AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Recuerdo del primer mensaje :
Risas en el salón y un cumulo de damas que bebían vino mientras se les ultimaban los detalles de sus frondosos vestidos, pasos presurosos de sirvientes que iban y venían con ramilletes de rosas, cintas de colores y charolas de plata, órdenes dadas aquí y allá. Podía percibirse el estrés y deleite adornando los rostros que pronto serian cubiertos. La euforia de las festividades había embrujado a todo el palacio y no había ni un alma que no se estuviera preparando para la gran celebración de esta noche, la mascarada. La primera realizada en el año por parte de la familia real.
Disipando tiempo, esfuerzo y dinero se había logrado organizar todo un espectáculo que se esperaba lograra cautivar al elitista y caprichoso ojo de la nobleza. Y tal espectáculo comenzaba una vez cruzaras la arreglada entrada. Todas las puertas se habían sellado, excluyendo solamente una de las entradas que daba por las hectáreas laterales del territorio real, donde esperaba una corte de soldados gallardos. Una vez que inspeccionaban las invitaciones, invitaban a la carrozas a adentrarse por un elegante camino recientemente confeccionando de antorchas posicionadas en arreglos de listones y rosas blancas, hasta llegar a los tan conocidos jardines principales.
Nuevos dioses de mármol se alzaban junto con los viejos en ese paraíso, cual pintoresco retrato. Todas las fuentes habían sido puestas a trabajar a la vez realzando el poderío de los dioses griegos, de los canteros de flores, setos y arboles estilizados al más puro estilo Francés: con una colocación estrategia de cada planta o figura en una excelente simetría para alcanzar la magnificencia. El estanque de Apolo, Neptuno y Latona parecían palacios de plata mientras el espectáculo de las grandes aguas recreaba sus juegos de lluvia y luz bajo la palidez de la luna. Una música melancólica podía escucharse a través de la arboleada, como si viniera adherida al viento. A lo lejos, el gran canal estaba en quietud, pese a que hubiera decenas de góndolas venecianas con sus respectivos pacientes gondoleros a la orilla del rio. Todos ellos parecían otra figura de jaspe más, portando atuendos blancos y antifaces plateados. Tal pareciere una personificación de un Olimpo durmiente.
Sin embargo, a medida que se acercaban las carrozas hacia el palacio el derredor comenzaba a tomar vida. La fachada principal se alzaba poderosa llena de luces, sus puertas estaban abiertas de par en par, dejando que la embriaguez del interior se deslizara a través de ella rumbo al exterior. Seis caballeros con sus inmaculados uniformes de soldado y a juego un antifaz residían sobre las escalinatas, en las puertas cuatro bellas doncellas con vestidos de ninfa y rostros nuevamente escondidos, les entregan a las damiselas una rosa blanca. Un festival de colores se confundía con el devenir de las personas desde la recepción hasta el salón de la guerra, lugar donde una orquesta medianamente reducida estaba acomodada en una de las esquinas del susodicho recinto, haciendo vibrar sus instrumentos en erizado candor. El caos producido por la música, la charla y las risas en contraste con el movimiento recreaban un aturdimiento sutil, la lozana sensación de estar enamorado.
La galería continúa al baile, la entrañable galería de los espejos había sido disfrazada también para esa majestuosa noche, de sus altos techos pendían los candelabros relucientes, así como también un devenir de lazos y más arreglos de rosas. Colocando a los costados, izquierdo y derecho del salón, mesas largas cubiertas por una mantelería de hilo egipcio, sobre ellas yacían un juego de vajilla china que aguardaba a ser usada. Algunas personas ya habían tomado asiento, y mas ninfas paseaban a su alrededor ofreciendo vino y servicio.
Al final de la Galería, cubriendo la entrada del salón de la paz, la mesa que parecía ser la principal por su arreglo y su posición central pese a que contara solo con el cupo de 4 personas, permanecía vacía. Ningún Fontaine había aparecido todavía.
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Risas en el salón y un cumulo de damas que bebían vino mientras se les ultimaban los detalles de sus frondosos vestidos, pasos presurosos de sirvientes que iban y venían con ramilletes de rosas, cintas de colores y charolas de plata, órdenes dadas aquí y allá. Podía percibirse el estrés y deleite adornando los rostros que pronto serian cubiertos. La euforia de las festividades había embrujado a todo el palacio y no había ni un alma que no se estuviera preparando para la gran celebración de esta noche, la mascarada. La primera realizada en el año por parte de la familia real.
Disipando tiempo, esfuerzo y dinero se había logrado organizar todo un espectáculo que se esperaba lograra cautivar al elitista y caprichoso ojo de la nobleza. Y tal espectáculo comenzaba una vez cruzaras la arreglada entrada. Todas las puertas se habían sellado, excluyendo solamente una de las entradas que daba por las hectáreas laterales del territorio real, donde esperaba una corte de soldados gallardos. Una vez que inspeccionaban las invitaciones, invitaban a la carrozas a adentrarse por un elegante camino recientemente confeccionando de antorchas posicionadas en arreglos de listones y rosas blancas, hasta llegar a los tan conocidos jardines principales.
Nuevos dioses de mármol se alzaban junto con los viejos en ese paraíso, cual pintoresco retrato. Todas las fuentes habían sido puestas a trabajar a la vez realzando el poderío de los dioses griegos, de los canteros de flores, setos y arboles estilizados al más puro estilo Francés: con una colocación estrategia de cada planta o figura en una excelente simetría para alcanzar la magnificencia. El estanque de Apolo, Neptuno y Latona parecían palacios de plata mientras el espectáculo de las grandes aguas recreaba sus juegos de lluvia y luz bajo la palidez de la luna. Una música melancólica podía escucharse a través de la arboleada, como si viniera adherida al viento. A lo lejos, el gran canal estaba en quietud, pese a que hubiera decenas de góndolas venecianas con sus respectivos pacientes gondoleros a la orilla del rio. Todos ellos parecían otra figura de jaspe más, portando atuendos blancos y antifaces plateados. Tal pareciere una personificación de un Olimpo durmiente.
Sin embargo, a medida que se acercaban las carrozas hacia el palacio el derredor comenzaba a tomar vida. La fachada principal se alzaba poderosa llena de luces, sus puertas estaban abiertas de par en par, dejando que la embriaguez del interior se deslizara a través de ella rumbo al exterior. Seis caballeros con sus inmaculados uniformes de soldado y a juego un antifaz residían sobre las escalinatas, en las puertas cuatro bellas doncellas con vestidos de ninfa y rostros nuevamente escondidos, les entregan a las damiselas una rosa blanca. Un festival de colores se confundía con el devenir de las personas desde la recepción hasta el salón de la guerra, lugar donde una orquesta medianamente reducida estaba acomodada en una de las esquinas del susodicho recinto, haciendo vibrar sus instrumentos en erizado candor. El caos producido por la música, la charla y las risas en contraste con el movimiento recreaban un aturdimiento sutil, la lozana sensación de estar enamorado.
La galería continúa al baile, la entrañable galería de los espejos había sido disfrazada también para esa majestuosa noche, de sus altos techos pendían los candelabros relucientes, así como también un devenir de lazos y más arreglos de rosas. Colocando a los costados, izquierdo y derecho del salón, mesas largas cubiertas por una mantelería de hilo egipcio, sobre ellas yacían un juego de vajilla china que aguardaba a ser usada. Algunas personas ya habían tomado asiento, y mas ninfas paseaban a su alrededor ofreciendo vino y servicio.
Al final de la Galería, cubriendo la entrada del salón de la paz, la mesa que parecía ser la principal por su arreglo y su posición central pese a que contara solo con el cupo de 4 personas, permanecía vacía. Ningún Fontaine había aparecido todavía.
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- No post Biblicos. Tratese de recrear una narrativa fluida y breve para la comodidad de todos aquellos que roleen en este tema.
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Lydia Sforza- Humano Clase Alta
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Los rumores corrían rápido en esta gran ciudad, no importaba como ni donde te escondieras..siempre daban contigo y la prueba mas fehaciente de aquello era mi presencia en este lugar, no tenia ni tres meses de haber llegado y ya estaba de vuelta en la corte.-¿Quien habria sido el bastardillo que había confirmado mi presencia en París?.-tenia toda la noche para averiguarlo y para hacerme del animo de estar en la fiesta saludando a diestra y siniestra gente que vagamente me eran familiares, poniendo mi mejor rostro a cretinos que buscaban acuerdos poderosos con gente que los pudieran solventar, haciéndole el quite a esas madres solo buscaban un buen partido para sus hijas como si sus vidas dependieran de ello.
Otra época ..otra familia real, poco había sido lo que me había informado de ellos pero hasta el momento no se hacían notar con fuerza, ¿que dirían los mas viejos cuando vieran esto?.-una sonrisa complaciente se dibujo en mi rostro mientras pensaba en la cara de muchos hermanos que había estado aquí hace muchas lunas atrás. Como fuera el caso ya estaba aquí y si la suerte me favorecía quizás me podría entretener con algo...o alguien
Traje y Mascara
Otra época ..otra familia real, poco había sido lo que me había informado de ellos pero hasta el momento no se hacían notar con fuerza, ¿que dirían los mas viejos cuando vieran esto?.-una sonrisa complaciente se dibujo en mi rostro mientras pensaba en la cara de muchos hermanos que había estado aquí hace muchas lunas atrás. Como fuera el caso ya estaba aquí y si la suerte me favorecía quizás me podría entretener con algo...o alguien
Traje y Mascara
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
¡Un escándalo! Aquel era el grito que más se había escuchado desde el anuncio del compromiso entre Claire y Nigel, las clases altas y sobre todo el montón de chicas en edad de casarse que oyeron la noticia, simplemente no podían creerlo. ¿Alguien como él de esposo de alguien como ella? Brujería, dijeron algunos, no era posible que Lord Quartermane con el dinero que poseía fuera a casarse con una cortesana, aunque fuera esta la más solicitada y reconocida de París. Ahora, seis meses después de eso y con un embarazo reciente que sólo permitía que la noticia volviera a las bocas de todos, habían sido invitados a su primer evento social, algo que si no fuera porque a ninguno de los dos les importaban los formalismos habría sido prácticamente el acontecimiento del año, aunque para ellos lo único que haría aquella noche más llevadera era tenerse el uno al otro.
Un vestido en colores sobrios pero que gritaba lujo y elegancia por donde lo vieran, pequeños detalles en hilos dorados, aquel color crema sólo acrecentaba la palidez de su piel, nadie jamás podría pensar que detrás de aquella máscara de plumas y oro había mujer con un pasado como el de ella, era sólo en estas ocasiones donde agradecía la herencia de su padre aristócrata, con la barbilla elevada y tomada del brazo del hombre que ama entró al lugar algo menos sonriente que el resto de los que ya estaban ahí, - Amor… ni se te ocurra dejarme sola… - susurraba sólo para que él la escuchara y apretó un poco la mano de Nigel porque en el fondo sólo necesitaba saber que lo tendría cerca, sin reconocer que estaba algo nerviosa por encontrarse quizás con hombres que habrían sido sus clientes antes o las miradas acusadoras de mujeres que la veían como una amenaza. Sintió una repentina náusea pero sabía que era algo normal en los primeros meses, por lo que respiró profundo y esperó que al igual que aquel malestar, esa noche también fuera algo fácil de sobrellevar.
Un vestido en colores sobrios pero que gritaba lujo y elegancia por donde lo vieran, pequeños detalles en hilos dorados, aquel color crema sólo acrecentaba la palidez de su piel, nadie jamás podría pensar que detrás de aquella máscara de plumas y oro había mujer con un pasado como el de ella, era sólo en estas ocasiones donde agradecía la herencia de su padre aristócrata, con la barbilla elevada y tomada del brazo del hombre que ama entró al lugar algo menos sonriente que el resto de los que ya estaban ahí, - Amor… ni se te ocurra dejarme sola… - susurraba sólo para que él la escuchara y apretó un poco la mano de Nigel porque en el fondo sólo necesitaba saber que lo tendría cerca, sin reconocer que estaba algo nerviosa por encontrarse quizás con hombres que habrían sido sus clientes antes o las miradas acusadoras de mujeres que la veían como una amenaza. Sintió una repentina náusea pero sabía que era algo normal en los primeros meses, por lo que respiró profundo y esperó que al igual que aquel malestar, esa noche también fuera algo fácil de sobrellevar.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Fecha de inscripción : 24/05/2010
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
No le había sorprendido en absoluto el recibir aquella invitación, por el contrario, se hubiese visto indignado de no haberlo hecho, pues podría presumirse de ser una de las realmente seleccionadas personas que tenían la dicha de poder asistir a cuanta celebración fuera realizada por los reyes de Francia. Los conocía bien, había tenido un trato bastante estrecho con ellos, sobre todo con Dominique, la hermosa y a menudo caprichosa princesa, llevaban una buena relación, quizás por que compartían el mismo defecto. Lo cierto era que hacia tiempo que los reyes no realizaban algún evento, cosa que había logrado intrigar e incluso indignar a muchos de los que regularmente asistían a estos. Claro que Nigel no se lo perdería, incluso había mandado a hacer un traje lo suficientemente elegante para la ocasión, pues este seria su primer evento como un hombre casado, aunque… ¿de verdad cambiaria esto sus acostumbrados y anteriores actos en tales eventos? Ayudo a su esposa que lucia ya un vientre abultado a causa de los pocos meses de embarazo que esta lucia, a abordar el carruaje que esperaba en la entrada de la imponente mansión Quartermane. Una vez dentro y puesto en marcha, Nigel no desaprovecho para besar los labios de su bella cónyuge y para tocar levemente el vientre que cobijaba a su primogénito. Una sonrisa apareció en ambos rostros y luego el silencio los envolvió hasta que hubieron llegado a su destino.
Realmente lo llenaba de gozo el estar presente en aquella fiesta y no por que fuera distinta a otras, quizás lo único que la diferenciaba era su compañía. Escoltaba a su esposa de manera firme y orgullosa, misma que lucia un vestido impresionante que iba acorde a la elegancia que tenía el traje de su esposo, pues este había ordenado a una de sus empleadas que se encargara de comprar el vestido mas bello y costoso que encontrara en la ciudad y la empleada había hecho bastante bien su trabajo. Decenas de caballeros y damas yacían a su alrededor, elegantes ropas, elaborados peinados, bellas damas, pero ninguna que le pareciera lo suficientemente digna de superar la belleza que tenia la que llevaba de su brazo. Las habladurías seguramente no se harían esperar, pero poco le importaba a Nigel lo que estos pudieran decir, incluso pudo observar a lo lejos a un par de mujeres con las que se había visto relacionado en varias ocasiones, mismas a las que ignoro en el momento en que Claire se acerco a su oído a susurrarle aquellas palabras. No respondió al escucharla, en lugar de palabras deposito un beso sobre su frente, haciéndole frente con ello a quienes los miraban con cierto aire de indignación en ese instante, haciéndoles notar que podían dar misa si querían, pero que eso no lograría hacerlo sentirse avergonzado o arrepentido por sus mas recientes actos. – Creo que varias por aquí están que arden en envidia, eres la más bella de la noche, debe ser algo difícil de superar teniéndote a ti presente… - Susurro el esta vez, no perdiendo la oportunidad de acariciar el oído de su esposa con la nariz, antes de retirar su rostro.
Realmente lo llenaba de gozo el estar presente en aquella fiesta y no por que fuera distinta a otras, quizás lo único que la diferenciaba era su compañía. Escoltaba a su esposa de manera firme y orgullosa, misma que lucia un vestido impresionante que iba acorde a la elegancia que tenía el traje de su esposo, pues este había ordenado a una de sus empleadas que se encargara de comprar el vestido mas bello y costoso que encontrara en la ciudad y la empleada había hecho bastante bien su trabajo. Decenas de caballeros y damas yacían a su alrededor, elegantes ropas, elaborados peinados, bellas damas, pero ninguna que le pareciera lo suficientemente digna de superar la belleza que tenia la que llevaba de su brazo. Las habladurías seguramente no se harían esperar, pero poco le importaba a Nigel lo que estos pudieran decir, incluso pudo observar a lo lejos a un par de mujeres con las que se había visto relacionado en varias ocasiones, mismas a las que ignoro en el momento en que Claire se acerco a su oído a susurrarle aquellas palabras. No respondió al escucharla, en lugar de palabras deposito un beso sobre su frente, haciéndole frente con ello a quienes los miraban con cierto aire de indignación en ese instante, haciéndoles notar que podían dar misa si querían, pero que eso no lograría hacerlo sentirse avergonzado o arrepentido por sus mas recientes actos. – Creo que varias por aquí están que arden en envidia, eres la más bella de la noche, debe ser algo difícil de superar teniéndote a ti presente… - Susurro el esta vez, no perdiendo la oportunidad de acariciar el oído de su esposa con la nariz, antes de retirar su rostro.
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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Fecha de inscripción : 11/01/2010
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
El que mostrase esa determinación para demostrar que era capaz de mantener el control me llenaba de orgullo, es cierto que si, por alguna razón miraba la luna, muy posiblemente no podría hacer nada para evitar que Erin se descontrolase pero aun así no tenia por que pasar, mientras se mantuviese atenta no ocurriría nada, todo dependía de su autocontrol y de su capacidad para mantener la calma. – No hace falta que me prometas nada, se que serás capaz de hacerlo. – Los vampiros eran el otro problema. Nada más entrar en el gran salón, donde los invitados estaban pululando de un lado a otro y empezaban a hablar se notaba, ese olor a muerte, esos movimientos excesivamente fluidos, reconocía por lo menos a cuatro, uno de ellos bailando con la mismísima reina. “Que bien empezamos.”
Aun no conseguía avistar a Dominique, pero seguro que ya se encontraba entre los invitados intentando hacer lo que mejor se le daba, gobernar, muy posiblemente acabase siendo mejor que su madre en eso. Sin embargo había otras cosas importantes en las que fijarse, muchas de las personalidades invitadas a la fiesta eran miembros de la realeza, no solo francesa, sino también de Europa, y como no… En cuanto percibí ese olor familiar, esa sutil fragancia simple pero elegante me di cuenta de que estaría allí. Solo pasaron dos segundos hasta que oí su voz detrás de mí. – Abi… - Dije en un susurro que solo pudiese oír ella. – Buenas noches majestad. – Una sonrisa apareció en mi rostro al darme la vuelta y verla. La princesa de Escocia era altamente reconocida, y yo particularmente la conocía en más de un sentido. – No soy un hombre tan ocupado, siempre tiene que haber un poco de tiempo para todo.
A pesar de su máscara, era capaz de reconocerla, aquel pelo rubio no se veía demasiado a menudo al igual que sus facciones finas típicas de la familia real escocesa. Nos habíamos conocido hace unos años, en uno de mis viajes a Inglaterra, y había resultado de lo más divertido. Tome su mano y la bese cortésmente como correspondía al trato entre un conde y una princesa. – Ha pasado mucho tiempo, pero seguís igual de hermosa que la última vez.
Aun no conseguía avistar a Dominique, pero seguro que ya se encontraba entre los invitados intentando hacer lo que mejor se le daba, gobernar, muy posiblemente acabase siendo mejor que su madre en eso. Sin embargo había otras cosas importantes en las que fijarse, muchas de las personalidades invitadas a la fiesta eran miembros de la realeza, no solo francesa, sino también de Europa, y como no… En cuanto percibí ese olor familiar, esa sutil fragancia simple pero elegante me di cuenta de que estaría allí. Solo pasaron dos segundos hasta que oí su voz detrás de mí. – Abi… - Dije en un susurro que solo pudiese oír ella. – Buenas noches majestad. – Una sonrisa apareció en mi rostro al darme la vuelta y verla. La princesa de Escocia era altamente reconocida, y yo particularmente la conocía en más de un sentido. – No soy un hombre tan ocupado, siempre tiene que haber un poco de tiempo para todo.
A pesar de su máscara, era capaz de reconocerla, aquel pelo rubio no se veía demasiado a menudo al igual que sus facciones finas típicas de la familia real escocesa. Nos habíamos conocido hace unos años, en uno de mis viajes a Inglaterra, y había resultado de lo más divertido. Tome su mano y la bese cortésmente como correspondía al trato entre un conde y una princesa. – Ha pasado mucho tiempo, pero seguís igual de hermosa que la última vez.
Lucien Greymark- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 22/01/2011
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Urian Parthenopaeus escribió:
- Si prefiere salir a la terraza y tomar aire fresco, creo que los invitados sobrevivirán su ausencia.- intentó bromear para relajar la mirada preocupada de la Reina.
un ultimo giro y la música termino, hice una reverencia mientras le decía al joen -es un excelente bailarín os agradezco tal vez hubiese aceptado la initación pero...tenia que estar ahí -gracias por la invitación pero aun no llega mi hija así que debo estar aquí le dedique la mas hermosa de las sonrisas, incliné la cabeza agradecida por el baile, delicadamente le di la espalda quedando de frente a los invitados
Me quede un momento al centro de la pista viendo a los invitados disfrutar de las festividades, así que dirigí mis pasos hasta le mesa de honor para tomar mi lugar nuevamente; un paje trajo para mi una copa con vino,la tome delicadamente me puse de pie y con gran alegría le dije a la concurrencia
Bienvenidos todos amigos míos a Versalles disfruten del baile
nuevamente me senté frente a la concurrencia admirando los vestidos de las jovenes, los trajes de los caballeros y en el fondo sintiendo la ausencia de mi familia
Géraldine Fontaine2- Realeza Francesa
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 28/11/2010
Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
La invitacion de la familia real habia llegado en un hermoso sobre lacrado con el escudo de la misma realeza, debia admitir que hacia un tiempo que necesitaba un poco de distraccion ya que los asuntos con su hermano y la quimica eran demasiado agobiantes aun para una mujer preparada como lo era ella. Recordo que la ultima vez que habia estado en el palacio habia sido en una pequeña toma de te con la reina solamente para platicar como muchos otros hacian...
Se alisto para llegar a buena hora , tenia un vestido de falda negra con corset azul turquesa adornada de algunas plumas de pavo real en ella, al cuello su inseparable camafeo tallado de marfil y el cabello lo tenia suelto solo con una diadema de plumas y bucles suaves que caian sobre los hombros, se coloco el antifaz de la misma manera mientras que se colocaba cerca de una de las mesas donde habia bebidas y comida exquisitas, sinceramente la familia real siempre se esmeraba en complacer a cada uno de los invitados, tomo una copa mientras intentaba reconocer gente en el gran salon.
La musica sonaba majestuosa, y ella amaba bailar. Camino un poco a su izquierda buscando saludar a la reina y a la princesa cuando , sin fijarse, choco con una persona empujandola solo un poco - Lo siento mucho, parece que entre tanta mascara uno puede no medir bien el espacio- menciono con tranquilidad mirando a quien estaba frente a ella
Se alisto para llegar a buena hora , tenia un vestido de falda negra con corset azul turquesa adornada de algunas plumas de pavo real en ella, al cuello su inseparable camafeo tallado de marfil y el cabello lo tenia suelto solo con una diadema de plumas y bucles suaves que caian sobre los hombros, se coloco el antifaz de la misma manera mientras que se colocaba cerca de una de las mesas donde habia bebidas y comida exquisitas, sinceramente la familia real siempre se esmeraba en complacer a cada uno de los invitados, tomo una copa mientras intentaba reconocer gente en el gran salon.
La musica sonaba majestuosa, y ella amaba bailar. Camino un poco a su izquierda buscando saludar a la reina y a la princesa cuando , sin fijarse, choco con una persona empujandola solo un poco - Lo siento mucho, parece que entre tanta mascara uno puede no medir bien el espacio- menciono con tranquilidad mirando a quien estaba frente a ella
Vanessa Siegert- Mensajes : 201
Fecha de inscripción : 28/12/2010
Edad : 32
Localización : Paris, Francia
Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Ajuste mi traje y antifaz, ya había optado por recorrer el salón en busca de alguna presencia familiar y encontrar algo de diversión en esta fiesta elegante de mascaras y antifaces. La música y la algarabía cesaron por unos minutos cuando la reina caminaba acompañada hasta el centro del salón y la multitud abría paso permitiéndole seguir su andar a la reina. Con ágiles y elegantes movimientos al compás de la música, deleitaban a los presentes con su vals.
Me sitúe a una distancia prudente de un grupo de personas con una copa de vino en mi mano. Todo aquel ruido, todo aquel murmullo, toda aquella confusión, toda aquella música, estaban en mis oídos como en la sala.
Cuando la música hubo concluido, su majestad volvía con su singular elegancia a la mesa de honor instalándose en su lugar. Unos segundos después se levanto con la copa de cristal en su mano y en un ademán de brindis dio la bienvenida a todos los invitados.
Levemente alce mi copa respondiendo a su bienvenida, era improbable que alguien se hubiera percatado de mi gesto. Podía oír los leves murmullos de la gente, donde más de alguno comentaba sobre la ausencia del rey Abélard y la princesa Dominique, bailaban y bebían preguntándose el porque aun no hacían su ansiada presencia en el baile.
Mientras me preguntaba que hacia un personaje extraño y macabro como yo, en un lugar como este. Sin duda mis queridos camaradas, los mas antiguos y reservados, me reprocharían el haber aceptado tal invitación y codearme entre la realeza. Sonreí simplemente al imaginar aquella situación.
Me sitúe a una distancia prudente de un grupo de personas con una copa de vino en mi mano. Todo aquel ruido, todo aquel murmullo, toda aquella confusión, toda aquella música, estaban en mis oídos como en la sala.
Cuando la música hubo concluido, su majestad volvía con su singular elegancia a la mesa de honor instalándose en su lugar. Unos segundos después se levanto con la copa de cristal en su mano y en un ademán de brindis dio la bienvenida a todos los invitados.
Levemente alce mi copa respondiendo a su bienvenida, era improbable que alguien se hubiera percatado de mi gesto. Podía oír los leves murmullos de la gente, donde más de alguno comentaba sobre la ausencia del rey Abélard y la princesa Dominique, bailaban y bebían preguntándose el porque aun no hacían su ansiada presencia en el baile.
Mientras me preguntaba que hacia un personaje extraño y macabro como yo, en un lugar como este. Sin duda mis queridos camaradas, los mas antiguos y reservados, me reprocharían el haber aceptado tal invitación y codearme entre la realeza. Sonreí simplemente al imaginar aquella situación.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1128
Fecha de inscripción : 09/01/2011
Edad : 264
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
El día había llegado. Me sentía diferente, no conocía a muchas personas en Paris y eso hacía más atemorizante los segundos que pasaban lentos, calmados y amenazadores. No tenía la más mínima idea que dirían sobre una extraña en Versalles , pero si la princesa Dominique me invito debió de haber sido por algo. Me levante de la cama soltando un gran suspiro, tan largo como las varillas del corsé me lo permitían, estaba decidida de que no dejaría que nada de lo antes ocurrido me afectara, ni siquiera mi enfermedad de la cual estaba consciente y no tenía mucho control, daba igual esa noche no dejaría que nadie lo notara, primero muerta antes que hacer el ridículo en frente de toda la corte francesa. Me mire al espejo y recordé lo que era sentirme especial y bonita. Los drapeados del vestido hacían que este, hiciera mi menuda figura aún más delgada y estética, un diseño demasiado sublime para ser un simple vestido.
Sabía que era un poco recargado, barroco, ostentoso pero a mí me apasionaba, era único tal vez un poco osado pero cuando se trataba de una situación como en la que me encontraba valía la pena eso y mucho más. Simplemente verme y no precisamente a mí si no al vestido me quitaba el aliento, el vestido tenía que ser mostrado en una gala como esta. Decidí a regañadientes que ya me había admirado mucho en el espejo, no necesitaba mucho ya lo tenía todo, en cualquier caso tenía que ser un poco más humilde, me coloque en antifaz de piedras preciosas con sumo cuidado haciendo que el lazo quedara oculto entre el cabello. Estaba lista y extrañamente emocionada.
El viaje fue liberador, la adrenalina corría por mi organismo. Al llegar no pude hacer otras cosa más que sonreír, si aun estando dentro del carruaje quería ya estar preparada, luchando contra los nervios que planeaban traicionarme. Al entrar pude notar una tensión diferente a la vivida desde mi llegada, todos se mecían de aquí para allá como sincronizados con la música, todos metidos en una burbuja de risas y golpeteos de cristal, claro y nunca faltaban los cuchicheos pero para mí sobraban, los deje de escuchar mientras avanzaba entre la gente. Todo era romántico, divertido y armonioso, no podía estar más encantada.
Sabía que era un poco recargado, barroco, ostentoso pero a mí me apasionaba, era único tal vez un poco osado pero cuando se trataba de una situación como en la que me encontraba valía la pena eso y mucho más. Simplemente verme y no precisamente a mí si no al vestido me quitaba el aliento, el vestido tenía que ser mostrado en una gala como esta. Decidí a regañadientes que ya me había admirado mucho en el espejo, no necesitaba mucho ya lo tenía todo, en cualquier caso tenía que ser un poco más humilde, me coloque en antifaz de piedras preciosas con sumo cuidado haciendo que el lazo quedara oculto entre el cabello. Estaba lista y extrañamente emocionada.
El viaje fue liberador, la adrenalina corría por mi organismo. Al llegar no pude hacer otras cosa más que sonreír, si aun estando dentro del carruaje quería ya estar preparada, luchando contra los nervios que planeaban traicionarme. Al entrar pude notar una tensión diferente a la vivida desde mi llegada, todos se mecían de aquí para allá como sincronizados con la música, todos metidos en una burbuja de risas y golpeteos de cristal, claro y nunca faltaban los cuchicheos pero para mí sobraban, los deje de escuchar mientras avanzaba entre la gente. Todo era romántico, divertido y armonioso, no podía estar más encantada.
Cassandra Tsitak- Gitano
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
¡Maldita sea la hora en la que su destino le condujo a ser una más de toda la aristocracia! Es una vampiresa hipócrita y lo sabe, si tanto detesta los títulos, puede renunciar a ellos, pero entonces cualquier otro idiota subiría al poder para continuar jodiendo la vidas de los demás. Así que esa es su justificación y no necesita de más por el momento. Ya va camino a la gran mascarada que se celebra en honor a la realeza. La verdad es que los nombres no le interesan, acude al llamado por mera diplomacia. “Debí haber asesinado a alguien antes de llegar aquí” Se dice a si misma, siente en sus entrañas una cálida voz que le llama, que le hace sentir un deseo inexorable por abrir la garganta de alguien y beber ese fluido maldito, para saciar su sed, no sólo el hambre que tiene por la sangre, si no también esas ganas enfermizas de ver una vez más la muerte ejecutarse en sus garras. Una carcajada socarrona resuena en medio de la nada, los caballos relinchan por el temor que sienten sus patas, algo no esta bien, el sexto sentido del animal lo advierte. – ¿Madame? ¿Se encuentra usted bien? – La vocecilla de su esclavo irrumpe su festividad - ¿Acaso te importa, James? – Responde aludida. Sus intenciones no son las mejores y se nota en la tonalidad de su voz, el chico lo único que hace es halar las riendas para continuar el camino hasta el palacio.
Un morbo obscuro, con sombrías intenciones se hace presente en los juegos macabros que teje su cerebro al llegar al lugar donde se lleva a cabo dicha mascarada. Toma entre sus manos ese antifaz que logrará ocultar su identidad el tiempo suficiente como para mover las piezas de su ajedrez y divertirse. El encaje blanco, los listones negros… Cualquier cosa que se ponga le hará ver infinitamente hermosa, pero en ocasión su belleza se ve ataviada del misterio nocturno. Baja del carruaje con la ayuda de su lacayo. Este la escolta hasta el umbral de la puerta. La mezcla de aromas golpea su estomago sugiriendo varias cosas al mismo tiempo. Aún cuando se presume ser completamente frívola, le importa, realmente le interesa dejar esclarecido lo que es suyo – Desde aquí voy sola… Por favor retírate a la mansión, no quiero que algo… - El muchacho asiente con su cabeza, comprende lo que puede o no pasarle, lo pudo leer en las pupilas de su señora y es obvio que no cuestionará sus palabras.
Al entrar el hombrecillo que anuncia la llegada de los invitados se prepara para hacer uso de voz y develar quien es aquella enmascarada mujer. Pero esta en lugar de concederle la información que espera simplemente susurra muy cerca de su oído – Es una mascarada, se supone que la identidad no es dispensable… o ¿Sí? – No espera a que le respondan, traspasa las murallas de personas que le separan del salón principal y se queda de pie frente a un montón de desconocidos – La función esta a punto de iniciar – murmulla, quizá algunos le escucharon, es muy probable que la mayoría le ignore ¿Acaso interesa? Para ella no. Sonríe de medio lado y el pomposo vestido parece resplandecer con el tiritar de las velas a lo lejos. El color blanco de su atavío resalta lo canela de su piel, los detalles en negro únicamente logran darle a su apariencia un aura enigmática. Un corsé, un realce de busto, un ajuste de cintura… Como si lo necesitara para verse descomunal. Su desgracia es que, en medio de todo caos, no es la única con pinta de dama. Cada mujer en esa habitación con la máscara cubriendo su rostro, es mortíferamente hermosa.
Un morbo obscuro, con sombrías intenciones se hace presente en los juegos macabros que teje su cerebro al llegar al lugar donde se lleva a cabo dicha mascarada. Toma entre sus manos ese antifaz que logrará ocultar su identidad el tiempo suficiente como para mover las piezas de su ajedrez y divertirse. El encaje blanco, los listones negros… Cualquier cosa que se ponga le hará ver infinitamente hermosa, pero en ocasión su belleza se ve ataviada del misterio nocturno. Baja del carruaje con la ayuda de su lacayo. Este la escolta hasta el umbral de la puerta. La mezcla de aromas golpea su estomago sugiriendo varias cosas al mismo tiempo. Aún cuando se presume ser completamente frívola, le importa, realmente le interesa dejar esclarecido lo que es suyo – Desde aquí voy sola… Por favor retírate a la mansión, no quiero que algo… - El muchacho asiente con su cabeza, comprende lo que puede o no pasarle, lo pudo leer en las pupilas de su señora y es obvio que no cuestionará sus palabras.
Al entrar el hombrecillo que anuncia la llegada de los invitados se prepara para hacer uso de voz y develar quien es aquella enmascarada mujer. Pero esta en lugar de concederle la información que espera simplemente susurra muy cerca de su oído – Es una mascarada, se supone que la identidad no es dispensable… o ¿Sí? – No espera a que le respondan, traspasa las murallas de personas que le separan del salón principal y se queda de pie frente a un montón de desconocidos – La función esta a punto de iniciar – murmulla, quizá algunos le escucharon, es muy probable que la mayoría le ignore ¿Acaso interesa? Para ella no. Sonríe de medio lado y el pomposo vestido parece resplandecer con el tiritar de las velas a lo lejos. El color blanco de su atavío resalta lo canela de su piel, los detalles en negro únicamente logran darle a su apariencia un aura enigmática. Un corsé, un realce de busto, un ajuste de cintura… Como si lo necesitara para verse descomunal. Su desgracia es que, en medio de todo caos, no es la única con pinta de dama. Cada mujer en esa habitación con la máscara cubriendo su rostro, es mortíferamente hermosa.
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Tomé la punta de mi vestido y lo alce un poco para caminar y encontrarme con los demás, la música sonaba y la familia Fontaine estaba ya presente, sonreí, era mi primera fiesta en París y esperaba me dejara impresionada como creía así sería lo único que tenía que hacer era buscar a mi hermana para encajar bien ahi dado que nadie conocia nada de mi, y suponía que ni siquiera mi llegada. Aplaudí un poco cuando nos dieron la bienvenida, quedé embobada con los colores que desprendian las damas y caballeros, sin duda algo digno de ver en un lugar que era demasiado visitado, mis pasos suaves y lentos me llevaron donde mi hermana, toqué dos veces su hombro con mi mano derecha y rei un poco susurrando solo para ella.-Sorpresa linda.-Murmuré sabía que me oiria puesto la distancia entre ambas.
Invitado- Invitado
Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Saboreaba la oscuridad como una gratificante copa de vino mezclada con sangre de vírgenes. Lo cual no era absurdo en lo absoluto. La Biblioteca de los Fontaine no era diferente a la suya, excepto por un par de ventanas que eran bañadas por los rayos plata. El astro y el planeta giraban y bailaban, festejando junto a mortales e inmortales. Lucern había ingresado al Palacio Royal como su reputación lo precedía, sin ser visto ni oído. Sentado sobre el escritorio, era una sombra más que se mezclaba con los objetos que resplandecían bajo la luz de las velas. Guardar las apariencias no era algo que le afligiera. Solo existía una razón por la que el vampiro había terminado aceptando la invitación y ninguna iba dirigida hacia el hecho de tener que mezclarse y conversar con altos funcionarios. Su antifaz estaba a su lado, se lo había quitado mientras esperaba que el baile avanzara, las parejas se mezclaran y el sonido de la música aumentara.
El picaporte de las dobles puertas por las que había ingresado hacía un momento giraron, el olor a sangre fresca era trasladada por el aire hasta sus fosas nasales y un segundo después, una pareja que seguramente se había escapado entre el bullicio para estar a solas, ingresó a la Biblioteca sin ser conscientes de su presencia. La sonrisa de Lucern provocó que sus colmillos destellaran ante la acción que se desarrollaba ante sus ojos. El supuesto caballero tenía su mano bajo el largo vestido de la dama, los besos resonaban, los jadeos aumentaban. Desde luego que no revelaría que tenían audiencia, era malditamente divertido ver cómo los modales que mostraban ante los demás desaparecían al cruzar la puerta. Pero... ¿cuánto tiempo estaría solo observando sin actuar? Definitivamente no por mucho tiempo.
Las velas se apagaron como si un halo se dispersara por los ventanales de la mansión, ocasionadas por el tenue humo que silenció lo que se desarrollaría entre las cuatro paredes de esa habitación tan... lustrosa. La hembra, como era de esperar, colocó la palma de su mano sobre el centro del pecho del hombre, apartándolo; solo para ser persuadida – lo que dejaba muy en claro donde estaba su convicción- al instante. – Déjeme ayudarle. Reveló Lucern, dando un paso hacia la ventana donde se filtraba el baño de luces. El contacto que hizo el caballero al girar levemente su rostro hacia la exigente voz, jugó el papel principal en la obra que se estaba por desarrollar. ¿Qué era una fiesta sin muertes incluidas? Sería el acontecimiento que resonaría por las calles parisinas desde... ¡Desde que podía recordarlo! – El corsé le está asfixiando. Automáticamente, el humano se hizo a un lado y Lucern no tardó en desajustar los cordones que ataban esa horripilante invención del hombre.
Misterios revelados, secretos ocultos y bailes eróticos. La noche auguraba un buen final tras aquél comienzo. La música opacó los gritos de la humana, la coacción los pensamientos del expectador y mientras Lucern se alimentaba, solo una mujer nubló su ser y cambió su comportamiento, si cabe recalcar, a uno mas letal, mas perverso. Si estaba en lo correcto, esta noche le persuadiría con cautela y la maldita devoción que crecía por y para ella. La idea de coquetear en medio de un baile y fingir ser dos completos desconocidos, lo mantenía al borde del abismo. No era nada nuevo cuando se trataba de ella y sin embargo, se sentía como tal. Por supuesto, el hecho de que Lucern vistiera de esa forma no era solo por ser el conde. Misterio resuelto...
El picaporte de las dobles puertas por las que había ingresado hacía un momento giraron, el olor a sangre fresca era trasladada por el aire hasta sus fosas nasales y un segundo después, una pareja que seguramente se había escapado entre el bullicio para estar a solas, ingresó a la Biblioteca sin ser conscientes de su presencia. La sonrisa de Lucern provocó que sus colmillos destellaran ante la acción que se desarrollaba ante sus ojos. El supuesto caballero tenía su mano bajo el largo vestido de la dama, los besos resonaban, los jadeos aumentaban. Desde luego que no revelaría que tenían audiencia, era malditamente divertido ver cómo los modales que mostraban ante los demás desaparecían al cruzar la puerta. Pero... ¿cuánto tiempo estaría solo observando sin actuar? Definitivamente no por mucho tiempo.
Las velas se apagaron como si un halo se dispersara por los ventanales de la mansión, ocasionadas por el tenue humo que silenció lo que se desarrollaría entre las cuatro paredes de esa habitación tan... lustrosa. La hembra, como era de esperar, colocó la palma de su mano sobre el centro del pecho del hombre, apartándolo; solo para ser persuadida – lo que dejaba muy en claro donde estaba su convicción- al instante. – Déjeme ayudarle. Reveló Lucern, dando un paso hacia la ventana donde se filtraba el baño de luces. El contacto que hizo el caballero al girar levemente su rostro hacia la exigente voz, jugó el papel principal en la obra que se estaba por desarrollar. ¿Qué era una fiesta sin muertes incluidas? Sería el acontecimiento que resonaría por las calles parisinas desde... ¡Desde que podía recordarlo! – El corsé le está asfixiando. Automáticamente, el humano se hizo a un lado y Lucern no tardó en desajustar los cordones que ataban esa horripilante invención del hombre.
Misterios revelados, secretos ocultos y bailes eróticos. La noche auguraba un buen final tras aquél comienzo. La música opacó los gritos de la humana, la coacción los pensamientos del expectador y mientras Lucern se alimentaba, solo una mujer nubló su ser y cambió su comportamiento, si cabe recalcar, a uno mas letal, mas perverso. Si estaba en lo correcto, esta noche le persuadiría con cautela y la maldita devoción que crecía por y para ella. La idea de coquetear en medio de un baile y fingir ser dos completos desconocidos, lo mantenía al borde del abismo. No era nada nuevo cuando se trataba de ella y sin embargo, se sentía como tal. Por supuesto, el hecho de que Lucern vistiera de esa forma no era solo por ser el conde. Misterio resuelto...
Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Deambulamos por el palacio mientras este se va llenando de gente. De la mano de mi amada voy, como un niño mirando los muros, los tapices en las paredes, palpando las exquisitas texturas de los muebles, ¡que suavidad de telas tienen las cortinas! Quisiera poder llevarme el olor de la madera vieja en los grandes salones, con techos altísimos, decorados como bóvedas celestes. Ocultos, tras las mascaras, disfrazados, como cualquiera de la nobleza; vamos de un lado a otro como chiquillos tomados de la mano.
Folie se mueve con una soltura impresioante por los pasillos, por los que varias decenas de criados, tambien en personaje, se confunden con los enmascarádos nobles que ríen y dan grandes voces. La angustia que parecía ensombrecer los ojos de Payne se esfumó dando paso a una mirada de reconocimiento. Como si ya hubiese estado aquí... así, nos dejamos envolver por la algarabía y bailamos imitando a los nobles que bailaban ya juntos, ya separados majestuosas melodías interpretadas por una impresionante orquesta. El ritmo se apoderaba, no solo de los que en la pista bailaban, también penetraba en los que estaban sentandos apremiandoles a seguir el ritmo con la cabeza o el pie. Los criados participaban de una danza diferente, mas seria, cumpliendo su funcion.
Por un momento recordé que la misma princesa Fontaine - a quién intentaba ubicar sin mucho éxito entre la mutitud - me ofreció trabajar en el palacio. No me veo, metido en esas ropas, actuando con gestos afectados y falsos, no dudo que el mas humilde de estos hombres vive con soltura; pero ¡a costa de que incomodidades! prefiero sin duda la vida sencilla en la comuna gitana y sin embargo esta noche transformados en otras personas por la magia del baile, me doy el gusto de saborear la experiencia abrazado de mi amada Loca.
- Bienvenidos todos, amgos míos a Versalles. Disfruten del baile.
Dice la reina desde el sitio de honor nos convida a disfrutar de la velada. Nos llama amigos, y en verdad parecemos todos una armoniosa familia - curiosa familia de criaturas nocturas - reunida para el banquete de las delicias. Un sirviente nos ha ofrecido copas de vino. Tomo la copa en mi mano, pero no la bebo. Me contento con dejar que el líquido roce mis labios y la punta de la lengua, exquisita experiencia que repta por mis sentidos. Folie olisquea la copa antes animarse a probar, esta mas atenta a los grandes y ridículos peinados de las mujeres nobles.
Cada vez hay mas vampiros en el lugar; su escencia oscura va imponiéndose sobre las llamas de los candelabros, dando un ambiente tenue al cada vez mas concurrido baile. Inclusive la reina humana se rodea de ellos. ¿Dónde esta el rey? ¿Dónde esta el resto de la familia? Tambien precibo el olor, inconfundible a mi memoria, de lobos ocultos tras los antifaces. Pero entre todas las escencias, discretamente envuelta en ellas, he percibido a una Cambiaformas.
- Uno de mis hermanos esta aquí Folie. Oculta entre el mar de gentes... le percibo
Folie se mueve con una soltura impresioante por los pasillos, por los que varias decenas de criados, tambien en personaje, se confunden con los enmascarádos nobles que ríen y dan grandes voces. La angustia que parecía ensombrecer los ojos de Payne se esfumó dando paso a una mirada de reconocimiento. Como si ya hubiese estado aquí... así, nos dejamos envolver por la algarabía y bailamos imitando a los nobles que bailaban ya juntos, ya separados majestuosas melodías interpretadas por una impresionante orquesta. El ritmo se apoderaba, no solo de los que en la pista bailaban, también penetraba en los que estaban sentandos apremiandoles a seguir el ritmo con la cabeza o el pie. Los criados participaban de una danza diferente, mas seria, cumpliendo su funcion.
Por un momento recordé que la misma princesa Fontaine - a quién intentaba ubicar sin mucho éxito entre la mutitud - me ofreció trabajar en el palacio. No me veo, metido en esas ropas, actuando con gestos afectados y falsos, no dudo que el mas humilde de estos hombres vive con soltura; pero ¡a costa de que incomodidades! prefiero sin duda la vida sencilla en la comuna gitana y sin embargo esta noche transformados en otras personas por la magia del baile, me doy el gusto de saborear la experiencia abrazado de mi amada Loca.
- Bienvenidos todos, amgos míos a Versalles. Disfruten del baile.
Dice la reina desde el sitio de honor nos convida a disfrutar de la velada. Nos llama amigos, y en verdad parecemos todos una armoniosa familia - curiosa familia de criaturas nocturas - reunida para el banquete de las delicias. Un sirviente nos ha ofrecido copas de vino. Tomo la copa en mi mano, pero no la bebo. Me contento con dejar que el líquido roce mis labios y la punta de la lengua, exquisita experiencia que repta por mis sentidos. Folie olisquea la copa antes animarse a probar, esta mas atenta a los grandes y ridículos peinados de las mujeres nobles.
Cada vez hay mas vampiros en el lugar; su escencia oscura va imponiéndose sobre las llamas de los candelabros, dando un ambiente tenue al cada vez mas concurrido baile. Inclusive la reina humana se rodea de ellos. ¿Dónde esta el rey? ¿Dónde esta el resto de la familia? Tambien precibo el olor, inconfundible a mi memoria, de lobos ocultos tras los antifaces. Pero entre todas las escencias, discretamente envuelta en ellas, he percibido a una Cambiaformas.
- Uno de mis hermanos esta aquí Folie. Oculta entre el mar de gentes... le percibo
Epoch- Cambiante Clase Baja
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Me sobrecogió el sello de la familia real en la carta que me entregó personalmente mi nana. Parecía que hasta ellos se habían enterado de mi llegada a París. Un sentimiento de gozo me recorrió al darme cuenta de lo que suponía aquello. Visitaría Versalles y conocería, o al menos tendría la oportunidad de conocer a mucha más gente en aquella nueva ciudad.
Por fin el día había llegado , hoy había permitido al señor Di Cesare que me trasladara en el carruaje hasta el castillo en vez de ir en mi yegua como acostumbraba hacer. Me dejó en la entrada y sentí el nerviosismo en mi estómago. Era todo nuevo para mi y no sabría si estaría a la altura de la situación. Desee con todas mis fuerzas que conociese a alguien allí, seguro que Lenneth acudiría a aquel acontecimiento.
Me coloqué la falda de mi traje y el antifaz y volví la vista atrás hasta mi carruaje. El señor Di Cesare me guiñó un ojo para transmitirme apoyo, entonces suspire y entregué mi invitación al hombre de la puerta que me indicó el camino hasta un gran salón que adoré por sus decorados , siempre había estado fascinada con la Grecia antigua.
Caminé por el un poco perdida sin saber que hacer mientras colocaba mis manos en la falda al no saber qué hacer con ellas. Me sentía como una principiante en esto de los bailes públicos. Ya había gente allí, mucha a decir verdad y llegué justo a tiempo para escuchar la bienvenida que nos daba un hombre que no alcancé a ver al palacio de Versalles. Sonreí emocionada colocándome el antifaz que tan incómodo me parecía.
Por fin el día había llegado , hoy había permitido al señor Di Cesare que me trasladara en el carruaje hasta el castillo en vez de ir en mi yegua como acostumbraba hacer. Me dejó en la entrada y sentí el nerviosismo en mi estómago. Era todo nuevo para mi y no sabría si estaría a la altura de la situación. Desee con todas mis fuerzas que conociese a alguien allí, seguro que Lenneth acudiría a aquel acontecimiento.
Me coloqué la falda de mi traje y el antifaz y volví la vista atrás hasta mi carruaje. El señor Di Cesare me guiñó un ojo para transmitirme apoyo, entonces suspire y entregué mi invitación al hombre de la puerta que me indicó el camino hasta un gran salón que adoré por sus decorados , siempre había estado fascinada con la Grecia antigua.
Caminé por el un poco perdida sin saber que hacer mientras colocaba mis manos en la falda al no saber qué hacer con ellas. Me sentía como una principiante en esto de los bailes públicos. Ya había gente allí, mucha a decir verdad y llegué justo a tiempo para escuchar la bienvenida que nos daba un hombre que no alcancé a ver al palacio de Versalles. Sonreí emocionada colocándome el antifaz que tan incómodo me parecía.
Duna Di Bello- Humano Clase Alta
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Tomó el vestido que estaba tendido sobre su cama, perfectamente extendido y sin arruga alguna; sonrió al pensar en la nodriza.
Pensó en ir a agradecerle el que ella misma hubiera sido la que escogiera el vestido, antes de cruzar la puerta escuchó unos gritos casi alaridos que retumbaban en toda la mansión. Entrecerró los ojos tapándose los oídos como si ella fuése una niña chiquita que no deseaba escuchar hablar a su madre sobre sexualidad. Un tema muy delicado.
Corrió rápido de nuevo dentró de su habitación y cerró la puerta con fuerza para después recargar su espalda sobre la fina madera de la que estaba hecha aquella puerta y soltó una risa que derramaba una gota de histería.
Se puso el vestido y alisó su cabello cepillandolo innumerables veces hasta lograr el deseado resultado, colocó un pequeño moño en el lado diestro de su cabeza. Se puso el antifaz que hacía juego con su vestido.
La muchacha entró con desgana en el amplio palacio, lo que ganaba por ser la nieta de su abuelo; él se había adelantado bastante y la había dejado atrás.
Ivette no vendría, se habia puesto sus moños y se había quedado encerrada en su pieza sin dejar que nadie cruzara la puerta sin su consentimiento. "Niña malcriada..." pensó Autumn dejando los ojos en blanco.
Bien, ahora ¿Qué demonios iba a hacer? El lugar se divisaba bastante lleno y con poco lugar para moverse con libertad. Pasó una mano por sus ojos arrepintiendose verdaderamente del haber acudido. Ella no pernececía a todo eso, bueno si pero a ella no le gustaba. Prefería vagar por las calles con ropas desgastadas disfrutando de la verdadera compañía.
Se movió con cuidado haciendose pequeños huecos entre las personas que se arremolinaban en la entrada; todas saludandose con cortesía y figidas sonrisas. Sí, de eso se trataba aquella sociedad... todo fingido. Aunque Autumn aun tenía la esperanza de no esperanza de no perderse a sí misma. No, nunca pasaría eso, o eso esperaba...
Suspiró aliviada al ver que más allá había menos personas; se buscó un pequeño lugarsito para quedarse ahí y esperar a que el tiempo pasara lo más rápido posible.
Caminó por unos pasillos fríos y algo espeluznantes, rebosantes de soledad y misterio... se detuvo al lado de una puerta amplia que Autumn no tenía ni la más mínima idea de a donde o a que daba, quizá un salón o algo parecido.
Pensó en ir a agradecerle el que ella misma hubiera sido la que escogiera el vestido, antes de cruzar la puerta escuchó unos gritos casi alaridos que retumbaban en toda la mansión. Entrecerró los ojos tapándose los oídos como si ella fuése una niña chiquita que no deseaba escuchar hablar a su madre sobre sexualidad. Un tema muy delicado.
Corrió rápido de nuevo dentró de su habitación y cerró la puerta con fuerza para después recargar su espalda sobre la fina madera de la que estaba hecha aquella puerta y soltó una risa que derramaba una gota de histería.
Se puso el vestido y alisó su cabello cepillandolo innumerables veces hasta lograr el deseado resultado, colocó un pequeño moño en el lado diestro de su cabeza. Se puso el antifaz que hacía juego con su vestido.
La muchacha entró con desgana en el amplio palacio, lo que ganaba por ser la nieta de su abuelo; él se había adelantado bastante y la había dejado atrás.
Ivette no vendría, se habia puesto sus moños y se había quedado encerrada en su pieza sin dejar que nadie cruzara la puerta sin su consentimiento. "Niña malcriada..." pensó Autumn dejando los ojos en blanco.
Bien, ahora ¿Qué demonios iba a hacer? El lugar se divisaba bastante lleno y con poco lugar para moverse con libertad. Pasó una mano por sus ojos arrepintiendose verdaderamente del haber acudido. Ella no pernececía a todo eso, bueno si pero a ella no le gustaba. Prefería vagar por las calles con ropas desgastadas disfrutando de la verdadera compañía.
Se movió con cuidado haciendose pequeños huecos entre las personas que se arremolinaban en la entrada; todas saludandose con cortesía y figidas sonrisas. Sí, de eso se trataba aquella sociedad... todo fingido. Aunque Autumn aun tenía la esperanza de no esperanza de no perderse a sí misma. No, nunca pasaría eso, o eso esperaba...
Suspiró aliviada al ver que más allá había menos personas; se buscó un pequeño lugarsito para quedarse ahí y esperar a que el tiempo pasara lo más rápido posible.
Caminó por unos pasillos fríos y algo espeluznantes, rebosantes de soledad y misterio... se detuvo al lado de una puerta amplia que Autumn no tenía ni la más mínima idea de a donde o a que daba, quizá un salón o algo parecido.
Autumn M. Cunningham- Humano Clase Alta
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Con la invitación en la mano, se dirigió al Palacio Royal, era uno de sus primeros bailes allí y su familia lo sabía, desde que lo supieron no pararon de mandarle cartas advirtiéndole que era demasiado importante como para hacer de las suyas y que por fin se comportara como una señorita, o al menos... que lo intentase.
Su propia madre le había elegido el vestido, era color granate brillante y negro de palabra de honor con un antifaz totalmente negro y sencillo el cual destacaba sus grandes ojos azules, tras unos arreglos quedó perfecto... de la mansión solo iban unas cuantas, pudo contar al menos seis chicas pero una vez allí aparte de estar un poco vigiladas podían tener la noche medianamente libre puesto que claro, a sus padres les tendrían que comunicar el resultado...
El carruaje se detuvo en la puerta, una a una salieron las seis chicas... Bryanna alzó el rostro al ver lo hermoso que era el palacio de noche y una sonrisa inundó su rostro, sabía que era más que seguro que sería especial prometiéndose que se comportaría todo lo bien que podía comportarse...
Una vez dentro, la gente agolpaba cada rincón... grupos hablando, parejas bailando y el gran salón iluminado te daba una invitación silenciosa a que se pudiese unir... se desvió del camino que debería seguir con las demás, hasta llegar al salón de baile, observando todo con curiosidad y silencio... parecía un tanto perdida pero era imposible no reparar en ella, puesto que caminaba bailoteando con aquella bonita sonrisa en los labios.
Pero conoció enseguida a alguien, era imposible no conocerla aunque tuviese el disfraz, la reconocería entre un millón de personas diferentes, aligeró el paso hasta quedar frente a ella.
-¿Esperais a que os saquen a bailar o estais pensando en...lago no muy agradable? si es lo segundo puedo ayudaros-Sonrió mirando a su amiga, sin perder detalle de lo que pasaba a su alrededor.
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Su propia madre le había elegido el vestido, era color granate brillante y negro de palabra de honor con un antifaz totalmente negro y sencillo el cual destacaba sus grandes ojos azules, tras unos arreglos quedó perfecto... de la mansión solo iban unas cuantas, pudo contar al menos seis chicas pero una vez allí aparte de estar un poco vigiladas podían tener la noche medianamente libre puesto que claro, a sus padres les tendrían que comunicar el resultado...
El carruaje se detuvo en la puerta, una a una salieron las seis chicas... Bryanna alzó el rostro al ver lo hermoso que era el palacio de noche y una sonrisa inundó su rostro, sabía que era más que seguro que sería especial prometiéndose que se comportaría todo lo bien que podía comportarse...
Una vez dentro, la gente agolpaba cada rincón... grupos hablando, parejas bailando y el gran salón iluminado te daba una invitación silenciosa a que se pudiese unir... se desvió del camino que debería seguir con las demás, hasta llegar al salón de baile, observando todo con curiosidad y silencio... parecía un tanto perdida pero era imposible no reparar en ella, puesto que caminaba bailoteando con aquella bonita sonrisa en los labios.
Pero conoció enseguida a alguien, era imposible no conocerla aunque tuviese el disfraz, la reconocería entre un millón de personas diferentes, aligeró el paso hasta quedar frente a ella.
-¿Esperais a que os saquen a bailar o estais pensando en...lago no muy agradable? si es lo segundo puedo ayudaros-Sonrió mirando a su amiga, sin perder detalle de lo que pasaba a su alrededor.
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Mientras observaba a las personas que se socializaban , bebían , reían y danzaban juntos yo pensaba en las aventuras que se podrían hacer en un sitio como aquel... no me refería a algo demasiado desastroso como buscar los secretos ocultos de la reina o en bañarme en la bañera real pero si en hacer algo fuera de lo común, algo que no fuese beber y bailar como en todas las fiestas. Pero por otro lado sabía que aquello no era una de las fiestas de los condes si no que estaba en el palacio de los reyes.
Suspiré tocando el corsé con desagrado, odiaba ese tipo de vestimentas. Iba vestida con un corsé negro con pequeños detalles morados que se apreciaban con dificultad y una falta morada oscura que arrastraba un poco más de lo normal pero lo había preferido así, aunque acabaría pareciendo una pequeña campesina por como acabarían los bajos de esa falda. Mi antifaz era negro y alargado , no muy aparatoso que solo llegaba a esconder el contorno de mis ojos claros.
Cuando estaba a punto de buscar algo para beber y alegrarme un poco alguien me susurró por detrás para luego colocarse frente a mi. Sólo su voz se me hacía familiar pero fueron sus inconfundibles ojos celestes los que me revelaron la identidad de mi querida amiga Bryanna Appleby. La conocí compartiendo una situación muy poco educada y nada típica de señoritas por lo que a ambas nos sorprendieron nuestras formas y a partir de entonces supimos que nos parecíamos más de lo que pensábamos.
- En realidad esperaba que alguien como usted fuese tan amable de complacer mis mas oscuros deseos.- le dije con una sonrisa mientras hacía una leve reverencia a modo de saludo aunque deseaba apresarla en mis brazos en un cordial y afectuoso abrazo. - Ese vestido hace que se realce tu lado más perturbado, querida Bry. -bromeé , sabía que ella al igual que yo no se divertía con los típicos encuentros de nuestra clase si no que tenía aficiones mucho menos elegantes .- Es más que un alivio ver una cara conocida, comenzaba a creer que nocompartiría más que con mi sombra esta preciosa celebración. No sabía que tenía pensado asistir.
En realidad me aliviaba no verme sola en medio de aquellas personas que bien podrían ser príncipes o gente de una clase mayor que la nuestra que charlaban de cosas que posiblemente no fuesen de mi agrado y tuviese que adaptarme a sus conversaciones para no destacar ni hacer un desplante a ningún invitado. A pesar de mi naturaleza rebelde sabía que en lugares como aquel mi sentimiento aventurero tenía que ser calmado intermitente mente.
Suspiré tocando el corsé con desagrado, odiaba ese tipo de vestimentas. Iba vestida con un corsé negro con pequeños detalles morados que se apreciaban con dificultad y una falta morada oscura que arrastraba un poco más de lo normal pero lo había preferido así, aunque acabaría pareciendo una pequeña campesina por como acabarían los bajos de esa falda. Mi antifaz era negro y alargado , no muy aparatoso que solo llegaba a esconder el contorno de mis ojos claros.
Cuando estaba a punto de buscar algo para beber y alegrarme un poco alguien me susurró por detrás para luego colocarse frente a mi. Sólo su voz se me hacía familiar pero fueron sus inconfundibles ojos celestes los que me revelaron la identidad de mi querida amiga Bryanna Appleby. La conocí compartiendo una situación muy poco educada y nada típica de señoritas por lo que a ambas nos sorprendieron nuestras formas y a partir de entonces supimos que nos parecíamos más de lo que pensábamos.
- En realidad esperaba que alguien como usted fuese tan amable de complacer mis mas oscuros deseos.- le dije con una sonrisa mientras hacía una leve reverencia a modo de saludo aunque deseaba apresarla en mis brazos en un cordial y afectuoso abrazo. - Ese vestido hace que se realce tu lado más perturbado, querida Bry. -bromeé , sabía que ella al igual que yo no se divertía con los típicos encuentros de nuestra clase si no que tenía aficiones mucho menos elegantes .- Es más que un alivio ver una cara conocida, comenzaba a creer que nocompartiría más que con mi sombra esta preciosa celebración. No sabía que tenía pensado asistir.
En realidad me aliviaba no verme sola en medio de aquellas personas que bien podrían ser príncipes o gente de una clase mayor que la nuestra que charlaban de cosas que posiblemente no fuesen de mi agrado y tuviese que adaptarme a sus conversaciones para no destacar ni hacer un desplante a ningún invitado. A pesar de mi naturaleza rebelde sabía que en lugares como aquel mi sentimiento aventurero tenía que ser calmado intermitente mente.
Duna Di Bello- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/03/2011
Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Le devolvió la reverencia a medida que su amiga la daba por finalizada, aquella chica que tenía ante ella era casi un calco de sí misma y eso que era difícil, en aquella gran ciudad parisina se había encontrado con una parte de ella, la que más amaba de ella misma.
-Mmm seguramente podais complacerme...¿y yo os sirvo de algo?-dijo en un tono de lo más complacida, nunca mejor dicho- Pero lo cierto es que estando a mi lado en todo el tiempo que transcurra en la fiesta será lo mejor que podais hacer por mí...-miró a un lado y a otro de una manera bastante disimulada, para ser ella fue hasta increíble, pero cierto...- Excepto que un guapo joven os ofrezca un baile claro... y si no bailaremos sin fin hasta que el cuerpo aguante, más bien estos zapatos, son muy bonitos pero muy incómodos, si no se van a ver no sé para que tanto misterio... a este paso terminaré descalza bailando en la mesa real como si fuese una de esas mujeres que exhiben su cuerpo-lo último lo dijo en voz baja, no podía llegar y empezar a dar la nota que si no iba a tener muy mal empezar y lo que era el acabar... mejor no pensarlo.
Se miró así misma al nombrar al vestido, tenía razón, realzaba su lado más... atrayente y perturbado, le quedaba con un guante y no era muy normal verla con aquel estilo, pero la verdad era que le quedaba como un guante, se pasó la mano por el contorno del costado, terminando por dejarla apoyada en la cintura-El vestido es cosa de mi madre, en ocasiones pienso que se me van a salir los pechos de este corsé del demonio, pero solo hay que ver el efecto, no te quitan los ojos de encima pero tienen miedo y se alejan...-
Negó con la cabeza y tomó la mano de su amiga, alzándola un tanto en posición de baile, no era nada malo que dos jovencitas bailasen entre sí, pero sí que era un poco fuera de lo común por sus costumbres y la compostura sobre todo, solo se movieron un tanto a un lado y a otro, Bry miró a Duna sonriente, observando de reojo todo aquel que envidioso observaba como las dos chicas animaban un tanto la fiesta.
-Mira, no nos quitan ojos...-con descaro, observó a un joven que pasó no muy cerca de ellas guiñándole un ojo de forma muy rápida pero notable.
-Mmm seguramente podais complacerme...¿y yo os sirvo de algo?-dijo en un tono de lo más complacida, nunca mejor dicho- Pero lo cierto es que estando a mi lado en todo el tiempo que transcurra en la fiesta será lo mejor que podais hacer por mí...-miró a un lado y a otro de una manera bastante disimulada, para ser ella fue hasta increíble, pero cierto...- Excepto que un guapo joven os ofrezca un baile claro... y si no bailaremos sin fin hasta que el cuerpo aguante, más bien estos zapatos, son muy bonitos pero muy incómodos, si no se van a ver no sé para que tanto misterio... a este paso terminaré descalza bailando en la mesa real como si fuese una de esas mujeres que exhiben su cuerpo-lo último lo dijo en voz baja, no podía llegar y empezar a dar la nota que si no iba a tener muy mal empezar y lo que era el acabar... mejor no pensarlo.
Se miró así misma al nombrar al vestido, tenía razón, realzaba su lado más... atrayente y perturbado, le quedaba con un guante y no era muy normal verla con aquel estilo, pero la verdad era que le quedaba como un guante, se pasó la mano por el contorno del costado, terminando por dejarla apoyada en la cintura-El vestido es cosa de mi madre, en ocasiones pienso que se me van a salir los pechos de este corsé del demonio, pero solo hay que ver el efecto, no te quitan los ojos de encima pero tienen miedo y se alejan...-
Negó con la cabeza y tomó la mano de su amiga, alzándola un tanto en posición de baile, no era nada malo que dos jovencitas bailasen entre sí, pero sí que era un poco fuera de lo común por sus costumbres y la compostura sobre todo, solo se movieron un tanto a un lado y a otro, Bry miró a Duna sonriente, observando de reojo todo aquel que envidioso observaba como las dos chicas animaban un tanto la fiesta.
-Mira, no nos quitan ojos...-con descaro, observó a un joven que pasó no muy cerca de ellas guiñándole un ojo de forma muy rápida pero notable.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
Persefone se separo de la pista de baile para hablar con aristócratas lso cuales conocía bastante bien mientras tomaba una copa de vino todos escuchaban el discurso de la reina ,ella en total atención mientras ladeaba la cabeza y ponía una sonrisa distraída para después aplaudir y seguir retomando su charla que daba entre risas y ligeros chistes que ella misma hacia siempre ocn su acento ingles muy parecido al de su padre el echo era que la velada estaba comenzando a transcurrir tranquilamente los pobres humanos no sabían que detrás de cada mascara había un apacible vampiro,Persefone de momentos seguía la charla mientras sus ojos curiosos veian versalles un palacio delicioso y divino en arquitectura para su época asaltado durante el terror y vuelto a reconstruir para los fontaine ,los aristócratas se fueron y con ello llegaron sus esposas grandes arpías las cuales persefone tenia gran desprecio porque siempre hablaban cosa sque no debían sobre ellas pero puso su sonrisa mas radiante al escuchar sus pensamientos sobre como desiarian verse como ella en el vestido que ella llevaba puesto hasta que tocaron el tema del amtrimonio -"¿y bien señorita loud cuando prefiere casarse?-ella tomo un suspiro antes de responder-creo que debere casarme por amor ladys si me permiten opinar ,Prefiero casarme con alguien que me quiera por lo que soy ,que soporte mi mal humor y mi cinismo en ciertos aspectos de mi vida y como me veo de desarreglada por las mañanas-dijo articulando lo ultimo con una risa antes de darle un sorbo a su copa de vino, otra arpía habla- ¿se rumorea que salía con un extranjero miss loud es eso cierto?-oh un extranjero si ella había salido con varios- pues no era buena amiga de un americano pero el tuvo que volver a su tierra"-dijo ella mientras su miraba se opacaba mientras una de las arpías soltaba una maldición.
Si ella sabias donde darle cada pregunta llevaba una respuesta ,hasta que preguntaron que había pasado en el sacro imperio romano ,ella había tragando fuerte mintiendo que no sabia que estaba pasando tal vez un acto de algún asesino serial contra la realeza si ellas se lo habían creido ingenuas,otro sorbo de vino una risa efímera hasta que dos toque llamaron su atención y una voz ¡maldicion¡ ¿ que diablos hacia cally allí? Ella allí era como un peon y si generalmente estas fiestas terminaban en desgracia persefone tendría que defender a su hermana a cpaa y espada ella se volteo y le dio un abrazo aunque por muy molesta que estuviese trata de mentir- cally ..es una verdadera sorpresa-dijo ella pestañando dijo dándole una sonrisa aunque sus ojos azules opacados ahora por el enojo sin embargo la tomo del brazo y la presento-Ladys les presento a mi hermana menos calliope Loud.
Si ella sabias donde darle cada pregunta llevaba una respuesta ,hasta que preguntaron que había pasado en el sacro imperio romano ,ella había tragando fuerte mintiendo que no sabia que estaba pasando tal vez un acto de algún asesino serial contra la realeza si ellas se lo habían creido ingenuas,otro sorbo de vino una risa efímera hasta que dos toque llamaron su atención y una voz ¡maldicion¡ ¿ que diablos hacia cally allí? Ella allí era como un peon y si generalmente estas fiestas terminaban en desgracia persefone tendría que defender a su hermana a cpaa y espada ella se volteo y le dio un abrazo aunque por muy molesta que estuviese trata de mentir- cally ..es una verdadera sorpresa-dijo ella pestañando dijo dándole una sonrisa aunque sus ojos azules opacados ahora por el enojo sin embargo la tomo del brazo y la presento-Ladys les presento a mi hermana menos calliope Loud.
Persefone Ginalkopoulus- Hechicero/Realeza
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
No dijo mucho al subir al carro con Milo, era un viaje de media hora aún desde la posada donde descanzaran. Hacía tres días que estaban viajando, pero esta era la parte importante del viaje.
Milo era el amigo que había hecho hacia unos años, después de su exilio y que resultara una pieza prometedora para su juego, además de que se había ganado su confianza, algo bastante dificil. Además le gustaba su manera de relacionarse con los demás aunque a veces le cansara esa pose de poeta que no soltaba bajo ninguna circunstancia. Eso en ocasiones lo hacía parecer mayor ya que Darcy que era mas desenfadado para hablar. Igualmente, intentaba no darle mucha importancia al asunto. Había hecho bien en ganarse la amistad de ese joven de cabello negro como el carbon y ponerlo a trabajar para él.
Durante el trayecto de camino al Palacio que antiguamente fuera su hogar, Darcy revisaba mentalmente una vez más lo que planeaba obtener en esa velada. Todo estaba perfectamente en orden, empezando con su traje de un color azul oscuro con encajes finos de colores blancos enmarcados con hilos plateados en los bordes. Una capa aterciopelada del mismo color envolvian su vestimenta y una mascara negra bastante sencilla cubria la mitad de su rostro. Era un atuendo hecho para ser elegante pero discreto si se tenía la necesidad. También había memorizado la mayoria de los nombres y rostros que se pasearian bajo los coloridos antifaces y se aseguró de repasar mentalmente los salones y pasadisos secretos que antes conociera tan bien, nunca se sabe cuando se puede ofrecer una "desaparicion repentina", más ahora que no era el mismo hombre que fuera exiliado hacía tanto tiempo, de hecho muy probablemente ese termino ya no encajaba con su nuevo ser. Y era esa precisamente lo que no lo dejaba estar tranquilo, hoy era luna llena. Pese ha haber aprendido de que existian metodos para aletargar un poco la transformacion de forma que sólo ocurriera bajo mucho estres, no estaba completamente seguro de que el enojo no se apoderaría al ver a la familia real, especialmente a sus primos que habían tenido la suerte de nacer del "lado correcto de la familia".
Acaricio el grabado de las letras en la invitacion con la yema de los dedos, se había preparado todos estos años para esta noche, sabía muy bien que la mejor venganza es aquella que se prepara con calma y que no se apresura. Todo el viaje transcurrio en silencio.
Cuando el carruaje se hubo detenido por completo, bajo y le dedicó una solemne mirada a la entrada, mientras aguardaba a que su acompañante decendiera tambien. Fueron recorriendo los jardines, observando al principio el esplendor de los adornos y las fuentes, las esculturas y las flores que como siempre estaban fragantes y llenas de colorido; después se desentendió de la magnificencia, concentrado en reconocer a cada uno de los que ya habían llegado antes que ellos. Arrugo la nariz, ya había vampiros presentes... Entraron en el gran salón deslizandose entre la multitud, aun no veía a nadie conocido así es que le hizo señas a Milo para que se encaminaran en una esquina lejana donde tenia la vista completa del salón. La reina ya había llegado... no tardarían en llegar el rey, el principe y la princesa.
La musica, la viveza de los colores, las decenas de máscaras, todo diseñado para el deleite de los sentidos. Esto lo hizo sonreir, una exelente forma de celebrar su regreso. Siempre había disfrutado de las fiestas y esta sería una de las mejores.
-Bienvenido a Versalles- dijo pareciendo que se refería a Milo, pero en realidad se refería a si mismo.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Los Placeres de la Isla Encantada [ Priv. Con Invitacion]
El sonido de las copas, las carcajadas y el baile, las intrigas de palacio afloraban como nunca en este tipo de eventos con el único objetivo de sembrar la desconfianza entre todos...los idiotas que creyeran aquellas idioteces..pero bueno..asi siempre eran las cosas.
Toda la alta sociedad estaba en el evento y eran la comidilla de los sensacionalistas de París, no muy lejos del lugar donde me encontraba haciendo un acuerdo que me llenaría de regalías estaba la pareja del año..el matrimonio Quartermane el cual era en aquellos momentos el foco central, no por ser los mas ricos y bien posicionado en París mas bien por el hecho de que la señora era una ex-cortesana de los barrios medios de la ciudad y muchos creían que lo había atrapado al mas esquivo de los hombres por su dinero.-hay que ver que si la hizo de oro aquella mujer...-sea o no amor real daba igual al menos para mi su presencia en aquella velada, prefería evocarme en otras cosas mas importantes..como me hermana que a lo lejos se mantenía hablando con el circulo mas poderoso del área económica de este país.-Tu no cambias en lo mas minimo mi querida pequeña..-con un solo gesto termine de cerrar el trato fingiendo un interés por la conversación que casi se podría decir que era real.
PD: nadie conoce el concepto de "No Post Biblicos" ..XD ?
Toda la alta sociedad estaba en el evento y eran la comidilla de los sensacionalistas de París, no muy lejos del lugar donde me encontraba haciendo un acuerdo que me llenaría de regalías estaba la pareja del año..el matrimonio Quartermane el cual era en aquellos momentos el foco central, no por ser los mas ricos y bien posicionado en París mas bien por el hecho de que la señora era una ex-cortesana de los barrios medios de la ciudad y muchos creían que lo había atrapado al mas esquivo de los hombres por su dinero.-hay que ver que si la hizo de oro aquella mujer...-sea o no amor real daba igual al menos para mi su presencia en aquella velada, prefería evocarme en otras cosas mas importantes..como me hermana que a lo lejos se mantenía hablando con el circulo mas poderoso del área económica de este país.-Tu no cambias en lo mas minimo mi querida pequeña..-con un solo gesto termine de cerrar el trato fingiendo un interés por la conversación que casi se podría decir que era real.
PD: nadie conoce el concepto de "No Post Biblicos" ..XD ?
Invitado- Invitado
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