AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Lobos y corderos (privado)(+18)
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Lobos y corderos (privado)(+18)
Recuerdo del primer mensaje :
Madre nos había arrastrado casi de las orejas a todos a París, según ella, era importante que mantuviéramos las raíces con nuestros abuelos, eso por no contar que tras la larga temporada que habíamos pasado en Akershus por la llegada de una manada de licantropos aliada a Randulf, madre tenia ganas de dejar de suturar nuestros cuerpos.
La manada nos tenia alerta, no en si por el peligro que ya de por si representaban los licantropos, si no porque era custodiada por un grupo de peligrosos chamanes que estaba haciendo estragos en otras manadas de la zona.
Con Randulf el peligro siempre acechaba, la guerra en el norte perduraba en tiempo, espacio y aunque habían tenido épocas de paz, en este instante no era algo que reinara precisamente en el norte.
El acero corría por mi piel tanto como por las venas de padre, pero madre siempre ponía ese punto de cordura que a este le faltaba y supongo que también a mi, cuando nos veía muy idos en la lucha nos pedía que visitáramos junto a ella París para calmarnos, curarnos...
Íbamos a cenar cuando vi que la arrogante loba que con su particular sonrisa me miraba de soslayo dispuesta a sentarse en la cena.
Se había puesto unos pantalones de piel que le hacían un culo espectacular pero no muy apropiados para estar en París y una camisa ajustada que le marcaba unos buenos pechos.
Iba a sentarse justo cuando le quité la silla con el pie y su culo perfecto dio de bruces contra el suelo.
No pude evitar descojonarme por la cara de “voy a matarte” que puso.
Mi hermana negaba divertida mientras madre nos llamaba al orden y padre bebía hidromiel mirando la escena, bueno, para que mentir, miraba las nalgas de mi madre que en pie y con los brazos en jarra me pedía que me disculpara.
Le acerqué la silla mientras esta se levantaba maldiciéndome entre dientes.
-¡Por Ra lo que me ha dicho madre! -bromeé muerto de la risa.
Yo nunca juraba en serio por Ra, mi dios era Odin, pero cuando quería fastidiar a madre lo hacia y de paso a la loba que ahora se abalanzaba sobre mi como una fiera salvaje mientras yo de un salto me levantaba de la mesa y me ponía a esquivarla.
-¿y se puede saber donde vas tan guapa? -Le pregunté inquisitivo
Mi madre le pedía a Ubbe que intercediera, creo que fue entonces cuando salió de la ensoñación de mirarle el culo de mi madre ganándose un grito por parte de esta.
-Por Odin, pero que culpa tengo yo de que tus dioses te hayan dado esas nalgas -replicó mi padre mientras yo me moría de la risa.
-Por Ra, que culpa tengo yo de que la loba no mire donde se sienta.
Al final terminamos la cena entre risas y jarras de hidromiel, por suerte el ambiente se fue amenizando.
-podíamos irnos a la taberna después -le dije a mi hermana y a la loba. -¿te vienes padre?
Este negó, dijo que había quedado con nuestros tíos para irse a beber también por su cuenta.
Madre nos había arrastrado casi de las orejas a todos a París, según ella, era importante que mantuviéramos las raíces con nuestros abuelos, eso por no contar que tras la larga temporada que habíamos pasado en Akershus por la llegada de una manada de licantropos aliada a Randulf, madre tenia ganas de dejar de suturar nuestros cuerpos.
La manada nos tenia alerta, no en si por el peligro que ya de por si representaban los licantropos, si no porque era custodiada por un grupo de peligrosos chamanes que estaba haciendo estragos en otras manadas de la zona.
Con Randulf el peligro siempre acechaba, la guerra en el norte perduraba en tiempo, espacio y aunque habían tenido épocas de paz, en este instante no era algo que reinara precisamente en el norte.
El acero corría por mi piel tanto como por las venas de padre, pero madre siempre ponía ese punto de cordura que a este le faltaba y supongo que también a mi, cuando nos veía muy idos en la lucha nos pedía que visitáramos junto a ella París para calmarnos, curarnos...
Íbamos a cenar cuando vi que la arrogante loba que con su particular sonrisa me miraba de soslayo dispuesta a sentarse en la cena.
Se había puesto unos pantalones de piel que le hacían un culo espectacular pero no muy apropiados para estar en París y una camisa ajustada que le marcaba unos buenos pechos.
Iba a sentarse justo cuando le quité la silla con el pie y su culo perfecto dio de bruces contra el suelo.
No pude evitar descojonarme por la cara de “voy a matarte” que puso.
Mi hermana negaba divertida mientras madre nos llamaba al orden y padre bebía hidromiel mirando la escena, bueno, para que mentir, miraba las nalgas de mi madre que en pie y con los brazos en jarra me pedía que me disculpara.
Le acerqué la silla mientras esta se levantaba maldiciéndome entre dientes.
-¡Por Ra lo que me ha dicho madre! -bromeé muerto de la risa.
Yo nunca juraba en serio por Ra, mi dios era Odin, pero cuando quería fastidiar a madre lo hacia y de paso a la loba que ahora se abalanzaba sobre mi como una fiera salvaje mientras yo de un salto me levantaba de la mesa y me ponía a esquivarla.
-¿y se puede saber donde vas tan guapa? -Le pregunté inquisitivo
Mi madre le pedía a Ubbe que intercediera, creo que fue entonces cuando salió de la ensoñación de mirarle el culo de mi madre ganándose un grito por parte de esta.
-Por Odin, pero que culpa tengo yo de que tus dioses te hayan dado esas nalgas -replicó mi padre mientras yo me moría de la risa.
-Por Ra, que culpa tengo yo de que la loba no mire donde se sienta.
Al final terminamos la cena entre risas y jarras de hidromiel, por suerte el ambiente se fue amenizando.
-podíamos irnos a la taberna después -le dije a mi hermana y a la loba. -¿te vienes padre?
Este negó, dijo que había quedado con nuestros tíos para irse a beber también por su cuenta.
Última edición por Tarik Cannif el Mar Nov 14, 2017 6:06 am, editado 1 vez
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Kaira no quería darme el desayuno, pero ahora yo era su macho alfa y así se lo hice saber con una ladeada sonrisa que la hizo fruncir el ceño llevando la bandeja a la cama.
-Es que duele -dije con cara de estar mintiendo -el mordisco que me diste, me quema -dije intentando contener la risa mientras esta me miraba negando con la cabeza.
Me acabó metiendo una tostada en la boca, creo que mas buscando que me callará que otra cosa.
Desayunamos besándonos, mordiéndonos, recorriendo nuestros cuerpos y riendo sin parar como si aquello que nos separara hubiera desaparecido y ahora todo nos uniera, como si siendo lo mismo quedara mas claro que antes que estábamos hechos para el otro.
La tomé, la hice mía de nuevo sobre las sabanas de esa cama deshecha, ella me buscaba de forma incesante, como si el olor hubiera cambiado, y el sabor y el modo de sentir el encuentro.
-¿es normal? -pregunté deteniendo un momento mis embestidas – noto como si estuvieras en celo, tu olor ,solo con eso podría correrme, podría identificarte a mucha distancia.
Gruñí embistiendo de nuevo perdido en el sabor de su piel, en la forma que su cuerpo se arqueaba entre mis manos, sentía que me pertenecía y cuando sus dientes se hundieron en mi cuello de esa forma, mis ojos centellearon en ámbar, era una sensación diferente, de posesión, animal, salvaje que me hizo correrme tan fuerte como jamas había experimentado antes.
Me costó dejar de moverme dentro de ella, sacudiéndose mi hombría entre sus paredes que la estrangulaban voraces.
-Joder -aseguré con la frente apoyada en la suya -podemos repetir eso ultimo -pedí antes de sonreír contra su boca.
Sabíamos que teníamos que ponernos en marcha, dos semanas nos separaban de la fatídica noche de luna llena en la que mi primer cambio se produciría trasformandome en una bestia.
Empezamos a vestirnos, Nai me preguntaba si sabia lago mas de la tal Yuna esa.
-No, no me ha dejado ver nada, tenia el control y creo que no sabe como es físicamente, es un demonio, eso lo se, peor al parecer su forma física no parece conocerla, como si ocupara cada vez un cuerpo..quizás es eso, igual que este demonio a entrado en mi, ella puede haberlo hecho en otro cuerpo.
El caso es ¿por que iba a ayudarnos? Si es un demonio tenemos que estar preparados para lo peor.
Besé sus labios, sentía la preocupación de Kaira, hasta ahora podía intuir sus gestos, la conocía perfectamente, pero ahora era algo distinto, era una unión brutal.
Tenemos que hablar con mis padre,s no puedo llegar allí y mentirles en al cara sobre lo que soy ahora...tenemos que ser sinceros.
Hice una pausa
-Sinceros a medias, porque si les contamos lo del demonio..conoces a mi padre y a mi madre, no pararan hasta dar con Yuna y no quiero ponerlos en peligro, al menos no, si podemos resolverlo nosotros.
Démonos un plazo, una semana, dejemosles asumir lo que soy ahora y si en una semana no hemos dado con el demonio, en ese caso contaremos todo como paso ¿te parece?
Tiré de su cintura, mis labios se entreabrieron presionando los ajenos, mi lengua envolvió la ajena colisionando, enredándose produciendo un tornado húmedo.
-Te deseo mas que antes ¿como es posible?
También tenia una idea...pero se la diría después de hablar con mis padres.
-Es que duele -dije con cara de estar mintiendo -el mordisco que me diste, me quema -dije intentando contener la risa mientras esta me miraba negando con la cabeza.
Me acabó metiendo una tostada en la boca, creo que mas buscando que me callará que otra cosa.
Desayunamos besándonos, mordiéndonos, recorriendo nuestros cuerpos y riendo sin parar como si aquello que nos separara hubiera desaparecido y ahora todo nos uniera, como si siendo lo mismo quedara mas claro que antes que estábamos hechos para el otro.
La tomé, la hice mía de nuevo sobre las sabanas de esa cama deshecha, ella me buscaba de forma incesante, como si el olor hubiera cambiado, y el sabor y el modo de sentir el encuentro.
-¿es normal? -pregunté deteniendo un momento mis embestidas – noto como si estuvieras en celo, tu olor ,solo con eso podría correrme, podría identificarte a mucha distancia.
Gruñí embistiendo de nuevo perdido en el sabor de su piel, en la forma que su cuerpo se arqueaba entre mis manos, sentía que me pertenecía y cuando sus dientes se hundieron en mi cuello de esa forma, mis ojos centellearon en ámbar, era una sensación diferente, de posesión, animal, salvaje que me hizo correrme tan fuerte como jamas había experimentado antes.
Me costó dejar de moverme dentro de ella, sacudiéndose mi hombría entre sus paredes que la estrangulaban voraces.
-Joder -aseguré con la frente apoyada en la suya -podemos repetir eso ultimo -pedí antes de sonreír contra su boca.
Sabíamos que teníamos que ponernos en marcha, dos semanas nos separaban de la fatídica noche de luna llena en la que mi primer cambio se produciría trasformandome en una bestia.
Empezamos a vestirnos, Nai me preguntaba si sabia lago mas de la tal Yuna esa.
-No, no me ha dejado ver nada, tenia el control y creo que no sabe como es físicamente, es un demonio, eso lo se, peor al parecer su forma física no parece conocerla, como si ocupara cada vez un cuerpo..quizás es eso, igual que este demonio a entrado en mi, ella puede haberlo hecho en otro cuerpo.
El caso es ¿por que iba a ayudarnos? Si es un demonio tenemos que estar preparados para lo peor.
Besé sus labios, sentía la preocupación de Kaira, hasta ahora podía intuir sus gestos, la conocía perfectamente, pero ahora era algo distinto, era una unión brutal.
Tenemos que hablar con mis padre,s no puedo llegar allí y mentirles en al cara sobre lo que soy ahora...tenemos que ser sinceros.
Hice una pausa
-Sinceros a medias, porque si les contamos lo del demonio..conoces a mi padre y a mi madre, no pararan hasta dar con Yuna y no quiero ponerlos en peligro, al menos no, si podemos resolverlo nosotros.
Démonos un plazo, una semana, dejemosles asumir lo que soy ahora y si en una semana no hemos dado con el demonio, en ese caso contaremos todo como paso ¿te parece?
Tiré de su cintura, mis labios se entreabrieron presionando los ajenos, mi lengua envolvió la ajena colisionando, enredándose produciendo un tornado húmedo.
-Te deseo mas que antes ¿como es posible?
También tenia una idea...pero se la diría después de hablar con mis padres.
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Si hubiera sabido muchos años antes que convirtiendo a Tarik en lo que yo era eliminaría de un plumazo esa “barrera” que nos había separado y marcado por una diferencia clara entre lo que yo era y lo que él era... lo habría convertido hacía ya años para salvar esa distancia que siempre habíamos sentido. No era algo físico per sé, sino más bien era algo que tenía que ver con mi condición de licántropo, algo que él no entendería salvo en esos momentos que era lo mismo que yo, como si hubiéramos salvado una distancia que nos separaba aunque fuera invisible, ahora él me entendería y comprendería mejor que siendo solamente un humano, y no es que él no lo hiciera antes porque siempre me había comprendido y entendido, desde hacía muchos años ambos con tan sólo una mirada éramos capaces de saber qué le pasaba a la otra persona y en qué estaba pensando... pero mi conversión a loba había puesto esa “barrera” que nos distanció y nos separó. Él no podría entender ciertas cosas no porque no quisiera, sino porque era difícil de explicar para alguien que no pasaba por lo mismo que yo y que no atravesaba esas cosas cada mes, cada día, cada hora... quizás por eso me había sentido tan cómoda con aquel norteño que también era un lobo, porque él podía entender esa parte animal que no era fácil de comprender ni de entender por mucho que uno quisiera explicarla, había que sentirlo para entenderlo. Ahora que él era lo mismo que yo y que ya no había nada que nos separara, que éramos iguales a todos los efectos prácticos podría darse cuenta de lo complicado que era expresarlo, decirlo... tenías que sentirlo para saberlo y esperaba que después de esto me entendiera un poco más, pero estaba convencida de que lo haría. Con él se acabaron las separaciones porque ahora los dos éramos uno, siempre seríamos uno, siempre nos tendríamos el uno al otro para apoyarnos y seríamos nuestra propia manada, podríamos formar una si quisiéramos y que se rigieran por nuestras normas, ahora más que nunca éramos familia y aunque por el momento él no comprendiera del todo los lazos que nos unían yo sí lo hacía y estos eran profundos y muy complejos.
Reí cuando encarcelada entre su cuerpo y la cama mientras me hacía suya me miró de esa forma lanzándome aquella pregunta que me hizo reírme recorriendo con mis dedos su rostro, no de él, sino de la pregunta en sí. Entendía esas dudas y las nuevas sensaciones que estaría sintiendo, siendo lobo ahora todo sería mucho más intenso y eso también se aplicaba a la relación que teníamos, a lo que ambos sentíamos... como si estuviéramos conectados, incluso para mí ahora era un poco diferente quizás porque él era lo mismo que yo y eso cambiaba todas las cosas. Los lobos éramos seres territoriales con tendencias a marcar lo que era nuestro, él era mío pero antes solo lo era como humano, ahora lo era como un lobo igual a mí y mi parte animal reconocía y anhelaba también esa parte animal suya. Según él decía que podía sentir como si estuviera en celo y enarqué una ceja, más bien sentía mi excitación pero eso era parte de su lado animal y tendría que aprender a convivir con ello y a llevarlo en su día a día. Su olor para mí también había cambiado, ahora tenía ese matiz salvaje y era más intenso que antes, mordí su labio rodeando su cintura con mis piernas sin dejar de mirarlo, deslizando mis dedos por su rostro sin dejar de sonreír maravillada y asombrada al mismo tiempo que su parte animal me reconociera tan rápido, de nuevo otro indicador más de la unión que teníamos. Siguió moviéndose de esa forma tan maravillosa y placentera que tenía pero ahora, con su nueva condición, imprimía más velocidad y más rudeza que me arrancaban gemidos buscándolo en todo momento, arqueando mi cuerpo hacia él. Gimió alcanzando el orgasmo cuando mis dientes marcaron su cuello con esa posesión animal que teníamos, nos corrimos al unísono entre gruñidos de placer, lamí el lugar que había marcado y sonreí cuando me dijo de repetir aquello de nuevo con su frente pegada a la mía, busqué sus labios para besarlo en lo que recuperábamos la respiración.
-La próxima vez podrás morderme tú si así lo deseas, de hecho estoy deseando que lo hagas –tiré de su labio inferior antes de ponernos en marcha, teníamos dos semanas por delante antes de la luna llena, dos semanas para encontrar a Yuna y que sacara el demonio de su interior. También teníamos el asunto pendiente de sus padres para decirles en lo que se había convertido ahora. Me preocupaban los dos temas pero evidentemente el del demonio lo hacía mucho más, él aseguraba que no había visto nada de esa joven pero que sabía que era un demonio, uno capaz de poseer un cuerpo como había hecho ese demonio con él. Lancé un suspiro ya vestidos y bajando por las escaleras, notaba la mirada del egipcio puesta en mi persona y de sobra era conocedora de que él sabía que estaba preocupada, ese vínculo que teníamos ahora era mucho más fuerte así que se acercó para besarme como si intentara tranquilizarme, algo que agradecí perdiéndome en ese beso lleno de matices y sensaciones nuevas- sé que tenemos que decírselo a tus padres para que lo sepan, tarde o temprano lo sabrán así que ¿por qué esperar? –Mis brazos rodearon su cuello para mirarlo- pero si te preguntan el por qué te he convertido, ¿qué les vas a decir? Coincido en no contarles toda la verdad y darnos el plazo de esa semana para no meterles en esto, somos capaces de resolverlo por nosotros mismos y lo haremos –dije convencida y me mordí el labio- creo que esta vez las broncas me las voy a llevar yo –sonreí de lado dejando un pequeño beso en sus labios, sus brazos rodearon mi cintura y me pegaron a su cuerpo, su boca se hizo dueña de la mía y su lengua arrasó con todo a su paso, jadeé por aquello y lamí sus labios mirándolo sin perder la sonrisa- porque tu parte animal ha despertado, normalmente no debería de ser así pero es como si hubieras encontrado a esa mitad que te falta. Es como si estuviéramos conectados sobre todo con nuestra parte animal, mucho más perceptiva que la humana, capta el más mínimo detalle a nivel fisiológico y es lo que les hace moverse por sus instintos... tu parte salvaje nota que mi parte salvaje te desea, lo percibe, lo siente y eso se transmite en el deseo que nombras –mordí su labio inferior- antes no eras consciente de ello porque no podías notarlo, pero ahora sí lo haces y me gusta ver las reacciones que causo en ti –dejé un beso más corto de lo que hubiera deseado en sus labios- para que me entiendas; tú lobo nota algo así como si estuviera “en celo” –reí por la cara que puso, una cara de pillo y de pervertido que conocía muy bien- ellos lo tienen cada cierto tiempo pero nosotros no, así que acostúmbrate a esta sensación porque tenemos cosas que hacer -dije porque conociéndolo intentaría salirse con la suya aprovechando eso y el tiempo ahora corría en nuestra contra- vayamos a tu casa y expliquémosle a tus padres por qué ahora tienen un hijo que es un lobo, un lobo muy sexy he de decir –su cuerpo ardía como el mío, ahora todo estaba muy a la par y nivelado- pongámonos en marcha –dejé un beso en sus labios y enredando mis dedos en los suyos nos alejamos de aquella cabaña que había sido testigo de muchas cosas en apenas un par de días, caminando por el bosque en lo que yo le iba respondiendo aquellas preguntas que tenía, preguntas que todos nos habíamos hecho alguna vez- ¿qué quieres decirle a tus padres? Si no quieres contar que es porque un demonio te atacó, o porque alguien te ha atacado, podemos decirles que querías salvar esa diferencia que tenemos, ya sabes que los licántropos se conservan mejor que los humanos y eso a la larga podría notarse, siendo iguales no tendríamos ese problema. O que simplemente me lo pediste, no sé, cualquier cosa que no sea algo como “me atacaron y estuve al borde de la muerte” o incluso “un demonio me poseyó y Kaira tuvo que morderme para salvarme”... dejemos eso para más adelante, aunque son tus padres y yo te apoyaré en la decisión que tomes sea cual sea, pero deben de saberlo –lo del demonio nos encargaríamos nosotros y mientras íbamos por las calles abarrotadas de gente en dirección a su casa yo ya había pensado en cómo poder localizar a esa Yuna, tenía un plan que le contaría más tarde al egipcio ya que primero estaba el asunto de sus padres, pero conocía a alguien que podría ayudarnos a localizarla y facilitarnos las cosas. Nos paramos en la entrada y lo miré apretando mi mano entrelazada con la suya, abrió la puerta y nos adentramos en el interior buscando a sus padres que estaban en el salón juntos en el sofá, nunca me cansaría de ver cómo se trataban y disfrutaban junto al otro, el amor que se tenían y lo que habían pasado para que funcionara, en verdad los admiraba y quería algo así con el egipcio. En cuanto notaron nuestra presencia se separaron, más porque Tarik soltó uno de sus típicos comentarios ya que se estaban besando a lo que yo sonreí divertida por cómo reaccionaba el egipcio a esas cosas, y pronto su madre fue la primera que se acercó para saludarnos tras todo un día sin verlo. Sus ojos fueron a los míos y asentí sin decir nada como si de esa forma quisiera decirle que estábamos bien y que no nos había pasado nada, pero eso no era del todo cierto ya que su hijo ahora era un licántropo al que yo había convertido para salvar su vida y ganar tiempo. Tan sólo esperaba que pudieran comprenderlo aunque su madre siempre había sido mucho más comprensiva, pero incluso viviendo toda mi vida con ellos no sabía cómo se lo iban a tomar, no es que fuera nada malo, pero ya bastante peligro corría yo todos los meses como para ahora que lo corriera su hijo. Solo aumentaría su preocupación hacia él, estaba segura de eso.
Reí cuando encarcelada entre su cuerpo y la cama mientras me hacía suya me miró de esa forma lanzándome aquella pregunta que me hizo reírme recorriendo con mis dedos su rostro, no de él, sino de la pregunta en sí. Entendía esas dudas y las nuevas sensaciones que estaría sintiendo, siendo lobo ahora todo sería mucho más intenso y eso también se aplicaba a la relación que teníamos, a lo que ambos sentíamos... como si estuviéramos conectados, incluso para mí ahora era un poco diferente quizás porque él era lo mismo que yo y eso cambiaba todas las cosas. Los lobos éramos seres territoriales con tendencias a marcar lo que era nuestro, él era mío pero antes solo lo era como humano, ahora lo era como un lobo igual a mí y mi parte animal reconocía y anhelaba también esa parte animal suya. Según él decía que podía sentir como si estuviera en celo y enarqué una ceja, más bien sentía mi excitación pero eso era parte de su lado animal y tendría que aprender a convivir con ello y a llevarlo en su día a día. Su olor para mí también había cambiado, ahora tenía ese matiz salvaje y era más intenso que antes, mordí su labio rodeando su cintura con mis piernas sin dejar de mirarlo, deslizando mis dedos por su rostro sin dejar de sonreír maravillada y asombrada al mismo tiempo que su parte animal me reconociera tan rápido, de nuevo otro indicador más de la unión que teníamos. Siguió moviéndose de esa forma tan maravillosa y placentera que tenía pero ahora, con su nueva condición, imprimía más velocidad y más rudeza que me arrancaban gemidos buscándolo en todo momento, arqueando mi cuerpo hacia él. Gimió alcanzando el orgasmo cuando mis dientes marcaron su cuello con esa posesión animal que teníamos, nos corrimos al unísono entre gruñidos de placer, lamí el lugar que había marcado y sonreí cuando me dijo de repetir aquello de nuevo con su frente pegada a la mía, busqué sus labios para besarlo en lo que recuperábamos la respiración.
-La próxima vez podrás morderme tú si así lo deseas, de hecho estoy deseando que lo hagas –tiré de su labio inferior antes de ponernos en marcha, teníamos dos semanas por delante antes de la luna llena, dos semanas para encontrar a Yuna y que sacara el demonio de su interior. También teníamos el asunto pendiente de sus padres para decirles en lo que se había convertido ahora. Me preocupaban los dos temas pero evidentemente el del demonio lo hacía mucho más, él aseguraba que no había visto nada de esa joven pero que sabía que era un demonio, uno capaz de poseer un cuerpo como había hecho ese demonio con él. Lancé un suspiro ya vestidos y bajando por las escaleras, notaba la mirada del egipcio puesta en mi persona y de sobra era conocedora de que él sabía que estaba preocupada, ese vínculo que teníamos ahora era mucho más fuerte así que se acercó para besarme como si intentara tranquilizarme, algo que agradecí perdiéndome en ese beso lleno de matices y sensaciones nuevas- sé que tenemos que decírselo a tus padres para que lo sepan, tarde o temprano lo sabrán así que ¿por qué esperar? –Mis brazos rodearon su cuello para mirarlo- pero si te preguntan el por qué te he convertido, ¿qué les vas a decir? Coincido en no contarles toda la verdad y darnos el plazo de esa semana para no meterles en esto, somos capaces de resolverlo por nosotros mismos y lo haremos –dije convencida y me mordí el labio- creo que esta vez las broncas me las voy a llevar yo –sonreí de lado dejando un pequeño beso en sus labios, sus brazos rodearon mi cintura y me pegaron a su cuerpo, su boca se hizo dueña de la mía y su lengua arrasó con todo a su paso, jadeé por aquello y lamí sus labios mirándolo sin perder la sonrisa- porque tu parte animal ha despertado, normalmente no debería de ser así pero es como si hubieras encontrado a esa mitad que te falta. Es como si estuviéramos conectados sobre todo con nuestra parte animal, mucho más perceptiva que la humana, capta el más mínimo detalle a nivel fisiológico y es lo que les hace moverse por sus instintos... tu parte salvaje nota que mi parte salvaje te desea, lo percibe, lo siente y eso se transmite en el deseo que nombras –mordí su labio inferior- antes no eras consciente de ello porque no podías notarlo, pero ahora sí lo haces y me gusta ver las reacciones que causo en ti –dejé un beso más corto de lo que hubiera deseado en sus labios- para que me entiendas; tú lobo nota algo así como si estuviera “en celo” –reí por la cara que puso, una cara de pillo y de pervertido que conocía muy bien- ellos lo tienen cada cierto tiempo pero nosotros no, así que acostúmbrate a esta sensación porque tenemos cosas que hacer -dije porque conociéndolo intentaría salirse con la suya aprovechando eso y el tiempo ahora corría en nuestra contra- vayamos a tu casa y expliquémosle a tus padres por qué ahora tienen un hijo que es un lobo, un lobo muy sexy he de decir –su cuerpo ardía como el mío, ahora todo estaba muy a la par y nivelado- pongámonos en marcha –dejé un beso en sus labios y enredando mis dedos en los suyos nos alejamos de aquella cabaña que había sido testigo de muchas cosas en apenas un par de días, caminando por el bosque en lo que yo le iba respondiendo aquellas preguntas que tenía, preguntas que todos nos habíamos hecho alguna vez- ¿qué quieres decirle a tus padres? Si no quieres contar que es porque un demonio te atacó, o porque alguien te ha atacado, podemos decirles que querías salvar esa diferencia que tenemos, ya sabes que los licántropos se conservan mejor que los humanos y eso a la larga podría notarse, siendo iguales no tendríamos ese problema. O que simplemente me lo pediste, no sé, cualquier cosa que no sea algo como “me atacaron y estuve al borde de la muerte” o incluso “un demonio me poseyó y Kaira tuvo que morderme para salvarme”... dejemos eso para más adelante, aunque son tus padres y yo te apoyaré en la decisión que tomes sea cual sea, pero deben de saberlo –lo del demonio nos encargaríamos nosotros y mientras íbamos por las calles abarrotadas de gente en dirección a su casa yo ya había pensado en cómo poder localizar a esa Yuna, tenía un plan que le contaría más tarde al egipcio ya que primero estaba el asunto de sus padres, pero conocía a alguien que podría ayudarnos a localizarla y facilitarnos las cosas. Nos paramos en la entrada y lo miré apretando mi mano entrelazada con la suya, abrió la puerta y nos adentramos en el interior buscando a sus padres que estaban en el salón juntos en el sofá, nunca me cansaría de ver cómo se trataban y disfrutaban junto al otro, el amor que se tenían y lo que habían pasado para que funcionara, en verdad los admiraba y quería algo así con el egipcio. En cuanto notaron nuestra presencia se separaron, más porque Tarik soltó uno de sus típicos comentarios ya que se estaban besando a lo que yo sonreí divertida por cómo reaccionaba el egipcio a esas cosas, y pronto su madre fue la primera que se acercó para saludarnos tras todo un día sin verlo. Sus ojos fueron a los míos y asentí sin decir nada como si de esa forma quisiera decirle que estábamos bien y que no nos había pasado nada, pero eso no era del todo cierto ya que su hijo ahora era un licántropo al que yo había convertido para salvar su vida y ganar tiempo. Tan sólo esperaba que pudieran comprenderlo aunque su madre siempre había sido mucho más comprensiva, pero incluso viviendo toda mi vida con ellos no sabía cómo se lo iban a tomar, no es que fuera nada malo, pero ya bastante peligro corría yo todos los meses como para ahora que lo corriera su hijo. Solo aumentaría su preocupación hacia él, estaba segura de eso.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2017
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Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Ella me explicaba el porque sentía las cosas con tanta intensidad, pero yo no podía ni pensar, era como si su olor atontara por completo mis sentidos, incluso la coherencia o a cordura, mis manos se pasearon por su cuerpo como brasas, incendiandome.
-Tengo ganas, es tu olor, desprendes un olor que me llama, como si pudiera oler tus ganas de sexo constantes y despertaras las mías. No se como explicarlo, peor tengo dura la verga todo el rato.
Mis ojos amarillearon delatando lo fuera de mi que estaba, la loba buscaba calmarme, seguramente porque ahora era tenia que ser precavido, esto era un secreto o la inquisición o algún cazador acabarían persiguiéndome y dado que yo era muy ducho a meterme en problemas...
-No puedo evitarlo -confesé cerrando los ojos -te deseo.
Lo peor es que acababa de tomarla, como esto durar mucho iba a pasar todo el tiempo enganchando a ella, y no es que tuviéramos mucho tiempo si queríamos descubrir donde estaba Yuna .
Dar con ella, y que me liberara del demonio antes de que se adueñara de mi cuerpo, era nuestra máxima prioridad .
Teníamos una maldita semana para eso y como no, la parada obligatoria en casa de mis padres para dar la buena nueva.
Ella quería saber que es exactamente lo que diría, la verdad, no tenia ni puta idea, una mentira, hasta ahí todo claro.
Llegamos al salón, mis padres se enrollaban en el sofá con mi madre a horcajadas de mi padre que la movía con las manos en sus nalgas.
Puse cara de asco,
-Por Ra, madre deja de montar a padre a todas horas, no quiero mas hermanos, parece que no aprendéis ¿no tenéis conmigo bastante?
Ladeé la sonrisa cuando madre se levantó para darme un beso, mi padre se recolocaba la verga mirandome con el ceño fruncido por haberlos interrumpido.
-Si, si que tengo bastante con un hijo -bufó.
-Vengó a daros una noticia -dije ensanchando la sonrisa, lo que llevó a mi madre a enarcar una ceja y a mi padre a abrir los brazos apoyandolos con cara de autosuficiencia en el respaldo del sofá.
-Sorpréndenos hijo con tu nueva idea catastrófica que te llevará a la cárcel, a mi a dejar una borrachera con tus tíos y a tu madre a ir a pagar fianza para buscarte -dijo padre devolviéndomela.
Negué sonriente.
-No, Kaira me ha convertido en licantropo -la señalé -a sido todo culpa suya -dije riéndome al ver la cara de estupor que ponía la loba -es broma, bueno, no del todo, si me he convertido en licantropo, pero a sido idea mía. Es la mujer de mi vida, necesitaba envejecer a su ritmo, vivir, sentir, ser su mitad y como humano no podía. Se lo que estáis pensando, que es muy pronto, pero vosotros mismos lo dijisteis, llevo detrás de sus labios desde niño, la diferencia es que ahora busco los labios de abajo, pero por lo demás, nada a cambiado.
Mi padre rugió levantándose furioso del sofá, fue mi madre la que se coló en medio de los dos para separarnos.
-Tengo ganas, es tu olor, desprendes un olor que me llama, como si pudiera oler tus ganas de sexo constantes y despertaras las mías. No se como explicarlo, peor tengo dura la verga todo el rato.
Mis ojos amarillearon delatando lo fuera de mi que estaba, la loba buscaba calmarme, seguramente porque ahora era tenia que ser precavido, esto era un secreto o la inquisición o algún cazador acabarían persiguiéndome y dado que yo era muy ducho a meterme en problemas...
-No puedo evitarlo -confesé cerrando los ojos -te deseo.
Lo peor es que acababa de tomarla, como esto durar mucho iba a pasar todo el tiempo enganchando a ella, y no es que tuviéramos mucho tiempo si queríamos descubrir donde estaba Yuna .
Dar con ella, y que me liberara del demonio antes de que se adueñara de mi cuerpo, era nuestra máxima prioridad .
Teníamos una maldita semana para eso y como no, la parada obligatoria en casa de mis padres para dar la buena nueva.
Ella quería saber que es exactamente lo que diría, la verdad, no tenia ni puta idea, una mentira, hasta ahí todo claro.
Llegamos al salón, mis padres se enrollaban en el sofá con mi madre a horcajadas de mi padre que la movía con las manos en sus nalgas.
Puse cara de asco,
-Por Ra, madre deja de montar a padre a todas horas, no quiero mas hermanos, parece que no aprendéis ¿no tenéis conmigo bastante?
Ladeé la sonrisa cuando madre se levantó para darme un beso, mi padre se recolocaba la verga mirandome con el ceño fruncido por haberlos interrumpido.
-Si, si que tengo bastante con un hijo -bufó.
-Vengó a daros una noticia -dije ensanchando la sonrisa, lo que llevó a mi madre a enarcar una ceja y a mi padre a abrir los brazos apoyandolos con cara de autosuficiencia en el respaldo del sofá.
-Sorpréndenos hijo con tu nueva idea catastrófica que te llevará a la cárcel, a mi a dejar una borrachera con tus tíos y a tu madre a ir a pagar fianza para buscarte -dijo padre devolviéndomela.
Negué sonriente.
-No, Kaira me ha convertido en licantropo -la señalé -a sido todo culpa suya -dije riéndome al ver la cara de estupor que ponía la loba -es broma, bueno, no del todo, si me he convertido en licantropo, pero a sido idea mía. Es la mujer de mi vida, necesitaba envejecer a su ritmo, vivir, sentir, ser su mitad y como humano no podía. Se lo que estáis pensando, que es muy pronto, pero vosotros mismos lo dijisteis, llevo detrás de sus labios desde niño, la diferencia es que ahora busco los labios de abajo, pero por lo demás, nada a cambiado.
Mi padre rugió levantándose furioso del sofá, fue mi madre la que se coló en medio de los dos para separarnos.
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
El egipcio no se caracterizaba precisamente porque tuviera un filtro a la hora de decir las cosas, las decía conforme las pensaba y eso era lo que estaba haciendo en esos momentos en los que me decía que me tenía ganas, y que por mi culpa iba todo el rato excitado a lo que yo solo negué divertida con una sonrisa en los labios, no tenía remedio alguno pero tendría que acostumbrarse a esas nuevas sensaciones y a la forma en la que veía el mundo, mucho más diferente de cuando se es humano, y aprender a controlar sus instintos más primarios que ahora con el lobo en su interior cobraban fuerza. Me preguntaba de qué color tendría su pelaje cuando se transformara en lobo pero eso lo descubriríamos cuando en dos semanas la luna llena coronara el cielo, pero antes de que eso pasara teníamos cosas que hacer y debíamos de encontrar a esa Yuna que el demonio buscaba, no sabíamos nada de ella excepto el nombre y yo tenía una idea de lo que podríamos hacer para intentar aligerar la búsqueda. Con tan sólo el nombre, en una ciudad tan grande como lo era París era una auténtica locura intentar encontrarla porque quizás no fuera la única Yuna, aunque lo bueno de los licántropos es que podíamos ver el aura de las personas y podríamos saber si se trataba o no de ella, sin embargo quizás con la idea que había tenido pudiéramos tener más suerte y encontrarla antes de tiempo, no podíamos dejar que el demonio tomara el control de su cuerpo porque después no sabía cómo hacer para que Tarik lo retomara encerrándolo como lo hacía ahora, su condición de lobo le daba esa fuerza necesaria para retenerlo y esperaba que pudiera seguir haciéndolo el resto del tiempo. Pero primero de todo debíamos de pasarnos por su casa para que le dijera a su padre de su nueva condición, era mejor decírselo ya que pronto se enterarían y así lo asumirían cuanto antes, sabía que no iba a ser fácil y que sus padres se preocuparían mucho más de su hijo que ya de por sí era tendencioso a meterse en líos y en problemas, cuando yo me convertí en loba lo aceptaron y lo llevaron bastante bien, era la primera vez que pasaba y al principio no sabían bien como ayudarme y por eso Ubbe pidió ayuda a una familia norteña que él conocía, sin embargo tras aquellos años en los que yo ya era una loba y después de haber tratado conmigo esperaba que no hubiera problema.
Para cuando llegamos a su casa y nos adentramos en el interior nos encontramos a sus padres en el salón, en el sofá mientras se besaban con su madre dándonos la espalda sentada sobre él quien recorría su espalda con sus manos, como para no perder la costumbre Tarik no pudo evitar poner una cara de asco por ello y soltar su típico comentario que los hizo percatarse de nuestra presencia en el lugar, su padre gruñó nada contento con la interrupción de su hijo y su madre nos miró sonriéndonos, fue la primera que se levantó y se acercó a nosotros dándonos un beso a cada uno, su mirada se quedó fija en la mía y asentí levemente con la cabeza haciéndole saber que estábamos bien y que no había pasado nada, claro que pronto se daría cuenta de que no era así exactamente y que había convertido a su hijo en un lobo para el resto de su vida. El egipcio anunció que tenía una noticia para ellos con una sonrisa en sus labios y su padre, sentado en el sofá con los brazos extendidos en el respaldo de este, nos miraba y le respondió devolviéndole en parte el comentario que él había hecho cuando llegamos. Mi mano seguía enlazada en la suya y la apreté un poco sin saber exactamente qué es lo que iba a pasar o a decirles en esos momentos, lo que no esperé es que de buenas a primeras me vendiera haciéndome la culpable directa de que lo hubiera convertido en lobo, mis labios se abrieron ligeramente y llevé mis ojos a los suyos cuando me señalaba con el dedo mientras él se reía seguramente por mí cara, le di un pellizco en el culo por eso mientras sus padres nos miraban esperando a que le dijeran, de verdad, lo que pasaba. Me mordí el labio cuando comenzó a explicarles que de verdad lo había convertido en un lobo y que había sido él quien me lo había pedido, porque quería compartir una vida conmigo, sentir lo mismo que yo sentía, ser mi mitad de forma completa y que como humano no podría ser del todo porque no entendería a mi lado salvaje. Hasta ahí iba todo bien y perfecto, pero como de costumbre, tuvo que soltar uno de sus comentarios haciendo referencia a que desde pequeño iba tras mis labios, pero que ahora iba tras los otros y bufé negando con la cabeza por la inapropiada frase pero que, de él, no me extrañaba en absoluto. Miré a sus padres para ver la reacción que tenían y el primero en reaccionar fue su padre que, tras un gruñido furioso se levantó del sofá acercándose hasta donde estábamos, pero su madre se puso en medio de ambos para pararlo.
-¡Ubbe! –Le dijo poniendo su mano en su pecho mientras intentaba calmarlo, había visto a su padre enfadado muchas veces pero reconocía que no tanto como lo estaba en esos momentos, sus ojos fijos en los de su hijo mientras este le mantenía la mirada y su madre intentaba calmarlo- por Ra cálmate y dejemos que nos lo expliquen –su mano subió hasta su rostro para que centrara su mirada en ella, cuando lo hizo pareció que se calmaba un poco, si había alguien que podía calmarlo sin duda alguna era ella y pareció que lo logró un poco- dejemos que hablen y nos cuenten qué es lo que ha pasado –hizo un movimiento con su cabeza como si intentara pedirle que lo hiciera por ella y luego se giró para mirarnos a ambos, pasando sus ojos de uno a otro hasta dejarlos finalmente en los míos- Kaira, ¿es cierto lo que ha dicho mi hijo? –Mis ojos fueron un momento hacia el egipcio y luego me fijé en ella asintiendo con la cabeza.
-Todo lo que os ha dicho es cierto –no del todo, pero no íbamos a inmiscuirlos en el tema del demonio, bastante tendrían ya con hacerse a la idea de que su hijo ahora era un licántropo como lo era yo- yo lo he convertido, fui yo quien lo mordí para que pudiera convertirse en un licántropo. Me lo pidió y aunque es cierto que pude negarme no lo hice –su padre gruñó mirándome para nada de acuerdo con mis palabras, su madre sin embargo parecía intentar averiguar la verdad antes de pronunciarse.
-¿Por qué lo hiciste, por qué precisamente ahora? –Preguntó y sonreí de lado, con ella era más fácil tratar ese tipo de temas porque era más paciente y comprensiva, su padre actuaba más por instinto.
-Porque lo quiero y porque quiero pasar el resto de mi vida con él, porque hemos sido unos estúpidos y unos idiotas estos últimos años respecto a nuestro comportamiento... la noche que lo hirieron me di cuenta de que no valía la pena estar separados cuando queríamos estar juntos, pero somos unos cabezotas que no damos nuestro brazo a torcer y siempre esperamos que el otro de el paso –miré a Tarik y luego los miré a ellos- sé lo que estáis pensando, que es una locura lo que he hecho y que ha sido poner su vida en peligro, pero no lo he hecho sino supiera de un sitio donde poder quedarnos las noches de luna llena. He encontrado un sitio en el cementerio, lleva a las catacumbas a un lugar seguro que parece fue ocupado por otro licántropo, hay que hacer algunos arreglos pero podemos quedarnos allí los dos cada luna llena y no ponernos en peligro, sé lo tendencioso que es vuestro hijo para meterse en líos –hice otra pausa y esta vez dirigí mi vista a su padre- Ubbe, sé que no te gusta esta idea pero sabes, tan bien como yo, que el ritmo de los licántropos es más lento que el de los humanos, ¿qué pasaría dentro de diez o quince años cuando yo siga igual y él envejeciera más rápido que yo? ¿O cuando seamos más mayores? –Pregunté intentando que entendiera en parte, también, mis motivos- sabes que eso a la larga supondría una diferencia entre ambos que solo se puede salvar de esta forma. Quiero compartir mi vida con él pero sé que siendo humano no me entendería por completo porque no podría comprender mi lado animal y mi lado salvaje... los lobos somos compañeros de por vida y quiero que él me entienda y entienda mi mundo –me mordí el labio mirándolo- he crecido escuchando vuestra historia y lo que tuvisteis que pasar para estar juntos, lo que hicisteis para formar esta familia y siempre me ha gustado escucharla, como superasteis los obstáculos juntos, esa barrera del tiempo que marcaba una diferencia enorme entre ambos porque sois de dos épocas diferentes... tú te quedaste con ella en este tiempo porque la querías y no te importó renunciar en parte a esa diferencia de tiempo que hay, dime una cosa, si estuvieras en mi situación ¿no habrías hecho lo mismo para poder estar con ella? Tan solo hemos restado esas diferencias como una vez hicisteis vosotros, solo espero que podáis entenderlo y que lo aceptéis igual que hicisteis conmigo porque nada ha cambiado, sigue siendo vuestro hijo.
Para cuando llegamos a su casa y nos adentramos en el interior nos encontramos a sus padres en el salón, en el sofá mientras se besaban con su madre dándonos la espalda sentada sobre él quien recorría su espalda con sus manos, como para no perder la costumbre Tarik no pudo evitar poner una cara de asco por ello y soltar su típico comentario que los hizo percatarse de nuestra presencia en el lugar, su padre gruñó nada contento con la interrupción de su hijo y su madre nos miró sonriéndonos, fue la primera que se levantó y se acercó a nosotros dándonos un beso a cada uno, su mirada se quedó fija en la mía y asentí levemente con la cabeza haciéndole saber que estábamos bien y que no había pasado nada, claro que pronto se daría cuenta de que no era así exactamente y que había convertido a su hijo en un lobo para el resto de su vida. El egipcio anunció que tenía una noticia para ellos con una sonrisa en sus labios y su padre, sentado en el sofá con los brazos extendidos en el respaldo de este, nos miraba y le respondió devolviéndole en parte el comentario que él había hecho cuando llegamos. Mi mano seguía enlazada en la suya y la apreté un poco sin saber exactamente qué es lo que iba a pasar o a decirles en esos momentos, lo que no esperé es que de buenas a primeras me vendiera haciéndome la culpable directa de que lo hubiera convertido en lobo, mis labios se abrieron ligeramente y llevé mis ojos a los suyos cuando me señalaba con el dedo mientras él se reía seguramente por mí cara, le di un pellizco en el culo por eso mientras sus padres nos miraban esperando a que le dijeran, de verdad, lo que pasaba. Me mordí el labio cuando comenzó a explicarles que de verdad lo había convertido en un lobo y que había sido él quien me lo había pedido, porque quería compartir una vida conmigo, sentir lo mismo que yo sentía, ser mi mitad de forma completa y que como humano no podría ser del todo porque no entendería a mi lado salvaje. Hasta ahí iba todo bien y perfecto, pero como de costumbre, tuvo que soltar uno de sus comentarios haciendo referencia a que desde pequeño iba tras mis labios, pero que ahora iba tras los otros y bufé negando con la cabeza por la inapropiada frase pero que, de él, no me extrañaba en absoluto. Miré a sus padres para ver la reacción que tenían y el primero en reaccionar fue su padre que, tras un gruñido furioso se levantó del sofá acercándose hasta donde estábamos, pero su madre se puso en medio de ambos para pararlo.
-¡Ubbe! –Le dijo poniendo su mano en su pecho mientras intentaba calmarlo, había visto a su padre enfadado muchas veces pero reconocía que no tanto como lo estaba en esos momentos, sus ojos fijos en los de su hijo mientras este le mantenía la mirada y su madre intentaba calmarlo- por Ra cálmate y dejemos que nos lo expliquen –su mano subió hasta su rostro para que centrara su mirada en ella, cuando lo hizo pareció que se calmaba un poco, si había alguien que podía calmarlo sin duda alguna era ella y pareció que lo logró un poco- dejemos que hablen y nos cuenten qué es lo que ha pasado –hizo un movimiento con su cabeza como si intentara pedirle que lo hiciera por ella y luego se giró para mirarnos a ambos, pasando sus ojos de uno a otro hasta dejarlos finalmente en los míos- Kaira, ¿es cierto lo que ha dicho mi hijo? –Mis ojos fueron un momento hacia el egipcio y luego me fijé en ella asintiendo con la cabeza.
-Todo lo que os ha dicho es cierto –no del todo, pero no íbamos a inmiscuirlos en el tema del demonio, bastante tendrían ya con hacerse a la idea de que su hijo ahora era un licántropo como lo era yo- yo lo he convertido, fui yo quien lo mordí para que pudiera convertirse en un licántropo. Me lo pidió y aunque es cierto que pude negarme no lo hice –su padre gruñó mirándome para nada de acuerdo con mis palabras, su madre sin embargo parecía intentar averiguar la verdad antes de pronunciarse.
-¿Por qué lo hiciste, por qué precisamente ahora? –Preguntó y sonreí de lado, con ella era más fácil tratar ese tipo de temas porque era más paciente y comprensiva, su padre actuaba más por instinto.
-Porque lo quiero y porque quiero pasar el resto de mi vida con él, porque hemos sido unos estúpidos y unos idiotas estos últimos años respecto a nuestro comportamiento... la noche que lo hirieron me di cuenta de que no valía la pena estar separados cuando queríamos estar juntos, pero somos unos cabezotas que no damos nuestro brazo a torcer y siempre esperamos que el otro de el paso –miré a Tarik y luego los miré a ellos- sé lo que estáis pensando, que es una locura lo que he hecho y que ha sido poner su vida en peligro, pero no lo he hecho sino supiera de un sitio donde poder quedarnos las noches de luna llena. He encontrado un sitio en el cementerio, lleva a las catacumbas a un lugar seguro que parece fue ocupado por otro licántropo, hay que hacer algunos arreglos pero podemos quedarnos allí los dos cada luna llena y no ponernos en peligro, sé lo tendencioso que es vuestro hijo para meterse en líos –hice otra pausa y esta vez dirigí mi vista a su padre- Ubbe, sé que no te gusta esta idea pero sabes, tan bien como yo, que el ritmo de los licántropos es más lento que el de los humanos, ¿qué pasaría dentro de diez o quince años cuando yo siga igual y él envejeciera más rápido que yo? ¿O cuando seamos más mayores? –Pregunté intentando que entendiera en parte, también, mis motivos- sabes que eso a la larga supondría una diferencia entre ambos que solo se puede salvar de esta forma. Quiero compartir mi vida con él pero sé que siendo humano no me entendería por completo porque no podría comprender mi lado animal y mi lado salvaje... los lobos somos compañeros de por vida y quiero que él me entienda y entienda mi mundo –me mordí el labio mirándolo- he crecido escuchando vuestra historia y lo que tuvisteis que pasar para estar juntos, lo que hicisteis para formar esta familia y siempre me ha gustado escucharla, como superasteis los obstáculos juntos, esa barrera del tiempo que marcaba una diferencia enorme entre ambos porque sois de dos épocas diferentes... tú te quedaste con ella en este tiempo porque la querías y no te importó renunciar en parte a esa diferencia de tiempo que hay, dime una cosa, si estuvieras en mi situación ¿no habrías hecho lo mismo para poder estar con ella? Tan solo hemos restado esas diferencias como una vez hicisteis vosotros, solo espero que podáis entenderlo y que lo aceptéis igual que hicisteis conmigo porque nada ha cambiado, sigue siendo vuestro hijo.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Madre se interpuso entre mi padre y yo, mis ojos habían amarilleado fruto de la tensión. Algo que irritó infinitamente mas a Ubbe que con sus azules fijos en mis desiertos seguía gruñendo como si él fuera la bestia y yo un mero cachorro.
Mi madre tomó su rostro con la mano tirando de su cara para que la mirara y dejara de desafiarme.
Padre no parecía ceder, pero finalmente y como de costumbre, este cedió, dejando caer su frente contra la de mi madre.
-No quiero escuchar sus escusas -susurró contra sus labios.
Pero fue justo eso lo que ella le pidió a Kaira que miraba la escena sabiendo como yo que no habíamos tenido mas remedio, pero que contar la verdad los preocuparía aun mas y no quería que eso pasara de no ser estrictamente necesario.
Sonó segura, su explicación era coherente y aunque entendía la rabia de mi padre, no pude evitar apoyar cada palabra emitida por la egipcia.
-Hay formas de solucionar ese problema de edad, se ha hecho antes en Akershus, magia que ancla la vida de uno al otro, pócimas que atrasan el envejecimiento, pero esto, esto no era una opción que yo contemplaba.
Conoces a Tarik, es imprudente, es de por si salvaje, ser un licnatropo es condenarlo a terminar muerto antes de tiempo.
Mi hijo ya era peligroso siendo humano, ahora... - padre rugía con cada palabra pronunciada.
Negué con la cabeza.
-Ha sido mi decisión, me controlaré, quiero una vida con ella y Kaira me ayudará a dominar, controlar el don de la licantropia.
-¡por Odin! -rugió mi padre- si eras incapaz de controlar tu humanidad tempestuosa como vas a controlar al licantropo que anida en ti ahora.
Claro que es mi hijo y lo quiero, por eso, porque lo quiero y tu también deberías amarlo como yo lo hago, tuviste que frenar el ímpetu irresponsable de Tarik y venís a hablar con nosotros, te hubiera dado opciones, todas son mejores que la que habéis tomado unilateralmente.
Hundió esta vez sus mares en los de la loba.
-Te he criado como a una hija y reconozco siempre quise que Tarik y tu acabarais juntos, pensaba que le darías calma, que le harías bien, como Devon se lo hizo a Niels, pero le has llevado a un abismo en el que quizás acabe perdiendo a mi hijo, me has decepcionado Kaira.
-No ha sido ella -rugí con los ámbar centelleando -yo se lo pedí, háblame a mi.
Un puñetazo que me cruzo la cara fue lo que el general me dio esquivando el cuerpo de mi madre.
El golpe me tiró al suelo, me alcé de un salto gruñendo como la bestia que era, Kaira se interpuso también lo hizo madre.
Padre y yo eramos vikingos, salvajes y las cosas no siempre las solucionábamos hablando.
Sabia que padre me quería, sabia que solo estaba preocupado y por eso no podía reprocharle ni uno solo de sus actos.
-¡Joder! -dije lamiéndome el labio que me había roto mientras mi madre empujaba a padre y Kaira intentaba cortarme la hemorragia.
Mi madre tomó su rostro con la mano tirando de su cara para que la mirara y dejara de desafiarme.
Padre no parecía ceder, pero finalmente y como de costumbre, este cedió, dejando caer su frente contra la de mi madre.
-No quiero escuchar sus escusas -susurró contra sus labios.
Pero fue justo eso lo que ella le pidió a Kaira que miraba la escena sabiendo como yo que no habíamos tenido mas remedio, pero que contar la verdad los preocuparía aun mas y no quería que eso pasara de no ser estrictamente necesario.
Sonó segura, su explicación era coherente y aunque entendía la rabia de mi padre, no pude evitar apoyar cada palabra emitida por la egipcia.
-Hay formas de solucionar ese problema de edad, se ha hecho antes en Akershus, magia que ancla la vida de uno al otro, pócimas que atrasan el envejecimiento, pero esto, esto no era una opción que yo contemplaba.
Conoces a Tarik, es imprudente, es de por si salvaje, ser un licnatropo es condenarlo a terminar muerto antes de tiempo.
Mi hijo ya era peligroso siendo humano, ahora... - padre rugía con cada palabra pronunciada.
Negué con la cabeza.
-Ha sido mi decisión, me controlaré, quiero una vida con ella y Kaira me ayudará a dominar, controlar el don de la licantropia.
-¡por Odin! -rugió mi padre- si eras incapaz de controlar tu humanidad tempestuosa como vas a controlar al licantropo que anida en ti ahora.
Claro que es mi hijo y lo quiero, por eso, porque lo quiero y tu también deberías amarlo como yo lo hago, tuviste que frenar el ímpetu irresponsable de Tarik y venís a hablar con nosotros, te hubiera dado opciones, todas son mejores que la que habéis tomado unilateralmente.
Hundió esta vez sus mares en los de la loba.
-Te he criado como a una hija y reconozco siempre quise que Tarik y tu acabarais juntos, pensaba que le darías calma, que le harías bien, como Devon se lo hizo a Niels, pero le has llevado a un abismo en el que quizás acabe perdiendo a mi hijo, me has decepcionado Kaira.
-No ha sido ella -rugí con los ámbar centelleando -yo se lo pedí, háblame a mi.
Un puñetazo que me cruzo la cara fue lo que el general me dio esquivando el cuerpo de mi madre.
El golpe me tiró al suelo, me alcé de un salto gruñendo como la bestia que era, Kaira se interpuso también lo hizo madre.
Padre y yo eramos vikingos, salvajes y las cosas no siempre las solucionábamos hablando.
Sabia que padre me quería, sabia que solo estaba preocupado y por eso no podía reprocharle ni uno solo de sus actos.
-¡Joder! -dije lamiéndome el labio que me había roto mientras mi madre empujaba a padre y Kaira intentaba cortarme la hemorragia.
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Esperaba que de alguna forma mis palabras pudieran llegarles, sobre todo a Ubbe, que era el más reticente de los dos en cuanto a la situación que estábamos viviendo. Hablar con Nai era mucho más fácil porque te dejaba expresarte, te daba la libertad y la oportunidad de explicar lo que había pasado mientras que su padre, cortado de igual patrón que estaba cortado su hijo, era menos racional en esos momentos en los que su temperamento y su carácter los dominaban y los controlaban, eran incapaces de controlarse y ahí es donde entraba su madre quien ponía el punto de cordura, de tranquilidad y de calma que requería la situación, solo ella pudo calmarlo y frenarlo para que al menos escuchara lo que teníamos que decirles pese a que él, en concreto, no quería escucharnos. Pero es lo que tenía que hacer, no podíamos decirles la verdad de lo que había pasado porque sería preocuparlos aún más y conforme se habían puesto tras la noticia no había necesidad de empeorar las cosas, así que nos callaríamos esa parte al menos hasta que pudiéramos solucionar por nosotros mismos el problema e hiciéramos como nada de la parte del demonio había sucedido. Pero no era fácil explicarles por qué motivo había convertido a su hijo más que explicar que había sido un acto desesperado que solo buscaba ganar tiempo, entendía cómo era el egipcio y lo propenso que era a meterse en problemas porque lo había visto a lo largo de mi vida junto a ellos, era así de tendencioso y ahora que era un lobo corría mayor peligro... algo que sabía y que había vivido en mis propias carnes desde que me convirtieron en una loba, perseguida por la Inquisición así también como por los cazadores que buscaban exterminarnos sin pensar que algunos no queríamos hacer mal, simplemente habíamos tenido la desgracia de ser mordidos y convertidos en la bestias que éramos, pero yo nunca quise hacer mal a la gente y nunca lo querría. Entendía que no eran fácil tampoco aceptar los motivos así a bote pronto, por eso esperaba que de alguna forma pudiera llegar hasta Ubbe y que me entendiera un poco, él había olvidado que procedía de otra época distinta a la de Nai y eso no lo frenó para quedarse contra todo pronóstico, porque lo hizo por amor, evidentemente no se podían comparar ambas cosas pero yo solo lo había hecho por la misma razón que él: por amor.
Siempre había escuchado que por amor se hacían grandes locuras y hasta ese momento no creí que fuera cierto, pero así era, lo era tan cierto como que ahora junto a mí tenía al egipcio convertido en lobo, por eso hablé de esa forma para que pudiera entenderme. Pero lo que le dije no fue solo como una explicación, lógica y coherente aunque algo alejada de la realidad, de los motivos porque lo había hecho... no era la primera vez que se me pasaba por la cabeza aquel problema y esa diferencia que tenía con el egipcio. En mi mente cuando alguna que otra vez había pensado en un posible futuro juntos siempre aparecía esa distancia entre ambos, siempre había pensado en cómo podríamos solventarlas y todas y cada una de mis conclusiones pasaban por la misma respuesta; convertirlo. Claro que de darse el caso jamás lo hubiera hecho sin su consentimiento, pero mis palabras sonaron con tanta fuerza y con tanta verdad porque era algo que había pensado muchísimas veces y que tenía seguro, todo lo que había dicho ya lo había metido antes, mirando nuestras diferencias e intentando solucionarlas. Sabía que podían haber más pero él jamás me llegaría a comprender, y a entender del todo, si no era lo mismo que yo. No dije, o expresé más bien, lo que llevaba en mi interior y que había pensado para cuando pudiera llegar aquel momento, aunque no lo imaginé para nada así ni por las mismas circunstancias pero... al final había llegado. Pude ver que no le hizo gracia alguna mis palabras, que él pensaba que habían otras soluciones para solventar lo que nos separaba pero eso lo decía desde su posición, pero yo sabía la verdad, que él jamás me comprendería si no era lo mismo que yo. No era fácil y lo entendía, pero nada podría hacer que sintiera lo que era llevar una parte animal en el interior, algo salvaje que pugnaba por salir y que controlaba algunos aspectos de nuestra vida, que nos hacía ser autoritarios, territoriales marcando aquello que era nuestro. Yo no quería magia que me anclara a él, ni que tuviera que tomar pócimas para no envejecer tan rápido... quería que fuera como yo, mi mitad, esa que mi loba buscaba desesperadamente y que en cierta forma y sentido siempre había sabido que era él, incluso siendo un humano. Escuché las palabras que tuvo que decir rebatiendo lo que yo había dicho, llamando a su hijo imprudente, escuché incluso que lo había condenado a una muerte temprana... aunque Tarik quiso defenderme alegando que yo lo controlaría y que podría ayudarlo. Pero sin duda alguna fue cuando se dirigió a mí con sus palabras que me rompió.
“Me has decepcionado Kaira” Cuatro palabras que se clavaron como dardos envenenados en mi interior y que me dolieron como miles de agujas atravesando mi cuerpo, pinchándome y desgarrándome. Me dolió muchísimo, enormemente, que me dijera que lo había decepcionado aunque me mantuve firme e impertérrita no queriendo mostrar el daño que me había hecho, pero así había sido. No solo eso, sino que además me echaba la culpa de llevar a su hijo a un abismo en el que puede perder a su hijo, y la verdad es que me dolió que me lo dijera porque no esperaba aquella reacción para nada. Era consciente de que no nos iban a recibir con los brazos abiertos, pero tampoco me esperaba algo como aquello. Que me juzgaran como la posible verdugo de su hijo me rompió los esquemas, y aunque no se me notara, por dentro me había hecho añicos... yo nunca quise el mal para su hijo, yo nunca quise ponerle una diana en la espalda para que todos fueran a por él, lo único que había hecho no fue otra cosa que salvarle. Apreté mi mano en un puño conteniéndome para no derrumbarme delante de los tres, fue cuando Tarik quiso volver a defenderme que su padre cegado por la rabia en esos momentos sorteó a su madre y su puño se estampó contra el rostro del egipcio que cayó al suelo pero, ahora con su nueva condición, se levantó enseguida mientras su madre se interponía con su padre y yo me ponía frente a Tarik con la rabia bullendo por dentro, miré el labio que le sangraba un poco sintiendo que comenzaba un poco a descontrolarme y, o salía de ahí, o acabaría liándose y enredándose las cosas aún más porque mi loba arañaba la superficie clamando por aquel golpe, aunque bien sabía que esas era las formas en las que nosotros solucionábamos las cosas, pero mi loba no llevaba demasiado bien que atacaran así al que había marcado como mío. Mis ojos lo contemplaron y mi dedo repasó su herida sabiendo que se cerraría en unos momentos, no podía aguantar estar ahí mucho más. Ya habíamos avisado a sus padres y teníamos cosas que hacer.
-Vámonos –dije denotando el cabreo que llevaba encima tomando su mano con la mía y empujándolo para salir de allí, entendía que su padre solo se preocupaba por él y que por eso mismo reaccionaba así presa de la rabia, pero me conocía lo suficiente como para saber que era mejor irnos ahora y que todo pasara, que reflexionaran sobre la nueva condición de su hijo. Medio empujé a Tarik para que saliera por la puerta pero antes de abandonar el salón me giré para contemplarlos- en ningún momento quise condenar a vuestro hijo a una muerte segura –dije mirándolos en general sin centrarme en ninguno- quizás algún día entendáis el por qué y podías perdonarme.
-Kaira... –su madre comenzó pero yo no la dejé seguir cortándola y esa vez fijé mis ojos en Ubbe.
-Me hicisteis sentir como una más de esta familia desde el primer momento aun cuando no corre la misma sangre por nuestras venas, siempre te consideré como a mi padre porque me has criado como tal, lamento haberte decepcionado –ni siquiera me quedé a escuchar lo que tuvieron que decirme, si es que me dijeron algo, salí de allí tirando del egipcio poniendo una distancia que necesitaba. Tiré, tiré y tiré del egipcio hasta que vi que había sido suficiente aunque no sabía ni en dónde me encontraba, lo que sí hice fue doblar por la primera esquina hacia un callejón y pegar la espalda del egipcio contra la pared del mismo, mi cuerpo restó la distancia con él, mi mano subió por su pecho mientras lo observaba y mis ojos bajaron hasta su labio donde ya tenía la herida curada y solo quedaba como prueba un poco de sangre, la misma que me encargué de limpiar con mi lengua para luego buscar sus labios con los míos y besarnos, arrugué su ropa entre mis dedos mientras lo besaba de forma necesitada. Al separarme mis ojos se centraron de nuevo en los suyos y mordí su labio dejando mi rostro cerca del suyo- me da igual que no nos apoyen en esto aunque no sepan el verdadero motivo, esto era algo que ya había contemplado en mi mente si en algún momento hubiéramos estado juntos y hubiéramos formalizado nuestra relación... mis palabras no fueron escogidas al azar porque ya había pensado en esto, en esa diferencia que nos alejaba. Sabía que era condenarte pero si no hubiera pasado lo de ese demonio te lo habría propuesto, sé que es una locura pero era la única forma de que pudieras comprenderme y entenderme del todo –hice una pausa contemplando aquellos ojos de color ámbar que me devolvían la mirada- tengo una idea para dar con Yuna, no tenemos mucho tiempo si queremos que tus padres no se enteren y después de decirles esto no quiero tener que contarles lo que ha pasado. Estamos juntos en esto y eso es lo que a mí me importa
Siempre había escuchado que por amor se hacían grandes locuras y hasta ese momento no creí que fuera cierto, pero así era, lo era tan cierto como que ahora junto a mí tenía al egipcio convertido en lobo, por eso hablé de esa forma para que pudiera entenderme. Pero lo que le dije no fue solo como una explicación, lógica y coherente aunque algo alejada de la realidad, de los motivos porque lo había hecho... no era la primera vez que se me pasaba por la cabeza aquel problema y esa diferencia que tenía con el egipcio. En mi mente cuando alguna que otra vez había pensado en un posible futuro juntos siempre aparecía esa distancia entre ambos, siempre había pensado en cómo podríamos solventarlas y todas y cada una de mis conclusiones pasaban por la misma respuesta; convertirlo. Claro que de darse el caso jamás lo hubiera hecho sin su consentimiento, pero mis palabras sonaron con tanta fuerza y con tanta verdad porque era algo que había pensado muchísimas veces y que tenía seguro, todo lo que había dicho ya lo había metido antes, mirando nuestras diferencias e intentando solucionarlas. Sabía que podían haber más pero él jamás me llegaría a comprender, y a entender del todo, si no era lo mismo que yo. No dije, o expresé más bien, lo que llevaba en mi interior y que había pensado para cuando pudiera llegar aquel momento, aunque no lo imaginé para nada así ni por las mismas circunstancias pero... al final había llegado. Pude ver que no le hizo gracia alguna mis palabras, que él pensaba que habían otras soluciones para solventar lo que nos separaba pero eso lo decía desde su posición, pero yo sabía la verdad, que él jamás me comprendería si no era lo mismo que yo. No era fácil y lo entendía, pero nada podría hacer que sintiera lo que era llevar una parte animal en el interior, algo salvaje que pugnaba por salir y que controlaba algunos aspectos de nuestra vida, que nos hacía ser autoritarios, territoriales marcando aquello que era nuestro. Yo no quería magia que me anclara a él, ni que tuviera que tomar pócimas para no envejecer tan rápido... quería que fuera como yo, mi mitad, esa que mi loba buscaba desesperadamente y que en cierta forma y sentido siempre había sabido que era él, incluso siendo un humano. Escuché las palabras que tuvo que decir rebatiendo lo que yo había dicho, llamando a su hijo imprudente, escuché incluso que lo había condenado a una muerte temprana... aunque Tarik quiso defenderme alegando que yo lo controlaría y que podría ayudarlo. Pero sin duda alguna fue cuando se dirigió a mí con sus palabras que me rompió.
“Me has decepcionado Kaira” Cuatro palabras que se clavaron como dardos envenenados en mi interior y que me dolieron como miles de agujas atravesando mi cuerpo, pinchándome y desgarrándome. Me dolió muchísimo, enormemente, que me dijera que lo había decepcionado aunque me mantuve firme e impertérrita no queriendo mostrar el daño que me había hecho, pero así había sido. No solo eso, sino que además me echaba la culpa de llevar a su hijo a un abismo en el que puede perder a su hijo, y la verdad es que me dolió que me lo dijera porque no esperaba aquella reacción para nada. Era consciente de que no nos iban a recibir con los brazos abiertos, pero tampoco me esperaba algo como aquello. Que me juzgaran como la posible verdugo de su hijo me rompió los esquemas, y aunque no se me notara, por dentro me había hecho añicos... yo nunca quise el mal para su hijo, yo nunca quise ponerle una diana en la espalda para que todos fueran a por él, lo único que había hecho no fue otra cosa que salvarle. Apreté mi mano en un puño conteniéndome para no derrumbarme delante de los tres, fue cuando Tarik quiso volver a defenderme que su padre cegado por la rabia en esos momentos sorteó a su madre y su puño se estampó contra el rostro del egipcio que cayó al suelo pero, ahora con su nueva condición, se levantó enseguida mientras su madre se interponía con su padre y yo me ponía frente a Tarik con la rabia bullendo por dentro, miré el labio que le sangraba un poco sintiendo que comenzaba un poco a descontrolarme y, o salía de ahí, o acabaría liándose y enredándose las cosas aún más porque mi loba arañaba la superficie clamando por aquel golpe, aunque bien sabía que esas era las formas en las que nosotros solucionábamos las cosas, pero mi loba no llevaba demasiado bien que atacaran así al que había marcado como mío. Mis ojos lo contemplaron y mi dedo repasó su herida sabiendo que se cerraría en unos momentos, no podía aguantar estar ahí mucho más. Ya habíamos avisado a sus padres y teníamos cosas que hacer.
-Vámonos –dije denotando el cabreo que llevaba encima tomando su mano con la mía y empujándolo para salir de allí, entendía que su padre solo se preocupaba por él y que por eso mismo reaccionaba así presa de la rabia, pero me conocía lo suficiente como para saber que era mejor irnos ahora y que todo pasara, que reflexionaran sobre la nueva condición de su hijo. Medio empujé a Tarik para que saliera por la puerta pero antes de abandonar el salón me giré para contemplarlos- en ningún momento quise condenar a vuestro hijo a una muerte segura –dije mirándolos en general sin centrarme en ninguno- quizás algún día entendáis el por qué y podías perdonarme.
-Kaira... –su madre comenzó pero yo no la dejé seguir cortándola y esa vez fijé mis ojos en Ubbe.
-Me hicisteis sentir como una más de esta familia desde el primer momento aun cuando no corre la misma sangre por nuestras venas, siempre te consideré como a mi padre porque me has criado como tal, lamento haberte decepcionado –ni siquiera me quedé a escuchar lo que tuvieron que decirme, si es que me dijeron algo, salí de allí tirando del egipcio poniendo una distancia que necesitaba. Tiré, tiré y tiré del egipcio hasta que vi que había sido suficiente aunque no sabía ni en dónde me encontraba, lo que sí hice fue doblar por la primera esquina hacia un callejón y pegar la espalda del egipcio contra la pared del mismo, mi cuerpo restó la distancia con él, mi mano subió por su pecho mientras lo observaba y mis ojos bajaron hasta su labio donde ya tenía la herida curada y solo quedaba como prueba un poco de sangre, la misma que me encargué de limpiar con mi lengua para luego buscar sus labios con los míos y besarnos, arrugué su ropa entre mis dedos mientras lo besaba de forma necesitada. Al separarme mis ojos se centraron de nuevo en los suyos y mordí su labio dejando mi rostro cerca del suyo- me da igual que no nos apoyen en esto aunque no sepan el verdadero motivo, esto era algo que ya había contemplado en mi mente si en algún momento hubiéramos estado juntos y hubiéramos formalizado nuestra relación... mis palabras no fueron escogidas al azar porque ya había pensado en esto, en esa diferencia que nos alejaba. Sabía que era condenarte pero si no hubiera pasado lo de ese demonio te lo habría propuesto, sé que es una locura pero era la única forma de que pudieras comprenderme y entenderme del todo –hice una pausa contemplando aquellos ojos de color ámbar que me devolvían la mirada- tengo una idea para dar con Yuna, no tenemos mucho tiempo si queremos que tus padres no se enteren y después de decirles esto no quiero tener que contarles lo que ha pasado. Estamos juntos en esto y eso es lo que a mí me importa
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Kaira desprendía ira, sabia perfectamente lo que la había exaltado, ser lobo me convertía en su mitad, podía leer entre lineas, como si su dolor traspasara a mi.
Ella no entendía a padre, pero por contra yo era capaz de asimilar sus palabra, no estaba de acuerdo, no cuando ella me convirtió sin tener mas opción, salvó mi vida y no me la quitó, pero por otro lado, era cierto que controlar a la bestia que anidaba en mi interior no iba a resultarme fácil, menos siendo un hombre tan temperamental. Notaba como ahora mismo desgarraba msi entrañas y ni siquiera había experimentado la primera trasformación, lo que me indicaba con claridad que tras ella esto seria peor
Kaira me ayudaría, ella se había convertido en mía, ahora sentía esa sensación de pareja eterna, como si un vinculo inquebrantable se hubiera forjado a fuego entre ambos. No deseaba a otra, solo que me perteneciera, mis celos se duplicaban, mi territorialidad crecía, la deseaba de un modo difícilmente explicable, solo quería montarla, su olor me embriagaba y ofuscaba mis sentidos.
Relamí mi labio inferior con sabor férreo sin despegar mis ojos de los de mi padre que sujeto por mi madre me miraba fuera de si.
Mi madre casi suplico que me fuera con la loba, que no era el momento y que intentaría razonar con padre.
Las palabras de Kaira no fueron bien recibidas por mi padre que bufaba exaltado mientras salíamos por la puerta, yo casi a rastras.
La abracé una vez nos detuvimos, acuné con mis manos su rostro acallando sus miedos con mis labios, profundizando con mi aliento en su boca, para después saquearla con rudeza, jadeando, ahora todo se intensificaba y con solo un beso me había puesto tan cachondo que mi miembro pugnaba por salir hambriento.
Restregué mi bulto por su vientre bajo logrando que sus ojos centellearan en un ámbar radioactivo.
-Te deseo, siempre supe que esto es lo que acabaría siendo, por eso no te he dicho nada, era como si mi sino siempre me llevara a convertirme en tu alfa, y tu en la mía, ahora somos lo mismo.
Deslicé mis dedos por su cintura baja hasta acabar apretando sus nalgas para pegarla mas contra mi cuerpo.
-Padre estaba alterado, te quiere como una hija, no esperaba esto y ya nos conoces, no tenemos termino medio.
Lamí sus labios, mordiendo el inferior.
-quiero tomarte ¿es normal esto? Ufffff.
Ella sonreía deslizando sus dedos por mi nuca.
-¿como vamos a dar con Yuna, no sabemos nada de esa mujer, nada mas allá de que puede un demonio anide en su interior.
Le di un azote en el culo, no podía dejar de tocarla.
-A falta de escuchar tu plan te daré el mio, no se si funcionara, pero si me amordazas en la mazmorra y me das de beber tanto como para que pierda el control quizás vuelva ese demonio y puedas sonsacarle algo de información otra idea es acudir a los templos, es posible que algún acontecimiento raro nos de una pista sobre el paradero de esa mujer. ¿y tu plan?
Ella no entendía a padre, pero por contra yo era capaz de asimilar sus palabra, no estaba de acuerdo, no cuando ella me convirtió sin tener mas opción, salvó mi vida y no me la quitó, pero por otro lado, era cierto que controlar a la bestia que anidaba en mi interior no iba a resultarme fácil, menos siendo un hombre tan temperamental. Notaba como ahora mismo desgarraba msi entrañas y ni siquiera había experimentado la primera trasformación, lo que me indicaba con claridad que tras ella esto seria peor
Kaira me ayudaría, ella se había convertido en mía, ahora sentía esa sensación de pareja eterna, como si un vinculo inquebrantable se hubiera forjado a fuego entre ambos. No deseaba a otra, solo que me perteneciera, mis celos se duplicaban, mi territorialidad crecía, la deseaba de un modo difícilmente explicable, solo quería montarla, su olor me embriagaba y ofuscaba mis sentidos.
Relamí mi labio inferior con sabor férreo sin despegar mis ojos de los de mi padre que sujeto por mi madre me miraba fuera de si.
Mi madre casi suplico que me fuera con la loba, que no era el momento y que intentaría razonar con padre.
Las palabras de Kaira no fueron bien recibidas por mi padre que bufaba exaltado mientras salíamos por la puerta, yo casi a rastras.
La abracé una vez nos detuvimos, acuné con mis manos su rostro acallando sus miedos con mis labios, profundizando con mi aliento en su boca, para después saquearla con rudeza, jadeando, ahora todo se intensificaba y con solo un beso me había puesto tan cachondo que mi miembro pugnaba por salir hambriento.
Restregué mi bulto por su vientre bajo logrando que sus ojos centellearan en un ámbar radioactivo.
-Te deseo, siempre supe que esto es lo que acabaría siendo, por eso no te he dicho nada, era como si mi sino siempre me llevara a convertirme en tu alfa, y tu en la mía, ahora somos lo mismo.
Deslicé mis dedos por su cintura baja hasta acabar apretando sus nalgas para pegarla mas contra mi cuerpo.
-Padre estaba alterado, te quiere como una hija, no esperaba esto y ya nos conoces, no tenemos termino medio.
Lamí sus labios, mordiendo el inferior.
-quiero tomarte ¿es normal esto? Ufffff.
Ella sonreía deslizando sus dedos por mi nuca.
-¿como vamos a dar con Yuna, no sabemos nada de esa mujer, nada mas allá de que puede un demonio anide en su interior.
Le di un azote en el culo, no podía dejar de tocarla.
-A falta de escuchar tu plan te daré el mio, no se si funcionara, pero si me amordazas en la mazmorra y me das de beber tanto como para que pierda el control quizás vuelva ese demonio y puedas sonsacarle algo de información otra idea es acudir a los templos, es posible que algún acontecimiento raro nos de una pista sobre el paradero de esa mujer. ¿y tu plan?
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Sabía que a partir del momento en que había convertido a Tarik en un lobo podría sentir, de igual forma que yo, lo mismo que yo estaría sintiendo como si nos conectáremos por lazos invisibles que nos hacían sentir lo mismo como si fuéramos una sola persona. Así que mientras tiraba de él y nos alejábamos de su casa supe perfectamente que había sentido en qué punto la rabia se había apoderado de mi cuerpo y me había roto un poquito por las palabras de su padre, como si nos conectáramos como nunca antes lo habíamos hecho y ahora fuéramos capaces de saber qué nos pasaba en todo momento. Era algo... extraño, jamás me había sentido así nunca con ninguna persona y lo cierto es que por una parte me daba algo de miedo que alguien pudiera ver tan profundo en mi interior sin tan siquiera tener que preguntarme, como si pudiera abrir una pequeña rendija, asomarse y enterarse de todo lo que pasaba en lo más profundo... pero por otra parte la conexión que teníamos era algo tan fuerte y tan “bestial”, a falta de encontrar una definición mejor, que era como si siempre me hubiera faltado una parte que solo había logrado encontrar con el egipcio. Nos conocíamos de toda la vida, siempre habíamos estado juntos como amigos, sabíamos y nos entendíamos con tan sólo una mirada, muchas veces sobraban las palabras entre ambos pero una conexión tan profunda como la que ahora sentía con él era algo superior en todos los sentidos. No tenía que decirle lo que me había sentado tan mal de las palabras de su padre porque él mismo lo sabía sin yo decirle nada, como si pudiera ver en mi interior y saber qué me pasaba con solo una mirada, algo excepcional a lo que ambos tendríamos que acostumbrarnos, aunque no era incómodo o al menos no demasiado, quizás porque a pesar de la época en la que habíamos estado comportándonos como unos imbéciles, no teníamos ningún secreto el uno con el otro... quitando esa época y esos años. Necesitaba salir de esa casa porque sentía como si de alguna forma me estuviera ahogando, yo no acostumbraba a mostrarme débil frente a los demás y una cosa era hacerlo delante del egipcio y otra muy diferente delante de sus padres, por eso tiré de él para salir de allí, por eso comencé a andar sin rumbo fijo hasta que sentí que me había alejado lo suficiente como para volver a tomar aire y respirar tranquilamente, intentando calmarme y relajarme porque no debía de ponerme así aunque evidentemente no lo hacía a posta para nada.
Solo cuando me metí en una de las calles por las que apenas pasaba gente y la espalda del egipcio chocó contra esta, y sus brazos rodearon mi cuerpo fui realmente consciente de que me había alejado demasiado, sus brazos cálido me envolvieron mientras yo me dejaba hacer y pronto sentí que sus manos atrapaban mi rostro elevándolo para encontrarse con el suyo, sus palmas cálidas ahora por ser un lobo calentaban mi rostro como si pretendiera borrar todo rastro de miedo, de dudas, de rabia y de ira de mi cuerpo. Elevó mi rostro hasta que sus labios tomaron los míos, su aliento cálido se coló entre estos hasta que finalmente los tomó de una forma ruda pero apasionada haciendo que un jadeo saliera de estos dejándome hacer, mis manos se enredaron en su nuca y la otra recorrió su pecho mientras nos besábamos y nuestras lenguas danzaban en un baile pasional intentando proclamarse vencedoras de aquella batalla sin igual, en la que parecía que solo podía quedar un vencedor pero que sin embargo ambos éramos los vencedores. Aquel beso fue como si lo activara de alguna forma y no tardé en sentir su miembro en mi vientre, mordí su labio inferior sin dejar de mirarlo con mis ojos del mismo tono ámbar que estaban los suyos, contemplándonos de forma fija. Sus manos bajaron por mi cuerpo hasta llegar a mis nalgas que, tras apretarlas, me pegó a su cuerpo restando la mínima distancia que había entre ellos, mis dedos en su nuca se enredaron en su pelo y sonreí elevando mi rostro para morder su labio inferior mientras él me decía que de alguna forma sabía que acabaría así, a lo que yo enarqué una ceja y luego reí entre dientes cuando me preguntó si era normal que estuviera cachondo de nuevo y que me deseaba como lo hacía en esos momentos, yo también lo podía sentir en esa conexión que teníamos. Para mí también era algo extraño pero yo llevaba más años que él controlando al animal que anidaba en mi interior, a él con el carácter temperamental que tenía le costaría mucho más pero eso no quería decir que no pudiera hacerlo nunca, le llevaría más tiempo pero lo haría igualmente porque yo estaría a su lado y lo ayudaría, no dejaría que se perdiera por ese camino que ahora compartía conmigo y al final los dos juntos formaríamos nuestra propia manada siendo los dos alfas. Quizás es que así debía de ser y todo había pasado por una razón en concreto.
-Para ti supongo que debe de ser normal, eres un pervertido –dije con una sonrisa divertida en lo que él mordía mi labio inferior tirando de este, lo lamía y mis dedos acariciaban su piel perdiéndome en la calidez que esta desprendía. Era cierto, teníamos que dar primero con Yuna para que sacara al demonio de su interior antes de dos semanas, antes de que la luna llena hiciera su aparición y con ella la primera transformación del egipcio- es cierto que no sabemos nada pero no por ello significa que no vamos a encontrarla, daremos con ella, te lo prometo –dije mordiendo su labio inferior sin separarnos ni un ápice del otro. Lo miré con una sonrisa ladeada cuando me dio un azote y me pegó más a su cuerpo escuchando el plan que tenía en mente, ¿encadenarlo y emborracharlo? El peor de los planes sin duda alguna, uno que había tachado inmediatamente de mi cabeza porque no íbamos a llevarlo a cabo bajo ningún concepto, me negaba en rotundo a que hiciera algo tan peligroso como eso y corriéramos el riesgo de que el demonio tomara posesión de su cuerpo- la primera parte de tú plan no me gusta para nada, no pienso hacer nada que conlleve a que el demonio se pueda adueñar de tu cuerpo y no pienso ponerte en peligro Tarik. ¿Y si consigue tomar el control qué? Ya no puedo morderte para ganar tiempo, así que no pienso correr el riesgo bajo ningún concepto, esa opción queda descartada –fue a decir algo pero lo callé con un beso- ¿qué más has pensado? –Pregunté y su siguiente plan me pareció más razonable y más coherente, quizás encontráramos algo en los templos que había aunque nos llevara algo más de tiempo- esa opción me gusta mucho más y la veo más factible, buscaremos en los templos que hay por la zona por si encontramos algo en ellos. ¿Mi plan? –Lo miré con una sonrisa rozando sus labios con los míos, no sabía por qué pero ahora me atraía mucho más, como si eso fuera posible, quizás por su condición de lobo- conozco a alguien que podría ayudarnos, en caso de no encontrar nada en los templos, a mantener una charla con el demonio pero sin que tome posesión de tú cuerpo. No puede sacarlo de tú cuerpo pero sí puede forzarlo a que hable y que nos diga algo, no es la primera vez que lo hace creo... mediante magia y algunos círculos y dibujos en el suelo lo puede encadenar al lugar, lo invoca y es como una sesión. Mediante tu sangre creo que puede hacer que luego el demonio quede relegado bajo tu poder, pero quisiera estar segura antes de hacer nada porque no quiero perderte otra vez –mis labios subieron por su cuello dejando un pequeño reguero- quizás podríamos ir a los templos y dejar lo otro como última opción, no quiero correr riesgos en esto –subí a su lóbulo donde dejé un mordisco y luego lo miré separándome un poco- así que... ¿ya sabías que ibas a acabar convertido en lobo? –Pregunté mirándolo directamente con una sonrisa- ¿tan seguro estabas de ti mismo y de que me tendrías? –Mi cuerpo se rozaba ligeramente con el suyo, pero incluso el más mínimo roce nos enloquecía brevemente a los dos, como pequeñas corrientes eléctricas- seremos nuestros alfas, tendremos nuestra propia manada si queremos, tú y yo –dije recorriendo su pecho con mis dedos subiendo para recorrer su cuello- ¿sabes? Tengo curiosidad por saber de qué color será tú pelaje cuando te conviertas en lobo, quizás sea del mismo tono que tu piel... precioso –dije haciéndome una imagen mental de él convertido en lobo, con ese pelaje que había mencionado y sonreí- sé que tú padre me quiere como una hija, es sólo que... –bufé y apoyé mi frente en su pecho- no esperaba que me recibieran con los brazos abiertos, pero tampoco que me tacharan como tú verdugo. Sé que no va a ser fácil, sé que con tu forma de ser puede que cuesta más pero no había más opción Tarik, no pensaba perderte cuando por fin te tenía –aclaré elevando mi rostro al suyo- solo espero que lo entienda, sé que es vuestra forma de ser y de solucionar las cosas... tú padre se convirtió como uno para mí cuando me acogisteis y murió el mío, siempre ha sido mi referencia y en cierto modo me jode decepcionarlo, porque es como si decepcionara a mi padre de verdad aunque su sangre y la mía no sean iguales, aunque no sea su hija biológica –me encogí de hombros- había más opciones pero en ese momento no, pero sé que cuando se enteren de la verdad sabrán que era la única opción. Me ha jodido –dije buscando sus labios para besarlo, con eso solo me calmaba- deberías de empezar a buscar en los templos, deberíamos de buscar por toda la zona y sé que en los bosques hay más templos aunque estén algo alejados, miraremos en todos y daremos con ella –dije de forma segura porque no contemplaba otra opción.
Solo cuando me metí en una de las calles por las que apenas pasaba gente y la espalda del egipcio chocó contra esta, y sus brazos rodearon mi cuerpo fui realmente consciente de que me había alejado demasiado, sus brazos cálido me envolvieron mientras yo me dejaba hacer y pronto sentí que sus manos atrapaban mi rostro elevándolo para encontrarse con el suyo, sus palmas cálidas ahora por ser un lobo calentaban mi rostro como si pretendiera borrar todo rastro de miedo, de dudas, de rabia y de ira de mi cuerpo. Elevó mi rostro hasta que sus labios tomaron los míos, su aliento cálido se coló entre estos hasta que finalmente los tomó de una forma ruda pero apasionada haciendo que un jadeo saliera de estos dejándome hacer, mis manos se enredaron en su nuca y la otra recorrió su pecho mientras nos besábamos y nuestras lenguas danzaban en un baile pasional intentando proclamarse vencedoras de aquella batalla sin igual, en la que parecía que solo podía quedar un vencedor pero que sin embargo ambos éramos los vencedores. Aquel beso fue como si lo activara de alguna forma y no tardé en sentir su miembro en mi vientre, mordí su labio inferior sin dejar de mirarlo con mis ojos del mismo tono ámbar que estaban los suyos, contemplándonos de forma fija. Sus manos bajaron por mi cuerpo hasta llegar a mis nalgas que, tras apretarlas, me pegó a su cuerpo restando la mínima distancia que había entre ellos, mis dedos en su nuca se enredaron en su pelo y sonreí elevando mi rostro para morder su labio inferior mientras él me decía que de alguna forma sabía que acabaría así, a lo que yo enarqué una ceja y luego reí entre dientes cuando me preguntó si era normal que estuviera cachondo de nuevo y que me deseaba como lo hacía en esos momentos, yo también lo podía sentir en esa conexión que teníamos. Para mí también era algo extraño pero yo llevaba más años que él controlando al animal que anidaba en mi interior, a él con el carácter temperamental que tenía le costaría mucho más pero eso no quería decir que no pudiera hacerlo nunca, le llevaría más tiempo pero lo haría igualmente porque yo estaría a su lado y lo ayudaría, no dejaría que se perdiera por ese camino que ahora compartía conmigo y al final los dos juntos formaríamos nuestra propia manada siendo los dos alfas. Quizás es que así debía de ser y todo había pasado por una razón en concreto.
-Para ti supongo que debe de ser normal, eres un pervertido –dije con una sonrisa divertida en lo que él mordía mi labio inferior tirando de este, lo lamía y mis dedos acariciaban su piel perdiéndome en la calidez que esta desprendía. Era cierto, teníamos que dar primero con Yuna para que sacara al demonio de su interior antes de dos semanas, antes de que la luna llena hiciera su aparición y con ella la primera transformación del egipcio- es cierto que no sabemos nada pero no por ello significa que no vamos a encontrarla, daremos con ella, te lo prometo –dije mordiendo su labio inferior sin separarnos ni un ápice del otro. Lo miré con una sonrisa ladeada cuando me dio un azote y me pegó más a su cuerpo escuchando el plan que tenía en mente, ¿encadenarlo y emborracharlo? El peor de los planes sin duda alguna, uno que había tachado inmediatamente de mi cabeza porque no íbamos a llevarlo a cabo bajo ningún concepto, me negaba en rotundo a que hiciera algo tan peligroso como eso y corriéramos el riesgo de que el demonio tomara posesión de su cuerpo- la primera parte de tú plan no me gusta para nada, no pienso hacer nada que conlleve a que el demonio se pueda adueñar de tu cuerpo y no pienso ponerte en peligro Tarik. ¿Y si consigue tomar el control qué? Ya no puedo morderte para ganar tiempo, así que no pienso correr el riesgo bajo ningún concepto, esa opción queda descartada –fue a decir algo pero lo callé con un beso- ¿qué más has pensado? –Pregunté y su siguiente plan me pareció más razonable y más coherente, quizás encontráramos algo en los templos que había aunque nos llevara algo más de tiempo- esa opción me gusta mucho más y la veo más factible, buscaremos en los templos que hay por la zona por si encontramos algo en ellos. ¿Mi plan? –Lo miré con una sonrisa rozando sus labios con los míos, no sabía por qué pero ahora me atraía mucho más, como si eso fuera posible, quizás por su condición de lobo- conozco a alguien que podría ayudarnos, en caso de no encontrar nada en los templos, a mantener una charla con el demonio pero sin que tome posesión de tú cuerpo. No puede sacarlo de tú cuerpo pero sí puede forzarlo a que hable y que nos diga algo, no es la primera vez que lo hace creo... mediante magia y algunos círculos y dibujos en el suelo lo puede encadenar al lugar, lo invoca y es como una sesión. Mediante tu sangre creo que puede hacer que luego el demonio quede relegado bajo tu poder, pero quisiera estar segura antes de hacer nada porque no quiero perderte otra vez –mis labios subieron por su cuello dejando un pequeño reguero- quizás podríamos ir a los templos y dejar lo otro como última opción, no quiero correr riesgos en esto –subí a su lóbulo donde dejé un mordisco y luego lo miré separándome un poco- así que... ¿ya sabías que ibas a acabar convertido en lobo? –Pregunté mirándolo directamente con una sonrisa- ¿tan seguro estabas de ti mismo y de que me tendrías? –Mi cuerpo se rozaba ligeramente con el suyo, pero incluso el más mínimo roce nos enloquecía brevemente a los dos, como pequeñas corrientes eléctricas- seremos nuestros alfas, tendremos nuestra propia manada si queremos, tú y yo –dije recorriendo su pecho con mis dedos subiendo para recorrer su cuello- ¿sabes? Tengo curiosidad por saber de qué color será tú pelaje cuando te conviertas en lobo, quizás sea del mismo tono que tu piel... precioso –dije haciéndome una imagen mental de él convertido en lobo, con ese pelaje que había mencionado y sonreí- sé que tú padre me quiere como una hija, es sólo que... –bufé y apoyé mi frente en su pecho- no esperaba que me recibieran con los brazos abiertos, pero tampoco que me tacharan como tú verdugo. Sé que no va a ser fácil, sé que con tu forma de ser puede que cuesta más pero no había más opción Tarik, no pensaba perderte cuando por fin te tenía –aclaré elevando mi rostro al suyo- solo espero que lo entienda, sé que es vuestra forma de ser y de solucionar las cosas... tú padre se convirtió como uno para mí cuando me acogisteis y murió el mío, siempre ha sido mi referencia y en cierto modo me jode decepcionarlo, porque es como si decepcionara a mi padre de verdad aunque su sangre y la mía no sean iguales, aunque no sea su hija biológica –me encogí de hombros- había más opciones pero en ese momento no, pero sé que cuando se enteren de la verdad sabrán que era la única opción. Me ha jodido –dije buscando sus labios para besarlo, con eso solo me calmaba- deberías de empezar a buscar en los templos, deberíamos de buscar por toda la zona y sé que en los bosques hay más templos aunque estén algo alejados, miraremos en todos y daremos con ella –dije de forma segura porque no contemplaba otra opción.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2017
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Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
La loba me calentaba, me llamaba pervertido, razón no le faltaba, en el callejón, mis manos sobrevolaban su cuerpo sin poder evitarlo, ojos ámbar que delataban mis ansias, ella se había convertido en mi único delirio, como si mi mitad al estar lejos me dejara vació.
Su boca pronunciaba palabras que acallé con mis labios, mordí, envolví con mi lengua la ajena creando un tornado apasionado.
-esta bien, podemos probar con ese médium o lo que quiera que sea -dije con la voz tan oscura como la noche.
Ella sonreía porque se daba cuenta que hacia un ben rato que había dejado de pensar con la cabeza y lo hacia con la de abajo.
La giré con violencia, hambriento de empalarla, mi boca de deslizó por la curvatura de su cuello y mis manos por las rocosas montañas de sus pechos arrancándole un jadeo.
-Templos, si, quiero tomarte en un templo -susurré mordiendo el lóbulo de su oreja, dejando un reguero de saliva por su cuello, era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en su cuerpo y en mi dentro de ese abismo húmedo, oscuro y mio.
Le bajé los pantalones de un tirón brusco, mi mano se deslizó por la trinchera asegurándome de que estaba mojada, elixir que pringo mis dedos e hizo crecer mis colmillos.
Un amor, dos bocas que se encuentran ansiosas, la suya baila por encima de su hombro ,en tornado se convierten nuestras lenguas y mi piel se eriza.
El deseo me empuja a adentrarme en el laberinto mis dedos lo abren, sus piernas ceden, el mundo es nuestro y se ha detenido en ese vaivén de sensaciones que culminan cuando desabrocha mi pantalón y el kraken emerge aullado a la luna madre de los dos.
Dentro, brusco, rudo, salvaje como la noche, mía, me adueño de su cordura y la lleno de delirios con cada embestida.
Sus ámbar brillan por encima del hombro, no se que dice pues la calló con mordiscos, jadeos aplacados por mi aliento.
El vaho dice que hace frio fuera, pero yo ardo, su cuerpo es una hoguera sobre la que con dureza bailo.
Sus pechos golpean la rugosa pared, su cuerpo se convierte en mi único templo, su piel es mi droga y la lamo hambriento, todo me importa una mierda si yo me siento cada vez mas dentro y así se lo demuestro, somos unos y por eso siempre supe que seria lobo y que ella mi compañera eterna.
Sonrió de forma engreída, cuando grita mi nombre y lo eleva al infinito y el baile de caderas continua, los velos caen y solo quedamos yo y ella, piel con piel, hace tiempo que nos pertenecemos, pero nunca había visto nada mas claro que en este momento en el que con los dedos enredados contra la pared nos corremos.
Un torrente de sensaciones me invaden, gruñó, aulló y marco con los dientes su piel, mía, es la palabra que repito en silencio sin aflojar el agarré.
Su boca pronunciaba palabras que acallé con mis labios, mordí, envolví con mi lengua la ajena creando un tornado apasionado.
-esta bien, podemos probar con ese médium o lo que quiera que sea -dije con la voz tan oscura como la noche.
Ella sonreía porque se daba cuenta que hacia un ben rato que había dejado de pensar con la cabeza y lo hacia con la de abajo.
La giré con violencia, hambriento de empalarla, mi boca de deslizó por la curvatura de su cuello y mis manos por las rocosas montañas de sus pechos arrancándole un jadeo.
-Templos, si, quiero tomarte en un templo -susurré mordiendo el lóbulo de su oreja, dejando un reguero de saliva por su cuello, era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en su cuerpo y en mi dentro de ese abismo húmedo, oscuro y mio.
Le bajé los pantalones de un tirón brusco, mi mano se deslizó por la trinchera asegurándome de que estaba mojada, elixir que pringo mis dedos e hizo crecer mis colmillos.
Un amor, dos bocas que se encuentran ansiosas, la suya baila por encima de su hombro ,en tornado se convierten nuestras lenguas y mi piel se eriza.
El deseo me empuja a adentrarme en el laberinto mis dedos lo abren, sus piernas ceden, el mundo es nuestro y se ha detenido en ese vaivén de sensaciones que culminan cuando desabrocha mi pantalón y el kraken emerge aullado a la luna madre de los dos.
Dentro, brusco, rudo, salvaje como la noche, mía, me adueño de su cordura y la lleno de delirios con cada embestida.
Sus ámbar brillan por encima del hombro, no se que dice pues la calló con mordiscos, jadeos aplacados por mi aliento.
El vaho dice que hace frio fuera, pero yo ardo, su cuerpo es una hoguera sobre la que con dureza bailo.
Sus pechos golpean la rugosa pared, su cuerpo se convierte en mi único templo, su piel es mi droga y la lamo hambriento, todo me importa una mierda si yo me siento cada vez mas dentro y así se lo demuestro, somos unos y por eso siempre supe que seria lobo y que ella mi compañera eterna.
Sonrió de forma engreída, cuando grita mi nombre y lo eleva al infinito y el baile de caderas continua, los velos caen y solo quedamos yo y ella, piel con piel, hace tiempo que nos pertenecemos, pero nunca había visto nada mas claro que en este momento en el que con los dedos enredados contra la pared nos corremos.
Un torrente de sensaciones me invaden, gruñó, aulló y marco con los dientes su piel, mía, es la palabra que repito en silencio sin aflojar el agarré.
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Aún seguimos en ese callejón en el que intentamos dar con un plan para seguir unos pasos, debemos de encontrar a Yuna y ese es nuestro objetivo, tenemos una semana por delante para encontrar y dar con ella antes de decírselo a sus padres, personalmente y después de lo que había pasado, lo mejor era que lo solucionáramos nosotros por nuestra cuenta y que ellos no se enteraran de nada, bastante tenían con el hecho de que ahora su hijo era un licántropo como para decirles además que dentro llevaba en demonio que quería apoderarse de él y utilizar su cuerpo para vete a saber qué fines. No podíamos permitirlo y haríamos todo cuanto estuviera en nuestra mano para que eso no pasara, podía apostar por ello que no dejaría que el demonio lo controlara, hablando llegaríamos a un plan y lo cierto es que su idea de ir a los templos me parecía una buena idea, quizás encontráramos algo en alguno que nos ayudara con la búsqueda. También estaba el invocar a su demonio mediante la ayuda de un amigo que era hechicero y se especializaba en ello, controlaría al demonio y haría como una “sesión”, lo que yo no quería era que al hacerlo eso pudiera llevar a que tomara su cuerpo por completo y se escapara, así que sopesaba esa opción y solo lo haríamos si no encontrábamos nada en los templos. La suya, la de emborracharlo y encadenarlo la había descartado por completo por los riesgos que conllevaba, no sabíamos si el demonio podría salir o no y no iba a averiguarlo después de lo que había costado que se quedara encerrado en su cuerpo, solamente el ser un licántropo había ayudado y después no había nada más que yo pudiera hacer por salvarlo. Decidido pues, los templos serían nuestro siguiente paso y si no encontrábamos nada entonces iríamos a mi amigo a que nos ayudara, pero solo lo haríamos como última medida si no encontrábamos nada. Una pista era todo cuanto necesitábamos para poder encontrarla, si sabíamos su aspecto mucho mejor pero sino pues la magia tendría que ser nuestro salvavidas. Los dos estábamos pensando en el plan a seguir aunque no me era demasiado difícil saber exactamente lo que estaba sintiendo el egipcio, como si fuera una extensión de mi cuerpo con el suyo, yo también lo sentía.
Mis ojos observaron los suyos que resplandecían de ese tono ámbar que le quedaban tan bien con el tono de su piel, con sus rasgos exóticos tan parecidos a los de su madre. Siempre había llamado la atención desde que era pequeño, a mí siempre me la había llamado y a pesar de que nos conocíamos de toda la vida siendo bien pequeños jamás me cansé de contemplar sus facciones y sus exóticos rasgos. Entendía que muchas mujeres lo miraran porque era imposible no hacerlo, habíamos sido unos imbéciles durante muchos años pero al final las cosas se habían encauzado y ahora nos pertenecíamos, él era mío como yo era suya en todos los sentidos, esa conexión que había entre licántropos cuando estaban en pareja ahora la podíamos sentir en nuestros propios cuerpos, una conexión única que jamás tendríamos ni experimentaríamos con otra persona porque ya habíamos encontrado a la pieza que nos faltaba, a esa mitad que siempre habíamos buscado. Entendía el enfado de su padre al convertirlo en lobo, sabía del carácter de su hijo y que sería difícil pero él en mi situación habría hecho lo mismo, mientras le hablaba al egipcio este agachó su rostro dejándolo cerca del mío, sus labios rozaban los míos y nuestros alientos se mezclaban de forma cálida, bajo mis dedos podía notar su piel caliente de igual forma que la mía, mi parte animal llamaba a su parte animal y era un bucle infinito que tenía principio pero que no tenía un final pues siempre se repetía. Él decía que podíamos probar con el hechicero a ver qué obteníamos pero yo sabía que su cabeza estaba en otra parte y en otros asuntos, sus ojos también lo delataban con ese brillo ámbar que desprendían y que me hizo sonreír, su voz ronca y oscura fue lo que me terminó de confirmar lo que ya sabía: me deseaba. En ese momento, en ese lugar. De hecho es que no tardó demasiado en girarme para pegar mi espalda a su pecho y sus labios pronto se encargaron de dejar un reguero de saliva por mi cuello, un jadeo salió de mis labios y ladeé el cuello para darle más acceso, sus manos acunando mis pechos y acariciándolos, los ojos cerrados y moví mi cadera contra la suya notando en mis nalgas su miembro duro y listo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando mordió el lóbulo de mi oreja erizando todo mi vello.
-¿Quieres tomarme en un templo? –Pregunté llevando hacia atrás una de mis manos para enredarla en su pelo, dejando otra de mis manos sobre una de las suyas que estaban en mi pecho apretándolo, acariciándolo, pellizcando mis pezones sobre la tela calentándome con lo que me hacía, provocándome, tentándome de una manera deliciosa- ¿tengo que tomarme eso con un doble sentido? –Pregunté con una sonrisa solo para escuchar su respuesta aunque sabía perfectamente lo que me estaba diciendo, y que sus ganas de tomarme podían más que su raciocinio. De un tirón bajó mis pantalones y mi ropa interior, bajó su mano hasta llevarla a mi sexo y jadeé cuando sus dedos lo recorrieron notando que ya estaba húmeda y mojada, sentí su gruñido al notarme de esa forma y giré mi rostro para mirarlo buscando sus labios y su boca para besarlo, para fundirnos en un beso plagado de sensaciones, devorándonos de forma apasionada olvidándonos de todo salvo de nosotros. Gemí contra sus labios cuando sus dedos se adentraron en mi interior moviéndose, mis piernas se abrieron más para darle más acceso, mi mano fue a su pantalón y lo desabroché para bajarlo y dejar su miembro libre, mis dedos se cernieron sobre su tronco y lo recorrí notando su punta mojada, esparciendo sus gotas por todo su tronco humedeciéndolo. Nuestras lenguas bailaban de forma apasionada en nuestras bocas mientras nos masturbábamos y nos movíamos sin parar de rozarnos, de buscarnos y de encontrarnos. Apartó sus dedos y yo quité mi mano sabiendo lo que venía, mi pecho contra la pared, mi espalda ligeramente encorvada, mis piernas separadas para darle acceso. Gemí cerrando los ojos cuando me embistió quedándose dentro unos segundos, su calor se amoldaba al mío propio y comenzó a embestirme rudo, salvaje, volviéndome loca con cada embestida. Cerré los ojos mientras él me embestía, los jadeos no se hicieron de esperar y ladeé mi rostro para mirarlo, sus ámbar brillaban igual que los míos, respiraciones agitadas, golpes de cadera en cada embestida ruda y salvaje que me daba, sus dientes mordieron mis labios y yo me dejé hacer por él moviendo mis caderas en cada encuentro. Lamía mi piel luego de separarse y yo solo podía aferrarme a él para no ceder cada vez que se adentraba más en mi interior, adueñándose de todo, marcándome como suya- Tarik –gemí apoyando la cabeza en su hombro sintiendo que el orgasmo se acercaba a pasos agigantados, mi cuerpo se tensaba y el placer era desquiciante sintiéndome llena, plena ahora que lo tenía. Nuestras manos se enredaron y se apoyaron en la pared con él sin dejar de embestirme hasta que llega, el orgasmo sacude mi cuerpo y gimo sin importarme que estemos en un callejón, lo sentía correrse dentro y fue cuando sus dientes marcaron mi cuello tal y como yo había hecho en la cabaña. Me reclamaba y gemí de nuevo ante el placer que me provocó aquel mordisco, mi cuerpo temblaba entre el suyo con él todavía en mi interior y mi orgasmo se intensificó, mis paredes palpitaban apresándolo, mis piernas temblaban y sentí que de no estar cogiéndome él cedería. Sentí su posesión marcándome, una posesión animal y salvaje que dejaba bien claro a quién pertenecía, mis caderas se movieron hasta que los dos nos fuimos relajando poco a poco, mi cabeza reposó en su cuello con las respiraciones agitadas, los cuerpos temblando por el placer, saciados y satisfechos. Él no paraba de decir “mía” entre susurros y yo solo sonreí por ello- tuya –dije en un susurro ya calmados por completo, nos arreglamos la ropa sin dejar de mirarnos cómplices por lo que había pasado y volvimos a besarnos en aquel callejón que había sido testigo de nuestra ardiente necesidad- entonces, ¿quieres probar suerte con el hechicero a ver si encontramos algo que nos ayude? –Pregunté con mi espalda en la pared, mis labios rozaban los suyos y cuando ya teníamos un plan a seguir tomé su mano con la mía para tirar de él, volvimos a las calles de nuevo y comenzamos a andar en dirección a casa de mi amigo que esperaba que estuviera. No tardamos mucho más de veinte minutos en llegar hasta el lugar, toqué con los nudillos la puerta y a los pocos segundos esta se abrió con él tras la puerta, sonreí al verlo saludándonos hasta que nos hizo un gesto para que pasáramos dentro, una vez en el salón los presenté ya que ninguno se conocían aunque él sí que había oído hablar de Tarik de mis labios, en incontables ocasiones- Gerard, te presento a Tarik –dije presentándolos para que se conocieran, mi amigo tras saludarlo me miró a mí con una sonrisilla en los labios y enarqué una ceja- ¿qué? –pregunté sin soltar todavía la mano del egipcio.
-Así que, ¿es él? –Lo miré al principio sin comprender pero enseguida caí en la cuenta de lo que me estaba diciendo y en mi fuero interno lo maldije, ¡maldito idiota! Tenía que hacer referencia a que sabía quién era porque yo había hablado de él, gruñí asintiendo con la cabeza haciendo que Gerard se riera- vaya, por fin te conozco. Es un placer Tarik de ponerte rostro y conocerte al fin –lo mataba, en una de esas iba a matarlo con mis colmillos, si no lo había hecho ya era porque lo necesitaba para dar con Yuna. Él nos miró un momento a los dos y luego frunció el ceño reparando en él por unos segundos- espera, ¿es un licántropo como tú? –Ah sí, los hechiceros también podían ver el aura y no era de extrañar que supiera que ahora era un lobo, asentí con la cabeza y él parecía no comprender cómo es que lo era si siempre le había dicho que era un humano. Fue entonces que se fijó en algo más y se echó a reír mientras yo gruñía por momentos, llevó una de sus manos a mi mentón y giró mi rostro dejando ver el mordisco recién hecho que tenía- ¡y te ha marcado! Esto es de lo más interesante, tienes que ponerme al día –dijo mientras nos hacía sentarnos para que le contáramos por qué estábamos allí y yo lo fulminaba con la mirada sintiendo la del egipcio que me miraba divertido en parte por haber hablado de él, rodé los ojos y miré a Gerard para explicarle brevemente la situación en la que nos encontrábamos y el porqué de su ayuda- así que ¿quieres que haga como una sesión con el demonio que lleva dentro? –Nos miró a uno y a otro y lanzó un suspiro.
-Gerard es la única forma que tengo de conseguir un poco de información, si no la encontramos cuando se transforme se apoderará de su cuerpo. Ahora lo mantiene encerrado pero sabes que durante las noches de luna llena no tenemos control alguno. Sé que es arriesgado pero por favor –dije mirándolo hasta que al final cedió, aceptó ayudarnos y con una seña nos condujo hacia el sótano que tenía para estar más tranquilos y que no nos molestaran. Encendió velas para iluminar el lugar y luego cogió una tiza blanca para hacer unas figuras en el suelo, un pentagrama y más cosas que no supe identificar, una silla en el medio del dibujo. Comenzó a preparar algunas cosas mientras yo me abrazaba al egipcio sabiendo que aquello era peligroso pero nuestra única opción.
-Necesito un poco de tu sangre y que lo viertas en este bol –miré a Tarik y le hice un gesto con la cabeza, con una daga pequeña se hizo un corte en la mano y dejó que la sangre cayera al bol, retiró la mano y a los pocos minutos la herida había cerrado sin mayor complicación- Kaira tendrás que atarlo a la silla con esta cuerda –me la tendió y miré al egipcio con una leve sonrisa.
-Siempre he querido atarte –comenté con cierto tono divertido pidiéndole que se sentara, lo até fuerte por sus muñecas a cada brazo igual que hice con los tobillos para que no se moviera, apretando con fuerza. Lo contemplé así acariciando su rostro mientras Gerard terminaba de hacer lo necesario.
-Bien, estando en ese círculo el demonio no podrá salir y yo podré controlarlo mediante las mezclas que he hecho junto con tu sangre, no podrá salir de un círculo de luz –explicó con el bol en sus manos, también llevaba un pequeño vaso- tómate esto, haré que pierdas la consciencia por unos minutos y así podrá emerger el demonio a flote –lo miré mientras se lo tomaba y Gerard comenzaba a pronunciar unas palabras, cogió una de las velas y tras recitarlas prendió fuego a lo que había en el bol creando un poco de neblina en el lugar, los dibujos del círculo se iluminaron como si estuviera activado y vi como el egipcio perdía la consciencia y quedaba dormido, dejando que el demonio tomara el control.
Mis ojos observaron los suyos que resplandecían de ese tono ámbar que le quedaban tan bien con el tono de su piel, con sus rasgos exóticos tan parecidos a los de su madre. Siempre había llamado la atención desde que era pequeño, a mí siempre me la había llamado y a pesar de que nos conocíamos de toda la vida siendo bien pequeños jamás me cansé de contemplar sus facciones y sus exóticos rasgos. Entendía que muchas mujeres lo miraran porque era imposible no hacerlo, habíamos sido unos imbéciles durante muchos años pero al final las cosas se habían encauzado y ahora nos pertenecíamos, él era mío como yo era suya en todos los sentidos, esa conexión que había entre licántropos cuando estaban en pareja ahora la podíamos sentir en nuestros propios cuerpos, una conexión única que jamás tendríamos ni experimentaríamos con otra persona porque ya habíamos encontrado a la pieza que nos faltaba, a esa mitad que siempre habíamos buscado. Entendía el enfado de su padre al convertirlo en lobo, sabía del carácter de su hijo y que sería difícil pero él en mi situación habría hecho lo mismo, mientras le hablaba al egipcio este agachó su rostro dejándolo cerca del mío, sus labios rozaban los míos y nuestros alientos se mezclaban de forma cálida, bajo mis dedos podía notar su piel caliente de igual forma que la mía, mi parte animal llamaba a su parte animal y era un bucle infinito que tenía principio pero que no tenía un final pues siempre se repetía. Él decía que podíamos probar con el hechicero a ver qué obteníamos pero yo sabía que su cabeza estaba en otra parte y en otros asuntos, sus ojos también lo delataban con ese brillo ámbar que desprendían y que me hizo sonreír, su voz ronca y oscura fue lo que me terminó de confirmar lo que ya sabía: me deseaba. En ese momento, en ese lugar. De hecho es que no tardó demasiado en girarme para pegar mi espalda a su pecho y sus labios pronto se encargaron de dejar un reguero de saliva por mi cuello, un jadeo salió de mis labios y ladeé el cuello para darle más acceso, sus manos acunando mis pechos y acariciándolos, los ojos cerrados y moví mi cadera contra la suya notando en mis nalgas su miembro duro y listo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando mordió el lóbulo de mi oreja erizando todo mi vello.
-¿Quieres tomarme en un templo? –Pregunté llevando hacia atrás una de mis manos para enredarla en su pelo, dejando otra de mis manos sobre una de las suyas que estaban en mi pecho apretándolo, acariciándolo, pellizcando mis pezones sobre la tela calentándome con lo que me hacía, provocándome, tentándome de una manera deliciosa- ¿tengo que tomarme eso con un doble sentido? –Pregunté con una sonrisa solo para escuchar su respuesta aunque sabía perfectamente lo que me estaba diciendo, y que sus ganas de tomarme podían más que su raciocinio. De un tirón bajó mis pantalones y mi ropa interior, bajó su mano hasta llevarla a mi sexo y jadeé cuando sus dedos lo recorrieron notando que ya estaba húmeda y mojada, sentí su gruñido al notarme de esa forma y giré mi rostro para mirarlo buscando sus labios y su boca para besarlo, para fundirnos en un beso plagado de sensaciones, devorándonos de forma apasionada olvidándonos de todo salvo de nosotros. Gemí contra sus labios cuando sus dedos se adentraron en mi interior moviéndose, mis piernas se abrieron más para darle más acceso, mi mano fue a su pantalón y lo desabroché para bajarlo y dejar su miembro libre, mis dedos se cernieron sobre su tronco y lo recorrí notando su punta mojada, esparciendo sus gotas por todo su tronco humedeciéndolo. Nuestras lenguas bailaban de forma apasionada en nuestras bocas mientras nos masturbábamos y nos movíamos sin parar de rozarnos, de buscarnos y de encontrarnos. Apartó sus dedos y yo quité mi mano sabiendo lo que venía, mi pecho contra la pared, mi espalda ligeramente encorvada, mis piernas separadas para darle acceso. Gemí cerrando los ojos cuando me embistió quedándose dentro unos segundos, su calor se amoldaba al mío propio y comenzó a embestirme rudo, salvaje, volviéndome loca con cada embestida. Cerré los ojos mientras él me embestía, los jadeos no se hicieron de esperar y ladeé mi rostro para mirarlo, sus ámbar brillaban igual que los míos, respiraciones agitadas, golpes de cadera en cada embestida ruda y salvaje que me daba, sus dientes mordieron mis labios y yo me dejé hacer por él moviendo mis caderas en cada encuentro. Lamía mi piel luego de separarse y yo solo podía aferrarme a él para no ceder cada vez que se adentraba más en mi interior, adueñándose de todo, marcándome como suya- Tarik –gemí apoyando la cabeza en su hombro sintiendo que el orgasmo se acercaba a pasos agigantados, mi cuerpo se tensaba y el placer era desquiciante sintiéndome llena, plena ahora que lo tenía. Nuestras manos se enredaron y se apoyaron en la pared con él sin dejar de embestirme hasta que llega, el orgasmo sacude mi cuerpo y gimo sin importarme que estemos en un callejón, lo sentía correrse dentro y fue cuando sus dientes marcaron mi cuello tal y como yo había hecho en la cabaña. Me reclamaba y gemí de nuevo ante el placer que me provocó aquel mordisco, mi cuerpo temblaba entre el suyo con él todavía en mi interior y mi orgasmo se intensificó, mis paredes palpitaban apresándolo, mis piernas temblaban y sentí que de no estar cogiéndome él cedería. Sentí su posesión marcándome, una posesión animal y salvaje que dejaba bien claro a quién pertenecía, mis caderas se movieron hasta que los dos nos fuimos relajando poco a poco, mi cabeza reposó en su cuello con las respiraciones agitadas, los cuerpos temblando por el placer, saciados y satisfechos. Él no paraba de decir “mía” entre susurros y yo solo sonreí por ello- tuya –dije en un susurro ya calmados por completo, nos arreglamos la ropa sin dejar de mirarnos cómplices por lo que había pasado y volvimos a besarnos en aquel callejón que había sido testigo de nuestra ardiente necesidad- entonces, ¿quieres probar suerte con el hechicero a ver si encontramos algo que nos ayude? –Pregunté con mi espalda en la pared, mis labios rozaban los suyos y cuando ya teníamos un plan a seguir tomé su mano con la mía para tirar de él, volvimos a las calles de nuevo y comenzamos a andar en dirección a casa de mi amigo que esperaba que estuviera. No tardamos mucho más de veinte minutos en llegar hasta el lugar, toqué con los nudillos la puerta y a los pocos segundos esta se abrió con él tras la puerta, sonreí al verlo saludándonos hasta que nos hizo un gesto para que pasáramos dentro, una vez en el salón los presenté ya que ninguno se conocían aunque él sí que había oído hablar de Tarik de mis labios, en incontables ocasiones- Gerard, te presento a Tarik –dije presentándolos para que se conocieran, mi amigo tras saludarlo me miró a mí con una sonrisilla en los labios y enarqué una ceja- ¿qué? –pregunté sin soltar todavía la mano del egipcio.
-Así que, ¿es él? –Lo miré al principio sin comprender pero enseguida caí en la cuenta de lo que me estaba diciendo y en mi fuero interno lo maldije, ¡maldito idiota! Tenía que hacer referencia a que sabía quién era porque yo había hablado de él, gruñí asintiendo con la cabeza haciendo que Gerard se riera- vaya, por fin te conozco. Es un placer Tarik de ponerte rostro y conocerte al fin –lo mataba, en una de esas iba a matarlo con mis colmillos, si no lo había hecho ya era porque lo necesitaba para dar con Yuna. Él nos miró un momento a los dos y luego frunció el ceño reparando en él por unos segundos- espera, ¿es un licántropo como tú? –Ah sí, los hechiceros también podían ver el aura y no era de extrañar que supiera que ahora era un lobo, asentí con la cabeza y él parecía no comprender cómo es que lo era si siempre le había dicho que era un humano. Fue entonces que se fijó en algo más y se echó a reír mientras yo gruñía por momentos, llevó una de sus manos a mi mentón y giró mi rostro dejando ver el mordisco recién hecho que tenía- ¡y te ha marcado! Esto es de lo más interesante, tienes que ponerme al día –dijo mientras nos hacía sentarnos para que le contáramos por qué estábamos allí y yo lo fulminaba con la mirada sintiendo la del egipcio que me miraba divertido en parte por haber hablado de él, rodé los ojos y miré a Gerard para explicarle brevemente la situación en la que nos encontrábamos y el porqué de su ayuda- así que ¿quieres que haga como una sesión con el demonio que lleva dentro? –Nos miró a uno y a otro y lanzó un suspiro.
-Gerard es la única forma que tengo de conseguir un poco de información, si no la encontramos cuando se transforme se apoderará de su cuerpo. Ahora lo mantiene encerrado pero sabes que durante las noches de luna llena no tenemos control alguno. Sé que es arriesgado pero por favor –dije mirándolo hasta que al final cedió, aceptó ayudarnos y con una seña nos condujo hacia el sótano que tenía para estar más tranquilos y que no nos molestaran. Encendió velas para iluminar el lugar y luego cogió una tiza blanca para hacer unas figuras en el suelo, un pentagrama y más cosas que no supe identificar, una silla en el medio del dibujo. Comenzó a preparar algunas cosas mientras yo me abrazaba al egipcio sabiendo que aquello era peligroso pero nuestra única opción.
-Necesito un poco de tu sangre y que lo viertas en este bol –miré a Tarik y le hice un gesto con la cabeza, con una daga pequeña se hizo un corte en la mano y dejó que la sangre cayera al bol, retiró la mano y a los pocos minutos la herida había cerrado sin mayor complicación- Kaira tendrás que atarlo a la silla con esta cuerda –me la tendió y miré al egipcio con una leve sonrisa.
-Siempre he querido atarte –comenté con cierto tono divertido pidiéndole que se sentara, lo até fuerte por sus muñecas a cada brazo igual que hice con los tobillos para que no se moviera, apretando con fuerza. Lo contemplé así acariciando su rostro mientras Gerard terminaba de hacer lo necesario.
-Bien, estando en ese círculo el demonio no podrá salir y yo podré controlarlo mediante las mezclas que he hecho junto con tu sangre, no podrá salir de un círculo de luz –explicó con el bol en sus manos, también llevaba un pequeño vaso- tómate esto, haré que pierdas la consciencia por unos minutos y así podrá emerger el demonio a flote –lo miré mientras se lo tomaba y Gerard comenzaba a pronunciar unas palabras, cogió una de las velas y tras recitarlas prendió fuego a lo que había en el bol creando un poco de neblina en el lugar, los dibujos del círculo se iluminaron como si estuviera activado y vi como el egipcio perdía la consciencia y quedaba dormido, dejando que el demonio tomara el control.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2017
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Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
No lo pude evitar, cuando llegamos a casa del hechicero y esté dijo si yo era el chico del que le había hablado mi sonrisa se ensanchó, mi pecho se infló como el de un pavo y mi cola se enardeció mientras la loba negaba y miraba a su amigo con cara de querer matarlo.
-El mismo, soy Tarik -dije alargando mi mano para estrechar la ajena -y ella es MI loba.
No lo podía evitar marcarla, esa necesidad si antes ya estaba ahora se multiplicaba, me sentía mas posesivo, territorial y mis ojos centellearon en ámbar cuando aquel tipo giró su rostro para ver que la había marcado.
Me relajé al ver que la soltaba, no me gustaba que otros machos la tocaran, estaba especialmente agresivo, deduzco que por la cercanía de la luna llena y porque iba a ser mi primera trasformación, mi cuerpo estaba lleno de cambios, no solo la temperatura de mi cuerpo que había aumentado considerablemente si no la sensación de tener todos los sentidos mas desarrollados, ser mas fuerte, ser mas rápido y a su vez necesitar estar con mi mitad a todas horas.
El hechicero decidió ayudarnos, mi sonrisa picara chocaba con la mirada tempestuosa de la loba cuando nos sentamos alrededor de la mesa.
-¿y que te decía de mi? -pregunté para echar mas leña al fuego -ademas de que soy guapo, el mejor guerrero y el único hombre al que amaba.
Kaila rodó los ojos y yo me eché a reír mientras el hechicero que parecía saber de que iba este juego de piques constantes que nos traíamos los dos se reía.
-Aura que soy un lobo, ella quiere servirme -dije echándole una púa a la loba que me lanzó uno de los utensilios que el hechicero tenia a la cabeza.
-Soy tu alfa mujer, contrólate -bromeé mirándola mientras esquivaba un segundo.
Sabia sobradamente que lo decía de broma, peor es que estaba tan guapa con el ceño fruncido.
Al final nos centramos, lo que íbamos a hacer era algo peligroso y aunque intenté quitar hierro al asunto, la loba acabó explotando abrazadome, rozando con su nariz mi cuello en un gesto muy lobuno.
-Todo irá bien -susurré buscando sus labios, perdiéndome en ellos con un profundo beso que arrastro sus miedos.
El hechicero pidió que me atara y que me diera de beber una cosa que me haría perder el conocimiento.
-Brujo, te tengo vigilado -bromeé dejandole claro que no aprovechara mi cabezada para meter mano a Kaila.
Esta me dio un capón y empezó a atarme como este le había pedido.
Después bebí la poción que sabia a rayos, apreté los dientes al sentir una sacudida, como si mi cuerpo se sintiera envenenado, poco a poco mis ojos pesaban, mis músculos se relajaban y era incapaz de articular palabra, en un extraño duerme vela podía ver como ellos se movían despacio, con manchas marrones reflejadas en sus rostro y finalmente solo oscuridad.
-El mismo, soy Tarik -dije alargando mi mano para estrechar la ajena -y ella es MI loba.
No lo podía evitar marcarla, esa necesidad si antes ya estaba ahora se multiplicaba, me sentía mas posesivo, territorial y mis ojos centellearon en ámbar cuando aquel tipo giró su rostro para ver que la había marcado.
Me relajé al ver que la soltaba, no me gustaba que otros machos la tocaran, estaba especialmente agresivo, deduzco que por la cercanía de la luna llena y porque iba a ser mi primera trasformación, mi cuerpo estaba lleno de cambios, no solo la temperatura de mi cuerpo que había aumentado considerablemente si no la sensación de tener todos los sentidos mas desarrollados, ser mas fuerte, ser mas rápido y a su vez necesitar estar con mi mitad a todas horas.
El hechicero decidió ayudarnos, mi sonrisa picara chocaba con la mirada tempestuosa de la loba cuando nos sentamos alrededor de la mesa.
-¿y que te decía de mi? -pregunté para echar mas leña al fuego -ademas de que soy guapo, el mejor guerrero y el único hombre al que amaba.
Kaila rodó los ojos y yo me eché a reír mientras el hechicero que parecía saber de que iba este juego de piques constantes que nos traíamos los dos se reía.
-Aura que soy un lobo, ella quiere servirme -dije echándole una púa a la loba que me lanzó uno de los utensilios que el hechicero tenia a la cabeza.
-Soy tu alfa mujer, contrólate -bromeé mirándola mientras esquivaba un segundo.
Sabia sobradamente que lo decía de broma, peor es que estaba tan guapa con el ceño fruncido.
Al final nos centramos, lo que íbamos a hacer era algo peligroso y aunque intenté quitar hierro al asunto, la loba acabó explotando abrazadome, rozando con su nariz mi cuello en un gesto muy lobuno.
-Todo irá bien -susurré buscando sus labios, perdiéndome en ellos con un profundo beso que arrastro sus miedos.
El hechicero pidió que me atara y que me diera de beber una cosa que me haría perder el conocimiento.
-Brujo, te tengo vigilado -bromeé dejandole claro que no aprovechara mi cabezada para meter mano a Kaila.
Esta me dio un capón y empezó a atarme como este le había pedido.
Después bebí la poción que sabia a rayos, apreté los dientes al sentir una sacudida, como si mi cuerpo se sintiera envenenado, poco a poco mis ojos pesaban, mis músculos se relajaban y era incapaz de articular palabra, en un extraño duerme vela podía ver como ellos se movían despacio, con manchas marrones reflejadas en sus rostro y finalmente solo oscuridad.
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Podía notar sin siquiera mirarlo la sonrisa que traía Tarik en sus labios ante las palabras del hechicero pues le había hablado varias veces de él, bastantes veces a decir verdad, en París era un apoyo que tenía y al que le contaba aquellas cosas que no se podía contar a nadie más, como por ejemplo al hombre que tenía a mi lado y que se reía entre dientes al saber que había hablado de él, alardeando de ello mientras yo fulminaba con la mirada al hechicero queriendo matarlo y no lo hacía porque lo necesitaba para que nos ayudara con el demonio para encontrar a Yuna, de lo contrario lo habría descuartizado en ese momento por darle una información que el egipcio no necesitaba en esos momentos pero que estaba segura utilizaría en algún momento para su conveniencia. Noté el leve gruñido que brotó de él cuando Gerard tomó mi mentón para ver que me había marcado notándose el mordisco que llevaba en el cuello, para él era fácil notar el aura de los demás y no le era muy difícil darse cuenta de que era un lobo como lo era yo también, más sabiendo que siempre le había dicho que era un humano y ahora lo veía como un licántropo... era normal que preguntara pero ya habría tiempo de eso más adelante, ahora teníamos el tiempo en contra y necesitábamos de su ayuda y de información, otro día podríamos quedar con más calma para explicarle en detalle qué había pasado. Claro que si pensaba que el egipcio lo iba a dejar pasar estaba más que equivocada, porque nada más sentarnos en el sofá comenzó a preguntarle a Gerard qué era lo que hablaba de él mientras yo lanzaba una mirada a mi amigo que decía “ni se te ocurra” para que no dijera nada, sabía que no iba a decirlo porque eran cosas personales y que eran buenas y malas, de hacía años cuando todo comenzó a cambiar entre ambos y eso ya lo habíamos hablado y superado Tarik y yo, pero sabía que el egipcio lo estaba haciendo para sacarme de mis casillas porque le gustaba demasiado hacerlo, no pude evitarlo y le lancé lo primero que pillé que había por encima de la mesa lanzándoselo a la cabeza para que se callara, pero no contento con eso siguió con que ahora que se había convertido en lobo quería servirle, gruñí cogiendo otro objeto para lanzárselo mientras Gerard se reía de los dos mirándonos como si fuéramos dos niños pequeños en mitad de una rabieta. A Tarik le gustaba demasiado sacarme de mis casillas y se reía todo el rato, pero rodeó mi cintura con su brazo y al final me acercó a él al sofá mientras esperaba que mi amigo pudiera ayudarnos.
Era meterlo en problemas que no tenían nada que ver con él pero finalmente aceptó, más bien porque nos veía en un buen apuro y porque sabía tan bien como yo que en cuanto la luna llena coronara el cielo el demonio podría tomar el cuerpo de Tarik en esos momentos en los que era más débil y este podría no volver a tener el control de nuevo, teníamos que buscar respuestas y aunque no tenía conmigo todas las esperanzas de que el maldito demonio nos ayudara al menos había que intentarlo. Bajamos al sótano donde pronto comenzó a hacer unos dibujos en el suelo y los dos lo observábamos preparar todo, me había abrazado al egipcio porque sabía que era peligroso lo que íbamos a hacer pero confiaba en Gerard y por eso habíamos acudido a él. Mi nariz se paseaba por su cuello en un gesto que intentaba buscar calmarme poco a poco mientras sus brazos me rodeaban, él intentaba quitarle hierro al asunto y que no me preocupara pero yo sí lo estaba porque no quería perderlo. Sus manos tomaron mi rostro y sus labios buscaron los míos para besarme y tranquilizarme mientras me acariciaba, me decía que todo iba a estar bien pero era inevitable que me preocupara. Tuve que atarlo a la silla para que se estuviera quieto y así el demonio no escapara aunque Gerard decía que no lo haría puesto que había dibujado un círculo de luz y tenía la sangre de Tarik en un bol para poder controlarlo. Se bebió lo que le había preparado y no pude evitar reírme cuando amenazó a mi amigo con que no me tocara aprovechando que él estaba inconsciente, sus celos y su posesividad salían más a flote ahora que era un licántropo y que sus instintos eran más fuertes que antes, estaban más a flor de piel. Pronto el egipcio cayó inconsciente mientras nos miraba hasta caer dormido, mis ojos fueron entonces hacia los de Gerard para mirarlo esperando a que el demonio tomara posesión de su cuerpo.
-¿Estás seguro de esto? –Pregunté observándolo mientras miraba que el egipcio dormía, él asintió con la cabeza y me dijo que no podría salir del círculo de luz por mucho que quisiera, que estuviera tranquila por ese aspecto y que pronto tomaría el control. Fue decirlo y notar como el cuerpo de Tarik se movía como si intentara despertarse, de hecho sus ojos se abrieron y ya no estaban sus ojos color ámbar que tanto me gustaban, sino unos oscuros como la misma noche, como si fueran un abismo que te arrastraba hacia la nada y supe que el demonio estaba despierto tomando el control. Intentó moverse pero las cuerdas se lo impedían, algo que me hacía pensar que seguía estando débil por el mordisco que le había dado a Tarik y del cual no se había recuperado, gruñó mirándome fijando sus ojos oscuros en los míos.
-Humana insensata... no sabes lo que has hecho –sí, claro que sabía lo que había hecho y precisamente por eso mismo lo hice, estaba cabreado por no poder moverse con libertad, sus ojos bajaron a las cuerdas y se rió levantando luego su mirada- ¿creéis que unas simples cuerdas van a detenerme? –Yo sabía que no, había visto cómo se desataba y su fuerza seguramente las podría romper, pero estaba débil.
-Las cuerdas no es lo que debería de preocuparte, sino el círculo de luz en el que estás metido y del cual no vas a poder salir –Gerard dio un paso quedando a mi lado pero siempre manteniendo la distancia para no entrar en el círculo. El demonio se enfadó aún más intento desatarse pero sin lograrlo.
-¡Soltadme o vuestro castigo será entre sufrimientos eternos! –Nos amenazaba para que lo liberáramos pero no lo íbamos a hacer, sonreí de lado cruzándome de brazos.
-Danos la información que necesitamos y entonces podremos hacer un trato –sus ojos se clavaron de nuevo en mí- seguramente no tengas mucha más opción dado que no puedes salir de aquí –su sonrisa se extendió en sus labios ladeando ligeramente la cabeza.
-Debo de admitir que no contaba con la baza de que lo mordieras, una jugada astuta de tu parte... pero –hizo una pausa en la que fruncí ligeramente el ceño, los demonios eran especialistas en tentarte para que cayeras en su trampa y yo no me debía dejar de tentar- incluso así ¿crees que has salvado a tú novio? –Se rió acomodándose en la silla- aún puedo matarlo si así lo quisiera, no me costaría buscar otro recipiente, otra vasija vacía a la cual introducirme para tomar el control.... pero este espécimen me gusta, sí, puedo notar cómo fluyen sus sentimientos por ti, lo fuertes que son ahora que lo has convertido en un lobo. Él nunca terminó de aceptar lo que eras y ahora aunque te dice que todo está bien, yo que estoy en su interior y sé mejor que nadie lo que piensa y lo que siente, sé que no quiere ser un licántropo, un animal salvaje como eres tú pero ¿qué puede hacer ahora? Lo has condenado por toda su vida –se inclinó ligeramente hacia delante- pero no está contento con lo que es aunque te diga lo contrario, lo puedo sentir perfectamente –gruñí con fuerza mostrando los colmillos, fue Gerard quien me paró para que no hiciera nada ni cayera en sus garras.
-No entres Kaira, solo quiere provocarte para que caigas en su trampa –me aseguró cogiendo otro libro pasando unas páginas para comenzar a pronunciar unas palabras en latín, que hacía que el demonio se retorciera y se riera a partes iguales como si no se fuera dejar doblegar por lo que decía- ahora vas a decirnos lo que sabes demonio, si no quieres que te expulse de su cuerpo y te condene de nuevo al oscuro lugar del que has salido.
-Quieres encontrar a Yuna y yo también, así que dime, ¿dónde está y cómo puedo encontrarla? ¿Cómo es ahora mismo? –no confiaba en un demonio pero en esa ocasión queríamos lo mismo, quizás colaborara.
-No lo sé, para ello tengo que buscarla y lo haría si no estuviera atado a esta silla en mitad del círculo –movía sus muñecas como si intentara quitarse las cuerdas y algo me decía que sí podía, pero que no quería porque estaba jugando con nosotros- solo yo puedo encontrar el rastro que deja tras su paso, un rastro solo perceptible por otro demonio como ella –no hacía más que divagar por mucho que Gerard intentaba ayudarme, pero ambos sabíamos que el demonio era poderoso y que no nos ayudaría. Cansada de tanta palabrería me adentré en el círculo y puse el cuchillo en su cuello, sus ojos me miraron con una sonrisa- no te atreves a hacerlo, porque si lo haces sabes que él también sufrirá y no quieres perderlo.
-Quizás esto sí le haga daño, pero esto no -dije sacando de detrás una cruz de madera que había sido sumergida en agua bendita y que según Gerard funcionaba algunas veces, el demonio comenzó a retorcerse mientras gritaba para que no tocara su piel pero yo lo hice, recorrí su brazo viendo que salía un humo negro como si de alguna forma se fuera, fui a hacerlo de nuevo pero el demonio logró librarse del agarre de las sillas, se levantó con rapidez y su mano tomó mi cuello apretándolo lanzando la cruz fuera del círculo. Me levantó en el aire mientras disfrutaba de ver cómo me faltaba la respiración por todo mi cuerpo
-Veremos si luego se alegrará el lobo cuando vea que, por su culpa, has muerto... por no dejarme hacer lo que debía de hacer –gemí notando que el aire me faltaba sin poder tomar una bocanada de este, que mi corazón latía con rapidez hasta que Gerard comenzó a pronunciar unas palabras que hizo que me soltara cayendo al suelo, sin dejar de hablar su mano tiró de mi brazo para sacarme de su alcance, pero el demonio quiso atraparme solo para darse de bruces contra algo invisible que no le permitía salir del círculo, observándome de pie con los ojos brillando como si quisiera engullirme en la nada y en la oscuridad que representaba.
-Haz que vuelva... –dije recuperando el aliento con mi mano en la garganta sin dejar de observarlo, no habíamos sacado nada y no íbamos a hacerlo.
Era meterlo en problemas que no tenían nada que ver con él pero finalmente aceptó, más bien porque nos veía en un buen apuro y porque sabía tan bien como yo que en cuanto la luna llena coronara el cielo el demonio podría tomar el cuerpo de Tarik en esos momentos en los que era más débil y este podría no volver a tener el control de nuevo, teníamos que buscar respuestas y aunque no tenía conmigo todas las esperanzas de que el maldito demonio nos ayudara al menos había que intentarlo. Bajamos al sótano donde pronto comenzó a hacer unos dibujos en el suelo y los dos lo observábamos preparar todo, me había abrazado al egipcio porque sabía que era peligroso lo que íbamos a hacer pero confiaba en Gerard y por eso habíamos acudido a él. Mi nariz se paseaba por su cuello en un gesto que intentaba buscar calmarme poco a poco mientras sus brazos me rodeaban, él intentaba quitarle hierro al asunto y que no me preocupara pero yo sí lo estaba porque no quería perderlo. Sus manos tomaron mi rostro y sus labios buscaron los míos para besarme y tranquilizarme mientras me acariciaba, me decía que todo iba a estar bien pero era inevitable que me preocupara. Tuve que atarlo a la silla para que se estuviera quieto y así el demonio no escapara aunque Gerard decía que no lo haría puesto que había dibujado un círculo de luz y tenía la sangre de Tarik en un bol para poder controlarlo. Se bebió lo que le había preparado y no pude evitar reírme cuando amenazó a mi amigo con que no me tocara aprovechando que él estaba inconsciente, sus celos y su posesividad salían más a flote ahora que era un licántropo y que sus instintos eran más fuertes que antes, estaban más a flor de piel. Pronto el egipcio cayó inconsciente mientras nos miraba hasta caer dormido, mis ojos fueron entonces hacia los de Gerard para mirarlo esperando a que el demonio tomara posesión de su cuerpo.
-¿Estás seguro de esto? –Pregunté observándolo mientras miraba que el egipcio dormía, él asintió con la cabeza y me dijo que no podría salir del círculo de luz por mucho que quisiera, que estuviera tranquila por ese aspecto y que pronto tomaría el control. Fue decirlo y notar como el cuerpo de Tarik se movía como si intentara despertarse, de hecho sus ojos se abrieron y ya no estaban sus ojos color ámbar que tanto me gustaban, sino unos oscuros como la misma noche, como si fueran un abismo que te arrastraba hacia la nada y supe que el demonio estaba despierto tomando el control. Intentó moverse pero las cuerdas se lo impedían, algo que me hacía pensar que seguía estando débil por el mordisco que le había dado a Tarik y del cual no se había recuperado, gruñó mirándome fijando sus ojos oscuros en los míos.
-Humana insensata... no sabes lo que has hecho –sí, claro que sabía lo que había hecho y precisamente por eso mismo lo hice, estaba cabreado por no poder moverse con libertad, sus ojos bajaron a las cuerdas y se rió levantando luego su mirada- ¿creéis que unas simples cuerdas van a detenerme? –Yo sabía que no, había visto cómo se desataba y su fuerza seguramente las podría romper, pero estaba débil.
-Las cuerdas no es lo que debería de preocuparte, sino el círculo de luz en el que estás metido y del cual no vas a poder salir –Gerard dio un paso quedando a mi lado pero siempre manteniendo la distancia para no entrar en el círculo. El demonio se enfadó aún más intento desatarse pero sin lograrlo.
-¡Soltadme o vuestro castigo será entre sufrimientos eternos! –Nos amenazaba para que lo liberáramos pero no lo íbamos a hacer, sonreí de lado cruzándome de brazos.
-Danos la información que necesitamos y entonces podremos hacer un trato –sus ojos se clavaron de nuevo en mí- seguramente no tengas mucha más opción dado que no puedes salir de aquí –su sonrisa se extendió en sus labios ladeando ligeramente la cabeza.
-Debo de admitir que no contaba con la baza de que lo mordieras, una jugada astuta de tu parte... pero –hizo una pausa en la que fruncí ligeramente el ceño, los demonios eran especialistas en tentarte para que cayeras en su trampa y yo no me debía dejar de tentar- incluso así ¿crees que has salvado a tú novio? –Se rió acomodándose en la silla- aún puedo matarlo si así lo quisiera, no me costaría buscar otro recipiente, otra vasija vacía a la cual introducirme para tomar el control.... pero este espécimen me gusta, sí, puedo notar cómo fluyen sus sentimientos por ti, lo fuertes que son ahora que lo has convertido en un lobo. Él nunca terminó de aceptar lo que eras y ahora aunque te dice que todo está bien, yo que estoy en su interior y sé mejor que nadie lo que piensa y lo que siente, sé que no quiere ser un licántropo, un animal salvaje como eres tú pero ¿qué puede hacer ahora? Lo has condenado por toda su vida –se inclinó ligeramente hacia delante- pero no está contento con lo que es aunque te diga lo contrario, lo puedo sentir perfectamente –gruñí con fuerza mostrando los colmillos, fue Gerard quien me paró para que no hiciera nada ni cayera en sus garras.
-No entres Kaira, solo quiere provocarte para que caigas en su trampa –me aseguró cogiendo otro libro pasando unas páginas para comenzar a pronunciar unas palabras en latín, que hacía que el demonio se retorciera y se riera a partes iguales como si no se fuera dejar doblegar por lo que decía- ahora vas a decirnos lo que sabes demonio, si no quieres que te expulse de su cuerpo y te condene de nuevo al oscuro lugar del que has salido.
-Quieres encontrar a Yuna y yo también, así que dime, ¿dónde está y cómo puedo encontrarla? ¿Cómo es ahora mismo? –no confiaba en un demonio pero en esa ocasión queríamos lo mismo, quizás colaborara.
-No lo sé, para ello tengo que buscarla y lo haría si no estuviera atado a esta silla en mitad del círculo –movía sus muñecas como si intentara quitarse las cuerdas y algo me decía que sí podía, pero que no quería porque estaba jugando con nosotros- solo yo puedo encontrar el rastro que deja tras su paso, un rastro solo perceptible por otro demonio como ella –no hacía más que divagar por mucho que Gerard intentaba ayudarme, pero ambos sabíamos que el demonio era poderoso y que no nos ayudaría. Cansada de tanta palabrería me adentré en el círculo y puse el cuchillo en su cuello, sus ojos me miraron con una sonrisa- no te atreves a hacerlo, porque si lo haces sabes que él también sufrirá y no quieres perderlo.
-Quizás esto sí le haga daño, pero esto no -dije sacando de detrás una cruz de madera que había sido sumergida en agua bendita y que según Gerard funcionaba algunas veces, el demonio comenzó a retorcerse mientras gritaba para que no tocara su piel pero yo lo hice, recorrí su brazo viendo que salía un humo negro como si de alguna forma se fuera, fui a hacerlo de nuevo pero el demonio logró librarse del agarre de las sillas, se levantó con rapidez y su mano tomó mi cuello apretándolo lanzando la cruz fuera del círculo. Me levantó en el aire mientras disfrutaba de ver cómo me faltaba la respiración por todo mi cuerpo
-Veremos si luego se alegrará el lobo cuando vea que, por su culpa, has muerto... por no dejarme hacer lo que debía de hacer –gemí notando que el aire me faltaba sin poder tomar una bocanada de este, que mi corazón latía con rapidez hasta que Gerard comenzó a pronunciar unas palabras que hizo que me soltara cayendo al suelo, sin dejar de hablar su mano tiró de mi brazo para sacarme de su alcance, pero el demonio quiso atraparme solo para darse de bruces contra algo invisible que no le permitía salir del círculo, observándome de pie con los ojos brillando como si quisiera engullirme en la nada y en la oscuridad que representaba.
-Haz que vuelva... –dije recuperando el aliento con mi mano en la garganta sin dejar de observarlo, no habíamos sacado nada y no íbamos a hacerlo.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Cuando abrí los ojos ambos me miraron fijamente, esperando que fuera yo y no el demonio con el que de seguro habían hablado, enarqué una ceja no me había enterado de nada, pero seguía dentro de esa circunferencia.
Clavé mis ojos en los de Kaira, su rostro estaba desencajado, como si ademas del dañó que aparentemente llevaba en el cuello algo peor hubiera pasado.
-¡Joder dejar de mirarme así, soy yo! ¿que cojones te ha hecho? -pregunté con el gesto tenso, apretando los dientes.
-Sácame de aquí! -rugí al hechicero esperando que me hiciera caso.
Una vez fuera deslicé mis dedos por las marcas amoratadas de la loba, pero no parecía ser eso lo que mas la abata, podía sentirlo, otra su estado.
-¿que te ha dicho? -le dije sin saber por donde iban los tiros.
Lo que me quedó claro por las palabras del hechicero es que no habían logrado sacarle nada al demonio, al parecer el único modo de dar con ella era rastreando a Yuna él mismo.
-De puta madre -rugo negando con la cabeza.
Mis ojos se clavaron en los del hechicero que seguramente podía ver con la misma frialdad que yo que estábamos muy jodidos.
-No voy ni de lejos a permitir que andes con ese demonio Kaira, mira lo que te ha hecho. No nos queda otra, hay que dar con Yuna por nuestros propios medios, algún modo ha de haber de rastrearla ¿cierto? -le pregunté al hechicero.
Este dijo que nos dejaba un instante solos, al parecer lago mas le preocupaba a la loba que de momento silenciaba y no decía.
-¿que pasa? -pregunté nada mas se largó su amigo.
Cuando me dijo lo que el demonio le había dicho ladeé la sonrisa deslizando mis dedos por su rostro despacio.
-Es cierto, me refiero, yo no quería ser un lobo, me sentía bien como humano, aunque siempre supe que si quería estar contigo acabaría convertido. Yo no me arrepiento, es lo correcto, ahora podremos entendernos, ser la mitad del otro. Tu necesitaste tiempo para adaptarte y has de darme el mio, ni siquiera ha llegado la primera luna y siento que todo hace en mi cuerpo estragos ¿lo entiendes?
La abracé rodeando con mis brazos su cintura mientras ladeaba contra su boca mi sonrisa.
-A ver lobita ¿podemos aplazar esta preocupación para cuando saquemos al demonio de mi cuerpo? -bromeé acariciando con la punta de mi nariz su cuello -no creo que ser lobo sea tan malo, pero por contra la idea de ser un demonio y que mi alma quede relegada a la nada si parece ocasionarme mas problemas, así que ¿priorizamos? -pregunté tratando con sorna el asunto para que dejara de preocuparse por tonterías, yo la quería.
Clavé mis ojos en los de Kaira, su rostro estaba desencajado, como si ademas del dañó que aparentemente llevaba en el cuello algo peor hubiera pasado.
-¡Joder dejar de mirarme así, soy yo! ¿que cojones te ha hecho? -pregunté con el gesto tenso, apretando los dientes.
-Sácame de aquí! -rugí al hechicero esperando que me hiciera caso.
Una vez fuera deslicé mis dedos por las marcas amoratadas de la loba, pero no parecía ser eso lo que mas la abata, podía sentirlo, otra su estado.
-¿que te ha dicho? -le dije sin saber por donde iban los tiros.
Lo que me quedó claro por las palabras del hechicero es que no habían logrado sacarle nada al demonio, al parecer el único modo de dar con ella era rastreando a Yuna él mismo.
-De puta madre -rugo negando con la cabeza.
Mis ojos se clavaron en los del hechicero que seguramente podía ver con la misma frialdad que yo que estábamos muy jodidos.
-No voy ni de lejos a permitir que andes con ese demonio Kaira, mira lo que te ha hecho. No nos queda otra, hay que dar con Yuna por nuestros propios medios, algún modo ha de haber de rastrearla ¿cierto? -le pregunté al hechicero.
Este dijo que nos dejaba un instante solos, al parecer lago mas le preocupaba a la loba que de momento silenciaba y no decía.
-¿que pasa? -pregunté nada mas se largó su amigo.
Cuando me dijo lo que el demonio le había dicho ladeé la sonrisa deslizando mis dedos por su rostro despacio.
-Es cierto, me refiero, yo no quería ser un lobo, me sentía bien como humano, aunque siempre supe que si quería estar contigo acabaría convertido. Yo no me arrepiento, es lo correcto, ahora podremos entendernos, ser la mitad del otro. Tu necesitaste tiempo para adaptarte y has de darme el mio, ni siquiera ha llegado la primera luna y siento que todo hace en mi cuerpo estragos ¿lo entiendes?
La abracé rodeando con mis brazos su cintura mientras ladeaba contra su boca mi sonrisa.
-A ver lobita ¿podemos aplazar esta preocupación para cuando saquemos al demonio de mi cuerpo? -bromeé acariciando con la punta de mi nariz su cuello -no creo que ser lobo sea tan malo, pero por contra la idea de ser un demonio y que mi alma quede relegada a la nada si parece ocasionarme mas problemas, así que ¿priorizamos? -pregunté tratando con sorna el asunto para que dejara de preocuparse por tonterías, yo la quería.
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
No habíamos podido sacar nada en claro sobre dónde se encontraba Yuna, su paradero o el aspecto físico que presentaba en esos momentos, por lo que tendríamos que buscar otra manera que no fuera con el demonio para encontrarla, quizás si íbamos a los templos que había en la zona pudiéramos encontrar alguna pista que nos llevara hasta ella para que pudiera sacar al demonio que Tarik llevaba dentro. No me fiaba del demonio pero tampoco teníamos garantías de que Yuna nos ayudara, ¿por qué debería de hacerlo cuando ella también era un demonio? Nos lo había confirmado y si la buscaba era por un motivo, según había dicho, para desatar el caos en la tierra... si Yuna llevaba las mismas intenciones entonces no sacaría al demonio del interior de Tarik, sino que haría que ganara poder sobre su cuerpo para que pudiera controlarlo y dejaría al egipcio relegado en un segundo e incluso tercer plano para que no pudiera molestarle. Y a mí, sin lugar a dudas, acabaría matándome porque ya me la tenía jugada desde que lo mordí haciendo que no pudiera controlar al egipcio, lo tenía bajo su control y con el mordisco había quedado recluido en un pequeño lugar sin fuerza alguna para poder manejarlo, me odiaba por ello y había quedado más que claro cuando lo atamos a la silla. De no haber estado el círculo de luz me habría matado, casi lo consiguió cuando su mano apresó mi garganta y me elevó del suelo mientras sentía que me faltaba el aire y que el oxígeno no llegaba a mis pulmones. Me había dejado las marcas en el cuello pero por suerte Gerard pudo actuar con rapidez pronunciando unas palabras en latín que hizo que el demonio retrocediera y reculara, que no pudiera volver a tocarme y de esa forma logró mantenerlo en el círculo hasta que le pedí que trajera de vuelta a Tarik porque estábamos perdiendo el tiempo y solo teníamos dos semanas para encontrar a Yuna y que esta nos ayudara, si se producía la primera transformación con el demonio dentro este tomaría su cuerpo y yo no pensaba consentirlo... me había costado mucho tener al egipcio como para ahora tener que perderlo, no contemplaba esa opción así que la descarté de mi mente. Si nos dábamos prisa teníamos tiempo para mirar en los templos, quizás en alguno encontráramos lo que andábamos buscando... tampoco quería pedirle ayuda a sus padres porque no quería preocuparlos más de lo que ya estaban con el hecho de que su hijo era un licántropo como lo era yo.
Mientras me recuperaba del ataque del demonio el egipcio despertó gracias a la ayuda de Gerard, no habíamos conseguido nada pero al menos lo habíamos intentado... había que buscar otra forma y no nos íbamos a dar por vencidos. Mis ojos observaron como despertaba todavía sentado sobre la silla pero sin las ataduras de las cuerdas, sus ojos se fijaron en el hechicero y en mi persona y nos preguntó qué había pasado como si no hubiera sido consciente de nada, según Gerard así había sido dado que él había caído dormido para darle paso al demonio. Se fijó de inmediato en las marcas que tenía en el cuello y preguntó qué había pasado sin apartar su vista de mí, me pedía que dejara de mirarlo de esa forma porque era él y no el demonio, sin embargo no me preocupaba que fuera el demonio sino me preocupaba que las palabras que me había dicho fueran reales y él me las hubiera ocultado. No respondí a qué me había hecho porque era más que evidente y las marcas se veían perfectamente, intentó salir pero todavía estaba aquel hechizo y no pudo hacerlo así que le pidió a Gerard que le dejara salir, cuando lo hizo se acercó sin dudarlo a mí repasando con sus dedos las marcas de mi cuello, dejé que me acariciara sabiendo que pronto desaparecerían y subí mis ojos a los suyos cuando preguntó qué nos había dicho... y fui incapaz de hablar y de contestarle, lo hizo Gerard por mí poniéndole al día mientras yo me quedaba callada. Mi cabeza le daba vueltas a las palabras del demonio mientras miraba al egipcio preguntándome por qué me había mentido cuando me dijo que no pasaba nada y que todo estaba bien. Estaba claro que no iba a dejar que estuviera a solas con el demonio para que volviera a atacarme y le preguntó a Gerard si habría algún modo de rastrearla, pero él no le respondió consciente de mi estado sabiendo lo que me había dicho el demonio, así que se disculpó dejándonos a solas porque entendía que teníamos que hablar y aclarar eso antes de continuar con la búsqueda. Cuando la puerta se cerró tras nuestra espalda Tarik no tardó ni un segundo en preguntar qué era lo que me pasaba, sus dedos recorrían mi cuello y mi rostro de forma lenta en una caricia y mis ojos estaban perdidos en los suyos, lancé un suspiro porque tenía que decírselo ya que él también podía notar mi estado, consecuencias de habernos “enlazado” de forma lobuna.
-Cuando estabas inconsciente y le estaba preguntando al demonio cómo podíamos dar con Yuna me dijo algo, sobre ti, que yo no sabía y que tú no me habías dicho –dije jugando con el bajo de su camiseta enrollándola entre mis dedos- cuando te mordí para ganar algo de tiempo y pudiste tener al demonio bajo tu control me disculpé por ello porque sabía que quizás no era lo correcto, pero sí mi única opción para ganar tiempo y salvarte. Me dijiste que no pasaba nada y que entendías por qué lo habías hecho, me dijiste que siempre pensaste que acabarías siendo un lobo para poder estar conmigo y que no te molestó ni me dijiste nada por eso mismo... –esas habían sido sus palabras- yo no puedo ver lo que hay en tu interior pero el demonio sí lo sabe y me dijo que era mentira, que no quieres ser lobo, que nunca terminaste de aceptar lo que soy –mis ojos se quedaron fijos en los suyos- que no quieres ser una bestia como lo soy yo –concluí dando un paso atrás pero sin dejar de mirarlo, sabía que no era fácil ser un licántropo ni asumirlo, también sabía que el demonio solo buscaba hacerme daño pero... ¿y si era verdad? Si lo era, ¿por qué no me lo había dicho de un principio? Él solo ladeó su sonrisa antes de responderme deslizando sus dedos por mi rostro en una lenta y suave caricia. Dijo que era cierto, que le gustaba ser humano y que no quería ser un lobo aunque siempre supo que acabaría así si queríamos estar juntos. Decía que no se arrepentía, que podríamos entendernos y ser la mitad del otro que siempre habíamos sentido pero nunca lo habíamos sido. Yo necesité mi tiempo y él necesitaba el suyo pues apenas llevaba dos días como lobo y todo era demasiado reciente, y sí, claro que entendía lo que me quería decir. Acabó por rodear mi cintura con sus brazos pegándome a su cuerpo, mis manos acariciaron sus brazos y su boca rozó la mía con una sonrisa, me pedía dejar ese tema para cuando hubiéramos desterrado al demonio de su cuerpo rozando con su nariz mi cuello en una caricia, decía que ser lobo no era tan malo pero que no pensaba lo mismo de que un demonio se apoderara de su cuerpo. Cerré los ojos dejándome envolver por sus brazos hasta que se separó para mirarme y sus labios buscaron los míos en un beso, enredé mis dedos en su pelo sin separarnos con su lengua envolviendo la mía, sus brazos pegándome más a su cuerpo hasta que mordí su labio inferior tirando de este dando por finalizado el beso- está bien, centrémonos en buscar a Yuna para que te saque al demonio y luego nos ocuparemos de tu lado lobuno y salvaje –sonreí porque él tenía la facilidad de hacerme sonreír con una tontería- pero prométeme que me dirás las cosas, sean buenas o malas, para que no hayan secretos entre nosotros... no nos pongamos nosotros más barreras ¿vale? –Pregunté enlazando mi mano con la suya- y ahora vayamos a preguntar a Gerard si puede haber algo que nos ayude a encontrarla –dije tirando de él volviendo otra vez al salón donde él, sentado en el sofá, nos esperaba con un libro en las manos como si estuviera buscando algo. Nos sentamos frente a él con los dedos del egipcio jugando con los míos mientras miraba a mi amigo quien, parecía, buscaba algo en concreto- Gerard, ¿crees que hay alguna forma de poder dar con Yuna sin que tengamos que recurrir al demonio? –Lancé la pregunta haciendo que él me levantara sus ojos a los míos- quizás haya algún hechizo o algún conjuro que nos sirva para detectar presencia demoníaca... no sé, algo como algún talismán o algo que brille si nos acercamos –él enarcó una ceja como si fuese una locura pero sonrió.
-De hecho, creo que leí algo en uno de estos libros... lo único es que es algo sumamente peligroso y sus ingredientes no son fáciles de encontrar. De normalidad no lo haría pero sabiendo del caso y los problemas.... podríamos intentarlo –miré al egipcio y luego miré a mi amigo para hacer que continuara- es una amatista en forma de péndulo, pero lo difícil no es conseguir la piedra, sino los elementos que necesito para encantarla y que de alguna forma “brille” cuando hay una presencia demoníaca cerca. Tendría que encantarla con su magia para que no brillara constantemente al estar cerca de él porque lleva un demonio dentro, pero si estáis dispuestos a intentarlo os puedo hacer una lista con los ingredientes que necesito –se levantó para apuntarlo todo en una hoja mientras yo miraba a Tarik.
-No perdemos nada por intentarlo ¿no? Quizás eso nos ayude a encontrar a Yuna con más facilidad.
Mientras me recuperaba del ataque del demonio el egipcio despertó gracias a la ayuda de Gerard, no habíamos conseguido nada pero al menos lo habíamos intentado... había que buscar otra forma y no nos íbamos a dar por vencidos. Mis ojos observaron como despertaba todavía sentado sobre la silla pero sin las ataduras de las cuerdas, sus ojos se fijaron en el hechicero y en mi persona y nos preguntó qué había pasado como si no hubiera sido consciente de nada, según Gerard así había sido dado que él había caído dormido para darle paso al demonio. Se fijó de inmediato en las marcas que tenía en el cuello y preguntó qué había pasado sin apartar su vista de mí, me pedía que dejara de mirarlo de esa forma porque era él y no el demonio, sin embargo no me preocupaba que fuera el demonio sino me preocupaba que las palabras que me había dicho fueran reales y él me las hubiera ocultado. No respondí a qué me había hecho porque era más que evidente y las marcas se veían perfectamente, intentó salir pero todavía estaba aquel hechizo y no pudo hacerlo así que le pidió a Gerard que le dejara salir, cuando lo hizo se acercó sin dudarlo a mí repasando con sus dedos las marcas de mi cuello, dejé que me acariciara sabiendo que pronto desaparecerían y subí mis ojos a los suyos cuando preguntó qué nos había dicho... y fui incapaz de hablar y de contestarle, lo hizo Gerard por mí poniéndole al día mientras yo me quedaba callada. Mi cabeza le daba vueltas a las palabras del demonio mientras miraba al egipcio preguntándome por qué me había mentido cuando me dijo que no pasaba nada y que todo estaba bien. Estaba claro que no iba a dejar que estuviera a solas con el demonio para que volviera a atacarme y le preguntó a Gerard si habría algún modo de rastrearla, pero él no le respondió consciente de mi estado sabiendo lo que me había dicho el demonio, así que se disculpó dejándonos a solas porque entendía que teníamos que hablar y aclarar eso antes de continuar con la búsqueda. Cuando la puerta se cerró tras nuestra espalda Tarik no tardó ni un segundo en preguntar qué era lo que me pasaba, sus dedos recorrían mi cuello y mi rostro de forma lenta en una caricia y mis ojos estaban perdidos en los suyos, lancé un suspiro porque tenía que decírselo ya que él también podía notar mi estado, consecuencias de habernos “enlazado” de forma lobuna.
-Cuando estabas inconsciente y le estaba preguntando al demonio cómo podíamos dar con Yuna me dijo algo, sobre ti, que yo no sabía y que tú no me habías dicho –dije jugando con el bajo de su camiseta enrollándola entre mis dedos- cuando te mordí para ganar algo de tiempo y pudiste tener al demonio bajo tu control me disculpé por ello porque sabía que quizás no era lo correcto, pero sí mi única opción para ganar tiempo y salvarte. Me dijiste que no pasaba nada y que entendías por qué lo habías hecho, me dijiste que siempre pensaste que acabarías siendo un lobo para poder estar conmigo y que no te molestó ni me dijiste nada por eso mismo... –esas habían sido sus palabras- yo no puedo ver lo que hay en tu interior pero el demonio sí lo sabe y me dijo que era mentira, que no quieres ser lobo, que nunca terminaste de aceptar lo que soy –mis ojos se quedaron fijos en los suyos- que no quieres ser una bestia como lo soy yo –concluí dando un paso atrás pero sin dejar de mirarlo, sabía que no era fácil ser un licántropo ni asumirlo, también sabía que el demonio solo buscaba hacerme daño pero... ¿y si era verdad? Si lo era, ¿por qué no me lo había dicho de un principio? Él solo ladeó su sonrisa antes de responderme deslizando sus dedos por mi rostro en una lenta y suave caricia. Dijo que era cierto, que le gustaba ser humano y que no quería ser un lobo aunque siempre supo que acabaría así si queríamos estar juntos. Decía que no se arrepentía, que podríamos entendernos y ser la mitad del otro que siempre habíamos sentido pero nunca lo habíamos sido. Yo necesité mi tiempo y él necesitaba el suyo pues apenas llevaba dos días como lobo y todo era demasiado reciente, y sí, claro que entendía lo que me quería decir. Acabó por rodear mi cintura con sus brazos pegándome a su cuerpo, mis manos acariciaron sus brazos y su boca rozó la mía con una sonrisa, me pedía dejar ese tema para cuando hubiéramos desterrado al demonio de su cuerpo rozando con su nariz mi cuello en una caricia, decía que ser lobo no era tan malo pero que no pensaba lo mismo de que un demonio se apoderara de su cuerpo. Cerré los ojos dejándome envolver por sus brazos hasta que se separó para mirarme y sus labios buscaron los míos en un beso, enredé mis dedos en su pelo sin separarnos con su lengua envolviendo la mía, sus brazos pegándome más a su cuerpo hasta que mordí su labio inferior tirando de este dando por finalizado el beso- está bien, centrémonos en buscar a Yuna para que te saque al demonio y luego nos ocuparemos de tu lado lobuno y salvaje –sonreí porque él tenía la facilidad de hacerme sonreír con una tontería- pero prométeme que me dirás las cosas, sean buenas o malas, para que no hayan secretos entre nosotros... no nos pongamos nosotros más barreras ¿vale? –Pregunté enlazando mi mano con la suya- y ahora vayamos a preguntar a Gerard si puede haber algo que nos ayude a encontrarla –dije tirando de él volviendo otra vez al salón donde él, sentado en el sofá, nos esperaba con un libro en las manos como si estuviera buscando algo. Nos sentamos frente a él con los dedos del egipcio jugando con los míos mientras miraba a mi amigo quien, parecía, buscaba algo en concreto- Gerard, ¿crees que hay alguna forma de poder dar con Yuna sin que tengamos que recurrir al demonio? –Lancé la pregunta haciendo que él me levantara sus ojos a los míos- quizás haya algún hechizo o algún conjuro que nos sirva para detectar presencia demoníaca... no sé, algo como algún talismán o algo que brille si nos acercamos –él enarcó una ceja como si fuese una locura pero sonrió.
-De hecho, creo que leí algo en uno de estos libros... lo único es que es algo sumamente peligroso y sus ingredientes no son fáciles de encontrar. De normalidad no lo haría pero sabiendo del caso y los problemas.... podríamos intentarlo –miré al egipcio y luego miré a mi amigo para hacer que continuara- es una amatista en forma de péndulo, pero lo difícil no es conseguir la piedra, sino los elementos que necesito para encantarla y que de alguna forma “brille” cuando hay una presencia demoníaca cerca. Tendría que encantarla con su magia para que no brillara constantemente al estar cerca de él porque lleva un demonio dentro, pero si estáis dispuestos a intentarlo os puedo hacer una lista con los ingredientes que necesito –se levantó para apuntarlo todo en una hoja mientras yo miraba a Tarik.
-No perdemos nada por intentarlo ¿no? Quizás eso nos ayude a encontrar a Yuna con más facilidad.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Notaba el desazón de la loba como si fuera propio, sabia que iba a dejar a un lado los problemas que mi conversión podía acarrear en nuestra relación, al menos hasta que nos deshiciéramos del demonio.
Es cierto, no tenia pensado a corto plazo trasformarme en un lobo, no era mi sueño y aunque era consciente de que si algún día quería estar con ella esa era la solución, también era cierto que nos llevábamos a matar y tampoco me planteaba todo a corto plazo..no se era complicado.
Deduzco que de esas dudas es de lo que se alimentaba el demonio y por eso Kaila temía mirando mis desiertos, tratando de leer mi propia desazón en ellos.
La besé embebiendome de su boca, en un beso hambriento donde masculle que olvidara el asunto mientras mi lengua penetraba convirtiéndose en tornado contra la ajena.
Caminamos de la mano hasta el salón , allí nos esperaba su amigo que con el semblante serió respondió nuestra pregunta, una piedra que brillara la estar cerca de un demonio, podía ser útil, pero nosotros necesitábamos rastrear a la tal Yuna y no sabíamos cuantos demonios abría en estas tierras.
-Perderemos mas tiempo en buscar los ingredientes que en dar con ella, no tenemos tiempo -dije mirando toda esa lista interminable.
Mi impaciencia hacia mella y el licano que habitaba en mi interior aullaba trasformando mis ojos en ámbar.
Los dedos de Kaira se enredaron en mi nuca, buscando calmarme, pero yo solo resoplaba airado caminando en círculos como un depredador, alejándome de ella.
Resoplé cabreado.
-Vamos a jugar a otro juego bien distinto -sentencie -haz un circulo de donde ese demonio no sea capaz de escapar y darme un cuchillo. Si no tiene anfitrión quedará encerado como mi abuelo lo tenia en el sótano. Se que no quiere eso, yo también huelo sus miedos, así que..si quiere encontrar a Yuna, me necesita vivo y yo para sacarlo de mi cuerpo, necesito a Yuna. Ambos queremos lo mismo, una vez demos con ella puede meterse en cualquier otro cuerpo...
Kaira negaba peor yo estaba decidido, caminé hacia el hechicero, hazlo -ordené sacando de mi bota un cuchillo que centré en mi garganta.
-No voy a permitir que le hagas daño a ella, así que te lo voy a decir claro, o me llevas ante Yuna, o me dices donde está, o acabo aquí mismo con mi vida, y si no me crees, si crees que mi pulso temblará es que no me conoces en absoluto.
La sangre resbalaba por mi cuello, gotas carmesí que se acumulaban en el hueco de mi cuello.
Ladeé la sonrisa sintiendo como se revolvía en mis entrañas.
Kaira lloraba frente a mi ,sabía que le dolía, pero no podía permitir que el demonio se adueñara de mi.
-te voy a llevar conmigo a Hel, espero que te guste el frio hijo de puta.
Es cierto, no tenia pensado a corto plazo trasformarme en un lobo, no era mi sueño y aunque era consciente de que si algún día quería estar con ella esa era la solución, también era cierto que nos llevábamos a matar y tampoco me planteaba todo a corto plazo..no se era complicado.
Deduzco que de esas dudas es de lo que se alimentaba el demonio y por eso Kaila temía mirando mis desiertos, tratando de leer mi propia desazón en ellos.
La besé embebiendome de su boca, en un beso hambriento donde masculle que olvidara el asunto mientras mi lengua penetraba convirtiéndose en tornado contra la ajena.
Caminamos de la mano hasta el salón , allí nos esperaba su amigo que con el semblante serió respondió nuestra pregunta, una piedra que brillara la estar cerca de un demonio, podía ser útil, pero nosotros necesitábamos rastrear a la tal Yuna y no sabíamos cuantos demonios abría en estas tierras.
-Perderemos mas tiempo en buscar los ingredientes que en dar con ella, no tenemos tiempo -dije mirando toda esa lista interminable.
Mi impaciencia hacia mella y el licano que habitaba en mi interior aullaba trasformando mis ojos en ámbar.
Los dedos de Kaira se enredaron en mi nuca, buscando calmarme, pero yo solo resoplaba airado caminando en círculos como un depredador, alejándome de ella.
Resoplé cabreado.
-Vamos a jugar a otro juego bien distinto -sentencie -haz un circulo de donde ese demonio no sea capaz de escapar y darme un cuchillo. Si no tiene anfitrión quedará encerado como mi abuelo lo tenia en el sótano. Se que no quiere eso, yo también huelo sus miedos, así que..si quiere encontrar a Yuna, me necesita vivo y yo para sacarlo de mi cuerpo, necesito a Yuna. Ambos queremos lo mismo, una vez demos con ella puede meterse en cualquier otro cuerpo...
Kaira negaba peor yo estaba decidido, caminé hacia el hechicero, hazlo -ordené sacando de mi bota un cuchillo que centré en mi garganta.
-No voy a permitir que le hagas daño a ella, así que te lo voy a decir claro, o me llevas ante Yuna, o me dices donde está, o acabo aquí mismo con mi vida, y si no me crees, si crees que mi pulso temblará es que no me conoces en absoluto.
La sangre resbalaba por mi cuello, gotas carmesí que se acumulaban en el hueco de mi cuello.
Ladeé la sonrisa sintiendo como se revolvía en mis entrañas.
Kaira lloraba frente a mi ,sabía que le dolía, pero no podía permitir que el demonio se adueñara de mi.
-te voy a llevar conmigo a Hel, espero que te guste el frio hijo de puta.
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
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Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Sabía que más adelante tendríamos que hablar sobre el hecho de que no quería ser un licántropo, o en su defecto, no quería serlo tan pronto porque a ambos nos había pillado por sorpresa, pero era la única opción que tuve para salvarlo y para ganar tiempo con el demonio que tenía en su interior. Sabía que a él le gustaba ser un humano porque aunque no lo dijera siempre sí que era cierto que en alguna ocasión había hecho referencia a eso, también era cierto que nunca había comprendido y entendido mi parte animal y todo era nuevo para él y tendría que adaptarse a su nueva condición como lo hice yo en su momento, a mí me tocó siendo más joven en una época mucho más difícil, él por el contrario era adulto y podía sobrellevar las cosas de mejor manera que las llevé yo en su momento contando siempre con mi apoyo porque yo que lo había pasado sabía perfectamente lo que estaba sintiendo. Dentro de dos semanas sería la luna llena y tendría su primera transformación en lobo, sin duda alguna era la más dolorosa de todas y la que más desconcierto y miedo provocaba porque era la primera vez que te pasaba, pero después te ibas acostumbrando. Teníamos una conversación pendiente y ambos lo sabíamos, en cuanto acabáramos con el asunto de Yuna nos pondríamos en mano de aquel asunto porque no quería que tuviera dudas o que lo que habíamos empezado comenzara con barreras impuestas por nosotros, siempre habíamos tenido ese problema y cierto era que habíamos preferido muchas veces llevarnos a matar que solucionar las cosas, éramos unos críos que no sabíamos absolutamente nada pero ahora las tornas habían cambiado y podíamos hablar las cosas como adultos que éramos, solucionar las cosas juntos porque yo no había dado aquel paso en balde, tenía muy claro lo que quería y lo que sentía y aunque bien era cierto que el fuero era incierto para ambos no dudaba en que lo quería pasar con él... pero no podía hacerlo si tenía dudas porque luego esas mismas dudas acababan pesando y lo destruían todo, bastante habíamos destruido en nuestro pasado como para dejar que volviera a pasar. Me dijo que retomaríamos el asunto y que me olvidara de él mientras me besaba, era imposible razonar cuando arrasaba y anulaba mis defensas de esa forma, mordí su labio separándome de él dejándole claro que no había terminado esa conversación ahí y volvimos al salón.
Gerard nos esperaba libro en mano intentando hallar con una forma de que pudiéramos encontrar a Yuna sin tener que perder tiempo mirando en cada templo que, realmente, no sabía por qué si era un demonio iba a ir a un templo pero ¿y si había suerte? Cualquier cosa en esos momentos que nos ayudara era más que bien recibido por lo que esperaba sinceramente que Gerard nos diera una buena noticia, quizás algún amuleto o algún colgante que pudiera ayudarnos en nuestro objetivo... y parecía que la cosa no iba desencaminada del todo. Él decía que podría hacerlo, crear un colgando que pudiera ayudarnos a rastrear demonios, su luz se iluminaría cuando estuviéramos cerca de uno y la verdad es que aunque París era grande no creía que hubieran muchos demonios en la ciudad, o al menos demonios como tales en esos momentos ya que no era algo bastante común ni normal. Nos dio una lista de los ingredientes que debíamos de buscar, algunos ya los tenía él pero otros eran más complicados de buscar y miré todos y cada uno de ellos, en su mayoría planta, pero otros objetos más complicado que nos llevaría más tiempo de conseguir incluso con nuestra condición de lobos. Me mordí el labio pero eso era mejor que no tener nada así que iba a aprovechar la más mínimo oportunidad que me dieran para encontrar a Yuna, dos semanas era nuestro tiempo límite y las arenas del reloj ya habían comenzado a contar y a correr en nuestra contra, por lo que tendríamos que darnos prisa porque en mí no estaba dejar que él se apoderara del cuerpo de Tarik y se lo quedara para él, ni en broma. Pero el egipcio al parecer veía que eran demasiadas cosas las que había que buscar, que no era del todo mentira, pero era nuestra mejor baza y yo aprovecharía todo cuando tuviera a mi alcance, lo oí resoplar sentado a mi lado en el sofá y mis dedos subieron a su nuca para acariciarlo y tranquilizarlo, para que tuviera algo de esperanza y de fe en los dos, y en Gerard que nos estaba ayudando. Sus ojos habían cambiado a ese color ámbar propio de un lobo y su impaciencia era más que notoria para mí, lo conocía demasiado bien y sabía que la paciencia no era su fuerte, tampoco la mía, pero yo tenía algo más que él y al final acabó levantándose andando en círculos mientras resoplaba, miré un momento a mi amigo y luego me levanté para mirar al egipcio con la lista en mi mano pero dejándole su espacio, como lobo ahora sus sentimientos eran más difíciles de controlar y no quería agobiarle en absoluto.
-Tarik, si no lo intentamos jamás lo sabremos y es la mejor solución que tenemos en estos momentos, ¿no crees que merece la pena intentarlo que dar palos de ciego? No creo que haya muchos demonios en la ciudad, de hecho me apostaría a que solamente están estos dos porque no es algo que sea muy normal y podrá ayudarnos a encontrarla mejor –pero él negaba con la cabeza y rugió cabreado, terminó por acercarse al hechicero pidiéndole que le dibujara un círculo de donde el demonio no pudiera escapar, el demonio lo necesitaba vivo para encontrar a Yuna y nosotros queríamos encontrarla para que lo sacara de su cuerpo, pero al demonio le gustaba el recipiente que para él era Tarik y no lo dejaría escapar así como así. Como siempre ostentaba en esas ideas locas que tenía instó al hechicero de que hiciera el círculo mientras yo negaba con la cabeza cruzándome de brazos- ni en broma Tarik, no voy a dejar que lo hagas -¿estaba loco? No pensaba dejar que se hiciera daño ni que hiciera nada que pudiera poner su vida en peligro, sin embargo Gerard le hizo el círculo y cuando estuvo hecho se puso en medio no sin sacar antes una daga de su bota y ponérsela en su cuello, lo que me hizo mirarlo de forma fija y abrir ligeramente los labios por lo que pretendía hacer- Tarik... –lo llamé para intentar entrarlo en razón escuchando sus palabras dirigidas al demonio, sabía que él no temblaría ni dudaría en hacerlo así que cuando apretó el filo contra su piel y gotas carmesí comenzaron a bajar por su piel me acerqué hasta el círculo siendo detenida por el hechicero a petición de Tarik, un hechizo que me dejaba apenas movimiento como si estuviera encerrada en un círculo pequeño, algo parecido a lo del brujo y que hizo que gruñera mirando a Gerard porque era mi amigo y no sé si veía la locura que Tarik estaba cometiendo- Gerard, ¡sácame de aquí ahora mismo! –Pedí gruñendo enfadándome con él por hacerme eso, ¿no veía que era una locura? Pero Tarik estaba decidido y le pidió que no quitara el hechizo sobre mí, gruñí de nuevo con mis ojos ámbar por la rabia que tenía en esos momentos, me sentía como si estuviera en una jaula contemplando aquella escena sin poder hacer nada, pero el egipcio era firme y férreo en sus palabras y sonrió al parecer sintiendo que estaba ganando terreno frente al demonio, en cierto sentido podía salir vencedor de aquello pero si al demonio le daba igual que él muriera pues podría encontrar otra manera de escapar dejaría que se rebanara el cuello, era un demonio y el paso del tiempo era distinto para nosotros que para él por lo que quizás no le importara que Tarik muriera, pero a mí sí- ni se te ocurra hacerlo –mascullé apretando la mandíbula y los puños con fuerza, una lágrima escapó de mis ojos porque me sentía impotente, frustrada y dolida por contemplar aquello. No supe qué pasó pero de pronto tras decir aquellas palabras y tras hacerse un pequeño corte en el cuello con intención de cumplir su amenaza, cerró los ojos y el cuchillo cayó al suelo llevándose sus manos a la cabeza, encogiendo su cuerpo por algo que ni Gerard ni yo entendíamos que pasaba. Gritó como si le doliera lo que quisiera que pasara y miré a mi amigo para que me quitara aquel hechizo, no iba a dejar que el demonio me lo arrebatara porque el egipcio era terco y cabezota- ¡que me liberes! –pedí en un gruñido que retumbó en la habitación hasta que finalmente me hizo caso, me acerqué al egipcio cuando su cuerpo cayó al suelo todavía dentro del círculo, me arrodillé a su lado cogiendo su rostro entre mis manos llamándolo para que reaccionara- Tarik... ¡Tarik! –Dije recostándolo contra mi cuerpo hasta que finalmente abrió los ojos, con mi mano presioné la herida de su cuello que no tardaría en cerrarse y me sonrió como si se hubiera salido con la suya, sus labios se abrieron para decirme que sabía más o menos donde estaba Yuna, que el demonio se lo había mostrado y entendí que de ahí el dolor que había sufrido. Sin embargo fruncí el ceño y apoyé mi frente en la suya- no vuelvas a darme un susto como este, ¿me oyes? –Rocé mis labios con los suyos aliviada de que estuviera bien y lo incorporé dejándolo sentado para que me explicara qué había visto y qué le había mostrado el demonio para que supiera donde estaba Yuna, había funcionado pero eso no quitaba que su decisión fuera arriesgada y peligrosa.
Gerard nos esperaba libro en mano intentando hallar con una forma de que pudiéramos encontrar a Yuna sin tener que perder tiempo mirando en cada templo que, realmente, no sabía por qué si era un demonio iba a ir a un templo pero ¿y si había suerte? Cualquier cosa en esos momentos que nos ayudara era más que bien recibido por lo que esperaba sinceramente que Gerard nos diera una buena noticia, quizás algún amuleto o algún colgante que pudiera ayudarnos en nuestro objetivo... y parecía que la cosa no iba desencaminada del todo. Él decía que podría hacerlo, crear un colgando que pudiera ayudarnos a rastrear demonios, su luz se iluminaría cuando estuviéramos cerca de uno y la verdad es que aunque París era grande no creía que hubieran muchos demonios en la ciudad, o al menos demonios como tales en esos momentos ya que no era algo bastante común ni normal. Nos dio una lista de los ingredientes que debíamos de buscar, algunos ya los tenía él pero otros eran más complicados de buscar y miré todos y cada uno de ellos, en su mayoría planta, pero otros objetos más complicado que nos llevaría más tiempo de conseguir incluso con nuestra condición de lobos. Me mordí el labio pero eso era mejor que no tener nada así que iba a aprovechar la más mínimo oportunidad que me dieran para encontrar a Yuna, dos semanas era nuestro tiempo límite y las arenas del reloj ya habían comenzado a contar y a correr en nuestra contra, por lo que tendríamos que darnos prisa porque en mí no estaba dejar que él se apoderara del cuerpo de Tarik y se lo quedara para él, ni en broma. Pero el egipcio al parecer veía que eran demasiadas cosas las que había que buscar, que no era del todo mentira, pero era nuestra mejor baza y yo aprovecharía todo cuando tuviera a mi alcance, lo oí resoplar sentado a mi lado en el sofá y mis dedos subieron a su nuca para acariciarlo y tranquilizarlo, para que tuviera algo de esperanza y de fe en los dos, y en Gerard que nos estaba ayudando. Sus ojos habían cambiado a ese color ámbar propio de un lobo y su impaciencia era más que notoria para mí, lo conocía demasiado bien y sabía que la paciencia no era su fuerte, tampoco la mía, pero yo tenía algo más que él y al final acabó levantándose andando en círculos mientras resoplaba, miré un momento a mi amigo y luego me levanté para mirar al egipcio con la lista en mi mano pero dejándole su espacio, como lobo ahora sus sentimientos eran más difíciles de controlar y no quería agobiarle en absoluto.
-Tarik, si no lo intentamos jamás lo sabremos y es la mejor solución que tenemos en estos momentos, ¿no crees que merece la pena intentarlo que dar palos de ciego? No creo que haya muchos demonios en la ciudad, de hecho me apostaría a que solamente están estos dos porque no es algo que sea muy normal y podrá ayudarnos a encontrarla mejor –pero él negaba con la cabeza y rugió cabreado, terminó por acercarse al hechicero pidiéndole que le dibujara un círculo de donde el demonio no pudiera escapar, el demonio lo necesitaba vivo para encontrar a Yuna y nosotros queríamos encontrarla para que lo sacara de su cuerpo, pero al demonio le gustaba el recipiente que para él era Tarik y no lo dejaría escapar así como así. Como siempre ostentaba en esas ideas locas que tenía instó al hechicero de que hiciera el círculo mientras yo negaba con la cabeza cruzándome de brazos- ni en broma Tarik, no voy a dejar que lo hagas -¿estaba loco? No pensaba dejar que se hiciera daño ni que hiciera nada que pudiera poner su vida en peligro, sin embargo Gerard le hizo el círculo y cuando estuvo hecho se puso en medio no sin sacar antes una daga de su bota y ponérsela en su cuello, lo que me hizo mirarlo de forma fija y abrir ligeramente los labios por lo que pretendía hacer- Tarik... –lo llamé para intentar entrarlo en razón escuchando sus palabras dirigidas al demonio, sabía que él no temblaría ni dudaría en hacerlo así que cuando apretó el filo contra su piel y gotas carmesí comenzaron a bajar por su piel me acerqué hasta el círculo siendo detenida por el hechicero a petición de Tarik, un hechizo que me dejaba apenas movimiento como si estuviera encerrada en un círculo pequeño, algo parecido a lo del brujo y que hizo que gruñera mirando a Gerard porque era mi amigo y no sé si veía la locura que Tarik estaba cometiendo- Gerard, ¡sácame de aquí ahora mismo! –Pedí gruñendo enfadándome con él por hacerme eso, ¿no veía que era una locura? Pero Tarik estaba decidido y le pidió que no quitara el hechizo sobre mí, gruñí de nuevo con mis ojos ámbar por la rabia que tenía en esos momentos, me sentía como si estuviera en una jaula contemplando aquella escena sin poder hacer nada, pero el egipcio era firme y férreo en sus palabras y sonrió al parecer sintiendo que estaba ganando terreno frente al demonio, en cierto sentido podía salir vencedor de aquello pero si al demonio le daba igual que él muriera pues podría encontrar otra manera de escapar dejaría que se rebanara el cuello, era un demonio y el paso del tiempo era distinto para nosotros que para él por lo que quizás no le importara que Tarik muriera, pero a mí sí- ni se te ocurra hacerlo –mascullé apretando la mandíbula y los puños con fuerza, una lágrima escapó de mis ojos porque me sentía impotente, frustrada y dolida por contemplar aquello. No supe qué pasó pero de pronto tras decir aquellas palabras y tras hacerse un pequeño corte en el cuello con intención de cumplir su amenaza, cerró los ojos y el cuchillo cayó al suelo llevándose sus manos a la cabeza, encogiendo su cuerpo por algo que ni Gerard ni yo entendíamos que pasaba. Gritó como si le doliera lo que quisiera que pasara y miré a mi amigo para que me quitara aquel hechizo, no iba a dejar que el demonio me lo arrebatara porque el egipcio era terco y cabezota- ¡que me liberes! –pedí en un gruñido que retumbó en la habitación hasta que finalmente me hizo caso, me acerqué al egipcio cuando su cuerpo cayó al suelo todavía dentro del círculo, me arrodillé a su lado cogiendo su rostro entre mis manos llamándolo para que reaccionara- Tarik... ¡Tarik! –Dije recostándolo contra mi cuerpo hasta que finalmente abrió los ojos, con mi mano presioné la herida de su cuello que no tardaría en cerrarse y me sonrió como si se hubiera salido con la suya, sus labios se abrieron para decirme que sabía más o menos donde estaba Yuna, que el demonio se lo había mostrado y entendí que de ahí el dolor que había sufrido. Sin embargo fruncí el ceño y apoyé mi frente en la suya- no vuelvas a darme un susto como este, ¿me oyes? –Rocé mis labios con los suyos aliviada de que estuviera bien y lo incorporé dejándolo sentado para que me explicara qué había visto y qué le había mostrado el demonio para que supiera donde estaba Yuna, había funcionado pero eso no quitaba que su decisión fuera arriesgada y peligrosa.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
El demonio ardía de rabia, su ego no le permitía doblegarse, mas al estar dentro de mi sabia que no era un farol, que degollarme era una realidad , que no me faltaba valor, ni la dosis de locura necesaria para blandir el acero y llevarlo conmigo al infierno.
El hechicero atraparía al ente si mi cuerpo perecía y tendría de nuevo aguardar por siglos una nueva oportunidad.
Frente a mis ojos la loba suplicaba que no lo hiciera, dos lagrimas surcaban sus mejillas como un rio de aguas vivas, ordenaba a su amigo la liberara, pero este confiaba en mi plan, seguramente porque como yo, sabia que era lo mas rápido para dar con la mujer que buscábamos.
Mis mostaza se centraban en los ambarinos de mi compañera, trataba de contagiarle la seguridad que yo sentía, pues el demonio dudaba, su ego se doblegaba ante mi insistencia y en ese instante en el que se sintió perdido pues el acero se hundía en mis carnes me mandó una sucesión de imágenes.
Aullé de dolor, el acero cayó de mi mano mientras ambas oprimían mi cabeza quedando arrodillado, jadeante, con el pecho subiendo y bajando desorbitado.
Un mercado, una joven de dorados cabellos y ojos azules como mares, no iba sola si no con otro hombre moreno, de nuevo un salto, oscuridad y una cabaña en el bosque donde ambos entrenaban, oscuridad, un monasterio, muerte, ríos de sangre.
Caí al suelo medio inconsciente, jadeando al tiempo que Kaira corría a mi encuentro acunando mi rostro con sus manos, besando despacio mis labios mientras me preguntaba como estaba y me culpaba de ser terco, imprudente y un maldito suicida.
Ladeé la sonrisa, me había salido con la mía y mis ahora pardos se hundieron en los ajenos con un “te lo dije” que la hizo suspirar contra mis labios llamándome tonto de inmediato.
Me ayudó a sentarme en el sofá, su amigo el hechicero me sirvió un vaso de agua, tenia la boca seca, estaba bastante cansado, pero teníamos lo que necesitábamos.
-Hay que ir al monasterio -dije explicando de inmediato todo lo que había visto. La cabaña del bosque no sabia donde estaba, pero el monasterio si y desde allí seriamos capaces de seguir el rastro -Tenemos que ponernos en marcha -dije algo mareado, peor la mano de la loba se posó en mi pecho negando con la cabeza -estoy bien -aseguré llevando mis labios contra los suyos, abriéndome paso por sus precipicios mientras nuestras leguas se encontraban húmedas, ávidas del otro.
El amigo carraspeó , lo que me hizo sonreír y morder su labio inferior antes de darle un azote en el trasero.
-Vamos lobita, de aquí poco todo esto solo será un mal sueño y podremos aullar a la luna llena juntos.
Sabia que aun teníamos que hablar sobre mi conversión, pero habíamos decidido dejarlo para mas adelante, era lo mejor.
De la mano salimos de la casa del hechicero rumbo al monasterio...
El hechicero atraparía al ente si mi cuerpo perecía y tendría de nuevo aguardar por siglos una nueva oportunidad.
Frente a mis ojos la loba suplicaba que no lo hiciera, dos lagrimas surcaban sus mejillas como un rio de aguas vivas, ordenaba a su amigo la liberara, pero este confiaba en mi plan, seguramente porque como yo, sabia que era lo mas rápido para dar con la mujer que buscábamos.
Mis mostaza se centraban en los ambarinos de mi compañera, trataba de contagiarle la seguridad que yo sentía, pues el demonio dudaba, su ego se doblegaba ante mi insistencia y en ese instante en el que se sintió perdido pues el acero se hundía en mis carnes me mandó una sucesión de imágenes.
Aullé de dolor, el acero cayó de mi mano mientras ambas oprimían mi cabeza quedando arrodillado, jadeante, con el pecho subiendo y bajando desorbitado.
Un mercado, una joven de dorados cabellos y ojos azules como mares, no iba sola si no con otro hombre moreno, de nuevo un salto, oscuridad y una cabaña en el bosque donde ambos entrenaban, oscuridad, un monasterio, muerte, ríos de sangre.
Caí al suelo medio inconsciente, jadeando al tiempo que Kaira corría a mi encuentro acunando mi rostro con sus manos, besando despacio mis labios mientras me preguntaba como estaba y me culpaba de ser terco, imprudente y un maldito suicida.
Ladeé la sonrisa, me había salido con la mía y mis ahora pardos se hundieron en los ajenos con un “te lo dije” que la hizo suspirar contra mis labios llamándome tonto de inmediato.
Me ayudó a sentarme en el sofá, su amigo el hechicero me sirvió un vaso de agua, tenia la boca seca, estaba bastante cansado, pero teníamos lo que necesitábamos.
-Hay que ir al monasterio -dije explicando de inmediato todo lo que había visto. La cabaña del bosque no sabia donde estaba, pero el monasterio si y desde allí seriamos capaces de seguir el rastro -Tenemos que ponernos en marcha -dije algo mareado, peor la mano de la loba se posó en mi pecho negando con la cabeza -estoy bien -aseguré llevando mis labios contra los suyos, abriéndome paso por sus precipicios mientras nuestras leguas se encontraban húmedas, ávidas del otro.
El amigo carraspeó , lo que me hizo sonreír y morder su labio inferior antes de darle un azote en el trasero.
-Vamos lobita, de aquí poco todo esto solo será un mal sueño y podremos aullar a la luna llena juntos.
Sabia que aun teníamos que hablar sobre mi conversión, pero habíamos decidido dejarlo para mas adelante, era lo mejor.
De la mano salimos de la casa del hechicero rumbo al monasterio...
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Podía afirmar sin duda alguna que el egipcio tenía esa vena suicida que parecía tenían todos y cada uno por los que su sangre corría el apellido Cannif, aunque cierto que su hermana pequeña no lo era tanto, sí había escuchado muchas veces a su madre decir que tenían la misma vena suicida que su padre y es que no me extrañaba para nada que Eirin y él fueran así de esa forma. De hecho yo había sido testigo de muchas de las ocurrencias e ideas suicidas que había tenido el egipcio... pero esa sin duda era la más peligrosa de todas, sobre todo porque Gerard me había encerrado en un círculo del cual no podía salir ni moverme y me era un poco complicado y difícil acerarme si algo le pasaba para ayudarle. Mi loba interior aullaba con rabia y tiraba con todas sus fuerzas para liberarme del “encarcelamiento” que me había hecho mi amigo mientras veía, sin poder hacer absolutamente nada, como el egipcio en ese círculo que contendría al demonio llevaba el filo de la daga a su cuello de donde comenzó a salir un hilo de sangre por la herida. Sus ojos me contemplaban con determinación y sabía que era capaz de cumplir con sus palabras pero yo no quería que hiciera nada, yo no quería que se arriesgara tanto de esa forma y luché por liberarme pero fue imposible, él demandaba al demonio que le dijera donde se encontraba Yuna ya que era el único que podía rastrearla mientras un par de lágrimas caían de mis ojos luchando por liberarme, por pedirle que no lo hiciera y que recapacitara. En sus ojos de color ámbar podía ver sin duda alguna la seguridad que desprendía y que quería traspasarme a mí pero yo temía por su vida, porque el demonio pudiera hacer de las suyas y sin importarle la vida del egipcio dejara que se la quitara para poder encontrar otro recipiente que lo llevara hasta Yuna, suponía que una vez encontrada y liberado su poder el recipiente que usara daría igual porque su poder ya lo tendría, así que debía de hacer algo para que no siguiera con aquello, pero no podía moverme y solo contemplaba la herida que se hacía el egipcio pidiendo y demandando al demonio porque le dijera la ubicación de Yuna. De repente pasó de estar hablando a empezar a gritar de dolor como si algo le estuviera haciendo el demonio, pedí a Gerard que me soltara pero no lo hacía mientras él llevaba sus manos a la cabeza dejando la daga caer al suelo, solo cuando paró fue que me liberó y fui a su encuentro.
Estaba bien, podía escuchar su corazón bombear y latir y su respiración era algo más baja de lo normal pero estaba vivo, acuné su rostro para que despertara hasta que por fin abrió sus ojos y pude ver sus ámbar que me miraban con esa sonrisa en sus labios como si me dijera que él tenía razón, algo que me hizo gruñir por ello y decirle que era un suicida y un imbécil por darme sustos como aquellos. Le pedí que no lo volviera a hacer pero sabía de sobra que lo haría porque era un cabezota y, con su tendencia suicida, nada me garantizaba que fuera la última vez que lo veía hacer una cosa así. Lo ayudé a incorporarse y lo llevé al sofá para que se sentara, Gerard le tendió un vaso de agua mientras se reponía y esperábamos a que nos contara qué era lo que había pasado exactamente. Nos contó lo que había visto y lo que el demonio le había enseñado; había visto cómo era Yuna y el aspecto que tenía, pero no solo eso, sino que también había visto que iba junto con otro hombre que no sabíamos si era otro demonio o no. Se alojaban en una cabaña pero no pudo ver con exactitud donde se encontraba, pero sí el monasterio en el que al parecer estuvieron y al que sin duda alguna que él reconoció sería la pista que siguiéramos para encontrarla. Quería ir al monasterio y ya que sabíamos cuál era de todos los que habían yo también optaba por ello, quizás tras aquel desastre que él había visto pudiéramos seguir un rastro que nos llevara ante ellos. No me gustaba el hecho de saber que ella no andaba sola, la idea de que fuera un demonio y estuviera junto a alguien más quería decir que podría ser más peligroso de lo que nosotros nos pensábamos y tendríamos que llevar cuidado. Miré al egipcio unos segundos recorriendo con mis dedos su rostro, sabía de su tendencia y de no pensar antes de actuar y me preocupaba que esa imprudencia pudiera pasarnos factura. Suspiré mientras él se reponía pero lo miré frunciendo el ceño cuando dijo que teníamos que ponernos en marcha, a lo que puse mi mano en su pecho mientras negaba con la cabeza.
-¿A dónde crees que vas? Descansa un poco y nos pondremos en marcha –sabía que no habría nada que lo parara, pero me sentiría más segura si descansaba un poco y partíamos porque sabía que no teníamos todo el tiempo del mundo pero su seguridad estaba ante todo. Miró la mano que puse en su pecho y luego me miró a mí como si me diera a entender que estaba bien, pero no aparté la mano ejerciendo la presión justa para mantenerlo en el sitio- unos minutos para que te recuperes, luego emprenderemos la marcha –dije a lo que él me miró y, con esa sonrisa que tan bien conocía, me aseguró que estaba bien pero no me dejó siquiera replicarle cuando acercó su rostro al mío para buscar mis labios y fundirnos en un beso. Le gruñí porque sabía que lo había hecho para que no dijera nada y, en cierta forma, me distrajera mientras su lengua buscaba la mía hasta encontrarla y devorarnos en aquel beso. Solo nos separamos cuando Gerard carraspeó recordándonos de que estaba allí también, mordió mi labio inferior y me sonrió dándome un azote en mis nalgas que me hizo rodar los ojos- sí, sabemos que estás ahí –dije mirando a mi amigo antes de levantarnos aunque miré al egipcio y lo señalé con el dedo- que sepas que ese truco de persuasión no te va a volver a funcionar –él solo se rió por mis palabras y me instó a que emprendiéramos camino, antes de salir Gerard nos paró para darnos unas pulseras que, según él, aumentaba durante un corto plazo la “magia” cuando estas se rompían en caso de que necesitáramos ayuda, le di las gracias por ello y tomada de la mano salimos hacia la calle de nuevo en dirección hacia aquel templo que había reconocido Tarik donde podríamos buscar una pista. Lo miré de reojo cuando dijo aquello con mi pulgar acariciando su palma de forma suave, la verdad es que me había preguntado de qué color sería su pelaje cuando se transformara en lobo, pero antes debíamos de sacar a ese demonio de su cuerpo- será una anécdota y una aventura más que tendremos para contar en un futuro –sonreí de lado mientras paseábamos por las calles de París como una pareja más ajena a todo lo que nos rodeaba cuando, realmente, nos dirigíamos hacia el bosque que era donde él había dicho que se encontraba ese monasterio- ¿seguro que estás bien? –Acabé preguntando ante el silencio que se había instaurado entre ambos, algo un tanto extraño porque no nos solía pasar y que en cierta manera hasta me preocupó un poco. Más que preguntarle si estaba bien quería preguntarle si “estábamos” bien, pero sabía que no era el momento para sacar aquella conversación así que lo dejé estar y me mordí el labio mientras seguíamos el rumbo hacia el monasterio. Habíamos pasado por allí varias veces y nos sabíamos el camino, nunca había llegado a entrar pero sí conocía la zona porque cuando éramos pequeños la verdad es que no parábamos quietos y casi que nos conocíamos cada rincón de París. Tardamos casi una hora en salir de la ciudad, meternos al bosque, y encontrar el monasterio que estaba por la ladera de una de las montañas en un camino que no muchos conocían, mientras nos íbamos acercando se notaba que el ambiente estaba algo más enrarecido y el silencio que había en el lugar era bastante inquietante. Cuando llegamos a las escaleras que había antes de llegar al portón para entrar noté enseguida el olor a sangre, aquel lugar apestaba a sangre y a muerte y miré al egipcio durante un par de segundos- aquí pasó algo, no sé lo que viste pero se nota en el ambiente –ahora que habíamos llegado no podíamos dar marcha atrás así que juntos subimos las escalaras que conducían hacia el gran portón que estaba entornado, lo abrimos por completo y el olor a sangre se hizo mucho más patente, tanto que arrugué la nariz por ello aunque no percibía nada, ningún ruido, ningún aura- entremos –dije alerta por lo que pudiéramos encontrar en aquel lugar aunque cuando nos adentramos en el pasillo un rastro de sangre y de cadáveres se extendía por el lugar. Cuerpos mutilados extendidos a lo largo del pasillo, las paredes manchadas de sangre...- ¿esto lo ha hecho Yuna? ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué alguien querría matar a estos monjes? –Le pregunté porque algo había visto, si era Yuna la que hizo aquella masacre debíamos de estar preparados aunque yo no captaba a nadie más en aquel lugar, pero quizás encontráramos alguna pista de dónde están o qué pasó en ese lugar.
Estaba bien, podía escuchar su corazón bombear y latir y su respiración era algo más baja de lo normal pero estaba vivo, acuné su rostro para que despertara hasta que por fin abrió sus ojos y pude ver sus ámbar que me miraban con esa sonrisa en sus labios como si me dijera que él tenía razón, algo que me hizo gruñir por ello y decirle que era un suicida y un imbécil por darme sustos como aquellos. Le pedí que no lo volviera a hacer pero sabía de sobra que lo haría porque era un cabezota y, con su tendencia suicida, nada me garantizaba que fuera la última vez que lo veía hacer una cosa así. Lo ayudé a incorporarse y lo llevé al sofá para que se sentara, Gerard le tendió un vaso de agua mientras se reponía y esperábamos a que nos contara qué era lo que había pasado exactamente. Nos contó lo que había visto y lo que el demonio le había enseñado; había visto cómo era Yuna y el aspecto que tenía, pero no solo eso, sino que también había visto que iba junto con otro hombre que no sabíamos si era otro demonio o no. Se alojaban en una cabaña pero no pudo ver con exactitud donde se encontraba, pero sí el monasterio en el que al parecer estuvieron y al que sin duda alguna que él reconoció sería la pista que siguiéramos para encontrarla. Quería ir al monasterio y ya que sabíamos cuál era de todos los que habían yo también optaba por ello, quizás tras aquel desastre que él había visto pudiéramos seguir un rastro que nos llevara ante ellos. No me gustaba el hecho de saber que ella no andaba sola, la idea de que fuera un demonio y estuviera junto a alguien más quería decir que podría ser más peligroso de lo que nosotros nos pensábamos y tendríamos que llevar cuidado. Miré al egipcio unos segundos recorriendo con mis dedos su rostro, sabía de su tendencia y de no pensar antes de actuar y me preocupaba que esa imprudencia pudiera pasarnos factura. Suspiré mientras él se reponía pero lo miré frunciendo el ceño cuando dijo que teníamos que ponernos en marcha, a lo que puse mi mano en su pecho mientras negaba con la cabeza.
-¿A dónde crees que vas? Descansa un poco y nos pondremos en marcha –sabía que no habría nada que lo parara, pero me sentiría más segura si descansaba un poco y partíamos porque sabía que no teníamos todo el tiempo del mundo pero su seguridad estaba ante todo. Miró la mano que puse en su pecho y luego me miró a mí como si me diera a entender que estaba bien, pero no aparté la mano ejerciendo la presión justa para mantenerlo en el sitio- unos minutos para que te recuperes, luego emprenderemos la marcha –dije a lo que él me miró y, con esa sonrisa que tan bien conocía, me aseguró que estaba bien pero no me dejó siquiera replicarle cuando acercó su rostro al mío para buscar mis labios y fundirnos en un beso. Le gruñí porque sabía que lo había hecho para que no dijera nada y, en cierta forma, me distrajera mientras su lengua buscaba la mía hasta encontrarla y devorarnos en aquel beso. Solo nos separamos cuando Gerard carraspeó recordándonos de que estaba allí también, mordió mi labio inferior y me sonrió dándome un azote en mis nalgas que me hizo rodar los ojos- sí, sabemos que estás ahí –dije mirando a mi amigo antes de levantarnos aunque miré al egipcio y lo señalé con el dedo- que sepas que ese truco de persuasión no te va a volver a funcionar –él solo se rió por mis palabras y me instó a que emprendiéramos camino, antes de salir Gerard nos paró para darnos unas pulseras que, según él, aumentaba durante un corto plazo la “magia” cuando estas se rompían en caso de que necesitáramos ayuda, le di las gracias por ello y tomada de la mano salimos hacia la calle de nuevo en dirección hacia aquel templo que había reconocido Tarik donde podríamos buscar una pista. Lo miré de reojo cuando dijo aquello con mi pulgar acariciando su palma de forma suave, la verdad es que me había preguntado de qué color sería su pelaje cuando se transformara en lobo, pero antes debíamos de sacar a ese demonio de su cuerpo- será una anécdota y una aventura más que tendremos para contar en un futuro –sonreí de lado mientras paseábamos por las calles de París como una pareja más ajena a todo lo que nos rodeaba cuando, realmente, nos dirigíamos hacia el bosque que era donde él había dicho que se encontraba ese monasterio- ¿seguro que estás bien? –Acabé preguntando ante el silencio que se había instaurado entre ambos, algo un tanto extraño porque no nos solía pasar y que en cierta manera hasta me preocupó un poco. Más que preguntarle si estaba bien quería preguntarle si “estábamos” bien, pero sabía que no era el momento para sacar aquella conversación así que lo dejé estar y me mordí el labio mientras seguíamos el rumbo hacia el monasterio. Habíamos pasado por allí varias veces y nos sabíamos el camino, nunca había llegado a entrar pero sí conocía la zona porque cuando éramos pequeños la verdad es que no parábamos quietos y casi que nos conocíamos cada rincón de París. Tardamos casi una hora en salir de la ciudad, meternos al bosque, y encontrar el monasterio que estaba por la ladera de una de las montañas en un camino que no muchos conocían, mientras nos íbamos acercando se notaba que el ambiente estaba algo más enrarecido y el silencio que había en el lugar era bastante inquietante. Cuando llegamos a las escaleras que había antes de llegar al portón para entrar noté enseguida el olor a sangre, aquel lugar apestaba a sangre y a muerte y miré al egipcio durante un par de segundos- aquí pasó algo, no sé lo que viste pero se nota en el ambiente –ahora que habíamos llegado no podíamos dar marcha atrás así que juntos subimos las escalaras que conducían hacia el gran portón que estaba entornado, lo abrimos por completo y el olor a sangre se hizo mucho más patente, tanto que arrugué la nariz por ello aunque no percibía nada, ningún ruido, ningún aura- entremos –dije alerta por lo que pudiéramos encontrar en aquel lugar aunque cuando nos adentramos en el pasillo un rastro de sangre y de cadáveres se extendía por el lugar. Cuerpos mutilados extendidos a lo largo del pasillo, las paredes manchadas de sangre...- ¿esto lo ha hecho Yuna? ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué alguien querría matar a estos monjes? –Le pregunté porque algo había visto, si era Yuna la que hizo aquella masacre debíamos de estar preparados aunque yo no captaba a nadie más en aquel lugar, pero quizás encontráramos alguna pista de dónde están o qué pasó en ese lugar.
Kaira- Licántropo Clase Alta
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Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Silencio, caminábamos en silencio y en los ojos de la loba fui capaz de ver la desesperación mas absoluta. Teníamos una conversación pendiente, mi cambio pronto se haría evidente y ahora mismo me sentía diferente, pero no podía del todo entender en que consistía esto, no porque un demonio anidaba en mi interior y como la carcoma iba devorándome las entrañas, quería apoderarse de mi, notaba como tiraba con fuerza de esas cadenas con las que había logrado atrapar sus muñecas y la verdad...ni siquiera me había parado a pensar si ser lobo era tan ventajoso como Kaila decía.
Una parte de mi extrañaba ser ese humano normal y corriente, el guerrero como mi padre.
Ante nuestros ojos apareció entre la espesura del bosque, una imponente construcción, sin duda se trataba del templo que andábamos buscando, tenía una arquitectura bastante antigua, pero su estado de conservación era perfecto, como si el tiempo no pasara en aquel lugar. El verde oscuro de ciertas plantas enredaderas, que se encaramaban sobre los muros más oscuros y húmedos del templo, contrastaban con las blanquecinas losas que conformaba la estructura del edificio. En su fachada, una gran escalinata flanqueada por dos imponentes aves fénix convertidos en robustas columnas acababan ante un enorme dintel, en que hacía poco rato, debía de haberse levantado una enorme puerta de madera, que muy a mi pesar, ahora descansaba desplomada sobre el pavimento del patio delantero.
Frente al templo y sobre las frías piedras del patio principal, se había librado una lucha encarnizada, al parecer, los demonios, habían cogido por sorpresa a los monjes del templo, que no pudieron defender mucho tiempo la puerta principal. Decenas de cuerpos sin vida de teñían de rojo el desolado paisaje, dentro no mejoró la cosa, mis ojos iban de un lado a otro el olor a sangre, ponzoña inundaba mis fosas nasales hasta el punto en que por primera vez sentí nauseas.
-Kaila esto es peligroso, quizás deberías ir y avisar a padre -susurré atrapando con mis manso su rostro.
Por supuesto no tenia otra intención que alejarla de la masacre, yo era el que portaba el demonio dentro, el que lo dejó escarpar de las mazmorras de mi abuelo, tenía que alejar a Kaila de todo esto, si le pasaba algo nunca me lo perdonaría..por mi imprudencia acabó convertida de niña en una bestia..no quería que ahora por mi desfachatez terminara muerta.
-Kaila, has de ir a por padre, yo puedo olfatear desde aquí el rastro de esos dos, lo he captado y el demonio que anida en mi esta hambriento de encontrar a Yuna...ve por padre, te dejaré marcas que podrás seguir para dar conmigo...ve -ordené.
Por supuesto la estaba engañando, no tenía intención alguna de marcar nada, esta guerra tenía que lidiarla solo, o eso al menos es lo que pensaba en ese momento en el que me daba cuenta de que era incapaz de vivir sin ella.
La vi negar, apreté los dientes, tenía que hacerlo.
-no quería esto Kaila, ser un lobo, necesito estar solo, ir tras el rastro me ayudará a calmarme, porque ahora mismo siento que te odio, vete de aquí -rugí.
Era una falacia, una que le salvaría la vida y si así era, valía la pena ganarme su odio a cambio de tenerla como fuera .
Una parte de mi extrañaba ser ese humano normal y corriente, el guerrero como mi padre.
Ante nuestros ojos apareció entre la espesura del bosque, una imponente construcción, sin duda se trataba del templo que andábamos buscando, tenía una arquitectura bastante antigua, pero su estado de conservación era perfecto, como si el tiempo no pasara en aquel lugar. El verde oscuro de ciertas plantas enredaderas, que se encaramaban sobre los muros más oscuros y húmedos del templo, contrastaban con las blanquecinas losas que conformaba la estructura del edificio. En su fachada, una gran escalinata flanqueada por dos imponentes aves fénix convertidos en robustas columnas acababan ante un enorme dintel, en que hacía poco rato, debía de haberse levantado una enorme puerta de madera, que muy a mi pesar, ahora descansaba desplomada sobre el pavimento del patio delantero.
Frente al templo y sobre las frías piedras del patio principal, se había librado una lucha encarnizada, al parecer, los demonios, habían cogido por sorpresa a los monjes del templo, que no pudieron defender mucho tiempo la puerta principal. Decenas de cuerpos sin vida de teñían de rojo el desolado paisaje, dentro no mejoró la cosa, mis ojos iban de un lado a otro el olor a sangre, ponzoña inundaba mis fosas nasales hasta el punto en que por primera vez sentí nauseas.
-Kaila esto es peligroso, quizás deberías ir y avisar a padre -susurré atrapando con mis manso su rostro.
Por supuesto no tenia otra intención que alejarla de la masacre, yo era el que portaba el demonio dentro, el que lo dejó escarpar de las mazmorras de mi abuelo, tenía que alejar a Kaila de todo esto, si le pasaba algo nunca me lo perdonaría..por mi imprudencia acabó convertida de niña en una bestia..no quería que ahora por mi desfachatez terminara muerta.
-Kaila, has de ir a por padre, yo puedo olfatear desde aquí el rastro de esos dos, lo he captado y el demonio que anida en mi esta hambriento de encontrar a Yuna...ve por padre, te dejaré marcas que podrás seguir para dar conmigo...ve -ordené.
Por supuesto la estaba engañando, no tenía intención alguna de marcar nada, esta guerra tenía que lidiarla solo, o eso al menos es lo que pensaba en ese momento en el que me daba cuenta de que era incapaz de vivir sin ella.
La vi negar, apreté los dientes, tenía que hacerlo.
-no quería esto Kaila, ser un lobo, necesito estar solo, ir tras el rastro me ayudará a calmarme, porque ahora mismo siento que te odio, vete de aquí -rugí.
Era una falacia, una que le salvaría la vida y si así era, valía la pena ganarme su odio a cambio de tenerla como fuera .
Tarik Cannif- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Lobos y corderos (privado)(+18)
Tras saber el rumbo que debíamos de tomar y la dirección en la que ir nos pusimos en marcha para poder encaminarnos hacia el templo que Tarik había visto en su visión, en la que el demonio le había dicho acerca de Yuna diciéndole dónde podíamos encontrarla. Había visto más pero no había podido averiguar qué era ese lugar donde estaban en esos momentos pero sí había distinguido el templo por el que habían pasado, lugar al que nos dirigíamos en ese momento tomados de la mano alejándonos de la ciudad para perdernos entre la naturaleza. El templo estaba en la cima de una de las montañas y no era la primera vez que nos acercábamos allí en el tiempo que habíamos estado en París, recordaba una vez de jóvenes antes de que me mordieran habíamos ido allí a pasar el día. Los monjes eran muy tranquilos y recibían a todos aquellos que querían y buscaban algo de calma y de paz... aunque nosotros no es que buscáramos paz precisamente pero sí nos acercamos al lugar en una de nuestras expediciones, solíamos perdernos por los bosques y de casualidad dimos con aquel templo del cual ninguno sabía de su existencia realmente, habíamos acabado tumbados cerca del templo contemplando las estrellas para luego volver a casa antes de que sus padres se enteraran de que nos habíamos escapado y nos castigaran por ello, porque éramos unos trastos y no parábamos quietos. Sin duda alguna a sus padres les dimos quebraderos de cabeza porque Tarik era el que más motivaba para seguirle, y Eirin y yo lo hacíamos sin siquiera pensarlo cometiendo trastada tras trastada. Ahora nos acercábamos de nuevo aunque esa vez para adentrarnos en su interior en busca de pistas que nos llevaran hasta Yuna. No iba a negar que estaba nerviosa porque era así, no solamente porque el hecho de pensar que íbamos a encontrarnos con otra persona que llevaba un demonio en su interior me ponía de los nervios al no saber qué iba a pasar ni lo que iba a suceder, sino que además no podía dejar de pensar en el hecho de que no la conocíamos de nada y no sabíamos si nos ayudaría o por el contrario haría caso a ese demonio y dejaría que ocupara el cuerpo del egipcio... eso era algo que no podía permitir pero ¿acaso quedaba opción?
En silencio, algo bastante extraño entre los dos, aunque tomados de la mano nos acercamos hasta que por fin llegamos al templo que se alzaba majestuoso frente a nosotros. Muchas escaleras que llevaban hasta unos portones derribados que denotaban que allí había pasado algo, además podía notar el olor a sangre antes siquiera de entrar y eso confirmaba todas mis sospechas. Las estatuas se repartían por todo el lugar y dos enormes custodiaban la puerta de entrada, debíamos de adentrarnos para saber qué había pasado y de allí captar el olor de Yuna para seguirlo... aunque a él le iba a resultar más fácil pero yo también era una loba y entre tanta sangre estaba segura de que captaría su olor, además había dicho que no estaba sola por lo que sería más fácil. Una vez dentro nos dimos cuenta de que había sido una masacre lo que había pasado en aquel lugar, los monjes estaban muertos algunos incluso de forma horrible, el olor era mucho más fuerte en el interior e incluso parecía que llegaba a marear de lo concentrado que estaba. El suelo estaba manchado, las paredes salpicadas, rastros de sangre con conducía hacia un mismo lugar... si eso lo había hecho Yuna ya podíamos prepararnos porque empezaba a sospechar que no iba a ayudarnos y a ser todo tan fácil, ¿cuándo lo había sido? Tarik no me respondía y llevé mis ojos hacia él mientras contemplaba la misma masacre que veían mis ojos, no me había dicho nada en todo el camino y eso me tenía un tanto preocupada porque no era normal en él, y aunque le pregunté si estaba bien tampoco me respondió... lo que me angustiaba aún más. Solo quería que todo aquello pasara y poder mantener una conversación para aclarar las cosas, lo necesitaba para quedarme yo también tranquila y saber que estábamos bien. Me giré en cuanto escuché mi nombre salir de mis labios, al quedarme frente a él sus manos tomaron mi rostro y pude sentir la calidez que desprendían... aún no me acostumbraba al hecho de que era un licántropo como yo, mis manos fueron a su pecho mientras escuchaba sus palabras y lo miraba de forma fija, ¿por qué ahora me decía que fuera a buscar a su padre? Habíamos quedado en que nos daríamos tiempo para solucionarlo nosotros y luego, cuando viéramos que no podíamos, solamente se lo diríamos si eso ocurría. Fruncí el ceño mientras contemplaba sus ojos buscando hallar la verdadera respuesta a sus palabras.
-Creí que íbamos a solucionar esto los dos solos y no inmiscuir a tus padres –le repliqué con mis manos acariciando su pecho sin entender por qué me pedía que buscáramos a su padre. Sí, cierto era que aquello pintaba peligroso y mal pero éramos los dos juntos, éramos guerreros, éramos lobos y estábamos juntos ¿qué mal podría irnos? Volví a contemplarlo de forma fija a sus orbes castaños, dos desiertos que me miraban de igual forma y fruncí el ceño cuando me dijo que buscara a su padre y que él podía seguir el rastro, que había captado a Yuna y el demonio que llevaba en su interior rugía porque fueran en su búsqueda. ¿Estaba loco? No iba a dejar que fuera él solo en su búsqueda- ¿te has vuelto loco? Por Odín que no voy a dejar que vayas solo en búsqueda de ese demonio Tarik, no voy a permitirlo –fruncí aún más el ceño, incluso le gruñí mostrando el desacuerdo que tenía en esos momentos con él porque no iba a dejar que se marchara solo por muchas marcas que me dejara, podía seguir el rastro de su olor con facilidad y no me costaría en absoluto, pero no era eso precisamente lo que me molestaba de todo ello- puedo seguir tu olor perfectamente, pero no pienso dejarte solo e ir a buscar a tus padres mientras tú te diriges hacia esa mujer que posee un demonio sin saber si logrará sacar al que llevas dentro, sin saber si nos ayudará y sin tener un plan porque tú, precisamente, no te caracterizas por entrar con un plan trazado sino que más bien a vas a la aventura –iba a seguir replicándole porque tenía muchas más cosas que decirle al respecto, era un cabeza hueca que no pensaba en absoluto las cosas y que se lanzaba a la aventura sin siquiera tener un plan en marcha por lo que ni en broma iba a dejar que fuera él solo... pero fueron sus siguientes palabras lo que me hicieron callarme y alzar mis ojos a los suyos mirándolo con extrañeza- ¿qué? –Pregunté sintiendo que la respiración me faltaba, que mi corazón bombeaba con fuerza y mis manos parecían perder “fuerza” apoyadas en su pecho, escuchando sus palabras y las razones que me daba. Si había algo con lo que más podía hacerme daño en esos momentos sin duda alguna eran esas palabras, que no quería ser un lobo como lo era yo. Sí, asumía que lo hice para salvar su vida y que teníamos una conversación pendiente pero... que volviera a repetírmelo me quemaba, me ardía por dentro porque sabía que nos iba a traer consecuencias pero en ese momento ni siquiera lo pensé, era su vida la que salvé con esa acción y aunque yo tampoco quise morderlo de esa manera no me arrepentía, porque gracias a eso seguía con vida a mi lado- ¿qué es lo que...? –no me dio tiempo a terminar la pregunta cuando sus palabras, mordaces e hirientes siguieron causando estragos. “Ahora mismo siento que te odio, vete de aquí” Me odiaba, me odiaba por lo que había hecho y eso fue lo que más daño me hacía de todo... que me pidiera que me fuera porque no podía soportar estar cerca de mí, porque necesitaba pensar y tomarse un respiro. Mis manos cayeron a cada lado de mi cuerpo de forma lacia, apreté mi mandíbula presa de la rabia, herida en mi orgullo, y mis manos se cerraron en sendos puños con fuerza mientras daba un paso atrás y sus manos dejaban de acunar mi rostro, poniendo algo de distancia entre ambos. Me sentía dolida, muy dolida, por lo que me había dicho y mis ojos resplandecían con ese toque ámbar característico de los lobos. Me odiaba y no me quería allí, ¿qué más podía hacer en esos momentos? Sentía que la rabia estaba a punto de hacer que estallara así que sin siquiera decir nada, pero con el dolor pintado en mis ojos, me alejé de su cuerpo y bajé las escaleras con una opresión en el pecho que me quemaba por dentro. Terminé por alejarme de allí corriendo perdiéndome entre la espesura del bosque había cerca sintiendo que lo perdía y lo perdía con cada paso que daba, que esa conexión se iba desvaneciendo con la distancia hasta que sin poder aguantarlo más porque iba a estallar me paré con la respiración agitada y uno de los árboles que había fue la víctima que sufrió mi ira. Golpeé el árbol con mis puños, con rabia y con fuerza, gruñí sacando de alguna forma el dolor que llevaba dentro sin percatarme de que la piel de mis nudillos se había pelado y ahora sangraba por estos, incluso me clavé alguna que otra astilla pero no me importó. Lancé un grito lleno de rabia, de ira y de frustración y caí de rodillas frente al árbol con el que me había descargado, apoyé mi frente respirando con dificultad mientras me picaba la herida que ya comenzaba a cerrarse preguntándome por qué me había dicho eso, por qué justo en ese momento me decía que.... hasta que caí en la cuenta de la verdad, abrí mis ojos y miré hacia atrás mientras en mi mente me decía lo estúpida que era, lo idiota por caer en aquella trampa- maldito tarugo –dije levantándome para emprender el camino de vuelta mientras rogaba porque no fuera tarde y se hubiera marchado. Pensaba matarlo, si no lo hacía el demonio lo haría yo por haberme mentido de esa forma y haberme hecho pasar ese mal trago.
En silencio, algo bastante extraño entre los dos, aunque tomados de la mano nos acercamos hasta que por fin llegamos al templo que se alzaba majestuoso frente a nosotros. Muchas escaleras que llevaban hasta unos portones derribados que denotaban que allí había pasado algo, además podía notar el olor a sangre antes siquiera de entrar y eso confirmaba todas mis sospechas. Las estatuas se repartían por todo el lugar y dos enormes custodiaban la puerta de entrada, debíamos de adentrarnos para saber qué había pasado y de allí captar el olor de Yuna para seguirlo... aunque a él le iba a resultar más fácil pero yo también era una loba y entre tanta sangre estaba segura de que captaría su olor, además había dicho que no estaba sola por lo que sería más fácil. Una vez dentro nos dimos cuenta de que había sido una masacre lo que había pasado en aquel lugar, los monjes estaban muertos algunos incluso de forma horrible, el olor era mucho más fuerte en el interior e incluso parecía que llegaba a marear de lo concentrado que estaba. El suelo estaba manchado, las paredes salpicadas, rastros de sangre con conducía hacia un mismo lugar... si eso lo había hecho Yuna ya podíamos prepararnos porque empezaba a sospechar que no iba a ayudarnos y a ser todo tan fácil, ¿cuándo lo había sido? Tarik no me respondía y llevé mis ojos hacia él mientras contemplaba la misma masacre que veían mis ojos, no me había dicho nada en todo el camino y eso me tenía un tanto preocupada porque no era normal en él, y aunque le pregunté si estaba bien tampoco me respondió... lo que me angustiaba aún más. Solo quería que todo aquello pasara y poder mantener una conversación para aclarar las cosas, lo necesitaba para quedarme yo también tranquila y saber que estábamos bien. Me giré en cuanto escuché mi nombre salir de mis labios, al quedarme frente a él sus manos tomaron mi rostro y pude sentir la calidez que desprendían... aún no me acostumbraba al hecho de que era un licántropo como yo, mis manos fueron a su pecho mientras escuchaba sus palabras y lo miraba de forma fija, ¿por qué ahora me decía que fuera a buscar a su padre? Habíamos quedado en que nos daríamos tiempo para solucionarlo nosotros y luego, cuando viéramos que no podíamos, solamente se lo diríamos si eso ocurría. Fruncí el ceño mientras contemplaba sus ojos buscando hallar la verdadera respuesta a sus palabras.
-Creí que íbamos a solucionar esto los dos solos y no inmiscuir a tus padres –le repliqué con mis manos acariciando su pecho sin entender por qué me pedía que buscáramos a su padre. Sí, cierto era que aquello pintaba peligroso y mal pero éramos los dos juntos, éramos guerreros, éramos lobos y estábamos juntos ¿qué mal podría irnos? Volví a contemplarlo de forma fija a sus orbes castaños, dos desiertos que me miraban de igual forma y fruncí el ceño cuando me dijo que buscara a su padre y que él podía seguir el rastro, que había captado a Yuna y el demonio que llevaba en su interior rugía porque fueran en su búsqueda. ¿Estaba loco? No iba a dejar que fuera él solo en su búsqueda- ¿te has vuelto loco? Por Odín que no voy a dejar que vayas solo en búsqueda de ese demonio Tarik, no voy a permitirlo –fruncí aún más el ceño, incluso le gruñí mostrando el desacuerdo que tenía en esos momentos con él porque no iba a dejar que se marchara solo por muchas marcas que me dejara, podía seguir el rastro de su olor con facilidad y no me costaría en absoluto, pero no era eso precisamente lo que me molestaba de todo ello- puedo seguir tu olor perfectamente, pero no pienso dejarte solo e ir a buscar a tus padres mientras tú te diriges hacia esa mujer que posee un demonio sin saber si logrará sacar al que llevas dentro, sin saber si nos ayudará y sin tener un plan porque tú, precisamente, no te caracterizas por entrar con un plan trazado sino que más bien a vas a la aventura –iba a seguir replicándole porque tenía muchas más cosas que decirle al respecto, era un cabeza hueca que no pensaba en absoluto las cosas y que se lanzaba a la aventura sin siquiera tener un plan en marcha por lo que ni en broma iba a dejar que fuera él solo... pero fueron sus siguientes palabras lo que me hicieron callarme y alzar mis ojos a los suyos mirándolo con extrañeza- ¿qué? –Pregunté sintiendo que la respiración me faltaba, que mi corazón bombeaba con fuerza y mis manos parecían perder “fuerza” apoyadas en su pecho, escuchando sus palabras y las razones que me daba. Si había algo con lo que más podía hacerme daño en esos momentos sin duda alguna eran esas palabras, que no quería ser un lobo como lo era yo. Sí, asumía que lo hice para salvar su vida y que teníamos una conversación pendiente pero... que volviera a repetírmelo me quemaba, me ardía por dentro porque sabía que nos iba a traer consecuencias pero en ese momento ni siquiera lo pensé, era su vida la que salvé con esa acción y aunque yo tampoco quise morderlo de esa manera no me arrepentía, porque gracias a eso seguía con vida a mi lado- ¿qué es lo que...? –no me dio tiempo a terminar la pregunta cuando sus palabras, mordaces e hirientes siguieron causando estragos. “Ahora mismo siento que te odio, vete de aquí” Me odiaba, me odiaba por lo que había hecho y eso fue lo que más daño me hacía de todo... que me pidiera que me fuera porque no podía soportar estar cerca de mí, porque necesitaba pensar y tomarse un respiro. Mis manos cayeron a cada lado de mi cuerpo de forma lacia, apreté mi mandíbula presa de la rabia, herida en mi orgullo, y mis manos se cerraron en sendos puños con fuerza mientras daba un paso atrás y sus manos dejaban de acunar mi rostro, poniendo algo de distancia entre ambos. Me sentía dolida, muy dolida, por lo que me había dicho y mis ojos resplandecían con ese toque ámbar característico de los lobos. Me odiaba y no me quería allí, ¿qué más podía hacer en esos momentos? Sentía que la rabia estaba a punto de hacer que estallara así que sin siquiera decir nada, pero con el dolor pintado en mis ojos, me alejé de su cuerpo y bajé las escaleras con una opresión en el pecho que me quemaba por dentro. Terminé por alejarme de allí corriendo perdiéndome entre la espesura del bosque había cerca sintiendo que lo perdía y lo perdía con cada paso que daba, que esa conexión se iba desvaneciendo con la distancia hasta que sin poder aguantarlo más porque iba a estallar me paré con la respiración agitada y uno de los árboles que había fue la víctima que sufrió mi ira. Golpeé el árbol con mis puños, con rabia y con fuerza, gruñí sacando de alguna forma el dolor que llevaba dentro sin percatarme de que la piel de mis nudillos se había pelado y ahora sangraba por estos, incluso me clavé alguna que otra astilla pero no me importó. Lancé un grito lleno de rabia, de ira y de frustración y caí de rodillas frente al árbol con el que me había descargado, apoyé mi frente respirando con dificultad mientras me picaba la herida que ya comenzaba a cerrarse preguntándome por qué me había dicho eso, por qué justo en ese momento me decía que.... hasta que caí en la cuenta de la verdad, abrí mis ojos y miré hacia atrás mientras en mi mente me decía lo estúpida que era, lo idiota por caer en aquella trampa- maldito tarugo –dije levantándome para emprender el camino de vuelta mientras rogaba porque no fuera tarde y se hubiera marchado. Pensaba matarlo, si no lo hacía el demonio lo haría yo por haberme mentido de esa forma y haberme hecho pasar ese mal trago.
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