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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Naitiri Zahir Miér Mar 22, 2017 11:12 am

Recuerdo del primer mensaje :

El día por fin había llegado y era la hora en que el paréntesis se rompía y debíamos de volver a seguir, o a empezar, con el propósito que nos había llevado hasta allí. Fui hasta mí camarote para cambiarme de ropa cerciorándome de que tenía todo listo y preparado para en terminar de desayunar coger las cosas y partir, salí recorriendo los pasillos por última vez hasta el comedor donde me senté con el vikingo para desayunar de forma tranquila, y una vez terminado volver al camarote y coger las cosas, cuando fui a cubierta él ya estaba allí. Ya se podía empezar a notar el calor que hacía aquel día y en aquellas tierras, siempre hacía calor en Egipto y al menos me alegré de haber traído la ropa adecuada para la ocasión. Dejé que él llevara una de las maletas y antes de bajar del barco me despedí de la familia a la que habíamos salvado la niña y finalmente bajamos para pisar tierras egipcias.

Por un par de segundos cuando mis pies tocaron el suelo, por extraño que pareciera, me quedé quieta sintiendo de nuevo aquella sensación que había sentido cuando volví hacía poco tiempo. “Estoy en casa”, eso fue lo que cruzó mí mente y que me hizo portar una sonrisa en el rostro más animada, nada como estar en casa para sentirte mejor y así era como me sentía en esos momentos. Miré a mí acompañante y le hice un gesto con la cabeza para que me siguiera entre la multitud, debíamos de coger otro barco para poder llegar hasta Guiza aunque este era mucho más pequeño del que habíamos utilizado para llegar hasta allí y que era muy común para navegar por el Nilo.

El vikingo destacaba entre la multitud no solo porque era más alto que la media de los que allí había, sino por su tono de piel algo más pálida, su pelo, sus ojos azules y sobre todo por la ropa que llevaba que destacaba entre las que solían utilizar allí. Llegamos hasta la zona donde estaban los barcos y compré los dos pasajes que nos llevarían hasta Guiza, apenas sería el recorrido de un par de horas y no tardaríamos mucho en llegar, debíamos de navegar por el Nilo ya que el barco no podía hacerlo por las mismas dimensiones de este y porque aquellos barcos eran más prácticos para navegar por el Nilo.



-Seguro que este barco te hace sentir más nostalgia que el otro –apunté sentándome en la popa del barco, el sol brillaba en el cielo y se reflejaba en las aguas del Nilo que seguramente no tardarían dentro de poco en llenarse de cocodrilos y caimanes ya que se iba acercando el bueno tiempo. Este tipo de barco era más similar a los que usaban ellos y de hecho era el que más usábamos nosotros también. La leve brisa era bien recibida para soportar un poco el calor y lo miré durante unos segundos, ¿cuán bien se le daría aguantar el calor?- ¿Estás bien? –Pregunté para ver cómo estaba llevando ese calor y saqué uno de los libros que traía en una de las maletas- hay bebida por si te apetece tomar algo, quizás una cerveza egipcia bien fría te venga bien –le sonreí dejando que decidiera si quería o no  y miré lo que tenía apuntado en el libro durante unos segundos. El escaso par de horas que estuvimos abordo pasaron –por suerte para mí- sin ningún incidente que comentar al respecto, parecía que él estaba bastante cansado y no sabía si era por el calor que hacía aquel día.

Conforme llegábamos a Guiza desde lejos se podían observar las pirámides que se alzaban en lo alto incluso desde esa distancia, pirámides que había ido a verlas cuando era pequeña y que en mí vuelta también había vuelto a ir. Mí madre había estado trabajando también en ellas y cuando era pequeña siempre había querido trabajar como lo hacía ella. Lancé un suspiro observándolas y ya que él no había estado nunca en Egipto, aunque si esperaba que hubiera oído hablar de las pirámides, le conté un poco por encima cuál era cada una y un poco su historia. La esfinge no se veía porque estaba detrás de una de las pirámides y esta la tapaba, así que no le comenté nada al respecto. Por fin llegamos hasta la ciudad de Guiza y le hice una seña para que me siguiera, volver a pisar sus calles, perderme entre su gente, el ambiente del lugar… era como si nunca me hubiera ido de aquel país, de aquella ciudad… sentía bien volver a pisar aquellas calles y caminar por la zona.



-No te pierdas vikingo, aquí dudo que puedan entenderte si te pierdes –le lancé una mirada divertida mientras seguíamos andando. Sabía exactamente dónde iba a llevarlo, al mismo lugar donde me había hospedado yo cuando hice aquel tour por Egipto y paré en aquella ciudad la primera. Era una zona tranquila y alejada, solamente habían familias viviendo allí y muchas de ellas se dedicaban a los mercados callejeros, así que sería el mejor lugar para quedarse que mejor cualquier hotel donde pudiéramos llamar más la atención como turistas. Viviendo en una casa, y yo al ser egipcia, sería más probable que pensaran que estábamos juntos a que pensaran que éramos turistas. No tardamos mucho más de media hora hasta que entramos en aquella zona residencial, allí vivía un amigo de mí madre de hacía mucho tiempo quien fue quien me encontró donde quedarme a mí vuelta y a quien iba a acudir de nuevo. Giré por una de las calles viendo que había niños jugando en ella y les sonreí mientras paraba en una de las puertas que había y tocaba esperando que estuvieran en casa. A los pocos segundos un hombre mayor me abrió la puerta a lo que yo le sonreí- Hawis –él apenas tardó un par de segundos en reconocerme y en saludarme, nos invitó a pasar y miré al vikingo para que estuviera tranquilo.

Hawis había sido compañero de mí padre mientras ella trabaja en las pirámides, me conocía desde pequeña y sabía mi pasión, la misma que la de mi madre. Se extrañó de verme de nuevo por allí y le conté brevemente que venía porque el museo me había mandado, no iba a contarle la razón principal porque eso no debía de saberlo nadie. Le pregunté si seguía teniendo aquella casa que una vez me dejó y si estaba disponible para que pudiéramos quedarnos, por suerte para nosotros estaba libre y no dudó en dejárnosla. Le dije que le pagaría por aquello y aunque dijo que lo hacía como favor por ser hija de Tahirah, yo me negué en rotundo y acordé en pagarle algo… ya había sido bastante generoso en el pasado. Como era de esperar el vikingo no se había enterado de nada porque Hawis no hablaba francés, así que cuando se fue a por la llave le comenté brevemente qué era lo que habíamos hablado, por si acaso pensaba que había dicho algo que no debiera.


-Shukran* Hawis –me despedí de él agradeciéndole y me giré para mirar al vikingo, era algo frustrante no poder llamarlo por su nombre, pero se había empeñado en no decirme nada- Vamos, ya tenemos sitio donde quedarnos –le sonreí y cogí la maleta para salir por la puerta y comenzar a andar calle abajo. La casa que nos había dejado estaba un poco más para abajo, así que apenas tardamos diez minutos en llegar, metí la llave en la cerradura y abrí la puerta pasando dentro y cerrando cuando él entró. Abrí todas las ventanas para que entrara la luz y ventilara el lugar, dejé la maleta en el suelo y lo miré a él- Mejor que cualquier hotel donde podamos llamar más la atención, ¿no crees? Esto es una zona residencial y aquí todos son comerciantes y mercaderes, no creo que encontremos problemas –fui abriendo ventana tras ventana y luego lo miré a él, parecía bastante cansado y llevé mis manos a la cintura- Pareces cansado, vikingo. ¿Estás bien? ¿Es por el calor? –Terminé preguntando porque hacía bastante para la época que estábamos, y se avecinaba más calor- Deberías de darte una ducha, te ayudará con el calor y seguro que hay ropa cómoda en alguna habitación –tampoco quería obligarle, pero parecía que realmente lo necesitaba. Yo misma estaba por darme una ducha y cambiarme de ropa, la humedad, la calima que seguramente se formaría conforme se acercara el calor hacían el ambiente mucho más caluroso- Ve y hazme caso por una vez, mientras veré qué hay para poder hacer la comida y hablaremos del plan a seguir, ¿te parece bien? –Me acerqué hasta él y puse mis manos en su espalda como si intentara moverlo, pero era más fuerte que yo y no conseguí hacerlo- Venga vamos, o sino me colaré yo primero en el baño –reí levemente y me acerqué hacia la cocina para ver qué era lo que podía hacer mientras él se bañaba. La casa era de dos plantas, las habitaciones y el aseo principal estaban arriba mientras que el salón y la cocina estaban bajo.

Terminé por subir antes que él y me metí para darme un baño rápido y ya dejarlo a él mientras hacía la comida, me puse un vestido de lino que era para verano de manga corta, escote en "U" de color blanco y ya bajé para empezar a preparar la comida. Faltaban algunos ingredientes así que salí mientras el se daba el baño a comprar lo que necesitaba y volví para terminar. Cuando él ya se había bañado yo estaba por terminar de cocinarlo, en su mayoría era arroz y carne y un poco de verduras, era lo más rápido para hacer. Cuando me giré en la cocina estaba observándome apoyado contra el marco y sonreí, ya estaba casi todo listo.


-¿Puedes sacar un par de platos y llevarlos al salón? Están en ese armario –le señalé con la cabeza y me giré para terminar con lo que estaba haciendo esperando que me hiciera caso. Dejé cada cosa en un bol y lo saqué al salón y luego volví a la cocina sacando una jarra y dos vasos que dejé sobre la mesa, me senté en la mesa y lo miré- ¿Mejor tras el baño? No pensaba que iba a hacer tanto calor –me puse en el plato un poco de cada cosa que había en el bol y lo miré- Después hablaremos de cuál es nuestro plan, ¿tienes un plan? –Enarqué una ceja observándolo, no sabía muy bien qué era lo que tenía en mente precisamente.



*Shukran: Gracias


Última edición por Naitiri Zahir el Dom Abr 02, 2017 9:01 pm, editado 1 vez
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Dom Abr 23, 2017 7:35 pm

Podía notar sus ojos puestos en mí espalda mientras salía de la tina y buscaba unas toallas para secar nuestros cuerpos, puse otra en mí pelo y me acerqué para darle una cuando salió de la tina y me reí por su comentario, por Ra, era un vikingo insaciable y solo le había hecho falta verme desnuda para volver querer a la carga. Negué entre risas con la cabeza y quité la toalla de mí pelo para comenzar a peinarlo, notando su mirada de nuevo fija en mí. No era la primera vez, y seguro que no era la última, que me lo encontraba observándome mientras hacía algo… desde el primer día que nos habíamos conocido cuando durmió en mí sofá al día siguiente me lo había encontrado observándome preparando el desayuno, luego estos días aquí también había pasado lo mismo, algo que me hizo sonreír de nuevo mientras seguía cepillando mí pelo.

Acortó la distancia pegándose a mí espalda, sentí un beso en mí cuello y un mordisco juguetón en el hombro antes de notar como una de sus manos ascendía por el muslo, se colaba por debajo de la toalla y llegaba hasta la zona baja de mí vientre donde sentí que con la yema de su dedo comenzaba a hacer unos garabatos que pude entender perfectamente. Así que su nombre se escribía con dos “b” y no con una como había pensado. “Ubbe Cannif” es que era fanfarrón hasta para eso, pero claro, ¿cómo no se me había ocurrido caer en que podría decirme que quería su nombre? En parte ni me extrañaba, por el hecho de que había notado que no le gustaba que me miraran más de la cuenta, y ya se sinceró al decirme que había querido matar a Zaid por cómo me miraba y me trataba… sus celos lo delataban.

Reí negando con la cabeza por ello divertida al saber que quería que me pusiera su nombre, en esa zona, algo que me hizo dar a entender que era como si fuera suya y de nadie más, que no quería que fuera de otro hombre porque si no, ¿por qué justamente en ese lugar cuando alguien podría verlo? Me mordí el labio terminando de cepillarme el pelo y lo miré a través del espejo ante su risa, alegando que le había dicho algo pequeño y bonito y que su nombre era lo mejor para no olvidarlo. Dejé el peine en el tocador y sentí que se tensaba pasando mis manos por sus brazos, enredó sus dedos en mí pelo y luego pasó a hacer otros símbolos esta vez de mí nuca hasta el final de mí espalda. Supe que lo estaba haciendo en su idioma y lo miré al saber lo que había puesto, de forma fija.



-No te voy a olvidar, Ubbe Cannif, nunca –dije acariciando la otra mano que me rodeaba para con la otra tocar el colgante que me había regalado y sonreírle antes de tirar de él hasta la habitación donde dejé caer la toalla y tumbarme en la cama, sin querer comentar lo que me había escrito con su dedo en la espalda, algo que había entendido y de lo que no quise hacer mención, pues sabía que no me iba a decir nada en claro. Una vez tumbado a mí lado me recosté contra él, busqué su cuello y me perdí en los brazos de Morfeo cayendo rendida ante todo lo que había pasado aquel día, lleno de estrés y de más emociones que había sido como una montaña que subía y bajaba, subiendo y bajando sin parar en un ciclo constante y repetitivo. Al menos la noche nos había servido para despejarnos y conocernos un poco más, nos habíamos reído, bailado, comido, bebido y al final habíamos coronado una noche de la mejor forma posible… sintiendo sus dedos en mí pelo y su respiración en mí cabeza caí rendida quedándome durmiendo.



Noté que se movía aún con los ojos cerrados y me acomodé aún más para seguir durmiendo, no quería despertarme y quería seguir de esa forma pero… no me dejó. Creo que hasta me quejé de que se moviera tanto mientras volvía a acomodarme de nuevo pero escuché sus palabras pidiéndome que me levantara y sus labios dieron contra los míos buscándome, aún medio dormida le respondí al beso y tras separarnos abrí los ojos solamente para hundir la cabeza de nuevo en su pecho, teniendo mí pelo como una cortina que me tapaba de los rayos del sol y volví a cerrar los ojos mientras me acostumbraba a la claridad que entraba por la ventana y que iluminaba toda la estancia. Lancé un quejido algo lastimero cuando comenzó a moverse y una vez acostumbrada a la luz lo miré fulminándolo con la mirada cuando me dijo que todavía no lo habían intentado matar hoy, aunque supe que era una broma no me sentó bien el comentario.



-Qué gracioso –dije con ironía- no digas eso ni en broma, Ubbe –alegué mientras él se movía y yo me quedaba tumbada en la cama mirando al techo sin ganas de moverme para nada- Oye… ¿los malos no descansan ningún día? No sé, siempre hay un día a la semana que nunca se hace nada… ¿saben ellos que existe ese día? –Pregunté con una sonrisa en broma observando cómo se ponía de pie y ahora, con la luz del día, podía ver con mayor claridad y precisión el tatuaje que llevaba en la espalda y los detalles que llevaba, de noche en el baño no lo había visto con tanta precisión. Cuando terminó de buscar algo que no encontró se giró y tiró de mí para levantarme haciendo que abandonara la cama con un puchero porque no me apetecía para nada en absoluto, cuando sabía que era lo que teníamos que hacer. Lo miré frunciendo el ceño cuando al decir que tenía un hambre voraz, para luego sentir que dejaba un azote en mí culo, azote que le devolví ni corta ni perezosa mientras él alegaba que tenía que hacerle el desayuno- Eres lo bastante mayorcito como para preparar el desayuno tú también, ¿no crees? –Alcé una ceja y sonreí de lado- por una vez que lo prepares tú no va a pasar nada… estoy segura de que sabrás cocinar algo ¿no? Porque hasta en el campo de batalla uno tiene que alimentarse y –levanté un dedo- ya has cocinado una vez para mí, así que no me digas que no sabes porque esa vieja historia no cuela. Venga, ayúdame a hacer el desayuno no seas tan… -no me dejó seguir porque tiró de mí brazo y me pegó a su cuerpo, podía notar su miembro rozar mí vientre y me mordí el labio divertida con la situación. ¿Uno rapidito? Por Ra, ¿pero qué tenía aquel vikingo?- ¿En serio Ubbe? –Me reí divertida por aquello sin poder evitarlo- pero si te acabas de levantar, ¿cómo es que ya tienes ganas otra vez? –Volví a reírme- cualquiera diría que te tengo a pan y agua –alegué antes de que me girara pegando mi espalda a su pecho, podía notar su miembro rozar mí sexo y su aliento dar contra mí cuello.

Me aparté de él entre risas y sin mirarlo pero negando con la cabeza mientras me alejaba hacia el armario donde comencé a buscar algo que ponerme y cubrir mí cuerpo, aunque no había pasado más de un minuto cuando lo tenía de nuevo pegado a mí cuerpo con un “vamos” que pretendía que cediera ante la necesidad que sentía. No lo entendía, de verdad que no podía entender cómo aquel hombre no quedaba saciado nunca. Yo no es que fuera una mujer poco sexual, más bien al contrario, pero es que aquel hombre tenía un apetito voraz y comenzaba a sospechar que nunca quedaría saciado, que siempre iba a querer más…
Aquel comentario me recordó a algo que me dijo anoche y entre risas, notando sus manos subir por mis muslos perfilando mí cuerpo giré mí rostro para mirarlo y le sonreí.



-¿Significa esto, que soy la mujer adecuada Ubbe? –Pregunté dejando mis labios contra su mentón donde dejé un mordisco, para alzar la mirada sonriendo- Ya sabes, esa que cuando la encuentras no te sacias nunca… -podría haber estado algo borracha anoche, pero me acordaba de cada palabra que ambos habíamos dicho. Me giré para quedar de cara a él y elevé una de mis piernas entorno a su cintura con mis manos cogiéndose de sus brazos, sabía que su mano no iba a tardar a coger la pierna que había elevado sintiendo su mirada sobre mí, sin poder evitar mirar mí cuerpo desnudo provocándome una sonrisa. Me incliné para lamer sus labios con mi lengua y bajé la pierna otra vez al suelo, mis manos en su pecho lo empujaron hasta que dio contra la cama y le empujé para que cayera en ella subiéndome sobre él quedándome sentada, con mí pelo cayendo como una cascada por uno de mis lados tocando su pecho y su torso desnudo- Te propongo dos cosas –sonreí antes de comenzar a hablar haciendo con mí dedo índice figuras imaginarias en su pecho- La primera es que tú elijas algo de tú cultura que quieras que me tatúe, algo que te identifique, que te guste, que te represente… no tú nombre –sonreí poniendo un dedo en sus labios antes de que hablara, para agacharme y dejar un beso en sus labios tirando del inferior con diversión- y yo elegiré algo de mí cultura para que te lo tatúes tú ¿te parece buena idea? Así tú llevarás algo mío y yo llevaré algo tuyo –aunque no me iba a olvidar de él como se pensaba que lo haría, ahora ya no había alcohol de por medio, ni había ninguna fiesta y seguíamos igual que anoche salvo que no habíamos bebido nada, pero la complicidad seguía estando patente, y su deseo seguía siendo el mismo también- La segunda, bueno… habría que decir que si me hubieras despertado de otra forma no habría hecho falta pedirme nada –sonreí inclinándome hacia su rostro recorriendo sus labios con los míos, moví mí cadera en un movimiento para buscarle y mordí su labio inferior- de hacerlo así, a estas alturas, ya estarías moviéndote en mi interior –mí aliento impactó contra sus labios, que era lo que quería, provocarlo de aquella manera, torturarlo un poquito con una sonrisa recorriendo sus brazos con mis manos de forma lenta, sintiendo bajo mis yemas cada músculo definido- abrasador, caliente, ardiente, húmedo… -mis palabras golpearon de nuevo contra sus labios y lo miré mordiendo sus labios, sabía que lo estaba llevando al límite, era consciente de que bien podría conmigo con la fuerza que tenía y nada le costaría hundirse en aquel momento en mí interior. Me gustaba tener ese poder sobre él y ver los estragos que le causaba, dominándolo a mí voluntad- tan placentero… -lamí estos que sentía cómo los abría dejando escapar su aliento entrecortado- hasta correrte en mi interior –murmuré besándolo moviendo mí cadera contra su miembro, sabía que mis palabras eran como una bomba de relojería que podía estallar en cualquier momento y demasiado me la estaba jugando ya. Reí contra sus labios y yo misma, sin que él se lo esperara moví mí cadera de forma que su miembro quedó en la entrada de mí sexo y… bajé hasta que sentí que lo tenía en mí interior otra vez. Gemí ante ese gesto placentero contra sus labios, dejé un beso en estos y lo miré- rapidito –le sonreí divertida sabiendo que él iba hacer en cualquier momento e iba a ser la voz cantante del ritmo a imponer, moviéndose sobre mí- Y luego hacemos el desayuno juntos, ya sabes que si no me ayudas no puedo llegar a… ciertas cosas –dije en un claro doble sentido, por llegar al orgasmo, y por llegar a algunos lugares de la cocina.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Lun Abr 24, 2017 4:47 am

Nai entre risas se giro para enfrentar mis oscurecidos ojos azules, tiempo que no perdí para perder mis manos en sus nalgas y envolverlas con ellas acariciándolas y apretándola.
Enarqué una ceja cuando me pregunto si eso significaba que era la mujer adecuada.
-¿de verdad quieres una respuesta a esa pregunta? -bromeé respondiendo de forma evasiva y con otra pregunta.
Hacia unos días le había dicho “te quiero” y ella un “me gustas” dudaba mucho que de verdad quisiera saber si para mi ella y no otra era la mujer con la que compartiría mi vida.

Ladeé la sonrisa cuando me propuso dos cosas, sus labios calcinaban los míos con su aliento, su pierna ascendió enredándose en mi cintura, arrancándome un gruñido.
Mi virilidad rozaba su feminidad con ganas de adentrarse en ellas, mi mano afianzo su pierna que me daba mejor acceso.
Me empujó ligeramente, su pecho calentaba el mio frotando las cúspides de esas montañas erguidas que me desafiaban a que las coronara. Bajó la pierna, un mohin como gesto y así ambos entre risas fuimos reculando hasta que mi pierna dio con el borde del lecho donde me dejé caer arrastrándola conmigo.
-Nunca debimos salir de aquí -aseguré sintiendo sus labios rozar los propios mas que dispuesto a escuchar esas dos ofertas, no prometiendole hacerle demasiado caso, pues el vaivén de sus caderas sobre mi lande era una tortura mas que considerable.

Henchido de deseo, tomé sus caderas empujándolas hacia abajo, quería entrar y arrasar con todo a mi paso, saquear las profundidades de su laberinto y proclamarme el rey indiscutible de su placer mas absoluto.
Mas en ese momento escuché la primera propuesta, el tatuaje podría ser unicamente de algo de mi cultura que me representara, mas jamas seria mi nombre.

Mis manos por un momento perdieron fuerza, mis ojos se alzaron hasta su parada mirada.
-una brújula nórdica, la usamos para no perdernos en el mar cuando buscamos nuevas tierras -atajé sin demasiado entusiasmo en mi voz.
Admito que estaba acostumbrado a hacer y deshacer a voluntad. Cualquier mujer nórdica me hubiera regalado todo su cuerpo como lienzo para que pintara mi nombre y lo que ello implicaba en su piel, mas por lo visto para la egipcia, ni mis te quiero, ni mi maldito nombre ni nada que se le pareciera era suficiente para ella.

Una ráfaga de rabia tensó mi cuerpo, una que bien traté de disimular y que pronto se trasformó en pasión cuando esta continuó con su segunda petición, a esa no pensaba ponerle ninguna objeción. Así que cuando sus caderas fueron cediendo frente a mi hombría logró arrancarme un jadeo ronco antes de que mi boca impactara impaciente en la suya.
Enredé mis dedos en su pelo, profundizando con el amarre mas en su boca, saqueando todo a mi paso.
Me había calentado con cada palabra, cada gesto y esas palabras que impactaron ronroneantes en mi boca suplicando de algún modo que le ayudara a alcanzar el Valhalla, y el desayuno.
Ladeé la sonrisa por un instante ante mi ultimo pensamiento, ms poco duró pues sus caderas empezaron a moverse al son de las llamas y con ellas, mis manos siguieron el demencial baile del mismo Hell.
Rugí sitiedome arder por dentro, cada vez mas fuerte, mas rudo, nuestras bocas eran un continuo manantial de lava que se esparcía al ritmo del choque frenético de nuestros cuerpos.

No podía aguantar mas, mis ganas cada ver eran mayores, así que la giré de golpe poniéndola a cuatro patas.
Como martillo contra yunque entre de forma salvaje en ella, fricción de la que salieron chispas y gruñidos que se perdieron en la estancia.
Una de mis manos en sus caderas, abriendo bien sus nalgas para profundizar por completo en ella, la otra sobrevoló su cintura hasta perderse en la humedad de su sexo, sin contemplaciones me apoderé de su clítoris que como el resto de su cuerpo pedía guerra, fricción de hacha y escudo eran mis dedos sobre su abultado botón.
Sus brazos fallaban, completamente excitados los dos, no dejábamos de movernos como bestias, sedientas de mas fuego.
Gruñí contra su cuello, mi aliento contra este impactó con violencia, entrecortado, caliente.
La saque de golpe, una queja escapo de sus labios al sentir el vació que pronto fue sustituido por tres de mis dedos.
Mi glande en su cuelo, se abrió paso por el agujero que lento empezó a dilatarse para mi, nuevos territorios inexplorados, tan miso como absolutamente todo lo demás.
Porque era mía, llevara o no mi maldito nombre, lo era y se lo iba a demostrar.
Me adentré entre rugidos en su interior. Golpes fuertes, constantes que sacudían el lecho y con este impactaba el cabezal en la pared de la habitación.

Gemía casi rozando el cielo, acostumbrándose a esa nueva sensación mientras mis dedos seguían el mismo ritmo frenético en su interior.
-Voy a correrme -gruñí con la voz ronca, ida por la pasión, estaba tan excitado que me sentía al borde de un precipicio en el que tras un par de sacudidas mas caí de forma vertiginosa.
Mi respiración ronca contra su cuello, intensas las palpitaciones de mi miembro que se espacia en su interior.
Mi cuerpo cedió contra el suyo, mis dedos aun en su feminidad, sintiendo los espasmos del orgasmo de la egipcia acompasando los míos.
El lecho se convirtió en nuestro acogedor refugio, así en silencio y poco a poco, sin atrevernos siquiera a movernos dejamos que esa corriente eléctrica se disipara suavemente al tiempo que nuestras respiraciones se acompasaron despacio.
-Ufffff -susurré en su oído -¿que decías del desayuno? -bromeé mordiendo el lóbulo de su oído.


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Lun Abr 24, 2017 10:30 am

Nunca solía responder mis preguntas así que no me sorprendió en absoluto que me respondiera con otra pregunta a la que le había hecho, pero sabía bien la respuesta que él no quiso decirme y que evadió con otra pregunta. Y lo dejé estar, lo dejé estar porque no quería presionarlo para que me dijera algo que anoche ya me había dicho y que ahora me estaba demostrando, era una mujer lo suficientemente inteligente para ver las señales y aquella no me había pasado por alto, era una mujer curiosa que observaba todo a su paso y eso también quería decir que empezaba a saber cómo estaba el vikingo según sus reacciones, así que la forma en la que tenía de mirarme bastó para afirmar lo que él trató de eludir.

Juntos fuimos hasta la cama donde le empujé para luego subirme sobre él, le recordé de esa forma que aún me debía despertarme de esa forma en la que me reí por cómo estaba con cada palabra que decía, tampoco me pasó por alto que no le gustó demasiado la idea de que me tatuara algo de su cultura y no su nombre, quería que me lo tatuara y no me sorprendía en lo absoluto que en el norte si eso mismo se lo hubiera dicho a otra mujer esta habría aceptado encantada, no parecía estar acostumbrado a que le negaran las cosas por como se había puesto y la forma en que había dicho lo de la brújula, como sin ganas. Me incliné para besar sus labios durante unos segundos de forma lenta y le sonreí acariciando con mi nariz la suya.


-Así siempre podrás encontrarme cuando estés perdido –murmuré sobre sus labios antes de proponerle lo que sabía que no iba a ponerme ninguna pega, aunque seguramente luego me tocara casi obligarlo a que me ayudara con el desayuno, pero sabía que esa iba a aceptarla de buen grado. Yo misma tras provocarlo con mis palabras anteriores moví mí cadera buscando su miembro para que se hundiera en mi interior, notando el jadeo ronco que escapó de sus labios sobre los míos, para luego notar cómo poseía esta de una forma necesitada. Sus dedos se enredaron en mí pelo y me acercaron más hacia él como si eso fuera más posible, comenzando a mover mis caderas marcando un ritmo que nos llevara al borde la locura aunque bien sabía que al final sería él quien llevara el ritmo para alcanzar el orgasmo. Sus manos en mis caderas ayudándome con el ritmo impuesto sintiendo como él también se movía contra mí mientras no dejábamos de buscar la boca del otro, arrasándonos entre besos que lo calcinaban todo a su paso. Gemí cuando moví su cadera contra mí en un movimiento algo brusco y necesitado y supe que iba a tardar poco en ser él quien mandara. Mis manos recorrieron su pecho entre caricias disfrutando del poco tiempo que me quedaba sobre él porque sabía que poco me duraba de estar así. Y así fue.

De un movimiento rápido me elevó haciendo que saliera de mi interior y me colocó sobre la cama para ahora detrás de mí volver a hundirse arrancándome un gemido notando que se hundía por completo y comenzaba a moverse con ritmo y fuerza. Mis manos aferraron la sábana sintiendo sus manos por mí cuerpo, una de ellas fue hasta mí sexo acariciando aquella zona de placer que me hizo arquear todo mi cuerpo y gemir por el placer que aquello me provocaba, mí cadera se movía al son que el marcaba buscándolo en todo momento y me mordí el labio por el placer que me estaba provocando notando como me llevaba a un orgasmo que iba a arrasar con todo.

De pronto, tal y como había empezado a moverse se paró y salió de mi interior lo que hizo que lo mirara por encima del hombro con un gruñido en respuesta totalmente en desacuerdo, sintiéndome vacía y necesitada de él de nuevo pero poco duró aquello pues tan pronto como salió sus dedos fueron los sustitutos en mi interior, provocando un jadeo por ello y que cerrara los ojos al mismo tiempo que notaba su miembro que se abría paso en mí interior. Mí respiración se quedó parado durante aquellos segundos en los que él entraba dentro de mí y al hacerlo solté todo el aire de golpe, arqueando mí espalda, aferrando con fuerza las sábanas entre mis puños. Podía notar como mi sexo palpitaba por aquello sintiendo con más intensidad sus dedos en mí interior, la cosa mejoró cuando comenzó a moverse llevando un ritmo constante entre sus dedos y su miembro.


-Por Ra… Ubbe –gemí llevando una de mis manos a la otra que estaba en mí cadera, apresando su muñeca con fuerza mientras me embestía con fuerza y se hundía en mi interior arrancándome gemidos notando que todo mi cuerpo ardía por ambas sensaciones que me estaban llevando a la locura notando como el calor recorría todo mi cuerpo como si fuera lava líquida centrándose sobre todo en aquellas zonas donde parecía que iba a abrasarme, como si me fuera a derretir por la fricción de sus dedos y su miembro que no cesaban en ningún momento. Hacía tiempo que no me tomaban de esa forma y aquel hombre estaba arrasando con todo a su paso, como buen vikingo que era. Con el ímpetu que llevaba con cada movimiento fui incapaz de decirle que yo también estaba a punto de llegar al orgasmo, aunque el agarre con fuerza en su muñeca creo que fue suficiente aviso porque no hacía más que gemir mientras al final tras un par de embestidas más mí cuerpo estalló en un orgasmo que arrasó con todo a su paso, como si fuera un volcán que arrasaba y quemaba con todo lo que había por su paso.

Mí respiración entrecortada estaba igual que la suya que sentí contra mí nuca, la sábana arrugada en mí mano y mis dedos y uñas clavándose en su piel incapaz de haber contenido el gemido que lancé dejando que todo sucumbiera ante el placer. Podía notar su cuerpo ahora ceder en mí espalda y al final me dejé caer contra el colchón mientras recuperaba el aliento y dejaba que el orgasmo remitiera todavía sintiéndolo en mí interior y como mí sexo palpitaba contra sus dedos. Cerré los ojos unos segundos sintiéndome satisfecha y saciada y como todo mí cuerpo se quedaba relajado tras el orgasmo. Ni me moví ni el tampoco lo hizo, era extraño como de la nada podíamos alcanzar tan magnitud sin siquiera proponérnoslo dejando claro que en la cama éramos como dos piezas que encajaban en un puzle a la perfección. Con tan poco lo tanto que conseguíamos sentir y tener aquel orgasmo que no con todas las personas podrías llegar a tener. Reí por sus palabras sintiendo como mordía le lóbulo de mí oreja y al final salió de mi interior tumbándose frente a mí.


-Que me tienes que ayudar a prepararlo –sonreí de vuelta y me acerqué besar sus labios en un beso que arrasó con su boca para recostar mí cabeza contra su pecho sintiendo que poco a poco todo se normalizaba y el orgasmo iba remitiendo lentamente- hay que reconocer que en la cama no nos gana nadie –comenté dejando un mordisco en su cuello- de una simple chispa hacemos toda una hoguera de la nada –dije como resumen a lo que había pasado- y lo mejor es que conseguimos abrasarnos en ella –subí hasta sus labios y lo miré con una sonrisa- Venga vamos, me tienes que ayudar a preparar el desayuno –le di un azote en el culo como solía hacer él entre risas y me levanté antes de que por si acaso volviera a pillarme de nuevo acercándome al armario para ponerme un vestido cómodo para estar por allí y lo miré- vamos, has aceptado mí propuesta y ahora tienes que ayudarme. Ya me has ayudado a llegar al orgasmo y ahora me tienes que ayudar a coger las cosas de la cocina, que eres más alto que yo –tiré de él para que se levantara y cuando se vistió me giré para bajar las escaleras hasta el piso de abajo. El peluche estaba sobre el sofá que era donde lo había mandado Ubbe cuando me dejó sobre la mesa, mesa donde habíamos dando rienda suelta anoche a las continuas provocaciones y al deseo reprimido. El alcohol seguía en su sitio y entonces mis ojos se fijaron en el vestido rojo que había llevado, hecho jirones- Oh, mí vestido… o lo que queda de el –comenté observándolo para luego alzar la vista y mirar al vikingo- me debes un vestido –le señalé y luego señalé al vestido- igual de bonito y sexy que ese –dije con tono jocoso para meterme en la cocina viendo que era lo que podía preparar y notando que él entraba también y se me quedaba mirando, como preguntándome qué hacía- Mira, puedes ir pelando la fruta esta y cortándola en trozos –le dejé un par de piezas de frutas y le pasé un cuchillo para que empezara- seguro que puedes hacerlo ya que veo que tienes destreza con una espada, esto no supondrá un problema para ti –sonreí acercándole el cuchillo y dejando un beso en sus labios con una sonrisa, antes de dejar otro azote en su trasero con diversión como él hacía conmigo para que me pusiera “en marcha”,  y apartarme para comenzar a preparar unas tostadas, un revuelto con un par de huevos y un zumo mientras le pasaba un bol para que pusiera la fruta que ya cortaba. Me puse a su espalda rodeando su cintura y me fijé en como partía los trozos de fruta que había pelado, alargué la mano y quité un par de ellos para llevármelos a la boca y comérmelos divertida- Los trozos iguales, por favor –le piqué dejando un mordisco en su hombro pero viendo su sonrisa ladeada me relajé y volví a coger un par de trozos de fruta haciendo que él tuviera que darme un manotazo para que dejara de coger fruta- Vaaaaale, venga toma... no te quejes –le di el que tenía acercándolo a su boca riéndome y me separé para coger los platos y llevarlos a la mesa del comedor, sacando vasos la jarra con el zumo y unas pastas típicas de allí por si se quedaba con hambre. Me di cuenta de que el gato seguía por allí y me agaché para acariciarlo viendo que se subía al sofá dándome cuenta de que el vikingo venía con el bol lleno de fruta y me senté en la mesa para esperarlo- ¿Cuál es el plan para hoy? ¿Nos quedamos aquí para empezar a traducir los papiros? Bueno… estudiar los cuadernos más bien –pinché un trozo de fruta llevándolo a mí boca esperando su respuesta, llenando los vasos de zumo y coger una tostada y empezar a desayunar, realmente, tenía bastante hambre.
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Mensaje por Ubbe Cannif Lun Abr 24, 2017 11:57 am

Enarqué una ceja cuando la sentí trepar por mi cuerpo para asegurarme sin duda alguna que ahora, tras haber ganado con creces la gesta de llevarla al orgasmo me tocaba ayudarla con el desayuno ¿en serio? Pregunté pintando poco después una ladeada sonrisa en mi cara -y no puedo limitarme a dejarme caer en el sofá mientras ahora tu me sacias.

Me eche a reír a carcajadas, de sobra sabia que me iba a tocar ayudarla, pero joder, prefería cien veces que me mandara a cazar algún bicho para despellejar y comérnoslo al medio día que ponerme a hacer labores de mujer en la cocina.
-Tengo una reputación que mantener -le dije antes de que su boca silenciara mis palabras copando mis labios con un húmedo beso.

A regañadientes me puse en pie, la egipcia aprendía rápido y ahora era ella la que me daba azotes en el culo desnudo para que me moviera con rapidez hacia la cocina.
Ladeé la cabeza observándola, sonrisa picara en mi rostro cando me orillé a ella dispuesto a cogerla como un saco, algo que no pasó, pues conocedora de mis intenciones me quebró mientras gritaba y ambos salimos corriendo uno tras el otro escaleras abajo hasta alcanzar el comedor y el caos de cacharros por el suelo, vestido echo jirones y demas objetos que habían sido una molestia paran nuestro brutal encuentro de la noche.
Me reí divertido cuando me aseguró que le debía un vestido, seguía acercándome a ella, mientras esta alzaba el dedo amenazante advirtiéndome que no se me ocurriera hacer una de las mías.
-Un vestido sexy y que luzcas solo para mi ¿trato? -pregunté guiñándole un ojo.

Recogí mis pantalones y me los coloqué, hacia calor, así que lancé la camisa sobre la pantera que había ganado para Nai y que había quedado recostada sobre el sofá. A fin de cuentas la idea era no salir en principio hoy de la casa, tenia la egipcia que descifrar esos pergaminos, así que necesitaría tiempo, tranquilidad y a mi vigilando su seguridad.

Nos metimos en la cocina, no tenia ni puta idea de que esperaba que hiciera un vikingo en ella, pero pronto me dio trabajo como si fuera el general del ejercito, puesto que por cierto, era yo el que ostentaba.
Enarqué de nuevo la ceja cuando me dio el cuchillo alegando que no tendría problemas en pelar una fruta por mi destreza con las armas.
-Tampoco pasa nada si nos las comeos con piel -aseguré ante la furibunda mirada de la dama que me enseño dos cosas, una a guardar silencio y otra a pelar la fruta como había pedido.
No hay que negarse a los caprichos de una mujer y menos cuando cada noche te cuelas entre sus piernas y piensas seguir haciéndolo durante décadas.

Reí por mis propios pensamientos mientras esta seguía enfrascada en hacer otras cosas distintas que pensaba devorar, estaba hambriento.
Así poco después tomamos asiento en la mesa del comedor, empezamos a comernos todo lo que había sobre ella, creo que fue el único momento en el que mis ojos se centraron en otra cosa que no fuera ella.
-La idea es que descifres esos pergaminos, tienes los diarios, así que deduzco que esos pergaminos nos dirán de que clase de reliquia se trata y la ubicación de esta. Sin ese paso no podemos hacer nada mas -aseguré llevando le zumo a mis labios dándole un profundo trago -yo me encargaré de protegerte y vigilar que no te metas en líos.
Quiero ir a por algo de bebida, la cerveza se ha terminado y algo me dice que será unos días muy largos y aburridos.

Ladeé la sonrisa de nuevo, claro que como tu bien has dicho, dame una chispa e incendiaremos la mesa siempre que quieras -le lancé un mordisco al aire volviendo a reír a carcajadas
-Si necesitas que compre algo mas, pídemelo.
¿aquí hay algún lugar con oráculos para consultar cosas? -pregunté con toda seriedad hundiendo mis azules en sus pardos.
-Necesito información sobre algunas cosas y no veo otro modo de encontrarla -Ya sabes mujeres vírgenes que tengan el don de la providencia.

Nai me miró como si estuviera loco, enarqué una ceja haciéndole una burla después. Tampoco era tan raro lo que le pedía a fin y al cabo, la magia era lago muy ligado a mi religión y quizás también a la suya.
Quería dar con la licantropo que guiaba la manada del ejercito enemigo, quizás pudiera hacerla entrar en razón...pero sabia que no daría con ella por medio del rastreo, mas bien lograría lo contrario, que ella diera ocn nosotros, algo que no era demasiado para la egipcia que tenia frente a mi.

Me incorporé de la silla, Nai me miraba de medio lado, como si intuyese que tenia un motivo por el que mi aire jocoso se había terminado y estuviera preocupada por las cosas que pasaban por mi cabeza y que no le decía.
-Quizas me acerque a cazar algún animal al bosque para comer, si tardo no te preocupes, juro que volveré ¿de acuerdo?


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Mensaje por Naitiri Zahir Lun Abr 24, 2017 7:23 pm

No podía evitar mirarlo de vez en cuando mientras hacía el desayuno viendo como pelaba la fruta que le había dejado, sabía que iba a protestar y la verdad es que se me hacía muy raro que estuviera en la cocina conmigo ayudándome, porque realmente no pensaba que fuera a hacerlo y ahora sonreía de lado mientras lo observaba y al mismo tiempo no paraba de preparar otras cosas para desayunar, intuiría que estaría hambriento porque con lo grande y corpulento que era seguramente comiera más que yo, así que hice bastante cantidad de todo porque más valía que sobrara que no que faltara. Me acerqué en una de esas observando como partía los trozos de fruta y me mordí el labio quitando trozos de la fruta mientras la partía sintiendo su mirada en mí cada vez que metía la mano para quitarle otro trozo. Acabó por darme un manotazo y reí dejando un beso en su cuello viendo que lo estaba haciendo bien.


-¿Ves como no ibas a tener problema? No te cuesta nada y lo estás haciendo muy bien, me gusta que hagas las cosas que te pido –mordí el lóbulo de su oreja con diversión y terminé de preparar las cosas sacándolas a la mesa encontrándome con el gato que seguía merodeando por allí, me agaché para acariciarlo y terminé de llevar las cosas a la mesa para luego sentarme cuando él traía el bol de la fruta que había partido y se sentaba enfrente de mí comenzando a desayunar. Era en verdad uno de los pocos momentos en los que cuando alzaba mí mirada para verle no me encontraba con su mirada puesta en la mía y dejé que comiera para empezar yo a desayunar, que también tenía hambre. Sabía que tras aquello tocaba ponerme a estudiar los cuadernos y sacar toda la información que pudiera para empezar con la traducción de los papiros, por el vistazo que le había podido echar había información muy minuciosa y no iba a llevarme solamente un día el traducir los papiros, iba a llevarme tiempo y no sabía si el vikingo podría aguantar tanto tiempo encerrado mientras yo trabajaba.

Yo tenía para bastante tiempo así que él seguramente tendría que buscarse algo para distraerse más que mirarme como traducía y anotaba cosas que pudieran sernos de utilidad más adelante. No sabía exactamente todo lo que había recopilado mí madre pero era bastante, lancé un suspiro para luego mirarlo cuando me dijo que efectivamente el plan a seguir era que empezara a traducir para que nos revelara un lugar y lo que era la reliquia… pero algo me decía que no iba a ser tan fácil como parecía a simple vista, ese tipo de reliquias no se mostraban en un mapa que marcaba una “X” en un lugar y te decía lo que andabas buscando… más bien tenías que ir descifrándolo a medida que te acercabas y suponía que era eso con lo que nos íbamos a encontrar. Lo miré de nuevo pinchando un trozo de fruta que llevé a mis labios, y ahora que lo decía, pues la verdad es que sí que podría aprovechar y comprar algunas cosas.



-¿Qué no me meta en líos? –Reí levemente por aquello y negué con la cabeza cogiendo el vaso con el zumo y dando un trago a este- eres tú el que me mete en mitad de los líos –le dije con una sonrisa dejando el vaso sobre la mesa de nuevo, el gato estaba otra vez sentado sobre mis piernas y acaricié su pelaje con mis dedos sintiendo lo suave que estaba este- pues ahora que lo dices sí, te haré una lista antes de que salga con las cosa que necesito que compres, no podemos alimentarnos a base de cerveza ¿no crees? –Me reí sin poder evitarlo cuando hizo alusión a que podíamos incendiar la mesa las veces que se lo pidiera y negué con la cabeza por ello… era insaciable, aunque no sé por qué a esas alturas me sorprendía. Enarqué una ceja cuando me dijo lo de los oráculos porque no me esperaba que me preguntara por algo como eso, lo medité durante un rato pensando si podría haber alguna aunque no estaba muy segura de ello- Puede que haya un templo donde te puedan ayudar, es un lugar algo… místico –terminé por decir porque sí, a lo largo de toda la historia había habido oráculos como tales- pero, ¿cómo te vas a comunicar con los oráculos? Recuerda que aquí nadie habla nórdico ni francés, no sé cómo te vas a entender con ellas. Si quieres puedo acompañarte al lugar y hacer de intérprete –dije cogiendo de nuevo otro trozo de fruta dando por terminado el desayuno, estaba bastante hinchada y tenía un trabajo por delante.

Lo miré levantarse de la silla de esa forma, no sabía qué era lo que había pensado o pasado por su cabeza, ni siquiera si había sido el hecho de decirle que fuera con él para hacer de intérprete para que entendiera pero… su gesto cambió de repente, el buen humor que había tenido y del que estaba haciendo gala toda la mañana quedó a un segundo plano, como si hubiera algo que le preocupara y le carcomiera por dentro de alguna manera y yo no sabía siquiera qué era lo que podría ser. Pero incluso con el poco tiempo que llevábamos juntos había podido notar el cambio de actitud que había tenido y mis ojos lo siguieron cuando se levantó de la silla. Decía que iba a ir al bosque a cazar y no pude evitar enarcar una ceja por ello… aquí encontraría más desierto, arena y dunas que un bosque y aunque quise replicarle que no iba a encontrar nada… en cierta manera, pensé que era porque necesitaba aquello aunque no supiera qué era lo que le atormentaba y por qué no me lo contaba.


-Espera –dije levantándome de la silla dejando que el gato se bajara de mis piernas al suelo- te haré una lista con las cosas que necesito ¿vale? –fui hasta el maletín que siempre llevaba conmigo al museo y en una hoja le apunté lo que necesitaba de forma que él pudiera pronunciarlo bien, y por si acaso, al lado escrito para que simplemente lo enseñara y ya tal y como había hecho con la nota que le había dejado y que le llevó hasta el museo. Básicamente todo lo que había apuntado era comida y algún té para mí. Volví a acercarme a él y le di la hoja quedándome delante de él- Ten, te lo he apuntado para que lo puedas decir y si no te aclaras o no te entiendes se lo muestras y ya está ¿vale? –Lo miré esperando que asintiera- por cierto, también te he apuntado algún que otro artículo… femenino –sonreí de lado esperando ver la cara que se quedaba y luego me eché a reír entre risas negando con la cabeza- ¡Es broma! Solamente quería ver la cara que se te había quedado cuando te lo he dicho –vi que se iba a poner la camisa y lo paré cogiéndolo del brazo y acercándolo a mí. Mí vista se fijó en la herida de nuevo y vi que, por fin, tenía mejor aspecto- intenta que no te den golpes ahí ¿vale? Parece que va por buen camino y que empieza curar, hoy no la taparé a ver cómo evoluciona –me crucé de brazos y lo miré de forma fija- ¿de verdad vas a dejarme sola? –No pude evitar preguntarlo y tuve que morderme el labio con fuerza, con mucha fuerza, porque quería decirle mil cosas y gritarle que por qué es diferente dejarme aquí sola, y no dejarme ir a la excavación cuando él sabía que tenía que hacerlo porque era mi trabajo también y no pensaba perderlo. Pero solo hice eso, aun cuando quería gritarle por lo que hizo en su día, por decirle que dejarme sola y que fuera sola a la excavación eran la misma maldita cosa… realmente no supe cómo me pude contener y no decirle nada, lancé un bufido sin apartar mí mirada de la suya y antes de que se moviera cogí con una de mis manos su brazo, parando todo su avance- Ubbe, puede que no nos conozcamos bien desde hace muchos días pero… sé que hay algo que te preocupa, tú rostro te delata y tú tono también –podía sentir su mirada puesta en la mía- es lo que tiene convivir todo el día con una persona y yo soy bastante curiosa y me fijo bastante en las cosas –bajé mí mano y también mí vista hacia la pulsera que le había regalado la pasada noche acariciándola con mis dedos- sé que hay algo que te preocupa, no intentes negármelo pero… si hay algo que pueda hacer para ayudarte me gustaría saberlo –mí mirada subió buscando la suya- Estoy aquí –le sonreí de forma leve- no lo olvides ¿vale? –Me elevé buscando sus labios con los míos en el que busqué profundizar hasta dar con su lengua y presentarle batalla. Terminé por morder su labio inferior y separarme- Compra todo lo de la lista, son cosas que necesito y sí… lo último si es un artículo femenino, pero que tú también puedes usarlo porque… sé que te gusta –reí levemente y lo miré riendo- es el jabón que utilizo, me queda poco –me excusé y ahora sí que me aparté del todo- Ten cuidado, y tranquilo… gato cuidará de mí –sonreí notando que el gato se enredaba entre mis piernas viendo como finalmente salía por la puerta y me dejaba sola en aquella casa. Lancé un suspiro y tras recoger un poco el desastre que habíamos formado la noche anterior y las cosas del desayuno me tumbé en el sofá, con un vaso de zumo al lado, cogiendo el primer cuaderno de mi madre- Bien pequeño, hora de trabajar –dije antes de enfrascarme entre sus páginas, anotando, cogiendo apuntes con hojas por toda la mesita que había delante del sofá mientras pasaban las horas y yo seguía enfrascada entre cuadernos y hojas. Una leve brisa entraba por la venta y la agradecí ante el calor que hacía aquel día en la ciudad, no supe cuánto tiempo había pasado exactamente pero ya notaba que empezaba a dolerme la espalda de la posición, así que me levanté para prepararme algo que lidiara con el calor que hacía, preguntándome dónde estaría el vikingo en esos momentos llevando de forma inconsciente mis manos al colgante del martillo de Thor.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Mar Abr 25, 2017 7:00 am

Reí al decirme que me haría una lista de cosas que comprar, no se ni para que me había ofrecido, conociéndola me haría una lista infinita que ocuparía demasiado tiempo. Enarqué una ceja al decirme que también me pediría cosas femeninas.
-Espero que sean ropa interior sexy -bromeé guiñándole un ojo.
Esta negó entre risas, posiblemente volviendo a pensar en mi espíritu insaciable, me gustaba verla feliz. Desde la fiesta, nuestra vida se había convertido en la de una pareja, una vida cotidiana que a ambos nos plagaba de felicidad.
Nos picábamos constantemente, eso no había cambiado, pero lejos de tener férreas discusiones que no nos llevaban a nada, ahora eran simplemente divertidas bromas que siempre acababan con nuestros labios buscándose y con la risa del uno impactando en la del otro.

Me aseguró que había un lugar de culto algo místico donde quizás podría encontrar lo que necesitaba, oráculos. Claro que no tardó en pensar algo en lo que yo no había ni caído ¿como iba a hablar con esas mujeres si yo no tenia ni idea de hablar el idioma de Egipto.
Se ofreció para acompañarme, mi gesto cambio, no quería que viniera pues sabia que en la conversación que pudiera mantener con ellas o con la misma licantropa si daba con ella, podrían desvelarse ciertas cosas, cosas que romperían esto que teníamos.
Esa mujer estaba despechada y tarde o temprano nos la encontraríamos, seria un peligro para Nai, ella la quería muerta y se que lo intentaría aunque eso tampoco fuera lo que le interesaba al rey del norte.

Nai acortó la distancia que nos separaba, creo que leía a la perfección mi turbia y preocupada mirada.
En un momento me escribió esa lista que a decir verdad no era tan larga como yo creía y donde estaba apuntada la cerveza que yo necesitaba como el agua para aguantar esos días tranquilos.
-Podemos alimentarnos de cerveza y de tu cuerpo sobre la mesa ¿que te parece? -bromeé guiñándole un ojo.

Sus dedos se pasearon por mi herida, estaba mejor, cerrando, no había supurado y vi como la sonrisa se mostraba en su rostro al ver su aspecto, ojos que brillaron alzándose de esta hasta mis azules.
“intenta que no te den golpes ahí”
Sabia de sobra que no iba solo a hacer la compra y aun así me permitía ir. La mire sorprendido, con los ojos entrecerrados mientras seguía asumiendo sus palabras.
Se cruzo de brazos frente al pecho mirándome fijamente, ahí llego la siguiente pregunta “ ¿de verdad vas a dejarme sola?”
Se mordió el labio, mis ojos en su boca, atajé la distancia que nos separaba, mi aliento impacto contra estos.
-No hagas eso -le pedí sin apartar mi mirada de ellos.

Alcé la mirada al decirme que me conocía lo suficiente como para saber que algo me preocupaba, tenia razón, estaba jodido pensando que si esa mujer se cruzaba en nuestro camino podían pasar demasiadas cosas, la peor que la matara, pues se saltaría la orden del rey del norte de apresarla por despecho. Mas también sabia que podría contarle muchas cosas que me delatarían ..nada bueno podría pasar si los licantropos daban con nosotros.
Dejé escapar el aire cuando sus dedos se pasearon por mi pulsera, tenia razón, no podía dejarla sola, pero joder, estaba preocupado.
¿Y si le contaba la verdad? Si lo hacia la otra seria nuestro final y yo quería una vida con ella, pero estaba en una maldita encrucijada.

“Estoy aquí” susurró contra mis labios, mi boca se apodero de la suya, necesitada, sedienta, beso lento que le demostró mas si cabía el desazón que sentía.
Estaba perdido, quizás esa brújula que iba a tatuar en lugar de mi nombre fuera lo que necesitaba para encontrar mi camino. Cuando llegué lo tenia todo claro. “No tocar nada” ir a por la reliquia y volver al norte para ganar la guerra.
Ahora ..resoplé de nuevo, mis labios en su cuello, hundí allí mi cabeza necesitado de ese abrazo que no tardó en llegar.
Sus dedos en mi nuca, me acarició despacio, mientras yo hacia lo mismo en su cintura con el gesto tenso y los ojos cerrados.
-Volveré pronto, te lo prometo -susurré contra su piel

Sin pensármelo dos veces me largué por la puerta, nada mas cerrarla estampe allí mi espalda, cerré los ojos y apreté los puños con fuerza tratando de relajar mi agitada respiración, todo era complicado. No era sincero y sabia que eso iba a pasarme factura, pero joder, este era el plan y mis sentimientos por ella habían crecido demasiado...la quería y ahora el miedo a perderla, a perder lo que teníamos me destruía desde dentro.

Me fui a comprar lo que me había pedido, no iba a ir a la catedral, no iba a ir a buscar a nadie, cuanto menos tiempo la dejara sola, mejor.
En mi cabeza mil ideas despuntaban, desde llegar y confesarlo todo, a guardar silencio y ceñirme al plan. Me sentía vulnerable y yo no era así..
Lo que si me detuve es a beber en una taberna, necesitaba relajarme un poco, algo de alcohol no me vendría mal para que las voces de mi interior cesaran ya.
No dejaba de pensar, darle vueltas a todo y el alcohol me ayudaría a dejar de hacerlo.

Cuando llegué apenas podía acertar la llave en el bombin, reí por el estado en el que llegaba, algo me decía que iba a ganarme una buena bronca, pero necesitaba dejar de pensar y este era el único modo de hacerlo.
Por fin logre abrir la puerta, ostia no, fue la misma egipcia la que lo hizo, sus pardos se hundieron en mis azules, guardé silencio aguantando la risa mostrandole la compra que me había pedido.
Me tambaleaba frente a sus ojos, y se que ella no entendía nada en este momento pero yo...


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Mar Abr 25, 2017 11:36 am

Mis ojos lo observaron con detenimiento esperando una respuesta que no iba a llegar por su parte, notaba sus ojos centrados de nuevo en mis labios y de nuevo un “no hagas eso” mientras acortaba la distancia y sentía su aliento contra mis labios. De verdad que no era consciente de cuando me mordía el labio y si las contara siéndolo seguramente pasarían de la docena, era algo que hacía constantemente y que al parecer llevaba de cabeza al vikingo provocándole. Sus ojos subieron a los míos esperando en vano por una respuesta, de verdad que no veía la maldita diferencia entre dejarme sola en casa o dejar que fuera sola a la excavación… ¿no era lo mismo? Si me encontraban allí estaba perdida, y si me encontraban aquí también lo estaba. Para mí no había diferencia alguna pero al parecer lo que más le había dolido y jodido al vikingo fue que desobedeciera su orden, pero es que no sentía que fuera mí dueño para hacerle caso y prohibirme las cosas no iba para nada conmigo.

Sus labios en cambio buscaron los míos cuando le dije que estaba ahí, con él, con su mirada puesta en la mía. Un beso que de forma inconfundible me hizo saber cómo estaba el vikingo por dentro y lo que expresaba por fuera, mis manos se apoyaron en su pecho dejándome llevar por el beso para luego sentir su aliento en mí cuello y cómo dejaba ahí la cabeza. Se me hacía raro verlo de esa forma, tan preocupado hasta ese nivel y me fastidiaba un poco no saber qué le pasaba o si podía hacer algo por ayudarle. Mi mano se perdió por su espalda y la otra la dejé en su nuca enredando de forma leve su pelo con mis dedos dejando que me abrazara de vuelta, sintiendo su respiración calentar mi piel y sus manos acariciar mí cintura.

Ahora era él quien parecía necesitar que de alguna forma le “consolaran” o le hicieran saber que estaba ahí y así me quedé hasta que se separó no sin antes de decirme que volvería pronto a modo de promesa. Dejé que se marchara siguiéndolo con la mirada sin poder evitar sentirme un poco preocupada, no sabía lo que le pasaba por la cabeza, no sabía qué le perturbaba pero el hecho de que no pudiera decírmelo le daba más importancia al asunto. Quizás es que no quería preocuparme en demasía pero yo no podía evitarlo no hacerlo mientras observaba la puerta cerrada por donde se había ido y donde me había dejado a solas de nuevo en aquella casa. Lancé un suspiro y decidí recoger un poco el lugar así como las cosas del desayuno y me puse a mirar los cuadernos, con un vaso de zumo, tumbada en el sofá.

Debía de concederle a mí madre el trabajo tan minucioso, conciso y preciso que había hecho en esos cuadernos y entendí por qué los había escondido de esa manera. Aunque tenerlos en mis manos me daba algo de nostalgia sin que pudiera evitarlo, toqué el medallón de mi cuello y suspiré, más preguntas que no tenían respuesta acudían a mí mente sin saber por qué nos lo había ocultado, por qué no nos había dicho nada y a mí me había ido dejando pistas de forma inconsciente cuando era pequeña. Como si supiera que en algún momento aquello podía ser peligroso y quisiera que yo siguiera con su legado… era todo tan confuso que decidí sumergirme entre las páginas para no pensar demasiado, ni en el vikingo que se había ido y que tenía preocupada, ni en las miles de preguntas que acudían a mi mente por lo de mí madre.



No sabía cuánto tiempo había pasado y llevaba ya un par de hojas de anotaciones mientras revisaba los cuadernos, no era nada fácil porque parecía que mí madre lo había hecho de forma que fuera algo complicado y no te daba directamente o te decía cómo leer el mensaje cifrado de los papiros, papiros que por cierto sí nombraba aunque no especificaba lo que eran o qué había en ellos… todo era demasiado misterioso. Me levanté del sofá y fui hasta la cocina para servirme otro zumo de nuevo, me dolía la espalda y el cuello de estar encorvada y aproveché para pasearme un poco por la estancia estirando mí cuerpo por las horas que había pasado frente a los cuadernos. Cuando dejé el vaso de zumo en la mesa e iba a ponerme de nuevo pensando en pedirle un masaje al vikingo cuando volviera, oí ruidos en la puerta que desviaron mí atención hacia esta.

Enarqué una ceja cuando pensé que la puerta se abriría dejándome ver al vikingo entrando de nuevo por ella y no pude evitar poner una leve sonrisa levantándome, pero conforme fueron pasando los segundos llegando incluso hasta pasado el minuto y ver que no la habría lancé un suspiro y terminé por ser yo quien abriera la puerta, ya que por el ruido que estaba oyendo era él que no podía abrir la puerta y meter la llevaba en la cerradura. Cuando abrí esta me pude encontrar con la imagen de él frente a mí, la llave en la mano, la risa que tenía delatadora del estado en que llegaba, mis ojos subieron a los suyos notando cómo intentaba aguantarse la risa y me enseñó la bolsa como si aquello fuera a librarlo del cabreo que comenzaba a tener en ese momento. Mis ojos lo fulminaron con fuerza y fruncí el ceño en total desacuerdo por lo que estaba viendo, esperé a que pasara sin decirle nada y cerré la puerta cuando entró dando un portazo dejándole en claro, por si no se había dado cuenta, de que estaba molesta y enfadada.


-¿Se puede saber por qué has tardado tanto? Joder, estaba preocupada ¿sabes? –Le quité la bolsa de las manos dejándola sobre el banco de la cocina y apoyé mí cadera contra este, cruzándome de brazos, molesta, cabreada y enfadada por cómo había vuelto tras aquellas horas en las que me había dejado a solas- ¿Eso es lo que necesitabas hacer con tanta urgencia… emborracharte? Por Ra –exhalé sulfurada porque pensaba que había sido algo más grave e importante por lo que se había ido así, y al final aparecía borracho que ni siquiera había podido abrir la puerta y tuve que hacerlo yo- Para esto si podías dejarme sola, ¿no Ubbe? Pero para ir a la excavación cuando sabías que tenía que ir porque es mi trabajo –recalqué esas palabras, para que las tuviera bien presentes- para eso no, porque no te había hecho caso y había desobedecido tú orden, ¿me equivoco? Y claro, es que ni siquiera tengo voluntad para decir qué hacer o qué no puedo hacer –al final lo terminé diciendo, porque me había sentado sobradamente mal la inconcluencia de ambas cosas en las que no le veía sentido a ninguna- ¿Te has divertido? ¿Has encontrado lo que querías? Me alegro –escupí de forma cínica, mordaz, fría… ni siquiera permanecí más en el lugar y me alejé bordeándolo sin siquiera querer rozarlo para nada dirigiéndome de nuevo hacia ese sofá en donde había pasado las últimas horas sentada- porque mientras tú estabas bebiendo yo en cambio estaba intentando hacer avances con los cuadernos para descifrar tus malditos papiros, ah, ¡y sola! –le dije aposta recalcando la palabra- cuando es algo que te conviene enteramente a ti y que es para… ni siquiera sé para qué es esa maldita reliquia que estás buscando –gesticulé sentándome de nuevo en el sofá tras decirle aquello. En ese momento no quería verle, no me apetecía tenerlo de esa forma delante de mí cuando había estado preocupada todo ese tiempo mientras intentaba averiguar cómo leer los papiros. Y ni siquiera sabía por qué me enfadaba tanto, o por qué me había sentido preocupada por él… pero así habían sido las cosas- Ni te acerques, Ubbe –le advertí fulminándolo con la mirada, cabreada con él, cabreada conmigo misma sin saber por qué lo estaba tanto- tengo que seguir con esto y necesito estar tranquila… cosa que, ahora mismo, no lo estoy –podía sentir que apretaba con tanta fuerza lo que llevaba para apuntar que lo partiría de seguir apretando- Ahora sí que necesito estar sola –y juraba que como no me hiciera caso haría lo que fuera por conseguirlo, y si eso significaba que tenía que irme fuera de esa casa… lo haría.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Mar Abr 25, 2017 1:30 pm

Sus ojos pardos centelleaban, podía ver en ellos las llamas del fuego bailar, ni una palabra cuando pasé por su lado solo un sonoro portazo cuando atravesé la puerta.
Mordí mis labios aguantando la risa, me sentía como cuando volvía en ese estado a casa y mi madre me esperaba con la misma cara que Nai ahora, claro que en ese entonces era un crio, luego se acostumbró a que me había convertido en un hombre y era capaz de tomar mis propias decisiones.
Era absurdo mandarme a la guerra a morir y no permitirme volver borracho tras celebrar que había burlado a la parca ¿no?

Claro que esta situación era bien distinta, no era una celebración la que me había llevado a este estado ,es solo que Nai desconocía mis motivos y yo por muy ebrio que estuviera no se los pensaba contar.
Me tocaría aguantar el chaparron de esa mujer que por como me miraba y se cruzaba de brazos algo me decía que se convertiría en tempestad.
Alcé mi turbia mirada hacia sus ojos y extendí la mano para tomar su brazo orillandola a mi cuerpo, necesitaba su calor, su piel contra la mía y su boca saciando mi desazón, mas nada de eso encontré, solo el quiebro de su cuerpo y mi mano vacía volviendo a un lateral de mi cuerpo.

Tragué saliva sin dejar de mirarla, tenia razón pero..lo necesitaba..necesitaba dejar de pensar, dejar de sentirme culpable por este engaño.
Ella creía estar conociendo a un hombre distinto, uno con el que las cosas fluían, esos, caricias, cómplices de nuestras vidas y yo consciente de que era una burda mentira.
En este mundo ni siquiera existía, maldita sea, la quería, y no sabia como diablos hacer las cosas pues el futuro era mi hogar, pero...

“¿Eso es lo que necesitabas hacer? -preguntó desesperada.
Me limité a asentir, aunque en mi foro interno las palabras salían rugiendo por mi garganta un si, que desafiaba sus tormentas, “si porque te quiero maldita egipcia”
Mas no hablé solo callé y seguí escuchando en silencio mientras buscaba la pared para apoyar mi espalda y dejar que la habitación dejara de moverse frente a mi cuerpo.
“Para eso si podías dejarme sola”
-Vamos, no hagas de esto un mundo, vale, he bebido, pero estas a salvo -señalé hacia la puerta -estaba en frente, en la taberna de enfrente -alegué en mi defensa enredando las palabras.

Sabia que no tenia razón, que habia estado preocupada por mi ausencia, es mas que le había prometido no tardar, pero lo necesitaba, lo necesitaba y no iba a disculparme por ello.
“había desobedecido tu orden”
Era cierto no me gustaba que nadie quebrara mi voluntad, era el general de un ejercito, estaba acostumbrado a mandar, mi palabra era lo que podía separar al grupo de la victoria o la derrota.
-No es eso Nai -le aseguré -no era solo tu desobediencia, si no el peligro que corriste por no obedecer -aseguré de nuevo luchando por mantener los ojos abiertos.
-Ven -le pedí necesitado de ella.

Negó, podía ver el reproche en su mirada y ahí vino sus siguientes palabras, afiladas, mordaces que escupió llena de dolor.
“¿Has encontrado lo que buscabas?”
-Solo el culo de una botella de bourbon, no ha habido una mujer si a eso es a lo que te refieres, solo tu -le aseguré, mas algo me decía que no creía mis palabras, la había traicionado y no sabia aun Naitiri hasta que punto lo había hecho.

Me dejé caer derrotado contra la pared, no tenia ni idea de hasta que maldito punto llegaban mis mentiras, pero algo me decía que algún día lo descubriría.
Tentado de decirlo guardé de nuevo silencio, incapaz de enfrentarme ahora mismo a su desprecio.
Mis ojos siguieron su cuerpo hacia el sofá, allí se dejo caer con ese gesto de decepción, ira e incredibilidad.
Siguió hablando de lo que ella a diferencia de mi había estado haciendo toda la tarde, descifrar esos diarios para una guerra que no era suya y que razón tenia.
-¡Pues vete! -rugí me acerqué a la puerta y la abrí de par en par -¡eres libre ya no eres mi maldita prisionera, me las arreglaré sin ti, vete!

Ni me miró, solo me dijo que no me acercara a ella y volvió a enfrascarse en los diarios de su madre.
Apretaba el lápiz en su mano como si fuera un puñal, sabia lo que era la ira y sabia que no debía acercarme pero...
Cerré la puerta y tambaleándome camine hacia ella, mi padre dijo una vez a mi madre que cuando menos lo mereciera era cuando mas la necesitaría, nunca entendí el significado de esas palabras hasta ese momento.
Me dejé caer en le sofá a su lado, apestaba a alcohol, pero aun así y sabiendo que posiblemente me rechazaría la busque.

Estiré mi mano afianzando su brazo y tiré de este con suavidad casi rogando pero sin hacerlo con palabras que se dejara llevar y buscara mi regazo.
-Nai, estaba en frente, no iba a dejar que nada te hiciera daño -traté de justificarme aun sabiendo que no era ese le problema, que no era ese le motivo de porque estaba así.

Perdí mis ojos vidriosos en sus pardos esperando que moviera su cuerpo sobre el mio.


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Mensaje por Naitiri Zahir Mar Abr 25, 2017 8:10 pm

Mis ojos lo contemplaron con rabia cuando entró por la puerta viéndolo de esa manera y de esa forma, hacía horas que se había ido a comprar las cosas y me volvía tan borracho que ni siquiera había sido capaz de abrir por él mismo la puerta de la casa, tenía que haber ido yo a abrirle para que entrara dejando un portazo para que supiera que estaba bastante cabreada con él, y eso que todavía no me había dicho nada pero en el momento en que abriera la boca… no sabía si iba a ser capaz de contenerme y dejar que los demonios me llevaran. Y encima me había enseñado la bolsa de la compra como si eso fuera a aplacar la furia que sentía en ese mismo momento, como si eso escudara todo y tuviera que olvidar o pasar por alto el estado en el que estaba. Lo conocía, sabía que no solo se había bebido un par de jarras porque para estar en ese estado habría tenido que beber muchas más jarras y eso era algo que había visto con mis propios ojos, así que se habría tirado seguramente la mayor parte de todas esas horas bebiendo… mientras yo permanecía sola, y preocupada.

Dejé la bolsa encima del banco de la cocina y lo miré cruzándome de brazos, no pude evitarlo y antes de querer controlarme ya le estaba preguntando y ya había abierto la boca, pero es que todavía no me podía creer del todo que estuviera en ese estado, él solo se limitó a asentir dándome a entender que había salido precisamente a eso; emborracharse. Y yo preocupada porque le pudiera haber pasado algo a ese maldito vikingo, aquí encerrada sin saber nada. ¿Qué no hiciera un mundo de esto? Y lo decía tan tranquilo como si no pasara nada, casi no entendí lo que dijo pero con alegar que estaba a salvo era más que suficiente. Pero sin embargo, ir sola a la excavación no era estar a salvo porque a él se le había metido entre ceja y ceja y, como era un mandón, tenía que obedecer todas y cada una de sus palabras y de sus órdenes.



-¡¿Pero qué peligro?! –Estallé sin poder evitarlo- Admítelo, te dolió en ese orgullo de macho dominante que tienes el que no te hiciera caso y el que me fuera sin decirte nada, peor aún, sin tú permiso… no intentes negármelo Ubbe, ambos sabemos que fue exactamente eso lo que más te dolió de todo –volví a decirle enfadada, lo que él no entendía era que si me lo hubiera pedido de otra forma, de otra manera yo quizás habría cedido o hubiera venido conmigo de primeras… era mí trabajo, no iba ni voy a dejarlo de lado con lo que me había costado poder conseguirlo- ¿No era “solo” mi desobediencia? Así que lo admites –lo fulminé con la mirada sintiendo como la ira poco a poco crecía en mí interior, llena de rabia y cabreada como el mismo infierno por lo que estaba pasando y lo que me estaba diciendo. “Ven” fue lo que dijo, ¿qué fuera? Negué con la cabeza negándome a acercarme a él en esos momentos en los que lo único que quería era poner distancia entre ambos, ante mí siguiente pregunta afirmó que había estado bebiendo aunque realmente… no lo terminé de creer y no hice comentario alguno, simplemente lo esquivé cuando pasé por su lado sin rozarse dirigiéndome al sofá, dejándole en claro que lo que había estado haciendo era descifrar unos cuadernos para poder saber lo que decían esos papiros que él me había llevado y que, la verdad, era él quien más lo necesitaba.

Él se apoyó contra la pared mientras yo seguía, ahora que había empezado no podía parar y todo lo que tenía dentro con respecto a esa situación lo solté, le dije que el mayor interesado en esos papiros era él porque a mí no me tocaba nada en absoluto y pareció que él también estalló porque se acercó hacia la puerta y la abrió alegando que me fuera y que ya no era su prisionera, que se arreglaría sin mí… y aquello volvió a cabrearme de nuevo. ¿Qué no era su prisionera? ¡Pero quién se había creído que era! No era la prisionera de nadie, ya lo había sido durante muchos años de mí vida y me juré que no volvería a serlo de nadie, que prefería morir antes de dejar que manejaran mi vida como si fuera un títere sin voz ni voto, sin voluntad alguna que me hiciera ser dueña de todo… no, no se lo iba a consentir y ya me estaba cansando su actitud y que se pensara que, a esas alturas, podría ser su esclava o su prisionera, lo mismo era para mí… antes prefería la muerta que pasar por eso de nuevo.


-¡No soy tú maldita prisionera! –Le grité lanzándole el cojín que tenía al lado y que le dio de lleno en el pecho aunque sabía que eso no iba a hacerle daño alguno, pero la rabia con la que lo había tirado al menos hizo un poco de efecto… pero tenía mucha más acumulada en mí interior y después de oírle mucho más- ¡Quítate eso de la maldita cabeza! No he sido tú prisionera en ningún instante, y de haberlo sido, jamás te habría curado como lo hice. ¿Crees que una prisionera te curaría la noche que llegamos, o cuando esos malditos licántropos fueron a por ti, o cuando fuiste a por la maldita corona? ¡No! De haber sido tú prisionera no me habría acostado contigo, ni te habría llevado a ver la fiesta de la ofrenda de anoche –le volví a lanzar otro cojín con rabia, cabreada, enfadada con él porque todavía me considerara de esa forma- De haberlo sido me habría largado cuando me fui a la excavación, ¿crees que no me habría largado de haber sido así? ¡Lo habría hecho! Y no podrías ni haberme encontrado, habría cogido el primer barco a otra ciudad y jamás habrías dado conmigo de nuevo… no te equivoques Ubbe, si no me fui fue porque… -me callé, mordiéndome el labio sin saber exactamente por qué me había quedado y no me había ido cuando tuve la oportunidad. “Bien Nai, sigue por ese camino” la voz en mí cabeza me instaba a que siguiera por ese camino y yo… es que no sabía exactamente por dónde tenía que seguir. Podía haberme ido, podría haber dejado que muriera y sin embargo no lo había hecho, eso no casaba conforme era yo. Pero, ¿por qué me enfadaba tanto? ¿Por qué me molestaba tanto? Él para mí no era nadie, hacía dos semanas escasas que lo había conocido y había irrumpido en mi vida poniéndola patas arriba, dándole un giro por completo… lo admitía, eso era algo que ya sabía y había disfrutado aunque no todos esos días, pero sí los suficientes como para haber superado todos los del año pasado. Miré hacia otro lado centrándome de nuevo en los cuadernos negándome a aceptar que fuera por otro motivo que no sea el que mí madre empezó aquello y yo lo terminaría. ¿De verdad me importaba ese vikingo? Y de hacerlo, ¿por qué me importaba?

Le dije que no se acercara en esos momentos no me apetecía tenerlo cerca y necesitaba centrarme en los cuadernos, con él cerca no iba a estar tranquila y era lo que más necesitaba en esos momentos. Si se iba pensaría con claridad y despejaría mí mente, si se quedaba yo misma sería la que se fuera lejos de él durante un tiempo… el suficiente como para despejar mi mente de todos aquellos pensamientos, de cosas en las que no quería siquiera pensar y dejar que todo el cabreo que llevaba encima, sumado con todo lo demás… desapareciera. Pero claro, el vikingo es que si le decía que “no” era sí y lo mismo al revés, le había dicho que no se acercara y ¿él que hacía? Acercarse aun cuando no quería tenerlo cerca de mí, no cuando sentía que el lápiz que llevaba en mí mano se iba a partir de la fuerza que estaba ejerciendo.

Se dejó caer a mí lado mientras yo intentaba ignorarlo a ver si así se daba por vencido y se iba captando que no lo quería cerca, pero sin embargo podía sentir su mirada puesta en mí y fue cuando su mano se acercó hasta mí brazo, cogiéndolo con delicadeza, tirando hacia él para que me acercara a su cuerpo en un ruego y en una súplica que aunque fue muda pude sentir como me lo pedía con todas sus fuerzas. Ni siquiera lo miré mientras tiraba de mí sentado a mí lado en el sofá, juraba que no sabía qué hacer con aquel vikingo que me sacaba de mis casillas, con comportamientos tan diferentes y opuestos que me volvía loca haciéndome pensar y sentir cosas que… Mi mirada lo buscó cuando dijo que había estado enfrente todo el rato, procurando que no me pasara nada. Abrí la boca mientras asimilaba esas palabras y finalmente el lápiz quedó roto sin saber muy bien cómo lo había hecho, se pudo escuchar justo el momento en el que se partió y fue entonces que lo fulminé con la mirada para asestarle un golpe en el pecho con toda la fuerza que pude y que tenía, molesta, cabreada, dolida.


-¡¿Estabas enfrente todo el maldito tiempo?! –Mí tono era bajo, afilado, muy afiliado en verdad y me entraron ganas de matarlo ante su confesión y el saber donde había estado todo el tiempo- Eres un maldito hijo de puta –le dije con rabia en la voz- ¿Por qué no pudiste entrar para decirme que estabas enfrente, eh? –Le di otro golpe en el pecho- Estabas ahí… justo enfrente bebiendo en la maldita taberna… y yo aquí sola estudiando los cuadernos, durante horas, preocupada porque habías dicho que no ibas a tardar pensando que quizás te habría pasado algo… ¡y tú estabas ahí enfrente! –le volví a dar otro golpe, creo que eso me había cabreado más que cualquier otra cosa- ¿No paraste a pensar por un momento en decírmelo, en hacerme saber que estabas ahí? Joder Ubbe… ¿y si hubiera pasado algo qué, es que no piensas las malditas cosas? –Volví a darle otro golpe- Solo por beber… ¡pues haber comprado un barril entero y haberlo traído aquí para beber! –Gruñí intentando zafarme del agarre de su brazo- Podrían haber entrado por la ventana y yo no enterarme, podrían haberme llevado con ellos, o matarme o… -me callé observando con mis ojos los suyos, vidriosos, necesitado porque fuera hasta él, perdido… dejé de moverme contra él al verlo de esa forma, más vulnerable que nunca, como si quisiera hallar unas palabras que no encontrara y yo solo fuera esa brújula que él necesitaba para orientarse. Mis ojos también estaban vidriosos, llena de furia, cabreada en el extremo con aquel hombre que me había tenido preocupada todo aquel tiempo en el que había tardado demasiado en volver. Cerré los ojos unos segundos y lancé un suspiro para volver a mirarlo- Estaba muy preocupada Ubbe… dijiste que no ibas a tardar y ya han pasado varias horas desde entonces, no sabía si te habían cogido los lobos, o te había pasado o… no lo sé –dije mirándolo dejando que su agarre sobre mí siguiera aunque fuera de forma leve que dejé que me acercara contra su cuerpo, pegando estos notando su rostro hundirse en mí cuello y rodeando mi espalda y mi cintura con sus brazos- te fuiste de esa forma en la que no me dijiste nada pero sabía que pasaba algo, estaba preocupada y luego encuentro que vienes así, de esta forma y… ¿entiendes por qué me enfado contigo? –Pregunté rodeando su cuello dejando que se refugiara en mí cuerpo como si fuera algo que necesitara hacer, notando su respiración irregular dando en la piel de mí cuello, no se movía, solo permanecía así y yo le dejé hacer soltando un suspiro y recorriendo su espalda y ahora su pelo con una de mis manos- No vuelvas a hacerlo, por favor… no creo que pueda soportarlo otra vez, soy consciente de que nos buscan y no solo simples humanos. No vuelvas a darme un susto así, maldito cabezota –dije antes de que se separara lo justo para coger mi rostro con una de sus manos y acortar la distancia besándome, lento, necesitado y casi desesperado, temeroso por algo que desconocía y que no lograba comprender. Sabía al bourbon que había estado bebiendo pero aun así no me aparté y lo besé de igual forma, solo cuando se separó no lo hizo del todo sino que dejó sus labios sobre los míos, acariciándolos, rozándolos, notando su respiración cálida dar contra estos- Podrías compensarlo dándome un masaje en la espalda, me duele horrores –dije observándolo queriendo cambiar el ambiente que había dando paso a otro, ya le había dicho que no me gustaba discutir.
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Mensaje por Ubbe Cannif Miér Abr 26, 2017 7:39 am

Tenso mi gesto cuando sus puños golpearon cargados de ira mi pecho, mis ojos turbios la buscaban tratando de que entendiera que no era este el momento, claro que ella no era capaz de leer en ellos.
Estaba rabiosa, y sus palabras no hacían mas que demostrarme con cada silaba que así era.
Estaba frente a su casa, nada iba a pesarla, vale que estaba muy borracho, pero no era la primera maldita vez que luchaba en este estado, la hubiera protegido si algo se hubiera acercado ¿no lo había hecho siempre?
Daría mi vida por la suya sin tan siquiera pensarlo y puede que no entendiera el porque de este estado pero necesitaba dejar de pensar o me volvería loco.
Las dudas me asolaban dejándome en un desierto en el que no había oasis del que beber, ni puta brújula que seguir, me seria perdido en una tormenta de arena, donde cada paso lejos de hacer que me encontrara, me perdía inevitablemente mas entre la dorada arena.

Cerré los ojos mareado, de nada servían sus reproches en ese maldito momento en el que necesitaba su cuerpo contra el mio, vale, no lo merecía, pero eso no implicaba que no fuera exactamente lo único que me calmaría.
Dejé escapar el aire de forma pesada sin aflojar mi agarre, tiraba sutilmente de ella, esperando que dejara de pegarme y me mirara ¡maldita sea, mírame casi supliqué buscando sus pardo.
Pero sus labios seguían diciendo verdades como puños, era cierto, pude haber avisado, pude haber bebido allí, pero el problema es que necesitaba estar solo, necesitaba dejar de pensar en la dura realidad que ni me atrevía a reconocerme a mi mismo.

Unos segundos de silencio en los que sus tempestades buscaron mi vidriosa mirada, sus ojos también brillaban y en silencio ellos se hablaron lo que nosotros no acertábamos a decir con palabras.
-lo se, se que estabas preocupada -mis palabras seguían enredadas, pero mi mano no perdía fuerza contra su antebrazo pidiendo que me abrazara en un silencioso idioma.
-necesitaba...esto -dije sin mas, derrotado ,perdido y mis ojos bajaron hasta mi mano que tiraba de ella todavía.
La pulsera acariciaba mi piel gritándome lo idiota que había sido pero si ella estuviera en mi lugar, en mi infierno personal, no creo que me reprochara nada de lo ocurrido.

Me había enamorado de ella, quizás vine enamorado de la Nai del futuro, ahora me debatía entre dos mundos y me era imposible encontrar mi maldito sitio.
Eso por no decir que Nai desconocía mi procedencia ,ella creía que era un hombre venido del norte, sabia la verdad a medias pero cuando lo descubriera, para ella seria un traidor, un hombre que como muchos otros la había mentido, engañado y finalmente abandonado si decidía regresar a mi tiempo real.

Estaba a punto de explotar, tentado de levantarme, no podía mas, alce la cabeza hacia atrás para no enfrentar sus ojos, mirando el techo para evitar romperme. Yo era un guerrero, no me rompía.
Se dejo atraer, lento, cálido su cuerpo contra el mio, hundí allí mi cabeza, mi nariz acarició su piel, olía tan bien, cerré los ojos escuchando sus palabras, labios que entreabiertos besaron el hueco entre cuello y hombro.
Mis brazos rodearon su cintura afianzándose en su espalda, tratando de redimir mis actos con el roce de mi entrecortada respiración.
-Si, lo entiendo -respondí sin apartarme un ápice de aquel templo al que le estaba rindiendo sin ella percatarse el sacrificio de mis sentimientos -lo entiendo -susurré de nuevo parco en palabras como siempre.

Sus dedos se perdieron ágiles en mi cuelo, como si tratara de sosegar la tormenta que sabia que me recorría por dentro, estaba a la deriva, como un barco que sin timón se deja llevar por la marea y que inexorablemente las rocas lo esperan.
Me separé lo necesario para tomar su rostro, en sus pardos podía encontrar el ancla que necesitaba para atracar en puerto.
Sus labios el faro que tras sus palabras, esas que me instaban a no repetir mis actos de nuevo, tome despacio.
Un beso lento, húmedo, prolongado en el tiempo y muy necesitado.
Mi respiración se torno pesada al sentir el calor que ella en mi provocaba, jadeé buscando con mis manso el movimiento de sus caderas sobre mi abultado miembro.
No sabia solucionar los problemas de otro modo, era un hombre caotico, el alcohol y el sexo era mi vía de escape.
Mi frente contra la ajena, apenas un segundo que me permitió tomar aire antes de volver a colisionar con esa boca que entreabierta me acogía conocedora de la necesidad de ella que tenia.
-¿Un masaje? -enarqué una ceja sonriendo contra sus labios, la tempestad había pasado y ahora solo estábamos ella y yo frente a frente. No quería pensar, solo disfrutar de los efímeros instantes que pudiera antes de que chocara con la brutal realidad.

Mis dedos se perdieron por debajo de su camisa, tiré de esta para sacarla por su cabeza. Mis ojos se perdieron un instante en lo ajenos, nuestro aliento se encontró frente a nuestros labios entreabiertos.
-Túmbate -pedí evidentemente excitado -no se hacer masajes, suelo recibirlos, pero...-ladeé la sonrisa empujándola con mi mano para que cayera en el sofá. Ambos nos reímos al unisono.
Me alcé ligeramente pasando cada rodilla por una parte de su cuerpo, mis ojos buscaron los suyos alzando las cejas de forma picara antes de sumergir mi boca entre sus pechos. Lamí el valle de aguas claras que corría entre sus montañas, ascendí con mis dientes por  la escarpada montaña, deteniéndome para depositar suaves besos, que morían en jadeos roncos tal y como seguía ascendiendo.
Mis manso afianzaron las bases, pegándolas para unir las cúspides, mi boca sentencio sus erguidos pezones que como brasas calcinaban mi lengua. Me convertí en el combustible que necesitaban para hacernos arder de nuevo.
-Te deseo -gemí contra estos, alzándome de nuevo para buscar sus labios, enredarme en el oasis de paz de esa lengua capaz de arrasar toda preocupación. Mi masculinidad se hundía en su sexo aun cubierto con ropa, provocando incinerantes embestidas que mostraban lo que quería en ese instante, perderme en su interior, saciarme, desquitarme, calmarme, no sabia hacerlo de otro modo.
-Te qui... te necesito -susurré contra su cuello.


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Miér Abr 26, 2017 1:31 pm

Sabía que muchas veces lo que más se necesitaba en momentos como ese era precisamente lo que estaba haciendo con él: un abrazo. Sabía por experiencia propia que un abrazo podía cambiarlo todo, desde juntar las partes más rotas de las personas y que podía ser la medicina para muchos dolores… algo que sabía muy bien, algo que sentía que él necesitaba y yo en esos momentos… fui incapaz de no dárselo. Parecía tan… perdido, roto, como si tuviera un debate interno del cual no sabía por qué era o sobre qué y ni él mismo sabía cuál era el bando ganador. Supe que era lo que más necesitaba cuando su rostro se hundió en mí cuello en cuanto mí cuerpo cedió ante el suyo, podía notar la respiración dar contra mí piel y sus brazos rodeando mí cintura subiendo hasta mi espalda pegándome a él como si eso fuera posible, sentía su pecho contra el mío subiendo y bajando intentando regular su respiración a la mía, mientras una de mis manos se quedaba en su nuca y en su pelo y la otra recorría lo ancha que era su espalda.

Su nariz acariciaba el lugar dejando una leve caricia notando los besos que dejaba sobre mí piel mientras yo le hablaba sin saber si me estaba escuchando o no realmente, pero asintió con la cabeza y luego me dijo que sí, que entendía por qué me había enfadado y no me reprochaba nada pero ¿cómo iba a hacerlo? Había estado muy preocupada por él al tardar tanto en volver y encima, para colmo de todo, es que había estado enfrente bebiendo. Se podría haber ahorrado todo esto si me lo hubiera dicho, no le iba a impedir que se fuera a beber si era lo que necesitaba pero… ¿tanto costaba decirme “Nai, estoy enfrente”? No dijo mucho más, volvió a repetir que lo entendía sin apartarse ni un ápice de mí o de mi piel que él ahora acariciaba o besaba.

Lancé un suspiro dejando que se calmara un poco porque aunque quería preguntarle qué le pasaba para que estuviera así de esa forma sabía, de sobra además, que no me iba a responder como llevaba haciendo con otras tantas preguntas que se habían quedado en el aire. Simplemente me limité a abrazarlo, a sentirlo pegado a mí cuerpo y dejar que me acariciara mientras mis manos intentaban calmarlo poco a poco de ese estado en el que estaba. Ya le había dicho que no me gustaba discutir, de verdad que no me gustaba en absoluto, sacaba lo peor de mí y era algo que odiaba porque no solía ser así. Sí, tenía carácter… un carácter endemoniado muchas veces pero cuando me enfadaba es que no era yo, y no me gustaba. Pero es que había sido la gota que colmaba el vaso y más cuando supe que había estado a pocos metros de mí todo el tiempo y yo sin saberlo, preocupada por ese hombre sin saber realmente por qué me preocupaba tanto.

Se separó tras decirle que no volviera a hacerlo de nuevo notando que cogía mí rostro entre sus manos, nuestros ojos se contemplaron durante unos instantes en los que nos miramos de forma fija, hablando sin hablar con ellos, para luego acortar la distancia entre mí rostro y finalmente besarme. Lento, pausado, necesitado. Al menos es lo que sentí cuando me besó, como si fuera lo que había necesitado desde un principio y no lo había obtenido y ahora no quería que se le escapara. Sus manos bajaron a mis caderas y me pegaron a su miembro en un jadeo que escapó de sus labios, notando cómo estaba de excitado y ahora su miembro presionaba el centro de mí cuerpo.

No supe cuánto tiempo nuestros labios se encontraron en aquel beso pero cuando se separó dejando su frente contra la mía mí respiración estaba agitada y entrecortada, buscando por aire tras separar sus labios de los míos. Volvió de nuevo a besarme esa vez en un beso más corto y le dije, intentando cambiar el ambiente que había, que me diera un masaje porque no era broma cuando le decía que me dolía la espalda de haber estado encorvada tanto tiempo estudiando y anotando cosas de los cuadernos. Sonreí de lado dejando un mordisco en su labio inferior cuando repitió mis palabras y asentí sin apartar mí rostro del suyo.



-Un masaje, sí. Ya sabes… de esos que se dan cando te duele mucho un sitio, para destensar el cuerpo… -lo miré divertida como si él no supiera a lo que me estaba refiriendo- me duele la espalda de haber estado estudiando esos cuadernos, podrías darme un masaje y quitarme el dolor –no tenía en verdad ni idea de si iba a hacerme caso o no, de si iba a darme ese masaje o iba a pasar de hacerlo cuando sentí sus dedos colarse bajo la blusa que llevaba hasta subirla con estos y quitármela para dejarme desnuda de cintura para arriba. Mis ojos lo buscaron de nuevo tras quitarme la prenda por la cabeza notando ambos alientos mezclarse, y supe que iba a darme otro tipo de masaje muy distinto al que había pedido en un principio. Me pidió que me tumbara y aseguró que él no sabía dar los masajes que siempre los había recibido, su mano en mí pecho me empujó levemente haciendo que quedara tumbada sobre el sofá, se posicionó sobre mí y nuestros ojos se buscaron de nuevo en el que él hizo un gesto que me hizo reír entre dientes, observando cómo se inclinaba hasta quedar a la altura de mí pecho, su lengua lamió con lentitud la piel que había entre mis pechos, sus dientes ahora recorrieron mis pechos dejando besos por todos lados notando su respiración entrecortada, dejando roncos jadeos en mí piel que conseguían erizar ésta a su paso. Sus manos envolvieron ambos pechos juntándolos para esa vez centrarse en mis pezones, me mordí el labio dejando escapar un jadeo de estos y arqueé mí cuerpo hacia él sin dejar de observarlo. Su lengua no dejó un hueco que recorrer provocándome pequeñas corrientes placenteras que empezaron a despertar mí cuerpo de nuevo, calentándome.

Un gemido que escapó de su boca contra mis pechos que hizo que levantara mí cadera en respuesta antes de que subiera a mí rostro y volviera a apoderarse de mis labios, su cadera no tardó en acoplarse a la mía y su miembro comenzó a rozarse en mí sexo, moviéndose contra esta, moviendo sus caderas como si estuviera en mí interior que me hizo gemir aun en el beso. Sus labios recorrieron un camino abrasador desde mis labios hasta mí cuello y mis manos le quitaron esa camisa que llevaba puesta recorriendo su pecho y su espalda. Un “te deseo” contra mí cuello que lamió, besó y mordió provocándome igual que cada movimiento de su cadera me provocaba más y más a perderme en ese calor abrasante y placentero que era cada vez que se hundía en mí interior. Siempre se había dicho que después de una pelea venía una reconciliación, pero más bien aquel hombre tenía la capacidad de envolverme en su deseo y provocar las mismas sensaciones en mí, despertando también mí deseo, haciendo que lo necesitara como ahora él me necesitaba a mí.


-Ubbe –jadeé enredando mis dedos en su pelo con mis rodillas contra su torso apretándolas por las embestidas que, sin estar en mí interior, me abrasaban a su paso notando como mí sexo palpitaba de pura necesidad, ardiente y dura necesidad de él. No entendía cómo me ponía de esa forma con apenas nada, como mi cuerpo reaccionaba ante él de esa forma sin siquiera apenas nada… éramos como las chispas de una hoguera, que cuando se encendían ardían hasta consumirse. Los dos éramos fuego y por eso era tan difícil que pudiéramos quemarnos del otro… en esos días era algo que había descubierto- Yo también… -murmuré notando que no dejaba de recorrer mí cuerpo, sus labios recorrían todo cuanto estaba a su alcance, sus manos se movían por todo mi cuerpo sin dejar de mover sus caderas contra las mías, una provocación con cada movimiento y cada roce de su miembro con mí sexo. Mis manos bajaron por el centro de su pecho hasta llegar a su pantalón, desabrochándolo y bajándolo lo justo y necesario para liberar su miembro y una de mis manos lo recorrió con mis dedos, envolviéndolo con ellos. Sus manos no tardaron en bajar hasta aquella falda y subirla enrollándola hasta mí cintura, mí ropa interior como última barrera tuvo la misma suerte que el vestido la pasada noche, nuestros labios se acariciaban, nuestras respiraciones eran erráticas y no dejamos de mirarnos mientras el deseo y la necesidad nos consumían por dentro. Rompió la ropa interior y su dedo acarició mí sexo haciendo que jadeara contra sus labios y arqueara mis caderas, notando lo mojada que estaba para ese entonces- Hazlo… -pedí mordiendo su labio inferior y tirando de él, dejando la otra mano en su nuca mientras respirábamos de forma entrecortada y eso que todavía ni siquiera habíamos empezado, presas de la necesidad, del deseo, de las ganas de perdernos en el otro- Tómame, Ubbe –pedí y no hizo falta más, un gruñido contra mis labios fue lo que me indicó que no iba a perder más tiempo y de una se hundió en mí interior, arrancándome un gemido por el placer de aquel acto notando que empezaba a moverse sin perder tiempo. Sus labios apresaron los míos y rodeé su espalda clavando mis uñas en su piel perdida entre olas de placer que me proporcionaba entre embestida y embestida. Salía del todo y volvía a meterse con fuerza en mí interior hasta el fondo, repetidas veces hasta que comenzó a moverse con más rapidez, volviéndome loca, con mí cuerpo pegado al suyo por completo.
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Mensaje por Ubbe Cannif Miér Abr 26, 2017 3:07 pm

Mi nombre escapó de sus labios como brasas del incinerante fuego que nuestros cuerpos con su fricción provocaban en nosotros.
Ella tenia la capacidad de plagarme de ganas, de hacerme arder en el infierno con tan solo buscarme con sus labios y acariciarme con ese aliento que ahora moría entrecortado en mi boca haciéndose dueña y señora de esta.

Su pecho subía y bajaba desnudo, mis ojos oscuros por la lujuria contemplaban esos pechos firmes que se alzaron cuando su cintura se arqueó y su cadera me busco en un vaivén provocativo que animaba al martillo a chocar una y otra vez contra el yunque.
Así templábamos en el norte el amor, a fuerza de fuego y acero. Jadeante me perdí de nuevo en su sabor, en su olor y en la necesidad palpable de ella de ser atravesada y mía de devastarla hasta los mas profundos cimientos de su alma.

No podía resistirme, mi boca surcaba aquel mar embravecido, no hubo ola que no tome, ni trozo de piel que no palpe, lamí o succione, ella era todo cuanto necesitaba en ese preciso momento en el que me había perdido y necesitaba encontrarme.
Ella el ancla de mi vida, en este tiempo o en el otro, era lo único que podía evitar que siguiera a la deriva.
Aseguró que me deseaba, sus rodillas contra mi pecho, solo la ropa evitaba que mis embestidas se convirtieran en algo mas placentero.

Su mano bajó por mi pecho, cada musculo en tensión se contraía con el roce de la yema de sus dedos, caricias que erizaban mi piel y que terminaron necesitadas en el botón del pantalón.
Jadeé contra su boca, suplicando que liberara mi hombría, que saciara mi sed y que me dejara devorarla para aplacar mi hambre.
Sus manso bajaron necesitadas mi pantalón lo suficiente para que mi afilada bastarda emergiera de la vaina y entre silbidos de guerra saje el aire que distanciaba nuestros cuerpo.
Mi mano tiro de su ropa interior, echa añicos cayó sobre el sofá, mi dedo palpo su humedad, estaba tan mojada que entraría con la primera embestida. Con tanta fuerza se produjo cuando sus labios suplicaron ese “ hazlo” que su cuerpo se sacudió por la violencia.

El mio entro como una bestia que emerge de las profundidades del mar, eramos dos titanes en una gesta sin igual.
Jadeos contra nuestras bocas que parecían escupir fuego y que solo se saciaban al devastar la del otro.
Su cintura se arqueaba con cada movimiento, mis dedos se hundían en la piel de sus caderas empujándola contra mi para metersela mas dentro.

Salia completamente y la empotraba de nuevo, chispas por la fricción de nuestros cuerpo, perlado sudor que empapaba cada resquicio de piel, ambos estábamos tan perdidos en el deseo en ese momento que no había consuelo para ningún brutal movimiento.
Mi mano aferró su cuello, apreté, la sentía estremecerse con mi gesto, arquearse necesitada de aire y de violencia a la vez.
Mi boca contra la suya, mi aliento su único oxigeno y mis embestidas el final de su camino.
Explotó, note como sus paredes me engullían, como palpitaban con fuerza contra mi virilidad, envolviéndola de forma salvaje, apoderándose de ella.
Aflojé en ese momento el agarre, el aire entro en sus pulmones con una necesitada bocanada que acompañó a que me sacudiera con fuerza en su interior prolongando aquel orgasmo de los dos.
Mi simiente se espacio con fuerza, arraso a su paso todo su calor hasta que me adentré mas dentro gruñendo con el ultimo coletazo que dio.

Jadeé contra su boca, mi frente en la suya, nuestras miradas eran una, me había pasado, ella no era vampiro, era consciente, pero estaba tan excitado, estaba tan perdido en su piel ,en su sabor.
Mi boca surco su cuello, acariciando con mis labios las marcas rojas de mis dedos.
-Lo siento -susurré contra estas, acariciando con mi nariz su piel en un claro arrepentimiento.

Sus dedos surcaron mi espalda, dibujando el martillo de Thor, claro ejemplo de lo que acababa de pasar en esa habitación.
Mi mirada azul busco sus pardos, vidriosa por el alcohol se paro a contemplar la belleza de esa mujer que quería mas que a mi vida, aunque no podía decírselo.
Dejé escapar el aire de forma pesada contra sus labios, no podía perderla pero algo me decía que si se enteraba de la maldita verdad, lo haría.

Me hundí en su cuello sin salir de su interior. Ladeé mi cuerpo ligeramente para no aplastarla mientras seguíamos mirándonos fijamente en silencio.
Yo porque no sabia que decir, no tenia ni idea de lo que estaba pensando ella en ese momento.
-Cuenta conmigo para hacerte un masaje siempre que lo necesites -bromeé rompiendo el silencio.
La vi negar entre risas, risa que se fundió con la mía.
El silencio volvió a reinar en la habitación, posiblemente ambos enfrascados en nuestros propios pensamientos.
-Una moneda por lo que estas pensando ahora mismo -susurré con los ojos entrecerrados fruto del cansancio y el alcohol.
Poco a poco mi cuerpo fue cediendo, mi respiración se torno pesada y por mas que intenté mantener los ojos abiertos el sopor se apoderó de mi. Enredado en su piel ,aferrándola con el brazo para que no me abandonara, así me dormí.




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Mensaje por Naitiri Zahir Miér Abr 26, 2017 7:27 pm

No sabía exactamente en qué momento me había dejado llevar por ese torrente de deseo que me había arrastrado hacia donde me encontraba en ese momento, aún no era capaz de discernir cómo es que aquel hombre podía llevarme a tal extremo con tan poco, no solo calentando mí cuerpo sino también mis ganas, unas ganas como no había sentido nunca antes, un deseo abrasador y primitivo que arrasaba con todo a su paso dejándome únicamente perdida entre su cuerpo, en las sensaciones que me producía. Se podía decir que me consideraba una mujer sexualmente activa, aunque hubiera estado tantísimo tiempo sin tener nada con ningún hombre, pero… siempre parecía que las ganas no se acababan nunca, sino que se sumaban y se iban acumulando porque aquello no podía ser normal.

Jamás en toda mí vida me había pasado algo como lo que me estaba pasando en ese preciso momento, ya por la mañana él había encendido unas llamas hasta acabar sobre la cama de nuevo dando rienda suelta a lo que sentíamos, y ahora, con tan solo aquel juego previo que había hecho con mis pechos ya me tenía totalmente encendida, deseosa de ese terreno placentero al que me arrastraba siempre, cegada por su pasión y el deseo que lo recorría a él y que parecía envolverme a mí. Pero no era solamente ese deseo, esa necesidad carnal que me provocaba, sino que había más detrás de todo aquello que me era confuso, que me hacía estar en un mar de dudas constante… y era por lo que me hacía sentir, más allá de todo el placer que pudiera darme.

Había estado acostumbrada a que me vieran de forma sexual, que vieran en mí solamente como un “objeto” por el cual pudieran lograr y obtener placer sin importar siquiera que yo sintiera o no dicho placer. Pero con él… ni se me pasaba por la cabeza que era algo parecido o similar a eso, me sentía deseada pero a un nivel superior que el propio deseo, como si de alguna forma me necesitara y no buscara solamente mí cuerpo para saciarse, para satisfacerse. Podía asegurar que, si no era el único hombre era uno de los pocos que sabía que aquello consistía en recibir pero también dar. De alguna forma se preocupaba de que yo también disfrutara con todo, me sintiera bien y cómoda de tal forma que me olvidaba de todo y me centraba solamente en él.

Como estaba pasando justamente ahora, dos personas totalmente entregadas al deseo, a la necesidad y a la pasión que nos recorría y envolvía todo a nuestro alrededor. Gemí al notar cómo se hundía en mí interior logrando que me moviera por cómo lo había hecho para empezar a mover su cadera que chocaba contra la mía, nuestras bocas besándose sin poder contenerse, manos que acariciaban todo el cuerpo perdidos en las sensaciones que nos recorrían. Deseo, puro y duro deseo que nos hacía disfrutar todo con tal intensidad que parecía que todo mí cuerpo fuera un volcán a punto de estallar. No había dolor aunque se estuviera moviendo de esa manera, saliendo y entrando de mí de una forma casi salvaje, solo placer, inmenso placer que me cegaba y me hacía perderme en todo lo que era él.

Su mano subió hasta mí cuello donde sentí que apretaba y me privaba del aire para respirar y mí cuerpo se sacudió contra el suyo, de forma violenta, como si estuviera luchando por mí vida. Mis ojos puestos en los suyos, mí mano en su espalda arañando esta con cada embestida que me daba y la otra en su nuca enredada entre su pelo. No hubo miedo, no hubo pánico en mí mirada porque confié en él pese a que me estaba cortando el paso de aire a mis pulmones. Pero lo que sentí… lo que sentí era difícil de explicarlo, notaba su aliento sobre mis labios como único sustento que me daba vida, y su miembro hundiéndose en mí interior arrasando todo a su paso. De esa forma todo era mucho más intenso, más vivido, más sentido… era un placer devastador el que sentía en ese momento, podía oír en mis oídos cómo mis propios latidos del corazón retumbaban con fuerza, mi pecho subiendo y bajando privado de aire, y él abrasándome, arrasando con cada embestida. En esos momentos, en esos segundos que fue dueño absoluto y total de mi vida… él se convirtió en mí todo. Como mí benefactor; regalándome la vida con su aliento y el placer que me producía moviéndose en mí interior.

Y llegué, llegué a un potente orgasmo que arrasó devastándolo todo a su paso notando como él seguía moviéndose dentro, sintiéndolo de forma más intensa al contraerse mí interior por el orgasmo. Mi boca se abrió pero nada salió de ella mientras me dejaba llevar por aquello y arqueaba todo mí cuerpo en respuesta a lo que sentía, pura lava recorriendo mí cuerpo. Soltó mí cuello y busqué ese aire del que había sido privada llenando mis pulmones con él al mismo tiempo que notaba como él llegaba al orgasmo corriéndose en mí interior, hecho que junto al sentir de nuevo el flujo de aire por mí cuerpo prolongó más mí orgasmo y me hizo cerrar los ojos notando esa última embestida profunda que me dio y en la que gemí aferrándome a su cuerpo. Seguramente le hubiera hecho sangre en la espalda al haberle apretado aunque no estaba del todo segura.

Abrí mis ojos para mirarle con la respiración entrecortada y el pecho subiendo y bajando con rapidez, su frente apoyada en la suya y ambos exhalando contra los labios del otro. Sus labios bajaron a mi cuello recorriendo este y cerré los ojos satisfecha mientras el orgasmo remitía lentamente, sonreí cuando dijo que lo sentía y enredé mis dedos en su pelo dejando un beso en su cabeza como si aceptara su disculpa. Mis dedos recorrieron su espalda repasando aquel tatuaje que se había hecho y del cual yo llevaba un colgante sino igual muy parecido al cuello y lo miré cuando se alejó alzando su rostro para mirarme con algo de distancia. Mis ojos recorrieron su rostro y la mano que estaba en su pelo bajó para recorrer este terminando por perfilar sus labios.

Estos buscaron mí boca y me besó aun sintiéndolo en mí interior y me dejé hacer, hundió su rostro en mí cuello y se ladeó para acomodarme a su lado sin separarse de mí cuerpo, sin siquiera salir todavía, cosa que hizo que lo mirara de forma fija y repasara su cuello con mí dedo. Reí por su comentario negando con la cabeza y volví a mirarlo cuando dijo que me daba una moneda por mis pensamientos… la verdad, es que mí cabeza era un revoltijo de ellos. No sabía muy bien lo que me pasaba con aquel hombre, o que exactamente sentía cuando estaba con él. Me gustaba, eso ya se lo había dicho, me gustaba pasar tiempo con él aunque nos peleáramos constantemente por el carácter que teníamos y que nos hacía chocar, me reía mucho, disfrutaba mucho y también sufría cuando algo le pasaba.


-Ni yo misma sé lo que estoy pensando
–comenté sobre sus labios porque, ¿qué iba a decirle? ¿Qué me volvía loca su comportamiento? ¿Qué tenía sentimientos encontrados con él? ¿Qué comenzaba a despertar una parte, profunda en mí interior, que había cerrado a cal y canto? No sabía qué decirle exactamente, era todo y nada al mismo tiempo y eso me frustraba. Me iba a volver loca con ese comportamiento que tenía, tratándome de maneras diferentes en las que no hacía más que confundirme. Lo miré viendo cómo sus ojos se iban cerrando y antes de que lo hicieran del todo su brazo rodeó mi cintura, apresándome entre su cuerpo y lancé un suspiro por ello- Me estás volviendo loca, Ubbe –murmuré contra sus labios ahora que se había dormido y con cuidado me moví, me costó quitar el brazo que me sujetaba contra él con fuerza y luego despacio me fui moviendo hasta notar que salía de mi interior y lo contemplé dormido. Mis dedos acariciaron su rostro y me mordí el labio antes de levantarme y dejarlo dormir en el sofá, subí arriba para darme un baño que necesitaba para quitar el sudor de mí cuerpo y me puse un vestido cómodo. Al bajar vi que de nuevo seguía durmiendo y lo dejé descansar mientras yo volvía a los cuadernos escuchando su respiración de fondo, mientras las horas pasaban y la noche se acercaba de nuevo.




Ya habían pasado un par de horas desde que había vuelto y seguía todavía donde lo había dejado, notaba que el cuello me dolía por la posición incómoda y me levanté estirando todo mí cuello mientras el vikingo seguía ajeno a todo, durmiendo desde entonces, murmurando a veces alguna que otra cosa que no pude distinguir bien. El nombre de su primo y algo que no llegué a entender y que en su momento me hizo reír, también había escuchado mí nombre y eso me hizo pensar que estaba despierto solo para ver que hablaba en sueños, negué con la cabeza por eso y seguí con los cuadernos. Llegada la hora en la que ya había entrado la noche dejé todo guardado en el maletín para comenzar a preparar la cena, tenía hambre y estaba cansada así que opté por preparar la cena mientras él seguía durmiendo. Tampoco se enteró mientras preparaba esta y cuando ya estaba todo casi listo me acerqué al sofá y puse una rodilla justo a su lado para inclinarme hacia su rostro.


-Ubbe –lo llamé para ver si se despertaba, pero tan solo se movió un poco para seguir durmiendo, haciendo que sonriera divertida por ello- Ubbe… venga vamos –mí nariz rozó la suya intentando despertarlo de esa forma- venga… no te hagas de rogar –dije con diversión notando que estaba despierto pero que no abría los ojos haciéndose el dormido- Vale, muy bien… pues ya no te doy más besos –dije como si estuviera enfadada aguantando la risa y justo cuando me puse otra vez recta sentí sus manos que me cogían y me ponían sobre su cuerpo para buscar mis labios y darme un beso, caliente, sentido y largo que me hizo reír al final de este y me separé para mirarlo- Hola, vikingo –dije mordiendo su labio inferior y levantándome un poco no queriendo que me enganchara de nuevo y me anclara a su cuerpo- Venga, levanta que vamos a cenar. Espero que tengas hambre y será mejor que te despiertes, no sé cómo luego vas a poder dormir –comenté divertida levantándome y alejándome para que no pudiera pillarme de nuevo, porque juraba que aquel hombre era insaciable y yo estaba cansada y agotada,  por lo que terminé de sacar la cena dejando los platos en la mesa y me senté en la silla esperando que se levantara observándolo con diversión- ¿Sabes que hablas en sueños? –Pregunté apoyando el codo en la mesa mientras él se levantaba y se acercaba para sentarse, pude notar su mirada puesta en mí y decidí ser un poco mala con él- decías algo como… “repite eso de que Synnobe es mejor que yo” –intenté aguantar la risa- ¿con quién te ibas a pelear por decirte que tú hermana es mejor que tú? –Pregunté como si no fuera conmigo la cosa, por curiosidad a ver qué me decía- ¿Qué más? ¡Ah si! Te peleabas con Niels por ver quién de los dos conseguía una marca de… no recuerdo el nombre, pero era una mujer –llené el vaso que tenía delante con agua y di un sorbo con toda la tranquilidad del mundo,  disfrutando de sus caras- algo sobre que tú estrategia era la mejor y debían de seguirla, pero se ve que no te hicieron caso porque te enfadaste bastante –cogí un trozo de patata que había llevándola a mí boca, degustando el sabor de esta sabiendo que ahí me la había jugado bastante, pero quizás colaba. Llevé mi mano hacia mí pelo apartándolo de mi rostro como si no me estuviera inventando nada de todo aquello y seguí- algo sobre que le cortarías a alguien la cabeza si se atrevían siquiera a tocarla… pero no sé si te referías a tú hermana, a tú madre o… no sé –me encogí de hombros y me mordí el labio- Y oh, mi favorita: querías tener un hijo, o una hija no especificabas… juntos –lo miré de forma fija- ya sabes que no me opongo a tener hijos y que tú quieres muchos pero… ¿puedes esperar un par de años? Aún soy joven para empezar a tener hijos y quiero disfrutar un poco más de la vida –le sonreí y comencé a cenar viendo su cara que era todo un poema- Y serían monísimos; tez morena, ojos azules… la perdición de cualquiera –le volví a sonreír y seguí cenando dejando que también él empezara a cenar como yo- Creo que la herida no te va a dar más problemas, se está empezando a curar y si llevas cuidado podrá empezar a cicatrizar y ya no correrás peligro por ella.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Jue Abr 27, 2017 5:04 am

Mi nombre en un susurró escapo de sus labios, lo escuché pero no abrí los ojos ,estaba tan en calma en ese momento, solo me faltaba su cuerpo desnudo contra el mio, pero había logrado soltarse de mi abrazo.
Seguro que esa loca me despertaba para que le ayudara en la cocina, así que me hice el dormido con la esperanza de que desistiera y se fuera a prepararme algo que llevarme a la boca.
Me removí ligeramente por su insistencia logrando que su risa chocará contra mis labios, no había rastro del enfado, al parecer el masaje la había desestresado.
Ahora una sonrisa asomo en mis labios aun con los ojos cerrados.
Su nariz rozo la propia tratando de despertarme, insistiendo en que abriera los ojos, como la cosa no obtuvo el resultado que esperaba, Nai se alzó alegando que no tendría ni un solo beso mas si no despertaba.
Gruñí estirando mi brazo para atrapar su cintura y arrastrándola con suavidad la tumbe sobre mi entre risas.
Mis azules se abrieron enfrentándose a esas tempestades que me miraban brillantes.
-Hola, preciosa -le respondí buscando su boca con la mía con cierta necesidad. Beso largo, húmedo, calmo y plagado de sentimientos que de nuevo arranco nuestra risa al final. Nos mordimos los engrosados labios uno al otro, como si el separarnos fuera la peor de las ideas.
-No me importa cenarme tu boca señorita Naitirí -aseguré recibiendo ese aliento cálido que impactaba contra mis húmedos labios.

Como una culebra se zafó de mi agarré poniéndose en pie y espetandome para que yo hiciera lo mismo, gruñí por el vació que sentí sin su cuerpo sobre el mio, tiré mi mano para agarrarla de nuevo pero esta me esquivó con rapidez dejando una risa que se fundió con el mohin y el suspiro que lancé esta vez obedeciendo a aquella maldita mujer que me estaba volviendo loco.
Me acabé de subir los pantalones que los llevaba aun bajados por el tórrido encuentro en el sofá y me acerqué a la mesa revolviendo el pelo de mi nuca y soltando un bostezo.
Al menos todo estaba ya preparado y no tenia que ponerme a pelar fruta, solo tomar asiento y disfrutar de una cena que tenia una pinta deliciosa.

Enarqué una ceja cuando me dijo que si sabia que hablaba en sueños a lo que dejé escapar una risa divertida.
-Pues no tiendo a dormir con las mujeres con las que me acuesto señorita Nai, así que no se si hablo en sueños o no. Tu duermes con los labios entreabierto, te mueves como una serpiente en la cama y buscas mi calor con frecuencia. Admito que en mas de una ocasión me he sentido tentado de despertarte con mi martillo dentro.

Esta rio divertida, podía ver en sus ojos como la picardia se pintaba en ellos, y yo ladeé la sonrisa sabiendo que iba a contarme exactamente todo lo que había descubierto.
-Yo me peleo con todo aquel que no diga que yo soy el mejor. Soy el general de mi ejercito, no puedo permitir sublevaciones ¿ no crees? Y Synnobe es una buena escudera pero..tiene sus limitaciones -reí con mi gran ego en alto.
Dejé escapar una carcajada cuando dijo lo de pelearme con Niels por una mujer negando con la cabeza. Le acerqué el vaso para que me pusiera agua.
-No lo se...Niels y yo siempre estamos picándonos con todo. Si yo digo que puedo hacer tal cosa, el siempre la puede hacer mejor y viceversa. Por mujeres nos hemos retado miles de veces, desde a ver quien se lleva a esa a la cama, hasta ...-hice una pausa centrándome en sus pardos dejando escapar una risa -nunca me he enamorado de una mujer hasta...-hice una pausa..-en definitiva, que solo eran los juegos de dos hombres que salen a divertirse, ninguno tenia compromiso estable con ninguna mujer, así que eramos libres los dos.
Se que crees que en la taberna he bebido y he tonteado con alguna mujer, pero no es verdad, he bebido y he vuelto a tus piernas, no he buscado otras Nai.

Di un trago del vaso de agua y me eche a reír por su siguiente frase.
-Es que mis planes siempre son los mejores -negué entre risas -esa discursion seguro que la tuve con Hakon, siempre chocamos al trazar la estrategia a seguir.
Cogí un trozo de carne y me puse a devorarla, estaba hambriento elevé la mirada chocando con sus pardos al seguir diciéndome lo que había estado diciendo en sueños.
-Joder, pero me he callado en algún momento -bromeé entre risas.
-Si alguien te toca lo mataría, juro por Odin que no soportaría verte enredada con otro hombre, así que no lo hagas.
No hubo rastro de broma esta vez en mi voz, solo una amenaza velada que dejaba bastante clara mi posición.
-Eres mía -sentencié volviendo a dar un bocado de carne.
-Si alguien toca a mi madre mi padre lo despellejaría, dudo me diera tiempo a mi o a Hakon a actuar. Y mi hermana se basta y se sobra para defenderse, aunque Hakon no lo crea.

Mis ojos en su boca, atajé la distancia alzándome y mordí sus labios cuando esta lo hizo antes.
-No hagas eso -jadeé contra su boca -no soporto ese gesto sin tenerte ganas.
Ella prosiguió ,esta vez diciendo que yo hablaba de tener hijos.
Sonreí volviéndome a dejar caer en la silla.
-Ya te lo dije, quiero muchos hijos, podemos empezar por un par...quizás ya estés embarazada -añadí guiñándole un ojo antes de echarme a reír por la cara que me puso en ese preciso instante.
Desconocía si ella tomaba algo para evitar quedarse, solo se que me había corrido dentro en todas las ocasiones.
-Puedo esperar -aseguré perdiendo mi mirada en sus pardos -antes tendremos que casarnos -bromeé guiñándole un ojo.

Ahora era su cara la que era todo un poema, muchas bromas que escondían grandes verdades, los dos habíamos jugado un peligroso juego en el que oculto en un tono jocoso, yo había sido completamente sincero.
-¿Tomas algo para no quedarte? -pregunté ahora que había salido el tema.
Me chupé los dedos saboreando la salsa de la carne, tomé un trozo de pan y lo moje en ella, volviendo a llevarla a mi boca.
-Que bueno esta.
Tiré de su cintura para que se sentara sobre mis piernas, hundí mi cabeza en su cuello dejando ligeros mordiscos en su piel.
-Deja que te tatué mi nombre -pedí dejando que mis palabras impactaran en su oído -eres mía ¿no? -susurré mordiendo el lóbulo de su oreja, calcinandola con si palabras.


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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Jue Abr 27, 2017 1:03 pm

Sabía que decirle que no iba a darle más besos si no se levantaba, porque sabía perfectamente que estaba despierto por la sonrisa ladeada que llevaba encima, así que no me extrañó para nada que su brazo rodeara mí cintura y me llevara contra su cuerpo poniéndome encima, con una sonrisa viendo que abría sus ojos azules para mirarme y luego de un saludo su boca contra la mía, buscándome, en un beso lento, caliente y largo en donde decidí separarme porque conociéndolo como lo conocía, y tras sus palabras sobre mis labios y mi boca me levanté esquivando su mano que intentaba agarrarme para acercarme de nuevo él, haciendo que riera mientras iba a la cocina y dejaba los últimos platos sobre la mesa y me sentaba esperando a que él hiciera lo mismo para empezar a cenar.

Había pasado toda la tarde durmiendo y eso había hecho que durante aquel sueño empezara a decir cosas, quizás fuera cosa de que iba algo borracho y las decía con mayor facilidad pero me había hecho gracia, algunas cosas fueron inteligibles que no entendí para nada pero otras sí las pude entender con claridad, algo que sin duda alguna iba a decirle para ver qué caras ponía. Por su mirada puesta en la mía supe que era conocedor de que se lo iba a decir tomando asiento en la mesa y no dudé en empezar a decirle que hablaba en sueños, para obtener su primera respuesta a eso mirándolo de forma fija. No pude evitar enarcar una ceja por eso, ¿no tendía a dormir con las mujeres con las que se acostaba? Pero, sin embargo, conmigo sí que lo había hecho…

Además incluso cuando no habíamos hecho nada, como la noche en el barco aunque ahí lo hizo más por tenerme algo de… no sé, ayudarme más que por otra cosa. Cuando nos quedamos en el sótano porque no había otro lugar para dormir, pero anoche sí que habíamos dormido juntos y hacía un rato también tenía toda la intención, si yo no me hubiera apartado cuando él cerró los ojos. Así que… ¿yo era la excepción? Me tuve que reír por su siguiente comentario y negué con la cabeza, ¿dormía con los labios entreabiertos? Era la primera vez que alguien me lo decía, algo que me hizo gracia.



-Es que me gusta lo calentito, y tú lo eres mucho –alegué divertida ante su comentario y luego lo miré cogiendo un trozo de patata- podrías haberlo hecho, es más, aún me lo debes –dejé caer y pasé a comentarle las cosas que había dicho mientras dormía. Así que era el general de su ejército, vaya, eso era algo que sin duda alguna no sabía y no había dicho, claro que yo tampoco había preguntado- General ¿eh? Por eso eres tan mandón, ahora lo entiendo todo –comenté para luego decirle lo de Niels y mirarlo. Ya me había dicho que se habían “peleado” y picado por cosas como esa, era algo que no me pillaba de sorpresa. Sus ojos se centraron en los míos cuando dijo que nunca se había enamorado de una mujer y lo miré de forma fija, como si quisiera decirme algo con aquello, llené su vaso de agua y se lo di bebiendo yo ahora del mío. Lo dejé sobre la mesa y lo miré apoyando la espalda contra al respaldo de la silla, sin saber por qué apuntaba que los dos estaban libres en el momento en el que hacían eso. Ladeé un poco la cabeza cuando dijo que pensaba que había estado con otra en la taberna y luego miré el vaso para mirarlo a él de vuelta- Te creo, Ubbe, aun cuando no te he pedido explicaciones porque sé que es así –y porque, al fin y al cabo, éramos los dos libres ¿no? Seguí contándole hasta que dijo que Hakon y él chocaban en las estrategias- Creo que Hakon me parece el más razonable de vosotros tres, me refiero a ti, a él y a Niels… Synnobe es una mujer, ya por eso sé que es sumamente razonable, mucho más que vosotros tres juntos –quise picarle un poco por ello, había algunas cosas que no le sentaban bien al vikingo y aunque lo dije de broma para picarle, sabía qué decir en cada momento.

Reí y asentí con la cabeza porque al fin y al cabo había estado durmiendo toda la tarde y aunque había dicho pocas cosas, y yo había añadido alguna que otra a maldad jugándomela un poco, lo de Niels, lo de los hijos y lo de su hermana había sido verdad. El resto me lo había inventado un poco con la información que él me había dado y que yo tenía a mí alcance, pero ya había visto que había funcionado porque no dudó de que algo no pudiera salir de sus labios y yo guardé la risa para no delatarme. Estaba sacando más cosas de él sin a veces ser ciertas y él no se daba ni por enterado, algo que me hizo sonreír antes de seguir mientras pinchaba un trozo de carne y lo escuchaba. Sus siguientes palabras no fueron ningún tipo de broma, lo estaba diciendo totalmente en serio y podía notarlo por el tono de su voz. Sabía que era celoso, sabía que no le gustaría verme con otro pero… ¿hasta tal punto?

“Eres mía”, dijo con rotundidad observándome y un escalofrío recorrió mí cuerpo entero provocando que me mordiera el labio y lo mirara. ¿Ser de alguien? Ya había sido de alguien durante muchos años de mi vida aunque esto no se podía comparar con aquella etapa pasada y olvidada, enterrada bajo capas y capas de arena. Había que admitir que una parte de mí le había gustado escuchar esas dos palabras, la otra… la otra no estaba convencida del todo. No repliqué a eso y seguí comiendo escuchándolo a él sobre su madre y su hermana y sonreí de lado por ello. Se levantó acortando la distancia de nuevo y me dijo lo del labio y que no lo hiciera, que no podía evitar las ganas que le entraban por ese nimio gesto.



-¿Cuándo no me tienes ganas, Ubbe? –Pregunté mientras se sentaba de nuevo y cogía un trozo de carne y lo llevaba a mis labios, ahora llegaba el quid de la cuestión y donde me nombraba y hacía referencia a los dos. Decía que podíamos empezar por un par y negué con la cabeza ante su comentario, a la mente se me vino el momento de la fiesta donde había bailado con aquella niña y al hacerlo noté un cosquilleo en la boca del estómago ante el recuerdo, pero en lo que no había caído era en su siguiente frase… abrí la boca ligeramente pensando en ello, ¿cómo no había caído? Él se reía por mí cara, seguramente, pero a mí ahora no me hacía gracia ¿Y si lo estaba? Era una probabilidad ya que todas las veces se había corrido dentro… bueno, ahora no habría forma de saberlo y le escuché decir que podía esperar con sus ojos puestos en los míos, pero que antes tendríamos que casarnos. Alcé una ceja divertida por ello y reí mientras terminaba de comer lo que había en el plato- Y dime, ¿cómo es una boda vikinga? Por ir viendo como compaginamos una boda vikinga y egipcia, quizás hasta se parezcan –comenté con diversión viendo como él terminaba de comer el trozo de carne que tenía y mojaba un trozo de pan en la salsa alegando que estaba buena, negué con la cabeza riendo y fui hacia la cocina escuchando su pregunta mientras cogía un bol con trozos de fruta, para cuando volví su brazo rodeó mi cintura y me sentó sobre sus rodillas- ¿Qué si tomo algo? –Enarqué una ceja dejando el bol sobre la mesa cogiendo un trozo partido de una fresa- cuando hice la maleta no llegué a pensar que un vikingo me tomaría todos los días y a todas horas –podía notar su respiración dar contra mí cuello- así que… no, no tomo nada. Sé que pueden darte ciertas pociones si se lo pides a un hechicero pero a estas alturas dudo que tenga efecto –hice una pausa en la que le di de comer un trozo de fruta con mis dedos, mi pelo caía como una cascada rizada por mí hombro y lo miré- es que eres insaciable –alegué riéndome antes de dejar un beso en sus labios y volver a coger otro trozo- Habíamos quedado en que iba a ser una brújula nórdica, ¿dónde la quieres poner? Y por Ra, no me digas que donde pensabas poner tú nombre –sentía su aliento contra mí oreja- ¿Qué te parece un omoplato? ¿Cadera? ¿Bajo mis pechos? –Hice una leve pausa ante su pregunta de si era suya notando el mordisco en el lóbulo de mi oreja. ¿Lo era? ¿Era él mío, acaso? No había pertenecido a nadie de esa forma, no al menos a como él decía que lo era y… no supe qué responder a eso. Me sentía confundida con él y ¿qué le respondía cuando ni yo lo sabía? Una parte de mí le gustó, la otra no sabía exactamente lo que sentía… ¿cómo saberlo cuando me había encerrado por tanto tiempo en mí misma, y había cerrado bajo llave cualquier cosa que pudiera sentir de nuevo a como lo hice en un pasado, lanzando la llave al mar? ¿Y si él la había encontrado? Lo miré separándome para elevar su rostro al mío y que me mirara- Ubbe… -¿tenía que responderle justo en ese preciso momento?- Empecemos por la brújula y si no duele mucho más adelante te dejo que pongas tú nombre –no era un no a su pregunta, pero tampoco era un sí… aún tenía que descifrar muchas cosas para poder responderle con propiedad a esa pregunta- Yo ya sé lo que quiero hacerte, ¿me das total libertad? Quiero enlazar algo con el mango del martillo –tenía ya la idea en mí cabeza y quedaría bien con el tatuaje que ya tenía.

Mi brazo rodeó su cuello y agaché el rostro para dejarlo a su altura y juntar nuestros labios, no quería pensar más por esa noche y ya me habían asaltado bastantes dudas y preguntas como para seguir dándole vueltas constantemente. Además empezaba a notar el cansancio en el cuerpo y seguramente él no tuviera ganas de irse a dormir puesto que se había pasado toda la tarde durmiendo, pero yo necesitaba descansar para poder descifrar los papiros que nos llevarían ante una reliquia que, al parecer, ni él mismo sabía de qué se podía tratar. Mis labios sobre los suyos y nuestras lenguas entablando una batalla lenta, sensual, notando sus manos acariciar mis piernas y la espalda, sus dedos enredarse entre los rizos de mí pelo pegándome a él, mis manos recorriendo su pecho y subiendo a su nuca sin dejar de fundirnos en ese beso. Mordí su labio inferior y me separé un poco para pasar la yema del dedo índice por la herida viendo que empezaba a cicatrizar, de forma muy lenta.


-Creo que va bien la herida, que empiece a cicatrizar es bueno así que ten cuidado con esa parte –le sonreí y descansé el rostro en su cuello, lanzando un suspiro, cerrando los ojos por unos segundos rodeando su cuello con una de mis manos- Te pediría que me dieras un masaje, pero viendo lo que entiendes por masaje y la forma en que los das haríamos de todo menos lo que realmente te he pedido –dejé un mordisco en su cuello riéndonos por mí comentario y cogí una de sus manos para llevarla al punto exacto de la espalda donde más me dolía de todos y lo miré- aprieta con fuerza –miré la cara que me puso en la que obviamente no estaba de acuerdo y sonreí de lado- necesito que lo hagas, y no pares hasta que yo te diga, me aliviará –más bien a regañadientes lo hizo y me mordí el labio por el dolor, siseé apoyando la frente en su hombro y le pedí que parara a los pocos segundos, sus dedos masajearon la zona haciendo círculos y reí entre dientes- así que sí que sabes dar masajes… vaya con el vikingo –bostecé contra su piel y no me moví- estoy tan cansada, necesito dormir... –pedí contra su piel notando que el cansancio iba haciendo mella cada vez más.
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Mensaje por Ubbe Cannif Jue Abr 27, 2017 3:32 pm

Ladeé la sonrisa frente a esa explicación de porque no tomaba nada, era cierto, la había secuestrado, supongo que no llevaba encima planta alguna para evitar quedar en cinta.
No pude evitar echarme a reír por la cara que ponía como si el mundo se le viniera encima.
-Reza a tus dioses pues, quizás se apiaden de tu alma -bromeé sin poder evitar hacer gala de mi buen humor con respecto a ese tema -y si no tendremos hijos morenos con ojos azules -ataje usando sus propias palabras.
La verdad es que no era algo que me preocupara, de echo, ni siquiera algo en lo que pensé, tenia demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en algo que no había sucedido y que posiblemente no iba a suceder.

Abrí la boca dejando que metiera la fruta en esta y sin apartar mis orbes de sus tempestades mastiqué la jugosa fresa, me relamí antes de que su boca me calcinara arrastrando todo a su paso como la mas peligrosa de las tempestades.
-Siempre te tengo ganas -reconocí como respuesta a esa pregunta que a decir verdad sobraba ¿acaso no era evidente lo que ella despertaba en mi?

Por mucho que intenté convencerla usando una táctica que nunca fallaba, con ella no funcionó, siguió empeñada en que dibujara la maldita brújula vikinga, y eso solo indicaba una cosa, que no estaba segura, que como hace días atrás aseguro..”me gustas” era todo cuanto iba a obtener de ella.
No podía culparla, era un desconocido para ella, pero por el contrario yo ya vine con fuertes sentimientos por la egipcia.
Asentí perdiendo mi mirada por un instante en el fuego, mis dedos se pasearon por el muslo de su pierna con cálidas caricias, mas mi mente estaba en otro lugar ahora mismo, el norte, mi hogar.

Las llamas crepitaban frente a mis ojos, todo era absurdo, la idea de quedarme, de que esto pudiera funcionar. No pertenecía este tiempo, no era mi realidad, aquí ni siquiera había nacido y quizás que para Nai solo fuera un “ me gustas” es cuanto tenia que pasar.
Ella me miro con sus pardos, como si de nuevo supiera que me había perdido, que ya no estaba en esa cámara si no en otro sitio.
Traté de disimular, no quería mas preguntas que no podía contestar.
Deslicé mi dedo por el omóplato hasta alcanzar la parte delantera de su hombro.
-Ahí pondré la brújula -aseguré fingiendo entusiasmo -quizás te ayude a guiar tus pasos cuando te pierdas, durante mucho tiempo guio nuestros barcos a playas, fue nuestro mayor descubrimiento pues nos permitió viajar a nuevas tierras que conquistar.

Tiró de mi rostro para enfrentar nuestras miradas, una que rehuí como un cobarde pues no quería que viera en mis ojos aquello que escondía tras mis mil y un escudos.
Me pondrás tu nombre mas adelante, alego como defensa o premio de consolación.
De nuevo asentí negando la importancia que tenia para mi.
-La brújula te quedará mejor -dije con altivez guiñándole un ojo como si me diera completamente igual si mi nombre alguna vez quedaba o no marcado en su piel.
Acababa de entrar en esa espiral destructiva en la que me ponía la mascara del sarcasmo, el pasotismo y la frialdad y ahora la mostraba frente a sus ojos sin piedad.
-Si, te doy libertad para hacer lo que quieras en mi piel -aseguré con el mismo tono neutro que hubiera utilizado con cualquier otra mujer.

Sus brazos rodearon mi cuello, me deje llevar como un barco a la deriva, sin ancla, sin puerto, sin faro y sin timón surqué su boca sin dilación, lenguas que se enredaron como peces que surcan un rio mientras la marea los empuja hacia el vació.
Ladeé la sonrisa acariciando su nariz con la mía, paladeando su sabor a fruta madura, intensificando las caricias que ahora abrasadoras recorrían sus muslos, espalda y se enredaban en su pelo provocarme un jadeo.
Mordió mi labio inferior tirando de este con suavidad, sus dedos descendieron por mi pecho cálidos hasta alcanzar la herida que empezaba a cicatrizar.

Lanzó un suspiro tras asegurar que empezaba a curar y que tuviera cuidado con no recibir golpes en ese lugar, ni que eso pudiera predecirlo yo de algún modo.
Parecía agotada, su respiración era pesada contra mi cuello, deslicé mis dedos por su espalda, recorriendo su columna vertebral.
-¿Y acaso mi masaje no te ha dejado satisfecha? -pregunté buscando sus labios con suavidad.
Los acogió entre risas fundiendonos en un nuevo beso.
-Vamos pequeña, cógete a mi, vamos a dormir.

La egipcia no daba mas de si, yo había dormido parte de la tarde, mas ella por el contrario había estado descifrando esos pergaminos con los diarios encontrados.
Sus brazos rodearon mi cuello, su cabeza se perdió contra mi pecho, los ojos se le cerraban, mi brazo por debajo de sus piernas, el otro en su espalda y me incorporé de la silla como si portara una pluma.
Creo que se durmió antes de llegar la lecho, la dejé allí con suavidad, mis ojos recorrieron su cuerpo perfecto, la contemple durante unos minutos antes de cubrir su cuerpo con la sabana.

Dejé escapar el aire debatiéndome entre lo que deseaba hacer en ese momento y por contra lo que debía.
Juro que todo me empujaba a esa cama, a recostarme buscando la calidez de su piel y a enredarme en ese olor que desprendía  con el que alcanzaba placidos sueños, sin pesadillas.
Pero ella no tenia nada claro con respecto a mi, y quizás así todo fuera mas fácil. Tarde o temprano descubriría mi mentira, me odiaría y de nada me valdría amarla mas que a mi vida, no me creería.

Rotó me di la vuelta, tras de mi cerré la puerta de la habitación incapaz de mirar atrás, a sabiendas de que si lo hacia, me quedaría. Baje las escaleras dejándome caer en el sofá, nunca estuve mas perdido que en ese momento, ni me sentí mas solo que en esa habitación vacía donde mi única compañía eran las crepitantes llamas de la chimenea que me orillaban a mi propio infierno y el olor de los dos perdido en ese sofá donde apenas hacia unas horas habíamos hecho el amor.
Así me dormí, en un sueño intranquilo que me arrastraba a Hell, no había valquirias, cena, ni Valhalla, solo dolor, miedo y la nada.


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Mensaje por Naitiri Zahir Jue Abr 27, 2017 8:10 pm

Él parecía que se había tomado bastante bien, o eso parecía, el hecho de que pudiera estar embarazada, algo que a mí no se me había pasado por la cabeza y que ahora él me había hecho ver tras sus palabras. ¿Y si lo estaba? ¿Qué pasaría entonces? No quería pensarlo demasiado porque no podíamos ponerle remedio, con el tiempo saldríamos de dudas y él me repitió mis palabras e que entonces tendríamos hijos morenos con ojos azules… negué levemente con la cabeza, que rezara a mis dioses decía, por mucho que rezara cada minuto de todos los días venideros no podrían hacer nada. Me mordí el labio viendo que él parecía tomárselo bien y no quise preocuparme por algo que no sabíamos si era verdad o no, si con el tiempo resultaba que sí lo era… entonces ya me preocuparía.

Seguía con la idea de ponerme su nombre en mí piel, y si en algún momento lo hacía, ¿significaba que yo debería de poner mí nombre en la suya? Sería lo más justo, una por otra ¿no? Claro que quizás para él fuera más fácil, de hecho no me había parado a pensar por qué insistía en que me pusiera su nombre aunque eso de alguna forma me marcaría como suya, como él decía que era. “Suya”, la palabra sonaba rara hasta en mí cabeza pero… ¿cómo era posible que pudiera sentir algo así por mí? Habían pasado solamente dos semanas y aunque no había comentado ni dicho nada al respecto, de vez en cuando a mí mente venían las palabras que me dijo una vez aquella noche en la que tuvimos que escondernos en un sótano.

“Te quiero”
me había dicho, en un momento tan íntimo que costaba pensar que no era sentido pero, ¿se podía querer tan pronto a una persona? No estaba tan segura de eso y quizás por eso tuviera tantas dudas como a veces me asaltaban, apenas comenzábamos a conocernos y aunque sí que es cierto que él me gustaba mucho… incluso yo misma empezaba a dudar qué era lo que realmente sentía por ese vikingo. Claro era que me gustaba, me gustaba estar con él, me divertía, nos peleábamos un montón pero teníamos caracteres tan parecidos que era imposible que no saltáramos. Y química, teníamos muchísima química y complicidad, dentro y fuera de la cama. De hecho es con el hombre que más… complicidad tenía, con el que más sentía que se adaptaba a conforme era yo, tan parecidos y tan iguales al mismo tiempo. Simplemente, conectábamos.

Lo miré notando que por unos instantes parecía que se había perdido en sus pensamientos como lo estaba haciendo yo, busqué su mirada con la mía y le pregunté dónde quería ponerme aquella brújula, no iba a dejar que fuera un sitio muy visible porque quizás no estaría tan bien visto y más si trabaja en el museo, así que esperé para ver qué lugar había elegido. Yo lo tenía bastante claro, iba a hacerle un dibujo “doble”, un dos en uno dentro de un mismo diseño que parecía realmente uno y que conectaría con el mango del martillo de Thor que tenía en su espalda. En mí cabeza quedaba bien, luego esperara a que el resultado fuera el mismo. Su dedo se deslizó por mí omoplato hasta llegar a la parte delantera del hombro y bajé mí vista hacia sus dedos, para luego sonreír.



-¿Ahí? Me parece bien, me gusta –mis ojos lo miraron de vuelta escuchando sus palabras “quizás te ayude a guiar tus pasos cuando te pierdas”, me mordí el labio reflexionando sobre esa frase. Lo que el vikingo no sabía, es que yo ya estaba perdida… perdida en un mar de sentimientos que se mezclaban como una fuerte y poderosa tormenta, en lo que no sabía exactamente qué era lo que sentía, o qué dejaba de sentir hacia él. Su tono cambió de repente cuando dijo que me daba libertad para hacer lo que quisiera, y lo pude notar con bastante claridad, porque también había rehuido mí mirada y eso me hizo fruncir el ceño levemente notando sus manos por mis piernas- Ubbe –lo llamé para que me mirara pero no quise insistirle tampoco demasiado, así que dejé que nuestros labios se encontraran en un beso que lo arrasó todo a su paso, rodeando su cuello con mis brazos. Reí contra su piel cuando me preguntó si su masaje no me había dejado satisfecha y dejé un mordisco en su cuello- Mucho, ¿o es que no notaste la forma en que me hiciste llegar? –Pregunté contra su piel sin moverme demasiado- pero también me has dejado agotada. Saciada y agotada –reí entre dientes antes de que sus labios volvieran a buscar los míos de nuevo para fundirnos en un beso otra vez, me pidió que me cogiera a él y no le discutí. Mis brazos rodearon su cuello, mi rostro se recostó contra su pecho y sentí que me envolvía, un brazo por debajo de mis piernas y el otro en mi espalda y… sentí como si flotara- Sí… a dormir… -fue lo único que murmuré contra su cuello sin ya poder abrir los ojos antes de dejarme vencer por completo en los brazos de Morfeo, sintiendo su calor contra mí piel.




Desperté moviéndome por la cama sin saber exactamente si era ya de día o todavía seguía siendo de noche, en un principio me giré para volver a seguir durmiendo sin percatarme de que estaba sola en esa cama, lo último que recordaba es que me había quedado durmiendo entre sus brazos pero no recordaba haber estado despierta cuando me dejó en la cama. Me acomodé ahora del otro lado y mí mano por si sola buscó a tientas el brazo que seguramente el vikingo habría pasado por mí cintura como tenía costumbre… pero cuando bajé la mano no encontré nada. Lo busqué a tientas sin abrir los ojos delante de mí y tampoco estaba, lo busqué tras de mí y tampoco… estaba yo sola en aquella cama, o al menos lo estaba por el momento.


-¿Ubbe? –Pregunté girándome de nuevo palpando el colchón para notar que este, en vez de estar caliente como debería de estar por su cuerpo sobre el lugar estaba completamente frío. Me incorporé en la cama dándome cuenta de que estaba en el centro de esta y miré hacia la ventana, apenas comenzaba a despuntar el día. Me mordí el labio y me pregunté por qué me había dejado en la cama y no se había quedado conmigo a dormir, me levanté de esta y fui hacia la otra habitación para encontrarla vacía, ¿dónde estaba ese vikingo? Bajé sin hacer ruido para ponerme un vaso de agua y mientras bajaba me di cuenta de que estaba tumbado en el mismo sofá donde había dormido por la tarde, completamente dormido sin percatarse de mí presencia. Enarqué una ceja observándolo durante unos segundos, ¿por qué estaba durmiendo ahí y no en una cama arriba? ¿O conmigo? Recordé entonces que él decía que no solía dormir con las mujeres con las que se acostaba y me mordí el labio, me giré para ir a por el vaso de agua y lo bebí de forma tranquila y despacio. Iba a ir de vuelta hacia arriba cuando lo miré con la cabeza ladeada.

Parecía tan tranquilo mientras dormía aunque no parecía que tuviera un sueño muy plácido por la cara que tenía, como si estuviera teniendo alguna pesadilla. Me senté justo en el borde del sofá y acaricié su rostro de forma leve con la yema de mis dedos notando que poco a poco se iba calmando, su respiración se hacía más tranquila y parecía que volvía otra vez al sueño plácido. Sonreí mientras lo observaba preguntándome qué demonios tenía aquel hombre que parecía poner todo mí mundo patas arriba, de forma literal, haciéndome sentir cosas que había dicho que jamás volvería a sentirlas, encerradas y guardadas en una caja bajo un candado, habiendo tirado la llave al mar para no abrirla nunca más y sin embargo… aparecía él y todo apuntaba a que podría haber encontrado esa llave de nuevo. Se acomodó en el sofá y sin pensarlo me tumbé a su lado apoyándome sobre su pecho y pegándome a su cuerpo.



-Vikingo idiota –murmuré contra su piel y como si estuviera despierto y supiera que estaba ahí, aunque seguía dormido, su brazo me pegó a su cuerpo ladeándose un poco para acomodarme mejor contra él. Lancé un suspiro que murió contra su piel y acaricié su pecho notando su respiración tranquila y relajada, mí cabeza contra su cuerpo y de esa forma cerré los ojos dejándome vencer otra vez por el sueño cuando faltaban un par de horas para que el sol se colara por la ventana. Al cabo de ese tiempo ya con el sol iluminándolo todo a su paso abrí los ojos parpadeando por la claridad que había en el lugar, recosté más mi rostro contra él como si de esa forma el sol no llegara hasta mis ojos y subí mi mano hasta dejarla en su nuca, mi rostro subió a su cuello y dejé un beso tras bostezar acomodándome contra su cuerpo- Ubbe… -lo llamé con la voz aún dormida sin estar despierta todavía, sin querer levantarme en absoluto- Ubbe… -lo volví a llamar sonriendo de lado dejando ahora un mordisco en el lóbulo de su oreja que, como si fuera un interruptor, lo despertó notando que sus brazos se cernían entorno a mí cuerpo y yo me dejaba hacer esperando a que se diera cuenta de que estaba ahí. Su mirada bajó a la mía enarcando una ceja sin saber cómo es que estaba ahí y sonreí-Buenos días, vikingo. ¿Por qué has dormido aquí teniendo dos camas arriba, y una donde estaba yo? Te he echado en falta –Pregunté rozando su nariz con la mía mientras terminaba de despertarse- anoche me desperté y no estabas, miré en la otra habitación y tampoco así que bajé y te encontré dormido aquí y… aquí me quedé –mis labios buscaron los suyos para darle un buen beso de buenos días en el que terminó por despertarse y en el que me subí sobre su cuerpo tras separarme del beso. Aparté mí pelo hacia un lado y mis manos subieron por su torso notando sus manos en mis caderas, con mi rostro cerca del suyo- tengo que preparar el desayuno… pero no me apetece nada –me mordí el labio y lo miré a los ojos acortando de nuevo la distancia entre nuestros labios, buscándolo, adueñándome de su boca notando su mano enredarse entre mis rizos y las mis manos perderse por su cuerpo. Solo nos separamos por la falta de aire y lamí sus labios- pero algo habrá que desayunar ¿no? –Reí levemente entre dientes- Venga, ¿qué quieres para desayunar? Si sé hacerlo te lo preparo –mordí su labio inferior esperando que dijera lo que quería y dejando otro beso en sus labios me levanté con intención de irme a la cocina- Venga arriba, hoy tenemos que hacer muchas cosas, vas a ser el primero y el único que deje que me haga un tatuaje –le sonreí- venga vamos –me levanté de él para dirigirme a la cocina mientras me estiraba por el camino, sobre todo la espalda, y comenzaba a preparar el desayuno notando que me sonaba el estómago, pensando si ese día podríamos pasarlo sin ningún altercado. Miré por los armarios en busca de algunos platos que utilizar pero los que vi estaban en un armario en lo alto y no llegaba, tendría que llamar al vikingo para que me ayudara a cogerlos mientras terminaba de hacer el desayuno- Vikin… -me giré para llamarlo pero estaba en el marco de la puerta, como siempre, observándome ir y venir y reí haciéndole un gesto para que se acercara- anda, sé buen chico y coge esos platos por mí que no llego –dije y me giré para vigilar lo que tenía entre manos, lo noté pegarse a mí espalda por completo, su brazo se alzó para coger los platos y su rostro lo dejó en mí cuello dejando un mordisco en el lugar que me hizo reír- Gracias –le cogí los platos y los dejé al lado en la bancada, pero no se apartó y rodeó mi cintura con un brazo apoyando la barbilla en uno de mis hombros observando lo que hacía y sonreí- ¿Aprendiendo trucos para cocinarme un día? Te puedo dar un par de consejos –comenté divertida por la situación.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 5 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Vie Abr 28, 2017 6:44 am

Escuché mi nombre de forma suave, creía estar sumido aun en un sueño placido así que me removí ligeramente quejándome.
Aun no me había centrado del todo cuando me sentí acompañado, cuerpo cálido que se amoldaba al mio, una risa contra mi cuello, nariz que lo acariciaba y un mordisco en el lóbulo de mi oreja que me trajo de nuevo del limbo al sofá donde dormía.

Mis brazos la habían atraído contra mi de forma instintiva, sus pardos buscaban mis tormentas que ahora entrañadas se preguntaban que hacia allí la egipcia.
Admito que me hizo sonreír como a un tonto encontrarla ahí. Me gustaba despertarme frente a esa sonrisa digna solo de los dioses de Asgar y que por contra me dedicaba a mi, un pobre mortal.
No respondí a su pregunta, era complicado de explicar los motivos que me habían llevado a no compartir lecho con ella aunque era exactamente lo que necesitaba.
Ella no insistió, lo dejó estar y yo me limité a alzarla sobre mi cuerpo para fundirnos en un lento, húmedo, profundo y prolongado beso cargado de pasión y mucho mas.

Su pelo de ondas de cuervo caía como una cascada sobre mi pecho, aquella imagen de esa preciosa mujer recién levantada me atrapó.
En silencio mis azules delinearon sus labios relamiendo los propios, ella reía cuando mis manos envolvieron sus nalgas empujando sus caderas contra mi abultada hombría.
-¿se nota que me alegro de verte? -bromeé fundiendome con su risa.
La notaba negar con la cabeza dándome un par de palmadas en el pecho para alegar con rapidez que tenia hambre y que iba a preparar el desayuno.
-Oh vamos nena, uno rápido -pedí volviendo a empujar sus caderas para convencerla.

Vació, su cuerpo me robo su presencia alzándose. Vanos mis intentos de convencerla para que volviera, ni el mohin, ni mi mano suplicante aferrando su muñeca sirvieron de nada.
Aquella egipcia marcaba los tiempos logrando llevarme a la locura.
-Egyptisk faen, jeg vil ha deg. (maldita egipcia, te deseo)
Me incorporé tras ella, atrayendola de la cintura, lamió mis labios de forma provocadora, entreabrí mi boca invitándola a entrar en ella, allí su lengua lo devasto todo.
Nuestros labios se engrosaron cuando nos tomamos con fuerza, jadeando por un beso que nos robó el aire.
-uffff -susurré recolocando mi hombría dejándola ir para que me preparara ese desayuno que tanto necesitaba.
-Quiero pan, fruta, carne, frutos secos, miel y vino, mucho vino y después te quiero a ti, desnuda en el sofá ¿te parece? -dije lanzandole un mordisco mientras esta se iba riendo hacia la cocina.

La seguí, alcanzando tras ella la cocina, apoyándome en el umbral con los brazos cruzados. Mis ojos oscurecidos la recorrieron de arriba a bajo, podría acostumbrarme a estas cosas cotidianas, insignificantes, pero que ahora, a su lado me hacían feliz.
Nunca hubiera cedido a preparar el desayuno con una mujer, hubiera alegado que mi trabajo era otro y allí estaba, con una risa tonta pintada en mi cara contemplando a esa mujer de tez oliva moverse como una diosa.
Fue a llamarme, pero allí estaba, plantado sin apartar mis ojos de ella, atajé la distancia cuando con un gesto me pidió que lo hiciera y poniéndome tras su cuerpo le alcancé eso que necesitaba, claro que lejos de volver hacia la puerta mis brazos rodearon su cintura y mi barbilla se apoyó en su hombro para morder después su cuello.
Me reí por su comentario sin aflojar el agarre ni un ápice.
-No, no me interesa la cocina, como a ti no te interesa la güera, pero estoy recuperando el tiempo perdido -susurré contra su piel, buscando con mi lengua recorrer su yugular, morder su barbilla y perderme en su boca cuando se giro a besarme.

De nuevo nos sumergimos en un beso sentido de ojos cerrados, mi lengua atravesó el precipicio de sus labios, enredándose en la ajena.
La giré con brusquedad alzándola sobre la bancada, mi hombría excitada contra su feminidad, sus brazos en mi cuello y nuestras bocas enfrentadas en un duelo sin tregua donde la lujuria inundaba la cocina prendiendo fuego a nuestros cuerpos.
-¡Fuego joder! -rugí separándome de su cuerpo.
La sarten que había puesto sobre el fuego se prendía, cogí con el trapo el mango y lo tiré a la pila pegandolé con el trapo hasta apagadlo.

Me giré para mirar a una Nai que se desencajonaba de la risa aun sobre la bancada mientras yo, en un principio, enarcaba una ceja.
-A ver si aprendemos a cocinar -bromeé antes de empezar a reírme con ella.
Estábamos tan obnubilados en ese tonteo que nos llevábamos, en esos besos que nos robaban el aire que ni pensábamos que había algo al fuego.

Acabamos de hacer el desayuno y llevamos entre los dos los platos a la mesa para tomarlos, estaba hambriento, así que devoré lo servido bajo su atenta mirada.
-¿has sacado algo en claro de los pergaminos? -pregunté enarcando una ceja -no tenemos tiempo Nai, dime en que puedo ayudarte, pero hay que descubrir donde esta esa reliquia, es cuestión de tiempo que den con este refugio y la tregua que nos están dando se terminara volviendo a los peligrosos enfrentamientos.
Tiré de su mano para que se sentara en mi regazo, no la quería preocupar, pero mis palabras eran ciertas.
Rodé el anillo de su dedo, ese que me costo una pelea con serpientes y escorpiones, mis ojos se centraron en cada uno de los símbolos tallados en él.
-¿Que pone? -pregunté intrigado.

Tras acabar el desayuno, nos sentamos en la mesa del comedor ya recogida y empezamos a mirar los papiros, comparando cada símbolo con el de los diarios de su madre.
Exasperado dejaba salir el aire de forma pesada, no entendía nada, hundía la cabeza entre mis manos, enredando después los dedos en el pelo.
-Dime egipcia que tienes algo -dije finalmente lanzando el lápiz sobre uno de los cuadernos -no entiendo nada, necesito beber algo -añadí poniéndome en pie para ir a la cocina y servirme un vaso de vino.

Naitiri seguía con la vista en esos diarios, como si por contra, ella si entendiera lo que ponía y todo empezara a tener sentido.
Me senté a su lado, su mano acarició mi pelo con suavidad mientras yo continuaba bebiendo sin mas.


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Mensaje por Naitiri Zahir Vie Abr 28, 2017 10:40 am

Sabía que si no ponía distancia con el vikingo este intentaría convencerme de nuevo para hacer otra cosa muy diferente que preparar el desayuno, por suerte estaba más ágil que él y pude salir airosa de que me envolviera con su cuerpo y volviéramos a fundirnos en ese sofá que ya había sido testigo el pasado día. Podía notar su miembro contra mis caderas, y por si no lo había notado, él había hecho que estas bajaran hasta dar con este que ya estaba en pie de guerra y que me hizo sonreír de lado, ¿Qué si sabía si se alegraba de verme? No hacía falta que lo jurara, ya lo estaba notando. Por suerte me escapé de su cuerpo y de la cárcel que este presentaba escuchando sus palabras de que me deseaba mientras yo ponía distancia, o eso era lo que creía antes de sentir su brazo rodeando mí cintura y girarme, lamí sus labios y nos fundimos en un beso que me dejó con la respiración entrecortada.


-¿Todo eso quieres para desayunar? –Enarqué una ceja ante la lista que me había hecho con lo que le apetecía, donde no podía faltar el vino y como no… a mí desnuda en el sofá como si fuera el postre- Veré qué es lo que puedo preparar, no sé si vamos a tener de todo –me giré para empezar a preparar las cosas y así poder desayunar, nos esperaba un día largo y debía de seguir con las traducciones de esos papiros que me estaban volviendo loca, no era tarea fácil y sabía que el no poder hacer nada estaba desquiciando al vikingo, pero esas cosas llevaban su tiempo y si queríamos saberlo con exactitud y precisión no podía ir demasiado rápida, o podría traducir algo mal y echar todo por tierra. Mientras preparaba el desayuno le pedí girándome para verlo que me alcanzara unos platos y así lo hizo pegándose a mí cuerpo, contra mí espalda, me dio los platos que dejé a un lado de la bancada notando su brazo rodeando mí cintura y su barbilla apoyada contra mí hombro, observando cómo cocinaba. Sonreí notando que dejaba un mordisco en el cuello y luego reí por sus palabras- cierto, no me interesa la guerra pero que te enseñe un par de trucos para que un día tú me cocines algo no está del todo mal, ¿no te parece? –le dije con diversión ahora notando que recorría con su lengua todo mí cuello provocándome un escalofrío, llegó hasta mí barbilla donde dejó un mordisco y al girar la cabeza su boca buscó la mía fundiéndonos de nuevo en un beso. Un beso donde me buscaba y yo me dejé encontrar, su lengua lamió mis labios y yo le di el paso que necesitaba y que él quería, perdiéndonos de nuevo el uno en el otro.

Me giró y no tardó en subirme sobre la bancada pegando su cuerpo al mío, sentía su miembro presionando contra mí sexo, mis piernas dándole total acceso a mí cuerpo, mis manos perdiéndose en su espalda y en su cuello, las suyas en mí cintura y en mis muslos perdidos en la lujuria que provocábamos en el otro, como una pescadilla que se muerde la boca, en un bucle infinito en el que con tan sólo un simple beso prendíamos la llama en nuestros cuerpos, como si no nos cansáramos nunca, como si siempre necesitáramos de más y no nos llegáramos a saciar. Nos perdimos en ese mar de lujuria sin darnos cuenta y sin acordarme de que había dejado una sartén en el fuego y que esta empezó a arder, fue él quien se separó y cogiendo un trapo quitó la sartén dejándola en la pila hasta apagarla. Yo lo contemplé todavía sentada en la bancada y… me reí. Comencé a reírme por la situación ya bajo control en un ataque de risa que no pude parar mientras lo miraba, que me devolvía esta con una ceja alzada y diciéndome que aprendiera a cocinar y que tuvo que empezar a reírse contagiado por mí risa.


-Es culpa tuya –le dije mientras terminaba el ataque de risa y bajaba de donde estaba- me distraes con tus besos y ese cuerpo que encarcela al mío y me olvido de que había dejado la sartén al fuego –le di un ligero golpe en el brazo- lección número uno: nunca distraigas a la cocinera –le dije entre risas dejando un breve beso en sus labios y arreglar el estropicio que habíamos formado terminando de preparar entre los dos el desayuno, nos sentamos a la mesa y empezamos a desayunar de forma tranquila hasta que casi al final de este lanzó su pregunta que me hizo mirarlo. Sabía que no teníamos tiempo y hacía todo lo posible por ir deprisa, sabía que nos estaban buscando y que esa breve paz que habíamos tenido se iba a acabar pronto… era consciente de ello, pero el mínimo error y no obtendríamos esa reliquia nunca. Lancé un suspiro y cogí un trozo de fruta llevándolo a mí boca- Lo sé, sé que tenemos prisa pero si me dejo llevar por esta y traduzco o interpreto una sola parte mal no encontraremos la reliquia nunca… es algo complejo y créeme, voy todo lo rápido que puedo –dije volviendo a coger otro trozo de fruta- es un capítulo del libro de los muertos muy extraño y raro, habla sobre un juicio que se hizo hace muchos años, en el principio del todo, antes siquiera de que apareciera la humanidad pero no es un juicio como los demás, tiene algo que jamás había visto y connotaciones extrañas y confusas –dije resumiendo un poco lo que había descubierto- Hay muchos pasajes del libro de los muertos que es donde se recoge los juicios, pero este no tiene nada que ver. Habla en clave, como si fueran piezas pequeñas de un puzle que tienes que reunir para saber el resultado final. No te va a marcar el lugar como en un mapa, ni te va a decir qué es la reliquia que estás buscando ni para qué sirve, te va a dar pistas para que las encuentres. Solo terminando de traducir los papiros hallaremos las respuestas –su mano tiró de mí cintura para que me sentara sobre él, dejé un beso en sus labios porque sabía que estaba preocupado por el tema y lo vi rodar el anillo que me había conseguido y que me hizo sonreír- No es un “qué pone” en general, sino más bien “qué significa” –sentí su mirada que me miró sin entender nada en absoluto- es la representación de un viejo proverbio de la edad de los dioses. Están representados el dios del sol y el dios de la luna. Antiguamente se creía que cuando Ra se iba del cielo y se escondía era porque bajaba al reino de los demonios para luchar contra estos y que no destruyeran la Duat, que es como nuestro inframundo, y no rompieran el equilibrio entre ambos mundos de la vida y la muerte. Se temía que Ra no volviera a brillar en el cielo y que fuera derrotado, podría interpretarse como “no hay luz sin oscuridad” aunque el proverbio más bien sería “No pases la noche temiendo al mañana” –aclaré antes de volver a dejar un beso y levantarnos para recoger las cosas y ponernos de nuevo a traducir los papiros.

Me senté sobre la mesa entre papeles, los cuadernos y anotaciones que iba haciendo para poder traducir mejor las cosas entre los montones de papeles. El vikingo me ayudaba en esas cosas pero podía notar su desesperación y su frustración creciendo a cada minuto que pasaba y no encontrábamos la respuesta a lo que necesitábamos. Por el contrario yo sabía que pronto la hallaríamos, que era mera cuestión de tiempo el sacarla. Lo miré cuando me preguntó si tenía algo, totalmente desesperado, y seguí con mí vista en los papiros siguiendo con la traducción. Se levantó a por algo de beber y no le puse pega alguna, quizás así se tranquilizaba un poco. Volvió para sentarse a mí lado y lo miré de reojo, para volver a seguir comparando símbolo a símbolo, queriendo estar segura de lo que hacía. Su mano se perdió en mí pelo y lo miré sonriendo como tranquilizándolo y seguí con mí trabajo.



-"Me ha sido concedida la gran Corona Roja y salgo al día contra mi enemigo, para capturarlo, porque tengo poder sobre él” –Murmuré leyendo lo último que había apuntado siendo ya casi el final y levanté mí vista sin mirar a ningún punto en concreto, repitiendo esa frase intentando darle un significado a lo que se decía. ¿Hablaba de Ra? No, no se refería a Ra puesto que siempre llevaba la corona roja… entonces, ¿de quién diablos hablaba? ¿Horus? Volví a bajar la vista al papiro y seguí traduciendo terminando ya lo último que quedaba- “Las puertas del cielo están abiertas, las puertas del firmamento están abiertas de par en par para Hor-Ajti” –terminé de leer y supe que hablaba de Horus cuando se identificaba a Horus como Ra cuando este murió y se convirtió en otro Dios diferente. Fruncí el ceño y sin decirle nada me levanté de la silla sintiendo su mirada fija en mí, cogí el maletín que siempre llevaba y saqué de este un mapa sobre la ciudad y sus alrededores todo lo extenso que era. Lo puse sobre la mesa y comencé a buscar en el mapa aquel templo que tanto me sonaba y del que había oído hablar una vez, no paré hasta que di con el lugar que estaba buscando y me giré para mirar al vikingo que me miraba sin saber muy bien qué pasaba- He encontrado donde está la reliquia, Ubbe –marqué una “X” con el lápiz en el mapa y dejé que lo viera por él mismo- Está en un templo olvidado en el tiempo y del cual no encontraron gran cosa en su momento, pero eso es lo que lo hace ser el indicado pues nadie sabía exactamente qué debía de buscar y nosotros sí –sus ojos subieron a los míos y sonreí apoyando la cadera contra la mesa- Está en mitad del desierto de ahí su difícil localización y algo me dice que nos encontraremos con peligros hasta llegar a ella. Si la reliquia es tan importante no va a ser fácil conseguirla, pero supongo que eso ya lo sabías ¿no? –Porque lo que pasamos para conseguir la corona sería un juego de niños, conociendo cómo les gustaba a los antiguos poner trampas lo tenía en claro- ¿Me acompañas a dar un paseo en camello por el desierto? –Pregunté acercándome a él para dejar un beso en sus labios ahora que por fin sabíamos, al menos, donde buscar la reliquia.
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Mensaje por Ubbe Cannif Vie Abr 28, 2017 12:37 pm

Ladeé la mirada cuando esta empezó a leer aquellas frases que me costaba comprender, posiblemente por el desconocimiento de la mitología egipcia, sus dioses y lugares míticos,  por el contrario, para Naitiri todo tenia sentido
Me perdí en esos pardos que devoraban las letras del papiro, mi mirada turbia devastaba el cuerpo de la egipcia.
-Estas muy sexy con esa pinta de intelectual que te gastas -bromeé con una picara sonrisa para chocar con sus tempestades que negaron entre risas antes de volver a perderse entre las lineas.

La egipcia tomó un maletín, parecía hablar para si misma mas que para mi mientras extendía el mapa sobre la mesa y contemplaba los distintos puntos que quedaban reflejados en este.
“He encontrado donde esta la reliquia” abrí los ojos de golpe, alzándome de la silla para ahora rodear su cuerpo con el propio, apoyar mi mano enlazada con la ajena sobre el mapa y mirar por encima de su hombro dejando que mi agitada respiración chocara con su cuello.

Nai trazó una cruz en el punto exacto donde ella aseguraba se encontraba la reliquia. Ladeé la sonrisa, ya la teníamos.
Tiré de ella para besadla con fuerza tras las palabras en las que me invitaba a dar un paseo por el desierto a camello.
La alcé de la cintura con suma facilidad como si se tratara de una niña, estaba eufórico y su risa se perdió en mi boca cuando de nuevo nos encontramos al bajarla de los aires.
Beso húmedo, apasionado, profundo y prolongado en el tiempo que poco a poco fue acompañado de mis manos perdiéndose por debajo del vestido fresco con el que la egipcia había trabajado.
Jadeé contra su boca necesitado de algo que por un motivo u otro se me había negado a lo largo del día.

Su cuerpo fue reculando hasta impactar contra el borde de la mesa, me separé apenas un instante para centrar mi turbia mirada en sus ojos y deslizarla hasta su boca que entreabierta esperaba acogerme de nuevo sin rechistar ni por un momento.
Mis manso en sus nalgas, la alcé con violencia dejándola caer sobre la madera.
La tela arremangada por sus muslos, mi virilidad impactó contra su sexo solo cubierto ahora por esas bragas de encaje negro que pronto quedaron echas añicos en el suelo.

En ese momento los dos estábamos incendiados, tanto que mi mano bajo mi pantalón y desenvaino la espada acariciándola frente a sus ojos antes de meterla con un golpe seco.
Su espalda se arqueo entre mis dedos, mis embestidas se tornaron peligrosas, violentas  su boca expuesta, entregada jadeaba animando a la mía a que la tomara.
Gruñía cada vez que la sacaba casi entera para meterla de nuevo en el infierno que me regalaban sus caderas.
Su lengua me provocó, la mía salió a su encuentro fuera de nuestras bocas lamiéndose antes de adentrarse de nuevo en ellas para seguir aquel combate sin tregua.
Una de mis manos sacaban sus pechos por el escote, apretándolos, alzándolos, acariciando con la yema esos pezones que se endurecían como astas a mi paso.

Sus piernas enredadas en mi cintura, impulsándome de las nalgas con su pie para que entrara mas dentro.
Su espalda contra la mesa cuando mi mano la empujo por el pecho, sus piernas sobre mis hombros, hundiéndome tan salvajemente que note que no quedaba nada de mi miembro fuera.
Gruñí contra sus pechos, succionandolos, mordiéndolos rozando mi nariz contra su dureza, jadeando cada ve que abría la boca.
Me sacudí en su interior esparciendome en las paredes de ese húmedo laberinto que ahora palpitaba para mi con una corriente eléctrica de placer que devastaba nuestros cuerpos.

Caí sobre ella completamente extenuado, mantenimiento relaciones fuertes porque los dos eramos dos titanes que se atraían de un modo salvaje, casi animal. Nuestros instintos mas básicos no dejaban de chocar.

Incorporé mi torso para fijar los ojos en su bajo vientre, mi dedo dibujo allí mi nombre en nórdico.
Ladeé la sonrisa solo de imaginar como quedaría y lo que significaría alzando poco después la mirada para perderme en sus tormentas.
-voy a tatuarte ¿me dejas? -pedí abandonando su piel para ir a un mueble que hacia las veces de recibidor y tomar tinta, una vela y agujas.

Desnudo volví a apoderarme de su boca, lento el beso, caricias de nuestros labios mientras nos mirábamos cómplices por lo que estábamos a punto de hacer.
-¿empiezas tu? -pregunté dándole la espalda. A fin de cuentas eso era todo cuanto sabia del tatuaje que pretendía hacerme, que iba engarzado al martillo de Thor.
-A ver que me haces pequeña egipcia que no quiero que mis enemigos se mueran de la risa -bromeé mirándola por encima del hombro con un deje divertido.
-Uno tiene una reputación que mantener ¿no crees?

La sentí trastear a mis espaldas con la aguja que calentaba para desinfectara, me acercó una botella por si quería beber un poco y lo hice, no por el dolor, pues acostumbrado a las espadas aquello era un juego de niños, si no porque me gustaba el sabor y había que celebrar.
-mañana con los primeros rayos del alba emprenderemos el viaje hacia el desierto, tenemos que aprovechar la ventaja que sacamos a los enemigos,  el tiempo de luz que tengamos pues la noche es demasiado peligrosa para ambos -aseguré volviendo a buscar sus pardos por encima de mi hombro.
Sus labios sellaron los míos para que guardara silencio, no quería hablar de eso ahora mismo, creo que pretendía aprovechar este instante único que significaba todo y nada al mismo tiempo.


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