Entre los pensamientos muertos de mi alma...

Recuerdo del primer mensaje :

No habia mucho para andar haciendo conmigo misma. Esa era la pura verdad. No tenia nada que hacer más que quedarme sentada en una taberna cualquiera y simplemente beber un poco de vino con algo de sangre; si, sangre. Soborne al tabernero como siempre para que le ponga un poco para mi. Asi es, soy una de sus mejores clientas nada más que por eso: un simple soborno de varios francos y el tabernero se inca a mis pies.

Suspire. Pensamientos viejos rondaban mi cabeza...Historias de muertes, de tristeza, de perdidas...de dolor...De mi familia, de mi esposo, de mi novia, cuya muerte me es dudosa en varios sentidos...Que paso con ella en realidad? Ese ataque fue un accidente o un plan...? Y de ser asi, porque lo haria? A mi lado tenia todo lo que pudiera pedir: dinero, amor, comprension, compañia... No lo entiendo...

Tome un sorbo del vino y volvi a suspirar, esperando que alguien o algo me animase un poco.

Las horas pasaron bastante rápido mientras dormia. Inesperadamente nos soñe nada, al menos que yo recuerde. Ni premoniciones ni advertencias, ni pesadillas, ni siquiera algun recuerdo reprimido. Nada. Fue la noche más extraña de mi no-vida. Me levante, con una sonrisa radiante en mi rostro. Era las 6:30 de la tarde, justo a tiempo para el atardecer. Me peine y vesti, lista para salir.

Uno de mis sirvientes, Alarick, estaba esperandome fuera del cuarto junto con un baul. Lo recibi con una sonrisa.
-Buenas noches, Alarick.
-Buenas noches, madame.
-Qué tienes ahi?
-Usted me pidio que luego viniera para entregarle este animal a su huesped.-yo asenti.-El caso es que...no ha respondido a los llamados a la puerta y no nos atrevimos a mirar por la ventana.-aquello me hizo sentir preocupacion, borrando por completo la sonrisa de mi rostro.
-Gracias, Alarick. Yo intentare comunicarme con él, tu ve a hacer tus labores.-me reverencio y se fue, dejando junto a mi el baul. La carne era fresca aun. Suspire y golpee la puerta de John.-John?-espere unos segundos y no escuche nada.-John, estas bien? Soy Jacqueline, dejame pasar.

Las tripas me resonaban al cabo de varias horas pero podía intentar aguantar mas tiempo sin comer. Me levanté de la cama y fui al baño para lavarme la herida, volviéndomela a tapar con un trozo de tela limpia que había en los estantes. Aún le daba vueltas a lo que me había sucedido horas atras, había sido realmente extraño. Otra vez esa sensación de importencia e ira se apoderó de mi. ¿Era tan débil? Debía tomar aire fresco. Salí de mi habitación y recorrí todo el corredor hasta llegar a las escaleras. La mansión estaba iluminada por las antorchas ya que todas las puertas y ventanas estaban echadas.

Supuse que todos estarían durmiendo pues, la mayoría, sino todos sus sirvientes eran vampiros y debían descansar por el día. Bajé las escalera en silencio y salí por la puerta principal a los jardines exteriores. Necesitaba relajarme. Aspiré fuertemente el aire en mis pulmones y me dispose a pasear por los terrenos llamándome sumamente la atención aquel viejo puente de piedra medio a caer que cruzaba el pequeño estanque que había a un poco más de cien metros de la casa. Veía el cambio de vegetación como algo grandioso y como, a pesar de que muchas flores morían, otras volvían a florecer en su lugar dando un aspecto enriquecedor.

Cuando llegué al puente me senté en él, con la mirada perdida en el estanque, observando un pequeño banco de peces de colores que nadaban de aquí a allá dadno vueltas sin sentido. Nunca saldrían de allí pero ellos nadaban y nadaban. Vivían su vida atrapados en un charco que lo único que les daba era el aire y la comida necesaria para subsistir un día más. Las horas fueron pasando hasta que anocheció. Salí de aquel trance en el que me había inducido yo mismo y volví a la mansión pues era hora de que despertase la madame. Al entrar en la mansión y volver a la segunda planta vi que la madame estaba frente a mi puerta.
-Estoy aquí, madame

Al escuchar su voz, suspire aliviada, acercandome a él con una sonrisa.
-Los sirvientes cazaron un venado para ti pero tocaban y no respondias. Creia que te habia pasado algo.-me senti mejor al verlo, mi noche habia sido casi perfecta y al no tener nada malo que recordar, me senti mucho mejor. Pero a él no lo veia asi...Frunci un poco el ceño.-Qué te ocurre? No tienes muy buena cara. Ha pasado algo mientra dormia?-me encamine hacia las puertas de mi cuarto y las abri, haciendole un ademan con la mano.-Ven, hablemos.-le pedi amablemente. Quizas no habia dormido muy bien o simplemente estuvo recorriendo el castillo...oh, no...y si por esas casualidades habia bajado al sotano?

Negué con la cabeza acercándome a ella.-Di un paseo por los exteriores, no puedo quedarme encerrado en una habitación, necesitaba algo de aire fresco y no me atrevía a abrir las ventanas por no causar un mal mayor a vos o vuestros sirvientes Omití aquel sueño que había tenido pero algo en mi rostro hizo que la madame sospechase algo. Caminó hacia su habitación y me invitó a pasar, lo cual hice. No sabía si contarle lo que me había sucedido durante "su noche" era una buena idea después de todo. Empezaba a pensar que no había sido un sueño, si no que alguien había usado sus poderes sobre mi durante la noche, y debía ser alguien poderoso para colarse en el castillo de la madame sin levantar la más mínima sospecha.

El rostro de la madame reflejaba su preocupación y sabía que mi tiempo se agotaba a la hora de tomar una decisión. Esta vez si me senté en la cama haciendo algo de tiempo. Entrecrucé mis manos y me quedé mirando a la madame mientras cerraba las puertas de su habitación. Si alguien había podido llegar hasta mi en aquel lugar entonces podía encontrarme en cualquier momento. Mi enemigo era mucho más peligroso de lo que me había pensado en un momento. Cómo decirle a ella que aún allí no estábamos seguros, era su casa, su hogar. No teníamos otro lugar donde refugiarnos. ¿Realmente debería irme de la ciudad? No, todo habría sido en vano.

No pude evitar sentirme aliviada cuando dijo que habia ido a pasear por los jardines, queria decir que el problema era otra cosa y que me habia hecho caso de no bajar. No solo estaban las habitaciones de mis sirvientes alli abajo...En fin, al entrar en mi cuarto, se sento en mi cama, la que era casi de adorno, y yo cerre las puertas. Deje el baul en el corredor, luego habria que ver si sigue fresco. Al no saber nadie donde estaba John, quien sabe cuanto tiempo habra estado aquel animal ahi dentro pudriendose.

Me pare frente a él observando sus ojos. Algo pasaba, algo habia en él pero no sabia qué era.
-Dime, qué ocurre? Hay algo en tu rostro que me dice que te paso algo.-pero parecia un poco nervioso para hablar.-Viste algo malo alli a fuera o alguien de la servidumbre te molesto?

Negué con la cabeza con la mirada fija en ella sabía que no podría mentirle, nunca podría. Aunque lo intentara nunca se me había dado bien engañar, no servía para ello. Además no quería mentir a la madame pues era un tema que nos incumbia a los dos. -No se preocupe, sus sirvientes estuvieron durmiendo como vos, nadie me molestó.. quedé en silencio un segundo pues alguien si me había molestado en sueños pero.. ¿quién sería él? -Tuve un mal sueño y no dormí bien, las heridas tampoco fueron de gran ayuda para conciliar el sueño. Mañana será distinto madame le dije intentando parecer confiado y ocultando todo lo referente con aquel mal sueño.

Deshice mis nudos de dedos y apoyé las manos sobre la cama sosteniendo así mi torso sobre ellas. El colchón estaba completamente nuevo como si no se hubiese usado nunca. Estaba seguro que de haberlo hecho habría sido pocas veces. -Madame ¿como os sentís vos? ¿descansasteis bien anoche? está arriesgando demasiado exponiéndose hasta casi el alba, ya se desmayó una vez y con suerte pudo volver en sí recordaba aquel día y la preocupación de Justin hacia su persona. Ambos habíamos estado al borde de la muerte pero, a pesar de ello, seguíamos burlándola.

Torci un poco mis labios, sabia yo que esas heridas eran profundas. Ademas, poco tiempo habia pasado desde que le habian disparado. Su regeneracion podria llegar a ser asombrosa pero no en heridas asi. Asenti sonriendole un poco.
-Es comprensible...Te dispararon balas de plata, la tuviste dentro un largo rato y no paso mucho tiempo desde aquello. Descuida, esta noche volvere a ponerte crema, comeras bien y veras que tu estomago sera el que te deje descansar.-rei un poco.

Su pregunta me hizo sonreir el doble.
-Si debo serte sincera, fue una de mis mejores noches.-me acerque un poco, notando que la tapa de mi ataud se asomaba a la cama. Me agache y la empuje un poco.-Me senti perfecta esta...tarde, no tuve pesadillas o algun recuerdo extraño. Como es que dicen? "Dormi como tronco."-luego lo mire a él.-Me preocupaba que no pudieses descansar bien. En un sitio asi, es muy facil tener pesadillas.-me sente junto a él.-Solo fue eso? Una mala noche?-algo me decia que no me estaba diciendo todo pero no iba a ejercerle demasiada presion.-Sabes que peudes decirme lo que sea.

Le sonreí distraído pensando sobre como sería mi próxima noche y si, aquel extraño sueño, se repetiese. -Esta tarde me lavé con agua tibia las heridas y me cambié las vendas para que no se infectara. Necesitaré poco más de una semana para estar en plenas condiciones, espero concluí con un suspiro -mientras tanto no podre salir de su mansión ¿verdad? ni acercarme al hostal, mucho menos Siempre había vivido en libertad y había viajado o ido a donde me gustase pero ahora estaba siendo perseguido y tendría que esconderme y aislarme del resto de la sociedad. Era algo angustioso pero no me quedaba más remedio si quería volver a ver un día soleado.

Parecía que ya estaba casi convencida de que simplemente había pasado una mala noche, aunque ciertamente sospechaba algo más. Pensé que, aunque no se lo contase quizás si pudiese hablar sobre ello. Quería saber si aquel sueño lo había sido de verdad o simplemente una imaginación de mi subconsciente. - Me alegro que hayas descansado bien le dije sinceramente - eso parece, una mala noche. Las pesadillas no me han dejado desde que empecé mi nueva vida. A veces... incluso parecen reales... la miré entonces -¿nunca has estado soñando y has sentido una presencia a tu lado, que te puede hablar o, incluso, tocar? intenté parecer despreocupado como si hablase de pesadillas pasadas.

Me senti bien de ver que se preocupase por tratar sus heridas pero tuve que serle sincera cuando me lo pregunto.
-Bueno...-torci un poco mis labios.-Si solo sales a los jardines dentro de mis terrenos sin acercarte tanto al bosque, supongo que eso estaria bien. Además, poco humanos logran encontrar el muro y este castillo. Pero no te alejes demasiado, por favor. Los sirvientes cazaran animales por ti en caso de que esten peinando el bosque para encontrarte.-suspire un poco, sabia que él no se sentia bien estando encerrado.-Lamento tener que mantenerte aqui pero es solo hasta que las cosas se calmen un poco.

Su comentario sobre las pesadillas me hizo sentir algo de empatia. Mis sueños se habian vuelto pesadillas y sino, eran recuerdos reprimidos y cosas retorcidas, asi que lo comprendia y mucho.
Ante su pregunta, le sonrei casi riendome.
-Realmente si.-dije asintiendo.-Digamos que el Conde a veces abusa de sus poderes para "cuidar mis sueños". Y otras veces hay personas que me hablan o que tratan de advertirme cosas. Como Justin, la ultima vez me advirtio lo de Alfred y de que...bueno...no me acercara al bosque cuando tu otro lado despertase.-sone un poco mi garganta.-Pero que yo sepa, nadie puede morir por medio de sus sueños. Que sueñes que mueres es algo distinto pero es tu mente y solo podrias hacerte daño si fueras sonambulo.-no entendia muy bien a donde queria llegar con su pregunta pero esperaba haberla esclarecido.

Me habia quedado algo tirante y, aunque daba algo de pena, aproveche para quitarmela de encima mientras aun él quisiera hablar.
-Hay algo que queria preguntarte...-eleve una ceja y evadi un poco su mirada desviando la mia al suelo.-Porque...me besaste...?

Spoiler:

Asentí y le puse una mano en su hombro retirándola segundos después. Sabía perfectamente que todo aquello era para nuestra protección, no sólo la mía. A ella la estaban persiguiendo por mi culpa y debía de dejar de exponerme con tanta frecuencia. -Lo entiendo, saldré por los alrededores para tomar el aire fresco pero no me internaré en el bosque a no ser que sea estrictamente necesario La idea de que cazaran en mi lugar me hizo torcer el rostro pero no dije nada. Había pasado la mitad de mi vida cazando yo mismo a mis presas y me resultaba extraño ahora tener que depender de lo que otros cazasen para mi, no obstante debía alimentarme.

Cuando le pregunté por lo de los sueños su respuesta fue general lo cual sentí satisfacción de que no sospechase nada de lo que me habia pasado. Nombró al Conde como alguien que podía influir en los sueños de alguien, incluso Justin, algo que sabía pero que había pasado por alto. Pero no, reconocería la voz de Justin y, aquella voz no era la suya. Dijo que en los sueños no podías morir aunque si soñar con la muerte aunque aquello no me quedó demasiado claro. -Pero madame, si tu mente muere, por más que lata tu corazón yacerás eternamente en el profundo sueño de la subconsciencia.

De pronto su pregunta me pilló desprevenido mirándola sin mediar palabra mientras ella evadía el contacto visual conmigo. Cierto era que habíamos hecho como si no ocurriese nada al llegar a la mansión pero ahora esa pregunta asomaba en nuestros pensamientos. -Yo... no estoy seguro... dije con la voz entrecortada sin saber muy bien que responder pues no quería ofenderla -sentí ese impulso y no pude reprimirlo en ese momento confesé.

Spoiler:

Y asi habiamos quedado. John saldria del castillo pero solo para tomar algo de aire, fresco, estirar las piernas y sentirse un poco menos encerrado. Eso estaria bien para mi.
Al parecer habia soñado que moria y se desperto asustado, no lo decia quizas porque le habia quedado algo de miedo y no estaba listo para decirmelo. Lo entendia. Torci un poco mis labios y le explique:
-No es exactamente asi, John.-voltee un poco mi cuerpo para poder verlo mejor.-Tu mente no puede morir en sueños. Pueden controlar tu cuerpo para que te hagas daño mientras duermes y no despertar para detenerte pero eso es un caso distinto a las pesadillas.-pero luego cai en la cuenta de algo y lo mire de forma inexpresiva.-Hay algo que te preocupa y no me lo estas diciendo?

No habia entendido muy bien su respuesta, me hizo sentir algo extraña de hecho.
-Como que un...impulso?-creia que lo habia hecho por algo más, algo que él queria hacer pero no por un "impulso". Agache un poco la mirada y suspire. Aprete algo mis ojos, se estaban poniendo negros por algo de tristeza que me habia llegado porque que dijera eso me cayo horrible... Me puse de pie, sin esperar ninguna otra palabra.-Pues que no te vuelvan a dar "impulsos" conmigo...-camine despacio hacia mi escritorio y me sente alli, tomando un par de papeles en blanco y mi tintero.-Sal de mi habitacion, por favor.-cuando abri los ojos, sabia muy bien que estaban completamente negros y sentia que asomaban por ellos algunas lagrimas que debia tratar de esconder o aguantarlas. Esa respuesta no debio sorprenderme pero...lo hizo, supongo que por aquella estupidez que los humanos llamaban esperanza...

La madame parecía convencida del total de sus palabras en que aquellos sueños no podían dañarme. ¿Sería verdad y sólo fuera sido una treta para asustarme? Probablemente. Y yo había caído en la trampa como pez que muerde el gusano clavado antes de ser pescado. Me miró como inquiriendo saber más sobre ello, estaba empezando a sospechar debido a mi insistencia en el tema asique debía de hablar con cautela pues no quería asustarla inútilmente al igual que lo había hecho yo mismo desde que había abierto los ojos. Estaba a punto de volver a hablar cuando la madame se puso en pie y sin mirarme me mandó abandonar su habitación.

Enmudecieron instantaneamente mis palabras y tras el repentino cambio de actitud simplemente incliné la cabeza, aunque estaba de espaldas a mi y salí de la habitación cerrando las puertas. Había obrado mal y era algo que la madame nunca me perdonaría. Recordé allí junto a las puertas las palabras de aquel sujeto y entonces comprendí que tenía razón. Todo lo que me había dicho era cierto. Mi mera existencia ponía en toda clase de peligros a la madame y era algo que no estaba dispuesto a asumir. Ella me había protegido de cuánto me habían perseguido desde mi llegada pero había llegado la hora de protegerla a ella, de protegerla de mi.
Con paso decidido bajé las escaleras y salí de la mansión, cerrando tras de mi, y echando a correr en dirección al bosque. Había fracasado.

Soporte como pude las ganas de llorar. Ya me habia cansado de siempre estar llorando por todo lo malo que me ocurria; intente relajarme y tratar de pasar el tiempo. Escribi unas cartas respondiendo a algunos asuntos en Londres, algunas cartas para responderles a mis colegas vampiros y otra al hostal para hacerles saber que John y yo estariamos ausentes por un tiempo. Ojala el lugar no se haya vuelto un desastre sin nosotros.

Paso una hora aproximadamente o asi lo senti yo, ya que escribo un poco despacio. Me seguia sintiendo muy mal pero me di cuenta de que habia estado muy mal el que lo haya echado asi nomas sin hablarlo. Suspire y me puse de pie para buscarlo. Fui a su cuarto y golpee varias veces pero no estaba alli. Supuse que de nuevo habia ido al jardin para no volver a sentirse encerrado, pero cuando recorri todos los terrenos, no lo encontre por ningun sitio y su efluvio habia desaparecido.

Mire la entrada al bosque...será posible que haya escapado? Comence a correr adentrandome y buscando bien. Su efluvio estaba en el bosque pero estaba muy disperso. Habia pasado mucho tiempo desde que habia partido y su rastro estaba en si, borrado.
-John!-grite bien fuerte pero no habia respuesta. Grite varias veces aun recorriendo y adentrandome más pero no lo encontre.

Lo que encontre fue algo extraño. Algunas huellas y el olor de otro ser más...Era de un humano licantropo...pero no era de John...estaba cerca pero no sabia por donde...

No comprendía porqué pero había vuelto a mi guarida. El camino me había guiado hasta ella y lo que encontré fue desgarrador. La casa había quedado hecha cenizas. Tan sólo había estado una noche fuera y, por suerte para mi, esa había sido la noche que me habrían encontrado de haber estado allí. Rebusqué entre los escombros en busca de algo que pudiese salvar de allí pero no quedaba nada, todo había sido consumido por el fuego. Las demás pertenencias mías las había dejado en la mansión con lo que regresar ahora sería lo peor, pues ya se habrían dado cuenta de que no estaría en el recinto. Sonreí de lo ironía, volvía a empezar de cero, sin nada, tal cual había llegado un mes atrás.

Me ensucié de las cenizas para que no pudiesen seguir mi olor natural y me alejé de allí lo más rápido que podía. Corrí hacia las afueras del bosque, alejándome de París todo lo que me diese lugar. No quería que nadie me encontrara nunca más. Saliendo del claro del bosque pude divisar un pie de montaña. Con suerte habría alguna cueva o algún oleoducto para meterme bajo tierra y poder esconderme allí. Mi cuerpo empezó a entumecerse del dolor debido a las largas horas que llevaba corriendo pero no me detuve por eso. No observaba nada extraño a pie de montaña por lo que decidí bordearla hasta encontrar una cueva donde guarecerme al menos durante las noches y no ser descubierto durante el día. No quedaba mucho tiempo para que amaneciera.

Estaba algo mareada, el olor y aquel extraño rastro me dio mala espina. Seguramente alguien se lo habria llevado otra vez. Porque de nuevo? Lo habra encontrado su creador o Alfred? Aunque me sentia mal por lo que habia ocurrido hasta hace un rato, debia encontrarlo. Era peligroso que estuviese merodeando por aqui, sabiendo que la policia o algun neofito secuaz de mi socio lo estan buscando. Fui en direccion a su cabaña. Era un buen lugar para empezar a buscar, ya que no se habia llevado todos sus objetos al castillo.

Pero algo más paso. Me encontre con varios jovenes que me rodearon y me miraron arrugando la nariz. Esos debian ser quienes dejaron el rastro, lycans. Un hombre extraño dio unos pasos al frente.
-Porque buscas algo que no deberias encontrar?-hablo muy seguro de si mismo, quizas él lo habia secuestrado.
-Quien es usted y donde esta John?
-Él es de los nuestros. No hay posibilidad de que regrese. Él es inteligente y me hizo caso. Pensar que podria encontrarme u olvidarse de mi y comenzar una vida nueva olvidando sus raices licantropas.-esas palabras fueron las que me abrieron los ojos. Lo que John no se atrevio a decirme de sus sueños fue que ese hombre le dijo que se alejara de mi. Ese hombre...
-Tu eres el creador de John.-dijo y se rio.
-Y si tu tambien eres lista, regresaras a tu castillo, quemaras las cosas de él y olvidaras que alguna vez existio. Se ha ido. Se aparto de ti, como lo quisiste.-senti culpa, pero no iba a dejarme engañar por ellos. Seguramente querian confundirme.
-Ni hablar. Él jamas abandonaria lo que empezo, aunque sea un licantropo ha demostrado que puede tener una vida normal.-algunos se rieron pero el creador se puso serio y se cruzo de brazos. Me hablo mientra me rodeaba.
-No me hagas reir. Nosotros no podemos tener vidas normales: somos unos seres maldecidos por un veneno toxico, que nos convierte en monstruos. Atacamos a nuestras familias, nuestros amigos, a cualquier cosa que se mueve y tu nos dices que podemos ser normales? Ja!
-Yo misma he entablado conversación con el lado licantropo de John. Ustedes no lo conocen como yo.
-Lo hiciste porque él es debil, tan asi que desde que se convirtio no ha hecho más que tonterias. Hasta como lobo es un fracasado.-eso me enfurecio.
-Cuida tu hocico, malnacido.
-O que?-volvieron a reirse para sus adentros. El hombre ceso su andar y se me quedo mirando.-Regresa a tu castillo y olvida todo esto.
-No lo hare. Buscare a John asi tenga que pasar por todos ustedes, cachorros del diablo.-si provocaba sus emociones, me atacarian a la vez y seria mas facil correr y huir. Los que me rodeaban se enfurecieron y dieron varios pasos con la intencion de atacarme pero el creador los detuvo con la mano.
-La quiero viva.-entrecerre un poco mis ojos.-Te iras?
-Muerete.
-Como quieras.- y luego chasqueo los dedos.

Punto de vista Narrador:

La voz del Conde, el vampiro más viejo y más preparado de todos los Nosferatu, podia escucharse mientras John caminaba, buscando donde ocultarse antes de que el Alba llegase. Aquel ser oscuro se presento ante él con las manos en los bolsillos, su sobretodo y sombrero rojo puesto y sus gafas puestas. esta vez sonreia pero de un modo forzado.
-Asi que...este es el hombre por quien mi Rosa ha peleado y muerto? Vaya estupidez.-comenzo a caminar hacia él.-Sucio por cenizas, cansado por el andar, apenas tienes aire en tus pulmones. No te da verguenza darle la espalda a todo lo que has tenido? Si abres la boca y dices que es para protegerla, te la arrancaré porque eso es una vil mentira que no te lo crees ni tu.-detuvo sus pasos. Su intencion no era el hacerle daño pero tampoco lo era el quedarse callado.-No sé aun porqué estoy hablando contigo. Supongo que porque aun me importa Jacqueline y porque esta vez no puedo ser yo quien la salve.-su sonrisa se borro y se cruzo de brazos.-No eres mi enemigo pero el que la hayas entristecido por un "impulso" que no puedes explicar a tal punto de casi robarle una lagrima, no te hace mi aliado. Has estado buscando a tu creador y por no escuchar ni interpretar bien tus sueños has entendido que lo mejor es rendirte. Te dire algo que solo dire una vez. 'Rendirse' es lo que mata a las personas. Tan solo cuando alguien se niega a rendirse con todas sus fuerzas, es cuando te ganas el noble derecho de caminar por la senda de la vida...Has malinterpretado tus sueños: tu creador te queria lejos por que teme que lo encuentres. Por eso te ha dado esa advertencia falsa. Esta ahora mismo con mi Rosa solo por el hecho de que ella salio a buscarte. Ahora que sabes esto...que vas a hacer?-su silueta se fue distorcionando hasta convertirse simplemente en un especie de vapor negro frente a sus ojos. Solo se pudo escuchar una simple voz en la mente de John que parecio hacerse eco.-Qué vas a hacer...John Cena...?

Desde allí no se podía ver el pico de las montañas. Seguía bordeándola en dirección noreste siguiendo el rastro de hierbas secas y el camino de piedras y tierra. Toda la vegetación de árboles había cesado al salir del bosque y, en la dirección opuesta en la que caminaba, un llano se extendía hasta el horizonte sin dar muestra alguna de que por allí viviese algo más que animales. En otros tiempos, ese lugar habría sido mi hogar. Un lugar amplio, donde pudiese vivir al aire libre y con suficiente comida para alimentarme. Me detuve unos segundos para contemplarlo. Apreté los dientes enfurecido conmigo mismo y cerré mis puños de la ira. Por un momento había pensado que si podía ser. Por un momento me engañé a mi mismo pero nunca más. De pronto alguien apareció ante mi.

Mi rostro se endureció al instante cuando aquel sombrío hombre hablaba. ¿Acaso ya me conocía? Cuando escuché su amenaza de arrancarme la lengua supe que no era otro que el Conde, quien me hablaba de Jacqueline. Vi como se acercaba y escupí a sus pies para que cesara en el intento a un par de metros. No iba a dejarlo acercarse de más. Estaba exhausto por la carrera pero era un luchador y ahora, más que nunca, tenía ganas de pelear para dejar salir toda mi ira que me estaba consumiendo. -Cuida tus palabras, chupasangre, o no podrás volver a morder si te faltan tus dientes
Siguió hablando como si no me escuchase. Decía que Jacqueline se había entristecido y aquellas palabras me enfureció aún más. ¿Acaso no lo veía? Yo no era un bien para nadie por eso había elegido irme. ¿Rendirme? Qué sabía él lo que era la rendición. Él, que vive en un castillo al que nadie puede llegar y que goza de la protección de muchos vampiros. Él ¿me hablaría de la muerte? En ningún momento decidí rendirme, si no proteger lo que me era importante aunque eso significase alejarme de ello. Ver morir entre mis brazos a aquellas personas acabarían con lo poco que me quedase de humano dentro de mi y, ese sentimiento que se había despertado en mi no deseaba perderlo. Podía ser egoísta, sí, querer retener algo dentro de ti para siempre pero también era un sufrimiento el no poder poseerlo nunca. Jacqueline estaba muriendo y yo quería mantenerla con vida.

Las palabras "Creador" y "Sueños" no ayudaron a que me apaciguara en lo más mínimo. Acorté la distancia que nos separaba y lo agarré de su abrigo amenazadoramente gruñéndole en su cara. Eran palabras muy osadas para decirles en mi presencia, más por alguien como él. Entonces me advertió que Jacqueline había salido a buscarme y comprendí entonces el motivo de su cordial visita. Antes de que pudiese preguntar nada más desapareció en una nube de humo y sólo quedó el eco de su voz en mi mente. Agaché la mirada y reí, reí por la irónica que resultaba a veces la vida, cuando pasas años buscándole un sentido, un objetivo sin encontrarlo, y cuando crees que te has equivocado persiguiendo fantasmas, de pronto éste te encuentra, como un golpe directo en la nuca, que te hace caer al suelo y volver a la cruda realidad de que siempre ha estado ahí pero has sido tan ciego para no verlo.

Levanté la mirada. Una vez más me encontraba en una encrucijada pero ésta si la había estado esperando. Mi risa se fue apagando hasta quedar tan solo el dibujo en mi rostro y volteé sobre mi mismo para volver sobre mis pasos. Él estaba allí. Sin embargo ya había tomado mi decisión. Ahora sí sabía lo que quería hacer, algo que siempre me había estado preguntando cuando llegara el momento y ese momento era ahora. Justo a tiempo, pensé. Mis pasos se fueron haciendo cada vez más rápidos mientras cruzaba el tramo viendo aparecer ya los árboles en la espesura del bosque. Comencé a olfatear el aire en busca de algún olor en particular y mis fosas nasales lo encontraron al instante. Eran muchos, más de los que había esperado en un principio. Intenté apretar más el paso con pequeñas punzadas de dolor en la espalda. La herida se me habría vuelto a abrir y estaría manchando de sangre la venda pero tendría que dejarlo para más tarde.

Demonios, eran muy fuertes y muy rápidos, aun en estado humano. Intente lo más que pude el alejarme o perderlos pero eran muy buenos rastreadores. Cuando me encontraban, me golpeaban en la espalda y las piernas para que no pudiese correr más pero siempre me levantaba. Sus cuerpos eran casi roca, los trataba de lastimar aunque poco daño les hacia; uno se me acerco por la espalda y apenas lo senti, lo levante y lo estrelle contra otros dos y volvi a correr. Era muy peligroso estar luchando ahora, que insensata fui. Faltaba poco para que saliese el sol, quizas una hora o dos, si tengo suerte.

-Ahora quieres escapar?-el creador me sorprendio y me tomo del cuello azotandome contra un arbol.-Vampireza estupida.-senti que habia fracturado una de mis costillas pero aun podia pelear. Le di una patada en su rostro pero no le hizo nada, solo se rio y apreto mucho más mi cuello.
-Por...que...haces...esto...?-intente hablarle claro pero no podia mucho porque sofocaba mi caja de voz.
-John hace tiempo que debio unirse a mi. Acabar con su asunto pendiente y luego volver pero huyo aqui, a Paris, y no iba a quedarme de brazos cruzados.-otra vez volvio a arrojarme contra un arbol pero esta vez de frente y luego dejandome caer al suelo. Escupi algo de sangre. No me habia alimentado durante la madrugada y ahora no podia liberar mi otro yo para defenderme.

Seguian intentando romper mis piernas y yo trataba de bloquearlos o evitarlo pero estaba muy debil. Me tomaron de mis brazos y me levantaron.
-Suficiente diversion. Llevemosla ahora.-opuse resistencia, casi clavando mis uñas en el suelo. Sin embargo, me tomaron por mis muñecas, mi cadera y mis piernas y me levantaton muy calmadamente. Yo aun seguia moviendome y tratando de hacerselo dificil.
-Sueltenme! No me toquen!!-entonces escuche lo que uno de los lobos decia a su lider.
-Señor, no cree que patalea demasiado para estar herida?-el jefe se rio y detuvieron su andar, bajandome pero sin soltarme. Saco un cuchillo de caceria grueso y desnivelado, como si el filo se lo hubiera sacado con una roca.
-Hay metodos y tacticas para callar un vampiro.-hizo una marca de cruz en mi pecho con sus uñas, por sobre donde de encontraba mi corazon. Intente soltarme de nuevo.
-Si te atreves a clavarme eso...!
-Tranquila, solo me dio curiosidad algo que quiero averiguar...-me tumbaron al suelo y me sujetaron. Aquel se acerco con el cuchillo en la mano.-Los vampiros tendran corazon?-estupido lycan. Pero claro que tenia corazon...solo que a veces deseaba no tenerlo...deje de moverme tanto y vi como habia levantado el brazo para clavarme esa cuchilla. Tenia un filo bastante interesante. Suspire y aprete mis ojos. Falle en encontrar a John...

Mis pisadas aplastaban la hierba a mi paso. Escuchaba el crujido de las ramas romperse al pasarles por encima mi bota mientras olfateaba el aire que procedía del interior del bosque, un aire cargado de un olor que conocía tan bien. Esquivé los árboles con gran destreza mientras las punzadas en mi espalda se iban haciendo cada vez más dolorosas. Estaba forzando mi cuerpo hasta una situación peligrosa, lo podía notar como mi corazón bombeaba más cantidad de sangre, las respiración se me entrecortaba y mi temperatura corporal había ascendido un par de grados, posiblemente. Todo provocaba en mi una fatiga tremendamente causada también por no haber dormido apenas una hora de las últimas cuarenta y ocho.

El aroma era realmente fuerte entre unos árboles situados a mi derecha, lo cual, giré bruscamente e irrumpí ante ellos. Eran varios jóvenes y agachado sobre un cuerpo que reconocí al instante había un tipo sosteniendo en alto un cuchillo extraño. Gruñí al aire igual como si aullara a la luna mirándolos desafiadoramente. Todos volvieron la vista en mi y dinujaron una extraña sonrisa en sus rostros manteniendo sujeto a aquel cuerpo. El tipo que estaba agachado se levantó y volvió a guardar el cuchillo bajo su atuendo. Me sonrió mirándome directamente a los ojos y abrió sus manos y sus brazos como si quisiera recibirme al igual que un padre. No me moví.
-¿Sabes quien soy cachorrillo? su voz sonaba burlona pero con cierto aire protector.
-Si no lo supiese, tu cuerpo estaría ya sin cabeza manchando la tierra con tu sangre.

Todos explotaron en risas y carcajadas. Miré a Jacqueline tendida en el suelo mirándome sin poder liberarse de sus ataduras. Aquellos licántropos eran más fuerte que ella además el olor a su sangre me llegó, debía estar herida. "Mi Maestro" debió darse cuenta con lo que llamó mi atención dando un paso más hacia mi, retirando sus manos a su espalda, cruzándolas.
-No te preocupes por ella, sólo son rasguños no morirá tan fácilmente, el Conde sabe elegir muy bien a sus amantes y estoy seguro que, si viese que corriera verdadero peligro, vendría él mismo a protegerla... pero ha decidido mandarte a ti hijo mío. Te manda de vuelta al lugar donde nunca debistes de marchar ¿Sabes por qué?
-Porque soy un licántropo respondí sin más volviendo mi mirada hacia ella.
-¡Exacto! Y los vampiros no se mezclan con los licántropos. Es algo que decidimos para evitar las guerras, hijo mío. Hay mucho odio en nuestros antepasados y, por desgracia, la memoria de algunos vampiros puede resultar... eterna. No mueren, no olvidan... Nosotros seguimos siendo a sus ojos simples mortales que desapareceremos un día y nuestros hijos ocuparán nuestro lugar, nos consideran una raza inferior, nos consideran sus mascotas... investigan con nuestros cuerpos, vivos o muertos... ¡preguntale a ella!
-¡Suéltala!
- ¿No me oyes lo que acabo de decir? Ella nunca te aceptará, ella es como...
-Déjala libre e iré con vosotros sin oponer resistencia. De lo contrario tendremos que combatir.
Pareció meditarlo un momento pero con una amplia sonrisa dijo en viva voz -¡Dejadla libre! Ya no es necesaria... ¡saludad a vuestro nuevo hermano!

Al pasar unos segundos de que aun no me habia hecho nada, vi que el lider estaba guardando su cuchillo. Aun no me soltaban pero podia ver que alguien los habia detenido. No podia creerlo, John habia regresado.
Me molesto sobremanera de que aquel ser estupido hablase asi de mi raza y del Conde. Yo no era su amante, solo su protegida mas querida. Pero, era cierto eso? Aquel ser que siempre me revivia habia mandado a John para que volviese? Supongo que si él no le hubiera advertido, jamás habria sabido donde estaba o que estaba ocurriendome.

Volvi a forcejear un poco, mirandolo con rabia. No era del todo cierto l oque decia.
-No todos los consideramos asi! Aunque no olvidemos y aunque algunos seamos frios, no todos creen en ustedes como inferiores! Ya les dije que si lo quisieran, podrian tener una vida normal!-luego escuche la voz de John pidiendo que me soltara y cuando estaba por replicar ante el "nunca te aceptaria", él dijo que se iria con ellos si me liberaban.-John, que estas haciendo?-soltaron mis muñecas y mis piernas y se alejaron de mi caminando con una sonrisa aprovadora a John. Me pare despacio tociendo algo de sangre otra vez pero era poco. Qué estaba haciendo...? Suspire con tristeza, supongo que era una decision tomada.

Me volvi sobre mis pasos, caminando despacio por no sentirme muy bien. No quise escuchar replicas ni nada pero si, le dije algo por mente mientras me alejaba.
-Yo sí te habria aceptado...yo te amo, John...-aprete un poco mis ojos, sin detener mis pasos.

Nadie hacía caso a las razones de Jacqueline mientras "mi Maestro" y yo hablábamos. Parecía que sus explicaciones no importaban a aquellos licántropos pues, ya se habían hecho una idea de lo que los vampiros querían de ellos. No les culpaba pues ciertamente había comprobado la maldad de ciertos vampiros y su odio hacia los de mi raza. Cuando dije aquellas palabras y liberaron a Jacqueline todos parecieron contentos. Todos excepto que ella que miraba incrédula y se alejaba de allí abatida. Una última frase recorrió mi mente y sentí como un dolor mucho más profundo en mi, como si acabasen de disparar de nuevo con balas de plata y hubiesen atravesado mi ser.

-¿Qué me amas?¿qué me aceptas? rugí de pura ira sorprendiendo a todos que se alejaron al ver mi reacción, al unísono. -¡tú me echaste! me dijistes que no querías oír nada más. Me distes la espalda y me echaste. Entonces comprendí que no significaba nada para ti. No sé porque me llamaste y me preguntaste sobre aquel beso, no sé lo que sentiste ni lo que pensaste en aquel momento... estaba completamente furioso con ella por algún motivo que no llegaba a comprender y los demás habían pasado a un segundo plano donde ya apenas me importaba sus presencias allí. Ahora el asunto más importante era Jacqueline.