Entre los pensamientos muertos de mi alma...

Recuerdo del primer mensaje :

No habia mucho para andar haciendo conmigo misma. Esa era la pura verdad. No tenia nada que hacer más que quedarme sentada en una taberna cualquiera y simplemente beber un poco de vino con algo de sangre; si, sangre. Soborne al tabernero como siempre para que le ponga un poco para mi. Asi es, soy una de sus mejores clientas nada más que por eso: un simple soborno de varios francos y el tabernero se inca a mis pies.

Suspire. Pensamientos viejos rondaban mi cabeza...Historias de muertes, de tristeza, de perdidas...de dolor...De mi familia, de mi esposo, de mi novia, cuya muerte me es dudosa en varios sentidos...Que paso con ella en realidad? Ese ataque fue un accidente o un plan...? Y de ser asi, porque lo haria? A mi lado tenia todo lo que pudiera pedir: dinero, amor, comprension, compañia... No lo entiendo...

Tome un sorbo del vino y volvi a suspirar, esperando que alguien o algo me animase un poco.

Negué con la cabeza con una sonrisa. Siempre tan al pendiente de sus labores pero no de sí mismo.
-Eso lo valoraremos mañana. Cuando veamos bien si te puedes mover un poco más rápido y tus piernas aguantan bien, podrás bajar pero sino, tendrás que quedarte en reposo un dia más.-no habia otra solucion. Obviamente le dejaria irse si se sentia bien y todo eso, pero era mi deber valorar eso. No iba a haber inconvenientes, lo más seguro es que ya mañana pueda volver a las mesas y a la barra pero si no, no.

Me quede pensando en lo del personal. Tocri mis labios.
-No olvides que aunque yo contrate el personal, Alfred debe darme el sí. Yo soy la jefa pero tambien él vendria a ser mi superior...-suspire. Dudaba que él me dejase traer a más empleados pero si le mostraba las ganancias, quizas si acepte.

La madame negó sobre mi idea y me dijo que sería ella quien valoraría si mi recuperación me permitía aún emprender aquellas labores en el trabajo. Quise protestar pero de nada me serviría pues sabía que la madame se empeñaría en que guardase un poco más de reposo y, de llevarle la contrario, puede que entonces no me permitiese bajar por mero gusto afirmando que era mejor para curarme de mis heridas. Luego añadió que lo de contratar a más empleados debía consultarlo con Alfred, quien era su superior. Podía afirmarle que tendrían mayores beneficios pero ya conocía las que se gastaba Alfred con los que no eran como él o como la madame, y estaba seguro que esos empleados nuevos serían, la mayoría, humanos.

Por lo que le oía decir a la madame, a Alfred le gustaba acumular dinero. Sabía de gente que su adicción por el dinero era tal que hacía cualquier cosa por amasar grandes fortunas y rodearse de grandes lujos. En su mayoría, éstas personas solían ser de alta cuna, por supuesto. Podía darse el caso que esa persona viviese en lo más alto durante algunos años, disfrutando y despifarrando toda esa fortuna acumulada en grandes fiestas y banquetes, rodeado de lujuria y placer, hasta que caen en bancarrota y acaban tirados en la calle, como míseros vagabundos, sombras de lo que una vez llegaron a ser.

Me quedé allí sentado mirando a la madame sumergido en mis pensamientos sobre aquello sin ninguna relevancia para mi. Pronto oiría la voz de Justin proclamar que el hostal cerraba y continuar con sus disculpas a los clientes que no habían podido disfrutar de un buen servicio en el mismo. Esperaba que no se fueran enfadados y volvieran otro día algo más temprano y cuando hubiese menos ajetreo.

Aunque me gustase la compañia de John, sabia que él de alguna forma extrañaba estar solo y no estar dependiendo tanto de otro ser. Era notorio y lo comprendia pero esta vez, me preocupaba. Jamas habia hecho ese procedimiento con un lycan. Hasta sorpresa me lleve el que haya podido salvarlo. No queria que sufriera nada más hasta el momento de su transformación...qué seria de él aquella noche? Mataria en el bosque o sus instintos lo llevarian a emprender rumbo a la ciudad? Intenté no pensar en ello, cuando noté que la mirada de John se notaba algo perdida en mi o en algun punto cercano.
-En qué piensas, John?-le dije con algo de curiosidad ya que en parte jamás me habia atrevido a leer ninguna mente. No era un don que supiese usar cuando quisiera y además, era por una cuestion de moralidad. A nadie le gustaria que estes urgando en su mente.

La voz de la madame me hizo volver a la realidad desapareciendo aquella telaraña de pensamientos que estaba tejiendo en mi mente. ¿En qué estaba pensando? me preguntaba, ni yo mismo lo entendía muy bien. De pronto me había visto rodeado por todos aquellos a los que los engullía la codicia en su ser y había intentado comprender aquel hecho que era tal ajeno a mi, a mi realidad. - Vagos recuerdos me vinieron de pronto, pero no tienen ninguna importancia mentí. No quería hablarle de aquellos pensamientos sobre Alfred a la madame.

Desvié mi mirada hacia la ventana. Ya estaba todo completamente oscuro aunque no sabía la hora que sería. Recordé que la madame apenas había dormido el día anterior, pues había estado pendiente de mis heridas. -Madame, no ha dormido nada en estos dos días, debería descansar un poco. Para mañana ya me encontraré mucho mejor y podré volver a realizar mi vida de antes. le afirmé convencido de que necesitaba descansar pues ella también había luchado y recibido heridas durante la batalla.

Sentia que habia mentido, pues luego cambio de tema hacia mi de nuevo. Quizas era algo de su vida privada; en ese caso, no preguntaria más pero si era algo que le molestase o necesitase expresar, me gustaria que fuera sincero y me lo dijese. Suspire y le respondi:
-No puedo, es de noche y por más que sienta algo de cansancio, mental o fisico, no puedo dormir ahora. Mi reloj biologico vampiro no me lo permite.-esboce una sonrisa para darle confianza.-Descuide, tan pronto comience a sentir que el alba se acerca, me iré a dormir un poco. Ya estoy mejor gracias a la sangre que he bebido, no estoy herida ya. Le prometo que descansaré.

Camine a la ventana y mire con seriedad como la gente comenzaba a irse del establecimiento. Algunos estaban molestos pero no era nuestra culpa. Quien viene a cenar a estas horas? A tomar una copa, quizas, pero el hostal tenia un horario y los demás debian cumplirlo. Los huepsedes tenian sus horarios para entrar y salir y tambien para desayunar; no nos haciamos responsables de que trasnocharan afuera.

Cerré mis ojos un momento, aun la imagen de ese maldito ser atosigaba mi mente...su cabeza estallando...su risa...sus palabras...su rostro...Porqué?...Qué clase de monstruo me convirtió?...Porqué me abandonó...?

Con esas simples palabras en mi mente, mi cuerpo me falló de nuevo y solo senti que mi espalda chocaba contra el suelo.

Porqué...?

La madame rehusó mi comentario afirmando que los vampiros no podía dormir por la noche. Algo de eso había oído pero no pensaba que fuese verdad, ahora la madame se lo había confirmado. Aseguró sentirse bien y se acercó a la ventana tranquilamente. La verdad es que yo la veía como siempre, con aquella porte, segura de sí misma. Las voces de los que rehusaban irse del hostal se iban acallando a medida que Justin los despojaba uno a uno, habían tenido ya bastante por aquel día, podían regresar mañana u otro día que se les recibiría de buen gusto.

Estaba tranquilamente recostado cuando de pronto vi, como si fuera ralentizando el tiempo fotograma a fotograma, como la madame caía de espaldas al suelo como si estuviese inerte. Quise moverme deprisa pero sentí una punzada de dolor en mis heridas que me lo impidieron. Bajé de la cama y me coloqué al lado de la madame sosteniéndole la cabeza. No sabía que hacer. ¿Qué le había pasado? Me había dicho que estaba bien pero no era así, como había sido tan ingenuo, claro que también estaría débil. Los pensamientos se me aborotaban en mi cabeza, uno tras otro sin saber que hacer, finalmente, grité. -¡JUSTIN, es la madame!

Grité con todas mis fuerzas esperando que el oído humano de Justin me escuchase desde abajo y subiera inmediatamente a ayudarme. Mantuve la cabeza de la madame sujeta entre mis brazos, de ser humana, aquel golpe en la cabeza le pasría factura después.

Punto de vista de Justin:

-Gracias! Gracias por elegirnos! Lamento esto, por favor, regresen pronto!-dije haciendo revrencias a cada segundo que las personas se marchaban del lugar. Algunos que otros enfadados por haberles apurado a salir. Seguramente las propinas nos faltarian ese dia...
-¡JUSTIN, es la madame!-era la voz de John, era tan fuerte que sentia que estaba cerca pero no. Mire desde afuera la habitacion de Jaks, me habia gritado desde alli arriba y lo habia oido hasta los clientes? Era increible pero no tanto si consideramos que no es del todo humano...
-Marcus! Cubreme pro favor! Ire a ver que ocurrio con al jefa!-mi hermano asintió y sali corriendo de la entrada, esquivando a los clientes y subiendo los pisos, en total 3, hasta su cuarto. No espere a que me abran, golpee la puerta con fuerza y entre alli, respirando en jadeos porque no respiraba bien. La imagen realmente me espantó, Jacqueline en el suelo? En cuanto logre normalizar mi respiracion, me acerqué a John y me tire al suelo con él.-Qué...ah...qué pasó...?-aun no podia respirar bien.

Esperaba que pronto apareciese Justin por la puerta pero debía hacer algo. Busqué con la mirada su botella de sangre, aún quedaba un poco, cuando de pronto la puerta se abrió con gran estrépito y apareció Justin quien se arrodilló a mi lado preguntando por el estado de la madame y lo que le había ocurrido. Negué con la cabeza, mi rostro mostraba preocupación pues la amdame no daba señales de reacción. -Estaba en la ventana cuando de pronto cayó hacia atrás, tal y como está ahora. ¿Le ha pasado antes? pregunté aunque era una pregunta absurda pues si le hubiese pasado la misma madame no se habría expuesto de tal manera con humanos.

-Trae su botella de sangre, quizás consigamos que reaccione si bebe algo. No sé cuanta sangre perdió durante la batalla ni tampoco cuanto se ha alimentado mientras yo he estado herido le comenté apenado pues sabía que en cierto modo la madame se encontraba así por el hecho de tener que ocuparse de mi. Mientras esperaba que Justin cogiese la botella me senté en el suelo incorporando su torso, sosteniéndola por la espalda para que pudiéramos darle de beber sin problemas.

Punto de vista de Justin.

Suspire.
-No creo que sirva de algo...-dije examinando sus ojos y su pecho con mi palma abierta mientras él la sostenia. Me pare y tome la botella que aun tenia algo de liquido y la abri. La puse en su boca y se la dimos de beber hasta que se acabo. Tome un pañielo y limpie lo que sobro de sus labios. Seguia sin reaccionar.-Los vampiros no pueden pasar el dia en vela, la energia de sus cuerpos se vuelven demasiado bajas que simulan una segunda muerte...-tomé una carta de mi bolsillo con un simbolo que, a la vista parecia infernal, pero en realidad era un revividor. Hacia crecer la energia. La puse en su pecho y unos segundos despues se la quite.-No hay remedio...solo nos queda recostarla en su ataud abierto y esperar a que ella despierte sola...No sé como actuar ante casos asi, no hay forma de saber si aun estan con algo de vida.-mire a John preocupado y siendole honesto. No sabia que más hacer.

Justin a pesar de que no estaba deacuerdo en que serviría hizo lo que le dije y le dimos de beber a la madame aquella sangre que aún quedaba en la botella. De poco sirvió pues la madame no reaccionaba. Justin se dio cuenta y comprendió algo que yo no sabía aún. Según me dijo, los vampiros no pueden pasarse el día despiertos pues su energía se agota y sufren una segunda muerte. Sacó una carta con forma extraña colocándola en el pecho de la madame pero siguió sin suceder nada. Justin parecía derrotado. Me dijo que debíamos esperar pues solo la madame podría despertar, nosotros no podíamos hacer nada más que esperar a que despertase por ella misma.

Me levanté del suelo y cogí en brazos como pude a la madame. A pesar de estar débil podía con su peso sin problemas. Le dije a Justin que preparara el ataúd y la tendí sobre el dejándola como si fuera un cuerpo inerte con los brazos cruzados sobre su pecho. Cerré la tapa del ataúd y luego revisé la habitación para cerrar cualquier hueco por donde se colase la luz. Tendí las cortinas y las ventanas y dejé todo en la completa penumbra. Justin aún seguía en la puerta. Fui hasta él. -Será mejor que los dos descansemos. Ha sido un largo día para todos. Mañana veremos como está la madame de momento es imposible hacer nada. Debes dormir y yo debo descansar estas heridas también.

Punto de Vista de Justin:

Aunque estuviera un poco debil, pues se le notaba en el rostro, cargo a Jackie sin problemas y la dejo recostada en su ataud. No pude ver eso, era ver que una amiga muy especial para mi volvia a morirse...Que espanto...Cuando cerró el ataud, cerró todo para que no entrase ni la más minima luz para lahora que el sol saliese. Muy listo en verdad. Al escuchar sus palabras, solo asenti.
-Sí...debo acabar con mis hermanos de acomodar el lugar aun y ahi deberé irme.-suspire y mire de reojo el ataud cerrado. Una lágrima se me escapó de mis ojos pero me la seque con mis manos esperando que él no lo notase.-Lo siento, se me metio algo en el ojo...-que excusa más barata...-Bueno...descansa...-y me fui de alli muy triste. Aquella imagen me dolería un largo rato...

Punto de vista de Jacqueline:

Tenia mis ojos abiertos, sabia que si, pero a la vez sentia que estaban cerrados. Qué estaba pasandome? Me veia a mi misma frente a mi y sentia que estaba hundiendome en el agua, hacia la oscuridad, por las espaldas. No puedo moverme, no puedo nadar hasta la superficie, realmente estaba ocurriendo aquello? Estaban ahogandome? No...era imposible...aun tengo algo de recuerdos...
-Esto no me gusta.-esa voz...quién..? Logro ver una mano con un guante blanco acercandose a mi y tomandome de la muñeca, jalandome. Quién era? Ascendi y en cuanto pude ver con claridad, noté que era aquel ser que habia evitado por mucho tiempo, de hablar y de encontrarme, pese a que ya no podemos separarnos más...el Conde Vladimir Tepes III, más conocido como Vlad "el empalador" Dracula.
-Con...de...?-aun no reaccionaba bien, estaba muy confundida. Me levanto y me sacó de alli. Nunca estuve nadando, estabamos en la sala principal de su castillo en Rumania. Lo recordaba de mi ultima visita. Cómo habia llegado alli? Camino un poco y me sento en uno de los silloes individuales. Me sentía un poco mejor pero aun no entendia nada.-Estoy...soñando?
-No. Mucho peor.-dijo él caminando al sillon que tenia frente a mi, tomando su copa de vino, mesiendola.-Estás volviendo a morir.-aquello me hizo abrir mis ojos como platos.
-P-Pero cómo? No me han hecho nada! Estaba...-traté de recordar que me habia pasado y solo recordé que estaba con John en la habitación.-...estaba bien! Miraba a mis clientes irse del hostal! No senti ningun ataque ni ninguna fuerza ni nada!
-Así es pero dime, mi pequeña rosa blanca...hace cuánto que no duermes bien?-no sabía muy bien como responder a aquello por lo que me quedé callada. Él esbozó una sonrisa y dejo su copa en la mesa junto a él.-Te dire que tienes más de tres siglos y aun eres como una vampirita novata.-lo mire de mala forma y desvie la mirada a la chimenea, la cual tenia algunos leños prendidos y consumiendose.-Descontando esas dos pobres horas que dormiste luego de leer tu cuento junto a ese lycan, no has dormido en dos dias vampiros. No puedes darte esos lujos, pequeña. Es demasiado peligroso y eres demasiado joven aun para pasarte los dias y las noches en vela.
-No soy ninguna niña, Conde! Además, no podía dejar a John asi nomás. Debía velar por su sueño en caso de que algo más saliera mal.-al principio lo mire pero luego baje la mirada con algo de pena. Sentia su sonrisa macabra y sus firmantes ojos rojos clavados en mi como siempre. Suspire y le pedí:-Dígame, cómo es eso de que estoy muriendo otra vez?
-Se dice que cuando uno de los nuestros se desvela en noches humanas y noches vampiras, parte de su alma comienza a morir para dar paso a alguien fuerte que pueda aguantar lo que yo aguanto sin dormir...Con lo que hiciste, ahora tu cuerpo esta cambiando para que puedas aguantar mucho más despierta pero no resta de que si lo vuelves a hacer, mueras. Tu cuerpo te fallo y por eso te..."desmayaste".-se cruzó de piernas y entrelazo sus dedos entre si. Ahora lo veia todo un poco más claro.
-Parte de mi alma...-desvié la mirada hasta donde él me habia sacado.-...entonces...a quien vi alli, fue a mi alma?-él asintió.
-No podrás regresar en un rato, hasta que llegué la noche para los nuestros. Ahora faltan unas cuantas horas para que amanezca para los humanos.
-Cómo es que te estoy hablando? Se supone que tu no estás en París.
-Recuerda que desde que bebiste solo una gota de mi sangre, estamos mentalmente comunicados. Puedo enterarme fácilmente si estás corriendo feliz por el bosque o si la tierra te traga. En este caso, algo muy parecido.
-Entonces, es una ilusión?
-No. Solo secuestre parte de tu subconsiente un rato para que no estes soñando de nuevo cosas desagradables de nuevo.-mire de nuevo hacia la chimenea.-Estoy equivocado?-negué con la cabeza despacio y no dije nada más.-Está bien, cambiemos de tema...y háblame de ese nuevo barman que contrataste.

Justin sabía que debía irse pero antes de hacerlo se le escapó una lágrima que intentó disimular, secándosela rápidamente con su mano y dando una pobre excusa, muy usada en aquellas ocasiones. Me despedí de él y cerré bajo llave la habitación para nadie más que yo pudiese entrar y salir de la habitación. Me deslicé por esta caminando despacio hasta llegar a la cama donde me senté y miré el ataúd por unos minutos, pues a pesar de que todo estaba a oscuras la visión de los licántropos era más aguda y podía divisar las formas y figuras aunque no los colores. No conocía los peligros de aquella segunda muerte de la madame pero no deseaba que le pasase nada malo. La impotencia de aquel momento verla caer, sin poder reanimarla me quemaba en mi interior y no dejaba de rondarme en mi cabeza una y otra vez.

Me acosté sobre la cama y coloqué mi antebrazo sobre mi frente. Me había dado de nuevo fiebre pero no era demasiado alta. Cerré mis ojos y permití que el sueño me inundara. Debía descansar. No obstante, Morfeo no parecía querer llamarme en ese momento y estaba consciente de cualquier sonido y movimiento que se localizase en la habitación, que no eran más que el sonido de dilatación de los muebles tras haberles dado la luz del sol por el día. Ya ni alcanzaba a oír a Justin o a sus hermanos. Supuse que ya se habían retirado y no los vería hasta el día siguiente o, más bien, hasta dentro de unas horas, cuando amaneciese. Debía dormir.

Spoiler:

Abrí mis ojos. No sabía cuando, había caído en el trance del sueño sin darme cuenta. Desperté allí mismo, sobre la cama, en la habitación de la madame. Mi mirada se encontró con el techo de madera a modo de saludo. Algo iba mal. La sensación de intranquilidad me inundó en aquel momento. Me senté sobre la cama y entonces lo comprendí. La luz del día entraba por la ventana abierta de par en par. ¿Cómo era posible? Me había asegurado de dejarla bien cerrada por la noche. ¡La madame! El ataúd ya no estaba en la habitación. Exasperado me levanté de un salto, cerrando la ventana y echando las cortinas para subir en la oscuridad la habitación. Si alguien hubiese entrado lo habría oído. De pronto me di cuenta que me encontraba realmente bien, revitalizado. Volvía a estar en plena facultades físicas. Mis heridas habían desaparecido y la temperatura de mi cuerpo era la normal, sin llegar a darme fiebre. Pero no era el momento, debía encontrar el ataúd de la madame.
No había rastro alguno en la habitación. Había desaparecido ante mis ojos. La puerta del baño estaba cerrada, quizás estuviese allí. Agarré el pomo y lo hice girar para abrir la puerta. Nada. Parecía atascada desde el interior. Forcejeé con el pomo terminando por arrancarlo y quedándome con él en la mano. Lo miré con frustración y rabia, lanzándolo hacia el suelo de la habitación y golpeé de una patada la puerta, arrancando las bisagras que la sostenían, echándola abajo. Mis ojos no daban crédito a lo que veían. Todas las paredes estaban cubiertas de sangre que chorreaba, como pintura líquida, por ellas formando charcos en el suelo. Recostada sobre la bañera estaba un cuerpo que me era familiar de espalda a la puerta. Los ojos los tenía abiertos como platos, atónito, mientras caminaba hacia la bañera para ver quien era. Su tez pálida, su pelo recogido y sus ojos rojos me miraron cuando quedé delante sin comprender, era la madame. En su mano sostenía mi cuchillo de caza y su cuerpo estaba sumergido en sangre que la cubría hasta el cuello.
Sus ojos se clavaron en los míos y una macabra sonrisa hizo presencia en su rostro moribundo. Levantó su brazo con el cuchillo apuntándome directamente y con un movimiento ligero, deslizó la parte afilada por su cuello, cortándoselo. -¡Nooooo! Era demasiado tarde cuando le arrebaté el cuchillo de sus manos. La sangre brotaba sin cesar mientras ella reía, con los ojos desorbitados de la locura. No sabía que hacer. Aquel sentimiento de impotencia que había sentido la noche anterior me volvía a florecer en aquel instante. Todo mi cuerpo temblaba mientras quedaba manchado con su sangre. De pronto vi que quería decirme algo. Movía sus labios intentando vocalizar una palabra. La acerqué a mis oídos para escuchar su última palabra antes de que su cuerpo se consumiese entre mis manos cubiertas de sangre vampírica "Asesino"

Spoiler:

Punto de vista de Justin.

Estaba todo listo, mis hermanos habian partido primero sin hacer mucho ruido, el bar estaba cerrado, la cocina y el comedor tambien y solo quedaba que yo me marchase para dormir un poco antes de regresar pronto. Al salir, una carreta se detuvo y dos hombres se bajaron de alli con baules en sus hombros. Los mire un poco extrañado. Eran dos seres hermosos, debia admitirlo. Su tez bajo la luz de la luna, era como si fuera de porcelana. Uno de ellos era castaño con ojos azules y el otro, rubio con ojos rojos.
-Lo siento pero ya hemos cerrado.-en mi cintura, bajo mis ropas, tenia mi cuchilo por si se tornaban agresivos. Me miraron sin expresion alguna en su rostro. Parecian...muertos...
-Lady Jacqueline nos ha pedido venir.-me dijo uno.
-Necesitan un cuarto?
-Nos mando a cazar y traer nuestras presas frescas aqui.-habló el segundo.
-Mmm...es que...ella...está...-no sabia ni como explicarlo, hasta que uno de ellos me habló.
-Lo sabemos. Esta comida que cazamos es para un lycan que ella está custodiando. Debemos hablar con nuestra ama, nos tenia una orden más.
-Es que...ella no está...consiente en este momento.-se sorprendieron un poco de ello y esperaron a que yo dijera más.-Permanecio dos dias en vela entera y ahora esta descansando arriba.-sus rostros reflejaron algo de alivio y lo comprendieron.
-Nos vemos obligados a cumplir nuestras ordenes. Entregaremos estos animales y luego aguardaremos junto a la puerta de nuestra ama a que despierte.-y no esperaron a que yo dijera que sí, simplemente entraron y subieron las escaleras. No entendian que debian guardar silencio por los otros huespedes pero bueno...no eran humanos...

Al llegar a la puerta, tampoco golpearon ni nada, entraron a lo bruto y dejaron los baules en el suelo. Olian a sangre.
-Vinimos a dejarle esta comida que cazamos. Aguardaremos afuera de esta puerta hasta que nuestra ama despierte.-habló uno de ellos y miraron de reojo el ataud. El oji-azul se acerco despacio al sitio donde Jaks descansaba y paso la mano por la madera, como si se despidiese.-Vamos, Gelick. Debemos aguardar.-entonces asi se llamaba...se puso de pie, ambos reverenciaron a John y se fueron.
Se quedaron a los costados de la puerta con las manos entrelazadas en la espalda mirando la nada. Eran muy extraños...
-Desean un cuarto?-les pregunte al cabo de unos segundos de silencio.
-No. Aqui aguardaremos.-hablo el rubio sin mirarme.
-Pero el sol está por salir.
-En este pasillo no llega la luz del sol, no nos moveremos.-y fueron sus ultimas palabras. Suspiré y me di cuenta que alli no tenia nada más que hacer. Baje las escalreas y, un poco preocupado por esos dos seres, me fui de alli.

En el momento en el que quise responder a aquella palabra, un estruendo me hizo despertarme de aquella pesadilla y volver a la realidad. Me encontraba tendido en la cama aún a oscuras completamente aunque una tenue luz se colaba por la puerta, ahora abierta de par en par. En ella habían dos personas que no reconocía sosteniendo un baúl y detrás de ellos se encontraba Justin. Me hice el dormido mientras hablaban con él, sobre el mandado que les había encargado la madame. Vigilarían la puerta hasta que despertara pues, aún debían hacer algo más para ella. No sabía de que se trataba pero debía ser algo relacionado con la caza que acababan de llevar a cabo para mi.

Cuando cerraron la puerta, volviendo a sumir toda la habitación en la penumbra, me senté en la cama y miré hacia el baúl donde se podía oler a sangre fresca. Allí estaban dos jugosas carnes esperando ser devoradas. Abrí el baul y saqué la primera de ellas, era una liebre madura. Como principal estaría estupenda. Comencé por comer la carne de su vientre, subiendo hasta su cabeza para luego partir las patas, dejándolo para lo último. Tiré los huesecillos del animal a un lado del baul mientras la sangre fresca me caía por la barbilla. Agarré la segunda pieza. Era otra liebre algo más joven que la anterior y que aún pataleaba en su agonía de muerte.

Tenía una carne musculosa, dura y tensada. Al morderla podía notar con mis poderosas mandibulas como la carne se desgarraba y se partía y la sangre inundaba mi boca de aquel jugo que tanto me satisfacía de la carne cruda. Apenas tardé unos minutos en comer aquellas dos piezas pero mi cuerpo agradecía ese incremento de alimento en él. De pronto recordé la pesadilla que acababa de tener, la mirada se fue directamente hacia el ataúd que permanecía sellado. ¿Qué significado tendría? Me recosté en la cama, una vez más, con la mirada fija en el ataúd inmóvil, hasta que el sueño me venció por segunda vez aquella noche.

Punto de vista de Jacqueline:

-Ya veo...-el Conde, apoyando su mejilla sobre su puño cerrado, me miro un momento. Le habia contado lo que hasta ahora habia ocurrido en el Hostal, aunque seguramente él ya lo sabría.
-Ha sido dificil pero ya esta mejorandose. Es alguien muy fuerte.-sonrei porque estaba bastante feliz de ver los progresos de John, tanto en el trabajo como en la pelea.
-Aun asi, siento que hay algo que te preocupa.-asenti y suspiré.
-Su venganza...-dije algo bajo pero despues le respondi bien.-Quiere encontrar la muerte luego de cumplir esa meta, porque se siente como un animal siendo lo que es...y...y yo...
-No quieres que le ocurra nada, cierto?-volvi a asentir sin mirarle.-Mi querida Jacqueline, recuerda que es su vida y que él decide qué hacer con ella. Asi como tú has decidido tu camino hasta ahora, él está haciendo lo mismo. No deberias entrometerte ni cambiar sus pensamientos.
-Pero...tengo...miedo.-creo que si era miedo, realmente temía por él y por lo que pudiera pasarle. Tenia miedo de que se pierda en la mar de sus propias decisiones. Él se puso de pie y camino hacia mi, tomo mis manos y me hizo parar. Me hablo sujetandome de forma delicada.
-Mi pequeña, eso es algo muy común. Debes entender que si él no corresponde a lo que tu crees o piensas, es porque asi debe ser. Él desea venganza y luego partir con la frente en alto. Debes dejarlo asi. Es el destino que él mismo está labrando.-me dio un beso en la frente a lo que yo me quede observandole.-Asi como tú has elegido alejarte de mi lado y no corresponder a mis sentimientos...-solté sus manos y me volvi a sentar. Él tambien se alejó y se sentó.
-Cuando despertare...?

Punto de vista de Jacqueline:

-Realmente te pido que recapacistes, te juro que ya la he olvidado.-esperaba que no se pusiera de rodillas o me haria sentir la madre de las culpas por ello.
-No,Conde. Conocerlo fue algo muy importante...pero...usted no es el ser amado que estoy esperando volver a encontrar. Quisiera esperar un poco más para ver si algun dia el amor me vuelve a encontrar.-suspiro y se puso de pie.
-No olvides que siempre te estaré esperando y que siempre tendras un lugar a mi lado.-me sonrio y yo hice lo mismo, parandome y abrazandolo. Lo queria muchisimo pero aun no estaba lista para intentar algo con él.
En un momento, me atravezó y quedé detras de él. Me mire las manos, mi cuerpo estaba transparente.
-La transicion esta por terminar, creo que en un par de horas podras regresar a tu cuerpo.

Punto de vista de Justin:

Aun los sujetos que habian traido comida, no se habian movido desde que habian llegado. Era casi imposible. Suspire, debia ir al cuarto para entregarle a John su uniforme para la tarde. Me daba un poco de miedo pero habian pasado ya cosas peores y no era importante ya estar asi.
Camine un poco y sin que los dos vampiros me detuviesen, entre en el cuarto. John parecia tener una pesadilla, deje la ropa en la silla y me acerque a él.
-John? Despierta! Estás teniendo pesadillas!-parecia no reaccionar por lo que le movi un poco el hombro.

Todo el bosque estaba ardiendo y el aullido hizo que los vellos de mi piel se pusiesen de punta. Miré hacia el cielo aterrorizado. La luna. La luna llena. Era tan bella. Aún sintiendo el fuego abrasador cerca de mi quedé embelesado por su hermosura. Una repentina palpitación de mi corazón, que parecía salírseme del pecho, me dejó sin respiración e hizo que perdiese el equilibrio, cayendo de rodillas al suelo. Un más fuerte que la anterior me agarrotó las extremidades y caí al suelo noqueado por el dolor. Mis pupilas se dilataban y alquirían el color celeste de mis ojos. Noté como algo, o alguien se acercaba pero no podía moverme por el dolor. Mis dientes me rasgaban la mandíbula y podía sentir el sabor de la sangre en ella. Arañaba la tierra, clavando mis uñas en ella pero de poco me valía. Aquello que estaba a mi lado se acercó hasta mi rostro, era el lobo de antes. Sus ojos captaron los míos y los transportó en una nueva visión conjunta, donde podia verme a mi mismo allí tumbado rodeado por el fuego. Noté como unas palabras resonaron en mi mente y calmaron los latidos de mi corazón, deteniéndo las punzadas de dolor que me asediaban. "Bienvenido a la manada John, te estaré esperando"

Me levanté de repente tras sentir un leve ajetreo en mi cuerpo. A un lado estaba Justin algo asustado. Había sido él quien me había despertado de mis sueños. -¿Qué..haces? ¿Qué hora es? dije forzando mis ojos para que se adaptasen a la poca visibilidad ya que aún estaba todo a oscuras. ¿Despertó la madame? Pregunté deprisa cuando caí en la cuenta de donde estaba. Dirigí rápidamente mi mirada al ataúd que seguía sellado, en el mismo lugar donde lo habían dejado la noche anterior.

Punto de vista de Justin.

Por fin habia despertado, realmente me tenia preocupado. Cuando a una persona le dominan los sueños, es a veces complicado despertarlos de ese transe tan profundo. Finalmente desperto, un poco confundido por lo que pasé a explicarle:
-Lo sieto, es que me preocupaste. Estabas teniendo pesadillas.-me encamine a la silla donde habia dejado el uniforme. Lo tome y se lo deje a los pies de la cama.-Venia a dejarte ya listo el uniforme para tu turno a la tarde. Ya tu energia me hace ver que estás casi mejor que antes. Al menos podras movilizarte como siempre.-cuando pregunto sobre Jackie, suspire, mirando el ataud.-No he sentido nada de ella, quizas aun duerma. Lo mejor es dejarla. Quiza pronto despierte, no te preocupes.-trate de darle algo de ánimos para que no se entristezca más pero yo tambien tenia mis dudas al respecto.
Senti algo en el aire y me rasqué un poco la nariz.
-Acaso huele a sangre?-mire un poco por la habitacion y cai en la cuenta de que habia huesos junto a un baul.-Que diablos es lo que te comiste!!!!!-grite algo fuerte.

Justin me dijo que estaba teniendo pesadillas. Era muy posible. No había podido tener un sueño profundo desde hacía años y, con todo lo que me estaba sucediendo en aquellos días, no iba a ser para menos. Dejó la ropa sobre los pies de la cama para mi turno por la tarde. Saqué mis piernas fuera de la cama y observé el ataud cuando Justin me dijo que no había notado nada en el despertar de la madame. Parecía que ya me podía mover casi volviendo a la normalidad aunque sin forzar en exceso. Estiré un poco mis músculos agarrotados y me toqué las heridas de guerra de aquella batalla. Nuevas cicatrices me hubiesen salido de no ser por la sangre que derramó sobre mi la madame.

De pronto Justin elevó la voz pues se había dado cuenta que olía a sangre. Los cuerpos en el baul de las liebres que había cenado a noche se estarían descomponiendo. -Me trajeron carne fresca. Es lo que más satisface mi hambre le afirmé incorporándome y comenzando a desvestirme para colocarme la ropa de trabajo. -Será mejor que baje contigo a echarte una mano. No creo que estar en la habitación sin hacer nada ayude a la madame, asique te ayudaré a ti en llevar la posada hasta que despierte. Así veremos que tanto puedo volver a trabajar. Le miré un segundo mientras me colocaba los pantalones y la camisa, abrochando sus botones. -Y..no te preocupes...bajaré enseguida ese baul, enterraré los huesos de esas ratas en la parte trasera y luego limpiaré la sangre que hayan derramado