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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Naitiri Zahir Miér Mar 22, 2017 11:12 am

Recuerdo del primer mensaje :

El día por fin había llegado y era la hora en que el paréntesis se rompía y debíamos de volver a seguir, o a empezar, con el propósito que nos había llevado hasta allí. Fui hasta mí camarote para cambiarme de ropa cerciorándome de que tenía todo listo y preparado para en terminar de desayunar coger las cosas y partir, salí recorriendo los pasillos por última vez hasta el comedor donde me senté con el vikingo para desayunar de forma tranquila, y una vez terminado volver al camarote y coger las cosas, cuando fui a cubierta él ya estaba allí. Ya se podía empezar a notar el calor que hacía aquel día y en aquellas tierras, siempre hacía calor en Egipto y al menos me alegré de haber traído la ropa adecuada para la ocasión. Dejé que él llevara una de las maletas y antes de bajar del barco me despedí de la familia a la que habíamos salvado la niña y finalmente bajamos para pisar tierras egipcias.

Por un par de segundos cuando mis pies tocaron el suelo, por extraño que pareciera, me quedé quieta sintiendo de nuevo aquella sensación que había sentido cuando volví hacía poco tiempo. “Estoy en casa”, eso fue lo que cruzó mí mente y que me hizo portar una sonrisa en el rostro más animada, nada como estar en casa para sentirte mejor y así era como me sentía en esos momentos. Miré a mí acompañante y le hice un gesto con la cabeza para que me siguiera entre la multitud, debíamos de coger otro barco para poder llegar hasta Guiza aunque este era mucho más pequeño del que habíamos utilizado para llegar hasta allí y que era muy común para navegar por el Nilo.

El vikingo destacaba entre la multitud no solo porque era más alto que la media de los que allí había, sino por su tono de piel algo más pálida, su pelo, sus ojos azules y sobre todo por la ropa que llevaba que destacaba entre las que solían utilizar allí. Llegamos hasta la zona donde estaban los barcos y compré los dos pasajes que nos llevarían hasta Guiza, apenas sería el recorrido de un par de horas y no tardaríamos mucho en llegar, debíamos de navegar por el Nilo ya que el barco no podía hacerlo por las mismas dimensiones de este y porque aquellos barcos eran más prácticos para navegar por el Nilo.



-Seguro que este barco te hace sentir más nostalgia que el otro –apunté sentándome en la popa del barco, el sol brillaba en el cielo y se reflejaba en las aguas del Nilo que seguramente no tardarían dentro de poco en llenarse de cocodrilos y caimanes ya que se iba acercando el bueno tiempo. Este tipo de barco era más similar a los que usaban ellos y de hecho era el que más usábamos nosotros también. La leve brisa era bien recibida para soportar un poco el calor y lo miré durante unos segundos, ¿cuán bien se le daría aguantar el calor?- ¿Estás bien? –Pregunté para ver cómo estaba llevando ese calor y saqué uno de los libros que traía en una de las maletas- hay bebida por si te apetece tomar algo, quizás una cerveza egipcia bien fría te venga bien –le sonreí dejando que decidiera si quería o no  y miré lo que tenía apuntado en el libro durante unos segundos. El escaso par de horas que estuvimos abordo pasaron –por suerte para mí- sin ningún incidente que comentar al respecto, parecía que él estaba bastante cansado y no sabía si era por el calor que hacía aquel día.

Conforme llegábamos a Guiza desde lejos se podían observar las pirámides que se alzaban en lo alto incluso desde esa distancia, pirámides que había ido a verlas cuando era pequeña y que en mí vuelta también había vuelto a ir. Mí madre había estado trabajando también en ellas y cuando era pequeña siempre había querido trabajar como lo hacía ella. Lancé un suspiro observándolas y ya que él no había estado nunca en Egipto, aunque si esperaba que hubiera oído hablar de las pirámides, le conté un poco por encima cuál era cada una y un poco su historia. La esfinge no se veía porque estaba detrás de una de las pirámides y esta la tapaba, así que no le comenté nada al respecto. Por fin llegamos hasta la ciudad de Guiza y le hice una seña para que me siguiera, volver a pisar sus calles, perderme entre su gente, el ambiente del lugar… era como si nunca me hubiera ido de aquel país, de aquella ciudad… sentía bien volver a pisar aquellas calles y caminar por la zona.



-No te pierdas vikingo, aquí dudo que puedan entenderte si te pierdes –le lancé una mirada divertida mientras seguíamos andando. Sabía exactamente dónde iba a llevarlo, al mismo lugar donde me había hospedado yo cuando hice aquel tour por Egipto y paré en aquella ciudad la primera. Era una zona tranquila y alejada, solamente habían familias viviendo allí y muchas de ellas se dedicaban a los mercados callejeros, así que sería el mejor lugar para quedarse que mejor cualquier hotel donde pudiéramos llamar más la atención como turistas. Viviendo en una casa, y yo al ser egipcia, sería más probable que pensaran que estábamos juntos a que pensaran que éramos turistas. No tardamos mucho más de media hora hasta que entramos en aquella zona residencial, allí vivía un amigo de mí madre de hacía mucho tiempo quien fue quien me encontró donde quedarme a mí vuelta y a quien iba a acudir de nuevo. Giré por una de las calles viendo que había niños jugando en ella y les sonreí mientras paraba en una de las puertas que había y tocaba esperando que estuvieran en casa. A los pocos segundos un hombre mayor me abrió la puerta a lo que yo le sonreí- Hawis –él apenas tardó un par de segundos en reconocerme y en saludarme, nos invitó a pasar y miré al vikingo para que estuviera tranquilo.

Hawis había sido compañero de mí padre mientras ella trabaja en las pirámides, me conocía desde pequeña y sabía mi pasión, la misma que la de mi madre. Se extrañó de verme de nuevo por allí y le conté brevemente que venía porque el museo me había mandado, no iba a contarle la razón principal porque eso no debía de saberlo nadie. Le pregunté si seguía teniendo aquella casa que una vez me dejó y si estaba disponible para que pudiéramos quedarnos, por suerte para nosotros estaba libre y no dudó en dejárnosla. Le dije que le pagaría por aquello y aunque dijo que lo hacía como favor por ser hija de Tahirah, yo me negué en rotundo y acordé en pagarle algo… ya había sido bastante generoso en el pasado. Como era de esperar el vikingo no se había enterado de nada porque Hawis no hablaba francés, así que cuando se fue a por la llave le comenté brevemente qué era lo que habíamos hablado, por si acaso pensaba que había dicho algo que no debiera.


-Shukran* Hawis –me despedí de él agradeciéndole y me giré para mirar al vikingo, era algo frustrante no poder llamarlo por su nombre, pero se había empeñado en no decirme nada- Vamos, ya tenemos sitio donde quedarnos –le sonreí y cogí la maleta para salir por la puerta y comenzar a andar calle abajo. La casa que nos había dejado estaba un poco más para abajo, así que apenas tardamos diez minutos en llegar, metí la llave en la cerradura y abrí la puerta pasando dentro y cerrando cuando él entró. Abrí todas las ventanas para que entrara la luz y ventilara el lugar, dejé la maleta en el suelo y lo miré a él- Mejor que cualquier hotel donde podamos llamar más la atención, ¿no crees? Esto es una zona residencial y aquí todos son comerciantes y mercaderes, no creo que encontremos problemas –fui abriendo ventana tras ventana y luego lo miré a él, parecía bastante cansado y llevé mis manos a la cintura- Pareces cansado, vikingo. ¿Estás bien? ¿Es por el calor? –Terminé preguntando porque hacía bastante para la época que estábamos, y se avecinaba más calor- Deberías de darte una ducha, te ayudará con el calor y seguro que hay ropa cómoda en alguna habitación –tampoco quería obligarle, pero parecía que realmente lo necesitaba. Yo misma estaba por darme una ducha y cambiarme de ropa, la humedad, la calima que seguramente se formaría conforme se acercara el calor hacían el ambiente mucho más caluroso- Ve y hazme caso por una vez, mientras veré qué hay para poder hacer la comida y hablaremos del plan a seguir, ¿te parece bien? –Me acerqué hasta él y puse mis manos en su espalda como si intentara moverlo, pero era más fuerte que yo y no conseguí hacerlo- Venga vamos, o sino me colaré yo primero en el baño –reí levemente y me acerqué hacia la cocina para ver qué era lo que podía hacer mientras él se bañaba. La casa era de dos plantas, las habitaciones y el aseo principal estaban arriba mientras que el salón y la cocina estaban bajo.

Terminé por subir antes que él y me metí para darme un baño rápido y ya dejarlo a él mientras hacía la comida, me puse un vestido de lino que era para verano de manga corta, escote en "U" de color blanco y ya bajé para empezar a preparar la comida. Faltaban algunos ingredientes así que salí mientras el se daba el baño a comprar lo que necesitaba y volví para terminar. Cuando él ya se había bañado yo estaba por terminar de cocinarlo, en su mayoría era arroz y carne y un poco de verduras, era lo más rápido para hacer. Cuando me giré en la cocina estaba observándome apoyado contra el marco y sonreí, ya estaba casi todo listo.


-¿Puedes sacar un par de platos y llevarlos al salón? Están en ese armario –le señalé con la cabeza y me giré para terminar con lo que estaba haciendo esperando que me hiciera caso. Dejé cada cosa en un bol y lo saqué al salón y luego volví a la cocina sacando una jarra y dos vasos que dejé sobre la mesa, me senté en la mesa y lo miré- ¿Mejor tras el baño? No pensaba que iba a hacer tanto calor –me puse en el plato un poco de cada cosa que había en el bol y lo miré- Después hablaremos de cuál es nuestro plan, ¿tienes un plan? –Enarqué una ceja observándolo, no sabía muy bien qué era lo que tenía en mente precisamente.



*Shukran: Gracias


Última edición por Naitiri Zahir el Dom Abr 02, 2017 9:01 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Brynja Vie Mayo 12, 2017 10:43 am

Conocía de antemano cuánto dolor estaba causando podía apreciarlo en los dos. Ella en el suelo, sin poder creer que la persona a la que quería no solo le había mentido, ahora ante sus ojos era un completo desconocido al contrario que para la loba. Ubbe Cannif lo significaba todo tanto en el presente como en el futuro. Lo quería. Lo quiso desde el primer segundo en el que demostró su valentía, sus miradas se cruzaron en el campo de batalla.

Fue el primero en fundirse con su piel, el primero y el único. Se dio cuenta de que él no solo estaba dolido, su mirada azul como el cielo se había roto en mil pedazos como su corazón, el de los dos. Aquel amor que iba a poner fin a la aventura y empezar algo juntos, se había reducido a cenizas o eso creía. No fue suficiente. La desesperación de Ubbe por no perderla, cómo la miraba como si fuese la única , como si la loba no existiese. El amor que sentía por el vikingo se iba convirtiendo en algo muy distinto.

No tenía miedo de aquella insignificante mujer, aquella la cual se lo había arrebatado. Naitiri llegó al corazón del vikingo, siempre había sido así y ella, tan solo era un desahogo, alguien a quien sabía encontraría en el mismo lugar, se saciaría y volvería a marcharse…pensando en otra. La ira oscureció sus ojos, mirando a ambos hasta clavar su mirada en él. la había herido de muerte “mas algo si tengo claro, Bry nunca te ame y nunca te amaré, solo fuiste unas piernas mas, un rato de diversión en un mundo plagado de guerras.” Nunca…nunca.. palabra que resonó en su mente. Oírlo no era lo mismo que saberlo. Oírlo de su voz era tan doloroso como si acabase de clavarle la estaca que tenía en su mano.

-¿Tan poco signifiqué para ti, Ubbe? -pese al dolor que sentía, sonó desafiante, luchadora… quería saberlo pero cambió de opinión, apretó la estaca para causar daño a la mujer…lo pagaba con ella -Te salvé la vida. Estás aquí por mí y lo sabes. Si no, mis hermanos hubiesen acabado con tu vida pero…me enamoré de tu espíritu guerrero, tus ojos y la manera en la que me miraste, jamás volverás a mirarme así. -no iba a quererla nunca, si le obligaba a irse con ella…la odiaría aún más ¿Acaso era posible?

-Y tú -clavó sus ojos en la egipcia, no iba a dejar llevarse a Ubbe y él tampoco quería ir con ella -Me acusas, me juzgas cuando solo quiero al hombre que amo y tú me lo has arrebatado. No sabes lo que se siente ¿verdad? Saber que nunca me mirará de esa forma, ser para él como una de esas fulanas que puede encontrar en cualquier burdel -tuvo que parar, silencio… sus orbes comenzaron a ponerse cristalinos - ¿Qué se siente, Naitiri Zahir? ¿Qué sientes cuando te mira solo a ti? ¿cuándo te besa con ese fervor y dulzura? ¿cuándo te abraza? ¿qué diablos se siente cuando te mira a los ojos y te susurra que te ama? -las preguntas fueron tomando un tono más elevado, pasaba del enfado más absoluto a la tristeza…y eso no era bueno, la ira la recorría de la cabeza a los pies.

-Si tanto la amas ¿por qué le has mentido? Promesas… no hacen falta decirlas con palabras. Ella sabe que le has prometido amarla en este tiempo o en otro… pero le has mentido. La reliquia es una pieza importante pero ¿lo es Ubbe en tu vida, Naitiri Zahir? Un vikingo que ha jugado contigo, te ha ocultado quién es… y alega que se ha enamorado de ti. Él, que ha usado a las mujeres como ha querido… pero ahora… va y se enamora de ti. ¡qué bonito! No, no tendrás a tu madre. No te la mereces, ¿por qué tendría que entregártela? A mí la reliquia me trae sin cuidado, quiero algo más… y tú… -clavó sus orbes en Ubbe, estaba tan dolida por sus palabras que no pudo evitar que dos lagrimas de ira, impotencia saliesen de sus ojos -Te odio, Ubbe Cannif
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Mensaje por Naitiri Zahir Vie Mayo 12, 2017 1:12 pm

Las cosas cada vez estaban más claras en aquel momento, había recibido demasiada información y había sido demasiado, debía de admitirlo, y en esos momentos entendía más cosas que hacía un tiempo. Una parte de mí estaba derrotada y dolorida al extremo por todo lo que había pasado, por todo lo que ese vikingo no me había contado y que no desmentía de ella. La otra parte estaba cansada de que me hicieran daño siempre por el mismo lado, siempre atacando de la misma manera haciéndome débil sin poder hacer nada… yo solo era una humana, normal y corriente, no era una guerrera ni tampoco era una loba que podía acabar con las vidas de quienes se presentaran ante mí, no era como si pudiera coger una espada y defenderme… pero si algo había tenido siempre era una fuerza de voluntad extrema que hacía que me sobrepusiera a lo que me pasaba, y si había podido hacerlo durante toda mi vida, aquello, no iba a ser la excepción a la regla.

Estaba rota, sí, y muy dolida con lo que pasaba en ese momento pero las palabras de la loba de alguna forma me hicieron despertar, me hicieron levantar y lucharme como siempre había hecho, como al parecer siempre tendría que hacer a lo largo de mi vida: ser más fuerte que la situación. Ya estaba cansada de ser débil, de dejar que viera y disfrutara con el espectáculo que ella misma había provocado, simplemente me harté. No tendría ni garras ni colmillos ni una fuerza sobrehumana, pero lucharía por lo que quería en esos momentos y mis palabras no dejaban duda alguna. No era una necia, sabía que podría acabar con mi vida en cuestión de segundos, pero no iba a mostrarme vencida y derrotada ahogándome en la pena mientras ella disfrutaba con el espectáculo… nunca más.

Ellos seguían lanzándose pullas mientras yo aprovechaba esos momentos para reponerme aunque cuando el dolor me consumía por dentro, palabras hirientes que se lanzaban y de alguna forma me recordaron a un deja vu, un tanto diferente al que veía, donde era yo quien estaba implicada junto a otra persona. Obvié las palabras que me lanzó el vikingo preguntándome si es que yo no tenía pasado, lleno de rabia y de dolor, y no le contesté porque él no podía entender al parecer por qué estaba así… no era su pasado lo que me dolía, sino el haberme sentido engañada y que me hubiera mentido… no soportaba las mentiras. Lo miré cuando alzó las manos como si cediera ante la demanda de la loba y negué con la cabeza, mis palabras habían sido claras: solo la reliquia es lo que obtendría, nada más.

Las palabras del vikingo con respecto a la loba habían sido duras, y seguramente se le habrían clavado en el pecho por el dolor que mostraban sus ojos… así porque clavó un poco más la estaca que tenía en el pecho de mi madre y que me hizo mirarla con odio por lo que estaba haciendo. Ella le recordaba que seguía vivo gracias a ella, la misma historia que él en su momento me había contado, pero que no había dicho que ella se había enamorado de él ni que habían tenido nada… y en parte, ¿podía culparlo? Yo tampoco le había contado algo así sobre mí pasado, y era exactamente ese el motivo por el que no me dolía su pasado, sino todo lo demás. Pasados teníamos todos y era algo que entendía y comprendía, no era eso lo que me había dolido de él… sino otras cosas muy diferentes.

Sus ojos se clavaron en los míos y comenzó a decirme que la acusaba y la juzgaba por ir a por la persona que ella amaba y que yo, aún sin saber cómo, se lo había arrebatado. Decía que no sabía lo que se sentía, el que no la mirara a ella como me miraba a mí, como si la tratara como una fulana había dicho… y no sabía cuán equivocada estaba con esas simples palabras. Por supuesto que no lo entendía y sabía cómo se sentía, porque yo también lo había pasado y lo había sufrido… más incluso de lo que ella jamás llegaría a pensar en toda su vida. Eso, y el sentirme como una fulana… bueno, lo había sido y sabía perfectamente que cuando él hubiera ido a buscarla la habría tratado muy diferente a como tratan de verdad a una, seguramente la habría complacido haciendo que disfrutara no pensando únicamente en el placer de él, y luego no se habría largado pagando por el servicio… ella ni siquiera sabía lo que estaba diciendo.



-Te equivocas… sí lo sé, y mejor de lo que nunca llegarás a comprender –mis ojos se fijaron también en los suyos, podía ver el dolor en sus ojos y era uno que yo también conocía aunque si debía de sentir algún tipo de lástima o pena por ella… no lo sentí, no cuando tenía a mi madre con una estaca en el pecho, por mucho que supiera exactamente por lo que ella estaba pasando- ¿Crees que eres la única que ha sufrido por un hombre? Yo también he sufrido lo mismo que tú, pero tras un tiempo el dolor remite y lo cura todo… salvo que te agarres a ese imposible como si fuera un clavo ardiendo –porque la entendía perfectamente- Yo no sé qué pasó en ese futuro de donde venís, de ese en donde tú partes con ventaja, pero puedo asegurar que conociéndome sé que sería incapaz de interponerme en la relación de alguien… incluso en esa que teníais vosotros. Tú también me estás juzgando por algo de lo que ni siquiera he hecho y de lo que no puedo defenderme –le devolví, cabreada con sus palabras. Pero no calló, siguió y esa vez siguió preguntándome qué sentía en el que con cada pregunta incrementaba el tono de su voz, variando desde el enfado a la tristeza… algo que se podía ver en sus ojos- ¿De verdad quieres saberlo? –La miré de forma fija unos segundos- Que puedo ser feliz… por eso no pienso dejar que te lo lleves –sabía que esas palabras no le iban a gustar, y que le iban a doler, pero sinceramente me importaba más bien nada cuando ella había venido a lo mismo- Eres una guerrera… deberías de saber cuándo una batalla está perdida y debes de retirarte –pero no calló, siguió hablando preguntando al vikingo por qué me había mentido y cuán de importante era él en mi vida y demás cosas- quizás no me había dado cuenta de lo importante que era –ver que entregaba su vida para salvar la mía había hecho mucha mella, había despertado todo- tampoco puedo culparle por tener un jardín lleno de rosas hasta que llegué yo –clara frase que quizás ella no entendiera, pero estaba convencida que el vikingo que estaba a mí lado sí que iba a entender, lo miré girando mi rostro hacia él. Seguía dolida y cabreada, mucho, pero incluso así era difícil eliminar esos sentimientos que sentía- No es tú pasado –fue lo único que dije para que entendiera, en respuesta un poco a su pregunta. La loba seguía hablando alegando que no quería la reliquia, que no me daría a mi madre y que ya no la quería para nada- No es cierto, tú rey quiere la reliquia y nosotros la tenemos. La reliquia, por mi madre… es lo único que vas a obtener. No has venido solo a por Ubbe, pero no te lo vas a llevar. Y si fueras inteligente… sabrías ver que es lo único que tienes y aceptarías el trato, es lo mejor que vas a conseguir de nosotros.
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Mensaje por Ubbe Cannif Vie Mayo 12, 2017 4:02 pm

No diré que me causo ningún placer ver a una mujer derruida que sabia que me amaba mas que nada en este mundo, que se había entregado a mi en cuerpo y alma. Yo fui su primera vez, su único amor, me dio demasiado y realmente lamentaba no poder corresponder pero ¿que haces cuando el corazón te empuja hacia el desierto y la mujer que procede de él?
No respondí a esa pregunta que se hundió en mi como un cuchillo “¿tan poco signifique para ti?”
Yo no buscaba el amor, se lo repetí muchas veces, pero ella no me escuchó, no la había tratado como una puta, pues siempre me preocupé por ella, siempre traté de que el placer fuera reciproco e incluso en mas de una ocasión la cuidé de los míos. Ella  había sido mas que muchas otras, pero no suficiente, no porque lo que ella sentía por mi, yo lo sentía por otra.

Se dirigió a la egipcia después, voraz, destructiva como una tormenta que arrecia sobre un drakkar hundiéndolo en la mar.
Mas el que quedó a la deriva fui yo cuando Nai confesó algo que yo desconocía, algo que jamas me dijo ni la presente, ni la futura, no era la primera vez que amaba, pues otro ya había roto su corazón.
Mi gesto se tenso, mi mirada se enturbio y desvié los ojos a otro lado incapaz de mantener el odio que reflejaba en ellos.
No soportaba saber que no era el único. Mi madre estuvo con muchos hombres, era un echo, como Nai trabajo y sobrevivió de su cuerpo, mas..ella solo amó a uno, mi padre.

Las dos hablaban, yo no escuchaba a ninguna de ambas, no ahora que la idea de un otro me devastaba.
“Un jardín lleno de rosas hasta que yo llegué” mis ojos la buscaron, sus pardos en los míos, entendía esa frase, claro que lo hacia, nunca poseí una violeta, mas ella por el contrario me llevaba clara ventaja.
“No es tu pasado” me dijo tras seguir con la discursion con la loba.
-Lo se -sentencié con el gesto sombrío y la voz ronca. Eran las mentiras, lo que había callado y no dicho pero...
-¿que esperabas Nai? ¿que llegara y te dijera: Hola soy Ubbe, vengo del futuro y nos vamos de viaje, prepara la maleta?
No iba a explicarle mas y se que mis palabras solo empeoraban esto cuando el sarcasmo salia a relucir pero..estaba cabreado o dolido o ambas cosas.

Miré a la loba que seguía emponzoñando por si no lo estaba ya bastante lo que quisiera que hubiera entre nosotros.
-Si, he jugado con las mujeres, pero no les he mentido, ha sido un juego siempre consentido, sin promesas eternas, sin amores fingidos. Lamento que te hayas enamorado de quien no debías porque no es correspondido -rugí -ahora coge la reliquia y reza a Odin, nada mas te vas a llevar hoy de aquí.

“Te odio” ladeé la sonrisa, negué con la cabeza.¡Perfecto! tenia frente a mi dos mujeres que me odiaban de distinta manera y por distintos motivos. Puede que yo fuera el errado, mas no me arrepentía de lo que había hecho con ninguna.
-Odiar es el primer paso para superar, pero no te ciegues, te repito que te has equivocado de bando, no destruyas el norte buscando destruirme, te arrepentirás.

Desvié mis ojos hacia la egipcia, nosotros teníamos una larga conversación, discursion o ambas cosas quizás.
-Nai, nunca quise hacerte daño, puede que esa escusa también la hayas oído de otros labios, pero...
Dejé escapar el aire de forma pesada, la noche caería sobre nosotros si no nos dábamos prisa, el desierto era traicionero cuando la luna danzaba en el cielo.
-Suelta a la madre de Nai, coge la maldita reliquia y desaparece de nuestra vista, ninguna de los tres ha ganado hoy.
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Mensaje por Brynja Dom Mayo 14, 2017 12:47 pm

Nada podía ser comparado a ese dolor tan inmenso que la calaba bien hondo, hasta lo más profundo de su ser. Ubbe no solo la castigaba con aquella imagen de hombre enamorado y desvivido por la mujer a la que amaba, también la torturaba con palabras… con un claro “no me importas nada”. Sintió morir, ninguna herida de guerra, dolió tanto como oírle. Y lo peor es que seguía amándolo con toda su alma. Mintió al admitir que lo odiaba.. ¿Cómo iba a odiar a la persona que más le había importado en su vida?

No podía permitir que ella ganase la gesta, se lo llevase. Iba a arrancárselo del todo de su lado, nunca más…volvería a verle, a mirarle a los ojos aunque él la viese de un modo muy distinto. No se perdería en su piel, deleitándose en cada caricia y beso…besos cargados de promesas silenciosas, por parte de la loba. Naitiri no le importaba lo más mínimo, solo quería recuperarlo, no la amaría pero lo tendría a su lado. Y a él, desolado e impotente, por no saber cómo ayudarla y a la vez, la forma en deshacerse del problema…de ella misma.

Asintió, quería saberlo, comprender lo que se le escapaba de las manos. Felicidad. Medio sonrió desviando la mirada hasta Ubbe, él no la hice feliz, solo la quería para un fin y una vez conseguido…volvía a los brazos de aquella mujer. Y la maldita tenía razón, era una guerra perdida…una en la que quizás no luchó demasiado, nada porque la había herido de muerte. Sus orbes se oscurecieron, presos de rabia e ira contenida. Y la tristeza se unió, haciéndola reaccionar de un modo que Ubbe no esperaría.

-Felicidad. La has hecho feliz y a mí desdichada. Sabías lo que sentía por ti y seguías visitando mi cama porque no te lo negaría. Te lo ofrecí todo. Poder, riqueza, amor y paz pero no es suficiente.-chasqueó la lengua, fijando la mirada en la reliquia, ese trasto no lo quería para nada, solo cumplía órdenes y éstas le terminarían de alejar de él -Escupes palabras de odio y resentimiento cuando estoy aquí para luchar por ti. De lo único que me arrepiento es… de haberte salvado la vida. Te di la mía y fui yo la quien murió en el campo de batalla -la estaca seguía ejerciendo presión, la loba… los miró a ambos en un silencio sepulcral, ninguno sabía qué camino escogería al final.

-Te equivocas de nuevo. Yo hace mucho tiempo que perdí. Perdí cuando la miraste a los ojos, la besaste y susurraste ese hechizo de amor, un “te quiero” que yo por haberlo tenido hubiese hecho cualquier cosa, aunque ese sentimiento fuese mentira -apretó con fuerza los dedos alrededor de la estaca y cerró los ojos. Iba a entregarle la felicidad absoluta a esa mujer y a cambio, recibiría la peor de las condenas…él se marcharía -A ti no podría hacerte daño. Esa espada la tengo clavada yo, en lo más profundo de mi alma -intercambió con Naitiri una mirada intensa, estaba claro que no todo acababa ahí -Si alguna vez, si me enterase de que le haces daño, mujer…ten por seguro que habrás cavado tu propia tumba

Rugió, la estaca dejó libre su corazón . Ese era el trato, ninguno quería derramar más sangre pero la verdad…es que tan solo uno de ellos se iría con el corazón roto, el alma desquebrajada pero la mente fuerte.

Miró fijamente a Ubbe, en silencio, el amor se había disfrazado en odio. Y él... le había dado total sepultura a ese sentimiento que ya no existía en su noble corazón
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Dom Mayo 14, 2017 7:25 pm

Ahora que todo había quedado más o menos claro, aunque tuviera cosas que hablar con Ubbe después de que la loba se fuera y recuperara a mi madre, seguía sintiéndome tremendamente intranquila. Porque no las tenía todas conmigo, porque aunque veía que las palabras de la loba que decían que lo amaba eran ciertas, pues sus ojos lo reflejaban, también veía el odio que se escondía tras ellos… y una mujer enamorada, y rechazada, era tremendamente peligrosa. Todo estaba saliéndose de control por unos segundos en los que rezaba por recuperar a mi madre a toda costa, incapaz de soportar que la loba tuviera una estaca sobre su corazón sabiendo que le bastaba un grácil y simple movimiento para acabar con su vida. También era consciente de lo que ello implicaba, porque no había olivado esa parte, y era que si le entregábamos la reliquia Ubbe ya no podría llevarla ante su tío para derrocar a ese rey… y ni siquiera sabíamos qué propiedades tenía la caja.

“No se la entreguéis” la voz de mi madre sonaba firme en mi cabeza, como si estuviera hablando en voz alta y no solo la pudiera escuchar yo. Sus ojos me miraban esperando que le hiciera caso a lo que me decía, un “¿por qué?” se escapó en mi cabeza y su contestación fue rápida “Porque es más importante y peligrosa de lo que creéis”. Entendía que estaba dispuesta a que eso no pasara, se iba a dejar que la loba le clavara la estaca en tal de que no cayera en sus manos… pero no podía permitirlo. Ya la había perdido hacía dieciséis años… me negaba a perderla de nuevo. No otra vez. Negué de forma leve con la cabeza sin apartar mis ojos de los suyos, fijos en mí. “No madre, no puedo perderte de nuevo” y es que esa vez sería para siempre… bastante tormento y sufrimiento había pasado sin ella, la necesitaba, la había necesitado durante mucho tiempo y quería abrazarla, que me ayudara en esos momentos que más necesité… sentirla, y no sentirla sabiendo que me la iban a quitar.

Y es que la encrucijada en la que me encontraba no era fácil, porque sabía lo que significaría entregar la reliquia y pese a todo… el vikingo parecía dispuesto y decidido a que nos entregara a mi madre aun cuando eso le costara de alguna forma fracasar en lo que había ido a buscar. Era importante para él, pararía y frenaría una guerra que llevaba mucho tiempo en danza… gesto que aunque no lo dije en voz alta, admiré pero sobre todo valoré. No solamente se estaba jugando y decidiendo el futuro de un país, sino que los sentimientos también estaban expuestos, por parte de los tres. La frase de él, más bien su pregunta, fue algo que me hizo mirarlo de forma fija durante unos cuantos segundos. No quise comentar nada al respecto, porque en parte entendía que no me hubiera dicho nada… hubiera sido algo muy difícil de explicar para él y de asumir para mí pero… no podía con las mentiras, y no podía dejar de sentir que en parte había estado siendo engañada durante todo aquel tiempo.

La loba siguió hablando esta vez dirigiéndose al vikingo, alegando que me había hecho feliz y a ella una desdichada. Poco o nada podía decir sobre lo que ella estaba diciendo, porque no sabía exactamente qué es lo que habían tenido ni tenía noción de lo que ocurrió realmente, solo había formado algo y había ido uniendo hilos hasta que más o menos lo creí entender. Poco más podía hacer ella, tenía casi todo perdido y solo le quedaba entregarnos a mi madre y llevarse la reliquia, pese a que mi madre no dejara de repetirme que no debíamos de hacerlo. Ambos se hablaron mientras yo me quedé al margen sin querer decir nada, sin tener nada que decir más de lo que ya había dicho. Cuando el vikingo se giró a mirarme mis ojos lo buscaron, estaba claro que teníamos algo que hablar en cuanto ella se fuera… Dijo que nunca quiso hacerme daño, y en verdad… es que lo creía. Lo creía porque me había salvado una y otra vez, había arriesgado su vida por mí e incluso había estado dispuesto a sacrificarse por mi vida. Si quería hacerme daño no hubiera tomado ese camino. Mi mano subió para buscar la suya para cogerla y apretarla con fuerza.


-Lo sé, Ubbe –dije en un susurro observando sus ojos, esos orbes azules a los que me había acostumbrado ver día tras día. Sin decir nada dijimos mucho más de lo que quizá aparentó, y me giré para mirar a la loba para ver lo que hacía. Parecía que se despedía, que entendía que no podía hacer nada más que llevarse la reliquia. Su mirada se fijó en la mía y me amenazó, sí, me amenazó con que no le hiciera daño o cavaría mí propia tumba. Sonreí de lado ante sus palabras y sin dejar de mirarla acepté con la cabeza- Lo sé, pero no será necesario –pronto, en tensión, pude ver como finalmente la estaca quedaba fuera del alcance del corazón de mi madre y ésta sin perder tiempo se alejó de la loba y en un par de segundos su cuerpo se estrelló contra el mío, rodeándome con sus brazos y estrechándome contra ella. Le devolví el abrazo aliviada porque estuviera conmigo y cerré los ojos perdiéndome en su olor, ese que recordaba desde hacía tanto tiempo. Sus manos no dejaron de acariciarme mientras yo caía en la cuenta de que tras tantos años la tenía conmigo, se separó para mirarme con sus manos en mi rostro, repitiéndome lo que siempre me decía: mi pequeño jazmín. Me hizo reír y pronto unas lágrimas comenzaron a caer de mis ojos sin controlarlo, que ella pacientemente las limpió mientras me miraba, alegando que era tal y como siempre ella había imaginado, y es que ahora que estábamos tan cerca era claramente su viva imagen, salvo que ella se había quedado en esos treinta dos años que tenía la última vez que nos vimos- Te he echado tanto de menos… -murmuré mientras ella me limpiaba las lágrimas, sonriéndome, para abrazarme de nuevo.

No me percaté del todo del intercambio con la reliquia envuelta por la emoción del momento, por volver a tener entre mis brazos a alguien que nunca llegué a soñar con que volvería a tener. La apretaba fuertemente contra mí como si temiera que se desvaneciera, como si fuera todo un sueño, mientras ella me calmaba y me tranquilizaba alegando que estaba allí. Escondí mi rostro como una niña pequeña en su cuello y ella me decía cosas, de lo orgullosa que estaba… aunque no supiera a qué me dedicaba antes de seguir sus pasos, y no lo iba a comentar. Me pregunté si sabría que padre también era un vampiro y si sabía algo de él, hacía tiempo que no lo veía y se alegraría saber que nunca la mató.

Al final me calmé y me tranquilicé entre susurros de ella, decía que teníamos muchas cosas de las que hablar y que contarnos, ponernos al día, mientras yo no podía estar más feliz por haberla recuperado, como un milagro. Me separé de ella y fue cuando vio el colgante que llevaba… reconoció el suyo al instante y me miró, como sorprendida porque lo tuviera yo y no le dije nada, ni yo misma sabía cómo es que lo tenía en mis manos realmente. Luego se fijó en el otro colgante que tenía cogiéndolo entre sus manos, para alzar la mirada a la mía y mirarme de forma fija, sin decirme nada pero diciéndomelo todo. No había que aclarar quién me lo había dado, y me pregunté qué pensaría si supiera que me había hecho un tatuaje en el hombro que ahora con la ropa que llevaba no se veía muy bien, pero que ahí estaba.


-¿Llevas un tatuaje? –Sus ojos se abrieron sorprendidos y yo me mordí el labio, no me acostumbraba al hecho de que mi madre podía leer la mente y seguramente por eso mismo sabría lo del tatuaje- ¡Naitiri Zahir! –Dijo a modo de reprimenda y… no pude evitar reírme entre dientes, llevando mis manos a mi pelo y apartándolo, resultaba extraño que me riñeran cuando casi no nunca me habían reñido de esa forma. Mis ojos tras ella buscaron al vikingo que había sido el autor de dicho tatuaje dándome cuenta de que la reliquia ya no estaba en sus manos y que la loba se había ido dejándonos allí a los tres. Mis ojos dieron con los suyos y no supe muy bien lo que identifiqué y hallé en ellos, una mezcla de muchas cosas. Bordeé a mi madre para comenzar a andar hacia él sin apartar mi mirada de la suya, cuando estuve delante alcé mi rostro para mirarlo mejor y… acabé por abrazarlo. Mis brazos rodearon su cintura perdiéndose en su espalda y pegué mi cuerpo al suyo, suspiré cerrando los ojos un par de segundos en esa forma, aferrada a él.
-Gracias, Ubbe… no sabes cuánto significa esto para mí –quizás si lo sabía y por eso mismo le había entregado la reliquia a la loba- lo siento mucho –murmuré por lo que suponía la pérdida de la reliquia, una pérdida muy importante para él. Me separé para mirarlo de nuevo a los ojos, aún teníamos que hablar de muchas cosas… pero todo a su debido tiempo- Ven conmigo –dije cogiendo su mano para tirar de él suavemente para volver con mi madre- Mamá, te presento a Ubbe Cannif… Ubbe, te presento a Tahirah, mi madre –él decía que nunca la había visto y mi madre lo observó durante unos segundos de forma fija y no supe qué era lo que pensaba o lo que iba a hacer, porque le había quedado claro con lo que había pasado lo que había entre los dos y que él era quien buscaba la reliquia.
-No está todo perdido, Ubbe –habló mirándolo de forma fija, como si supiera algo que nosotros desconocíamos- Aún hay esperanza para equilibrar la balanza en esa guerra–y ahí, es cuando me había perdido.
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Mensaje por Ubbe Cannif Lun Mayo 15, 2017 4:12 am

Mis ojos en los de la loba, tenia razón en parte, debí dejar de visitar su lecho mucho antes.
Me mantuve firme contemplándola escupir el veneno que llevaba dentro, no pensaba defenderme, porque de los dos, ella era la que había sufrido mas daño.
Entendía su odio, su rabia, pero ambos sabíamos que nunca le prometí nada mas allá de lo que le daba.
Se lo repetí muchas veces no estoy preparado para una relación y aun entre tus piernas seguimos siendo enemigos los dos.

Mis ojos en el filo de aquella estaca, mi temor, que pagara con la madre de Nai la frustración que mi presencia le ocasionaba.
Nai estaba aterrada, podía notarlo en esos desiertos que ahora parecían inundarse de agua salada, se mantenía firme, pero bien sabia que todo era una mascara.

La loba recapacito, mejor la reliquia que nada ¿que ganaría matando a la madre de Nai? Nada, al menos así podría cumplir con los designios de su rey condenar al norte a la destrucción de manos de un inmortal que solo piensa en mantener la corona sobre la cabeza a base de destruir el norte y a las gentes que en ella moran.

La loba soltó a la madre de la egipcia asegurando que si me hacia algún daño la pagaría, nunca entendería a las mujeres, pensaba que quería mi muerte mas que nada en este mundo ¿acaso no había dicho que se arrepintió de salvar mi vida en el campo de batalla aquel día?
La madre corrió hacia Naitiri, yo caminé hacia la loba para depositar en sus manos la reliquia mis orbes azules se sumergieron en ese mar tempestuoso , tormenta entre nosotros.
-Te estas equivocando de camino, te ciega el despecho Bry, pero tu no eres así, amas el norte tanto como a mi y si llevas esa caja a tu rey destruirás nuestro hogar ¿estas segura de lo que vas a hacer?

Regresé junto a las otras dos mujeres, sin la reliquia y consciente de que acababa de sentenciar a muerte a mi familia. El desazón invadía mi pecho, una sensación agridulce invadía mi pecho.
Sabia que la vida de uno no valía la de todo un país, el problema es que amaba a Nai tanto que me cegaba la razón y no verla sufrir era suficiente para mi.
Ahora tendría que ir tras la loba, recuperar la reliquia, pues no tenia otra opción, enmendar mis actos y tratar de salvar el norte y mi linaje.
Había traicionado a los míos por amor y en mi mente solo repetía la misma pregunta una y otra vez ¿que hubieras hecho si fuera tu madre?

Ensimismado en mis propios pensamientos recibí una abrazo necesitado, cerré los ojos sumergiendo mi cabeza en su cuello, dejándome embriagar por su olor, mis dedos se deslizaron por su espalda, atrayendola contra mi.
-Sabes que he de ir tras ella ¿verdad? -susurré en su oído -no puedo permitir que esa reliquia llegue a manos del rey del norte, es responsabilidad mía.

Nai tiró de mi mano, algo me decía que no estaba preparada para dejarme marchar, ni siquiera yo para irme, teníamos una conversación pendiente pero después tenia que cumplir con mi cometido, recuperar la reliquia.
Me presentó a su madre, Tahira, había oído hablar mucho de ella, pero nunca la había visto.
Incliné la cabeza ligeramente en señal de respeto, intuía que nada bueno podía pensar de un vikingo que había secuestrado a su hija y embarcado en un viaje peligroso que en mas de una ocasión la había forzado a arriesgar su vida.

Fue entonces cuando antes incluso de que yo abriera la boca me dijo que había esperanza para el norte, algo que equipararía de nuevo la balanza de los dos ejércitos.
Enarqué una ceja confuso, no sabia a lo que se refería. Mi mano buscó la de la egipcia, acariciando con mis dedos la palma de su mano.
-Habla mujer, si hay un modo de salvar a mi familia, lo haré -dije hundiendo mis azules en los ojos pardos de la madre de Naitiri.
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Mensaje por Brynja Mar Mayo 16, 2017 5:25 am

No importaba cuanto luchase, ni le ofreciese…Naitiri Zahir ganaría, en este tiempo y en el futuro. Chasqueó la lengua, desviando la mirada hacia un punto inexistente, no quería presenciar el emotivo encuentro y menos verlos juntos. Dolía como si acabasen de clavarle, mil cuchillos en cada parte de su cuerpo, despacio… vil tortura. Se marcharía, los dejaría a su suerte, invencibles y enamorados.

Soltó la estaca, dejándola caer a sus pies, un simple trozo de madera…el daño que podía hacer. Como si no existiese, hablaban entre ellos y una sonrisa apareció en el rostro de la loba. Ese era su sitio, el de nadie porque eso era para Ubbe. Guardó la reliquia a buen recaudo, en un bolsillo interior de su ropa y les dedicó una reverencia, iba a marcharse pero él se lo impidió. Le odió por eso, ¿iba a seguir torturándola más?

Sus orbes oscuras, se clavaron en él, guerrera e inquebrantable. Nada le dolía ya, era aún mucho peor pero jamás le daría el gusto de derramar una lagrima y menos delante de él. No se merecía ni una de sus lágrimas, no se merecía…nada de ella. Altanera, alzó la cabeza, negando con la cabeza por sus palabras, preguntándose cómo podía odiar a alguien cuando tanto le amó.

-No vuelvas a dirigirme la palabra, ni a llamarme de ese modo cuando sabemos que no tienes aprecio por mí y nunca lo tuviste. Así me llaman mis amigos y ni eso somos, sí enemigos. Olvídate de mí, de mi persona, de lo que ha pasado entre nosotros que para ti es nada. Aunque… te resultará prácticamente muy fácil. Te espera y yo me marcho, he de llevar el objeto lo antes posible y ya me da igual lo que pase o no, al menos… para alguien soy importante -

Lo fulminó con la mirada. La escena no podía ser más conmovedora pero ella , solo veía a la mujer que le arrebató a lo que más había amado. Se alejó unos pasos hacia atrás, echó a correr, cada vez más y más rápido… un grito desolador escapó de sus labios, porque dolía, dolía más que la muerte.

Los suyos la esperaban. Suponía un antes y un después en la loba. Amar era para cobardes, esa era la lección que había aprendido. La perdida le consumía, le sería incapaz de volver a sentir amor... solo la desdicha, la rabia, la ira , el rencor
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Mensaje por Naitiri Zahir Mar Mayo 16, 2017 10:00 am

La loba se había ido dejándonos allí a los tres frente a las puertas de aquel templo en mitad del desierto, con la luna iluminándolo todo a su paso y las estrellas brillando en el firmamento. Se había llevado la reliquia y en verdad eso me dolía bastante, principalmente porque era algo que podía ayudar en la guerra del norte y podría ayudar a Ubbe y a su familia a acabar con ese sinsentido y esa masacre que estaba haciendo su rey en su hogar, también porque encontrarla nos había llevado mucho esfuerzo. Nos había costado peleas, discusiones, arriesgar nuestras propias vidas en el intento para conseguirla y el camino no había sido nada fácil…  me dolía que se la llevara sin apenas haber hecho nada, había aparecido en el momento justo con un intercambio al más puro estilo Quid Pro Quo cambiando la reliquia por mí madre.

Y sabía lo que eso le estaba afectando al vikingo, no lo decía en voz alta pero su expresión lo decía todo por si sola. Sabía que su cabeza ahora mismo estaría en esa reliquia y en intentar conseguirla, abatido por haberla perdido y por lo que ello significaba. No había sido  una decisión fácil, mucho menos para él, porque por un lado estaban las vidas de aquellos a quienes quería y amaba, para salvar una sola vida. Incluso así había preferido salvar a mi madre con la promesa de que no dejaría que utilizaran la reliquia en el norte, y en mi cabeza se formó la frase de “¿qué habría hecho yo, en su lugar?” Exactamente lo mismo, habría entregado la reliquia pese a que con ello condenara a los míos, pero estaba convencida de que su cabeza ahora mismo estaría planeando la forma de recuperarla de vuelta.

Ni siquiera me vio llegar metido en sus propios pensamientos, solo pareció reaccionar cuando mis brazos rodearon su espalda y apoyé mi rostro contra su pecho. Sentía su desesperación, su desazón por lo que había hecho y que ahora le recorría por dentro mientras pensaba en una forma de solucionar aquella situación. Su rostro quedó contra mi cuello donde podía sentir su respiración dar contra mí piel, sus manos deslizándose por mí espalda y a su vez pegándome más contra su cuerpo. Cerré los ojos intentando calmarlo de como estaba, reconfortarlo de alguna manera aunque sabía que quizás no fuera suficiente. Me mordí el labio cuando dijo que tenía que ir tras ella y asentí casi imperceptiblemente aferrando con mis manos la tela de la camisa de su espalda, lo sabía, era lo que tenía que hacer y lo entendía pero… no podía dejarle ir.

Muchas preguntas surcaban mi cabeza en esos momentos y no quería que se fuera sin al menos haber hablado con tranquilidad, no podía dejar que se fuera sin saber qué era lo que iba a hacer después… no quería ni pensarlo, pero la idea de saber que no pertenecía a esta época, tiempo, o como quisieran llamarlo me consumía por dentro. No estaba preparada para dejarlo marchar al igual que tampoco lo estaba para seguir haciéndome preguntas de las cuales algunas no quería saber ni la respuesta. Cogí su mano para tirar de él y presentarle a mi madre quien lo miraba recorriéndolo. No hacía falta decirle mucho más a ella, con lo que se había hablado cuando estaba la loba era más que suficiente para saber lo que pasaba entre los dos, ladeé la cabeza y me pregunté qué sería lo que estuviera pensando o escuchando de los pensamientos del vikingo, porque su atención estaba centrada en él.


-Me gustaría empezar agradeciéndote lo que has hecho, Ubbe, ¿puedo llamarte Ubbe? –Preguntó mirándolo con una sonrisa ladeada, hablando con calma, con tranquilidad… me recordaba a cuando me contaba cuentos por la noche o me explicaba alguna cosa, como si tuviera infinita paciencia- Y gracias por cuidar de ella –siguió mientras yo me mordía el labio mirándola sin saber lo que iba a decir en esos momentos.
-Mamá… -sus ojos se quedaron en los míos, me habría gustado decirle que era consciente de que le había dado algún que otro dolor de cabeza al vikingo, pero él no se había quedado atrás tampoco.
-Tienes el mismo carácter de fuego que tenía cuando era joven, y si eres la mitad de lo que yo era… estoy segura de que le habrás dado algún que otro dolor de cabeza -¿de verdad acababa de decir eso? Cerré los ojos unos segundos antes de negar con la cabeza ante aquello y ella volvió sus ojos al vikingo- por eso te pediría perdón, ha salido completamente a mí en lo físico y en el carácter –volví a morderme el labio en esos momentos sin saber por qué decía todo eso, sin saber si es que había leído algo en su mente, o es que lo había dicho porque así lo quiso. Luego llegó la frase que no esperaba para nada, y era que no todo estaba perdido para el vikingo y que aun habría algo que pudiera ayudarle en esa lucha que tenía.
-¿Mamá? –Pregunté desviando sus ojos ahora hacia mí, porque claramente ella tenía más información de lo que yo tenía en esos momentos- ¿Qué quieres decir con eso? Se ha llevado la reliquiaella sonrió sabiendo por donde iban los tiros como si intentara calmarnos y tranquilizarnos, miró a Ubbe tras haberla llamado “mujer” y rodó los ojos por ello.
-Preferiría que me llamaras Tahirah, en vez de “mujer”… dado como están las cosas sería lo más adecuado ¿no? –Nos miró pasando su vista de uno al otro como si con aquello explicara sus palabras, su tono era calmado, sin inmutarse, como si supiera que tenía algo que nos podría ayudar- Sí, se ha llevado la reliquia, o una parte de ella… pero digamos que no tiene valor o efecto alguno porque está incompleta –mí boca se abrió sin poder evitarlo ante sus palabras, ¿incompleta? El pergamino no decía nada de que hubieran más partes- Exacto, mi pequeño jazmín, esos papiros solamente hablaban sobre esta reliquia sin mencionar que había otra más que la completaba, como si fueran dos piezas en una –no entendía nada, era una caja a la que no le faltaba ninguna pieza ni ningún trozo.
-No entiendo nada… -negué levemente con la cabeza sintiendo la mano del vikingo acariciar la mía sabiendo que él estaba igual que yo en esos momentos- ¿Dices entonces, que hay otra reliquia de la que no se ha mencionado en ningún lado? –Enarqué una ceja ante eso esperando por su respuesta.
-Exactamente –asintió y lanzó un suspiro al ver que no entendíamos nada de nada- quizás debería de explicarte para que me entiendas –su mirada se centró en mí, ¿explicarme?- Hace muchos años, incluso antes de que nacieras, encontré en unas excavaciones unos papiros algo extraños y muy diferentes a los que normalmente habían existido. Intrigada por estos e intentando hallar si eran falsos, dediqué mucho tiempo a averiguar qué era lo que había en ellos. Nadie que conociera y que era experto en egiptología sabía nada de unos papiros como esos, nadie podía traducirlos… así que decidí hacerlos yo. Conforme fui avanzando en la investigación me fui dando cuenta de lo importantes que eran y de la magnitud que tenían. Tardé años en poder descifrarlos y para ese entonces tú ya habías nacido y mi deber como madre se imponía sin poder evitarlo. Al final descubrí algo en la traducción, descubrí que hablaban de una reliquia muy antigua, mucho más antigua que el mundo donde se relataban historias del poder de dicha reliquia. Era un poder sin igual conocido en el mundo y los dioses lo tenían custodiado para que nadie pudiera utilizarlo y obrara el mal. Según decían, tenía el poder de controlar aquello que no era propiamente humano y de este mundo… -hizo una pausa en la que miró al vikingo, y luego me miró a mí- Supe que estaba dando con algo peligroso aun sin saber si dicha reliquia existía o no, y fue entonces cuando hallé un fragmento en que no solo hablaba de la reliquia, de la caja que habéis hallado, sino de otra más que juntas hacían que funcionara. Al final un ser de la oscuridad, ambicionado por el poder quiso gobernar todo lo que había en el mundo para convertirse en el rey de todo, y consiguió las reliquias. Tras largas luchas y años de guerra, destrucción, caos y muerte los dioses consiguieron recuperarlas y para que nadie más volviera a hallarlas las escondieron en dos lugares diferentes de la tierra, separados y sellados. Vosotros habéis encontrado una de las partes, pero sin la otra la reliquia no funciona… se necesitan de ambas, por eso no está todo perdido –miró al vikingo de nuevo- aún puedes salvar a tu pueblo, Ubbe, ella tiene una parte pero está inservible y no creo que sepa que le falta otra pieza –demasiada información como para asimilarla en esos momentos.
-Entonces… si encontramos la otra parte que falta antes que ella podremos tener ventaja y recuperarla –mi madre asintió y apreté el agarre de la mano que tenía con el vikingo mirándolo- No está todo perdido, aún podemos ayudarte en tú guerra… ella no sabe que le falta una parte, debemos de aprovechar esa oportunidad. Ya verás como lo solucionamos, te ayudaremos a encontrar la otra parte y recuperar la caja –miré a mi madre, ella era la única que podía saber dónde encontrar la parte que nos faltaba- ¿Y sabes dónde encontrar la pieza que nos falta? ¿Qué fueron de los otros papiros que hablan de ella? –Lanzó un suspiro y miró un instante al suelo para luego volver a mirarnos.
-Destruidos –la miré sin comprender- eso era lo que quería explicarte. Hallé pruebas de que la otra parte de los papiros había acabado en… Grecia –Grecia… allí es donde habíamos ido cuando tenía cinco años- Tú padre no sabía nada y le dije que tenía que investigar algo y no era del todo mentira, quería saber si podría hallar la otra parte de los papiros y saber de la otra reliquia pero… todo salió mal. Una antigua orden custodiaba ese papiro y yo no lo sabía, cuando comencé a preguntar sobre ciertas cosas creo que se dieron cuenta de lo que buscaban, y no les gustó que lo hicieran. Son sus guardines y protectores, quieren que nadie llegue a encontrar nunca la otra parte y dan sus vidas por ello. Era demasiado peligroso y decidí retirarme y abandonar la búsqueda, tú eras muy pequeña y no quería que te pasara nada… -la miré sorprendida por sus palabras, como si supiera una verdad que había estado escondida durante años- Por eso nos fuimos de allí, no quería seguir pero no quisieron que me fuera con lo que sabía… con vida. Lo que pasó en el barco… fue culpa mía –me miró como si buscara y pidiera perdón por lo que pasó- me buscaban para no dejarme marchar pues debía de ser secreto todo, cuando dieron conmigo me apresaron y me tuvieron cautiva… hasta que tu padre me encontró, todo fue una trampa y creo que no sabe que sigo con vida. Decidieron utilizarme para ayudarles a proteger la reliquia hasta que conseguí escaparme, llevo apenas unas semanas en Guiza y ya te había visto… te vi una de las noches de casualidad. Estabais juntos y no quise acercarme pero… desearía haberlo hecho. La loba me apresó porque también os estaba siguiendo y… bueno, el resto de la historia ya la sabes, por eso mis lecciones hacia ti, por eso todo lo enfoqué para que un día siguieras con la búsqueda… de alguna forma, siempre supe que tú seguirías con mi legado. Espero que puedas perdonarme, y que sepas lo orgullosa que estoy de ti, mi pequeña –me había quedado un poco en shock en esos momentos por todo lo que había dicho, desde que había otra parte de la reliquia hasta que todo lo que había pasado en el barco no fue mera casualidad, sino que habían ido a buscarla a ella por lo que sabía… no sabía en esos momentos qué decir, me había quedado bastante en blanco mientras trataba de asimilar todo lo que había dicho. Miró al vikingo mientras me dejaba asimilar todo- Te ayudaré contándote todo lo que sé sobre esa Orden, he estado con ellos y sé cómo actúan. Son peligrosos, en su mayoría, mercenarios y están por todo el mundo aunque sé que su sede está en París. Son como la Orden de los Templarios, pero estos actúan en la sombra respaldados por altos cargos de la Iglesia encubiertos todo. Haré lo que esté en mi mano por ayudarte en pago por lo que has hecho, y porque sé que necesitas ese orbe para el bien.
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Mensaje por Ubbe Cannif Mar Mayo 16, 2017 11:00 am

Mis orbes azules se clavaron en los pardos de la madre de Nai, admito que esa mujer imponía pese a ser de cuerpo menudo. Su inmortalidad la mantenía joven, hermosa, desde luego se apreciaba bien de donde Nai había sacado su gran belleza.
Empezó agradeciéndome que hubiera cuidado de su hija, realmente no había sido exactamente así. Ciertamente, yo era el único culpable de haberla metido en esta encrucijada, claro que eso no pensaba decírselo a la madre de la muchacha, no era tan idiota como para cavar mi propia tumba en un desierto de arena dorada.
Me limité a ladear la sonrisa acariciando con mi dedo la mano de Nai, mi mente seguía puesta en la reliquia. Tenia que ir tras Bry, convencerla de que lo que estaba a punto de hacer condenaría el norte y a ambos con él, mas si no entraba en razón no me quedaría otra que acabar con su vida y llevarme la reliquia.

Dejé escapar una risa cuando culpó a Nai de su intempestivo carácter, alegando que era idéntico al suyo a lo que Nai respondió con un “Mama”
-Desde luego no te esta vendiendo muy bien -dije en tono jocoso llevando mi mano a su trasero para darle un sutil azote.

Los ojos de la madre me recorrieron de arriba a bajo, casi intuía lo que pensaba, que tuviera las manos quietas en su presencia.
Entendia que en su cultura estas muestras podían ser mal interpretadas, irrespetuosas, pero en el norte era muy común mi forma de comportarme, el sexo no era un tabu y tocar el culo a tu mujer mucho menos, de echo, lo raro era que no tocáramos a nuestras mujeres.
-Muy bien Tahira. Lo de “mujer” no es irrespetuoso, igual que vosotros tenéis vuestras costumbres yo nací con las mías. “Mujer” no es una palabra despectiva. Padre nunca usaría esa palabra con madre si lo fuera, ni yo con mi hermana o con tu hija.

Mi atención fue acaparada por el relato de la madre de la egipcia, implicaba que la caja no estaba completa, que había otra pieza que faltaba y solo cuando ambas se unieran el poder del artefacto se desprendería.
Un poder evidentemente poderoso, uno que no podía caer en malas manos pues de hacerlo seria el fin de los míos.
-Tahira, si ese objeto hace lo que tu dices seria el fin de los míos. Mi padre es un vampiro, madre, Hoor, Lakme, parte de los que luchan en mi bando lo son y en la otra facción también hay gran cantidad de seres sobrenaturales, el que posea ese objeto tendrá el control y no podemos perder esta guerra.
Contamos con la ínfima ventaja de que el rey aun no conoce que la caja esta incompleta, pero eso no tardará en descubrirlo. Cuenta con poderosos hechiceros en sus filas, oráculos, en cuanto toquen la caja descubrirán que falta la otra mitad y es cuestión de tiempo, poco que emprenda una nueva búsqueda.

Partíamos de cero, ahora teníamos que dar con esa reliquia que al parecer era custodiada por una orden antigua de peligrosos “templarios”
Mis ojos se perdieron en los desiertos de la egipcia que apretaba mi mano dándome esperanzas para una guerra que no acababa.
Mis labios se hundieron en su cuello, la quería, la quería tanto que no podía permitirle correr mas riesgos.
Mis ojos se humedecieron ocultos por su pelo, porque aunque ella hablaba de esperanza para mi pueblo, en mi mente se tercia una despedida, dolorosa pero necesaria si quería salvar su vida.
Por la mañana con los primeros rayos del alba me iría.
Emprendería viaje a París, con la información que la madre de Nai me diera, tendría que tener suficiente pues esta vez no pensaba contar con la egipcia. Una cosa era que me descifrara unos papiros y otra bien diferente llevarla al abismo y empujarla.
Ya sabia de lo que esos hombres eran capaces, le arruinaron la vida siendo una niña, hoy no seria yo el que volviera a poner la vida de ella en sus manos.
-Te quiero -susurré contra su piel.
No se me ocurría mejor despedida que esa sin decirle adiós. Sabia que si le decía que iba a seguir solo con la búsqueda no me lo permitiría, era terca como una mula.

Rodeé su cintura con mis brazos estrechándola entre ellos, sintiendo la calidez de su piel, el olor a fuego que emanaba su cuerpo y esos rizos que caían por su espada acariciando mis dedos.
No había nada que yo no haría por esa mujer, por eso tenia que mantenerla lejos de esa orden, y si eso implicaba mantenerla lejos de mi mismo lo haría.

La madre de la egipcia me miraba fijamente, como si fuera capaz de escudriñar en las profundidades de mi alma, conocía el poder de los inmortales, mas si de algo estaba seguro es que para ella como para mi, la seguridad de Naitiri era lo principal, en este juego, ambos antepondríamos a la egipcia por encima de todo.
-Déjame invitarte hoy a cenar, hablemos, responderé tus dudas, pasemos una noche para nosotros antes de empezar de nuevo con la búsqueda de la otra parte de la reliquia.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Mar Mayo 16, 2017 8:14 pm

Era difícil asimilar tanta información que mi madre nos había dado de golpe, y no solo sobre la reliquia, contó algo que al parecer solamente ella sabía y que ni siquiera le había dicho a padre. Ahora, tras sus palabra, quizás podía ver aún más un poco de sentido a lo que nos había pasado, por qué todo tan repentino, porque hacer aquello que hicieron y separarnos de esa forma…no pude evitar preguntarme si aquellos hombres que nos abordaron sabían a quién estaban buscando o simplemente fueron contratados en la sombra por los que decía mi madre para que fueran a por ella y, de entre todas las mujeres, no sabrían quién era y vieron negocio con la situación y por eso desencadenó en todo.

Aparte de todo eso estaba también lo que acontecía a la reliquia y el poder que esta tenía, jamás habría llegado a pensar que pudiera tener un poder como aquel y entendía por qué había quedado en el olvido, por qué había sido tan fuertemente custodiada y habían papiros con un idioma encriptado en ellos para poder conseguirlos… semejante poder no podía caer en malas manos, y ahora la loba aunque tuviera la mitad tenía esa caja que él necesitaba. Escuché, en mitad de la asimilación porque no era fácil todo de golpe, las palabras del vikingo en las que tenía toda la razón. Uno de sus dedos acariciaba mi mano entrelazadas aún mientras nos enfrentábamos a aquella adversidad que se nos había puesto por delante.

Debíamos de buscar esa otra parte que completaba la reliquia, con eso podíamos ganar tiempo hasta que se enteraran de que algo pasaba con la reliquia y entonces podríamos obtener ambas partes, porque él tenía razón, su rey no podía tener tal poder como aquel cuando decía que su familia la componían vampiros como lo eran sus padres, su tío y también para mí curiosidad Lakme, había conocido a esa inmortal hacía tiempo y había quedado fascinada con ella porque era una antigua que había vivido la época de los faraones, como yo era de Egipto también y me había enseñado algunas cosas de la antigüedad, vivencias propias de una vida pasada de incluso cuando había sido humana. Sin duda alguna, la vampira más… curiosa, por cómo era ella alimentándose de otros vampiros como había visto con mis propios ojos, que había conocido nunca.

Los ojos del vikingo se fijaron en los míos y como si quisiera darle ánimos apreté el agarre de su mano, contábamos con toda la información que mi madre poseía y aunque si era cierto que los templarios solamente los había conocido de oídas y no sabía mucho de ellos, aprender era algo que desde pequeña se me había dado bien. Quería ayudar al vikingo a conseguir la otra parte, en parte me sentía hasta culpable de que la caja no la tuviéramos en nuestras manos y quería devolverle de alguna forma la decisión que había tomado y que sabía, aunque no lo dijera, que le pesaba enormemente. Pronto su cuerpo se acercó al mío y sentí sus labios en mi cuello y sabía que aquello era difícil para él, otra vez emprender una búsqueda que aunque fuera la definitiva, otra vez el tiempo se nos echaba encima.

Rodeé su cuello con mis brazos para darle el apoyo que necesitaba, en esos momentos aún seguía dándole vueltas en mi mente a todas las cosas  que mi madre me había dicho y aquel abrazo también me venía bastante bien, había sido demasiada información en cuestión de unos pocos minutos. Sus palabras contra mi piel me hicieron sonreír al escucharlas y cerré los ojos, apretando mi agarre sobre él. La primera vez que me lo había dicho en aquel sótano yo no había podido responderle propiamente dicho, porque estaba muy confusa con respecto a él y no sabía exactamente qué sentía y qué dejaba de sentir, lo único que fui capaz de decirle fue un “me gustas” que sabía que no le había gustado para nada escuchar, pero que como le dije en su momento era lo más sincero que podía ofrecerle en esos momentos. Ahora, sin embargo, la cosa había cambiado y había abierto los ojos dándome cuenta de lo que quizás sí sabía, pero en el fondo, me negaba a admitir y a aceptar por miedo… todo por el maldito miedo.



-Yo también te quiero –respondí con mi agarre firme sobre él notando que ahora sus brazos rodeaban mí cintura pegándome a su cuerpo, sintiendo su respiración contra mí cuello, su pecho subir y bajar y sus manos recorriendo mi espalda para sus dedos luego perderse entre mis rizos que caían libres y sueltos. Nos habíamos olvidado por unos momentos de que mi madre seguía ahí y me separé tras oír las palabras del vikingo. Me pedía una cena, para hablar de todo, de que le hiciera esas preguntas que cruzaban mi mente desde que la loba había forzado a que lo supiera antes de que él me pudiera decir nada, me pedía una noche para los dos y tras todo lo que había pasado no iba a negarme, porque quería esa noche. Mis ojos buscaron los suyos tras sus palabras y sonreí recorriendo ahora con varios de mis dedos su cuello, con una sonrisa en los labios- Tendremos que darnos prisa entonces, porque no voy a ir así a la cena –mis labios acariciaron los suyos mirándolo a esos ojos azules, como el mismo cielo, como el mismo mar en el que muchas veces me sentía perdida- ¿Es una cita, Ubbe? –Pregunté sonriendo antes de buscar sus labios con los míos en un beso que necesitaba, sintiéndolo, dejándome llevar por él en un beso sentido en el que me perdí totalmente y que disfruté después de todo lo que había pasado. Mordí su labio inferior y miré a mi madre que nos miraba con una sonrisa en los labios y aparté la mirada, no estaba acostumbrada a esas cosas- Será mejor ponernos en marcha –dije separándome para ir hacia los camellos para ponernos en marcha, ya que si no se nos haría demasiado tarde y quedaba un recorrido hasta llegar de nuevo a la ciudad.




Por el camino compartí el camello con mi madre en el que nos pudimos poner al día de muchas cosas, sobre mi trabajo en el museo, lo que me había pasado cuando había ido a algunas excavaciones donde me había quedado encerrada en una pirámide y demás “aventuras” que había tenido siguiendo su legado, algo que al parecer ella tenía también claro que sería de mayor porque siempre lo decía cuando era pequeña. Pudimos hablar también de papá y le conté lo que había pasado con él, que pensaba que la había matado y que se atormentaba por ello y yo le había culpado en su momento por ello, llegando a odiarle. La noté triste con ese tema y supe que cuando volviéramos a París tendrían que verse y arreglar las cosas, también me contó que siempre había pensado que le sucedería y seguiría sus pasos y que por eso me había enseñado ciertas cosas cuando era pequeña, remarcándolas.

También habló con el vikingo e incluso le hizo alguna que otra broma que le sacó una sonrisa y le hizo reír, así como preguntarle algunas cosas sobre mi carácter que al parecer a él le divertía en sobre manera y que yo no paraba de reprochar a mi madre porque esas cosas no se preguntaban. Pero sabía que lo hacía para amenizar el ambiente y que fuera más distendido después de lo que había pasado. También me hizo enseñarle el tatuaje que me había hecho y que, tras hacerlo, sin duda alguna fijó su mirada en el vikingo que me hizo reír por ello a lo que alegué que me lo había hecho porque había querido, diciéndole que yo le había tatuado la cruz de la vida con la imagen de un fénix en el medio, y mi madre le dijo que eso tenía que enseñárselo cuando llegáramos.

El camino pasó bastante rápido y pronto dejamos los camellos en la misma granja donde los habíamos comprado, de nada nos iban a servir y emprendimos el camino hacia la ciudad y hacia la casa. Le conté que Hawis nos había dejado la otra casa que tenía y me preguntó por él y cómo estaba, que sería extraño ir a verlo cuando había pasado tanto tiempo y ella seguía igual. Me contó lo que le había pasado y que llevaba el mismo tiempo que papá siendo vampiro, al parecer condición a la que se había acostumbrado. Pronto llegamos a la casa y todo estaba tal y como lo habíamos dejado, me adelanté para darme una ducha la primera de los dos alegando que yo iba a tardar más que él y los dejé bajo en el salón mientras yo subía las escaleras y seguramente el vikingo le preguntara por lo que sabía de la reliquia, parecía que se llevaban bien así que no me preocupé en absoluto.

Justo cuando ya había salido del baño y comenzaba a arreglarme unos golpes en la puerta me hicieron girar la cabeza, mi madre entró y mientras yo me vestía me dijo que no tenía nada por lo que lamentar, que sabía sin que yo se lo dijera lo que pasé y que tenía que estar orgullosa de haberlo superado y haber seguido con mi vida, haciéndome ver que estaba orgullosa de mí y de la mujer en la que me había convertido, le reprendí por hacerme llorar justo cuando me estaba arreglando y se ofreció ella misma a peinarme, la última vez había sido cuando tenía ocho años y el sentimiento fue… agradable, me recordó a mi niñez y lo aprecié aunque fuera un simple gesto como arreglar mi pelo. Lista y preparada bajé hacia el salón donde sabía que estaría esperándome.


-Creo que tenemos una cita pendiente –dije acercándome hacia donde estaba, había decidido ponerme el vestido blanco que me había comprado dejando el tatuaje a la vista, que me quedaba perfecto amoldándose a mí cuerpo resaltando cada curva, y el pelo que llevaba en un semi recogido y que caía al otro lado para no tapar el tatuaje. Lo recorrí con la vista y sonreí para dejar un beso en sus labios que se hizo algo más largo de lo normal- ¿Nos vamos? –Pregunté limpiando los restos del carmín que había dejado en sus labios riéndome entre dientes cuando la voz de mi madre me hizo mirarla. Decía que disfrutáramos y que no nos preocupáramos, que al volver no estaría allí- ¡Mamá! –Dije mirándola por sus palabras negando con la cabeza, para diversión del vikingo, antes de poner rumbo a aquella noche, una noche para los dos.  
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Miér Mayo 17, 2017 6:51 am

Nai seguía entre mi brazos, acariciándonos, nuestras bocas se buscaban sedientas, olvidando que la madre de la egipcia presenciaba la escena.
Nuestra nariz se acariciaba con cada uno de esos sentidos besos, largos, húmedos, necesitados que acababan en mordiscos como queja de que una brizna de aire pudiera correr entre ellos.
Sonreíamos como si lo que hubiera dicho la loba contaminando lo nuestro hubiera quedado en el olvido, habíamos vivido mucho y aunque entendía que ella tenia preguntas, también yo a decir verdad merecíamos este instante de paz que con besos hablaba sin necesidad de palabras.
-Una cita, una que cambiara tu vida -bromeé guiñándole un ojo dándole un azote en el culo antes de apretar con una mano su nalga para que impactara con mi cuerpo.

Nai me dio un manotazo en el pecho y ambos miramos a la madre de Nai que sonreía mirándonos, supongo que si era capaz de leer mi mente, sabia que la quería, sabia que la protegería y también que me iría para enfrentarme solo a la orden
Tomamos los camellos y atravesamos raudos el desierto.
Nai conversaba con su madre, reían, se abrazaban y se ponían al día de todo lo vivido. Yo preferí darles espacio, era su momento y no el mio.
Mi mente seguía buscando el modo de dar con esa organización de templarios. Quizás podría buscar a Niels, ayudarnos mutuamente el uno al otro.
Sabia que Lakme en esta época estaba en París, si de alguien podía sacar información sobre esta orden era de ella, había vivido tanto tiempo que era como un libro andante.
En esta época aun no me conocía, pero en el futuro, ella fue parte de nuestro entrenamiento y aunque Niels siempre fue su debilidad, teníamos una buena relación.

La madre de Nai era una mujer divertida, trataba de incluirme en la conversación haciendo bromas varias que acababan con su hija de morros y nosotros riéndonos al unisono.
Ademas le pidió que le enseñara el tatuaje, esa brújula nórdica.
-Es para que no me pierda -bromeé guiñándole un ojo a la egipcia como respuesta al enfado de su madre.
Me quité la camisa para que viera lo que Nai me había tatuado, sinceramente me gustaba como quedaba, era el modo de unir nuestras culturas y porque no, también a nosotros.

Tras dejar los camellos en la granja empezamos el camino a casa, uno que resulto ameno y distendido pues seguíamos riéndonos. Nai y yo besándonos, acariciándonos, como si fuéramos una pareja mas de tantas que paseaban por Egipto.
Al llegar a la casa, Nai corrió al baño para darse un baño y ponerse, si es que eso era posible, mas preciosa para mi.
Yo interrogué a la madre de Nai en el salón, quería saber toda información que pudiera darme acerca de la orden, esta no hizo comentario alguno sobre si estaba o no de acuerdo con la idea que surcaba por mi cabeza, algo que agradecí sinceramente.
-Le juro que protegeré a su hija -aseguré antes de ver a esta bajar con ese vestido blanco que le regale y que resaltaba mucho mas el tono oscuro de su piel.

Mis ojos la recorrieron de arriba a bajo, estaba …
-Uffff -solté sin pensar.
No pude evitar echarme a reír al darme cuenta de que me había dejado sin palabras, pero nunca la había visto tan sumamente bella, bueno, si, desnuda.
La atraje de la cintura para fundirnos en un beso mas largo de lo normal y mas corto de lo que yo hubiera querido.
-Vamos egipcia -susurré engarzando mi mano a la suya.

La madre aseguro que no nos preocupáramos que a la vuelta ella no estaría, Nai se puso roja porque ambos sabíamos lo que pasaría a la vuelta y la madre de Nai no era idiota y también lo sabia.
Mordí el cuello de mi “cita” sin dejar de sonreír.
-vamos.

Pedimos en un puesto de comida para llevar una apetitosa cena típica de la tierra, una botella de vino y algo de fruta para después y decidimos ir a tomarlo a la playa.
Solos, tranquilos, un buen lugar para hablar sin que nadie nos molestara.
Nos quitamos los zapatos cuando el suelo se trasformó en dorada arena, íbamos conversando, pero no del tema en cuestión, aunque su sombra nos invadía a ambos.
Mis labios surcaron los suyos, sus ojos eran el faro que me orillaba contra su cuerpo y así ,entre besos y caricias tomamos asiento iluminados solo por esa gran luna que reinaba en el cielo.
Serví dos copas de vino, me parece que íbamos a necesitar mas de una botella para afrontar esta conversación.
-Nai, te conocí en el futuro, viniste a estudiar la cultura nórdica y mi tío Höor te dejo instalarte en palacio mientras lo hacías.
Tu a cambio te pusiste a investigar para los Cannif unas excavaciones de las que salieron esos manuscritos que te entregué cuando te secuestre, lo que nos ha llevado hasta la reliquia.
Nos conocimos, hubo atracción desde el principio, tonteamos y poco a poco lo nuestro se fue afianzado.
Yo estaba en ese entonces con una efímera “ relación” con Bry, vamos nos veíamos de vez en cuando y nos acostábamos.
Después me fui a la guerra, fue cuando volví malherido, el veneno de la flecha y tu me salvaste la vida..toda esa parte que te he contado sucedió así, pero tu eras la mujer que me cuido y no otra...
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Miér Mayo 17, 2017 10:18 am

Parecía que aquella noche iba a ser una totalmente diferente a las que habíamos tenido anteriormente, no solo porque ahora tenía la sensación que de ambos partíamos de la misma forma, él había tenido guardado algunos secretos que ahora habían salido a la luz, sino también porque a diferencia de las demás veces aunque él si tenía claro lo que sentía, yo antes no lo tenía y ahora sí. Íbamos a olvidarnos por unos momentos de todo lo que había pasado, y todo lo que aún nos quedaba por pasar para disfrutar de la noche… después de lo que nos había costado obtener la reliquia merecíamos un poco de paz y de tranquilidad, él estaría acostumbrado a ese tipo de cosas, pero por el contrario yo no lo estaba.

No pude evitar reírme divertida cuando me vio bajar y se quedó mirándome con el vestido que él me había comprado en compensación por el que había roto, soltando un “ufff” que englobaba muchas cosas mientras me recorría por entera. Tenía que decir que había tenido buen ojo porque me quedaba el vestido perfecto, justo, en su sitio, había tenido bastante tino cuando lo eligió y el color hacía resaltar aún más el color de mi piel así como el tatuaje que llevaba en el hombro. Se echó a reír al darse cuenta él también de que se había quedado sin palabras y me acercó de la cintura para buscar mis labios. No sabía en qué momento había subido para darse un baño y cambiarse, pero seguramente él no habría tardado siquiera la mitad de lo que había tardado yo.



-Estás muy guapo –murmuré contra sus labios antes de separarnos y que enlazara su mano a la mía, con un “vamos egipcia” que me hizo reír porque a pesar de todo él se había quedado con vikingo, y yo con egipcia. Antes siquiera de dar un par de pasos la voz de mi madre se oyó en el lugar y sus comentarios hicieron que me girara para mirarla sorprendida y le gritara por lo que había dicho, ella parecía contenta y divertida mientras que yo me moría de la vergüenza por su comentario… y no es porque fuera la primera vez, sino porque me daba vergüenza que mi madre dijera ese tipo de cosas y se lo tomara con tan buen humor. Negué con la cabeza viendo que el vikingo se reía por las ocurrencias de mi madre, al igual que las había tenido durante todo el camino, y suspiré notando el mordisco que dejó en mi cuello. Vale que yo intuyera cómo iba a acabar la noche, vale que mi madre también lo supiera… ¿pero tenía que hacernos saber que no iba a estar para no molestarnos? Salimos al final de la casa sin ningún comentario más por parte de mi madre y nos mezclamos entre la multitud que había en la calle como si fuéramos una pareja más que disfrutaba de aquella noche tan buena que estaba haciendo, donde la luna brillaba llena en el firmamento.

Optamos esa vez por coger algo de comida típica para llevar y nos llevamos también algo de fruta y una botella de vino para la cena, para ir a un sitio tranquilo donde poder cenar y disfrutar de una velada agradable donde teníamos muchas cosas de las que hablar. El lugar elegido fue la playa y hacia allí nos dirigimos con paso tranquilo, entre besos, caricias, risas y charlas que aunque no tenía que ver con la que teníamos entre mano hizo el camino bastante agradable y tranquilo. Antes de entrar en la playa me quité los zapatos para andar descalza por la arena mientras de fondo escuchábamos las olas del mar junto con la leve brisa que corría y que agradecíamos porque hacía una noche calurosa.

Parecía que no había nadie más en la playa así que tomamos asiento preparando las cosas que habíamos comprado para empezar con la cena y él sirvió dos copas de vino para acompañar. Pronto comenzamos a cenar de lo que habíamos comprado y la verdad es que estaba todo muy bueno, era la primera vez que cenaba en una playa así que era como una primera vez en ese aspecto. Él había dicho que iba a ser una cena que cambiaría mi vida, aunque lo había dicho más a broma, quizás sí que fuera de esa forma. Antes siquiera de que me pudiera dar cuenta él comenzó a hablar sobre aquello que nunca me había dicho, esa verdad que había escondido desde que me secuestró en la puerta del museo y que ahora había salido a colación porque la loba lo había destapado.

Lo escuché con atención bebiendo de la copa de vino aunque era algo bastante extraño que alguien te contara algo de tú futuro que ya había vivido pero que tú, por el contrario, ni siquiera sabías. Decía que había ido al norte para estudiar su cultura y no fue algo que me extrañara para nada, y que me quedé en el castillo de su tío mientras lo hacía. Sí que me sorprendió un poco lo de la excavación en la que había ayudado y en la que habíamos encontrado los papiros que él me había traído. Decía que nos habíamos conocido allí, que habíamos tonteado hasta finalmente lo que teníamos se iba afianzando. También contó que, de mientras, tenía encuentros efímeros con la loba en los que se acostaban cada vez que se veían. Luego una guerra, él herido con la flecha envenenada y que la persona que lo había salvado… era yo.

Mucha información en tan pocas palabras, pero con ese poco entendía por qué cuando deliraba me dijo que quería buscar el antídoto y que sabía mal, así como que no podía dejar ir a otro… esa parte, en la que creía que hablaba sin razón alguna, cobró sentido en mí mente. También por qué la confianza con la que se había mostrado durante todo ese tiempo, él ya me conocía y le había costado fingir que no me conocía de nada como me pasaba a mí.
Fue algo difícil de imaginar que yo, en ese futuro del que él hablaba, pudiera tener algo con él porque eso sucedía veintiséis años hacia delante… y con la edad que tenía ahora, prácticamente, en su presente le doblaba casi la edad. Pero era algo que no entendía, porque si yo estaba en ese futuro donde habíamos encontrado los papiros, ¿por qué volver atrás cuando yo estaba allí? Si mi madre había escondido igual los cuadernos no entendía por qué, en ese futuro, no lo habíamos hecho.



-Hay algo que no entiendo… -aunque en realidad, no entendía muchas cosas- dices que yo os ayudé a encontrar los papiros en una excavación, si yo estaba allí ¿por qué volver al pasado para buscarme? ¿Cómo sabías que yo te ayudaría justo en esta época? ¿Cómo acabó el medallón de mi madre en tus manos, acaso te lo di yo? –Esa era una de las dudas, pero tenía muchas más- Dices que… teníamos algo, ¿estábamos juntos? ¿Cómo pareja? –Pregunté enarcando una ceja cogiendo un trozo de carne del plato y llevándolo a mis labios- Pero si te doblaría la edad… ¿yo sabía que tenías algo con la loba? –Dije mirándolo mientras volvía a coger la copa y daba un par de tragos de ella, era difícil hablar de cosas que para él ya habían pasado y que para mí estaban lejos de pasar- Así que era yo quien te enseñó un poco sobre jeroglíficos, y la mujer que te salvó dela herida del veneno y que te hizo pasar un infierno según dijiste… y sabiendo que no estabas curado aun así decidiste presentarte para la misión cuando lo iba a hacer Hakon –algo que me llevaba a otra cosa- ¿Por qué te presentaste realmente para hacerlo, Ubbe? –Quería saber la verdad del porque aparte de la razón que ya me había dado en su momento sobre que conforme estaba no podía liderar el ejército. Lo miré durante unos segundos de forma fija, quitando también todo eso había algo que me tenía algo escamada del asunto… él había viajado a esta época con, quizás, unos sentimientos por mí… era difícil pensar en quién de las dos pensaba en este momento, si la yo presente, o la yo futura. Si decía que habíamos tenido algo eso quería decir que lo que podía sentir cuando estaba aquí no era porque yo se lo hubiera provocado… sino porque ya venía con esos sentimientos- Me gustaría saber algo… -la verdad es que me tenía desconcertada ese hecho y en parte hasta dolía un poco saber que podría haber contado con esa “ventaja” de la que yo desconocía totalmente- Cuando viniste a esta época, ¿tenías sentimientos en tú presente por mí? –Pregunta clave de la noche- ¿Los tenía yo por ti? Si la respuesta es sí, ¿por qué decidiste venir y dejarme? –Hice una pausa y miré por unos segundos las olas del mar que morían a orillas de la playa- Si tenías esos sentimientos… cada vez que me mirabas, cada vez que me tocabas, con esa atracción que al principio había antes de que pasara nada… cada uno de los besos que me has dado, cada una de las veces que te has hundido en mi interior dime, ¿en quién pensabas? ¿En mí o en mi yo del futuro? –Lo miré mordiéndome el labio con fuerza, la verdad es que… no sabía cómo sentirme al respecto. Que alguien a quien querías te dijera que te había conocido antes, en otra época, y que en la presente tuviera algo contigo cuando sabías que ya venía sintiendo… era duro. Porque por la cabeza me pasaba la idea de que de alguna forma se había aprovechado de ello, de que yo no le había provocado cada uno de esos sentimientos que él había mostrado y dolía, porque de alguna manera, no los había despertado yo… sino mi yo futura- Puede que para ti sea algo simple y que no tenga mucha importancia… pero para mí sí la tiene. De alguna forma no puedo evitar pensar que has jugado con esa ventaja, que podrías haber dejado tus sentimientos de lado e intentar que yo no sintiera nada por ti porque tú ya venías con unos sentimientos hacía mi yo futura, pero yo aquí por ti no sentía nada, no sabía nada… Si en el futuro puedo llegar a sentir algo por ti, ¿por qué no en este presente? -no sabía muy bien cómo explicarme para que supiera lo que sentía en esos momentos- ¿Cómo te sentirías tú si fuera al revés? ¿Has pensado qué pasaría cuando te marcharas y me dejaras aquí, cómo me sentiría? –Pregunté un poco enfadada en ese sentido- Porque una cosa es que vivas en el norte, es complicado, pero quizás se pueda solucionar… pero ni siquiera perteneces a esta época, aquí ni siquiera has nacido… ¿habías pensado que me dejarías veintiséis años atrás, o sabías que yo iba a estar también en ese futuro y por eso no te importaba lo que en mí presente pasara? –Lo miré frunciendo el ceño- Porque al principio cuando nos conocimos, de habérmelo dicho, no me habría importado. Te habría ayudado a conseguir la reliquia y te habría despedido para que volvieras al lugar que perteneces… pero ahora que tengo sentimientos por ti, que te quiero, todo es mucho más doloroso y complicado… -miré hacia otro lado notando que se me cristalizaban los ojos, porque había caído en la horrible verdad de que él no pertenecía a mi época, de que su familia y todos aquellos cuanto quería estaban en otro lugar y tiempo diferente y lo más lógico es que volviera con ellos pero, ¿y yo? ¿Qué hacía yo cuando lo quería y sabía que su sitio estaba veintiséis años más adelante? ¿Cómo superaba ese abismal vacío de tiempo sabiendo que por mucho que quisiera, era imposible?
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Miér Mayo 17, 2017 1:57 pm

Nai analizaba mis palabras, su rostro reflejado en el tinto mostraba que dudaba o al menos mis palabras le generaban muchas preguntas que quería o necesitaba que respondiera.
-Encontraste los papiros en la excavación y los llevaste a mi tío Hoor. Mi hermana, la oráculo tuvo una visión, la reliquia en mi tiempo estaba destruida así que la única opción era viajar al pasado para dar con ella antes de que el rey del norte se apropiara de ella.
Era cuestión de tiempo que sus oráculos descubrieran nuestro plan así que no teníamos tiempo que perder.
No sabia si me ayudarías o no, de ahí que te secuestré. Mi idea no era hacernos amigos, solo que tradujeras estos papeles ya que la Nai del futuro no tenia los medios en el Noruega para hacerlo y nosotros no teníamos tiempo.
Se tendrían que traducir a la vez que buscábamos la reliquia y así se hizo.
Mi hermana me advirtió que no tocara nada del futuro, por eso guardé el secreto, no podía tocarte, pero...bueno, ya sabes lo que pasó...
El medallon me lo diste tu, mas bien me lo dejaste en la cama la ultima noche que compartimos. Una nota lo acompañaba “cuídalo, es de mi madre, lo necesitaras”
Esperé que fueras a despedirme para cruzar le portal peor no lo hiciste.

Llevé un trozo de carne a la boca observando como buscaba asumir mis palabras y de nuevo formulaba nuevas preguntas.
-En el futuro , no me doblas la edad, eres una vampiresa, como tu madre. Entiende que hay cosas que no puedo contarte, algunas porque no las sé, otras porque no es bueno que te las cuente.
No eramos pareja, nuestra relación se estaba afianzando, por si no lo has notado me cuesta bastante eso de expresar lo que siento y en el futuro liderando un ejercito y sumido en una guerra pues no es que tuviera tiempo para hablar de amor a todas horas.
Estábamos bien, conociéndonos, reíamos, nos divertíamos, hablábamos y hacíamos el amor. No llegamos a formalizar nada porque me vine.
Sabias que tenia encuentros con la loba, en un principio lo nuestro no era nada serio, nos estábamos conociendo, bromeábamos, tonteábamos y cuando la cosa empezó a convertirse en algo mas serio, pues dejé de ver a la loba para solo verte a ti.

Llevé la copa a mis labios y le di un trago relamiendome después.
-Si, tu me enseñaste sobre jeroglíficos, fuiste la que veló mis noches febriles, la que me desangro, me dio el contraveneno y me cuido en el lecho hasta que salio la misión.
Iba a ir Hakon, peor yo me negué, pedí a mi tío ser yo quien ocupara el lugar de mi hermano y pese a que tu suplicaste para que no viniera, mi tío me concedió el derecho de sustituir a Hakon.
El porque lo sabes, tenia sentimientos por ti, fuertes y si iba otro en mi lugar primaria el norte por encima de tu vida, tenia que protegerte.

Sus ojos se desviaron hacia el mar, parecía pensativa, entendía que era difícil asumir todo lo que estaba descubriendo, pero si tenia que irme seria con la verdad por delante.
-Si, cuando vine tenia sentimientos por ti. Nunca llegamos a habar de un futuro, supongo que te gustaba, que lo pasábamos bien y supongo que tu también sentías algo por mi, pero no llegaste a confesar que me querías, así que esa pregunta no puedo responderla, no porque no quiera, es que no lo se.
Vine para protegerte, no era abandonarte, estoy acostumbrado a irme a la guerra y la mujer que esté conmigo ha de entender que puede que no vuelva de ella.
Es lo que tiene ser esclavo del acero que cuando este se desenvaina puede llevarte a la victoria o al Valhalla.

Negué con la cabeza entendiendo ahora el porque de esas preguntas.
-Al principio veía a tu “yo futuro” cada beso que no te daba pero quería hacerlo me desgarraba por dentro..después empecé a verte a ti, tu calor, tus risas, tus labios, tu Nai, eres tu a la que veo y no puedo decir que no quiero a tu “yo futuro” porque para mi en parte sois lo mismo.

Ahora enfadada me recriminaba haber consentido que sus sentimientos por mi aumentaran.
-Joder -gruñí ¿crees que lo tenia preparado? Cuando vine el plan no era que sintieras por mi una mierda, te secuestré, no era lógico que pudieras ni siquiera tener aprecio de un bárbaro que te obligaba a trabajar para el te gustara o no. Sergio, fue sucediendo y yo no pude contenerlo. ¿Entiendes lo dificil que ha sido para mi todo este tiempo? ¿crees que esa pregunta no me la he hecho? No se que hacer Nai, una parte de mi quiere quedarse en este tiempo porque no quiero, no puedo vivir sin ti. Otra me dice que aquí ni siquiera he nacido, que mi sitio esta con mi familia 26 años mas adelante de tu tiempo ¿entiendes? Allí quizás, tu Nai futura me espera o no, lo desconozco.

Esta vez fueron mis ojos los que se perdieron en el mar, di un trago a la copa hasta vaciarla y la rellené hasta los bordes para dar otro trago antes de continuar.
-Para mi esto es nuevo, yo no he tenido estos sentimientos nunca, pero tu ..- tensé el gesto -cuando habló la loba dijiste que la entendías ¿quien era ese hombre que te despertó lo mismo que yo a Bry? ¿cuantos hombres a habido que han significado algo para ti?
Estaba celoso y no pude evitar apurar la copa de nuevo antes de rellenarla, sabia que era su pasado, pero yo no concebía la idea de poder enamorarse y desenamorarse. Padre y madre habían compartido una vida juntos, enamorados. No me importaba con cuantos se había acostado. No, si no hubo sentimientos de por medio, pero antes había hablado del corazón roto y eso si me causaba un desazón.
-¿Como se que no soy uno mas? Uno de tantos..dices que me quieres pero...¿sabes acaso lo que es amar?
Mis palabras eran duras pero yo también estaba enfadado y no tenia razón pero no podía soportar esa idea.
Supongo que otro no hubiera asumido que antes era prostituta, a mi eso no me importaba, pero si que hubiera amado demasiadas veces y yo fuera solo otro mas de los “amigos especiales”
-Entiende que...-Me puse en pie tomé la botella por la boquilla caminando hasta pasar por su lado completamente frustrado no sabia expresar lo que quería decir.
Tiré del colgante que pendía en mi pecho hasta que la cadena se rompió, una anillo familiar, reliquia de mi abuela materna y lo dejé caer en su regazo.
-Entiende lo que quieras porque no se como explicarte lo que siento.

Los dos necesitábamos creo un momento solos, asumir y quizás yo mas que ella porque estaba realmente confundido, pero quería una maldita vida con ella, eso lo sabia pero no iba a arriesgarlo todo si solo era “uno mas” en esa lista de amores que ella había coleccionado.
Como saber que no confundía la palabra “te quiero” cuando yo solo con ella la había pronunciado
Caminé descalzó hacia la playa dando tragos a la botella.
¡Perfecto, podía ser mas negado para esto!





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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Miér Mayo 17, 2017 6:53 pm

Empezó a responderme a todas y cada una de las preguntas y dudas que le había planteado, que no era pocas precisamente porque en mi cabeza muchas cosas se juntaban, muchas cosas que aún estaban pendientes por saber y que él tendría que aclararme porque aunque algunas si le encontrara el sentido, para otras estaba totalmente perdida. Lo escuché atentamente bebiendo de la copa de vino analizando todas y cada una de sus palabras, frase a frase, viendo lo que él me decía e intentando en mi mente encajar las piezas de los puzles incompletos que tenía. Poco a poco fueron encajando, al principio no fue nada demasiado extraño… aunque sí me extrañó que hubiera sido yo quien le diera el medallón, ¿en el futuro sabía algo que ahora desconocía? ¿Y cómo lo encontraba? Respuestas que generaban más dudas pero que quizás él no podría responderme y yo tendría que averiguar con el tiempo… estaba dándome, quizás, información que a lo mejor no tendría que darme, porque hablaba de mí futuro y quizás… todo esto… pudiera condicionarlo o incluso cambiarlo.

Él dijo que su prima tuvo una visión y por eso volvió al pasado, porque aquí la reliquia estaba intacta y allí destruida, otra cosa que me hacía preguntar por qué. Me sorprendió también que dijera que yo no había ido a despedirme de él… ¿por qué no hacerlo si teníamos “algo” en ese futuro? Solo se me ocurría porque él hubiera hecho algo que me enfadara hasta tal punto de no ir a despedirme. Quizás el hecho de que se presentara para la misión cuando estaba herido con el veneno todavía recorriendo su cuerpo, sin estar curado del todo. Abrí la boca observándolo con sorpresa cuando me dijo que en el fututo… era vampira, como mis padres.

Eso sí que no me lo había esperado para nada, ¿yo vampira? Ni siquiera podía imaginármelo ni mucho menos pensar en esa posibilidad… una vampira, así que, no debería de ser muy mayor aunque él no me había dicho la edad que tenía. Tardé un poco más de la cuenta en asimilar esa información que no me había esperado y que fue un poco shock… vampira, tener que beber de sangre para alimentarme… hice hasta un mohín de solo pensarlo, y no quise darle muchas más vueltas. Entendía que había cosas que no pudiera contarme, lo entendía porque en realidad no tendría que decirme nada, pero lo necesitaba. Decía que no habíamos formalizado nada, básicamente, era algo parecido a lo que teníamos aquí. Tampoco esperé que me dijera que sabía lo que tenía en la loba, eso sí que no era típico de mí pero no comenté nada al respecto. Me había dado cuenta que a veces le costaba expresar lo que sentía, pero no esperaba algo así.

Afirmó que yo también le había enseñado los jeroglíficos, eso sí tenía claro, al igual que yo también le había curado de la herida cuando volvió con el veneno en su cuerpo. Decía que había tomado la decisión porque otro no hubiera mirado por mi vida, que lo hizo solamente por protegerme… como había estado haciendo todo aquel tiempo, eso no era sorpresa. Llegó uno de los momentos críticos de la noche, decía que había venido con unos sentimientos por mi yo futura y que no sabía lo que en el futuro sentía por él puesto que nunca se lo había dicho. Afirmó que al principio veía a la otra Nai cuando me miraba, cuando quería darme esos besos que al principio se contuvo de darme cuando había esa tensión… en realidad, la tensión había estado desde el principio y siempre había sabido que había querido besarme antes de que eso pasara por primera vez la noche de la borrachera.

Miré hacia otro lado unos segundos, era algo que ya sabía pero que necesitaba saber, aunque él siguió hablando y dijo que luego comenzó verme a mí, y que me veía a mí. ¿Podía creerlo cuando él mismo afirmaba que también quería a la otra Nai? Era complicado, era un tema complicado y delicado pero de alguna forma quise creerle… quise creer que era cierto y que la que veía era la Nai que era, la que estaba ahí con él. Mis últimas palabras, enfadadas y cabreadas no le habían gustado en absoluto y ahora era él quien estaba enfadado. Decía que no lo había planeado, que no debía de haber sentido nada y aunque me costó horrores aceptarlo esas cosas no se podían controlar, no se tenía un botón de encendido o apagado, pasaban, surgían… como había pasado y surgido lo nuestro.



-Sé que no ha sido fácil para ti –reconocí rompiendo una lanza a su favor, porque si me ponía en su piel no sabría qué habría hecho teniendo delante a la persona que quería, pero que me era prohibida. Al final es que la química, la atracción había podido con nosotros porque estaba había existido desde el momento en que me había despertado en aquella habitación y lo había mirado… aunque claro, ahí estaba muy enfadada por lo que había hecho y no estaba pensando en nada más que en escaparme. Decía que una parte le decía que se quedara porque no podía vivir sin mí, la otra más razonable le decía que allí tenía a su familia… y lo entendía, no podía ni quería obligarlo a que tomara la decisión de quedarse porque sería romper con la relación de su familia… y no podía dejar que tomara esa decisión. Pero ahí no quedó la cosa, mientras yo pensaba en esas palabras que él había dicho y que me habían gustado pese a que era parte de su dolor, él se llenó la copa dos veces acabando el contenido que había y pasó a mirarme de forma fija… y supe de alguna forma que ahora me tocaba a mí, y no me equivoqué. Sus palabras fueron directas, certeras… y duras, porque había escuchado lo que le había dicho a la loba y porque al parecer eso le estaba carcomiendo por dentro, pero, ¿por qué querría saber quién había sido? ¿Qué más daba cuando mis sentimientos eran hacia él y no hacia la persona del pasado, uno que ni siquiera había mencionado en ningún momento y que ahora recordaba porque él lo había sacado? La pregunta que me hizo, de cuántos hombres habían significado algo para mí… me dolió, me dolió porque daba a entender cosas que no eran, cosas que él creía y que no eran ciertas para nada.

Aquel ataque no me lo había esperado para nada, que sacara algo que había quedado en el olvido y que estaba muerto y enterrado no lo había sospechado en ningún momento… pero al parecer a él no se le había ido de la mente. Lejos de parar siguió haciendo mella en la herida diciendo que cómo podía saber si no era uno más, uno de tantos que él pensaba que habían pasado por mí vida, lo que más me dolió de todo fue que me preguntara si sabía amar… y yo tenía la respuesta clara en mi mente; no, no sabía amar porque nunca había amado. Me mordí el labio con fuerza sintiéndome mal en aquel momento, porque sus palabras me habían dolido mucho y notaba que los ojos me picaban mientras lo miraba ahora levantarse, acercarse cogiendo una botella en su mano, y con la otra llevarla hacia el colgante que tenía en el cuello, y romperlo para dejarlo caer en mi regazo diciendo que entendiera lo que quisiera, porque no sabía cómo expresar lo que sentía por mí.  

Bajé mi vista al objeto que había dejado caer mientras él se alejaba y me dejaba a solas para coger entre mis dedos el anillo todavía engarzado en la cadena, un anillo que había visto otras veces y que nunca me había hablado de él pero que tenía que ser importante para que lo llevara colgando del cuello. Lo miré, era precioso, de plata con tres pequeñas y brillantes joyas en el centro, y justo donde estas estaban para que resaltaran más el fondo donde estaban incrustadas era negro.  Llevé una de mis manos tapando mi boca cuando me di cuenta de lo que sin palabras me estaba diciendo, claramente, aquel era un anillo de boda… y me lo había entregado como claro ejemplo de que supiera lo que él sentía por mí, para que no tuviera duda alguna.

Mis ojos se anegaron en lágrimas cogiendo el anillo entre mis dedos porque tampoco esperaba nada así… no era un secreto que quería casarme pero siempre lo había considerado algo utópico por el trabajo que tenía, inalcanzable… una vez lo dejé había pasado totalmente de sentir algo que se había quedado como un sueño lejano, y ahora, tenía aquel anillo entre mis dedos. Aquel vikingo me había devastado con aquel simple gesto sin tan siquiera decir nada pero diciéndolo todo al mismo tiempo, haciendo que llorara mientras algo cálido se extendía por mí cuerpo y me hacía ver cosas que jamás había pensado que volvería a ver, a sentir, o a tener.

Me levanté acercándome hacia donde él estaba dándome la espalda mirando hacia la playa, limpié mis ojos de las lágrimas viendo como bebía de la botella y sin decirle nada rodeé su pecho con mis manos dejando estas sobre la tela de la camisa y pegué mi cuerpo a su espalda, así como pegué también mi rostro contra esta. Lancé un suspiro antes de responderle a lo que me había preguntado, él me había dicho la verdad y yo le diría la verdad sin omitir detalle alguno, se lo merecía.



-Fue solamente un hombre –comencé a decir con un hilo de voz por haber llorado- fue una luz en mitad de toda la oscuridad y creo que era eso lo que me gustaba. Me gustaba y de alguna forma quería pensar que lo quería… pero no duró demasiado, todo terminó en apenas dos meses. Me gustaba porque no veía a esa cortesana que siempre era, porque no me veía como a un trozo de carne y un objeto sexual, sino que me veía a mí. Quise creer que quizás podría ser, pero tanto él como yo solo nos estábamos engañando –hice una leve pausa- me dejó por lo que era aunque cuando él ya sabía desde el principio que lo era, me dejó porque él no podía estar con alguien como yo… y sí, me dolió. Nunca había sentido nada así y vi que la ilusión se rompía, las palabras de que “las cortesanas no pueden amar” que siempre me habían dicho cobraron fuerza… me dejó no por algo que yo hiciera, sino por algo que él ya sabía. Creí que le quería… pero estaba equivocada en ese momento –me mordí el labio- pero en una cosa tienes razón: no sé amar porque nunca he amado. No me estaba permitido y yo me creí que así era como debía de ser. Lo que sentí por esa persona fue parte de que veía como una salvación para mí y me lo quise creer… pero después de darme cuenta de lo que siento por ti sé que aquello no fue nada, y que lo que me dolió es que se rompiera un sueño que llevaba persiguiendo desde hacía muchos años. No sé cómo hacerte ver que lo que siento por ti es real y que no lo he sentido nunca, me estabas volviendo loca y me confundías cada dos por tres porque no sabía qué sentía o dejaba de sentir. Que lo que pude sentir era un juego de niños comparado por lo que siento por ti… te quiero, no hay mentiras en ello, es la primera vez que digo estas palabras aunque creas lo contrario. Ver en ese templo como morías me hizo darme cuenta de lo que no quería admitir por miedo, porque era demasiado grande y no sabía si iba a poder con ello… pero entiendo que tengas dudas –hice que se girara para que me mirara ahora estando de cara a mí- No habría sacrificado mi vida por otra persona, ni me habría dejado tatuar… ni mucho menos habría aceptado esto –levanté la mano donde me había colocado el anillo, y lo miré sonriendo aunque él no creyera mis palabras- Entiende lo que quieras, Ubbe, pero es la única forma de demostrarte lo que siento. -me elevé buscando sus labios para fundirme en un beso largo, húmedo y muy sentido donde quise hacerle ver lo que con palabras le estaba diciendo. Que lo quería, esa era la única verdad que debía de saber.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Jue Mayo 18, 2017 4:58 am

Mis ojos perdidos en el mar, necesitaba respuestas que quizás no merecía porque era su pasado ¿preguntó padre a madre algo sobre lo que ella hizo antes de él?
Aquella pregunta me demolía por dentro hasta que sentí los brazos de Nai contra mi pecho, su cuerpo pegado a mi espalda y su cabeza apoyada en mi omóplato.
Un suspiro bastó para empezar a hablar, a explicarme todo aquello que necesitaba saber aunque quizás no debí preguntar.

Tenia que hAber tenido una vida muy dura, lo que menos necesitaba era un bárbaro celoso que no pudiera asumir no lo que fue, que juro no me importaba, eran sus sentimientos por otro lo que me torturaban.
-Nai, puede que creas que lo que no soporto es lo que un día fuiste, te equivocas. Yo no soy él, yo nunca voy a juzgar lo que tuviste que hacer para salir adelante. Seria un hipócrita si a estas alturas, después de haberte tomado, de haberte dicho que te quiero tuviera ahora dudas porque tuviste un pasado.
Madre fue prostituta, nunca fue un tabú en nuestra casa, ni un tema de conversación. Cuando padre conoció a madre, ella lo dejó, dejo atrás una vida y empezó otra distinta al lado de mi padre. He crecido viendo como se amaban, padre no es un hombre fácil, nuestra vida esta plagada de guerras, dificultades y han tenido muchos enfrentamientos por que veían las cosas de modos distintos, pero nunca han dejado de quererse, no recuerdo una noche si escucharles amarse en el lecho.
Negué con la cabeza cuando me giro para que nuestras miradas se encontraran, había sido un necio.
-Lo siento, no debí preguntar, es tu pasado y tienes derecho a este. Estoy celoso -susurré hundiendo mi cabeza entre su pelo.

Me aparté ladeando la sonrisa observando como me enseñaba su mano con mi anillo colocado en su dedo.
-¿eso es un si? -pregunté sin poder borrar mi sonrisa.
Sus labios silenciaron mis palabras, mis manos en su espalda atrayendola contra mi con necesidad, perdiéndome en sus desiertos que brillaban bajo esa luna que parecía alumbrarnos con mas fuerza con esos haces de plata.
Nos fundimos en un beso largo, húmedo, apasionado cargado de necesidad, de sentimientos que sin palabras lo decían todo.
Jadeé contra su boca, respiración errática al separarme para mirarla mientras me relamía los labios sediento de volver a impactar en ellos.
-Sabes que antes tengo que cumplir mi misión, he de encontrar la reliquia y llevarla a mi tiempo. No puedo abandonar a mi familia a su suerte, esta es también mi guerra, pero ,te quiero y nada impedirá  que me case contigo, te doy mi palabra.

Di un trago a la botella antes de dejarla sobre la arena, me relamí mirando sus pardos.
-Nai no puedo exponerte a la búsqueda de esa organización de “templarios” una cosa era descifrar papiros y otra bien distinta meterte en la boca del lobo, en la de esos que te secuestraron siendo una niña, te separaron de tu madre y te condenaron a una vida difícil.

Alcé su barbilla con mi mano para que me mirara, mis orbes azules se hundieron en esas estrellas doradas que me miraban.
-Iba a irme sin avisar, no lo haré porque quiero que funcione lo nuestro y se que si te abandono creerás que soy como ese hombre al que amaste y te abandonó. No voy a mentir, no lo necesito, si vamos a compartir una vida, compartiremos las decisiones, pero no dudes que si he de hacer algo por salvar tu vida, me dará igual que me odies, siempre te antepondré a todo.
Sellé mis palabras con un beso, acaricié sus labios despacio, dejando que mi nariz rozara la suya, su aliento contra el mio, embriagándonos a ambos.
-¿Y si lo celebramos? -pregunté atrayendo sus caderas contra mi hombría y moviendola ligeramente contra esta para que notara como crecía.
Me pegó un manotazo en el pecho y ambos estallamos en risas.
-Por que no quedas con mi madre, te entretienes en preparar una boda para los dos, que respete las culturas de ambos, algo como el tatuaje de mi espalda -susurré contra su boca tratando de convencerla de que no insistiera en venir conmigo a enfrentarse a una peligrosa orden de inquisidores.
Conociéndola no funcionaria pero ¿podía culparme por intentarlo?
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Jue Mayo 18, 2017 10:55 am

Él había sido totalmente sincero conmigo aunque me hubiera dicho cosas que no me gustaron, así que yo fui también sincera con él y le dije cosas que sabía que no le iban a gustar, pero que serían necesarias para que entendiera el por qué le dije eso a la loba, y que entendiera que yo jamás le había dicho “te quiero” a nadie, salvo a él. Que pese a lo que él pudiera creer sobre mí no había tenido nunca una relación como la que tenía con él y que hasta en cierto sentido era la primera vez en muchas cosas. Podía entender que no le gustara mi pasado, era algo que con el tiempo había aceptado a entender y comprender porque no era nada fácil, habían sido muchos años y aunque fue porque me obligaron no iba a decir absolutamente nada, porque de estar en su lugar incluso yo también hasta lo pasaría.

Mi rostro estaba pegado a su espalda en la parte de su omoplato, mis brazos habían rodeado su pecho y mis manos estaban contra este pegándolo a mí con todo mi cuerpo contra el suyo. Él era algo más alto que yo así que me quedé así mientras le decía la verdad y nada más que la verdad, sabiendo que me estaba exponiendo totalmente a él, que quedaban muy pocas cosas que ese hombre no pudiera saber de mí, porque prácticamente las sabía ya casi todas. Tampoco tenía muchas más cosas que contarle, a diferencia de él que podría estar pasándose una tarde entera contándome anécdotas sobre su niñez, yo ahí poco podía decirle y en realidad tampoco quería decirle mucho porque eso significaba contarle cuando fui vendida… y no quería recordarlo aunque la herida la sanara hacía algún tiempo.

Sin girarse todavía apoyada contra su espalda comenzó a hablar diciendo que no era mi pasado ni lo que había sido lo que le molestaba y soportaba, que a esas alturas no podía hacerlo cuando me había tomado y me había dicho que me quería y que no era un hipócrita. Me mordí el labio escuchándolo y, una parte de mí, se sintió aliviada con ese detalle que estaba teniendo. Siguió diciendo que su madre también lo fue y que su padre la amó aun cuando la conoció siendo eso, que ella dejó atrás su vida y comenzó una junto a él y que los había visto amarse desde entonces sin importarles lo que ella un día fue, y entendí lo que me estaba diciendo con esas palabras.

Lo giré y nuestras miradas se encontraron durante unos segundos y negó con la cabeza diciendo que no debió de preocupar, puesto que aquello era pasado y que todos teníamos uno. Y me dijo la verdad de por qué estaba así con su rostro escondido entre mí pelo; porque estaba celoso. No entendía por qué podía estarlo, aquello había sido pasado y ahí se quedaba, esto era presente y yo durante toda mi vida siempre me había tomado las cosas que me sucedieron del pasado como experiencia, y no guardé rencor aunque podría haberlo esto. Mis dedos ahora en su espalda recorrieron ésta sintiendo su aliento contra mí pelo, pensando en lo que me había dicho.



-No tienes por qué sentirte celoso de algo ya pasado, tenías todo el derecho a preguntar Ubbe cuando yo hice lo mismo contigo cuando apareció la loba. Lo siento, te acusé injustamente pero me pudo el momento y todo lo que me estaba diciendo fue demasiado…
-alegué contra su cuello rozando mi nariz contra su piel, fue entonces cuando le enseñé la mano que portaba el anillo en el dedo y su sonrisa ladeada cuando miro ésta con el anillo que me había dado puesto, reí ante su pregunta como si necesitara una confirmación verbal aparte de la visual que estaba teniendo y me encogí de hombros, divertida con un tono totalmente a broma y jocoso- Es un quizá, más bien –lo miré sin perder la sonrisa para que sintiera en todo momento que estaba gastándole una broma con mis palabras- quizás si me lo llegan a pedir como realmente se merece se convierta totalmente en un sí –reí antes de que sus labios me buscaran notando sus manos en mi espalda pegándome a él, enredándonos en un beso largo, húmedo, sentido y muy necesitado en el que los sentimientos volaban y parecíamos decir más de esa forma que con palabras. Se separó con un jadeo que me hizo sonreír para mirarme de forma fija con sus orbes azules puestos en los míos, lamiendo sus labios que hizo que mordiera los míos. Escuché sus palabras que, siendo sincera y franca, no me sorprendieron para nada y asentí con la cabeza- Lo sé, no me perdonaría que no pudieras encontrar la reliquia para salvar a los tuyos. Sé que es tú guerra, Ubbe, y sé que es lo que tienes que hacer y que es ahora mismo tu mayor prioridad o debería de serlo… no puedo decirte nada al respecto porque yo también lo haría de estar en tú lugar. Lo nuestro puede esperar, pero tu familia y tú hogar no, y lo entiendo.

Porque lo entendía perfectamente y no iba a decirle nada al respecto sobre eso, le ayudaría a conseguir la reliquia y salvar a su gente, su familia y su hogar… me sentiría mal si no fuera de esa manera. Apreté una de sus manos entre las mías dándole a entender que lo comprendía, era lo más normal del mundo y es que hasta lo esperaba. Pero ahí no quedó la cosa, tras dar un trago a la botella dijo que no podía exponerme a la búsqueda de la reliquia con los “templarios” que mi madre había dicho que la tenían custodiando, que una cosa era descifrar papiros y otra llevarme a la boca del lobo de aquellos hombres que cambiaron mi vida de forma drástica. Ladeé mi mirada y mi rostro hacia otro lado sin querer pensarlo, el pasado ya estaba hecho y nada se podía cambiar para ello, sentí sus dedo alzar mi barbilla para que le mirara y mis ojos se quedaron anclados en los suyos.

Y me dijo lo que había planeado hacer haciendo que mis labios se entreabrieran ante sus palabras, volvía a ser sincero conmigo y decirme la verdad de lo que tenía planeado. Iba a irse sin decir nada pero entendía que no quería que pensara lo que no era, porque quería que aquello funcionara. Que no iba a mentirme porque no lo necesitaba, que afrontaríamos las cosas y las decisiones juntos, y que tuviera presente que haría lo que fuera para salvar mi vida y anteponerla frente a todo. No hacía falta que lo jurara, había estado dispuesto a dar su vida por la mía en aquel templo y cierto era que siempre me había cuidado de todo. Me mordí el labio mirándolo de forma fija, quizás no fuera una declaración, pero lo había parecido y fue preciosa. Antes de que pudiera decirle nada juntó sus labios de nuevo a los míos y mordí su labio inferior al separarme.


-Gracias por decírmelo Ubbe, créeme que aprecio que me digas la verdad y que no te vayas a ir sin decirme nada… me habría dolido mucho –reconocí porque no era la primera vez que me dolía algo así que me había hecho- No soporto las mentiras, no tienes por qué mentirme Ubbe, podemos afrontar las cosas siempre y cuando nos las digamos. Entiendo que quieras protegerme, pero no puedo dejar que vayas tú solo… -sus labios me acallaron acariciando los míos, rozando su nariz con la mía, dejando otro beso seguramente con la intención de que no le dijera nada más. Pronto sus manos en mis caderas me pegaron a su cuerpo y reí por su pregunta sin poder evitarlo mientras él, sin soltar mis caderas, las movía contra su miembro notando que empezaba a excitarse- No tienes remedio –le di un ligero golpe en el pecho sin dejar de reírnos y luego lo miré ladeando la cabeza ante la idea de que buscara a su madre para entretenerme… sabía lo que buscaba, pero no lo iba a conseguir- Claro, y cuando llego le digo “Hola Adaline, no me conoces de nada pero yo a ti sí de oídas. Sé que te vas a casar con un vikingo, y me preguntaba si podíamos hacer una boda conjunta porque el mío también es vikingo. Por cierto, se llama Ubbe y no lo conoces pero dentro de aproximadamente nueve meses lo conocerás” –Lo miré negando con la cabeza divertida- No puedo llegar y decirle eso a tú madre, además, ¿quién te ha dicho que no vaya a ir contigo? No pienso dejar que vayas tú solo a por esa reliquia Ubbe, quítatelo de la cabeza porque no va a ser así. Iremos juntos y afrontaremos las cosas juntos, formamos un gran equipo y un gran tándem, no lo olvides. Y además contamos con lo que nos pueda aportar mi madre quien te ha dicho que te ayudaría –lo miré de forma fija- no me dejes fuera vikingo, estamos en esto juntos. Juntos empezamos y juntos terminaremos… y no, no hay nada que puedas hacer para hacerme cambiar de idea –reí antes de buscar sus labios de nuevo con los míos, sabía que había intentado convencerme de lo contrario pero no había podido ni iba a poder- Tengo una propuesta mejor que hacerte –mis labios acariciaron los suyos- vamos a dejar este tema aparcado hasta mañana, dijimos que íbamos a disfrutar de esta noche para nosotros, mañana podemos hablar largo y tendido mientras volvemos camino a París. Primero nos encargaremos de encontrar la reliquia y recuperarla, y ya veremos cómo iremos a por la otra mitad para que puedas llevarla de vuelta y parar esa guerra sinsentido... Cuando todo acabe y tu hogar esté a salvo, y tú familia libre de esas guerreras, entonces, me pondré con los preparativos –mordí su labio inferior, me agaché para coger la botella y enlacé su mano para tirar de él de vuelta hacia donde estábamos cenando- Mi propuesta es: vamos a terminar la velada, aún nos queda el postre y créeme, me apasiona demasiado el chocolate y esa tarta de ahí me está llamando desde que la compramos –reí entre dientes sentada a su lado en la arena, volviendo a llenar las copas de nuevo- luego damos un paseo disfrutando de la noche tan bonita que hace, de la tranquilidad que hay, la paz que se respira… luego volvemos a casa tranquilamente, y esta vez sin que sea ya una costumbre, me quitas el vestido sin romperlo porque es precioso y me gustaría conservarlo –reí por mis palabras- y luego me haces el amor –dije mirándole a los ojos sin dejar de sonreír- algo que nadie ha hecho y en lo que quiero que seas el primero –me elevé para dejar un breve beso en sus labios y mirarle- ¿Te gusta más mí plan? Porque a mí me gusta mucho más que el tuyo.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Jue Mayo 18, 2017 12:14 pm

Ladeé la sonrisa al escucharla decir que entendida le hubiera preguntado pues ella en cierto modo también necesitó de esas preguntas cuando vio a la loba frente a mi.
Lo que no comprendía es que con ese acto de vernos juntos ella había descubierto la verdad, el despecho en esa mujer porque fue rechazada por mi, porque yo la elegí a ella en el futuro y volvía a hacerlo en el presente. Su seguridad tenia que ser tangible, porque la había vivido, rozado con sus dedos. Yo por ende, no sabia si aunque decía ya no tener sentimientos por él, aun quedaban algunas brasas escondidas incluso para ella. No la llamaba mentirosa, pero hay verdades que uno mismo se niega y al parecer ella como la loba también estuvo despechada.
¿Acaso ese te odio de Bry era cierto? No, sabia que me amaba con todas sus fuerzas ¿seria cierto que ella ya no sentía nada? Esa era mi pregunta y aunque su respuesta era clara, temía que en cualquier momento ese hombre reapareciera ahora que ella había dejado atrás la vida que tanto le disgustaba y ...me dejara solo.

No era un hombre inseguro, ni siquiera un cobarde, pero en este caso si tenia miedo, miedo a perderla.
Por eso no podía arriesgar su vida por mucho que ella asegurara que no me dejaría ir solo ,que me sacara la idea de la cabeza, mis labios surcaron los suyos para forzarla a guardar silencio, pero de nada sirvió mi gesto mas allá de para calentarme en exceso, esa mujer me hacia tocar el Valhalla solo con posar sus labios contra mi boca.
Estaba seguro de la decisión tomada, seguro de que era ella y no otra y también que mi propuesta había sido una mierda, ella misma me lo había reconocido hacia escasos minutos.
Volvería a pedírselo, como Odin manda, pero lo haría cuando esta guerra pasara y ambos fuéramos libres de pensar solo en nosotros y nuestra boda.

Me reí al escuchar su explicación, aunque en algo la tuve que corregir.
-Madre ya esta casada señorita Nai, lo hizo la segunda noche de conocer a mi padre, y  tampoco se lo pidió de un modo mucho mas prometedor que mi desastrosa pedida.
Fue tras una discursion en la que casi mata a un hombre que trataba de propasarse con mi madre.
Ya te he dicho que no gozamos precisamente de buen carácter los Cannif -bromeé acariciando sus labios con los míos.

Sus labios volvieron a mi encuentro, entreabrí los propios jadeando, lamiendo los suyos, mordiendo su inferior de forma apasionado, provocandola porque le tenia tantas ganas.
-Te deseo a todas las horas del día y de la noche -susurré contra sus labios -estamos juntos en esto, pro no arriesgaré la vida de mi prometida. Deja para mi la guerra y tu encárgate de que tenga ganas de volver de esta ¿quieres? -susurré acariciándola tratando de convencerla -hay una inmortal ,se llama Lakme, ha servido a Höor durante mucho tiempo, me atrevería a decir, que son muy buenos amigos y nos ha ayudado en esta guerra sin sentido. Podría buscarla, tiene un don poderoso, ademas de grandes contactos, en este tiempo no me conoce, pero en el futuro me entrenara junto a mis hermanos y primos...Quizás esa mujer pueda serme de ayuda para dar con la organización.

Aparté el pelo de su rostro para que entendiera mi preocupación. Mis ojos se perdieron en los suyos.
-Te quiero Nai, no puedo perderte ¿lo entiendes?
Su boca se perdió en la mía, creo que por hoy esa conversación teníamos que darla por zanjada, porque ni ella estaba de acuerdo en que fuera solo, ni yo en que me acompañara.

Ladeé la sonrisa escuchando su propuesta mientras me dejaba llevar frente a la cena para llevar y ese postre que a decir verdad no pintaba nada mal.
Llenó las copas acercándome una. Ella entre mis piernas, apoyada en mi pecho, mis dedos acariciando sus brazos, el tatuaje, dibujándolo de nuevo con la yema mientras la egipcia repartía la tarta entre ambas bocas y reíamos como una pareja susurrándonos tonterías al oído.
Con ella me sentía feliz, en paz, ella era la vaina de mi espada, la paz en tiempo de guerra y supe con total seguridad que ya no podía imaginar una vida sin ella.

Mis labios se deslizaron por su cuello, lamiendo su yugular, perdido en ese olor a fuego que desprendía en todo momento. Sus ojos brillaban alumbrados por la luna mas que el dorado desierto cegador frente a la luz del sol.
Jadeé contra su piel que se erizaba al paso de mi boca, era fácil perderse cuando subía la marea, tan fácil como hacerlo en esa mujer  que me había enseñado que todo barco tiene un ancla y sin duda ella era la mía para no ascender al Valhalla.
-Te necesito Nai -aseguré buscando sus labios. Su rostro por encima del hombro, besándonos despacio, entre caricias que hacían presagiar que esa noche haríamos el amor, no seria sexo apasionado, si no algo distinto ,sentido, cierto como que en ese momento en la playa solo nosotros importábamos.

Acabamos las copas, la botella se había vaciado entre los dos, algo achispados reíamos caminando por la orilla, dejando que el agua mojara nuestros pies mientras nos gastabamos bromas y dábamos pequeñas carreras para atrapar al otro como si fuéramos niños jugando.
Rodeé su cintura atrayendola hacia mi, apurando el sabor del vino de sus labios, cruzando el precipicio de estos para enredarme en el mar embravecido de su boca sin dejar resquicio de las olas que mi lengua surcaba con delicadeza.
Nuestras respiraciones se entrecortaban, mis manos en su rostro, atrayendola de forma apasionada, estaba tan excitado en ese momento que mi errática respiración era incapaz de disimularlo.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Naitiri Zahir Jue Mayo 18, 2017 6:31 pm

Me imaginé, o intenté hacerlo, cómo debió de haber sido la proposición que su padre le había hecho a su madre cuando se conocieron, tuvo que ser un amor muy grande para ambos tener claro que querían estar y pasar el resto de sus vidas juntas, aunque no me venía una imagen clara de la proposición ni las palabras que pudiera haberle dicho su padre, al menos él había dicho algo, por el contrario el vikingo solo había dejado caer un anillo  y yo había tenido que adivinar el resto de lo que quería decirme. Me reí cuando dijo que su familia contaba con carácter y no pude negarlo en ningún momento, porque había visto este del vikingo y la verdad este teníamos más o menos el mismo carácter, porque yo tampoco es que careciera de este y cuando estallaba, estallaba. En eso no había duda de que nos parecíamos bastante, al igual que en muchas otras cosas que teníamos en común… y seguramente, más de las que ni siquiera nos habíamos dado cuenta.


-Bueno, no se puede decir que yo no tenga carácter tampoco… ya lo has comprobado así que no tengo nada más que añadir al respecto sobre ello. Somos bastante explosivos, a veces tenemos la mecha muy corta y estallamos… -sonreí notando sus labios sobre los míos acariciándolos- ¿cómo sabes que tú madre ya está casada? ¿Cuándo se conocieron, sabes la fecha exacta? –Le dije más por picarlo con tono jocoso que por otra cosa al haberme corregido de esa forma- igualmente aunque lo estuviera, ¿qué iba a decirle? Creo que a tu madre le daría algo si me plantara frente a ella y le dijera por qué sé que está casada con un vikingo y que me ayude a organizar un enlace mitad nórdico y mitad egipcio. Además –añadí con una sonrisa divertida en los labios- no sé cómo te las vas a ingeniar para ello pero me lo tienes que pedir mejor, más que soltarme el anillo y que sacara conclusiones por sí sola… menos mal que deducir y adivinar las cosas se me da muy bien, que soy bastante lista, para haber captado tú brillante doble sentido –me reí sin poder evitarlo porque le estaba tomando totalmente el pelo… bueno, la parte de que me lo tenía que volver a pedir no, pero el resto sí lo había sido y era totalmente divertido. Mis labios volvieron a tomar los suyos para luego notar el jadeo que chocó contra estos, y que siguió en que lamiera mis labios y luego los mordiera de esa forma que me sacaba una sonrisa y que calentaba mí cuerpo con ganas de él… no sabía cómo lo hacía, pero lograba envolverme en su necesidad y hacía que se convirtiera en parte de la mía. Mordí su labio inferior cuando dijo que me deseaba a todas horas, y bien podía dar cuenta de ello, para decirme que no iba a arriesgar mi vida. “Prometida” había dicho… sonaba un poco extraño porque no pensé que pudiera llegar el día pero, a la vez, sonaba tremendamente perfecto de sus labios.

Dejé que hablara negando divertida con la cabeza al decirme que le dejara a él la guerra y que me preocupara de que quisiera volver de ella, seguía intentando convencerme pero no lo iba a conseguir de ninguna de las maneras. Yo no estaba acostumbrada a ver partir a nadie a la guerra con la incertidumbre de si volverían o no de esta, al fin y al cabo, yo no era una mujer vikinga y no estaba en mis tradiciones. Así que no, no iba a ver cómo él partía y yo me quedaba esperando… ni hablar. Lo miré enarcando una ceja cuando habló de una inmortal  pero sobre todo cuando habló de una que también conocía yo y que no pensé que llegáramos a poder tenerla en común. Habló que él la conocía más en el futuro y que tenía una relación con su familia, pero que en este presente no lo conocía a él y pensaba que quizás pudiera ayudarnos.



-Conozco a Lakme –le dije sabiendo que esas palabras le iban a sorprender- la conocí hace ya un tiempo y sé del don al que te refieres. ¿Recuerdas que te dije, que alguien me había dicho que mi madre estaba viva? Fue ella, no sé cómo pasó pero me dijo que veía a mi madre con vida aunque no exactamente “viva”, sino que algo había cambiado en ella… claro que, en ese momento, no pensé que se estaba refiriendo a que su condición era la de un vampiro. También me enseñó otras cosas, fue… como viajar al pasado recordé ese momento- fragmentos de su vida pasada de cuando era humana. No sé si lo sabes, quizás sí si dices que la conoces y tenéis relación, pero al igual que yo es egipcia y ella vivió en la época de los faraones. Aprendí mucho de ella, y si a ti no te conoce quizá se lo pueda pedir yo que la conozco –entendía que intentara dejarme a un lado de la búsqueda de la reliquia, pero no pensaba dejar que lo hiciera- podemos buscarla cuando lleguemos a París sus manos apartaron el pelo de mi rostro para mirarme de forma fija, y yo ladeé un poco la cabeza- ¿Y yo si puedo perderte? –Fue lo único que dije ante sus palabras, él no podía perderme, yo tampoco podía perderle a él… no había más que hablar sobre el tema, y al parecer lo zanjamos por el momento porque ni él me iba a convencer ni al parecer yo iba a convencerlo a él.

Tiré de su mano para volver de nuevo hacia donde estábamos sentados y terminé por sentarme entre sus piernas apoyando mi espalda en su pecho, sirviendo sendas copas de vino, partiendo un trozo de postre que tenía muy buena pinta y que acabó demasiado pronto porque estaba muy bueno. Sus dedos recorrían mi piel y ahora delineaban el tatuaje que me había hecho, hablábamos y nos reíamos disfrutando de aquella noche y del ambiente que se respiraba en el lugar de tranquilidad, prácticamente, estábamos solos en la playa. Sus labios recorrían mi cuello, lamió justo sobre la yugular y jadeé sin poder evitarlo notando que la piel se erizaba allí por donde sus labios pasaban o dejaba un camino con su lengua. Mordí su labio inferior cuando murmuró que me necesitaba y mis ojos buscaron los suyos.



-Yo también te necesito –murmuré antes de que sus labios me buscaran en un beso lento, sentido, acariciándonos de forma muy lenta, suave, sin ningún tipo de prisas, no eran caricias como la noche en la que salimos para la fiesta en las que estábamos necesitados y ansiados de tomar y sentir al otro, sino que estas eran más diferentes, más placenteras, mucho más sentidas. Decidimos dar un paseo por el lugar tras acabar la botella, los dos íbamos bastante contentos por el alcohol ingerido, caminando por la orilla, riendo, jugando a pillarnos como si fuéramos dos niños pequeños. Atrapó mi cintura y me pegó a su cuerpo notando el agua que llegaba hasta nuestros pies bañándolos, me besó de forma delicada adueñándose de mi boca, mis labios y todo lo que encontraba, sus manos me acercaban del rostro a él y mis manos aferraban la tela a su espalda. Nuestras respiraciones entrecortadas, la suya la notaba errática, y mi necesidad por él que solo hacía más que aumentar, separamos nuestros labios y lo miré sonriendo contra estos- creo que no vamos a llegar a casa –murmuré con una sonrisa divertida y mordí su labio inferior sin dejar que me soltara. Mis manos se deslizaron hacia delante y comencé a desabrochar los botones de su camisa de forma lenta mientras mis labios acariciaban los suyos y los besaban de forma lenta, pausada, dejando mordiscos suaves, hasta que finalmente desabroché el último y mis manos hicieron un camino ascendente por su pecho en el que mis dedos acariciaron cada uno de sus músculos, sintiéndolos bajo las yemas de estos, hasta llegar a sus hombros y colar las manos por la tela de la camisa bajando por estos, recorriendo la piel durante el camino de forma lenta, suave para acabar quitándole la camisa que lancé detrás de él para que al agua no la alcanzara.

Lo miré con una sonrisa y mis labios dejaron un beso antes de bajar con mis labios por su cuello dejando pequeños besos, lamidas y mordiscos por el camino mientras mis manos volvían a recorrer su pecho hasta llegar a su cintura, para bordear hasta su espalda y subir por ésta notando como cada músculo de su cuerpo se marcaba a mi paso, recorrí a ciegas el tatuaje que tenía y subí hasta dar con sus hombros de nuevo mientras mis labios recorrían cuello, clavícula, garganta, su barbilla y su mandíbula hasta llegar de nuevo a sus labios, mirándolo para dejar un leve mordisco a su paso. Di un paso atrás y deslicé el tirante por el hombro dejando que cayera por este revelando cada porción de piel de mí cuerpo. El vestido fue cayendo solo hasta que finalmente se deslizó de mis caderas hasta que cogí la tela únicamente sacando los pies por encima del vestido y dejándolo junto a su camisa.

Reí entre dientes al ver su mirada recorriendo voraz mi cuerpo que estaba casi desnudo y volví a dar ese paso que me había alejado para que ahora mi pecho se pegara al suyo, alcé una mano dejándola en su nuca y acerqué su rostro para volver a besarlo notando ya sus manos recorrer mí cuerpo, ávidas, como si necesitara tocar mi piel con necesidad. Busqué sus manos con las mías y las llevé hacia donde estaba la prenda de ropa interior, para hacer que sus palmas las deslizaran hacia abajo de tal forma que sus manos rozaron mis nalgas al bajarlas y las aparté para que estas fueran cayendo por sí solas, quedándome desnuda. Jadeé sobre sus labios notando sus manos recorrer mi cuerpo denudo pegando mi cintura a la suya, excitada con aquel momento, hasta que dejando un beso en su labio me giré para comenzar a adentrarme en el agua, girando mi rostro para mirarle incitándole a que me siguiera, hasta que cuando cubrió lo suficiente me giré a mirarlo.



-Vamos Ubbe –lo llamé observándolo bañado por la luz de la luna- no pretenderás dejar a tú prometida aquí sola ¿verdad? –Le hice un gesto para que se acercara mientras la luna se reflejaba en el agua- Ven, te necesito –dije mientras me deleitaba en ver como aquel hombre se desnudaba y venía a mí encuentro para buscarme.
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The Sands Of Time ~ Privado {+18} - Página 8 Empty Re: The Sands Of Time ~ Privado {+18}

Mensaje por Ubbe Cannif Vie Mayo 19, 2017 4:57 am

Mi sorpresa fue mayúscula al escucharla decir que conocía a Lakme, no era ta raro teniendo en cuenta que esa inmortal había vivido mucho tiempo y que tenia todo tipo de contactos, imaginé que siendo ambas egipcias, ese y no otro seria el motivo que las habría unido en París.
-Si la conoces, me parece bien que seas tu quien le pregunte, así no tendré que presentarme como un viajero del futuro, claro que con su don y astucia pocas cosas le pasan desapercibidas a esa mujer.
Quizás hasta ya ha encontrado a mi primo Niels y pueda darme también algo de información sobre este, me preocupa. Se que sabe cuidar de si mismo, pero el Valhalla grita con fuerza su nombre y sin duda de todos nosotros será el primero en pisarlo.
Niels y Lakme tienen una extraña relación, así que trata de no preguntar en exceso por mi primo, mejor no indagar mucho, no quiero escuchar nada que no deba saber al igual que la Lakme presente no ha de conocer su futuro.

Sabiendo que ambas eran amigas no pensaba decir lo que pensaba de esa vampiresa, pues aunque era cierto que le tenia afecto porque la conocía desde niño y nos entrenó con mano férrea. Tenia una visión negativa con respecto a eso que tenia con mi primo, en mi opinión este debería abrir los ojos , hay cosas que sencillamente no pueden ser y Lakme es una de ellas.

Dejamos el tema que nos llevaba a la orden y a una discursion sin solución pues ninguno iba a convencer al otro de lo contrario.
Los dos queríamos protegernos yo dejándola a un lado, ella acompañándome para que me quedara claro que eramos dos en esto y en todo lo que a partir de ahora tuviera que ver con nuestras vidas.

Hicimos ese tema a un lado para tomar el postre, besos, caricias un sin fin de palabras susurradas que nos hacían devorarnos, desearnos, amarnos.
Imposible borrar la sonrisa cuando me sentía feliz a su lado, nuestras manos se buscaban acariciándose y así acabamos dando un paseo por la playa.

Como niños bromeábamos, nos separábamos y encontrábamos casi jugando al escondite, quebrando nuestros cuerpos para después impactarlos y devorarnos entre jadeos.
Los dos estábamos hambrientos del otro, los besos cada vez eran mas profundos, mas necesitados, los cuerpos encajaban de un modo único y mi hombría contra su vientre demostraba que estaba mas que listo para tomarla en este momento.

Sonreí sintiendo mi respiración errática, lamiéndome los labios, haciendo mi necesidad la suya, contemplándonos bajo los haces plata de la luna que admiraba la gesta de dos enamorados.
-No, no vamos a llegar -respondí dejándome hacer, nuestros alientos se fundían en uno mientras sus dedos iban desabrochando cada botón de mi camisa.
Jadeé cuando tiró de mi labio completamente excitado.
Manos de fuego que en mi pecho me hacían arder como brasas, deslizándose despacio, apartando la camisa por mis hombros hasta que cayó al suelo lanzada por la egipcia.

Mis ojos observaron como la egipcia daba un paso atrás, estaba tan excitado que yo avancé hacia ella deseando volver a fundirme en su piel, comerme su boca.
Rió contra mis labios haciéndome esperar para de nuevo alejarse minimamente y deslizar el vestido sacándolo por su brazo, dejándolo caer lentamente hasta tocar la arena sacando los pies después.
Gruñí contemplando ese precioso cuerpo semidesnudo, solo unas bragas de encaje negro cubrían su piel tostada.

Mis ojos completamente oscurecidos se deslizaban por sus pechos, labios entreabiertos por los que escapaba muy ronco el aire.
Tiré de su cintura para pegarla a mi, lenguas que se enredaron apasionadas dentro y fuera de nuestras bocas.
Sus manos se enlazan a las mías para que unidas empezaran a acariciar su cuerpo, deslizándose por sus caderas, mis dedos afianzaron sus bragas deslizándolas por su piel hasta que estas cayeron sobre la dorada arena.
Jadeé de forma brusca contra su boca, ella reía porque notaba que estaba completamente ido en ese momento.
Mi deseo no conocía parangón, mi boca surcaba su mandíbula, su cuello, su esternón. Mordía, lamia y dejaba jadeos por cada resquicio de su cuerpo.

De nuevo se rio deslizándose y escapando de mis manos, me eché a reír al ver como se metía en el agua, por un instante me quedé quieto, solo admirando esa piel tostada sumergirse en la azulada agua, una imagen que nunca borraría de mi retina.
Su pelo caía en cascada por su preciosa espalda, mojándose por el oleaje, nuestros ojos se encontraron.

Me llamó de forma provocativa, con rapidez deslicé mis pantalones por mis piernas lanzandolos sobre mi camisa, hice lo propio con los calzones y salí corriendo hacia donde estaba la Egipcia. Entre risas me esquivó antes de dejarse cazar por mis brazos que atrajeron hacia mi para chocar contra las rocas de su boca, nuestras lenguas danzaban violentas, los dientes se encontraban, mordiéndonos los labios, jadeamos rencontrando nuestras miradas.
-Te deseo -gruñí.
Jadeábamos sin parar, los dos estábamos muy excitados, nuestros cuerpos se pegaban, acoplándose al otro, sus piernas se enredaron a mi cintura, rozando nuestros sexos aun sin ser penetrada.

Jadeé roncamente al sentir la entrada de su vagina acariciar mi glande, envolverlo ligeramente.
Ronroneaba contra mi boca, jadeos de uno y otro. Mis manos la movían humedeciéndola.
El agua cubría nuestros cuerpos, sus pechos por encima de esta, mi boca los busco sediento, succioné sus pezones, mordiendo su piel, arrastrando los dientes por estos, gruñendo de forma brusca.
La mano de la egipcia me atraía contra ellos por el pelo, excitándose al ver como yo me encontraba.
-Ufffff ¿que decías de hacer el amor, estoy fatal como para, ufff -jadeé empujando sus caderas para meterme dentro de ella por completo.
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Mensaje por Naitiri Zahir Vie Mayo 19, 2017 10:01 am

Su gesto de sorpresa al decirle que conocía a Lakme era algo que esperaba ver reflejado al decírselo, ¿qué probabilidades habría de que ambos la conociéramos? Bastante pocas, la verdad, puesto que vampiros habían muchos y en París vivían muchas personas, pero a la inmortal la había conocido hacía un tiempo cuando aún era cortesana y la verdad es que no pensé que pudiera ser vampira porque su tez no era pálida y blanquecina como la del resto… sino que tenía más color e incluso al tacto estaba más caliente. Fue toda una sorpresa cuando descubrió sus colmillos y los clavó en el cuello del vampiro que la acompañaba hasta que bebió de él y lo dejó muerto… pensé que haría lo mismo conmigo, pero lejos de lo que pensé me mostró su pasado, uno que compartíamos, así como las palabras de que mi madre no estaba muerta.

Quizás fuera mejor que si la encontráramos yo le preguntara pero él tenía razón, sin yo decirle nada había sabido de mi procedencia, así como que mi padre se había acercado de nuevo a mi vida y que mi madre estaba viva… no necesariamente debíamos de decirle nada pero ella lo sabría, no tenía duda alguna. Además, se supone que yo no debo de saber de la existencia de su primo, ni siquiera de la de él mismo, por lo que si evitábamos el tema sería mucho mejor para que no sospechara, pero lo sabría igualmente. Le miré sin querer preguntarle demasiado, si yo no sabía mucho sería mejor de cara a Lakme.



-No pienso preguntarle por tú primo, porque si lo hago, le estoy haciendo saber indirectamente que sé de su existencia, y en teoría, ni siquiera ha nacido –enarqué una ceja mirándolo- sería darle una pista demasiado muy buena, ¿no crees? Además, ¿piensas que quizá no te pueda reconocer? Si te ha visto crecer y con que sepa tú nombre la encuentro una mujer muy lista para sumar dos y dos Ubbe –le sonreí por aquello- sería mejor que solo nos centráramos en la reliquia, en teoría, no debería de conocer a Niels, ni saber que existe ni incluso que tú existes… recuerda que en esta época no has nacido, es imposible que yo sepa de vosotros –mis labios acariciaron los suyos para hacerle ver que cuanto menos dijéramos sobre ellos mejor, si no quería que ella se enterara- Pero si quieres preguntarle por tú primo, eso lo tendrás que hacer tú. Quizás si no estoy delante mejor, pero como he dicho, la encuentro muy inteligente y con ese don que tiene créeme… lo va a saber –él pensaba que preguntarle a ella nos ayudaría para encontrar la reliquia, quizás con ella y con lo que mi madre sabía fuera suficiente como para poder tirar del hilo que encontremos y que nos lleve hacia la otra parte que falta.

Dejamos el tema de nuevo porque no era para eso por lo que habíamos salido, los problemas los podríamos afrontar al día siguiente, esos momentos deberíamos de aprovecharlos y disfrutar de la tranquilidad que teníamos porque en cuanto nos pusiéramos en marcha se acabaría todo de nuevo. Corrimos por la playa, jugamos como si fuéramos dos niños en los que nuestros juegos siempre estaban llenos de pasión, lejos de cualquier preocupación que pudiera perturbarnos y disfrutando de ese momento que sería único e irrepetible… al menos durante un buen tiempo. Tan solo éramos conscientes del otro, de besarnos, acariciarnos, provocarnos, sentir las ganas que corrían por nuestros cuerpos y que me dio a entender que no íbamos a llegar a casa… y aquel lugar se me antojaba tan bueno como cualquier otro, diferente.

No perdí el tiempo una de las veces cuando me acercó a su cuerpo y comencé a quitarle la camisa para dejar su pecho al descubierto, recorriendo con mis labios la piel que podía y que estaba a mí alcance. Di un paso atrás y de forma automática él dio el paso que yo había acortado acercándome a él de nuevo, reí contra sus labios cuando se adueñó de mi boca, notando su necesidad, su impaciencia, el deseo que lo recorría y que le consumaba por completo. Volví a separarme y esa vez pareció entender porque solamente se quedó mirando cómo deslizaba el tirante del vestido y este caía al suelo. Sus ojos puestos en mi cuerpo semi desnudo, recorriéndolo, sintiendo casi que lo acariciaba con solo mirarlo.

Me atrajo de nuevo hacia su cuerpo y sus labios hicieron un camino que empezó en mi mandíbula, para bajar por el cuello y terminar en el esternón dejando besos y lamidas, mordiscos que me hacían jadear sin poder evitarlo. Con mis manos en la suyas hice que deslizara la última prenda que me quedaba siendo él quien realmente las deslizara, pero yo lo conducía con mis manos. Notaba su respiración errática, la necesidad que tenía y que hacía que la mía creciera por él, las ganas que me tenía… eran tan tangibles que era imposible que pasaran desapercibidas. Me giré escabulléndome de sus brazos y sus manos para adentrarme en el agua notando su mirada fija en mi cuerpo, y lejos de hacer lo mismo que yo, se quedó contemplando como me adentraba en el agua y me bañaba en sus aguas.

Estaban un poco frías pero no por ello no dejé de adentrarme hasta que finalmente cubrió lo suficiente, que fue entonces cuando lo llamé para que se metiera conmigo… y no tardó demasiado, reí entre dientes viendo cómo con celeridad se quitaba lo que quedaba de ropa desnudándose y venía a mi encuentro, le hice un quiebre para esquivarlo pero al segundo me atrapó por completo y me acercó a él mientras yo me reía divertida por la situación. Nuestros labios volvieron a encontrarse de nuevo, besándonos, mordiéndonos, como si fuéramos incapaces de controlar lo que sentíamos… y más bien era exactamente así. Lo miré cuando dijo que me deseaba y sonreí mordiendo su labio inferior, tirando del mismo mientras mi respiración también era rápida, y todo mi cuerpo ardía en necesidad pura y dura.


-Yo también te deseo –jadeé contra sus labios, pegué un pequeño salto y mis piernas rodearon su cintura sintiendo su miembro rozar mi sexo, sus manos fueron a mis caderas que comenzó a mover para deslizar su miembro por todo mi sexo provocándome jadeos roncos, calentándome, humedeciéndome más por las caricias. Mis brazos alrededor de su cuello y su boca que se centró en mí pecho estando este por encima del agua, lamiendo, mordiendo, succionando, arrancándome jadeos entre ambas cosas que hacía que mis caderas que movieran de forma involuntaria, buscándole de forma inconsciente. Una de mis manos la enredé en su pelo notando como sus dientes recorrían el contorno de mi pecho para terminar por morder de forma juguetona el pezón que me hacía arquear la espalda contra él. Lo miré a los ojos con la respiración entrecortada mordiéndome los labios cuando habló sobre mis palabras de que me hiciera el amor y no pude evitar reír levemente y de forma entrecortada. Él decía que estaba ya en un punto en el que no podía más, y yo estaba en el mismo punto exacto que él- decía… que tendremos que llegar a casa –jadeé notando que seguía moviendo mis caderas por todo mí sexo, recorriéndolo de tal forma que con la punta de su miembro terminaba en el clítoris y me volvía completamente loca- en casa mejor… -fue lo único que dije antes de que moviera mis caderas para hundirse por completo, eché la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y gemí al notarlo dentro arqueando mí espalda hacia él. Mis caderas se movieron y mi mano tiró de su pelo hacia atrás para elevar su rostro bajando el mío para buscar sus labios para besarlos, morderlos mientras me movía ayudada por sus manos. Notaba mi pelo pegado completamente a la espalda, aparté unos mechones de mi rostro y mordí sus labios para bajar mordiendo su cuello sin dejar de moverme, aferrada a él como si fuera un punto de apoyo- No es el mirador, pero no está mal ¿no crees? –Pregunté volviendo a subir a su rostro ahora para morder el lóbulo de su oreja donde susurré esas palabras, siendo bañados por la luz de la luna que había brillar nuestros cuerpos. Nunca había hecho nada así en mi vida y mucho menos en un lugar público, pero en esos momentos me importaba más bien poco que hubiera alguien por la playa, solo me centraba en él, sus ojos en los míos, sus labios, sus manos acariciando mi cuerpo y la forma tan maravillosa y placentera que tenía de volverme loca. Solo me importaba lo que me hacía sentir en esos momentos, su cuerpo pegado contra el mío, el placer que nos recorría sin dejar de movernos, no podía evitar dejar de buscarle con mis caderas, buscando que ambos alcanzáramos ese orgasmo que estábamos deseando, llevarnos a la cima y perdernos por completo en el otro. Sentía el corazón que bombeaba con fuerza, la respiración cada vez más acelerada, el placer subiendo por todo mi cuerpo y que me abrasaba por dentro, él moviéndose en mí interior, sus labios en los míos, sus manos en mí cuerpo… una combinación demasiado explosiva como para no acercarme de forma inminente al orgasmo- Ubbe –gemí sobre sus labios con la respiración entrecortada, cegada por el placer- no aguanto más –dije clavando las uñas en sus hombros, tensándose todo mi cuerpo para mirarlo y llegar al orgasmo provocando que mi cuerpo temblara por el placer y se aferra al suyo, sin querer soltarlo.
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