Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Si hubiera sido humano, no habría podido dormir durante esos dos días que los separaban, porque la intriga se lo carcomía como un gusano carnívoro que le caminaba por las entrañas, dos cosas importantes pasarían esa noche, la primera, Soren le mostraría su casa a Anuar por vez primera y la segunda, Anuar le revelaría una gran verdad a las 12 de la noche.

Su mano había temblado mientras la cocinera de la cafetería de la Universidad con quien entablaba cortas conversaciones de vez en cuando en sus ratos libres en el campus, le dictaba la receta del pastel de vainilla, una noche antes. La mujer por supuesto le había preguntado el inusual motivo por el cual, preguntaba algo así un profesor como él, pero Soren tuvo que decir torpemente, que le gustaba cocinar en sus ratos libres y que quería aprender a hacer postres. La mujer había reído a sus espaldas cuando él se había ído y con el buen oído con el cual había sido bendecido gracias a su sangre vampirica, había escuchado como la mujer cuchicheaba con la camarera que él profesor Soren era sin duda alguna le hombre más raro de todo Francia.

Con el rostro colorado había comprado los ingredientes, nervioso y asustado por lo que pudiese decirle Anuar, ahora más que nunca tenía que hacer un excelente pastel de vainilla o quizás empeoraría aún más las cosas. Se quedó mirándo el desalentador panorama de lo que era la sala de su casa. Desordenada como siempre, más bien caótica y sin estilo. Los días en que Gerard había estado viviendo, el chico se había ofrecido a limpiar un poco, pero habían pasado semanas desde eso y ahora yacía tan desordenada como siempre. ¿Que impresión se llevaría Anuar cuando viera el sucio agujero en el que vivía? No era una casa elegante y aunque los profesores no ganaran como los políticos, todo el mundo sabía que todos los profesores de la Universidad vivían en barrios de Clase Alta, pero no Soren.

El no necesitaba tales lujos. Para empezar ni siquiera era un ser humano ¿Entonces para que?... bueno por primera vez se encontraba con una respuesta para esa pregunta: Para Anuar. Ahora quería tener una casa más bonita para que Anuar se sintiera cómodo y a gusto en ella. Con los ingredientes sobre la mesa de madera de la cocina, Soren leyó una y otra vez la complicada receta del pastel, apenas si eran las 6 y 15 minutos, había tomado la precaución de comprar los ingredientes y averiguar el proceso el día anterior para tener tiempo antes de que Anuar llegara a la tienda.

- 300 grs de mantequilla de vaca
- 750 grs de azúcar.
- 3 tazas de leche.
- 9 huevos
- 1 cucharadita de vainilla
- 1 cucharadita de ralladura de limón
750 grs. de harina de trigo.

-¡Muy bien! ¡Soren no hay nada imposible! - Exclamó para si mismo y comenzó a seguir paso a paso los pasos de la compleja receta, asegurandose de no saltarse ninguno y midiendo las cantidades con precisión. Sus manos torpes regaron en varias ocasiones la harina en la mesa, quebraron un par de huevos sin querer y se untaron de mantequilla y azucar.

Al cabo de una hora y media, una plasta de color amarilloso con un fuerte olor dulzón se encontraba sobre la mesa de madera. Se llevó las manos al cabello con frustración, se veía horrible y eso que era mejor que los dos intentos anteriores, el tiempo se había acabado, ya no podría ir a comprar una torta hecha por un profesional en la pastelería, no alcanzaría, Anuar llegaría a las 9 a la tienda y debía ir por él ¡Y no había terminado de organizar la sala! No había barrido por debajo del sofá ni había quitado todos sus cuadros desperdigados por aquí y por allá por la sala junto a libros y pergaminos viejos.

- Maldición – Murmuró mientras corría por las calles en dirección a la tienda, todo era un desastre, él era un desastre.

Soren se sorprendió enormemente al escucharle hablar de esa manera. Con esa tranquilidad respecto a esos temas como si su muerte no representara un gran problema para él. ¿Podía existir otro hombre con tal entrega? Soren lo dudó, ninguna otra persona podría ser tan consciente y madura al respecto, cualquier otro hubiera escapado ya hacía mucho tiempo, escondiéndose del monstruo como era la ley de la naturaleza.

Pero aunque le alegraba infinitamente saber que Anuar se lo tomaba de esa manera y comprendía la situación, Soren no podía evitar aterrarse ante los deseos en su interior, ser consciente de que puedes asesinar a la persona que quieres en cualquier momento no es para nada bonito, de hecho era más aterrador de lo que esperaba. El Soren consciente no quería hacerle daño y cuidarlo como a una porcelana muy valiosa, pero el Soren inconsciente, ese que a veces se atrevía a llamar Alter-ego, era capaz de morderle y destruirle en un parpadeo.

-Como desearía ser un humano... - Murmuró con voz trémula y apenas audible, molesto consigo mismo, con el olor de la sangre y con el mundo. Entonces la luz del candil desapareció dejándolo en completa oscuridad conforme Anuar salía de la habitación y se dirigía al baño. Escuchó el agua caer a lo lejos y se preguntó si no estaría demasiado fría para él. Una tortura para un cuerpo vivo.

Soren se quedó en silencio, sentado en las escaleras con las piernas recogidas y el cuchillo cuya hoja medianamente envuelta en su vaina de cuero que reposaba sobre la mesa de madera en la esquina, le guiñó el ojo. Soren parpadeó y observó el cuchillo con atención y este le sonrió. El cuchillo le dijo, en su silencioso modo de hablar, en un idioma que sólo los asesinos podían comprender, que debía tomarlo por el mango y que debía cortarse así mismo. Que sólo así podría recibir el castigo merecido por sus intenciones homicidas.

El vampiro se levantó con parsimonia y se acercó a la mesa. Su mano derecha tomó al cuchillo por el mango y con la izquierda le descubrió de su vaina, para dejarlo al descubierto, la hoja de metal habría brillado airosa de no ser porque no había ningún tipo de luz en aquel lugar para que fuera refractada sobre su superficie. Soren observó el cuchillo con expresión ausente y con un movimiento lento, se descubrió el brazo, arremangando la pijama.

La hoja del cuchillo se presionó contra la blanca carne de su brazo y fácilmente esta se abrió como si estuviese cortando una barra de mantequilla, el cuchillo bajó lentamente generando un trazo que a su paso se volvía rojo carmesí. El olor de su propia sangre y el ardor que sintió le hicieron reaccionar y Soren se encontró entonces sosteniendo el cuchillo y cortándose así mismo como en una especie de trance. Soltó el cuchillo como si se tratara de una araña peluda la que tuviera en su mano y este calló con un chillido metálico en el suelo, dejando como evidencia una enorme cortada que comenzaba bajo su muñeca y terminaba casi en el codo.

- Dios...¿Que estoy haciendo? - Se cuestionó observando como la sangre goteaba espesa para caer en el suelo.

Y su cuerpo temblaba bajo la cristalinas gotas de agua fría como si solo de aquella manera sus pensamientos pudiesen hilarse a la realidad y no a los sueños como si de lo contrario sus pies fuesen a elevarse del suelo y en poco tiempo su espalda se estrellaría con el cielo raso y mas alla aun alzaría vuelo hasta las estrellas y la luna para habitar en ella hasta la eternidad porque en el mundo de los sueños el tiempo era relativo y lo que bajo aquella tortura podrían ser algunos minutos serian eternidades viviendo en aquel lugar.

Se imagino pues en un futuro no demasiado distante con alguna sortija de oro y plata en la mano izquierda, en aquella vena que según los griegos y antiguos bombeaba directamente al corazón, su corazón llevaría tatuado otro nombre y sus labios serian pecado de otros ser, en sus entrañas no podría llevar la vida pero podría contribuir a que otro la llevase y en aquel seno materno crecería bajo su sino y nombre un pequeño, una niña de nombre ajeno porque no seria su decisión sino conjunta, y en armonía vivirían en una amplia casa aledaña al campo con corceles y bovinos pastando en las hectáreas que a su mando yacerían. Las paredes serian blancas y azules con cuadros que el mismo pintaría y por musa llevaría la felicidad y no la muerte, viviría cada hora del astro rey y dormitaría por las noches ajeno a aquel mundo de tinieblas porque en su cama yacería la persona que amaba y el mundo no podría cuestionar porque el mundo no sabia nada. El pecado en su vida no existiría y podría jurar amor eterno sabiendo que no seria asi, que su ultimo aliento pronunciaría aquel nombre y moriría en paz sabiendo que habia amado y le habían amado, que habia traido un ser al mundo y habia sido alguien en la vida y…y aquella falacia se vino abajo porque no supo bien cuando el agua habia dejado de correr sobre su cuerpo y sus pies se habían elevado hasta casi tocar el cielo.

Suspiro contrariado y mas firme que nunca, porque aquella no era la vida que el deseaba, no quería una casa cerca de un campo de fresas y frutos rojos, no deseaba caballos ni grandes propiedades, una mujer no alzaba en su interior los deseos y anhelos que Soren producía y si el pecado le condenaría al infierno, donde demonios con jiferos y ojos de rubíes le perseguirían al escuchar el alalí, si aquel era el destino que el pecado merecería aquel y solo aquel deseaba ¿y si perecía en su intento de amar? Habria valido la pena porque mientras durase para el seria real.

Sacudió sus cabellos y limpio bajo sus uñas saliendo de aquel artefacto de metal para avanzar a traspiés y resbalones en donde su ropa yacia tendida. Se metió en la ropa acomodándola sin mayor cuidado sintiéndose limpio y fresco aunque sus poros parecían contraídos e hinchados y sus dientes castañeaban aun con sus labios en una amoratada coloración y sus mejillas faltas de color alguno exponiendo solo asi la tortura a la que por voluntad se habia sometido. Y regreso, regreso a la habitación con el candil en su goteante mano. Abrio la puerta que chillo y le pareció escuchar en ella el canto de los difuntos y un grito de alegría, o dolor pues no logro escucharlo con claridad, se coloco en el suelo o quizas mano de el, de aquella tabla floja que habia pisado.

-Soren- llamo en voz baja ubicando el objeto incandescente en aquella altura en la cual ya antes habia yacido -¿te sientes ya mejor?- cuestiono en voz baja avanzando hasta la trampilla.

La sangre continuaba resbalando por el brazo levantado hasta reunirse en el codo y hacer un pequeño riachuelo que goteaba hasta el suelo. Le pareció que aquello había sido algo irreal, que alguien más había aparecido para cortarle y no había sido él mismo. Sólo una cosa era segura, lo merecía. Merecía ese ardor en la piel y ese dolor lo hacía consciente de lo que era en realidad: Un monstruo.

La herida tardaría un par de horas en cerrarse por completo y dejaría también de sangrar o doler, a la noche siguiente apenas si habría una línea colorada difuminada entre la blancura de su piel como vestigio de lo ocurrido. Lo importante era que había sido castigado y ese castigo era más que justo. De hecho se sentía extrañamente bien, como de alguna manera aliviado.

La voz de Anuar le hizo girar el rostro sorprendido ante su inesperado sonido y la luz del candil que tría de nuevo a la habitación, de derramó suavemente por las rendijas, como una metáfora que le recordaba que allí abajo, él era la oscuridad, la maldad y el pecado y que allá arriba, Anuar era la luz, la bondad y la salvación.

-Ya no hueles a sangre – Fue lo primero que salió de sus labios, sus cejas se arquearon, deshaciendo el ceño fruncido que le había acompañado hasta ese momento y una sonrisa se ensanchó, rápidamente, el vampiro descorrió el pestillo de la puerta y la abrió. Su rostro apareció pálido y resplandeciente conforme la luz le iluminaba y sus pupilas se volvieron rápidamente diminutas con la desgarga de luz. Con paso temeroso, el vampiro salió de su escondite húmedo y aunque la temperatura seguía igual, le pareció que la estancia era mucha más calidad. ¿Era por el candil? ¿O era por la presencia de Anuar?.

El cuerpo de Anuar ahora olía a jabón y agua fresca, no habían rastros del mugre de los túneles, ni de su sudor ni de su miedo. Su corazón también latía con tranquilidad y eso finalmente logró opacar los demonios en su interior. - Estás temblando – Comentó caminando hasta él luego de cerrar la trampilla, olvidando la herida en su brazo que comenzaba a manchar el suelo de la habitación. - Lo siento mucho... no se que me pasó allá abajo... pero preferí quedarme para no ponerte en peligro... ahora estás todo mojado y frío... – Le explicó mucho más tranquilo.

-no…me has pedido que me bañara- asevero como si aquello fuese claro, no sabia si los vampiros pero los humanos normalmente cuando se bañaban era para dejar de oler a aquellos aromas que el dia y la noche, el cansancio y el caminar impregnaban a sus cuerpos, la sangre era también uno de aquellos aromas que a las personas les solia desagradar. Le observo salir con lentitud de aquel agujero en el suelo y su pecho tuvo un vuelco al percatarse de la extraña coloración que su brazo poseía desde sus dedos hasta sus codos.

¿Se atrevía a decirle que temblaba cuando el se desangraba? Avanzo con rapidez sujetando su brazo con delicadeza -¿por qué?- no logro formular ninguna otra cuestión en aquellos momentos y sus labios temblaban como castañuelas en pleno baile, apretó sus manos con fuerza sobre la herida aunque debía ser una gaza y no sus manos. Se cuestiono el motivo que habia incitado al vampiro a cometer tan barbárico acto aunque quizas se apresuraba y habia sido un accidente…un accidente si, solia tener muchos de esos “y la navaja salto directo a su muñeca” alejo sus pensamientos recordando que no era doctor aunque debía comenzar a pensar seriamente en estudiar dicha vocación por el bien de ambos.

-¿Cómo te atreves?- le cuestiono y solo por aquella vena pacifista no le empujo en aquel instante no estaba seguro si un vampiro podia no desangrarse ¿y de ser asi? ¿y de haberse quedado la trampilla cerrada? -¿Cómo te disculpas si te has hecho…esto?- y escupió las palabras sobre la herida apretando quizas con demasiada fuerza, le solto de golpe con las manos nuevamente manchadas –necesitamos cubrir eso con gazas- asevero en voz baja rebuscando en la habitación algun objeto que pudiera hacer tirones para usar como vendaje porque se encontraba quizás, decepcionado, por las acciones del vampiro.

La reacción de Anuar lo sorprendió un poco pero luego comprendió que era la reacción normal de un vivo frente a una herida abierta, la sangre siempre solía ser alarmante, aún en pequeñas cantidades. Las manos del humano se cerraron sobre su herida y esto provocó que le ardiera aún más – Auch... - Murmuró frunciendo el ceño, pero aún con la sonrisa esparcida por su rostro. Se sentía aliviado y tranquilo al no sentir esa insana necesidad de morderlo revolviéndose en su interior.

Entonces las preguntas de Anuar vinieron cargadas de molestia, o eso fue lo que percibió Soren, el chico estaba molesto y quizás preocupado por lo que había hecho, parpadeó observando sus acciones frenéticas y como sus palabras parecían salir atosigadas de su boca, como si las estuviera escupiendo con rabia.

-Fue sin pensar... - Comenzó a explicar, de hecho ni él mismo se había detenido a pensar en que fuera algo grave – No es nada... - Agregó, porque para alguien como él no lo era, pero seguramente con una herida así un humano terminaría por caer enfermo con la infección y la perdida de sangre. - No es muy profundo, es sólo un corte superficial así que no saldrá mucha sangre – Le explicó, ahora había manchado la habitación, valla desastre, Soren buscó en unos cajones de la mesita al lado de la cama y en el último encontró lo que Anuar buscaba, unas vendas y gazas que ocacionalmente había usado cuando había terminado mal herido en luchas, “Vampiro precavido vale por dos” solía decir Erkki.

-Además me lo merecía – Dijo al fin, tomando las gazas con la otra mano y comenzó a envolverse la herida con parsimonia, no era un experto en curaciones, pero había aprendido primeros auxilios debido a su trabajo con el Sherif.

Primeros auxilios...ja. Que irónico sonaba eso para un vampiro.

- Anuar... Disculpame por dañar la noche... - Murmuró ahora el taco en su garganta volvía a crecer para no dejarle hablar con claridad – Yo... quería que todo fuera perfecto... y has tenido que pasar por esa horrible experiencia... esta claro que somos dos mundos distintos y no hay manera de unirlos... de verdad lo siento – Gimoteó apretándose la herida quizás con demasiada fuerza, pero ahora la sangre simplemente manchaba las gazas y vendas que había puesto.

(( Y esto es lo que le pasaría a Anuar, si en vez de seguir con Soren se hubiese casado con esa hermosa mujer que mencionabas en el otro post y vivieran en esa preciosa casa con vacas y caballos:

-vampiro tonto- susurro con una amplia sonrisa deformado sus alargados labios en un gesto que oscilaba entre la gracia y la molestia y pudiendo ser ambas parecía no ser ninguna y aparentaba ser mas ¿Cómo podia creer que por aquel incidente merecería sufrir de aquella manera? ¿pensaría lo mismo cuando el lo lastimaba? ¿creería que debía lacerar su cuerpo para recibir la penitencia debida? Quizas debía intentarlo la próxima vez que ocurriese y asi comprendería si realmente la acción tenia un monito lógico de ser, lógico, que palabra tan amplia y ambigua era aquella porque lo lógico habia dejado de ser importante tiempo atrás ¿era lógico amar a un vampiro?¿lo era amar a otro hombre? Le parecía que no y sin importar aquello sucedía porque el así lo permitía y aceptaba y al aceptar aquel hecho ilógico se volvía alegría.

-no tiene porque ser perfecto…seria utópico pensar eso, para mi es suficiente, es más que suficiente tenerte conmigo porque pudiendo hacerme a un lado sin más has decidido no hacerlo- asevero en voz baja ¿Qué si un día desaparecía y ya? No podría irle a buscar al fin del universo ni en los límites de los mares ni los cielos, no podía hacerse crecer alas y planear los cielos estaba encontrarlos, reunirse nuevamente y ser felices eternamente, no podía aunque fuese su más grande anhelo.
Se abalanzo sobre aquel escualito cuerpo bordeando su cuello con sus brazos y fundiendo sus labios en un único y prolongado beso –el amor solo descansa cuando muere y si fuese perfecto no habría mayor gracia en el asunto, seria como el deseo y el deseo sucumbe al conseguirse el amor en cambio es un eterno insatisfecho- cito de dos grandes libros aquellas frases y las hizo suyas al comprenderlas y repetirlas, porque al decirlas en voz alta las adoptaba, ahora eran suyas y como suyas las dedicaba.

-lo que te has hecho fue tonto…no me obligaste a ir y al ir no sabia que me sentiría asi porque es un miedo que no antes habia conocido y ahora también lo sabes tu, porque solo en ti confio para guardar tan destructivos secretos- asevero con su rostro frente al ajeno en un baile y mezclas de respiraciones –no debes volver a hacerlo…porfavor- y aquella petición sono mas como una suplica y un rezo, no le agradaba pensar que aquello pudiese repetirse porque el mismo terminaría llevándolo a la partica si con ello podia demostrar lo errado que estaba. Porque aun siendo un inmortal se preocupaba por el como si su corazón aun siguiese latiendo. Porque para el asi sucedia.

Una vez más Anuar le sorprendía con su actitud. Soren esperaba gritos enojados y una acalorada discusión, esperaba rabia y quizás desilusión por parte de Anuar pero en vez de eso le había sonreído con un simple 'Vampiro tonto' que no sonó del todo mal, de hecho en boca de Anuar sonaba dulce aunque fuera un adjetivo negativo. El beso que siguió también le sorprendió ¿Besarlo después de haber tenido intenciones de hacerle daño físico? No tenía sentido.

Cerró los ojos y se entregó al beso gustoso, aspirando el aroma a jabón fresco de su piel, ningún rastro de sangre más que la suya (¡gracias a Dios!) como si nada hubiese ocurrido. Las palabras de Anuar se quedaron rondando en su cabeza. No tenía porque ser perfecto, decía y para el vampiro aquello sonaba más que ilógico porque había estado luchando para que así lo fuera, quería crear un mundo perfecto en donde pudieran vivir ellos dos, como una burbuja gigante en la cual pudiesen realizar sus sueños sin miedo a nada.

Los labios se separaron y Soren continuó en silencio, embelesado al descubrir como un simple beso podía acallar a sus demonios, podía enviar al monstruo de regreso a la jaula. Anuar era la luz que bañaba su oscuridad, su sóla presencia le tranquilizaba. Que extraño y ambiguo era aquello, saberse capaz de hacerle daño de inclusive asesinarlo y aún así sucumbir ante él tan fácilmente y convertirse en una dócil criatura obediente a sus deseos.

-Siempre quise que fuera perfecto... - Murmuró al terminar el beso – Como en los libros – Agregó con una media sonrisa – Pero soy una criatura desagradable que bebe sangre para sobrevivir, vivo en un oscuro y apestoso agujero húmedo y ahora estoy sucio... aún así tu sigues aquí y me besas...-

El vampiro le soltó, sus mejillas se habían encendido ligeramente y se veían coloradas aún bajo la capa de polvo que las adornaba, se llevó una mano al brazo donde la gaza se había tiznado de carmesí por la sangre, estancándola allí. - Sentir mi propio dolor... fue la única manera de... dejar de pensar en tu sangre y dejar de desear morderte – Le confesó, su mirada se desvió hacía un lado, que vergonzoso era saber que era una persona débil e incapaz de controlarse.

- Debo lavarme yo también – Murmuró con timidez – No quiero que me sigas viendo así...- Y retrocedió un par de pasos hasta la puerta – No tardo – Finalizó, despareciendo tras de ella, con el inexistente corazón latiendo con fuerza en su imaginación. No merecía a un chico como él. No merecía tanto...

(( últimamente nos quedan los post tan largos o_o ))

Sonrio ante la mención de aquellos objetos que al parecer eran como sus biblias en aquel ámbito amoroso, aunque tomar un libro como modelo de vida no suponía una buena idea y por lo menos no asi loe ra a su corto y nulo entendimiento, porque los libros siempre eran mezquinos o demasiado asombrosas respecto a las cosas, estaban llenos de fantasía o escatimaban las emociones minimizando al máximo todo cariño, dolor o miedo, mostraban a una sociedad en extremo decadente o por el contrario una utopía que jamás llegaría a ser, pocos y contado seguramente eran aquellos autores que lograba encontrar la esencia de la época y plasmar con palabras y verdades en un libro y buscaría aquel libro hasta los confines de la tierra para poder tener bases certeras en su relación.

-ningun humano podría ser mas perfecto que eso- porque habia aprendido a amar inclusive sus mas grandes defectos, inclusive aquellos en los cuales iba en contra y su moral y principios le dictaban jamás llegar a realizarlos, adoraba cada palabra altisonante que de sus labios escapaba y cada sonrisa que crispaba sus labios dejando entrever aquella marfilada dentadura como cuchillos, cada abrazo era almacenando en una caja de recuerdos dentro de el y en las noches de frio invernal recordaba aquellos momentos y el calor parecía embargarlo nuevamente aunque su tacto era frio sus gestos no llevaban el mismo mensaje.

Observo el carmín en sus mejillas ¿sería feliz acaso reprimiéndose? Fingiendo tener un autocontrol en respecto a su sangre porque creía que habían dejado aquello de lado tiempo atrás y mas aun ahora que su sangre habia perdido aquella valiosa textura aunque al parecer y debía suponer aquel seria un problema implícito de por vida, porque se sentía egoísta al no haber caído en cuenta de ello, al haberle tenido tan cerca y al haberse negado a una posible lejanía que quizas, o quizas no, le habría ayudado a la superación de sus instintos ¿se cortaría acaso cada que quisiese morderlo? Terminaría como un colador al paso que iba.

Le observo salir de la habitación sentándose sobre la cama para perderse en aquel mundo de ensueños, una mentira y una aberración ¿de niño habia pensado acaso en contraer matrimonio? No habia sido una cuestión que le robase el sueño y no lo seria ahora que su vida iba tan bien. Una punzada de dolor atravesó su pecho fugazmente y la ansiedad se sembró en su cabeza aunque motivo alguno existía para aquello.


{mas a ti =)}

(( haha me imaginé a Soren como un colador ))

Se metió tan rápido como pudo al baño y allí se apresuró a llenar los baldes con agua. La última vez que se había bañado había sido la noche que se había lanzado al mar desde el muelle luego de pasar una semana bajo tierra y es que una semana bajo tierra ameritaba que uno se bañara, fuera vampiro, lobo o extraterrestre. El frío del agua le arrancó un quejido, mientras dejaba que esta corriera por su cabeza y cuerpo. Con ambas manos se apresuró a lavarse el cabello y ríos de polvo y tierra se disolvieron con el agua hasta caer al sifón.

Lavó sus pies con detenimiento pues era la parte más sucia y cuando se sintió limpio y fresco salió del baño no sin antes coger la pijama. Tonto Soren haces todo al revéz. No debiste ponerte la pijama para bajar allí ni ir descalzo. Se dijo así mismo mientras sacudía el cabello y usaba la camisa de la pijama para secarse el revuelto cabello húmedo que ahora se pegaba contra su cráneo de una coloración más oscura. Se puso sólo el pantalón y regresó a la habitación con algunas gotitas perezosas aún resbalando por su pecho salpicado con unas cuantas pecas y lunares. Anuar estaba sentado como un buen niño que obedece a su madre en la cama esperándole.

-La última vez que me bañé era Otoño... el agua no estaba tan fría – Comentó un poco más tranquilo, el monstruo se había ido a dormir y volvía a ser el Soren de siempre otra vez – Tuve que quitarme las gazas, pero mira, la herida a comenzado a cerrarse, mañana estará bien – Le explicó dirigiéndose al cajón donde había sacado las gazas y vendas previamente, para buscar unas nuevas y secas. Se colocó unas nuevas mecánicamente, pues había hecho eso muchas veces en el pasado y cuando hubo terminado, dio un saltó digno de un gato y calló en la cama que se quejó con un débil 'crack'.

Gateó por la cama y rodeó a Anuar con sus brazos por la espalda, para atraerlo contra su cuerpo, el chico estaba casi tan frío como él. Preocupado frente a la posibilidad de que pescara un resfriado, el vampiro tomó la pesada cobija de lana y se cubrió así mismo y a Anuar con la misma. De inmediato todo quedó sumido en la oscuridad pues la tela no permitía el paso de la luz del candil, bueno quizás sólo una muy vaga iluminación y justo allí en esa oscuridad buscó sus labios y lo besó.

- Gracias por haber aparecido en mi vida... - Murmuró con los ojos cerrados, resultaba más fácil decir esas cosas si sabía que el otro no le estaba viendo la expresión de idiota enamorado que ponía. - Gracias por intentar entenderme y aceptarme – Agregó y le apretujó con fuerza como si de no hacerlo Anuar fuera a disolverse en un espejismo irreal.

Permaneció en completo silencio observando sus ahora ensangrentadas manos con detenimiento, brillaban en una coloración carmín opaco un color diferente al de el mismo y aunque tuvo el impulso y la necesidad de limpiarlo a lengüetazos supo bien que no asi debía ser porque debía aprender a no necesitar de aquel liquido que mas bien se le antojaba como una droga, debía poder negarse aun cuando la tenia frente a el o quizas después se volviese adicto a algo mas que solo el cariño y aquello le sonaba a una alevosía, preferir su sangre antes de sus labios.

Sabia que no podia lavarse las manos en aquel cuenco que habia en la habitación porque al ver los millones de partículas de suciedad que en ella flotaban el asco y las nauseas acudirían nuevamente y no estaba seguro de poder reprimirlas esta vez se le antojo entonces una rebanada mas de pastel quizas se lo llevaría a su partida, Soren no podia probarlo sin después sufrir alguna indigestión y a el le habia gustado tanto que desperdiciar la mitad no sonaba agradable.

Alzo la mirada cuando la voz del vampiro rompió con aquel silencio sepulcral que se habia entonado en la habitación con el murmullo del agua lamiendo su cuerpo demasiado distante para creerse real , con las manos en el regazo escucho con atención lo que de sus labios manaba y sintió temblar la cama suponiendo que el vampiro habia trepado en ella. Apoyo su nuca en su pecho cuando aquellos fríos y delgados brazos le rodearon y la calidez de la manta le relajo el alma porque muchas veces habia pasado frio y ninguna como aquella vez.

Sus labios amoratados y entumidos sonrieron ante el gesto y poco les faltaba para comenzar a cuartearse en la posibilidad de romperse -¿yo? Fuiste tu quien cayo del árbol- susurro porque quizas el habia llegado al sitio pero si el vampiro no hubiese querido habría permanecido ahí arriba en silencio y jamás se hubiese percatado de su presencia o por el contrario habría sentido sed y la necesidad de alimentarse, entonces quizas el monstruo habría salido y hoy dia ya no existiría un Anuar Dutuescu pintor marginado y escritor de tragedias.

- no te entiendo pero e aprendido que no hace falta entenderlo todo- beso su mentón con rapidez entrecerrando los parpados aliviado con aquella calidez y aquel gesto, porque y aunque ante su piel el tacto fuese como la nieve en su interior avivaba una llama que solo el conocía y por nombre llevaba amor.

Sintió los labios de Anuar tan fríos que supuso que besar a otro vampiro debía sentirse igual, Soren nunca había besado a una vampiresa, así que no sabía con exactitud que tan frío se podía sentir. - Es verdad... me caí porque sentí curiosidad por ver que era lo que dibujabas... y al final nunca pude ver tus dibujos – Comentó recordando que Anuar no le había permitido ver sus cuadros aún y la última vez que había visitado su piso no había ninguno.

-¿Me dejarás ver tus cuadros algún día? - Le preguntó inclinándose hacía atrás y arrastrando el cuerpo humano consigo para quedar ambos acostados debidamente en la cama, la gruesa lana hacía bien su labor, porque pronto Soren comenzó a sentir calor – Si me dejas ver tus cuadros te dejaré ver los míos – Le prometió, aunque nunca se los mostrara a nadie, sentía que Anuar podría verlos y que a esas alturas ya no podría sentirse más desnudo ni expuesto.

De haber podido su cuerpo sudar, ahora su piel estaría perlada, pues la temperatura había aumentado un par de grados ahí bajo las mantas – Que calor... - Murmuró y se preguntó si sería por la cercanía del cuerpo de Anuar o porque sencillamente su condición vampirica le hacía demasiado sensible al calor – Que extraño... pocas veces puedo decir que siento calor – Comentó sin apartarse de su lado, ahora había pasado un brazo por detrás de su cuello y había atraído la cabeza de Anuar contra su hombro.

- No olvides ir esta semana a la Universidad, para que pueda presentarte al director y podamos conseguirte el trabajo en la biblioteca – Le recordó y descubrió con sus dedos la frente de Anuar haciendo a un lado el flequillo rojizo para luego besar su frente – Y por cierto... yo tampoco logro entenderte... siempre que nos vemos me quedo pensando y pensando... pero ¿sabes? Si no fuera así sería aburrido, además siempre me ha gustado analizar el comportamiento de la gente, es lo que he estado haciendo desde que llegué a Paris, como antes no me relacionaba mucho con humanos, ahora que estoy trabajando rodeado de ellos, me gusta reflexionar sobre sus actitudes y sus vidas... es interesante -

(( Soren habla tanto a veces... *lo zapea* ))

-esa noche perdi mi cuadernillo- reflexiono en voz baja recordando que lo habia dejado caer con la aparición del lupino y de camino donde Erkki, con la perdida de sangre y en medio de los delirios no habia logrado percatarse de su ausencia, el dia siguiente habia convertido el suelo del consultorio del vampiro en un cuadro del bosque aunque y con la riña en la cual se habían inmiscuido ambos el cuadro no habia quedado sino como un manchón blanco que ensuciaba gran parte del suelo de aquel lugar, después de aquello las cosas habían comenzado a darse, habia tenido que vender los cuadros y el dinero y la inspiración eran tan nulos que no merecía pintar nada.

-aunque aun no los hayas visto creo que tu los comprendes mejor que nadie- asevero con tranquilidad, sintió como su espalda se estrechaba sobre el pecho del vampiro, la gravedad la gravedad, canturreo en su cabeza apoyando su nuca sobre el hombro del vampiro, su cuerpo comenzó a aumentar la temperatura palatinamente, y sus labios antes amoratados rebosaban ahora en una tonalidad blancusca casi sonrosada –el próximo cuadro que pinte te lo regalare- porque si bien parecía recordar que ya poseia uno lo habia comprado y no era lo mismo ni podia decirse igual.

Extendió sus manos hacia arriba corriendo la pesada colcha hasta sus hombros, dejando sus rostros al descubierto -¿y es eso algo bueno o malo?- le cuestiono apretando los parpados cuando su mano disipo la barrera que por flequillo llevaba y le pareció que aquel beso le habia atravesado, que se habia instalado en su mente y le calentaba desde las entrañas –seguro…quizas me aparezca los últimos días de esta semana- aunque no estaba seguro de querer asistir, que le cuestionasen acerca de sus conocimientos y habilidades no era de su agrado asi como tampoco seria si decidían no otorgarle el trabajo ¿y si por el contrario se lo daban? Seria su primera vez trabajando para otro, se mordió el labio inferior con suavidad.

-¿analizas mi comportamiento?- le cuestiono semiceñudo volteándole a ver a como la posición en la cual yacían le permitía hacerlo -¿y que has descubierto con ello?- quizas su comportamiento decía mas de lo que sus labios podían pronunciar quizas conocía cosas mucho antes de que el mismo pensara que las sabia ya.

-No es bueno ni malo... es extraño... se siente diferente -Le explicó cuando el chico había destapado sus cabezas – Sabes que mi cuerpo funciona diferente... y quizás también se deba a mi falta de costumbre porque crecí en Suecia y allí inclusive el verano es frío, no me expongo a fuentes de calor muy a menudo... de hecho nunca, así que se siente extraño estar acalorado -

Notó algo de duda en la expresión de Anuar cuando le habló de ir a la universidad. Observó el gesto en sus labios cuando se lo mordió y aguardó a que le dijera algo pero como no habló y continuó con otro tema, Soren le pareció que sería buena idea dejarlo en remojo y traerlo a colación después.

-Bueno.... creo que he descubierto algunas cosas... por ejemplo se que contrario a todos los patrones universales de comportamiento en las parejas que... - Hizo una pausa con una media sonrisa- He leído en mis libros, a ti no te gusta que te cocine, ni te invite a comer... es un comportamiento que sigo investigando porque no lo comprendo, tradicionalmente a los esposos les gusta que su mujer les cocine, porque es bonito, quiero decir el hecho de que alguien haga algo para ti – Explicó y se encogió de hombros – Pero contigo parece no funcionar -

Se quedó pensando en que otra cosa y pareció recordar algo más porque giró su rostro para mirarle con ojos curiosos – Nunca se... si quieres un contacto más cercano quiero decir.. - Se sonrojó rápidamente y desvió la cabeza evitando mirarlo a la cara, resultaba muy vergonzoso preguntarle eso directamente y él no lograba descubrirlo por si solo, ¿Como saber cuando podía dar rienda suelta a los impulsos? En otras palabras, ¿como saber si Anuar quería o no sexo? - Nunca se si tienes ganas... - Agregó casi en un susurro, con la cara casi contra la almohada.

Recordó entonces su nata Rumania y los recuerdos de su infancia se agolparon en su cabeza uno tras de otro, los días de invierno el frio cubria las calles como capas y capas de fina y densa nieve, aquellas épocas solia salir poco y jugar aun menos con las manos entumecidas y la nariz siempre congestionada aunque también era cierto que en las épocas de calor el astro rey brillaba alla en lo alto lamiendo los cuerpos humanos y calentándolos asi de una forma agradable, un suave rubor se cernia sobre sus mejillas, uno muy diferente causado por el frio invernal y el entumecimiento de su rostro, en verano solia salir a jugar vistiendo pantaloncillos y camisas de lino, juagaba hasta quedarse sin aliento –pero tu dijiste que solo sentías calor cuando…estabas…deseoso- termino por decir, porque no encontró mejor adjetivo que aquel.

Sonrio ampliamente –dejare que sigas investigando- asevero con tranquilidad porque bien pudiendo expresarle con palabras el motivo de aquel “extraño” comportamiento le resultaba mas interesante dejar que el vampiro intentase descifrarlo que se formulase una y mil opciones y que descartase conforme el tiempo transcurría, quería ver si era capaz de descifrar su comportamiento porque cada frase pronunciada debía acercarle a la respuesta acertada y decirla asi sin mas, le hacia perder la gracia a todo el asunto.

Repitió la palabra mentalmente hasta lograr descifrar su cuestionamiento y el arrebol subió a sus mejillas con rapidez –que tenga o no “ganas” no implica que se deba hacer cada que se tiene…creo que podría ser una actitud algo extraña pero…no quiero que cada encuentro gire entorno a ello- le confeso apretando su nariz contra su mejilla para besarla con rapidez –porque si me dejase guiar por lo que dicta mi cuerpo estaríamos eternamente en ello- su voz sono titubeante y lo dijo a su oído, porque era un pecado nunca antes confesado ¿Cómo manifestar que el quien decía aberrara todo aquello se veía tentado cada que su cuerpo se acercaba al ajeno? Y que debía controlar sus impulsos porque no estaba bien, porque le aterraba volverse lo que en antaño tanto aberraba.

-Si... bueno... eso también – Murmuró sintiendo que las mejillas le iban a explotar de la vergüenza. ¿Estaba insinuando Anuar que tenía calor en ese momento porque tenía 'ganas'?, se quedó mirándolo con sorpresa y no pudo contenerse y preguntar - ¿Estás insinuando que ahora tengo ganas? -

Si bien tenía que aceptar que desde la primera vez que habían estado juntos Soren se sentía tentado cada vez que se encontraba a solas con el humano a dejarse llevar por la lujuria, tampoco quería parecer un hombre morboso y ninfómano, de hecho le daba la impresión de que ellos dos no lo hacían con tanta frecuencia como debía ser lo normal en una pareja.

-Pues mis padres lo hacían todas las noches cada que mi padre regresaba de sus viajes – Comentó con expresión indignada y entonces recordó a su hermano – Ja... y mi hermano Casper... mejor no te digo porque te escandalizas – Agregó con algo de molestia en su voz ¿Porque estaba molesto? No porque creyera que debían hacerlo cada noche sino porque le daba la impresión de que Anuar insinuaba que él era el de las 'ganas' a toda hora.

- Seguiré investigando entonces – Agregó haciendo un puchero – Y terminaré sacando una tesis doctoral en 'Psicología de pintores que no gustan que les cocinen', así la llamaré y seguro en el futuro algún hombre encontrará mis escritos y solucionará sus relaciones de pareja – Concluyó imaginándose como sería si algo así de verdad pasará. Sonrió divertido imaginadose a tal desdichado hombre.

-si crees que es eso a lo que mis palabras elogian no te dire lo contrario- sonrio de medio lado porque hablando acallaba y acallando decía una respuesta o quizas una incógnita mas que al montón de dudas se cernirían en torno a ambos –porque solo tu sabes que verdad y mentira hay en ellas- asevero como un niño dictaminando un crucigrama y una adivinanza de aquellas que, y pese a ser claras como el agua pasaban frente a las rojizas narices de las personas sin que estas pudiesen caer en cuenta de aquello, como fantasmas de una necrópolis y pensadores en una sociedad.

-¿Cómo sabias tu eso? Yo jamás llegue a percatarme cuando mis padres se entregaban a tales placeres, no habría sido digno que mi hermana escuchase sus aclamos de pasiones- sus mejillas sonrosaron y comenzó a sentir que quemaban como ígneos tizones de fuego encendidos como aquellos orbes que por soles llevaba –que no me agrade no implica que no sepa- asevero ¿le trataba acaso de puritano? –cuando estuve en el burdel una de las cortesanas llevaba a dos hombres a la misma habitación…son practicas inusuales y según lo veo faltas de motivo aunque claro mis pensamientos son equívocos a oídos de la sociedad- observando el techo ladeando la cabeza de un lado a otro como una tangible negativa de lo que las personas le dirían al escucharle hablar con aquel desdén de ellos.

-y serás famoso- sonrió encogiéndose sobre su pecho para apaciguar aquel frio tacto que comenzaba a entumecer su rostro por nueva cuenta, la sangre en sus manos se habia secado ya, adhiriéndose, a sus manos como una segunda piel y aquello no le importo porque implicaba haberse resistido a aquel éxtasis -¿te parece un problema?- le cuestiono con curiosidad recapacitando en sus palabras y las posibles y bastas respuestas, relamió sus labios arrastrando aquella humedad cuando sus labios comenzaron nuevamente a articular las palabras en su lengua –se que debería estar bastante mas embarnecido, quizas con los músculos definidos como todo buen hombre debería ¿quieres eso?- y su mirada cayó sobre su plano vientre aquel escondido bajo las telas y la cobija, censurado bajo aquel castillo de mallas.


{el gato!!!!}

(( shhh es un secreto y el gato lo sabe... ))

Soren frunció el ceño sin entender una palabra de lo que decía Anuar, parecía diciendo una especie de acertijo o trabalenguas. Así que sólo atinó a besarlo en los labios – ¿Porque eres tan complejo? - Murmuró entre el beso, con las palabras aún dándole vueltas en su cabeza y sin esperar respuesta a esa pregunta.

Ahora era el turno de sonrojarse de Anuar y Soren se encogió de hombros en un gesto tranquilo – Pues porque mi hermano Casper me contaba – Le contó sin más – Mi hermanita mejor era muy pequeña para entender esas cosas, pero la diferencia de edad entre Casper y yo era apenas de 4 años así que me contaba cosas...- Soren se sorprendió al escuchar lo que decía Anuar sobre el burdel ¿Una mujer con dos hombres? A él nunca se le habría ocurrido. Observó como las mejillas del humano seguían igual de rojas así que decidió molestarlo un poco más.

-Faltas de motivo ¿eh? Y... ¿Si tuvieras un motivo lo harías? - Le cuestionó girándose hacía él esta vez con curiosidad – Por ejemplo...umm digamos que... yo tuviera la fantasía de estar con otra persona y contigo... ¿Sería motivo suficiente para que hiciéramos un trió? - Agregó entrecerrando los ojos, no hablaba en serio, de hecho no se le había pasado por la mente hasta ese momento que Anuar lo mencionaba, pero quería saber que diría el chico.

El vampiro escuchó lo siguiente y tardó unos segundos en comprender que Anuar creía que él quería hacerlo comer porque no gustaba de su cuerpo delgado, sonrió y besó su flequillo sintiendo cosquillas en la nariz y labios por el cabello – No es por eso – E inclinó su cabeza para besarlo en la mejilla – Es porque... me gusta cocinar... y nunca tengo la oportunidad de hacerlo porque no puedo comer... además pienso que debes comer bien para estar fuerte y sano, me da igual si estás delgado o gordo, siempre y cuando estés saludable – Entonces recordó lo feliz que había sido la noche en que le había cocinado ese gran pescado a Gerard y este se lo había comido con tanto gusto.

La risa de Gerard y expresión gustosa mientras comía lo que le había preparado realmente lo hicieron sentir satisfecho y pleno.

¿Cuatro años? El se llevaba tres con Angeliqué y en aquella época esos temas eran tabues y pecados, porque su padre era un sirve de Dios que seguía cada ley y norma debida como un estilo de vida, o por lo menos eso hacia creer que condenado hombre con su falsa moral e impecable reputación ¿sabían acaso en el pueblo tan forma en que trataba a su primogénito? No porque en aquella época la gente se compadecía de el por la desdicha que Dios le habia puesto en el camino, un pobre niño enfermo y aquello a propia voz de su padre porque el no se habia atrevido a negar sus aseveraciones en cuanto a su conducta y comportamiento, si era un mentiroso y agresivo, también tenia extrañas fes en los demonios y pintaba tétricos paisajes dignos solo de una mente impía.

Alzo el rostro ceñudo y notoriamente ofendido –no, porque si fuese solo por anhelo carnal el motivo seria aberrante y si por el contrario amases también a esa persona no puede quererse a dos seres en la misma medida en que se pudiese tener una relación asegurando amarse mutuamente…- sus mejillas ardieron y las orejas se le pusieron rojas–no seria capaz de compartirte- asevero en voz baja, apretando con las manos la cobija y sintiendo como esta temblaba ante su firme agarre y entonces se cuestiono si aquella pregunta era o no una verdad escondida.

-podrias abrir un lugar donde vendas comida- asevero en voz baja porque no creía que pudiese acostumbrar su cuerpo nuevamente a ingerir grandes cantidades de alimentos diariamente, seguramente y en pocos días sus piernas comenzaran a hincharse y su vientre a volverse flácido y entonces quizás Soren dejase de pensar lo mismo –intente hacer la sopa que hiciste aquella vez pero todo intento es fallido y termino con un caldo sin sabor y unas verduras recocidas- le explico porque no le avergonzaba admitir que y a pesar de llevar ya cuatro años en soledad aun no adquiría los dotes culinarios mas aun cuando acciones como zurcir, limpiar y doblar las había aprendido a la perfección, podría trabajar de costurero y nadie notaria la diferencia entre su trabajo y el de una mujer inclusive y quizás sus puntadas fuesen más finas y menos notorias.

Se sentó a un lado de el dejando que la cobija cayese hasta su regazo -¿serias acaso capaz tu de cumplirme un capricho como aquel?- le cuestiono con curiosidad porque no estaba seguro de si aquello hablaba de un amor desinteresado o una falta de amor tal que los celos y el egoísmo no tendrían cavidad en el asunto.

La respuesta fue tan contundente y firme que disolvió todos los argumentos que Soren tenía en esos momentos, además sólo con ver la expresión en su rostro y sus gestos frente al tema era suficiente para inferir lo aberrante que le parecía la idea en si, Soren levantó ambas palmas de sus manos como en una juguetona expresión defensiva.

-Hey... sólo dije 'supongamos'...- Exclamó fingiendo sorpresa. Entonces lo siguiente si le tomó por sorpresa ¿Vender comida alguien como él?. Una risa divertida afloró de sus labios tan siquiera imaginándoselo, él un vampiro con un puesto de comida, la ironía era demasiado graciosa y se vio así mismo con un sombrero de chef y cocinando pescados en salsa marinada y verduras al vapor en un pequeño puesto cercano al puerto.

-Sería como si alimentara a mi propio rebaño – Exclamó entre risas – Aunque pensándolo bien los humanos haceos lo mismo con las vacas y los cerdos – Comentó llevándose una mano al mentón dubitativo y se echó a reír de nuevo. Soren no era muy risueño o tal vez toda la risa se le acumulaba durante las noches y nunca tenia modo de salir porque siempre cohibía delante de la gente, pero en ese momento sintió que había dejado salir la risa de toda la semana.

-Pues no tienes porque comerte una sopa desabrida – Continuó diciendo cuando la risa se había apagado en sus labios – Puedo cocinarla para ti cada que se te antoje – Le prometió con una sonrisa que se disolvió cuando el chico se había sentado en la cama y había roto el ambiente con una expresión muy seria.

- ¿A ti? - Preguntó y recordó en esos instantes lo que Anuar le había dicho días atrás en la tienda, durante la pequeña y extraña discusión en la que se había sentido como el más depravado y miserable de los hombres, le había dejado en claro que tenían dos puntos de vista muy diferentes frente a esas cosas – Pues...si... por complacerte haría cualquier cosa -

Se sintió extraño escucharle hablar de aquella manera, indiferente, porque cierto era aquello estaría alimentado su propia comida y quizas asi lograse un bien propio, quizas con una debida alimentación la sangre se volviese mas exquisita y placentera mas sus pensamientos no giraron entorno a aquello sino en la posibilidad de ser lo que una vaca seria para un humano, un animal poco inteligente, hacedor de comida ¿seria posible amar a una vaca? En algunos sitios las adoraban según tenia entendido.

Sonrio ampliamente al escucharle decir aquello, porque era bueno saber que en efecto podría ir con las cosas necesarias y el vampiro haría aquella sopa que según le habia contado la preparaba la madre de su esclavo personal y le habia pasado la receta aunque mucho mas aparte de aquello no lograba recordar. Y por sus recuerdos llegaron volando los olores y sabores de aquella noche magistral como salidos de un cuento de hada llegaron a deleitar sus sentidos.

Suspiro pensando internamente en lo erróneo que estaba aquello a su pensar aunque y al ajeno era lo correcto y lo que debía hacerse –lamento no poder decirte lo mismo- asevero en voz baja porque quizas aquello añoraba el vampiro y sin embargo se rehusaba a perderse en el camino, a alejarse de sus pensamientos y cimientos, aquella barrera que solo moralmente existía ¿y debía decirle que el instante mismo en que aquello ocurriese tendría que olvidarse de el? Quizas aquellas palabras sobraban como muchas otras comenzaban a faltar.

-lamento negarte tantas cosas- se disculpo también porque creía que tenia razón, le negaba beber de el, tener relaciones constantemente, le negaba ahora poder hacer trios o estar con alguien mas…no, no le negaba aquello mas tampoco estaba de acuerdo.