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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Naitiri Zahir Miér Mar 22, 2017 11:12 am

Recuerdo del primer mensaje :

El día por fin había llegado y era la hora en que el paréntesis se rompía y debíamos de volver a seguir, o a empezar, con el propósito que nos había llevado hasta allí. Fui hasta mí camarote para cambiarme de ropa cerciorándome de que tenía todo listo y preparado para en terminar de desayunar coger las cosas y partir, salí recorriendo los pasillos por última vez hasta el comedor donde me senté con el vikingo para desayunar de forma tranquila, y una vez terminado volver al camarote y coger las cosas, cuando fui a cubierta él ya estaba allí. Ya se podía empezar a notar el calor que hacía aquel día y en aquellas tierras, siempre hacía calor en Egipto y al menos me alegré de haber traído la ropa adecuada para la ocasión. Dejé que él llevara una de las maletas y antes de bajar del barco me despedí de la familia a la que habíamos salvado la niña y finalmente bajamos para pisar tierras egipcias.

Por un par de segundos cuando mis pies tocaron el suelo, por extraño que pareciera, me quedé quieta sintiendo de nuevo aquella sensación que había sentido cuando volví hacía poco tiempo. “Estoy en casa”, eso fue lo que cruzó mí mente y que me hizo portar una sonrisa en el rostro más animada, nada como estar en casa para sentirte mejor y así era como me sentía en esos momentos. Miré a mí acompañante y le hice un gesto con la cabeza para que me siguiera entre la multitud, debíamos de coger otro barco para poder llegar hasta Guiza aunque este era mucho más pequeño del que habíamos utilizado para llegar hasta allí y que era muy común para navegar por el Nilo.

El vikingo destacaba entre la multitud no solo porque era más alto que la media de los que allí había, sino por su tono de piel algo más pálida, su pelo, sus ojos azules y sobre todo por la ropa que llevaba que destacaba entre las que solían utilizar allí. Llegamos hasta la zona donde estaban los barcos y compré los dos pasajes que nos llevarían hasta Guiza, apenas sería el recorrido de un par de horas y no tardaríamos mucho en llegar, debíamos de navegar por el Nilo ya que el barco no podía hacerlo por las mismas dimensiones de este y porque aquellos barcos eran más prácticos para navegar por el Nilo.



-Seguro que este barco te hace sentir más nostalgia que el otro –apunté sentándome en la popa del barco, el sol brillaba en el cielo y se reflejaba en las aguas del Nilo que seguramente no tardarían dentro de poco en llenarse de cocodrilos y caimanes ya que se iba acercando el bueno tiempo. Este tipo de barco era más similar a los que usaban ellos y de hecho era el que más usábamos nosotros también. La leve brisa era bien recibida para soportar un poco el calor y lo miré durante unos segundos, ¿cuán bien se le daría aguantar el calor?- ¿Estás bien? –Pregunté para ver cómo estaba llevando ese calor y saqué uno de los libros que traía en una de las maletas- hay bebida por si te apetece tomar algo, quizás una cerveza egipcia bien fría te venga bien –le sonreí dejando que decidiera si quería o no  y miré lo que tenía apuntado en el libro durante unos segundos. El escaso par de horas que estuvimos abordo pasaron –por suerte para mí- sin ningún incidente que comentar al respecto, parecía que él estaba bastante cansado y no sabía si era por el calor que hacía aquel día.

Conforme llegábamos a Guiza desde lejos se podían observar las pirámides que se alzaban en lo alto incluso desde esa distancia, pirámides que había ido a verlas cuando era pequeña y que en mí vuelta también había vuelto a ir. Mí madre había estado trabajando también en ellas y cuando era pequeña siempre había querido trabajar como lo hacía ella. Lancé un suspiro observándolas y ya que él no había estado nunca en Egipto, aunque si esperaba que hubiera oído hablar de las pirámides, le conté un poco por encima cuál era cada una y un poco su historia. La esfinge no se veía porque estaba detrás de una de las pirámides y esta la tapaba, así que no le comenté nada al respecto. Por fin llegamos hasta la ciudad de Guiza y le hice una seña para que me siguiera, volver a pisar sus calles, perderme entre su gente, el ambiente del lugar… era como si nunca me hubiera ido de aquel país, de aquella ciudad… sentía bien volver a pisar aquellas calles y caminar por la zona.



-No te pierdas vikingo, aquí dudo que puedan entenderte si te pierdes –le lancé una mirada divertida mientras seguíamos andando. Sabía exactamente dónde iba a llevarlo, al mismo lugar donde me había hospedado yo cuando hice aquel tour por Egipto y paré en aquella ciudad la primera. Era una zona tranquila y alejada, solamente habían familias viviendo allí y muchas de ellas se dedicaban a los mercados callejeros, así que sería el mejor lugar para quedarse que mejor cualquier hotel donde pudiéramos llamar más la atención como turistas. Viviendo en una casa, y yo al ser egipcia, sería más probable que pensaran que estábamos juntos a que pensaran que éramos turistas. No tardamos mucho más de media hora hasta que entramos en aquella zona residencial, allí vivía un amigo de mí madre de hacía mucho tiempo quien fue quien me encontró donde quedarme a mí vuelta y a quien iba a acudir de nuevo. Giré por una de las calles viendo que había niños jugando en ella y les sonreí mientras paraba en una de las puertas que había y tocaba esperando que estuvieran en casa. A los pocos segundos un hombre mayor me abrió la puerta a lo que yo le sonreí- Hawis –él apenas tardó un par de segundos en reconocerme y en saludarme, nos invitó a pasar y miré al vikingo para que estuviera tranquilo.

Hawis había sido compañero de mí padre mientras ella trabaja en las pirámides, me conocía desde pequeña y sabía mi pasión, la misma que la de mi madre. Se extrañó de verme de nuevo por allí y le conté brevemente que venía porque el museo me había mandado, no iba a contarle la razón principal porque eso no debía de saberlo nadie. Le pregunté si seguía teniendo aquella casa que una vez me dejó y si estaba disponible para que pudiéramos quedarnos, por suerte para nosotros estaba libre y no dudó en dejárnosla. Le dije que le pagaría por aquello y aunque dijo que lo hacía como favor por ser hija de Tahirah, yo me negué en rotundo y acordé en pagarle algo… ya había sido bastante generoso en el pasado. Como era de esperar el vikingo no se había enterado de nada porque Hawis no hablaba francés, así que cuando se fue a por la llave le comenté brevemente qué era lo que habíamos hablado, por si acaso pensaba que había dicho algo que no debiera.


-Shukran* Hawis –me despedí de él agradeciéndole y me giré para mirar al vikingo, era algo frustrante no poder llamarlo por su nombre, pero se había empeñado en no decirme nada- Vamos, ya tenemos sitio donde quedarnos –le sonreí y cogí la maleta para salir por la puerta y comenzar a andar calle abajo. La casa que nos había dejado estaba un poco más para abajo, así que apenas tardamos diez minutos en llegar, metí la llave en la cerradura y abrí la puerta pasando dentro y cerrando cuando él entró. Abrí todas las ventanas para que entrara la luz y ventilara el lugar, dejé la maleta en el suelo y lo miré a él- Mejor que cualquier hotel donde podamos llamar más la atención, ¿no crees? Esto es una zona residencial y aquí todos son comerciantes y mercaderes, no creo que encontremos problemas –fui abriendo ventana tras ventana y luego lo miré a él, parecía bastante cansado y llevé mis manos a la cintura- Pareces cansado, vikingo. ¿Estás bien? ¿Es por el calor? –Terminé preguntando porque hacía bastante para la época que estábamos, y se avecinaba más calor- Deberías de darte una ducha, te ayudará con el calor y seguro que hay ropa cómoda en alguna habitación –tampoco quería obligarle, pero parecía que realmente lo necesitaba. Yo misma estaba por darme una ducha y cambiarme de ropa, la humedad, la calima que seguramente se formaría conforme se acercara el calor hacían el ambiente mucho más caluroso- Ve y hazme caso por una vez, mientras veré qué hay para poder hacer la comida y hablaremos del plan a seguir, ¿te parece bien? –Me acerqué hasta él y puse mis manos en su espalda como si intentara moverlo, pero era más fuerte que yo y no conseguí hacerlo- Venga vamos, o sino me colaré yo primero en el baño –reí levemente y me acerqué hacia la cocina para ver qué era lo que podía hacer mientras él se bañaba. La casa era de dos plantas, las habitaciones y el aseo principal estaban arriba mientras que el salón y la cocina estaban bajo.

Terminé por subir antes que él y me metí para darme un baño rápido y ya dejarlo a él mientras hacía la comida, me puse un vestido de lino que era para verano de manga corta, escote en "U" de color blanco y ya bajé para empezar a preparar la comida. Faltaban algunos ingredientes así que salí mientras el se daba el baño a comprar lo que necesitaba y volví para terminar. Cuando él ya se había bañado yo estaba por terminar de cocinarlo, en su mayoría era arroz y carne y un poco de verduras, era lo más rápido para hacer. Cuando me giré en la cocina estaba observándome apoyado contra el marco y sonreí, ya estaba casi todo listo.


-¿Puedes sacar un par de platos y llevarlos al salón? Están en ese armario –le señalé con la cabeza y me giré para terminar con lo que estaba haciendo esperando que me hiciera caso. Dejé cada cosa en un bol y lo saqué al salón y luego volví a la cocina sacando una jarra y dos vasos que dejé sobre la mesa, me senté en la mesa y lo miré- ¿Mejor tras el baño? No pensaba que iba a hacer tanto calor –me puse en el plato un poco de cada cosa que había en el bol y lo miré- Después hablaremos de cuál es nuestro plan, ¿tienes un plan? –Enarqué una ceja observándolo, no sabía muy bien qué era lo que tenía en mente precisamente.



*Shukran: Gracias


Última edición por Naitiri Zahir el Dom Abr 02, 2017 9:01 pm, editado 1 vez
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Vie Mayo 05, 2017 8:27 pm

Habíamos superado la primera prueba de las puertas y ahora tras intentar averiguar como continuar en aquella sala que parecía cerrada, por fin pudimos seguir para hallar la reliquia. Habría que seguir bajando hasta llegar al lugar donde estuviera la reliquia, no me gustaba demasiado tener que seguir bajando para hallarla, cuanto más bajáramos más peligros y desafíos nos encontraríamos, más pruebas en el camino que superar y algo me decía que aquello se ponía más y más difícil. De hecho, me extrañaba que fuera todo tan… fácil. Se suponía que era una reliquia que habían guardado para que nadie la encontrara, la corona era mucho menos importante y aun así habíamos pasado por pruebas complicadas para conseguirla… todo estaba siendo muy fácil, y eso solo suponía que el peligro cada vez iba a hacer más y más grande.

De momento podíamos continuar camino y dejé que él fuera primero porque sabía que no me iba a dejar a mi bajar la primera, así que esperé a que comenzara a bajar por aquella escalinata bastante empinada de piedra hasta llegar a un túnel, todo estaba algo más a oscuras y se podían ver grabados en las paredes que miré con atención mientras lo seguía tras su espalda, me pondría a mirar cada detalle pero sabía que no había el tiempo suficiente para ello y debíamos de continuar. No me gustaba aquel lugar y tenía una rara y extraña sensación en la boca del estómago, algo que me ponía un tanto nerviosa y que hice lo posible para que el vikingo no lo notara.

Él también parecía tenso y dejé mis manos apoyadas en sus brazos notando los músculos tensos bajo mis palmas antes de continuar por aquel lugar, por unos segundos lo paré aferrando sus hombros con fuerza haciendo que detuviera su avance casi al final de aquel pasillo en donde seguramente otra sala nos estuviera esperando con otra prueba. Apoyé la frente en su espalda y solté un suspiro como concediéndonos unos segundos antes de seguir con ello, él me había reafirmado ahí arriba que solo servía para matar, algo que no quise contestarle porque era una discusión sin sentido. Me elevé estando a su espalda para acercar mis labios a su oreja y poder hablarle.


-También sabes decir cosas bonitas –dije en clara referencia que había hecho con mis ojos y la arena del desierto, dejé un beso en su cuello y le di un toque en el hombro para que pudiera seguir andando. Llegamos hasta una nueva sala bastante amplia donde al final hay un portal sellado y que seguramente sería el camino a seguir, examiné la sala al entrar y pude ver a uno de los lados un reloj de arena vacío que estaba descubierto por la parte de arriba, suspendido pero que había una rampa para llegar hasta el, a ambos lados dos cubos de diferentes tamaños con dos números grabados en lo que parecía oro en cada uno indicando seguramente la capacidad de cada uno. Uno de cinco litros, otro de tres. En el otro lado un pequeño riachuelo que cae por la pared que cae hasta el suelo, donde hay un charco que parece filtrarse hacia más abajo. Él se queda parado y debíamos de nuevo de mirar y examinar hasta dar con la solución. Me acerqué a la pared donde se filtraba el agua pero no tenía nada de especial, no me acerqué demasiado al charco que había porque no me fiaba en absoluto.

Toda mi atención se centró en las imágenes de la Diosa Maat portando la balanza, diosa de la verdad, de la justicia y la que hacía el juicio final de los difuntos para guiarlos por las puertas del Duat. Todo tenía que tener relación con la muerte y no me gustaba en absoluto, también no podía evitar fijarme en el reloj grande que había suspendido en una rampa de piedra, así que me acerqué para intentar ver qué era lo que teníamos que hacer. No sé en qué momento fue, ni qué baldosa fue la que pisé del suelo que hizo un ligero clic parando totalmente mi avance, un ruido seco de algo que se abría y que no supe que era hasta que al girarme pude ver que donde estaba antes el vikingo, el suelo se había abierto dejando un hueco en el lugar.



-¡UBBE! –llamé acercándome al lugar poniéndome de rodillas para verlo bajo, a unos metros en una pequeña y minúscula sala, si solo hubiera sido eso quizás pudiera haber hallado la forma de ayudarlo a subir, pero el miedo se apoderó de todo mí ser cuando vi que de una de las pared que tenía agujeros salieron pinchos y esta comenzó a moverse hacia donde él estaba. Miré hacia atrás viendo que ahora el reloj de arena que estaba parado comenzó a correr al empezar a moverse las paredes y bajé mí vista de nuevo a él- ¡NO! –Grité presa del pánico al comprender que ambas paredes se movían y que yo no podía hacer nada por parar el avance y él ahí bajo tampoco, que si no hacía nada… No, me negaba a pensar en aquello y miré por toda la sala intentando hallar algo que pudiera ayudarme a subirlo, no podía perderlo, me negaba a perderlo. Un malestar general me recorrió por entera ante el miedo y el temor a perderlo, fue entonces cuando dijo una frase que apenas pude alcanzar a oírlo por estar aterrorizada ante la situación que se me presentaba, sintiéndome impotente sin hacer algo por salvarlo, tantas veces que lo había hecho él y ahora yo… su frase me hace mirarlo, sus ojos se alzan para mirarme y me duele demasiado. Mi cerebro por fin reacciona ante su frase, parecer haberla procesado mientras yo seguía en estado de pánico y miedo y mis ojos se giran para mirar los cubos con los dos números. Un litro había dicho… miré el charco de agua y luego lo miré a él sabiendo lo que tenía que hacer- Voy a salvarte, Ubbe –sin perder tiempo me levanté de aquel lugar y fui hasta el reloj enorme mirando los dos cubos, uno de cinco litros y otro de tres, y tan sólo necesitaba un litro para parar el reloj que seguía corriendo.

Cogí primero el de los tres litros y sin pensarlo me fui hacia el charco para llenarlo con el agua todo lo rápida que pude, volver donde estaba el de cinco y vaciar el agua en este, eso me dejaban con aquel cubo lleno de tres litros, volví de nuevo donde estaba el charco y volví a llenar el cubo de tres litros mientras en mí cabeza solo pensaba “por favor que me de tiempo, por favor que me de tiempo…” una y otra vez como un mantra, como si pensar de esa forma me fuera más fácil. Al reloj le quedaba poco para terminarse y volviendo vacié el contenido de nuevo hasta llenar el cubo con los cinco litros, dejándome en la de tres solamente con uno restante. Sin pensarlo un solo segundo con el cubo lleno de un litro me acerqué al reloj de arena y viendo la abertura que tenía encima… vacié el contenido en su interior. Este cedió un poco, lo justo para levantar por el peso una pequeña baldosa que tenía bajo esta y me giré de vuelta hacia donde había dejado al vikingo con la respiración agitada, el miedo en el cuerpo y el corazón latiendo a más de mil por hora.

Por favor que siguiera con vida, por favor… fue lo único que pensaba mientras me acercaba al borde de nuevo. Para cuando quise acercarme a mirar no sabía cómo pero había conseguido subir hasta arriba y ahora se había puesto de rodillas al llegar arriba y sin pensarlo me lancé contra él cuando llegué a estar delante, haciendo que perdiera el equilibrio al no esperarse aquello hasta que quedó tumbado en el suelo conmigo encima recostada sobre su cuerpo. Me aferré a él abrazándolo con fuerza dejando mí rostro contra su pecho como si quisiera cerciorarme de que estaba bien y que no le había pasado nada, mientras se regulaba mí respiración y el miedo iba pasando.


-No sabes cuánto me alegro que estés vivo, he pasado tanto miedo… -murmuré contra su pecho, aferrando su camisa con fuerza entre mis dedos, arrugándola con fuerza- casi te pierdo otra vez y yo… -me mordí el labio con fuerza, al parecer era ya algo común que él estuviera al borde del precipicio y yo tuviera que salvarlo, alcé mí rostro para mirarlo, podía notar que los ojos me picaban y que veía un poco turbio por las lágrimas que quizás querían salir de estos- yo no podría haberlo soportado, Ubbe –acorté la distancia que separaba nuestros rostro y busqué sus labios para besarlo, para fundirme con él de nuevo en un beso que necesitaba como nunca, sabiendo que estaba bien y que estaba vivo. Había pasado tanto miedo de perderlo… un beso cálido, húmedo, necesitado y casi desesperado por la situación en sí, mi lengua se abrió paso entre sus labios y arrasé con todo, había temido tanto… me separé para mirarlo a los ojos con mi mano recorriendo su rostro- no vuelvas a darme un susto así, por favor –dije antes de dejar otro beso más tranquilo y terminar por separarme y levantarme, ahora mucho más calmada. Miré a la puerta que seguía cerrada y recordé la baldosa que se había abierto en el reloj, me acerqué a ella para ver una llave bastante grande y algo desgastada por el tiempo y volví a mirar la puerta- creo que es lo que necesitamos para seguir –nos acercamos a esta y en el cerrojo que había metí la llave en el hueco y la giré, esta hizo un chasquido y comenzó a girar dejando una pequeña abertura- ayúdame a empujar –entre los dos conseguimos separar las puertas que se abrieron hacia los lados y que dejaba ver otra sala, pasamos para adentrarnos en ella que era bastante grande.

Justo en el centro había un círculo donde en su interior había un pequeño altar, de forma ovalada, donde parecía más bien una pequeña fuente con unas inscripciones grabadas, tenía cuatro inscripciones repartidas por el lugar que en su interior contenía agua, en el resto de la sala en cada pared había una puerta con un símbolo en la parte superior del marco en cada una. Cuatro puertas, cuatro símbolos que también había en aquella pequeña fuente y que de algún modo parecía que eran puntos cardinales. Una pequeña abertura en el techo que en verdad era un grabado como si fuera de una parte del cielo, esta era oscura y tenía unos puntos blancos brillantes aunque tenía algunos que eran más grandes y brillaban con más intensidad. Lancé un suspiro mirándolo todo sin saber bien qué hacer.


-Creo que en este caso no sé si voy a poder serte de mucha ayuda –los mismos símbolos que había en las puertas estaba en aquella fuente, como si cada uno representara una puerta distinta y diferente. En las paredes estaba dibujada la diosa Sopdet, con una corona blanca en forma de estrella y que era la diosa de las estrellas… pero no sabía qué más podría hacer porque yo no entendía de estrellas y constelaciones, pero quizás el vikingo sí- Tú tienes más conocimientos que yo sobre las estrellas y constelaciones, os habéis guiado por ellas para navegar en los mares –eso mismo me había dicho cuando me dijo que quería tatuarme una brújula nórdica- yo solo puedo decirte que nosotros teníamos muy presente la estrella polar cuando construimos las pirámides… pero creo que deberíamos de centrarnos en la diosa. Puedo leer en los símbolos tallados el nombre de Nut, Osiris, Isis y Sah –señalé cada uno para que viera qué símbolo era de cada uno- y de todos ellos, sé que Sopdet era la consorte de Sah, cuya constelación era la de Orión. Es todo cuanto puedo ayudarte en esto, yo no entiendo de estrellaslo miré esperando que él pudiera ayudarme con ese aspecto, porque sino yo no sabía pasar mirando las estrellas.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Sáb Mayo 06, 2017 5:41 am

Nai tardó en reaccionar, creo que el miedo paralizaba su cuerpo mientras mis brazos tensos empujaban  la pared lisa.
Al parecer la frase logro decirle algo, pues un “voy a salvarte” es cuanto me dijo antes de salir corriendo hacia el artefacto.
-Si te puedes dar un poco de prisa egipcia -bromeé con la voz entrecortada por el esfuerzo.

No sabia lo que estaba haciendo, ni siquiera era capaz de prestar atención, tuve suficiente con pegar mi cuerpo a la pared cuando los malditos pinchos se me acercaban de forma peligrosa, rozaron mi pecho al tiempo que mis ojos se cerraron de forma instintiva para no ver mi final empalado en esa mierda de trampa de la que no me podía librar.

Dejé escapar el aire aliviado al sentir que no era atravesado, las paredes se detuvieron y como pude salí de ese lugar usando los afilados pinchos como apoyo.
Arrodillado, tratando de recuperar el aliento, el cuerpo de la egipcia impacto con el mio, acaricié su cintura sintiéndola sobre mi, perdiéndome en sus dos preciosos desiertos que creo no esperaban volver a verme, entero al menos.
-Si este es el recibimiento que me vas a dar cada vez que salves mi vida, estoy dispuesto a repetir -susurré contra su boca tomándola con desesperación. Mi mano se enredo en su nuca, atrayendola con fuerza, necesitado de beber de ella hasta la ultima gota.
Sus dedos acariciaban mi mejilla, mi barba, aun le temblaba la voz y supe que era cierto que perderme le daba miedo.
-No vas a perderme Nai -susurré contra su boca, dejando un ultimo beso en su frente.

Nos separamos finalmente, ese no era el mejor lugar para dejarnos llevar. Su mano enredada a la mía mientras caminamos hasta la compuerta sellada, que ahora si, siendo empujada cedió dándonos paso a una nueva sala.
Enarqué una ceja observando la estancia, en el centro un circulo tallado en el suelo, un altar ovalado, mas bien, una fuente con cuatro símbolos tallados en ella.
Mismos símbolos que portaba cada puerta, cada una en una pared de la cámara.
Alcé la vista al techo, en este pintado el firmamento, reconocí la constelación de Orion, llamada también la del cazador.
Los vikingos la usábamos para dejarnos guiar para atravesar los mares y conquistar nuevos mundos.

Escuché la explicación de los dioses que Nai relato, no tenia ni idea de su mitología ni de lo que esos dioses representaban, pero si la amante de ese dios representaba la constelación del cazador, sin duda esa era la respuesta. Los hombres e intuía que también los dioses tenemos todos una debilidad, perdernos entre las piernas de las mujeres que amábamos y si esa era su amante...porque no dar mas importancia a la puerta que señalaba el norte.
-Dicen que Artemisa se enamoró de Orinon, acto que despertó los celos de Apolo, hermano de Artemisa.
Apolo urdió un plan para dar muerte a Orion, así que, un día viéndolo lejos hizo un trato con Artemisa que era una gran arquera para ver si lograba dar a un animal. Esta no lo pensó y lanzo la saeta, tarde se dio cuenta de que era su amado Orion, de ahí que para consolar su tristeza le dio un hueco en el firmamento.
Orion es visible desde los dos hemisferios, norte en invierno y sur en verano.

Señale la puerta cuya imagen tenia a Osiris y que estaba al norte por lo que reflejaban las estrellas.
-Creo que es esa la correcta, pero no estoy seguro Nai.
Emprendí mi camino hacia la puerta, no iba a dejar que ella corriera ningún peligro por mi elección, pues a fin de cuentas, no estaba seguro de ella.
No podía permitir que nada le pasara.
Coloqué mi hombro en el portón y empujé con fuerza bajo la atenta mirada de la egipcia que seguía observando las distintas inscripciones.


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Sáb Mayo 06, 2017 11:12 am

Tras el gran susto que habíamos pasado con aquella trampa en la que pude resolverlo a tiempo antes de que le pasara algo al vikingo, debíamos de ponernos en marcha. Había pasado tanto miedo pensando que no iba a poder salvarlo, que no iba a ayudarlo a salir de ahí y me había sentido tan impotente que dolía demasiado. Realmente había temido por su vida, había temido no volver a verlo de nuevo y eso miedo había atemorizado mí corazón y por unos segundos me había quedado en estado de shock y de pánico cuando lo vi ahí bajo, mientras las paredes se iban moviendo y acercándose a él. Por suerte había logrado parar la trampa y él había conseguido salir con vida, ni siquiera quise mirar hacia abajo una vez él salió de ese lugar, bastante había sido con saber que podría morir como para saber lo que había faltado para que eso pasara.

Ni siquiera lo había pensado y me había lanzado sobre él mientras se recuperaba tumbándolo en el suelo cerciorándome de que estaba bien. Por Ra, había tenido tanto miedo de perderlo… él hablaba en broma para que se me pasara y me tranquilizara y en parte se lo agradecía incluso. Dijo que no iba a perderme antes de besarnos, su mano fue hasta mí nuca para pegarme más a él sin separarnos, fundiéndonos en un beso para luego levantarnos y proseguir el camino, aún nos quedaba para encontrar la reliquia aunque esperaba que no faltara mucho, la inquietud no remitía y quería salir de aquel lugar.

Nos acercamos a la puerta y la abrimos entre los dos para pasar a la siguiente sala, una en la que tras inspeccionarla supe que ahí él iba a ser más de ayuda que yo porque yo no tenía tantos conocimientos sobre el cielo como los tenía él. Le expliqué lo que significaban los símbolos, que se correspondían con cada puerta que había en la sala. Lo miré esperando que él supiera cuál iba o podía ser la respuesta y lo dejé que por esa vez fuera él quien intentara descifrarlo. Metí una de mis manos en la fuente ovalada que había mojándola con el agua y la pasé mojando también la nuca, refrescándome un poco, teniendo un poco de descanso después de lo que habíamos pasado. Alcé mi vista a él cuando comenzó a explicarme la historia de Artemisa, su amado Orión y el hermano de ella Apolo.

Los nombres me eran conocidos aunque no me sabía tanto su historia como la de mis dioses, pero los años que estuve en Grecia sí que supe de sus dioses y sabía más o menos quién era cada uno. Artemisa diosa de la caza, Apolo como el dios del sol. De Orión había oído hablar aunque algo menos, pero sabía que los egipcios antiguamente se guiaban mucho por la orientación de las estrellas, de hecho, se sabía que las pirámides se habían construido basándose en la estrella Polar, pero si tenía que ubicarla en el cielo ahí estaba completamente perdida.


-Los dioses a veces pueden ser muy vengativos
–dije dejando que pensara cuál podría ser la respuesta- no había escuchado esa historia nunca, pero dicen que siempre se aprende algo nuevo ¿no? –Sonreí de forma leve y me levanté cuando dijo por qué puerta creía que era la solución, él no estaba seguro pero yo tampoco lo había estado las veces anteriores cuando había resuelto los acertijos, pero de la misma forma que él había confiado en mí yo confiaba en él.- Osiris –murmuré colocándome a una distancia de la puerta antes de que el vikingo se acercara dispuesto a abrir aquella puerta- Confío en ti –fue lo que dije antes de observar como abría la puerta, que tuvo que empujar para abrirla hasta que finalmente esta cedió mientras yo observaba las demás inscripciones de las otras puertas. La puerta comenzó a abrirse y poco a poco el vikingo pudo abrirla donde se veía un pasillo algo estrecho que conducía al final de una sala, su mirada buscó la mía antes de adentrarse por el pasillo y yo lo seguí de cerca tras su espalda, no había nada de especial en aquellas paredes, eran como las de las demás salas, conductos que conducían a la siguiente sala. Al final de esta había una sala circular algo más pequeña que las demás, con dos puertas a los lados, en el centro de la sala había un pequeño círculo con los mismos símbolos que había en la fuente. Me acerqué a una de las puertas para examinarla y me di cuenta que las puertas no eran de verdad, sino que estaban talladas en la roca para parecer que eran verdaderas- Ubbe estas puertas son falsas… -dije dando un par de pasos hacia atrás, alejándome- creo que no era esta puerta –me giré para mirarlo y coger su mano para empezar a tirar de él- vámonos de aquí… -ni siquiera me dio tiempo a comenzar a andar para volver al pasillo y a la otra sala cuando el suelo bajo nuestros pies se abrió y comenzamos a caer, algo que me hizo lanzar un grito ante la sensación de caer al vacío.

Caímos sin poder hacer nada pues todo el suelo se había abierto y no hubo manera posible de evitar que cayéramos, pronto dimos contra una rampa bastante empinada en la que caíamos hacia abajo sin poder evitarlo, sin poder hacer nada para evitar el avance hacia un fondo que no sabíamos qué nos íbamos a encontrar cuando llegáramos. Él cayó antes que yo por la abertura que había al final de aquel pasadizo por el que caíamos sin poder evitarlo y tras un par de segundos yo también caí por el, donde mí cuerpo cayó sobre el del vikingo que estaba boca arriba, exhalé un jadeo por el golpe y me incorporé para verlo apartando el pelo de mi rostro comprobando que estaba bien y terminé por quitarme de encima de él para quitar la arena que tenía en la ropa, y luego mirar la sala en donde habíamos caído.

El hueco del pasadizo quedaba a nuestra espalda y por ahí era imposible volver por la caída que tenía, una sala bastante grande que tenía una entrada al fondo de donde provenía una luz, tallados en las paredes y figuras de Dioses adornando toda la sala, con un círculo en el centro con una rejilla que no me gustaba la pinta que tenía. En una de las paredes un papiro grabado en la piedra llamaba la atención sobre todo el lugar, coronado por dos escultruas de Anubis, con su cabeza de chacal y esa lanza que portaba siempre donde al final estaba el mismo símbolo que le había tatuado al vikingo en la espalda, “la llave de la vida”, pero esa vez la cruz exactamente conforme era, sin el fénix en medio, un símbolo muy representativo de Anubis, la lanza y la llave de la vida. Tres pequeños canales iban desde cada lado de la pared excepto desde donde estaba el papiro. Aparentemente no había nada más en la sala a simple vista, me giré para mirar al vikingo y dejé una de mis manos en su pecho antes de elevarme hacia su rostro y dejar un breve beso en sus labios para mirarlo a esos ojos azules que me observaban.



-¿Estás bien? –Pregunté mirándolo de forma fija apoyando un momento mi rostro en su hombro concediéndonos unos segundos, mí vista pasó hacia el final de la sala y luego lo volví a mirar- Vamos, seguro que hay una salida –cogí su mano entrelazando mis dedos con los suyos y comencé a andar por aquella sala, bajando unos pequeños escalones que habían y evitando pisar el centro de esa sala, había algo que no me gustaba de ello. Llegamos hasta la puerta y el vikingo me apartó hacia atrás poniendo su mano en mi estómago, quedándose él delante. Pasó por la puerta solo para darnos cuenta de que la otra sala era peor de lo que nos habíamos imaginado. Había un precipicio justo a unos pocos pasos de empezar aquella sala, donde habían pinchos afilados y enormes que en la caída te matarían en el acto, un pequeño y estrecho camino recto que conducía hacia el final que conectaba como si fuera un puente, un camino de rocas que no tenía una buena estabilidad a simple vista. Al final se podía ver una pared donde parecía que había cinco o seis artefactos pequeños pero que no podíamos distinguir por la distancia. Pero eso no era todo, durante todo el trayecto de aquel puente estrecho, colgadas de la pared y moviéndose como si de un mecanismo se tratara en forma de péndulo, unas cuchillas gigantes se balanceaban repartidas por todo el puente. Había desde una sola, hasta dos y tres juntas, así repartidas por todo el lugar, unas iban más rápido que otras. Negué con la cabeza y cogí la mano del vikingo tirándolo para atrás, porque seguramente estaría pensando en cruzar aquel maldito puente- Ni en broma vas a cruzar por ahí, debe de haber otra salida –tiré de él con fuerza para que me siguiera negándome a que cruzara por ahí- déjame examinar la sala primero antes de que se te ocurra cruzar ese puente, y no me digas que no lo estabas pensando porque sé que es mentira –sonreí de lado dejando un beso rápido en sus labios y me giré para comenzar a examinar la sala.

Con el gen suicida que tenía si me decía que no lo había pensado no me lo iba a creer ni por un solo segundo, así que seguramente algo habría en aquel papiro tallado en la pared y que seguramente nos daría una pista de lo que tendríamos que hacer. En mí camino hacia aquel lugar de la sala no sé qué había pisado que pronto ese lugar de la sala cedió quedando más bajo que la otra pero sin opciones de poder subir por la diferencia de altura. Pronto el suelo donde pisaba comenzó a inclinarse hacia el centro de la sala y aunque hice todo lo posible para evitar caer finalmente la inclinación era tanta que mi cuerpo cedió sin poder evitarlo para caer hacia el centro, donde se había abierto una abertura que daba justo al círculo central de la sala. Esta se cerró en cuanto estuve dentro y del otro lado de la sala donde estaba el papiro se abrió un panel donde habían seis huecos con forma circular, igual que los artefactos que había al final de aquel puente.



-¡Ubbe! –Grité cuando sentí que aquello comenzaba a llenarse de agua viendo por la rejilla que era lo único que podía ver ya que todo estaba completamente cerrado, de los canales que había de cada pared comenzó a salir agua que iba directamente hacia la rejilla cayendo por encima y llenando aquel lugar en donde me encontraba. Di golpes al lugar pero nada parecía ceder ante lo que hacía y aquello seguía llenándose de agua, justo sobre las hileras donde estaba los círculos había una frase “Cuando la suma de los puntos de uno de los grupos sea el doble de la suma de puntos del otro el agua cesará”.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Sáb Mayo 06, 2017 4:07 pm

Finalmente la puerta cedió, mi mirada se perdió en los rasgados de Nai que me miraban con confianza, así que me adentré por el portón y esta hizo lo propio pegándose a mi hombro. Mi mano de forma instintiva busco enredarse con la ajena, dedo gordo que acariciaba su palma con suavidad mientras andábamos por un estrecho pasillo grabado en silencio.
La tensión era mas que palpable para los dos y lo único que se oía era nuestra respiración entrecortada y como no, ese movimiento matemático de mi dedo en su mano.

Llegamos a otra sala, casi una replica de la que veníamos pero mas pequeña y solo con dos puertas. No nos costó averiguar que estaban talladas y que eran falsas, no nos conducirían a ningún lugar.
Rugí sabiendo que me había equivocado y mi mirada se perdió en la ajena con cierto reproche hacia mi mismo “ ya te lo dije” es lo que pensé y no dije.
Esta tiró de mi mano como si presagiara que algo malo iba a pasar, ni dos pasos dimos cuando emprendimos una caída en picado. El suelo desaprecio debajo de nuestros pies y el abismo de varios metros fue lo único que encontramos entre oscuridad y una bajada mas que considerable.

Caí contra el pedregoso suelo, poco después lo hizo la egipcia sobre mi, mis manso la tocaron, necesitaba saber que estaba bien, algo que al parecer era así, pues tras buscarme a tientas del mismo modo se puso en pie encontrándose en mi azulada mirada que ahora presa de rabia buscaba otra salida.
Al fondo una luz, supuse que esa era la única opción pues lo demás eran mas paredes talladas con simbología religiosa, dioses, papiros y nada que yo entendiera una mierda. Mi desesperación aumentaba y creo que Nai lo entendió cuando colocó su mano sobre mi pecho para preguntarme si estaba bien.

Físicamente si, pero la habia llevado por mi error a esta trampa que no pintaba nada bien para ninguno de los dos.
-Nai, no sirvo para esto, deja que yo luche y tu descifra los enigmas, esto me viene grande.
No me consideraba un necio, peor mi desconocimiento sobre la cultura egipcia me situaba en una posición complicada, ademas de que mi impulsividad me llevaba a meditar poco las cosas, quizás porque estaba mas acostumbrado a solucionarlas con el acero que con la cabeza.
Yo era un guerrero, entendía de tácticas de guerra, pero sobre todo entendía como hacerla.

Deposité un beso en sus labios, dulce, necesitado tratando de encontrar esa paz que solo ella me regalaba.
De nuevo nuestras manos se engarzaron, como si solo eso lograra calmarnos y juntos atravesamos la sala bordeando el centro de esta y esa rejilla que olía a trampa sin tan siquiera pisarla.

Lejos de sortear el peligro, nos adentramos en una sala aun peor, mis ojos buscaron los desiertos de la egipcia, no había otra, teníamos que cruzar ese maldito puente plagado de cuchillas.
Bajo este un precipicio lleno de pinchos con mas de un cadáver enganchado en estos, por ahí no pasaríamos, era obvio.
-Puedo hacerlo -aseguré con seguridad.
Mas su mano tiró de mi con fuerza, su mirada brillaba vidriosa, como si supiera en la locura que estaba pensando y ella no estuviera lista para verme hacerlo.

Dijo que le diera tiempo para pensar otro modo, me encogí de hombros, supuse que podría esperar, tiempo teníamos para averiguar si es que lo había el modo correcto para atravesar el abismo que se cernía frente a nosotros.
Nai se alejo pero lo que no esperé es que la sala la engullera hacia el centro, y cayera a una especie de fosa que pronto empezó a llenarse de agua.
-¡Nai! -grité desesperado como si fuera mi vida y no la suya la que estuviera ahí abajo.
Me asomé por esa mínima rejilla pues el suelo se había cerrado sin darme acceso a ella
-¡Voy a sacarte de ahí, aguanta!
Me leyó algo que posiblemente tendría que averiguar en ese panel de la pared, pero yo no era de averiguar, no me daría tiempo.
Mis ojos en el puente...al otro lado una palanca, sabia que eso detendría le mecanismo de la sala. Iba a tomar el camino mas peligroso, pero el mas factible para salvar a la mujer que amaba.
-Confía en mi -susurré antes de salir disparado hacia le puente.
Escuché sus gritos llamándome, suplicándome que no lo hiciera,como si adivinara la locura que estaba a punto de cometer.

Tarde, ya estaba en ese puente, colocando un pie tras otro mientras las cuchillas me peinaban con cada silbido  mis pies avanzaban y se detenían haciendo equilibrio.
Rugí al sentir el roce de una en mi brazo, eran tres hojas que pasaban al unisono pero intercaladas era un reto.
Cerré los ojos, a veces la vista te engaña mas que el oído, no podía dejar de avanzar o estaría muerto y mi muerte supondría la suya.

Dejé escapar el aire y al oír como el viento rozaba mi rostro di un paso. De nuevo el aire movió mi pelo, otro, ahora las cuchillas rozaban mi espalda y en un ultimo impulso atravesé la ultima de esa consecución de tres.
Abrí los ojos, lo demás no tenia mejor pinta, las cuchillas pasaban como péndulos frente a mis ojos como una pesada broma.
No tenia tiempo, así que hice lo que cualquiera haría.
Conté el tiempo que tardaba en ir y venir la cuchilla y adivine que estaba sincronizada con el resto.
Volví a cerrar los ojos ,esa zona estaba poco iluminada y tenerlos abiertos solo me mostraría sombras falsas que detendrían mi avance.
Conté y emprendí la carrera hacia el final de ese puente sin detenerme ni un instante. Solo me limaba a contar el mismo numero una y otra vez sorteando los aceros aunque no quede del todo indemne llegué al otro extremo.
Jadeando tire de la palanca, todos los mecanismos se detuvieron, las hojas afiladas se alzaron dejando el puente libre de peligros y lo mas importante, el suelo donde Nai estaba volvió a abrirse

Corrí hacia allí, mi mano aferró la ajena para tirar de su empapado cuerpo con fuerza y ambos caímos en el suelo abrazándonos.
Mis dedos apartaban el pelo de su cara, preocupo buscaba su boca, sentir su aliento entrecortado contra el mio.
-Creí que te perdería y no puedo. Nai, no puedo perderte.
Mi frente contra la suya nuestras respiraciones acompasándose. No se cual de los dos temblaba mas en ese momento.
Nunca tuve miedo a la parca, no al menos en encontrármela..pero cunado miraba a Nai de frente, la temía, me aterraba que se la llevara.
-¿Estas bien? -pregunté sin poder dejar de tocarla.


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Dom Mayo 07, 2017 10:37 am

Sabía que se estaría culpando por haber ido por la puerta que no era pero yo también podría haberme equivocado en cualquiera de las anteriores, así que simplemente le pregunté si estaba bien y seguimos pues seguramente encontráramos otra salida, siempre había otra salida. Pero aquella sala no me gustaba para nada, y mucho menos me gustó lo que había tras cruzar la puerta hacia otra sala; un estrecho puente, cuchillas y un suelo plagado de pinchos que conducían a una muerte segura. No podíamos pasar por allí y cuando me dijo “puedo hacerlo” negué con la cabeza, no quería que pasara por ese puente y debía de buscar otra salida y otra solución que pasar por ahí… eso era demasiado peligroso.

Me dejó moverme para investigar y lo que no pensé que sucedería en ningún momento es que conforme iba hacia aquel papiro tallado en la piedra el suelo se hundiera bajo mis pies, se inclinara y me hiciera caer en el centro de aquella sala donde no podía salir de ninguna manera, lo único que podía ver y por donde podía respira era esa rejilla que no me había gustado en cuanto la vi, sintiendo que el agua comenzaba a filtrarse llenando el lugar poco a poco. Estaba helada e intenté mover la rejilla pero no sirvió de nada, tampoco en donde estaba metida se podía romper ni se movía. Gritó mí nombre de forma desesperada y pronto pude verlo asomado en aquella rejilla, mirándome con esos ojos azules que ahora reflejaban temor y miedo.
Lo vi mirar hacia el puente como si no hubiera leído lo que le había dicho, y supe que iba a atravesar esa locura que habíamos visto y por la cual le había pedido que esperara, sus ojos volvieron de nuevo a los míos mirándome con una seguridad y tras un “confía en mí” se alejó.


-¡Ubbe! –Lo llamé gritando su nombre- No lo hagas, no vayas por ese puente… -pero ya lo había perdido de vista y supe que se había ido hacia el puente sin lugar a dudas- ¡Ubbe! –Volví a gritar dando un golpe al lugar donde estaba, enfadada con ese maldito cabezotas suicida por lanzarse hacia esa muerte por salvarme, cuando podría descifrar aquello y yo podría ayudarlo si tuviera alguna duda. El agua seguía subiendo y yo no podía ver nada, ni tampoco oír nada salvo el agua filtrándose por el lugar y llenando este. Rogué porque saliera ileso de esa y que lograra llegar a tiempo, pero sobre todo que llegara bien y no le pasara nada, lo que había visto en el puente con esas cuchillas no me había gustado y ahora entendía las malas sensaciones que me había dado esa sala cuando entré en ella. El tiempo fue pasando y la incertidumbre me podía, los nervios no me dejaban tranquila y sin saber cómo iba el vikingo era algo que me desesperaba, y me atenazaba el cuerpo. Por mí parte intenté abrir de nuevo el lugar empujando con mis fuerzas pero no pasó nada, no pude hacer nada pues estaba cerrado y la rejilla tampoco podía hacer nada por ahí.

El agua subía y subía y parecía que cada vez lo hacía con mayor rapidez, o al menos es la sensación que me daba. Cuando llegó a la altura de mí pecho comencé a desesperarme pensando en que pronto se pararía, pero el agua siguió subiendo y subiendo y yo cada vez sentía más frío porque estaba helada. Comenzaba a apoderarse de mí el pánico, y el miedo y tuve la sensación de que iba a morir en los próximos minutos, sobre todo cuando el agua ya me llevaba por la barbilla y solamente me quedaba coger oxígeno por la rejilla, me pegué todo lo que pude a esta tirando la cabeza hacia atrás intentando ganar tiempo, solamente centrada en respirar por aquel lugar pero el agua no paraba y no podía subir. Estaba encerrada en aquel lugar y seguramente iba a morir ahí en cuanto el agua llegara hasta arriba y no tuviera forma de respirar. Apenas quedaba ya nada para que rebasara del todo y apenas casi ya podía respirar bien cuando cerré los ojos y asumí que así es como iba a morir.

Pero el agua cesó de subir o si no lo hizo para mí aquellos momentos fueron eternos antes de que la muerte me llegara, pero pronto la rendija se abrió de nuevo y respiré como si me hubieran negado el aliento por mucho tiempo, pronto sentí las manos del vikingo que me cogían y con fuerza tiraban de mí para sacarme de aquel lugar completamente empapada. Caímos al suelo y comencé a toser mientras él me sujetaba con fuerza contra su cuerpo, tumbada a su lado. Apartó el pelo de mí rostro y pude verlo ahora sin que este me tapara la visión mirándome con aquellos ojos llenos de preocupación, temor y miedo. Era la primera vez que veía tanto miedo en los ojos del vikingo y supe, que tanto él como yo, habíamos pensado que no íbamos a salir de esa. Sus labios quedaron sobre los míos sintiendo su respiración que como la mía era entrecortada, sus palabras demostraban el miedo que había sentido y mis dedos se aferraron a él con fuerza.


-No me sueltes –dije temblando por el frío que había pasado refugiándome en su cuerpo con mis labios en los suyos, sus manos no paraban de acariciarme por todos lados como si quisiera cerciorarse de que estaba bien, y al final terminé por besarlo necesitada de sentirlo por completo, con mí cuerpo pegado al suyo dejando que me envolviera aun cuando estaba completamente mojada. Apoyé mi frente en la suya y cerré los ojos dejando que la respiración se normalizara y el calor volviera a mi cuerpo- ahora sí, estoy bien –lo miré notando que tenía algunos rasguños por los brazos por haber pasado ese puente y mis ojos lo buscaron- y tú, ¿está bien? ¿Por qué has tenido que cruzar el puente? Me tenías preocupada y mira cómo estás –tenía una manga que le sangraba por alguna de esas cuchillas, suspiré y volví a besarlo- gracias por salvarme –ya no sabía cuántas veces lo había hecho, siempre nos salvábamos el uno al otro y parecía que era ya un tópico entre los dos. Me incorporé sintiendo la ropa pegada a mí cuerpo e intenté quitar todo el exceso de agua que pude de ella y de mí pelo que caía ahora liso, me puse a mirar sus heridas y de la manga que tenía rota rompí un poco la tela y le vendé con eso la herida que tenía para que dejara de sangrar, volví a mirarlo y mi mano fue a su rostro acariciando este sonriendo de lado, elevándome para dejar otro beso algo más largo en sus labios- Debemos de continuar, si por el puente no hay salida tiene que estar aquí –miré al papiro de nuevo y recordé lo que había leído acercándome hacia las esferas redondas que había, y tras pensarlo bastante cogí las que tenía un punto y la puse en uno de los huecos, cogí la que tenía cuatro puntos y la puse a su lado, cogí la que tenía tres puntos, dos y cinco y las puse al otro lado del grupo y tras hacerlo el hueco donde estaban cedió, hundiéndose para dejar paso a una pequeña abertura que había en uno de los lados del papiro tallado en la piedra, junto a una de las estatuas de Anubis, y no supe por qué, pero aquello me daba mala espina.


En la siguiente sala esta era pequeña y circular, adornada también con estatuas de Maat, de Anubis principalmente y las puertas del Duat, algo que no me gustaba en lo absoluto. Había un pequeño altar donde había una caja pequeña encima de este y nada más, figuras de más dioses en la habitación pero ninguna puerta visible al menos. Me acerqué con cuidado a la caja y la cogí con cuidado viendo que no pasaba absolutamente nada, la miré girándola y no tenía ninguna abertura a la vista, así que supuse que sería como la caja que había en el escondite aquel y comencé a girarla presionando por todos lados mientras el vikingo me miraba.



-¿Quieres probar tú? –Pregunté sentándome en el altar mirándole para que se acercara hacia donde estaba, mientras poco a poco la caja se iba abriendo por diferentes sitios, como un puzle mientras él me miraba como poco a poco abría esa caja, sus manos recorrían mis muslos, las piernas así como se enredaban en mi pelo mojado mientras me dejaba hacer para abrir aquello que no sabía que podría contener en su interior. Cuando finalmente la abrí una pequeña nota en su interior, un acertijo- “Yo nunca fui, pero siempre seré, nunca se me ha visto ni se me vera, pero todo aquel que vive, jamás duda de mí” –alcé los ojos para mirarle- ¿alguna idea? –Pregunté con sus manos ahora en mí cintura recorriendo mi espalda y yo me dejaba hacer con él entre mis piernas, de pie delante de mí mientras los minutos pasaban y finalmente di con lo que podía ser- Creo que es el mañana pero… no sé a qué deidad asociarlo –miré alrededor observando cada figura de una en una, sabiendo cuál era y lo que representaba. Me bajé de aquel altar y tras examinarlas una a una me quedé parada en la que pensaba que era- Creo que es esta pero… no estoy segura, ven ayúdame –entre los dos comenzamos a tocar la estatua por si había algún mecanismo que pudiera activarla y fue cuando me miró como si hubiera encontrado algo, me acerqué y presionó el mecanismo que hizo a un lado la estatua dejando un pequeño pasillo- Bueno… solo nos queda avanzar. Saldremos de esta, Ubbe -cogí su mano con la mía para sonreírle mientras le miraba.
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Mensaje por Ubbe Cannif Dom Mayo 07, 2017 12:41 pm

“Ahora si estoy bien” ladeé la sonrisa incapaz aun de soltarla, había estado tan cerca de perderla que ahora me daba cuenta de que no concebía un mundo sin ella.
Me dejé embriagar de su olor, del candor de su piel y de su agitada respiración. Contra la mía que poco a poco se normalizaba por la tranquilidad que uno infundía en el otro.
Ladeé la sonrisa frente a su pregunta ¿por que había cruzado?
La respuesta era sencilla, porgue perderla dolía.
-Porque puedo -bromeé con la seguridad del altivo reflejada en mis ojos.
Era cierto, puede que los enigmas no fueran lo mio, pero para la guerra estaba preparado desde niño.

Sus manso pronto se afanaron para vedar mis heridas, tampoco es que me preocuparan en exceso, eran superficiales y no me impedirían seguir luchando.
Nuestros labios se encontraron varias veces, como si solo estos pudieran acallar la sed del otro, necesitado lo prolongué antes de emprender la marcha.
Nai tenia razón, cuanto antes saliéramos de allí con la reliquia mucho mejor, pues al caer la noche la dama blanca coronaria el cielo.

Nai fue hacia ese panel al que yo ni me acerqué, estaba claro que al otro lado del puente sol oestaba el mecanismo que inutilizaba todas las trampas, ahora con esa tranquilidad podriamos sin necesidad de cagarla probar hasta que la puerta se abriera y poder continuar con el viaje hacia la reliquia.
Nai miraba pensativa le cuadro, mas pronto mepezó a moverlo como siempre cn tino pues una puerta se abrio frente a nuestros ojos, podiamos seguir avanzando.

De nuevo busque sus labios, ladeé la sonrisa dejando un pellizco en sus preciosas posaderas.
-¿Que haria sin ti pequeña? -bromeé
Entramos en una sal circular mas pequeña que las anteriores pero custodiada por las mismas figuras de sus dioses.
En el centro un altar, sobre el una caja que Nai tomo entre sus manos dándoles vueltas sin parar. Mi sonrisa se ladeo, ojos oscurecidos por como la ropa delineaba su cuerpo mojado y pronto sus piernas abiertas me recibieron mientras mis dedos se deslizaban por sus muslos.
Mi boca entreabierta jadeó frente a esta, allí mismo la hubiera tomado ,sobre ese altar circular que bien hubiera sido perfecto para la ofrenda de nuestros cuerpos, mas la caja finalmente cedió abriéndose.
Un mohin en mi rostro, deseaba mas de ese cuerpo perfecto y bien sabia que la implacable egipcia con una adivinanza entre sus dedos perdería el interés en el sexo.

Leyó la hoja poniéndose en pie y como ya presagiaba alejándose de mi febril cuerpo.
Medité una respuesta, mas la verdad estaba en blanco, no se me ocurría nada, hasta que ella dio con la solución correcta, algo que me hizo ladear la sonrisa.
Nai miraba las distintas figuras, desconocía a que deidad podía pertenecer “el mañana”
-Quizás habla del tiempo, el mañana como figura temporal, un simil -dije sin acabar de saber si eso podía darle o no alguna pista.

El caso es que Nai se acerco a la que pensó que era y ambos empezamos a darle vueltas hasta encontrar en ella un mecanismo que activó una nueva puerta.
Una que llevaba a un pasadizo pequeño, estrecho y poco iluminado también garabateado con las mismas figuras que el resto de salas que ya habíamos atravesado.

Llegamos a una sala rectangular, frente a nosotros un precipicio enorme, el vació se alzaba frente a nosotros, lancé una de las piedras que descascarilladas quedaban por la zona y ni siquiera oímos su ruido al impactar contra el final. Como si se la hubiera engullido la tierra o en este caso la oscuridad. Dos puentes que cruzar, uno de madera y otro de piedra.

Nai me miró, el puente de piedra sin duda parecía el mas seguro de los dos, pero algo me decía que la respuesta era demasiado clara como para ser la correcta.
Posiblemente lo mismo pensó Nai, pues sus ojos buscaban inscripciones en las paredes colindantes.
“ Usa como puente tu valor”
Enarque una ceja, eso no era algo muy claro, pero..si había que ser valiente la decisión correcta debía ser el puente de madera, ese que parecía fácil de quebrar.

Las manos de Nai se aferraron a mi brazo, temerosa de que mi animo suicida se dejara llevar por esas palabras que bien podían suponer una trampa.
-¿Tenemos opción? -pregunté hundiendo mis ojos en los suyos.
Mis labios atajaron la distancia que nos separaba, yo probaría ese puente, de tener cuerda me hubiera atado, mas esto iba a ser un viaje sin red al otro lado.

Sus ojos eran el desierto, uno que humedecido se plagaba del único oasis que me daba fuerzas para atravesarlo.
Hacia allí camine, mas nada mas colocar el pié en el puente este tembló, la cuerda empezó a desquebrajarse y quede casi suspendido en la nada.
No podía ser el puente correcto, si seguía caería.
Los gritos de Nai me hicieron recular, mis ojos azules en sus pardos y los suyos suplicando que detuviera mi paso.
-No podemos darnos la vuelta sin mas, necesito la reliquia. Probaré el de piedra -susurré acariciando su rostro para tratar de calmarla.

Repetí la operación ahora pisando el puente de piedra que como el otro empezó a hacerse añicos, desquebrajándose frente a mi avance.
Nai corrió para tirar de mi brazo suplicando que me detuviera, o moriría en el abismo que había debajo.
Me dejé caer al suelo, mis ojos perdidos en ambos puentes, ninguno parecía ser el correcto, pero ¿entonces?
“Usa tu valor como puente”
-¿Y si hay un tercer puente Nai? -pregunté alzándome del suelo -y si...-no concluí la frase, salí corriendo hacia el abismo, sin miedo, seguro de que mis pies alcanzarían buen puerto. Mis pasos quedaron flotando sobre la oscuridad del precipicio como si un puente imaginario se dibujara bajo cada uno de estos.
-Abre los ojos egipcia, estoy volando -bromeé desviando mi mirada hacia la suya tendiéndole la mano -ven, creo que he encontrado el puente, confía en mi y no tengas miedo, pasaremos juntos esto.








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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Dom Mayo 07, 2017 7:51 pm

Tras recuperarnos del susto en el que realmente pensé que iba a morir encontramos el camino para seguir adelante llegando así a una pequeña sala circular llena de estatuas de diferentes dioses, un altar y una caja que no tardé en cogerla y en ponerme a intentar abrirla sentada sobre el sitio. Sentía todos mis movimientos algo limitados por la ropa que se pegaba a mí cuerpo, pese a ello no tenía frío para nada ya que allí dentro también hacía un poco de calor y aunque hubiera preferido que fuera de otra forma, tener así la ropa no era para nada malo. El vikingo también tenía la ropa mojada al haberme sacado de allí y haberme abrazado contra él pero nada comparado con la mía, podía notar su mirada puesta fija en mí mientras yo seguía intentando abrir aquella caja que parecía más bien un puzle.

No tardó demasiado en acortar las distancias y pegarse a mí cuerpo todo lo que pudo colándose entre mis piernas, algo que me hizo sonreír de lado porque era algo que había previsto mientras seguía abriendo la dichosa caja, sus manos acariciaron mis muslos y su jadeo hizo que por un momento dejara la caja de lado y alzara mis ojos a los suyos. Los podía ver más oscuros mientras me repasaba por la mirada y que me hizo soltar una leve risilla, que hizo que sus ojos subieran a los míos, sacándole una sonrisa mientras me dejaba hacer. Por fin la caja fue abierta y dentro una nota con un acertijo, tras un rato y de averiguar lo que era busqué la deidad que más se le pudiera parecer para con su ayudar abrir una puerta que nos dejó con un pasillo para poder continuar.

Él fue el primero que pasó por el pasillo y yo lo seguí de cerca, este era estrecho y estaba poco iluminado pero al igual que los anteriores también tenía grabados en ellos, pinturas pero en especial me di cuenta de que habían dos dioses en particular, y un objeto, que se repetía mayormente… aunque no dije nada fue algo que no me gustó demasiado, pero seguí al vikingo para llegar a una sala rectangular donde un enorme y oscuro precipicio se abría paso ante nosotros. Él tiró una piedra para intentar ver qué profundidad tenía… y el no escuchar el ruido de la piedra al caer era más que suficiente para saber que la caída sería larga, muy larga, y que no habría opción de salir con vida.

A uno de los lados había un puente hecho de madera que no tenía muy buena pinta, en realidad, parecía que se iba a caer son solo poner un pie en este. Al otro lado un puente hecho de piedra que tenía mejor aspecto y daba mejor seguridad que el de madera, pronto me puse a buscar algo que nos indicara el camino y pronto encontré una inscripción tallada en uno de los lados que rezaba con la frase “Usa tu valor como puente”, que le dije al vikingo para que supiera también lo que había escrito. No era nada del todo claro, pero si hablábamos por lógica el puente más seguro era el de piedra, claro que eso sería lo más fácil y seguramente se debería de ir por el de madera… pero no me daba buena espina.

Aferré su brazo con mis manos parando todo avance que pudiera hacer, sabía perfectamente que no iba a dudar a lanzarse en cruzar ese puente y no quería que lo hiciera, no estaba ciega, podía ver el estado en el que estaba y con solo poner un pie encima seguro que se vendría abajo. No hacía falta decir lo que mis ojos hablaban por sí solos; no quería que cruzara ese puente y eso era algo constatable. Sus ojos se hundieron en los míos y volví a negar con la cabeza sin soltarle, me preguntó si teníamos opción y sabía que no pero…


-Aun así, no quiero que cruces el puente… -fue lo único que dije ante de que acortara la distancia entre nuestros labios y me besara de esa forma que solo él sabía hacer. Se alejó y con una última mirada se acercó hacia el puente de madera, con el miedo en el cuerpo porque sabía que eso no era estable. Nada más poner un pie en aquel puente la madera crujió bajo este, las cuerdas comenzaron a soltarse y supe que iba a caer antes incluso de que fuera a pasar- ¡Ubbe! –lo llamé para que cediera ante la idea de no pasar y volvió sobre sus pasos, algo que me hizo soltar un suspiro para volver a acercarse a mí. Sabía que necesitaba la reliquia, me había explicado la historia y yo misma le había dicho que haría todo lo que estuviera en mi mano para que así fuera… pero no a costa de su vida- lo sé, sé que no podemos volver sin ella pero eso no quita para que arriesgues tú vida por ella. Ten cuidado –sus manos acariciaron mi rostro como si intentara calmarme pero no estaba calmada, viendo como se acercara ahora al puente de piedra que en teoría era el camino a seguir. Pero al igual que había pasado con el de madera este crujió y conforme avanzaba podía ver como se desquebrajaba con su paso, no lo pensé y me acerqué hacia donde estaba, tirando con fuerza de su brazo para que volviera donde estaba, él se sentó en el suelo y yo miré hacia delante- encontraremos la solución Ubbe, te prometí conseguir esa reliquia y es lo que haremos –lo miré a él unos segundos para luego volver mí vista a los puentes, ninguno era el correcto y yo no tenía ni idea de como pasar, no se me ocurría nada.

Su pregunta de si había un tercer puente me hizo enarcar una ceja ante la posibilidad pero, si era así, ¿dónde estaba ese puente? Él siguió hablando y para cuando quise darme cuenta… había cogido carrerilla y comenzaba a ir hacia el puente por el centro donde no había camino. Le grité antes de que comenzara a hacerlo sabiendo que iba a caer pero no me dio tiempo a pararlo y… ahí estaba, parado en mitad de este como si flotara, suspendido en el aire. El corazón me latía a mil por hora y mí respiración era agitada por el tremendo susto que me había dado. Se giró hacia mí sonriendo y me tendió la mano para que la cogiera, de que había encontrado el tercer puente y que pasaríamos juntos. Que no tuviera miedo. Me mordí el labio antes de tomar su mano dando él un pequeño tirón para acercarme a su cuerpo.



-¡Maldito vikingo, no vuelvas a darme un susto así! –Le di un puñetazo no muy fuerte en el hombro observándolo- Confío en ti Ubbe, pero por favor, no vuelvas a hacer algo como eso –el corazón me latía a más de mil por hora- mira como estoy –llevé la palma de su mano a mí pecho para que sintiera el latido desbordado de mí corazón y aferré su mano entrelazando mis dedos con los suyos- Supongo que el truco está en no mirar abajo… sigamos, pero ten cuidado –dejé un beso en sus labios para que él siguiera el camino por el puente hasta llegar al otro lado donde tras atravesar una puerta doble nos adentramos en otra sala, cuadrada, con antorchas colgadas en las paredes iluminando el lugar. En el suelo toda la sala tenía unos agujeros redondeados, con un material que parecía cristal sobre estos de color blanco que brillaban por el reflejo de las llamas. Estaban repartidas por todo el suelo e iban desde donde empezaba la sala, hasta el final de esta donde estaba la otra puerta. Estatuas adornando el lugar pegadas a las paredes, y en una de estas pinturas de unos jeroglíficos con un mensaje en ellas- “Todos la tenemos, pero nadie puede perderla” –era lo que rezaba el mensaje en la pared, miré al vikingo y me mordí el labio intentando hallar la respuesta. No sabía por qué, pero esos círculos del suelo seguro que activaban algo así que me giré para coger una de las piedras que había tras cruzar el puente, y lo lancé por el suelo haciendo que quedara sobre uno de los círculos.

Pareció que activó algo porque unos pinchos salieron del suelo por toda la sala a modo de trampa, no había un solo hueco que no estuviera cubierto por los pinchos y ya sabíamos que, aquello nos mataría en el acto. Cuando estos volvieron a su sitio parecía que todo estaba claro pero yo no lo veía así, él parecía decidido a cruzar sin pisar aquellos círculos del suelo y me dijo que fuera con cuidado y mirando por donde pasaba… pero algo me decía que aquello no era lo que decía el acertijo. Puse una mano en su pecho deteniendo su avance y negué con la cabeza mirándolo.



-No puede ser tan fácil, y seguro que el acertijo no dice eso… a ver, todos la tenemos pero nadie puede perderla… -murmuré de nuevo ladeando un poco la cabeza, con el vikingo mirándome con una ceja alzada ante la idea de ponerme a adivinarlo, cuando parecía que la solución estaba delante, pero después de lo vivido… no, no podía ser tan fácil. ¿Qué es aquello que todos tenemos, y que nadie puede perder? Le estuve dando vueltas durante unos cuantos minutos, hasta que al final di con la respuesta- La sombra… todos la tenemos pero nadie la puede perder, no puedes perder tú sombra –dije con una sonrisa ladeada mirando al vikingo- Pero, ¿eso que tiene que ver con los círculos? –Miré al suelo y luego vi las antorchas que alumbraban las paredes… sombras… - ¿Y si no solo no hay que pisarlos? ¿Y si se activan también por la sombra? –Lo miré tras observar la habitación- lo lógico sería que no las pisaras, pero siempre nos acompaña nuestra sombra y quizás fue también la sombra de la piedra lo que hizo activar el mecanismo… -era factible, podría ser, sino no tendría sentido aquel acertijo- Ven, ayúdame a coger esa antorcha –le señalé la que estaba más cerca en la pared a nuestro lado, y a salvo de los pinchos, alejé la antorcha hacia atrás para que nuestra sombra creciera y se proyectara y cuando dio sobre uno de los círculos activó de nuevo la trampa, con los pinchos volviendo a salir y miré al vikingo- Bien, pues ni pisarlos ni dejando que nuestra sombra lo toque. Tendremos que alzar la antorcha sobre nuestras cabezas, pero tendremos que ir de uno en uno.
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Mensaje por Ubbe Cannif Lun Mayo 08, 2017 9:02 am

No pude evitar reír cuando dijo “maldito vikingo”, su mano aferró la mía,confiaba en mi, y yo en ella.
-¿Quien iba a decir cuando te secuestre que de querer matarme acabarías queriendo salvarme a todas horas, egipcia?
Ladeé la sonrisa cuando ambos quedamos suspendidos sobre el vació por ese puente imaginario que impedía una caída a la nada.
Nuestros labios se encontraron, ella me pedía que no volviera a hacerlo, pero, ambos sabíamos que volvería a arriesgar mi vida, era inevitable, yo nací para ser guerrero.

Llevo mi mano a su pecho, quería que sintiera su corazón, uno que bombardeaba mi palma, no pude evitar sonreír bajando la mano ligeramente para apretar su pecho y acariciar su pezón hasta que se endureció.
Nai negó mirándome sin parar de reírse.
-¿Quieres que te enseñe yo como me pones tu? -dije cogiendo su mano y llevándola a mi endurecido miembro.
Me dio un empujón suave para que empezara a andar y de nuevo enlazando nuestros dedos empezamos a reír juntos caminando por encima de la nada.

Llegamos a otra sala, una alumbrada completamente por antorchas. En el suelo unos agujeros de los que salían afilados pinchos cuando eran pisados.
Me pareció relativamente fácil, no pisar los círculos no era excesivamente complicado, así que yo y mi impulsividad nos tiramos a andar hasta que la voz de mi conciencia, es decir, Nai, me detuvo.
Enarqué una ceja cuando dijo que no podía ser tan fácil, que debía haber truco y por los dioses que esa mujer tenia razón, pues al parecer la sombra también activaba esas trampas.
Nai tomo dos antorchas, ahora si, eliminando nuestras sombras alzando las antorchas sobre las cabezas, cruzamos la estancia de uno en uno sin pisar ninguno de los orificios.
-Bien pequeña -susurré dándole un azote en el culo cuando salimos de aquella habitación.
Ahora es ella la que me pellizco el culo antes de salir corriendo entre risas por un estrecho pasillo y yo detrás para alcanzarla.
Aquello estaba resultandonos relativamente sencillo, quizás porque ya teníamos practica a esto de arriesgar la vida y porque hacíamos un tandeé perfecto, ella pensaba y yo actuaba.

La sala era estrangular como el resto con grabados egipcios, aunque esta vez una barca surcaba parte del decorado.
En el centro de la sala y como única salida un agujero plagado de agua, como si aquel templo se hubiera construido sobre el mismo mar rojo.
Enarqué una ceja mirando a la egipcia, creo que tenemos que bajar. Su primer instinto como de costumbre detener mi avance incesante hacia las cálidas aguas de ese agujero.
Alegó que primero trataría de buscar otro modo, pero  tras voltear la habitación y sus grabados, nada encontró.

Me acerqué a ella depositando un beso en sus labios, uno que se convirtió en largo, húmedo y apasionado, pues parecía reticente a dejarme marchar pero.. ¿había otra opción?
Me aflojé los correajes del pecho que enganchaban la espada bastarda dándosela a la dama
-Quédate aquí, voy a ver si esto tiene salida y volveré a ti.
Ladeé la sonrisa tratando de quitar hierro al asunto.
-Nunca abandonaría mi bastarda -bromeé guiñándole el ojo
Siempre volvería a ella, porque se había convertido en mi hogar y aunque pronto tendría que acostumbrarme a no amanecer con ella, hoy no era ese “ pronto”
Iba a replicar cuando de cabeza me tiré al agua y empecé a bucear hacia sus profundidades.

Ahí abajo apenas había luz, solo la que desprendía un agujero en el fondo con una trampilla de metal erosionada y oxidada por el paso del tiempo y la erosión de las aguas.
Nadé hacia ella, poco era el aire que quedaba y mis pulmones empezaban a resentirse por la inmersión.
Tiré de la trampilla, estaba encajada, forcejeé, pero al quedarme casi sin aire, pataleé hacia arriba volviendo a salir por el agujero donde estaba una Nai preocupada
Tomé una bocanada de aire, apoyándome en el borde, respiración agitada por el esfuerzo.
-Hay una trampilla, lleva a otro lugar iluminado, peor no he podido abrirla, tengo que volver a sumergirme e intentarlo.
Los desiertos de Nai negaban en silencio, como si tuviera un mal presentimiento.

De nuevo me hundí en las negruzcas aguas, nadé ya sabiendo hacia donde dirigirme y con la daga que saqué de mi cinto seguí erosionando la piedra que sustentaba la trampilla, notaba como poco a poco iba cediendo, aunque tuve que salir a tomar aire en mas de una ocasión, apenas me quedaba un ultimo esfuerzo cuando noté que no estaba solo en las profundidades de ese lugar recóndito.

Ojos brillantes que observaban mis movimientos, centrados, era un depredador y yo la presa que pensaba devorar con sus colmillos afilados.
Lo miré de frente, mi mano aferraba el cuchillo antes de que el tiburón se abalanzara contra mi cuerpo, acero, dolor, oscuridad, sangre, sal.

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Ahora entendía porque el mar rojo tenia ese nombre, peligrosas sus aguas se habían teñido del color que le daba su nombre. Herido, dejando un reguero de vitae por mi camino ascendí hacia el agujero donde una histérica Nai gritaba mi nombre al ver el mar teñido.


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Mensaje por Naitiri Zahir Lun Mayo 08, 2017 12:36 pm

Habíamos pasado el puente aun con la temeridad de aquel vikingo que puso mí corazón a mil por hora cuando vi que iba directo hacia el precipicio y hacia la nada, pero al final pareció que él había encontrado la solución y pudimos seguir a la siguiente sala. Sala que el vikingo quería cruzar porque supuestamente con no pisar los círculos sobraba… pero menos mal que pude pararlo a tiempo y ante su mirada interrogante hallé la solución de aquel acertijo y de lo que nos estaba diciendo… si hubiera cruzado solamente sin pisar los círculos, su sombra proyectada en el suelo habría acabado con su vida al activar con esta la trampa. Negué con la cabeza ante esa impulsividad que tenía el vikingo y que me traía de cabeza y cogimos dos antorchas para poder pasar.

Lo hicimos con mucho cuidado teniendo esta sobre nuestras cabezas para que no proyectara sombra alguna, mirando por donde pisábamos y que nada pudiera activar la trampa. Fueron unos minutos que se hicieron eternos pero en los que finalmente conseguimos llegar a la otra parte de la sala donde respiré aliviada por haber conseguido pasar, cada vez la cosa se iba complicando más y deseaba llegar ya a la reliquia para poder salir de allí… no sabía por qué, pero esa inquietud no hacía más que hacerse más y más patente conforme nos adentrábamos más en el lugar y pasábamos sala a sala, prueba a prueba. No cesaba sino que iba aumentando y eso me tenía muy nerviosa, porque algo me decía que iba a pasar algo malo y no sabía cuándo iba a suceder exactamente.

Al ir por el pasillo que conectaba una sala con la siguiente, tras pasar la prueba, dejó un azote en mis nalgas que me hizo mirarlo con una sonrisa ladeada, solamente para devolverle aquello y salir corriendo entre risas para que no me alcanzara. Llegamos a la siguiente sala, rectangular como las otras restantes pero esta tenía un enorme agujero en el centro de la sala y ninguna puerta a la vista, nada por donde poder continuar. En las paredes se podía ver una clara imagen de una barca, pintada en una de las paredes de forma enorme, que conducía directamente hacia esas aguas… aguas que no me daban buena espina… no después de lo que me había pasado a mí. Sentía la mirada del vikingo puesta en mí y sus ojos fueron hacia el agujero, a lo que negué con la cabeza.



-Déjame echar un vistazo primero, a ver si encuentro algo ¿vale? –Dejé una mano en su pecho antes de comenzar a mirar cada una de las paredes, buscando algo que me diera a pensar que había algo para resolver, y por más que di un par de vueltas incluso… no encontré nada. No quería que bajara por ahí, apenas había luz y no sabíamos lo que nos podíamos encontrar. Parecía que entendía que no quería que bajara porque acortó la distancia y se acercó a mí, dejó un beso en mis labios y mi mano fue a su nuca, en un beso sentido y largo… no quería que bajara por ahí, pero al parecer él ya había tomado la decisión. Se desabrochó los arneses que llevaba y que sujetaban la espada y negué con la cabeza mordiendo mí labio- No quiero que bajes… -depositó la espada en mis manos y me miró diciendo que bajaría para encontrar una salida, sonrió de lado y dijo que nunca la abandonaría. Antes de que pudiera decir nada para detenerlo se lanzó de cabeza al agua dejándome allí, con la incertidumbre de que no sabía lo que podía pasarle.

Pronto no tardó en asomarse de nuevo al borde buscando por aire, la espada la tenía en el suelo a mí lado y me acerqué para arrodillarme y mirarlo. Sus ojos me buscaron para decirme lo que había encontrado; una trampilla. El problema es que esta estaba atascada y no había podido abrirla… y que tenía que volver a bajar. Lo contemplé tomando aire y negué con la cabeza, pero no iba a sacar aquella idea de su cabeza porque seguramente era la única salida que tendríamos para continuar. Tras un “ten cuidado” volvió a sumergirse de nuevo mientras yo solo podía esperar, inquietarme e impacientarme por el hecho de que no pudiera abrirla y tuviera que bajar y bajar cada vez que subía… estaba deseando que subiera y me dijera “ya está abierta” porque no podía más.

El momento de pánico llegó cuando vi que el agua se tenía de rojo sin él haber salido todavía por el agujero, pronto el salió de las aguas en el borde y con rapidez lo tomé de las muñecas y tiré de él con fuerza para sacarlo de allí subiéndolo donde yo estaba, viendo que estaba herido y que tenía en la pierna marcas de mordiscos de… ¿qué narices le había hecho aquello? Lo miré empapado con la sangre resbalando por la pierna por el agua que aún tenía y que chorreaba de su ropa y pronto busqué sus ojos para mirarlo, me miraba de forma entrecerrada.



-Ubbe… ¡Ubbe! –Cogí su rostro con mis manos para que me mirara, comprobando que estaba bien, cansado pero bien- ¿qué te ha pasado? –Pregunté no perdiendo tiempo para desgarrar un trozo de tela y envolver su pierna en la parte de la herida, tras limpiarla con el agua que le escocía pero que sería lo mejor y lo único que tenía a mano, y le hice primero un torniquete para parar la sangre que salía, y volví de nuevo a su rostro- No gano para sustos contigo –dije apoyándolo contra mí que estaba de rodillas, con su rostro recostado en mí pecho enredando mis dedos en su pelo. Me dijo que había abierto la trampilla y que teníamos que bajar por allí… pero no quiso decirme qué era lo que le había atacado, quizás consciente de que si me lo decía no bajaría. Lo abracé para que entrara en calor con el cuerpo empapado y dejé un beso en sus labios viendo que la respiración se le iba normalizando poco a poco. Él no iba a cesar en la búsqueda de la reliquia y yo no podía dejarlo solo, teníamos que darnos prisa para poder curarle bien esas heridas que se había hecho. Busqué sus labios besándolo aun con la inquietud apoderándose de mí cuerpo por completo y acaricié su rostro con mis dedos, dejando mis labios rozando los suyos. Cuando vi que no salía tanta sangre de la herida con el mismo trozo de tela se la vendé esa parte viendo las marcas de dientes que tenía y no quise pensar en lo que habría ahí abajo.

Me dijo que teníamos que bajar y vio el miedo en mis ojos, sus manos acunaron mi rostro y me prometió que nada iba a pasarme, que la trampilla estaba abierta, que podíamos hacerlo y que debía de confiar en él… lo hacía, pero no en lo que quisiera que hubiera ahí abajo. Nos pusimos en pie y cogió la espada que no enfundó en la vaina, sino que la llevó en su mano y supe que era por seguridad por si algo pasaba… Me dijo que tomar aire, que respirara con fuerza y que pasara lo que pasara ni mirara atrás, ni me parara. Debíamos de ir directos hacia la trampilla y con rapidez. Volvió a besarme de nuevo como si con aquello me intentara infundir ánimos, y decirme que él estaba ahí y… con su mano apretando la mía de forma fuerte, nos sumergimos en aquellas aguas.

Pronto nos pusimos a nadar hacia el fondo, hacia esa pequeña rendija de luz que se veía en las oscuridades de aquellas aguas, nadando con rapidez hacia abajo, incluso así… no estaba tranquila. Llegamos hacia el fondo y abrió la trampilla justo cuando me di cuenta de que algo nos rondaba, no vi la forma, pero si vi la forma. Me instó para que entrara una vez la abrió y seguí nadando hacia abajo para ver como él cerraba la trampilla al tiempo que lo que fuera que hubiera en las aguas… casi lo alcanzaba, faltó muy poco, muy muy poco. Seguimos nadando esta vez por un pequeño pasillo donde pronto encontramos una salida a una sala enorme y circular, subimos para tomar aire y comencé a toser ya que casi me quedaba sin oxígeno de rodillas en aquel suelo mientras nos recuperábamos de lo que habíamos pasado.


-¿Estás bien? –Pregunté antes de incorporarme y mirarlo para ver que la venda seguía ahí puesta y que ya no sangraba, al menos tanto como al principio- al final nos hemos dado un baño los dos –dije sonriendo levemente, antes de pasar a aquella sala circular donde había un enorme altar en el centro con una balanza de oro justo encima de esta, la sala tenía dibujadas entre todas las paredes nueve puertas diferentes, a un lado del altar estatuas enormes de Anubis, con su lanza, de cara a este. Al otro lado Maat estaba representada también igual que Anubis, que eran los más grandes, y en pequeños otros Dioses que así completaban y llenaban la sala. Miré al vikingo y le hice una seña para comenzar a ver qué era lo que debíamos de hacer. No me daba buena espina esa sala, de hecho, era la que peores vibraciones me transmitía y comencé a mirar los jeroglíficos y dibujos que había en el altar. Pronto me di cuenta de que tenían un mensaje cifrado como el de los papiros- Mira Ubbe, tienen el mismo mensaje cifrado que tienen los papiros que me trajiste… eso significa, que estamos próximos de conseguir la reliquia –alcé la mirada para sonreírle- voy a intentar averiguar qué es lo que dice, por suerte me aprendí cómo era el código y puedo descifrarlo… dame un momento –dije apartando el pelo que había quitado todo el exceso de agua del mismo, y bajo la mirada del vikingo que esperaba a mí lado, comencé a traducir lo que ponía en aquel mensaje- “El reino del cielo está dentro de ti, y el que se conozca a sí mismo, podrá entenderlo, y podrá dar con el” –Leí una vez tuve el mensaje y alcé mi vista para mirar al vikingo negando con la cabeza- no tengo ni idea de a lo que se refiere –me mordí el labio y luego lancé un suspiro mirando la sala en un rápido vistazo. Deberíamos de ponernos a investigar, pero había mucho que cubrir y que mirar- Creo que lo que encontremos estará cifrado… así que debemos de mirar con atención. Dividamos la sala en dos partes, ya sabes cómo son los símbolos que estamos buscando, si ves alguno como ese me avisas y lo examinamos –iba a ponerme a mirar la otra parte de la sala cuando me giré para verlo- Y ah, Ubbe… tenías razón –él me miró sin entender- Jamás habría pensado cuando te conocí que estaría salvándote a todas horas, creo que por eso sí que debería de cobrarte un plus –reí entre dientes divertida por ello y me acerqué a él dejando una mano en mí pecho- Pero… unas por otras ¿no? Dejémoslo en tablas –me alcé para alcanzar sus labios y besarlo, llevando mi mano a nuca y la otra bajando por su espalda, atravesando sus labios, buscando su lengua y fundirme en un beso que necesitaba, tras todo lo que habíamos pasado- Y ahora venga, a buscar –le di un azote divertida en su trasero y me alejé observando por las paredes en busca de los mismos símbolos que ya él conocía de otras veces.

Pasaron un par de minutos en los que ninguno encontró nada, en los que me quedé observándolo de forma fija mientras miraba la pared en busca de esos símbolos. Recorrí toda su figura, como la ropa mojada se ceñía a su cuerpo y marcaba toda su espalda… sonreí de lado mientras notaba que iba perdiendo las fuerzas poco a poco. En realidad… iba a echarlo de menos cuando todo acabara y ahora entendía un poco más por qué debía de ser yo quien lo ayudara, por qué el motivo de todo… quizás es que ese fuera mí destino aunque no lo hubiera sabido ni reconocido hasta ese momento. Me mordí el labio con fuerza porque no quería que se enterara, parecía concentrado en la tarea que le había impuesto… tarea que no iba a servir para nada, porque no iba a encontrar nada.

Aguanté todo lo que pude sabiendo que aquel vikingo no iba a estar de acuerdo, así que cuanto más aguantara más tiempo me daría a mí misma, preparándome. Estaba parada al lado de aquel altar justo donde estaba la balanza, una que hacía que uno de sus lados comenzara a bajar por el peso que tenía en uno de sus cuencos. Él seguía sin percatarse de nada, de hecho me estaba diciendo que no encontraba nada pero todavía dándome la espalda, algo a lo que no contesté porque sería delatarme y no quería. El silencio que se instauró en los próximos segundos fue roto únicamente por el sonido de algo metálico rebotando en el suelo, lo que hizo que el vikingo se girara… solo para encontrar aquella imagen que hizo que sus ojos se abrieran, como si no pudiera entender lo que veía.

Yo, medio recostada contra el altar me apoyaba en este perdiendo fuerzas conforme pasaban los segundos. El sonido metálico había sido producido por la daga que, en el beso, le había quitado sin que se diera cuenta… uno de los lados de la balanza con peso casi tocando el altar, mis ojos vidriosos puestos en los suyos y… un charco de sangre que se extendía a mí alrededor. Le había mentido, le había mentido y no le había leído todo lo que ponía en ese altar… esa era la ventaja de saber yo únicamente lo que ponía y no supe como no me había dado cuenta antes. Anubis, Maat, una balanza, nueve puertas… no por nada todo estaba escrito en el libro de los muertos, porque precisamente aquello es lo que era: una muerte.

Para conseguir la reliquia, esa última sala no tenía ningún acertijo, ninguna trampa… solamente se requería de una cosa para conseguir la reliquia: un sacrificio. Sus ojos bajaron hacia el brazo que tenía apoyado en el altar extendido donde pudo ver un corte en vertical que iba desde mi muñeca hacia arriba, de donde la sangre fluía con rapidez, lo que había llenado la balanza y lo que provocaba el charco de sangre a mis pies, manchando toda mi ropa. Caí de rodillas apoyándome contra el altar, comenzaba a tener frío y sabía que poco tiempo me quedaría hasta que la muerte me llevara.


-Siento haberte mentido… -fue lo que dije apenas pude, antes de que el vikingo pudiera reaccionar y diera un paso en mí dirección unos barrotes emergieron del suelo aislando por todas partes el altar, dividendo la sala en tres espacios dejando un espacio considerable entre el altar y donde estaban los barrotes a ambos lados, dejando al vikingo sin poder acercarse- tú… tú la nece… necesitas más que yo –aclaré ignorando sus gritos, su desesperación y la forma en la que intentaba librarse de los barrotes. Me gritaba miles de cosas, entre ellas un “por qué” que no supe responder, entre otras muchas cosas- siempre estuve perdida… hasta que… hasta que me encontraste… -le sonreí como pude, perdiendo fuerzas en cada segundo, comenzaba a ver borroso y las lágrimas caían de mis ojos- en esta vida… o en la otra… -fue lo último que dije, antes de que mi respiración parara y mi corazón dejara de bombear sangre a todo mi cuerpo, dejando que la oscuridad fuera lo único que me engullera.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Lun Mayo 08, 2017 3:47 pm

Mi nombre escapó voraz de sus labios, sus desiertos parecían bañarse en agua salada cuando tiró de mi para sacarme de las cálidas aguas del mar rojo.
Asustada acunó mi cuerpo como si nada mas que yo existiese y palpó cada parte de este centrándose en que mi pierna había sido la única herida.
Apenas era un roce, aunque con el tamaño de esos dientes mas que suficiente como para hacerme sangrar exageradamente.

Limpio mi herida con agua del mar, vendandola con fuerza a modo de torniquete para que dejara de sangrar, sabia que lo ultimo que quería era hundirse en esas aguas, pero no somatenista otra, le juré que estaría con ella, que aferraría su mano y que pasara lo que pasara siempre cuidaría de ella.
Me abrazaba para que entrara en calor, podía oír el repiqueteo incesante de su corazón con la cabeza apoyada en su pecho y sus dedos peinando mi pelo.
Cerré los ojos un momento grabando a fuego ese instante en mi recuerdo, estaba preciosa, con esa mirada parda, el pelo que le caía a modo de cascada y su boca que sentenciaba la mía en un beso desesperado que mostraba hasta que maldito punto la necesitaba.

Finalmente nos pusimos en pie, teníamos que continuar y mi mano aferró la suya dispuesto a cumplir mi promesa, no saltarla nunca mas.
Nos sumergimos en las aguas oscuras bajando con rapidez hacia el fondo, la tenue luz era nuestra meta, la rejilla ya había cedido así que fue fácil entrar por ella y justo a tiempo la cerré para que la bestia marina no nos hiriera.

Seguimos nadando, la impulsé para ayudarla, se quedaba sin aire, así que tras un ultimo esfuerzo ella primero y luego yo, emergimos en otra sala distinta a todas las vistas hasta ahora.
Tomamos aire, agotados, apenas habíamos levantado la cabeza para fijarnos en lo que nos rodeaba, pues nuestros pulmones tomaban bocanas de aire como si fuéramos peces.
Poco a poco nos calmamos, nos buscamos con la mirada para asegurarnos de estar bien y finalmente nos pusimos en pie dispuestos a cumplir con la ultima prueba antes de obtener la reliquia.

Al parecer, por lo que Nai entendía en esas paredes y esas pinturas idénticas a las de los pergaminos es que esta debía ser la sala final. Temía que no iba a ser fácil, pero una mezcla de sentimientos se adueñaban de mi ahora mismo. Por una parte el éxtasis de encontrar la reliquia y ayudar al norte en una guerra que había durado ya demasiado tiempo y había matado a muchos norteños.
Por otro lado la idea asfixiante de dejar atrás a esa mujer con la que me veía envejeciendo.
Dejé escapar el aire tratando de centrarme en lo que habíamos venido a hacer, encontrar ese objeto.

La sala era circular, con un altar en el centro, sobre este una balanza de oro. Esta sala estaba mucho mas trabajada que las demás, los dioses estaban representados con tamaños mucho mas grandes y toda ella plagada de símbolos que jamas había visto.
Nai logro descifrar un código que a mi tampoco me dijo nada, así que siguiendo sus instrucciones me fui a la pared de enfrente a buscar los malditos símbolos que ella decía necesitar.
Le repetí mil veces hasta quedarme ciego que no había nada.
Silencio, esa era la respuesta a mi desesperada búsqueda, hasta que el ruido de un cuerpo cayendo al suelo me sacó de mi mundo absurdo. Me había engañado, mas eso me importaba una puta mierda ahora que mis pies salieron disparados hacia ese altar mientras de mis labios escapaba tantas veces su nombre que sentía  mi alma sangrar.

Como si esto fuera la peor de las pesadillas, como si nada tuviera sentido, unos barrotes emergieron del suelo para no dejarme alcanzar al amor de mi vida. Dura paradoja se presentaba frente a mi turbia mirada, pues el destino parecía querernos lejos tanto como yo deseaba abrazarla en este momento.
-Nai, por favor - suplique de rodillas estirando las manos por los barrotes como si eso pudiera ayudarme a alcanzarla.
-No quiero la puta reliquia, te quiero a ti, ven a mi, no puedo llegar -mi voz se apagaba al ritmo de su vida.

Rugí al ver que no me obedecía, mas ¿acaso le quedaban fuerzas para hacerlo? Traté de trepar, me disloqué el hombro tratando de entrar, era una bestia a la que la acababan de herir de muerte y mis ojos reflejaban el dolor perdidos en sus desiertos como oasis que se secan sin ella.
-¡No, No! -rugí -no quiero una vida sin ti maldita egipcia, ven aquí, te necesito ¿no lo ves?
Se desplomó frente a mis ojos y mi vida se desplomó con ella, sentado, contra los barrotes, acababa de morir con ella, mas ella no lo veía.

Cerré los ojos, no saldría de allí, nada me empujaba a ponerme en pie, hundí el rostro entre las manos, hacia tanto que estas no se bañaban por las lagrimas saladas que lo sentí hasta extraño.
Fue entonces cuando algo se movió por la habitación, parecía un espectro y a decir verdad, solo queria la muerta para vivir esa otra vida que Nai me había prometido.
-Acaba rápido -susurré alzando la mirada desafiante.
En otros momentos hubiera dicho que el Valhalla me espera, mas a la mierda la cena de Odin, las Valquirias y mi linaje al completo, iría a visitar a Osiris, Anubis y quien tuviera a mi egipcia presa, pues allí y no en otro sitio estaba mi destino.

De nuevo jugaban conmigo, el ente se deslizaba frente a mi con una balanza en la mano, asegurándome que un sacrificio por otro, solo uno de los dos podría salir de allí, juraba que si daba mi vida a cambio, el equipararía la balanza y Nai recuperaría su vida.

Sonreí, yo ya había muerto, el pacto me parecía demasiado bueno. Como sucede o eso dicen antes de caer, mi vida paso frente a mis ojos, cada segundo que viví con la Egipcia, desde su secuestro hasta este preciso instante en el que la había visto caer, hubiera dado mi vida solo por verla feliz toda la suya, y eso haría, le devolvería lo que le arrebaté el día que me vio en el museo por primera vez, una vida de paz, de sueños cumplidos.
-Pides poco espectro -aseguré sacando la daga de mi cinto.
No temía a la muerte, creo que hasta la busqué en mas de una ocasión, ahora el filo atravesó mi corazón, era irónico, pues creo que ya no estaba en mi pecho, si no que bailaba en aquel baile de una noche de verano en Egipto con la mujer a la que amaría por siempre.
Oscuridad fue lo ultimo que recuerdo que sucedió.


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Lun Mayo 08, 2017 7:58 pm

Cuando pudimos pasar aquella trampilla sin que la bestia marina nos apresara en el camino y llegamos a esa sala, hubo algo más en aquel altar que descifré y que no dije al vikingo porque sabría que no me iba a permitir ni a dejar que tomara aquella decisión que en mi mente había formulado… no hacía falta preguntarle para saberlo. Le había mentido, y aunque me sentía mal por haberlo hecho diciéndole que debíamos de dividir la sala en dos y encontrar algunos símbolos que nos ayudarían, símbolos que él jamás encontraría porque no existían, pero que a mí me daría tiempo para llevar a cabo aquella decisión. Por eso le había quitado de forma muy disimulada y con extrema cautela una de las dagas que tenía en su cinto, porque era lo que necesitaba para llevar aquel último enigma a su final, donde la reliquia se mostraría.

Mis ojos lo recorrieron por completo aun estando de espaldas a mí, grabando esa figura que al principio cuando lo había conocido quise yo misma matarlo, y ahora tras el paso de las semanas algo había cambiado y tomado forma con respecto a él. Casi lo había visto morir varias veces y había temido por su vida, pero siempre de alguna forma había logrado salvarlo de la muerte, era casi un milagro que estuviera a unos metros de distancia. Sonreí de forma leve recordando la  noche que habíamos pasado el día de fiesta; tan mágica, tan especial… mis dedos recorrieron la piel donde me había tatuado y recordé cómo quedaba el que le había hecho yo en la espalda y que tanto me gustaba. Él decía que con la brújula no me perdería, lo que no sabía, es que había estado perdida hasta que había llegado a mí vida…

Era un poco triste pero era lo que tenía que hacerse, aquel hombre había cruzado una larga distancia dejando atrás su tierra en guerra, a su familia luchando para encontrar la reliquia que sabía estaba en esa sala para parar la guerra… él debía de volver con ella, él la necesitaba mucho más que yo y por eso debía de ser yo quien se ofreciera en sacrificio. Porque sí, esa era la parte que a él no le había leído y había modificado un poco, se necesitaba de un sacrificio para poder hallar la reliquia y obtenerla, él no tenía sentido que se sacrificara y ahora entendía por qué debía de ser yo. La noche de la fiesta él había dibujado con sus dedos una frase que estuve dándole vueltas aunque no lo dijera; “volveremos a estar juntos, en esta vida o en la otra” y que para mí ahora cobraba mucho más sentido. Porque despedirme dolía, pero más me iba a doler ver sus ojos cuando viera lo que había hecho y no estaba segura de si iba a poder soportarlo.

Cerré los ojos con fuerza y me mordí el labio, la mano aferraba con fuerza el mango de la daga parada al lado del altar, estaba preparada para aquel sacrificio que ayudaría a parar una guerra cruenta que debía de ver ya un final, uno que con la reliquia les ayudaría sin duda alguna. Los abrí una última vez para mirarlo, alcé la mano sujetando el mango con fuerza y cuando iba a bajar para hacer una incisión en la piel, desde mí muñeca hacia arriba para que él no pudiera pararlo y tuviera efecto… la daga desapareció de mis manos y esta se estrelló contra el antebrazo. Miré extrañada la mano y de uno de los lados una figura borrosa tomó forma saliendo del altar, retrocedí observándola un par de pasos viendo que se acercaba a mí, tomando forma humana… la forma de un hombre con un atuendo típico del antiguo egipcio, llevaba una joya colgada del cuello típicos de alguien importante así como algunas joyas en sus dedos y un bastón donde en la parte de arriba tenía la llave de la vida, como la que tenía el vikingo tatuada en su espalda. Su mirada se fijó en la mía, con unos ojos de un color gris perlado que eran extrañamente inquietantes, pero igualmente hermosos.



-¿Pero qué…? –Me di cuenta de que un humo negro nos envolvía en un círculo rodeándonos por completo, por todos lados, como si estuviéramos dentro del mismo mientras mí mirada iba de aquel hombre que tenía frente a mí, hacia el vikingo que al parecer no se enteraba de nada- ¿Quién eres, por qué nos rodea esta niebla? ¿Dónde está la daga? ¿He muerto? –No hacía más que preguntarle totalmente extrañada, aquello sobrepasaba todo lo que sabía y el hombre tan solo sonrió de lado.
-Tú prueba ya ha sido pasada, Naitiri Zahir –mí mirada se perdió en la suya perlada sin entender qué estaba pasando- y la has superado. Estabas dispuesta a entregar tú vida como sacrificio para que ese hombre pudiera obtener la reliquia, en un acto totalmente desinteresado -¿cómo es que sabía aquello?- Querías ayudarle y ni siquiera has dudado en quitarle esa daga y ganar tiempo para quitarte la vida… pero no temas, no has muerto y estás con vida –así que… ¿no estaba muerta?- Soy Imhotep, guardián de la reliquia que durante siglos ha permanecido oculta a la espera de que alguien viniera en su búsqueda. Sé que tienes muchas dudas y muchas preguntas, pero no creo que pueda responderlas a todas –sonrió de lado acercándose hacia donde yo estaba- muchos han venido en busca de obtener la reliquia, es un arma poderosa que no debe de caer en malas manos, yo soy el encargado de velar que eso no pase. Mi cuerpo y mi alma quedaron anclados y enlazados a la reliquia como su guardián y protector, maldito hace mucho tiempo para entregarla a quien realmente la merezca –mis labios estaban ligeramente entreabiertos por todo lo que me estaba contando… realmente no podía creerlo, debía de haberme dado algún golpe o quizás no habría pasado de esa trampilla. Su risa me hizo mirarlo de forma fija- Tienes una forma muy curiosa de ver las cosas –ladeó un poco la cabeza- nadie ha pasado la última prueba, una que yo pongo a voluntad dependiendo de la persona que venga a buscarla. Antaño fui un gran hechicero y las almas para mí no tienen misterio alguno… muchos la han querido pero todos para obrar el mal con ellas, y sus sacrificios eran impuestos, impuros y no merecedores. El tuyo ha sido por propia voluntad y por ello has pasado la prueba.
-¿Y él, por qué no nos puede oír? ¿Es por… la niebla? –No era la primera vez que estaba dentro de un hechizo en el cual ni podían vernos, ni oírnos.
-Así es, él ahora debe de pasar su propia prueba y veremos si es digno o no de merecer la reliquia –fruncí el ceño ante sus palabras, confusa por lo que estaba diciendo.
-Eso no es lo que ponía, un sacrificio… no dos –él negó con la cabeza y se puso a mí lado.
-Un sacrificio por cada persona, y ahora joven, veremos si tú compañero pasa o no la prueba -¿qué clase de prueba debería de pasar? Pronto lo supe cuando justo donde yo había estado antes, como una ilusión o un hechizo me pude ver a mi misma con la daga en mano, pero esa vez la daga rasgó la carne de mí brazo haciendo que la sangre brotara de este.
-¿Pero qué… qué es lo que estamos viendo? ¿Por qué estoy ahí? –No entendía nada y no sabía qué estaba pasando.
-Ssssh, ya ha comenzado. Veremos qué hace y como pasa la prueba, si es digno o no –no entendía nada, cada vez menos de lo que él decía… solo supe, que a unos pasos estaba algo que se parecía a mí desangrándose, pero el vikingo no se daba cuenta. Cuando se giró para mirar lo que sin duda él creía que era yo… pude ver el dolor que expresaron sus ojos. No tardó dos segundos en moverse cuando unos barrotes impidieron su paso, llamándome, una y otra vez, de una forma tan desgarradora que atravesó mi propio corazón. Suplicó llamándome, de rodillas pegado a esos barrotes, estirando sus brazos como si intentara alcanzarme y mi ilusión parecía que iba muriendo poco a poco. Mis ojos comenzaron a emborronarse ante el dolor que mostraba, alegó que no quería la reliquia, que me quería a mí y eso dio un vuelco en mí pecho por sus palabras, con algo que no había sentido hasta el momento.

Dolía verlo de esa forma, con esa voz apagada, desesperado por intentar llegar hasta donde mí falsa ilusión estaba, tanto que se hizo daño y aun así no paraba de intentarlo. Me dolía el corazón de verlo de esa forma, encogiéndose por cómo estaba ya sintiendo las lágrimas bañar mis ojos y mi rostro. No podía soportar verlo de esa manera, y todo por ver una falsa ilusión de mí muerte. Había tanto dolor en su mirada, tanta desesperación por intentar llegar a donde estaba que era desgarrador ver aquello. Lloré aún más cuando digo que no quería una vida sin mí, y que me necesitaba… ¿todo había sido verdad? ¿Su te quiero fuer de verdad? Ahora me daba cuenta de que no había sido mentida, no podía serlo cuando lo veía de esa forma en la que parecía romperse en mil pedazos, como si le faltara algo si yo me iba y le dejaba… algo en mí pecho se quebró cuando la ilusión terminó por morir y él… él cayó desplomado sentado en el suelo, como si ya todo estuviera terminado, como si nada tenía ya sentido…



-Ubbe –lo llamé entre lágrimas empañando mí vista con ellas que no cesaban de caer viéndolo de esa forma, mi corazón dolía y lo único que quería hacer era ir hasta allí, abrazarlo, besarlo, decirle que todo era mentira y que seguía con vida- haz que pare –pedí con un hilo de voz- páralo… haz que pare de una maldita vez –mí respiración era agitada y literalmente, me moría por ir hacia él y buscarlo, sentirlo contra mí. Me estaba matando aquella imagen de una forma en la que pensé que jamás llegaría a sentir, nada me había dolido tanto en mi vida… ni siquiera cuando había pasado lo peor de esta. Sentía que quería estar con él, lo necesitaba de una forma desesperada… como el sediento necesita el agua para beber, como el aire que se respiraba para poder vivir.- ¡Haz que pare! –Le grité entre lágrimas, con el corazón en un puño doliendo por verlo así.
-No puedo pararlo… su prueba todavía no ha terminado -¿qué no había terminado? ¿Cuánto más le iba a hacer sufrir a ese hombre pensando que había muerto? Seguía en la misma posición con sus manos entre su rostro, algo que había visto yo parecido a una sombra se acercó hacia donde estaba él y al levantar su rostro pude ver… lágrimas… aquel vikingo estaba llorando mí muerte, roto por el dolor y la pérdida y yo me quebré aún más viéndolo sin poder hacer nada. Iba a entregar su vida y negué desde donde estaba, acercándome para ir a por él pero no podía salir de donde estaba metida, sin parar de llamarlo de forma desesperada. La sombra le ofrecía frente a él una balanza, una vida a cambio de otra vida como sacrificio, que podría salvarme si lo hacía y llevé una mano a mí boca ante lo que estaba escuchando… y supe que él iba a hacer esa oferta solo con la sonrisa que puso.
-¡NO! ¡No lo hagas! –Grité pero él no podía oírme, incluso di contra aquella barrera que nos aislaba pero nada pasaba, no podía salir, él no podía oírme… Me desesperé cuando vi que sacaba la daga de su cinto y miré al hechicero que tenía a mí espalda- ¡No dejes que lo haga! Ya ha dicho que iba a entregar su vida por la mía, ¿es que acaso no es suficiente? –Él me miró sin inmutarse siquiera, para luego subir la vista de nuevo al vikingo- ¡No puedo perderlo! –Grité para ver con tremendo horror y dolor como aquel vikingo hundía la daga en su pecho. El grito que salió fue desgarrador al ver como aquel hombre caía al suelo sin que yo pudiera hacer nada… lo llamé, grité su nombre para que se levantara como si no hubiera pasado de verdad, di golpes contra aquello que no me permitía ir hacia él sin parar de llorar, podía sentir que a mí también me habían atravesado el corazón con esa daga y caí al suelo de rodillas, llorando sin parar sin creerme lo que había hecho ese vikingo… dar su vida por la mía. Salvarme a mí cuando miles de vidas dependían de él y de esa reliquia… agaché la cabeza derrumbada, destruida por dentro como jamás lo había estado- Ubbe…. –su nombre salió de mis labios con dolor para sentir al hechicero tras de mí.
-No hay mayor sacrificio que aquel que se da por amor, el más puro de todos –levanté el rostro para mirarle con su mirada fija en la mía.
-¡Pero está muerto! –Me levanté y golpeé su pecho con furia, dolor rabia y frustración- A mí no me dejaste morir… ¿por qué a él sí? No quiero una vida sin él… haz que vuelva, revívelo –le exigí rogando porque al igual que a mí no me dejó morir, a él tampoco le hubiera dejado.
-Compruébalo tú misma –me hizo una seña ahora que ya no estaba esa niebla negra y me lancé para ir hacia el vikingo, con la daga en su pecho, arrodillada a su lado.
-¡NO! Ubbe… vamos Ubbe… ¡despierta! –acuné su rostro entre mis manos con las lágrimas sin parar de llorar- vuelve conmigo por favor… -recosté su cuerpo contra el mío, su rostro quedaba contra mí brazo y yo no paraba de acariciarlo- no quiero que me dejes… ¡no puedes irte ahora que sé que te quiero! –le grité para ver si reaccionaba y despertaba, pero nada pasaba. Pronto Imhotep estuvo delante de nosotros.
-A veces hace falta perder algo para darte cuenta de lo que realmente significaba –sus ojos bajaron al vikingo, y pasando su mano por encima de su cuerpo, me miró y sonrió- Ha pasado la prueba y vuestra es la reliquia. Gracias a vosotros ahora soy libre, ibais a dar la vida el uno por el otro y no hay mayor sacrificio que ese –tan pronto como dijo esas palabras desapareció desvaneciéndose, el altar se movió un poco dejando como si fuera una tapa y bajé mí vista al vikingo para ver que no tenía herida, ni daga en su pecho… nada, absolutamente nada. Sus ojos se encontraron con los míos y me quedé observando aquellos ojos azules puestos en los míos, sin poder parar de llorar sujetándolo contra mí.
-Jamás vuelvas a darme un susto como ese –mis labios buscaron los suyos para fundirnos en un beso necesitado, desesperado, sentido que arrasó con todo a su paso y del que disfruté tras aquella verdad reveladora que había tenido al verlo de esa forma, al saber que lo había perdido para siempre- Te quiero, maldito vikingo –dije contra sus labios, incapaz de soltarlo y con mi mirada puesta en esos orbes azules que tanto había añorado y echado de menos, esos que pensé que jamás me devolverían la mirada de nuevo.  
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Mensaje por Ubbe Cannif Mar Mayo 09, 2017 6:29 am

Abrí los ojos lentamente, unas manso cálidas acunaban mi rostro, me costó ubicarme, hasta que esos dos desiertos que me miraban plagados de oasis me hicieron despertar de golpe.
-¿Esto es el Valhala? -pregunté llevando mi mano al pecho para darme cuenta de que no haba herida ni siquiera la daga hundida en este.
Estaba allí, conmigo, y eso solo podía significar que ambos habíamos muerto y que esta era esa otra vida que me había prometido.
Su boca contra la mía, desesperación de ambos en un beso plagado de necesidad mientras nuestras manos acaparaban los rostros ajenos perdiéndose en caricias.
Sus lagrimas bañaban mi rostro, mientras yo seguía bebiendo de su boca aun sin entender que había pasado.
La atraje mas contra mi, con miedo a que solo fuera un sueño, uno que se desvaneciera en cualquier momento.

Ladeé la sonrisa al escuchar lo de que no volviera  asustarla ¿como hacerlo, acaso no estábamos ya muertos? Mas fue ese “Te quiero, maldito vikingo” lo que me hizo reír contra su boca.
-¿Que has dicho? -dije sin poder quitar esa picara sonrisa de mis labios.
La vi enarcar una ceja, su boca se abrió contra la mía, dulces palabras que chocaron con mis labios húmedos “Maldito vikingo” susurró riendo contra ellos.
-No, lo otro -reí mordiendo su inferior volviendo a lamer su boca necesitado de mas -he tenido que morirme para ir a tu maldito cielo para escuchar esas palabras.

Nai negó acariciando mi nariz, sonreía contra mi boca, ambos habíamos olvidado la reliquia, solo nos mirábamos como si nada mas existiera.
Nai me contó que todo era una prueba, seguíamos en este mundo y no en el otro y mis manos no dejaron de navegar el mar bravo de su cuerpo.
Mis ojos no dejaban de observarla, quería decirle tantas cosas, ser sincero, contarle que no solo venia del norte, si no que era un viajero del tiempo y que no pertenecía a este mundo.
-Nai...-su boca me calló, tiró de mi para ayudarme a levantar. Tenia razón, no era el lugar para hablar, mejor después, con una copa de vino, algo de fruta, una buena cena y nosotros.
Se lo contaría todo, quería un futuro con ella y lucharía ahora que sabia que me quería por tenerlo.

Rodeé su cintura, su espalda contra mi pecho, mi boca surcó su cuello dejando en este pequeños mordiscos.
-Luego, te invito a cenar, necesito que hablemos Nai -susurré en su oído dejando un beso después en este.

De la mano caminamos hacia la reliquia, nos asomamos al pedestal, había abierto una tapa y en su interior un cofre, una especia de caja dorada, con un demonio y figuras distintas adornándola.

caja:

Nos miramos de nuevo a los ojos antes de meter la mano para tomarla, aquella reliquia que una desconocía para que servia inclinaría la batalla del norte hacia nuestro ejercito.
Esperaba que con esto la guerra acabara y la paz volviera a nuestras gentes.
-Esto es gracias a ti, gracias a ti mi familia conocerá la paz -susurré acotando la distancia que separaba nuestros labios.

Mi brazo rodeo su cintura, atrayendola con una sonrisa, volví a chocar contra sus labios necesitado de la bebérmela entera, de amarla como nunca antes lo había hecho. Tenia las cosas claras ella era mi principio y si me dejaba seria mi final.
-Salgamos de aquí egipcia -susurré dándole un azote en su trasero.

No tardamos en salir de ese lugar, reíamos sin parar, acariciándonos, hablando de esa cena que seria distinta especial, una en la que pensaba ser sincero y mucho mas.
Estaba algo nervioso y no por la reliquia, eso era como un peso que me había quitado de encima, ahora quería..cenar con ella y hablar.
Nos acercamos a los camellos, estaban atados, esperándonos, este viaje iba a ser distinto, podíamos simplemente disfrutar de nosotros mismos.

Mi gestó se tensó cuando dos licantropos salieron a nuestro paso, mi mano a la bastarda, Nai aferraba la caja contra su pecho.
Di un paso adelante evitando que se acercaran no solo a la reliquia si no a la egipcia
Sabia que ahora no les era útil, no dudarían en acabar con su vida, claro que antes tenían que pasar por encima de mi cadáver.
-Pequeña, ves pensando donde quieres cenar -dije con una sonrisa ladeada para que no se preocupara por nada.


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Mar Mayo 09, 2017 11:53 am

Mis ojos se fijaron en sus azules cuando los abrió para mirarme, Imhotep ya había desaparecido y en esa sala nada más que quedábamos él y yo, recostado contra mí cuerpo. Las lágrimas seguían saliendo de mis ojos sin poder evitarlo aliviada ahora de ver que estaba con vida, que no había daga en su pecho y que estaba curado de todas sus heridas, incluida la que se había hecho al sumergirse en aquellas aguas que habíamos tenido que pasar. Él preguntaba si aquello era el Valhala y negué con la cabeza sin soltarlo, su mano también tanteaba su pecho dándose cuenta de que no había ni daga, ni herida alguna. Nos besamos sin perder tiempo alguno, mis manos en su rostro, las suyas en el mío mientras mis lágrimas seguían cayendo ahora aliviada por verlo con vida y ver que no había muerto dando su vida por mí. Me pegó más a su cuerpo y yo me dejé hacer cerrando los ojos, disfrutando de ese momento… jamás me había alegrado tanto de tenerlo conmigo, y jamás me había dolido tanto perder a alguien, y era algo experta en eso.

Mis labios sobre los suyos pidiéndole que no volviera a darme ese susto, al parecer no terminaba de estar ubicado y fueron mis últimas palabras lo que terminaron por despertarlo. Me preguntó con una sonrisa qué había dicho, sintiendo que reía contra mis labios por ello. Enarqué una ceja porque me había escuchado perfectamente y le dije lo que él no quería oír, “maldito vikingo” entre risas donde él también rió y me dijo que lo otro notando que mordía mi labio inferior y luego lo lamía. Mis ojos lo miraron, quizás fuera cierto, quizás necesitaba que algo grave pasara para que me diera cuenta de lo que sentía por él… aunque más bien, para aclarar lo que sentía por él. Aunque si lo hubiera perdido cuando finalmente se fuera al norte… ¿me habría dado cuenta en ese momento de que lo quería o hubiera sido tarde?



-Dicen que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes –repetí las palabras de Imhotep porque tenía mucha razón en ellas- verte morir ha sido lo que ha aclarado mis sentimientos, y el ver cómo pensabas que me moría… -mi nariz acarició la suya olvidándome ahora de eso, sonriendo contra sus labios porque estuviera vivo, pero era una parte que él no sabía- Al parecer la reliquia estaba ligada por una maldición a un hechicero antiguo, que guardaba esta para entregarla a alguien que la mereciera. Fue una prueba, debíamos de ofrecer un sacrificio voluntario y puro para pasarla. Yo la pasé cuando iba a sacrificarme para que la tuvieras, y tú al dar tú vida por la mía. Estamos vivos, nada más que era una ilusión –sus ojos no dejaban de mirarme y sus manos no cesaban en acariciar todo mí cuerpo, apartó el pelo de mi rostro y acarició este de forma suave y delicada, quitando el rastro que las lágrimas habían dejado a su paso, centrando sus azules en mis ojos color miel. Me llamó pero negué con la cabeza y le puse un dedo en sus labios para silenciarlo y dejar un beso en sus labios- deberíamos de coger la reliquia –ya habría tiempo de hablar, lo importante ahora era salir de allí. Me levanté y le tendí mí mano para ayudarlo, sus brazos rodearon mi cintura y pegó mi espalda a su pecho, notando sus labios recorrer mi cuello y mi oreja. Sonreí ladeando el rostro con una sonrisa, escuchando sus palabras- Me parece un buen plan, ¿es una cita? –Reí y dejó un beso en mi oído y juntos nos acercamos a ese altar que se había abierto hacia un lado dejando ver en su interior un cofre, como una caja dorada, con una figura de lo que parecía un demonio en el centro y diferentes adornos de distintas figuras.

Nuestros ojos se buscaron antes de decididos meter las manos en el interior para entre los dos coger aquella caja, era algo grande aunque era más liviana de lo que parecía a simple vista. La dejamos sobre el altar y la contemplé pensando las vidas que habría costado aquella reliquia, me pregunté qué función tendría pues no sabíamos nada de ella, era algo que deberíamos de averiguar. Podía ver el brillo en los ojos del vikingo, por fin la lucha del norte llegaría a su fin y cesaría así aquella matanza, y me alegraba haber podido ayudar a ponerle fin. Sus palabras me hicieron sonreí y acaricié su rostro, sabiendo que eso lo aliviaba bastante porque sabía del sufrimiento que aunque no me había dicho, pasaba por estar lejos de su familia.



-Ha sido todo un placer ayudarte, Ubbe. Espero que esto ponga fin a esa guerra –sonreí sintiendo sus labios sobre los míos, acariciándolos. Su brazo terminó por rodear mi cintura y sus labios volvieron a buscarme en un beso donde mi mano subió a su nuca, disfrutando de ese beso lento pero necesitado, lleno de sentimiento y de calma, como si solo existiéramos los dos en ese momento. Mis ojos miraron la caja de nuevo y la giré para ver las figuras- ¿Sabes? Me recuerda un poco a la caja de Pandora –alegué mirando el color dorado que tenía- pero sé que no es eso… aún no sé qué puede hacer esa caja pero estoy segura de que os ayudará en vuestra guerra –volvió a azotarme el culo y lo miré emitiendo una risa divertida- Está bien, está bien… ya me pongo en marcha –dije levantando las manos con una sonrisa divertida dejando que él llevara la caja. Una puerta que antes no estaba se había abierto y fuimos por ella, no tardamos demasiado en llegar hacia la sala principal por donde habíamos entrado y estaba la primera prueba de todas.

El camino fue de lo más ameno y divertido, era como si nos hubieran dado una segunda oportunidad aunque realmente pensaba que así era, que precisamente era lo que había pasado. No parábamos de gastar bromas, de reírnos, de besarnos y acariciarnos sabiendo que primero deberíamos de salir de allí y ya podríamos disfrutar y perdernos en el otro, tenía ganas de pasar una noche tranquila con él sabiendo que la reliquia estaba encontrada y en sus manos, y sobre todo, que mis sentimientos por aquel vikingo estaban claros en ese punto y que sabía que lo quería… era algo extraño, no había sentido nada así por nadie y entendía por qué me había dado miedo reconocerlo… perderlo había sido demasiado duro y tan chocante que había visto la realidad de golpe.

Lo quería, lo necesitaba… y no solo eso, lo necesitaba en ese momento, sentir que realmente estaba vivo, deleitarme con su piel sobre la mía desnuda, dejar que me hiciera suya sabiendo ahora lo que ambos sentíamos… eso sí que nunca lo había experimentado nuca, ¿sería igual que cuando no se sentía nada? Estaba tan perdida en ese asunto que no quería pensarlo demasiado. Pero sabía que ese no era el momento tampoco, después en la cena podríamos hablar tranquilamente y dejar que la noche surgiera. Finalmente llegamos a la entrada del templo donde ya había oscurecido y aún nos quedaba un buen recorrido por el desierto.

Íbamos a subirnos en los camellos para emprender el viaje cuando dos licántropos nos cortaron el paso, seguramente nos habrían seguido y estaban esperando a que saliéramos para ir a por nosotros. Ellos también querían la reliquia, o eso era lo que sabía más o menos por lo que había podido saber de lo que él me había contado, que no había sido mucho, y de los datos que había juntado en aquel tiempo. Me entregó la caja para que cogiera en mis manos mientras veía que él cogía la espada y se plantaba frente a aquellos licántropos, sabiendo que iba a luchar con ellos. Me mordí el labio escuchando que me decía que pensara donde quería cenar y me alejaba un poco con la caja en brazos, no quería que me preocupara pero es que era inevitable… aunque sabía lo capaz que era de salir airoso de la lucha.


-Mi pequeño jazmín –esas tres palabras me dejaron anclada en el sitio donde estaba, con los ojos abiertos como platos al haber reconocido la voz que las había pronunciado… una que jamás olvidaría en mi vida y que me hizo que cogiera la caja con más fuerza todavía, con algo de miedo de girarme para ver lo que me iba a encontrar. ¿Sería ella? ¿Estaría viva como me había prometido el vikingo aun sin darme una explicación de por qué? Poco a poco, de forma lenta, me fui girando para encontrarme al fondo del todo a unos cuantos metros, su figura parada en mitad de la arena, con la luna bañando su cuerpo y su pelo. Mi boca se entreabrió por lo que mis ojos contemplaban y el corazón me dio un vuelco, ¿de verdad era ella?- Sabía que lo lograrías, mi sol –era como me llamaba también ella, variando entre ambas cosas pero que siempre había recordado y añorado que me dijera. Ella, al igual que cuando me había encontrado a mí padre… estaba exactamente igual que en mí recuerdo, y algo me hizo entender tras todo lo que había pasado que como él, ella también vivía en ese mundo de oscuridad.
-¿Mamá? –Pregunté con la voz trémula, todo el cuerpo me temblaba al tener a unos metros de distancia, a la que había creído que había perdido para siempre; mi madre.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 7 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Brynja Miér Mayo 10, 2017 3:14 am

El momento llegó por fin. El glorioso instante en el que le devolvería a su tiempo. Desde su llegada a Paris, siguió sus pasos. Siempre supo dónde y con quién estuvo…ella. Lo que empezó como un simple “ayuda” se había convertido en algo mucho más fuerte, más grave para la loba. Fue informada de todos los pasos del vikingo y con quién andaba, lo que pretendían y lo cerca que estaban de conseguirlo. No iba a permitirlo , la reliquia sería suya y él también. Esa mujer no iba a volver a revolverlo todo, estuviese en la época que estuviese.

Dos de sus hombres eran los encargados de vigilarlos, en cuanto encontrasen la reliquia, se acabaría aquella historia que nos le llevaban a ninguna parte. ¿Cómo podía estar haciendo tal cosa? Sabiendo lo que sabía y viniendo de donde venía. Vikingo necio y terco, no tenía ni la más remota idea de dónde se había metido. No iba a permitirlo, ni aguantarlo un segundo más. La hora había llegado, el momento perfecto para aparecer en escena. Lo tenía todo planeado, un plan hilado a la perfección ¿qué podía salir mal?

Sus ojos, centellearon de distinto motivo al verle aparecer. No iba solo como le habían comunicado y por unos segundos, deseó que sus hombres se equivocasen…pero no era así. ojos ambarinos de pura rabia, no solo estaban muy cerca del otro. Antes de acercarse, les observó con atención, quería asegurar lo que era evidente… entre ellos dos había mucho más que una simple ayuda. La forma en la que se miraban, sonreían y hablaban entre susurros de futuros planes que no tendrían jamás, nunca… y sería gracias a su propia mano.

El semblante de la licántropa, parecía sereno a simple vista pero por dentro…era un mar revuelto, una tempestad que estaba a punto de caer sobre ellos. Su mirada se centró solo en Ubbe, ella le daba exactamente lo mismo, si por ella misma fuese la eliminaría en un chasquido de dedos. Aún era una simple humana, podía aprovecharse de eso. Una risa, hizo eco en el lugar, tras la espalda de la egipcia. Fue rápida, tomó con fuerza uno de los delicados brazos de la joven, colocándolo tras su espalda y así no pudiese moverse.

Una sonrisa, una mirada lanzada con decepción hacia Ubbe. Le había oído decir a esa mujer lo de “finalizar una guerra”, ¿sería en la que se conocieron? Evitar ciertas cosas, momentos y recuerdos ¿acaso se arrepentía de haberla conocido? Demasiadas cosas pasaban por su mente, se dañaba a sí misma y por ello aumentaba su rabia. No hicieron falta palabras, entre ellos se decían demasiado con tan solo una simple mirada… o eso creía porque no leyó nada, solo temor por si a la otra le pasaba algo.

-Buenas noches, Ubbe. -ignoró a su acompañante, la seguía torturando a tirar de su brazo para que se quejase, verla débil era algo con lo que disfrutaba -Creo que os ibais de viaje¿me equivoco? Pero… ¿no te has equivocado de camino? -lo miró desafiante, iba a hacerlo, no solo había ido a por la reliquia y por él, acabaría con aquello que tenían - Dame la reliquia, a cambio… tengo algo que a tu mujercita le pueda interesar. ¿No quieres oír mi oferta? Te daría lo que nadie, ni él pudiese… yo la tengo. Tengo a esa dama que te llama en sueños de manera dulce “mi pequeño jazmín” , ¿no era así?-sonrió victoriosa, negando con la cabeza… Ubbe se había equivocado con ella, la dejó a su suerte… y ahora bailaba bajo las faldas de aquella egipcia -Tus hermanos te extrañan, yo lo hago… vuelve a tu tiempo. No es este pero ¿lo sabe ella? seguro que no te lo ha contado todo… dice verdades a medias -lanzó la bomba , su aparición cambiaría las vidas de los tres.


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Mensaje por Ubbe Cannif Miér Mayo 10, 2017 6:03 am

Mis ojos estaban centrados en esos dos licantropos espada en mano la giraba entre ellas con un buen movimiento de muñeca. Sonrisa ladeada, clara provocación para que se acercaran y empezara la batalla. A mis espaldas escuché la voz de una mujer desconocida. Por encima del hombro mire, Nai temblaba, sus desiertos en esa mujer que la llamaba “mi pequeño jazmín”
Dijo que sabia que lo lograría pero... ¿quien era esa mujer? Al parecer alguien importante para la egipcia pues estaba desubicada y yo lo notaba. Reculé ligeramente para acariciar sin bajar la espada a Nai, fue entonces cando de sus labios escapó un “mama” que me hizo abrir los ojos como platos y ahora si, darme la vuelta ignorando a los dos licantropos.

Junto a esa mujer de tez pálida, no tarde en identificar una mirada parda que se hundió en la mía con violencia. Como si nada mas existiera ambos nos medimos en batalla, a veces las palabras sobraban y esta era una de estas veces.
Ella venia a por la reliquia, mas también sabia que no le bastaría con hacerse con la caja.
Engreído alcé la cabeza, dando un paso adelante para cubrir a la egipcia, conocía a Bry lo suficiente como para saber que mataría a la egipcia con gusto pues solo ella se interponía entre un “nosotros”
-Buenas noches Bry, intuyo que no has venido hasta aquí solo para desearme que pase una buena velada ¿cierto? -mordaces mi palabras escaparon de mis labios -te aconsejo que sueltes a esa mujer y te vayas por donde has venido -dije en tono desafiante.

Ella sonreí de medio lado, como si mi nerviosismo le motivara demasiado. Una estaca en su mano contra el corazón de la madre de Nai, debilitada esta era incapaz de escapar y la ventaja la tenia la licantropa pues de no negociar sabia que la mataría.
Aquella caja podía acabar con la guerra del norte, salvaría a mi familia, mi linaje, dársela condenaría a muerte a los míos pues ladearía la balanza hacia su rey.
-No puedo darte la reliquia -rugí hundiendo mis azules en los suyos -no vale la vida de una mujer la de miles de norteños. Si tu rey la consigue todos moriremos bajo su mandato, tu eres quien se equivoca de camino, te has aliado con un monstruo y lo acabaras pagando, tu manada sufrirá a manos de ese inmortal.

Nai apretaba mi brazo, como si mis palabras no bastaran, era cierto que la vida de una no era nada comparada con una guerra que se llevaba a miles, peor esa una era su madre y ella quería recuperarla.
-Suéltala Bry y negociemos -le pedí perdiéndome en sus pardos.
Ella reía, ver sufrir a Naitiri y a mi desesperado parecía ser recompensa suficiente , mas me equivoque, pues pronto llego la frase que sentenciaba a muerte mi relación con la egipcia.
-Te sienta muy mal el despecho -rugí cabreado ,esta vez girándome para buscar los desiertos de la mujer que amaba.
Su mirada mostraba desconcierto, todo era muy difícil para ella y mi brazo intentó acunarla sin éxito pues ella se apartó, posiblemente porque no entendía en que podía haberla mentido, ni siquiera estaba de acuerdo con no intercambiara la reliquia.
-Nai, se que ahora mismo no entiendes nada, ni confías en mi, pero..escúchame, te juro que te lo explicaré todo, has de darme tiempo para explicarme.

Desesperado trataba de alcanzar a Nai, pero ella alzó los brazos para que me detuviera, mis escusas no le valían, nada en ese momento creo que lo haría.
-Nai, por favor -supliqué, mírame.


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Mensaje por Naitiri Zahir Miér Mayo 10, 2017 7:51 pm

No era fácil para mí contemplar la imagen de aquella mujer que había sido mi madre, tal y como la recordaba de la última vez que la había visto en aquel barco donde me separaron de ella, comprendiendo que como le había pasado a mi padre ella también vivía ahora en ese mundo de oscuridad convertida en vampiro, porque podía notarlo… dieciséis años no podían pasar sin que la persona cambiara de forma físicamente. Tenía el mismo rostro, esos ojos que brillaban bajo la luz de la luna, su pelo muy parecido al mío bañado también por el haz de luna. Si te fijabas realmente, era una versión suya pero algo más joven… entendía por qué mi padre me decía que era su vivo retrato, y por qué cada vez que me miraba en el espejo me acordaba tanto de ella. Había salido a ella, y eso nadie podía negarlo.

Mi cuerpo temblaba al verla a unos metros de mí y las palabras escaparon de mis labios sin apenas evitarlo, como un susurro que era lanzado al viento sin apartar mis ojos de mi madre, que me miraba con una sonrisa en los labios a pesar de que, la mujer que estaba a su lado y que no identifiqué para nada tenía una estaca sobre el corazón de esta… y ya sabía lo que aquello significaba; que podía matarla. Sentí la mano del vikingo que a mi espalda intentaba reconfortarme seguramente al verme parada de esa forma, pero se giró en cuanto también oyó esa palabra. Sus ojos se fijaron en la figura de mi madre, y más tarde, se fijaron en la mujer que la acompañaba… y tras unos segundos dio un paso adelante para dejarme tras su espalda como si los dos licántropos que nos habían salido al paso no le preocuparan en absoluto.

Mi desconcierto creció cuando ambos se saludaron de esa forma tan familiar haciéndome ver que ya se conocían de antes, ¿del norte quizá? Y me pregunté quién sería aquella joven que tenía a mi madre y por qué la tenía. Las pullas, y esas palabras que denotaban un poco de ¿rencor? Y rabia no tardaron en sucederse de uno a otro mientras yo no podía hacer otra cosa que fijar mí vista en mi madre, pero sin dejar de escuchar aquello que se estaban diciendo. Ella quería la reliquia, y la quería a cambio de entregarme a mí madre como si esta también fuera un trofeo… más bien, para ella, era otra “reliquia” con la que intercambiar sin saber por qué aun sabía que era mi madre, pero aun así sí, la quería.

Mis ojos fueron ahora hacia el vikingo, frunciendo el ceño, cuando dijo que la reliquia no valía la vida de una mujer a cambio de salvar a miles de los suyos… y lo podía entender, pero la mujer no era una cualquiera; era mi madre. Él sabía lo importante que era para mí, ¡incluso había estado dispuesto a encontrar una corona que casi acaba con su vida porque pensaba que el anillo era de ella! ¿Cómo podía decir eso… delante de mí? Entendía su postura y su posición, siendo fríos y lógicos una vida no era nada comparado con la de miles de personas… pero era mi madre, ¿de verdad esperaba que no iba a hacer algo al respecto por tenerla conmigo de nuevo, tras todos esos años en los que se me había sido arrebatada?


-Ubbe… -empecé cogiendo su brazo con una de mis manos, intentando tirar de él para que se centrara en mí, para decirle que no podía no entregarle la reliquia. ¿Qué haría él si estuviera en mí lugar? Salvar a su madre, sin duda alguna. Las palabras claves, que me hicieron entender quién era ella fueron “tu rey” por una parte, y “tu manada” por la otra. Mis ojos contemplaron a la mujer de tez morena y pelo moreno que apresaba a mi madre entendiendo que, ella, era la alfa de la que una vez él me había hablado… era mujer, y como tal, aunque en un principio no entendí las miradas de ella en las que no había ni reparado en mí presencia, si pude ver cómo lo miraba a él: ese rencor propio de una mujer que quería a alguien, y no podía tenerlo. Abrí la boca ligeramente al darme cuenta de ese detalle pero, ¿cómo había llegado hasta allí? Entendiendo que había sido ella quien había mandado los licántropos que casi acabaron con la vida del vikingo en la excavación, y entendí que no solo quería la reliquia sino que también quería matarlo… ¿por qué sino mandar a esos licántropos contra él sin decirles que lo querían vivo? Rió por algo que le había dicho el vikingo y fue entonces cuando escuché sus palabras, unas que se grabaron a fuego en mi mente y que me hizo quedarme clavada en el sitio, con un sudor frío que me recorría por entera, que me hizo abrir la boca y esa sensación que había estado sintiendo durante todo el día y que creía que había pasado… volvió con más fuerza. Ahora entendía que esa sensación no solamente hubiera sido porque casi lo perdía, porque se había clavado una maldita daga en el corazón para dar su vida por la mía… sino por aquel momento.

Mi cerebro ante esas palabras “este no es tu tiempo” comenzó a conectar cosas, a recordar algunas cosas que me habían desconcertado del vikingo desde el día en el que le había conocido. Como por ejemplo, la familiaridad con la que a veces me trataba, esa confianza que no sabía de dónde salía pero que utilizaba contigo, las formas, las maneras… que tuviera el medallón de mí madre, que supiera que estaba viva… ¿cómo podía saber todo eso? Una vez le pregunté por qué conociéndome de horas me había llamado “Nai”, en esos días no le daba el mayor sentido porque la relación con él había cambiado, había crecido en muchos sentidos pero… ese día… ni siquiera me contestó ni me dio un por qué a mi pregunta.

“Dice verdades a medias” fue la otra frase que me dejó sin saber a qué se refería, él le dijo que le sentaba mal el despecho y confirmé, sin lugar a dudas, de que ella era ese alfa que me había hablado una vez… aunque solo me había dicho la vez que se la encontró en la batalla, y que sí la había visto después de eso aunque no me había contado nada… y dudé. Se giró para buscarme, para mirarme con aquellos ojos azules con los que pudo leer perfectamente el desconcierto que sentía, lo confusa que estaba, todo a lo que mi cerebro le daba vueltas y vueltas… su brazo intentó acercarse a mi cuerpo pero reculé apartándome con toda la información que había obtenido en aquellos simples minutos. ¿En qué me había mentido? ¿En ella? ¿En que quizás había algo más que no me decía?


-Es ella, ¿verdad? –Pregunté mirándolo de forma fija, aunque no necesitaba la confirmación de algo que ya sabía, pero sí quería oírlo de sus labios. Tampoco era tonta e intuía que habían tenido algo más tras verse aquella vez, la cuestión era ¿qué había tenido con ella? Y si lo tenía cuando vino a buscarme para que le tradujera esos papiros… no entendía nada, ya no sabía qué creer ni por qué de todos los egiptólogos que había en el mundo, había ido precisamente a buscarme a mí…- ¿Cómo que éste no es tú tiempo? ¿Qué quiere decir, Ubbe? –Porque si no era de este tiempo, significaba que… no terminé la frase, era evidente que si no era de este tiempo tendría que irse, y algo me decía que no era solamente “volver al norte” como decía él. Me sentí… me sentí traicionada en ese momento, engañada porque él no negaba ni una sola de las palabras que ella había dicho, no se molestaba en desmentirlas por lo que todo debía de ser verdad. Me mordí el labio con fuerza, sintiendo que de nuevo era engañada por un hombre… no iba a aprender la lección, desde luego. Que su misión era coger la reliquia y luego largarse, y no solo a un lugar que estaba lejos… sino a otro tiempo. ¿Cómo podía haber dejado que…? Intentó acercarse de nuevo pero yo, en ese momento, no quería ni que se acercara mientras algo dentro de mí se rompía, la historia volvía a repetirse de nuevo y sentía que el dolor se extendía por todo mi cuerpo. Engañada, traicionada, usada… como una puta barata. Así me sentía.- ¿Por eso querías hablar conmigo, por eso tenías tanta prisa? ¿Qué me lo explicarás? –Pregunté luchando por lo que sentí en mí interior que me iba devorando por dentro, consumiéndome, ahogándome en sensaciones amargas en el que sentía que me iba rompiendo de nuevo por aquello- ¿En qué tiempo, Ubbe; en el tuyo... o en el mío? –Sentía que iba a romperme en cualquier momento y tenía que sacar fuerzas de donde tuviera para afronta esa verdad, esa que ella decía y que él no desmentía- No pienso dejar que mi madre muera por no entregarle la reliquia… no puedo permitirlo –el intentó de nuevo acercarse pero yo me alejé levantando los brazos para que no se acercara, para que no me tocara. Desvié mi rostro ladeándolo mientras me mordía el labio y notaba que las lágrimas se anegaban en mis ojos, pugnando por salir y liberarse… mientras el dolor me consumía. Me dijo que lo mirara y luché porque no cayeran en ese momento, por no derrumbarme frente a él pero… era complicado. Dolía, dolía demasiado todo aquello, no entendía nada pero a la misma vez sí lo entendía y me ponía una venda para no verlo… no quería saber nada más, solo quería que el dolor pasara. Por eso me había cerrado para no sentir nada… para no notar como me lo rompían de nuevo- No puedo… -murmuré en mitad de un sollozo- ahora mismo ni siquiera sé quién eres… ni si todo lo que me has dicho era verdad o no… no sé quién es el hombre al que quiero… -mis brazos rodearon mi pecho y no lo miré, no podía mirarlo mientras las lágrimas silenciosas bajaban por mis mejillas.
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Mensaje por Ubbe Cannif Jue Mayo 11, 2017 3:42 am

Derruido busqué sus desiertos pero no encontré nada, ahora ni siquiera la brújula que en su hombro había pintado me guiaba a casa. Ella estaba desconcertad, mas no solo por el echo de que su madre, esa que creía muerta y que la llevaba a un dolor inmenso, estuviera viva si no por las palabras de la licantropa.
Sentencia de muerte dicto en ellas para este vikingo, su venganza por mi olvido, no podía culparla del todo, pues su despecho no conocía parangón y eso la convertía en el ser mas peligroso sobre la faz de la tierra.

Tensé le gesto cuando escuche su primera pregunta, esa que llegó a mi con virulencia, un tono de reproche y el dolor en su mirada parda.
-Si, es ella -me limité a responder bajando los brazos en señal de rendición, algo me decía que no le iba a valer ni una sola de mis explicaciones y la noche se acercaba, clara desventaja para los hombres cuando frente a ellos tiene esclavos de la dama blanca.

Escuche como las palabras salían ahogadas por su garganta “¿como que no es tu tiempo?”
Dejé escapar un suspiro, explicarle la historia entera era demasiado complicado, no iba a entenderlo porque si bien era cierto que mi idea al principio era encontrar la reliquia y volver con los míos ahora todo había cambiado.
Emprendí el viaje con claros sentimientos hacia Naitiri, pero aquí, aquí me enamoré de ella de un modo ilógico, irracional y se que nada de lo que dijera le valdría, pero nada era mentira.

No era bueno con esto de las palabras, nunca se me dio bien expresar lo que sentía, fui educado para la guerra no para el amor y ahora las palabras se trababan en mi interior.
-En este tiempo, estoy en el vientre de mi madre. Adaline, creo que la conoces al menos de vista, pues como tu, antes de conocer a mi padre, trabajaba en el burdel. Necesitó Nai que hablemos, se lo que estas pensando que todo ha sido un engaño para que me consiguieras esta reliquia que ahora llevo en mis manos ..pero te doy mi palabra de que te equivocas.

Traté de acercarme a ella, mas de nada sirvió, porque aparte de sentir como ella se quebraba y yo me rompía en mil pedazos no pude ni siquiera tocarla.
-Nai -supliqué buscando su mirada, estirando mi mano para como otras tantas veces la tomara, necesitaba su abrazo, su consuelo, no lo merecía pero..no siempre los iba a merecer y si necesitar. ¿Que esperaba que le dijera? “Hola Nai vengo del futuro y vas a ayudarme a buscar una reliquia, no te preocupes por el camino yo te spoileo tu vida” ¿Creía que había sido esto fácil para mi? Había vivido un infierno porque sabia que tarde o temprano descubriría que este no era mi tiempo, que tendría que separarme de ella y eso dolía, no solo dolía, desgarraba por dentro.
-Por favor -pedí de nuevo con la mirada turbia.

No sabia como iba a salir de esta, mas algo me decía que no seria de la mano de ella.
“No se quien es el hombre al que quiero” ni cien filos de espadas hubieran podido derrotarme del mismo modo que lo hicieron sus palabras.
Nada de lo que dije fue mentira, omití guardando silencios, pero  nunca mentí en nada. Mas si en algo fui sincero fue en que la amaba mas que al valhalla, a mis dioses, mi vida, incluso por encima de mi propia familia. Estaba dispuesto a dejarlo todo ¿por que demonios no lo veía?

Mi mirada vidriosa y cargada de ira se giró hacia la licantropa, uno de nosotros tenia que poner fin a aquello y estaba claro que no seria ella en este momento.
-Suéltala -la voz me sonaba quebrada -y te daré la reliquia, espero que Odin te perdone por condenar a su pueblo a la muerte, pues no hallaras mi perdón.


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Mensaje por Brynja Jue Mayo 11, 2017 1:08 pm

Le había costado pero su trabajo, estaba dando sus frutos. Abrazados , unidos, enamorados… todo eso pronto se reduciría en cenizas. Esa mujer la había desafiado, tanto en este presente como en el futuro y todos los caminos, iban dirigidos al mismo puerto. Desde su posición, como espectadora, disfrutaba a cada segundo que pasaba. Palabras hirientes, miradas de decepción y dolor. No podía negarlo, estaba disfrutando, el plan no pudo salir mejor y a su favor. No le importaba que Ubbe Cannif no volviese a mirarle a los ojos, confiase en ella… pues la loba tampoco confiaba en aquel que se había llevado su corazón y no se lo devolvió de vuelta.

Él lo revolucionó todo. Un segundo bastó para anclarse a sus ojos azules, amarlo desde el primer instante pero no fue correspondida y no lo sería nunca. No perdió detalle de cómo él se arrastraba a sus pies, olvidando el honor ¿desde cuándo Ubbe se comportaba de ese modo tan estúpido? En su mirada, leyó amor, desamparo y desesperanza… sensación de perdida. Conocía esa mirada porque ella lo había sentido, reconocería esa expresión en cualquier persona pero no imaginó que en él, la apreciase nunca…

Ojos azules plagados de amor y no era por ella. las palabras, los pensamientos alimentaban su ira y ganas de venganza. Ella jamás tendría eso de él, no se enamoró de ella aún y sin embargo de la egipcia, apenas sobraron palabras y miradas. Se miraban de la misma forma. A pesar del dolor se querían pero algo cambió en la egipcia, no se fiaba de él y esa era la clave para destruir ese amor imposible. Uno que navegaba en el tiempo, daba igual en qué época estuviesen, estaban juntos y eso…enervaba más a la licántropa quien apretó la daga en el pecho de la vampiro, quería verla sufrir aún más. Mucho más.

Le había arrebatado todo, a él, a la persona que había amado durante tanto tiempo. Estaba allí por él y si no era suyo, no sería de nadie. rió, risa que se fue acrecentando, inundando el lugar, ya lo había conseguido.

-Para ti, vikingo, no soy Bry. Así me llamabas en la cama para ti… soy Brynja. - puntualizó enarcando ambas cejas, aún no podía cerrar el trato, quería más. La reliquia no le servía de nada. No era el único con el corazón roto… en sus orbes oscuras como la noche, podía apreciarse el dolor de la perdida, hasta que no lo vio con sus propios ojos… no pudo dar crédito de ello -Un mentiroso que no cumple sus promesas ¿te ha prometido cosas, cierto? Se le da muy bien… eres la novedad, cuando se canse, te reemplazará…lo toma como algo bonito … luego adiós. A mí me hizo lo mismo -sonrió ampliamente, le daban igual las palabras del vikingo, jamás entraría en razones -Cuando te acostabas conmigo… ¿también pensabas en ella? porque no fue solo una vez… ¿eso te lo ha dicho? Ah… claro, que no le has contado todo, la pobre no sabe ni quién eres… ¿cómo pretendes que tengáis un futuro cuando tú deberías estar allí y no esperándola? Eres un feto en este tiempo, sí…Naitiri Zahir , en el futuro…digamos también os encontrais. Ya os conoceis pero segura estoy que no te lo ha contado ¿verdad que no, Ubbe?te aprovechaste de la situación, la engañaste para obtener la reliquia y de paso colarte entre sus piernas. Tranquila, eso se le da muy bien. Al menos espero te lo pasarás bien… porque no volverás a tocarle jamás.

Sus orbes centelleaban de rabia, le daba igual la madre de esa mujer, todo. Solo quería que él la mirase como a la egipcia, obtener tan solo una mínima parte de lo que sentía por ella.

-Te quiero a ti , Ubbe. Así que, o la reliquia y tú o… la daga será reemplazada por uno de mis suculentos mordiscos ¿qué me dices? -


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Mensaje por Naitiri Zahir Jue Mayo 11, 2017 7:47 pm

Mi mente en esos momentos no daba más de sí, estaba recibiendo demasiada información y no era una que fuera demasiada buena… porque todo pasaba por mi mente como si fuera un filtro donde todo parecía ir cobrando sentido, todo parecía esclarecerse con lo que estaba pasando en esos momentos. Las cosas que no había entendido desde el primer momento en el que aquel vikingo me había “secuestrado” para que descifrara unos papiros, pasando por el hecho de que solo mediante unos cuadernos de mi madre pudiéramos hallar la solución, hasta todos y cada uno de los comportamientos que él había tenido conmigo todos los días que habíamos estado juntos… cobraron sentido. Fue como si la luz se encendiera en mitad de la oscuridad, como si siempre me hubiera faltado la pieza o varias de esta para terminar y completar el puzle… uno que, ahora, se dibujaba en mi cabeza hasta finalizarlo por completo.

Me sentía muy dolida en esos momentos y no podía dejar que me tocara, por mucho que me rogara, por mucho que estirara su mano para que la tomara y me pegara a su cuerpo, ahora mismo estaba en un “quiero pero no puedo”, porque de alguna forma si quería ir a él… pero no podía. Todo pesaba y con cada nueva revelación que oía y que mi mente esclarecía me dolía más y más. Sus palabras en las que afirmó lo que la loba estaba diciendo fueron como un jarro de una agua que no estaba fría, sino más bien congelada. Ahora entendía por qué no era de este tiempo y las palabras de ella: porque él, en la época en la que yo vivía ese presente… ni siquiera había nacido. Y no estábamos hablando de una diferencia de un par de años, sino que había un abismo frío de veintiséis años de diferencia entre el que de verdad debía de ser en ese momento, al que ahora tenía frente a mí.

Algo se revolvió en mi interior al saberlo, dentro de veintiséis años para mí sería como tener cincuenta, y sin embargo, él estaba ahí cuando para mí tan solo se llevaba dos años de diferencia con mi edad. Pero no solo eso, no solamente eso me había devastado al saber que era imposible que él tuviera algo aquí puesto que no pertenecía a esta época, toda su familia, sus padres, sus hermanos, sus primos… todos y cada uno de los que había sabido y de los que él me había hablado no estaban aquí… aquí no le ataba nada, puesto que este no era su tiempo. Pero incluso quitando eso, el nombre de su madre salió de sus labios, dijo que quizás la conocía de vista porque ella también había trabajado en el burdel. No conocía a ninguna Adaline, de hecho, había oído ese nombre solamente una vez y… mis ojos se abrieron por eso.

Recordaba una conversación que había tenido hacía ya un tiempo, sobre una Adaline que no había visto nunca pero de la que sí había oído hablar. Recordaba que me habían dicho que se había casado con un inmortal, uno que era vikingo y cuyo nombre era… intenté hacer memoria en esos momentos, y me vino tan pronto como aquella revelación había aparecido en mi mente. ¿No se llamaba Erlend? El nombre de su padre, recordé el nombre que él me dijo y era… no podía ser, ¿cuántos Erlend habrían en parís, que fueran vampiro y que fuera además vikingo? Solo uno, ese que había sido su padre… supe enseguida quienes eran sus padres, y aunque no los conocía sí conocía a su tío, el hermano de Adaline. Aquello fue devastador, también porque realmente pensaba lo que él estaba diciendo: que se había aprovechado. Y dolía, dolía demasiado.

Había venido a este tiempo que no era el suyo, había conseguido que le ayudara con la reliquia y había además conseguido otras cosas que no era solo la reliquia… yo me había creído que no pasaba nada, porque él no se había atrevido a decirme una verdad que aunque era un tanto difícil de creer, habría preferido que me dijera antes de que empezara a sentir nada por él… ahora todo era mucho más difícil, y doloroso. Las lágrimas no paraban de caer de mis ojos mientras más cosas sabía, mientras el dolor se iba haciendo más y más grande con cada segundo mientras entendía que él no podía quedarse aquí, y que tendría que volver al lugar al que pertenecía. No podía mirarle, no podía acercarme a él porque dolía todo demasiado y sentía que con cada nueva revelación el agujero que sentía en mi interior se hacía más y más grande.

Se giró para enfrentarla pidiéndole que soltaran a mi madre, seguía atrapada por aquella mujer mientras yo me desmoronaba por momentos y me quebraba, en miles de pedazos que se deshacían en mi interior, doliendo cada uno de ellos. Pero si pensaba que lo peor ya lo sabía y que había pasado no podía estar más equivocada, pues las palabras de la loba llegaron altas y claras. Confirmó lo que ya empezaba a sospechar, que ellos habían tenido algo y eso lo sabía con solo mirarla a ella a los ojos y ver cómo miraba al vikingo, sino que dijera que era una novedad y que al final se cansaría… como hizo con ella. Abrí ligeramente la boca cuando dejó caer que si se acordaba de mí mientras se acostaba con ella, sin entender del todo aquella frase. Ella hablaba de un futuro que yo no entendía, pero que tenía razón en que él pertenecía a él… pero ¿por qué tendría él que esperar, y a quién? ¿A mí? No entendía nada de nada en esos momentos… pero pronto lo descubrí.

Las palabras de la loba cayeron como una losa sobre mi devastando aún más la devastación que ya sentía en esos momentos, cuando dijo que en el futuro… ya nos conocíamos. Esa, y no otra, fue la pieza clave y principal para muchas preguntas que me había hecho durante aquellos días, ahora entendía completamente todo, ahora entendía todo lo que en su momento no entendí… como el por qué tenía el medallón de mí madre, por qué sabía que estaba viva, por qué cuando deliraba por la fiebre dijo cosas que no entendí en ese momento, pero que ahora sí… y por qué sabía que tenía que buscarme a mí. Entendí, de una forma horrible que dentro de ese tiempo lo conocería tal cual él era en esos momentos, y que él sabría cosas de mí, que ya me conocía y que quizás todo esto que yo estaba viviendo ahora él no lo supiera dentro de ese tiempo… como si fuera un bucle vicioso en el tiempo. Había jugado una baza importante que había estado escondida todo ese tiempo; él me conocía y ya sabía por dónde llevarme, cómo actuar conmigo… e incluso cómo hacer para que cayera ante él.

Llevé una mano a mí pecho sintiendo que me faltaba la respiración, si antes pensaba que había sido utilizada y engañada aquel sentimiento se multiplicó por mil. Mi pecho subía y bajaba con rapidez, el corazón me bombeaba con fuerza y sentía que todo se nublaba mientras me costaba respirar sin dejar de llorar por un solo segundo. Si era así, había sido muy rastrero por su parte… pero sobre todo había sido rastrero permitir y dejar que tuviera sentimientos por él cuando al final de todo tendría que irse, veintiséis años hacia delante. Por un momento pensé que lo negaría todo, pero no lo hizo en ningún momento y yo ya no podía más… estaba a punto de reventar. Quería decirle muchas cosas, gritarle, pegarle por todo el daño que me estaba causando y que solamente él era el culpable de todo… pero no podía siquiera hablar, estaba anclada al lugar mientras intentaba respirar, mi boca se abrió como si me faltara el aliento y ahí fue cuando más hundida me sentí, rota, usada, manipulada hasta el extremo… y dolida. No podía con las mentiras, y él no había dejado de hacerlo.

Demasiado como para poder soportarlo, sin fuerza alguna y ya rota por completo caí de rodillas sobre la arena, mi mano se apoyó en esta para mantenerme y la otra estaba en mí pecho mientras seguía llorando, con el pelo tapando una parte de mi rostro y la voz de mi madre que oía en mi mente. Me decía que la dejara, que la reliquia era más importante y que todo pasaría. “No puedo perderte” fue lo único que dije negando con la cabeza, con mis ojos puestos en los suyos… estaba harta de perder a las personas que quería, toda mí vida se había regido por eso y ya estaba harta. Las palabras de la loba eran claras: la reliquia y al vikingo, a cambio de mi madre. Una encrucijada que era tremendamente difícil y dolorosa para mí. O perder a mi madre encontrada después de tanto tiempo, o perder al hombre que me había hecho querer después de tanto tiempo, y al que quería. Ninguna opción era válida, aun cuando mi madre no paraba de decirme que ella ya había vivido su vida, pero que la reliquia era más importante de lo que nos pensábamos y no podía dejar que ella se la llevara.



-No tendrás nada… -dije como pude en esos momentos- ni la reliquia, ni mi madre ni mucho menos a él… -la leve brisa del desierto mecía mi pelo y mis ojos miraron a la loba, mientras mi madre me decía que no lo hiciera y la miré de vuelta. “No, mamá… ya estoy harta de perder” Ya estaba harta de que tocaran e hicieran daño a las personas que quería, que jugaran conmigo en ese aspecto y me hicieran daño con ellas- Cuánto dolor y rencor guardas en tú interior... –limpié las lágrimas de mi rostro, cansada de que siempre me atacaran por el mismo lado, que era donde más dolía, mientras comprendía cosas que me había pasado por alto. Me levanté recomponiéndome cómo podía, no iba a mostrarme más débil frente a ella y su disfrute personal, me había cansado de mostrarme débil frente a los demás- Te lo "quité" en el futuro, ¿verdad? –Ese dolor que ella tenía al mirarlo, el despecho, el rencor, el querer recuperarlo de vuelta y el que tuviera la única baza con la que más me podía hacer daño decía más de lo que ella quisiera- Vienes del futuro llena de odio, inquina, despecho y rabia dispuesta para cumplir tres cosas: llevarte la reliquia, hacerme daño y llevártelo contigo… pero solo has conseguido una y es lo único que vas a obtener –y que era justamente el hacerme daño- te lo quité en el futuro, te lo quitaría en el pasado, en el presente y en miles de vidas… la reliquia es lo único que vas a obtener, así que acéptalo y lárgate.
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Mensaje por Ubbe Cannif Vie Mayo 12, 2017 7:37 am

La loba estaba disfrutando de mi destrucción, podía notar como el regocijo inundaba cada molécula de su cuerpo, ojos pardos que analizaban mi desesperación convirtiéndola en su alegría.
Mis orbes seguían fijos en Nai, necesitaba que entendiera que nada de lo que había hecho fue con intención de mentir, si no de protegerla. Era cierto que le dije muchas verdades a medias, que nuestra relación estuvo plagada de silencios, pero por Odin no le había demostrado que la amaba mas que a mi vida, mas que a esa maldita reliquia.

Era incapaz de alzar la mirada, de escrutar mis ojos ahora perdidos en esa brújula que no marcaba norte alguno.
Nada de lo sucedido fue irreal, cada palabra, cada noche mientras la amaba, hasta cuando discutíamos como dos titanes lanzándonos afiladas palabras.
Entendía que se sintiera traicionada y cuando se dejo caer sobre la arena con los ojos anegados en lagrimas mis manos se apretaron, cerradas en dos puños, la idea de matar a Bry se me paso por la cabeza.
Rugí al escuchar sus nuevas palabras esas que sentenciaban mas a muerte lo mio con la egipcia.
-Mientas Mujer, jamas prometí nada en el lecho que compartimos, como jamas prometí nada a Nai mientras lo hicimos. Yo no soy de prometer cosas que no se si podre cumplir mas algo si tengo claro, Bry nunca te ame y nunca te amaré, solo fuiste unas piernas mas, un rato de diversión en un mundo plagado de guerras.
Te lo dije, no te enamores de mi, no estoy preparado para amar y menos al enemigo a batir.

Nai aun trataba de asimilar las palabras de uno y otro que nos lanzábamos hirientes cual boomeran.
Guardé silencio cuando dijo que no solo nos acostamos una vez, cierto era que empezamos algo excitante, clandestino y tras el primer encuentro muchos le precedieron, mas igual de cierto era que tras conocer a Nai la cosa se fue enfriando, cada vez quedaba menos con ella, mas con Nai y finalmente lo nuestro era inexistente, todo mi tiempo, pertenecía a la egipcia y eso la llevo al despecho que sentía, ese que hoy mostraba cual serpiente viperina.
-No te he usado Nai, y si eso es lo que piensas de mi... -negué con la cabeza rendido, cansado, tenia que acabar ya con este circo, pues estaba claro que nada bueno iba a sacar de este instante en el que ambas me odiaban por distintas razones.

Lo peor es que ella la escuchaba, sabia que la creía y yo, yo me consumía cual llama sin oxigeno pues ninguna de mis palabras hacían que se alzara y se orillara contra mi cuerpo para darme ese sustento que necesitaba.
-¿Acaso no tienes tu pasado? -rugí cabreado desviando mis ojos hacia los pardos rasgados de Nai.
Me arrepentí en cuanto esas palabras fruto de la rabia salieron de mi garganta, mas era cierto me sentía juzgado por algo que ni siquiera había hecho en este tiempo.
La loba se regodeaba en su triunfo, ya nos veía enfrentados, sabia que yo había sido el único hombre para ella, la desvirgué en el primer de nuestros encuentros.

La loba no solo exigió la reliquia si no a mi mismo como trofeo de guerra, sabia lo que quería, lo quiso desde que termino lo nuestro incluso mientras se produjo, morderme, trasformarme en su alfa, guiar juntos la manada.
Negué con la cabeza ladeando la sonrisa, esa mujer era incansable, pero en algo tenia razón, con un movimiento de muñeca mataría a la madre de Nai y eso no podía permitirlo pues si eso sucedía el odio de la egipcia seria infinito.
Alcé las manos en señal de rendición al ver como la punta empezaba a ser clavada, mas en ese instante la egipcia como un resorte se alzó del suelo, fuerte, luchadora aunque rota por dentro.
Desafió a la loba recordandole que ya me perdió en el futuro y que seguiría haciéndolo.
La reliquia era lo único que se llevaría de allí hoy, ahora la decisión era de Bry, tomarla e irse por donde había venido o luchar por conseguir el ansiado tesoro, yo y la reliquia por igual.


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