Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Si hubiera sido humano, no habría podido dormir durante esos dos días que los separaban, porque la intriga se lo carcomía como un gusano carnívoro que le caminaba por las entrañas, dos cosas importantes pasarían esa noche, la primera, Soren le mostraría su casa a Anuar por vez primera y la segunda, Anuar le revelaría una gran verdad a las 12 de la noche.

Su mano había temblado mientras la cocinera de la cafetería de la Universidad con quien entablaba cortas conversaciones de vez en cuando en sus ratos libres en el campus, le dictaba la receta del pastel de vainilla, una noche antes. La mujer por supuesto le había preguntado el inusual motivo por el cual, preguntaba algo así un profesor como él, pero Soren tuvo que decir torpemente, que le gustaba cocinar en sus ratos libres y que quería aprender a hacer postres. La mujer había reído a sus espaldas cuando él se había ído y con el buen oído con el cual había sido bendecido gracias a su sangre vampirica, había escuchado como la mujer cuchicheaba con la camarera que él profesor Soren era sin duda alguna le hombre más raro de todo Francia.

Con el rostro colorado había comprado los ingredientes, nervioso y asustado por lo que pudiese decirle Anuar, ahora más que nunca tenía que hacer un excelente pastel de vainilla o quizás empeoraría aún más las cosas. Se quedó mirándo el desalentador panorama de lo que era la sala de su casa. Desordenada como siempre, más bien caótica y sin estilo. Los días en que Gerard había estado viviendo, el chico se había ofrecido a limpiar un poco, pero habían pasado semanas desde eso y ahora yacía tan desordenada como siempre. ¿Que impresión se llevaría Anuar cuando viera el sucio agujero en el que vivía? No era una casa elegante y aunque los profesores no ganaran como los políticos, todo el mundo sabía que todos los profesores de la Universidad vivían en barrios de Clase Alta, pero no Soren.

El no necesitaba tales lujos. Para empezar ni siquiera era un ser humano ¿Entonces para que?... bueno por primera vez se encontraba con una respuesta para esa pregunta: Para Anuar. Ahora quería tener una casa más bonita para que Anuar se sintiera cómodo y a gusto en ella. Con los ingredientes sobre la mesa de madera de la cocina, Soren leyó una y otra vez la complicada receta del pastel, apenas si eran las 6 y 15 minutos, había tomado la precaución de comprar los ingredientes y averiguar el proceso el día anterior para tener tiempo antes de que Anuar llegara a la tienda.

- 300 grs de mantequilla de vaca
- 750 grs de azúcar.
- 3 tazas de leche.
- 9 huevos
- 1 cucharadita de vainilla
- 1 cucharadita de ralladura de limón
750 grs. de harina de trigo.

-¡Muy bien! ¡Soren no hay nada imposible! - Exclamó para si mismo y comenzó a seguir paso a paso los pasos de la compleja receta, asegurandose de no saltarse ninguno y midiendo las cantidades con precisión. Sus manos torpes regaron en varias ocasiones la harina en la mesa, quebraron un par de huevos sin querer y se untaron de mantequilla y azucar.

Al cabo de una hora y media, una plasta de color amarilloso con un fuerte olor dulzón se encontraba sobre la mesa de madera. Se llevó las manos al cabello con frustración, se veía horrible y eso que era mejor que los dos intentos anteriores, el tiempo se había acabado, ya no podría ir a comprar una torta hecha por un profesional en la pastelería, no alcanzaría, Anuar llegaría a las 9 a la tienda y debía ir por él ¡Y no había terminado de organizar la sala! No había barrido por debajo del sofá ni había quitado todos sus cuadros desperdigados por aquí y por allá por la sala junto a libros y pergaminos viejos.

- Maldición – Murmuró mientras corría por las calles en dirección a la tienda, todo era un desastre, él era un desastre.

Soren se quedó en silencio mientras Anuar hablaba, de nuevo llegaba el silencio incómodo de siempre. Sin embargo uno nunca terminaba por acostumbrarse a un silencio incómodo del todo. Así que se quedó callado por unos momentos más organizando sus ideas mientras su mirada se mantenía en las caprichosas figuras que la madera formaba en el techo y que para él en ese momento se le antojaban como una carrera de tritones montados en calamares y tiburones.

-Hace algunos años, soñaba con el día en el que pudiera yacer en una cama con alguien que estuviera dispuesto a escucharme, siempre creí que sería un simple sueño – Comenzó con voz calmada - esas cosas que para la gente normal son comunes, como ir a una cita al parque de diversiones o al circo, como celebrar un cumpleaños... en fin, para mi sólo eran un sueño – Le explicó llevándose ambos brazos detrás de la cabeza – Así que... tu me has dado mucho más de lo que creía merecer, cosas que sólo eran sueños lejanos para alguien como yo – Continuó y esta vez cerró los ojos.

Generalmente le costaba hablar de sus sentimientos, de hecho con nadie lo hacía, ni siquiera con Erkki quien era la persona más cercana, Erkki muchas veces adivinaba lo que el sentía o pensaba y con él casi nunca usaban las palabras, solían conversar directamente con la mente, también para ejercitar sus habilidades, pero eso de hablar sinceramente sobre uno mismo, era demasiado complicado, así que cada vez que se encontraba en un momento así con Anuar, era como si el mundo se le viniera encima, de haber estado vivo, le sudarían las manos y tendría los típicos síntomas de una persona sumamente nerviosa.

- Por lo tanto... lo que no puedas darme... son nimiedades a comparación de lo que si me ofreces – Concluyó con la voz algo entrecortada. Al fin y al cabo ¿Que era un trío o tener relaciones constantemente en comparación con el hecho de que él siguiera ahí a su lado aún cuando le había llevado a recorrer túneles asquerosos y hubiese deseado atacarle? - Es cuestión de prioridades... una fantasía sexual... esas cosas carnales... me las puede ofrecer cualquier persona... tu mismo lo dijiste, es sólo cuestión de ir a un Burdel y pagar por ello – Continuó y suspiró abriendo de nuevo sus ojos y fijándolos en la carrera de tritones del techo – Pero nadie más que tu puede alimentar...esto – Finalizó llevándose una mano al pecho, ahí donde debía estar el inerte corazón.

(( Mira *O* Anuar y Soren:

son igualitos~~ hasta Anuar es un poquito más alto~~ ))

Le escucho observando sus manos como si en aquellas pudiese encontrar la respuesta a toda su existencia, eran laberintos, laberintos de vida que suponía atravesar ¿y si en el trayecto se perdia? ¿y si no podia mas? Tallo con sus uñas sus palmas dejando entrever aquellas líneas que aparentaban estar sumidas en las manos. Habia escuchado alguna vez por voces de aquellas personas que solia ir en ciertas temporadas Bran, aquellos que en harapos atravesaban los países de norte a sur y este a oeste, aquellos que por algunas monedas decían leer la buena fortuna en las manos de los transeúntes como si en sus frentes yaciera el sino de su vida y habia escuchado en antaño que aquello indicaba muchas vidas pasadas, que su alma era vieja y se cuestiono entonces si aquello podría o no ser verdad. Su figura seria quizas mejores vista en la época de la mitología, de los augustos y los cesares, de la barbarie humana y la destrucción pero también de los altos imperios y conocimientos aristocráticos, tallo, con mayor fuerza sus manos hasta que las líneas fueron completamente visibles y como caminos sus melados orbes las recorrieron intentando descifrar en ellas el pasado y el futuro, el paso del tiempo y el venidero.

Le volteo a ver para percatarse del lugar donde su mano se habia posado y una amplia sonrisa deformo sus labios en la clara expresión de la alegría ¿podia su presencia humana avivar aquel corazón muerto? Se inclino sobre el ubicando su rostro sobre el ajeno y si aquello le parecía suficiente asi debía ser, atrapo sus labios con suavidad separándose algunos centímetros para verle mejor y su mano se ubico sobre su cuello –quien fuera a decir que dos desdichados de la vida podrían encontrar su felicidad- bajo sus labios por su mejilla besando su cuello para apoyar su rostro en aquel hueco entre el cuello y el hombro, aspirando fuertemente y embragándose con el inexistente olor.

Y comenzó a exudar un vapor incoloro que se mantenía en el aire como muestra tangible de las revoluciones que sufría su corazón de la potencia con que este se aceleraba y frenaba, añorando una sola caricia, deseando una sola palabra, entregando un solo suspiro y cada palabra le pareció distante, cada palabra se le antojo con mas color porque ninguna parecía suficiente para explicar ¿amor? Se habia quedado ya corta.

{Skins! *o* El más alto es el actor que Damian usa de avy lol}

Agradeció el gesto de cercanía cuando el chico se inclinó sobre él para besarlo, no cerró los ojos esta vez, se quedó observando el rostro de Anuar y se perdió en la miel de sus ojos, pegajosa y dulce, tanto que las abejas se pondrían celosas si la probaran. - ¿Desdichado? Mmm... supongo que siempre hay algo esperando por ti en algún lugar – Murmuró.

Anuar se acomodó a su lado de nuevo, su rostro quedando en el ángulo de su cuello. Y Soren fue por primera vez realmente consciente de todas las cosas que estaría dispuesto a sacrificar por esa persona que tenía a su lado. ¿Era eso lo que la gente llamaba amor? ¿Olvidarse de uno mismo sólo para velar por el bienestar de la otra persona? Esa noche, el vampiro había comprobado hasta donde podía llegar por satisfacer al humano y tenía la impresión de que aún podría hacer mucho más si tuviera la oportunidad de nuevo.

Había sido capaz de asumir un dolor que no le correspondía, sólo para que Anuar pudiera disfrutar completamente del sexo y también se había cortado así mismo para reprimir ese instinto asesino provocado por el miedo de Anuar y su sangre. ¿Que otras locuras estaba dispuesto a cometer?

Entonces sintió miedo. Miedo de verdad, a pesar de todo lo que habían vivido, tenía miedo de no poder controlar aquello, de saber que en cualquier momento podría hacer algo que antes hubiese considerado pecado, en nombre de esa nueva deidad que ahora gobernaba su vida: Anuar.

- Mañana cuando te despiertes, puedes buscar en la alacena de la cocina, hay pan, huevos y lo que quedó del pastel – Dijo al fin y quiso agregar que si no desayunaba se molestaría, pero se aguantó.

(( Nunca he visto skins D: encontré el gif de casualidad por ahí ))

-¿puedo llevarme el pastel?- le cuestiono en voz baja con las manos inmersas dentro de las telas de la pijama que ahora no era mas que un montón de trozos de tela unidos por hilachos que amenazaban con deshilarse en cualquier instantes y entonces el frio le calaría hasta los huesos. Se cuestiono donde habia dejado la ropa con la cual habia llegado porque suicidio era pensar que podría andar por las calles parisianas apenas y cosas aquellas prendas, el viento soplaba impasible y zafio azotando los rostros humanos con brusquedad y desconsuelo recordó entonces aquel pequeño que habia visto los primeros días en aquel lugar, de rubios y rizados cabellos, con ropas agujereadas y una lata en la mano, habia depositado en aquel cuenco la mayor parte del dinero con el cual habia llegado ¿Qué seria ahora de aquel pequeño? ¿habria conseguido un mejor futuro o las calles habían sido su cripta? Solo esperaba que en cualquier caso si vida no hubiese empeorado, que la libertad no le diese la espalda.

-¿te vas a dormir ya?- le cuestiono entonces recapacitando en las palabras del vampiro porque si hablaba de lo que al dia siguiente podría hacer implicaba quizas, que con prontitud su sistema se apagaría ¿y lo dejaría en aquella cama a merced del destino? No, pasaría la mayor parte del dia en aquel lugar y solo cuando el dia pareciese terminar nuevamente y ningun indicio de mala suerte se cerniese sobre ellos y solo entonces emprendería el camino de regreso a su morada.

Le arropo bien escondiendo la mitad de su rostro bajo aquella mullida y calurosa tela, observando los espectros que se reflejaban en las paredes con la incandescente luz, demonios con ojos de rubies y dientes de navajas a los cuales no temia ya porque seguramente con ellos terminaría viviendo serian relatos de un alma desdichada y un hombre orate –que sueñes bien- susurro no seguro si podia o no soñar o si pronto o no comenzaría el nuevo dia.

-Claro que puedes llevártelo, es tuyo – Le indicó volviendo a cerrar los ojos, sintiendo como lentamente el cuerpo se le iba adormeciendo. - Feliz cumpleaños mi pintor de almas – Murmuró en un hilo de voz – Te veré en mis sueños -

Y en algún punto sintió que le acomodaban la cobija y un paraje de su niñez llegó a u cabeza como un flechazo de colores, tenía 8 años y había pasado la noche a la intemperie congelado hasta los huesos, entonces había despertado a la noche siguiente en su cama y toda la familia a su alrededor observándole.

Aquella noche su madre le había dado sopa de pescado en cucharadas y también leche tibia, para luego cubrirle y acomodarle la cobija y permitirle descansar en los brazos de morfeo, protegido y tranquilo por ese toque maternal. Una sonrisa se escapó de sus labios y así fue como se durmió, con esa plácida expresión en el rostro petrificada, como si el tiempo se hubiese detenido en ese momento.

(Tema terminado.)