Aventura en el Tren (Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Varias noches habían pasado desde aquella primera noche de aventuras pecaminosas con Anuar. El vampiro no había querido mencionar el tema, porque para ser franco le avergonzaba, no sólo por la situación misma de lo ocurrido, sino porque el alcohol en la sangre de Anuar le había conducido a actuar de esa forma tan inconsciente. Soren no solía beber, ni le gustaba embriagarse, ni siquiera cuando estaba vivo visitó los bares en busca del alcohol, así que haberse dejado llevar de esa manera no era algo de lo que se enorgulleciera. Aunque tenía que aceptar que una parte de él gozaba con toda aquella locura.

En varias ocasiones se había encontrado riendo tontamente sin motivo alguno y todo porque recordaba la situación en que se habían metido y la forma en como habían solucionado el problema. Esa noche en particular, luego de salir disimuladamente de la bodega y buscar a Anuar por los pasillos, se encontraba de muy buen humor, había escuchado conversaciones de que durante el día el tren había parado en un pueblo para cargar carbón y que ahora podrían viajar un poco más rápido.

- Y de esta manera se reproducen los cangrejos - Comentó con una taza de café que previamente había pedido a la dependienta que pasaba todas las noches al rededor de las 8 para ofrecer comestibles para la cena, en la mesa de centro habían galletas de trigo con ajonjolí y nueves, también habían dos ciruelas coloradas. - Caminan por la playa haciendo sonar sus tenazas bajo la luna llena -

Se llevó la taza de café a los labios, ese día vestía una camisa de lino negra y un pantalón con diseño de cuadros de colores verdes y vino tinto, en el cuello anudado a su camisa llevaba un listón rojo carmín amarrado como un moño. - ¿Están buenas las galletas? - Le preguntó aspirando el aroma del oscuro liquido.

El vampiro pegó su frente contra la de Anuar y llevó sus manos a los costados del rostro de este - Vine contigo porque pienso quedarme a tu lado, es una promesa que cumpliré sin importar qué - Le aseguró y a esas alturas del tiempo, Anuar debía saber muy bien cuan serio era Soren respecto a lo que prometía y como se tomaba muy a pecho sus obligaciones.

Al escucharle decir o del agua, el vampiro se giró y tomó uno de los cubos con agua hirviendo y lo vertió en la tina, el sonido del agua al caer sonó refrescante, prometiendo y anticipando una deliciosa sensación una vez pudiera meterse en ella, tomó el otro cubo con agua, esta vez fría y la vació, mezclándola con la caliente para que esta adquiriera una deliciosa tibieza apropiada.

Se giró para observar como el joven batallaba con el botón del pantalón, muy a pesar de su terquedad y de su mal humor, con los dedos en ese estado Soren sabía de sobra que sería imposible desnudarse por si mismo. No dijo nada, ni sonrió, no quería que su gesto fuera interpretado como una burla y que Anuar se sintiera herido en su orgullo, sólo se limitó a safar el botón de sus pantalones y a bajar el mismo hasta los tobillos sin mirarlo.

En otras circunstancias, estaría ardiendo en deseo al ver su cuerpo desnudo otra vez, pero dadas las circunstancias, no podía pensar en otra cosa que no fuera su bienestar, por lo que cuando se puso de pie, ni siquiera le había prestado atención a su parte más íntima. Buscó con la mirada y encontró una bola de jabón cerca a los cubos y se sentó en el banco de madera que había al lado de la tina tomándola con las manos, esperando a que el chico entrara en la bañera.

El sonido del agua al golpear contra el fondo metálico de la tina le resulto tranquilizador, como el murmullo de las distantes olas al quebrarse briosas contra la arena, la estela de espuma que sinuosa retrocedía junto con la marea, el olor a sales y mariscos a los cuales se habia acostumbrado ya y comenzaba a creer se habían impregnado en cierta medida a su esencia, como la pintura y los éteres lo habían hecho antes.

Observo el gesto del vampiro, aun cuando habia asegurado haber podido el solo y reprimiendo todo reproche venidero de su ego termino por bajar su ropa interior y dejarla caer sobre el suelo que a sus ojos lucia negro siendo seguramente de otra tonalidad que ante la obscuridad creciente del lugar era reprimida y exterminada –gracias- susurro introduciendo su cuerpo en la tina, el agua al tacto resulto caliente, volviéndose tibia bajo la superficie, o quizás era solo que su cuerpo se acoplaba a ella, se sentó sin meter las manos, dejándolas colgar a ambos lados de los altos bordes del cuenco de metal que comenzaba a adquirir la misma temperatura que la del agua.

Curveo su espalda hacia enfrente hasta lograr introducir los rojizos cabellos en ella, aguantando la respiración y cerrando los parpados para sentir la frescura de aquel liquido vital escurrir por su cuerpo, parecían nacer entre sus cabellos, perlas que como cristalinas gotas emprendían la carrera, bajando por sus parpados y sus mejillas, enredándose con sus pestañas y sus pobladas cejas, suicidándose de la punta de su nariz o perdiéndose entre sus labios y cuello, para volver todas, a congregarse de vuelta al agua estancada en la tina.

-¿qué te a parecido Rumania?- le cuestiono observando a la nada, sentía curiosidad de su respuesta y sin embargo la pregunta parecía más bien encaminada al ruido, a no sumirse en la obscuridad del silencio y la agonía del tiempo, a callar su propia voz, aquella siseante que le contaba cosas al oído.

(( No me canso de decirte que escribes hermoso, las descripciones de este post fueron preciosas ))

Aùn en la oscuridad del lugar para el vampiro fue fácil advertir los gestos del chico, casi pudo sentir como sus músculos se relajaban al contacto con el agua tibia y sintió muchas ganas de quitarse la ropa y meterse allí también ¿Cabrían los dos en la tina? se preguntó con curiosidad observándo el tamaño de la misma que era bastante grande. Una vez Anuar sacó la cabeza del agua y su cabello de fuego se oscureció rápidamente al humedecerse, Soren comenzó a pasar la bola de jabón por la cabeza del chico, generando una buena cantidad de espuma conforme el jabón hacía lo suyo.

- Es bonito y muy diferente - Respondió metiéndo sus dedos dentro del cabello enjabonado de Anuar, haciéndo masajes suavemente - No hay tantas montañas y la vegetación luce diferente, también siento más cálido el clima - Continuó masajeándo el cabello y luego bajó con sus manos para enjabonar la espalda y los hombros, dibujando el contorno de los huesos que unían sus brazos con los hombros.

- ¿Te sientes mejor? - Le preguntó entonces con la esperanza de que el agua y el jabón y en general todo ese momento le ayudara a tranquilizarse y que de alguna manera cambiara su semblante. Era complejo imaginar cuan difìcil era para el humano ese regreso a su tierra natal, Soren sólo había vislumbrado algo de su pasado aquella vez que había entrado en su mente y podía advertir lo traumático que habría sido haber visto la violación de su propia madre y hermana, sin embargo no sabía muy bien como era su relación con su padre y le resultaba frustrante no comprender lo que pasaba por su cabeza y que le hacía reaccionar de esa manera tan fría y despota, como desde el inicio del viaje.

- Es la primera vez que... estoy en una situaciòn así... - Comentó un tanto avergonzado - Generalmente los esclavos me...bañaban a mi - Explicó entre divertido y curioso por la situación.

Cerro los parpados cuando el jabón comenzó a resbalar por su cabeza, sentía como la suciedad cedía con facilidad resbalando junto con el jabón hasta quedar flotando sobre el agua –bastante mejor…dos semanas en un tren no son del todo agradables- asevero sin pretender sonar reprochante o algún parecido ¿desde cuándo solía quejarse de las cosas? Suponía que dada la ocasión lo era más en aquel momento, una dificultad merecida para la satisfacción, o el dolor, que supondrían ver de nuevo a su viejo padre. Con las sienes bañadas de nieve y los labios secos y diminutos como dátiles ¿mantendría aun su aspecto jovial? Lo dudaba, comenzaba a dar muestras de vejez antes de haberse marchado.

-¿de verdad?...nunca antes alguien me habia bañado- le explico pensándolo unos instantes, sonrio de medio lado al pensar en lo ridículo que seria creer que un bebe podría bañarse a si mismo – es decir, alguna vez mi madre tuvo que hacerlo pero no recuerdo esos años, pensé que seria raro pero no lo es- era inusual sentir el tacto del vampiro, frio y suave por el jabón viajar de un lado a otro de su cuerpo, sin embargo no cavia aun asi en la definición de rareza necesaria para ser ubicado en dicho rango, era más bien una sensación agradable implicaba un lazo tal que su rostro no se refugiara entre sus hombros y su cuerpo no yaciera tieso como una estatua.

-¿te vas a bañar también tu?- le cuestiono entonces con curiosidad volteándole a ver por primera vez después de largos instantes de mantener sus melados orbes fijos en la nada misma, en el éter del universo, habia estado observando su interior aunque se vio obligado a cerrarlos nuevamente cuando el jabón amenazo con colarse por sus pestañas e introducirse en sus ojos, seguramente escocería de ser asi y no planeaba ir por ahí con un ojo rojo sin la capacidad de poder tallarlo.

{Me alegra que te gusten!}

- Es verdad, el viaje en el tren no resultó como lo esperabamos - Comentó tomando un cubo más pequeño, para recoger agua y luego vaciarla lentamente sobre la cabeza de Anuar y así ir lavando el jabón y la suciedad. - Pero tengo que confesar que disfruté de la primera semana, viajar contigo me parecía emocionante, era mi primer viaje en tren en compañìa de alguien y me sentìa como un niño en su primer dìa de campo - Le explicó, paseó su mano por entre el cabello ayudándo a que el jabón saliera más rápidamente, el olor a hiervas y a limpio inundó el lugar, una fragancia agradable a pesar de que ese jabón no fuese el más costoso o fino de todos.

- En el castillo no me dejaban hacer casi nada por mi mismo, yo me despertaba en las mañanas y apenas abrìa mis ojos divisaba a Isaak mi esclavo personal de pie frente a la cama, esperando a que le diera alguna orden - Le explicó observando como esa espalda humana habìa crecido en tamaño durante los últimos meses y como lucía mucho más masculina y fuerte - "Amo Soren ¿Desea desayunar en el cuarto o le preparo el baño primero?" me preguntaba y se repetìa asì durante todos los dìas, no me gustaba mucho el baño porque... me avergonzaba que los esclavos lo hicieran por mi, pero era una orden de mi madre y desde muy pequeño se me acostumbró de esa manera - Le explicò y al escuchar la pregunta de Anuar se quedó pensativo unos segundos.

Como vampiro no solía bañarse, por lo menos no muy a menudo, porque realmente no sentía esa necesidad, pero ahora que tenía pareja y que 'convivía' con esa persona, debía ser cuidadoso con esos detalles o terminaría incomodándolo, asintió con la cabeza, dejàndo el jabòn y el cubo a un lado de la bañera, para pasar a desabotonarse la camisa que Anuar le había prestado, luego se quitó los pantalones pero cuando estos caìan por sus rodillas pareció reflexionar al respecto - ¿Crees que quepamos los dos ahí? -

Pero fue más la curiosidad y las ganas de sentir el agua tibia y la cercanía del cuerpo de Anuar, por lo que terminó metiéndose como pudo en la bañera, pensando en la manera en como quedarían más cómodos, el vampiro se acomodó detrás de Anuar, estirando las piernas y abriéndolas un poco para permitir el cuerpo de Anuar quedar sobre el suyo. Gracias al agua el peso de Anuar se volvía casi nulo así que no le resultó para nada incómodo o molesto, por el contrario, la cercanía con su cuerpo y ese calor delicioso que sólo los humanos podían transmitir le invadieron, relajando sus músculos y haciendo que el resto del mundo y sus problemas se volvieran insignificantes.

Abrazó a Anuar por la cintura con sus brazos y apoyó el mentón sobre uno de sus hombros, si el paraíso de los Cristianos existía tal y como lo prometía la biblia, estar a su lado de esa manera tan íntima, debía parecerse a ese paraíso: perfecto y esperado.

-fue bastante emocionante…aunque estuvimos a nada de ser descubiertos- sonrió como quien a confesado la mejor travesura de todas, recordaba aun aquella noche en que habia tenido que fingir condolencias ante la muerte de un inexistente, porque no poseia ninguna familiar de nombre…habia olvidado el nombre, en todo caso habia tenido que mentir y lo habia hecho con una facilidad que le parecía ahora aberrante, el, la persona a la que sus ojos la delataban siempre.

-lamento no poder hacer lo mismo porti- susurro observando sus manos de soslayo, más en algun momento quizás demasiado lejano sus manos volverían a funcionar y le daría baños diarios hasta que se hartase y mandase sacar la tina de su recinto…¿estaba pensado acaso en vivir con el? La idea se desmorono como un castillo ante un cañón, una idea que no debía haber nacido por la imposibilidad de ser realizada. Y cuanto afán parecían poseer en lastimarse enteramente por pesares de esa índole.

Recorrió su cuerpo al frente cuando el de vampiro se introdujo en la bañera y el agua incremento su nivel anterior amenazando con desbordarse de haber sido Soren un vampiro mas corpulento u oblongo. Recargo su espalda sobre el pecho ajeno apoyando su mejilla contra la del vampiro –deberíamos hacer estas cosas más a menudo- asevero con sinceridad introduciendo sus manos en la bañera con sumo cuidado de no golpearlas con nada, las deposito sobre las ajenas como si de trapo de trataran.

Se permitió cerrar los ojos introduciéndose a aquel mundo de letargo involuntario, aquel lugar donde parecía no necesitar reflexionar nada ni pensar antes de hablar porque en las palabras no encontraba bondad o malicia, sino solo información que debía ser expelida y jamás destruida –Vasile- susurro virando su rostro, hasta tocar con la punta de su nariz los labios del vampiro, Vasile era el nombre que le habia puesto a su primo no existente. Aquel que yacia en un ataúd y por el cual habia tenido que hacer aquel viaje. Vasile y no el -asi te llamabas-

El vampiro recordó la noche en la que las ovejas habían sido testigos de los besos y caricias prohibidos en ese vagón de carga, esa noche en la que la oscuridad les había cobijado como a dos hijos y les había protegido bajo su manto misterioso, para permitirles dar rienda suelta al amor. Aquella noche habìa pasado algo insperado que no había ocurrido antes cuando le había mordido para alimentarse y aquella memoría quedaría grabada con fuego en su cabeza, como las marcas que le ponían a los toros y vacas en las granjas para enumerarlas.

- Siempre nos estàn pasando cosas inesperadas - Comentó cerràndo los ojos, perdido en los recuerdos - Y cuando pienso en la cantidad de cosas que me han sucedido a tu lado, me doy cuenta en cuan afortunado soy de... que sigas a mi lado - Y es que perderlo sería tan fácil, una enfermedad podría arrevatárselo, también un accidente cualquiera, habían mil y una formas de que el chico desapareciera de su vida, pero seguía estando allí, era como un milagro.

- Muy pronto podrás - Le aseguró cuando se lamentó por no poder usar sus manos - Daré mi mejor esfuerzo para curarte - No estaba muy seguro de poder hacerlo a la perfección pues no era una curación fácil y él no era un experto, además hacía mucho tiempo que no hacía ese procedimiento cn un humano, pero estaba de más decir que pondría todo de si mismo para hacerlo lo mejor posible, él más que nadie sabía la importancia de las manos para un pintor.

- Si... es muy agradable - Asintió desviándo sus labios para depositar un beso en la nariz de Anuar, esa que a veces se empeñaba en estorbar entre los besos, el vampiro buscó el pequeño cuenco y el jabón que había dejado a un lado antes de entrar - Hay muchas cosas que quiero repetir una y otra vez contigo - Le confesó y sus mejillas se tornaron rojizas al recordar cosas que, quizás resultaban un tanto indecorosas que mencionar.

- ¡Vasile! se me había olvidado - Exclamó mientras se pasaba el cuenco por la cabeza hechándose agua para mojar su cabello y posteriormente se enjabonaba, rios delgados de espuma comenzaron a bajar lentamente por los costados de su cara, tuvo el impulso inconsciente de quitarse las gafas, pero recordó que ya no las traìa puestas pues no podía sostenerlas sin una de sus orejas.

Quizás tenía razón, la suerte les había acompañado en innumerables ocasiones, les había arropado en su obscuro manto y acunado en su terso seno como una verdadera nodriza ¿y cuanto tiempo más seguiría de aquella forma? El en su condición humana poseía aun aquella fragilidad de la que pendía su existencia y que le seria arrebatada con un suave soplo del caprichoso y cambiante destino, aquel adicto a las desdichas ajenas y el juego de almas, marionetas de nadie, de el mismo y sus decisiones.

-no lo hagas- susurro ladeando el rostro, habia conocido por experiencias pasadas lo desastroso que era guardar esperanzas y anhelos como preciadas cuentas de un collar roto y extraviado, diminutos pedazos de algo que habiendo existido antes ahora no eran sino vestigios que jamás remplazarían al bien por completo sino lo harían recordarlo con dolor y melancolía –no quiero creer que será algo que quizás jamás suceda- pesimista y que mas daba, era solo un optimista experimentado en la materia. Cerro los parpados nuevamente cuando el olor del jabón le resulto cercano y la espuma resbalo también por su cuerpo.

Movió su pierna acariciando con sus dedos la del vampiro sin inmutarse demasiado por el ascendente calor por su pecho que termino por acunarse en sus mejillas y tener el tacto de dos débiles lenguas de fuego de alguna antorcha lejana y olvidada. El calor que irradio, tenue y escaso le reconforto contrastando con aquella frialdad que su tacto solia irradiar, como un montículo de nieve durante el invierno o una laguna petrificada que parecía derretirse por el astro rey y dejar aquella estela de calidez sobre su cuerpo.

-¿Cómo le diras a mi padre que te llamas? ¿Seras Soren?- suponía que no deseaba cambiarse el nombre, si inventarse un oficio y una relación parecía haber sido la peor abominación de todas cambiar su esencia y su procedencia quizás le avergonzara en igual forma.

No quiso discutir al respecto, aunque Anuar no quisiera creer en su promesa o hacerse ilusiones, el igualmente deseaba dar lo mejor de si mismo para lograr la curación y lo haría sin importar que. La caricia quizàs involuntaria de sus piernas le hicieron quedarse quieto con cubo en mano como a la expectativa, pero luego continuò con su tarea de lavarse bien el cabello, debían haber restos de sangre seca , especialmente en la piel que rodeaba la inexistente oreja.

- Ummm... Bjorn, me gusta Bjorn, suena muy Sueco - Comentó cuando el nombre se le vino a la cabeza - Soy muy despistado... así que espero recordar bien mi nuevo nombre para que cuando alguien me llame, me gire para atender - Reflexionó, sin duda debía practicar de lo contrario diría una tontería o haría algo que le pondría en evidencia y no quería pasar una vergüenza nada más y nada menos que con su...suegro.

- Bjorn Kjellin - Continuò cerràndo los ojos para visualizar el Bjorn en quien quería convertirse - seré un hombre educado de clase alta, intelectual y algo bohemio que viaja por Europa comerciando alfombras, también recolectando información para una novela, tendré una esposa simpática, de enormes mejillas y pronunciadas caderas, una jovencita pueblerina de quien me enamoré en uno de mis viajes, ella es Rumana, por lo tanto he viajado a Bran a visitarla ya que en sus cartas me manifiesta que, tiene miedo a dar a luz sin que yo esté para conocer a mi primer primogénito, así que he decidido aplasar mis viajes para estar con ella hasta que de a luz y aprovechar los primeros meses de vida de mi hijo - Abrió los ojos y la imagen de Bjorn con su adorable pequeña familia se esfumó.

Volvió su vista a Anuar, más específicamente a la espalda de Anuar y no resistió el deseo de besar esos hombros ahora anchos y bien torneados, por lo que se inclinó para comenzar a recorrerlos con sus labios, tenia que aceptar que le gustaba ese nuevo físico de Anuar, su torso lucía muy masculino ahora y sin realmente ser consciente de ello, sus manos viajaron al vientre del humano para palpar los músculos que ahora eran mucho màs evidentes. Detuvo sus besos cuando llegó al inicio de su cabello, justo en el cuello.

El sabor a jabón no le molestaba en lo absoluto, teniendo en cuenta de que como Vampiro no podía sentir sabores, mordió suavemente la piel del cuello, apenas si rozando los colmillos contra la piel, un movimiento en falso y sus colmillos afilados como cuchillos podrían penetrar la piel como si se tratara de un pedazo de mantequilla.

Intento imaginarse aquel relato como una realidad, vivirían en una diminuta casa de campo aledaña a los rosales y lejana de los trigales, con un par de perros de caza que custodiarían lo que a nadie le pertenecía, la casa olería a comida y especias y los suelos a madera y humedad. Tendrían un estudio donde Bjorn igual que su Soren guardaría numerosos ejemplares de tomos antiguos y otros más contemporáneos, tendría cuadros por algunas partes de la casa y todos aquellos de su creación. Podrían salir el y su mujer ante los rayos del astro rey y dibujarían en sus rostros la felicidad, le darían vida a un nuevo ser y tendría un verdadero motivo por el cual seguir, viviendo y trabajando sin cesar. No solo poseería un vestigio de felicidad y amor sino el sentimiento por completo. Tendría una vida gozosa, una verdadera vida que recordar y a la cual añorar. Que egoísta había sido al negarse una familia.

La angustia le invadió por unos instantes convirtiendo su rostro en un mar de confusión –creo que es una buena historia…seguramente lo creerá- más aquello implicaba y el bien lo sabia que el vampiro tuviese que otorgar espacios sin su presencia, se suponía que debía cuidar de su mujer aunque al hacer aquello terminaría realmente no cuidando de él. Apretó los parpados, no necesitaba ser cuidado, aunque no necesitar no implicaba que no deseaba, de aquellos anhelos que jamás se permitiría decir a viva voz.

-¿estas anticipando lo que quieres hacer?- le cuestiono con aquel extraño tacto rozando sus vertebras, dos finas puntas de frio metal que se resbalaban sobre su piel sin lacerarla, el vello de los brazos se le erizo y los poros de la piel se le cerraron dejando aquel relieve sobre su cuerpo tanto extraño e inusual como gracioso y divertido. Apoyo sus brazos sobre las piernas del vampiro para no llegar asi a resbalar y terminar con mas agua en los suelos que ahí adentro -es un tanto inusual...como un trozo de hielo que no deja humedad-

La vida de Bjorn de repente se le antojó como lo que alguna vez habría querido tener. A pesar de que en su época de vivo era más amargado que el mismo vinagre, en esa época en la que lo tenía todo en el castillo, menos un verdadero sentimiento de felicidad o amor, de repente fue consciente de que habían pasado 200 años sin que pudiese experimentar aquel sentimiento y en todo ese largo lapso de tiempo, nunca se había hecho ilusiones de encontrarlo, porque no era consciente de que era lo que buscaba.

Que situación más rara, darse cuenta de que había tenido que pasar dos centurias para aprender un poco más de si mismo.
Tonto Soren, tonto.

Como un niño cogido con las manos en la masa, Soren alejó sus manos del vientre de Anuar y su boca de su cuello allí donde iniciaba el cabello en la nuca, se sintió como si hubiese sido reprendido en un acto delictivo, sus intenciones en evidencia por una madre con las manos en la cintura y una ceja en alto, mientras él sostenía un buen pedazo de torta de cerezas, recién sacado de la alacena.

- Este...yo...- Tartamudeó avergonzado por la pregunta tan directa, realmente no había pensado hacer nada en concreto, más bien se había dejado llevar por el impulso de besar esa espalda al verla, pero ahora se sentia juzgado y en la mira de ojos acusadores, como si aquello estuviese mal. - No...estaba intentando hacer nada raro o malo - Logró decir y su aseveración le pareció de lo más estupida, como la mayoría de cosas que terminaba diciendo cuando se sentía bajo presión.

- Es sólo que... - Se detuvo unos segundos para no ir a meter más la pata (¿La estaba metiéndo?) - Me gusta como luce tu espalda y me dieron ganas de besarla... es todo - Se justificó, con las mejillas encendidas una vez más como un par de antorchas.

(( que tonto xD ))

La reacción del vampiro le desconcertó más no en la medida de levantarse cual resorte y encararlo para cuestionarle a viva voz que acción o palabra había causado aquel imprevisto color en sus mejillas –no intentaba cuestionarte al respecto…ni tampoco te estaba juzgando- sonrió de medio lado negando con tranquilidad y parsimonia, de aquella forma apacible y con aquel rostro sereno que en rara ocasión eran deformados por algún otro sentimiento.

-puedes entonces besarla tanto como quieras…es prácticamente tuya- asevero intentando contabilizar el tiempo que habían pasado ya en aquel lugar, seguramente algunos minutos más no levantarían ninguna sospecha, aquel niño que les había otorgado la habitación seguramente quien había puesto los baldes con agua en el baño con gran posibilidad se encontraba ya haciendo otra labor y de no ser así su indiferencia le limitaría a hacer nada al respecto, nada más allá de saber que se habían tardado demasiado para un baño.

Intento acomodarse para volver a apoyar su espalda en el pecho del vampiro más el fondo ahora jabonoso le hizo resbalar por la tina hasta que sus piernas salieron del borde y su nuca se estrecho sobre el vientre del vampiro, entrecerró los parpados hundido bajo el nivel del agua, con los cabellos ludiendo su rostro y mesándose de un lado a otro por el repentino movimiento en el agua que su resbalón había producido, observo el rostro difuso del vampiro y se cuestiono a si mismo si de aquella misma manera observaba el cuando los lentes se le caían o dañaban, el jabón se había mezclado con el agua volviéndola blanquecina y menos nítida, los ojos le comenzar a escocer y no por ello decidió volver.

Desvió la mirada a sus distantes manos, lucían ahora perfecta, deformadas por el agua lucían como antes ¿y si se quedaba ahí abajo? Resultaba ser un mejor lugar aunque como todo mal nadador el aire se le escapo con rapidez y se vio obligado a volver -es realmente diminuta esta cosa- susurro intentando acomodarse nuevamente.

La cosa no resultó tan terrible como esperaba, en momentos como ese se preguntaba si Anuar lo hacía a proposito, si de repente soltaba frases como esas o hacía preguntas, sólo para hacerlo sentir nervioso y disfrutar de las tonterías que hacía o decía. Quizás sentía una malsana fasinación muy en el fondo de verle en aprietos, metido en situaciones vergonzosas donde siempre terminaba con las mejillas del color del ají.

Iba a responder alguna otra tontería a eso de que su espalda le pertenecía, cuando el chico desapareció bajo el agua en un inesperado (y no por menos gracioso) movimiento. La primera reacción fue por supuesto la risa, que afloró natural en su boca, mostrándo esos colmillos que siempre procuraba ocultar a toda costa, pero la corta efusividad murió cuando el chico se quedó bajo el agua demasiado tiempo.

Sus ojos parecían ahora un par de piedras preciosas escondidas bajo la mar, los imaginó como pedacitos de oro perdidos en las profundidades marinas, pertenecientes a un olvidado tesoro pirata y su cabello ondulando apaciblemente, era los tentáculos de una Anémona rojiza que se mecían al rededor del tesoro, afianzada al arrecife de coral.

Cuando el chico volvió a emergir, el vampiro lo miraba con una extraña facinación, se inclinó hacía él y con una de sus manos guió el rostro de Anuar hacía el suyo para besar sus labios húmedos, el beso no duró mucho y el vampiro se retiró lentamente sólo para decir - He encontrado el tesoro oculto que todos creían perdido, la gema más brillante y valiosa de todas - Hizo una pausa para observar como las pestañas ahora húmedas formaban puntas definidas, como los brazos de las estrellas de mar -¿O ha sido el tesoro el que encontró al pirata? -

Une ente ajeno sujeto su rostro guiándolo a una dirección que no era la planteada con anterioridad y sus labios se toparon con los del vampiro en un efímero beso que le robo el aire, no comprendió con claridad sus palabras más con Soren habia aprendido que no todo lo que se desconoce debe causar aquel vacio inexistente, aquel agujero negro dispuesto a succionar todo conocimiento y saber de la razón humana ¿no era el conocimiento el bien más preciado? Con Soren eso parecía no ser asi, tenerlo ahí, se volvía el bien más preciado.

-quizás ambos estaban predestinados a encontrarse- se encogió de hombros apoyando sus pies sobre el fondo metálico para lograr sacar la parte de su cuerpo que seguía inmersa entre las blanquecinas aguas. Intento reflexionar nuevamente cuanto tiempo habían pasado ya en ese lugar y por más que deseaba permanecer ahí hasta la eternidad y el fin de los días no podían hacerse acreedores a sospechas por parte de nadie ¿si alguien deseaba bañarse y entraba y los veía en aquella posición? –Deberíamos volver al cuarto- asevero en voz baja, una que pareció hundirse como aquella narración de Verne, un monstruo de metal que podia hundirse con personas dentro proporcionándose aun asi el aire vital y la comodidad de la superficie.

Meneo la cabeza suponiendo que seria mejor idea que saliera Soren primero, se vistiera y secara los cabellos de trigo maduro y después saliera el, con sus opacos cabellos de fuego y ojos de ambar, de pronto le pareció increíble lo diferentes que eran, más ahora que en antaño, más en ese instante que el cualquier otro.

Soren nunca había creído en el destino, bueno quizás no hasta ahora ¿Sería posible que entre todas las personas del mundo Anuar fuera la que estuviese conectada por algún hilo invisible a su muñeca? Meses antes le había gustado jugar con ese concepto, jugar a que podía ser real si lo pintaba en un cuadro o si le proponía matrimonio, pero eso no significaba que fuese real.

Que el pirata hubiese encontrado el tesoro luego de toda una vida de navegar perdido en altamar.

- ¿Alguna vez te has puesto a pensar en como sería si aquella noche en el bosque a ningúno de los dos se nos hubiera ocurrido ir a dibujar? - Le preguntó el vampiro mientras salía de la bañera con cuidado de no resbalarse, no quería protagonizar una aparatosa, vergonzosa y jocosa caida que dejara en primer plano toda su humanidad, por lo que se aferró bien al borde de la bañera y puso primero un pie en el suelo de madera húmedo y luego el otro con pastosa lentitud.

Cuando estuvo por fuera notó que Anuar aún tenía la espalda llena de jabón - Espera, aún tienes jabón - Le advirtió y tomó el cuenco con agua que quedaba (que ya estaba fría) vaciándolo lentamente en la espalda, hombros y pecho del joven hasta que el jabón terminó por caer de su piel y diluirse con el resto.

Seguido a esto tomó la toalla y le envolvió los hombros al chico y luego se la paseó por el cabello para secarlo, el cabello quedo revuelto y en graciosas puntas, dejó escapar una suave risita.

-¿de que me serviría preguntarme eso?- su voz sonó tranquila, y su mirada distante le hacia parecer que hablaba con el aire mismo y nadie en particular, se había preguntado en alguna ocasión si de contar sus problemas al viento este pudiese traer las respuestas de regreso, en aquel lenguaje indescifrable ¿A dónde iba a dar todo aquello que con el se movía? Aquellas promesas gritadas, los versos incompletos de poetas, los besos de amantes que jamás llegaban y se preguntaba si también sus palabras terminaban e esa nada, ese absceso del espacio al cual nadie podia llegar, por haber sido olvidado hacia tanto tiempo ya.

-si no nos hubiésemos conocidos el ahora no existiría y la cuestión en si jamás se hubiese formulado ¿cierto?...azares del destino fue lo que nos llevo a encontrarnos, si esque de alguna forma crees en eso- el agua fría que bajo por su espalda y su pecho le obligo a contraer el cuerpo y apretar los maltrechos dedos –me gusta más pensar que nos depara el destino en lugar de cuestionarme como hubiera sido- una vida había gastado en esa cuestión ¿y si hubiese sido mas fuerte? ¿si hubiese defendido como un hombre debía defender a su familia? ¿Angeliqué y su madre hubieran seguido con el? Una vida se había atormentado y no pretendía seguir haciéndolo con otra cuestión.

Apoyo su mentón sobre su brazo, el cual yacía pegado a uno de los bordes de la tina, observando al vampiro con extraña fijeza e inusual asombro -¿Qué diría la gente al saber lo que se mueve en mi interior al verte?-

Soren torció los labios ante la pregunta que le devolvia Anuar, pues el vampiro solía arrepentirse mucho de las cosas que por su timides o sus propias convicciones morales tontas no se atrevía a hacer, no obstante, no conocía muchas personas que hubiesen marcado su vida o las que recordaría por mucho tiempo, así que preguntarse como habría sido su vida sin Anuar era más que una obligación, eso le ayudaba a valorar lo que ahora tenía.

- Vale la pena... porqué me hace reflexionar sobre lo que yo era antes de conocerte y de no haberte conocido seguiría siendo ese mismo vampiro de antaño - Explicó girándose para tomar la ropa que yacía seca y limpia esperando para ser usada. Le quitó la toalla a Anuar la cual yacía aún en sus hombros y comenzó a secarse el pecho, mientras escuchaba lo que decía ¿Anuar no creía en el destino? Seguramente no creía ni en Dios, aunque de esos temas no habían hablado con seriedad, era algo que podía intuir.

-¿Qué diría la gente al saber lo que se mueve en mi interior al verte?-

El vampiro se giró e inconscientemente la toalla fue a tapar sus partes nobles y sus mejillas se volvieron tan coloradas que aún en medio de la oscuridad parecieron brillar cual nariz de Rudolf el venado de Santa Claus. Se quedó mirándolo como sin saber que decir, interpretando la frase de una manera vergonzosamente literal, pero entonces lentamente su cerebro pareció procesar mejor la frase, quizás Anuar se refería a una generalización de lo que sentía al verlo.

- Um... y... ¿Qué...qué es lo que se mueve? - Preguntó en medio de su verguenza, sintiéndose aún más tonto por la pregunta. - Seguramente... pensarían que estás loco - Agregó mordiéndose el labio inferior. No tendría mucho sentido que le gustara un cuerpo como el suyo ¿No?.

-sin embargo no lo eres ya ¿cierto? Entonces es mejor mirar enfrente que mirar atrás aunque para seguir hay siempre que tener presente por donde hemos andado- lo pensó unos instantes y tantas frases llegaron a su cabeza que pareció un bombardeo masivo, frases tan contradictorias y paradójicas que era difícil tomar un bando, el flanco izquierdo lanzaba aseveraciones de que el pasado no importaba, no había que retroceder ni para tomar impulso, sin embargo el flanco derecho arrojaba sobre el párrafos del pasado, solo en el se podia buscar un presente y esperar un futuro, meneo la cabeza alejando tales y cuales pensamientos.

Sonrió ampliamente escondiendo su rostro tras su brazo –que vulgaridad has ido a poner en mis labios- rio por lo bajo suponiendo la clase de pensamiento que había acudido a su mente y ahora si lo pensaba bien lo que había dicho se prestaba a tales malos entendidos aunque no podría evitar sentir aquella gracia aflorar de sus adentros. Mientras el había buscado el lado romántico y agradable del momento Soren se había inclinado al morbo y lo erótico sin embargo, pareció no importarle. Era aquel rubor en su mejilla nacido sin padre ni madre y aquel nerviosismo en sus palabras lo que le encantaba.

-se mueve…- lo pensó unos instantes dejando volar la imaginación del vampiro –a veces se mueve- repitió y en sus palabras encontró la duda, porque no solía y bien sabia sino el, hablar de aquella manera sinuosa y lasciva. Escondió aun más el rostro ocultado ahora su propio arrebol –sentimientos- puntualizo con la boca seca como tormenta de arena –se mueven sentimientos que no me atrevo a pronunciar…son mas bellos si carecen de nombre- su frente toco el borde metálico y su brazo resbalo por fuera del mismo, colgando inerte sobre un vacio y un precipicio. Alzo el rostro con lentitud como si algo de la acción le fuese doloroso, intento observar entre el umbral alguna muestra de algun sentimiento cualquiera en rostro del vampiro. ¿Cómo se habia atrevido a pensar en decir tales vulgaridades? en sus labios no debian sonar bien, tenian el sabor del azufre y el color del carbón.

Se sentía cada vez más nervioso y acorralado conforme pasaban los minutos y en cierta manera no era metafórico, pues estaba encerrado en un pequeño cuarto de baño literalmente, la cuestión era que Anuar siempre sabía como hacerle sentir de esa manera, constantemente intimidado y nervioso.

Lo que Soren no sabía o no descubría aún era que en el fondo (Muy en el fondo) disfrutaba sentirse de esa manera ¿Era un masoquista sin remedio? Quizás...

Se quedó a la expectativa esperando a que el chico terminara la frase sobre lo que se movía con un extraño y mórbido interés y cuando el chico aclaró que hablaba de los sentimientos la cosa no pareció ser más aliviadora: El deseo físico era una cuestión superficial al fin y al cabo, ¿Pero los verdaderos sentimientos? esos si eran cosas importantes que debían cuidarse y de los cuales se debía ser responsable. Resultaba mucho más fácil que se redujera sólo a atracción física y deseo, a que la cuestión fuese mucho más allá.

Ahora se encontraba más nervioso, una situación sexual era vergonzosa, si, pero de alguna manera sabías que terminaría cuando ambos llegaran a un climax y no había que preocuparse más al respecto, pero una situación sentimental no, era impredecible, se sentían cosas que uno no podía nombrar (tal y como decía Anuar) y el nunca sabía que demonios hacer o decir.

- Es... un alivio saber que... no soy el único que siente cosas raras - Atinó a decir y se agachó para quedar de rodillas y a la altura del chico que aún continuaba dentro de la bañera. - Y... y... no es una vulgaridad... - Agregó recordando lo anterior dicho por el chico, pero no lograba encontrar la manera de explicarse - Es... normal... desear...esas cosas... ¿No? -

Ahora si no tenía idea de si lo que estaba diciendo era lo que Anuar quería decir o si hablaban de dos cosas completamente distintas. Todo sería tan simple si hubiera aprendido a leer la mente como Erkki.

(( Ame tu post xD como siempre haha))

-¿qué sea normal implica que sea bueno?...es normal enfermarse y sin embargo no es algo bueno- se encogió de hombros sintiendo como las uniones de sus hombros y las articulaciones parecían crujir ante los movimientos de su cuerpo, como una puerta vieja que no a tenido el mantenimiento adecuado. Enjuago su rostro para intentar así, con la templanza del agua, disolver el rubor en sus mejillas –tampoco pienso que sea algo malo…- que complejo era exponer en palabras lo que creía, pensaba y más aun aquellos cimientos que lo conformaban como algo más que un simple cuerpo, un raciocinio que los distinguía de entre los demás animales.

–como todas las cosas no es blanco ni negro sino que varia dependiendo el lado en que se vea- situaciones, circunstancias y momentos dictaban si las cosas eran buenas o malas porque nadie, ni nada, en su totalidad lo era. Las cosas se conformaban en escalas de grises con algunas pinceladas sueltas de colores primarios, alegría, tristeza y dolor tenían también lugar en ese plano conformado por los espectros de luz, la mezcla de y la falta de ellos.

Inclino su cuerpo hasta conseguir sacarlo de la bañera aunque el borde metálico oprimía su pecho de forma dolorosa, se inclino hasta conseguir ludir con sus húmedos labios la mejilla del vampiro y depositar en ella un prolongado beso que se le antojaba aun más largo de lo que había sido. Regreso a su lugar dentro de la bañera comenzando a percatarse de aquella consistencia a uvas pasas que sus dedos comenzaban a adquirir por la cantidad de tiempo que había pasado en contacto con el agua, sobre todo sus pies y no sus manos.

Busco con la mirada alguna otra toalla en la estancia con la cual poder salir y secarse los ríos de agua que seguramente correrían vertiginosos por su cuerpo apenas sus pies tocaran el suelo y más aun desde que su cuerpo comenzara a erguirse sobre la bañera.