café se extendió por la cabaña, Elora ya estaba duchada y desayunaba a toda prisa mientras se colocaba unos vaqueros, una camiseta de tirantes y sandalias, ella tenía que trabajar, así que dejaría que el poli guaperas se dedicara a sus menesteres.

— ¿Comemos juntos? avísame si te viene bien, y si no, a la tarde tengo que pasar por la tienda de móviles, creo que ayer se mojó un poco el mio y la pantalla hace cosas raras.

Mordisqueó una tostada mientras lo veía remolonear entre las sábanas (estaba bueno el jodido poli) y sonrió para sus adentros. Mejor actor de reparto que camello de un cártel mexicano. Debería estar de mal humor por lo que pasó la noche anterior pero curiosamente no lo estaba...a ver lo que tardaba Höor en cambiar eso. Soltó una carcajada mental al pensarlo, porque la verdad es que desde que se conocían se estaban mortificando el uno al otro pero de una forma en la que sus vidas parecían montañas rusas, con toda la diversión incluida.

— Arriba dormilón, y no te metas en líos..— besó sus labios y salió escopeteada. Cogió el bus y se plantó en la tienda esotérica, las facturas había que pagarlas, así que ella cumpliría su parte. Llevaban unos mese de relativa "tranquilidad" y ese cambio le gustaba, no veía la necesidad de meterse en más follones por el momento, aunque dudaba que Höor lo dejase estar tan pronto, el tema del asesinato era cosa de la poli, pero él era como un perro sabueso y no pararía hasta dar con el asesino.

Se pasó la mañana preparando un aceite esencial que curaba las migrañas, un encargo especial de una clienta asidua, una empresaria de éxito que sufría de mucho estrés. O quizás es que la silicona le presionaba el cerebro, pero en cualquier caso, se estaba moviendo con gente muy pudiente, empezaba a ver viable lo de tener su propio negocio, una tienda de remdios "magicos" que tendría que disfrazar como"medicina natural o terapias alternativas" para poder llevarlo a cabo. Tenía talento, y sabía que muchos famosos pagarían cantidades grandes por un poco de su don. ¿Por qué no?

Empezó a mirar online algunos bajos, los alquileres eran altos, pero si conseguía promocionarse...¿y una página web? Hmmm...todo eso tendría que valorarlo, pero estaba dispuesta a triunfar en Los Ángeles.

Con una resaca de tres pares de cojones me cubrí el rostro con la almohada intentando no escuchar como Elora se dedicaba literalmente a joderme y no precisamente como me gustaba.
La música sonaba a toda ostia y lancé mi mano golpeando la radio entre gruñidos y bufidos mientras la bruja se reía literalmente de mi vistiéndose.

“ ¿Comemos juntos? avísame si te viene bien, y si no, a la tarde tengo que pasar por la tienda de móviles, creo que ayer se mojó un poco el mio y la pantalla hace cosas raras.
-No -gruñí malhumorado desperezándome entre las sabanas.
Su cejó fruncido chocó con mi sonrisa socarrona, puede que ella no lo supiera aun, pero yo estaba dándole vueltas a como decirle la buena nueva sin que me tirara la tostadora a la cabeza.
Estaba claro que no era el momento, comía tostadas, el cuchillo con el que entendió la mantequilla estaba cerca, mejor en otro momento.

El momento perfecto vino justo cuando me dijo que no me metiera en líos, escuché sus pasos cruzando el umbral de la puerta y cerrándola tras ella.
-Amor, que me han dado el papel principal, no hay prisa ya lo celebraremos.
Yo mismo me eché a reír consciente de que no lo había oído, pero se lo había contado, no podía decir lo contrario.

Me vestí calzandome unos vaqueros, una camiseta azul con un surfista dibujado en ella y la chupa encima.
Me bebí un café, me esperaba un día complicado, no tenia ni puta idea de actuar. Una cosa era pegarme de hostias y saltar entre los edificios, o rodar por los suelos tirándome de un coche en marcha y otra muy distinta tener que dar la replica a la actriz amiga de mi novia.

Mejor de lo esperado, la mañana trascurrió sin demasiados problemas, grabamos unas cuantas escenas de acción, de momento diálogos breves pues no había podido estudiarme el guion, así que con el beneplácito del director, con un buen incremento en la nomina y con el guion bajo el brazo me largué a por la bruja con la que había quedado para comer.
Catherine me había dicho que la llamara para cualquier cosa y que si necesitaba practicar algún trozo de lo que necesitaba tener claro para mañana que ella se prestaba.
La verdad es que fue amable, creo que Elora tenia su particular caza de brujas con ella, pero en mi opinión solo eran celos basados en una noche de fiesta y borrachera en la que todos podemos equivocarnos.
No había ninguna prueba que la incriminara.

Llegué a la tienda de la bruja, ella estaba con un cliente, así que esperé mi turno mirando unos cuantos artilugios que tenia colocados en vitrinas.
Cuando se quedó libre me acerqué a ella sonriendo con picarda.
-Vengo a comer, pero creo que podría saltarme esa parte si nos damos una tregua en la trastienda -dije con picardia.

Arrastró al moreno al almacén y lo empotró contro una caja de incienso hindú repasando sus morretes con la lengua.

— No hay por qué elegir.— extendió la mano y una corriente de energía giró el cerrojo de la puerta principal, ventajas de ser una bruja y saber algunos trucos. La comida estaba hecha porque sería algo precocinado, ¿por qué no darse el gusto? eso sí era una buena forma de relajarse en su hora de comida del trabajo, eso sí tendría que ser rapidito. Le desabrocho el cinturón con destreza y se bajó sus vaqueros quitándoselos rapidamente para enganchar las piernas a su cintura. El estrecho almacén olía a cartón, a polvo y a especias raras, pero peor sería un cuarto de contadores de esos llenos de arañas. Enredó las manos en su pelo mientras movía la cadera contra su hombría para dar rienda suelta al calentón. No tenían mucho tiempo y la verdad es que le habían dado las ganas al escucharlo, era la primera vez que comían en su trabajo y que eso podía suceder, el morbo estaba servido. Los besos pasaron a ser mordiscos urgentes, su cabeza golpeó una caja al echarla hacia atrás cerrando los ojos cuando se hundió en ella, dejando escapar un gemido de placer seguido de una risa por el golpe. Höor era guapo y tenía esa pinta de tipo duro y pasota que a las mujeres las volvía locas, sabía que ella le ponía mucho, pero no podía evitar dudar, sentirse amenazada por todas las féminas más altas, más guapas y más rubias. Su historial de abandonos la hacían muy susceptible a sufrir de celos por ese motivo, pero cuando estaban juntos así realmente sentía que encajaban, que se complementaban y se deseaban por igual.

Les cayó polvo encima porque con las embestidas se movieron las cajas y arriba del todo no es que estuvieran muy limpias, pero entre risas y gemidos se vaciaron por completo de nuevo, como si hiciera dos meses que no se cataban. Despeinada y hambrienta, se colocó de nuevo la ropa y se sacudió el pelo comentando.

— mmmm... este almacén ya no lo veré igual desde hoy.

Sacó de la nevera que tenían en la trastienda unas pizzas y las calentó al microondas, sería una comida basura, pero como habían empezado por el postre, qué más daba.

— Estoy pensando que... no es tan mala ide empezar mi propio negocio. Estoy conociendo a muchos clientes con mucha pasta y creo que podría triunfar si lo monto bien. Esta vez nada de trabajo en B, todo legal, prometido. No quiero lios con la ley, señor agente, a menos que sea usted el que venga a detenerme y a meterme en el calabozo.— mordisqueó la pizza provocándolo.— ¿Qué tal tu mañana? eso es un guión? pensaba que los especialistas no decíais muchas frases.

Sentado en el taburete me reía cuando dijo que no vería nunca mas igual ese almacén.
-Por mi no hay problema en comer mas a menudo -bromeé guiñándole un ojo mientras ella revolvía mi pelo por esa socarrona sonrisa que me traía.
Me metí un trozo de pizza en la boca masticándolo rápido, había apurado el tiempo de la comida en otros menesteres mas urgentes y ahora me tocaba engullir.

“Guion”
Me atraganté al escuchar la palabra y su pregunta después, tosí mientras golpeaba mi pecho para que el trozo pasara bebiendo después un buen vaso de agua.
-Bueno, si....los especialistas no hablan mucho...el caso es que... -ya estaba dándole vueltas, lo que me llevo a mi gran escusa del día – te lo he comentado esta mañana pero no me debes haber prestado mucha atención -¡Sorpresa amor mio! Soy el nuevo actor principal -dije como si esperara que cayera confeti del cielo y no las ostias que iban a lloverme.

Ágil como una pantera cambie de tema, como si lo que acabara de decirle pudiera pasar completamente desapercibido y como si no viera ese ceño fruncido y como cogía el guion de la mesa para mirarlo pasando las paginas entre bufidos hasta llegar a la del beso, donde se le escapó un “Aja”
-¿que decías de lo de montar tu negocio? Lo veo una gran idea, creo que tienes mucho talento como para desperdiciarlo aquí -dije de forma apresurada mientras ella elevaba su mirada por encima de las hojas clavandola en mis pardos.
-Te he dicho lo guapa y sexy que estas cuando te enfadas -dije finalmente quitandole los papeles de las manos
-Te quiero Elora y eso es algo que no va a cambiar nada, ni nadie. Esto será temporal, yo nací para ser policía o ladrón -bromeé sacandole la lengua - y en cuanto estudien mi expediente y todo se soluciones volveré a eso.
Lo mio no es interpretar acción, si no vivirla.

Acerqué mis labios a los suyos, eran ciertas mis palabras podía pasar el día rodeado de bellas mujeres, pero yo ya estaba colgado de uno bruja que podía arrancarme las pelotas de jugársela.
-mi sueldo se ha incrementado mucho Elora puedes montar el negocio a lo grande, mira la cuenta y entenderás de que estoy hablando...aprovechemos esta oportunidad, monta tu negocio y en cuanto funciones, volveré al cuerpo de policía y olvidaremos lo de actor par siempre.
Para mi era importante darle una buena vida, yo había visto a mi madre borracha en una mierda de caravana, no quería una vida así para ella.

Se cruzó de brazos enarcando una ceja cuando le dijo que se lo había dicho por la mañana... ajá...¿en qué universo paralelo? porque en ese no, desde luego. Así que el actor principal, eso significaba que tendría que hacer escenas con la tal Catherine, esa rubia siliconada que tenía piernas largas como la carretera de Arizona. ¡Oh! que bien! que fantástico todo! iba a tener un novio famoso y guapo al que perseguirían las fans por la calle, le ofrecerían papeles en pelis con Jason Statatham y Bruce Willis y ella se quedaría en casa mordiéndose los puños muerta de celos.

"Te quiero". Esas palabras la sacaron de la película que se acababa de montar en su cabeza. Dos palabras malditas, dos palabras que la gente decía sin pensar, por costumbre. Dos palabras que apenas significaban nada a fuerza de repetirlas a la ligera. Ella no se lo había dicho aún, no estaba preparada para decir algo así. Nadie se lo había dicho nunca en su vida de una forma que fuera sentido de verdad y ahora el maldito forastero-poli-ladrón-matón-reconvertido-a-actor se lo soltaba así a la ligera. Frunció el ceño y puso los brazos en jarras mirando a Höor con los ojos a punto de relampaguear.

— Espera. Así no es.— Bufó y gesticuló.— No me hace gracia que tengas que besar a esa zorra rubia ¿y si te explota la silicona en la cara? no quiero tener un novio sin nariz y que cuando me pregunten tenga que contar que te explotaron las tetas postizas de una mala actriz en la jeta. ¡Y encima es que así no es! Me has dicho "te quiero" en una mierda de almacén lleno de polvo, en mitad de una excusa que creo que te has inventado y... y... ¡¡así no debía ser!! algo así tienes que decirlo... no sé!! frente a la playa, o...en la cama pero... así no.

Se movía gesticulando rápidamente porque estaba cabreada, no quería que besara a Catherine, ni que le explotara la silicona en la cara, ni que se inventara excusas, ni que le dijera "te quiero" de cualquier manera. No podía pensar racionalmente, seguramente después vería las ventajas de la cuenta en el banco, seguramente después se lo tomara de otro modo y se reiría de su arranque, pero se había sentido como una mierda por un momento, de nuevo vuelta a esa vida en la que los demás decidían las cosas: cuando se iban, cuando volvían, cuando decían "te quiero" aunque fuera en mitad de una bronca, o si no regresaban jamás. "Joder Elora, mira que eres insegura." Pensó. Bueno y qué. Cada cual era como era y ella en los asuntos del corazón no había tenido mucha suerte, apenas podía creer que les fuera tan bien juntos, y las cosas ya estaban cambiando. No quería que eso cambiase, no quería que las nuevas opciones que se abrian ante ellos pudieran arrebatarle lo que tenian. A la mierda el banco y el negocio, si eso iba a suponer que dejaran de estar como estaban, entonces prefería seguir siendo una hippie.

Sabia que iba a cabrearse, la conocía lo suficiente como para saber que sus celos no la dejarían ver mas allá de ese beso que había leído en el guion.
Negué con una ladeada sonrisa mientras atrapaba su muñeca para orillarla contra mi cuerpo, cayo entre mis brazos mientras la escuchaba muy atento sin poder dejar de sonreír, quizás porque hasta cabreada era graciosa.

La entendía, yo era muy posesivo, y mi cabreo lejos de ser así, hubiera ido por otros derroteros infinitamente menos cómicos y mucho mas dramáticos que hubieran podido acabar con todo.
Mi carácter era volátil, impulsivo cuando me ponía a malas y agradecía que el suyo aunque era fuerte pudiera ser controlado.
Tomé sus labios silenciandola, asumiendo que era cierto, que sin querer había soltado ese “te quiero”, no pensado, no premeditado y que pocas veces había dicho pues, siempre había tenido relaciones esporádicas.
Mi trabajo tampoco daba para mucho mas, siempre de misiones, con la vida en juego, pocas mujeres podían comprender mi forma de vida y menos asumirla si querían acabar formando familia.
-Puedo limpiar el almacén para repetirte ese te quiero, pero creo que este se me ha escapado sin pensar y eso lo convierte en una verdad ¿no crees bruja? Estoy aquí

Aparte su pelo del rostro para enfocar sus pardos.
-Estoy aquí para quedarme. El dinero nos ayudara, te ayudará a cumplir tu sueño, un beso no significa nada, es solo una actuación, no lo siento, no lo quiero, y no lo busco, yo tengo todo cuanto quiero y lo tengo frente a mi en estos momentos.

Mordí su labio inferior, el tiempo se me acababa, tenia que volver al trabajo.
-Elora, si no te sientes segura rechazaré el trabajo, no voy a permitir que el dinero nos gane la batalla.
Quizás si una bomba, una bala en medio de un tiroteo o esos pelos que te flotan cuando te enfadas, pero no esto, porque a mi ser famoso, actor no me importa nada. Siempre he dedicado mi vida a proteger a quien no puede hacerlo por si mismo, no me veo una vida como actor, quiero volver al cuerpo Elora.

Se sintió un poco estúpida al escuchar a Höor explicarle que era sólo una actuación, que el dinero les vendría bien, que lo usaría para ayudarla a ella a arrancar y tener éxito con su empresa. Estaba siendo irracionalmente celosa, estaba viendo fantasmas donde no los habían, pero no lo podía evitar.

— De acuerdo...prometo intentar no montar ningun numerito si me prometes que me repetirás esas dos palabras como debe ser, en una cena romántica en la playa.— enarcó las cejas.— ¡¿qué?! no me mires así, estoy hasta las narices de ser la chica mala del pueblo, quiero mi momento de princesa Disney, aunque sea sólo por una vez.

La puerta de la tienda sonó, había entrado alguien y tenía que volver al trabajo, besó sus labios y le apuntó con el dedo.

— Hoy cocinas tú.— sonrió y se fue al mostrador, tenía que seguir un par de horas más hasta que acabase su turno.




La policía de LA estaba tratando el crimen de la piscina como un asesinato en primer grado, había un combo de medicamentos y drogas en el cuerpo de la joven y varios sospechosos cuyas coartadas estaban siendo revisadas, pero nada del otro mundo. En la industria del cine se daban este tipo de casos a diario, celos, deudas, envidias, crímenes pasionales... Pero en este caso había un par de flecos que cojeaban. ¿Quien querría matar a una directora de casting? evidentemente los primeros sospechosos eran los actores no contratados, como Catherine, pero ésta tenía coartada.

La inspectora Méndez, una mexicana afincada en LA era la responsable del caso. El teléfono de Höor sonó.

— Soy la inspectora Méndez señor Cannif. Sé quién es usted y sé que está a la espera de que asuntos internos resuelva su caso. Necesito que usted trabaje desde el terreno para nosotros, y a cambio yo me cobro un favor que me deben los de internos. ¿Qué me dice? agente infiltrado sobre el terreno, no voy a encontrar otro más oportuno.

Llegué a casa antes que la bruja, iba dándole vueltas a la conversación mantenida con la inspectora, era mi billete de vuelta al cuerpo de policía.
En principio parecía una misión sencilla, ya estaba infiltrado, posiblemente el asesinato fuera debido a los celos, a envidias por conseguir un papel y ascender en el terreno profesional.
Atrás quedaban los tiroteos, las bandas de narcos, a todos los efectos esto parecía un juego de niños. Un trabajo mas de investigación que de acción.

Me llevé a la playa la barbacoa, la carne y unos cojines que coloqué alrededor de una mesa baja, unas velas, quería algo especial para Elora.
En ocasiones no me daba cuenta de que por mi forma de ser pues no demostraba demasiado mis sentimientos, iba siempre con la sonrisa ladeada, bromeando y creo que no se tragó mi te quiero porque nunca había expresado una mierda de lo que sentía por ella.

Había dejado una nota encima de la mesa junto con una birra fría para que viniera a la playa, quería hablar con ella sobre lo que la inspectora Méndez me había ofrecido, era una oportunidad para nosotros. A ella no le gustaba mi trabajo como actor, tampoco a mi. Me devolverían la placa si todo salia bien y daba con el asesino.
Elora tendría su sueño, el de esa tienda que pretendía montar y yo seguiría anclado al mio, ayudar a erradicar la plaga de narcotraficantes.

Abrí una birra mientras daba vueltas a las longanizas y las morcillas cuando una voz femenina sonó a mis espaldas.
Enarqué una ceja al reconocer a la actriz de reparto que con un vestido blanco minúsculo y un bikini debajo me saludaba animada dándome un par de besos.
-¿que haces aquí? -pregunté
-He quedado con un par de amigas, hacen una rave en la playa ¿y tu? -dijo observando aquel ambiente “romántico” que tenia preparado.
-Espero a que mi novia venga a cenar conmigo -aseguré antes de dar un trago a la birra y  ofrecerle otra a Catherine.

Se quedó mas tiempo del previsto, hablábamos de las cosas que nos habían pasado durante el rodaje, riéndonos de las anécdotas vividas.
La verdad es que a mi me parecía una buena chica, se que Elora pensaba que era la asesina, pero ella tenia le papel principal ¿por que iba a matarla?
Elora venia con una sonrisa que le cambió en cuanto me vio acompañado, pero la actriz besó mi mejilla poniéndose de puntillas y se despidió antes de que Elora llegara ofreciéndome ir a la fiesta si acababa pronto mi velada.

Había visto la cerveza sobre la mesa y la nota y había saltado como una cría. Nadie había hecho algo así por ella, lo máximo a lo que se podía aspirar en Crookton era a contemplar el bonito desierto desde el asiento de atrás de una camioneta.

Se puso el bikini y una camisola blanca que le llegaba hasta las rodillas, dio un trago a la cerveza y emprendió el camino por la arena pero la cara le cambió cuando vio a Höor hablando con la actriz. ¿Qué hacía "esa" allí? ¿no había suficiente playa en todo el puto LA como para ir a donde estaban ellos? Entornó los ojos y se apresuró a llegar pero antes de que los alcanzara, la zorra había puesto pies en polvorosa. Ah, no, de eso nada. Estaba hasta los huevos y el pelo empezó a flotarle. Parecía que la brisa del mar lo movía, pero no era brisa, era la energía oscura que la imbuía de electricidad estática, sus ojos empezaban a teñirse de nego y alrededor de Catherine la arena se levantó girando como un remolino. La chica gritó y Höor salió corriendo hacia ella agarrándola de los brazos y ordenándole que parase. Elora salió del trance oscuro y lanzó la botella a un lado.

— ¡¿la has invitado?! ¿quieres que os deje solos??? maldita sea!!! esto se suponía que era un momento para nosotros ¿qué pinta ella aquí?

Se estaba volviendo loca de celos, no atendía a razones porque se había imaginado una velada romántica a la luz de las velas en la playa, ya casi la podía rozar con las yemas de los dedos y entonces aparecía esa mujer de piernas infinitas cuya cara salía en los carteles y los anuncios. Se suponía que la gente normal no debía saber del poder de las brujas pero se había descontrolado y Catherine la había visto en modo siniestro. Eso no era bueno, pero le daba igual, no estaba en disposición de pensar. Empezó a calmarse y sus ojos regresaron al coloor habitual, pero la rabia la apresó de una forma como nunca había sentido. Estaba todo el día queriendo llegar a casa, queriendo escuchar a Höor decirle que quería estar con ella y primero se enteraba de que iba a compartir a su novio con aquella arpía en el trabajo y luego la encontraba en su territorio robándole el momento. Los ojos se le anegaron de lágrimas. El policía no la había visto llorar todavía, la había visto presa de una furia oscura, rabiosa, encabronada, preocupada o estresada, pero no abatida de esa forma.

Por una vez en mucho tiempo se desmoronaba, y no se debía a un problema grave como cuando la capturaron los narcos, Elora hacía frente a la adversidad sin vacilar, pero cuando alguien tocaba su corazón, éste se volvía frágil y quebradizo, y ella no era capaz de mantenerse en pie ni de reaccionar con madurez.

Elora venia caminando cerveza en mano por la arena, su sonrisa se truncó al ver a mi compañera de reparto hablando conmigo.
Por suerte esta en cuanto la vio venir decidió largarse de allí, tiempo no suficiente pues un huracán la embistió haciéndola rodar completamente asustada.
Corrí hacia Elora, era consciente que era ella la culpable, su pelo ondeaba por esas vibrantes corrientes eléctricas, aferré su cuerpo clavando mis ojos en sus pardos y en esas venas negras que se le marcaban en la cara y en el cuelo.
La zarandeé ordenandole que parara y finalmente lo hizo enfrentando conmigo su mirada en un duelo titanico que acabó con el botellin hundido en la arena y sus desafiantes palabras retumbando en mi oído.
-Estas loca -rugí -pueden descubrir que no solo eres capaz de hacer unas pócimas de amor y adivinar con mas o menos coherencia el futuro ¿quieres tener a gente que investiga estas coas aquí postrada ante nuestra casa? Podría pasarte algo, joder -dije con mi gesto tenso -no piensas.

Ella me preocupaba, la quería, esto era un sin sentido.
-No la he invitado, al parecer dan una fiesta ibicenca en la playa y por casualidad a pasado por aquí y me ha visto. Esto lo he preparado para ti, para nosotros y siento si no es bastante, es que  no se hacer nada mejor ¿vale? -gruñí de nuevo aun ofuscado porque ella se había puesto en peligro por ser una imprudente.
Era cierto, quizás esto era una mierda, quizás esperaba un restaurante caro, vestidos de gala y no una barbacoa con velas en la playa, pero esto también era nuevo para mi, nunca había sentido ni de lejos lo que sentía por esa mujer que tenia frente a mi, por eso cuando se derrumbó no supe ni que hacer ni decir.

Cerré los ojos apoyando mi frente contra la suya ¿como demostrarle lo equivocada que estaba.
Tiré de ella refugiandola entre mis brazos deslizando mis labios por su cuello, su mandíbula, mejilla hasta terminar con mi aliento golpeando sus labios.
-Te quiero, puede que tampoco sea el momento porque es tras una discusión y yo no lo había planeado así, pero así ha salido.
No me he ido, estoy aquí, contigo, lo que ha pasado, ha ocurrido, pero estamos solos, con la carne, con las velas y frente al mar y tengo algo que contarte -susurré contra sus labios -¿una tregua? -pedí ladeando la sonrisa -hasta los enemigos se las conceden -apunté armándome de razón mientras le tendía la mano para sellar el trato.

Ella seguía seria, así que con una picara sonrisa apreté el botón del radio casette viejuno y empezó a sonar esa canción que le bailé en el local ese donde estaba su amiga la bailarina.
Elora ladeó la sonrisa la ver como yo empezaba a mover las caderas y pronto iba tomando ritmo mientras me deshacía de la ropa ante su mirada.
-Lo tenia planeado para cuando fuéramos borrachos, pero bueno...- bromeé haciendola reir moviendole el culo ante sus ojos para que no se perdiera detalle.
En descuido la cazé mientras ella pataleaba al cargarla como si fuera un saco de patatas y corrí hacia la playa desnudo  sumergiéndonos en sus aguas.
-Y esto sobrio -apunté sin poder dejar de reírme.
Nos besamos despacio, mis manos acunaban su rostro, atrayendola por la nuca para profundizar en aquel beso tibio, húmedo y apasionado.

Lloraba de rabia y de frustración, y cuanto más pensaba que estaba siendo débil y que no debía llorar, más se enrabietaba y más lloraba. Era un puto círculo vicioso que el payaso de Höor consiguió romper cuando puso el radiocassette con la música incitante y se empezó a marcar un Magic Mike ahciendo el canelo. Al principio no podía creerlo, ella estaba en crisis y él se ponía a bailar. No pudo evitar pasar de una sonrisa a las carcajadas. ¡Sería idiota!. Ese era el poder que tenía sobre ella, anulaba su mala leche con el buen humor y entonces ya no tenía motivos para enfadarse con él.

La cogió como un fardo y la lanzó al agua entre risas y gritos, acabando ambos sumergidos y empapados, abrazandose dentro del agua. Tenía las manos alrededor de su cuello y se besaron durante unos instantes. Clavó sus pupilas oscuras en las de Höor con gesto resignado.

— Lo siento, se me fue la pinza. Tenía tantas ganas de llegar y de esta pequeña fiesta improvisada para los dos, que cuando la vi ahí plantada... la hubiera matado. Está todo perfecto...menos la música. Es de bar de putas de la ruta 66 jajajaja.

Le había dicho que tenía que contarle algo, no sabía si preguntarle o no, pero mejor dejarlo para después, ahora estaban juntos ya abrazados dentro del agua y ya tendrían tiempo de charlar. Cerró los ojos suspirando, tratando de dejar la frustración y la rabia que resbalasen hasta el fondo marino.

— Yo también te quiero.— y aunque no fuera el momento ideal para decirselo, quizás necesitaba hacerle saber que a pesar de ponerse en plan Gorgona oscura con el pelo flotando y los ojos negros, lo necesitaba, lo quería a su lado porque con él podía se Elora y no la bruja negra. Estaba feliz con el cambio de vida que había hecho y era gracias a él. No necesitaba grandes cosas, había vivido toda su vida con poco, así que valoraba más esos detalles que el hecho de que la llevara a un sitio caro a cenar, pero si aparecía la otra lagarta, entonces la consumía el odio visceral y los cien mil terrores a ser abandonada de nuevo.

Nos besamos, allí sumergidos en el agua los miedos se fueron al fondo y los sentimientos entre ambos afloraron.
No necesitaba sus disculpas, no porque yo era igual, me volvería loco si la viera con otro, y posiblemente seria mucho pero, porque ella cedía ,era capaz de razonar, yo no, yo cuando ardía, iba al infierno y no había forma de hacerme entender hasta que pasaba el tiempo y podía verlo con cierta perspectiva.

Ella era perfecta para mi, no había otra mujer como ella, la deseaba y no solo eso, es que me había enamorado de ella, de sus tonterías, de su risa, de sus sarcasmos y hasta de como le flotaba el pelo cuando se cabreaba.

Salimos fuera, envueltos en una toalla para secarnos, nos dejamos caer en los cojines, a un segundo plano había pasado mi compañera de reparto, hablábamos de otras tonterías mientras nos besábamos y degustábamos la carne que francamente se me había quemado y que ella me recordaba haciéndome burlas sobre mis dotes en la cocina.
Bebimos varias cervezas, cada vez mas calientes nos retumbamos en los cojines, tocándonos, besándonos y en ese momento me acordé de lo que tenia que contarle.
-El otro día me llamaron, una tal inspectora Mendez, me pidió que hiciera de infiltrado dentro del rodaje de la película, sabia que era el actor principal y según ella era la tapadera perfecta ¿sabes lo que significa? Que si hago un buen trabajo, hablará con asuntos internos, archivaran el caso que tienen contra mi y recuperaré la placa.

Ladeé la sonrisa contra sus labios.
-Volveré a ser policía, se acabaron los rodajes, las actrices... los problemas entre nosotros -susurré deslizando mis labios por los suyos.
Te quiero.
Sabia que le iba a gustar mi noticia, era un hecho que odiaba mi nuevo trabajo.

Esperé que me dijera algo, parecía haberse quedado pensativa, tire de sus caderas subiéndola sobre mi, mi torso se elevó y nuestros labios volvieron a colisionar.
-¿y bien? ¿No tienes nada que decir bruja?

Era cierto que me encabronaba cuando veía a aquella pájara rondando a mi novio, porque lo sentía como mío, como una parte importante de mi misma, algo que si me era arrancado me supondría como si me arrancasen parte del alma o el corazón o la cordura. No pensaba, sólo reaccionaba como un monstruo, y no quería ser uno, pero yo era el resultado de una hogar desestructurado gobernado por el caos de la magia y la licantropía. Höor sabía calmarme y eso no era una gesta fácil, porque cuando el pelo empezaba a flotar y las fuerzas oscuras tomaban posesión de mi cuerpo, era incapaz de parar y a saber qué podría haberle hecho a aquella idiota de medidas perfectas.

Salimos del agua y cenamos lo que se pudo salvar de la barbacoa, entre risas y cervezas, entre besos y caricias. Eramos dos desastres con patas, pero juntos conseguíamos sobrevivir a ese caos y lo llevábamos bien. Cuando me habló de su trabajo nuevo, el de regresar a la policía no pude evitar recordar lo pasado en Crookton y no salté de alegría precisamente.

— ¿Qué?... ehm... ya.. pues...es que me he acordado del Mariachi y su banda y de todo aquello. Del hangar y los cuerpos desmembrados y... no me gusta que te ronden actrices guapas, pero no sé si lo prefiero a que te pongas en un peligro así de nuevo. A ver, sé que tu vida siempre fue el cuerpo y me alegro de que puedas volver, pero una parte de mi piensa que será peligroso y sólo de imaginar que te puedan dar un balazo y no sea de mentira como en el cine....—En el fondo era una sentimental.— Ahora que nos hemos dicho esas dos palabras terribles en condiciones...no quiero que nada nos separe. Bueno, tú sabías que te quedabas con una bruja loca, yo sabía que me quedaba con el poli kamikaze...— se encogió de hombros.— No iba a ser fácil, estamos condenados a que no lo sea.— entrecerró los ojos.— ¿y qué tal es esa Mendez? es guapa? tendré que matarla por flitear con sus hombres?

Se había puesto el sol hacía un rato y las brasas de la barbacoa todavía iluminaban sus rostros sobre las toallas junto con las velas que Höor había puesto tan acertadamente. Había vivido en un desierto, y ahora vivía cerca del mar, todo su mundo había dado un giro de 180 grados y le costaba adaptarse a las novedades, sobre todo se daba cuenta de que en Crookton era la reina de su pequeño mundo, del negocio, de su caravana...pero allí sólo lo tebnía a él, su mundo era incierto y lo único que de verdad la anclaba era ese policía cabezota, divertido y buscalíos.

No podía dejar de sonreír mientras la escuchaba, de vez en cuando tiraba hacia delante mi cuerpo y besaba sus labios mordiendo su inferior.
Esa mujer me volvía loco, tenia un carácter explosivo, tan pronto sus pelos flotaban y las venas se le marcaban negras como se relajaba conmigo en los cojines.
-Somos lo que somos, yo estoy con una bruja que cuando se enfada tiene muy malas pulgas y tu con un policía que no sabe estar sin meterse en líos.
Aceptamos eso cuando nos conocimos, sabias que era cuestión de tiempo que volviera al cuerpo, para mi es importante, es mi vida y lo de actor -ladeé la sonrisa -era algo temporal y lo sabíamos los dos.

Sabia que mi sueldo como poli iba a ser una mierda comparado con lo que ahora cobraba por hacer la serie, pero...yo había nacido para vivir la acción, no para fingirla.
-Supongo vas a tener que ir mas poco a poco con el tema este de la tienda de brujería...pero bueno, el primer sueldo de actor al menos te dará un buen empujón para el negocio -aseguré tirando de sus nalgas hasta subirla sobre mi.
Nuestras bocas se encontraron, ya habíamos hablado demasiado y con la luz de las velas lamiendo su piel y dotándola de una preciosa tonalidad naranja le hice el amor en esa playa.

Los días fueron pasando, me dediqué no solo a grabar escenas, si no a intentar descubrir que motivos podrían tener unos y otros para matar a la victima.
Ciertamente si me di cuenta de algo es que aquello era una jauría de llenas.
Desde la maquilladora a la que la joven muerta le había quitado antaño el novio, al guionista que le sesgaba las frases porque muerto de celos veía como ella tonteaba con unos y otros y él requería toda su atención, todos tenían motivos para matarla, digamos que no era la mujer mas apreciada de todas.
Pedí antecedentes, pero la mayoría estaban limpios y quien no solo tenia cargos por resistencia a la policía, conducir ebrios y alguna escena de desorden publico...nada que pudiera relacionarlos con un asesinato.

Aquella noche llegué a casa frustrado, airado, francamente saturado, saqué una birra de la nevera y me dejé caer en el sofá poniendo en la televisión el partido de fútbol americano.
Ni un beso, ni un hola, nada, a veces me pasaba, me gastaba ese carácter cuando las cosas me llevaban a puntos sin salida.

La bruja enarcó una ceja al verlo entrar así, habría tenido un día de mierda en el trabajo. Colocó unos cacahuetes en un bol, se abrió otra cerveza y se dejó caer a su lado ofreciéndole algo de picar.

— ¿Un mal día? Ven, que voy a intentar solucionarlo.— Le dio un trago a la cerveza y se levantó para colocarse tras él. Deslizó las manos por sus costados subiendo la camiseta y sacandosela por la cabeza. Se frotó las manos y empezó a masajear sus hombros y el cuello, que tenía tenso.— ¿Es la inspectora Méndez? Ya te está apretando las tuercas? si quieres que mande un muerto o dos a espiarla...sólo tienes que decirlo. ¿hay alguna novedad del caso? podría convocar el espíritu de la víctima y que puedas preguntarle. Lo he hecho alguna vez.

Siguió presionando los puntos dolorosos para rebajar la tensión que tenía en la espalda. Estaba preocupado, eso podía verlo, su máxima ilusión era regresar al cuerpo cuanto antes, demostrar que merecía esa placa, y seguramente querría hacer las cosas a su manera, pero estaba en un callejón sin salida y Elora sólo quería ayudar. Cruzar el velo entre la vida y la muerte era su especialidad ¿por qué no aprovecharse de esa ventaja? Había tenido una llamada inesperada esa tarde, y aunque no era una prioridad, quería compartir su contento con Höor.

— ¿Sabes quién me ha llamado esta tarde? Sam Raimi, el director de spiderman. Necesita un trabajo de bruja y está dispuesto a pagarme cinco de los grandes. Es algo macabro, pero nada que no se pueda hacer. Los ricos son muy peculiares. Con eso podré montarmelo por mi cuenta y si tú vuelves al cuerpo pues...podremos plantearnos algo menos polvoriento que esta cabaña.

En Crookton no hacía uso de sus poderes apenas, porque en esa tierra desértica y salvaje no había donde explotarlos, pero Los Angeles era una ciudad que no dormía nunca y llena de oportunidades. Si conseguían establecerse podrían hacer cosas increibles como utilizar las vacaciones para viajar en moto hasta Nueva York cruzando todo el inmenso país, o ver la nieve, que nunca la había visto. ¿Quizás ir a Eropa? Por qué no!. Pero nada de todo eso era posible mientras ella ganase lo minimo y él no tuviera la estabilidad del trabajo que le gustaba.

La bruja me conocía bien, así que con un bol de cacahuetes tomó asiento a mi lado ofreciéndome un puñado que tome llevándomelos a la boca aun bastante ofuscado.
Elora se subió al respaldo del sofá, sus dedos resbalaron por mi cintura sacándome la camiseta para masajear mis hombros hundiendo sus dedos cerca de mi cuello.

Cerré los ojos notando como los nudos se aflojaba, entreabrí los labios dejando escapar el aire despacio.
-Joder bruja que manos tienes, luego podías bajar mas abajo -dije llevándome un manotazo mientras me reía.
Elora siempre conseguía cambiar mi humor, alargué los brazos atrapando su menudo cuerpo y como si se tratara de un niña la hice rodar por encima de mi hombro hasta que cayó en mi regazo mientras ella gritaba riéndose.
Nos enredamos en una beso prolongado en el que le deje claro que aunque mi día había sido una mierda, la había echado mucho de menos.
-La inspectora quiere avances, pero no encuentro una mierda bruja, no son asesinos. No hay móvil o al menos no es que uno tenga un móvil mas importante que otro -aseguré pegando mi frente a la suya.

Sabia que la bruja quería ayudarme, pero yo era un buen policía, quería conseguir pistas por mis medios, aunque eso significara que iba a tener que relacionarme mas con ellos de lo que a ella le gustaría.
En el trabajo, trabajábamos pero estaba seguro que en las fiestas, con unas copas de mas conseguiría datos mas relevantes.

La bruja me contó su buena nueva, me alegré por ella, no quise hacer mas hincapié en mi tema, no cuando ella estaba de celebración y amargarsela no era mi idea.
Por fin a la bruja le iban bien las cosas, me alegraba de que este lugar estuviera dándole grandes oportunidades.
La alcé como un saco rumbo al lecho, ella gritaba y pataleaba mientras yo dejaba un par de azotes en su trasero.
-Bien brujita,vas a tener que hacerme un trabajo, algo mágico -apunté con picarda mientras ella negaba riéndose sin parar.