AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Redada en París [Privado]
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Hola compañeros de rol y demás comunidad,
Redada en París es un tema privado, pero si algún rolero quisiera participar pueden enviar un mensaje a Crystall Van Wijs o Ruggero Rosso para anunciarles su entrada.
Compañeros están prohibidos los dobles post, el único permitido será este primero y no más.
Si piensan en determinado momento no continuar por diversas circunstancias hacerlo saber, sobre todo con quién se encuentren en interacción.
Sugerencias.
La forma narrativa es libre, pero se ha acordado entre varios escribir en tercera persona. Otra mención, usemos el modelo del reglamento. Los pensamientos irán en cursiva [i] y se recomienda escribir con un color en específico y diferente si es posible al de otro compañero, así como manejar el color blanco en diálogos propios.
La historia tendrá mucho contenido de acción y combate entre los personaje, consultar a sus rivales si piensan hacer un determinado ataque para que el otro se los autorice.
Cuando usen un poder y lo citen marcarlo en negrita [b] para distinguirlo.
Sin más,
Bienvenidos y a divertirnos.
Hola compañeros de rol y demás comunidad,
Redada en París es un tema privado, pero si algún rolero quisiera participar pueden enviar un mensaje a Crystall Van Wijs o Ruggero Rosso para anunciarles su entrada.
Compañeros están prohibidos los dobles post, el único permitido será este primero y no más.
Si piensan en determinado momento no continuar por diversas circunstancias hacerlo saber, sobre todo con quién se encuentren en interacción.
Sugerencias.
La forma narrativa es libre, pero se ha acordado entre varios escribir en tercera persona. Otra mención, usemos el modelo del reglamento. Los pensamientos irán en cursiva [i] y se recomienda escribir con un color en específico y diferente si es posible al de otro compañero, así como manejar el color blanco en diálogos propios.
La historia tendrá mucho contenido de acción y combate entre los personaje, consultar a sus rivales si piensan hacer un determinado ataque para que el otro se los autorice.
Cuando usen un poder y lo citen marcarlo en negrita [b] para distinguirlo.
Sin más,
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=Lectores=
Disfruten
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Última edición por Doreckmair O' Raven el Jue Oct 04, 2012 2:29 pm, editado 2 veces
Derek Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/07/2011
Localización : París
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Re: Redada en París [Privado]
La posesión había concluido, Arleken averiguó el nombre de la intrusa... Cynthia Dalma.
Había sido una bruja y sus deseos de obtener un cuerpo vampirico le habían hecho seguir a Crystall. En una alianza que quizás no comprendía. Todo eso lo supo Arleken con su manipulación de la memoria.
Entonces Arleken sintió interés por lo que Cynthia estaba experimentando, la fuerza, la visión sobre humana, el olfato y sobre todo la maldita sed de sangre. Ella se adaptaba muy rápido al cuerpo y con facilidad se puso en pie. Y le llegó a Cynthia el olor de la sangre de Ruggero y la sed en ella creció. De una forma casi incontrolable, mas ella se impuso y no se dejó vencer.
Cynthia hizo una exclamación que también le divirtió a Arleken, era curioso ver todo por sus propios ojos y no sentir nada, no hacer nada. Amenazaba mostrando sus colmillos, amagaba con avanzar y Arleken comenzó a darse cuenta que Cynthia buscaba los poderes vampiricos que a Arleken tanto le daban orgullo y usando su persuasión atacó al inquisidor. -Interesante-.
Ruggero cedía ante el poder, después de todo la persuasión de Arleken era muy poderosa y ningún mortal podría resistirse a ella. Y Arleken reía en sus adentros, una risa con eco.
Pero el inquisidor hizo movimientos que no previeron, dejó caer sus armas y luego esperó a que Cynthia dejara de efectuar su poder, cuando ella lo hizo se lanzó al ataque. Arrojó un par de botellas y las rompió. Un líquido descendió en una especie de lluvia... -Agua bendita... ¿Será ingenuo?- pensaba Arleken bufándose, pero entonces comprendió que quizás era un engaño para la fantasma, -¿ella sabrá que soy inmune a eso?-
El inquisidor efectuó su ataque, Cynthia no mostraba agresividad y eso a Arleken le molestó. Ruggero ya había hecho un primer ataque que se logró esquivar, pero si Cynthia no hacía nada Arleken tendría que rechazar su cuerpo fantasmal y encargarse él mismo del inquisidor.
Ruggero tomó carrera y comenzó a disparar a mansalva de tal forma que se acercaba con ventaja. Sin embargo, retomando algo de su control Arleken hizo uso de su velocidad y esquivando las peligrosas balas llegó hasta Ruggero, lo desarmó y clavó sus dientes en su cuello.
Arleken sintió la sangre fluir, el deleite que se estaba dando Cynthia. Pudo darse cuenta de como la fantasma se retorcía de placer y entonces ella retomó el control absoluto de su cuerpo y bebió con avidez. Pero el inquisidor no se dejó drenar tan fácil y antes de siquiera debilitarlo clavó una estaca en el hombro derecho del vampiro.
En un difícil control a la sed de Cynthia, Arleken arrojó al inquisidor lejos y se quitó la estaca. El vampiro pretendía marcharse, sin embargo la sed de Cynthia se lo impidió y ella nuevamente se abalanzó contra Ruggero y antes de que llegaran ante él, comenzaron a disparar al vampiro de forma que protegían al inquisidor.
Ambos esquivaron y buscaron la nueva amenaza.
Había sido una bruja y sus deseos de obtener un cuerpo vampirico le habían hecho seguir a Crystall. En una alianza que quizás no comprendía. Todo eso lo supo Arleken con su manipulación de la memoria.
Entonces Arleken sintió interés por lo que Cynthia estaba experimentando, la fuerza, la visión sobre humana, el olfato y sobre todo la maldita sed de sangre. Ella se adaptaba muy rápido al cuerpo y con facilidad se puso en pie. Y le llegó a Cynthia el olor de la sangre de Ruggero y la sed en ella creció. De una forma casi incontrolable, mas ella se impuso y no se dejó vencer.
Cynthia hizo una exclamación que también le divirtió a Arleken, era curioso ver todo por sus propios ojos y no sentir nada, no hacer nada. Amenazaba mostrando sus colmillos, amagaba con avanzar y Arleken comenzó a darse cuenta que Cynthia buscaba los poderes vampiricos que a Arleken tanto le daban orgullo y usando su persuasión atacó al inquisidor. -Interesante-.
Ruggero cedía ante el poder, después de todo la persuasión de Arleken era muy poderosa y ningún mortal podría resistirse a ella. Y Arleken reía en sus adentros, una risa con eco.
Pero el inquisidor hizo movimientos que no previeron, dejó caer sus armas y luego esperó a que Cynthia dejara de efectuar su poder, cuando ella lo hizo se lanzó al ataque. Arrojó un par de botellas y las rompió. Un líquido descendió en una especie de lluvia... -Agua bendita... ¿Será ingenuo?- pensaba Arleken bufándose, pero entonces comprendió que quizás era un engaño para la fantasma, -¿ella sabrá que soy inmune a eso?-
El inquisidor efectuó su ataque, Cynthia no mostraba agresividad y eso a Arleken le molestó. Ruggero ya había hecho un primer ataque que se logró esquivar, pero si Cynthia no hacía nada Arleken tendría que rechazar su cuerpo fantasmal y encargarse él mismo del inquisidor.
Ruggero tomó carrera y comenzó a disparar a mansalva de tal forma que se acercaba con ventaja. Sin embargo, retomando algo de su control Arleken hizo uso de su velocidad y esquivando las peligrosas balas llegó hasta Ruggero, lo desarmó y clavó sus dientes en su cuello.
Arleken sintió la sangre fluir, el deleite que se estaba dando Cynthia. Pudo darse cuenta de como la fantasma se retorcía de placer y entonces ella retomó el control absoluto de su cuerpo y bebió con avidez. Pero el inquisidor no se dejó drenar tan fácil y antes de siquiera debilitarlo clavó una estaca en el hombro derecho del vampiro.
En un difícil control a la sed de Cynthia, Arleken arrojó al inquisidor lejos y se quitó la estaca. El vampiro pretendía marcharse, sin embargo la sed de Cynthia se lo impidió y ella nuevamente se abalanzó contra Ruggero y antes de que llegaran ante él, comenzaron a disparar al vampiro de forma que protegían al inquisidor.
Ambos esquivaron y buscaron la nueva amenaza.
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 13/09/2012
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Re: Redada en París [Privado]
Las brujas estaban acorraladas y Hayden preparaba su siguiente jugada, sin embargo, de reojo vio el desempeño de su maestro y pudo observar como el vampiro lo tenía sometido y bebía de su sangre.
Ruggero logró zafarse, pero estaba débil y el vampiro ya le aventajaba.
El joven inquisidor meditó, una de las brujas estaba muy herida y la otra no mostraba ser agresiva. La misión de Hayden no era matar a esas brujas, no, era Ruggero y no podía permitir que él muriera.
Dejó a las brujas si corrió hasta donde el vampiro, disparando para que éste se alejase de su maestro.
El vampiro se retiró, pendiente y Hayden llegó a donde su maestro. Estaba pálido y con trabajo se mantenía en pie.
-¿Qué haces aquí chaval, no debisteis abandonar vuestra área?- reprendió Ruggero.
-Dos son mejor que uno maestro- respondió el joven con una sonrisa maliciosa.
Ruggero asintió y tomó el cañón que le ofreciere Hayden.
Ruggero logró zafarse, pero estaba débil y el vampiro ya le aventajaba.
El joven inquisidor meditó, una de las brujas estaba muy herida y la otra no mostraba ser agresiva. La misión de Hayden no era matar a esas brujas, no, era Ruggero y no podía permitir que él muriera.
Dejó a las brujas si corrió hasta donde el vampiro, disparando para que éste se alejase de su maestro.
El vampiro se retiró, pendiente y Hayden llegó a donde su maestro. Estaba pálido y con trabajo se mantenía en pie.
-¿Qué haces aquí chaval, no debisteis abandonar vuestra área?- reprendió Ruggero.
-Dos son mejor que uno maestro- respondió el joven con una sonrisa maliciosa.
Ruggero asintió y tomó el cañón que le ofreciere Hayden.
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2012
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Re: Redada en París [Privado]
Leviathán había corrido tras ellos, tras la bruja y Ruggero, rápido y sagaz por entre los techos casi parecía como si navegara a través de los cielos, el cazador sabía que solo debía centrarse en lo que el prometía y de muchas maneras intento seguir su camino simulando que no veía criaturas asesinas por los senderos y por los alrededores ajenos.
Su abstinencia duro poco, no muy a lo lejos encontró un vampiro ajeno a todo lo que sucedía dentro de aquella situación, un vampiro que estaba apagando la vida de un pobre indigente, escuchaba el combate más adelante -Un solo vampiro, un solo vampiro mío-pensó desviándose del camino, corriendo por su objetivo.
La pelea no duro ni tres minutos, pero si bien recibió heridas de aquel monstruo, su oido se percato que algo le esperaba, que a su socio probablemente algo le pasaba, trastornado golpeo la máscara -No debí de haberme distraído- pensaba, corriendo de nuevo entre los tejados solo estaba deseando que el inquisidor siguiera vivo o de lo contrario se culparía por el resto de las noches que le quedaban.
Las heridas de su brazo sangraban, eran más que notorias aún con el oscuro color que llevaba en sus ropas, si un vampiro era lo que había delante con esas heridas podía emanar el aroma que siempre a esas bestias les hacía atacar.
Finalmente llegó hasta la escena, aquella que lucía como si allí se hubiera desatado una guerra, pero si bien desde aquellas alturas se percató que tarde llegó, un error fatal aquella distracción, su socio por muy poco y no sobrevive, vio el agua bendita regada por los suelos -Lo sabía, Maldición lo sabía- repitió con furia -Y solo por eso que iré tras ese "caballero"- la herida le ardía, recordando el plan que en la mente ya tenía, más pudo darse cuenta que él no era el único herido, Ruggero lo estaba -De qué diablos me he perdido- musito.
Desde donde estaba pudo percatarse que el vampiro retrocedió, si bien ignoraba si se retiro, decidió acordonar él área y desde los cielos lanzo cuatro de sus dagas de plata, bajo por entre la penumbra llegando a las espaldas de los dos inquisidores -Lamento el retraso monsieur Ruggero pero estaba ocupado con otra alimaña ajena a esta... esta redada- intentaba ocultar su dolor era esa la causa del porque vacilaba al hablar -Tres somos mejor que dos- contesto -Si él aún no se ha ido atacara otra vez, vengo herido, con sangre fresca emanando de mis heridas lo atraerá de nuevo-decía mientras respiraba lento, intentando llevar ese remordimiento a sus adentros.
Su abstinencia duro poco, no muy a lo lejos encontró un vampiro ajeno a todo lo que sucedía dentro de aquella situación, un vampiro que estaba apagando la vida de un pobre indigente, escuchaba el combate más adelante -Un solo vampiro, un solo vampiro mío-pensó desviándose del camino, corriendo por su objetivo.
La pelea no duro ni tres minutos, pero si bien recibió heridas de aquel monstruo, su oido se percato que algo le esperaba, que a su socio probablemente algo le pasaba, trastornado golpeo la máscara -No debí de haberme distraído- pensaba, corriendo de nuevo entre los tejados solo estaba deseando que el inquisidor siguiera vivo o de lo contrario se culparía por el resto de las noches que le quedaban.
Las heridas de su brazo sangraban, eran más que notorias aún con el oscuro color que llevaba en sus ropas, si un vampiro era lo que había delante con esas heridas podía emanar el aroma que siempre a esas bestias les hacía atacar.
Finalmente llegó hasta la escena, aquella que lucía como si allí se hubiera desatado una guerra, pero si bien desde aquellas alturas se percató que tarde llegó, un error fatal aquella distracción, su socio por muy poco y no sobrevive, vio el agua bendita regada por los suelos -Lo sabía, Maldición lo sabía- repitió con furia -Y solo por eso que iré tras ese "caballero"- la herida le ardía, recordando el plan que en la mente ya tenía, más pudo darse cuenta que él no era el único herido, Ruggero lo estaba -De qué diablos me he perdido- musito.
Desde donde estaba pudo percatarse que el vampiro retrocedió, si bien ignoraba si se retiro, decidió acordonar él área y desde los cielos lanzo cuatro de sus dagas de plata, bajo por entre la penumbra llegando a las espaldas de los dos inquisidores -Lamento el retraso monsieur Ruggero pero estaba ocupado con otra alimaña ajena a esta... esta redada- intentaba ocultar su dolor era esa la causa del porque vacilaba al hablar -Tres somos mejor que dos- contesto -Si él aún no se ha ido atacara otra vez, vengo herido, con sangre fresca emanando de mis heridas lo atraerá de nuevo-decía mientras respiraba lento, intentando llevar ese remordimiento a sus adentros.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 06/10/2012
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Re: Redada en París [Privado]
Conforme se acercaba escuchó el sonido de armas de fuego y eso le inquietó. El gran León pensó en regresar, dejar la visita para otro día, pero... ¿Y si por fin encontraba al asesino de su familia en el escenario que pronto vería?
Dictado por su instinto aceleró el paso, el sentido del peligro cada vez era más eminente en su cuerpo, su piel estaba tensa y el corazón estaba ansioso. dio la vuelta y vio de espaldas a un hombre, un inquisidor que luchaba con una bruja. Atrevida y habilidosa. Curioso como el felino que era se acercó entre las sombras, el inquisidor seguía dandole la espalda y no lo reconocía.
La batalla continuó, el inquisidor fue golpeado y la bruja herida por una bala que salió de un lugar escondido.
Luego entró un sobrenatural, un vampiro dado sus movimientos e interesantemente una fantasma tomó posesión del cuerpo inmortal. Vaya pero estó es más entretenido que lo que fuera la función que se perdió.
Un inquisidor más apareció atacando a la bruja y luego otra salió de entre las sombras desarmando con sus habilidades al joven novato.
El vampiro poseído se lanzó al ataque clavando sus colmillos en el cuello del inquisidor, éste se defendió de inmediato clavando una estaca en su hombro. El vampiro arrojó el cuerpo del inquisidor y finalmente Jérémie vio el rostro de aquel asesino.
Ya era un adulto, pero sin duda era aquel joven inquisidor que mató a su familia y tatuó en su pecho dos R.
La sangre de Jérémie comenzó a hervir, su cuerpo se calentó preparado para transformarse y tomar su tan añorada venganza. Entonces aquel otro joven inquisidor abandonó a las brujas y fue en defensa de su ¿maestro?, el vampiro seguía en escena, esperando y llegó otro personaje, éste no era un inquisidor, sus ropas y esa máscara le anunciaban ser otro tipo de amenaza, un cazador.
El oído sobre humano del gran León captó todo cuanto dijeron,–así que tenían ventaja sobre el vampiro–, dos de ellos ya estaban heridos y uno de ellos era aquel inquisidor que matara a su familia. –Se les terminará su fortuna– pensó Jérémie y meditó en cual sería la mejor manera de anunciarse, ¿convertido en león o cómo un humano que empuña su espada?
Jérémie salió de su escondite y desenvainó acercándose, usaría la transformación como factor sorpresa. Sólo esperaba que el inquisidor lo haya olvidado.
—Vaya caballeros, esta fiesta es muy interesante— dijo llamando la atención de los tres hombres que les daban la espalda. —¿No es una injusticia luchar tres contra uno? Mejor juguemos a tres contra dos— continuó y se quitó la capa tirandola al aire.
Dictado por su instinto aceleró el paso, el sentido del peligro cada vez era más eminente en su cuerpo, su piel estaba tensa y el corazón estaba ansioso. dio la vuelta y vio de espaldas a un hombre, un inquisidor que luchaba con una bruja. Atrevida y habilidosa. Curioso como el felino que era se acercó entre las sombras, el inquisidor seguía dandole la espalda y no lo reconocía.
La batalla continuó, el inquisidor fue golpeado y la bruja herida por una bala que salió de un lugar escondido.
Luego entró un sobrenatural, un vampiro dado sus movimientos e interesantemente una fantasma tomó posesión del cuerpo inmortal. Vaya pero estó es más entretenido que lo que fuera la función que se perdió.
Un inquisidor más apareció atacando a la bruja y luego otra salió de entre las sombras desarmando con sus habilidades al joven novato.
El vampiro poseído se lanzó al ataque clavando sus colmillos en el cuello del inquisidor, éste se defendió de inmediato clavando una estaca en su hombro. El vampiro arrojó el cuerpo del inquisidor y finalmente Jérémie vio el rostro de aquel asesino.
Ya era un adulto, pero sin duda era aquel joven inquisidor que mató a su familia y tatuó en su pecho dos R.
La sangre de Jérémie comenzó a hervir, su cuerpo se calentó preparado para transformarse y tomar su tan añorada venganza. Entonces aquel otro joven inquisidor abandonó a las brujas y fue en defensa de su ¿maestro?, el vampiro seguía en escena, esperando y llegó otro personaje, éste no era un inquisidor, sus ropas y esa máscara le anunciaban ser otro tipo de amenaza, un cazador.
El oído sobre humano del gran León captó todo cuanto dijeron,–así que tenían ventaja sobre el vampiro–, dos de ellos ya estaban heridos y uno de ellos era aquel inquisidor que matara a su familia. –Se les terminará su fortuna– pensó Jérémie y meditó en cual sería la mejor manera de anunciarse, ¿convertido en león o cómo un humano que empuña su espada?
Jérémie salió de su escondite y desenvainó acercándose, usaría la transformación como factor sorpresa. Sólo esperaba que el inquisidor lo haya olvidado.
—Vaya caballeros, esta fiesta es muy interesante— dijo llamando la atención de los tres hombres que les daban la espalda. —¿No es una injusticia luchar tres contra uno? Mejor juguemos a tres contra dos— continuó y se quitó la capa tirandola al aire.
Jérémie Le Bihan- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 23/10/2012
Re: Redada en París [Privado]
Alexês escuchó sonidos, contuvo su llanto y se asomó con mucho cuidado y lo vio. Era el vampiro, las lágrimas se evaporaron, su cuerpo se calento de una emoción y tranquilidad que su corazón detuvo su aceleración.
Quiso suspirar pero prefirió no hacerlo, no quería que el vampiro se diera cuenta de su presencia, ella lo iba a seguir. Con detalle vio como se puso una máscara de un demonio y salió.
Alexês salió de su escondite y quiso seguirlo pero no supo por donde se había ido. Buscaría una salida, no quería regresar por la salida donde encontraría al mago y el extraño sujeto, saldría por la entrada/salida principal, la cuestión sólo era... ¿Cómo llegar hasta allá?
Regresó hasta el escenario y subió hasta uno de los accesos y salió a un pasillo que la llevaría al vestíbulo, lo siguó y llegó, quiso salir pero la puerta estaba cerrada y no se encontraba nadie.
-Hay no- dijo y regresó a los accesos buscando una salida de emergencia, trás varias vueltas encontró una y finalmente salió del teatro.
La calle estaba vacía, sin embargo, se escuchaban sonidos muy de cercas, camino hasta ellos y doblando la esquina pudo ver de espaldas al vampiro que bebía de Ruggero, esta vez Alexês no pudo evitar soltar un suspiro, en esta ocasión de terror.
Se fue acercando cada vez más, de forma prudente, entre las sombras. Había también una mujer herida y otra sana que estaba junto a ella.
Ruggero hirió al vampiro y éste lo mandó a volar. el inquisidor que le había dado tanto a la cortesana ahora lucía cansado, vencido y Alexês entró en conflicto. ¿Le daría al vampiro que perdonara la vida de Ruggero o preferiría que el vampiro hiciera lo que quisiera y buscarlo para estar con él?-
Mientras ella decidía que hacer otros dos se unieron a la cruzada de Ruggero y Alexês decidió intervenir, su vampiro estaba herido y era superado en número, sin embargo otro hombre entró, al parecer ayudaría al vampiro y al ver eso Alexês se detuvo.
Quiso suspirar pero prefirió no hacerlo, no quería que el vampiro se diera cuenta de su presencia, ella lo iba a seguir. Con detalle vio como se puso una máscara de un demonio y salió.
Alexês salió de su escondite y quiso seguirlo pero no supo por donde se había ido. Buscaría una salida, no quería regresar por la salida donde encontraría al mago y el extraño sujeto, saldría por la entrada/salida principal, la cuestión sólo era... ¿Cómo llegar hasta allá?
Regresó hasta el escenario y subió hasta uno de los accesos y salió a un pasillo que la llevaría al vestíbulo, lo siguó y llegó, quiso salir pero la puerta estaba cerrada y no se encontraba nadie.
-Hay no- dijo y regresó a los accesos buscando una salida de emergencia, trás varias vueltas encontró una y finalmente salió del teatro.
La calle estaba vacía, sin embargo, se escuchaban sonidos muy de cercas, camino hasta ellos y doblando la esquina pudo ver de espaldas al vampiro que bebía de Ruggero, esta vez Alexês no pudo evitar soltar un suspiro, en esta ocasión de terror.
Se fue acercando cada vez más, de forma prudente, entre las sombras. Había también una mujer herida y otra sana que estaba junto a ella.
Ruggero hirió al vampiro y éste lo mandó a volar. el inquisidor que le había dado tanto a la cortesana ahora lucía cansado, vencido y Alexês entró en conflicto. ¿Le daría al vampiro que perdonara la vida de Ruggero o preferiría que el vampiro hiciera lo que quisiera y buscarlo para estar con él?-
Mientras ella decidía que hacer otros dos se unieron a la cruzada de Ruggero y Alexês decidió intervenir, su vampiro estaba herido y era superado en número, sin embargo otro hombre entró, al parecer ayudaría al vampiro y al ver eso Alexês se detuvo.
Alexês Nyíri- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/08/2012
Edad : 32
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Re: Redada en París [Privado]
Cynthia estaba haciendo buen uso del cuerpo vampírico, Ruggero Rosso se encontraba demasiado débil de los ataques que Crystall no pudo contemplar. Pero esa amenaza hizo que el inquisidor que anteriormente pretendiera atacarla fuera en apoyo a su ¿maestro?
–No te dejaré sola– se dijo para sí Crystall y intentó encaminarse, sin embargo, la bruja que la salvó la tomó del brazo. —¿Qué haces mujer suéltame?— reclamó Crystall pero la bruja no lo hizo.
—Estoy salvándote la vida— respondió, pero Crystall se zafó bruscamente, —el mago, el mago esta herido sería demasiado que otra persona salga lastimada— dijo y entonces Crystall sintió terror. Un escalofrío recorrió su espina dorsal y susurró —Derek...—
Crystall lo había visto allí tendido en el suelo, sí tenía que ir con él, atenderlo, si es que no era tarde ya. —Discúlpame Cynthia— dijo y corrió hacía el callejón, aunque claro, Crystall se vio en la necesidad de rodear el teatro, pues Ruggero, el otro inquisidor y un nuevo visitante enmascarado se encontraban entre ella y la entrada al corredor más cercano.
Tan rápido como pudo y seguida por la bruja llegaron hasta el callejón y allí lo vieron, a Derek en brazos de otra persona. Crystall corrió hasta ellos y se agachó del lado opuesto al hombre, éste iba cubierto por una túnica franciscana y ocultaba su rostro con una máscara.
Crystall tomó una de las manos inconscientes de su hermano, —Derek, Derek, Derek...— despierta hermano y comenzó a llorar, el hombre miró a Crystall, la bruja desesperada que lloraba a su hermano, —no te vayas a donde no te puedo seguir, no me dejes sola. No permitas que la muerte nos separe... Por favor, por favor— y su llanto caía en el cuerpo inconsciente de Derek, Crystall balbuceaba, sollozaba como una niña y apenas era entendible lo que decía. —No, no estás dormido, estás muerto— dijo Crystall y entonces sintió la mano del hombre.
—Él no esta muerto— afirmó, Crystall lo miró con esperanza y entonces vio el reloj de bolsillo de Derek, ensangrentado pero brillante entre las manos de aquel encapuchado.
–No te dejaré sola– se dijo para sí Crystall y intentó encaminarse, sin embargo, la bruja que la salvó la tomó del brazo. —¿Qué haces mujer suéltame?— reclamó Crystall pero la bruja no lo hizo.
—Estoy salvándote la vida— respondió, pero Crystall se zafó bruscamente, —el mago, el mago esta herido sería demasiado que otra persona salga lastimada— dijo y entonces Crystall sintió terror. Un escalofrío recorrió su espina dorsal y susurró —Derek...—
Crystall lo había visto allí tendido en el suelo, sí tenía que ir con él, atenderlo, si es que no era tarde ya. —Discúlpame Cynthia— dijo y corrió hacía el callejón, aunque claro, Crystall se vio en la necesidad de rodear el teatro, pues Ruggero, el otro inquisidor y un nuevo visitante enmascarado se encontraban entre ella y la entrada al corredor más cercano.
Tan rápido como pudo y seguida por la bruja llegaron hasta el callejón y allí lo vieron, a Derek en brazos de otra persona. Crystall corrió hasta ellos y se agachó del lado opuesto al hombre, éste iba cubierto por una túnica franciscana y ocultaba su rostro con una máscara.
Crystall tomó una de las manos inconscientes de su hermano, —Derek, Derek, Derek...— despierta hermano y comenzó a llorar, el hombre miró a Crystall, la bruja desesperada que lloraba a su hermano, —no te vayas a donde no te puedo seguir, no me dejes sola. No permitas que la muerte nos separe... Por favor, por favor— y su llanto caía en el cuerpo inconsciente de Derek, Crystall balbuceaba, sollozaba como una niña y apenas era entendible lo que decía. —No, no estás dormido, estás muerto— dijo Crystall y entonces sintió la mano del hombre.
—Él no esta muerto— afirmó, Crystall lo miró con esperanza y entonces vio el reloj de bolsillo de Derek, ensangrentado pero brillante entre las manos de aquel encapuchado.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 297
Fecha de inscripción : 26/08/2012
Edad : 36
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Re: Redada en París [Privado]
Hayden estaba junto a Ruggero y ahora se le unía V, el vampiro retrocedió pero no se fue, no pretendía irse. Quizás aquel fantasma lo obligaba a quedarse o simplemente él se sentía con más poder. Fuera lo que pensara ese engendró seguía ahí. Pero ya eran tres y según presumió V, se dedicaba a matar vampiros lo que ya era más ventaja, pese a que estuviera herido.
Pero entonces se escuchó una voz retadora a espaldas de los inquisidores y el cazador, ambos de reojo lo miraron sin apartar la vista del vampiro. Era un hombre común, un adulto ya de unos cuarenta y tantos con espada en mano. Un incrédulo que seguro pensaba que aquel monstruo era humano y nosotros pretendíamos hacerle daño.
-Llegasteis tarde V- reprendió Ruggero con el cejo fruncido, después le dio la espalda al vampiro encarando al hombre de espada en mano. -Vosotros encargaros del vampiro yo veré que quiere este hombre- dijo Ruggero y alzo su brazo hacía Hayden, el joven inquisidor y alumno de Ruggero le dio su bastón. El maestro inquisidor tomó el bastón, que en realidad era una espada, así pues removió el plástico y mostró la hoja de plata.
-No sé quién seáis, ni que es lo que quieras. Pero será mejor que te vayáis anciano si no queréis salir herido. Esto es asunto de la iglesia- argumentó el inquisidor y se tocó el cuello, los orificios aún estaban abiertos y el frío se colaba por allí casi inutilizando su brazo derecho.
Pero entonces se escuchó una voz retadora a espaldas de los inquisidores y el cazador, ambos de reojo lo miraron sin apartar la vista del vampiro. Era un hombre común, un adulto ya de unos cuarenta y tantos con espada en mano. Un incrédulo que seguro pensaba que aquel monstruo era humano y nosotros pretendíamos hacerle daño.
-Llegasteis tarde V- reprendió Ruggero con el cejo fruncido, después le dio la espalda al vampiro encarando al hombre de espada en mano. -Vosotros encargaros del vampiro yo veré que quiere este hombre- dijo Ruggero y alzo su brazo hacía Hayden, el joven inquisidor y alumno de Ruggero le dio su bastón. El maestro inquisidor tomó el bastón, que en realidad era una espada, así pues removió el plástico y mostró la hoja de plata.
-No sé quién seáis, ni que es lo que quieras. Pero será mejor que te vayáis anciano si no queréis salir herido. Esto es asunto de la iglesia- argumentó el inquisidor y se tocó el cuello, los orificios aún estaban abiertos y el frío se colaba por allí casi inutilizando su brazo derecho.
Ruggero Rosso- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
La fantasma perdía fuerza, Crystall había abandonado la escena dejando al vampiro a merced. Pero Arleken pensó... -Si ella es capaz de usar mis poderes, ¿yo seré capaz de usar los de ella?-
Sintió el poder de la telequinesis y escuchó la voz de ella, -adelante hazlo-, Arleken no desobedeció, ahora era más fuerte, probaría su capacidad con aquellos inquisidores y el cazador.
Arleken se dispuso a atacar pero entonces entró en escena otro individuo, no pretendía ayudar a los inquisidores, sino, apoyar al vampiro. Arleken ignoraba quien era y su intenciones. Lo único importante era que le ayudaría. Ruggero le despachó dejando a Arleken frente al joven inquisidor y el cazador enmascarado.
Arleken levantó sus manos y muchos objetos se levantaron gracias a la telequinesis de Cynthia. El joven se miraba confuso, era claro que ella eran bien instruidos en el conocimiento de las habilidades de todas las razas, y el poder de la telequinesis no estaba contemplada dentro de un vampiro, del enmascarado no supo descifrar que era lo que sospechaba de este nuevo poder otorgado por Cynthia y que con la sangre y el cuerpo de Arleken era más intenso.
Arrojó los objetos hacía ellos y se abalanzó sobre el joven, la herida del vampiro comenzaba a cerrarse, lentamente, pero lo hacía. Llegó hasta el joven, se introdujo en su mente, la estrujo y lo paralizó -Hayden Vaggö- descubrió, sin embargo, no pudo continuar luego del ataque del enmascarado que hizo que Arleken se echara para atrás, liberando la mente de Hayden.
Arleken se preparó para hacer uso de un nuevo poder... Ilusión
Sintió el poder de la telequinesis y escuchó la voz de ella, -adelante hazlo-, Arleken no desobedeció, ahora era más fuerte, probaría su capacidad con aquellos inquisidores y el cazador.
Arleken se dispuso a atacar pero entonces entró en escena otro individuo, no pretendía ayudar a los inquisidores, sino, apoyar al vampiro. Arleken ignoraba quien era y su intenciones. Lo único importante era que le ayudaría. Ruggero le despachó dejando a Arleken frente al joven inquisidor y el cazador enmascarado.
Arleken levantó sus manos y muchos objetos se levantaron gracias a la telequinesis de Cynthia. El joven se miraba confuso, era claro que ella eran bien instruidos en el conocimiento de las habilidades de todas las razas, y el poder de la telequinesis no estaba contemplada dentro de un vampiro, del enmascarado no supo descifrar que era lo que sospechaba de este nuevo poder otorgado por Cynthia y que con la sangre y el cuerpo de Arleken era más intenso.
Arrojó los objetos hacía ellos y se abalanzó sobre el joven, la herida del vampiro comenzaba a cerrarse, lentamente, pero lo hacía. Llegó hasta el joven, se introdujo en su mente, la estrujo y lo paralizó -Hayden Vaggö- descubrió, sin embargo, no pudo continuar luego del ataque del enmascarado que hizo que Arleken se echara para atrás, liberando la mente de Hayden.
Arleken se preparó para hacer uso de un nuevo poder... Ilusión
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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Re: Redada en París [Privado]
Killer Bee no apresuró el paso, sospechaba que llegaría en un buen momento además tenía que estar pendiente. La presencia que sintió en el teatro, le provocaba prudencia, no quería precipitarse a una trampa, o que ella fuera emboscada en su camino. Recordaba su encuentro con Riful, aquella noche en la que sólo converzaron y salió al aire la amenaza de muerte entre ambas.
Era por eso que Killer Bee no había puesto presión en sus manos, las mantenía caídas, descansadas para una esporadica reacción. Las callejuelas que tomaban eran oscuras, apenas con luces y los trausentes eran escasos y conforme se acercaba al teatro eran nulos.
Y comenzó a visualizar muy a lo lejos el ser sobrenatural con el cuerpo de Doreckmair, –aún no se han ido, ¿qué es lo que espera... será un vampiro que pretende hacer algo con el moribundo brujo?– meditó Killer Bee que los veía de frente, no de espaldas como lo había hecho antes de buscar sus armas.
Entonces vio a un hombre acercarse lentamente, tenía el cabello largo y sujeto con un listón, llevaba una espada y su mano en el mango. Killer Bee frunció el ceño, aquel humano, si lo era, se dirigía a donde devía estar el conflicto y donde precisamente la inquisidora se dirigía.
Continuó con su paso lento, el hombre de la espada esperaba y luego se perdió de su vista.
—¿No es una injusticia luchar tres contra uno?— escuchó Killer Bee y supuso era la voz del hombre de cola de caballo, —Mejor juguemos a tres contra dos— continuó y finalmente Killer Bee pudo ver la escena.
Desde las sombras, oculta en la oscuridad no sólo de la noche, sino también de un árbol que la cubría. Vio a su maestro, Ruggero Rosso herido, estaba cansado y junto a él el arrogante de Hayden y otro curioso ser que llevaba una máscara de lo más peculiar, totalmente intrigante. Y frente a ello un hombre de capa y máscara de demonio, un sobrenatural, ¿de qué clase? Killer Bee lo desconocía, así de porqué no estaba la bruja y el que su maestro estuviera tan herido.
Pero la inquisidora se mantuvo allí, pendiente a lo que sucediera. Lo que la inquisición le había ordenado no tenía nada que ver con Ruggero, ni con Hayden, lo único que podía hacer Killer Bee es estar pendiente y sólo eso. Confiaba en su maestro pese a verse en tan miserable postura y deseaba ver el desempeño de Hayden y descubrir más de aquel misterioso encapuchado.
De pronto el hombre de máscara demoniaca alzó varios objetos, —¿titiritero?, si es así es un brujo, sin embargo ¿cómo un brujo pudo haber hecho algo como eso? Y si no lo es, ¿telequinesis? Eso sería un fantasma... ¿Pero acaso Ruggero no era un gran exorcista?– lo cierto era que ese ser fantasma o brujo, lucía muy amenazante. El ser se movió a una velocidad sobrehumana y Killer Bee descartó que fuera un brujo y dudo en si fuera fantasma. Hayden quedó paralizado pero tras un ataque del otro sujeto el ser se apartó.
Killer Bee estaba muy confundida, volvió a ver a su maestro y noto los grandes orificios en su cuello, orificios que solo los vampiros son capaces de hacer... —¿Un vampiro?— susurró, ¿cómo era posible, ningún poder registrado de un vampiro estaba la telequinesis o titiritero? Algo había pasado, algo que intrigó por demás a Killer Bee... —¿Qué fue lo que paso aquí?—.
Era por eso que Killer Bee no había puesto presión en sus manos, las mantenía caídas, descansadas para una esporadica reacción. Las callejuelas que tomaban eran oscuras, apenas con luces y los trausentes eran escasos y conforme se acercaba al teatro eran nulos.
Y comenzó a visualizar muy a lo lejos el ser sobrenatural con el cuerpo de Doreckmair, –aún no se han ido, ¿qué es lo que espera... será un vampiro que pretende hacer algo con el moribundo brujo?– meditó Killer Bee que los veía de frente, no de espaldas como lo había hecho antes de buscar sus armas.
Entonces vio a un hombre acercarse lentamente, tenía el cabello largo y sujeto con un listón, llevaba una espada y su mano en el mango. Killer Bee frunció el ceño, aquel humano, si lo era, se dirigía a donde devía estar el conflicto y donde precisamente la inquisidora se dirigía.
Continuó con su paso lento, el hombre de la espada esperaba y luego se perdió de su vista.
—¿No es una injusticia luchar tres contra uno?— escuchó Killer Bee y supuso era la voz del hombre de cola de caballo, —Mejor juguemos a tres contra dos— continuó y finalmente Killer Bee pudo ver la escena.
Desde las sombras, oculta en la oscuridad no sólo de la noche, sino también de un árbol que la cubría. Vio a su maestro, Ruggero Rosso herido, estaba cansado y junto a él el arrogante de Hayden y otro curioso ser que llevaba una máscara de lo más peculiar, totalmente intrigante. Y frente a ello un hombre de capa y máscara de demonio, un sobrenatural, ¿de qué clase? Killer Bee lo desconocía, así de porqué no estaba la bruja y el que su maestro estuviera tan herido.
Pero la inquisidora se mantuvo allí, pendiente a lo que sucediera. Lo que la inquisición le había ordenado no tenía nada que ver con Ruggero, ni con Hayden, lo único que podía hacer Killer Bee es estar pendiente y sólo eso. Confiaba en su maestro pese a verse en tan miserable postura y deseaba ver el desempeño de Hayden y descubrir más de aquel misterioso encapuchado.
De pronto el hombre de máscara demoniaca alzó varios objetos, —¿titiritero?, si es así es un brujo, sin embargo ¿cómo un brujo pudo haber hecho algo como eso? Y si no lo es, ¿telequinesis? Eso sería un fantasma... ¿Pero acaso Ruggero no era un gran exorcista?– lo cierto era que ese ser fantasma o brujo, lucía muy amenazante. El ser se movió a una velocidad sobrehumana y Killer Bee descartó que fuera un brujo y dudo en si fuera fantasma. Hayden quedó paralizado pero tras un ataque del otro sujeto el ser se apartó.
Killer Bee estaba muy confundida, volvió a ver a su maestro y noto los grandes orificios en su cuello, orificios que solo los vampiros son capaces de hacer... —¿Un vampiro?— susurró, ¿cómo era posible, ningún poder registrado de un vampiro estaba la telequinesis o titiritero? Algo había pasado, algo que intrigó por demás a Killer Bee... —¿Qué fue lo que paso aquí?—.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
La noche se estaba poniendo cada vez más interesante para la Cambiaformas. Por un lado, había una batalla entre inquisidores y seres sobrenaturales. Por el otro, estaba ella, el Jefe y el mago moribundo. Y pronto se les uniría una bruja, al parecer pariente de aquel hombre.
Cuando la vio llegar, Riful tuvo un golpe mental que la devolvió al pasado que no quería recordar. Un día como ese, aquellos inquisidores- y Killer Bee, claro, cómo no incluirla- las habían emboscado, igual que hoy. Y alguien había salido muerto. Su hermana, la voz de su conciencia, desapareció de este mundo, desatando a una verdadera bestia con forma de tigre. Cuando Liza se fue, Riful se volvió lo que es ahora. La chica bufó de molestia. Lindo día para recordar.
-No, no está muerto- dijo, apoyando las palabras de su jefe, con un poco de sarcasmo-. Sólo se le escapa la vida de manera rápida. Lo mejor será sacarlo de aquí. Las únicas vidas que queremos que se pierdan son las de ese tropel de Inquisidores.
Riful, ¿Desde cuándo eres tan compasiva? No me digas que te enterneciste. ¿Salvando vidas ajenas? ¿Riful del Oeste? ¡JÁ! Es el mejor chiste que me han contado en años.
-Cállate, Liza, hoy estoy de buen humor- gruño la chica por lo bajo. Luego algo llamó su atención. O más bien, alguien- Vaya, vaya, vaya… ¿Pero a quién tenemos aquí?
¡Killer Bee!
La vio a lo lejos, oculta entre las sombras, mirando el enfrentamiento que se llevaba a cabo entre los dos bandos. Una presa demasiado fácil para ser verdad. Tan fácil, que Riful desconfió. ¿Y si estuviera buscándolos a ellos? ¿No eran un blanco demasiado sencillo? Una bruja en Shock. El Duque de Escocia. Un mago medio muerto. Y ella, a la que le tenían hasta precio por su muerte. No eran un grupo demasiado seguro.
Hora de actuar, pequeña.
-Me parece ver a una vieja amiga por allí… Creo que voy a divertirme, Jefazo. Cuiden al mago, no se merece morir a manos de estos cerdos. Puede tener finales mejores que una bala en el pecho. Au Revoir- saludó a los tres haciendo una reverencia exageradamente teatral y, sin decir nada más, volvió a desaparecer entre las sombras. Riful tenía talento para ese tipo de salidas.
Con agilidad felina, volvió a subirse a los techos, en busca del momento preciso para una emboscada. Con sus ojos, parecidos a los de un felino, vigilaba todo movimiento de la Inquisidora al frente suyo. Su noche había llegado. Estaba libre de la promesa de Liza y, por lo tanto, libre para matar a quien quisiera.
Esperó.
Cuando la vio llegar, Riful tuvo un golpe mental que la devolvió al pasado que no quería recordar. Un día como ese, aquellos inquisidores- y Killer Bee, claro, cómo no incluirla- las habían emboscado, igual que hoy. Y alguien había salido muerto. Su hermana, la voz de su conciencia, desapareció de este mundo, desatando a una verdadera bestia con forma de tigre. Cuando Liza se fue, Riful se volvió lo que es ahora. La chica bufó de molestia. Lindo día para recordar.
-No, no está muerto- dijo, apoyando las palabras de su jefe, con un poco de sarcasmo-. Sólo se le escapa la vida de manera rápida. Lo mejor será sacarlo de aquí. Las únicas vidas que queremos que se pierdan son las de ese tropel de Inquisidores.
Riful, ¿Desde cuándo eres tan compasiva? No me digas que te enterneciste. ¿Salvando vidas ajenas? ¿Riful del Oeste? ¡JÁ! Es el mejor chiste que me han contado en años.
-Cállate, Liza, hoy estoy de buen humor- gruño la chica por lo bajo. Luego algo llamó su atención. O más bien, alguien- Vaya, vaya, vaya… ¿Pero a quién tenemos aquí?
¡Killer Bee!
La vio a lo lejos, oculta entre las sombras, mirando el enfrentamiento que se llevaba a cabo entre los dos bandos. Una presa demasiado fácil para ser verdad. Tan fácil, que Riful desconfió. ¿Y si estuviera buscándolos a ellos? ¿No eran un blanco demasiado sencillo? Una bruja en Shock. El Duque de Escocia. Un mago medio muerto. Y ella, a la que le tenían hasta precio por su muerte. No eran un grupo demasiado seguro.
Hora de actuar, pequeña.
-Me parece ver a una vieja amiga por allí… Creo que voy a divertirme, Jefazo. Cuiden al mago, no se merece morir a manos de estos cerdos. Puede tener finales mejores que una bala en el pecho. Au Revoir- saludó a los tres haciendo una reverencia exageradamente teatral y, sin decir nada más, volvió a desaparecer entre las sombras. Riful tenía talento para ese tipo de salidas.
Con agilidad felina, volvió a subirse a los techos, en busca del momento preciso para una emboscada. Con sus ojos, parecidos a los de un felino, vigilaba todo movimiento de la Inquisidora al frente suyo. Su noche había llegado. Estaba libre de la promesa de Liza y, por lo tanto, libre para matar a quien quisiera.
Esperó.
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Redada en París [Privado]
"Ajeno es todo lo que nos viene en deseo."
Séneca
Séneca
Ya tenía a Derek bien asegurado y, al parecer, la misma prenda cortada en dos —del poco astuto Mago de Amsterdan— habían cortado la hemorragia y ahora salvaban la vida de su propio dueño. Apenas había dado un paso cuando un nuevo aroma, que tardó un par de segundos en reconocer, le hizo ponerse alerta; era Riful del Oeste que saltaba desde las vigas del teatro hacia el callejón, justo para caer en frente de él y hacerle detenerse de sopetón para mirarla un tanto sorprendido.
— No se está muriendo — le respondió de inmediato, comprendiendo que se había referido al mago y no era una amenaza de muerte a su persona, como también podría haberlo interpretado, pero sus siguientes palabras hicieron que se le aclarara un poco más el panorama.
Asintió con prisa, pretendiendo escapar de la escena lo más pronto posible, pero una nueva voz, acompañada del sonido de un trote apresurado, le hicieron darse la media vuelta y encontrarse con una mujer a la reconocía como la bruja Crystal y que, para su sorpresa, bien parecía conocer a Derek: Genial... Ahora ella lloraba desconsolada, una vez más, entorpeciéndole la huida.
— Él no está muerto — le respondió al mismo tiempo de Riful, quien —con su sarcasmo recurrente— informaba a la recién llegada del estado agónico de su supuesto hermano. Rodó los ojos, esa broma podría haber sido suya.
«Un momento» recapacitó en el interior de su propia cabeza «Ella es la hermana... el reloj, es para ella...», fue entonces cuando rebuscó en su bolsillo y se sacó el reloj de él, sintiendo unas repentinas ganas de esconderlo de nuevo y quedárselo, pero cuando miró a la mujer descubrió que ella había caído en cuenta de la presencia del susodicho objeto y parecía haberlo reconocido.
— Cállate, Liza, hoy estoy de buen humor — gruño la cambiaformas y Emerick alzó la mirada rápidamente, aún no muy acostumbrado a los arrebatos de doble personalidad de su salvaje aliada, pero alguien más, fuera de ellos, llamó su atención y la sobrenatural se despidió.
Le observó marchar y tuvo ganas de gritarle que le partieran el culo, pero se contuvo al estar delante de una no tan conocida, quien al regresar a su marco visual, le hizo recordar del llamativo reloj en su mano y que, lamentablemente, debía entregarlo.
— Imagino que vos sois la hermana — le dijo con el ceño fruncido a causa de la molestia por tener que entregar el articulo, sin tener mas alternativa — Él me pidió que os entregara esto — se lo cedió y esperó a que lo tomara, pero aún así no lo soltó al primer instante, sino más bien parecía que se resistiera a desprenderse de él, pero finalmente lo hizo y resopló — Bueno, al menos ahora podéis ver la ahora y así contar cada segundo de interrupción que me queráis dar, pero preferiría que mejor os callarais la boca y me siguierais sin pensar que Dorekmair se va a recuperar — le explicó a grandes rasgos y miró al rededor para tomar el camino despejado, mismo por el cual antes había aparecido la bruja — ¡Seguidme! — le apremió.
Inmediatamente se echó a correr a lo largo del callejón, con una velocidad evidentemente sobre humana y por lo cual no tardó demasiado en dejar atrás a la bruja que, esperaba, tuviese algún método mágico para poder seguirle la huella. Cómo lamentaba ahora no haber salido corriendo con aquel preciado reloj.
— No se está muriendo — le respondió de inmediato, comprendiendo que se había referido al mago y no era una amenaza de muerte a su persona, como también podría haberlo interpretado, pero sus siguientes palabras hicieron que se le aclarara un poco más el panorama.
Asintió con prisa, pretendiendo escapar de la escena lo más pronto posible, pero una nueva voz, acompañada del sonido de un trote apresurado, le hicieron darse la media vuelta y encontrarse con una mujer a la reconocía como la bruja Crystal y que, para su sorpresa, bien parecía conocer a Derek: Genial... Ahora ella lloraba desconsolada, una vez más, entorpeciéndole la huida.
— Él no está muerto — le respondió al mismo tiempo de Riful, quien —con su sarcasmo recurrente— informaba a la recién llegada del estado agónico de su supuesto hermano. Rodó los ojos, esa broma podría haber sido suya.
«Un momento» recapacitó en el interior de su propia cabeza «Ella es la hermana... el reloj, es para ella...», fue entonces cuando rebuscó en su bolsillo y se sacó el reloj de él, sintiendo unas repentinas ganas de esconderlo de nuevo y quedárselo, pero cuando miró a la mujer descubrió que ella había caído en cuenta de la presencia del susodicho objeto y parecía haberlo reconocido.
— Cállate, Liza, hoy estoy de buen humor — gruño la cambiaformas y Emerick alzó la mirada rápidamente, aún no muy acostumbrado a los arrebatos de doble personalidad de su salvaje aliada, pero alguien más, fuera de ellos, llamó su atención y la sobrenatural se despidió.
Le observó marchar y tuvo ganas de gritarle que le partieran el culo, pero se contuvo al estar delante de una no tan conocida, quien al regresar a su marco visual, le hizo recordar del llamativo reloj en su mano y que, lamentablemente, debía entregarlo.
— Imagino que vos sois la hermana — le dijo con el ceño fruncido a causa de la molestia por tener que entregar el articulo, sin tener mas alternativa — Él me pidió que os entregara esto — se lo cedió y esperó a que lo tomara, pero aún así no lo soltó al primer instante, sino más bien parecía que se resistiera a desprenderse de él, pero finalmente lo hizo y resopló — Bueno, al menos ahora podéis ver la ahora y así contar cada segundo de interrupción que me queráis dar, pero preferiría que mejor os callarais la boca y me siguierais sin pensar que Dorekmair se va a recuperar — le explicó a grandes rasgos y miró al rededor para tomar el camino despejado, mismo por el cual antes había aparecido la bruja — ¡Seguidme! — le apremió.
Inmediatamente se echó a correr a lo largo del callejón, con una velocidad evidentemente sobre humana y por lo cual no tardó demasiado en dejar atrás a la bruja que, esperaba, tuviese algún método mágico para poder seguirle la huella. Cómo lamentaba ahora no haber salido corriendo con aquel preciado reloj.
Emerick Boussingaut- Licántropo/Realeza
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Re: Redada en París [Privado]
Su maestro ya se había dado la vuelta para atender al intruso, Hayden se hizo de una estaca y un revólver que poco le servía ante el vampiro.
Pero entonces el vampiro hizo algo que lo dejó estupefacto, levantó varios objetos del suelo con el poder de su mente. Esa no era una habilidad de un vampiro. Hayden retrocedió un paso y dedicó una rápida mirada al enmascarado junto a él... -¿Cuál será su expresión al ver semejante brujería?- pensó y regresó su mirada al vampiro.
Volvió a avanzar y los objetos fueron arrojados en una clara evidencia de telequinesis. Hayden los esquivó pero no pudo evitar la llegada del vampiro que se introdujo en su mente. El inquisidor no podía hacer nada, sentía que el conocimiento se perdía, sentía la locura emanar de su mente. -Salte de mi mente, salte de mi mente- decía una y otra vez. Pero el vampiro continuaba, Hayden cayó de cuclillas y luego se mantuvo con sus brazos para no caer totalmente en el suelo. Sin embargo, algo ocurrió el vampiro se retiró.
Hayden dirigió una furiosa mirada al vampiro y corrió hacía éste, disparó tres veces, balas esquivadas fácilmente y Hayden cayó víctima de una ilusión, una débil ilusión que trató de confundirlo. Mas la sombra del vampiro aún seguía presente, no estaba muy lejos por lo que Hayden se arrojó al vampiro con la estaca en mano. Ambos cuerpos cayeron al suelo pero Hayden no pudo clavar la estaca, el vampiro lo arrojó.
Hayden no cayó lejos, de hecho por la forma en la que cayó quedó en ventaja sobre el vampiro... Hayden tenía su revólver a penas a un metro de la cabeza del vampiro, -¡Vete al infierno!- y disparó.
Pero entonces el vampiro hizo algo que lo dejó estupefacto, levantó varios objetos del suelo con el poder de su mente. Esa no era una habilidad de un vampiro. Hayden retrocedió un paso y dedicó una rápida mirada al enmascarado junto a él... -¿Cuál será su expresión al ver semejante brujería?- pensó y regresó su mirada al vampiro.
Volvió a avanzar y los objetos fueron arrojados en una clara evidencia de telequinesis. Hayden los esquivó pero no pudo evitar la llegada del vampiro que se introdujo en su mente. El inquisidor no podía hacer nada, sentía que el conocimiento se perdía, sentía la locura emanar de su mente. -Salte de mi mente, salte de mi mente- decía una y otra vez. Pero el vampiro continuaba, Hayden cayó de cuclillas y luego se mantuvo con sus brazos para no caer totalmente en el suelo. Sin embargo, algo ocurrió el vampiro se retiró.
Hayden dirigió una furiosa mirada al vampiro y corrió hacía éste, disparó tres veces, balas esquivadas fácilmente y Hayden cayó víctima de una ilusión, una débil ilusión que trató de confundirlo. Mas la sombra del vampiro aún seguía presente, no estaba muy lejos por lo que Hayden se arrojó al vampiro con la estaca en mano. Ambos cuerpos cayeron al suelo pero Hayden no pudo clavar la estaca, el vampiro lo arrojó.
Hayden no cayó lejos, de hecho por la forma en la que cayó quedó en ventaja sobre el vampiro... Hayden tenía su revólver a penas a un metro de la cabeza del vampiro, -¡Vete al infierno!- y disparó.
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
El vampiro hizo uso de un increible poder, levanto objetos y los arrojó a los rivales, fueron esquivados pero al parecer ese ataque había sido una trampa. Con una gran velocidad el vampiro interceptó al joven inquisidor y si tocarlo comenzó a doblegarlo, a vencerle. Era un truco mental que ella había experimentado tantos años y del que se acuerda muy poco, pues el vampiro le había borrado la memoria, al menos casi en su totalidad.
Pero el vampiro fue rechazado y el joven se echó a correr, disparó y Alexês salió de su escondite, pero no avanzó pues el vampiro había esquivadolas balas con mucha facilidad. El inquisidor se lanzó sobre su amado que lo repelió, pero no los suficientemente lejos para librarse de esa mortal bala que sería disparada del monstruo plateado.
Alexês finalmente se había decidido, daría su vida por el vampiro, aquel vampiro con el que compartiera tantos momentos y que cruelmente y sin consultarla le abandonara en un burdel. Corrió tan rápido como su atuendo podía permitirle, tal escenario hizo que nadie se percatara de la presencia de la cortesana que se interpuso entre el cañón y el vampiro.
-¡NOOOOO!- gritó y llamó la atención de Ruggero, -¡Yo le amo!-
Pero el joven ya había jalado del gatillo, la bala se dirigió al blanco, a un blanco perdido. Ruggero había alcanzado a golpear la mano de su alumno.
A Alexês le temblaban la piernas, la adrenalina que le había impulsado a hacer semejante acto disminuía. Un nuevo disparo se escucho, lejano pero que si acertó al blanco... El pecho de Alexês, su cuerpo se desvaneció y cayó en manos del vampiro.
-¡Te amo!- alcanzó a decir antes de que la boca se llenara de su propia sangre.
Pero el vampiro fue rechazado y el joven se echó a correr, disparó y Alexês salió de su escondite, pero no avanzó pues el vampiro había esquivadolas balas con mucha facilidad. El inquisidor se lanzó sobre su amado que lo repelió, pero no los suficientemente lejos para librarse de esa mortal bala que sería disparada del monstruo plateado.
Alexês finalmente se había decidido, daría su vida por el vampiro, aquel vampiro con el que compartiera tantos momentos y que cruelmente y sin consultarla le abandonara en un burdel. Corrió tan rápido como su atuendo podía permitirle, tal escenario hizo que nadie se percatara de la presencia de la cortesana que se interpuso entre el cañón y el vampiro.
-¡NOOOOO!- gritó y llamó la atención de Ruggero, -¡Yo le amo!-
Pero el joven ya había jalado del gatillo, la bala se dirigió al blanco, a un blanco perdido. Ruggero había alcanzado a golpear la mano de su alumno.
A Alexês le temblaban la piernas, la adrenalina que le había impulsado a hacer semejante acto disminuía. Un nuevo disparo se escucho, lejano pero que si acertó al blanco... El pecho de Alexês, su cuerpo se desvaneció y cayó en manos del vampiro.
-¡Te amo!- alcanzó a decir antes de que la boca se llenara de su propia sangre.
Alexês Nyíri- Vampiro Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Parte V
=Confrontaciones del Pasado=
=Confrontaciones del Pasado=
Killer Bee no perdió ningún detalle, ni siquiera parpadeaba.
Hayden confrontó lleno de ira y coraje al vampiro. De pronto se generó una imagen, una ilusión que no confundió a Hayden, el arrogante alumno de Ruggero se abalanzó sobre el vampiro desvaneciendo la ilusión que cegaba los ojos de Killer Bee.
El vampiro lo rechazó con facilidad, la estaca amenazante de Hayden no sirvió de nada, sin embargo había caído en una ventajosa postura.
Una mujer, una mujer salió de la oscuridad y corrió a donde estaba el vampiro, como si ella supiera lo que pasaría antes de la caída de Hayden.
—¡NOOOO!— exclamó la mujer con un profundo sentimiento, se interpuso entre el revólver de Hayden y la cabeza enmascarada del demonio chupa sangre. —¡Yo le amo!— continuó pero era tarde, o al menos eso creyó Killer Bee, Hayden jaló del gatillo pero Ruggero alcanzó a desviar la bala golpeando el brazo de su alumno.
—¿Qué...?— soltó al aire, no podía creer lo que veía, su maestro el frío y calculador Ruggero Rosso salvaba a esa mujer que pretendió salvar al vampiro. Definitivamente las cosas no andaban bien.
—Levítico 17:10 Si un hombre de Israel o de los forasteros que viven en medio de ustedes come cualquier clase de sangre, lo aborreceré y lo exterminare. Igual de condenado es aquel que bebe la sangre de un hombre como quién lo protege del castigo de Dios, ambos han de morir— recitó la inquisidora y salió de las sombras dio unos pasos, desenfundó su revólver izquierdo. Se detuvo y luego llevó su pie derecho al frente, levantando el mismo brazo y apuntando a la condenada. El gatillo fue acariciado por el dedo asesino de Killer Bee y disparó.
La bala de plata destelló, el sonido no fue tan rápido como la mortal bala que atravesó el pecho de la mujer. Después se hizo un silencio, Ruggero y Hayden giraron para ver a Killer Bee, el primero horrorizado, irritado, furioso contra su alguna vez alumna.
—¿Qué es lo que ablandó tu corazón Ruggero?— gritó la inquisidora decepcionada al ver la mirada de su maestro, dio un paso al frente pero entonces noto una presencia a su izquierda, giró ligeramente la cabeza y en la noche pudo distinguir dos ojos felinos, brillantes, salvajes, ojos despiadados... Ojos como los de Killer Bee, ojos asesinos.
Y apareció...
—¡Riful..!—
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Ruggero estaba preparado para enfrentar al intruso, lo que sucedía a sus espaldas era ajeno al inquisidor. V y Hayden se las arreglaría. Eso confiaba.
-Os lo volveré a repetir. Esto es un asunto de la iglesia, enfundad vuestra arma que este asunto no le atañe- amenazó Ruggero levantando la espada rumbo al pecho del hombre que continuaba, a pasos lentos, acercándose a Ruggero.
De pronto una voz, una voz que reconoció tan pronto salió de la boca de su querida cortesana, Alexês Nyíri. ¿Qué hacía ahí, no le había ordenado que se fuera?
Ruggero le dio la espalda al hombre que no abandonó su postura, ya no importaba lo que le sucediera a Ruggero -¡Le amo!- había gritado ella y Ruggero sintió un nudo en la garganta... ¿Será acaso ese el vampiro que la abandonó en el burdel y de quién ella quería vengarse y se sometiera a un entrenamiento con Ruggero para conseguirlo?
Ella se había interpuesto entre Hayden y el vampiro, tenía que evitar que le hiciera daño. Muy en el fondo de su corazón Alexês representaba algo más que una simple cortesana, era su amante, aquella mujer que en la cama le hacía olvidar el dolor por la perdida de Jade.
Usando la funda de la espada golpeó el brazo de Hayden, el disparo se desvió y Ruggero se sintió aliviado. Su alumno lo miró confuso, ¿por qué la había salvado? Quizás se preguntaba, sin embargo, Ruggero no encontraba las palabras para justificarse.
Un nuevo disparo, más lejano pero que si cumplió con su objetivo. La bala certera se hundió en el pecho de Alexês que cayó en los brazos del vampiro. Ruggero giró horrorizado y la vio... Era su alumna, era Killer Bee su orgullo, la letal inquisidora que no se detenía ante nada y por primera vez Ruggero sintió ira en contra de su muy querida aprendiz. Quiso decir algo pero ella le ganó.
Ruggero dio unos pasos hacía la inquisidora, confundido pero el hombre se volvió a cruzar el camino, la luz iluminó mejor el rostro del hombre, le parecía conocido, esos ojos de ira, casi felinos le anunciaron de que no se trataba de un simple hombre. Ruggero retrocedió y levantó nuevamente la espada.
-¿Acaso nos conocemos?-.
-Os lo volveré a repetir. Esto es un asunto de la iglesia, enfundad vuestra arma que este asunto no le atañe- amenazó Ruggero levantando la espada rumbo al pecho del hombre que continuaba, a pasos lentos, acercándose a Ruggero.
De pronto una voz, una voz que reconoció tan pronto salió de la boca de su querida cortesana, Alexês Nyíri. ¿Qué hacía ahí, no le había ordenado que se fuera?
Ruggero le dio la espalda al hombre que no abandonó su postura, ya no importaba lo que le sucediera a Ruggero -¡Le amo!- había gritado ella y Ruggero sintió un nudo en la garganta... ¿Será acaso ese el vampiro que la abandonó en el burdel y de quién ella quería vengarse y se sometiera a un entrenamiento con Ruggero para conseguirlo?
Ella se había interpuesto entre Hayden y el vampiro, tenía que evitar que le hiciera daño. Muy en el fondo de su corazón Alexês representaba algo más que una simple cortesana, era su amante, aquella mujer que en la cama le hacía olvidar el dolor por la perdida de Jade.
Usando la funda de la espada golpeó el brazo de Hayden, el disparo se desvió y Ruggero se sintió aliviado. Su alumno lo miró confuso, ¿por qué la había salvado? Quizás se preguntaba, sin embargo, Ruggero no encontraba las palabras para justificarse.
Un nuevo disparo, más lejano pero que si cumplió con su objetivo. La bala certera se hundió en el pecho de Alexês que cayó en los brazos del vampiro. Ruggero giró horrorizado y la vio... Era su alumna, era Killer Bee su orgullo, la letal inquisidora que no se detenía ante nada y por primera vez Ruggero sintió ira en contra de su muy querida aprendiz. Quiso decir algo pero ella le ganó.
Ruggero dio unos pasos hacía la inquisidora, confundido pero el hombre se volvió a cruzar el camino, la luz iluminó mejor el rostro del hombre, le parecía conocido, esos ojos de ira, casi felinos le anunciaron de que no se trataba de un simple hombre. Ruggero retrocedió y levantó nuevamente la espada.
-¿Acaso nos conocemos?-.
Ruggero Rosso- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
Sí era él, ya había crecido mucho desde que la Redada en su pueblo le costó la vida de su mujer y su hijo. Pero era el mismo rostro, la misma mirada. En un intento amenazante el inquisidor amenazó al ya decidido Jérémie, ya no era el hecho de brindar su apoyo, sino de cobrar venganza. Sin embargo, aquel inquisidor aún no lo reconocía.
La situación dio un cambio inesperado cuando una mujer resultó herida, se interpuso entre la bala de una inquisidora y el vampiro. La inquisidora estaba a espaldas de Jérémie, éste se dio media vuelta mirándola, contemplando esos ojos asesinos, decepcionados.
—¿Qué es lo que ablandó tu corazón Ruggero?— dijo ella y Jérémie supo que se refería al hombre que hace tantos años matara a su familia, y después llevó sus manos a su pecho, a sus cicatrices... –RR tendrá algo que ver con el nombre de Ruggero,¿ RR significaría Ruggero?– pensaba el gran león.
Pero el inquisidor, Ruggero volvió a cruzar la mirada de Jérémie.
—¿Acaso nos conocemos?— preguntó con intriga.
El gran león sonrió con sarcasmo. —Realmente pensé que no reconocerías a un sobreviviente de tus incontables masacres... Ruggero— dijo mientras se quitaba la camisa. —Ves esto... RR, fue un recuerdo de tu parte— continuó mostrando las cicatrices. El rostro de Ruggero cambió, comprendía que el infierno se desataría.
Jérémie arrojó su espada, —¡es tiempo de que mueras!— gritó, casi rugió, dio un pequeño saltó al frente y se transformó en el poderoso León de grande melena y ojos imponentes. Rugió a la noche y clavó sus felinos ojos en los de Ruggero.
El inquisidor se mantuvo ahí, a la espera. El gran león nuevamente rugió y se abalanzó hacía Ruggero, lleno de ira y con sed de venganza.
La situación dio un cambio inesperado cuando una mujer resultó herida, se interpuso entre la bala de una inquisidora y el vampiro. La inquisidora estaba a espaldas de Jérémie, éste se dio media vuelta mirándola, contemplando esos ojos asesinos, decepcionados.
—¿Qué es lo que ablandó tu corazón Ruggero?— dijo ella y Jérémie supo que se refería al hombre que hace tantos años matara a su familia, y después llevó sus manos a su pecho, a sus cicatrices... –RR tendrá algo que ver con el nombre de Ruggero,¿ RR significaría Ruggero?– pensaba el gran león.
Pero el inquisidor, Ruggero volvió a cruzar la mirada de Jérémie.
—¿Acaso nos conocemos?— preguntó con intriga.
El gran león sonrió con sarcasmo. —Realmente pensé que no reconocerías a un sobreviviente de tus incontables masacres... Ruggero— dijo mientras se quitaba la camisa. —Ves esto... RR, fue un recuerdo de tu parte— continuó mostrando las cicatrices. El rostro de Ruggero cambió, comprendía que el infierno se desataría.
Jérémie arrojó su espada, —¡es tiempo de que mueras!— gritó, casi rugió, dio un pequeño saltó al frente y se transformó en el poderoso León de grande melena y ojos imponentes. Rugió a la noche y clavó sus felinos ojos en los de Ruggero.
El inquisidor se mantuvo ahí, a la espera. El gran león nuevamente rugió y se abalanzó hacía Ruggero, lleno de ira y con sed de venganza.
Jérémie Le Bihan- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/10/2012
Re: Redada en París [Privado]
¡Ahora!
La cambiaformas salió de su escondite, sin sentir la necesidad de transformarse en tigre. Saltó desde su posición y se abalanzó sobre Killer Bee, quien alcanzó a esquivarla. Ambas quedaron frente a frente. El enfrentamiento, tan esperado, tan ansiado por Riful al fin se concretaría. Era la noche de la venganza. Por Liza, por todos. Por todos aquellos a los que había matado. Por ellos, tomaría su vida.
Avanzó con su paso felino, con la frente en alto, como si fuera la reina de la noche, y enfrentó a la inquisidora con los ojos rebosantes de una calma asesina. A veces, los ojos de Riful recordaban demasiado a los del Tigre, el máximo depredador. Delataban todo lo que ella era y sería hasta el final de sus días.
-Nos volvemos a encontrar, Killer Bee. Creo que compartes algunas de mis aficiones- comenzó, volviéndose a mirar a aquella cortesana herida. Posiblemente moriría dentro de poco. Otra vida arrebatada, como la de su hermana-. Como ves, hoy no tengo ninguna promesa que cumplir.
Éste es el día que tanto esperaste. Ahora podrás concretar tu venganza. Por mí. Por todos. ¿Riful?
-¿Qué, hermanita?
Gracias.
La cambiaformas sólo sonrió, a su manera, y se agazapó frente a la inquisidora, lista para lanzársele al cuello a la menor oportunidad. No quería ser un tigre hoy, a menos que lo necesitara. Tenía que hacerlo con sus manos humanas.
-¿Y bien, Cammy White? ¿Vas a disparar, o te quedarás esperando la muerte allí, como ella? ¡Dame una buena pelea!
La cambiaformas salió de su escondite, sin sentir la necesidad de transformarse en tigre. Saltó desde su posición y se abalanzó sobre Killer Bee, quien alcanzó a esquivarla. Ambas quedaron frente a frente. El enfrentamiento, tan esperado, tan ansiado por Riful al fin se concretaría. Era la noche de la venganza. Por Liza, por todos. Por todos aquellos a los que había matado. Por ellos, tomaría su vida.
Avanzó con su paso felino, con la frente en alto, como si fuera la reina de la noche, y enfrentó a la inquisidora con los ojos rebosantes de una calma asesina. A veces, los ojos de Riful recordaban demasiado a los del Tigre, el máximo depredador. Delataban todo lo que ella era y sería hasta el final de sus días.
-Nos volvemos a encontrar, Killer Bee. Creo que compartes algunas de mis aficiones- comenzó, volviéndose a mirar a aquella cortesana herida. Posiblemente moriría dentro de poco. Otra vida arrebatada, como la de su hermana-. Como ves, hoy no tengo ninguna promesa que cumplir.
Éste es el día que tanto esperaste. Ahora podrás concretar tu venganza. Por mí. Por todos. ¿Riful?
-¿Qué, hermanita?
Gracias.
La cambiaformas sólo sonrió, a su manera, y se agazapó frente a la inquisidora, lista para lanzársele al cuello a la menor oportunidad. No quería ser un tigre hoy, a menos que lo necesitara. Tenía que hacerlo con sus manos humanas.
-¿Y bien, Cammy White? ¿Vas a disparar, o te quedarás esperando la muerte allí, como ella? ¡Dame una buena pelea!
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Redada en París [Privado]
Riful hizo presencia por fin, dejando que la luz de los faros descubriera totalmente su rostro. Avanzó hacía Killer Bee, segura.
—Como ves, hoy no tengo ninguna promesa que cumplir— dijo y una sonrisa se dibujó en el rostro de Killer Bee, una sonrisa de satisfacción.
—¿Y bien, Cammy White? Vas a disparar, o te quedarás esperando las muerte allí, como ella? ¡Dame una buena pelea!— ironizó cuando ya se había lanzado al cuello de la inquisidora.
La lejanía de Riful fue suficiente para que Killer Bee enfundara su revólver.
—Para que gastar balas si la situación no lo requiere— y Killer Bee dio un salto hacía atrás, luego corrió y se barrió a un costado de Riful, apoyándose de sus manos se impulsó para soltar una patada a Riful que lo esquivó con facilidad saltando. Volvió al ataque. Killer Bee rodó y luego de estar en ventaja se impulsó en el suelo para ponerse de pie en un sólo movimiento. Riful la había alcanzado y soltaba golpes con gran pericia, certeros como sólo una asesina sabe dar. Killer Bee hacía las paradas, desviaba ataques y conservaba la defensiva.
Y llegó el contraataque, Killer Bee dio varias vueltas alrededor del cuerpo de Riful y soltó una patada aerea. Riful la esquivó doblando su cuerpo, Killer Bee giró y volvió a atacar con otra patada, nuevamente fue bloqueada, Killer Bee hizo dos nuevos intentos y fueron rechazados por Riful que retomó el ataque, quebró la defensa de la inquisidora y tomándola del cuello la tiró al suelo sujetando el cuello con sus manos y estrujándolo, sin embargo, Riful no había alcanzado a someter las piernas de Killer Bee que se elevaron como aguijones de abeja y se trenzaron al cuello de Riful, bloqueándola. Killer Bee se tiró a un lado y rodaron rompiéndose las llaves que mutuamente se habían aplicado.
Killer Bee le dedicó una sonrisa confidencial, aquella mujer salvaje le estaba provocando un verdadero reto y aún no pasaba a bestia. Si ella se transformaba en el tigre podría ser el final de Killer Bee, comenzaba a comprenderlo, pero realmente disfrutaba el combate de cuerpo a cuerpo y quizás si desenfundaba sus armas provocarían a la bestia liberándola de la prisión de Riful.
Se decidió. Seguiría como hasta ahora, pero esta vez buscaría quebrarle el cuello con el juego de sus dos mortales aguijones... Sus piernas.
Antes de continuar Killer Bee endureció sus rasgos, serenándose y poniéndose seria, luego tomó postura de ataque y esta vez ella se lanzó sobre Riful. Corrió con apenas algo de esfuerzo de su parte, viéndola cercas, hizo una vuelta hacía adelante apoyándose de sus manos y giró poniendo sus piernas en horizontal, y como hélices hizo impulso gracias a sus manos y buscó el rostro de Riful. La maniobra no funcionó. Elevó sus piernas formando una linea recta, digna a una acróbata profesional, luego retiró una de sus manos del suelo descansando todo el peso sobre el brazo derecho, el izquierdo lo levantó ligeramente, el cuerpo se ladeó hacía la derecha y dejó caer la pierna izquierda, la derecha aún arriba se precipitó a un costado y se repitió el ataque anterior, sin embargo, y a pesar de ser nuevamente esquivado, Killer Bee quedó en una posición de pie y con la rodilla bien firme saltó al pecho de Riful, la cambiaformas se vio en la necesidad de bloquear con sus manos y el golpe la hizo retroceder.
—Como ves, hoy no tengo ninguna promesa que cumplir— dijo y una sonrisa se dibujó en el rostro de Killer Bee, una sonrisa de satisfacción.
—¿Y bien, Cammy White? Vas a disparar, o te quedarás esperando las muerte allí, como ella? ¡Dame una buena pelea!— ironizó cuando ya se había lanzado al cuello de la inquisidora.
La lejanía de Riful fue suficiente para que Killer Bee enfundara su revólver.
—Para que gastar balas si la situación no lo requiere— y Killer Bee dio un salto hacía atrás, luego corrió y se barrió a un costado de Riful, apoyándose de sus manos se impulsó para soltar una patada a Riful que lo esquivó con facilidad saltando. Volvió al ataque. Killer Bee rodó y luego de estar en ventaja se impulsó en el suelo para ponerse de pie en un sólo movimiento. Riful la había alcanzado y soltaba golpes con gran pericia, certeros como sólo una asesina sabe dar. Killer Bee hacía las paradas, desviaba ataques y conservaba la defensiva.
Y llegó el contraataque, Killer Bee dio varias vueltas alrededor del cuerpo de Riful y soltó una patada aerea. Riful la esquivó doblando su cuerpo, Killer Bee giró y volvió a atacar con otra patada, nuevamente fue bloqueada, Killer Bee hizo dos nuevos intentos y fueron rechazados por Riful que retomó el ataque, quebró la defensa de la inquisidora y tomándola del cuello la tiró al suelo sujetando el cuello con sus manos y estrujándolo, sin embargo, Riful no había alcanzado a someter las piernas de Killer Bee que se elevaron como aguijones de abeja y se trenzaron al cuello de Riful, bloqueándola. Killer Bee se tiró a un lado y rodaron rompiéndose las llaves que mutuamente se habían aplicado.
Killer Bee le dedicó una sonrisa confidencial, aquella mujer salvaje le estaba provocando un verdadero reto y aún no pasaba a bestia. Si ella se transformaba en el tigre podría ser el final de Killer Bee, comenzaba a comprenderlo, pero realmente disfrutaba el combate de cuerpo a cuerpo y quizás si desenfundaba sus armas provocarían a la bestia liberándola de la prisión de Riful.
Se decidió. Seguiría como hasta ahora, pero esta vez buscaría quebrarle el cuello con el juego de sus dos mortales aguijones... Sus piernas.
Antes de continuar Killer Bee endureció sus rasgos, serenándose y poniéndose seria, luego tomó postura de ataque y esta vez ella se lanzó sobre Riful. Corrió con apenas algo de esfuerzo de su parte, viéndola cercas, hizo una vuelta hacía adelante apoyándose de sus manos y giró poniendo sus piernas en horizontal, y como hélices hizo impulso gracias a sus manos y buscó el rostro de Riful. La maniobra no funcionó. Elevó sus piernas formando una linea recta, digna a una acróbata profesional, luego retiró una de sus manos del suelo descansando todo el peso sobre el brazo derecho, el izquierdo lo levantó ligeramente, el cuerpo se ladeó hacía la derecha y dejó caer la pierna izquierda, la derecha aún arriba se precipitó a un costado y se repitió el ataque anterior, sin embargo, y a pesar de ser nuevamente esquivado, Killer Bee quedó en una posición de pie y con la rodilla bien firme saltó al pecho de Riful, la cambiaformas se vio en la necesidad de bloquear con sus manos y el golpe la hizo retroceder.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Redada en París [Privado]
El cuerpo de Alexês perdía la vida, Arleken horrorizado la veía perder su color, perder el calor corporal, la sangre salía por la boca sin parar y a pesar de pertenecer a su amada no sintió deseos de beber de ella.
No la quería perder, no quería que muriera de ese modo. Pero no pensaba en convertirla, eso sería romper la promesa que él mismo se hizo.
-¡Hazlo!- escuchó en su interior y supo que era la fantasma, furioso la expulsó de su cuerpo y tomó a Alexês, cargándola y se la llevó de allí, corrió y luego subió a un árbol y de ahí a un tejado y finalmente llegó a un edificio grande y majestuoso y ahí colocó el cuerpo de Alexês.
Ella le miraba con una tristeza que hizo llorar a Arleken.
-Por favor- rogó ella en una voz apenas audible, la sangre había cesado de salir por la boca, ahora lo hacía por el orificio de la bala.
-No puedo- dijo el vampiro sabiendo a que se refería su amada, entró en su memoria para infundir en ella una idea que la hiciera renunciar a la inmortalidad.
-Arleken, quiero estar por siempre a tu lado- y el vampiro retrocedió, ¿cómo era posible que supiera su nombre cuando él lo había borrado de su mente?
No importaba, Arleken no pensaba hacerlo, sólo se quedó observándola viéndola morir, viendo las lágrimas de Alexês, viendo como sus ojos se cerraban y fue vencido. El vampiro tomó el cuerpo de Alexês con rapidez, y bebió la poca sangre que su cuerpo conservaba y luego se mordió la muñeca dejando caer gotas de sangre en la boca de Alexês. Pero no ocurría nada, la sangre entraba, Alexês no reaccionaba. ¿Lo había hecho tarde?, ¿a qué se debió esa estúpida promesa?
Arleken comenzó a llorar y se lamentó, y cuando su herida sanaba poco a poco Alexês se despertó y se abalanzó sobre la muñeca. Bebió con torpeza, pero a una velocidad que Arleken no pudo controlar, perdía fuerzas mientras contemplaba el cambio de su amada, la blancura de su piel, el brillo de su cabello, los ya inexistentes latidos del corazón. Y cuando se dio cuenta de que Alexês lo drenaba, lo secaba la apartó con fuerza enviándola lejos.
No la quería perder, no quería que muriera de ese modo. Pero no pensaba en convertirla, eso sería romper la promesa que él mismo se hizo.
-¡Hazlo!- escuchó en su interior y supo que era la fantasma, furioso la expulsó de su cuerpo y tomó a Alexês, cargándola y se la llevó de allí, corrió y luego subió a un árbol y de ahí a un tejado y finalmente llegó a un edificio grande y majestuoso y ahí colocó el cuerpo de Alexês.
Ella le miraba con una tristeza que hizo llorar a Arleken.
-Por favor- rogó ella en una voz apenas audible, la sangre había cesado de salir por la boca, ahora lo hacía por el orificio de la bala.
-No puedo- dijo el vampiro sabiendo a que se refería su amada, entró en su memoria para infundir en ella una idea que la hiciera renunciar a la inmortalidad.
-Arleken, quiero estar por siempre a tu lado- y el vampiro retrocedió, ¿cómo era posible que supiera su nombre cuando él lo había borrado de su mente?
No importaba, Arleken no pensaba hacerlo, sólo se quedó observándola viéndola morir, viendo las lágrimas de Alexês, viendo como sus ojos se cerraban y fue vencido. El vampiro tomó el cuerpo de Alexês con rapidez, y bebió la poca sangre que su cuerpo conservaba y luego se mordió la muñeca dejando caer gotas de sangre en la boca de Alexês. Pero no ocurría nada, la sangre entraba, Alexês no reaccionaba. ¿Lo había hecho tarde?, ¿a qué se debió esa estúpida promesa?
Arleken comenzó a llorar y se lamentó, y cuando su herida sanaba poco a poco Alexês se despertó y se abalanzó sobre la muñeca. Bebió con torpeza, pero a una velocidad que Arleken no pudo controlar, perdía fuerzas mientras contemplaba el cambio de su amada, la blancura de su piel, el brillo de su cabello, los ya inexistentes latidos del corazón. Y cuando se dio cuenta de que Alexês lo drenaba, lo secaba la apartó con fuerza enviándola lejos.
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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Re: Redada en París [Privado]
-¿Qué si lo reconocía al tío, no, pero aquella cicatriz indudablemente es mía- pensó Ruggero mientras veía la RR, Ruggero Rosso. Cuando aún era aprendiz le gustaba dejar esas marcas, ahora lo veía totalmente infantil.
El sujeto rugió amenazante y se convirtió en un gran león. Ruggero retrocedió, sí, ya lo recordaba. Una emboscada, una redada hace tantos años en un pueblo de cambiaformas. Ruggero había matado sin piedad a madres e hijos. Recordar esa escena le abrumó el corazón. Había sido una masacre que sólo Jade había logrado consolar.
Pero Ruggero no tenía tiempo para pensar, el león ya se había lanzado. Ruggero estoco con la espada, el león desvió la hoja con su fuerte cabeza y cayó encima del inquisidor buscando la cabeza, pues su intención era arrancarla del débil cuerpo. Ruggero no estaba vencido y antes de que el león cumpliera su objetivo llevó la funda del bastón a la boca abierta de la bestia.
El león la rompió con facilidad pero dio tiempo a que Ruggero sacara su revólver y apuntara a su abdomen. El león se percató y de un saltó abandonó el cuerpo del inquisidor.
En el suelo Ruggero disparó varias veces sin acertar. Se puso de pie, volvió a disparar obteniendo el mismo resultado, el león volvió a lanzarse sobre de él pero esta vez Ruggero se arrojó a un costado. Sin embargo, el león alcanzó a herir al inquisidor en la pierna con su poderosa garra derecha. Ruggero cayó con el pantalón desgarrado y ahí tirado vio como el fantasma abandonaba el cuerpo del vampiro.
-¡Hayden el fantasma, exorcisa al fantasma!- ordenó y se dio media vuelta esperando el nuevo ataque del león, esperando pensar en algo que le librara de la muerte.
El sujeto rugió amenazante y se convirtió en un gran león. Ruggero retrocedió, sí, ya lo recordaba. Una emboscada, una redada hace tantos años en un pueblo de cambiaformas. Ruggero había matado sin piedad a madres e hijos. Recordar esa escena le abrumó el corazón. Había sido una masacre que sólo Jade había logrado consolar.
Pero Ruggero no tenía tiempo para pensar, el león ya se había lanzado. Ruggero estoco con la espada, el león desvió la hoja con su fuerte cabeza y cayó encima del inquisidor buscando la cabeza, pues su intención era arrancarla del débil cuerpo. Ruggero no estaba vencido y antes de que el león cumpliera su objetivo llevó la funda del bastón a la boca abierta de la bestia.
El león la rompió con facilidad pero dio tiempo a que Ruggero sacara su revólver y apuntara a su abdomen. El león se percató y de un saltó abandonó el cuerpo del inquisidor.
En el suelo Ruggero disparó varias veces sin acertar. Se puso de pie, volvió a disparar obteniendo el mismo resultado, el león volvió a lanzarse sobre de él pero esta vez Ruggero se arrojó a un costado. Sin embargo, el león alcanzó a herir al inquisidor en la pierna con su poderosa garra derecha. Ruggero cayó con el pantalón desgarrado y ahí tirado vio como el fantasma abandonaba el cuerpo del vampiro.
-¡Hayden el fantasma, exorcisa al fantasma!- ordenó y se dio media vuelta esperando el nuevo ataque del león, esperando pensar en algo que le librara de la muerte.
Ruggero Rosso- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 175
Fecha de inscripción : 18/08/2012
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