Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Si hubiera sido humano, no habría podido dormir durante esos dos días que los separaban, porque la intriga se lo carcomía como un gusano carnívoro que le caminaba por las entrañas, dos cosas importantes pasarían esa noche, la primera, Soren le mostraría su casa a Anuar por vez primera y la segunda, Anuar le revelaría una gran verdad a las 12 de la noche.

Su mano había temblado mientras la cocinera de la cafetería de la Universidad con quien entablaba cortas conversaciones de vez en cuando en sus ratos libres en el campus, le dictaba la receta del pastel de vainilla, una noche antes. La mujer por supuesto le había preguntado el inusual motivo por el cual, preguntaba algo así un profesor como él, pero Soren tuvo que decir torpemente, que le gustaba cocinar en sus ratos libres y que quería aprender a hacer postres. La mujer había reído a sus espaldas cuando él se había ído y con el buen oído con el cual había sido bendecido gracias a su sangre vampirica, había escuchado como la mujer cuchicheaba con la camarera que él profesor Soren era sin duda alguna le hombre más raro de todo Francia.

Con el rostro colorado había comprado los ingredientes, nervioso y asustado por lo que pudiese decirle Anuar, ahora más que nunca tenía que hacer un excelente pastel de vainilla o quizás empeoraría aún más las cosas. Se quedó mirándo el desalentador panorama de lo que era la sala de su casa. Desordenada como siempre, más bien caótica y sin estilo. Los días en que Gerard había estado viviendo, el chico se había ofrecido a limpiar un poco, pero habían pasado semanas desde eso y ahora yacía tan desordenada como siempre. ¿Que impresión se llevaría Anuar cuando viera el sucio agujero en el que vivía? No era una casa elegante y aunque los profesores no ganaran como los políticos, todo el mundo sabía que todos los profesores de la Universidad vivían en barrios de Clase Alta, pero no Soren.

El no necesitaba tales lujos. Para empezar ni siquiera era un ser humano ¿Entonces para que?... bueno por primera vez se encontraba con una respuesta para esa pregunta: Para Anuar. Ahora quería tener una casa más bonita para que Anuar se sintiera cómodo y a gusto en ella. Con los ingredientes sobre la mesa de madera de la cocina, Soren leyó una y otra vez la complicada receta del pastel, apenas si eran las 6 y 15 minutos, había tomado la precaución de comprar los ingredientes y averiguar el proceso el día anterior para tener tiempo antes de que Anuar llegara a la tienda.

- 300 grs de mantequilla de vaca
- 750 grs de azúcar.
- 3 tazas de leche.
- 9 huevos
- 1 cucharadita de vainilla
- 1 cucharadita de ralladura de limón
750 grs. de harina de trigo.

-¡Muy bien! ¡Soren no hay nada imposible! - Exclamó para si mismo y comenzó a seguir paso a paso los pasos de la compleja receta, asegurandose de no saltarse ninguno y midiendo las cantidades con precisión. Sus manos torpes regaron en varias ocasiones la harina en la mesa, quebraron un par de huevos sin querer y se untaron de mantequilla y azucar.

Al cabo de una hora y media, una plasta de color amarilloso con un fuerte olor dulzón se encontraba sobre la mesa de madera. Se llevó las manos al cabello con frustración, se veía horrible y eso que era mejor que los dos intentos anteriores, el tiempo se había acabado, ya no podría ir a comprar una torta hecha por un profesional en la pastelería, no alcanzaría, Anuar llegaría a las 9 a la tienda y debía ir por él ¡Y no había terminado de organizar la sala! No había barrido por debajo del sofá ni había quitado todos sus cuadros desperdigados por aquí y por allá por la sala junto a libros y pergaminos viejos.

- Maldición – Murmuró mientras corría por las calles en dirección a la tienda, todo era un desastre, él era un desastre.

Era complejo llegar a entender la psiquis de las personas, Erkki solía decir que la mente humana era como una telaraña de infinitos hilos de posibilidades. Cada telaraña en cada individuo era completamente diferente y llegar a conocerla entera parecía completamente imposible, quizás faltaría una eternidad para llegar a comprender por completo a Anuar. Ante la pregunta sus ojos no pudieron seguir sosteniéndole la mirada ¿Porqué tenían que cambiar las cosas? Podrían seguir como si nada hubiese pasado, una experiencia para Anuar y punto. No tenía porque cambiar... ¿o si?

Claro que si. Soren idiota. ¿Hasta donde llega tu ingenuidad? ¿Crees que serías lo suficientemente bueno para que Anuar volviera a tus brazos luego de conocer algo mejor que tu?.

Anuar le dejaría y las cosas cambiarían. Una mujer podría llegar a ser mucho mejor de lo que él era. El mismo Anuar lo estaba diciendo, las cosas cambiarían si eso pasaba. Soren se levantó de repente y se alejó un par de pasos de él hasta que su espalda golpeó la mesa de madera donde previamente estaba el pastel, su expresión ahora era alarmada y no calma como minutos antes.

-No quiero que nada cambie – Declaró luego de largos minutos de vacilación. - Por lo menos no para mal – Se giró hacía el rincón de la cocina dándole la espalda a Anuar, porque ahora no quería que le viera, se sentía confundido y perdido, el humano tenía además la capacidad de hacerle dudar de un momento a otro de las cosas en las que había creído fielmente durante tantos años.

-Yo... yo no... - Intentó justificarse pero las palabras murieron en su boca – Cuando lo dices de esa manera... haces que me sienta como un bastardo – Dijo al fin. Meses atrás, cuando había pasado esa noche con Claire, ella le había dicho que era un hombre diferente, que todos los hombres con los que había estado, sólo pensaban en el sexo, pero que él era especial como ningún otro, que sentía que con él, volvía a ser virgen y que sería como la primera vez que hubiese querido tener... o algo así creyó entender. Pero en palabras de Anuar sonaba como si él fuera el más aberrante de los hombres del planeta.

Al parecer aún no sabes como querer a una persona Soren. A lo mejor es cierto que no puedes llegar a amar de verdad.

Torció los labios observándole desde su lugar –lamento si lo que digo te hace sentir mal…pero no puedo manchar mis palabras con falsedad es lo que pienso, pero no porque yo asi lo crea supone ser una verdad o totalidad ni tiene porque ser tu criterio, porque sabemos que no lo es- asevero en voz baja levantándose, se sacudió las manos contra la ropa echando una mirada al techo en el cual encontró infames e insonoras cuestiones mas las dudas no traían sino discrepancia e incertidumbre y ni una ni otra servían para fomentar una relación.

Y su problema radicaba en no saber cuándo hablar y cuando un silencio lo valía mas, carraspeo al mismo tiempo que su cuerpo se bamboleaba sobre sus pies no estaba seguro si debía seguir avanzando o si mejor idea seria quedarse en aquel lugar, quizas si se acercaba el vampiro le diese un rechazo y quizas de quedarse de pie una mirada de decepción fuese todo lo que de su rostro manase para el, la noche afuera se le antojo fría acogedora para un bruto barbaján como el porqué ¿Cómo se atrevía a hablarle con tanta brutalidad a quien decía amar? Y amar suponía aceptar y adorar cada virtud y cada defecto y de forma incomprensible si bien no de acuerdo aceptaba aquel encuentro porque habia aprendido con el tiempo que aquel vampiro, hombre y ser no era como aquellos animales que en antaño le habían condenado.

Mordió su labio inferior observando nuevamente el techo buscando donde antes dudas habia encontrado respuestas –últimamente no hemos tenido el mejor entendimiento- suspiro ampliamente mas comprendía aquello, aveces su padre no se encontraba del mejor humor con su madre porque por el contrario el humor de madre no importaba siempre debía mostrarse sonriente y dispuesta. Se acerco detrás del procurando hacer el menor ruido posible, mas aquel clap-clap de sus zapatos marcaba el punto preciso en que se encontraba como una ficha roja lo marcaria en un mapa.

-lamento tener tan poco tacto y si pudiera cambiar mi felicidad por la tuya lo haría porque hoy me parece imposible sentir nada negativo hacia ti- susurro a su oído apoyando su mentón sobre su hombro, aquel dia mas que cualquier otro deseaba que fuese feliz –pero…¿sabes? No creo que el pasado deba importar ¿cierto? Eso te trajo hasta aquí y….el aquí es bueno- sonrio contra su hombro rodeando su estomago con ambas manos, primero de una forma floja por si el vampiro deseaba alejarse aunque le estrecho al instante, porque no le dejaría ir tan fácilmente. Mucho le habia costado llegar hasta ahi, un encuentro con un licantropo, una posesion, dos intentos de homicidio y otras tantas cosas como para alejarlo por algunas torpes palabras y falta de decisión.

-Supongo – Murmuró aún dándole la espalda, nadie tenía la verdad absoluta aunque todos quisieran hacerle creer a los demás que tenían la razón. Eso era algo que tenía claro, aún desde antes de ser vampiro nunca se había entendido con su hermano y eran miembros de la misma familia, así pues que era de esperarse que ponerse de acuerdo con una persona completamente ajena, era aún más dificil.

Bajó la cabeza al escucharle, últimamente no se habían entendido muy bien. ¿Que les estaba pasando? ¿Que le pasaba a la relación? Suspiró escuchando los pasos de Anuar acercarse a él. “Sólo dame un abrazo” pensaba en esos segundos de silencio y cuando las manos del chico le bordearon sintió un inmenso alivio, casi comparable como el que sentía cuando bebía sangre luego de varios días. Los labios del chico cerca de la oreja le hicieron cosquillas y esta vez sus palabras lo hicieron sentir mejor.

-Estas tibio – Dijo al fin cuando el chico apoyó su mentón y estuvo cerca – Es agradable sentirte cerca – Agregó y se giró para rodear con sus manos el cuerpo de Anuar y estrecharlo fuertemente contra el mismo. - No me importa cuan distinto seas a mi, pero ya no puedo imaginarme como sería si no estuvieras aquí, me siento bien sólo con eso... así que disfrutemos del tiempo que tenemos ¿Te parece? - Finalizó y buscó los labios del chico, por primera vez en esa fría noche de invierno.

Y aunque afuera la temperatura rondara el grado '0', allí en ese sucio apartamento, en sus labios Soren sintió el calor de la vida brotar como por arte de magia y todo lo demás careció de importancia.

Sonrio de medio lado al escucharle era increíble la facilidad con que ambos eran objetos de cambios radicales de humor, una palabra mal pronunciada podia hacerle sentir el bicho mas repudiado y estrafalario de la fas de la tierra y un simple gesto como podia ser aquel abrazo le sentir que las alas le brotaban y podia tocar el cielo con las manos, bajaría entonces una estrella de serle posible.

Tiempo, porque todo parecía minimizarse a aquel factor común el tiempo dictaría cuantos días mas de compañía les quedaban por brindar, cuantas noches mas como aquella. Le beso apoyando una de sus manos sobre su clavícula, le beso de una forma suave que se le antojo mas como un abrazo aunque su cuerpo se negaba rotundamente a dejar un gesto que si bien cariñoso no dejaba de ser vago.

Le estrecho entre la pared y su propio cuerpo hasta sentir que sus entradas oprimían el vientre ajeno, no le pareció incorrecto acariciar su rostro mientras le besaba ni tampoco le pareció mal inmiscuir su lengua en el asunto –necesito…necesito pedirte algo- murmuro entrecortadamente apoyando su mejilla en la del vampiro, sintiendo aquel áspero tacto producto de la incipiente barba, restregó suavemente su mejilla contra aquella parte de su rostro, no llegaría a cansarse de sentir aquel cosquilleo hurgándole desde los pies hasta los labios.

-¿recuerdas a lo que me negué aquella noche…la primera en mi piso? Cuando te di el dije y me llevaste al paraíso ¿te acuerdas?- le cuestiono con los parpados entrecerrados como si recordar aquello fuese un verdadero placer que debía sentirse con todos los sentidos -¿te parece impropio si te lo pido ahora?- le cuestiono sintiendo un espasmo y un movimiento involuntario en su pierna izquierda, en aquel entonces le habia resultado repulsiva la idea, el no era un vampiro para ir por ahí bebiendo sangre mas ahora, ahora anhelaba aquella conexión.

El beso de Anuar se volvió más profundo y sus manos recorrieron su rostro al tiempo que su cuerpo se aprisionó contra el del vampiro. Parecía una eternidad desde que no le besaba así, con algo más que suavidad y ternura. Correspondió el beso con igual intensidad y abrió los ojos con curiosidad cuando el chico volvió a hablar - ¿Eh? - Exclamó no muy seguro de recordar que era lo que le había pedido aquella noche. Comenzó a reconstruir en su mente los hechos de esa noche, el dije que le había dado, la pasión compartida, recordaba haberle pedido que comenzaran una relación más allá de la amistad, que fueran 'pareja'.

Recordó lo nervioso que estaba, inseguro frente a la idea de afrontar una relación que nunca antes había tenido, le había temblado todo mientras se lo proponía, quizás así era como debía sentirse todo hombre alguna vez. Pero había algo más y Soren no lograba dar con que. Y cuando iba a preguntarle a que se refería, porque no lograba recordarlo, el recuerdo de esos momentos de duda en la cabaña llegaron a su memoria, en aquella ocasión también había querido pedírselo, pero no había podido hablar, Anuar se había ido en el caballo para el pueblo y él se había quedado en la cabaña tragándose las palabras porque no quería ser rechazado de nuevo.

¿Sería posible que ahora quisiera?. Alejó su rostro lentamente con los labios entre abiertos y aún ligeramente húmedos por el beso y se quedó mirándolo , sin dar crédito a lo que escuchaba o creía escuchar, porque también podía ser otra cosa.

- Te refieres... ¿a beber algo de mi sangre? - Le preguntó parpadeando atónito - ¿En serio quieres? Pero... dijiste que...- Se detuvo dudoso – Si te doy algo de mi sangre, te sentirás más atraído a mi, me desearás más... o bueno eso es lo que dicen, porque nunca lo he hecho con otro humano, pero por otro lado, si estás en peligro, podré sentirlo e inclusive podría comunicarme contigo mentalmente aunque a un nivel muy básico... - Debía explicarle bien los efectos, no quería que luego tener otro problema por ello.

-¿te agrada la idea?- le cuestiono en voz baja separándose lentamente de el rompiendo la prisión que su cuerpo había hecho aunque y en efecto con la fuerza descomunal que el vampiro tenia podía quitarlo y romperle algunas costillas de un solo manotazo se lo imagino por unos instantes en aquel trabajo que le habia dicho antes poseer, con el dominio de armas de fuego y seguramente dagas y otros objetos punzocortantes –lo he pensado bastante y llegue a la conclusión…que quiero tener ese lazo contigo, quería decirte desde la vez en tu tienda pero me pareció correcto aguardar…pienso que no puede haber un mejor dia que hoy- asevero asintiendo con un movimiento imperceptible del cuello.

-aunque claro esta si no lo deseas…-murmuro llevándose una mano a la nuca, despeinando aquellos cortos y lacios cabellos a la par de retrocedía como si de aquella forma pudiese darle libertad de pensamiento al vampiro porque y asi como el habia cambiado de opinión Soren estaba en todo su derecho de hacer lo mismo. Se pregunto entonces si bastaría con beber de su sangre para todo aquello y no pudo sino sentirse tentado ante aquel sabor que mas le parecía un manjar de dioses, con el frenetismo en el cual le hacia entrar anhelando un poco mas y cada vez un poco mas.

-no me molesta que eso ocurra…solo dime que tengo que hacer -asevero con firmeza sonriendo de medio lado porque la idea la tenia bien plantada en la cabeza y a menos de recibir un rotundo no no estaba dispuesto a ser seducido tan fácilmente a desistir en sus anhelos. Coloco sus manos tras su espalda meciéndose sobre la punta y talones de sus pies -…¿y bien?- le cuestiono listo para recibir ordenes. Porque todo debía salir bien y el se encargaría de que asi fuese.

Soren se tomó un momento para asimilar la magnitud de lo que estaba pidiéndole Anuar. Cientos de ideas llegaron a su mente todas de golpe y parpadeó una y otra vez con expresión atónita. Recordó que aquella noche en el piso de Anuar, le había ofrecido su sangre porque le había visto herido en el estomago, el humano no había querido compartirle el porque de sus heridas, pero Soren tenía la sospecha que eran gracias a alguna creatura paranormal. Impulsado por su preocupación de que pudiera empeorar o que la curación doliera mucho, le había propuesto aquello y así mejorar su condición de salud.

Pero que se lo pidiera ahora era distinto. Ya no había una necesidad latente como esa, si le daba su sangre ahora significaba que Anuar quería estar unido a él por el resto de su vida o bueno por lo menos durante mucho tiempo, ya que no estaba del todo seguro de que el lazo fuera para siempre, quizás el efecto de la sangre iría decayendo con los años. De cualquier modo, por primera vez en toda su historia, Soren realmente sentía que alguien lo deseaba.

No era simplemente por su cuerpo o por una casual relación banal como la de la mayoría de la gente. Aquello era... porque era él. Porque Anuar quería estar con él.

-No...no me lo puedo creer – Dijo al fin llevándose una mano a la boca para mordisquear sus uñas en un claro gesto de nerviosismo – Esto no... puede estar pasándome a mi – Pero estaba pasándole a él, al vampiro que había jurado que nunca crearía un lazo afectivo de esa magnitud con nadie, al vampiro que se había reído y burlado de Erkki cuando este le había dicho que se sentía sólo y quería hacerle su compañero.

-Si algún día conoces a una buena mujer, te casas y tienes hijos, te vas a vivir a una casa de campo, aún así...podré saber donde estás y visitarte, podré estar pendiente de tu vida – Comentó con entusiasmo, como si diera por hecho de que Anuar no se quedaría a su lado más que un par de años, porque siendo sinceros ¿Que clase de futuro podía ofrecerle él a Anuar? El muchacho merecía mucho más de lo que él en su condición podía ofrecerle, merecía llevar una buena vida, como el resto de los mortales, Soren lo rodeó de nuevo con sus brazos y paseó sus manos por el rostro del chico y luego le besó la punta de la nariz – Y cuando seas anciano, podré estar ahí para cuidarte -

¿No podía creer el cinismo con el cual le pedía aquello? ¿No podía creer que tuviese la indecencia de decir algo así? Sus parpados se abrieron de par en par y sus labios se abrieron para atajar alguna excusa mas ninguna excusa le sonaba bien, si, anhelaba tener aquel lazo que antes le había resultado ridículo de creer posible, desistió, decidió que si sus labios se habían atrevido a pronunciar aquellas palabras su mente no podía ser quien le hiciera acallar.

-me has preparado toda mi vida- sonrió de medio lado, porque el no se imaginaba en una casa de campo con un montón de hijos y una esposa a la cual mantener, porque en su sueño habia fallecido en el instante mismo en que se habia percatad que su vida no pertenecía a aquel vampiro, no necesitaba vivirlo para descubrir lo doloroso que llegaría a ser. Sus parpados se cerraron involuntariamente al escuchar aquellas palabras, cuando fuese anciano, si llegaba a aquella edad de algo estaba seguro, no permitiría que Soren le viese decrepito, con un cuerpo al cual no controlaba ya y una muerte tan próxima que le sentía respirar en el cuello, le gustaba creer que de morir lo haría de un paro y mientras dormía aunque debía suponer que su vida estaba tan manchada de errores y ofensas que los cielos no le permitirían tan delicioso descanso. Mas aquellas eran cosas que no valían la pena pronunciar ahora.

-¿y yo también sabré todo eso sobre ti?- le cuestiono en voz baja porque era un pequeño secreto que quería mantener entre ambos, ni las paredes debían escuchar porque atrapaban en sus rincones palabras que como eco repetían hasta la eternidad y temía, temía que alguien más descubriera su tesoro -¿es difícil conseguirlo?...¿lleva algún rito?- sus tenues y apenas audibles palabras se proyectaban en el aire como un susurro y fue entonces que su pecho intento profesar aquellas 6 palabras que ningun humano debía pronunciar por lo menos no a un inmortal “hasta que la muerte nos separe…seras mejor que las guardes para ti” rodeo su espalda inspirando fuertemente su aroma –solo dime que tengo que hacer- le pidió aunque mas sono como un ruego y una plegaria, un anhelo a flor de piel.

Soren notó el gesto de sorpresa, pero no lo supo descifrar, también sonrió ante las palabras de Anuar – Bueno, es una posibilidad, nunca se sabe – Exclamó como si aquello fuera lo más normal del mundo, era demasiado perfecto para ser real, el pensar que Anuar realmente quisiera pasarse el resto de su vida con alguien como él, no, era mejor pensar con realismo y no soñar demasiado o saldría herido por crearse falsas expectativas – De cualquier modo, estaré por ahí revoloteando en tu vida como...como un cuerpo en un campo de maíz -

-¿Todo sobre mi? Mmm... si lo permito, claro que si – Exclamó sin soltarle del abrazo – Verás... no funciona igual para ambas partes, ¿Como puedo explicarlo? Dejame ver... - Murmuró pensativo – Ah si, este tipo de lazo generalmente ha sido usado por los vampiros para ganar favores de incautos humanos, por ejemplo a una persona dormida o inconsciente le daban parte de la sangre y cuando esa persona despertaba, se sentía atraída por el vampiro sin saberlo, entonces el vampiro podía aprovecharse de la situación para su conveniencia, obteniendo favores que el humano no podría negarse por esa falsa sensación producida por la sangre – Explicó meneando la cabeza – Me avergüenza mi propia especie, en serio, no te imaginas cuantos reyes y gente con influencia han sido persuadidos de esa manera -

Soren hizo una pausa y volvió a besarlo, esta vez en los labios, cerrando los ojos apenas al sentir el roce de los labios – Pero será distinto entre nosotros, tu sabes lo que ocurrirá y yo me encargaré de que sea justo para ambas partes, no me meteré en tu mente sin tu permiso o averiguaré cosas que no quieras que sepa... me parece éticamente incorrecto – Dictaminó.

- El ritual...mmm no es complejo, no es como una transformación completa que es mucho más peligrosa y lleva más tiempo, pero aún así creo que la cocina no es un bonito lugar para algo así – Agregó de buen humor, ese podía ser fácilmente el mejor día en los últimos 100 años – Ven, vamos a mi habitación – Le indicó ofreciéndole la mano para conducirle.

-estas demasiado seguro de que quiero formar una familia- asevero acomodando sus cabellos con tranquilidad porque creía no poder enojarse aquel dia, por lo menos no con el vampiro –te buscaría todos los días en el sembradío…y mi esposa descubriría que algo extraño pasa porque no la miraría como a ti te miro- le era abrumante la facilidad con que dichas palabras sus labios evocaban porque a fin de cuentas era un romántico que en sus años de adolescencia habia leído decenas de aquellos libros mas nunca asi de cuentos de hada, recordaba una que no hacia mucho habia leído, la protagonista perjuraba un amor a un gallardo comandante que traicionando a su nación habia sido enviado a la horca, una historia interesante a su ojo critico dado que quien sus amores derrochaba por dicha protagonista habia perecido en la horca al no soportar el odio de su amada al delatar al enemigo.

-no creo que queden ya demasiadas cosas que no sepas, por lo menos no cuestiones importantes- asevero con tranquilidad porque si bien llegaría a molestarse si el vampiro decidía conseguir una respuesta negada por sus labios de aquel modo no le parecía abrumante ni algo que si sueño quitase porque entonces el también la culpa tendría, pregonaba sinceridad y sinceridad debía otorgar –mas no planeo atentar contra tu ética- beso si comisura con rapidez succionando suavemente la piel que se unía en un surco.

Suponia que no era parecida aquella noche no debía morir para completar el ritual o eso suponía el, tomo su mano permitiéndole que le guiase por la casa observando asi cada detalle de la misma porque mucho podría aprender con ello y tendría ya tiempo de husmear que clase de libros al vampiro le gustaban leer, se cuestiono entonces de que color serian las sabanas de satín que cubrían la cama, si habia una, o si estaba cubierta por sabanas de satín, quizas fuese algodón o algun otro material -¿duele?- le cuestiono como ultima interrogante, no por ello dejaría de hacerlo mas de ocurrir le gustaría saber antes de sentirlo.

-No estoy seguro, pero quizás algún día decidas tener una – Explicó mientras caminaba con él atravesando la sala hacía la habitación, se encogió de hombros sin darle más importancia al asunto, por lo menos no por ahora – Es bueno saber que piensas así – Concluyó y abrió la puerta del cuarto, dejando espacio para pasar a la otra que prevenía el paso de luz accidental al lugar. Soren recordó que no había traído el candelabro y se devolvió corriéndo para tomar uno apagado de la sala y encenderlo con una cerilla de la chimenea.

Una vez con el nuevo candelabro encendido, abrió la otra puerta y la luz de este iluminó inmediatamente la estancia con fuerza, haciendo que se materializara frente a los ojos de ambos. La habitación no era muy grande, prácticamente del mismo tamaño que la de Anuar y al contrario de la sala, parecía mucho más ordenada, había una cama en la mitad, bastante grande y daba la impresión de nunca haber sido usada porque el colchón, las sábanas verdes de lino y la almohada, lucían tan perfectamente organizadas, como si nadie las hubiera estrenado siquiera.

-Esta es mi habitación – Comentó al entrar, colocando el candelabro bien alto colgado en el perchero permitiendo la luz iluminar todo el lugar perfectamente. Condujo a Anuar hasta la cama y se sentó haciendo espacio para que él también lo hiciera. Al lado de ambos, sendos armarios se alzaban escondiendo tesoros desconocidos por otros seres hasta el momento.

- Bueno... sólo me dolerá a mi – Explicó algo incómodo con el asunto – Pero intentaré ser cuidadoso – Agregó para no alarmarlo, se quedó entonces en silencio porque no sabía como comenzar o que más decir y finalmente se dejó caer hacía atrás quedando recostado en la cama – ¡Diablos estoy tan nervioso! -

-quizas- respondió vagamente dejando a su curiosa mirada observar cada objeto que ante su presencia quedaba expuesto, la negrura proveniente de la habitación y la puerta cerrada le obligaron a entrecerrar los parpados y evitar asi aquel profuso escozor que se apoderaba de sus amielados orbes cuando las pupilas se dilataban en demasía y para ver mejor los parpados dejaban de lubricar el ojo. La luz del candil le cego por unos instantes incapaz de soportarle la mirada agacho el rostro observando el suelo que se iluminaba lentamente.

Escucho la voz del vampiro y el sonido de un cuerpo al sentarse en la cama, un suave rechinido golpeo sus tímpanos obligándole a alzar nuevamente la mirada centellante aquella vez en el color del fuego y el oro –si te duele demasiado puedes decirme- asevero avanzando con tranquilidad. Las paredes se alzaban prominentes cerrando aquel espacio y cualquier has de luz que intentase inútilmente colarse hasta los aposentos del vampiro, rozo con su dedo índice el armario mas cercano.

Y sin más se sentó en la cama rozando las telas de extraños colores -¿nervioso?...¿es muy difícil lo que vas a hacer?- le cuestiono ladeando el rostro, sonriendo de medio lado con aquella ingenuidad solo propia en un humano que desconocía los medios por los cuales el lazo se llevaría a cabo, quizas debía beber colosales cantidades de su sangre o morderle hasta hacerle sangrar, quizas debía cortarse en algun sitio en particular, tantas ideas le atosigaron los pensamientos.

Suspiro prolongadamente sintiendo en el ambiente un silencio irrumpido únicamente por su lejana respiración. Se arrastró sobre la cama procurando no ensuciar las sabanas con sus suelas y no caer sobre el cuerpo del vampiro ubico, sus piernas a sus costados y sus brazos como soporte a ambos lados de su cabeza, con la espalda recta y su semblante sereno atrapo aquellos labios ajenos sin pronunciar palabra alguna, succionándolos con suavidad –puedo ayudarte si me dices que hacer- dictamino alzando ambas cejas, el flequillo que ahora pendía a varios centímetros de su frente dejaba a obviedad dicha acción y su rostro adquirido cierto halo de gracia en el cual no era difícil imaginárselo en algun entremés u obra teatral, quizás una tragicomedia.

¿Como explicarle Anuar que era difícil por el gran paso que significaba más no por el dolor físico? En teoría sólo debía hacerse un corte lo suficientemente amplio en cualquier parte del cuerpo para que saliera una buena cantidad de sangre, quizás medio litro o más. No estaba muy seguro. Dejó que el chico le besara sin esmerarse en corresponder, porque estaba pensando en como lo haría.

-No me dolerá mucho – Dijo al fin cuando el chico se recostó a su lado, parecía tan tranquilo, Anuar siempre lograba mantener la calma en situaciones así – Verás... para hacer una transformación completa se necesita que el vampiro drene toda la sangre del humano y luego le de la misma cantidad de sangre al humano, pero en este caso, sólo tu beberás de mi, por eso no te dolerá... y hay otra cosa... -

La otra cosa, era la cosa que le daba vergüenza. Pero no sabía como explicarle. Soren miró a Anuar de reojo y sus mejillas se tornaron carmesí de inmediato, carraspeó dándole largas al asunto. ¿Como explicarle que, tanta sangre vampirica de una sola vez le provocaría una sensación de éxtasis sólo comparable al mejor de los orgasmos? Le daba vergüenza tan sólo de imaginárselo y por supuesto que le provocaba morbo, pero acababa de decir que no era una persona que estuviera pensando en sexo a toda hora, cuando habían hablado del burdel, definitivamente estaba en una situación incómoda. Carraspeó por segunda vez.

- Sentirás... te sentirás extraño...este como...mmm...- Tartamudeó y luego agregó con hilo de voz – Como si...estuvieras excitado – Agregó casi susurrando.

Su espalda se estrechaba contra la mullida cama y sus manos acariciaban las sabanas con parsimonia no necesitaba apresurar las cosas y por el contrario se perdia en la inmensidad del techo que reflejaba ahora las lenguas de fuego que manaban del candil que daba luz a la habitación, la misma que necesitaba irrefutablemente para mas alla de su propia nariz, le pareció ver figuras formándose alla en lo alto sobre el cielo raso, le pareció ver el rostro de dos desconocidos y el sonido amortiguo de un canto llego hasta sus oídos con el vivido recuerdo de años pasados, sus labios se entre abrieron con la sorpresa del olvido.

-pero aun asi no me dolería quiero decir…las veces que me has mordido no han sido dolorosas- confeso con cierta vergüenza en sus palabras, su cabeza se agito muestra del pudor al escucharle decir aquello, su mirada se desvió a su rostro con la rapidez e intensidad de un rayo al oírle hablar y por un segundo le pareció que aquellas palabras no habían sido pronunciadas por la suavidad con que las había escuchado, le parecieron mas un insensato sueño que se había colado a la realidad materializando las palabras.

-supongo que seria tonto intentar negar que me conoces perfectamente…el cuerpo de un hombre traiciona- murmuro ruborizado, con un fuerte calor irradiado por su rostro y quizas podría competir y hacer sentir celoso al calor que el candil profesaba, recordaba bien aquella ocasión en la cabaña su cuerpo le habia traicionado mientras dormida y no era ilógico pensar que no habia pasado desapercibido a ojos del vampiro, le habían llevado al éxtasis en dos ocasiones, le conocía los suficientemente bien para no ser aquello una impedimenta a proseguir. Relamió sus labios que de pronto le resultaron secos y ásperos como dos rugosos cadillos.

-¿es eso lo que te pone nervioso?- le cuestiono confundido, debía sentir nervios el y no el vampiro pues era y a fin de cuentas su cuerpo el que expondría aquel anhelo, sintió como las orejas se le enrojecían bajo el cabello y de ser posible comenzaría a humear por cada poro de su piel, no le parecía distante el momento mismo en que comenzaría a sudar , porque el cuerpo obviaba tantas imperfecciones –no veo mayor inconveniente en el asunto…amenos que algo te moleste al respecto- mascullo en voz baja, como si hubiese mordiendo sus propias palabras.

Al escucharle hablar, Soren dejó escapar una risita nerviosa, el mero asunto era ridículo por si mismo, estaba avergonzado hablando de esos temas, cuando ya habían hecho el amor en dos ocasiones. No estaba seguro del porque, pero le daba vergüenza y punto, quizás era por le hecho de que, no hacían esas cosas a menudo. Eran una pareja extraña y singular, por lo menos si se comparaba con los novios convencionales o los matrimonios en los que todas las noches ardía la pasión en las camas.

-No es que me ponga nervioso precisamente, es que me da vergüenza de sólo imaginarlo – Aceptó, esta vez con una sonrisa – Supongo que nunca me acostumbraré a lo que me haces sentir – Finalizó dejando escapar un largo suspiro, entonces se giró colocándo los brazos a ambos lados de Anuar, quedando a cuatro patas sobre el chico, lo miró por unos instantes y decidió que sería una buena idea comenzar con un beso.

Conforme Soren fue acercando su rostro para besarlo, las gafas se deslizaron por su nariz y fueron a dar a la cara de Anuar antes de que sus labios hicieron contacto. Por unos instantes se quedó quieto sin decir nada, pero entonces una nueva risa nerviosa brotó de sus labios. - Dios...acabo de dañar el ambiente – Comentó entre risas y se apuró a quitar las gafas de la cara del muchacho, dejándolas a un lado sobre la almohada.

De nuevo con las mejillas coloradas, se acercó y esta vez logró exitosamente alcanzar los labios del chico sin interrupciones, besándole con algo de timidez primero, pero luego permitiéndose abrir los labios para que su lengua acariciara los del otro, como pidiéndo permiso para entrar allí.

{Fail!!! Hahahah}

Sonrio de medio lado ante sus palabras porque cada que se presentaban aquellas ocasiones sentía que su cuerpo volvia a temblar y las ansias del primer beso se manifestaban aun después de tantos, conocía su cuerpo y sus placeres y aun asi su atención no se centraba en ellos. Cerro los parpados cuando vio el rostro del vampiro inclinándose paulatinamente sobre el propio aguardando por aquel contacto entre sus labios con las manos caídas a ambos lados de su rostro.

Frunció el ceño cuando un objeto extraño dio de llano en su pómulo izquierdo sobresaltándole y obligándole a abrir los parpados de golpe no tardo en darse cuenta de que objeto faltaba en aquel bien conocido rostro. Rio por lo bajo ahogando aquel melodioso canto de sus labios con una sonrisa que se fundió en un beso inesperado porque la sorpresa del golpe habían arrancado sus pensamientos de aquel instante.

Sus manos se cernieron a los costados del vampiro oprimiéndole primero con delicadeza mientras sus labios se entreabian dejándole paso, rozo sus dientes virando el rostro mientras sus manos tiraban suavemente del cuerpo del vampiro para acercarle, necesitaba tenerle cerca no por la necesidad de su calor, un calor que evidentemente de necesitar se quedaría aguardando toda la vida. La desmayada luz del candil se refractaba sobre la mitad de su rostro y quizas un poco menos.

Atrapo entre sus labios el inferior del vampiro, jugando con el suavemente, mordiéndolo y succionándolo con aquel extraño cuidado que parecía siempre poseer.Le soltó apretando su cabeza contra el colchón –eres una tentación aun sin tu sangre…- y aunque aquello le suponía ser lo de menos no estaba del todo seguro de las caóticas escenas en que el creciente deseo que supondría crecer en el los metería a ambos, anhelaba más aun aquella extraña conexión porque quería unirle a si mismo en todo medio posible.

(( LOL pobre ))

Disfrutó del beso y le pareció que se iba a quedar allí para siempre, pero entonces el chico se separó y las palabras que brotaron de su rostro, hicieron que todos los colores del universo se le subieran a la cara.

–Eres una tentación aun sin tu sangre…-

No supo que decir frente a algo así y sólo atinó a inclinar un poco el rostro avergonzado, aunque una tímida sonrisa se había instalado en sus labios sin darse cuenta – Gracias – Dijo al fin. ¿Se daba las gracias luego de que alguien dijese algo así? No tenía idea, pero el hecho era de que se sentía agradecido.

-Bien...- Comentó abriendo los labios y mostrando sus colmillos finos y blancos como el mármol – Aquí vamos – Agregó buscando valor en alguna parte de su interior. Los colmillos delgados como diminutos cuchillos cortaron el labio inferior de Soren abriendo la piel con una facilidad tal, como pasaría con un pedazo de mantequilla. El vampiro frunció el entrecejo ligeramente y arrugó la nariz al sentir el ardor de los cortes en sus labios y cuando creyó que era lo suficientemente profundo abrió la boca para dejar de morderse.

Un par de espesas gotas escarlata asomaron por los cortes y se convirtieron en delicados hilos que comenzaron a resbalar por su mentón amenazando con caer, el vampiro cerró los ojos y se acercó de nuevo a Anuar, atrapando los labios del chico con los suyos, reprimiendo el deseo de gemir con el ardor.

Le observo con los labios entreabiertos ante cada acción, sentía como su pecho vibraba sobrante de emociones y como sus orbes resplandecían con el fulgor de dos tizones encendidos recordó entonces como la mas vivida experiencia el sabor que su sangre habia tomado sobre sus labios, el exquisito placer que se habia vuelto y las ansias de probarle nuevamente le inundaron como debían inundar a aun adicto a algún narcótico de efectos alucinógenos. Sus labios se encontraron con aquella sustancia líquida resbalando dentro de su boca, tiñendo sus dientes y lengua de una escarlatina coloración solo después aquel líquido comenzó a descender por su tráquea como mezquino hilacho de sangre.

Su cuerpo pareció sufrir algo parecido a una convulsión, sus manos sobre sus costados le sujetaron con rigidez tirando de él en un vago anhelo de aumentar la cercanía y el placer que la sangre comenzaba a proporcionarle, su cuerpo temblaba de placer al tiempo que aquella sangre comenzaba a llenar su interior, quemada como si se hubiese tragado una hoguera, como si su pecho en llamas resplandeciese, quemaba. Sus parpados se cerraban fieramente con el rostro deformado por el vivido placer y de su pecho no tardaron en emanar guturales gemidos que buscaban salida de entre sus labios como si de una fontana escapasen, la luz del candil le pareció tintinear por unos instantes, por unos instantes no vio nada más que aquella luz tintineante y aquel placer exorbitante.

Se concentro pues en aquel beso surrealista, succionando con desespero el labio inferior del vampiro, sintió donde la piel abierta vertía su encanto permitiéndole gozar de aquella forma, rozaba con su lengua aquella herida no estaba seguro si para incitarle a derrochar mas de aquel liquido o en un inconsciente intento de sanar la herida porque habia leído, y no sabia bien de donde porque ahora todo libro le parecía vago y lejano, que las encimas que la lengua y la saliva producían sanaban con mayor rapidez las heridas que muchos y extraños medicamentos.

Curveo la espalda cuando el pantalón comenzó a resultarle estrecho e incomodo y los espasmos de placer comenzaron a sacudir su cuerpo de pies a cabeza, el vello en sus brazos se erizo y sus manos resbalaron por el cuerpo ajeno hasta donde ambos muslos se unían. Su respiración y ritmo se dispararon con rapidez y no supo bien en qué momento pensó que debía romper aquel beso mas como expuesto a un imán se vio incapaz de cometer dicha acción.

Su rostro aun semi aniñado se compungía en el placer y lo pecaminoso, el cabello le caia sobre la frente comenzando a humedecer, sendas perlas resbalaban sobre su sien aun cuando fuera el tiempo parecía helar –solo mio- jadeo sobre sus labios.

Los labios del chico se cerraron sobre los suyos y en cuestión de segundos, Anuar se encontraba chupándolo con avidez, como si de no hacerlo, Soren fuera a escapar dejándolo sólo, como si aquellos delicados hilachos de sangre fueran un manantial perdido en algunas ruinas precolombinas en lo más profundo de una selva Latino Americana. No se sorprendió de la reacción del humano, porque sabía muy bien el efecto que la sangre podía tener en el cuerpo, ya que aunque hubieran pasado más de 200 años, el no podía olvidar lo que sintió cuando Erkki le había ofrecido su sangre aquella noche cuando su vida había cambiado por completo.

No estaba seguro de cuanta sangre debía permitirle beber a Anuar, pero sabía que bastaba un pequeño sorbo para casi tocar el cielo.

Dejó que el chico chupara y casi se comiera su labio inferior, haciendo caso omiso al ardor que le producía el contacto con la herida abierta, entreabrió los ojos para deleitarse con la cara de Anuar, una combinación de gestos que daban como resultado una exquisita expresión de placer. Sintió el cuerpo bajo él contorsionarse y retorcerse contra el suyo, enviándole también una deliciosa sensación por la espina dorsal conforme el deseo creía también en su interior.

- Espera... - Murmuró separándose un poco, cuando le escuchó hablar entre sus labios - A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo – Repitió de memoria, un pasaje leído de Jean de la Fontaine, que en el momento le pareció describía a la perfección su vida. - Prometerte una vida feliz, la luna y las estrellas, sería... quizás algo iluso de mi parte... pero, tu me escogiste y por eso estoy aquí ahora, he visitado la luna y las estrellas en tus brazos... y soy feliz – Sonrió y su sonrisa se vio bastante extraña con el carmesí de la sangre que aún brotaba de sus labios - ¿Que podría prometerte yo que ya no me hubieses dado? ¿Que podría darte yo? - Preguntó y de nuevo le besó, esta vez gimiendo ligeramente, por el ardor del contacto – Bebe todo lo que quieras, absorberme todo si quieres... - Susurró entre sus labios.

Abrió los parpados al instante cuando le habia alejado de tan preciada fontana y aunque por un segundo tuvo la firme convicción de callarlo y seguir bebiendo la idea se disipo mientras las palabras escavan del labios del vampiro estampándose en su rostro con delicadeza, le supieron por unos instantes al pastel que anteriormente habia probado. Le separo al escucharlo gemir aunque en sus labios quedo una mancha escarlata como debían quedar impregnados los labios de una mujer que usaba labial.

-todo seria un pecado…no puedo dejarte sin nada, me has dado ya todo lo que necesito- asevero sonriendo ampliamente, limpio con su lengua los labios ajenos degustando aquel exquisito sabor en su paladar, tragándolo con esfuerzo porque anhelaba sentirlo aun mas en su boca mas temia que de seguir no lograse ya saber cuando debía detenerse. Estrecho su cuerpo contra el ajeno intentando regular su respiración, sus manos temblaban suavemente aferradas aun asi a la camisa del vampiro, porque todo su cuerpo parecía temblar en una especie de éxtasis cuando su cuerpo no aun lo habia alcanzado.

-me has dado la vida…- asevero después de razonar aquello-porque antes de ti habia perdido toda esperanza de ser feliz, todo rastro de poseer alma y a veces aun pienso que siendo un vampiro…estas más vivo que yo- confeso sin más sin pensarlo dos veces porque su mente parecía en un limbo en aquel estado parecido al de la ensoñación cuando se disponía ya a quedarse dormido, no razonaba con claridad lo que por sus labios escapaba. Rozaba con sus dedos por encima de la tela de sus prendas, bajando sus manos por el surco de su espalda hasta donde este se extinguía.

El cuerpo le habia traicionado porque comenzaba a hacerse obvio el placer al cual se habia visto tentado, el único vestigio de lo que habia ocurrido en aquella cama sin aparente uso -¿no desearías probarme tu ahora?- le cuestiono en voz baja como si fuera el mas grande pecado jamás pronunciado, la condena al averno habia sido pronunciado por sus labios y en lo mas minimo le importaba porque si a desear su gozo y el de la persona que adoraba se le podia decir pecado, habia pecado ya mil veces y lo haría otras mil aun y a sabiendas de las reprimendas.