No contaba con esto [Wesh]

por Invitado Miér Mayo 04, 2011 3:53 pm

Recuerdo del primer mensaje :

La ropa que envolvía su cuerpo y le producía irritaciones en la piel la había tomado prestada de Marie. La criada había sido muy amable ofreciéndole uno de los pocos vestidos de los que disponía y Victoria se había anotado mentalmente regalarle un hermoso vestido como compensación. Hizo una mueca cuando pensó en Samuel y en lo poco adecuado que vería ese regalo a la criada. Pero, ahora mismo, aquella era toda la familia que tenía. Sí, no se avergonzaba de decir que quería a esos sirvientes como si fueran familia y estaba segura de que ellos la querían de igual modo -y no sólo porque fuera la señora de la casa.

Desde que puso un pie en Paris, la casa entera se había volcado en ella. Sobre todo Pierre y Marie, con los que tenía mñas confianza y quienes la estaban ayudando en su empresa.

Un estremecimiento le recorrió el cuerpo cuando pisó con una de sus botas un charco negro y una ráfaga de viento le revolvió la capa.

-¿Estamos muy lejos, señor? -tuvo que apretar los dientes después de hablar porque se pusieron a castañear. A pesar de ser primavera, los últimos días habían amanecido nublados y con precipitaciones. Estaba cansada, llevaba todo el día recorriendo los bajos fondos de arriba abajo en busca de un hombre del que sólo sabía el nombre y del que nadie quería hablar. La gente no solía ser demasiado amable por esos lares y aún lo eran menos cuando mencionaba el nombre del hombre. La miraban mal, una especie de mezcla de miedo y fastidio, y la despachaban sin ninguna consideración. Había estado a punto de darse por vencida... pero había tenido la suerte de encontrar al caballero que ahora mismo la llevaba hasta el encuentro del hombre que buscaba.

-Estamos a punto de llegar, gatita -respondió el hombre mientras se lamía los labios y se secaba el sudor de la frente con la mano. Victoría no podía enterder por qué sudaba cuando ella temblaba de frío. Siguió caminando a su lado. El caballero la condujo por calles oscuras sin apenas iluminación, que olían tan mal que sentía arcadas en el estomago.

Pero elesfuerzo valía la pena.

Sin saber cómo, se vio de pronto empujada contra una de las frías paredes. Sólo tardó una milésima de segundos en darse cuenta de lo estúpida que había sido por confiar en aquel hombre. Se raspó la mejilla al intentar soltarse.

-Vamos, vamos, no te alteres, gatita. ¡Si es lo que has estado buscando!

Frenética, introdujo una mano dentro de la capa para coger la pistola que llevaba. Había sido de Samuel y llevarla con ella era como tener a Samuel protegiéndola. Sus estumecidos dedos fueron torpes y el arma cayó al suelo produciendo un sonido que retumbó en aquel callejón sin salida.

por Invitado Miér Mayo 18, 2011 5:11 pm

Tiró de su mano, apartándola de aquellos labios que susurraban. Sintió un escalofrío en la espalda y esta vez no fue por el frío, sino por las palabras que pronunció. Cuando creía tenerlo calado, le salía con cosas de esas... no debía confiarse. Bueno, debía confiar en él, pero no confiarse. Algo difícil, pero necesario si quería salir ilesas de todo aquel asunto.

Apretó en la mano la tela de la falda, sintiendo aún la calidez de aquellos labios sobre la piel.

-Me ha costado encontrarle y le agradezco que finalmente haya decidido dejarse encontrar. -dio un paso hacia atrás y se subió la capucha de la capa-. Ningún precio será lo suficientemente caro si consigo lo que deseo.

Se apartó a un lado para dejarle abrir la puerta. Necesitaba salir de allí, alejarse de él, dar una bocanada de aire fresco... ahora mismo se sentía demasiado abrumada por todo.

por **Wesh** Miér Mayo 18, 2011 5:22 pm

Sonrió como un demonio al ver sus palabras y la turbación de sus gestos.

-Me alegro de oír eso.

Se acercó a la puerta de entrada para abrirla, dejando que el frío aire de la noche se colara en la casa y enfriara la mejillas de la joven y su propio cuerpo acalorado. Fuera, esperaba su carruaje. Negro, libre de cualquier adorno, parecía más un coche de alquiler que un vehículo privado. Mejor. No deseaba que nadie descubriera la vinculación que había adquirido aquella noche con Victoria. O que nadie descubriera la que la mujer había aceptado con él. Si los asesinos del señor Bennet estaban al tanto de la búsqueda de su viuda, era mejor para todos que no hubieran decidido seguirla. El trabajo de Wesh sería mucho más fácil si los demás carecían de cierta información.

Se colocó frente a la puerta, sujetándola con una mano, mientras que con la otra le hacía un gesto a la mujer a modo de despedida. Y su sonrisa lucía un brilló pícaro.

-Aunque encuentro su compañía de lo más estimulante, es mi obligación recordarle que no tardará en amanecer y es mejor que sus criados la encuentren en casa -se apartó para dejarle libre el umbral-. Jean Louis la llevará a su casa sana y salva. Y espero que permanezca así hasta que volvamos a encontrarnos. Buenas noches, señora. No se aburra demasiado en mi ausencia.

por Invitado Miér Mayo 18, 2011 5:31 pm

-Descuide, Wesh. Aunque no lo crea, soy una mujer con ocupaciones. No una ociosa -aprovechó que se apartó de la puerta para salir al exterior. El viento de la noche le revolvió la capa, pero le refrescó las mejillas y sintió que por primera vez en muchas horas respiraba a pleno pulmón.

Avanzó por el suelo adoquinado y Jean Louis le abrió la puerta y desplegó las escalerillas de acceso. Luego extendió una mano para ayudarla a subir. Victoria se la cogió al mismo tiempo que se sotenía la falda del vestido para usbir y no tropezarse.

Una vez encima del vehículo y con la puerta cerrada, asomó la cabeza por la ventanilla. El señor Wesh seguía allí, bajo el umbral. Su figura en un claroscuro de sombras que no hacían más que aumentar su apariencia peligrosa y su... sí, atractivo. El señor Wesh era un hombre atractivo. No como lo había sido Samuel, por supuesto. Aunque...

Se obligó a cortar aquel pensamiento

-Bonne nuit.

por **Wesh** Miér Mayo 18, 2011 5:49 pm

-Que tu dormes bien! -respondió con una sonrisa y una inclinación de cabeza.

Observó alejarse el carruaje, con la mujer aún asomada a la ventana, girando la cabeza para poder observarle. El bajó unos escalones para facilitarle la tarea y así poder observarla también. Antes de perderse por una esquina, agitó la mano en su dirección y volvió a la cómoda seguridad del coche. Wesh suspiró y sacudió la cabeza mientras entraba de nuevo en casa.

Todo aquel asunto era un gran error. Lo supo en el momento en que decidió seguirla y se dio cuenta de la inocente belleza de la mujer, de la cándida esperanza que posaba en cada uno que le decía que podía ayudarla, en la cantidad de emociones que transmitían sus ojos enormes. Sí, también lo vio en su blanca piel y en sus formas maduras bajo el basto vestido. Él era un hombre de apetitos sanos que en más de una ocasión se encontraría deseándola, aún en contra de su voluntad. Sería difícil resistir la tentación de poseerla si la mantenía alejada. Hacerlo mientras trabajaban juntos sería casi un imposible. Y jugaba con la ventaja de que ella había bebido de la pócima, aún consciente y a regañadientes por lo que él podría pedirle. Lo había hecho. La tenía justo donde no debía: en la palma de su mano.

¡Sacre Bleu! pensó dirigiéndose a sus solitarias habitaciones. Lo mejor que podía hacer era encontrar al asesino del señor Bennet. Y cuanto antes.

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