AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Redada en París [Privado]
Recuerdo del primer mensaje :
Hola compañeros de rol y demás comunidad,
Redada en París es un tema privado, pero si algún rolero quisiera participar pueden enviar un mensaje a Crystall Van Wijs o Ruggero Rosso para anunciarles su entrada.
Compañeros están prohibidos los dobles post, el único permitido será este primero y no más.
Si piensan en determinado momento no continuar por diversas circunstancias hacerlo saber, sobre todo con quién se encuentren en interacción.
Sugerencias.
La forma narrativa es libre, pero se ha acordado entre varios escribir en tercera persona. Otra mención, usemos el modelo del reglamento. Los pensamientos irán en cursiva [i] y se recomienda escribir con un color en específico y diferente si es posible al de otro compañero, así como manejar el color blanco en diálogos propios.
La historia tendrá mucho contenido de acción y combate entre los personaje, consultar a sus rivales si piensan hacer un determinado ataque para que el otro se los autorice.
Cuando usen un poder y lo citen marcarlo en negrita [b] para distinguirlo.
Sin más,
Bienvenidos y a divertirnos.
Hola compañeros de rol y demás comunidad,
Redada en París es un tema privado, pero si algún rolero quisiera participar pueden enviar un mensaje a Crystall Van Wijs o Ruggero Rosso para anunciarles su entrada.
Compañeros están prohibidos los dobles post, el único permitido será este primero y no más.
Si piensan en determinado momento no continuar por diversas circunstancias hacerlo saber, sobre todo con quién se encuentren en interacción.
Sugerencias.
La forma narrativa es libre, pero se ha acordado entre varios escribir en tercera persona. Otra mención, usemos el modelo del reglamento. Los pensamientos irán en cursiva [i] y se recomienda escribir con un color en específico y diferente si es posible al de otro compañero, así como manejar el color blanco en diálogos propios.
La historia tendrá mucho contenido de acción y combate entre los personaje, consultar a sus rivales si piensan hacer un determinado ataque para que el otro se los autorice.
Cuando usen un poder y lo citen marcarlo en negrita [b] para distinguirlo.
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Última edición por Doreckmair O' Raven el Jue Oct 04, 2012 2:29 pm, editado 2 veces
Derek Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/07/2011
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Re: Redada en París [Privado]
El dedo en el gatillo había sido presionado, la bala estaba destinada a la mujer entrometida, pero la bala se erró luego de que Ruggero, su maestro, la desviara. Hayden le dedicó una mirada confusa. -¿Por qué lo había detenido?- se preguntaba cuando escuchó un nuevo disparó que preciso el blanco, el pecho de la mujer.
Empujada por el impacto de la bala cayó sobre el vampiro. Ambos inquisidores atendieron a la culpable. No era nada más ni nada menos que la hermosa Killer Bee.
Después de eso todo ocurrió tan rápido que Hayden apenas pudo procesarlo.
Killer Bee peleaba con una mujer que al parecer tenían un pasado, mientras que un león estaba atacando a su maestro. Hayden se olvidó del fantasma y corrió en la ayuda a su maestro pero entonces su maestro le ordenó hacer un exorcismo. La fantasma había abandonado el cuerpo del vampiro y ahí estaban las respuestas a todo. El poder de la telequinesis provenía de ella.
Si Hayden quería exorcizarla tenía que darse prisa antes de que ella desapareciera. Hayden corrió hacía ella mientras recitaba.
-¡Espíritu errante, escucharéis el llamado del creador, visualizaréis la luz. Yo os exorcizo de este mundo, regresa a la gracia del señor o pudriros en los infiernos!- dijo y arrojó una botella de agua bendita con dirección a la cabeza de la fantasma que intrigada se quedo paralizada. Hayden se hizo de uno de sus cañones y apuntó a la botella, disparó y la hizo estallar, el liquido cayó sobre la fantasma. -En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que las llamas se eleven- y las llamas rodearon a la fantasma, consumiéndola hasta que desapareció. Hayden se santiguó y se dio la vuelta, buscó al vampiro y la mujer pero ya no estaban, vio de nuevo la amenazante figura del león y se decidió iría a ayudar a su maestro.
Empujada por el impacto de la bala cayó sobre el vampiro. Ambos inquisidores atendieron a la culpable. No era nada más ni nada menos que la hermosa Killer Bee.
Después de eso todo ocurrió tan rápido que Hayden apenas pudo procesarlo.
Killer Bee peleaba con una mujer que al parecer tenían un pasado, mientras que un león estaba atacando a su maestro. Hayden se olvidó del fantasma y corrió en la ayuda a su maestro pero entonces su maestro le ordenó hacer un exorcismo. La fantasma había abandonado el cuerpo del vampiro y ahí estaban las respuestas a todo. El poder de la telequinesis provenía de ella.
Si Hayden quería exorcizarla tenía que darse prisa antes de que ella desapareciera. Hayden corrió hacía ella mientras recitaba.
-¡Espíritu errante, escucharéis el llamado del creador, visualizaréis la luz. Yo os exorcizo de este mundo, regresa a la gracia del señor o pudriros en los infiernos!- dijo y arrojó una botella de agua bendita con dirección a la cabeza de la fantasma que intrigada se quedo paralizada. Hayden se hizo de uno de sus cañones y apuntó a la botella, disparó y la hizo estallar, el liquido cayó sobre la fantasma. -En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que las llamas se eleven- y las llamas rodearon a la fantasma, consumiéndola hasta que desapareció. Hayden se santiguó y se dio la vuelta, buscó al vampiro y la mujer pero ya no estaban, vio de nuevo la amenazante figura del león y se decidió iría a ayudar a su maestro.
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
- Mensajes : 85
Fecha de inscripción : 09/10/2012
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Re: Redada en París [Privado]
Eâniayl Béziers, un nombre complicado para cualquiera que lo escuchara por primera vez, pero era su nombre, un nombre formado por la unión de las dos estrellas favoritas de aquella madre que jamás conoció, y que ahora representaban también a su padre; dos estrellas, dos almas puras y un amor imposible hecho realidad en ella. Una historia demasiado hermosa, cuyo final aún no terminaba de escribirse, y estaba ahí, trazando las líneas de su futuro en las afueras del famoso teatro.
Doreckmair O’Raven, el mago de Amsterdan daba su última función, o al menos era eso lo que había escuchado tras las paredes de los cuarteles de la Inquisición, en donde el maestro Ruggero Rosso se preparaba para una de sus mejores redadas. Le siguió, no podía no hacerlo luego de haber escuchado la palabra “Muerte”, pues la condenada aún no conseguía estar de acuerdo con ese tipo de finales tan desgarradores, aún para aquellos malditos, como ella, que no lograban conseguir el perdón.
Estaba condenada, tal y como el nombre de su Fracción lo indicaba, condenada a servir a la Iglesia por algún día lograr el perdón de su existencia maldita y asesina. Renegaba de su naturaleza tanto como de su color, y por eso es que siempre rehuía de las multitudes; le hacían sentir incomoda, non grata, rechazada y diferente. Prefería trabajar sola y lograr fastidiar los intentos de asesinatos de sus compañeros que se juraban superiores por tener un color diferente. Por eso estaba ahí, lejana, pero al asecho de cualquier intento de escape de aquella redada que, hasta ahora, parecía resultar exitosa.
De pronto, Doreckmair conseguía ser rescatado por un sobrenatural encapuchado. Quiso ir a reclamarlo, luchar con él de frente y quedarse con el mago, pero otra mujer apareció obligándole a permanecer en su lugar hasta convencerse de que podría con ambos, y cuando lo hizo, llegó una tercera.
— ¡Maldición! — susurró escondiéndose de nuevo y arrepintiéndose en el mismo momento de haber maldecido, por lo que se castigó a sí misma, mordiéndose la lengua en el nombre del Señor.
Volvió a asomarse por la esquina y el encapuchado escapaba con Doreckmair en sus brazos. «¡NO!» exclamó en su fuero interno y quiso echarse a correr detrás de él cuando sus sentidos le advirtieron de la presencia de nuevos individuos. Enfocó su mirada hacia el fondo de ese mismo callejón y entonces les vio; un vampiro, Killer Bee luchando con la famosa Riful, Haiden corriendo detrás de una fantasma y Ruggero... Ruggero prácticamente siendo asesinado por un león.
«Un león...» repitió su mente, y sin darse tiempo a pensarlo, se echó a correr con todas sus fuerzas a la ayuda de Ruggero y, aunque jamás lo reconociera, para salvarle la vida a su igual.
— ¡In nomine patris et filii et spiritus sancti! — exclamó mientras corría, como si de ese modo pidiera disculpas anticipadas por la atrocidad que estaba por hacer y las bendiciones para regresarle después por el buen camino.
Un par de pasos más y de un salto se despegó del suelo, como si aquello le despegara también de su esencia, del apego a su humanidad para terminar convertida en una bestia, una bestia asesina y maldita, que para su escasa fortuna, sabía que era aquel el único camino para enfrentarse a aquel león. Su cuerpo mutó con agilidad felina, en el aire, sintiendo en su piel humana la misma brisa que en menos de un segundo después haría danzarinas oleadas sobre su pelaje dorado.
Y la leona se lanzó contra aquel león, directo a su costado para alejarlo del inquisidor, con las fauces abiertas, como una advertencia de asesinato que no quería cumplir, mientras sus ropas caían al suelo con la suavidad de las telas hechas jirones.
«Rendíos sin luchar, y el Señor, nuestro Dios, os resguardará tras las puertas del Cielo» le dijo al león a través de su mente, haciendo un forzado provecho de esa capacidad telepática de los cambiaformas para comunicarse los unos con los otros a través del pensamiento.
Doreckmair O’Raven, el mago de Amsterdan daba su última función, o al menos era eso lo que había escuchado tras las paredes de los cuarteles de la Inquisición, en donde el maestro Ruggero Rosso se preparaba para una de sus mejores redadas. Le siguió, no podía no hacerlo luego de haber escuchado la palabra “Muerte”, pues la condenada aún no conseguía estar de acuerdo con ese tipo de finales tan desgarradores, aún para aquellos malditos, como ella, que no lograban conseguir el perdón.
Estaba condenada, tal y como el nombre de su Fracción lo indicaba, condenada a servir a la Iglesia por algún día lograr el perdón de su existencia maldita y asesina. Renegaba de su naturaleza tanto como de su color, y por eso es que siempre rehuía de las multitudes; le hacían sentir incomoda, non grata, rechazada y diferente. Prefería trabajar sola y lograr fastidiar los intentos de asesinatos de sus compañeros que se juraban superiores por tener un color diferente. Por eso estaba ahí, lejana, pero al asecho de cualquier intento de escape de aquella redada que, hasta ahora, parecía resultar exitosa.
De pronto, Doreckmair conseguía ser rescatado por un sobrenatural encapuchado. Quiso ir a reclamarlo, luchar con él de frente y quedarse con el mago, pero otra mujer apareció obligándole a permanecer en su lugar hasta convencerse de que podría con ambos, y cuando lo hizo, llegó una tercera.
— ¡Maldición! — susurró escondiéndose de nuevo y arrepintiéndose en el mismo momento de haber maldecido, por lo que se castigó a sí misma, mordiéndose la lengua en el nombre del Señor.
Volvió a asomarse por la esquina y el encapuchado escapaba con Doreckmair en sus brazos. «¡NO!» exclamó en su fuero interno y quiso echarse a correr detrás de él cuando sus sentidos le advirtieron de la presencia de nuevos individuos. Enfocó su mirada hacia el fondo de ese mismo callejón y entonces les vio; un vampiro, Killer Bee luchando con la famosa Riful, Haiden corriendo detrás de una fantasma y Ruggero... Ruggero prácticamente siendo asesinado por un león.
«Un león...» repitió su mente, y sin darse tiempo a pensarlo, se echó a correr con todas sus fuerzas a la ayuda de Ruggero y, aunque jamás lo reconociera, para salvarle la vida a su igual.
— ¡In nomine patris et filii et spiritus sancti! — exclamó mientras corría, como si de ese modo pidiera disculpas anticipadas por la atrocidad que estaba por hacer y las bendiciones para regresarle después por el buen camino.
Un par de pasos más y de un salto se despegó del suelo, como si aquello le despegara también de su esencia, del apego a su humanidad para terminar convertida en una bestia, una bestia asesina y maldita, que para su escasa fortuna, sabía que era aquel el único camino para enfrentarse a aquel león. Su cuerpo mutó con agilidad felina, en el aire, sintiendo en su piel humana la misma brisa que en menos de un segundo después haría danzarinas oleadas sobre su pelaje dorado.
Y la leona se lanzó contra aquel león, directo a su costado para alejarlo del inquisidor, con las fauces abiertas, como una advertencia de asesinato que no quería cumplir, mientras sus ropas caían al suelo con la suavidad de las telas hechas jirones.
«Rendíos sin luchar, y el Señor, nuestro Dios, os resguardará tras las puertas del Cielo» le dijo al león a través de su mente, haciendo un forzado provecho de esa capacidad telepática de los cambiaformas para comunicarse los unos con los otros a través del pensamiento.
Última edición por Eâniayl Béziers el Lun Dic 10, 2012 6:14 pm, editado 1 vez
Eâniayl Béziers- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Alexês perdía el tacto, las manos y brazos del vampiro no fueron sentidos y cuando corrió como el viento a penas y logró distinguirlo, el vampiro corría como una vez lo hizo cuando era una niña y su prisionera.
Llegaron hasta el techo de un edificio, y el vampiro depositó el cuerpo moribundo de Alexês. El vampiro debatía en su proceder.
-¡Por favor!- dijo Alexês con esa voz que sólo un sobrenatural podría descifrar, pues se daba cuenta de que algo detenía al vampiro que deseaba convertirla.
-No puedo- respondió el vampiro sin determinación, dudando y pensativo miró a Alexês, estaba haciendo su magia y entonces Alexês recordó el nombre de su amado vampiro.
-Arleken, quiero estar por siempre con vos- dijo haciendo uso de las fuerzas que le quedaban, vio el asombro de Arleken y sintió un abrumador frío. Su visión se deformó, sus sentidos le fallaron y se vio rodeada del vacío.
Desnuda en un mundo en blanco, una experiencia que ya había experimentado, el mundo de la muerte se acercaba a ella y nada podía hacer al respecto. Pero de pronto y como pasara hace tantos años. un río de sangre surgió de la nada arrastrando el cuerpo de Alexês. La sangre se introdujo por todas partes y ahogó a la misma Alexês.
Los latidos de su corazón se detenían, los sentidos volvían a regresar pero de diferente forma y sintió sed. Despertó como una inmortal y buscó la muñeca de Arleken que le subministraba sangre y bebió con avidez.
La sangre le provocaba gran placer, el espeso líquido que por su garganta marchaba a sus organismos muertos. Y mientras bebía escuchaba conversaciones lejanas, a las aves aletear, el mismo flujo de la sangre. Vio a Arleken de forma diferente, la blancura se había incrementado pero la piel ya no parecía de roca, era flexible y cuando ella estaba bebiendo y analizando el entorno, Arleken le tomó del cuerpo y la arrojó al otro lado del techo.
Alexês no sintió el golpe, se paro como si nada hubiera pasado y se lanzó contra Arleken queriendo más sangre. Pero Arleken la sometió y le mordió el cuello bebiendo de ella.
-Alexês amor mío debés de contener esa sed, ven os llevaré a cazar- dijo cuando dejó de beber de ella, pero Alexês negó con la cabeza.
-No, si beberé de la sangre será de esa inquisidora que me disparó- y antes de que Arleken pudiera detenerla Alexês corrió rumbo al teatro.
Llegaron hasta el techo de un edificio, y el vampiro depositó el cuerpo moribundo de Alexês. El vampiro debatía en su proceder.
-¡Por favor!- dijo Alexês con esa voz que sólo un sobrenatural podría descifrar, pues se daba cuenta de que algo detenía al vampiro que deseaba convertirla.
-No puedo- respondió el vampiro sin determinación, dudando y pensativo miró a Alexês, estaba haciendo su magia y entonces Alexês recordó el nombre de su amado vampiro.
-Arleken, quiero estar por siempre con vos- dijo haciendo uso de las fuerzas que le quedaban, vio el asombro de Arleken y sintió un abrumador frío. Su visión se deformó, sus sentidos le fallaron y se vio rodeada del vacío.
Desnuda en un mundo en blanco, una experiencia que ya había experimentado, el mundo de la muerte se acercaba a ella y nada podía hacer al respecto. Pero de pronto y como pasara hace tantos años. un río de sangre surgió de la nada arrastrando el cuerpo de Alexês. La sangre se introdujo por todas partes y ahogó a la misma Alexês.
Los latidos de su corazón se detenían, los sentidos volvían a regresar pero de diferente forma y sintió sed. Despertó como una inmortal y buscó la muñeca de Arleken que le subministraba sangre y bebió con avidez.
La sangre le provocaba gran placer, el espeso líquido que por su garganta marchaba a sus organismos muertos. Y mientras bebía escuchaba conversaciones lejanas, a las aves aletear, el mismo flujo de la sangre. Vio a Arleken de forma diferente, la blancura se había incrementado pero la piel ya no parecía de roca, era flexible y cuando ella estaba bebiendo y analizando el entorno, Arleken le tomó del cuerpo y la arrojó al otro lado del techo.
Alexês no sintió el golpe, se paro como si nada hubiera pasado y se lanzó contra Arleken queriendo más sangre. Pero Arleken la sometió y le mordió el cuello bebiendo de ella.
-Alexês amor mío debés de contener esa sed, ven os llevaré a cazar- dijo cuando dejó de beber de ella, pero Alexês negó con la cabeza.
-No, si beberé de la sangre será de esa inquisidora que me disparó- y antes de que Arleken pudiera detenerla Alexês corrió rumbo al teatro.
Alexês Nyíri- Vampiro Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Riful tuvo que cubrirse para evitar que le partieran la cara. Era la primera vez en su vida que necesitaba defenderse. Estaba… ¿cómo decirlo? Maravillada. Tanto, que mientras detenía los certeros golpes de su rival no podía evitar reír como la loca que era en realidad. Jamás había sentido una sensación de peligro como esa. Como si su vida fuera a ser arrebatada en cualquier momento.
Deberías pensar seriamente en volverte tigre, hermana.
-¿Tigre? No, aún no es necesario. Puedo jugar un rato más. Ahora déjame tranquila, necesito concentrarme.
A pesar de que no sabía dar todos esos golpes complicados que Killer Bee le estaba propinando, Riful estaba dando una pelea tenaz. Quizá no había tenido instrucción ni nada, pero su mayor ventaja era su salvajismo. Su barbarie y su locura eran armas que podía usar muy a su favor. Y en ese momento le estaban funcionando bastante bien. Esquivaba cada golpe que su rival le lanzaba, con aquella flexibilidad felina propia de su naturaleza. Era casi como si estuviera jugando con su comida antes de atacar de verdad.
Lamentablemente para ella, su seguridad no evitó que de pronto uno de los golpes le diera en plena cara, haciéndola retroceder un par de pasos. Bufó, disgustada. No era de las que estaba acostumbrada a que las golpeen así sin más. Escupió un poco de sangre y se limpió, con una sonrisilla misteriosa jugueteándole en los labios.
Esto se pondrá más serio. Aunque no quiero despertar al maldito tigre aún, pero nos pondremos un poco más serias.
Aun conservando su sonrisa, Riful no lo pensó dos veces y con una velocidad de vértigo se abalanzó sobre su contrincante, desestabilizándola.
Deberías pensar seriamente en volverte tigre, hermana.
-¿Tigre? No, aún no es necesario. Puedo jugar un rato más. Ahora déjame tranquila, necesito concentrarme.
A pesar de que no sabía dar todos esos golpes complicados que Killer Bee le estaba propinando, Riful estaba dando una pelea tenaz. Quizá no había tenido instrucción ni nada, pero su mayor ventaja era su salvajismo. Su barbarie y su locura eran armas que podía usar muy a su favor. Y en ese momento le estaban funcionando bastante bien. Esquivaba cada golpe que su rival le lanzaba, con aquella flexibilidad felina propia de su naturaleza. Era casi como si estuviera jugando con su comida antes de atacar de verdad.
Lamentablemente para ella, su seguridad no evitó que de pronto uno de los golpes le diera en plena cara, haciéndola retroceder un par de pasos. Bufó, disgustada. No era de las que estaba acostumbrada a que las golpeen así sin más. Escupió un poco de sangre y se limpió, con una sonrisilla misteriosa jugueteándole en los labios.
Esto se pondrá más serio. Aunque no quiero despertar al maldito tigre aún, pero nos pondremos un poco más serias.
Aun conservando su sonrisa, Riful no lo pensó dos veces y con una velocidad de vértigo se abalanzó sobre su contrincante, desestabilizándola.
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Redada en París [Privado]
Killer Bee logró golpearle la cara en un juego de patadas, algo que no le agrado a Riful que molesta escupió sangre. Y sin embargo, Riful no perdía su sonrisa. Killer Bee no se confió esperó el ataque.
Riful hizo uso de una velocidad digna de un felino sorprendiendo a Killer Bee, desestabilizó los ataques de la inquisidora y la golpeó con fuerza en el fuerte abdomen. La fuerza de Riful hizo ceder el cuerpo de Killer Bee, en un intentó de reacción dirigió un golpe a Riful que lo esquivó con la misma velocidad de antes y volvió a atacar ahora a las piernas de Killer Bee por la espalda. Killer Bee cayó de rodillas. Riful nuevamente atacó, sin embargo, Killer Bee se adelantó e inclinando su cuerpo ligeramente a la derecha extendió su brazo, Riful esquivó lo que sería un ataque agachándose, mas no lo era, Killer Bee formó un arco con su brazo y tomó la cabeza de Riful. Pero la astuta cambiaformas pateó una de las rodillas de Killer Bee haciéndola perder el equilibrio.
La inquisidora cayó soltando a Riful, rodó en el suelo y se puso en pie en un movimiento. Ambas se miraron, Killer Bee estaba fascinada con el combate. Había peleado muchas veces con licántropos y cambiaformas de manera similar, pero existía una diferencia con Riful... Su extremadamente salvajismo, la hacían totalmente impredecible.
Killer Bee suspiró, ya no podía dejar que se extendiera el combate, tenía que ponerle fin al combate. Habían dos cambiaformas convertidos en León, un Ruggero herido y un Hayden que no se declinaba a actuar.
-Terminemos con esto Riful- dijo y se abalanzó hacía ella, soltando golpes y patadas, Riful hacía buenas paradas. Killer Bee retrocedió un poco dejando que la cambiaformas atacara, cuando lo hizo, la inquisidora se echó para atrás, giró hacía adelante y desenfundó una de sus dagas en un punto ciego de Riful, para cuando Riful se percató de la filosa hoja de plata tomó de la muñeca a Killer Bee, la inquisidora dejó caer la daga, la mano libre la tomó y estocó el corazón de Riful.
Riful volvió a esquivar y en ese movimiento Killer Bee sacó su segunda daga y comenzó una danza con ellas, buscando errores en las paradas de Riful que ya eran menos.
Riful hizo uso de una velocidad digna de un felino sorprendiendo a Killer Bee, desestabilizó los ataques de la inquisidora y la golpeó con fuerza en el fuerte abdomen. La fuerza de Riful hizo ceder el cuerpo de Killer Bee, en un intentó de reacción dirigió un golpe a Riful que lo esquivó con la misma velocidad de antes y volvió a atacar ahora a las piernas de Killer Bee por la espalda. Killer Bee cayó de rodillas. Riful nuevamente atacó, sin embargo, Killer Bee se adelantó e inclinando su cuerpo ligeramente a la derecha extendió su brazo, Riful esquivó lo que sería un ataque agachándose, mas no lo era, Killer Bee formó un arco con su brazo y tomó la cabeza de Riful. Pero la astuta cambiaformas pateó una de las rodillas de Killer Bee haciéndola perder el equilibrio.
La inquisidora cayó soltando a Riful, rodó en el suelo y se puso en pie en un movimiento. Ambas se miraron, Killer Bee estaba fascinada con el combate. Había peleado muchas veces con licántropos y cambiaformas de manera similar, pero existía una diferencia con Riful... Su extremadamente salvajismo, la hacían totalmente impredecible.
Killer Bee suspiró, ya no podía dejar que se extendiera el combate, tenía que ponerle fin al combate. Habían dos cambiaformas convertidos en León, un Ruggero herido y un Hayden que no se declinaba a actuar.
-Terminemos con esto Riful- dijo y se abalanzó hacía ella, soltando golpes y patadas, Riful hacía buenas paradas. Killer Bee retrocedió un poco dejando que la cambiaformas atacara, cuando lo hizo, la inquisidora se echó para atrás, giró hacía adelante y desenfundó una de sus dagas en un punto ciego de Riful, para cuando Riful se percató de la filosa hoja de plata tomó de la muñeca a Killer Bee, la inquisidora dejó caer la daga, la mano libre la tomó y estocó el corazón de Riful.
Riful volvió a esquivar y en ese movimiento Killer Bee sacó su segunda daga y comenzó una danza con ellas, buscando errores en las paradas de Riful que ya eran menos.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Crystall fue tranquilizándose y se reprendía por actuar como una niña. No lo había hecho cuando vio morir a u familia frente a sus ojos... ¿Por qué lo hacía ahora, no lo sabía?
El enmascarado le ofreció el reloj pero se negaba a soltarlo, se resistía y la bruja entonces se pregunto si aquel sujeto había venido a auxiliar a su hermano o a robarle. Le dirigió una mirada sospechosa y comenzó a tejer los hilos invisibles del poder titiritero sobre el sujeto para que ayudada de las energías errantes evitaran su escape.
Sin embargo, el reloj fue entregado y el enmascarado sugirió sacar de la escena a Derek. Fue entonces que la voz se le hizo conocida, mas no dijo nada, no preguntó. Lo que importaba ahora era su hermano y nada más.
Crystall rompió el poder alejando las energías del hombre enmascarado y vio como se alejaba a una velocidad sobrenatural, en la dirección que momentos antes Crystall había tomado. Se puso en pie y lo siguió.
Muy pronto el hombre desapareció de su vista y dudo de que lo ayudara, posiblemente le estaba robando lejos y cuando llegara Crystall encontraría sólo a su hermano en agonía como en un principio. Impulsada por esa idea aceleró el paso hasta que volvió a encontrarse con el enmascarado que seguía llevando a Derek y esperaba en la avenida. Quizás la llegada de un coche que los llevara a un hospital.
El enmascarado le ofreció el reloj pero se negaba a soltarlo, se resistía y la bruja entonces se pregunto si aquel sujeto había venido a auxiliar a su hermano o a robarle. Le dirigió una mirada sospechosa y comenzó a tejer los hilos invisibles del poder titiritero sobre el sujeto para que ayudada de las energías errantes evitaran su escape.
Sin embargo, el reloj fue entregado y el enmascarado sugirió sacar de la escena a Derek. Fue entonces que la voz se le hizo conocida, mas no dijo nada, no preguntó. Lo que importaba ahora era su hermano y nada más.
Crystall rompió el poder alejando las energías del hombre enmascarado y vio como se alejaba a una velocidad sobrenatural, en la dirección que momentos antes Crystall había tomado. Se puso en pie y lo siguió.
Muy pronto el hombre desapareció de su vista y dudo de que lo ayudara, posiblemente le estaba robando lejos y cuando llegara Crystall encontraría sólo a su hermano en agonía como en un principio. Impulsada por esa idea aceleró el paso hasta que volvió a encontrarse con el enmascarado que seguía llevando a Derek y esperaba en la avenida. Quizás la llegada de un coche que los llevara a un hospital.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
El inquisidor estocó pero el gran León usando su gran cabeza desvió la hoja, inutilizándola. Jérémie volvió a rugir y cuando se dispuso a arrancarle la cabeza Ruggero alcanzó a poner la frágil funda del bastón en la mandibula.
El objeto se hizo pedazos pero fue un pretexto. Ruggero ya amenazaba con disparar, el gran león de un salto felino esquivó la bala, Ruggero volvió a disparar y de nuevo el gran león esquivó.
Contraatacó e hirió a Ruggero que intentó vagamente de escapar. Ruggero dijo algo a otro inquisidor mientras Jérémie lo contemplaba con sus ojos felinos y cuando vio que Ruggero se repuso buscó nuevamente el ataque, sin embargo, esta vez fue embestido por un costado.
Hizo presencia una gran leona, impotente y orgullosa que por medio de la telepatía habló a Jérémie.
—Rendíos sin luchar, y el Señor, nuestro Dios, os resguardará tras las puertas del Cielo— fue lo que dijo sin abandonar su postura amenazante.
—ÉL ya me ha abandonado, y envió a sus infernales soldados a mi aldea destruyendo y asesinando a todos y cada uno de mi gente. Mujeres, niños, ancianos... Será mejor que te retires mujer esta no es tu lucha. Suficiente es que traiciones a tu gente como para que interfieras en esta batalla— amenazó de igual forma Jérémie, por la mente y se alzó de manera imponente. —Ahora marchate que no quiero enfrentarme a uno de los míos, pero si interfieres no me contendré— y rugió olvidándose unos instantes del inquisidor.
El objeto se hizo pedazos pero fue un pretexto. Ruggero ya amenazaba con disparar, el gran león de un salto felino esquivó la bala, Ruggero volvió a disparar y de nuevo el gran león esquivó.
Contraatacó e hirió a Ruggero que intentó vagamente de escapar. Ruggero dijo algo a otro inquisidor mientras Jérémie lo contemplaba con sus ojos felinos y cuando vio que Ruggero se repuso buscó nuevamente el ataque, sin embargo, esta vez fue embestido por un costado.
Hizo presencia una gran leona, impotente y orgullosa que por medio de la telepatía habló a Jérémie.
—Rendíos sin luchar, y el Señor, nuestro Dios, os resguardará tras las puertas del Cielo— fue lo que dijo sin abandonar su postura amenazante.
—ÉL ya me ha abandonado, y envió a sus infernales soldados a mi aldea destruyendo y asesinando a todos y cada uno de mi gente. Mujeres, niños, ancianos... Será mejor que te retires mujer esta no es tu lucha. Suficiente es que traiciones a tu gente como para que interfieras en esta batalla— amenazó de igual forma Jérémie, por la mente y se alzó de manera imponente. —Ahora marchate que no quiero enfrentarme a uno de los míos, pero si interfieres no me contendré— y rugió olvidándose unos instantes del inquisidor.
Jérémie Le Bihan- Cambiante Clase Media
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Re: Redada en París [Privado]
Una leona apareció embistiendo al león y librando al inquisidor de la muerte. Ella, posiblemente una condenada y aunque a Ruggero no le agradaban por primera vez sentía alivio de ver a uno.
Se reincorporó con su debilidad, con su cuerpo herido y escasa energía. Respiraba con dificultad y torpemente llegó hasta una de las paredes del teatro donde vio todo. Killer Bee enfrentaba a una mujer desalineada, de ataques salvajes y que procuraba a la inquisidora un verdadero reto.
Sin embargo, nada importaba a Ruggero. La noche era fría y sus heridas apenas eran soportables, ya no estaba la fantasma, tampoco el vampiro ni Alexês, la bruja también se había ido y aunque le doliera Ruggero tenía que emprender la retirada, no podía hacer mucho en su estado y él lo sabía, lo reconocía.
Pero cuando Ruggero comenzó a caminar igual a un moribundo, alejándose, dando la espalda al martal cambiaformas y al escenario que se había montado por él y sólo él. Apareció Hayden bloqueándole el paso.
- ¡Hazte a un lado muchacho! - ordenó el inquisidor con una voz dolida y planeó hacer un gesto con la mano, mas no pudo.
- Maestro he sido enviado con un solo próposito, tendréis que acompañarme a la sede del Sumo Pontifice. Pues acusaciones han crecido en vuestra contra y un juicio se ha preparado - sentenció con los rasgos endurecidos, Ruggero no lograba articular palabras, llevó su mano al abdomen en un intento para disminuir el dolor.
- ¿Pero qué decís?, apartaos de mi camino no iré a ninguna parte que no decida yo -, pero Hayden no se inmutó, seguía estorbando y sin planes para ceder el paso a su maestro.
- Killer Bee y yo venimos con la misma finalidad. Debemos aprovechar la llegada de la condenada, fijo tiene la misma orden - y Hayden tomó del brazo a Ruggero, de forma prepotente. El maestro inquisidor retrocedió un paso y se zafó, luego soltó un golpe al rostro de Hayden, el joven no pudo esquivarlo y cayó al suelo.
- No estoy para estúpideces crío, será mejor que me dejéis pasar. Anda, ve en ayuda de Killer Bee - amenazó Ruggero antes de escupir sangre, las fuerzas comenzaron a fallarle, un cansancio inexplicable lo acometió. - Será la muerte acaso - pensó cuando se le cerraban los ojos, - Jade esperame, ya voy amor mío - susurró y se desplomó en el suelo.
Se reincorporó con su debilidad, con su cuerpo herido y escasa energía. Respiraba con dificultad y torpemente llegó hasta una de las paredes del teatro donde vio todo. Killer Bee enfrentaba a una mujer desalineada, de ataques salvajes y que procuraba a la inquisidora un verdadero reto.
Sin embargo, nada importaba a Ruggero. La noche era fría y sus heridas apenas eran soportables, ya no estaba la fantasma, tampoco el vampiro ni Alexês, la bruja también se había ido y aunque le doliera Ruggero tenía que emprender la retirada, no podía hacer mucho en su estado y él lo sabía, lo reconocía.
Pero cuando Ruggero comenzó a caminar igual a un moribundo, alejándose, dando la espalda al martal cambiaformas y al escenario que se había montado por él y sólo él. Apareció Hayden bloqueándole el paso.
- ¡Hazte a un lado muchacho! - ordenó el inquisidor con una voz dolida y planeó hacer un gesto con la mano, mas no pudo.
- Maestro he sido enviado con un solo próposito, tendréis que acompañarme a la sede del Sumo Pontifice. Pues acusaciones han crecido en vuestra contra y un juicio se ha preparado - sentenció con los rasgos endurecidos, Ruggero no lograba articular palabras, llevó su mano al abdomen en un intento para disminuir el dolor.
- ¿Pero qué decís?, apartaos de mi camino no iré a ninguna parte que no decida yo -, pero Hayden no se inmutó, seguía estorbando y sin planes para ceder el paso a su maestro.
- Killer Bee y yo venimos con la misma finalidad. Debemos aprovechar la llegada de la condenada, fijo tiene la misma orden - y Hayden tomó del brazo a Ruggero, de forma prepotente. El maestro inquisidor retrocedió un paso y se zafó, luego soltó un golpe al rostro de Hayden, el joven no pudo esquivarlo y cayó al suelo.
- No estoy para estúpideces crío, será mejor que me dejéis pasar. Anda, ve en ayuda de Killer Bee - amenazó Ruggero antes de escupir sangre, las fuerzas comenzaron a fallarle, un cansancio inexplicable lo acometió. - Será la muerte acaso - pensó cuando se le cerraban los ojos, - Jade esperame, ya voy amor mío - susurró y se desplomó en el suelo.
Ruggero Rosso- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Una daga. Riful la miró con una ceja arqueada. Como si le tuviera miedo a los objetos cortopunzantes. Aunque esa distracción casi le cuesta una buena herida, ya que sólo de milagro esquivó la primera estocada. Y las que le siguieron también presentaron algo de dificultad. Estaba comenzando a exasperarse. ¿Cómo podía ser tan difícil? ¿Por qué simplemente no podía matarla y ya?
-Tch…- murmuró mientras trataba de esquivar otra estocada. Su hermana ya iba a comenzar a molestarla. Era cuestión de tiempo.
Las dagas son muy peligrosas, ¿sabías? Y esa al parecer es de plata, así que ten mucho cuidado de lo que haces.
Lo sabía. Riful entornó los ojos. Su hermana era demasiado aguafiestas para su gusto. ¿Acaso sentía un placer personal arruinándole su diversión? ¿O simplemente era sólo por molestar? Nunca lo sabría del todo. Tampoco le importaba en lo absoluto. Lo único en lo que pensaba en esos momentos era en matar a toda cosa que se le cruzara por delante. Inquisidores de preferencia.
-Ya sé que es de plata, Liza. No tienes por qué ser tan obvia. Ahora déjame, ¿quieres?
Pero, ¿de verdad quieres esquivarlas?
Y allí fue donde la idea, fresca y macabra a la vez, apareció en su cabeza. ¿Tenía necesariamente que esquivar? ¿O era sólo producto de la costumbre? Comenzó a reírse. ¡Ahora entendía todo! ¡Todo! Gracias a su hermana, se le habían abierto los ojos.
Y sin previo aviso, dejó que la daga hiriera su brazo derecho. Sintió dolor, sí, pero aquello no importaba ahora. El dolor era sólo una respuesta cobarde del cuerpo ante la idea de morir. Y Riful estaba preparada tanto para matar como para morir en el intento. Sin dejar de reír como la loca que era, hizo que la daga entrara más profundo en su carne. Un arma cortopunzante no iba a evitar que cumpliera su cometido, fuera de plata o no. Sanaría en algún momento. Con una sonrisa demente, se la quitó del brazo y la lanzó lejos, para luego volverse hacia Killer Bee con los ojos más peligrosos que el mundo haya visto nunca.
-¿Era esto lo que querías? Pues ya ves, estoy herida- dijo con una cuota de humor, señalando su brazo. En la frase que siguió a esta, su tono se hizo más oscuro-. Bien, creo que ahora es mi turno.
Sin dejar de sonreír, Riful dejó caer su ropa, lo cual sólo significaba una cosa.
Su cuerpo comenzó a hacerse más robusto. Brazos y piernas fueron reemplazados por cuatro poderosas patas. El color trigueño de su piel fue reemplazado por una mezcla de naranja, blanco y negro. Sus dientes cambiaron a colmillos relucientes. Sólo quedaron sus ojos, con el mismo color y aquel brillo peligroso que los caracterizaba.
El tigre rugió, desafiando a la inquisidora al combate.
-Tch…- murmuró mientras trataba de esquivar otra estocada. Su hermana ya iba a comenzar a molestarla. Era cuestión de tiempo.
Las dagas son muy peligrosas, ¿sabías? Y esa al parecer es de plata, así que ten mucho cuidado de lo que haces.
Lo sabía. Riful entornó los ojos. Su hermana era demasiado aguafiestas para su gusto. ¿Acaso sentía un placer personal arruinándole su diversión? ¿O simplemente era sólo por molestar? Nunca lo sabría del todo. Tampoco le importaba en lo absoluto. Lo único en lo que pensaba en esos momentos era en matar a toda cosa que se le cruzara por delante. Inquisidores de preferencia.
-Ya sé que es de plata, Liza. No tienes por qué ser tan obvia. Ahora déjame, ¿quieres?
Pero, ¿de verdad quieres esquivarlas?
Y allí fue donde la idea, fresca y macabra a la vez, apareció en su cabeza. ¿Tenía necesariamente que esquivar? ¿O era sólo producto de la costumbre? Comenzó a reírse. ¡Ahora entendía todo! ¡Todo! Gracias a su hermana, se le habían abierto los ojos.
Y sin previo aviso, dejó que la daga hiriera su brazo derecho. Sintió dolor, sí, pero aquello no importaba ahora. El dolor era sólo una respuesta cobarde del cuerpo ante la idea de morir. Y Riful estaba preparada tanto para matar como para morir en el intento. Sin dejar de reír como la loca que era, hizo que la daga entrara más profundo en su carne. Un arma cortopunzante no iba a evitar que cumpliera su cometido, fuera de plata o no. Sanaría en algún momento. Con una sonrisa demente, se la quitó del brazo y la lanzó lejos, para luego volverse hacia Killer Bee con los ojos más peligrosos que el mundo haya visto nunca.
-¿Era esto lo que querías? Pues ya ves, estoy herida- dijo con una cuota de humor, señalando su brazo. En la frase que siguió a esta, su tono se hizo más oscuro-. Bien, creo que ahora es mi turno.
Sin dejar de sonreír, Riful dejó caer su ropa, lo cual sólo significaba una cosa.
Su cuerpo comenzó a hacerse más robusto. Brazos y piernas fueron reemplazados por cuatro poderosas patas. El color trigueño de su piel fue reemplazado por una mezcla de naranja, blanco y negro. Sus dientes cambiaron a colmillos relucientes. Sólo quedaron sus ojos, con el mismo color y aquel brillo peligroso que los caracterizaba.
El tigre rugió, desafiando a la inquisidora al combate.
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Redada en París [Privado]
Riful esquivaba los ataques con gran certeza, hasta que finalmente una de las dagas atravesó la piel del brazo derecho, como era costumbre, de la piel brotó ligeramente un humo, como el que deja la pólvora a la hora que la bala abandona el cañón, que la plata provocaba sobre los cambiaformas y licántropos.
Killer Bee se apartó, Riful se rió como lo que era para la inquisidora, una demente y sádica, sacó la daga de su brazo y la arrojó dejando a la inquisidora con una sola daga.
—¿Era esto lo que querías? Pues ya ves, estoy herida— ironizó Riful con un tono de humor y luego su tono creció en un tono de oscuridad. —Bien, creo que ahora es mi turno.—
Riful mantuvo su sonrisa mientras dejaba caer su ropa. Killer Bee endureció sus gestos y se mantuvo seria, envainó su daga en la pierna izquierda y dio varias vueltas hacia atrás, mortales dignos de una acróbata, de una gimnasta de clase mundial, manteniéndose a varios metros de distancia. La transformación de Riful terminó y la intimidante tigre rugió.
—Ahora si estás en problemas Cammy— susurró la inquisidora mientras respiraba profundamente, la tigre volvió a rugir como si incitara a Killer Bee a atacar. Y la inquisidora no la decepcionaría, sonrió de forma cínica, desenvainó nuevamente la daga y esta vez de su cinturón se desprendió de un pequeño frasco, un contenedor de vidrio que conservaba un letal veneno, Killer Bee bañó la daga con el veneno color verdusco, un líquido espeso y algo viscoso y que se adhirió perfectamente a la hoja de plata. El efecto del veneno comienza con la distorsión del ambiente, prosigue una ceguera y la debilidad, el corazón se desacelera y se pierde el pulso drásticamente, el corazón deja de bombear sangre y los pulmones se contraen y todo esto en una brevedad de diez minutos.
Cuando el veneno cubrió la hoja Killer Bee arrojó el frasco vacío y desenfundó uno de sus revólver, y así, con la daga en la mano izquierda y el revólver en la derecha Killer Bee comenzó a caminar hacia la tigre, sus pasos se aceleraron y terminó corriendo. La tigre se abalanzó y cuando lo hizo con esa forma amenazante, Killer Bee desvió su camino y corrió con todas las fuerzas que le permitían su piernas hacía un faro ubicado a poco más de cinco metros. Asechada de cerca, Killer Bee se arrojó hacía el faro y en un impulso con su brazo izquierdo se sujeto y dio la vuelta hasta tener a la tigre de frente donde la mira del revólver ya la esperaba.
Killer Bee no dudo y disparó, el monstruo de plata rugió tan fuerte como lo había hecho Riful y sin embargo, la agilidad felina fue superior y esquivó la bala. La inquisidora hizo otro movimiento y con la daga en la mano izquierda esperó a la tigre, cubriéndose con el faro.
Y entonces Killer Bee se imaginó las posibles consecuencias. La tigre volvería a esquivar el ataque de la daga y quizás con su poderosa garra lastimara el brazo izquierdo de la inquisidora inutilizándolo. Pero Killer Bee también podía esperar a que la tigre se arrojara, podría tirarse hacía un lado, sus piernas podrían impulsarse usando el faro y disparar al menos dos balas para que la tigre esquivara y Killer Bee tuviera tiempo de ponerse en pie, luego correría y se barrería con la hoja de la daga haciendo de escudo por si alguna garra atenta contra su cuerpo y usando su revólver disparar al abdomen felino.
La inquisidora podría seguir pensando en mil y una formas pero el hecho era que Riful era diferente, era impredecible, Killer Bee se había dado cuenta que Riful se había dejado herir a propósito y podría volverlo hacer si con ello consiguiera ventaja o terminara con la vida de Killer Bee, y entonces la inquisidora se preguntó. –¿Riful sería capaz de sacrificar su propia vida con tal de ganar?– y eso intrigó a Killer Bee, eso no sucedería, la inquisidora solamente tenía que herir a Riful con la daga envenenada, sin mencionar que podría recurrir a otros venenos y pócimas que la inquisición había creado en los laboratorios y Killer Bee los cargara en el cinturón.
Killer Bee se apartó, Riful se rió como lo que era para la inquisidora, una demente y sádica, sacó la daga de su brazo y la arrojó dejando a la inquisidora con una sola daga.
—¿Era esto lo que querías? Pues ya ves, estoy herida— ironizó Riful con un tono de humor y luego su tono creció en un tono de oscuridad. —Bien, creo que ahora es mi turno.—
Riful mantuvo su sonrisa mientras dejaba caer su ropa. Killer Bee endureció sus gestos y se mantuvo seria, envainó su daga en la pierna izquierda y dio varias vueltas hacia atrás, mortales dignos de una acróbata, de una gimnasta de clase mundial, manteniéndose a varios metros de distancia. La transformación de Riful terminó y la intimidante tigre rugió.
—Ahora si estás en problemas Cammy— susurró la inquisidora mientras respiraba profundamente, la tigre volvió a rugir como si incitara a Killer Bee a atacar. Y la inquisidora no la decepcionaría, sonrió de forma cínica, desenvainó nuevamente la daga y esta vez de su cinturón se desprendió de un pequeño frasco, un contenedor de vidrio que conservaba un letal veneno, Killer Bee bañó la daga con el veneno color verdusco, un líquido espeso y algo viscoso y que se adhirió perfectamente a la hoja de plata. El efecto del veneno comienza con la distorsión del ambiente, prosigue una ceguera y la debilidad, el corazón se desacelera y se pierde el pulso drásticamente, el corazón deja de bombear sangre y los pulmones se contraen y todo esto en una brevedad de diez minutos.
Cuando el veneno cubrió la hoja Killer Bee arrojó el frasco vacío y desenfundó uno de sus revólver, y así, con la daga en la mano izquierda y el revólver en la derecha Killer Bee comenzó a caminar hacia la tigre, sus pasos se aceleraron y terminó corriendo. La tigre se abalanzó y cuando lo hizo con esa forma amenazante, Killer Bee desvió su camino y corrió con todas las fuerzas que le permitían su piernas hacía un faro ubicado a poco más de cinco metros. Asechada de cerca, Killer Bee se arrojó hacía el faro y en un impulso con su brazo izquierdo se sujeto y dio la vuelta hasta tener a la tigre de frente donde la mira del revólver ya la esperaba.
Killer Bee no dudo y disparó, el monstruo de plata rugió tan fuerte como lo había hecho Riful y sin embargo, la agilidad felina fue superior y esquivó la bala. La inquisidora hizo otro movimiento y con la daga en la mano izquierda esperó a la tigre, cubriéndose con el faro.
Y entonces Killer Bee se imaginó las posibles consecuencias. La tigre volvería a esquivar el ataque de la daga y quizás con su poderosa garra lastimara el brazo izquierdo de la inquisidora inutilizándolo. Pero Killer Bee también podía esperar a que la tigre se arrojara, podría tirarse hacía un lado, sus piernas podrían impulsarse usando el faro y disparar al menos dos balas para que la tigre esquivara y Killer Bee tuviera tiempo de ponerse en pie, luego correría y se barrería con la hoja de la daga haciendo de escudo por si alguna garra atenta contra su cuerpo y usando su revólver disparar al abdomen felino.
La inquisidora podría seguir pensando en mil y una formas pero el hecho era que Riful era diferente, era impredecible, Killer Bee se había dado cuenta que Riful se había dejado herir a propósito y podría volverlo hacer si con ello consiguiera ventaja o terminara con la vida de Killer Bee, y entonces la inquisidora se preguntó. –¿Riful sería capaz de sacrificar su propia vida con tal de ganar?– y eso intrigó a Killer Bee, eso no sucedería, la inquisidora solamente tenía que herir a Riful con la daga envenenada, sin mencionar que podría recurrir a otros venenos y pócimas que la inquisición había creado en los laboratorios y Killer Bee los cargara en el cinturón.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/09/2012
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Re: Redada en París [Privado]
Apareció una cambiaformas que amenazó al poderoso León que se había enfrentado a Ruggero, debilitado el maestro de Hayden pretendió ponerse en fuga.
-Sí, este es el momento para llevarlo a donde se prepara el juicio- pensó Hayden y se interpuso entre Ruggero y la salida de aquel infierno desatado por el mismo.
-¡Hazte a un lado muchacho!- le recriminó pero Hayden no le obedeció, ahora él era un inquisidor maestro, ya no era aprendiz, ya no tenía que someterse a Ruggero Rosso, el despiadado asesino de brujas.
-Maestro he sido enviado con un solo propósito, tendréis que acompañarme a la sede del Sumo Pontífice. Pues acusaciones han crecido en vuestra contra y un juicio se ha preparado- informó Hayden.
-¿Pero qué decís?, apartaos de mi camino no iré a ninguna parte que no decida yo- debatió Ruggero insistiendo en escapar. -No estoy para estupideces crío, será mejor que me dejéis pasar. Anda, ve en ayuda de Killer Bee- y pretendió ponerse en fuga, sin embargo Hayden no se lo permitió y lo tomó del brazo. Pero Ruggero aún tenía las fuerzas suficientes para zafarse y soltó una poderosa derecha que llevó al joven inquisidor al suelo.
Hayden se levantó irritado, se preparó para someter a su maestro haciendo uso de su fuerza, sin embargo Ruggero Rosso se desplomó, Hayden logró alcanzarlo evitando una peligrosa caída en aquel fatídico estado. Y le escuchó decir: -Jade espérame, ya voy amor mío- y Hayden se preguntó. -¿Será acaso esa la mujer que hizo que Ruggero se retirara de la Inquisición?-
La vida se escapaba del cuerpo de Ruggero, palideció y los latidos de su corazón se apagaban poco a poco, el pulso de desplomó como sucediera con su cuerpo momentos antes. Esta frío, la muerte estaba abrazando al inquisidor y pese a todo ello, Hayden se negó a que la muerte lo llevara y comenzó a golpear el pecho con fuerza, pero los latidos del corazón no surgían. Hayden lloraba mientras golpeaba sin parar y cuando se sintió rendido nuevamente el corazón latió y un débil pulso recorrió su cuerpo.
Hayden levantó el cuerpo de Ruggero y se lo echó en hombros, comenzaron a alejarse del lugar y conforme disminuía el ruido del escenario Hayden oraba por la vida de su maestro.
-Regresa en apoyo a Killer Bee- escuchó decir a Ruggero que aparentaba estar inconsciente.
-No, me necesitáis en estos momentos- y llegaron hasta un parque, Hayden depositó el cuerpo en el suelo y lo recargó en un roble.
-Sí, este es el momento para llevarlo a donde se prepara el juicio- pensó Hayden y se interpuso entre Ruggero y la salida de aquel infierno desatado por el mismo.
-¡Hazte a un lado muchacho!- le recriminó pero Hayden no le obedeció, ahora él era un inquisidor maestro, ya no era aprendiz, ya no tenía que someterse a Ruggero Rosso, el despiadado asesino de brujas.
-Maestro he sido enviado con un solo propósito, tendréis que acompañarme a la sede del Sumo Pontífice. Pues acusaciones han crecido en vuestra contra y un juicio se ha preparado- informó Hayden.
-¿Pero qué decís?, apartaos de mi camino no iré a ninguna parte que no decida yo- debatió Ruggero insistiendo en escapar. -No estoy para estupideces crío, será mejor que me dejéis pasar. Anda, ve en ayuda de Killer Bee- y pretendió ponerse en fuga, sin embargo Hayden no se lo permitió y lo tomó del brazo. Pero Ruggero aún tenía las fuerzas suficientes para zafarse y soltó una poderosa derecha que llevó al joven inquisidor al suelo.
Hayden se levantó irritado, se preparó para someter a su maestro haciendo uso de su fuerza, sin embargo Ruggero Rosso se desplomó, Hayden logró alcanzarlo evitando una peligrosa caída en aquel fatídico estado. Y le escuchó decir: -Jade espérame, ya voy amor mío- y Hayden se preguntó. -¿Será acaso esa la mujer que hizo que Ruggero se retirara de la Inquisición?-
La vida se escapaba del cuerpo de Ruggero, palideció y los latidos de su corazón se apagaban poco a poco, el pulso de desplomó como sucediera con su cuerpo momentos antes. Esta frío, la muerte estaba abrazando al inquisidor y pese a todo ello, Hayden se negó a que la muerte lo llevara y comenzó a golpear el pecho con fuerza, pero los latidos del corazón no surgían. Hayden lloraba mientras golpeaba sin parar y cuando se sintió rendido nuevamente el corazón latió y un débil pulso recorrió su cuerpo.
Hayden levantó el cuerpo de Ruggero y se lo echó en hombros, comenzaron a alejarse del lugar y conforme disminuía el ruido del escenario Hayden oraba por la vida de su maestro.
-Regresa en apoyo a Killer Bee- escuchó decir a Ruggero que aparentaba estar inconsciente.
-No, me necesitáis en estos momentos- y llegaron hasta un parque, Hayden depositó el cuerpo en el suelo y lo recargó en un roble.
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Alexês sentía que volaba, el aire le golpeaba en contra corriente y ella lo notaba como una ligera brisa, una tierna caricia. Se abrió paso entre mortales que nisiquiera la notaron pasar.
Había ya recorrido un largo trayecto y no mostraba signos de cansancio y es que no jadeaba. Sus pulmones no trabajaban, el pecho estaba inerte y tarde se percató de que ya no respiraba. Se detuvo a tomarse el pulso, ya no tenía y volví a avanzar, su amado Arleken le seguía de cerca y pretendía deternerla. Ella lo sabía porque lo escuchaba, en su mente. Le era misteriosamente atractivo, se sentía más viva que nunca, regozante de vitalidad y determinada a matar a la mujer que la habría matado de no ser por Arleken. Aunque después se detuvo a pensar, sino fuera por ella seguiría siendo mortal y no estaría atada a Arleken.
Llegó al teatro, Ruggero ya no estaba, sólo habían un león, una leona, un tigre y su asesina. Se detuvo unos instantes a mirar a esos animales, -no lo son- pensó al escucharlos hablar, al menos en la mente y supo que el tigre no era él sino ella y estaba decidida en terminar con Cammy White, -así que ese es su nombre- masculló y se abalanzó sobre ella en una velocidad asombrosa.
Cammy estaba sujeta a un faro y con una daga esperaba el ataque de la tigre "Riful" declaró la mente de la inquisidora. Sin embargo, Alexês se aventajó y tomándola del cuello la alzó y volarón hasta la pared del teatro. Alexês buscó el cuello pero Cammy era habilidosa y colocó la daga entre los colmillos de Alexês y su cuello.
-¿Acaso pensó en veneno... La daga está envenada?- caviló Alexês y entonces sintió que se quemaba por dentro y soltó a Cammy, ésta no se quedo ahí y le soltó un rodillazo en el vientre y luego con otro hábil movimiento escapó de la vista de Alexês, el veneno fue absorbido y desolvido y Alexês ya no sintió ese ardor, solamente una sed inmensa.
Había ya recorrido un largo trayecto y no mostraba signos de cansancio y es que no jadeaba. Sus pulmones no trabajaban, el pecho estaba inerte y tarde se percató de que ya no respiraba. Se detuvo a tomarse el pulso, ya no tenía y volví a avanzar, su amado Arleken le seguía de cerca y pretendía deternerla. Ella lo sabía porque lo escuchaba, en su mente. Le era misteriosamente atractivo, se sentía más viva que nunca, regozante de vitalidad y determinada a matar a la mujer que la habría matado de no ser por Arleken. Aunque después se detuvo a pensar, sino fuera por ella seguiría siendo mortal y no estaría atada a Arleken.
Llegó al teatro, Ruggero ya no estaba, sólo habían un león, una leona, un tigre y su asesina. Se detuvo unos instantes a mirar a esos animales, -no lo son- pensó al escucharlos hablar, al menos en la mente y supo que el tigre no era él sino ella y estaba decidida en terminar con Cammy White, -así que ese es su nombre- masculló y se abalanzó sobre ella en una velocidad asombrosa.
Cammy estaba sujeta a un faro y con una daga esperaba el ataque de la tigre "Riful" declaró la mente de la inquisidora. Sin embargo, Alexês se aventajó y tomándola del cuello la alzó y volarón hasta la pared del teatro. Alexês buscó el cuello pero Cammy era habilidosa y colocó la daga entre los colmillos de Alexês y su cuello.
-¿Acaso pensó en veneno... La daga está envenada?- caviló Alexês y entonces sintió que se quemaba por dentro y soltó a Cammy, ésta no se quedo ahí y le soltó un rodillazo en el vientre y luego con otro hábil movimiento escapó de la vista de Alexês, el veneno fue absorbido y desolvido y Alexês ya no sintió ese ardor, solamente una sed inmensa.
Alexês Nyíri- Vampiro Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Killer Bee esperaba con el movimiento planeado, un movimiento que sería difícil de esquivar. Y cuando creyó que llegaría el momento sintió el viento desbocarse a su izquierda, giró ligeramente y vio a la mujer que disparó, que ahora era vampiro. Con su super fuerza tomó a la inquisidora del cuello, la alzó del suelo y llegaron hasta el muro del teatro.
Sedienta de sangre la vampiro intentó clavar sus colmillos en el cuello de la inquisidora, mas no lo logró. Con su habilidad Killer Bee interpuso su daga envenenada en la boca de la vampiro. La bebedora de sangre soltó a Killer Bee, la daga salió volando de las manos de la inquisidora, el veneno se introdujo en el cuerpo de la vampiro tan rápido que los efectos se hicieron presentes.
Aprovechando esa debilidad Killer Bee soltó un rodillazo en el vientre de la chupa sangre. El cuerpo se dobló, entonces Killer Bee hizo una vuelta hacia atrás tomando vuelo y corrió hasta la vampiro, se lanzó con la piernas por delante en una patada aerea, entrelazó sus piernas y usando la gravedad y la fuerza dejó caer su cuerpo y en un impulso hacía atrás catapultó el cuerpo de la vampiro estrellandola contra el muro del teatro.
Pero Killer Bee no tenía tiempo para continuar con la vampiro que ya se recuperaba, no, Riful estaba en las cercanías y en medio de la calle Killer Bee no tenía muchas oportunidades ahora que ya no tenía la daga en su mano.
Buscó a su acérrima rival pero no la hallaba, había tomado la oscuridad para ella, para tener la ventaja que Killer Bee ya había perdido por la maldita bebedora de sangre.
—¡Maldición!— exclamó frustrada, eran dos rivales y ella comprendía que aunque se orgullecía de sus habilidades, no sobreviviría a una neofita sin el poder de controlar su sed de sangre y el salvajismo impredecible de la demente Riful. Si quería sobrevivir tenía que pensar en algo, y tenía que ser rápido.
Sedienta de sangre la vampiro intentó clavar sus colmillos en el cuello de la inquisidora, mas no lo logró. Con su habilidad Killer Bee interpuso su daga envenenada en la boca de la vampiro. La bebedora de sangre soltó a Killer Bee, la daga salió volando de las manos de la inquisidora, el veneno se introdujo en el cuerpo de la vampiro tan rápido que los efectos se hicieron presentes.
Aprovechando esa debilidad Killer Bee soltó un rodillazo en el vientre de la chupa sangre. El cuerpo se dobló, entonces Killer Bee hizo una vuelta hacia atrás tomando vuelo y corrió hasta la vampiro, se lanzó con la piernas por delante en una patada aerea, entrelazó sus piernas y usando la gravedad y la fuerza dejó caer su cuerpo y en un impulso hacía atrás catapultó el cuerpo de la vampiro estrellandola contra el muro del teatro.
Pero Killer Bee no tenía tiempo para continuar con la vampiro que ya se recuperaba, no, Riful estaba en las cercanías y en medio de la calle Killer Bee no tenía muchas oportunidades ahora que ya no tenía la daga en su mano.
Buscó a su acérrima rival pero no la hallaba, había tomado la oscuridad para ella, para tener la ventaja que Killer Bee ya había perdido por la maldita bebedora de sangre.
—¡Maldición!— exclamó frustrada, eran dos rivales y ella comprendía que aunque se orgullecía de sus habilidades, no sobreviviría a una neofita sin el poder de controlar su sed de sangre y el salvajismo impredecible de la demente Riful. Si quería sobrevivir tenía que pensar en algo, y tenía que ser rápido.
- Alexês Nyíri:
- Hola, no me pareció mala tu respuesta pero a la próxima has lo que Riful y yo, intercambiar la respuesta previa para no modificar tanto la historia.
Te dejó nuestro tema
http://www.victorianvampires.com/t20456-obsessions-d-un-vampire-privado#254735
Saludos.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Dicen que un tigre es más peligroso si está herido. Esa afirmación estaba muy en lo cierto en esos momentos. ¿Por qué Riful se había herido a propósito? Simple. Su cuerpo liberaría más adrenalina, sentiría el estrés de estar en desventaja y más cerca de la muerte. Aunque claro, la cambiaformas siempre estaba cerca de la muerte, aunque no de la manera convencional.
Vio que su rival colocaba una sustancia que se adhería sutilmente a la hoja de la daga. Genial. Veneno. Si hubiera podido arquear una ceja, lo hubiera hecho. Pero como no podía, se limitó a lanzar un bufido de molestia. A pesar de que no significara ninguna desventaja para ella, eso no era jugar limpio.
¿Jugar Limpio? ¿Y se puede saber desde cuándo juegas limpio, Riful? ¿O ahora tienes algún sentido del honor?
El tigre volvió a bufar. Cállate, Liza, y déjame. No necesitaba sentido del honor ante rivales tan débiles. Esto es diferente. ¿Qué es ese olor?
Un olor nuevo comenzó a sentirse. Olor a muerte y sangre fresca, recién derramada. Un olor que decía “¡Cuidado!” en todas sus formas. El tigre se agazapó y soltó un rugido ahogado entre dientes. Un vampiro apareció. Bueno, no un vampiro, sino la cortesana de antes, a la que Killer Bee había disparado. La tomó por sorpresa y la alejó de ella. Riful estaba lívida. Sorprendida. Furiosa.
¡¿Quién es ella y qué se cree?! ¡¿Cómo ha podido?!
Necesitaba calmarse rápido, o no sobreviviría a un próximo asalto. La furia nunca había sido su mejor arma. Decidió ocultarse en la oscuridad, a tratar de calmar su rabia. Lamentablemente, ésta parecía bullir más y más a medida que pasaba el tiempo.
Riful, cálmate por fav-
¡¿Qué me calme?! ¡¿QUÉ ME CALME?! ¡¿VISTE LO QUE PASÓ ALLÍ?! ¡ESA MALDITA NEÓFITA SE LLEVÓ A MI PRESA! ¡¿QUÉ DERECHO TIENE?! ¡YO LA VI PRIMERO!
Si no te calmas, posiblemente morirás.
¡AL CARAJO! ¡ES MI BATALLA!
Y así, sin más, salió de la oscuridad, completamente diferente. Esta vez, su cuerpo era más estilizado, aerodinámico. Tenía las extremidades más largas y la cabeza más pequeña, y el patrón de franjas había sido cambiado por manchas oscuras. La pelambrera del guepardo estaba totalmente erizada. Y rugió a ambas, a la inquisidora y a la neófita. A esta última también envió un mensaje especial, esperando que supiera telepatía.
¡ALÉJATE! ¡ES MÍA!
Vio que su rival colocaba una sustancia que se adhería sutilmente a la hoja de la daga. Genial. Veneno. Si hubiera podido arquear una ceja, lo hubiera hecho. Pero como no podía, se limitó a lanzar un bufido de molestia. A pesar de que no significara ninguna desventaja para ella, eso no era jugar limpio.
¿Jugar Limpio? ¿Y se puede saber desde cuándo juegas limpio, Riful? ¿O ahora tienes algún sentido del honor?
El tigre volvió a bufar. Cállate, Liza, y déjame. No necesitaba sentido del honor ante rivales tan débiles. Esto es diferente. ¿Qué es ese olor?
Un olor nuevo comenzó a sentirse. Olor a muerte y sangre fresca, recién derramada. Un olor que decía “¡Cuidado!” en todas sus formas. El tigre se agazapó y soltó un rugido ahogado entre dientes. Un vampiro apareció. Bueno, no un vampiro, sino la cortesana de antes, a la que Killer Bee había disparado. La tomó por sorpresa y la alejó de ella. Riful estaba lívida. Sorprendida. Furiosa.
¡¿Quién es ella y qué se cree?! ¡¿Cómo ha podido?!
Necesitaba calmarse rápido, o no sobreviviría a un próximo asalto. La furia nunca había sido su mejor arma. Decidió ocultarse en la oscuridad, a tratar de calmar su rabia. Lamentablemente, ésta parecía bullir más y más a medida que pasaba el tiempo.
Riful, cálmate por fav-
¡¿Qué me calme?! ¡¿QUÉ ME CALME?! ¡¿VISTE LO QUE PASÓ ALLÍ?! ¡ESA MALDITA NEÓFITA SE LLEVÓ A MI PRESA! ¡¿QUÉ DERECHO TIENE?! ¡YO LA VI PRIMERO!
Si no te calmas, posiblemente morirás.
¡AL CARAJO! ¡ES MI BATALLA!
Y así, sin más, salió de la oscuridad, completamente diferente. Esta vez, su cuerpo era más estilizado, aerodinámico. Tenía las extremidades más largas y la cabeza más pequeña, y el patrón de franjas había sido cambiado por manchas oscuras. La pelambrera del guepardo estaba totalmente erizada. Y rugió a ambas, a la inquisidora y a la neófita. A esta última también envió un mensaje especial, esperando que supiera telepatía.
¡ALÉJATE! ¡ES MÍA!
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Redada en París [Privado]
Se recuperó, el cuerpo de Alexês se había desecho del veneno de la inquisidora. Escuchó los latidos acelerados y también sus pensamientos. Estaba preocupada, y comenzaba a entender que sería su última noche de existencia, Alexês sintió una excitación por su sangre que casi se echa sobre ella de nuevo.
Sin embargo algo la detuvo, o más bien alguien... Era un gueopardo, pero tenía algo diferente, no era su pelaje o su tamaño, había escuchado sus pensamientos. -¿Acaso eso es posible, los animales hablan?- pensó, pero luego recordó una conversación con Ruggero, él le había explicado de una raza llamada cambiaformas, si ese animal era uno, o más bien una.
-¿Ella es tuya? ya no más, si deseáis su cuerpo os lo daré una vez haya drenado su sangre- dijo como si le lo dijese pero sus labios no se movieron y dio un paso hacía ella.
Riful, como había escuchado Alexês que la llamaba una voz ajena a la propia se movió de tal forma que Alexês se sintió amenazada. Quizás era su imaginación, pero dudo en avanzar o continuar.
La inquisidora se encontraba a unos cuantos pasos pero... ¿Sí Alexês atacaba a Killer Bee, Riful intervendría para salvar a la presa que ella misma quiere matar?
Alexês se lo preguntaba.
Sin embargo algo la detuvo, o más bien alguien... Era un gueopardo, pero tenía algo diferente, no era su pelaje o su tamaño, había escuchado sus pensamientos. -¿Acaso eso es posible, los animales hablan?- pensó, pero luego recordó una conversación con Ruggero, él le había explicado de una raza llamada cambiaformas, si ese animal era uno, o más bien una.
-¿Ella es tuya? ya no más, si deseáis su cuerpo os lo daré una vez haya drenado su sangre- dijo como si le lo dijese pero sus labios no se movieron y dio un paso hacía ella.
Riful, como había escuchado Alexês que la llamaba una voz ajena a la propia se movió de tal forma que Alexês se sintió amenazada. Quizás era su imaginación, pero dudo en avanzar o continuar.
La inquisidora se encontraba a unos cuantos pasos pero... ¿Sí Alexês atacaba a Killer Bee, Riful intervendría para salvar a la presa que ella misma quiere matar?
Alexês se lo preguntaba.
Alexês Nyíri- Vampiro Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
-Anda ve necio, no permitas que Killer Bee caiga a merced de esos malditos sobrenaturales- le espetó Ruggero tomandolo de la chaqueta, -y tampoco te atreváis a caer-.
La respiración de su maetsro se reguló y asintió. Se levantó y corrió a donde el teatro. Estaba lejos pero esperaba llegar en el momento preciso, o al menos, con Killer Bee viva.
Y a lo lejos la vio, la cargaba a una mano aquella mujer que Ruggero salvó desviando la mortal bala de Hayden y que sin embargo, cayo moribunda por el disparo certero de Killer Bee. Aquella piel blanca y su fuerza sólo indicaban algo... ¡Era una inmortal!
Mientras más se acercaba más veía, Killer Bee se alejó con maniobras magistrales y apareció un gueopardo, un cambiaformas dedujo Hayden, continuó con su análisis, el león peleaba con la leona. Pero eso no importaba, Killer Bee estaba dos a uno, no dejaría sola a Killer Bee, había hehco una silenciosa promesa a Ruggero, una promesa dictada por los ojos de ambos en aquel roble.
El inquisidor entonces dejó de correr, desenfundó uno de sus cañones y disparó al aire, de tal forma que llamó la atención de Killer Bee y sus rivales.
-¡Que empiece el juego!- exclamó como el vanidoso que era.
La respiración de su maetsro se reguló y asintió. Se levantó y corrió a donde el teatro. Estaba lejos pero esperaba llegar en el momento preciso, o al menos, con Killer Bee viva.
Y a lo lejos la vio, la cargaba a una mano aquella mujer que Ruggero salvó desviando la mortal bala de Hayden y que sin embargo, cayo moribunda por el disparo certero de Killer Bee. Aquella piel blanca y su fuerza sólo indicaban algo... ¡Era una inmortal!
Mientras más se acercaba más veía, Killer Bee se alejó con maniobras magistrales y apareció un gueopardo, un cambiaformas dedujo Hayden, continuó con su análisis, el león peleaba con la leona. Pero eso no importaba, Killer Bee estaba dos a uno, no dejaría sola a Killer Bee, había hehco una silenciosa promesa a Ruggero, una promesa dictada por los ojos de ambos en aquel roble.
El inquisidor entonces dejó de correr, desenfundó uno de sus cañones y disparó al aire, de tal forma que llamó la atención de Killer Bee y sus rivales.
-¡Que empiece el juego!- exclamó como el vanidoso que era.
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Su golpe había aturdido a Arleken, su amada despertó con una fuerza superior a los neófitos y no saber cuales eran sus poderes eran un riesgo para la sociedad parisiense que poco le importaba al conde.
De inmediato emprendió su marcha, Alexês se había propuesto a terminar con la vida de la mujer que la orilló a implorar que Arleken la convirtiera, lo que el conde creyó era natural. Él mismo hubiera actuado de la misma forma, pues, aunque Alexês quizás no lo comprendía, la vida de su amada se apagaría al no aceptarse como el monstruo que ya era.
La velocidad con la que el vampiro se movió, sin respetar las absurdas leyes establecidas para que los inmortales pasaran desapercibidos poco le importaron al conde, sólo quería llegar con Alexês y salvarla de su inexperiencia.
Arleken se mantuvo pendiente en todo el camino, era cierto que Alexês había dicho beber de la sangre de la inquisidora pero a fin de cuentas era una neófita y cualquier sangre la tentaría y Arleken esperaba que así fuera. Y al fin la logró ver, para su mala fortuna no solamente estaba la inquisidora sola, sino le acompañaba aquel inquisidor que combatió con él mismo y un tigre que no parecía no contenta con la intervención de la amada neófita de Arleken.
-Alexês, vayámonos de aquí, este ya no es nuestro lugar- casi rogué, añorando que su sed y orgullo vampirico no estuviera por demás de las palabras del inmortal que ella amaba.
De inmediato emprendió su marcha, Alexês se había propuesto a terminar con la vida de la mujer que la orilló a implorar que Arleken la convirtiera, lo que el conde creyó era natural. Él mismo hubiera actuado de la misma forma, pues, aunque Alexês quizás no lo comprendía, la vida de su amada se apagaría al no aceptarse como el monstruo que ya era.
La velocidad con la que el vampiro se movió, sin respetar las absurdas leyes establecidas para que los inmortales pasaran desapercibidos poco le importaron al conde, sólo quería llegar con Alexês y salvarla de su inexperiencia.
Arleken se mantuvo pendiente en todo el camino, era cierto que Alexês había dicho beber de la sangre de la inquisidora pero a fin de cuentas era una neófita y cualquier sangre la tentaría y Arleken esperaba que así fuera. Y al fin la logró ver, para su mala fortuna no solamente estaba la inquisidora sola, sino le acompañaba aquel inquisidor que combatió con él mismo y un tigre que no parecía no contenta con la intervención de la amada neófita de Arleken.
-Alexês, vayámonos de aquí, este ya no es nuestro lugar- casi rogué, añorando que su sed y orgullo vampirico no estuviera por demás de las palabras del inmortal que ella amaba.
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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