Una decisión valiente.{priv}

Recuerdo del primer mensaje :

Es la continuación de este tema : https://victorianvampires.foroes.org/t39817p25-la-joven-de-la-perla-priv-sirius#416841




Cinco minutos y una decisión valiente. Eso es todo cuanto necesitaba para llevar a cabo su plan. Habían pasado varias noches desde lo de la Ópera y a esas alturas Sirius se habría ido ya a su tierra. Elaine regresó al puente sobre el Sena y sujetó entre sus dedos el pequeño candado que anudó el brujo en el barrote. Era una promesa y tenía que cumplirla.

Pero las cosas habían cambiado. Se había descontrolado y allí no contaba con la manada Landvik para protegerla. Había tenido que recurrir a los Paine, que afortunadamente eran conocidos, porque su madre había trabajado para su alfa durante una temporada, habían vivido con ellos y la había acogido como si fuera de su propia manada. Sabía que su madre preferiría que regresase a Oltenia o que se quedase en París como había dicho, pero si no les contaba la verdad, sería peor. Suspiró y se sentó a escribir la carta.

Queridos padre y madre,

Antes que nada, quiero deciros que estoy bien. París es muy distinto de cómo lo recordaba, menos gris y más vivo. Tengo que explicaros algo que ha pasado y que sé que os disgustará, pero no quiero guardar secretos con vosotros.

Fui a la Opera con el objetivo de conocer al barón d'Entourage. Sé lo que estarás pensando ahora mismo, madre, y no debes preocuparte, he aprendido la lección. Es un mal hombre, pude comprobarlo por mi misma, necesitaba hacerlo... y ya está, he cerrado ese capítulo de mi vida. Siento deciros que me descontrolé y provoqué un incidente. Ya está arreglado, y al menos tuve la suficiente sensatez para ir a pedir ayuda y asilo a la manada de los Paine, que se han portado conmigo de forma ejemplar. Pero fue Sirius Cannif quien consiguió arreglar el entuerto. Es el hijo de Conde Cannif, se ha portado muy bien conmigo, me ha ayudado en todo y me ha invitado a visitarlo en sus tierras noruegas.

Probablemente cuando os llegue esta carta ya estaré allí, porque no voy a esperar permiso, y sé que debería. Pero no puedo quedarme en París, todo mi ser me grita que vaya a buscar al barón y acabe lo que no pude hacer esa noche, y no quiero manchar mis manos con la sangre de mi padre. Necesito tomar un poco de distancia. Sirius me dijo que en Noruega hay bosques, que allí los lobos no estamos mal mirados...creo que me vendrá bien un poco de aire fresco. Y me dijo que si es necesario, él mismo me escoltaría hasta Rumanía.

Espero que no lo sea, si empizo a suponerles un problema a esa gente, yo misma volveré las grupas y regresaré a casa.

Siento decepcionaros con mis palabras, tengo la determinación de ser más fuerte y de aprender un poco más sobre mi control. Confiad en mi, os lo pido, porque sólo podré aprender cuando me enfrente a mis propios demonios. Sé que me protegéis porque me queréis, pero si no lucho yo misma mis batallas no podré vencerlas.

Un abrazo, os echo de menos,

Elaine.

Dobló el papel, lo metió en el sobre, lo mandó y se plantó con su maleta en el puerto de Le Havre, pasaje en mano, rumbo a Bergen. Avisó por carta de su visita, a fin de cuentas era una visita "oficial" entre miembros de la nobleza, la margen de que extraoficialemnte ella también era "princesa".

El plan de la bruja había dado su fruto, vale que para llevarlo a cabo tuvo que usarnos como señuelo, pero...eramos vikingos, la victoria estaba por encima de nuestras propias vidas.
La sangre del norte fluía por nuestras venas con fuerza, de sobra sabíamos ambos que en esta guerra todos eramos prescindibles si al morir nos convertíamos en héroes.
No eramos hombres normales, no lo eramos ninguno de los que iba en esa comitiva rumbo a Akershus. Bröok era el protegido de Loqui, caminaba por el puente de arco iris casi tanto como por la taberna.
La bruja vudu era un mito entre los nuestros, la extranjera que se hizo hueco entre los norteños y se convirtió en leyenda.
Ulf, el general de padre, ambos eran el corazón y el alma del norte. Erlend, sin duda representaba la fe de otros tiempos, la esperanza de volver a recorrerlos.
Yo era el caos, uno peligroso pero que llevaba esperanza a aquellos que se creían monstruos sin serlo.
Mis hermanos y primos el futuro...sobre todos caía una responsabilidad que ya nos habíamos acostumbrado a llevar sobre nuestros hombros.

La traidora iba encerrada en el carro, miraba a todos a través de los barrotes con el gesto desencajado.
Podía saber tan bien como yo que su fin se acercaba, que el juicio seria rápido y la venganza seria el águila.
-¿Sabes? Elaine aun convertida en licantropo me resulta infinitamente mas estimulante que tu -apunté ladeando la sonrisa con cierta picardía.

Sabia que le jodería, a ver, no eran ciertas mis palabras, no es que me fuera zoofilia ni nada de eso, pero había que reconocer que Elaine en forma humana tenia un buen polvo, ademas que...me reía con ella, me sentía cómodo...no se.
A los dos nos quedaba una larga batalla con nuestros propios fantasmas, pero no teníamos prisa, así que..seguiríamos en pie y nos levantaríamos con cada caída siendo mas fuertes todavía.

Entramos en Akershus con las primeras luces del alba, habíamos cabalgado sin pausa y todos estábamos extenuados pero habíamos logrado dar una golpe a Randulf y coger a la traidora.
Nada mas entré al gran salón vi a mi padre acompañado de un licantropo moreno, con ojos pardos y aspecto sobrio.
Admito que imponía, mucho a decir verdad y mis presagios se cumplieron cuando vi que su hija, Elaine lo acompañaba, era el rey Landvik.
Tragué saliva cuando sus inquisidores ojos se hundieron en los míos.
-Vaya, este debe de ser el joven por le que mi hija ha cometido la imprudencia de viajar a tierras norteñas sin escolta y sin permiso, todo sea dicho.

Bajé la cabeza ¿era así como se saludaba a un rey? Ostia no ¿una reverencia? Me bloqueé, había combatido en miles de gestas y ahora no sabia como actuar ante el padre de ella que de sobra sabia estaba disfrutando de lo lindo por la sonrisa ladeada que se le pintó en los labios al escuchar el rápido latido de mi corazón.

Estaba todavía cansada y le dolía un montón la cabeza porque esa noche volvería a haber luna llena, y eso la afectaba profundamente. Pero estaba Damon allí, había llegado antes, y sin duda se iría con él y con la manada de Thorsteinn y sería una luna llena segura. Siempre era bueno tener a Damon al lado, se sentía arropada, menos vulnerable, y aunque le echara la bronca por haber ido sin permiso a buscar al barón D'Entourage y después a Noruega, podía entenderla, era joven, impulsiva y quería algunas respuestas que no le habían sido otorgadas.

Elaine estaba cogida del brazo de su padrastro, porque para ella era un trato familiar y en la casa de los Cannif no había ese protocolo estirado de otras cortes donde cada uno permanecía distante y rígido. Les habían informado de lo que habí sucedido y estaba muy preocupada por Sirius, que había ido a las montañas como cebo. Realmente le daba igual si habían capturado a la traidora o no, sólo quería saber si estaba bien y al verlo suspiró de alivio.

— Tu herida...está abierta.— Damon no se cortó en presionarlo, estaba en su derecho como alfa de proteger lo que era suyo, y Elaine era suya, así que lo normal es que hubiera sido incluso más hostil.— ¡padre! no fue sólo por Sirius!!

— Ya, claro, por los bosques noruegos. Porque en Rumanía no hay bosques. Ni en toda Francia.— Elaine enrojeció. Le había puesto en la carta que Sirius le habia hablado de esos bosques donde los licantropos no eran mal mirados, y donde podría encontrar un poco de paz y aplacar el instinto destructivo que le despertó el barón.

— Bueno, ya estás aquí, seguro que tienes mucho que hablar con el Conde Cannif cuya hospitalidad ha sido grandiosa. Nos vemos en la comida.

Landvik y Cannif se encerraron en el despacho de éste último junto a Thorsteinn y Ulf. Habían llevado a Jannicke y al hechicero capturado a las mazmorras y Elaine estaba padeciendo por esa herida en el hombro de Sirius.

— Vamos a que te la cosan de nuevo, está abierta y...— suspiró.— Estaba muy preocupada, me dijeron que en esas montañas hay trolls.

El médico se la cosió y le dio a Elaine unas hierbas para el intenso dolor de cabeza que tenía por la cercanía de la luna llena. Se las tomó y el médico les recomendó reposo a ambos. Siguió a Sirius hacia su cuarto, él necesitaba quitarse esa ropa sucia, y a falta de un par de horas para la comida, echarse un rato. Le ayudó con eso, ya lo había visto sin ropa en el lago, y ahora que llevaba vendajes y la herida tierna, era mejor que no hiciera movimientos bruscos. Vale, quizás no lo necesitase, era un vikingo, pero quería mimarlo un poco, a fin de cuentas esa flecha se la llevó por su culpa y se le había abierto yendo a buscar a la que lo provocó.

— sé que debería preguntarte por lo que ha pasado allí arriba y por Jannicke...pero lo cierto es que no quiero hablar de nada de eso, sólo me siento aliviada de verte entero y de que no me odies por lo de la otra noche. Y perdona a mi padre, es muy territorial y sobreprotector. ¿Puedo quedarme contigo hasta la comida?

Le señaló el lecho donde debería estar descansado como le dijo el médico, no quería quedarse sola con aquel dolor de cabeza. Normalmente cuando le daba así se quedaba con Mildred o con su madre, que sabían calmar su inquietud para que se relajase y le doliera menos.

Dejé escapar el aire cuando el rey de Rumanía y mi padre se marcharon rumbo al despacho de este ultimo.
-Joder, tu padre me ha puesto los huevos de corbata ¿es así con todos? -le pregunté ladeando la sonrisa con picardia tirando de su cintura para depositar un casto beso en su mejilla.
-Estoy bien, deja de preocuparte...así que has venido aquí..¿por mis bosques? -me eche a reír, pero siseé por el dolor de la herida ante las carcajadas.

Elaine insistió en que fuera a visitar al medico, un vikingo curtido en la batalla pero ya de avanzada edad que suturaba las heridas como si fuéramos mulas.
La loba se reía ante los comentarios del viejo, que nos narraba las mil y una batallas que había vivido.
Nos despedimos del hombre, tras darle a Elaine un relajante para la cabeza, juntos, fuimos a mi cámara.

Me ayudó con la ropa, siseé al mover al hombro cuando alcé los brazos para que ella sacara mi camisola sucia y ensangrentada por la cabeza.
Yo mismo bajé mis pantalones, no era la primera vez que me veía desnudo.
Sus dedos se deslizaron por encima de los vendajes despacio, como si su única intención fuera cuidarme.

La atraje de nuevo con mi brazo, dándole un mordisco suave en el cuello cuando me preguntó si podía quedarse conmigo hasta la hora de la comida.
Me agache de improvisto y la tomé como si fuera un saco hundiendo mi hombro en su vientre.
-Pues a la cama – le dije riéndome caminando hacia el lecho para dejarnos caer entre risas sobre las sabanas.

Me acomodé en la cama abriendo mi brazo para dejar que Elaine se apoyara en mi pecho.
-¿lo de que te duele la cabeza no sera la típica excusa que usáis las mujeres para... -me eché a reír dejando la frase a medias.
Estaba claro que no estábamos nosotros para desatar truenos y relámpagos en estos momentos en los que el cansancio nos hacia mella.

Dormimos hasta que una doncella entro en el cuarto para decirnos que todos estaban en la mesa esperándonos.
Nos vestimos a toda velocidad recorriendo la distancia que nos separaba del gran salón, fue entrar y todas las miradas se clavaron en nosotros.
Mis hermanos ya habían empezado su típica lucha por la comida, manotazos, risas incluso algún cuchillazo para atrapar el pan.

Mi padre negaba riéndose, eramos lo que eramos, tampoco es que mis hermanos ante la presencia de Damon fueran distintos y aunque Damon parecía mas puesto, con su porte regio, no parecía molestarle la barbara actitud de los míos, no apostaría lo mismo de mi cuando sus ojos amarillearon ligeramente al vernos entrar.
-¿Los bosques Elaine? -preguntó Damon con suspicacia -No hueles a bosque precisamente.
Habíamos dormido juntos y nuestra piel olía de seguro al otro.

Guardé silencio como si la cosa no fuera conmigo tomando asiento en la mesa, Niels se descojonaba en mi cara por las palabras del lobo.
-No se preocupe señor, mi hermano es manso como un cordero, de la familia yo soy el lobo feroz -dijo riéndose.
Le lancé un mendrugo de pan para que se callara, mira que mi hermano era bocazas.

Había dormido muy tranquila y muy a gusto, a pesar del caos que parecían ser ambos, cuando estaba con Sirius sus preocupaciones parecían pesar menos, se reían juntos, se gastaban bromas y buscaban hacer reir al otro y quitarle importancia a los problemas. Cuando la doncella los despertó, tuvieron que salir a toda prisa, ya que le estaban esperando en el comedor, y por lo tanto no pudo arreglarse a la perfección, estaba un poco despeinada su vestido arrugado. Se sentó al lado de Damon que de inmediato le tiró un dardo comentando aquello. Elaine sintió arder sus mejillas y bajó los ojos al plato. ¿Estaría decepcionado con ella? no habían hecho nada malo!! pero no haría comentarios allí, luego a solas le explicaría como eran las cosas.

Evitó hacer ningun tipo de comentario y cuando Niels dijo que era el lobo feroz aprovechó para cambiar de tema.

— hablando de lobos...hoy es luna llena.
— está todo dispuesto.— sentención Damon. Elaine lo miró con el interrogante flotando en sus ojos.— iremos con Thorsteinn y su manada.

Bien, era la opción más inteligente. Finalizó la comida y antes de que regresaran a sus labores, se apartó a un lado con su padrastro.

— Sé que no te gusta, no es un licántropo y no es de la nobleza rancia. Pero me prometiste que no me obligarías a casarme por conveniencia como te pasó a ti. No hay nada entre Sirius y yo, pero si lo hubiera, deberías hacer honor a tu palabra. Yo no soy como mi madre ni como tú. Lo sé, he crecido con la manada, me lo habéis dado todo... pero no condenaré mi vida ni mi felicidad por las obligaciones. He vivido la mitad de mi vida pobre, hambrienta y enferma, me da igual si he de volver a eso, pero jamás empuñaré los barrotes de una jaula de oro. Tú me enseñaste a no rendirme, y no lo haré, quiero pelear mis propias guerras, enfrentar mis propios errores y vencerlos. Sé que todo lo que quieres para mi es que sea feliz, y sólo intentas protegerme, pero ya no soy una niña. Te necesito ¿cómo no iba a necesitarte? eres mi padre, pero también necesito recorrer mi propio camino y ver donde me lleva.

Hasta que oscureciera y se fueran con los lobos, aun quedaban unas horas, así que decidió salir a tomar el aire un poco, a pasear por el bosque, esta vez, de verdad. Se encontró con Brökk y charlaron un rato. Éste fue al encuentro de los Cannif y le comentó a Sirius que había visto a Elaine sola en los lindes del bosque, y se ofreció a ir a hacerle compañía pero el brujo se le adelantó. No era seguro aún para nadie, todavía podían quedar esbirros de Rannulf pululando por alli pues llegaba la luna llena.

Damon:

Escuchó a su hija, no la veía carente de razones, sabia porque en sus propias carnes había vivido lo que era no poder amar con libertad a la persona amada, pero su mente no estaba tan abierta para entender que su hija compartiera lecho con un hombre con el que no tenia absolutamente nada.
-Hija ¿que es nada? Entiendo que para el muchacho divertirse con una mujer no implica un problema, para eso las mancerias están llenas, peor tu eres mi hija, la princesa de Rumanía, no pidas que respete que te trate como una barbara de su tierra.
Si quiere tu amistad, adelante, pero para compartir contigo lecho antes a de pasar ante mi escrutinio.

No pensaba ceder un ápice, podía verme como a un hombre territorial, lo era, mas con ella, era mi pequeña y no iba a consentir que un hombre se riera de ella.
Quizás a ella no le importara, pero yo defendía lo mio y para mi defender el honor de mi hija no era lago que tomarme a risa.
-Entiendo que en el norte hay libertad sexual, no lo voy a juzgar, pero tu eres mi hija, no te pido que te cases con un noble al que odies, es mas, el muchacho si no es licantropo, algo certero, el que tiene magia, no es un cualquiera, puedo notar en su aura un poder extremo, pero hija, tiene oscuridad en él, no es magia blanca lo que detecto en el joven Sirius y eso me preocupa.

Mi hija se marchó, se que no entendía mi posición, como todos los jóvenes era temperamental, también yo y la verdad es que sin su madre que mediara entre ambos esto podía acabar en una discusión.



Sirius:

Bröok me dijo que Elaine paseaba sola por los lindes del bosque, cuando la dejé estaba hablando con su padre, así que aunque Bröok se ofreció a ir de nuevo con ella y protegerla de algún hombre rezagado de Randulf.
Negué dándole una palmada en el hombro y me adelanté diciéndole que iba yo para estar con ella.

No me costó demasiado percibir su aura, así que tras recorrer unos metros de bosque a través llegué hasta un tronco tumbado, allí estaba ella sentada, parecía pensativa.
Me acerqué por atrás ,seguramente no la sorprendería, le di un mordisco en su hombro con diversión dejándome caer a su lado.
-Preparada para convertirte en una mujer con colmillos y peluda -le pregunté hundiendo mis azules en sus pardos ¿que te pasa? -pregunté ya mas serie al verla ligeramente afectada - ¿es por la luna llena?
No entendía y quería saber.

En la conversación con Damon:

— ¡No ha habido sexo! sólo... sólo nos besamos.— pero podría haber habido, y ella no lo veía como un delito. ¿Acaso él no se había acostado con la niñera en un "a ver qué pasa"? luego resultó que eran tal para cual y que su madre, aunque había vuelto a cometer el mismo fallo de enamorarse del hombre que no podía tenerla a su lado como igual, había decidido continuar.— Su magia es poderosa y desatada, pero la está controlando bien, cada vez mejor. ¿Acaso puedo yo decir lo mismo? he cambiado dos veces en tres días y una de ellas sin ser luna llena. Es lo mismo, padre, a diferente escala, pero en el fondo es la misma cuestión. No soy princesa, bien lo sabes, no de verdad, no legalmente y así continuará mientras la reina viva o te dé hijos, así que no lo uses como argumento. No me importa, los títulos nunca los he querido, pero si te quedas más tranquilo hablaré con Sirius.



Elaine se sentó sobre el tronco de un árbol caído, el bosque era frondoso, lleno de árboles de hoja verde oscura y perenne a través de cuyas copas se filtraba la luz en haces amarillos que provocaban la alternancia de luces y sombras. Las aves que habitaban sus ramas gorjeaban al viento que movía las hojas y proporcionaba esa música natural que templaba su espíritu. Le gustaba estar en el bosque, en las montañas, allá donde la tierra le hablase directamente, lejos de las calles empedradas y bulliciosas.

Sirius se acercó y de inmediato le preguntó qué le pasaba, supuso que notó su aura y cierto abatimiento en toda ella.

— en parte sí. Me afecta su cercanía, el lobo va ocupando cada rincón, intenta salir y aullar salvajemente. Sé que hoy todo irá bien, si estoy con mi padre no me pasará nada, si él está no hay nada que temer.— recogió una rama de suelo y la partió en trocitos, lanzándolos de uno en uno, probando a darle a una piedra redonda del suelo. Suspiró.— mañana morirá una chica no mucho mayor que yo. Sé que es una traidora, sé que sus actos lo merecen...pero si yo no hubiera venido en un arrebato imprudente, ella no habría tomado las decisiones incorrectas y esto no pasaría.

Se sentía culpable por lo que habían provocado sus decisiones, se sentía culpable también por haber hecho venir a Damon hasta allí, alejándolo de sus obligaciones, metiéndose en política, como siempre había prometido no hacer, y sobre todo, haciéndolo por seguir los pálpitos de su corazón, sin pensar. Pero es que ella no quería pensar hasta volverse fría, ella seguía sus instintos, como lo hacía el lobo. Y no se le podía pedir que pensase como Damon, que le sacaba como cincuenta años de experiencia y sabiduría.

— Además... mi padre no se fía de ti. Dice que nota tu magia oscura y que yo soy el futuro de Rumanía y... ¡bah! es todo una mierda. Te va a tener bajo escrutinio, lo siento mucho. A pesar de que mi madre y él son bastante comprensivos, no comparten vuestra visión respecto al sexo, y sé que va a ser una situación incómoda. Me fastidia, porque yo no veo nada de malo en estar así contigo, incluso aunque hubiera pasado algo más. También me da miedo que me pase como le pasó a mi madre, pero yo no soy ella y dijiste que las mujeres aquí toman hierbas para no complicarse la vida. No pienso entrar en el juego absurdo en el que los hombres pueden hacer lo que quieran pero las mujeres deben ser puras hasta el matrimonio, eso no es igualdad, y si algun dia realmente llegase a ser reina de Rumanía, pelearé por esos derechos a ser iguales.

Lanzó las ramas que le quedaban con un movimiento lleno de ira y frustración, cuando llegó a Akhershus todo pintaba muy bien, y sin saber cómo en dos días se había ido todo a la mierda.

Damon:

Ella era impulsiva, apenas era una niña ante mis ojos, mi niña, la hija de la mujer que amaba y no era capaz de entender lo que le decía.
Mis advertencias hacia la oscuridad de Sirius no eran un capricho, ese muchacho era peligroso.
Nada tenia que ver que yo fuera un rey y su padre un conde, es mas Höor Cannif era un buen hombre, uno que se desvivía por el norte anteponiéndolo a si mismo.
Puede que no estuviera de acuerdo con el modo bárbaro que llevaba ciertos temas, como la ejecución de la muchacha..no porque no considerara que no era merecedora de una muerte, que por supuesto lo era, si no porque iban a regocijarse del dolor de esa mujer y si algo sabia por experiencia es que el odio, solo genera odio y que la sangre llama mas sangre.
Yo solo era un extranjero en tierras norteñas pese a que me vieron nacer un día.
-Sirius es peligroso, bajo la piel de cordero se esconde algo mas voraz que un lobo, t no lo ves porque lo miras con otros ojos.
No es lo mismo, su control que el tuyo, tu solo puedes ser una bestia cuando la dama blanca corona el cielo, ese muchacho es siempre el caos, lo intenta contener y lo admiro por eso, pero la oscuridad esta en él, es profunda y a veces te devora las entrañas...
¿que seria de Sirius si en vez de criarse con Höor lo estuviera haciendo con otro tipo de persona..alguien mas predispuesta al mal? ¿que pasaría si Sirius perdiera a su padre? Es peligroso hija y no te quiero cerca de algo que pueda conllevar tu muerte.
Además entiende el sexo de un modo ultrajante para las mujeres de  tu clase, lo practican sin mas..
Yo cuando me acosté con tu madre..es cierto que no eramos pareja ni nada por ese estilo, pero si dos adultos que entendían lo que hacían. Yo jamas tuve intención de traicionar a tu madre, sabes que la amo por encima de mi propia vida y nunca tendré vástagos con la reina, nunca...tu eres el futuro de Rumanía, tu y Lobbo sois mi descendencia, así que compórtate como una princesa.

Sirius:

Escuché a Elaine, al parecer había tenido una discusion con su padre por mi, tampoco podía culparlo, su mentalidad era distinta, aquí en el norte las mujeres eran capaces de proteger u honor, ellas no lo perdían por acostarse con hombres..Fio lo hacia y padre nunca se enfadó o molestó por ellos, entendía que hombres y mujeres teníamos necesidades e igual que no se lo impedía a Niels, tampoco a su hija por el hecho de ser una fémina.
-Lo entiendo, no voy a adoctrinarte sobre la idea de que mi cultura es mejor que la tuya, es mas ni siquiera soy capaz de acostarme contigo..me descontrolo, puede tu padre... -guardé silencio.

Iba a decirle que su padre podía estar tranquilo conmigo, no podía follarme a su hija aunque lo deseaba con ahincó, claro que la idea de que me descontrolara y me la cargara con una tormenta eléctrica dudaba le resultara un fin mas halagüeño.
-De momento no hemos pasado de unos besos y si crees que necesitas ir mas despacio..de acuerdo. No quiero traerte problemas con tu padre y menos llenar esa cabeza de dudas ahora que la luna llena esta cerca -dije sonriendo con cierta diversión para que se animara.
Mordí su hombro suavemente mientras la miraba esperando que sonriera.
-¿voy a tener que recurrir a la magia para que te rías? -bromeé con porte altivo -¡mira atenta! Corte una de las flores silvestres y haciendo como si fuera magia, una muy mala por cierto la hice aparecer delante de sus ojos con un “wala”.
Ambos nos echamos a reír mirándonos.
-me comportaré mientras este aquí tu padre, te doy mi palabra de vikingo.

Lo miró con toda la ternura del mundo, no podía decirse que no fuera adorable cuando se lo proponía, le hizo aparecer una flor de un modo muy tonto para arrancarle sonrisas y por ese mero hecho ya se le disiparon ciertas dudas. Su padre podría decir lo quisiera, pero no lo conocía y ella sí conocía al otro Sirius, al que hacía aparecer flores para provocar una sonrisa, al que se resignaba y aceptaba sus limitaciones sin volverse un amargado ni un cabrón oscuro por ello. Su magia sería negra, pero su fondo era luminoso y claro, sólo que había que rascar mucho para verlo.

— ¿más despacio? Sirius... ¿ir más despacio conlleva empezar por el principio y cogernos de la mano? me voy a hacer vieja esperando a avanzar!! y eso ya es mucho decir, porque los licántropos envejecemos mucho más lento.— trató de bromear sobre aquello pero tenía otro nubarrón sobre la cabeza, algo que la torturaba internamente y que dolía más de lo que quería reconocer.— Ojalá pudiera decirte que mientras esté mi padre podemos actuar de cierta forma y después ya veremos...pero no sé si me obligará a marcharme con él. Creo que con el espectáculo de París he perdido su confianza y no me dejará regresar allí. En cualquier caso....— elevó la mano y acarició su mentón depositando un beso suave en sus labios.— no te olvidaré nunca Sirius Cannif. Si algún día me llegan noticias de que en el Norte hay sequía, sabré que por fin has encontrado a la mujer de tus sueños.— rió tras decirlo, pero extrañamente algo punzó en su interior, una aguja que traicionera, había pinchado el corazón. Era un lobo, no podía rendirse, nunca se rendían. ¿Entonces por qué se estaba despidiendo de Sirius? veía la batalla asomar, y creía que tenía pocas posibilidades de ganarla, pero aún no había sucedido.

De nuevo los instintos del lobo asomaron a pesar de la empanada mental que tenía y en vez de soltarlo, colocó su otra mano sobre el rostro de Sirius y lo aproximó al suyo besando sus labios de nuevo con más ansia que antes, recordando las palabras de Damon "es caos, hay una fuerza oscura en su interior". Si, tan oscura como la que la arrastraba a ella en luna llena y no por eso era menos merecedora de afecto o respeto. ¿Que era el futuro de Rumanía? el rey sería Lobbo, como le correspondía por sangre y por línea sucesoria, o en caso de que algun dia su madre le diera más hijos a Damon, serían ellos los que reinarían, ella no quería esa corona envenenada que tanto dolor les había visto sufrir. Ella sólo quería tener un futuro, el que fuera, pero suyo, sin nadie que lo dirigiese. Probablemente era joven, ingenua e idealista, pero así lo sentía y así actuaba. ¿Acaso al propia reina de Rumanía no era una bruja oscura? y allí seguía sentada en su trono y acostada en la cama de su padre. ¿Por qué Sirius iba a ser peor que ella? al menos él no era frío, soberbio y desdeñoso como esa arpía. Lo habían criado para ser honorable, para defender una causa justa aunque con la salvedad de que todo eso lo marcaban sus bárbaras costumbres.

Sin darse cuenta Damon, al no estar de acuerdo con esa relación para su hija, estaba provocando que ella se rebelase más, que deseara con más ahinco demostrarle que se equivocaba. Cirtamente hacía falta allí la intervención de Brianna, siempre tan sensata excepto para ella misma, pues si lo hubiera sido, no estaría con Damon.

Entreabrí los labios cuando los ajenos se posaron con una ligera presión sobre los propios, aquel beso me sabia a despedida una que logro atravesarme con una punzada de rabia, una que incendio mis ojos del mismo color que el rayo y atronador fue su resultado.
Respiré ligeramente controlándome, la ira no era un sentimiento apacible y se entremezclaba con facilidad con el dolor, ambas eran las cosas que su adiós habían provocado en mi, pero supongo era experto en adioses por mi condición, me abandonaron mis padres, lo hicieron muchos por el camino y ahora ella ¿acaso podía culpara?

Ladeé la sonrisa, fingiendo que no dolía, llevaba haciéndolo toda la vida, no era tan difícil colocar frente a mi los mil y un escudos y simplemente fingir que lo entendía y que no pasaba nada, fue libre al llegar y libre era de despedirse.
-Quizás si hay sequía sea porque esa mujer no existe...creo que la mujer de mis sueños tendrá que lidiar con mis truenos -dije encogiéndome de hombros en clara alusión a la cobardía que ahora veía en ella.

Tampoco podía pedirle nada, apenas nos conocíamos de unos días, me gustaba, pero...negué acallando mis propias voces ¿que importaba? Se largaba.
No esperé su siguiente movimiento, su otra mano se posó en mi mejilla elevé la mirada para contemplar sus pardos, escasa la distancia entre nuestros labios que se convirtió en ninguna cuando estos colisionaron.
Nunca me supo mejor una gesta, rugí preso de aquel beso húmedo, apasionado y necesitado por ambos, la atraje por las caderas alzándola sobre mi cuerpo sin dejar de besarnos.

Una fina lluvia caía sobre nuestras cabezas cogiendo la misma intensidad con la que mis manos sobrevolaban su cuerpo por encima de la ropa.
Nuestra nariz se acariciaba, nuestros labios se devoraban ansiosos y estos dieron paso a los truenos que retumbaban en el cielo grisáceo.
Las gotas resbalaban por nuestros rostros, sus pestañas las acogían creando sobre ellas una cascada.
Jadeé separándome un instante, interponiendo la mano al ver como los relámpagos iban sucediéndose. Mi hombría rozaba su pubis en un signo claro del motivo de los relámpagos.
-Espera un momento -pedí cerrando los ojos tratando de relajarme – espera -pedí de nuevo sin lograr mucho pese a que tomaba aire y lo exhalaba contra sus labios, pero de nuevo los rozaba preso de las ganas y me separaba al ver que de seguir algo malo se avecinaba.

Quizás Damon tenia razón, era peligroso, era caos y me resultaba frustrante no poder continuar ¿acaso creían que no vendería mi alma al diablo por poder consumar este momento con ella?
Frustrado gruñí, la excitación daba paso a la rabia, mis músculos se tensaban contra su cuerpo.
-Ve, no quiero hacerte daño -le pedí -nos vemos luego -susurré aflojando el agarre que mis manso ejercian sobre sus caderas para que pudiera alzarse, alejarse y meditar sobre lo que su padre de seguro le había advertido acerca de mi persona.

Saltaban chispas cuando sus labios se rozaban, literalmente. Sí, estaba claro que el brujo era peligroso, que estaba aún lejos de lograr controlar sus reacciones, pero Elaine sabía que era un camino difícil, ella no podía dominar a su bestia en absoluto y llevaba lidiando con ella desde pequeña. Sabía que algún día lo conseguiría, igual que lo había conseguido Damon, igual que lo conseguiría Sirius. Pero había aprendido de su lobo interior a seguir su instinto, a apreciar lo auténtico y los pequeños detalles, los insignificantes gestos, las palabras siempre amables del brujo pesaban más que cualquier duda, su lobo en vez de echar las orejas hacia atrás, clamaba por acercarse a su mano y robarle una caricia.

Los truenos restallaron y la lluvia comenzó a mojarlos sin piedad, pero no se detuvieron, sólo cuando Sirius hizo un alto, porque no podía seguir, Elaine aflojó también el agarre.

— Vale... lo siento...más despacio...trataré de recordarlo.— No habría un "luego" porque luego sería luna llena y le esparaba otra noche dura seguida de un día no menos duro, pero trataría de coincidir con él en algun momento.— tengo que irme, pronto saldremos hacia el bosque con Thorsteinn y los suyos. Mantente alejado de la espesura esta noche ¿de acuerdo? habrá una loba descontrolada suelta.

Apoyó su frente sobre la de él y cerró los ojos un instante tomando aire, concienciándose de que tenía que irse y afrontar lo que se le venía encima. Paseó las yemas de sus dedos por la piel de sus mejillas en una lenta caricia. Tragó saliva y se alejó, no le quedaba otra, debía alejarse de la ciudad cuando la luna coronase el cielo y eso sería en poco tiempo pues las noches en el norte llegaban pronto y se alargaban más de la cuenta.

Damon la esperaba en el castillo, junto a los lobos abandonaron la fortaleza y se adentraron en la vegetación rumbo a la aldea donde residía la manada, allí podrían dejar la ropa y cuando sobreviniese el cambio, los propietarios del territorio los ayudarían a mantenerse dentro de los límites. Sabía que Damon a pesar de la transformación, no perdería la razón, o no del todo, pero ella sí y necesitaba de su autoridad y de la de Throsteinn para no causar estragos. La luna pronto fue visible en el cielo y su cuerpo cambió, como siempre de forma dolorosa y salvaje. Pero esa noche el lobo interior estaba menos desatado que de costumbre, posiblemente dos transformaciones tan seguidas lo tenían desconcertado. En determinados momentos Elaine fue consciente de donde estaba y con quien a pesar de estar en forma de crinos, quizás por el agotamiento de su cuerpo, la bestia no se encarnizaba ni se apoderaba de todo, pues incluso ella sentía que de hacerlo, ese cuerpo no le duraría mucho.

Las horas discurrieron al principio de prisa, después más lentas. Quedaban dos horas para el amanecer y Elaine era plenamente consciente de todo, se agazapó entre las raíces de un gran árbol y se quedó allí contemplando la oscuridad, esuchando los sonidos del bosque, ahora casi callados, rotos solamente por las criaturas nocturnas como buhos, ratones y zorros. Finalmente los rayos del sol ocultaron a la dama de plata y pudo volver a ponerse la ropa, regresando al castillo acompañada de su padre, que no le dijo nada y ella lo agradeció, estaba muy cansada, sólo quería dormir un poco. Caminaron por el pasillo y se cruzaron con Sirius que probablemente se iba a entrenar. Damon se detuvo, y aunque la noche la habían pasado en vela, no había sido especialmente dura, era un licántropo resistente y experimentado, así que la falta de sueño no hacía mella en él.

— ¿vas a entrenar? veamos lo que sabes hacer...voy a por mis armas y bajo en cinco minutos.

Elaine suspiró mordiéndose el labio inferior. ¿En serio era necesario eso? ¿qué quería probar Damon con aquel enfrentamiento ficticio? negó con la cabeza y se frotó los ojos.

— lo siento, pero yo estoy muy cansada, dos cambios en tres días es demasiado. Disculpadme.— Pasó entre ambos rumbo a su cuarto, no quería saber nada de eso, sólo quería dormir y recuperarse lo justo para aguantar la ejecución de la tarde.

Caminaba por el pasillo rumbo al patio de armas cuando me crucé con Elaine y el rey Landvik.
Me detuve educadamente para saludarlos bajando ligeramente la cabeza en señal de respeto hacia ese hombre, mas cuando creí que se retirarían a sus aposentos para reposar la noche movida que habían tenido, al señor se le ocurrió la brillante idea de bajar conmigo a entrenar ¿acaso no había entrenado ya suficiente en su larga vida?
Disimule lo poco o nada que me gustó la idea, estaba claro porque lo hacia, quería tener conmigo una conversación sin que su hija estuviera por el medio y el patio de armas le pareció un lugar adecuado, craso error para los dos francamente peor negarme tampoco era una opción, así que me limité a asentir y a despedirme de Elaine que me miraba con cierta preocupación.

Cuando nosotros llegamos el resto de Cannif ya entrenaban, Fio lo hacia con padre, su danza era bella, movimientos fluidos que buscaban los flancos que padre no dejaba descubiertos sin motivo.
Ubbe y Niels luchaba con un voraz choque de aceros, gruñían al unisono buscando el ataque que les diera la victoria.
Ulf y Bröok gruñían en un mortal choque de aceros que hacían saltar chispas.
Hakon y Synnove entrenaban con el arco y los cuchillos, eran rápidos, diestros y letales, verlos era todo un espectáculo.
Desenvainé mi espada ante la atenta mirada del lobo que saludó a mi padre con un movimiento de cabeza no queriendo distraerlo de su entrenamiento.

Damon hizo lo propio, empezamos con golpes mas o menos suaves, si es que se podía decir que el Rey asestaba de eso, pues hasta calentando imprimía una fuerza bestial sobre su acero.
-¿que intenciones tienes para con mi hija? -me pregunto el lobo.
Directo, voraz y yo recibí el golpe sin anestesia que usar.
-Nos estamos conociendo -respondí agachando el cuerpo para asestar un golpe de espada que paró con facilidad interponiendo la ajena.
-¿Conociendo? Osea que paseáis por los jardines, conversáis sobre el futuro.... -dijo con mordacidad mientras mis hermanos se reían por la conversación que nos traíamos los dos.

Salté rodando por el suelo cuando su espada casi me parte en dos, jadeé alzándome al otro extremo mientras Damon hacia silbar su hoja ante mis ojos en un movimiento veloz de su hoja.
-Algo así -respondí apretando los dientes.
-Define exactamente a que te refieres con algo así -gruñó el lobo abalanzándose de nuevo en mi dirección, desde luego el calentamiento había terminado, el choque de espadas retumbo en el patio de armas, sonido metálico, baile de pies de uno y otro y la fuerza del lobo que superaba de forma desmedida a la mía.
-¿a donde quiere llegar exactamente señor? Aquí en el norte no damos tantas vueltas a las cosas -respondí airado mientras mis palabras se entrecortaban por la ferocidad de cada golpe del lobo.

Al parecer mi respuesta no le gusto, sus ojos adquirieron un tono ámbar y mi espada salio volando quedándome desarmado, mis ojos le respondieron con un tono rojo como la tierra que mis botas pisaban.
De una patada en el pecho me tumbó sobre esta colocando la punta de su acero en mi cuello.
-Te lo diré una sola vez, mi hija no es una de esas vikingas que te follas y a las que no vuelves a mirar a la cara ¿entiendes? ¿esas palabras te suenan claras? -rugió ante mi.

La tierra se movió en el patio de armas, mi pecho subía y bajaba rápido ante el filo de su espada, Damon se desequilibró cuando la tierra empezó a abrirse pero con rapidez salto al otro lado evitando ser engullido por la brecha.
Cerré los ojos intentando parar, fue Niles el que se cruzó en el camino de Damon con su espada entre sus manos mientras padre se mantenía quito, mirándome.
-Tu hijo Sirius es peligroso -dijo Damon envainando la espada con una ladeada sonrisa sin dejar de mirar a mi hermano que mantenía su actitud desafiante metiéndose en medio de ambos.
-¿Acaso alguien de este patio de armas no es peligroso señor Landvik? -respondió mi padre con cierta calma.

Me alcé del suelo posando mi mano en el hombro de Niles para que se apartara.
-Buen combate alteza, estaré mas preparado para la próxima vez -dije sin mas bajando la cabeza en señal de respeto.

Elaine se dejó caer sobre la cama resoplando. Estaba muy cansada y no sabía cómo afrontaría la ejecución de Jannicke, prefería descansar un poco y relajar la mente, pero saber que Damon y Sirius estarían abajo entrenando y seguramente conversando de una forma que a nadie le gustaría...no la dejaba dormir.

Se puso el camisón y se cepilló el pelo hasta que sintió la tierra temblar unos metros más abajo...eso no era bueno, se levantó de un respingo y salió al pasillo descalza con la intención de ir a ver qué pasaba pero se detuvo porque por la escalera subía Sirius acompañado de Niels, iban ambos hablando y captó retazos de la conversación.

— ... que su hija no es una de esas vikingas que te follas y a las que no vuelves a mirar a la cara.
— pero si tu no te has follado a ninguna, ni vikinga ni extranjera. ¿Pero te la quieres follar? yo que tú me olvidaría, hay muchas mujeres en el mundo sin padres tan peligrosos.

Regresó por donde había venido, ya había escuchado suficiente. Era cierto, había millones de mujeres para Sirius, con menos problemas y obstáculos, que le facilitarían las cosas pues él ya tenía suficientes complicaciones. Se dejó caer en la cama inhaló fuerte para quitarse la opresión que sentía en el pecho, buscando la oscuridad del sueño que no llegaba, tratando de recordarse que sólo estaba abatida porque había sido una noche dura, hasta que de puro cansancio se sumergió en un sueño inquieto y poco reparador, pero menos era nada.

La doncella la despertó sobre las cuatro de la tarde, se dio un baño y trenzó su pelo, pues esa tarde llevaría un vestido con el cuello alto, sobrio y oscuro. Sobre su pecho prendió el escudo de Rumanía labrado en un broche de oro que descansaba sobre un lazo naranja, los colores de su manada.

Abandonó los aposentos rumbo al salón donde la esperaría Damon con su regio porte vestido sobriamente como siempre para la ocasión. Afuera se escuchaba ya el trajín, la gente se congregaba para la ejecución. Notó como se le revolvían las tripas, y eso que había tenido la precaución de no comer nada por si acaso. Tomó el brazo de Damon y salieron tras los Cannif. La muchacha la subieron de las mazmorras y se hizo el silencio, la gente la miraba con desprecio. Su traición podría haber costado la vida de sus hijos, de sus seres queridos...le había abierto las puertas de aquel lugar a Randulf y a las malas artes que esgrimían sus esbirros. Porque condenar a uno era condenarlos a todos.

Höor como señor de aquellas tierras se adelantó y dirigió unas palabras a la concurrencia, pero ella no podía escucharlas tan sólo observaba los ojos de Jannicke, plagados de miedo. No se arrepentía de lo hecho, lo asumía, sabía que tendría su castigo y toda esa parafernalia de que la muerte forma parte de la vida etc. Pero sus ojos hablaban de un profundo miedo, de la pena por perderse tanta cosas como iba a perderse de haber tomado otras decisiones. Podría ser ella, podría se Sirius...podría ser cualquiera que fuera humano y se equivocase. No había segundas oportunidades, y Jannicke no lo sabía antes de hacer lo que hizo, tan sólo se dejó llevar por el impulso, por el corazón.

Iban a aplicarle la sentencia por traición, la muerte según la tradición vikinga con una tortura sangrienta y dolorosa que producia una muerte horrenda. Pero Elaine había sido la víctima de sus confabulaciones, asi que dio un paso al frente soltándose de Damon.

— esperad! yo soy la agraviada y tengo derecho a ejecutar mi venganza.

Sacó de su cinto el cuchillo con empuñadura remachada en oro y avanzó hacia la joven. No había perdón ni reinserción para los traidores, pero no podía permitir esa muerte tan bárbara. Sería su tradición y su cultura pero era una salvajada sin sentido, ya era bastante penitencia morir y dejar de existir sin legar una huella de tu estancia en el mundo. Jannicke levantó el mentón con gesto orgulloso, pero en sus ojos había alivio, un silencioso "gracias". ¿Ese iba a ser su final? era un final triste para alguien tan joven. Se acercó a ella despacio tratando de templar el pulso, con ese gesto le había dicho a la chica que la perdonaba por sus malos actos, que de haber sido de otro modo, tal vez no acabaría en muerte, pero eran sus reglas y no podía hacer nada más que eso. Quizás la multitud se decepcionase, pero Sirius le dijo que tenía derecho a vengarse, y es lo que haría, a su manera.

Tomó aire y hundió su cuchillo en el corazón de la rubia manteniendole la mirada mientras la de ella se apagaba y caía hacia atrás como un fardo. Y ya está. Había dejado de existir, eso era todo. Tiró del cuchillo teñido de rojo y se retiró de nuevo al lado de Damon, mirando al frente con los ojos perdidos en algún punto indeterminado. Cuando rompieron filas y la gente comenzó a desperdigarse, se adentró en la fortaleza deshaciéndose de la mano de Damon sobre su hombro y caminó agitada de vuelta a su cuarto donde cerró la puerta tras ella y lanzó el cuchillo a una esquina del piso. Se escurrió hasta el suelo con la espalda pegada a la estructura de la cama y enterró el rostro entre las manos.

La observé, cogida de su padre, ciertamente iba mas que preparado para tomarme mi venganza, resarcirme de la traición y ejecutar yo mismo el águila de sangre, titubear en esto no era algo que te convirtiera en un hombre ante los ojos del resto y aunque ciertamente lo que pensaran unos y otros me importaba una mierda, creía en las ancestrales tradiciones de mi pueblo, había errores que podían ser perdonados, peor este hubiera podido implicar demasiado.
No solo mi muerte, la de Elaine o incluso algo peor, el fin de la paz entre licantropos y hombres, había crímenes que no podían quedar sin castigo y este era uno de ellos.

Iba a ascender por las escalinatas que me llevarían ante ella cuando Elaine como un rayó se me adelantó, crucé la mirada con su padre, en sus ojos veía que no estaba de acuerdo con la tortura si no con una ejecución limpia ¿acaso estaba de acuerdo en algo de lo que yo hacia?
Mantuve la compostura, cierto era, la venganza en primera instancia era suya y el modo de arrebatarle la vida su decisión no la mía.
Padre no puso impedimentos y así quedo sellado con sangre el final de la traidora ante los ojos de los hijos del norte.

Seguí su estela perdiéndose a través de las puertas de palacio, no tardé demasiado en escabullirme y como un huracán entrar tras ella en su cámara sin tan siquiera llamar.
Mi ceño estaba fruncido pero se suavizó ligeramente al encontrarla desmoronada en el suelo.
-¿por que? -pregunté hundiendo mis azules en los suyos – haciendo eso le has dado la razón a tu padre, piensa que soy un bárbaro y lo soy pero... -resoplé – son mis tradiciones, no te pido que estés de acuerdo con ellas, pero tan difícil es respetarlas ¿sabes lo que podía haber sucedido si esa mujer se hubiera salido con la suya? -pregunté cada vez mas cabreado, pero cuando fuera empezó a llover le di la espalda y empecé a contar hasta que me tranquilicé -entiendo tu clemencia, es mas la admiro, pero en el norte si fuéramos indulgentes con quien no lo merece nos debastarian, vivimos en guerra Elaine y no te pido que lo entiendas, solo que...

Resoplé ¿que cojones le estaba pidiendo?
La puerta que había dejado entreabierta se abrió de golpe al otro lado su padre que de seguro había ido a ver el estado de su hija y me había encontrado allí gritándole, la cosa mejoraba por instantes.
Alcé la mirada, no iba a amedrentarme por muy rey, alfa y lobo que fuera, vale, ahora dicho así en mi mente si sonaba como para acojonarse.
-¡sal! -rugió sin mas.

Apreté los dientes, de seguro me había mal interpretado, yo solo quería explicarle mi punto de vista, quizás era pasional hasta en el modo de hablar, pero nunca fue mi intención ofenderla ni hacerla llorar.
-Señor Landvik -dije manteniendo mi barbilla alzada antes de abandonar la cámara.
La ira me corroía, mi pecho subía y bajaba de forma airada, así que lejos de irme a la habitación, pasé por la armería, atrapé mi arco, una montura y me largue al galope hacia el bosque mientras la lluvia azotaba el norte en este momento.

Cuando Sirius entró en la habitación y empezó a hablar, Elaine no se sientió cohartada, entendía su punto de vista y ya conocía las maneras de la gente allí. Eran más directos, más rudos, pero no por ello significaba que estuviera gritándole a ella, no era personal.

Iba a abrir la boca y a contestarle a su pregunta de por qué, pero Damon irrumpió furioso en el cuerto y lo mandó salir. Genial. Estaba teniendo uno de los peores días de su vida. ¿Y qué más iba a pasar ahora? ¿Volvería a cambiar de forma insólita y sembraría el caos?. La joven se levantó del suelo y sin mediar palabra cogió su abrigo y corrió tras Sirius. Damon la detuvo en la puerta pero ella le sostuvo la mirada y se zafó del agarre con un movimiento brusco.

— No entiendes nada...así lo único que consigues es que no confíe en ti.

Palabras duras para quien consideraba su padre al cien por cien. No quería enfadarse con Damon, pero estaba cegado por el instinto de protección, no veía con claridad y sólo juzgaba y juzgaba a Sirius sin piedad. Bajó a toda prisa y llegó a las caballerizas, pero Sirius ya se había marchado, pidió que le ensillaran un caballo y salió detrás de él. Le costó un buen rato encontrar su rastro, la lluvia dificultaba la adhesión de los olores a las cosas, pero consiguió captar su olor y lo siguió hasta el lago donde se había refugido. La montura estaba atada a una rama pero no había rastro de Sirius, ató también la suya y continuó a pie, calada de la lluvia que la cubría. Cuando Sirius se disgustaba el cielo lloraba por él... muy poético.

De nuevo tuvo que echar mano de su agudo olfato para rastrearlo y éste la llevó a la orilla del lago que estaba pegada a una pared de piedra. ¡Mierda! en el agua no podía rastrearlo, ¿era tan insensato como para meterse bajo la cascada en mitad de la tormenta?. Le llegó un tufillo a leña quemada, pero no podía ser, frente a ella sólo estaba la cola de caballo que caía desde lo alto de las piedras con al fuerza del agua viva y rabiosa.¡Oh! tras la cascada habría una cueva, debía estar allí. Era un buen refugio cuando no quería ser molestado, sin duda, pero para llegar a él tenía que introducirse en el agua. Se pegó a la pared, que resbalaba como mil demonios y apoyó los pies tratando de no patinar, piedra tras piedra, resbalón tras resbalón...y se fue al agua. No cabía esperar menos, lo suyo era la tierra no los malditos lagos. Volvió a trepar por las rocas y de nuevo prosiguió el lento avance hasta que media hora después alcanzó una cornisa de piedra donde afianzar sus botas y caminar a cubierto. La gruta tenía una abertura enorme tras la cascada y después se iba estrechando, la entrada estaba cubierta de arena y guijarros y no pudo evitar hacer ruido al pisar. Unos metros más adentro encontró a Sirius sentado mirando al fuego, seguramente habria llevado los troncos allí días atrás, aquel debía ser su refugio secreto y ella lo estaba invadiendo. Estaba empapada, sujetó su trenza con ambas manos y la escurrió antes de proseguir, no quería dejarle charcos.

— me ha costado encontrarte, en el agua no puedo olerte...un buen truco si quieres escapar de los licántropos.— Suspiró y se acercó al fuego sentándose cerca, estaba helada, de su cuerpo se desprendía vapor azulado al frío de la noche.— siento lo de antes...creo que te debo una explicación. Me preguntaste que por qué hundí el cuchillo en el corazón de Jannicke; pues bien, no es que no respete vuestras tradiciones, y soy muy consciente del mal que podría haber causado si no la detenemos. ¿Merecía la muerte? qué sé yo, no soy Dios, pero si quien manda ha dictado su sentencia, estoy de acuerdo. No envidio la posición de tu padre o de Damon, es mucha responsabilidad, tomar decisiones que cambian la vida de la gente. Pero vi el miedo en sus ojos, aceptaba su destino, la muerte a cambio del daño que había hecho...sin embargo le tenía miedo al dolor, a la tortura...creo que se dio cuenta de que había cometido un error, uno que se paga con la vida, y no pude evitar pensar ¿y si ella hubiese sido yo? ¿y si hubieses sido tu? ¿y si alguno de tus hermanos cometiera una locura, un error? merecen esa muerte tan horrible?. En cualquier caso... tú dijiste que era mi derecho vengarme, y de una forma o de otra, he tenido mi compensación... aunque en verdad no sienta que he ganado nada porque lo único que me importaba no era ella.

Se abrazó las rodillas intentando entrar en calor y fijando sus ojos verdes como los de su madre en aquel fuego. Sonrio de medio lado recordando algo.

—¿sabes? hace años en cuanto una gota caía del cielo mi madre se estresaba y corría de un lado a otro para apartarme de la humedad, del resfriado y de que pudiera enfriarme. Si me viera ahora así... Alguna ventaja debía tener ser una loba frenética.

Ahora venía lo peor, el tema de Damon, de ese entrenamiento donde había temblado la tierra. Lo miró de reojo con cara de preocupación, como si no se atreviera a preguntar.

—¿Ha sido muy duro contigo?.Hablé con él, pero tiene el juicio nublado, me apuesto cualquier cosa que para él nunca habrá un hombre digno de su hija...es un lobo, es el alfa y es muy sobreprotector. Siento mucho que tengas que aguantar... esto.— levantó los ojos para mirar los de Sirius.— ¿quieres que me vaya con él cuando regrese a Rumanía?

No la esperaba pero allí estaba, calada hasta los huesos y no me extrañaba, era complicado trepar por las rocas sin caer a las gélidas aguas.
Tiritaba y se sentó frente a la lumbre con los dientes castañeteando los labios morados y los nudillos blancos.
Empezó a hablar, era imprudente hasta para eso ,así que la hice callar, solo faltaba que cogiera una pulmonía.
-Desnúdate -le pedí.

Me eche a reír cuando hizo un alto en su larga explicación para mirarme con los ojos abiertos como platos por mi descaro.
-La rudeza del vikingo, quiero decir que te quites la ropa mojada para que se seque.
Aflojé las pieles que colgaban de mis hombros con un broche sujetas a mi pecho y me acerqué a ella para una vez desnuda ponerlas sobre su cuerpo.
-Entraras enseguida en calor, ya veras -aseguré -es mas, quedatelas, te las regalo -dije clavando mis azules en sus pardos.
-Ven -le pedí de nuevo apoyando mi espalda contra la pared para que se apoyara en mi y así estar cómodos ambos.
-ahora te escucho -apunté cuando me hizo caso y se dejó caer entre mis piernas amoldando su cuerpo contra el mio dándonos calor frente a la lumbre.

La escuché ¿estaba en todo de acuerdo? No, pero la escuché callado y con calma.
-Entiendo que para ti esa mujer no merecía una tortura, es mas, dices que podías haber sido tu o yo o mis hermanos y yo te aseguro que no. He hecho cosas de las que no me siento orgulloso, pero nada con alevosía y con intención de dañar en lo mas profundo al corazón de Akershus.
Se que no lo entiendes, no pido que lo hagas, se que el norte es complicado para una extranjera y que no es fácil entender sus leyes, pero vivimos en guerra y la traición puede acarrear unas serias consecuencias que acaben haciéndonos caer frente a Randulf.
Todos estamos hechos a la muerte, no la temo, solo temo morir si de mi mano no pende el acero, el único modo de no ir al Valhalla, morir deshonrado ¿lo entiendes?

El siguiente tema no fue mas sencillo a tratar, me pedía disculpas por la actitud de su padre, mas lo que me jodió fue que creía que yo deseaba que partiera hacia Rumanía.
-No, no quiero que te vayas -confesé moviendo su pelo con cada una de mis palabras -pero entiendo que quieras irte.
No culpo a tu padre, es cuestión de que somos de distintas culturas. Padre no se mete en ese tipo de cosas porque tanto Fio como Niels fornican con quien quieren, son libres y mientras no se prometan a alguien de forma firme pues se divierten y nada malo veo en eso si todas las partes están de acuerdo.
Valeska es una oráculo, como Freya la hija de Ulf que ahora esta retirada en el templo orando, de ahí que aun no la hayas conocido.
Ellas no pueden mantener relaciones sexuales con nadie si no quieren perder sus poderes, así que son veneradas pero no pueden ser tocadas.
Estas tierras son complicadas de entender -bromeé mordiendo su cuello suavemente mientras sonreía contra su piel.
-No quiero que te vayas, pero respetaré tu decisión siempre.
Tu padre te protege porque no entiende el modo de vida del norte, no quiere que seas una de esas que un vikingo se folla ebrio y después ni se acuerda y lo entiendo, porque desde su perspectiva las mujeres sois un tesoro al que cuidar, desde la mía, sois como nosotros.
Si pudiéramos follar ¿solo me divertiría yo? ¿solo yo encontraría placer? Sabes que no ¿entonces? ¿cual es el problema? Ambos acabaríamos saciados, contentos y pasaríamos un buen rato...yo no creo que eso implique aprovecharme de una mujer, no mas de lo que ella pudiera aprovecharse de mi -bromeé - ¿entiendes mi modo de verlo?

Hice una pausa deslizando mi mano por su cintura para pegarla mas a mi.
-¿me puedes decir como lo ves tu? No como lo ve tu padre ¿como lo ves tu? De verdad me importa.
Era la primera vez que hablábamos en serio sobre este tema.

Se quedó un poco estupefacta por la orden del vikingo, pero cuando le explicó el por qué, no tuvo mucho más problema y se quitó la ropa mojada aceptando las pieles, así desde luego estaba mucho mejor. Se envolvió en ellas y cuando le dijo de sentarse con él tampoco puso pegas, no sentía que estuviera haciendo nada indebido, le gustaba el contacto con Sirius, no era amenazador. Reclinó su cabeza contra él, contemplando las luces y sombras que bailaban en el techo de la cueva por las llamas de la pequeña fogata. El agua de la cascada amortiguaba sus palabras y era como estar recluidos en un lugar fuera del mundo.

Entendía su punto de vista, en ningún momento había dejado de entenderlo y tras pensarlo unos instantes reflexionó en voz alta.

— yo creo que es mejor tener la libertad de decidir. Quizás mi padre no lo entiende porque él como hombre y como lobo siempre ha podido hacerlo en ese tema. Le han sido impuestas otras obligaciones que no han contemplado su libertad, pero ahí sí.  Yo no he sido nunca libre, primero mi enfermedad me limitaba, me confinaba a estar entre cuatro paredes. Luego por fin pude tener esa libertad pero me limitaba el tiempo, tenía que aprender a ser una Landvik, olvidarme de la Elaine enfermiza y moribunda y ser fuerte, lista, rápida...aprender mi nueva naturaleza y mi nuevo lugar. Y ahora que ya puedo hacer cosas por mi misma o al menos decidir ciertas cosas...nadie tendría que frenarme. Sé que le da miedo que me pase como a mi madre... a mi también en parte, porque sufrió mucho y Damon no quiere que suframos ninguna de las dos. Seguramente él supone que tú quieres un desahogo, y para eso ciertamente te valdría cualquiera, pero él sólo quiere que me valoren, que me vean tan especial como él me ve porque a sus ojos sigo siendo su niña, no una adulta que se supone que sabe lo que hace. No sé, entiendo que para ser padre tampoco hay un manual y sólo lo hace lo mejor que puede..— Se acomodó mejor entre los brazos de Sirius rodeada por las pieles, no se sentía violenta por estar asi.— Entiendo lo que dices y creo que tienes razón, que dos personas pueden divertirse y obtener placer sin mayores consecuencias. Pero no puedo evitar pensar que el sexo no es del todo como cualquier otra necesidad básica, tiene dos vertientes. Por un lado sí, físicamente lo es, es como tener hambre o sueño y poder saciarlo. Ciertamente uno puede dormir en cualquier parte y comer con cualquier extraño que se encuentre en el camino. Pero...¿acaso no disfrutamos más de una comida cuando estamos a gusto, con la familia, con los amigos, con los platos del nuestro estilo...?. Y ahí es donde tiene otra vertiente y es emocional. Supongo que el sexo no se disfruta igual cuando se está con alguien con quien tienes confianza, con quien será mucho más cómodo, y que podrá entender tus ritmos y necesidades. ¿Y si un día no te apetece? y si quieres probar algo nuevo? siempre será más fácil si la otra persona no es una extraña y no tiene expectativas erróneas. De la misma forma no es lo mismo que tu madre te cocine, aunque sea una gachas para levantarte el ánimo en un día feo, que que lo hagan los cocineros del palacio; aunque sepan peor, las de tu madre llevan todo su amor, y eso lo cambia todo.

La pregunta de si él quería que se marchara cuando el Concilio acabase, era porque la única razón por la que ella se encararía a Damon es por él, no por la política de Noruega, ni por sus bonitos bosques. Así que si Sirius prefería que se fuera, se iría y asunto zanjado.

— yo tampoco quiero irme, este viaje me está ayudando a conocerme mucho más que estos últimos años en Rumanía. Pero si para ti soy un molestia, entonces prefiero dejarte tranquilo. Tú aquí tienes tu vida y tus costumbres en las que yo he irrumpido sin más y entiendo que a veces las visitas pueden ser algo pesadas. Pero la verdad es que estoy a gusto contigo y no me quiero ir.

La escuché hablar sobre aquello que le preocupaba a su padre, que ante mis ojos no fuera especial, única ante mis ojos. Lo entendía no quería que se convirtiera en mi desahogo, porque según su cultura las cosas son de otro modo diferente a la mía.
Yo también podría ser el desahogo de su hija...todo dependía de como se mirara o con que ojos lo miraras.
-Elaine ¿crees que yo no me siento un eunuco que no puedo complacerte? Lo disimulo con mi muro de coñas, risas y ese “nada me importa”
¿Crees que no pienso que de ser una vikinga dejarías de fijarte en mi para fijarte por ejemplo en Niels, Ubbe o Hakon? Las mujeres aquí no se conforman con dos besos y una incesante lluvia sobre sus cabezas, las mujeres aquí no quieren pasear de la mano por los jardines de palacio ¿entiendes de lo que hablo?¿tu …?

Hice una pausa desviando mi mirada hacia el fuego, no sabia bien como explicarme.
-Tu padre puede estar tranquilo si lo único que le preocupa de mi es que te quite la “honra” si es que eso se pierde en el lecho...yo creía que para perderla has de traicionar, o tener actos malvados que te hicieran perder el orgullo en todo caso.
¿Que esperas de esto?- pregunte sin anestesia.

Escuché lo siguiente que me dijo, lo de que mantener relaciones sexuales con la persona que amas es infinitamente mas placentero.
-Estoy de acuerdo, una cosa no va desligada a la otra, supongo que para saber que es esa persona, has de conocerla y no solo se conoce a una persona paseando por los jardines...creo que el momento en el que sabes que es ella es cuando te das cuenta que tienes miedo a perderla y que compartirla no es la idea ¿que piensas de eso?

Me había preguntado si quería que se fuera y mi respuesta era clara, me gustaba su compañía, nos divertíamos y las cosas entre nosotros fluían,
-Quiero que sigas en el norte, se que estoy en guerra, se que pido demasiado, es mas, se que el rey Landvik hará lo posible porque vuelvas con él y no abandonarte entre bárbaros.
Creo que aquí puedes conocer otra cultura, otro modo distinto de vida, conocerte y conocerme.

Deslicé mi mano por la piel de su pierna despacio, sonreí centrándome en sus pardos.
-Y puedes seguir ayudándome en esto de entrenar -dije con picarda -deteniendo el avancé de mi mano a mitad de muslo.
-¿ahora es cuando he de pedir permiso a tu padre para pasear por los jardines de palacio? -bromeé llevándome un manotazo -vaya, si ya pegas como una vikinga y todo.

Los dos estallamos en carcajadas, fuera había amainado, ya no estaba tan cabreado, apenas caían una gotas finas de lluvia.
-¿quieres que volvamos? -pregunté -o prefieres que nos quedemos...a dormir.
Mala idea, el señor Landvik me arrancaría la cabeza de un zarpazo, por suerte no era un cobarde.

Puso una mueca cómica cuando escuchó lo que esperaban las vikingas de él.

—¡Oh! pobrecito!! así que en el fondo te ha venido bien que no sea una vikinga y prefiera oler rosas de los jardines que un revolcón contra la pared...jajajajajaja.— No era una princesa del todo, era un lobo, le gustaba correr por el bosque, revolcarse en le barro y oler la sangre, Había destripado liebres, pavos y hasta una vaca con sus propios colmillos...pocas vikingas podían decir lo mismo.— yo... no es que sea distinta de cualquier mujer, pero veo mucho más allá de tu capacidad para empotrar. Eres divertido, responsable, mucho más educado que tus hermanos y sé que haces lo que puedes para pelear tu batalla por el control, como yo.— lo miró cuando enarcó ua ceja como preguntandole "¿sólo eso?".— ¡Oh! está bien! me pareces muy guapo y seguro que tus hermanos no besan tan bien, como tú eres especialista...

Aunque en esa conversación se estaban dienciendo muchas cosas serias, todo fluía y se reían cuando estaban juntos, era agradable poder bromear sobre esas cosas.

— Lo de la honra es una costumbre arcaica. Yo creo que lo que hay que considerar es que la primera vez será extraña, posiblemente incómoda, y que sería mejor con alguien con quien tengas confianza y no sea un desahogo de un día. Sinceramente... si un hombre no me quiere porque me considera sucia al no tener honra, por mí puede quedarse en su casa, que no lo quiero como marido, y ahí me da igual lo que diga mi padre, porque él no es el mejor ejemplo..— Notó la mano de Sirius sobre la pierna y contrarrestó ese movimiento colocando la suya sobre sus abdominales y reflexionó un segundo.— ¿Qué espero de esto? no sé, creo que me estoy dejando llevar por el momento. ¿Qué esperas tú?

Después de la situación tensa, luego las risas y ahora la tranquilidad que comenzaba a instalarse al haberse pasado el cabreo del brujo, se sentía también más animada.

— Preferiría quedarme, pero es mala idea, dejé a mi padre con la palabra en la boca y me marché gritándole. No me gusta irme a dormir sin arreglar las cosas. Pero si quieres que mañana te ayude a entrenar...— se mordió el labio inferior antes de buscar sus labios. Quizás no pudiera pasar de ahí, pero qué más daba, le gustaba los besos de Sirius y era lo único bueno que había tenido ese día.

Entreabrí los labios al sentir su mano en mi mejilla, sonreí acogiendo su boca contra la mía, deslicé mi lengua entre sus labios, enredándola con la ajena.
-Así que te gustan mis besos -afirmé relamiendome con picarda tirando de ella para subirla sobre mi a horcajadas – quédate -pedí mordiendo su inferior mientras sus dedos se deslizaban despacio por debajo de mi camisola – podemos pasear por la gruta ¿te sirven como jardines? -bromeé lamiendo sus labios.

Ella negaba entre risas, supongo que para ella era importante ir a arreglar las cosas con su padre. Lo entendía hice un mohin mientras trataba de zafarse de mi, yo tiraba de ella entre risas esperando que no se zafara de mi agarre y en ese juego acabábamos besándonos, acariciándonos.
Me relamí mirándola cuando por fin se logro poner en pie, resoplé, ciertamente me apetecía que se quedara.
-Tampoco se que espero de esto, como tu me dejo llevar -confesé – tu cultura es muy distinta a la mía, ademas eres una reina, no se si soy lo que...quieres. Eso por no decir que no se si podre acabar controlando esto, no creo que sea el hombre que quiere ninguna mujer. Ninguna se conforma con pasear por los jardines eternamente, ni con besos por mucho que le gusten...

Volví a colocar frente a mi todos los escudos, aunque había dicho mas de lo que jamas había confesado a nadie, que la situación me jodía mas de lo que demostraba y que quizás no daba mas pasos con nadie porque sabia que era cuestión de tiempo que acabaran rechazándome, nadie quería un eunuco a su lado por muy agradable o educado que fuera.
-Anda lárgate a hablar con tu padre, yo me quedará aquí un rato, a veces paso aquí la noche, el ruido de la cascada me ayuda a relajarme.

Su ropa ya se había secado, así que la vi vestirse sin apartar mis ojos de las curvas de su cuerpo, mis ojos oscurecieron al tiempo que me lanzó las pieles para taparme los ojos mientras de nuevo estallábamos en carcajadas.
Dejé caer la espalda sobre el suelo de la gruta, alcé la mirada al techo, me gustaba estar allí, tranquilo, me ayudaba a pensar.
-Espero que lo soluciones con tu padre -le dije antes de que se fuera.

Algo me decía que el Rey Landvik trataría de llevarse a su hija, ella era la princesa de Rumanía, futura reina y entendía que su padre quisiera proteger su legado de una forma u otra.

Sujetó la cara de Sirius entre las manos rozando su nariz con la de él. Si bien su gesto tenía pintado una sonrisa en el rostro y su tono era ligero y alegre, lo que le dijo salía de sus más profundas esperanzas.

— Lo conseguirás. Eres un brujo malísimo porque no puedes ver el futuro, hasta una loba como yo puede ver eso. Te harás con ese control y compadezco a la mujer que lo consiga porque no se va a poder sentar en años, compensando tus ganas atrasadas.

Se vistió y se despidió de Sirius, que también tenía derecho a tener su rato de intimidad en esa cueva, quizás necesitaba estar solo, y aunque ella de buen grado lo hubiera acompañado... no podía dejar a Damon con ese mal sabor de boca, no quería estar enfadada con él. Escaló la roca de vuelta y trató de no caerse al agua, recuperando su montura y regresando al castillo. Fue directa a la habitación del rey y llamó con los nudillos, aunque estaba segura de que había intuído su aura, estaba amaneciendo y en unas pocas horas se celebraría el Concilio de las manadas. Entró en su cámara cuando éste dijo "Adelante".

— Siento lo de antes. No quiero estar enfadada contigo. ¿Podemos hablar sin que ninguno de los dos acabe gritando?.— Damon era muy pasional, tenía mucho carácter y era lo necesario para poder sobrellevar todo cuanto portaba sobre sus espaldas.— Sé que no te gusta Sirius, porque crees que es peligroso y que sólo quieres protegerme, pero no deberías haberle gritado así. Esta es su casa y estas son sus costumbres. ¿Qué harías tú si el conde Höor vieniera a Rumanía y te gritara en tus narices? Yo creo que se ha controlado bastante para las circunstancias. Hemos estado hablando, y entiendo tu punto de vista, pero también el suyo y créeme, en el fondo todo es más simple de lo que parece. Está tratando de encontrar el control de su enorme poder y no anda persiguiendo faldas, pero si quieres saber que es lo que hay... me gusta y yo le gusto, estamos cómodos cuando estamos juntos, pero no ha pasado nada, y si pasa, no me habrá robado nada porque sé dónde me meto, padre. Lo del concepto de guardar la honra para el marido es anticuado y no pienso hacerlo, me da igual si es con Sirius o con el hombre del saco, si decido estar con un hombre, sé cuáles son las consecuencias. Yo soy la consecuencia de una mala decisión, no se me olvida y lo tengo muy presente; pero se te olvida que ya no soy una niña. Si lo vieras conjurar a los elementos...es todo un espectáculo, con unos cuantos como Sirius, la reina y sus brujas malvadas no tendrían nada que hacer.

La conversación se alargó un buen rato, esta vez sin tanto alboroto, y finalmente Elaine se marchó a su cuarto a bañarse y ponerse ropa seca, dormir un poco y estar presentable para ese Concilio.