La purga de los lobos (+18)

La pelirroja sonreía mirándome desde el otro lado de la mesa, el negro humo tomaba forma a través de nuestros labios distorsionando la imagen propia y ajena.
La bruja barajaba las cartas con facilidad, algo me decía que era de las que se guardaban mas de un as en la manga, así que terminé ladeando la sonrisa con mis ojos fijos en las cartas.
-Sin trampas -pedí ensanchando la sonrisa.
El humo escapó por los agujeros de mi nariz al llevar a mis labios la copa de bourbon para darle un trago llenando el vidrio de oscuridad.

-No te preocupes, entiendo te haya sentado mal, pero me cuesta mucho ceder mi libertad, creo que no estoy hecho para una relación formal -confesé.
Nunca me había enamorado, para mi eso era un cuento de niños que contaban a las mujeres para hacerles creer que debían ser idílicas esposas y mejores madres si querían conseguir su príncipe azul. Yo distaba mucho de ser el príncipe azul de los cuentos, así que prefería llevar en rueda a varias caperucitas y mantenerme como el lobo feroz de todas ellas.

La pelirroja repartió las cartas con una maquiavelica sonrisa, llevé mi diestra a la mesa atrapándolas, mis ojos se deslizaron sobre las dos parejas que me habían tocado en la mano, alcé la mirada por encima de los cartoncillos buscando sus ojos claros.
-¿quieres apostar? -pregunté al escucharla decir que era l oque le daría si me ganaba la mano -¿que es l oque quieres bruja?

Enarqué una ceja esperando su oferta, a fin de cuentas, apostar sin conocer las consecuencias era algo que no pensaba hacer.
Llevé mis labios a la manguera y volví a sorber llenando mi boca de humo que trague llegando a mis pulmones.
-¿entonces? -el humo escapó de mis labios con la pregunta.

Algo me decía que no iba a ganar pues ella aseguraba saber jugar y yo tenia apenas claras las reglas básicas, no se puede ser experto en todo.

La bruja enarcaba su ceja mientras volvía a alzar todos sus escudos nuevamente, mientras miraba sus cartas, más negó con la cabeza mirando unos instante al licántropo, arrugó unos segundos la nariz al escuchar las palabras de Lobbo. -No quería quitarte tú libertad, me deje llevar simplemente en un comportamiento estupido, en realidad me habría dado igual que saltase de cama en cama, de dama en dama siempre que hubieras querido volver a mi lado cuando hubieses terminado de jugar....pero tienes razón, el cariño es cosa de niños, y el amor un sentimiento estupido.- Sonrió finalmente de manera amplia, mientras murmuraba por lo bajo cambiando con simple hechizo las cartas favorables mientras al ganar la mano tenía que pensar algo que sacar al lobo, tenía ganas de molestarle un poco, aunque tampoco nada que lo molestase demasiado, mientras dejaba escapar una maliciosa sonrisa. -Quiero tú espada.- Dijo finalmente decidiendo que le quería sacar algo que le pudiera gustar.
Suspiró mirando a Lobbo y despues al resto de los allí presentes como se deleitaban con las vistas de esas chicas, y quizá buscando algo que se adaptase a su perfil, quizándo dejandose llevar por ideas más picaras, mientras de vez en cuando miraba al licántropo emitiendo suaves risillas, indicando que estaba empezando a estar no solo borracha, si no que también notablemente colocada.


Incluso en un momento de la contienda donde dejó ganar al licántropo para que tampoco descubriese las notables trampas que cada vez disimulaba menos, incluso Lobbo pareció pillar en una de esas el hechizo de la bruja y empezar a reclamarla, pero debido a los efectos Wenkyel estalló en risa alegando que tenía una cara muy graciosa cuando se enfadaba, y que no imponía nada de nada. Lobbo sin duda pudo percibir lo nublada que tenía la mente, incluso parecía hacerle gracias. -Uhm....debería hacer un trio con dos hombres...soy una bruja y no hice ninguno...que vergüenza...-Dijo en un momento dado de la noche con las palabras apenas inteligibles, y despues estalló en risas, aunque por la cara de Lobbo, parece que si comprendió lo que había dicho, la bruja miró las ganas. -Bien apostemos tu dotes encantadoras...intenta seducir a dos que no sean cortesanas...¿a la vez?- Se rió por el desafió dado, mientras observaba con atención al lobo.


Ella en un momento dado dejó las cartes, era muy tarde, o muy temprano según se mirase, se levantó mientras se tocaba la cabeza. -Necesito aire...-Avisó antes de retirarse, mientras torpemente salía tambaleante, chocando con varios miembros de la manada de Lobbo que encontraron graciosa la patosidad de la pelirroja, que sin recordar muy bien como consiguió salir afuera del burdel, oliendo el aire frio, el de la madrugada, aun no había amanecido, la bruja se apoyó en la pared deslizandose hasta quedar sentada en el suelo, debido a su estado volvió a su color naranja habitual en su melena, miraba el cielo, incluso dando algunas cabezada, recostada contra la pared sentada en el suelo, incluso se durmió inevitablemente, no sabe cuanto tiempo pasó, pero derrepente abrió los ojos con la mente ligeramente menos nublada, dispuesta a volver a la habitación para acostarse, todos parecían haber acabado la fiesta de un modo u otro..algunos sobre la barra, otro en el suelo, llegó a la estancia dejandose caer en la cama, apenas unos minutos de sueño escuchó un crujido en la habitación, abrió los ojos cruzando la mirada con un desconocido, apenas alcanzó a escuchar el deslizar del metal de una daga, y ella masculló el hechizo que hizó que este saliera volando hacia atrás atravesando la puerta. -¡¿Qué demonios....?!

La pelirroja llevaba una buena borrachera y si bien era cierto yo no iba mucho mejor los dos nos reíamos intentando descifrar esas cartas que repartía y que ya habían dejado de tener sentido pues no veíamos si eran doble pareja, trió o póquer.
Cuando esta se levantó para tomar el aire me quedé creo que conversando con la posadera, una rubia de bonitas curvas que no tenia ni puta idea de lo que hablaba pero que tenia un buen escote y con eso valía para alegrarme las vistas.

Tras tontear un buen rato salí en busca de la pelirroja al ver que no venia, me la encontré dormida contra la pared con la barbilla tocándole el pecho y la botella en su diestra que se había desparramado y manchaba su vestido apretado.
La cogí en brazos mientras esta renegaba intentando enfocarme sin éxito.
-Vamos bruja a dormir la mona -bromeé divertido alzándola del suelo mientras ella enredaba las palabras diciéndome no se bien que.

Me reí subiendo las escaleras también tambaleándome y cuando llegué a nuestra habitación la abrí de una patada mientras ambos nos descojonabamos los dos por nada realmente.
La verdad es que me daba la sensación de que habían cambiado los muebles pero con la que llevaba encima tampoco es que me importara demasiado si así había sido. Me dejé caer en el lecho con la bruja y en nada estábamos los dos completamente dormidos.

El caso es que de pronto escuché un golpe y como una corriente de energía brutal que envió a un tercero contra la pared.
Entreabrí los ojos intentando centrarme.
-¡Que cojones!
Fue entonces cuando aun con la mente turbia me di cuenta de que esta no era nuestra habitación si no otra distinta.
-¡Joder! -dije intentando coger a la pelirroja loca- ¡Para que no nos están atacando, que me he equivocado de habitación!

Salimos de la habitación descojonandonos, esta vez rumbo a la nuestra aunque lso primeros rayos de luz ya se adentraban por los portones de las ventanas, así que en nada habíamos quedado bajo para emprender la marcha.

Ni siquiera recordaba como llegó a la habitación, atacó a alguien que a su vez pensó que este le atacaba a ella, y alguien acabo contra la pared mientras Lobbo desternillado de risa se la echó al hombro y la llevó a su habitación mientras a ella le daba la risa, aunque fue apenas rozar las sabanas y volver a caer en brazos de morfeo, o inconsciente, no le quedó muy claro, y la resaca la despertó aparte de la luz, a la que dió un gruñido, Lobbo se movió al lado de ella eso hizo que ella ladeara la cabeza a observarle tendido en el extremo de la cama, con los labios entre abiertos en una respiración profunda que indicaba que aun no se despertó.
Sin duda estaba en un sueño profundo, Wenkyel se deslizó hasta Lobbo como si buscara el calor de este, pero sin embargo cuando llego junto a Lobbo le golpeó con el culo tirandole de la cama. - Fuera....la cama es mia.- Dijo riendose y estirandose en la cama buscando ocuparla toda para no dejarle sitio alguno mientras se desternillaba de risa, él licantropo se despertó cuando cayó al suelo, eso le dejó algo desconcertado, incluso miró a la bruja que le sacó la lengua antes de rodar por la cama y levantarse.

Cuando se levantó fue al baño a acicalarse y asearse, quitandose su vestido para ponerse algo más comodo para calbalgar, su corsé ajustado, los pantalones y las botas, salió del baño mirando al licantropo sonriendo de medio lado con eficiencia, mientras esperaba que este estuviera listo para bajar, se tocó el hombro y miró en el espejo su reflejo, la cicatriz de la batalla, se veía en su blanca piel. -Quizás cuando este del todo curado me haga algun tipo de tatuaje, aunque en las doncellas de alta cuna no que tan bien, pusilamines...aunque me gustan las cicatrices...solo los bebedore de leche piensan que son feas.- Miró arqueando las cejas al licántropo por si se le ocurria decir que era horrible, amenazando con darle un puñetazo a la menor señal de comentario despectivo.

Más cuando bajaron y se reunieron con los demas, se puso su abrigo negro para salir y volver a ponerse en marcha, miró a Sirirus que es el que parecía más compuesto de todos, sonrió de medio lado con malicia mientras salian y se dirigia a su caballo, colocandole bien la silla de montar, y acariciandole. -Espero que la siguiente parada sea un lugar con más libros y menos...antros de vicios...bah...lobos..-Sacudió la cabeza con altivez como si ella no hubiera estado incluida, aunque despues estalló en risa, mirandoles con orgullo, alzó una ceja mirando a Lobbo para que marcara el rumbo, mientras miraba uno de sus libros para tener algo de lectura por el camino, y seguir leyendo sobre las ruinas que tiene intención de investigar en un futuro.

Una vez fuera me encontré con el resto de la manada y Sirius que mas recompuesto que nosotros nos miraba con la ladeada sonrisa Cannif que lo caracterizaba.
-Mas os vale que cuando lleguemos a Akershus no se os note la resaca que lleváis encima o mi mujer te va a coger de la oreja y te lo va a explicar.
-Contra mas borracho mejor -repliqué dándole un azote a la yegua del hechicero para que se adelantara y dejara de darme el sermón como si fuera mi padre.

En unos días se celebraría el concilio de las manadas y bueno, toda la carne estaba sobre el asador, mi hermana había puesto mucho de su parte para que funcionará y yo también de la mía para que eso pasara, ahora me quedaba la parte mas sencilla, ir y dejarme llevar, guardar silencio y no liarla.
La bruja me miraba fijamente al ver como me sumía en mis propios pensamientos.
-Pondremos rumbo a Akershus, tenemos una importante reunión que celebrar, supongo que aquí se separan nuestros caminos, pero espero sinceramente que tu y yo volvamos a vernos -mordí su hombro con suavidad tomando las riendas del caballo que Idril me acerco.

De un salto me subí sobre la montura que relinchó ligeramente sacudiendo la cabeza de arriba a bajo dando unos golpecitos en el suelo con las patas delanteras impaciente.
-Dijiste que ibas a estudiar unas viejas ruinas ¿cierto? -dije guiñándole un ojo -cuando acabe el concilio, podrás enseñarme ese tatuaje que piensas hacerte, aunque después de esto iré a Rumanía, las cosas por allí andan algo revueltas y “padre” me necesita allí.

La responsabilidad exigía a ambos tomar caminos distintos.
-Hasta la vista hechicera -dije lanznadole un bocado desde encima de mi montura antes de ponerla al galope para igualarme a la altura de Sirius, tras nosotros la comitiva.