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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Tarik Cannif Dom Oct 15, 2017 5:53 am

Recuerdo del primer mensaje :

Madre nos había arrastrado casi de las orejas a todos a París, según ella, era importante que mantuviéramos las raíces con nuestros abuelos, eso por no contar que tras la larga temporada que habíamos pasado en Akershus por la llegada de una manada de licantropos aliada a Randulf, madre tenia ganas de dejar de suturar nuestros cuerpos.

La manada nos tenia alerta, no en si por el peligro que ya de por si representaban los licantropos, si no porque era custodiada por un grupo de peligrosos chamanes que estaba haciendo estragos en otras manadas de la zona.
Con Randulf el peligro siempre acechaba, la guerra en el norte perduraba en tiempo, espacio y aunque habían tenido épocas de paz, en este instante no era algo que reinara precisamente en el norte.

El acero corría por mi piel tanto como por las venas de padre, pero madre siempre ponía ese punto de cordura que a este le faltaba y supongo que también a mi, cuando nos veía muy idos en la lucha nos pedía que visitáramos junto a ella París para calmarnos, curarnos...
Íbamos a cenar cuando vi que la arrogante loba que con su particular sonrisa me miraba de soslayo dispuesta a sentarse en la cena.
Se había puesto unos pantalones de piel que le hacían un culo espectacular pero no muy apropiados para estar en París y una camisa ajustada que le marcaba unos buenos pechos.

Iba a sentarse justo cuando le quité la silla con el pie y su culo perfecto dio de bruces contra el suelo.
No pude evitar descojonarme por la cara de “voy a matarte” que puso.
Mi hermana negaba divertida mientras madre nos llamaba al orden y padre bebía hidromiel mirando la escena, bueno, para que mentir, miraba las nalgas de mi madre que en pie y con los brazos en jarra me pedía que me disculpara.

Le acerqué la silla mientras esta se levantaba maldiciéndome entre dientes.
-¡Por Ra lo que me ha dicho madre! -bromeé muerto de la risa.
Yo nunca juraba en serio por Ra, mi dios era Odin, pero cuando quería fastidiar a madre lo hacia y de paso a la loba que ahora se abalanzaba sobre mi como una fiera salvaje mientras yo de un salto me levantaba de la mesa y me ponía a esquivarla.
-¿y se puede saber donde vas tan guapa? -Le pregunté inquisitivo

Mi madre le pedía a Ubbe que intercediera, creo que fue entonces cuando salió de la ensoñación de mirarle el culo de mi madre ganándose un grito por parte de esta.
-Por Odin, pero que culpa tengo yo de que tus dioses te hayan dado esas nalgas -replicó mi padre mientras yo me moría de la risa.
-Por Ra, que culpa tengo yo de que la loba no mire donde se sienta.

Al final terminamos la cena entre risas y jarras de hidromiel, por suerte el ambiente se fue amenizando.
-podíamos irnos a la taberna después -le dije a mi hermana y a la loba. -¿te vienes padre?
Este negó, dijo que había quedado con nuestros tíos para irse a beber también por su cuenta.


Última edición por Tarik Cannif el Mar Nov 14, 2017 6:06 am, editado 1 vez
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Mensaje por Tarik Cannif Dom Nov 05, 2017 1:40 pm

Incapaz de resistirse a mi alzada verga en cuanto la sintió dura entre sus piernas dejo de bufar abriéndolas, bueno, quizás no fue exactamente así..pero parecido.
Ladeé la sonrisa por mis pensamientos arrasando con su boca, mi lengua saqueaba con hambruna su húmeda cavidad mientras jadeábamos mordiéndonos, engrosando los labios ajenos en una batalla épica.

Sus caderas se movieron sobre mi dureza incendiando mas aquel baño donde el agua empezaba a desbordarse por los movimientos de ambos.
Mis dedos fijos en aquellas lazadas tiraban de ellas dispuestas a liberar las montañas que pensaba coronar con mis labios.

Enarqué una ceja al escuchar la voz de mi hermana en la puerta, bufe cuando lejos de pirarse sus pasos se adentraron en el baño con ese tono mordaz que se gastaba.
Tomé la pastilla de jabón dándoselas, pero la cabrona la esquivó.
-Joder es lo que estábamos intentando hacer antes de que llegaras.
Ella se reía, le importaba una mierda que yo estuviera ahora mismo todo engorilao con ganas de meterla.
Bufé al escuchar que las dos se ponían a hablar sobre no se que tío, es mas, enarqué una ceja metiendo mano a la loba para que me atendiera a mi y no a ella.
Pero esta detuvo mi mano por la muñeca para que estuviera quieto lo que me hizo gruñir de pura frustración.

Mi hermana se largó por fin, dispuesto a continuar mi boca la buscó, pero esta lejos de seguirme el juego, posó su frente contra la mía pidiéndome calma, quería seguir pero no allí porque decía que podría llegar mi madre y pillarnos.
Entre bufidos y varios intentos mas de convencerla, al final acabamos el baño, mi ceño fruncido lo decía todo.

La loba desapareció, así que me vestí para irnos a algún lado, yo lo único que quería era continuar con lo empezado, estaba mas caliente que el acero metido en las fraguas del norte antes de ser forjado.
Al rato regresó la loba, mi sonrisa se ensanchó al verla con una cestita.
-¿que quieres encontrarte con el lobo feroz? -bromeé mirando lo que había dentro porque ahora que me sentía mejor si estaba hambriento.

Kaira me dio un manotazo para que me estuviera quieto y yo le saqué la lengua mordiéndomela.
-Bueno, ya que le has prometido a mi madre que vamos a portarnos bien, creo que lo mas sensato es que no vayamos a ningún sitio publico, si algún gilipollas se te acerca lo mato.
Medité donde podíamos ir que no implicara tener visitas inesperadas y que a su vez nos diera cierta intimidad.
-Las ruinas del abuelo-le dije sin mas.

Antiguamente era unas ruinas donde mi abuelo iba para desquitarse, beber y aplacar sus demonios, peor una vez se casó con mi abuela, esta convirtió ese palacete medio derruido en un hogar.
Vivían allí cuando venían a París, pero teniendo en cuneta que pasaban la mayor parte del tiempo en el norte, ahora mismo estaría vació.
Sabia que padre tenia una copia de la llave en su despacho, así que si nos hacíamos con ella podría servirnos de picadero.
-¿Que me dices lobita? Le pregunté llevando mi brazo por encima de sus hombros con una sonrisa picara.
-Busquemos la llave, dudo que padre la eche en falta y allí podremos dar rienda a nuestros instintos sin ser molestados ni meternos en líos.
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Mensaje por Kaira Lun Nov 06, 2017 3:35 am

El baño acabó siendo interrumpido por su melliza que nos pilló antes de que pudiéramos empezar a hacer algo, apenas había podido desatar los lazos de mi corsé interrumpiendo lo que sin duda habría sido un baño totalmente diferente al que pensaba darle al egipcio, cuando se fue tras cambiar unas palabras con ella y decirnos que después estaría en la taberna por si queríamos pasarnos mientras yo cogía la mano de Tarik por la muñeca para que se estuviera quieto y no hiciera nada delante de su madre, seguimos con el baño aunque no de la forma a la que él le habría gustado. Sus labios buscaron los míos para seguir con lo que habíamos empezado pero yo quería terminar, cambiarme e irnos de allí porque seguramente nos volvieran a pillar. Además teníamos pendiente una conversación de la pasada noche que no habíamos dicho nada al respecto y que teníamos bastante que decir, pero no habíamos tenido ni la oportunidad ni el momento adecuado para hacerlo y esa noche prometía que tendríamos tiempo para hablar de forma detenida. Salimos del baño y lo dejé en la cama para ir a mi habitación a cambiarme de ropa ya que me había mojado por entera. Me puse unos pantalones de piel oscura que se ceñían a mi cuerpo y un corsé encima negro y azul, y tras peinarme de nuevo y dejar que se ondulara mi pelo salí hacia la cocina donde estaba su madre, al verme preparar algo para llevarme me preguntó y preferí decirle la verdad a mentirle, ella confiaba más en mí que en su hijo así que le prometí que no nos meteríamos en líos y ella bien sabía que estando él herido yo lo ayudaría a que así fuera, me sonrió y se fue al salón donde su marido la esperaba y yo fui hacia arriba para buscarlo con la cesta preparada, había metido algo de carne, fruta, algo de chocolate también y algo de hidromiel para beber, toqué la puerta de su habitación y me asomé para ver que ya estaba cambiado, me repasó con la mirada y cuando vio la cesta sonrió de lado y yo negué con la cabeza.

Más bien era yo la que debía de ser el lobo feroz pero no quise contradecirle, podríamos irnos ya que su madre no le pondría pegas por estar herido ahora que había hablado con ella y pensaba mantener mi palabra de que no se metiera en líos, quería pasar una noche tranquila con él donde pudiéramos estar a solas y hablar tranquilamente, sin que nos interrumpieran como había pasado antes donde Eirin nos había encontrado en la tina. Cuando me acerqué y dejé la cesta sobre la cama la abrió para ver qué había dentro pero le di un manotazo en el hombro para que dejara la cesta en paz y pensara dónde podíamos ir para no meternos en líos por esa noche mientras me sacaba la lengua y se la mordía como me había hecho millones de veces. Coincidía con él en no ir a sitios públicos porque con la tendencia que tenía a meterse en problemas seguramente acabaríamos en mitad de uno, enarqué una ceja cuando me dijo que si alguno se me acercaba lo mataba y me lo quedé mirando por unos segundos mientras él pensaba, di un paso hacia él y comprobé el vendaje que se había hecho pero bufé al ver lo mal que se había puesto las vendas, si su madre llegara a ver cómo se las había puesto se las quitaría y se las volvería a poner, así que mis manos se colaron por su camisola y se la saqué despacio por los brazos para quitarle las vendas que llevaba mal puestas y mirarlo de forma fija con el ceño fruncido, así no se curarían bien y esa despreocupación total a veces me irritaba.


-¿Ni siquiera sabes ponerte bien unas vendas? Deberías de haber aprendido algo de todas las veces que tú madre te ha vendado –sonreí de lado y cogí un pequeño bol donde había ungüento para las heridas, apliqué sobre la zona mientras él siseaba por el picor y levanté mis ojos para verlo, cogí las vendas nuevas y las puse bien por su pecho para que no se le cayeran, y dejé que se pusiera la camisola de nuevo- no voy buscando al lobo feroz, podría decir que ya lo he encontrado –vi la sonrisa de lado que puso y sonreí- soy yo, tú eres caperucita –reí por la cara que puso y aparté unos mechones que habían caído a su rostro- ¿piensas matar a todo el que se me acerque? –Pregunté dejando mis labios cerca de los suyos, nuestros ojos se encontraron en ese momento y su nariz rozó la mía con una sonrisa engreída en sus labios. Finalmente se le ocurrió un lugar donde podríamos ir y nadie nos molestaría; las ruinas de su abuelo. Habíamos ido allí alguna vez aunque pocas veces, era un sitio perfecto en el bosque donde nadie nos molestaría porque estaba cerrado y no nos meteríamos en líos- creo que tú madre se merece una noche tranquila en la que su hijo no se meta en problemas, ¿no crees? –Ella era siempre quien peor lo pasaba de todos y no había más que ver cómo había estado la pasada noche y por la mañana para darse cuenta de ello- además se lo he prometido y pienso cumplirlo, por lo que las ruinas de tu abuelo me parece un lugar bastante idóneo. Vaya, a veces incluso hasta piensas –bromeé tomando la cesta ya que teníamos un destino cuando su brazo se pasó por mis hombros para decir que necesitábamos la llave para poder ir, que estaba en el despacho de sus padres y que no la echarían en falta, una vez la tuviéramos podríamos ir a la cabaña para dar según él rienda suelta a nuestros instintos. Negué con la cabeza por sus palabras y salimos de la habitación para encaminarnos al despacho- está bien, busquemos la llave y procura no dejar nada fuera de su sitio –el despacho mayormente estaba ocupado por cosas de su madre del trabajo así que no debíamos de tocar demasiado, pero en los cajones del escritorio debíamos de encontrarla y al abrir el segundo dimos con ella. Sin hacer ruido salimos y bajamos las escaleras donde nos encontramos en el salón a sus padres, al pasar por delante su madre me miró y me sonrió cuando le hice una seña para que supiera que cumpliría con mi promesa y, cómo no, su padre lanzó un comentario de los suyos que su hijo le siguió mientras yo negaba con la cabeza y salíamos de su casa rumbo al bosque y a esa cabaña. Nuestros dedos se entrelazaron por el camino adaptándome a su paso ya que iba algo más despacio de lo normal por su herida y no pude evitar dejar pasar la oportunidad y le piqué con eso haciendo que gruñera y bufara mirándome con el ceño fruncido. Llegamos al bosque y nos adentramos para llegar a la cabaña que tenía su abuelo, nos paramos frente a la puerta y me apoyé en el marco dejando que abriera mientras lo observaba, por el camino como siempre nos habíamos picado, desafiado, y nos reíamos por sus tonterías con ese humor que le caracterizaba. Abrió la puerta y me hizo una seña para que pasara yo primero, el lugar estaba un poco frío más siendo de noche y encendimos las velas para iluminar el lugar, sería buena idea encender la lumbre, dejé la cesta encima de la mesa pequeña que había y lo miré- deberíamos de encender la lumbre, voy a traer algo de leña mientras tú la enciendes –mejor yo cargar con peso con él así que antes de que me dijera algo salí para buscar troncos necesarios, cuando volví al cabo de los minutos ya tenía la lumbre encendida y estaba delante de esta, el fuego se reflejaba en su piel dorada y creaba sombras en el lugar, dejé los troncos al lado de la lumbre y acerqué mis manos al fuego para calentarlas aunque no lo necesitara pues mi condición hacía que mi cuerpo estuviera caliente- ¿cenamos? Creo que ya te encuentras mejor y he visto que antes tenías apetito, venga vamos –dije levantándome para acercarme a la mesa y sacar todo lo que había traído. Saqué la botella de hidromiel dejándola sobre la mesa y comencé a sacar queso, pan, algo de carne que había traído dejando la fruta y el chocolate en la cesta. Nos sentamos al lado del otro y cogió el trozo de queso que había metido, uno nuevo que había comprado su madre, y con el cuchillo partió unos trozos para coger uno y pedirme que lo probara dándomelo él directamente. Me incliné para coger el trozo de queso y mis labios rozaron sus dedos, un momento en el que esas corrientes eléctricas volvieron de nuevo potenciando su carga en el ambiente y en nuestros cuerpos, sin apartar la vista del otro y lo probé mientras él chupaba sus dedos y cogía otro trozo para probarlo- joder, está bueno –dije gustándome el trozo que me había dado. Abrí la botella donde había metido hidromiel y di un trago para pasársela mientras la lumbre calentaba el ambiente que dejaba de estar menos frío y comenzamos a cenar picándonos como siempre, riéndonos por sus tonterías y dándonos algún que otro trozo para caldear el ambiente lo que duró esa cena con nuestras respiraciones pesadas y nuestros labios rozándose en todo momento. Cuando terminamos de cenar saqué de la cesta la fruta que había cogido y el chocolate- bueno, también he traído postre –cuando me giré para mirarlo tras dejarlo todo en la mesa vi la sonrisa pícara que traía en los labios y lo miré de forma fija- ¿qué? –Dije esperando a que dijera pero, con esa sonrisa, ya podía intuir qué estaba pensando. Sus ojos pasaron por el chocolate y luego me miró a mí de arriba abajo incluso estando sentada y de vuelta al chocolate- no me digas que estás pensando en pringarme de chocolate –su risa fue todo lo que obtuve de respuesta mientras pelaba una pera y negaba con la cabeza porque no tenía remedio.
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Mensaje por Tarik Cannif Lun Nov 06, 2017 12:08 pm

Ladeé la sonrisa cuando la loba gruñó porque llevaba mal el vendaje, me encogí de hombros haciéndome el tonto, pero la verdad es que no me preocupaba demasiado mis heridas y sentirme cuidado por la loba me gustaba.
Deslizó sus manos bajándome la camisa por los brazos, mis ojos se centraban en sus labios, desde lo que había pasado no habíamos discutido y por Odin que esperaba que al menos durante el día de hoy pudiéramos mantener esta fumata blanca.

Me vendó despacio después de ponerme el ungüento, acariciaba mi cuerpo mientras mi socarrona sonrisa quedaba reflejada en mis labios.
La loba negaba con la cabeza asegurando que yo era caperucita.
-Pues muérdeme lobita -apunté lanzandole un bocado mientras mi brazo pasaba por encima de sus hombros y mi rostro se acercaba al ajeno para decirle mi plan de ir por la llave.
Ella se reía mirándome, creo que pensando que al final era inevitable meterse conmigo en líos.
-Si pedimos la llave no nos la darán, estaremos solos y allí vamos a divertirnos mucho -aseguré acariciando con mi aliento sus labios -vale la pena arriesgarnos.

La loba me pidió que no tocara nada de nada, coger la llave y largáramos del despacho.
Madre tenia muchas cosas y podía notar que metíamos mano entre ellas si no íbamos con cuidado.
El caso es, que como si estuviéramos haciendo una de esas travesuras infantiles que cometíamos cuando eramos nos retacos, salimos del despacho riéndonos con la llave escondida en el bolsillo.

Entramos en el comedor, madre nos miraba de reojo intercambiando miradas con la loba que aseguraba íbamos a portarnos bien.
Mi padre me dijo que nos dedicáramos a follar y nos dejáramos de peleas por una noche.
-Eso intento padre, pero esta casa parece el camarote de los hermanos Marx, meterle mano a Kaira es imposible, así que tenemos que irnos fuera para follar.
Mi padre se reía, mi madre le dio un capón y la loba casi me arranca la cabeza por la vergüenza.
Me mordí la lengua riéndome pasando mi brazo por su cintura.
-Vamos, no es para eso para lo que nos vamos? -pregunté haciendo gala de la sinceridad norteña tirando de su cintura y dejando un beso tierno en su mejilla -no te enfades tonta.

Caminamos dando un paseo, agradecí el ritmo, solo había tomado una vez sangre de vampiro y las heridas aun no las tenia cerradas, habían sido profundas y yo solo era un humano.
Cuando llegamos al palacete en ruinas metimos la llave y empujamos la puerta, ladeé la sonrisa cuando esta cedió.
No se como la loba me convenció para que encendiera la lumbre mientras iba ella a por los maderos, bufe, gruñí mientras ella no estaba.
Al volver le di un manotazo en el culo sentandome con el ceño fruncido en la alfombra de piel de oso frente a la lumbre.
Kaira que me conocía bien, se dejo caer cesta en mano a mi lado, a un hombre se le gana por el estomago y pronto empezó ese juego de darnos de comer, nos reíamos, tonteábamos lamiendo los dedos cada vez que cogíamos un trozo de la mano del otro.
No se como, pero acabamos pegados, cada vez que hablábamos nuestros labios se rozaban cálidos, bañados en hidromiel.
Nos acariciábamos los nudillos, nuestra nariz friccionaba y el calor de nuestro aliento quemaba por completo.
-Los abuelos seguro que fornican aquí mismo -apunté divertido llevándome un manotazo -joder, vamos a joder en el mismo sitio que el mítico Erlend
Ella negaba riendo mientras yo empezaba a hacerle cosquillas en la cintura, ascendiendo por su cuerpo entre caricias.
Los dos caímos rodando por la alfombra, nos partíamos de la risa mirándonos, tentándonos, lamiendo nuestros labios.
Mi hombría en su bajo vientre, endurecida, presionándola. Ella sobre mi me miraba con los ojos ámbar, su pelo caía en cascada a un lado sobre su hombro.
-Sabes, eres la mujer mas guapa que conozco . Quizás había bebido demasiado, pero era verdad -¿quieres formar parte de mi harén? -bromeé llevándome un golpe en el pecho antes de volver a estallar en carcajadas.
Mis manos en sus caderas, la moví sobre mi, mi respiración errática delataba mis ganas de tomarla.

Alcé el tronco colisionando con su boca, lamí su inferior, cruzando el precipicio de sus labios con mi lengua, buscando un duelo a muerte con la ajena.
Los dos completamente excitados nos besábamos de forma ruda, gruñendo, dejándonos llevar pro la pasión que habíamos contenido durante todo este tiempo.
-Te deseo -asegure separándome para mirar sus ojos antes de volver a chocar con violencia, necesitado de saciar mi hambre.
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Mensaje por Kaira Mar Nov 07, 2017 4:43 am

Pensaba matar más tarde a Tarik por la vergüenza que me había hecho pasar frente a sus padres en el salón, cómo no, tenía que responder al comentario de su padre quien se reía junto a su hijo divertido por la situación en sí misma, su madre era la única que aportaba algo de cordura en aquella casa y menos mal que estaba ella para hacerlo. Como si no fuera suficiente para que todos sospecharan, de alguna forma, lo que él y yo nos traíamos entre manos porque al parecer se habían dado cuenta todos menos nosotros aunque no era así exactamente la cosa, lo cierto es que los dos siempre habíamos estado acercándonos y alejándonos, rehuyendo en cierta forma lo que nos traíamos entre manos sin haber dado nunca un paso aunque sí nos picábamos y nos desafiábamos, porque habían sido muchas veces las que nos habíamos quedado frente a frente rozándose nuestros labios pero nunca habíamos hecho nada, hasta la pasada noche si quiera un beso, ni un roce de más... absolutamente nada y ahora es como si hubiéramos abierto una puerta que ambos dejamos cerrada. Que lo sospecharan era una cosa, pero que él se los dijera a ciencia cierta era algo totalmente diferente y en cuanto lo dijo mi mirada fue hacia él para fulminarlo mientras se reía junto a su padre, me sacó la lengua, rodeó mi cintura y dejó un beso bastante tierno para ser él en mi mejilla, bufé y me mordí el labio queriendo salir de aquella casa mientras sentía la mirada de sus padres sobre nosotros y por Odín que su padre no dijera un comentario al respecto antes de que saliéramos porque entonces le diría a su mujer quién nos había acompañado a entrenar por el bochorno que me estaban haciendo pasar. Eran iguales y nadie podía decir lo contrario, aunque la piel de Tarik y sus ojos eran iguales a los de su madre sacando esos rasgos exóticos únicos y que lo hacían más llamativo y atractivo, el carácter y la forma de ser era una copia idéntica de su padre.

Resultó que la cabaña donde habían pasado sus abuelos el tiempo en París estaba en buenas condiciones, quizás un poco más fría de lo normal pero le dejé encargado el que encendiera la lumbre y pude escuchar su bufido y gruñido mientras salía para buscar algo de leña, refunfuñaba mientras la encendía y yo fuera sonreía divertida porque era una de las cosas que tenía ser loba; que podía escuchar a una buena distancia. Cuando entré de nuevo ya estaba sentado sobre la alfombra de piel de oso, me dio un azote cuando pasé a su lado y me senté a su lado sacando todas las cosas que había metido en la cesta para cenar, la botella de hidromiel fue cayendo conforme íbamos cenando de esa forma íntima, nos dábamos de comer mutuamente lamiendo las yemas de los dedos del otro cuando nos dábamos la comida, nos reíamos, él gastaba sus típicas bromas y sus comentarios que me hacían negar con la cabeza y cada vez nos íbamos acercando más y más, nuestros cuerpos estaban cada vez más cerca como si no pudiéramos evitar el que nos atrajéramos tanto como dos poderosos imanes. Nuestros labios se rozaban, sentía su respiración contra mis labios, su nariz rozaba  la mía y yo me mordía el labio inferior sin dejar de contemplarnos en ningún momento. El ambiente estaba caldeado y no solo por la lumbre, se podían notar pequeñas chispas eléctricas en el ambiente que eran provocadas por el deseo que nos teníamos, por ese magnetismo que nos empujaba hacia el otro incapaces de contenernos. Aún quedaba algo en la cesta de lo que había traído aunque la botella casi que había caído ya entre los dos y eso nos había animado, calentado y envalentonado algo más de lo que ya pudiéramos estar, quedaba fruta y chocolate y negué con la cabeza divertida mientras daba un mordisco a una manzana sin dejar de mirarle. Su comentario sobre que sus abuelos habrían mantenido relaciones en el mismo lugar donde estábamos nosotros me hizo hacer un mohín al pensarlo y le di un golpe en su hombro por habérsele ocurrido semejante idea en ese momento.



-Que conste que eso no es para nada sexy ni erótico –dije dando el último bocado a la manzana tirándola a la lumbre para lamer mis dedos limpiando así el jugo de la fruta de estos, sus manos volaron a mi cintura y comenzó a hacerme cosquillas, el maldito canalla sabía dónde las tenía y comencé a reírme retorciéndome un poco para que parara aunque sin querer ser demasiado brusca para no hacerle daño, sus manos ascendieron por mi cuerpo de forma lenta y yo dejé mis manos en su pecho subiendo despacio por la camisola que llevaba, caíamos sobre la alfombra comenzando a reírnos, a mirarnos, rozándonos constantemente, nos mordíamos los labios de forma provocativa y juguetona, los lamíamos incapaces de parar y de estar quietos como una cerilla que, cuando enciende la llama, ya no hay forma de apagarla. Acabé sobre él sentada sintiendo su miembro duro bajo mi cuerpo y sus manos en mi cintura y en mis nalgas, las mías subían lentas por sus brazos hasta llegar a su pecho sin dejar de mirarnos, mis ámbar en esos desiertos que poseía y que tanto me gustaban, mi pelo caía a un lado sobre mi hombro y sus ojos no dejaban de mirarme, sonreí de lado cuando me dijo que era la mujer más guapa que conocía y me mordí el labio, claro que lo tuvo que estropear diciéndome si quería formar parte de su harén y le di un manotazo en su hombro- tarugo imbécil –él se reía divertido y yo lo fulminaba con mis ámbar observándolo reírse, mi mano subió a su rostro y aparté unos mechones de su pelo a un lado recorriendo su mejilla con mis dedos- a mi tus rasgos egipcios me gustan, me parecen de lo más exótico y sin duda has sacado la belleza de tu madre –sonreí pero no lo dije como burla, sino que era cierto, su madre llamaba la atención con esos rasgos que tenía y él no era menos, si quisiera tener un harén ya lo habría tenido- eres un hombre muy atractivo y sexy –y solo había que mirarlo, esos ojos que tenía y que siempre me había parecido que podía atravesarme con su mirada, y esos labios que tenía eran tentadores, su sonrisa... él era una combinación explosiva en sí mismo. Sus manos en mis caderas me movieron sobre él notando su miembro en mi centro y me mordí el labio observándolo, su alzó elevando su torso para besarnos después de habernos tentado tanto y de haber jugado, sus labios colisionaron con los míos y su lengua se abrió paso entre estos para buscar la mía en un duelo titánico entre ambos. Mi mano subió hasta enredarse en su pelo y mi cuerpo se arqueó buscando el suyo delante así también mis ganas. Jadeábamos, gruñíamos besándonos de forma desesperada dejando que  nuestros cuerpos y el enorme deseo que teníamos cobrara forma y marcaran aquel momento, sin peleas, sin ir borrachos... solamente él y yo en esa cabaña junto a la lumbre en esa alfombra, y nada más. Mi frente se apoyó en la suya cuando se separó tomando aire, mordí su inferior cuando dijo que me deseaba y volvió de nuevo a besarme de forma ruda arrasando con todo como buen vikingo que era, conquistando mi boca, adueñándose de ella en todos los sentidos. Mi mano subió por su costado sintiendo las suyas vagar por mi cuerpo, los dos ardíamos en ese momento devorados por lo que sentíamos incapaces de controlarnos o contenernos. Hacía falta poco para prendernos como lo estábamos haciendo en esos momentos, como si fuéramos fuego y gasolina que juntos ardían creando unas llamas y un fuego que lo devoraba todo a su paso. Me separé solo para morder y lamer su labio inferior y comenzar a dejar un recorrido por su mandíbula dejando algún que otro mordisco, besos, mi lengua lamía su piel al tiempo que mis  manos se colaban bajo su camisola y la levantaba despacio sin prisa alguna, mis labios en su cuello y me separé solamente para quitarle bien la prenda de ropa, dejé sus brazos enredados en la prenda y ésta se quedó en su cabeza dejando solo su boca y su nariz libre, lamí sus labios y mordí su nariz antes de quitarle la prenda del todo y dejarla a un lado, mis caderas se movían sobre su miembro de forma lenta creando una fricción que nos volvía locos. Mis dedos recorrieron la piel de su pecho y lo miré cuando pasé justo sobre su herida- Tarik –le dije para que no hiciera movimientos bruscos y se le abrieran las heridas de nuevo, aún no las tenía curadas del todo. Mis labios bajaron de nuevo hasta su cuello dejando mordiscos, besé, lamí y chupé su piel dejando una pequeña marca que luego repasé con mi lengua mientas él desataba los lazos del corsé que llevaba, ahora era él quien recorría mi cuello con sus labios, mordía, lamía besaba y yo eché mi cabeza hacia atrás dejándole hacer con los ojos cerrados. Un gemido ronco escapó de mis labios y enredé mis dedos en su pelo moviendo de forma lenta mis caderas hasta que el corsé cayó a un lado y su rostro subió al mío, sus manos en mis pechos y yo cogí su mandíbula con mi mano para observarlo con nuestros ojos turbios por el placer, perdidos en el otro. Esa vez lo estaba disfrutando mucho más que la anterior, me gustaba sentir sus caricias, sus labios por toda mi piel erizándola mientras jadeaba incapaz de contenerme por lo que me provocaba, me gustaba lo que me hacía, el calor de su piel sobre la mía, su respiración contra mis labios... absolutamente todo. Volvimos a besarnos rozando pegando nuestros cuerpos y acabé haciendo que su espalda quedara sobre la alfombra, su mirada me recorrió por entera y sus manos recorrieron desde mi cintura subiendo por mi vientre y mis costados hasta mi pecho, me incliné para volver a besarlo con su mano en mis nalgas y la otra aferrando mi pelo, las mías las bajé hasta su pantalón para desabrocharlo. Quería disfrutar de él en todos los sentidos y ya que la otra vez no pudimos hacerlo esa vez sí que lo haría, lo deseaba y lo deseaba en todos los sentidos posibles. Su miembro quedó libre y mis dedos envolvieron su tronco sintiéndolo duro y caliente, un gemido ronco escapó de sus labios al separarse y yo mordí su inferior mirándolo- así es justo como te quería –dije con una sonrisa ladeada moviendo mis dedos por su tronco despacio en una lenta pasada, sentía la punta de este mojada y sonreí sobre sus labios- no tengamos prisa, la noche acaba de empezar y podemos arder de muchas maneras a lo largo de ella –mis ojos ámbar se centraron en sus desiertos oscuros por el placer y volvimos a besarnos mientras mi mano se deslizaba por su tronco, me gustaba sus jadeos roncos, sus gemidos que morían contra mis labios, notar su pecho subir y bajar con su respiración errática, me gustaba provocar todo eso en él, cómo me miraba, sus manos acariciándome enardecido por el placer- y no te he probado del todo –dije sobre sus labios de forma provocativa su mirada me dijo que sabía a lo que me refería y su cadera se movió en anticipación a lo que venía en esos momentos. Mordí sus labios y comencé a bajar por su cuerpo deteniéndome en su vientre mientras notaba cómo sus músculos se contraían a mi paso hasta bajar finalmente a su miembro, mis labios recorrieron su tronco sin apartar mis ojos de él en ningún momento, lo lamí entero dejando mi lengua en su punta para empezar otra vez lamiéndolo por entero, metí la punta en mi boca y lamí esta de una barrida antes de deslizarme de forma lenta con su mirada puesta fija en lo que hacía hasta tenerla dentro de mi boca. Su gemido ronco, su movimiento de cadera y su mano en mi pelo me indicó lo que le gustaba y que iba por el buen camino.  



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Mensaje por Tarik Cannif Mar Nov 07, 2017 7:44 am

Sus dedos perfilaban mi rostro, despacio, con dulzura, en una tibia caricia. Ladeé la sonrisa de forma socarrona tal y como aseguraba que mis rasgos le parecían atrayentes, que me parecía a mi madre, algo que sabia sobradamente, aunque mi carácter era un calco del de mi padre y de mi tío Niels.
Mi oscurecida mirada se fijaba en ella, ciertamente era preciosa, tenia un rostro muy atrayente, era como si mezclaras una parte salvaje con cierta dulzura. Cuando se mordía los labios era bestial, me excitaba muchísimo, y su mirada podía atravesarme como si fuera mas afilada que la mejor de las espadas.
Su piel clara, ese pelo que caía en cascada, nunca había visto un ser como ella, puede que nos tetáramos muy menudo, pero porque ciertamente no entendía como alguien como ella pudiera fijarse en alguien como yo.
Los norteños eran mas corpulentos, ojos claros, mas como padre y no era un secreto que ella, que era diferente llamaba allí mucho la atención, no digo que yo no la llamaba. Yo estaba celoso de lo que despertaba ella y supongo que por ahí venían todos nuestros cabreos, porque los dos eramos iguales, dos depredadores hambrientos del otro que no soportábamos que nadie pisara nuestro terrenos.

Nuestros labios chocaban ,se encontraban en un peligroso duelo, probándonos entre roncos jadeos.
En esta ocasión estábamos deleitándonos, tocándonos, mis manso ardían contra las brasas incandescentes de su piel.
Yo la deseaba y era evidente por el modo en el que nuestras miradas turbias se centraban en la del otro y nuestros labios se engrosaban entre mordiscos, lametazos dentro y fuera de nuestros labios.

Mis manos sobre sus pechos, dibujando su contorno, apretándolos, su cuerpo sobre el mio serpenteaba y mi bulto hundido en su centro mientras jadeábamos calentándonos a fuego lento.
-Por Odin -bufé moviendola sobre mi miembro.
Su sonrisa se perdió en mi boca, era el combustible perfecto para hacerme arder como si fuéramos dos demonios bailando en el infierno.

Enardecido, mi boca la buscaba, me estaba volviendo loco de deseo y sus palabras pidiéndome ir despacio, me desesperaban, lo quería todo, todo ya.
Sus dedos se deslizaron por mi rostro, me tumbó dejándome bajo su cuerpo, sus labios se deslizaron por mi vientre que se contraía al sentir su húmeda lengua acariciándome.
Desabrochó mi pantalón liberando al Kraken que duro emergió de las profundidades buscándola.
Su mano atrapó mi verga, húmeda, palpitante, mientras mis dedos repasaban sus nalgas apretándolas mientras mis jadeos cada vez eran mas roncos.

Su boca lamió mi glande paladeando el sabor de mi esencia, su boca la engullo despacio, lamiéndolo de arriba a bajo.
Cerré los ojos, mi cabeza contra la alfombra, mis labios entreabiertos dejando que el aliento caliente escapara de mi boca resecando mis labios.
Gruñía de forma desesperada, mis caderas la buscaban, metiéndosela hasta el fondo de su boca.
Mi mano enredada en su pelo, la movia para que fuera mas rapido mientras cada vez estaba mas excitado, ardiendo mi verga palpitaba en su boca dejando salir el liquido.
De un tirón la saque cuando sentí que me iba.
-Espera – le pedí volteandola para que me diera un respiro.
Mis ojos centelleaban oscuros, turbios, mis mejillas rojas.
Tomé la botella y la apuré de un trago, tenia los labios resecos, ladeé la sonrisa buscando en la cesta el chocolate y lo saqué mirándola con picarda mientras despacio, sin prisa, iba arrancándole las prendas de ropa para dejarla desnuda, ofrecida.

Mis dedos se untaron en el chocolate, su piel un lienzo, dibuje sus alzados pechos, su hombro, su cuello, baje por su vientre en un perfecto sendero que hizo que su piel se erizara bajo la yema de mis dedos y el monte de venus lo pringue del dulce mientras me relamía mirándola.
Para acabar manche su sexo, resbalaba por lo húmedo que estaba y contrastaba por lo espeso que era el chocolate.
-¿Por donde empiezo lobita? -pregunté divertido con la respiración errática.
Mis ojos desde arriba la observaron mientras me lamia los dedos paladeando el chocolate y su esencia untada en ellos.

Ella jadeaba mirándome, quería que me tomara tiempo y eso hacia, aunque ahora parecía urgirle.
Tiró de mi nuca, mi cuerpo cedió sobre el ajeno, manchandolos de chocolate con el roce, mi hombría pringada acariciaba su raja buscando adentrarse en su laberinto mientras mi lengua la devoraba por completo entre roncos gruñidos y jadeos.
-Aun no -le aseguré alzándome, mis labios repasaron su mandíbula, descendiendo por su cuello mientras iba limpiando cada rastro de chocolate de su piel.
-Estas deliciosa -susurré contra su sexo antes de hundirme en el con hambruna deslizando mi lengua de arriba abajo.
Sus caderas me buscaban, mis manos aferraron sus piernas abiertas mientras lamia sin tregua succionando su clítoris, tirando de el con mis labios, gruñendo desesperado.
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Mensaje por Kaira Miér Nov 08, 2017 6:47 am

Quería disfrutar de esa noche y de ese momento, era algo que le había dejado claro al egipcio antes de empezar a caer en esa espiral de deseo que nos devoraba por dentro y que nos acercaba de una forma titánica y magnética, cierto que nos repelíamos a veces pero la atracción era mucho mayor y más fuerte, nuestros cuerpos siempre acababan encontrándose incluso hasta cuando ni siquiera lo pensábamos, pero era así de cierto, siempre había habido roces aunque no pasara nada pero era algo que ninguno de los dos podíamos evitar. Aquello lo habíamos prolongado bastante en el tiempo y habíamos aguantado bastante, todas las discusiones y todas las peleas que habíamos tenido para con el otro no había sido sino eso que nos comía por dentro y nos devoraba, como si fuéramos dos depredadores, dos lobos que marcaban su territorio y cuando veíamos que alguien lo invadía entonces la tomábamos con el otro... siempre había sido así. Él decía mucho sobre tener un harén pero sin embargo nunca había tenido nada, también porque yo no le había dejado y eso era como un círculo vicioso, como la pescadilla que se muerde la cola y que nos hacía acabar en peleas constantemente. Desde la otra noche en la que nos habíamos dejado llevar por lo que sentíamos las cosas habían cambiado, ninguno habíamos dicho nada al respecto y era algo que teníamos que hablar tranquilamente pero desde la pasada noche, en la que lo habían herido, nuestro comportamiento se podía decir que había cambiado. Quizás fuera el hecho de que estaba herido y no quería pelear con él pero, por ese día, no nos habíamos peleado ni una sola vez y eso en nosotros era todo un récord porque siempre había algún comentario, alguna pullita que nos hacía perder el control y estallar como siempre con esos temperamentos que teníamos y que nos hacía estallar bastante rápido.

Sin embargo la imagen que ahora tenía del egipcio era una bastante erótica, tremendamente brutal y sexy, desnudo bajo mi cuerpo podía observar cada músculo definido de su cuerpo, todos los tatuajes que llevaba en honor a su cultura vikinga y egipcia y los que no se veían pero que sabía que estaban bajo esas vendas que tapaban su herida, mis dedos habían recorrido cada palmo de su piel y mis labios habían hecho un camino descendente por su pecho bajando por su vientre en el que había notado cómo sus músculos se contraían con el paso de mis labios haciendo que sonriera para acabar en su miembro, sus desiertos me miraban de forma fija esperando que hiciera eso que él deseaba y no tardé demasiado en complacerlo con mis ojos puestos en los suyos. Un par de lamidas por todo su tronco y acabé metiéndolo en mi boca de forma lenta, haciéndome a su grosor y a su tamaño mientras iba cediendo, cuando lo tuve dentro cerró sus ojos y apoyó la cabeza contra la alfombra y un gemido ronco escapó de sus labios que me hizo sonreír, comencé a moverme pero su cadera también lo hizo haciéndome ver lo necesitado que estaba, se movía mientras gruñía de forma ronca y a mí me gustaba lo que veía y lo que escuchaba. Tarik y la paciencia era algo que no casaban y en ese momento se pudo ver, yo quería ir con calma para disfrutar de ese momento, de tenerlo bajo mi merced, ver los gestos que ponía mientras mi boca subía y bajaba por su tronco y mi lengua lo recorría, detenerme en su glande para lamerlo y succionarlo antes de volver a bajar de nuevo. Sus caderas se movían pidiendo más, su mano enredada en mi pelo me movía marcando el ritmo que él quería y necesitaba de mí, jamás había visto algo tan bello y sensual a la par que erótico como la imagen que me presentaba en esos momentos; entregado, perlado en sudor, moviendo sus caderas, su pecho subiendo y bajando con rapidez, sus roncos gruñidos que caldeaban el ambiente... me gustó esa sensación de poder que tuve sobre él, me gustó ser quien se lo provocara, la dueña de su cuerpo y de su placer. Seguí dejando que me moviera con sus dedos en mi pelo aunque quería marcar un ritmo más lento cuando sin previo aviso tiró de mi pelo para separarme, mis ojos se alzaron a sus desiertos mientras me pedía que esperara con su respiración agitada, sabía que estaba en el límite y si no seguía era seguramente por lo que le había dicho yo antes; sin prisa y disfrutar. Tenía las mejillas sonrojadas y su mirada turbia se clavaba en mis ámbar, sonreí lamiendo mis labios notando su sabor en ellos sin apartar mis ojos de los suyos, dejé que me tumbara en la alfombra contemplándolo, tomó la botella y bebió mientras mis dedos recorrían su brazo.



-No me dejas que termine de probarte del todo –dije con cierta malicia ladeando la sonrisa subiendo mi mano hasta enredarla en su pelo- me ha gustado ser la dueña de tu cuerpo y de tu placer, sabes tan bien que a la próxima no voy a dejar que me pares –aseguré observándole con una sonrisa viendo que dejaba la botella y metía la mano en la cesta para mostrarme, con una sonrisa socarrona, el chocolate que había metido en la cesta y negué divertida con la cabeza- ¿en serio? –Iba a pringarme de chocolate, eso lo tenía más que claro. Lo dejó a un lado y comenzó a desvestirme despacio quitándome los pantalones, sus dedos recorrieron mis piernas sin apartar su mirada de la mía y acabó por quitarme la última prenda que quedaba en mi cuerpo mientras yo lo observaba y lo dejaba hacer, no tardó en meter sus dedos en el chocolate y comenzó a hacer trazos por mi piel, desde mi cuello pasando por mis hombros, mis pechos que los llenó de chocolate para seguir bajando por mi vientre, la piel se me erizaba por sus caricias, jadeaba y mi vientre se contrajo cuando siguió bajando hasta que terminó por untar mi sexo con el chocolate, un ronco jadeo escapó de mis labios por ello tras contener la respiración al sentir sus dedos deslizándose por mi sexo húmedo dando así él por finalizado aquello. Su pregunta me hizo mirarlo de forma fija mientras yo solo podía desear que empezara, su respiración errática denotaba lo excitado que estaba pero es que yo no andaba muy lejos de lo que él sentía. Lo quería, quería que empezara ya y gimoteé mientras él tardaba más de lo necesario mientras me repasaba con la mirada y lamía de sus dedos el chocolate que le quedaba en estos- empieza por donde quieras pero empieza de una maldita vez –le pedí arqueando mi cuerpo necesitada de que me tocara, todo era caliente y erótico y necesitaba que empezara de una vez. Mi mano en su nuca lo acercó hacia mi cuerpo de forma que él también quedó manchado también con el chocolate mientras nos besábamos, sus labios sabían a chocolate y a mí, sentía su miembro deslizándose por mi sexo provocándome más placer mientras nosotros nos devorábamos en aquel beso, gruñíamos, jadeábamos mientras nuestras lenguas batallaban como si fuera nuestra última noche en la tierra y nuestro último instante, como si no existiera un mañana. Necesitados, ardientes de más éramos incapaces de contenernos y yo movía mis caderas contra su miembro denotando mis ganas y mi propia necesidad, como respuesta obtuve un “aun no” que me hizo gruñirle cuando se separó de mis labios y comenzó a quitarme el chocolate de mi cuerpo. Mis ojos no perdieron detalle de algo tan erótico como aquello viendo como su lengua quitaba el chocolate que sus dedos habían puesto en mi piel, mis dedos en su pelo dejándole hacer, jadeaba con cada roce de su lengua, lamió mis pechos, los mordió y quitó todo rastro mientras me devoraba por completo y mi cuerpo respondía a sus caricias, arqueaba mi espalda, elevaba mi cadera y jadeaba cuando lo sentí bajar por mi vientre en dirección a mí sexo, contuve la respiración un segundo antes de que su lengua lamiera este por completo, un gemido alto y ronco salió de mis labios, cerré los ojos y eché mi cabeza hacia atrás ante la corriente de placer que me sacudió- oh por Odín –dije en un jadeo cuando dijo que estaba deliciosa y siguió lamiendo mi sexo de esa forma tan placentera. Era incapaz de mantenerme quieta mientras él me devoraba de esa forma, mis caderas se movían buscándole, sus manos se habían enredado en mis piernas y yo las abrí algo más para darle un mejor acceso, enardecida, cegada por el placer que me provocaba. Lamía y succionaba mi clítoris y hacía que me retorciera de placer ante eso incapaz de mantenerme quieta, mis jadeos y gemidos se escuchaban en toda la habitación y caldeaban más el ambiente, una de mis manos fue a su pelo para aferrarlo con fuerza, la otra mano subió sobre mi cabeza aferrando la alfombra, me estaba volviendo loca de forma literal y sentía como el calor crecía en mi vientre mientras yo jadeaba incapaz de quedarme quieta, abrí mis ojos y bajé mi vista hacia él donde nuestros ojos se encontraron, sus desiertos en mis ámbar con mis labios abiertos- Tarik –gemí su nombre sintiendo que no aguantaba más y que el placer comenzaba a desbordarse por momento- no aguanto... –tiré de su pelo para separarlo de mi sexo y fui yo la que esa vez lo tumbó sobre la alfombra quedándome sobre él, mi boca bajó hacia su miembro para quitar los restos de chocolate que tenía y me senté sobre él dejándome caer despacio notando como se adentraba en mi interior, como mis paredes se hacían a su miembro, cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás ante el placer que me provocaba y gemí cuando lo tuve dentro quedándome quieta sobre él, pero la paciencia no era una de sus virtudes y movió su cadera apremiándome a que me moviera, sonreí de lado observándolo y comencé a moverme sobre él de forma lenta disfrutando de ese momento, disfrutando de los dos. Me incliné para buscar sus labios y besarlo de esa forma salve y ruda que teníamos y que denotaba cómo estábamos en esos momentos- te deseo tanto –dije contra sus labios sintiendo la combinación del chocolate y mi esencia en una, mordí su labio inferior y comencé a lamer el chocolate de su pecho mientras me movía y sus manos recorrían mi cuerpo.
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Mensaje por Tarik Cannif Miér Nov 08, 2017 12:59 pm

Su esencia me volvía loco, cada vez lamia con mas fuerza, succionando, recorriendo con mis labios su abulto clítoris y golpeándolo con la lengua húmeda y ávida de ella.
Sus caderas se alzaban violentas, me excitaba muchísimo verla, como jadeaba, como sus pardos me miraban prendidos en un fuerte tono mostaza y sus labios entreabiertos gemían sin pausa mi nombre entre susurros.
Su cuerpo se arqueaba sometida al placer intenso de mis besos mientras mi hombría palpitaba fuera de ella por el deseo de la imagen demencial de su cuerpo ofrecido.

Tiró de mi pelo con urgencia para que parara, me relamía mirándola, mis ojos oscuros delataban como me encontraba.
-Me vuelves loco -susurré cuando con su rapidez sobrenatural me tumbó sobre las pieles -joder nena, me vueles loco -aseguré mientras bajaba por mi vientre limpiando el chocolate.
Mi hombría se sacudió al ser engullida, sus labios la arroparon mojada y ella sonreía contra mi punta consciente de la excitación que sentía por ella.

Se alzó, sus dos erguidas montañas ante mi mirada, mis manso las cogieron aferrándose a ellas, tirando de los pezones, acariciándolas.
Gruñí cuando se dejó caer sobre mi verga, ella me miraba al ver como gemía de puro placer al sentir sus paredes abiertas, mojadas y mucho mas calientes que las de cualquier otra mujer montada.
-Me estas poniendo muy verraco -aseguré con mis manos en sus caderas, empujándola hacia bajo y alzándola de nuevo para dejarla caer para que me cabalgara.

Alcé el tronco, sus manos se aferraron a mis hombros, mi boca apresó entre mordiscos sus labios, engrosandolos, lamiéndolos con rudeza.
Ella se movía como la misma diosa Freya, era perfecta, perlada en sudor trazaba círculos metiendola mas dentro, dejando que accediera hasta el abismo mas profundo.
La azoté el trasero, me corría, la apreté mas contra mi, dejándola dentro del todo, nuestros pubis chocaban.
Ahogué un gruñido contra su boca esparciendome en su interior.

Me dejé caer tras embestirla un par de veces mas acompañando las sacudidas y esos ultimo coletazos de mi verga.
Su cuerpo cayó laxo sobre el mio, un silencio solo roto por las erráticas respiraciones que escapaban por nuestros labios.
Nada tuvo que ver este instante con el de la playa.

Cerré los ojos, mis dedos se deslizaban por su espalda, dibujando su columna, atesorando su olor, su sabor.
-Me estoy durmiendo, te he rellenado como un susu -apunté ladeando la sonrisa mientras ella me daba un manotazo entre risas.
Me gustaba estar así con ella, piel con piel, sin matarnos, supongo que esta era una tregua entre ambos.
Habíamos prometido portarnos bien, no meternos en líos y yo de momento solo me había metido dentro de ella.
-Y si nos quedamos a dormir aquí esta noche...un baño en la tina, un masaje ...-susurré tentándola mientras mi aliento movía su pelo -vamos lobita, es el único sitio donde no me meteré en líos.
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Mensaje por Kaira Jue Nov 09, 2017 9:49 am

Me estaba volviendo loca la forma en la que tenía de devorarme, como si hubiéramos estado conteniendo ese momento durante mucho tiempo, lo cierto es que así había sido porque los dos éramos tercos, cabezotas, orgullosos y testarudos que no dábamos nuestro brazo a torcer y no concedíamos absolutamente nada, porque no estaba en nuestra forma de ser ni siquiera con la otra persona. Pero siempre nos provocábamos, nos tentábamos y nos retábamos incapaces de alejarnos el uno del otro, de alguna forma perder a la otra persona, no hacíamos pero tampoco dejábamos hacer y la mayoría de todas las discusiones que teníamos venía a raíz de ese problema, porque aunque no lo dijéramos y aunque no lo admitiéramos yo era suya y él era mío. Yo lo sabía, él lo sabía, pero ninguno de los había dado un paso hacia el otro olvidando viejos momentos, viejos orgullos y rencores que llevábamos dentro y lo único que hacíamos era perdernos al mismo tiempo. Pero no éramos tontos, él había tenido sus líos y yo había tenido los míos pero al final siempre acabábamos en el mismo camino, nuestros pies siempre volvían a ese sendero conocido que nos llevaba al otro, inevitable, como nuestro destino, como nuestra más oscura tentación. Y me estaba volviendo completamente loca, parecía saber qué puntos tocar, que botones presionar para tenerme de esa forma bajo su cuerpo moviéndome incapaz de permanecer quieta, mis caderas lo buscaban de forma desesperada como si él fuera el único capaz de acabar con esa placentera tortura y lanzarme por el abismo, de hecho es que así era y esa química, esa atracción que teníamos se convertía en cargas magnéticas electrizantes que prendían nuestros cuerpos como llamas, verlo me excitaba y era como un círculo vicioso en el que ambos nos retroalimentábamos mutuamente con solo vernos, tocarnos, sentirnos.... una maravillosa sensación que me hacía perder la cabeza y gemir incapaz de contenerme notando que de seguir me haría sucumbir por ese abismo y aunque sonaba jodidamente placentero, lo quería dentro.

Lo separé tirando de su pelo igual que había hecho él y con esa velocidad y fuerza propia de los lobos lo dejé tumbado en la alfombra, el reflejo de las llamas de la lumbre lamian nuestra piel creando figuras y sombras dotándole de un tono algo más dorado del que tenía en ciertas partes. Lo miré con la respiración entrecortada, mi pecho subiendo y bajando con rapidez y las ganas latentes en nuestros cuerpos, sonreí cuando me dijo que lo volvía loco como si él a mí no me volviera loca, quité los restos de chocolate de su miembro con una sonrisa en los labios cuando volvió a asegurarme que lo volvía loco y subí de nuevo por su cuerpo hasta quedar justo sobre su miembro, sus manos fueron a mis pechos acariciándolos al tiempo que bajaba notando como se adentraba de forma lenta hasta que estuvo dentro por completo, un gemido escapó de mis labios, cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás notando mi pelo acariciar mi espalda, joder se sentía tan bien en ese momento. Mis ojos lo miraron en ese momento viendo sus desiertos oscuros por el placer, sus labios entreabiertos gruñendo de forma ronca en ese momento, sus dedos tiraron de mis pezones y comencé a moverme de forma lenta al principio sintiéndolo por completo mientras subía y bajaba sobre él. Sus manos fueron a mis caderas para ayudarme a subir y bajar, me presionaba hacia abajo una vez dentro del todo y luego me alzaba para dejarme caer, me mordí el labio por sus palabras y la forma que tenía de decir las cosas.



-Qué cosas tan bonitas y sexys me dices –apunté con un deje divertido en mi voz antes de que se alzara y colisionara con mis labios mordiéndolos, lamiéndolos de forma salvaje y pasional mientras yo seguía moviéndome. Me aferré a él para tener un mayor apoyo sin dejar de besarnos y de mordernos los labios, rotaba mis caderas en círculos subiendo y bajando ayudada por él cada vez más rápido. En uno de esos momentos me quedé sentada con él dentro y moví mis caderas de forma lenta rotándolas pero sin moverme creando mayor roce y mayor placer. Mis labios bajaron por su cuello mientras me aferraba a él, uno de mis brazos pasó por debajo de su hombro para aferrarme a su espalda y mi otra mano se quedó en su pelo, mis labios recorrían su cuello trazando un camino por esa zona, lamía su piel, la succionaba y dejaba mordiscos para comenzar otra vez a moverme de nuevo. Como loba que era sentía la necesidad en esos momentos de marcarlo, marcarlo como mío para que nadie más pudiera siquiera acercarse a él y si lo hacía supiera que ya pertenecía a alguien, mordí su cuello con algo de fuerza incapaz de controlar esa parte animal, salvaje y posesiva que llevaba en mi interior con la idea de marcarlo de alguna forma. Los gruñidos roncos se sucedían, los gemidos y los jadeos también sintiendo que nos acercábamos a ese abismo, lamí la zona del cuello que había mordido y donde dejé un chupetón a conciencia para de nuevo subir a sus labios y besarlo, el placer crecía y mi cuerpo se tensaba conforme nos acercábamos al orgasmo. Me aferré a él con fuerza, clavé mis uñas en su espalda y gemí su nombre cuando caí por ese abismo de placer, sus labios rozando los míos y sentí cómo él también se iba en mi interior. Apoyó su frente contra la mía y cerré los ojos con la respiración agitada sin soltarlo, se movió embistiéndome un par de veces al mismo tiempo que mis paredes lo apretaban entre palpitaciones y gemí contra sus labios por ello ante el placer antes de que cayéramos sobre la alfombra y yo quedara sobre su cuerpo, nuestros cuerpos perlados en sudor, respiraciones agitadas y la calma en el lugar tras nuestra tempestad. Sus dedos se paseaban por mi columna y su otra mano enredaba sus dedos en mi pelo, mi rostro contra su cuello con los ojos cerrados disfrutando del momento, podía sentir su corazón latir y bombear con fuerza y rapidez y sonreí de lado. Se estaba tan bien, tan a gusto en ese momento que nos quedamos callados solamente por no estropearlo, alcé mi rostro para mirarlo riendo por sus palabras negando con la cabeza y cogí su mandíbula con una de mis manos para moverla hacia sus lados como si negara de forma rápida mientras sonreía- oh sí, yo también te quiero –comenté con ironía por sus palabras antes de dejar un beso en sus labios y morder su inferior- ¿eso lo has aprendido también de tú padre? –Pregunté enarcando una ceja con mi pelo cayendo hacia un lado, se le había ocurrido la idea de quedarnos allí a dormir esa noche, él apuntaba a un baño y a un masaje apartando unos mechones de mi pelo del rostro mientras sus dedos lo acariciaban asegurándome que era el único modo de no meterse en líos, lo miré con cierta diversión- desde luego no se puede decir que no aproveches hasta la última oportunidad que se te presenta –no me parecía mal un baño calentito y relajado aunque con Tarik nada era relajado ni tranquilo, y un masaje no nos vendría nada mal- además me debes un baño por lo de antes, y ni qué decir sobre el masaje porque el último que me diste dejaba mucho que desear... tienes que practicar y mejorar más –le piqué lamiendo su labio inferior, el problema venía en que no quería moverme porque estaba de lo más a gusto, así que lo mejor era levantarse y empezar a movernos pero algo me decía que se iba a aprovechar al máximo de su estado y lo miré- que sepas que después de esto se acabaron tus excusas de “no puedo estoy herido”, ha quedado claro que puedes hacer más de lo que dices –comenté mordiendo su labio inferior tirando del mismo- venga, vamos a tomar ese baño calentito –dije alzándome para tenderle mi mano y que se alzara para que fuera conmigo al baño, abrimos el grifo de la tina para que se llenara de agua mientras no dejábamos de tocarnos, de acariciarnos y de besarnos sin separarnos ni por un instante.
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Mensaje por Tarik Cannif Jue Nov 09, 2017 11:53 am

Ladeé la sonrisa antes de que sus labios volvieran a impactar en los míos, mi mirada se perdía en sus ámbar mientras como de costumbre, nos retábamos, nos tentábamos y desafiábamos en un juego que nos consumía y excitaba demasiado.
-He aprendido muchas cosas de mi padre -apunté apretando sus nalgas poniendo cara de pervertido.
Me dio un manotazo y los dos nos caímos riéndonos sobre la alfombra friccionando nuestra nariz, sin poder dejar de mirarnos.
Cuando estábamos bien, era todo tan bestialmente perfecto.

Tiró de mi para ir hacia el baño, yo me hacia el remolón para que fuera ella la que me cuidara, pero ya me había dicho que eso de que “estaba herido” no iba a servirme y eso me hacia gruñir y maldecir mientras ella se reía negando con la cabeza.
Desnudos fuimos hasta el baño, dejamos correr el agua mientras nos besábamos, nos acariciábamos y sonreíamos como gilipollas.
Hacia mucho que quería un momento así con ella, creo que recordaba en que momento llegó ese punto de inflexión..ese cuando decidí no colgarme de ella.

Fue después de trasformarse, recuerdo que hasta entonces todo lo hacíamos juntos, las travesuras se sucedían acompañadas de risas y quizás ella no lo sabia pero por mi parte crecían los sentimientos por ella de un modo difícil de comprender con esas edades.
Recuerdo que al poco de trasformarse empezó a tontear con otro chaval, un licantropo de Noruega.
Mi padre había pedido ayuda al padre de este para que enseñaran a Kaila a controlarse, sentí que la perdía y creo que lo hice.
Tuvo sus lios con el chaval y a raíz de ahí,yo empecé a tenerlos con otras, nos distanciamos y empezó ese pique dañino que nos traíamos.
Siempre sentí que no me perdonó que por mi culpa la mordieran, creo que tampoco me lo perdone yo mismo.

Nuca se lo había dicho, pero aun recuerdo el momento en el que entre nosotros se rompió todo, solo era un crio con un anillo trenzado en hierba, iba a pedirle que fuera mi novia y la vi besándose con el licano, rubio, muy norteño, todo lo contrario a lo que yo era.
Ese día supe que no me pertenecía y ese día supe que no volvería nadie a destrozarme.
Nunca volví a permitirme sentir y me convertí en lo que madre tanto odiaba, un rebelde que bebía mas de la cuenta y se acostaba con todas las mujeres que estuvieran buenas era mi manera de revindicar que ella se equivocaba, que yo era mejor que ese.

Nos metimos en la tina, su espalda contra mi pecho, estábamos relajados, nos acariciábamos despacio, mis labios recorrían su cuello de vez en cuando encontrándome con su boca que visitaba la mía para beber de ella.
-¿Aun me culpas de tu trasformación? -pregunté -nunca habíamos tocado ese tema, era un tabú para los dos..pero esa noche estábamos bien y quizás pudiéramos hablar sin discutir también.
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Mensaje por Kaira Vie Nov 10, 2017 4:31 am

Me parecía un poco increíble que pudiéramos estar bien en esos momentos, pero en verdad me gustaba que pudiéramos estar así los dos sin esos piques, sin esos retos y en ese tira y afloja constante que siempre llevábamos. Teníamos nuestras rachas, como todos, unas veces estábamos bien sin tener ningún tipo de problema y otras veces nos llevábamos a matar... pero parecía que habíamos entrado en una especie de tregua en la que estábamos disfrutando como nunca, siempre me había sentido bien con él, cómoda, a gusto incluso en los momentos esos en los que nos peleábamos también me sentía así con él, siempre habíamos tenido esa conexión que surgió desde que nos habíamos conocido siendo apenas unos niños pequeños. Solo nos separaban dos años de diferencia pero lo cierto es que siempre tuvimos una conexión especial entre ambos, a su melliza la adoraba y la quería porque era mi mejor amiga, pero cuando se trataba de Tarik me rompía todos los moldes. Era algo más que mi mejor amigo, nunca había sabido definirlo a la perfección o con unas palabras claras, lo que tenía con él era algo que no se podía explicar porque sencillamente se tenía que sentir. Si lo tuviera que resumir en alguna frase sin duda alguna sería; mi todo y mi nada. Donde iba uno iba el otro, donde uno estaba ahí encontrabas al otro. Siempre habíamos ido juntos, cometiendo trastadas, travesuras, volviendo locos a sus padres con nosotros... siempre me había unido algo muy especial a él, algo que costaba encasillarlo en algo y yo personalmente no quería hacerlo porque tendría que utilizar todas las casillas. Sabía dónde tocarme para que saltara, para calmarme, hacerme reír, enfadarme... y lo mismo pasaba de mí hacia él, lo conocía perfectamente para con tan solo mirarlo saber qué le pasaba. De hecho muchas veces sin decirnos nada, solo mirándonos, nos lo decíamos todo.

Hubo un tiempo en el que estuvimos distanciados, fue justo cuando yo me convertí en la licántropo que era y tuve que controlar aquello que era totalmente nuevo para mí, pasaba menos tiempo con él no porque no quisiera, sino porque no controlaba mi fuerza, mis sentidos, esa parte animal que llevaba en mi interior y que me hacía estar a flor de piel, saltar a la mínima con todo. Tuve que controlar y gestionar demasiadas cosas, sentimientos, emociones... cosas que quizás en esa edad no conocía y no entendía, estuve un tiempo confundida con respecto a lo que a “mí” se refería, en una época de cambios siendo tan joven que me trastocó todo por completo, se me juntó todo y quizás no gestioné bien las cosas, y eso fue fallo mío. Si lo pensaba bien, no sabía exactamente cuándo habíamos dado ese “paso” de estar bien a tener la relación extraña que manteníamos en esos momentos, porque ni hacíamos ni dejábamos hacer y eso se podía aplicar a ambos, porque éramos iguales. Cierto que nuestros carácter y nuestra forma de ser chocaba mucho porque éramos iguales, muy parecidos, y eso hacía que saltáramos cada dos por tres, pero él para mí nunca había dejado de ser esa persona tan importante en mi vida, pasara lo que pasara, eso jamás había cambiado por mi parte en todo aquel tiempo. Quizás nos había movido nuestro orgullo y cabezonería, pero no podía negar que me gustaba estar así con él y que siempre me había atraído era algo cierto, tan cierto como que hacía años que Eirin me lo había dicho, no preguntado, sino afirmado y no pude negárselo.


-Ya imagino qué más cosas has aprendido de tu padre
–comenté con una sonrisa mientras él apretaba mis nalgas, como su padre hacía con su madre, y negué con la cabeza sonriendo. Terminamos levantándonos, tras sus gruñidos y bufidos por lo que le había dicho sobre que ya no podía decirme que “estaba herido” y nos fuimos al baño para abrir la tina y dejar que el agua corriera y la llenara, nosotros nos besábamos, nos acariciábamos, nuestras narices se rozaban de forma cariñosa sin dejar de mirarnos, sonriendo en todo momento. Nuestros cuerpos pegados rozándose sin parar, sus labios besándome de ese modo tan vikingo que arrasaba con la mía como si la estuviera saqueando, mordí sus labios y una vez lista la tina nos metimos dentro, él se metió primero y yo le seguí dejando mi espalda recostada en su pecho disfrutando de ese momento, nuestros dedos enlazados, sus labios recorrieron mi cuello dejando besos, alcé mi rostro para encontrarme con sus labios en un beso necesitado, mordía mis labios y yo sonreía por ese momento perfecto entre ambos. Alcé mis dedos enlazados con los suyos y le giré el rostro dejando su cuello al descubierto donde le había hecho aquella marca y tenía el chupetón, de hecho, se lo volví a repasar mientras él reía abrazando mi cuerpo sin soltar mis manos, mordí su lóbulo cuando terminé de repasárselo y lo miré- creo que alguien te ha dejado una marca –sonreí de lado y apoyé mi cabeza en su hombro disfrutando de ese momento. Recordé entonces una tarde en la que había ayudado a su madre a mover unas cajas en su despacho, de entre ellas había caído un pequeño libro como si fuera más bien un cuento en cuyo título ponía “el hilo rojo de la vida”, esta se había quedado mirando dicho libro con una sonrisa como si estuviera recordando algo y al verme mirarla me contó sobre la historia que no conocía, donde según ella todos estábamos conectados a alguien por un hilo rojo invisible, que no se podía ni cortar, no contraer ni romper no importando dónde estuviera la otra persona... y yo creía que mi hilo rojo estaba conectado a Tarik. Por mucho que tomáramos diferentes caminos siempre acabábamos con el otro como si no importara hacia dónde fuéramos, siempre terminábamos en el mismo lugar. Sonreí de lado por eso y fue entonces cuando su pregunta me tomó desprevenida, abrí los ojos y fruncí el ceño por sus palabras. Ese era un tema que no habíamos tocado, como si fuera tabú, y me extrañó sobre todo su pregunta y ese “aún”, me giré para mirarlo observando sus ojos porque con ellos decía mucho más de lo que él se pensaba quedando recostada de lado contra su cuerpo- nunca hemos hablado de ese tema ni de lo que pasó esa noche –dije mirándolo de forma fija- ¿siempre has pensado que te culpaba de lo que pasó esa noche? ¿Todo este tiempo? –Me incorporé un poco y subí una de mis manos para dejarla sobre su mejilla- ¿has cargado con eso durante todos estos años? –Hice una pausa recorriendo su mejilla con mis dedos- nunca te he culpado de lo que pasó esa noche Tarik, nunca –aseguré observándolo, ¿por qué cargar con ese peso durante todos aquellos años? ¿Por qué nunca me lo había preguntado? Quizás porque nuestros silencios fueron mayores de lo que nosotros pensamos y entendimos cosas que no eran y que nunca fueron- no te voy a negar que al principio del todo sí te hice tener parte de culpa, pero te podría haber pasado a ti como me pasó a mí –aseguré con rotundidad, esa vez me tocó a mí- apenas contaba con diez años cuando todo pasó aquella noche, ni siquiera me entendía bien a mí misma cuando me tocó enfrentarme a una situación que jamás pensé que tendría que afrontar. Fueron muchos cambios en una época difícil, tuve que controlar lo que llevaba dentro, esa parte animal que tengo en mi interior y que ahora forma también parte de mí. No comprendía bien lo que me pasaba, fue difícil para mí asumir todo aquello y llevar esa parte mía, controlarla para que no pudiera haceros daño... al principio me costó pero luego comprendí que es lo que era, accidente o no, y que formaba parte de mí y así lo acepté Tarik, en todo este tiempo no te he culpado por lo que pasó ni te lo he echado en cara nunca porque no lo sentía así, siento si en algún momento di esa impresión porque no fue mi intención –le aseguré observando esos desiertos que tenía y que me miraban de forma fija. Fueron momentos difíciles en los que quizás, con él, me costaba explicar lo que sentía y lo que era y en cierta forma sin quererlo me apoyé en el hombre que me ayudó a controlar lo que era y en su hijo quien contaba con unos años más que yo y que también era licántropo, solo necesitaba buscar respuestas y encontrarme a mí misma... quizás lo dejé un poco de lado pero no fue intencionado para nada- el primer año fue el peor, lo sabes porque estuviste pero comprendí que solo tenía dos opciones, aceptarlo o rechazarlo y yo lo acepté. Mis sentidos están mejorados, veo mejor, oigo mejor, tengo más fuerza, más velocidad... salgo ganando por todos lados –sonreí de lado obviando la parte de las noches de luna llena, pero eso era algo que ya había asumido con el tiempo también- mira que eres tarugo –dije sobre sus labios rozándolos con los míos hasta que al final acabamos besándonos de nuevo, mordiéndonos los labios y lamiéndolos sin apartarnos y dejar de mirarnos, él había hecho una pregunta y yo iba a hacerle otra ahora- ¿por qué te fuiste así de la playa? –Tema que tampoco habíamos tocado y que era momento de hablar, los dos estábamos tranquilo y no nos hacía falta exaltarnos para hablar de ello, porque esa noche estaba siendo totalmente diferente a todas las anteriores.
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Mensaje por Tarik Cannif Vie Nov 10, 2017 6:25 am

Mis dedos se deslizaban por su piel, ladeé la sonrisa sintiendo como se erizaba, como reacionaba bajo mi contacto.
Repasó con su lengua la marca de mi cuello, divertido mordí sus labios lamiéndolos después
-Así no voy por buen camino para hacerme un harén -bromeé riendo a carcajadas.

Me tensé cuando me respondió a una pregunta que no debí haber lanzado.
Por una parte, me gustaba escuchar que ya no me culpaba, puede que fuera cierto, pero lo hizo durante mucho tiempo.
Cuando pasó eso yo solo era un niño, es cierto que para ella fue muy complicado, necesito ayuda y la tuvo, todos se volcaron con ella y en parte, mis padres también asumieron que yo era el que había tenido la gran idea, y fue aso, todos me culpaban, incluso yo mismo.
Siempre fui un niño inquieto, en eso no había cambiado, meterme en líos era una constante en mi vida, aunque después de eso todo empeoró para mi, la perdí y así lo sentí.

Ella encontró consuelo en los brazos de ese lobo y yo me quedé con un anillo de mierda trenzado en la mano como si fuera un capullo.
Puede que ahora no me culpara, pero lo hizo.
-Bueno -dije cuando me preguntó si eso es lo que había pensado durante este tiempo.
No pensaba volver a quitar el escudo y confesar lo que pasó aquel día, no volvería a quedar como un gilipollas ante sus ojos.
-Tampoco es que importe a estas alturas demasiado, como tu dices, lo controlaste, lo asumiste y ahora follas como una loba -apunté mordiendo su cuello buscando sus labios después con hambruna.

La loba me conocía, sabia que tras esa medio broma escondía algo mucho mas profundo, pero no era capaz de ser claro, no porque serlo me haría sentir como un pazguato.
Y con esas llego la pregunta del millón ¿por que me largué así aquella noche?
Pues por lo mismo por lo que estaba a punto de largarme ahora.
Era incapaz de enfrentar eso de “sigamos como siempre” me sentía como un gilipollas, me recordó al día en el que trence esas hierbas para prometerla la luna entera, pero el lobo se la había bajado y me sentí gilipollas mirandolos.
-No lo se -mentí -estaba bloqueado.

Los ojos de la loba se clavaron en mis pardos, como si supiera que algo no le contaba, que mis respuestas no tenían sentido.
-Entendí que querías...que siguiéramos...como amigos y me dio un arranque. No lo se loba, ya me conoces, hago todo sin pensar -apunté ladeando la sonrisa y tirando de su cuello para besarla.
-No me mires así, aun estaba dentro de ti cuando me soltaste eso, me cabreé y ya esta y me largué...yo que se -gruñí
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Mensaje por Kaira Vie Nov 10, 2017 1:20 pm

Mientras seguía recostada a un lado de su cuerpo en la tina lo miraba esperando a que contestara a las preguntas que le había hecho, había sido toda una sorpresa que me preguntara si todavía seguía culpándolo de lo que había pasado esa noche cuando en realidad hacía muchísimo tiempo que dejé de culparlo, no le negué que los primeros días sí que le echaba la culpa a él de lo ocurrido pero la verdad es que cuando todo se calmó, cuando pasaron unos días tras eso y empecé a pensar en lo que realmente era y en las opciones que tenía ya no le echaba la culpa. Su madre, principalmente, fue la que tuvo una conversación conmigo a solas que nadie sabía de lo que hablamos las dos en esa tarde en la que nos quedamos a solas, fue ella la que con su templanza y su paciencia me explicó cómo podía ver las cosas a partir de ese momento, enfrentarme a ello o dejar que me venciera... y lo cierto es que me ayudó bastante en esos días en los que yo era todo caos y confusión. Ella, en ningún momento, nombró a su hijo o me dijo que lo hacía responsable de lo que había pasado aun cuando yo quizás sí que se lo dije, ella sabía de sobra que ambos éramos dos niños traviesos que siempre iban juntos y que les llevábamos de cabeza muchas veces causando problemas, lo culpaba porque en esos momentos para mí era “lo lógico”, pero fue ella quien me hizo pensar en todo lo que había sucedido y me hizo ver, en esos momentos, que no eran las cosas como yo las veía y que siempre había otra parte de la historia. Podría haberle pasado a él como me pasó a mí, pero en esos momentos me costaba asimilar ciertas cosas y tener a alguien a quien hacer culpable era mejor que asumir y afrontar la verdad. En ningún momento le había dicho a él, de ninguna de las maneras, que lo hacía culpable aunque quizá podía entender por qué lo pensaba a pesar de no habérselo dicho jamás ni habérselo echado en cara... porque como su madre me había dicho solo conocía mi versión, o la parte que me correspondía de esa historia en esos momentos, pero no sabía la suya ni lo que él pudiera pensar o sentir en ese tiempo.

Sí, quizás lo había pensado porque me distancié de él al igual que me distancié de todos en esa casa, no porque quisiera, sino porque tenía miedo de no controlar lo que era y hacerles daño. Me llevó un tiempo acostumbrarme a usar bien mi fuerza, a controlar esos ataques de ira repentinos que me venían y que yo también tenía desde siempre, temía no poder controlarme y hacerles daño. Ellos buscaron ayuda, su padre contactó con un amigo suyo que era licántropo y que su hijo también lo era y que tenía un año más que Tarik, su padre me enseñó a controlarme y a ser lo que era, a enseñarme los peligros que nos acechaban y las noches de luna llena los pasaba con ellos para aprender a controlarme. Sí, me distancié de él porque de alguna forma me era difícil comprender, asimilar y exponer lo que me pasaba en esos momentos, sentía que los otros me llegaban a entender mejor y cuando me descontrolaban eran capaces de pararme.... no era una justificación, sino la realidad de unos hechos. Solo era una niña confundida con lo que era, sin saber bien qué sentía en esos momentos y todo se me cruzó, quizás no lo hice bien pero sin duda alguna no lo había hecho con intención de hacer daño a nadie pero viendo sus palabras me di cuenta de que había estado equivocada, el pasado no se podía cambiar por mucho que quisiéramos pero ese “bueno” me hizo mirarlo de forma fija esperando a que al menos se explicara. No lo hizo y eso me enfadó un poco porque fueron momentos difíciles, fueron momentos que nos marcaron y que nos llevaron a tomar ese camino y esa relación extraña de “amor-odio” que nos profesábamos. Esperé a que al menos me dijera algo pero fue entonces cuando me dijo que ya no importaba y fruncí el ceño, que a esas alturas ya no importaba y que lo importante como yo decía es que lo había podido controlar y asumirlo, y su broma me dejaba en claro de que había algo más que no me decía, porque lo conocía demasiado bien para saber lo que significa cuando hacía ciertas cosas en determinados momentos.



-¿Qué no importa dices? Quizás no te importe a ti pero a mí sí que me importa Tarik, porque hasta ahora jamás me habías dicho algo como esto y porque no pensé, realmente, que pudieras culparte de esa forma por lo que nos pasó aquella noche en el bosque –hice una pausa, estábamos bien y no quería estropearlo pero juraba por Odín que me costaba cuando se ponía de esa forma tratando temas serios- no me crees –no lo pregunté sino que más bien lo afirmé, no me costaba mucho saber que no creía en mis palabras o al menos en su totalidad, pero no le había mentido en ningún momento y había sido cierto- no te he mentido en nada de lo que te he dicho, he sido sincera en todo momento.... así que deja de pensar que te culpo o lo he hecho todo este tiempo porque no es verdad y no es así –su mano me acercó por la nuca para acortar la distancia entre nuestros labios y me besó, pero lo cierto es que a pesar de que su beso fue ardiente como el resto el mío no lo fue tanto, no porque veía que intentaba esconderse de algo con esa acción y no me gustaba. No me quedé callada y le pregunté por la noche en la playa, era un tema que debíamos de hablar y con el camino que llevábamos suponía que no podría gustarme su respuesta, pero se fue sin decirme apenas nada y se pasó todo el día fuera para volver en el estado en el que lo hizo, esperé para ver que me decía y me encontré con un “no lo sé” que no me creí seguido de un “estaba bloqueado”, y no me lo creía porque sabía que había algo más que no me contaba y que no me decía, que no me contaba toda la verdad y que de alguna forma que yo no podía entender la eludía porque nada tenía sentido alguno. No había entendido mis palabras para nada y en vez de preguntarme se largó dejándome allí sola en la playa, sintiéndome mal sin entender qué había ocurrido y por qué se fue de esa forma, joder, llegué a pensar que tras el calentón se había arrepentido y por eso se largaba sin decirme nada. Su gruñido fue devuelto con otro mío cuando me dijo que no sabía mientras él me acercaba de nuevo del cuello pero yo me zafé del agarre de este, cabreada con él porque no me decía la verdad, decía lo que quería, verdades a medias y cosas que no me contaba y que callaba sin saber bien el por qué, y sí, lo sabía porque como él mismo había afirmado lo conocía bastante bien, mejor de lo que él se pensaba- ¿sabes cuál es una de las cosas que más odio de ti? –Pregunté intentando no alterarme y saltar, estábamos bien y quería conservar eso lo que restaba de día- que incluso en los momentos en los que son importantes, o momentos como estos, nunca terminas por decir las cosas y siempre recurres al humor para salir del paso igual que hace tu padre a veces... si no me lo dices, si no me cuentas las cosas, no puedo saber lo que piensas o lo que sientes, y me molesta que no me digas las cosas y me cuentes medias verdades –hice una pausa fulminándolo con mis ojos- yo he sido sincera en todo momento, podría haberte mentido y no lo hubieras sabido pero no es eso lo que quiero, no contigo –afirmé sin dejar de mirarlo- si te pregunto las cosas es porque quiero saber la respuesta, dices que no tiene importancia que pienses o no si te hago culpable pero para mí si es importante porque no Tarik, no te culpo –negué con la cabeza- y tú tampoco deberías de culparte por ello –terminé diciendo apartando un mechón de pelo mojado de mi rostro- no podemos cambiar el pasado pero sé que no me estás contando todo, sé que te guardas cosas y no entiendo el motivo ni la razón de ello... se suponía que entre nosotros no había secretos, y creo que tú tienes muchos que no me has contado –no lo acusaba, no lo dije en tono acusatorio solo expresé mi pensamiento y mi opinión- y por Odín, ¡no entendiste nada de lo que quise decirte en la playa! Te dije eso porque por encima de todo no quería perderte, porque me importas demasiado, porque eres en realidad la persona que más me importa de este jodido mundo y perderte es algo que no contemplo y temí, en ese momento, que el habernos dejado llevar pudiera de alguna forma marcarnos para mal y no lo quiero, ¿entiendes que no puedo perderte, ya sea por mí, o por cualquier cosa que te pase? –Mordí mi labio tras mis palabras llevando mi mano a su mejilla acariciándola- pudiste haberme preguntado, pero si no me hablas no puedo entenderte –aseguré pasando mi pulgar por su pómulo repetidas veces- ¿crees que después de todo esto podemos ser solo amigos? Vamos, ni tú eres tan ingenuo como para pensar eso... podemos fingir si así lo queremos pero ambos sabemos que hay mucho más que eso, y puedo entender incluso que te de miedo, porque joder, a mí también me da algo de miedo todo esto... pero aquí estoy, siendo sincera y jugándomela porque lo que quiero voy a por ello y lo cojo –lo miré de forma fija- siempre he tenido sentimientos por ti desde que nos conocimos cuando éramos unos críos, antes de todo no sabía muy bien cómo definirlos o qué era exactamente eso que sentía... pero te aseguro que tras todo este tiempo tengo las cosas claras –hice una leve pausa, me estaba dejando muy expuesta pero después de la pasada noche en que casi moría... joder, ¿qué motivos había para seguir con ese estúpido juego cuando nuestras vidas podían cortarse con tanta facilidad?- pero me he cansado, me he cansado de ser esa loba celosa que se ha ido forjando con el tiempo cuando todo cambió, sabes la naturaleza de los lobos y su tendencia a “marcar” y defender lo que es “suyo”, ¿sabes cuánto he tenido que contenerme para no arrancarle la cabeza a más de una? –El ejemplo más claro el sucedido hacía un par de noches con la camarera esa- estoy cansada de quedarme siempre mirando sin actuar cuando anoche, viéndote así, comprendí más que nunca que la vida es como un hilo que se corta de improviso y sin avisar –miré hacia otro lado para luego mirarle a él- así que ¿podrías, por una vez en toda tu vida, ser sincero y hablar con claridad? 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Mensaje por Tarik Cannif Lun Nov 13, 2017 4:50 am

La loba no me devolvió el beso, al menos no lo hizo del modo que yo necesitaba. No quería hablar del tema y mi modo de morderle los labios para que guardara sus palabras era mi modo de decirle que no quería joder aquella noche.
Mas como de costumbre no entendió una mierda, quería llevarme a ese punto de no retorno donde me sintiera un completo idiota.
-No, no podemos cambiar el pasado, lo que pasó, pasó y ambos somos responsables de nuestros actos.
Yo quería ir al bosque para estar solos, nunca se me han ocurrido planes tranquilos, mas bien descabellados y si, pudimos haber sido cualquiera de los dos, pero fuiste tu y ..los dos cargamos con la maldición de un modo distinto -gruñí sin mas.

Ella pasó las trasformaciones, yo la escuchaba aullar de dolor y mientras ella se quebraba en el sótano, yo lo hacia en mi habitación ¿culpable? Claro que me sentía culpable y las miradas de la familia me gritaban que estaba en lo cierto, que de haber estado en casa como me avisó padre y de no haberle propuesto una travesura nocturna, ella no estaria pasando por eso.

Quizás de forma inconsciente ella no me culpaba, pero lo hizo, se alejó de mi y quebrado como estaba y con la esperanza de que esa mierda de anillo me la devolviera me demostró lo mucho que me equivocaba.
Rugí recordando frustrado, rabioso mientras ella acariciaba mi mejilla buscando la verdad que me callaba pero que mis ojos le gritaban.
-Ya no importa -repetí intentando retomar la noche.

Enarqué una ceja cuando me dijo que en la playa no la entendí, que lela quería decir que no quería que cambiara nada, que no quería perderme, pero que yo me largué sin darle explicaciones como hacia cuando me cabreaba.
-¿como puedes pensar que yo me fu porque después de sofocar el calenton me arrepentía? Iba borracho, pero sabia lo que hacia, sabia con quien lo hacia -aseguré


¿podrías, por una vez en toda tu vida, ser sincero y hablar con claridad? Por favor
Eso y lo que dijo con anterioridad me hizo saltar, como si me acabaran de pinchar con la mas afilada de las dagas.
-Dices que siempre has tenido sentimientos por mi, pero mientes. El amor no debería de doler, tu me enseñaste a ser así, ahora no me digas que arrancarías la cabeza a todas las que se me acercan, tu abriste la veda.

Su mirada me decía que no sabia de lo que hablaba. gruñí alzándome de la tina cabreado y me enrollé con una toalla.
-Te vi -grité apuntándola con el dedo, con todo mi cuerpo tenso y mi dedo acusándola -te vi con ese lobo, besándote con él ¿donde estaban ahí tus sentimientos por mi? No me mientas en la cara -rugí saliendo del baño dispuesto a colocarme la ropa y largarme de allí.
Ni siquiera le había contado lo del anillo ¿podía ser mas patético?



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Mensaje por Kaira Lun Nov 13, 2017 12:44 pm

Nada de lo que yo le diera en esos momentos podía hacer que él cambiara de opinión y que pensara que yo no le culpaba de lo que pasó, que pude haberlo hecho al principio cuando todo pasó pero que tras hablar con su madre me dio a entender que las cosas no eran así, que no era como yo lo veía y tenía razón. Fue duro, fue difícil para mí al principio pero no le culpé por lo que nos pasó esa noche, porque aquel licántropo nos encontrara y me mordiera... por mucho que le dijera en esos momentos no iba a poder hacer nada para aliviar su carga, y de verdad quería que no la llevara porque en todo este tiempo él sí se había estado culpando por lo que pasó mientras que yo no lo hacía, y no era justo que soportara y llevara todo ese peso a su espalda cuando no era cierto, cuando no era verdad. Quizás lo pude dar a parecer o a entender pero no fue ni de forma consciente ni lo hacía con intención, ya me había disculpado, ya le había dicho mil veces esa noche y le había jurado que yo no le culpaba pero al parecer él si lo hacía, y de una forma profunda que yo no había sido capaz ni de ver ni de comprender, y me dolía que cargara con ese peso innecesariamente porque no era justo, no era justo para él en absoluto. Ya no sabía cómo decirle las cosas, no es que hubiera sido siempre muy habladora como su hermana pero siempre decía las cosas con propiedad y de forma clara y me queda sin saber cómo hacerle ver que estaba que estaba equivocado... era como si de alguna forma él no se quisiera perdonar por eso, como si de alguna forma se hubiera acostumbrado de manera negativa a llevar y soportar el peso de la culpa de lo que pasó esa noche. Sí, era cierto que él me retó a que fuera con él al bosque pero en ningún momento me obligó ni me arrastró al lugar, siempre nos estábamos retando constantemente y aquella noche fue una más, un desacierto por completo, pero no fue del todo culpa suya porque yo me podría haber quedado también y no salir... sin embargo los dos, aventureros como siempre y sin miedo a nada nos adentramos en el bosque y pagamos las consecuencias. Yo lo padecía y él al parecer lo sufría.

Intentaba hacerme ver que no importaba y me dieron ganas de gritarle y de hacerle ver que para mí sí importaba, me importaba porque era él quien lo estaba sufriendo y ya no se trataban de estúpidos celos como siempre nos pasaba, aquello era serio, aquello era gordo y que sufriera de esa manera a mí me importaba aunque él no quisiera verlo, decía que cargábamos los dos con la maldición de forma distinta y yo no quería que él la cargara, en todo caso, que me ayudara a cargar pero no que padeciera por ello cuando yo hacía años que lo veía como algo normal y como algo más de mi vida, sí, las noches de luna llena eran dolorosas por la transformación pero me había acostumbrado después de tantos años, y no pensé que eso le afectara tanto. No nos entendíamos, no nos estábamos entendiendo y quizás llevábamos demasiado tiempo callando ciertas cosas que ahora habían estallado incapaces de contenernos por más tiempo, ahora salía todo a la luz y nos salpicaba directamente por no hablarlo en el momento oportuno. Ahora me echaba en cara cómo había podido pensar que se arrepentía de lo que habíamos hecho en la playa pero ¿cómo no hacerlo? Se largó dejándome tirada en la playa sin decirme nada, ni una maldita palabra y no había aparecido hasta el siguiente día, ¿qué narices debía de pensar con eso? ¿Acaso se creía que a mí no me dolió cuando hizo eso, que me dejó rota en esa maldita playa? Pues claro que lo hizo, me quebró por completo su acción y no podía no aguantar cuál fue el motivo de ello, íbamos borrachos los dos y aunque ahora me asegurase que sabía lo que hacía y con quien el daño ya lo había hecho, pero a pesar de eso no quería quedarme con eso. Mis labios se entreabrieron ligeramente cuando me dijo que mentía, no entendía exactamente qué era lo que me estaba diciendo pero podía ver su rostro y los gestos que hacía, las sombras que lo recorrían y esa mirada en sus ojos que parecía de hablar de dolor, pero no entendía de lo que estaba hablando.



-No te estoy mintiendo, no he mentido en nada de lo que te he dicho esta noche –aseguré mientras lo miraba sin entender a qué se refería, qué estaba diciendo en esos momentos porque no lograba comprenderlo, ¿de qué narices hablaba?- ¿qué yo te enseñé a ser así? ¿De qué hablas Tarik? –No entendía nada en esos momentos y me dejó descolocada y perdida por completo sin saber por dónde tirar exactamente. Gruñó con fuerza levantándose de la tina dejándome de nuevo a mi sola en ella, totalmente cabreado por el ceño fruncido de su rostro y ese brillo en sus ojos que tan bien conocía. Se enrolló una toalla a su cintura y su mano se alzó para señalarme con el dedo seguido de un “te vi” que me hizo sentirme más perdida y descolocada todavía, ¿qué me vio? Pero enseguida tuve la explicación a sus palabras: me había visto con aquel lobo, besándonos... recordé ese momento a la perfección en cuanto lo mencionó. Estábamos en el norte, habíamos ido allí para que yo intentara controlarme y era más seguro allí que en plena ciudad donde la gente y los cazadores podrían dar conmigo. Él era el hijo del hombre que me enseñaba a controlarme, él también era lobo y admitía que en esa época confundí todo por completo, mis sentimientos se mezclaban con los del lobo que eran difíciles de controlar, por una parte ellos me entendían más, él me entendía más porque había pasado hacía un año lo mismo que yo pasaba en esos momentos y... simplemente ocurrió. No me enorgullecía de ello y fue bastante raro, aunque sí me sirvió para aclarar mis sentimientos que los tenía bastante confusos... y tras recordar eso fruncí el ceño porque, por una parte, no entendía por qué me lo estaba diciendo y echando en cara, por qué me preguntaba dónde estaban mis sentimientos por él en esos momentos, confusa por sus palabras hasta que lo entendí, del todo. Mis labios se abrieron ligeramente cuando recordé su frase “el amor no debería de doler, tú me hiciste así.... tú abriste la veda” ahora entendí esas palabras que cobraron fuerza en mi mente mientras lo contemplaba sin poder creerme a lo que había llegado juntando la piezas que creía perdidas y que él me había entregado- Tarik... –lo llamé estirando mi brazo para cogerlo y frenarlo pero salió del baño dejándome sola de nuevo, pero esa vez ni siquiera lo pensé cuando salí de la tina y lo seguí sin siquiera preocuparme por coger una toalla ni nada para taparme, con mi velocidad me planté delante de él justo sobre la alfombra donde nos habíamos acostado y puse mi mano en su pecho para pararlo con las gotas cayendo por mi cuerpo desnudo- ni se te ocurra volver a irte y a dejarme sola de nuevo, esta vez no voy a dejar que huyas como en la playa –porque eso me había dolido horrores- no te he mentido en ningún momento y sí, siempre he tenido sentimientos por ti –volví a asegurar de nuevo mientras me quedaba parada frente a él para que no saliera, en caso de querer hacerlo podría frenarlo para que no lo hiciera- ¿sabes lo difícil que era para una niña de diez años, que ni siquiera se entendía a sí misma, saber lo que sentía por su mejor amigo? Pues no era nada fácil en una época en la que todo era confuso, en la que no sabía bien qué sentía por ti tras toda una vida juntos, pero algo sentía y eso es algo que no voy a negarme porque era verdad, y cierto –le miré frunciendo el ceño- cuando pasó todo tuve que lidiar con algo muy complicado, no solo mis sentimientos, sino mis cambios de actitud y unas hormonas locas que no me hacían pensar con claridad sumado a los sentimientos de un animal salvaje que había despertado en mi interior. Sí, no fue fácil y sí me alejé de vosotros porque no podía controlarme, porque no medía mi fuerza y temía haceros daño, temía hacerte daño así que me prometí controlarme, controlar lo que llevaba dentro y entonces volver a ser la misma de siempre. ¿Crees que para mí fue fácil separarme de la familia que tenía, de vosotros, de ti? Pues no lo fue en absoluto, fue un completo infierno –quité la mano de su pecho para no hacerle daño en la herida- soy obstinada y terca y hasta que no me controlara no volvería a vuestro, pero os echaba de menos y a quien más echaba en falta era a ti, aunque no te lo creas en absoluto. Ellos... ellos me entendían, ellos podían explicarme aquello que yo sabía y una parte de mí, la parte animal, se vio comprendida entre ellos... me sentía más confusa todavía sobre lo que sentía, no me excuso, solamente me justifico para que lo entiendas. Teníamos algo en común, los dos éramos jóvenes y nuestra parte salvaje se entendía, se reconocía y... pasó, yo no lo pedí ni tampoco lo busqué pero... pasó –sentía sus ojos como dos dagas que se clavaban certeras, pero debía de saberlo después de todo- no me siento orgullosa de ello y solo fue un beso, pero eso me ayudó a aclararme en lo que sentía, comprendí que no era él quien quería que me besara, sino tú. Luego cuando volví todo había cambiado, te veía diferente y con diferentes chicas y me dolió, ¿crees el único que ha sufrido con todo esto? Pues te equivocas, porque yo también lo pasé mal viéndote con una diferente –fruncí el ceño recordándolo- y sí, me contuve muchas veces sobre todo siendo más joven pero era lo que tú querías y aunque me doliera yo lo acepté, aunque me quebrara por dentro –di un paso atrás- decir que yo fui quien te hizo así me parece un sinsentido, yo no abrí ninguna veda y no lo quise hacer a propósito, pero de todas formas tú tienes una larga lista que de la cual me ganas con muchísima ventaja y ni siquiera puedes negarlo. ¿Quieres echarme esa carga? Está bien, así tendré algo con lo que cargar yo también –inquirí también cabreada dejando atrás ese buen humor, esos buenos momentos que habíamos tenido durante todo el día- ¿pero sabes qué? Que jamás volví a tener nada con él, no hasta unos cuantos años más tarde en los que tuvimos encuentros esporádicos pero nada más, aunque tú ya habías abierto esa veda hacía mucho tiempo –cerré los ojos y llevé una mano a mi pelo, yo no quería que la noche acabara así, yo no quería que todo aquello pasara y por una vez, por una maldita vez quería que todo acabara bien... pero al parecer eso era imposible entre nosotros- yo no quería que todo esto pasara, quería dormir contigo esta noche y despertarme a tu lado, ver tus ojos nada más despertarme como el otro día, desayunar, pasar el día juntos.... pero eso era demasiado pedir para nosotros ¿no? –Pregunté con ironía mirando un momento hacia la lumbre que seguía encendida proyectando sombras, sombras sobre ambos y negué con la cabeza- yo ya no sé qué más hacer ni que más decirte para que me entiendas y me creas, estoy aquí frente a ti, sincera, vulnerable desnuda y expuesta abriéndote lo que he llevado escondido durante tantos años, esperando a que me veas pero pareces que solo ves sombras –me mordí el labio con fuerza sintiéndome más expuesta que nunca mientras por otra parte comenzaba a quebrarme- quizás es que hemos llegado demasiado tarde, quizás hay algunas batallas que ya están perdidas antes incluso de lucharlas.... quizás nuestro orgullo ha hecho que nos perdamos antes incluso de tenernos. Dos corazones se pueden sanar el uno al otro, solo si permiten que lo sanen... no eres el único que ha sufrido de esa forma, yo también sufrí por ti -dije con un hilo de voz sintiendo que, esa vez sí, lo perdía.
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Mensaje por Tarik Cannif Lun Nov 13, 2017 2:49 pm

Me detuvo, esta vez parecía decidida a no dejarme salir corriendo, me explico lo difícil que fue para ella todos esos cambios, porque beso a ese chico, al parecer su “yo” nuevo, era comprendido por el chaval y claro, buscar en mi esa comprensión era demasiado pedir.
¿Que esperaba que le dijera? ¿Que lo entendía? No, no lo entendía, para ella cambiaron las cosas, pero por Odin, también cambiaron mucho para mi.
Me sentí estúpido, ella estaba arropada por una manada donde encajaba, pero yo..yo no encajaba en ningún puto sitio.

Madre me miraba con sus pardos fijos en los míos, no lo decía pero podía leerlo, ese “es tu culpa por no hacer aso a tu padre aquel día”
Era cierto no la llevé a rastras, pero la pique hasta que la hice saltar pues en un principio ella quería quedarse y obedecer a mi padre.
Me sentí odiado por toda la familia, o quizás es que me odiaba a mi mismo y si, ella abrió la veda y cuando volvió yo tenia una larga lista de conquistas.
No me encontró, pero ¿acaso me busco? No, ella hizo lo mismo, dice que sufrió, pero creo que no era tampoco del todo cierto, le vino bien esa libertad, no la recuerdo llorando en casa mis ausencias.

Fue entonces cuando me hizo volverme loco, loco de celos, de rabia, la ira se apoderó de mi y de un manotazo volqué la mesa gruñendo.
Todos los frascos de la abuela cayeron al suelo, mis dedos se hundieron en la pared y de un tirón arranqué el papel pintado.
-Volviste con él, volviste a enrollarte con él, a follártelo. Dices que te diste cuenta de que me querías ..pero lejos de buscarme, confesarme tu gran hallazgo, viste que iba y venia de cama en cama y tu volviste a sus malditos brazos.

La aparté para que no me sujetara, tenia que salir de allí, rugía exasperado, moviéndome por el salón de punta a punta rompiéndolo todo a mi paso.
-¿Dormir conmigo? ¿Hablándome de ese? ¿Y ahora que hemos discutido que harás? ¿buscar un puto lobo para abrirle las piernas porque entiende esa mierda salvaje que te pasa?
La aparté para poder largarme, la veía rota, pero yo también lo estaba y de quedarme me quebraría ante ella y no podía, ya lo hice aquel día en el que el anillo cayó al mismo ritmo que mis ilusiones y expectativas.

Negué mirándola.
-Fui el único que lucho, yo, tu estabas demasiado ocupada correteando con ese lobo. Yo no empecé esto. Dices que hay batallas que están perdidas y eso es porque tu siempre te rindes. Ve, búscalo, aun estas a tiempo de dormir con alguien esta noche -dije con desprecio.
Estaba cabreado, no podía evitarlo y quizás no tenia toda la razón, pero si parte

Caminé hacia el mueble bar de mi abuelo y cogí una botella de whisky abriéndola y dándole un trago.
-Por los que viven en bucle cometiendo los mismos errores una y otra vez -dije caminando hacia la puerta.
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Mensaje por Kaira Mar Nov 14, 2017 4:27 am

Me sentía perdida en esos momentos porque no sabía lo que tenía que hacer, qué era lo correcto y qué no lo era en esos momentos, me sentía tan perdida que no podía más que esperar por su reacción y por su respuesta pero por la forma de su cuerpo, que estaba tenso, y su gesto sabía que no iba a gustarme para nada. Pero no sabía qué más hacer, había sido sincera en todo lo que le había dicho, había expresado aquello que llevaba callando desde hacía tanto tiempo y que ahora exponía frente a él, quizás tarde pero... ¿cómo podría saber yo lo que le pasaba, qué pensaba o qué sentía, cuando no me lo decía tampoco? Jamás me habló sobre nada de eso, jamás me dijo que me había visto con el lobo, si me lo hubiera dicho quizás las cosas hubieran sido diferentes porque para mí no significó nada, me ayudó a despejar mi mente y a aclararme en lo que sentía, pero para cuando volví él ya había cambiado por completo, lo veía ir y venir con una y después con otra diferente y yo... ¿cómo saber qué era lo que sentía, o por qué lo hacía? Me callé, me dolió muchísimo y con el tiempo al final lo fui asumiendo porque no me quedaba de otra. Él nunca dijo nada ni dio a entender nada hacía mí así que ¿cómo siquiera pensarlo? Que él no me viera pasándolo mal no significara que no fuera verdad, porque lo pasé mal aunque evidentemente era demasiado terca y orgullosa para que alguien me viera de esa forma, nadie me vio llorar, nadie me vio derramar lágrimas en silencio sumida en la oscuridad de mi habitación llorando sobre mi almohada, claro que nadie me había visto, porque frente al resto del mundo aparentaba algo que en verdad no sentía, si esa había sido su elección ¿quién era yo para cambiarla? Jamás dimos muestras de algo hacia el otro, siempre estábamos juntos pero nunca en ese tiempo nada había pasado, éramos dos niños, dos mejores amigos que siempre estábamos juntos pero nunca pasó ni surgió nada en ningún momento... yo no podía saberlo, ni él tampoco podría.

Me dolía, que exponiéndome ante él, fuera incapaz de reconocer que no nos habíamos dicho nada, pareció quedarse con algo que le había dicho y que lo había puesto completamente loco, de ira, de rabia y de celos. Se lo veía en sus gestos, en su rostro, se notó por la forma en que volcó la mesa tirando todo lo que había encima y que sería de su abuela seguramente, todo cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos quizás también como un símil a como estábamos en esos momentos los dos: rotos. No le había gustado cuando le dije que había tenido encuentros con aquel lobo, no fue nada importante ni tampoco fueran más que un par de veces, pero sin embargo él no pensaba que a mí no me había gustado y me había dolido el verlo con una diferente, tantas que había perdido hasta la cuenta porque eso solamente me hacía daño. Se fue hacia la pared y dando un golpetazo dejando sus puños contra esta, sus dedos se hundieron en el papel y tiró con rabia arrancándolo de la pared mientras sus palabras salían como dagas afiladas envenenadas en forma de pregunta que, cada vez que hacía una nueva, se clavaban más en mi corazón y se hundían con fuerza, haciendo cada vez la herida más grande y el dolor más agudo y profundo. Me dolió, me dolió enormemente que me dijera que iba a buscar a otro lobo para abrirme de piernas, sabía que estaba dolido y que era la rabia, la ira y los celos lo que hablaban por él pero... aun así me dolió como mil dagas atravesándome el corazón, me mordí el labio con fuerza hasta casi hacerme herida y apreté mis puños con fuerza conteniendo la rabia que me recorría por dentro, me sentí en parte humillada como si lo que hubiera pasado esa noche, como si fuera yo la que se acostara con decenas de hombres cambiando cada dos por tres, en cierto modo fue casi como si me insultara y me estuviera llamando algo que yo, ni de lejos, era.



-¡¿Y qué querías que hiciera?! Cuando volví tú estabas cada día con una diferente y pensé que era lo que querías... ¡tú tampoco me dijiste nada de lo que sentías, cómo iba a saberlo yo! –Le grité dando un puñetazo a la pared que tenía al lado con fuerza- ¡volví a sus brazos porque estaba dolida, porque me rompiste el puto corazón! Cuando volví sabiendo y teniendo claro lo que sentía por ti y fui esa noche a la taberna con Eirin te vi, os vimos a ti y a una besándoos, desaparecisteis pero luego volvisteis de nuevo al cabo de un rato sudados, desaliñados y con la ropa mal arreglada... ¿qué narices esperabas? ¿Sabes cómo me quedé cuando vi eso? ¡Tú viste un maldito beso de niños y yo me encontré con que te estabas tirando a una! –espeté con rabia, con furia, ¿a él le había dolido, y a mí no con todo lo que tuve que ver?- No, yo no soy ninguna puta –dije alto y claro con la rabia en mi tono de voz cuando dijo que me buscara un lobo- no soy una de tus putas conquistas que se abren de piernas con el primero que se cruzan –el dolor se notaba en mi voz y quizás no debí decirlo, como él no debió de decirlo tampoco. Se alejó apartándose lejos de donde yo me encontraba poniendo distancia entre ambos, una que quemaba de forma horrible y dolorosa. Negó con la cabeza y sus palabras volvieron a salir afiladas de nuevo con un blanco fijo, un blanco que tenía en mi corazón y que se clavaban tras cada frase que decía, negué con la cabeza cuando dijo que era el único que había luchado pero a mí no me lo había parecido en absoluto, él también se había rendido a la primera de cambio y había empezado con aquella absurda y estúpida “veda” que nos había llevado a peleas constantemente, a gritarnos y a enfadarnos sin motivo alguno- ¿qué tú luchaste? ¿En qué jodido momento? Me viste dándome un beso y te rendiste, empezaste con esa estúpida y absurda lista de conquistas que has mantenido hasta el día de hoy, no luchaste mucho más de lo que yo luché. Por Odín, me estás echando en cara algo que tú tampoco hiciste –lo miré frunciendo el ceño pero, lo que más me dolió de todo, es la forma que tuvo de decirme que lo buscara para que no durmiera sola esa noche, con ese desprecio, con ese tinte en su voz que me hizo apretar la mandíbula con fuerza y dejar otro golpe en la pared con tanta fuerza que dejé la marca de mi puño en la misma- ¿eso es lo que quieres, que vaya al norte y lo busque para lanzarme a sus brazos mientras tú sigues con esa lista de conquista como si pretendieras batir un récord? –Miré como iba hacia el mueble bar para coger una botella de whisky y darle un trago con intención de ir hacia la puerta para salir de allí, así que fui hacia la puerta antes de que llegara él y pegué mi espalda a esta para que no pudiera salir por ella- no pienso ir a ningún lado, y tú, tampoco –le dije con rotundidad, no esa noche, no iba a dejarme de nuevo y a largarse como había hecho en la playa, huyendo como un cobarde de la situación- no pienso dejar que te marches de aquí y huyas como un cobarde... tendrás que quitarme para irte –y en su condición, y con la mía, era algo que no pasaría- no quiero buscar a nadie, no quiero irme a ningún lado... por Odín, ¡quiero que te quedes aquí conmigo! ¿No te das cuenta de que nos estamos dejando llevar por el orgullo que tenemos y nos estamos destruyendo más? ¿Acaso es lo que quieres? Porque te aseguro que si sigues por esa línea lo vas a conseguir, más de lo que ya lo estoy –me mordí el labio pegada todavía a la puerta, no iba a permitir que se marchara porque aparte de que no quería se lo había prometido a su madre, si dejaba que se fuera así... no, no se marcharía, esa vez me enfrentaría como no me enfrentó en la playa. Nos quedamos observándonos de forma fija con los ojos brillando y el odio, la rabia, el dolor, los celos todo bullendo en nuestro interior a fuego lento como si estuviéramos a punto de estallar. Cerré los ojos, tan solo unos segundos, y apoyé la cabeza en la puerta de la cabaña dejando escapar el aire en un suspiro. Joder, no quería eso, no quería pelearme, no quería terminar mal la noche... tan solo quería disfrutar de él, con él, juntos y los dos solos, no acabar jodiendo la noche de manera exponencial. Me mordí el labio con fuerza y lo miré de nuevo, tan ceca y a la vez tan lejos odiando y matándome esa distancia, me dolía, me quemaba y me quebraba cada vez que nos atacábamos de esa forma, miré hacia otro lado sintiendo que las lágrimas estaban a punto de caer de mis ojos- no voy a dejar que esto nos rompa, no puedo permitirlo... –dije con un tono de voz bajo, si se iba por esa puerta y me dejaba... no iba a ser capaz de aguantarlo, no de nuevo- dime que es lo que puedo hacer, dime que es lo que tengo que hacer para solucionar todo esto, pídeme lo que quieras menos dejar que te marches porque si lo haces no voy a poder soportarlo, no de nuevo –negué con la cabeza y lo miré intentando retener las lágrimas- tenemos una oportunidad para dejar el pasado atrás, aquí y ahora, y empezar algo que sea solo de nosotros, solo los dos, tú y yo... sabemos que nuestras vidas de guerreros son cortas y que Odín puede llamarnos en cualquier momento, ¿vamos a estar lo que nos reste de vida así... en vez de poder estar juntos? Te he querido durante todo este tiempo en silencio, pero en estos años he sido incapaz de olvidarte y no creo que pueda hacerlo –di un paso hacia él acortando la distancia- mitt alt, mitt ingenting (mi todo, mi nada) eso es lo que eres para mí –me quedé frente a él a sabiendas de que podría bordearme y largarse, pero él decía que no luchaba y le iba a demostrar lo equivocado que estaba- no quiero que te vayas, quiero que te quedes aquí conmigo, dormir desnudos juntos, despertar pegada a tu cuerpo, sentirte, tenerte –alcé mis manos para acunar su rostro con ellas dejando mi rostro cerca del suyo- te quiero, Tarik. Quédate conmigo, por favor –pedí en una súplica rozando su nariz con la mía.
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Mensaje por Tarik Cannif Mar Nov 14, 2017 6:05 am

Su velocidad sobrenatural hizo que llegara antes de que yo enganchara el pomo de la puerta, mis ojos pardos rugían y un apártate entre dientes emergió gutural de mi garganta.
No se movió un ápice, allí estaba asegurándome que ninguno de los dos iba a ir a ninguna parte y que no iba a dejarme salir corriendo como un cobarde.
Rugí dando un puñetazo a la pared.
-Que te apartes -rugí entre dientes, mas se mantuvo allí, impertérrita viendo como mi pecho subía y bajaba preso de los celos, la ira y la rabia.
Había vuelto a los brazos de ese puto lobo, yo nunca podría compartir con ella esa parte animal que ella sentía conectaba con la manada.

Sus palabras llegaban a mi y eso que estaba preso de la ira en ese instante, decía querer estar conmigo, pasar juntos la noche.
-Tu me destruiste primero -gruñí – el orgullo es lo que me queda después de que me humillaras. Te esperé, creía que solo estabas aprendiendo a controlarte,que volverías, me armé de valor, yo quería estar contigo y fui a buscarte, claro que luche -dejé escapar una risa sarcástica -luche y perdí. Trencé un anillo con hierba, una estupidez que nunca mas he repetido, quería algo contigo, pero tu ya estabas en brazos de ese lobo y yo me quede allí, plantado como un idiota.
Ni te molestaste en ir tras de mi cuando me largué.
Yo vi un beso, tu pudiste ver muchas cosas mas, pero tampoco es que yo me haya perdido un sin fin de polvos que has echado con otros.

Tenia razón, teníamos demasiadas cosas dentro, mucho que echarnos en cara y que no habíamos superado.
Cerró los ojos apoyando su cabeza contra la puerta, intentando mar aire y expulsarlo, yo di un trago de la botella, allí estábamos haciendo lo que mejor se nos daba, destruirnos.
-Quiero irme -repetí -no quiero estar aquí contigo -espeté antes de que hablara de nuevo.
Mi rostro se tensaba, estábamos cerca, pero la vez nos separaba un abismo.

Entreabrí los labios escuchándola, ¿quería una vida conmigo? ¿los dos? ¿juntos? Sus palabras daban vueltas en mi cabeza.
Cerré los ojos un instante al escuchar ese “te quiero”
Acorté la distancia, no hablo mas porque mis labios impactaron centra los suyos, mi lengua arrasó con todo a su paso abriéndose paso a palmetazos por su boca.
Lenguas enredadas en un húmedo beso devastador como las mismas tierras norteñas.
Mi mano contra la puerta, su espalda la uso de lecho mientras sus caderas me buscaba.
Gruñí por el mordisco, alzándola de las nalgas antes de dejarla caer sobre mi bastarda que se envainó haciéndola gemir de placer.

Nuestros alientos chocaban, repasé su mandíbula entre mordiscos, lamiendo su cuello, succionando su piel entre gruñidos.
Tomé con una mano su pecho, alzándolo, mi lengua coronó sus pezones, mordiéndolos de forma salvaje sintiéndolos duros.
Mi hombría entraba y salia casi por completo, empujando tan fuerte al entrar que su espalda chocaba violenta contra la puerta.
-Kaira -gruñí de nuevo empotrandola como una bestia.




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Mensaje por Kaira Miér Nov 15, 2017 6:02 am

Había consumido la última carta que me guardaba bajo la manga, había disparado la última bala que me quedaba en la recámara en un último intento de que se quedara y de que no se fuera, no podía dejar que se marchara con la situación tan rota como la que teníamos en ese momento, me negaba a que se fuera estando de esa forma sabiendo que sería una falla difícil de superar y de volver a juntar, estaba tan solo a unos pasos de mí y sin embargo lo sentía tan lejos, tan distante. Era como si un abismo nos separara por completo y la distancia fuera tan grande que era difícil incluso de superarla, así que solo me quedaban agotar todas las balas que tenía para intentar que se quedara conmigo esa noche y no se fuera, porque si se iba las cosas ya no podrían ser como antes, los dos estábamos muy heridos en esos momentos y si se largaba solo haría que todo se rompiera en miles de pedazos, tan pequeños, que sería imposible que se volvieran a juntar de nuevo. Yo hice cosas que no debería de haber hecho, él hizo cosas que no debió de haber hecho tampoco... pero lo pasado ya no podíamos cambiarlo y teníamos que vivir con ello, superarlo y seguir sin pensar en ello o jamás íbamos a poder estar bien los dos juntos. Yo solo quería pasar esa noche con él, sin problemas, sin peleas, pero parecía que ese era nuestro sino porque siempre acabábamos peleando aunque no quisiéramos, pero aquello era muy grave como para dejar que se marchara como si después de un tiempo todo volviera a la normalidad, no después de todo lo que nos habíamos echado en cara. Porque nunca habíamos hablado de ese tema y quizás, si lo hubiéramos hecho, ahora no estaríamos en esta situación... pero los dos éramos muy orgullosos y no dábamos nuestro brazo a torcer, porque él se mantenía frente a mí con la botella en la mano pidiéndome entre gruñidos que me apartara mientras yo negaba con la cabeza, nadie saldría de esa cabaña en esa noche y si él lo hacía... se acabaría todo de forma definitiva, tan rotos como estábamos solo había dos posibles opciones: terminar de destruirnos más, o intentar arreglarlo.

Yo quería arreglarlo, me había cansado del hecho de ser siempre esa loba celosa que tenía que controlarse cuando lo veía con unas y con otras, aunque él también hacía lo mismo, siempre cuando estábamos delante era como si evitáramos que otras personas se acercaran en ese pique que nos traíamos, pero los dos habíamos escondido tras eso lo que de verdad sentíamos y nos venía bien camuflarlo con los celos, pero no eran realmente celos o al menos no todo en su mayoría. Él aseguraba que yo lo había destruido primero, decía que el orgullo era lo único que le quedaba después de haberlo humillado... algo que no recordaba haber hecho para nada. Decía que se había armado de valor porque quería estar conmigo y que fue a buscarme, luchó y perdió. Mis labios se abrieron ligeramente cuando me dijo que había trenzado un anillo con hierba y que había ido a buscarme, pero me encontró en los brazos de aquel lobo... que fue cuando quería algo conmigo y me vio con él, que fue entonces donde todo cambió para él y que yo lo hice ser de la manera en la que era ahora, eso jamás lo habría sabido si no me lo estuviera contando, jamás llegué a pensar que había hecho un anillo para dármelo, cómo estuviera hecho era lo de menos importaba el significado que tenía. Me dolió, por él y por mí, que me contara eso porque me lo podía imaginar en ese momento.... y yo había sido tan estúpida. Apoyé la cabeza contra la puerta tomando aire tras aquello, eso me había dolido y me hacía comprender un poco más a lo que se había estado refiriendo aquel tiempo, lo vi dar un trago a la botella y negué cuando dijo que quería irse y que no quería estar aquí conmigo, no dejaría que se fuera y él no iba a poder apartarme. Por eso mi última esperanza: que cambiara de opinión cuando yo le dijera que lo quería, era verdad y si eso no lo solucionaba... no sabía qué lo haría. Vi su cara mientras hablaba y como le iba cambiando por momentos, sus ojos se cerraron cuando le dijera que le quería y le pedía que me quedara, y no hablé más porque de un movimiento acortó la distancia que nos separaba y nuestros labios se encontraron, de forma ruda, pasional y salvaje nos enredamos en aquel beso en el que arrasó con todo a su paso y nos encendió por completo. Nos movimos y mi espalda volvió de nuevo a chocar contra la puerta, apoyó una de sus manos en esta y las mías estaba enredadas en su pelo y recorriendo su espalda sin dejar de besarnos, mis caderas se movían buscándolo mientras él todavía llevaba la toalla enredada a su cintura.



-Tarik –dije en mitad de un ronco gruñido con su cuerpo pegado al mío, mis labios descendieron por su mandíbula hasta llegar a su cuello donde dejé un mordisco en este que le hizo gruñir marcándolo de nuevo definitivamente como mío, solamente mío y de nadie más. Mi mano bajó hasta la toalla y tiré de esta para que cayera al suelo quedándonos desnudos otra vez, no tardó en alzarme de las nalgas y mis piernas se enredaron en sus caderas para dejarme caer sobre su miembro penetrándome de una haciendo que gimiera de placer aferrándome a él por ello. Volvimos a besarnos de nuevo de forma ruda y desesperada mientras él se movía de igual forma, nos separamos para dejarnos nuestros rostros cerca sintiendo ambas respiraciones agitadas chocar contra la otra, nos miramos y mordí su labio inferior recorriendo su cuerpo con mis manos antes de que sus labios descendieran por mi mandíbula dejando mordiscos salvajes que me hacían jadear, lamió mi cuello y succionó mi piel mientras gruñidos escapaban de sus labios, mi cuerpo se arqueaba contra el suyo aferrándome a su cintura con fuerza apretándolo más contra mí. Su mano fue a uno de mis pechos y lo llevó a su boca para que su lengua lo repasara, mordió mis pezones haciendo que gruñera por ello con mis dedos enredados en su pelo y la otra mano apretando una de sus nalgas con fuerza mordiéndome los labios, dejándome hacer por ese hombre que me hacía perder la cabeza. Me embestía tan fuerte que mi cuerpo retumbaba contra la puerta una y otra vez, mis nalgas golpeaban esta de forma violenta con cada embestida que él me daba y se sentía tan bien sentirlo dentro que gemidos roncos escapaban de mis labios, mis brazos rodearon su cuello y mi rostro quedó contra el suyo, gemí sobre sus labios cuando me llamó en mitad de un gruñido y volví a besarlo de nuevo, arrasando con su boca con nuestras lenguas en una lucha titánica que nos dejaba sin aliento. Mi cuerpo se arqueaba contra el suyo, mis caderas se movían en aquel ritmo frenético y rudo que había marcado mientras mi cuerpo se tensaba y notaba que el orgasmo se acercaba- oh por Odín, no pares –pedí sobre sus labios volviendo a morderlos de nuevo, mis uñas recorrieron su espalda, me mordió los labios y volvimos a besarnos con nuestros cuerpos tensos hasta que alcanzamos el orgasmo, gemí su nombre y luego mi cuerpo cedió contra el suyo entre leves temblores notando como él también se corría en mi interior y sus manos me pegaban a su cuerpo, dio un par de embestidas y finalmente dejó su cabeza apoyada contra mi hombro con las respiraciones agitadas y nuestros corazones bombeando con fuerza. Cerré los ojos disfrutando de ese momento, era tan placentero sentirlo así me aferré con fuerza a su cuerpo sin querer separarme mientras nos calmábamos, mi nariz acarició su cuello y después repartí besos por el lugar, mordí el lóbulo de su oreja- no me dejes, no me sueltes nunca, por favor. Quédate conmigo, ahora y siempre.... te necesito Tarik –pedí en un tono bajo para luego llevar mi rostro al suyo y volver a besarlo pero de una forma mucho más calmada tras la tormenta, más sentida. Mis manos fueron a su rostro, lamí sus labios cuando me separé y apoyé mi frente en la suya para mirarlo de forma fija- mitt alt, mitt ingenting –dije sobre sus labios dejando pequeños mordiscos sobre estos sin soltarlo.
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Mensaje por Tarik Cannif Miér Nov 15, 2017 7:44 am

Bebí de su boca con ahincó, mordido sus labios entre rugidos. Su cuerpo impactaba contra la pared de forma salvaje, ruda, mis embestidas eran titanicas por el modo en el que sus caderas me buscaban prendimos fuego a nuestros cuerpos.
Eramos dos bestias que aullaban a la luna llena, mis manos recorrían la curvatura de su espalda, mis dedos se hundían en sus caderas empujándola para adentrarme mas dentro.
Cuerpos tensos que se buscaban perlados en sudor, hasta que con rugido y sus dientes marcando mi cuello cayó laxa sobre mi pecho.
Mi brazo sujetaba su cuerpo mientras aun la empalaba hasta que tras un par de embestidas mas me corrí dentro de ella incrementando ese torrente de placer que nos calcino a ambos.

Cerré los ojos tomando aire de forma pesada, mi mano en la pared sujetándonos mientras ella seguía aferrada a mi cuerpo, con su nariz acariciando mi cuello y sus palabras golpeándolo haciendo que mi piel se erizara.
De nuevo dijo que me quería, que me quedara ¿acaso no era obvio que no iba a largarme?
Ladeé la sonrisa con mi deje picaro y la bajé despacio al suelo, apoyé mi espalda en la puerta mirándola de arriba a bajo, mi sonrisa traviesa dejaba claro que estaba tramando algo y cuando ella enarcó una ceja abrí la puerta fingiendo largarme.
Me morí de la risa al ver la cara que puso, cerré la puerta sin poder parar de reír mientras ella golpeaba mi pecho rabiosa.
-Vamos arriba -dije acercándome mas a ella sin dejar de mirarla.
De un tirón la alcé para subirla a mi cintura, sus piernas se ne roscaron en esta como si de boas se trataran y sus brazos enredados en mi cuello parecían lianas.

Subí las escaleras sin dejar de besadla, mi todo, mi nada, supongo que eso era lo que mejor nos definía a ambos.
Hablar siempre nos llevaba a discutir, nos prendíamos fuego, nos consumíamos, borrachos de rabia pero después, me sentía tan bien dentro de ella, nuestra relación era Hel, pero, me gustaba tanto arder.

La dejé caer sobre el lecho, mi lengua lamió la media luna de su ombligo, nuestras miradas eran brasas encendidas. Desnudos, olvidar el ayer y seguir adelante, hoy era un nuevo día ¿por que no intentarlo de nuevo?
Mi cabeza reposó en su pecho, sus manso acariciaban mi pelo mientras aun buscábamos algo de sosiego.
No soportaba que otro la tocara, me volvía loco, siempre fue así y no poda culparme por comportarme como una bestia cuando ella hacia lo mismo.
Toxica, muchos podían decir que así era nuestra relación, pero yo sentía su veneno correr por mis venas y me gustaba la sensación de subidon que me producía.
Bebí de sus labios, lamiéndolos, friccionando nuestras narices mientras nos mirábamos.
Habíamos sido amigos durante toda nuestra vida..pero ¿podríamos ser algo mas?
Me odiaba, me quería...y yo me lo merecía pues en ocasiones era un capullo.
-Te eche de menos -confesé -todo, tu sonrisa, tu olor, tu pelo mecido por le viento, eche de menos como golpeabas mi pecho cuando decía una chorrada o que me llamaras tarugo, esa forma que tenias de morder tus labios...te eche de menos y luego simplemente me acostumbré a vivir sin ti.
No vuelvas a largarte, no quiero acostumbrarme a vivir sin ti otra vez.
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Mensaje por Kaira Jue Nov 16, 2017 6:46 am

Como siempre habíamos estallado algo que era ya muy común y normal entre nosotros, siempre de alguna forma acabábamos discutiendo pero era la primera vez que lo hacíamos de esa forma, que lo hacíamos por un motivo como nuestros sentimientos y todo lo que llevábamos dentro, todo lo que habíamos ido acumulando con el paso del tiempo y que ahora estallaba frente a nosotros hiriéndonos, haciéndonos daño, sacando todo lo que habíamos guardado, esas rencillas, esos rencores... todo lo que nos habíamos provocado el uno al otro. Quizás por eso nunca habíamos hablado del tema antes, porque sabíamos a lo que nos exponíamos y que podría terminar por rompernos del todo, pero si algo teníamos Tarik y yo es que aunque lo negáramos miles de veces nuestros caminos siempre terminaban en el mismo sitio: frente al otro. Había sido eso, y mis palabras, lo que habían hecho que se quedara y que volviera a tomarme de forma salvaje contra la pared de la cabaña, de una forma que me encantaba y que me volvía loca mientras no podía hacer otra cosa que arquear mi cuerpo contra el de él y mover mis caderas, darle más acceso a mi interior como si eso fuera posible mientras lo notaba dentro por completo. Me había vuelto loca y me encantaba sentirme así con él, sentirlo en mi interior haciéndome suya, porque al igual que él era mío yo era suya. Mis labios y mis dientes marcaron su cuello, mi parte salvaje quería marcarlo como mío con esa posesión tan típica de los lobos, así todas sabrían que tenía dueño y que ni se les ocurriera tocarlo para nada. Mi cuerpo cedió contra el suyo dejando mi rostro en su cuello cuando el orgasmo me alcanzó mientras él terminaba de moverse en mi interior y también llegaba al orgasmo corriéndose dentro, uno de sus brazos sujetaba mi cuerpo como si fuera a caerme y el otro se apoyó en la pared para poder mantenerse, mis manos recorrían su cuerpo sintiendo su respiración golpear contra mi hombro de forma errática calmándonos tras aquel acto salvaje como si fuéramos dos bestias hambrientas.

Me bajó de su cuerpo dejándome en el suelo y lo miré mientras mi corazón se calmaba y mi respiración se normalizaba y se apoyó contra la puerta sin dejar de sonreír de esa forma que tan bien conocía, sabía que iba a hacer algo pero sinceramente no sabía el qué. Enarqué una ceja justo antes de que abriera la puerta e hiciera el amago de irse a lo que yo abrí mis labios por ello mirándolo y él comenzó a reírse, fruncí el ceño cuando volvió a cerrar la puerta de nuevo y le di varios golpes en su hombro alegando que era un imbécil por haber hecho algo como eso, no había tenido gracia alguna cuando le había pedido que se quedara conmigo y que no se fuera, pero él era así y yo no sabía cómo no lo había visto venir. Sus ojos me repasaron de arriba abajo y terminó por acortar las distancias de nuevo quedando frente a mí, sus desiertos en mis ámbar y con esa sonrisa dijo que fuéramos arriba que era donde estaba el cuarto de sus abuelos. No le costó mucho alzarme y mis piernas se enredaron en su cintura con una sonrisa ladeada, mis brazos rodearon su cuello mientras él comenzaba a dirigirse hacia las escaleras para subir a la planta de arriba. Sus labios no dejaron de besarme, mordíamos nuestros labios, los lamíamos, nuestras lenguas se enredaban en una batalla en la que ambos éramos vencedores y vencidos por igual, nuestros pechos se rozaban con cada movimiento que él hacía al subir las escaleras y mis dedos se enredaron en su pelo. Llegamos a la parte de arriba y cuando entramos en la habitación me dejó sobre la cama y él se subió luego conmigo, sus labios en mi vientre y su lengua lamió mi ombligo haciendo que me moridera el labio por ello, sus ojos subieron a los míos y me quedé observándolo. Me encantaba la forma en la que tenía de mirarme, de besarme, de hacerme suya... me gustaba demasiado. Para mí él era todo, mi todo y mi nada al mismo tiempo, nuestra relación siempre había sido más bien tóxica y quizás muchos encontraran problema con ello, pero a mí me gustaba arder a su lado así que no tenía problema alguno. Su rostro quedó recostado en mi pecho y mis dedos se hundieron en su pelo sintiendo su cuerpo pegado al mío y su respiración contra mi piel, me gustaba estar así con él y nunca nos habíamos permitido o dado el lujo de estar así. Su rostro subió de nuevo al mío y volvimos a besarnos, a lamernos, a mordernos... ambas narices se rozaban sin dejar de mirarnos.


-Me encanta la forma en la que tienes de mirarme –dije recorriendo su rostro con mis dedos- también de besarme cuando arrasas con mi boca de esa forma, o de hacerme tuya –dije sonriendo mordiendo su labio inferior. Siempre habíamos sido amigos y ahora íbamos a empezar una etapa nueva y completamente diferente, no sería fácil pero mientras estuviéramos juntos era lo que importaba. Me fijé en él cuando comenzó a hablar, decía que me había echado de menos y que según él había sido todo de mí; mi pelo, mi sonrisa, cuando le golpeaba por lo tarugo que era... y que se acostumbró a vivir sin mí, me pedía que no volviera a largarme porque no quería volver a acostumbrarse a vivir sin mí otra vez y yo me mordí el labio observándolo, mis dedos lo acariciaban y mi otra mano se perdía por su espalda de forma lenta, negué con la cabeza sin dejar de observarlo- creo que es la vez que más sincero has sido conmigo –en lo referente a nosotros al menos sí lo había sido- no voy a irme a ningún lado Tarik, nunca más –afirmé repasando con la yema de mis dedos sus labios- ya no tengo que irme para controlar nada, soy capaz de controlar lo que llevo dentro y no quiero estar en otro sitio donde tú no estés. Para mí tampoco fue fácil, os echaba de menos a todos pero al que siempre extrañaba más era a ti. Tus bromas, tus tonterías, hacer esas trastadas que se nos daban tan bien, recordarte lo tarugo que eras, esa sonrisa pícara que siempre pones cuando estás pensando en alguna de las tuyas, la forma en la que sacabas la lengua y te la mordías, tu olor, tu sonrisa, tus ojos... estaba en el norte y a pesar de eso no sentía que estuviera en casa, no porque me faltabais vosotros, porque tú no estabas allí conmigo –mis manos acunaron su rostro- quiero intentarlo, quiero tener algo contigo y que solamente sea nuestro, tuyo y mío. Solo te necesito a ti en mi vida, solo te quiero a ti –aseguré antes de buscar sus labios de nuevo, no iba a ser fácil porque el carácter que teníamos, nuestras vidas siempre estaban llenas de complicaciones pero juntos podríamos superarlo. Mi lengua recorrió su labio inferior y lo miré- eso significa que la próxima que intente ponerte un solo dedo encima le arranco la cabeza –él era celoso y posesivo, yo también lo era y mi loba estaba de acuerdo conmigo- eres mío –aseguré sobre sus labios con una sonrisa ladeada, él traía una sonrisa pícara en sus labios por mis palabras y tras besarlo de nuevo fue que me separé para mirarle la herida del pecho, había sangrado un poco pero todavía tenía las suturas en su sitio, alcé mis ojos para mirarlo- debes de llevar cuidado, como tú madre vea que se te ha saltado algún punto nos va a echar la bronca a los dos –sonreí de lado- además, creo que tu padre va a saber que hemos venido aquí –dije recorriendo su vientre y su torso con mis dedos apoyada contra su pecho acariciando con mi nariz en lugar y sus dedos se perdían en mi pelo- tendremos que arreglar el estropicio de bajo si no queremos que se entere, aunque a tus padres no les hace falta ningún lugar escondido para dar rienda suelta a lo que sienten –reí entre dientes mientras él hacía una mueca, pero por mucho que dijera él no era demasiado diferente de su padre en ese aspecto.
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