AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No contaba con esto [Wesh]
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No contaba con esto [Wesh]
Recuerdo del primer mensaje :
La ropa que envolvía su cuerpo y le producía irritaciones en la piel la había tomado prestada de Marie. La criada había sido muy amable ofreciéndole uno de los pocos vestidos de los que disponía y Victoria se había anotado mentalmente regalarle un hermoso vestido como compensación. Hizo una mueca cuando pensó en Samuel y en lo poco adecuado que vería ese regalo a la criada. Pero, ahora mismo, aquella era toda la familia que tenía. Sí, no se avergonzaba de decir que quería a esos sirvientes como si fueran familia y estaba segura de que ellos la querían de igual modo -y no sólo porque fuera la señora de la casa.
Desde que puso un pie en Paris, la casa entera se había volcado en ella. Sobre todo Pierre y Marie, con los que tenía mñas confianza y quienes la estaban ayudando en su empresa.
Un estremecimiento le recorrió el cuerpo cuando pisó con una de sus botas un charco negro y una ráfaga de viento le revolvió la capa.
-¿Estamos muy lejos, señor? -tuvo que apretar los dientes después de hablar porque se pusieron a castañear. A pesar de ser primavera, los últimos días habían amanecido nublados y con precipitaciones. Estaba cansada, llevaba todo el día recorriendo los bajos fondos de arriba abajo en busca de un hombre del que sólo sabía el nombre y del que nadie quería hablar. La gente no solía ser demasiado amable por esos lares y aún lo eran menos cuando mencionaba el nombre del hombre. La miraban mal, una especie de mezcla de miedo y fastidio, y la despachaban sin ninguna consideración. Había estado a punto de darse por vencida... pero había tenido la suerte de encontrar al caballero que ahora mismo la llevaba hasta el encuentro del hombre que buscaba.
-Estamos a punto de llegar, gatita -respondió el hombre mientras se lamía los labios y se secaba el sudor de la frente con la mano. Victoría no podía enterder por qué sudaba cuando ella temblaba de frío. Siguió caminando a su lado. El caballero la condujo por calles oscuras sin apenas iluminación, que olían tan mal que sentía arcadas en el estomago.
Pero elesfuerzo valía la pena.
Sin saber cómo, se vio de pronto empujada contra una de las frías paredes. Sólo tardó una milésima de segundos en darse cuenta de lo estúpida que había sido por confiar en aquel hombre. Se raspó la mejilla al intentar soltarse.
-Vamos, vamos, no te alteres, gatita. ¡Si es lo que has estado buscando!
Frenética, introdujo una mano dentro de la capa para coger la pistola que llevaba. Había sido de Samuel y llevarla con ella era como tener a Samuel protegiéndola. Sus estumecidos dedos fueron torpes y el arma cayó al suelo produciendo un sonido que retumbó en aquel callejón sin salida.
Desde que puso un pie en Paris, la casa entera se había volcado en ella. Sobre todo Pierre y Marie, con los que tenía mñas confianza y quienes la estaban ayudando en su empresa.
Un estremecimiento le recorrió el cuerpo cuando pisó con una de sus botas un charco negro y una ráfaga de viento le revolvió la capa.
-¿Estamos muy lejos, señor? -tuvo que apretar los dientes después de hablar porque se pusieron a castañear. A pesar de ser primavera, los últimos días habían amanecido nublados y con precipitaciones. Estaba cansada, llevaba todo el día recorriendo los bajos fondos de arriba abajo en busca de un hombre del que sólo sabía el nombre y del que nadie quería hablar. La gente no solía ser demasiado amable por esos lares y aún lo eran menos cuando mencionaba el nombre del hombre. La miraban mal, una especie de mezcla de miedo y fastidio, y la despachaban sin ninguna consideración. Había estado a punto de darse por vencida... pero había tenido la suerte de encontrar al caballero que ahora mismo la llevaba hasta el encuentro del hombre que buscaba.
-Estamos a punto de llegar, gatita -respondió el hombre mientras se lamía los labios y se secaba el sudor de la frente con la mano. Victoría no podía enterder por qué sudaba cuando ella temblaba de frío. Siguió caminando a su lado. El caballero la condujo por calles oscuras sin apenas iluminación, que olían tan mal que sentía arcadas en el estomago.
Pero elesfuerzo valía la pena.
Sin saber cómo, se vio de pronto empujada contra una de las frías paredes. Sólo tardó una milésima de segundos en darse cuenta de lo estúpida que había sido por confiar en aquel hombre. Se raspó la mejilla al intentar soltarse.
-Vamos, vamos, no te alteres, gatita. ¡Si es lo que has estado buscando!
Frenética, introdujo una mano dentro de la capa para coger la pistola que llevaba. Había sido de Samuel y llevarla con ella era como tener a Samuel protegiéndola. Sus estumecidos dedos fueron torpes y el arma cayó al suelo produciendo un sonido que retumbó en aquel callejón sin salida.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
El señor Wesh la soltó y dio un paso atrás, por lo que las manos de Victoria resbalaron por la chaqueta hasta quedar colgadas a ambos lados de su cuerpo. Lo miró con los hombros caídos y una expresión de desilusión. Las cosas nunca eran tan sencillas como parecían. Nunca.
-Sabe la razón por la que hago todo esto y aún así ¿es capaz de pedirme eso? -volvió a cerrarse la capa y lo miró directamente a los ojos-. Amo a mi marido y no... pienso manchar su recuerdo con... con... -apretó los labios tan fuerte que se volvieron blancos-. Es usted un hombre ruin, señor Wesh.
Dios santo, no podía estar tan cerca de su venganza y a la vez tan lejos. ¿De verdad iba a regresar a casa sin ningún trato con él? Maldita sea, debía haber algo que lo interesase. Algo que no fuese ella misma.
-Ya le he dicho que tengo mucho dinero...
El cansancio volvía a caer sobre ella. Era curioso el modo en que el estado del cuerpo podía cambiar sólo cambiando el estado de la mente, del alma.
-Sabe la razón por la que hago todo esto y aún así ¿es capaz de pedirme eso? -volvió a cerrarse la capa y lo miró directamente a los ojos-. Amo a mi marido y no... pienso manchar su recuerdo con... con... -apretó los labios tan fuerte que se volvieron blancos-. Es usted un hombre ruin, señor Wesh.
Dios santo, no podía estar tan cerca de su venganza y a la vez tan lejos. ¿De verdad iba a regresar a casa sin ningún trato con él? Maldita sea, debía haber algo que lo interesase. Algo que no fuese ella misma.
-Ya le he dicho que tengo mucho dinero...
El cansancio volvía a caer sobre ella. Era curioso el modo en que el estado del cuerpo podía cambiar sólo cambiando el estado de la mente, del alma.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Realmente se sintió ruin cuando ella se lo dijo, pero no podía permitir que sentimientos de culpa dieran al traste con sus planes y su fachada. Precisamente, era considerado el mejor por lo poco que le importaban los sentimientos de la gente y los suyos propios. Por eso, se armó de indiferencia y continuó con la actuación.
-La razón por la que lo hace, no me importa lo más mínimo, pequeña. Esas razones tan sólo aliviarán su conciencia cuando esté a punto de cometer un asesinato, no la mía -ladeó la cabeza la observó fijamente desde su altura-. Lo que sé es que un favor se paga con un favor. Yo le hago uno a usted y usted me hace uno a mí. ¿Qué voy a pedirle? -sacudió la cabeza y encogió los hombros-, Todavía no lo sé. Pero quiero que se plantee cualquier opción. Sea lo que sea, usted deberá hacerlo. Y, créame, tengo formas de hacer que los tratos se cumplan. Ni siquiera piense que puede decir ahora que sí y después echarse atrás como una cobarde. Todo lo que prometa hacer, lo hará
Siempre se sentía como un delincuente en esa parte de los trabajos. También cuando decidía cobrarse los favores. Y realmente no entendía por qué. La mayor parte de las veces, las misiones ponían en peligro su vida y a los contratantes no les importaba lo más mínimo. ¿Por qué tenía que importarle tanto a él? Además, él también tenía que ganarse la vida. No era una ninguna maldita hermana de la caridad.
-La razón por la que lo hace, no me importa lo más mínimo, pequeña. Esas razones tan sólo aliviarán su conciencia cuando esté a punto de cometer un asesinato, no la mía -ladeó la cabeza la observó fijamente desde su altura-. Lo que sé es que un favor se paga con un favor. Yo le hago uno a usted y usted me hace uno a mí. ¿Qué voy a pedirle? -sacudió la cabeza y encogió los hombros-, Todavía no lo sé. Pero quiero que se plantee cualquier opción. Sea lo que sea, usted deberá hacerlo. Y, créame, tengo formas de hacer que los tratos se cumplan. Ni siquiera piense que puede decir ahora que sí y después echarse atrás como una cobarde. Todo lo que prometa hacer, lo hará
Siempre se sentía como un delincuente en esa parte de los trabajos. También cuando decidía cobrarse los favores. Y realmente no entendía por qué. La mayor parte de las veces, las misiones ponían en peligro su vida y a los contratantes no les importaba lo más mínimo. ¿Por qué tenía que importarle tanto a él? Además, él también tenía que ganarse la vida. No era una ninguna maldita hermana de la caridad.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
La mirada que le había lanzado hacía apenas unos minutos le había dejado bien claro hacía qué lado se iba a inclinar el favor que pretendía pedirle a cambio de sus servicios. Tal vez no lo había dicho claramente con palabras, pero esa mirada había sido más que suficiente...
-No puedo hacer un trato con usted sin saber de antemano qué va a pedirme. Creo que es muy comprensible y no entiendo cómo ha habido gente que ha podido aceptar con estos terminos -nadie en su sano juicio aceptaría algo así... a no ser que estuviese muy desesperado. Justo como estaba ella.
Bajó la cabeza y se masajeó entre las cejas con dos dedos mientras pensaba una solución que pidiese satisfacer y contentar a ambos por igual. El esfuerzo por encontrarla empezó a producirle un horrible dolor de cabeza.
-Y si... -se detuvo y alzó la mirada para mirarlo-. Me ha dicho que el favor se desvela con el tiempo, ¿cierto? Puedo aceptar eso, pero poniendo límites.
-No puedo hacer un trato con usted sin saber de antemano qué va a pedirme. Creo que es muy comprensible y no entiendo cómo ha habido gente que ha podido aceptar con estos terminos -nadie en su sano juicio aceptaría algo así... a no ser que estuviese muy desesperado. Justo como estaba ella.
Bajó la cabeza y se masajeó entre las cejas con dos dedos mientras pensaba una solución que pidiese satisfacer y contentar a ambos por igual. El esfuerzo por encontrarla empezó a producirle un horrible dolor de cabeza.
-Y si... -se detuvo y alzó la mirada para mirarlo-. Me ha dicho que el favor se desvela con el tiempo, ¿cierto? Puedo aceptar eso, pero poniendo límites.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Torció la boca en una mueca de desprecio. Ya estaba harto de tener siempre la misma canción. "Tengo que saberlo", "sus condiciones son un abuso", "Nadie en su sano juicio aceptaría un trato así". Pero todos aceptaban. Todos accedían a dejar en sus manos el trabajo sucio. Y después pagaban. Ella podía protestar todo lo que quisiera, pero haría lo mismo que todos.
-No, señora Bennet, no pondrá ni un sólo límite. No, si realmente quiere encontrar a los asesinos de su esposo. -su voz ahora salía de lo profundo de sus entrañas, de una furia honda que con cada trabajo aumentaba más-. Pretende que me deje el pellejo buscando respuestas que sólo a usted le interesan. Le da igual la gente a la que tendré que amenazar para que me digan lo que usted quiere escuchar. Le da igual el peligro que pueda correr mi vida en la búsqueda. Y tampoco le importan las personas que probablemente moriran a causa de su curiosidad de viuda desconsolada. ¿Le pongo yo algún límite? Ni uno sólo. Así que tampoco lo hará usted. El pago será un favor -levantó un dedo y lo acercó al rostro tenso de la mujer-, un sólo favor. El que yo quiera, cuando yo diga y donde a mí me apetezca. Si lo toma, puede seguirme. Si no, estoy segura de que sabrá encontrar sola el camino a su casa.
Sin más, se volvió y continuó internándose en el oscuro callejón.
-No, señora Bennet, no pondrá ni un sólo límite. No, si realmente quiere encontrar a los asesinos de su esposo. -su voz ahora salía de lo profundo de sus entrañas, de una furia honda que con cada trabajo aumentaba más-. Pretende que me deje el pellejo buscando respuestas que sólo a usted le interesan. Le da igual la gente a la que tendré que amenazar para que me digan lo que usted quiere escuchar. Le da igual el peligro que pueda correr mi vida en la búsqueda. Y tampoco le importan las personas que probablemente moriran a causa de su curiosidad de viuda desconsolada. ¿Le pongo yo algún límite? Ni uno sólo. Así que tampoco lo hará usted. El pago será un favor -levantó un dedo y lo acercó al rostro tenso de la mujer-, un sólo favor. El que yo quiera, cuando yo diga y donde a mí me apetezca. Si lo toma, puede seguirme. Si no, estoy segura de que sabrá encontrar sola el camino a su casa.
Sin más, se volvió y continuó internándose en el oscuro callejón.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
El hombre se volvió sin más y empezó a alejarse de ella. Victoria lo miró mientras consideraba sus opciones. Si aceptaba, únicamente tendría que hacer el pago del favor sólo si el hombre encontraba a los causantes de la muerte de su marido. Es decir, lo haría una vez conseguida su venganza. Por un lado, era beneficioso porque no ocurriría como en las veces anteriores que se habían ido con su dinero y sin darle ninguna respuesta. Por otro lado, le aterra tanto no saber qué podría pedirle...
Pero eso carecería de importancia una vez que lograse matar al asesino -o asesinos- de su marido con sus propias manos, ¿no? Sería un precio nimio a pagar a cambio del peso que se quitaría de encima.
Oh, Dios mío. Era una verdadera locura aceptar esos términos, pero si no aceptaba ¿quién la ayudaría? ¿qué otras opciones tenía? No se había sentido tan cerca de su venganza antes. Además sentía ese extraño presentimiento, esa extraña sensación, de que esta era su oportunidad de cumplir la promesa que había hecho sobre la tumba de Samuel hacía casi dos años.
-¡Espere! -gritó antes de echar a correr detrás de él. Su figura casi se había perdido entre las sombras.
Pero eso carecería de importancia una vez que lograse matar al asesino -o asesinos- de su marido con sus propias manos, ¿no? Sería un precio nimio a pagar a cambio del peso que se quitaría de encima.
Oh, Dios mío. Era una verdadera locura aceptar esos términos, pero si no aceptaba ¿quién la ayudaría? ¿qué otras opciones tenía? No se había sentido tan cerca de su venganza antes. Además sentía ese extraño presentimiento, esa extraña sensación, de que esta era su oportunidad de cumplir la promesa que había hecho sobre la tumba de Samuel hacía casi dos años.
-¡Espere! -gritó antes de echar a correr detrás de él. Su figura casi se había perdido entre las sombras.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
No se detuvo. No la esperaría. Le había cabreado lo suficiente como para dejar que se perdiera en aquel laberinto de calles oscuras. Pero aún mientras maldecía para sus adentros al destino que le había llevado a convertirse en el mercenario mejor pagado de París y a los burgueses y aristócratas por ser los grupos que más buscaban de sus servicios, bajó el ritmo para que la mujer pudiera alcanzarle.
- Sí que ha tardado en acallar a su conciencia -comentó con sarcasmo cuando Victoria le alcanzó al fin y empezó a caminar a su mismo paso.
- Sí que ha tardado en acallar a su conciencia -comentó con sarcasmo cuando Victoria le alcanzó al fin y empezó a caminar a su mismo paso.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Llegó hasta él, pero se vio obligada a seguir correteando. Por cada paso que daba el señor Wesh, ella tenía que dar dos. Él pareció darse cuenta y bajó el ritmo de sus zancadas. Victoria caminó a su lado en silencio mientras intentaba recuperar el aliento.
¿Acallar su consciencia? Había hecho algo más que acallarla.
-¿Va a encontrar a los que atacaron a mi marido? -preguntó cuando se vio con suficiente aliento-. ¿Hay alguna fecha límite o no se dará por vencido hasta que los encuentre? Si no los encuentra, no se cobrará el favor, ¿verdad? ¡Ah! Sólo necesito que me diga quiénes son porque quiero ser yo la que se encargue de ellos. Quiero que vean mi cara.
Giró el rostro hacia él, impaciente. Quería que respondiera a todas sus preguntas y que se lo dejase todo bien claro. Alargó la mano y tiró de una de las mangas de su chaqueta, llamando su atención.
-¿Cuándo vamos a empezar? Y digo "vamos" porque no voy a permitir que me mantenga al margen.
¿Acallar su consciencia? Había hecho algo más que acallarla.
-¿Va a encontrar a los que atacaron a mi marido? -preguntó cuando se vio con suficiente aliento-. ¿Hay alguna fecha límite o no se dará por vencido hasta que los encuentre? Si no los encuentra, no se cobrará el favor, ¿verdad? ¡Ah! Sólo necesito que me diga quiénes son porque quiero ser yo la que se encargue de ellos. Quiero que vean mi cara.
Giró el rostro hacia él, impaciente. Quería que respondiera a todas sus preguntas y que se lo dejase todo bien claro. Alargó la mano y tiró de una de las mangas de su chaqueta, llamando su atención.
-¿Cuándo vamos a empezar? Y digo "vamos" porque no voy a permitir que me mantenga al margen.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Ese alarde de dama vengadora le pareció divertido, pero más aún la cantidad de preguntas que le hizo en un momento. Parecía que a la dama estuvieran dándole cuerda. Le pareció curioso que le agarrara de nuevo, sobre todo después de conocer a ciertas damas que apenas podían tolerarlo en su presencia por el mero hecho de ser gitano. Victoria Bennet podía ser una dama de alta cuna, pero no parecía intimidada ni molesta por trabajar con alguien inferior a ella. Eso le hizo ganar nuevos puntos.
-Primero -fue alzando los dedos según respondía a sus preguntas-, encontraré a los que mataron a su marido, si aún están vivos y en Francia. Segundo, no pienso aceptar otro encargo hasta que haya terminado con el suyo. Tercero -no pudo evitar mandarle una sonrisa socarrona-, Nunca fallo con un encargo, así que no crea que se librará de mí tan fácilmente. Cuarto, los asesinos podrán ver su cara, pero usted no matará a nadie. Por mucho que se crea una vengadora no está preparada para acabar con la vida de nadie´-acalló sus protestas poniendo un dedo sobre su boca-. No le servirá de nada protestar, pequeña. Apretar el gatillo es fácil, vivir con un asesinato en la conciencia no lo es. Y, por último...
Se volvió dispuesto a decirla que ella esperaría en su gran mansión las noticias que él quisiera enviarle, pero vio en su rostro que en eso no estaba dispuesta a ceder ni un ápice. Sopesó un instante la propuesta y se dió cuenta de que no podía rechazarla del todo. Sólo Dios sabía qué locuras estaba dispuesta a cometer la damita con tal de estar metida en el ajo. Probablemente sería mejor que trabajara junto a él, donde pudiera controlarla, a que se la encontrara en el momento menos oportuno. Soltó un suspiro de resignación.
-Por último, aceptaré que trabajemos juntos únicamente si me promete que hará todo exactamente como yo le diga
La mujer debía estar esperando una negativa, porque por un momento le pareció que iba a protestar.
-Primero -fue alzando los dedos según respondía a sus preguntas-, encontraré a los que mataron a su marido, si aún están vivos y en Francia. Segundo, no pienso aceptar otro encargo hasta que haya terminado con el suyo. Tercero -no pudo evitar mandarle una sonrisa socarrona-, Nunca fallo con un encargo, así que no crea que se librará de mí tan fácilmente. Cuarto, los asesinos podrán ver su cara, pero usted no matará a nadie. Por mucho que se crea una vengadora no está preparada para acabar con la vida de nadie´-acalló sus protestas poniendo un dedo sobre su boca-. No le servirá de nada protestar, pequeña. Apretar el gatillo es fácil, vivir con un asesinato en la conciencia no lo es. Y, por último...
Se volvió dispuesto a decirla que ella esperaría en su gran mansión las noticias que él quisiera enviarle, pero vio en su rostro que en eso no estaba dispuesta a ceder ni un ápice. Sopesó un instante la propuesta y se dió cuenta de que no podía rechazarla del todo. Sólo Dios sabía qué locuras estaba dispuesta a cometer la damita con tal de estar metida en el ajo. Probablemente sería mejor que trabajara junto a él, donde pudiera controlarla, a que se la encontrara en el momento menos oportuno. Soltó un suspiro de resignación.
-Por último, aceptaré que trabajemos juntos únicamente si me promete que hará todo exactamente como yo le diga
La mujer debía estar esperando una negativa, porque por un momento le pareció que iba a protestar.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Victoria lo escuchó con atención y su entusiasmo aumentó por momentos. No sabía por qué, pero confiaba en la palabra de ese hombre. Era evidente que se tomaba su trabajo muy en serio y que era muy meticuloso a la hora de llevar acabo las indagaciones. También dicreto. Pero bueno sólo había que oir la fama que se había ganado por esos lares.
Por eso mismo le extrañó que aceptase sin discutir el requisito de que ella formase parte del asunto. Frunció los labios al escuchar sus últimas palabras.
-No soy muy buena acatando ordenes, pero lo haré -la cosa no quedó ahí-: Siempre y cuando no vayan en contra de mis principios y esté de acuerdo con ellas. Vamos a trabajar juntos y, por lo tanto, seremos un equipo. Discutiremos los asuntos antes de tomar una decisión. No irá por libre
No pedía nada ilogico. No iba a ser un bulto, ella también tenía voz y voto. Y si había cedido a los requisitos de él, él también debía acceder a los suyos.
-¿Cuándo empezaremos? ¿y por dónde lo haremos? -el cansancio parecía haber desaparecido de nuevo.
Por eso mismo le extrañó que aceptase sin discutir el requisito de que ella formase parte del asunto. Frunció los labios al escuchar sus últimas palabras.
-No soy muy buena acatando ordenes, pero lo haré -la cosa no quedó ahí-: Siempre y cuando no vayan en contra de mis principios y esté de acuerdo con ellas. Vamos a trabajar juntos y, por lo tanto, seremos un equipo. Discutiremos los asuntos antes de tomar una decisión. No irá por libre
No pedía nada ilogico. No iba a ser un bulto, ella también tenía voz y voto. Y si había cedido a los requisitos de él, él también debía acceder a los suyos.
-¿Cuándo empezaremos? ¿y por dónde lo haremos? -el cansancio parecía haber desaparecido de nuevo.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Resopló como si ya se estuviera arrepintiendo de haber aceptado su plena participación dentro del equipo.
-No se preocupe, señora Bennet. No le ordenaré nada que sea peor que matar. Eso no choca con sus elevados principios, ¿no es cierto? -quizá le molestaran sus comentarios ácidos, pero es que hasta ella tenía que darse cuenta de las incongruencias que de vez en cuando soltaba por esa deliciosa boquita-. Empezaremos en cuanto cerremos definitivamente el trato. Para eso tenemos que ir a mi casa.
Poco a poco se fueron adentrando en las zonas bulliciosas de la ciudad, que a esas horas de la noche, coincidían con unos barrios no muy recomendables. Pasó la mano del brazo a la cintura y notó el respingo que dio a su lado. Acercó el rostro a su oído sin dejar de observar a su alrededor.
-Tranquila -susurró-,nadie la mirará si piensan que es mi amante, pero no harán lo mismo si ven que no la considero mía
La alejó de los callejones oscuros que partían de ambos lados de la calle que transitaban. Permaneció en el centro del adoquinado todo el tiempo que pudo. Por esa zona no pasaban caballos ni carruajes, así que no tuvieron que apartarse demasiado. Prefería tenerla lejos de las bocas oscuras de donde podría surgir cualquier inconveniente. La calle estaba abarrotada de borrachos y prostitutas, pero nada en comparación a la multitud que se veía a lo lejos, cerca de la plaza.
Wesh tomó uno de los pasadizos de la izquierda, que desembocaba en una parte más segura de la ciudad. Las calles se volvieron más anchas y con estrechas aceras donde podían andar sin llenarse de barro. El hombre pasó de nuevo la mano a su brazo. Poco después se detuvo en una discreta casa de dos plantas, con el mármol de la fachada algo desportillado, pero aún así de calidad.
-No se preocupe, señora Bennet. No le ordenaré nada que sea peor que matar. Eso no choca con sus elevados principios, ¿no es cierto? -quizá le molestaran sus comentarios ácidos, pero es que hasta ella tenía que darse cuenta de las incongruencias que de vez en cuando soltaba por esa deliciosa boquita-. Empezaremos en cuanto cerremos definitivamente el trato. Para eso tenemos que ir a mi casa.
Poco a poco se fueron adentrando en las zonas bulliciosas de la ciudad, que a esas horas de la noche, coincidían con unos barrios no muy recomendables. Pasó la mano del brazo a la cintura y notó el respingo que dio a su lado. Acercó el rostro a su oído sin dejar de observar a su alrededor.
-Tranquila -susurró-,nadie la mirará si piensan que es mi amante, pero no harán lo mismo si ven que no la considero mía
La alejó de los callejones oscuros que partían de ambos lados de la calle que transitaban. Permaneció en el centro del adoquinado todo el tiempo que pudo. Por esa zona no pasaban caballos ni carruajes, así que no tuvieron que apartarse demasiado. Prefería tenerla lejos de las bocas oscuras de donde podría surgir cualquier inconveniente. La calle estaba abarrotada de borrachos y prostitutas, pero nada en comparación a la multitud que se veía a lo lejos, cerca de la plaza.
Wesh tomó uno de los pasadizos de la izquierda, que desembocaba en una parte más segura de la ciudad. Las calles se volvieron más anchas y con estrechas aceras donde podían andar sin llenarse de barro. El hombre pasó de nuevo la mano a su brazo. Poco después se detuvo en una discreta casa de dos plantas, con el mármol de la fachada algo desportillado, pero aún así de calidad.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Se dejó llevar por oscuras calles, confiando en el hombre que la conducía. A pesar del vacío que sentía en el estómago por llevar buena parte del día sin comer y el dolor de pies, un hormigueo le recorrió el cuerp; estaba impaciente por empezar a buscar, por ponerse cuanto antes a ello.
Sintió cierto instante de pánico cuando le dijo que iba a llevarla a su casa, pero trató de serenarse. Había aceptado un trato con ese hombre, debía tener plena confianza en él o no irían a ninguna parte. En la confianza estaba la clave.
Se detuvo al lado del señor Wesh cuando éste se paró delante de una casa.
-¿Vive usted aquí? -miró de arriba abajo la fachada-. No está nada mal, pero no refleja todo ese dinero que dice tener.
Sintió cierto instante de pánico cuando le dijo que iba a llevarla a su casa, pero trató de serenarse. Había aceptado un trato con ese hombre, debía tener plena confianza en él o no irían a ninguna parte. En la confianza estaba la clave.
Se detuvo al lado del señor Wesh cuando éste se paró delante de una casa.
-¿Vive usted aquí? -miró de arriba abajo la fachada-. No está nada mal, pero no refleja todo ese dinero que dice tener.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
-¿Cree que sus amigos querrían tenerme por vecino? -dio dos golpes en la puerta y esperaron-. Yo diría que no
Se oyeron pasos dentro de la mansión antes de que un rectángulo se abriera en la madera y unos ojos descoloridos se asomaran por ella.
-Soy yo, Armand. Con una visita.
La puerta se abrió y Wesh sonrió al verse recibido por la calidez del hogar. El olor a cera y jabón de limón, se unió al de la leña que seguramente ardería en su despacho. Y también por el aspecto adusto del mayordomo que se había visto obligado a contratar cuando se mudó a esa parte de la ciudad.
-Buenas noches, señor. Le esperábamos hacía horas -el hombre le repasó de arriba abajo, fijándose en las botas llenas de barro y en la acompañante inesperada. Era un trabajador eficiente, pero había conseguido embaucarle para permitirse ciertas libertades a la hora de manejar la casa. Una de ellas era manejarle a él también. Y ¡maldito fuera si no lo hacía bien! entró con un gruñido amistoso y le tendió la chaqueta que se había quitado. El hombre la miró como si fuera un nido de pulgas. Después se acercó a la mujer para ayudarla a quitarse la capa. Al ver la belleza de la joven, no pudo evitar exclamar-. ¡Ah! Usted debe de ser la señora Bennet. Me alegro de que el señor haya aceptado el trabajo.
Victoria le miró sorprendida y él se encogió de hombros. ¿Realmente creía que la iba a seguir sin estar al tanto de los pormenores de su desgracia?
Se oyeron pasos dentro de la mansión antes de que un rectángulo se abriera en la madera y unos ojos descoloridos se asomaran por ella.
-Soy yo, Armand. Con una visita.
La puerta se abrió y Wesh sonrió al verse recibido por la calidez del hogar. El olor a cera y jabón de limón, se unió al de la leña que seguramente ardería en su despacho. Y también por el aspecto adusto del mayordomo que se había visto obligado a contratar cuando se mudó a esa parte de la ciudad.
-Buenas noches, señor. Le esperábamos hacía horas -el hombre le repasó de arriba abajo, fijándose en las botas llenas de barro y en la acompañante inesperada. Era un trabajador eficiente, pero había conseguido embaucarle para permitirse ciertas libertades a la hora de manejar la casa. Una de ellas era manejarle a él también. Y ¡maldito fuera si no lo hacía bien! entró con un gruñido amistoso y le tendió la chaqueta que se había quitado. El hombre la miró como si fuera un nido de pulgas. Después se acercó a la mujer para ayudarla a quitarse la capa. Al ver la belleza de la joven, no pudo evitar exclamar-. ¡Ah! Usted debe de ser la señora Bennet. Me alegro de que el señor haya aceptado el trabajo.
Victoria le miró sorprendida y él se encogió de hombros. ¿Realmente creía que la iba a seguir sin estar al tanto de los pormenores de su desgracia?
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Miró con los ojos abiertos de par en par al criado, no sólo porque éste había sabido quién era, sino porque no se había esperado uno al servicio del señor Wesh. ¡Dios santo, ese hombre era una caja de sorpresas!
Echó los hombros hacia atrás y permitió que el amable criado tomase la capa empapada y se la quitase de encima. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando sintió una corriente de aire sobre la piel húmeda. El criado dobló la capa sobre su brazo.
-Gracias -le dedicó una pequeña sonrisa-. Yo también me alegro de que el señor Wesh haya aceptado el trabajo. -y esperaba no arrepentirse más adelante, aunque era plenamente consciente de que se estaba metiendo en la boca del lobo.
El criado se despidió con una perfecta reverencia y Victoria se volvió hacia Wesh.
-Debo admitir que estoy sorprendida, señor Wesh
Echó los hombros hacia atrás y permitió que el amable criado tomase la capa empapada y se la quitase de encima. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando sintió una corriente de aire sobre la piel húmeda. El criado dobló la capa sobre su brazo.
-Gracias -le dedicó una pequeña sonrisa-. Yo también me alegro de que el señor Wesh haya aceptado el trabajo. -y esperaba no arrepentirse más adelante, aunque era plenamente consciente de que se estaba metiendo en la boca del lobo.
El criado se despidió con una perfecta reverencia y Victoria se volvió hacia Wesh.
-Debo admitir que estoy sorprendida, señor Wesh
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Wesh sonrió con suficiencia. Suponía que pasaría algo así. Y algo en su orgullo había dado un salto cuando ella había dicho aquellas palabras.
-Puedo imaginarlo. -hizo un gesto para que la siguiera-. Espero que la sorpresa haya sido grata. Y no me llame señor, por favor, solo Wesh.
La hizo entrar al salón, desde donde se accedía a la pequeña sala que era su despacho. Subió la intensidad de la lámpara que le había dejado preparada Armand a la entrada. Podría haberla llevado por la discreta entrada del pasillo, pero por alguna extraña razón quería que viera la decoración de calidad a la que había sido sometida la sala. Dos sofás de brocado envolvían con suavidad una pequeña mesita de palisandro tallada con arabescos. Una alfombra persa se asentaba debajo, para que las patas no arañasen el mármol rosado megro del suelo. Los grandes ventanales se cubrían con las mejores telas de París. En las paredes había asentados paisajes ingleses y bodegones flamencos. Y la chimenea era una obra de arte en sí misma. No permitió a la joven observarlo durante mucho rato, no quería que pensara que estaba presumiendo, aunque eso fuera exactamente lo que hacía.
-Sígame, por favor.
Entró en el despacho, mucho más humilde que la sala anterior. Tan sólo un gran sofá de cuero y una mesa de ébano, con dos pequeñas sillas en el lado de las visitas. Una pequeña estantería contenía los libros privados de Wesh. De una caja que había en su escritorio, sacó un cigarro puro y se lo llevó a la boca. Se detuvo un instante y miró a la mujer.
-¿Le importa si fumo?
-Puedo imaginarlo. -hizo un gesto para que la siguiera-. Espero que la sorpresa haya sido grata. Y no me llame señor, por favor, solo Wesh.
La hizo entrar al salón, desde donde se accedía a la pequeña sala que era su despacho. Subió la intensidad de la lámpara que le había dejado preparada Armand a la entrada. Podría haberla llevado por la discreta entrada del pasillo, pero por alguna extraña razón quería que viera la decoración de calidad a la que había sido sometida la sala. Dos sofás de brocado envolvían con suavidad una pequeña mesita de palisandro tallada con arabescos. Una alfombra persa se asentaba debajo, para que las patas no arañasen el mármol rosado megro del suelo. Los grandes ventanales se cubrían con las mejores telas de París. En las paredes había asentados paisajes ingleses y bodegones flamencos. Y la chimenea era una obra de arte en sí misma. No permitió a la joven observarlo durante mucho rato, no quería que pensara que estaba presumiendo, aunque eso fuera exactamente lo que hacía.
-Sígame, por favor.
Entró en el despacho, mucho más humilde que la sala anterior. Tan sólo un gran sofá de cuero y una mesa de ébano, con dos pequeñas sillas en el lado de las visitas. Una pequeña estantería contenía los libros privados de Wesh. De una caja que había en su escritorio, sacó un cigarro puro y se lo llevó a la boca. Se detuvo un instante y miró a la mujer.
-¿Le importa si fumo?
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Quedó maravillada cuando cruzaron la estancia. El salón era sumamente exquisito, ¿estaría a gusto del señor Wesh? ¿o habría pagado a alguien para que lo decorase? Victoria frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo que estaba pensado, ¿qué le importaba a ella quién lo había decorado? No estaba allí para apreciar los cuadros y las cortinas del hogar del señor Wesh.
Apresuró el paso al escuchar la voz del señor Wesh y entró tras él en una estancia mucho más pequeña. No tuvo dudas de que todo lo que había en aquel estudio lo había elegido el señor Wesh. Tenía su esencia. Desprendía una salvaje masculinidad arrolladora.
Se sentó en una de las sillas y dejó escapar un pequeño suspiro cuando el calor que desprendía la chimenea se coló hasta calentar sus helados huesos.
-Oh, no, no me molesta. Samuel también fumaba -le sonrió de forma amable. Había sido muy considerable de su parte preguntarle a pesar de que se encontraba en su propia casa.
Apresuró el paso al escuchar la voz del señor Wesh y entró tras él en una estancia mucho más pequeña. No tuvo dudas de que todo lo que había en aquel estudio lo había elegido el señor Wesh. Tenía su esencia. Desprendía una salvaje masculinidad arrolladora.
Se sentó en una de las sillas y dejó escapar un pequeño suspiro cuando el calor que desprendía la chimenea se coló hasta calentar sus helados huesos.
-Oh, no, no me molesta. Samuel también fumaba -le sonrió de forma amable. Había sido muy considerable de su parte preguntarle a pesar de que se encontraba en su propia casa.
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Encendió el cigarro y aspiró el humo con deleite. Había sido una noche larga y se sentía extrañamente a gusto aunque cansado. Abrió un cajón del escritorio y sacó una botella de coñac con dos copas. Sirvió una generosa cantidad en ambas y tendió una a la señora Bennet antes de dejarse caer en el sillón de cuero. La observó mientras se llevaba de nuevo el cigarro a la boca.
-Beba, entrará antes en calor. -aspiró una nueva bocanada mientras el alcohol hacía su efecto. Cuando parecía que el ambiente se había relajado del todo, tomó un frasquito del mismo cajón. Parecía un frasco de simple perfume, pero el sello que cerraba el pequeño corcho, lo identificaba como una poción de los brujos-. Es el momento de cerrar el trato, señora Bennet. Aún está a tiempo de echarse atrás. Después de que beba lo que hay en este frasco le será imposible. Si alguna vez llega a romper el pacto, sufrirá los dolores más atroces que haya conocido nunca. Estos la llevarán de cabeza a la muerte.
Alzó el botecito de cristal para que ella pudiera observar mejor el líquido turbio que había en su interior.
-Beba, entrará antes en calor. -aspiró una nueva bocanada mientras el alcohol hacía su efecto. Cuando parecía que el ambiente se había relajado del todo, tomó un frasquito del mismo cajón. Parecía un frasco de simple perfume, pero el sello que cerraba el pequeño corcho, lo identificaba como una poción de los brujos-. Es el momento de cerrar el trato, señora Bennet. Aún está a tiempo de echarse atrás. Después de que beba lo que hay en este frasco le será imposible. Si alguna vez llega a romper el pacto, sufrirá los dolores más atroces que haya conocido nunca. Estos la llevarán de cabeza a la muerte.
Alzó el botecito de cristal para que ella pudiera observar mejor el líquido turbio que había en su interior.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Sentada en esa silla robusta y con los ojos del señor Wesh clavados en ella, se sintió diminuta. Miró el frasquito que tenía en la mano con cierto miedo y reticencia. Nunca había creído en todas esas supercherias máginas, mucho menos en pociones y hechizos. Pero por alguna razón la seriedad del señor Wesh hacía tambalear sus creencias. Era un hombre hecho y derecho y sin embargo creía en todo eso... era, cuanto menos, desconcertante.
-¿Realmente cree que ese líquido es más fiable que mi palabra, señ... -se corrigió-, Wesh? -sus dedos juguetearón nerviosos con las arrugas de la falda-. Ya le he dicho que acepto sus terminos, no necesito beber eso -señaló el frasco con la mano.
Desvió la mirada a la copita de coñac que le había servido. Tenía el estómago vacío y sabía que no era conveniente que se la bebiese, puesto que se le podía subir rapidamente a la cabeza, pero el frío no la abandonada y aún sentía los dedos congelados.
-¿Podría pedir unas galletitas? -se oyó murmurar, avergonzada. Sabía que no era educado lo que acaba de hacer. Nadie en su sano juicio pedía que le trajesen comida, esperaba a que le sirviesen.
-¿Realmente cree que ese líquido es más fiable que mi palabra, señ... -se corrigió-, Wesh? -sus dedos juguetearón nerviosos con las arrugas de la falda-. Ya le he dicho que acepto sus terminos, no necesito beber eso -señaló el frasco con la mano.
Desvió la mirada a la copita de coñac que le había servido. Tenía el estómago vacío y sabía que no era conveniente que se la bebiese, puesto que se le podía subir rapidamente a la cabeza, pero el frío no la abandonada y aún sentía los dedos congelados.
-¿Podría pedir unas galletitas? -se oyó murmurar, avergonzada. Sabía que no era educado lo que acaba de hacer. Nadie en su sano juicio pedía que le trajesen comida, esperaba a que le sirviesen.
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Re: No contaba con esto [Wesh]
-Yo también lo tomaré, señora. Siempre lo hago -quizá saberlo le infundiría más seguridad.
Se levantó con la copa en la mano y cruzó la distancia que los separaba. La mujer se removió en el asiento y Wesh le dio un ligero apretón en el hombro, intentando tranquilizarla. Quizá no fue un movimiento afortunado, pues ella parecía aún más nerviosa que antes. Decidió acuclillarse, de esa forma sus ojos estarían más altos y sería él quién tuviera que alzar la mirada. Sus siguientes palabras no servirían para calmarla, si acaso todo lo contrario.
-No tiene nada que temer, pequeña. El líquido es completamente inocuo... siempre y cuando cumpla su parte del acuerdo. Me fío de su palabra más que de la de cualquiera con el que haya trabajado antes. Pero, aún así la tomará, o no habrá trato
Se alzó de nuevo y caminó hacia la puerta. Allí se volvió. Ella continuaba mirando el frasco como si contuviera veneno.
-Piénselo. Mientras pediré algo de comer -dicho esto, salió de la habitación
Se levantó con la copa en la mano y cruzó la distancia que los separaba. La mujer se removió en el asiento y Wesh le dio un ligero apretón en el hombro, intentando tranquilizarla. Quizá no fue un movimiento afortunado, pues ella parecía aún más nerviosa que antes. Decidió acuclillarse, de esa forma sus ojos estarían más altos y sería él quién tuviera que alzar la mirada. Sus siguientes palabras no servirían para calmarla, si acaso todo lo contrario.
-No tiene nada que temer, pequeña. El líquido es completamente inocuo... siempre y cuando cumpla su parte del acuerdo. Me fío de su palabra más que de la de cualquiera con el que haya trabajado antes. Pero, aún así la tomará, o no habrá trato
Se alzó de nuevo y caminó hacia la puerta. Allí se volvió. Ella continuaba mirando el frasco como si contuviera veneno.
-Piénselo. Mientras pediré algo de comer -dicho esto, salió de la habitación
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Se volvió para agradecerle el gesto, pero el señor Wesh ya no estaba allí. Le extrañó que saliese de la estancia en vez de llamar a alguien, pero inmediatamente pensó que quizá lo había hecho adrede para dejarla a solas y que pudiese pensar.
Alargó la mano para coger el frasquito que había dejado sobre la superficie de madera y, soltando un suspiro, se recostó contra el respaldo de la silla. Hizo girar el frasco entre sus dedos antes de alzarlo para mirarlo al trasluz. El contenido del frasco parecía simple agua. Se acercó el frasco a la nariz e intentó oler, pero no olió nada porque el corcho estaba sellado y para abrirlo debía romper el sello. Prefería no romperlo...
Se levantó de la silla, dejó el frasquito de nuevo sobre el escritorio y alargó la mano hacia la caja de la que el señor Wesh había sacado el puro. La abrió y pasó los dedos por encima del montón de puros, cogió uno y lo olió conlos ojos cerrados. Oh, aquel olor le recordaba tanto a Samuel... Abrió los ojos y dejó escapar el aliento en un sonoro suspiro mientras dejaba el puro nuevamente en su sitio y cerraba la tapa.
Lanzó una rápida mirada a la puerta antes de acercarse a la estantería que se econtraba a su derecha, tenía curiosidad por saber qué tipo de libros leía el señor Wesh. Tomó al azar un volumen de cuero verde, lo abrió y leyó el título en voz baja.
-El descubrimiento de la hechicería por Reginald Scot.
Oh, había escuchado hablar de aquel libro, pero por supuesto nunca había estado al alcance de su mano. Contuvo el impulso de hojearlo, puesto que no tenía mucho tiempo, y lo devolvió al estante.
Cogió otro volumen, esta vez de cuero marrón, y lo abrió.
-Fundamentos de las hierbas mágicas -leyó. Éste no tenía autor y estaba escrito a mano. Frunció el ceñó y fue a las últimas páginas. Estaban en blanco. De inmediato cayó en la cuenta de que era una especie de diario o cuaderno del señor Wesh.
Cerró el cuaderno y lo dejó con rapidez en el estante, luego volvió casi corriento hasta la silla y se sentó. No había sido muy educado por su parte fisgonear las pertenencias del señor Wesh, pero...
Oh, Dios, ¿dónde se estaba metiendo?
Alargó la mano para coger el frasquito que había dejado sobre la superficie de madera y, soltando un suspiro, se recostó contra el respaldo de la silla. Hizo girar el frasco entre sus dedos antes de alzarlo para mirarlo al trasluz. El contenido del frasco parecía simple agua. Se acercó el frasco a la nariz e intentó oler, pero no olió nada porque el corcho estaba sellado y para abrirlo debía romper el sello. Prefería no romperlo...
Se levantó de la silla, dejó el frasquito de nuevo sobre el escritorio y alargó la mano hacia la caja de la que el señor Wesh había sacado el puro. La abrió y pasó los dedos por encima del montón de puros, cogió uno y lo olió conlos ojos cerrados. Oh, aquel olor le recordaba tanto a Samuel... Abrió los ojos y dejó escapar el aliento en un sonoro suspiro mientras dejaba el puro nuevamente en su sitio y cerraba la tapa.
Lanzó una rápida mirada a la puerta antes de acercarse a la estantería que se econtraba a su derecha, tenía curiosidad por saber qué tipo de libros leía el señor Wesh. Tomó al azar un volumen de cuero verde, lo abrió y leyó el título en voz baja.
-El descubrimiento de la hechicería por Reginald Scot.
Oh, había escuchado hablar de aquel libro, pero por supuesto nunca había estado al alcance de su mano. Contuvo el impulso de hojearlo, puesto que no tenía mucho tiempo, y lo devolvió al estante.
Cogió otro volumen, esta vez de cuero marrón, y lo abrió.
-Fundamentos de las hierbas mágicas -leyó. Éste no tenía autor y estaba escrito a mano. Frunció el ceñó y fue a las últimas páginas. Estaban en blanco. De inmediato cayó en la cuenta de que era una especie de diario o cuaderno del señor Wesh.
Cerró el cuaderno y lo dejó con rapidez en el estante, luego volvió casi corriento hasta la silla y se sentó. No había sido muy educado por su parte fisgonear las pertenencias del señor Wesh, pero...
Oh, Dios, ¿dónde se estaba metiendo?
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Re: No contaba con esto [Wesh]
Regresó varios minutos más tarde con una pequeña bandeja llena de pastas. Esperaba que en ese tiempo ella hubiera podido pensar, aunque la principal razón de haber llevado él mismo la comida fue para no levantar al servicio. Por mucho que él les pagara un sueldo, no pretendía obligarlos a llevar el mismo horario extraño de sueño que llevaba él.
Dio unos pequeños golpes a la puerta antes de entrar. La señora Bennet estaba exactamente en el mismo sitio que la había dejado, con la espalda igual de recta. Pero supo que había cotilleado un poco por pequeños detalles sutiles que sólo él podría apreciar. No había esperado menos de una mujer. Sonrió ligeramente y dejó las pastas en el escritorio, frente a ella. El volvió a sentarse en el sillón, esta vez apoyando los codos en la mesa y mirando a la mujer atentamente. Victoria le miraba a su vez, casi temerosa de moverse.
Tomó el cigarro que había dejado en el cenicero y aspiró para volver a darle vida.
-Coma -ordenó exhalando el humo-, parece a punto de desmayarse.
Dio unos pequeños golpes a la puerta antes de entrar. La señora Bennet estaba exactamente en el mismo sitio que la había dejado, con la espalda igual de recta. Pero supo que había cotilleado un poco por pequeños detalles sutiles que sólo él podría apreciar. No había esperado menos de una mujer. Sonrió ligeramente y dejó las pastas en el escritorio, frente a ella. El volvió a sentarse en el sillón, esta vez apoyando los codos en la mesa y mirando a la mujer atentamente. Victoria le miraba a su vez, casi temerosa de moverse.
Tomó el cigarro que había dejado en el cenicero y aspiró para volver a darle vida.
-Coma -ordenó exhalando el humo-, parece a punto de desmayarse.
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