AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
2 participantes
Página 4 de 9.
Página 4 de 9. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Recuerdo del primer mensaje :
El parque, una pequeña jungla donde el depredador mas grande devora al mas pequeño. Enarqué una ceja mirando de soslayo como Lobbo jugaba entusiasmado en un arenero con una pala llenándose de arena los zapatos haciendo sobre estos na montaña que luego se sacudía entre risas antes de volver a empezar. A su lado un niño mas grande, le doblaba en tamaño y seguramente también en edad, lanzaba con ese instrumento del mal arena a diestro y siniestro.
Busqué con la mirada al responsable de esa criatura salvaje, no tardé en localizar su olor, el mismo que el crio infernal llevaba en su camiseta.
La mujer hablaba animada con otra madre, ni caso del niño que cada vez se acercaba mas en sus ataques hacia Lobbo.
Ladeé la cabeza escuchando la conversación, al parecer y como no, criticaban a una mujer posiblemente mas guapa, mas joven y que les arrebataba toda la atención, fuere como fuere eso no me interesaba, solo que llamara al orden al pequeño monstruo.
Carraspeé tratando de llamar la atención, algo no muy complicado, era el único puto hombre en un parque plagado de mujeres y mocosos.
Acaparé la atención de muchas, pero por desgracia, la mujer esa estaba demasiado ocupada en otros menesteres.
Lobbo exploto en llanto frotándose los ojos, al parecer el pequeño demonio le había metido arena en esos espasmódicos movimientos que se gastaba con el arma infernal en sus gorditas manos.
Gruñí rabioso, tratando de contener a mi bestia interior.
Por fin la madre lo llamó al orden, algo que no funciono, pues el niño hizo caso omiso, la mujer siguió a los suyo y yo me encendí por dentro.
Me puse en pie, calmo caminé hasta el arenero, allí junto a Lobbo me acuclillé con la mejor de mis sonrisas, revolví el pelo del crio y mis ojos ahora ámbar se clavaron en el gordo del rastrillo que pronto explotó aterrado en llantos.
Eso le enseñaría que aquí yo era el alfa. Ladeé la sonrisa cuando la madre se acercó preocupada por su intenso llanto, ahora si que la muy perra movía su gordo culo para ver a su hijo.
-Debe de haberse metido arena en el ojo, estas armas las carga el demonio -bromeé señalando el rastrillo que aun sujetaba el niño.
Así volví satisfecho a mi banco dejado que Lobbo siguiera jugando en el arenero, el otro niño se había cagado y meado encima, así que la madre decidió llevárselo en el carro asegurando que era ya un niño grande para hacérselo todo encima.
Me estaba convirtiendo en un monstruo, de ser un alfa que guiaba a mi manada a la batalla, me había convertido en un idiota que asustaba niños en el parque, desde luego París me estaba volviendo loco.
Hundí la cara entre mis manos frotando la cara en ellas hasta que mis dedos se hundieron en mi pelo mostrando mi clara desesperación.
-Necesito una niñera -gruñí entre dientes -el parque saca de mi lo peor.
El parque, una pequeña jungla donde el depredador mas grande devora al mas pequeño. Enarqué una ceja mirando de soslayo como Lobbo jugaba entusiasmado en un arenero con una pala llenándose de arena los zapatos haciendo sobre estos na montaña que luego se sacudía entre risas antes de volver a empezar. A su lado un niño mas grande, le doblaba en tamaño y seguramente también en edad, lanzaba con ese instrumento del mal arena a diestro y siniestro.
Busqué con la mirada al responsable de esa criatura salvaje, no tardé en localizar su olor, el mismo que el crio infernal llevaba en su camiseta.
La mujer hablaba animada con otra madre, ni caso del niño que cada vez se acercaba mas en sus ataques hacia Lobbo.
Ladeé la cabeza escuchando la conversación, al parecer y como no, criticaban a una mujer posiblemente mas guapa, mas joven y que les arrebataba toda la atención, fuere como fuere eso no me interesaba, solo que llamara al orden al pequeño monstruo.
Carraspeé tratando de llamar la atención, algo no muy complicado, era el único puto hombre en un parque plagado de mujeres y mocosos.
Acaparé la atención de muchas, pero por desgracia, la mujer esa estaba demasiado ocupada en otros menesteres.
Lobbo exploto en llanto frotándose los ojos, al parecer el pequeño demonio le había metido arena en esos espasmódicos movimientos que se gastaba con el arma infernal en sus gorditas manos.
Gruñí rabioso, tratando de contener a mi bestia interior.
Por fin la madre lo llamó al orden, algo que no funciono, pues el niño hizo caso omiso, la mujer siguió a los suyo y yo me encendí por dentro.
Me puse en pie, calmo caminé hasta el arenero, allí junto a Lobbo me acuclillé con la mejor de mis sonrisas, revolví el pelo del crio y mis ojos ahora ámbar se clavaron en el gordo del rastrillo que pronto explotó aterrado en llantos.
Eso le enseñaría que aquí yo era el alfa. Ladeé la sonrisa cuando la madre se acercó preocupada por su intenso llanto, ahora si que la muy perra movía su gordo culo para ver a su hijo.
-Debe de haberse metido arena en el ojo, estas armas las carga el demonio -bromeé señalando el rastrillo que aun sujetaba el niño.
Así volví satisfecho a mi banco dejado que Lobbo siguiera jugando en el arenero, el otro niño se había cagado y meado encima, así que la madre decidió llevárselo en el carro asegurando que era ya un niño grande para hacérselo todo encima.
Me estaba convirtiendo en un monstruo, de ser un alfa que guiaba a mi manada a la batalla, me había convertido en un idiota que asustaba niños en el parque, desde luego París me estaba volviendo loco.
Hundí la cara entre mis manos frotando la cara en ellas hasta que mis dedos se hundieron en mi pelo mostrando mi clara desesperación.
-Necesito una niñera -gruñí entre dientes -el parque saca de mi lo peor.
Última edición por Damon Landvik el Lun Mayo 29, 2017 12:17 pm, editado 1 vez
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Los Bregenac nos recibieron con amabilidad, parecían impacientes por vender aquellos viñedos, los rumores decían que deseaban emigrar a América y ellos mismos nos confirmaron que querían acabar cuanto antes con esto.
Hoy mismo se cerraría el negocio en el caso de que alguno de los allí presentes estuviéramos interesados. Mi desventaja era que yo no conocía nada de la vid y su fruto, pero para eso la tenia a ella.
La familia empezó a mostrarnos la finca, los hombres íbamos delante, eramos tres interesados en aquel negocio que por lo que los hijos del señor Bregeac cantaba, era rentable. Las dos esposas de los caballeros hablaban a nuestras espaldas sobre rumores de la clase alta, a diferencia de Brianna que en un segundo plano observaba cada pequeño detalle.
Fue después de la visita cuando nos pasaron el balance de cuentas, sobre números si entendía y si no había falsificación en esos documentos, tenia claro que aquel negocio era rentable.
Brianna aprovechó el himpas para acercarse a mi, durante la visita había ido marcándome algunos detalles importantes que me ayudaron a hacerme una idea de como estaba todo en ese negocio.
Echó un ojo rápido a las cuentas, le dediqué una ultima sonrisa antes de entrar en el despacho, la joven me había ayudado mucho, agradecía que hubiera aceptado acompañarme pese a que para ella posiblemente no era cómodo asumir los desprecios de esas dos víboras que la miraban de soslayo.
En el despacho con unas buenas copas de coñac empezaron las ofertas, los otros don hombres regateaban el precio marcado por la familia Bregenac, alegaban que los primeros años tendrían perdidas y que era necesario invertir en las viñas que estaban mas viejas, así como en los barricas.
Di otro sorbo a la copa en silencio mientras los dos hombres se peleaban por un precio justo, los hijos se desesperaban mirándose entre ellos, tratando de explicar que el negocio era rentable, siempre lo fue para su familia.
Del chaleco saqué la chequera, me acerqué al mayor de los hijos, y frente a este coloque el precio acordado.
Arranqué el cheque y se lo entregué sin mediar una palabra. No había ido allí ni para regatear y menos para discutir, el negocio me interesaba y era hombre de palabra, el precio me parecía justo, la inversión inicial razonable y para cuando tuviera que cambiar las barricas, el negocio estaría dando el beneficio suficiente como para poder sufragar ese gasto con creces.
El hijo mayor me tendió la mano que yo estreché con una ladeada sonrisa, el negocio estaba cerrado y aquellos aun seguían chillando.
-Mañana acudiré para acabar de concretar, supongo que aquí habrá trabajadores que llevaran una vida y que conocen estas tierras como la palma de sus manos, quiero hablar con ellos, si son merecedores de quedarse, los contrataré, a fin de cuentas, no queremos dejar a muchas familias sin sustento.
El hijo mayor asintió y me aseguró que a media mañana estaría allí el personal y el mismo para darme las llaves de la finca, los documentos a firmar con el cambio de propietario y yo traería el cheque con el resto del dinero que faltaba para cerrar el trato.
También me comento que la mansión era habitable, algo que yo pensaba que no, que allí había servicio y que vivía su hermano menor con familia e hijos hasta hace apenas unas semanas. Por suerte ya había partido hacia las Americas por lo que ya había sacado todos los enseres personales.
Salí por la puerta, Brianna estaba abducida en sus propios pensamientos, una caricia en su brazo bastó para sacarla del trance.
-Ha ido bien, soy el nuevo propietario de todo cuanto ves -le dije con una ensanchada sonrisa.
La hubiera lazado por los aires, besado, pero las formas eran importantes, no estábamos en mi lecho y no pensaba dar que hablar de ella.
-Nos vamos, mañana tendrás que acompañarme de nuevo..luego te explico.
La ayudé a montar sobre su corcel, mis ojos se hundieron en esos faros, ella aun no lo sabia pero acababa de cambiar de algún modo su vida.
Hoy mismo se cerraría el negocio en el caso de que alguno de los allí presentes estuviéramos interesados. Mi desventaja era que yo no conocía nada de la vid y su fruto, pero para eso la tenia a ella.
La familia empezó a mostrarnos la finca, los hombres íbamos delante, eramos tres interesados en aquel negocio que por lo que los hijos del señor Bregeac cantaba, era rentable. Las dos esposas de los caballeros hablaban a nuestras espaldas sobre rumores de la clase alta, a diferencia de Brianna que en un segundo plano observaba cada pequeño detalle.
Fue después de la visita cuando nos pasaron el balance de cuentas, sobre números si entendía y si no había falsificación en esos documentos, tenia claro que aquel negocio era rentable.
Brianna aprovechó el himpas para acercarse a mi, durante la visita había ido marcándome algunos detalles importantes que me ayudaron a hacerme una idea de como estaba todo en ese negocio.
Echó un ojo rápido a las cuentas, le dediqué una ultima sonrisa antes de entrar en el despacho, la joven me había ayudado mucho, agradecía que hubiera aceptado acompañarme pese a que para ella posiblemente no era cómodo asumir los desprecios de esas dos víboras que la miraban de soslayo.
En el despacho con unas buenas copas de coñac empezaron las ofertas, los otros don hombres regateaban el precio marcado por la familia Bregenac, alegaban que los primeros años tendrían perdidas y que era necesario invertir en las viñas que estaban mas viejas, así como en los barricas.
Di otro sorbo a la copa en silencio mientras los dos hombres se peleaban por un precio justo, los hijos se desesperaban mirándose entre ellos, tratando de explicar que el negocio era rentable, siempre lo fue para su familia.
Del chaleco saqué la chequera, me acerqué al mayor de los hijos, y frente a este coloque el precio acordado.
Arranqué el cheque y se lo entregué sin mediar una palabra. No había ido allí ni para regatear y menos para discutir, el negocio me interesaba y era hombre de palabra, el precio me parecía justo, la inversión inicial razonable y para cuando tuviera que cambiar las barricas, el negocio estaría dando el beneficio suficiente como para poder sufragar ese gasto con creces.
El hijo mayor me tendió la mano que yo estreché con una ladeada sonrisa, el negocio estaba cerrado y aquellos aun seguían chillando.
-Mañana acudiré para acabar de concretar, supongo que aquí habrá trabajadores que llevaran una vida y que conocen estas tierras como la palma de sus manos, quiero hablar con ellos, si son merecedores de quedarse, los contrataré, a fin de cuentas, no queremos dejar a muchas familias sin sustento.
El hijo mayor asintió y me aseguró que a media mañana estaría allí el personal y el mismo para darme las llaves de la finca, los documentos a firmar con el cambio de propietario y yo traería el cheque con el resto del dinero que faltaba para cerrar el trato.
También me comento que la mansión era habitable, algo que yo pensaba que no, que allí había servicio y que vivía su hermano menor con familia e hijos hasta hace apenas unas semanas. Por suerte ya había partido hacia las Americas por lo que ya había sacado todos los enseres personales.
Salí por la puerta, Brianna estaba abducida en sus propios pensamientos, una caricia en su brazo bastó para sacarla del trance.
-Ha ido bien, soy el nuevo propietario de todo cuanto ves -le dije con una ensanchada sonrisa.
La hubiera lazado por los aires, besado, pero las formas eran importantes, no estábamos en mi lecho y no pensaba dar que hablar de ella.
-Nos vamos, mañana tendrás que acompañarme de nuevo..luego te explico.
La ayudé a montar sobre su corcel, mis ojos se hundieron en esos faros, ella aun no lo sabia pero acababa de cambiar de algún modo su vida.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Se sobresaltó apenas cuando la rozó pero al ver que era él y que parecía contento, sonrió. Al parecer el negocio había ido bien y ella estaba bastante segura de que aquella bodega y aquellos viñedos podía hacer buenos caldos. Era cuestión de tesón, trabajo y buen enfoque.
— Me alegro!! ahora eres el feliz propietario de esta hacienda y nunca te quedarás sin vino.— Un impulso la llevó a acercarse y poner sus manos sobre los antebrazos del conde, lo siguiente hubiera sido ponerse de puntillas y besarlo pero se frenó a tiempo. Se dio cuenta de que no era lo apropiado, que había más gente por allí y carraspeó soltándolo.— claro... vamonos y me cuentas con detalle.
Montaron sus respectivos caballos y emprendieron el trayecto. En él Damon le fue comentando algunas cosas y ella le explicó algunos pormenores que se daban en el negocio de la vid y el vino, justificándole por qué había sido buena inversión. Le apasionaba ese mundillo, los vino de Montreil había sido muy apreciados y considerados y ella había aprendido todo lo que su padre había querido enseñarle.
Era un trabajo que obligaba a estar en contacto con la tierra y los frutos que ésta adaba, pero a Brianna eso no le disgustaba, al contrario, le parecía muy reconfortante. No etendía muy bien la gente que cobraba por "aire", los que no fabricaban ni vendían nada, y sólo comerciaban con el dinero de los demás. Esa gente era la que conseguía trepar rápidamente y hundir a otros sin que éstos supieran ni cómo les había pasado. Ella entendía el valor del esfuerzo, del trabajo del campo y todo lo que comportaba. Ahora que había estado 9 años trabajando como una mula de criada, respetaba aún más a los peones, labriegos, recolectores y todo el personal que trabajaba doblando la espalda en una bodega.
Llegaron a la mansión de nuevo y Brianna fue a ver cómo estaban Lobbo y Elaine, Mildred lo tenía todo bajo control. Damon le dijo que quería verla en su despacho; iba a acudir allí pero Mildred la interceptó. No habían hablado desde la noche anterior.
— No deje que un traspiés la hunda.
— Gracias Mildred...es lo que estoy intentando. Que mis errores del pasado no vuelvan como fantasmas a atormentarme de nuevo.— se encogió de hombros.
— Ni por un minuto he creido las tonterías que dicen por ahi, la envidia es mala y la gente mediocre se regocija del mal ajeno.
— seguramente haya algo de verdad, pero cada vez que alguien cuenta la historia le añade adornos que son falsos.
— no tiene por qué contármela.– Brianna suspiró, esa mujer era de las que se merecía saberlo, pero cuanta menos gente lo supiera, mejor.
— quizás algún día lo haga... o quizás algún día deje de importar cómo sucedieron las cosas. Gracias por todo Mildred, no sé cómo agradecerle todo lo que ha hecho por mi...— la abrazó, fue un gesto sincero, espontáneo, y se tuvo que separar de ella porque la mujer no era tan cariñosa y se había quedado un poco rígida.— lo... lo siento... no quería molestarla...
— deje de balbucear tonterías y vaya al despacho, no haga esperar al señor.— Mildred frunció el ceño, pero se notaba que lo estaba forzando. Brianna sonrió al darse cuenta de que le estaba echando una bronca ficticia y que le había gustado el abrazo; asintió y se fue.
— Me alegro!! ahora eres el feliz propietario de esta hacienda y nunca te quedarás sin vino.— Un impulso la llevó a acercarse y poner sus manos sobre los antebrazos del conde, lo siguiente hubiera sido ponerse de puntillas y besarlo pero se frenó a tiempo. Se dio cuenta de que no era lo apropiado, que había más gente por allí y carraspeó soltándolo.— claro... vamonos y me cuentas con detalle.
Montaron sus respectivos caballos y emprendieron el trayecto. En él Damon le fue comentando algunas cosas y ella le explicó algunos pormenores que se daban en el negocio de la vid y el vino, justificándole por qué había sido buena inversión. Le apasionaba ese mundillo, los vino de Montreil había sido muy apreciados y considerados y ella había aprendido todo lo que su padre había querido enseñarle.
Era un trabajo que obligaba a estar en contacto con la tierra y los frutos que ésta adaba, pero a Brianna eso no le disgustaba, al contrario, le parecía muy reconfortante. No etendía muy bien la gente que cobraba por "aire", los que no fabricaban ni vendían nada, y sólo comerciaban con el dinero de los demás. Esa gente era la que conseguía trepar rápidamente y hundir a otros sin que éstos supieran ni cómo les había pasado. Ella entendía el valor del esfuerzo, del trabajo del campo y todo lo que comportaba. Ahora que había estado 9 años trabajando como una mula de criada, respetaba aún más a los peones, labriegos, recolectores y todo el personal que trabajaba doblando la espalda en una bodega.
Llegaron a la mansión de nuevo y Brianna fue a ver cómo estaban Lobbo y Elaine, Mildred lo tenía todo bajo control. Damon le dijo que quería verla en su despacho; iba a acudir allí pero Mildred la interceptó. No habían hablado desde la noche anterior.
— No deje que un traspiés la hunda.
— Gracias Mildred...es lo que estoy intentando. Que mis errores del pasado no vuelvan como fantasmas a atormentarme de nuevo.— se encogió de hombros.
— Ni por un minuto he creido las tonterías que dicen por ahi, la envidia es mala y la gente mediocre se regocija del mal ajeno.
— seguramente haya algo de verdad, pero cada vez que alguien cuenta la historia le añade adornos que son falsos.
— no tiene por qué contármela.– Brianna suspiró, esa mujer era de las que se merecía saberlo, pero cuanta menos gente lo supiera, mejor.
— quizás algún día lo haga... o quizás algún día deje de importar cómo sucedieron las cosas. Gracias por todo Mildred, no sé cómo agradecerle todo lo que ha hecho por mi...— la abrazó, fue un gesto sincero, espontáneo, y se tuvo que separar de ella porque la mujer no era tan cariñosa y se había quedado un poco rígida.— lo... lo siento... no quería molestarla...
— deje de balbucear tonterías y vaya al despacho, no haga esperar al señor.— Mildred frunció el ceño, pero se notaba que lo estaba forzando. Brianna sonrió al darse cuenta de que le estaba echando una bronca ficticia y que le había gustado el abrazo; asintió y se fue.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Durante el camino de vuelta fui contándole los detalles de lo que sucedió en la habitación, ademas de que ella me comentó las cosas que había antes susurrado brevemente en mi oído, pero que ahora, con tiempo, podía explayarme en explicarme con mucho mas detalle.
Las risas de ambos se sucedían, la compenetración era evidente y la verdad, estaba deseando poder quedar a solas con ella para rozarla, besarla...
Llegamos a la mansión, allí le ayudé a desmontar, pronto los hombres se acercaron para tomar nuestras monturas y darles descanso y conversando por los jardines regresamos a la mansión.
Ella me dijo que iba a ver a los niños, tiré de su mano estampando un casto beso en sus labios que me dejo con ganas de mas, pero no era el lugar, la mansión estaba llena de gente y era fácil que cualquier doncella pasara y nos viera, no quería incomodarla, ya le dije que respetaría sus tiempos.
Me despedí de ella con una picara sonrisa y le pedí que cuando acabara con todos sus quehaceres acudiera al despacho que tenia que hablar con ella.
Así cada uno tomo una dirección, me dí un baño y después baje al despacho a enfrascarme de nuevo con la cantidad de documentos que me esperaba en ese momento.
Llevaba horas sumido entre los papeles, de nuevo hundía mis manos en el pelo y me restregaba los ojos con mis palmas completamente saturado por la carga de trabajo.
El bosque me pedía a gritos que saliera a correr por el, creo que si seguía con este ritmo de trabajo me iba a volver loco.
Brianna golpeó la puerta con los nudillos, mi mirada se alzó y como si fuera un niño mi sonrisa se ensancho pidiéndole que pasara por favor.
Me alcé de la silla saliendo de detrás de la mesa para apoyarme en la mesa mirándola de frente.
-Cierra la puerta -pedí ladeando la sonrisa.
Brianna obedeció y se acercó después despacio, seguramente no sabia de que quería hablar con ella, mas antes de empezar tiré de su mano para fundir nuestros cuerpos, mi boca busco insaciable sus labios, nuestros alientos se encontraron erráticos tras un beso que lo devastó todo a su paso.
Llevaba el día entero conteniendome y aunque respetaría sus tiempos era un hombre y necesitaba perderme en su piel, aunque no siempre se lo dijese.
Brianna puso de nuevo distancia, sabia que este era mi despacho, pero en cualquier momento podría Mildred o cualquiera de los hombres venir para contarme los sucesos que en el caserón acontecía en cualquier momento.
-Te he pedido que vinieras, ademas de para lo evidente -bromeé con cierta picardia -porque mañana he quedado con el hijo del señor Bregenac. Me presentará a las familias que trabajan los viñedos, me gustaría poder respetar en la medida de lo posible sus puestos de trabajo, no es mi intención dejar a familias en la calle y sin nada con lo que sustentarse, aunque tampoco es que vaya a dar trabajo a quien no lo merece ¿me entiendes?
Si quiero hacer una obra de caridad, dono dinero al orfanato, algo que para tu tranquilidad, hago con frecuencia.
A lo que me refiero, es que quiero se ganen su puesto y dado que no entiendo demasiado, me gustaría que me ayudaras.
No solo eso, eres la única en la que confió lo suficiente como para llevar ese negocio, no tengo ni idea de vinos, bueno, si, de bebérmelo -bromeé entre risas -se que eso te apartará del cuidado de Lobbo y te quitará tiempo con tu hija, entendería que me dijeras que no, pero te necesito Brianna.
Las risas de ambos se sucedían, la compenetración era evidente y la verdad, estaba deseando poder quedar a solas con ella para rozarla, besarla...
Llegamos a la mansión, allí le ayudé a desmontar, pronto los hombres se acercaron para tomar nuestras monturas y darles descanso y conversando por los jardines regresamos a la mansión.
Ella me dijo que iba a ver a los niños, tiré de su mano estampando un casto beso en sus labios que me dejo con ganas de mas, pero no era el lugar, la mansión estaba llena de gente y era fácil que cualquier doncella pasara y nos viera, no quería incomodarla, ya le dije que respetaría sus tiempos.
Me despedí de ella con una picara sonrisa y le pedí que cuando acabara con todos sus quehaceres acudiera al despacho que tenia que hablar con ella.
Así cada uno tomo una dirección, me dí un baño y después baje al despacho a enfrascarme de nuevo con la cantidad de documentos que me esperaba en ese momento.
Llevaba horas sumido entre los papeles, de nuevo hundía mis manos en el pelo y me restregaba los ojos con mis palmas completamente saturado por la carga de trabajo.
El bosque me pedía a gritos que saliera a correr por el, creo que si seguía con este ritmo de trabajo me iba a volver loco.
Brianna golpeó la puerta con los nudillos, mi mirada se alzó y como si fuera un niño mi sonrisa se ensancho pidiéndole que pasara por favor.
Me alcé de la silla saliendo de detrás de la mesa para apoyarme en la mesa mirándola de frente.
-Cierra la puerta -pedí ladeando la sonrisa.
Brianna obedeció y se acercó después despacio, seguramente no sabia de que quería hablar con ella, mas antes de empezar tiré de su mano para fundir nuestros cuerpos, mi boca busco insaciable sus labios, nuestros alientos se encontraron erráticos tras un beso que lo devastó todo a su paso.
Llevaba el día entero conteniendome y aunque respetaría sus tiempos era un hombre y necesitaba perderme en su piel, aunque no siempre se lo dijese.
Brianna puso de nuevo distancia, sabia que este era mi despacho, pero en cualquier momento podría Mildred o cualquiera de los hombres venir para contarme los sucesos que en el caserón acontecía en cualquier momento.
-Te he pedido que vinieras, ademas de para lo evidente -bromeé con cierta picardia -porque mañana he quedado con el hijo del señor Bregenac. Me presentará a las familias que trabajan los viñedos, me gustaría poder respetar en la medida de lo posible sus puestos de trabajo, no es mi intención dejar a familias en la calle y sin nada con lo que sustentarse, aunque tampoco es que vaya a dar trabajo a quien no lo merece ¿me entiendes?
Si quiero hacer una obra de caridad, dono dinero al orfanato, algo que para tu tranquilidad, hago con frecuencia.
A lo que me refiero, es que quiero se ganen su puesto y dado que no entiendo demasiado, me gustaría que me ayudaras.
No solo eso, eres la única en la que confió lo suficiente como para llevar ese negocio, no tengo ni idea de vinos, bueno, si, de bebérmelo -bromeé entre risas -se que eso te apartará del cuidado de Lobbo y te quitará tiempo con tu hija, entendería que me dijeras que no, pero te necesito Brianna.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Después de tantos despropósitos, tener un rato con Elaine y con Lobbo la relajaron más que si se hubiera ido de vacaciones. Los niños eran lo más tierno e inocente del mundo, sus sonrisas, sus caricias, su abrazos sinceros, la forma en la que la miraban como si fuera lo más...eso era amor puro, amor incondicional, y no había nadie que lo mereciese más que esos dos niños. Quizás Elaine había tenido una infancia dura, sobreviviendo en la pobreza y la enfermedad, pero no le había faltado el inmenso amor de su madre, y Lobbo, tan pequeñito, ya tenía grandes ausencias en su vida, así que Brianna lo mimaba todo cuanto podía, porque ya tendría tiempo de sentir el vacío. A esa edad el mundo sólo debería ser un lugar cálido y seguro y ella pondría todo su esfuerzo en que así fuera.
Tras pasar la tarde con los niños se dirigió al despacho, como le había requerido Damon y cuando cerró la puerta y fue abducida por el conde no pudo evitar sonreir. Le gustaban sus besos, su cercanía, la forma en que le demostraba que la quería cerca, que esa oportunidad que habían decidido darse se tenía que materializar de alguna forma. De esa manera se sentía más confiada, si Damon la hubiera ignorado habría pensado que sólo quería desahogarse en la noche y que no había sido nada más. Le acarició las mejillas devolviéndole el beso pero carraspeando y separándose un poco, porque siempre podrían pillarlos y no le apetecía lidiar con eso todavía. Llegaría el día en que si les iba bien, se sabría, pero no era necesario que ya mismo la tacharan de interesada, de arribista o trepa. Prefería que las cosas fueran con tranquilidad, que fluyeran, y ya se vería a donde llegaban.
Escuchó lo que Damon le dijo y tenía mucha razón.
— si, es mejor que las familias que ya trabajaban se queden empleadas porque conocen todo, tan sólo habrá que explicarles las nuevas maneras de hacer algunas cosas...
Damon le dijo que la necesitaba a ella para llevar a cabo ese proyecto. ¿Estaba escuchando bien? ¿le estaba ofreciendo dirigir esa bodega, llevar ese negocio? en su rostro se reflejó la más profunda sorpresa.
— Damon...¿estás seguro? nunca he dirigido un viñedo yo sola, siempre estaba mi padre ahí para llevar las riendas...— le estaba dando la oportunidad de su vida, la de demostrar que podía hacer lo que siempre había querido, ser una mujer independiente y que se la respetase por su trabajo y buen hacer.— es una oportunidad tremenda...no puedo rechazarla, es todo cuanto podría desear...¡Gracias!.— se abrazó a él, no lo pensó ni un segundo. El tiempo que le quitaría de otras cosas podría recurperarlo si se organizaba bien, las habladurías sobre ellos aumentarían de cualquier manera y sobre eso no podía hacer nada, lo único que podía era demostrar que valía, que no era un pendón ni una mujer florero, que sus ambiciones no estaban en cazar un marido rico que la mantuviera, sino en crecer y evolucionar y hacer algo útil con su vida y su talento.
Su cabeza empezó a pensar con rapidez, la cantidad de cosas que debía hacer, las tareas que debía organizar, por donde empezaría a desenredar aquella maraña y poner en marcha los engranajes. Damon interrumpió la abrumadora cantidad de datos que empezaba a procesar en su cerebro al descorchar una botella del viñedo de Beregnac. Llenó dos copas y brindaron por un buen negocio cerrado y el inicio de toda una aventura para Brianna.
— ¡por los buenos momentos!.— chocó su copa con la de Damon y paladeó el vino. Estaba bien, pero estaba segura de que podían mejorarlo, sería su cruzada personal.— no te defraudaré..— No lo haría, trabajaría tan duro como hiciera falta pero de ninguna de las maneras echaría a perder la oportunidad que le había puesto en bandeja Damon.
Mildred interrumpió, había alguien que buscaba a Damon, seguramente algún miembro de la manada, pero Brianna no conocía todavía esa condición, así que simplemente creyó que sería alguno de sus hombres o conocidos. Apuró la copa y la dejó sobre la mesa dirigiéndole una mirada ilusionada a Damon y una sonrisa. Cuando acabase de cenar y acostar a los niños, tenía pensado colarse de nuevo en su cuarto, porque esa celebración le había sabido a poco.
Tras pasar la tarde con los niños se dirigió al despacho, como le había requerido Damon y cuando cerró la puerta y fue abducida por el conde no pudo evitar sonreir. Le gustaban sus besos, su cercanía, la forma en que le demostraba que la quería cerca, que esa oportunidad que habían decidido darse se tenía que materializar de alguna forma. De esa manera se sentía más confiada, si Damon la hubiera ignorado habría pensado que sólo quería desahogarse en la noche y que no había sido nada más. Le acarició las mejillas devolviéndole el beso pero carraspeando y separándose un poco, porque siempre podrían pillarlos y no le apetecía lidiar con eso todavía. Llegaría el día en que si les iba bien, se sabría, pero no era necesario que ya mismo la tacharan de interesada, de arribista o trepa. Prefería que las cosas fueran con tranquilidad, que fluyeran, y ya se vería a donde llegaban.
Escuchó lo que Damon le dijo y tenía mucha razón.
— si, es mejor que las familias que ya trabajaban se queden empleadas porque conocen todo, tan sólo habrá que explicarles las nuevas maneras de hacer algunas cosas...
Damon le dijo que la necesitaba a ella para llevar a cabo ese proyecto. ¿Estaba escuchando bien? ¿le estaba ofreciendo dirigir esa bodega, llevar ese negocio? en su rostro se reflejó la más profunda sorpresa.
— Damon...¿estás seguro? nunca he dirigido un viñedo yo sola, siempre estaba mi padre ahí para llevar las riendas...— le estaba dando la oportunidad de su vida, la de demostrar que podía hacer lo que siempre había querido, ser una mujer independiente y que se la respetase por su trabajo y buen hacer.— es una oportunidad tremenda...no puedo rechazarla, es todo cuanto podría desear...¡Gracias!.— se abrazó a él, no lo pensó ni un segundo. El tiempo que le quitaría de otras cosas podría recurperarlo si se organizaba bien, las habladurías sobre ellos aumentarían de cualquier manera y sobre eso no podía hacer nada, lo único que podía era demostrar que valía, que no era un pendón ni una mujer florero, que sus ambiciones no estaban en cazar un marido rico que la mantuviera, sino en crecer y evolucionar y hacer algo útil con su vida y su talento.
Su cabeza empezó a pensar con rapidez, la cantidad de cosas que debía hacer, las tareas que debía organizar, por donde empezaría a desenredar aquella maraña y poner en marcha los engranajes. Damon interrumpió la abrumadora cantidad de datos que empezaba a procesar en su cerebro al descorchar una botella del viñedo de Beregnac. Llenó dos copas y brindaron por un buen negocio cerrado y el inicio de toda una aventura para Brianna.
— ¡por los buenos momentos!.— chocó su copa con la de Damon y paladeó el vino. Estaba bien, pero estaba segura de que podían mejorarlo, sería su cruzada personal.— no te defraudaré..— No lo haría, trabajaría tan duro como hiciera falta pero de ninguna de las maneras echaría a perder la oportunidad que le había puesto en bandeja Damon.
Mildred interrumpió, había alguien que buscaba a Damon, seguramente algún miembro de la manada, pero Brianna no conocía todavía esa condición, así que simplemente creyó que sería alguno de sus hombres o conocidos. Apuró la copa y la dejó sobre la mesa dirigiéndole una mirada ilusionada a Damon y una sonrisa. Cuando acabase de cenar y acostar a los niños, tenía pensado colarse de nuevo en su cuarto, porque esa celebración le había sabido a poco.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Eso era lo que me gustaba de Brianna aparte de su entusiasmo y entereza, de haberse criado como una mujer de clase alta, sabia lo que era pasar calamidades e intuía que por eso ella seria la mas justa para con esas familias que seguramente habían dado su vida por esos viñedos.
Confiaba plenamente en ella y mi sonrisa se ensancho cuando esta me dio la razón sobre contratar a aquellos que ya estaban.
Cuando le dije que la necesitaba su rostro se trasformo, podía ver ilusión con una mezcla de miedo a la vez que sorpresa por mi decisión.
Aseguró que nunca había llevado una hacienda, que siempre estuvo guiada por la mano de su padre.
-Pues ya es hora de volar sola ¿no crees? Tengo visión para los negocios, no te ofrecería esto si pensara que no eres capaz de cumplir los objetivos que te marcas.
La atraje de nuevo por la cintura, para rozar su cuerpo con el mio, era evidente que estaba hambriento de ella.
-Y no creas ni por un momento que el motivo es que te pierdes en mis sabanas, para tenerte contenta te regalaría diamantes, no pondría un negocio de esta envergadura en tus manos
Mi mirada lobuna se incrusto en sus verdes, quería que entendiera, que nada tenia esta decisión que ver con lo nuestro.
Era capaz de diferenciar lo que era trabajo de lo que era una incipiente relación que ninguno de los dos sabia aun como podía acabar.
Se abrazó, agradeciendo mi confianza, mis dedos surcaron su cintura en una caricia muda, mi aliento golpeaba su pelo y pronto mis labios se sumergieron en su cuello.
Cerré los ojos percibiendo su olor y contra su piel sonreí como un niño.
-Brianna si quieres mantener la compostura en mi despacho te aseguro que ahora mismo me estas tentando a que la mesa se convierta en un lecho.
Sonrió poniendo distancia nuevamente entre nuestros cuerpos, descorchó una botella de vino del viñedo Beregnac y repleto sendas copas para que degustáramos la nueva empresa en la que nos habíamos metido.
Di un trago ,estaba bueno, pero algo me decía que en manso de esa mujer su sabor seria exquisito.
Ahora venia la otra parte, dejé escapar el aire un momento antes de continuar.
-Hay una mujer que conozco de París que se ha instalado en nuestra casa, supongo que te habrás cruzado con ella, su nombre es Ariyne y va a ayudarme un poco con el tema de “la manada” los trabajadores, algo así como un capataz.
Mildred tendrá que ocuparse mas de los niños ahora que tu has de centrarte en el viñedo y yo tengo mucho papeleo y otros negocios que me absorben el tiempo.
Esperé su reacción, dudaba que supiera que Ari y yo tuvimos un encuentro sexual en una ocasión, fue algo discreto y ni siquiera la conocía a ella, por eso no le daría ninguna explicación, yo no era de esos que hablaba de las mujeres con las que se acostaba.
Mildred interrumpió nuestra reunión, me despedí de Brianna con educación para ir a solventar el problema por el que uno de los míos me llamaba.
Las mazmorras estaban preparadas, solo tenia que darle el visto bueno para que en dos noches nos encadenáramos en ellas para no ocasionar ningún daño.
En Italia sabíamos las zonas donde podíamos disfrutar de la libertad sin causar estragos, pero aquí había mucho cazador, poco bosque y entre las filas de los míos, muchos jóvenes.
Confiaba plenamente en ella y mi sonrisa se ensancho cuando esta me dio la razón sobre contratar a aquellos que ya estaban.
Cuando le dije que la necesitaba su rostro se trasformo, podía ver ilusión con una mezcla de miedo a la vez que sorpresa por mi decisión.
Aseguró que nunca había llevado una hacienda, que siempre estuvo guiada por la mano de su padre.
-Pues ya es hora de volar sola ¿no crees? Tengo visión para los negocios, no te ofrecería esto si pensara que no eres capaz de cumplir los objetivos que te marcas.
La atraje de nuevo por la cintura, para rozar su cuerpo con el mio, era evidente que estaba hambriento de ella.
-Y no creas ni por un momento que el motivo es que te pierdes en mis sabanas, para tenerte contenta te regalaría diamantes, no pondría un negocio de esta envergadura en tus manos
Mi mirada lobuna se incrusto en sus verdes, quería que entendiera, que nada tenia esta decisión que ver con lo nuestro.
Era capaz de diferenciar lo que era trabajo de lo que era una incipiente relación que ninguno de los dos sabia aun como podía acabar.
Se abrazó, agradeciendo mi confianza, mis dedos surcaron su cintura en una caricia muda, mi aliento golpeaba su pelo y pronto mis labios se sumergieron en su cuello.
Cerré los ojos percibiendo su olor y contra su piel sonreí como un niño.
-Brianna si quieres mantener la compostura en mi despacho te aseguro que ahora mismo me estas tentando a que la mesa se convierta en un lecho.
Sonrió poniendo distancia nuevamente entre nuestros cuerpos, descorchó una botella de vino del viñedo Beregnac y repleto sendas copas para que degustáramos la nueva empresa en la que nos habíamos metido.
Di un trago ,estaba bueno, pero algo me decía que en manso de esa mujer su sabor seria exquisito.
Ahora venia la otra parte, dejé escapar el aire un momento antes de continuar.
-Hay una mujer que conozco de París que se ha instalado en nuestra casa, supongo que te habrás cruzado con ella, su nombre es Ariyne y va a ayudarme un poco con el tema de “la manada” los trabajadores, algo así como un capataz.
Mildred tendrá que ocuparse mas de los niños ahora que tu has de centrarte en el viñedo y yo tengo mucho papeleo y otros negocios que me absorben el tiempo.
Esperé su reacción, dudaba que supiera que Ari y yo tuvimos un encuentro sexual en una ocasión, fue algo discreto y ni siquiera la conocía a ella, por eso no le daría ninguna explicación, yo no era de esos que hablaba de las mujeres con las que se acostaba.
Mildred interrumpió nuestra reunión, me despedí de Brianna con educación para ir a solventar el problema por el que uno de los míos me llamaba.
Las mazmorras estaban preparadas, solo tenia que darle el visto bueno para que en dos noches nos encadenáramos en ellas para no ocasionar ningún daño.
En Italia sabíamos las zonas donde podíamos disfrutar de la libertad sin causar estragos, pero aquí había mucho cazador, poco bosque y entre las filas de los míos, muchos jóvenes.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Se dejó abrazar y recibió su contacto con agrado. No le molestaba en absoluto que se tomara esas confianzas con ella, que la cogiera de la cintura, que le dejara un beso en el cuello o que le acariciara la mejilla. Era gestos que también a ella le daban ganas de expresar con él, pero por lo pronto, era mejor ir despacio. Damon decía que le daba igual todo el tema de la clase social, y quizás llegado el momento así fuera, pero no quería mortificarlo con más tonterías innecesarias, ni cotilleos ni murmullos. Si podían mantener la distancia en presencia de otras personas, que así fuera, sólo quería facilitarle la vida.
Cuando le habló de la mujer que se había instalado en la mansión tuvo sentimientos encontrados. Dijo "en nuestra casa". ¿Eso significaba que a ella la contaba ya como parte de su hogar? ¿la quería en su casa, como parte de esa pequeña familia en la que estaban también Lobbo, Mildred y algunas otras personas que empezaba a conocer ahora? eso la honraba, la hacía sentir valorada y querida, no sólo por sus habilidades profesionales. Pero por otro lado le hablaba de esa mujer, cuando antes no le había hablado de ninguna más y no eran pocas las que acudían por allí. ¿Ayudarle con la manada? que forma más extraña de hablar de su plantilla de trabajadores. Y si la había contratado o lo que fuera ¿dónde la dejaba a ella? muchas dudas a solventar.
— entonces ¿debo ponerme a sus órdenes? o sigo a las de Mildred? o a las tuyas? no estoy segura de qué debo hacer.
Si él le había dicho que era su nueva capataz, confiaría en que era así, aunque le olía que esa tal Ariyine era algo más o lo había sido. Pero bien, cada cual tenía secretos y medias verdades que a veces eran difíciles de explicar. Mientras no se enterase de que estaba jugando con ella, lo que hubiera hecho Damon en el pasado o lo que decidiese respecto a sus propiedades y personal, estaría todo bien.
Cuando vinieron en busca de Damon, Brianna se marchó a sus aposentos. Acostó a Lobbo y a Elaine, le leyó un cuento y fue a darse un baño, era el único momento del dia de relax y habían pasado muchas cosas. Al día siguiente tendría que empezar su nueva etapa de administración del viñedo y la bodega, y estaba realmente feliz por ello, sería una gran ocasión, mucho trabajo y un reto importante, pero estaba muy animada.
Salió del baño relajada, oliendo a jabón suave y se colocó el camisón. Cogió un libro y se sentó al lado de la chimenea mientras acababa de secarse el pelo. ¿Debería ir al cuarto de Damon?¿La estaría esperando? difícil cuestión, no sabía si acertaría o no, no sabía si se estaba haciendo pesada, si él no estaría ya harto de verla todo el día como para verla también por la noche. Optó por leer un rato mientras dejaba la mente volar hacia otros lugares y épocas.
Cuando le habló de la mujer que se había instalado en la mansión tuvo sentimientos encontrados. Dijo "en nuestra casa". ¿Eso significaba que a ella la contaba ya como parte de su hogar? ¿la quería en su casa, como parte de esa pequeña familia en la que estaban también Lobbo, Mildred y algunas otras personas que empezaba a conocer ahora? eso la honraba, la hacía sentir valorada y querida, no sólo por sus habilidades profesionales. Pero por otro lado le hablaba de esa mujer, cuando antes no le había hablado de ninguna más y no eran pocas las que acudían por allí. ¿Ayudarle con la manada? que forma más extraña de hablar de su plantilla de trabajadores. Y si la había contratado o lo que fuera ¿dónde la dejaba a ella? muchas dudas a solventar.
— entonces ¿debo ponerme a sus órdenes? o sigo a las de Mildred? o a las tuyas? no estoy segura de qué debo hacer.
Si él le había dicho que era su nueva capataz, confiaría en que era así, aunque le olía que esa tal Ariyine era algo más o lo había sido. Pero bien, cada cual tenía secretos y medias verdades que a veces eran difíciles de explicar. Mientras no se enterase de que estaba jugando con ella, lo que hubiera hecho Damon en el pasado o lo que decidiese respecto a sus propiedades y personal, estaría todo bien.
Cuando vinieron en busca de Damon, Brianna se marchó a sus aposentos. Acostó a Lobbo y a Elaine, le leyó un cuento y fue a darse un baño, era el único momento del dia de relax y habían pasado muchas cosas. Al día siguiente tendría que empezar su nueva etapa de administración del viñedo y la bodega, y estaba realmente feliz por ello, sería una gran ocasión, mucho trabajo y un reto importante, pero estaba muy animada.
Salió del baño relajada, oliendo a jabón suave y se colocó el camisón. Cogió un libro y se sentó al lado de la chimenea mientras acababa de secarse el pelo. ¿Debería ir al cuarto de Damon?¿La estaría esperando? difícil cuestión, no sabía si acertaría o no, no sabía si se estaba haciendo pesada, si él no estaría ya harto de verla todo el día como para verla también por la noche. Optó por leer un rato mientras dejaba la mente volar hacia otros lugares y épocas.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
La jornada de trabajo ha sido agotadora y aunque también muy fructífera, después de la copiosa cena me retiro a mis aposentos, no sin antes despedirme con un beso del pequeño Lobbo que se va en brazos de Brianna a su cuarto y de revolver el pelo de Elaine que los acompaña con su sonrisa.
Me sirvo una copa esperando que Brianna acabe con sus obligaciones y venga a mi habitación para encontrarnos.
Es el único momento del día en el que podemos dejarnos llevar, sucumbir ante el otro y no guardar esa normalidad en la que nos enmascaramos para que nadie sepa que entre nosotros hay algo mas.
Las horas pasan, no se cuantas copas llevo ya, el sofá frente a la chimenea acoge un cuerpo cansado, mis ojos se entrecierran y el vaso en mas de una ocasión resbala de mi mano despertándome en el acto.
Ya no se que pensar, quizás le molestan mis demostraciones de afecto en publico..bueno mas que en publico en lugares donde podemos ser interrumpidos.
Es cierto que ella acarrea con un pasado sombrío que le pesa sobre los hombros e imagino que no desea que mi compañía de mas de hablar de ella y su apellido.
Dejo escapar el aire contra la copa, a fin de cuentas, ahora, si quisiera, podría estar aquí,y eso me frustra. Nunca me interrumpen cuando duermo y no entiendo si esto es solo una excusa o es que ya se le hace bastante pesado aguantarme por el día como para volver las noches una costumbre.
Supongo que no he de equivocarme con esto, vengo de una relación en las que las cosas no me han ido bien y tomármelo con calma es la decisión mas sabia.
Sumido en mis pensamientos acabo durmiéndome en el sofá, solo, esperando a alguien que no vendrá.
Los primeros rayos de sol entrando por el postigo de mi habitación, me despiertan, hoy también me espera un día lleno de papeleos, ademas de que he de ir a la bodega, alli me reuniré con el hijo del señor Beregnac y conoceré a sus trabajadores, así como les presentaré a Brianna.
Tras lavarme y asearme en la tina bajo al comedor dispuesto a paladear mi desayuno, Mildred parece contenta, bromeamos, hablamos sobre la noche que se acerca.
Tras acabar me dirijo a los establos donde me reuniré con Brianna, todo esta listo para partir, los caballos ensillados y conversando con el mozo espero a que la dama haga acto de presencia.
Me sirvo una copa esperando que Brianna acabe con sus obligaciones y venga a mi habitación para encontrarnos.
Es el único momento del día en el que podemos dejarnos llevar, sucumbir ante el otro y no guardar esa normalidad en la que nos enmascaramos para que nadie sepa que entre nosotros hay algo mas.
Las horas pasan, no se cuantas copas llevo ya, el sofá frente a la chimenea acoge un cuerpo cansado, mis ojos se entrecierran y el vaso en mas de una ocasión resbala de mi mano despertándome en el acto.
Ya no se que pensar, quizás le molestan mis demostraciones de afecto en publico..bueno mas que en publico en lugares donde podemos ser interrumpidos.
Es cierto que ella acarrea con un pasado sombrío que le pesa sobre los hombros e imagino que no desea que mi compañía de mas de hablar de ella y su apellido.
Dejo escapar el aire contra la copa, a fin de cuentas, ahora, si quisiera, podría estar aquí,y eso me frustra. Nunca me interrumpen cuando duermo y no entiendo si esto es solo una excusa o es que ya se le hace bastante pesado aguantarme por el día como para volver las noches una costumbre.
Supongo que no he de equivocarme con esto, vengo de una relación en las que las cosas no me han ido bien y tomármelo con calma es la decisión mas sabia.
Sumido en mis pensamientos acabo durmiéndome en el sofá, solo, esperando a alguien que no vendrá.
Los primeros rayos de sol entrando por el postigo de mi habitación, me despiertan, hoy también me espera un día lleno de papeleos, ademas de que he de ir a la bodega, alli me reuniré con el hijo del señor Beregnac y conoceré a sus trabajadores, así como les presentaré a Brianna.
Tras lavarme y asearme en la tina bajo al comedor dispuesto a paladear mi desayuno, Mildred parece contenta, bromeamos, hablamos sobre la noche que se acerca.
Tras acabar me dirijo a los establos donde me reuniré con Brianna, todo esta listo para partir, los caballos ensillados y conversando con el mozo espero a que la dama haga acto de presencia.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
La noche se cierne sobre la mansión y Brianna trataba de leer pero su mente le jugaba malas pasadas una y otra vez. ¿Quién era esa mujer que le había dicho? ¿por qué era tan importante como para comentárselo e instalarla en su propia casa...? No podía dejar de darle vueltas, el día sería duro, había mucho que hacer y estaba nerviosa porque quería dar la talla. Su cerebro se iba por derroteros que de haber estado tranquila, no habría tomado. Pero todo se le hacía una bola y finalmente decidió cerrar el libro y acostarse. Cerró los ojos, contó ovejas y recitó la lista de los reyes Godos...pero no podía dormir, no había manera.
Finalmente el agotamiento le pidió una tregua y se durmió en un oscuridad sin sueños, se hundió en un duermevela extraño que no le proporcionó mucho descanso. Se levantó antes del alba, se vistió y se peinó para una dura jornada de trabajo. Llevaba pantalones de montar bajo la falda, blusa marrón y chaquetilla. El pelo recogido en dos trenzas pegadas a las raices, que se unían en la nuca en un moñete. Cómoda y sencilla pero pulcra. Se presentó en el establo co un halo violáceo bajo sus ojos verdes que desvelaba la noche tan movida que había tenido.
— buenos días Damon.— se dirigió hacia él y se llevó la mano al cuello crujiéndolo y poniendo gesto de dolor.— no he dormido muy bien, estaba nerviosa...pero ya está, nos espera un día intenso.
Se quedó observando aquellos ojos castaños y profundos, sintió como eran un bálsamo para ella cada vez que la miraba, tenía el poder de reconfortarla sólo con mirarla y relajó un poco el gesto.— Espero que al menos tu descanso haya sido mejor que el mio. No sabía si querías que...— iba a decirle que no sabía si él deseaba su compañía esa noche, pero el mozo de cuadras les interrumpió preguntándole a la señorita si deseaba fusta o espuelas.— espuelas, gracias Merchand.
Como había varios empleados pululando por las caballerizas, guardó el comentario y simplemente montó al caballo tras ponerse las botas y las espuelas y cuando Damon hizo lo mismo, puso el caballo al trote y se dirigió al camino que los llevaría a la hacienda Beregnac.
Una vez que ya estaban en el camino, estaba pensativa, iba dándole vueltas a algunas cosas del viñedo, repasando mentalmente las cosas que quería hacer.
— Creo que sería bueno establecer un calendario en el despacho del capataz, con las principales tareas a realizar, y que las vaya cumpliendo en plazos. Seguramente no se habrán hecho las limpiezas de primavera y es muy importante que se hagan. Los silos y bodegas se tienen que orear y limpiar, si no, las siguientes cosechas pueden echarse a perder, las fermentaciones se harían vinagre. Dureante esta semana poco vamos a poder hacer con las vides, hay que poner a punto las instalaciones o todo lo demás se irá al traste. Después está la poda, llegamos algo tarde, pero si la hacemos bien podemos sacar media cosecha de calidad, que es mejor que una que no vale nada...
Le fue comentando a Damon algunas de las cosas que a grandes rasgos eran prioritarias, sin entrar en los pormenores, que no el cabía duda de que los habría y que le tocaría a ella solucionarlos.
— He pensado que si estos días hay mucho trabajo, quizás sería conveniente que me quede en la casona. Por lo que vi, la familia Beregnac vivía allí hasta hace poco y por unas pocas noches no pasará nada, siempre que lo veas conveniente. Y si quieres que se venga Lobbo, con Elaine y Lucille me apaño.— Lucille era una de las criadas del palacete de los Landvik, y se llevaba bien con ella. Para unos pocos días podrían apañarse.— Cuando trabajaba para los Castelgandolfo me apañaba para cuidar de Elaine... teniendo ayuda es mucho más fácil.
El sol le daba de frente y la obligaba a entrecerrar los ojos, ya de por si rasgados. Se puso la mano en frente a modo de parasol y miró a Damon.— aunque te echaré de menos.
Finalmente el agotamiento le pidió una tregua y se durmió en un oscuridad sin sueños, se hundió en un duermevela extraño que no le proporcionó mucho descanso. Se levantó antes del alba, se vistió y se peinó para una dura jornada de trabajo. Llevaba pantalones de montar bajo la falda, blusa marrón y chaquetilla. El pelo recogido en dos trenzas pegadas a las raices, que se unían en la nuca en un moñete. Cómoda y sencilla pero pulcra. Se presentó en el establo co un halo violáceo bajo sus ojos verdes que desvelaba la noche tan movida que había tenido.
— buenos días Damon.— se dirigió hacia él y se llevó la mano al cuello crujiéndolo y poniendo gesto de dolor.— no he dormido muy bien, estaba nerviosa...pero ya está, nos espera un día intenso.
Se quedó observando aquellos ojos castaños y profundos, sintió como eran un bálsamo para ella cada vez que la miraba, tenía el poder de reconfortarla sólo con mirarla y relajó un poco el gesto.— Espero que al menos tu descanso haya sido mejor que el mio. No sabía si querías que...— iba a decirle que no sabía si él deseaba su compañía esa noche, pero el mozo de cuadras les interrumpió preguntándole a la señorita si deseaba fusta o espuelas.— espuelas, gracias Merchand.
Como había varios empleados pululando por las caballerizas, guardó el comentario y simplemente montó al caballo tras ponerse las botas y las espuelas y cuando Damon hizo lo mismo, puso el caballo al trote y se dirigió al camino que los llevaría a la hacienda Beregnac.
Una vez que ya estaban en el camino, estaba pensativa, iba dándole vueltas a algunas cosas del viñedo, repasando mentalmente las cosas que quería hacer.
— Creo que sería bueno establecer un calendario en el despacho del capataz, con las principales tareas a realizar, y que las vaya cumpliendo en plazos. Seguramente no se habrán hecho las limpiezas de primavera y es muy importante que se hagan. Los silos y bodegas se tienen que orear y limpiar, si no, las siguientes cosechas pueden echarse a perder, las fermentaciones se harían vinagre. Dureante esta semana poco vamos a poder hacer con las vides, hay que poner a punto las instalaciones o todo lo demás se irá al traste. Después está la poda, llegamos algo tarde, pero si la hacemos bien podemos sacar media cosecha de calidad, que es mejor que una que no vale nada...
Le fue comentando a Damon algunas de las cosas que a grandes rasgos eran prioritarias, sin entrar en los pormenores, que no el cabía duda de que los habría y que le tocaría a ella solucionarlos.
— He pensado que si estos días hay mucho trabajo, quizás sería conveniente que me quede en la casona. Por lo que vi, la familia Beregnac vivía allí hasta hace poco y por unas pocas noches no pasará nada, siempre que lo veas conveniente. Y si quieres que se venga Lobbo, con Elaine y Lucille me apaño.— Lucille era una de las criadas del palacete de los Landvik, y se llevaba bien con ella. Para unos pocos días podrían apañarse.— Cuando trabajaba para los Castelgandolfo me apañaba para cuidar de Elaine... teniendo ayuda es mucho más fácil.
El sol le daba de frente y la obligaba a entrecerrar los ojos, ya de por si rasgados. Se puso la mano en frente a modo de parasol y miró a Damon.— aunque te echaré de menos.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Brianna llego a las caballerizas con un pantalón de montar bajo una falda, una blusa en tonos marrones y una chaqueta fina.
Le saludé con una sonrisa y de forma cortes la ayudé a montar sobre su blanca yegua.
Al parecer los nervios habían hecho mella en ella aquella noche no permitiendole pegar ojo, entendía perfectamente que el trabajo que le había encomendado era de una gran responsabilidad y que eso le quitara el sueño, quizás si hubiera pasado por mi habitación, juntos hubiéramos podido vencer sus miedos, pero no lo hizo y ella tendría sus motivos, unos que no estaba dispuesto a juzgar.
Por el día nos limitábamos a nuestra relación profesional, aunque teníamos confianza, nos llevábamos bien y eso, pasara lo que pasara entre nosotros, no iba a cambiar.
Mi trato era cercano con todos mis trabajadores, básicamente porque eramos una manada, mi familia y yo el líder indiscutible.
Ladeé la sonrisa cuando me preguntó como habia pasado yo la noche, pero fue interrumpida por el mozo, por lo que no obtuvo respuesta alguna por mi parte.
Colocadas las espuelas, partimos hacia la bodega.
El camino resulto tranquilo, ella me iba narrando todo aquello que veía importante que yo supiera, las medidas que pensaba que tenían que tomarse en un principio porque tenían vital urgencia y aquello que consideraba podría esperar un tiempo mas.
Estaba de-acuerdo con todo lo que decía, por eso había puesto el viñedo en sus manos, la veía muy capaz de sacar ese negocio adelante y aunque mucho me hubieran llamado loco por poner algo tan importante a manos de una mujer, la nana de mi hijo, no pensé en nadie mejor por le cargo, pues toda su vida se había criado entre vides, por fuerza tenia que conocer el negocio.
En lo único que pudiera flaquear es en el tema de números, mas para eso estaba yo para ayudarla.
-Lo vas ha hacer bien -aseguré guiñándole un ojo -estoy seguro que lo que dices es lo correcto, adelante, tienes mi plena confianza en este tema.
Después me comento que le gustaría quedarse unos días en la mansión, algo que me pareció providencial, yo mismo iba a sugerírselo, no porque la quisiera lejos, si no porque a la noche siguiente tendríamos luna llena y no podía permitir que ella y la pequeña ocuparan la casa por si había algún problema.
-Me parece que es la decisión correcta, así podrás evaluar de mejor manera a los trabajadores, tanto del viñedo como del caserón, tienes total potestad para tomar decisiones.
Me preguntaste ayer si has de ponerte al servicio de Ariyne, la verdad, es que no, tu solo me rindes cuentas a mi.
Ella tiene otras ocupaciones que para nada tienen que ver con las tuyas. -sentencie.
Con respecto a Lobbo, preferiría que se quedara con Mildred, aquí tendrás mucho trabajo y Lobbo todavía es un bebe.
El motivo principal era que para que mi manada lo aceptara, Lobbo tenia que empezar a pasar tiempo con nosotros cuando nos convertíamos, a fin de cuentas no era mi descendencia, no olía a nosotros y tenia de algún modo que involucrarlo con la manada, era el único modo de hacerlo, aunque el pequeño iba a pasar una noche complicada.
Mildred y yo nos encadenaríamos en la misma celda con el pequeño, nada le ocurriría, pero era cierto que la transición no era tan agradable como en un bosque, iba a pasar miedo, es lo que había, todos habíamos pasado por esto y estaba seguro de que él había visto a su madre trasformada y a mi hermano, esperaba que no le viniera de nuevo todo esto. Alejarlo de la manada no iba a ayudarlo, al revés complicaría las cosas, los hombres tenían que empezar a verlo como uno de los nuestros pues con siete años seria convertido y en el caso de no poder tener mi propia descendencia, algún día ocuparía mi lugar entre ellos.
Le saludé con una sonrisa y de forma cortes la ayudé a montar sobre su blanca yegua.
Al parecer los nervios habían hecho mella en ella aquella noche no permitiendole pegar ojo, entendía perfectamente que el trabajo que le había encomendado era de una gran responsabilidad y que eso le quitara el sueño, quizás si hubiera pasado por mi habitación, juntos hubiéramos podido vencer sus miedos, pero no lo hizo y ella tendría sus motivos, unos que no estaba dispuesto a juzgar.
Por el día nos limitábamos a nuestra relación profesional, aunque teníamos confianza, nos llevábamos bien y eso, pasara lo que pasara entre nosotros, no iba a cambiar.
Mi trato era cercano con todos mis trabajadores, básicamente porque eramos una manada, mi familia y yo el líder indiscutible.
Ladeé la sonrisa cuando me preguntó como habia pasado yo la noche, pero fue interrumpida por el mozo, por lo que no obtuvo respuesta alguna por mi parte.
Colocadas las espuelas, partimos hacia la bodega.
El camino resulto tranquilo, ella me iba narrando todo aquello que veía importante que yo supiera, las medidas que pensaba que tenían que tomarse en un principio porque tenían vital urgencia y aquello que consideraba podría esperar un tiempo mas.
Estaba de-acuerdo con todo lo que decía, por eso había puesto el viñedo en sus manos, la veía muy capaz de sacar ese negocio adelante y aunque mucho me hubieran llamado loco por poner algo tan importante a manos de una mujer, la nana de mi hijo, no pensé en nadie mejor por le cargo, pues toda su vida se había criado entre vides, por fuerza tenia que conocer el negocio.
En lo único que pudiera flaquear es en el tema de números, mas para eso estaba yo para ayudarla.
-Lo vas ha hacer bien -aseguré guiñándole un ojo -estoy seguro que lo que dices es lo correcto, adelante, tienes mi plena confianza en este tema.
Después me comento que le gustaría quedarse unos días en la mansión, algo que me pareció providencial, yo mismo iba a sugerírselo, no porque la quisiera lejos, si no porque a la noche siguiente tendríamos luna llena y no podía permitir que ella y la pequeña ocuparan la casa por si había algún problema.
-Me parece que es la decisión correcta, así podrás evaluar de mejor manera a los trabajadores, tanto del viñedo como del caserón, tienes total potestad para tomar decisiones.
Me preguntaste ayer si has de ponerte al servicio de Ariyne, la verdad, es que no, tu solo me rindes cuentas a mi.
Ella tiene otras ocupaciones que para nada tienen que ver con las tuyas. -sentencie.
Con respecto a Lobbo, preferiría que se quedara con Mildred, aquí tendrás mucho trabajo y Lobbo todavía es un bebe.
El motivo principal era que para que mi manada lo aceptara, Lobbo tenia que empezar a pasar tiempo con nosotros cuando nos convertíamos, a fin de cuentas no era mi descendencia, no olía a nosotros y tenia de algún modo que involucrarlo con la manada, era el único modo de hacerlo, aunque el pequeño iba a pasar una noche complicada.
Mildred y yo nos encadenaríamos en la misma celda con el pequeño, nada le ocurriría, pero era cierto que la transición no era tan agradable como en un bosque, iba a pasar miedo, es lo que había, todos habíamos pasado por esto y estaba seguro de que él había visto a su madre trasformada y a mi hermano, esperaba que no le viniera de nuevo todo esto. Alejarlo de la manada no iba a ayudarlo, al revés complicaría las cosas, los hombres tenían que empezar a verlo como uno de los nuestros pues con siete años seria convertido y en el caso de no poder tener mi propia descendencia, algún día ocuparía mi lugar entre ellos.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Llegaron a la bodega Beregnac y desmontaron, siendo recibidos por el capataz de aquella hacienda, el señor Bayard. Éste tenía el pelo muy negro y ensortijado y la tez olivácea, como si descendiera de españoles o italianos, tendría cerca de los cuarenta y su espalda era ancha, curtida de trabajar. No era el típico capataz fondón que dirigía desde su despacho.
Damon hizo las presentaciones y le explicó a Bayard que Brianna se encargaría de gestionar la bodega, que sabía lo que tenía entre manos y que la obedeciera porque tenía toda la confianza del propietario, o sea, él. Al hombre no le entusiasmó la idea de que una mujer manejase el negocio, pero no le quedaba otra que obedecer, y tampoco dijo nada.
En el despacho Brianna sacó una lista de tareas y fueron discutiéndolas por orden de prioridad, le preguntó a Bayard lo que opinaba al respecto y tomó en consideración sus ideas, aplicando algunas de ellas y agradeciéndole su implicación y su comprensión. Le dijo que se fiaría de entrada de él, de su capacidad para escoger al personal (ya que ella no los conocía). Se lo tendría que ganar, pero desde luego el capataz se marchó de allí teniendo claro que Brianna algo sabía de viñedos.
La mañana fue intensa de aquí para allá, comprobando el estado real de algunas instalaciones y organizando un poco el despacho. El personal estaría escogido y listo por la tarde y Brianna se encargaría de tomarles los datos para luego llevar las cuentas y los pagos de los sueldos, y colocarlos en sus respectivas tareas. Pero antes irían a la casona y allí les tenían preparada la comida. Eran tres personas del servicio: la cocinera, la doncella y el mayordomo. Si Damon mandaba a Elaine y a Lucille, serían suficientes para llevar esa casa si sólo vivían ella y su hija. No necesitaban más gente, salvo para las limpiezas generales, que tenía muchas habitaciones. Les sirvieron una comida más sencilla que las que ponían en la mansión, se trataba de conejo estofado con patatas con romero y salvia, pan caliente con quesos y frutos secos, y de postre una crema de higos.
— ¿Mandarás a Elaine y a Lucille? o ¿vendrás tú también?
La pregunta tenía casi más de ilusión que de pregunta. Estar lejos de la mansión les proporcionaba cierta intimidad, allí casi nadie les conocía ni estaban al tanto de las murmuraciones de la alta sociedad. De alguna manera esa casona le servía de refugio después del ridículo espantoso que había hecho en aquella fiesta tan importante. Si fuera una avestruz, enterraría la cabeza en el agujero y no la sacaría hasta que no se hubieran marchado todos. Por otro lado...se arrepintió de haberlo dicho. Quizás Damon no quisiera regresar a la casona, era un hombre muy ocupado y tendría mil cosas que hacer, como para estar con ella.
— déjalo... no debía decir eso. Da igual, seguro que tienes mucho que hacer.
Damon hizo las presentaciones y le explicó a Bayard que Brianna se encargaría de gestionar la bodega, que sabía lo que tenía entre manos y que la obedeciera porque tenía toda la confianza del propietario, o sea, él. Al hombre no le entusiasmó la idea de que una mujer manejase el negocio, pero no le quedaba otra que obedecer, y tampoco dijo nada.
En el despacho Brianna sacó una lista de tareas y fueron discutiéndolas por orden de prioridad, le preguntó a Bayard lo que opinaba al respecto y tomó en consideración sus ideas, aplicando algunas de ellas y agradeciéndole su implicación y su comprensión. Le dijo que se fiaría de entrada de él, de su capacidad para escoger al personal (ya que ella no los conocía). Se lo tendría que ganar, pero desde luego el capataz se marchó de allí teniendo claro que Brianna algo sabía de viñedos.
La mañana fue intensa de aquí para allá, comprobando el estado real de algunas instalaciones y organizando un poco el despacho. El personal estaría escogido y listo por la tarde y Brianna se encargaría de tomarles los datos para luego llevar las cuentas y los pagos de los sueldos, y colocarlos en sus respectivas tareas. Pero antes irían a la casona y allí les tenían preparada la comida. Eran tres personas del servicio: la cocinera, la doncella y el mayordomo. Si Damon mandaba a Elaine y a Lucille, serían suficientes para llevar esa casa si sólo vivían ella y su hija. No necesitaban más gente, salvo para las limpiezas generales, que tenía muchas habitaciones. Les sirvieron una comida más sencilla que las que ponían en la mansión, se trataba de conejo estofado con patatas con romero y salvia, pan caliente con quesos y frutos secos, y de postre una crema de higos.
— ¿Mandarás a Elaine y a Lucille? o ¿vendrás tú también?
La pregunta tenía casi más de ilusión que de pregunta. Estar lejos de la mansión les proporcionaba cierta intimidad, allí casi nadie les conocía ni estaban al tanto de las murmuraciones de la alta sociedad. De alguna manera esa casona le servía de refugio después del ridículo espantoso que había hecho en aquella fiesta tan importante. Si fuera una avestruz, enterraría la cabeza en el agujero y no la sacaría hasta que no se hubieran marchado todos. Por otro lado...se arrepintió de haberlo dicho. Quizás Damon no quisiera regresar a la casona, era un hombre muy ocupado y tendría mil cosas que hacer, como para estar con ella.
— déjalo... no debía decir eso. Da igual, seguro que tienes mucho que hacer.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Llegamos a la mansión allí nos recibió el capataz, el señor Bayard. Un hombre que a primera vista parecía curtido por el trabajo, para nada uno de estos que solo se limitan a dar ordenes a ton ni son sin ensuciarse las manso para nada.
Al contrario, la sensación que me dio fue muy positiva, lo que si aprecié en como su corazón se disparó fueron dos cosas, una que al presentarle a Brianna le gustaba lo que veía ¿a que hombre no? Dos que lo que no le gustaba es que esta le diera las ordenes, algo que sin duda iba a suceder pues le dejé muy claro que tenia mi total confianza y que en caso de no estar yo, su palabra seria la ultima que se escuchara.
El señor Bayard acepto las condiciones que claramente puse frente a la mesa y dejé que ellos dos conversaran mientras yo me alejaba para acabar de cerrar el negocio con el hijo mayor de los Beregnac.
Pasamos un par de horas en el despacho, había mucho que firmar, ademas de que el notario tenia que dar veracidad a todo lo que ocurría en ese lugar.
Así las escrituras pasaron a pertenecerme y tras darle la mano, nos despedimos de forma cordial desenandole que la nueva empresa por tierras Americanas tuviera éxito.
Me despedí después del notario y fui hacia la casona para ver a Brianna que al parecer ya habia terminado su conversación con el capataz, me explico por encima lo que habían estado haciendo, hablando y aquello que podía inquietarla.
Finalmente me preguntó si cuando trajera esa tarde a Elaine yo también me quedaría o regresaría a la mansión.
Dejé escapar el aire, me apetecía mas que nada en este mundo quedarme con ellas, ir a su habitación, perderme entre sus piernas, pero...¿era lo adecuado?
Si lo hacia, parecería que esto lo había comprado como picadero, que no dejaba pasar ni la primera noche y ya estaba deseando acostarme con la sirvienta.
Los rumores correrían como la pólvora y seria su honor, no el mio el que se resentiría.
A fin de cuentas para los hombres estas cosas son escusadas con un picor de entrepierna.
-Hoy no -apunté con una sonrisa ladeada -traeré a la pequeña y a la sirvienta que os ayude y volveré a casa.
Quiero que te instales, que conozcas bien al servicio, que sepas si puedes o no confiar en su discreción -casi susurré, esperando que en esa palabra entendiera el motivo de porque no iba a pasar la noche allí.
En mi mansión mis hombres nunca se irían de la boca, los conocía, eran mi manada, pero allí, cualquier trabajador, cualquiera del servicio podía con una clara mala intención hablar de mas.
Le pedí que me acompañara al establo para despedirme allí de ella, demasiada geste por los alrededores.
Un vez nos adentramos en el establo, mis manos sobrevolaron la distancia que nos separaba, ambas acunaron su rostro atrayendola con rudeza contra mi boca que hambrienta se perdió en un beso largo, húmedo y necesitado que murió en un jadeo contra sus labios.
Me separé de nuevo, mis ojos oscuros, la voz ronca y mi respiración claramente agitada fue la despedida que le dedique antes de dar un salto sobre mi caballo oscuro y perderme por las puertas de la mansión.
Al contrario, la sensación que me dio fue muy positiva, lo que si aprecié en como su corazón se disparó fueron dos cosas, una que al presentarle a Brianna le gustaba lo que veía ¿a que hombre no? Dos que lo que no le gustaba es que esta le diera las ordenes, algo que sin duda iba a suceder pues le dejé muy claro que tenia mi total confianza y que en caso de no estar yo, su palabra seria la ultima que se escuchara.
El señor Bayard acepto las condiciones que claramente puse frente a la mesa y dejé que ellos dos conversaran mientras yo me alejaba para acabar de cerrar el negocio con el hijo mayor de los Beregnac.
Pasamos un par de horas en el despacho, había mucho que firmar, ademas de que el notario tenia que dar veracidad a todo lo que ocurría en ese lugar.
Así las escrituras pasaron a pertenecerme y tras darle la mano, nos despedimos de forma cordial desenandole que la nueva empresa por tierras Americanas tuviera éxito.
Me despedí después del notario y fui hacia la casona para ver a Brianna que al parecer ya habia terminado su conversación con el capataz, me explico por encima lo que habían estado haciendo, hablando y aquello que podía inquietarla.
Finalmente me preguntó si cuando trajera esa tarde a Elaine yo también me quedaría o regresaría a la mansión.
Dejé escapar el aire, me apetecía mas que nada en este mundo quedarme con ellas, ir a su habitación, perderme entre sus piernas, pero...¿era lo adecuado?
Si lo hacia, parecería que esto lo había comprado como picadero, que no dejaba pasar ni la primera noche y ya estaba deseando acostarme con la sirvienta.
Los rumores correrían como la pólvora y seria su honor, no el mio el que se resentiría.
A fin de cuentas para los hombres estas cosas son escusadas con un picor de entrepierna.
-Hoy no -apunté con una sonrisa ladeada -traeré a la pequeña y a la sirvienta que os ayude y volveré a casa.
Quiero que te instales, que conozcas bien al servicio, que sepas si puedes o no confiar en su discreción -casi susurré, esperando que en esa palabra entendiera el motivo de porque no iba a pasar la noche allí.
En mi mansión mis hombres nunca se irían de la boca, los conocía, eran mi manada, pero allí, cualquier trabajador, cualquiera del servicio podía con una clara mala intención hablar de mas.
Le pedí que me acompañara al establo para despedirme allí de ella, demasiada geste por los alrededores.
Un vez nos adentramos en el establo, mis manos sobrevolaron la distancia que nos separaba, ambas acunaron su rostro atrayendola con rudeza contra mi boca que hambrienta se perdió en un beso largo, húmedo y necesitado que murió en un jadeo contra sus labios.
Me separé de nuevo, mis ojos oscuros, la voz ronca y mi respiración claramente agitada fue la despedida que le dedique antes de dar un salto sobre mi caballo oscuro y perderme por las puertas de la mansión.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Entendió perfectamente las palabras de Damon, no se fiaba del servicio ni de nadie y como estaban empezando a conocerse y a tener algun tipo de relación, era mejor que las cosas fueran despacio y de momento, en la sombra.
Quizás otra persona se hubiera sentido incómoda siendo el sucio secreto de un noble, pero para ella era la segunda vez que me metía en una relación y la primera ya fue problemática en ese aspecto. Lo peor que podía pasar ya le había pasado. Era más fácil que ella arruinase la reputación de Damon que al revés puesto que ella no tenía reputación que mantener. Aún así, no sentía que Damon la quisiera relegar al anonimato, simplemente estaba siendo precavido, y ella también lo prefería. La prudencia no estaba nunca de más.
Se despidieron en los establos y ese beso lo atesoró, lo recordaría y le haría compañía cuando se sintiera extraña en esa cama que no conocía, entre gente extraña que empezaba a conocer. ¿Qué le traería el futuro? no lo sabía, pero sentía que algo iba a ir bien, le hacía mucha ilusión acometer el reto del viñedo y se sentía preparada para eso. Y con Damon...el tiempo lo diría.
Por la tarde regresó portando a Elaine y a Lucille, la sirvienta que la ayudaría con la niña y las cosas que ella no podría estar pendiente (la ropa, las cosas de la casa etc.) y no se demoró, se marchó como había venido. Brianna se tomó un rato para enseñarle a Elaine el lugar y ponerla al corriente de lo que iba a pasar, orque estarían allí al menos unsa semana. Poner en marcha el negocio no era fácil y su madre iba a estar muy ocupada desde muy temprano, pero era importante para ella y Elaine no era una niña caprichosa ni egoista, estaba feliz de ver a su madre contenta, motivada, con ganas de hacer cosas que fueran para ella, no siempre para la niña. A pesar de su corta edad sabía los enormes sacrificios que había hecho Brianna, y ahora ella podía facilitarle las cosas portandóse bien y no dando trabajo.
Los días pasaron rápido, había mucho que hacer y Brianna siempre estaba a cien cosas, pero más o menos iba saliendo todo...hasta ese dia.
Empezaba a caer la noche del sexto día y Brianna apagó la luz del despacho de la casona, iba a dirigirse al comedor donde Elaine ya debería estar lista para la cena cuando se topó con dos hombres que la miraron con el ceño fruncido. ¿Quiénes eran? no los ubicaba como servicio de la casona.
— Buenas noches caballeros...¿en qué puedo ayu...?— no la dejaron terminar la frase, la agarraron por el brazo retorciéndoselo tras la espalda.
— ¡cállate bruja! Cógela fuerte Humbert!! y a la niña también!!
Brianna no sabía qué estaba sucediendo, aquello la pilló de improviso, cuando entraron en el comedor, otro tipo sujetaba a Elaine y la dejaron llegar hasta ella, pero reteniéndola. El señor Bayard apareció con gesto algo desencajado y un moratón en el pómulo, miró a Brianna con una disculpa en los ojos.
— esto no está bien Humbert...¿te das cuenta de lo que estáis haciendo?
— esa mujer es una bruja!! desde que legó se ha muerto el ganado de Pierre y esta mañana mi hija!! sólo tenía 4 años!! con esas marcas negras en la piel...es culpa suya!! es una bruja!!.— apuntó a Brianna con el dedo, que no sabía de qué le estaba hablando.
— ¿y cómo sabes que es ella? podría ser cualquiera...
— mira la niña... tiene la piel casi azul, es un demonio...— ciertamente Elaine tenía un color pálido y enfermizo, y ese día algo más de lo normal, pero nada alarmante. Brianna protegió a su pequeña con el cuerpo. nadie le pondría un dedo encima. ¿Estaban acusándola de brujería?.— Enciérralas en las mazmorras, vamos a buscar al cura.
El otro hombre se llevó a Brianna y a Elaine y las hizo bajar al sótano, maniatando a la mujer a una argolla de la celda y cerrando el candado después. Elaine no había soltado ni una sola lágrima, estaba asustada pero mantenía el tipo. Brianna no podía creer aquella situación absurda.
— ¡Espere! espere por favor!! no soy ninguna bruja!! están cometiendo un gravísimo error...siento mucho lo de la hija de ese hombre pero tiene que creerme yo no...
— Cállate bruja!!!
Era todo muy absurdo, de pronto había pasado de ser la persona encargada del viñedo a estar retenida por unos aldeanos en la propia casona. Estaba claro que eran supersticiosos, pero aquello estaba tomando un tinte complicado. ¿Qué harían con ellas?
Elaine se abrazó a ella, ya que Brianna estaba atada a una argolla y no podía bajar los brazos, sólo podía pegarse a la pared con las muñecas por encima de la cabeza. Susurró contra su pelo quedamente.
— todo saldrá bien...saldremos de esta...tú no te preocupes, esto es sólo un error...pero si algo me pasara...prométeme que buscarán a Damon, que irás con él..— Elaine asintió, preocupada pero memorizando las instrucciones i algo sucedía.
— Damon vendrá, y se arreglará.
— eso espero amor mío... eso espero.
Quizás otra persona se hubiera sentido incómoda siendo el sucio secreto de un noble, pero para ella era la segunda vez que me metía en una relación y la primera ya fue problemática en ese aspecto. Lo peor que podía pasar ya le había pasado. Era más fácil que ella arruinase la reputación de Damon que al revés puesto que ella no tenía reputación que mantener. Aún así, no sentía que Damon la quisiera relegar al anonimato, simplemente estaba siendo precavido, y ella también lo prefería. La prudencia no estaba nunca de más.
Se despidieron en los establos y ese beso lo atesoró, lo recordaría y le haría compañía cuando se sintiera extraña en esa cama que no conocía, entre gente extraña que empezaba a conocer. ¿Qué le traería el futuro? no lo sabía, pero sentía que algo iba a ir bien, le hacía mucha ilusión acometer el reto del viñedo y se sentía preparada para eso. Y con Damon...el tiempo lo diría.
Por la tarde regresó portando a Elaine y a Lucille, la sirvienta que la ayudaría con la niña y las cosas que ella no podría estar pendiente (la ropa, las cosas de la casa etc.) y no se demoró, se marchó como había venido. Brianna se tomó un rato para enseñarle a Elaine el lugar y ponerla al corriente de lo que iba a pasar, orque estarían allí al menos unsa semana. Poner en marcha el negocio no era fácil y su madre iba a estar muy ocupada desde muy temprano, pero era importante para ella y Elaine no era una niña caprichosa ni egoista, estaba feliz de ver a su madre contenta, motivada, con ganas de hacer cosas que fueran para ella, no siempre para la niña. A pesar de su corta edad sabía los enormes sacrificios que había hecho Brianna, y ahora ella podía facilitarle las cosas portandóse bien y no dando trabajo.
Los días pasaron rápido, había mucho que hacer y Brianna siempre estaba a cien cosas, pero más o menos iba saliendo todo...hasta ese dia.
Empezaba a caer la noche del sexto día y Brianna apagó la luz del despacho de la casona, iba a dirigirse al comedor donde Elaine ya debería estar lista para la cena cuando se topó con dos hombres que la miraron con el ceño fruncido. ¿Quiénes eran? no los ubicaba como servicio de la casona.
— Buenas noches caballeros...¿en qué puedo ayu...?— no la dejaron terminar la frase, la agarraron por el brazo retorciéndoselo tras la espalda.
— ¡cállate bruja! Cógela fuerte Humbert!! y a la niña también!!
Brianna no sabía qué estaba sucediendo, aquello la pilló de improviso, cuando entraron en el comedor, otro tipo sujetaba a Elaine y la dejaron llegar hasta ella, pero reteniéndola. El señor Bayard apareció con gesto algo desencajado y un moratón en el pómulo, miró a Brianna con una disculpa en los ojos.
— esto no está bien Humbert...¿te das cuenta de lo que estáis haciendo?
— esa mujer es una bruja!! desde que legó se ha muerto el ganado de Pierre y esta mañana mi hija!! sólo tenía 4 años!! con esas marcas negras en la piel...es culpa suya!! es una bruja!!.— apuntó a Brianna con el dedo, que no sabía de qué le estaba hablando.
— ¿y cómo sabes que es ella? podría ser cualquiera...
— mira la niña... tiene la piel casi azul, es un demonio...— ciertamente Elaine tenía un color pálido y enfermizo, y ese día algo más de lo normal, pero nada alarmante. Brianna protegió a su pequeña con el cuerpo. nadie le pondría un dedo encima. ¿Estaban acusándola de brujería?.— Enciérralas en las mazmorras, vamos a buscar al cura.
El otro hombre se llevó a Brianna y a Elaine y las hizo bajar al sótano, maniatando a la mujer a una argolla de la celda y cerrando el candado después. Elaine no había soltado ni una sola lágrima, estaba asustada pero mantenía el tipo. Brianna no podía creer aquella situación absurda.
— ¡Espere! espere por favor!! no soy ninguna bruja!! están cometiendo un gravísimo error...siento mucho lo de la hija de ese hombre pero tiene que creerme yo no...
— Cállate bruja!!!
Era todo muy absurdo, de pronto había pasado de ser la persona encargada del viñedo a estar retenida por unos aldeanos en la propia casona. Estaba claro que eran supersticiosos, pero aquello estaba tomando un tinte complicado. ¿Qué harían con ellas?
Elaine se abrazó a ella, ya que Brianna estaba atada a una argolla y no podía bajar los brazos, sólo podía pegarse a la pared con las muñecas por encima de la cabeza. Susurró contra su pelo quedamente.
— todo saldrá bien...saldremos de esta...tú no te preocupes, esto es sólo un error...pero si algo me pasara...prométeme que buscarán a Damon, que irás con él..— Elaine asintió, preocupada pero memorizando las instrucciones i algo sucedía.
— Damon vendrá, y se arreglará.
— eso espero amor mío... eso espero.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Desde que dejé a Elaine con Brianna en el caserón del viñedo no había vuelto a visitarlas. No eran falta de ganas, mas bien que la luna llena me tenia recluido. La noche siguiente la dama blanca coronó el firmamento y mi manda y yo quedamos confinados en las mazmorras.
Por suerte no hubieron incidentes,la noche paso y con ella unos cuantos días mas que pasé solucionando ciertos encontronazos entre los míos, así como formando a Ariyne, era necesario que aprendiera cuanto antes a manejarse con los muchachos, y ellos todavía no la respetaban como beta.
Cada día enviaba a uno de mis hombres para ver como iban por allí las cosas, por suerte me decía que la veía feliz, ocupada, pero muy animada con la nueva empresa y yo quería mantenerme en cierto modo al margen ,dejarla volar sola, solo así se haría de respetar en un mundo de hombres.
Encontrarme como su sombra detrás, solo daría a los hombres motivos para sospechar que esa confiada otorgada no era plena.
Como muchas otras noches, tras una copiosa cena me retiré a mi despacho, la echaba de menos leyendo en el sofá frente a la lumbre e inevitablemente mis ojos se perdieron en ese sofá donde empezamos de algún modo a intimar.
Me sumergí en la inmensidad de papeleo que se almacenaba sobre mi escritorio cuando la puerta fue abierta de golpe, al otro lado Mildred con el rostro desencajado.
Lucille habia llegado a la mansión con un ataque de pánico, al parecer unos hombres habían atrapado a Brianna y a su pequeña.
Mis ojos se tornaron ámbar, sentí los colmillos crecer, las garras con ellos mientras mi pecho subía y bajaba tratando de encajar los rabioso latidos de mi corazón.
Mildred posó sus manso en mi pecho, no podía permitirme salir en ese estado, no, si no quería que los de allí supieran lo que era. No, en un mundo donde las tradiciones, los monstruos son para ellos solo fabulas y leyendas pero que hacen que la inquisición cometan grandes atrocidades en nombre de Dios.
Gruñí apartando a Mildred, las caballerizas mi destino, los caballos se inquietaron ante la presencia del depredador y de un salto monté sin silla a mi espectro emprendiendo una salvaje marcha hacia el viñedo.
El bosque acogió la respiración agitada de la montura, su cuerpo se tensaba y destensaba bajo mis piernas cuando el galopé era su paso y la tierra se lazaba bao ss cascos siendo alzada a nuestro paso.
Desmonté de un saltó del caballo, ordenando a los hombres que abrieran las puertas al dueño de todo lo que ellos ahora pisaban. No escuché a nadie, a nada, la casa mi objetivo y esos hombres que las habían caoturado serian mis victimas si habían sufrido algún daño.
Estaba fuera de mi, mis ojos centelleaban y mi paso se perdió así por el caserón.
-¡Brianna, Elaine! -grité desesperado sin haber donde las tenían recluidas a ambas, si es que no les habían hecho algo peor que eso.
Por suerte no hubieron incidentes,la noche paso y con ella unos cuantos días mas que pasé solucionando ciertos encontronazos entre los míos, así como formando a Ariyne, era necesario que aprendiera cuanto antes a manejarse con los muchachos, y ellos todavía no la respetaban como beta.
Cada día enviaba a uno de mis hombres para ver como iban por allí las cosas, por suerte me decía que la veía feliz, ocupada, pero muy animada con la nueva empresa y yo quería mantenerme en cierto modo al margen ,dejarla volar sola, solo así se haría de respetar en un mundo de hombres.
Encontrarme como su sombra detrás, solo daría a los hombres motivos para sospechar que esa confiada otorgada no era plena.
Como muchas otras noches, tras una copiosa cena me retiré a mi despacho, la echaba de menos leyendo en el sofá frente a la lumbre e inevitablemente mis ojos se perdieron en ese sofá donde empezamos de algún modo a intimar.
Me sumergí en la inmensidad de papeleo que se almacenaba sobre mi escritorio cuando la puerta fue abierta de golpe, al otro lado Mildred con el rostro desencajado.
Lucille habia llegado a la mansión con un ataque de pánico, al parecer unos hombres habían atrapado a Brianna y a su pequeña.
Mis ojos se tornaron ámbar, sentí los colmillos crecer, las garras con ellos mientras mi pecho subía y bajaba tratando de encajar los rabioso latidos de mi corazón.
Mildred posó sus manso en mi pecho, no podía permitirme salir en ese estado, no, si no quería que los de allí supieran lo que era. No, en un mundo donde las tradiciones, los monstruos son para ellos solo fabulas y leyendas pero que hacen que la inquisición cometan grandes atrocidades en nombre de Dios.
Gruñí apartando a Mildred, las caballerizas mi destino, los caballos se inquietaron ante la presencia del depredador y de un salto monté sin silla a mi espectro emprendiendo una salvaje marcha hacia el viñedo.
El bosque acogió la respiración agitada de la montura, su cuerpo se tensaba y destensaba bajo mis piernas cuando el galopé era su paso y la tierra se lazaba bao ss cascos siendo alzada a nuestro paso.
Desmonté de un saltó del caballo, ordenando a los hombres que abrieran las puertas al dueño de todo lo que ellos ahora pisaban. No escuché a nadie, a nada, la casa mi objetivo y esos hombres que las habían caoturado serian mis victimas si habían sufrido algún daño.
Estaba fuera de mi, mis ojos centelleaban y mi paso se perdió así por el caserón.
-¡Brianna, Elaine! -grité desesperado sin haber donde las tenían recluidas a ambas, si es que no les habían hecho algo peor que eso.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Los aldeanos regresaron con el capataz y el cura. El hombre estaba tratando de convencerlos de que se equivocaban pero no le escuchaban. Cuando las cosechas iban mal, o las epidemias se cernían sobre los seres queridos, la sinrazón y la superstición campaban a sus anchas.
El cura era un hombre delgado y con ojos de cuervo, estricto, severo y gruñón. Se tomaba muy a pecho las acusaciones de brujería, pues en aquel París "moderno" se había puesto de moda el espiritismo, la ouija y las cosas raras. Bajaron a las mazmorras y tiraron de Elaine hacia fuera, Brianna seguía maniatada a una argolla. La tuvieron que arrancar de las faldas de su madre porque la pequeña se había agarrado como una lapa.
— Maaaamiiii!!!!
— Elaine!!! Elaine!!!! dejadla en paz!!! es sólo una niña, no ha hecho nada!!! soltadla!!!
La mujer se desesperaba y tiraba de las cadenas desollándose la piel de las muñecas, en un intento tan desesperado como inútil por soltarse.
— Haced callar a la bruja.— El cura intervino y uno de los hombres le soltó un puñetazo en la cara a Brianna partiéndole el labio y haciendo que viera las estrellas.— vamos a ver jovencita...Alina, la niña que ha muerto hoy...¿has discutido con ella? ¿ha sido mala contigo?
Elaine negó con la cabeza, estaba muy asustada y su madre le decía que siempre dijera la verdad, aunque ella sabía que Brianna guardaba secretos.
— estuvimos jugando ayer con las muñecas...la suya se llamaba Agatha y la mía Josephine...
— ¿Seguro que no fue mala contigo? ¿has deseado que la castigasen por algo?
— no...se lo juro.
— jurar en vano es pecado, y si me mientes arederás en el infierno..
— Dejadla!!! no ha hecho nada!! no somos brujas!!!.— Brianna se desgañitaba y otro puñetazo impactó contra su pómulo. El cura sacó un tarro de cristal y se lo enseñó a Elaine.
— ¿sabes lo que es esto?.— la niña asintió, era una de sus medicinas.— ¿es de tu madre?.— de nuevo asintió.— ¿se lo dio a Alina?.— negó con la cabeza.
— me lo da cuando no puedo respirar, cuando mi enfermedad se pone peor.— el cura sonrió de medio lado, ladino.
— Así que tenemos a una mujer que se cree más sabia que los doctores y que desafía a la voluntad del Todopoderoso.
Brianna se temía lo peor, ya veía por donde iba. Los aldeanos estaban asustados, no podían compreder que su Dios se llevase vidas inocenetes sin más, alguien debía tener la culpa y era más fácil echarsela a la mujer que tenía en sus manos remedios médicos, facilmente confundibles con pociones.
El cura era un hombre delgado y con ojos de cuervo, estricto, severo y gruñón. Se tomaba muy a pecho las acusaciones de brujería, pues en aquel París "moderno" se había puesto de moda el espiritismo, la ouija y las cosas raras. Bajaron a las mazmorras y tiraron de Elaine hacia fuera, Brianna seguía maniatada a una argolla. La tuvieron que arrancar de las faldas de su madre porque la pequeña se había agarrado como una lapa.
— Maaaamiiii!!!!
— Elaine!!! Elaine!!!! dejadla en paz!!! es sólo una niña, no ha hecho nada!!! soltadla!!!
La mujer se desesperaba y tiraba de las cadenas desollándose la piel de las muñecas, en un intento tan desesperado como inútil por soltarse.
— Haced callar a la bruja.— El cura intervino y uno de los hombres le soltó un puñetazo en la cara a Brianna partiéndole el labio y haciendo que viera las estrellas.— vamos a ver jovencita...Alina, la niña que ha muerto hoy...¿has discutido con ella? ¿ha sido mala contigo?
Elaine negó con la cabeza, estaba muy asustada y su madre le decía que siempre dijera la verdad, aunque ella sabía que Brianna guardaba secretos.
— estuvimos jugando ayer con las muñecas...la suya se llamaba Agatha y la mía Josephine...
— ¿Seguro que no fue mala contigo? ¿has deseado que la castigasen por algo?
— no...se lo juro.
— jurar en vano es pecado, y si me mientes arederás en el infierno..
— Dejadla!!! no ha hecho nada!! no somos brujas!!!.— Brianna se desgañitaba y otro puñetazo impactó contra su pómulo. El cura sacó un tarro de cristal y se lo enseñó a Elaine.
— ¿sabes lo que es esto?.— la niña asintió, era una de sus medicinas.— ¿es de tu madre?.— de nuevo asintió.— ¿se lo dio a Alina?.— negó con la cabeza.
— me lo da cuando no puedo respirar, cuando mi enfermedad se pone peor.— el cura sonrió de medio lado, ladino.
— Así que tenemos a una mujer que se cree más sabia que los doctores y que desafía a la voluntad del Todopoderoso.
Brianna se temía lo peor, ya veía por donde iba. Los aldeanos estaban asustados, no podían compreder que su Dios se llevase vidas inocenetes sin más, alguien debía tener la culpa y era más fácil echarsela a la mujer que tenía en sus manos remedios médicos, facilmente confundibles con pociones.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Ladeé la cabeza, de las mazmorras venia el grito ahogado de Elaine llamando a su madre a voz en grito, corrí hacia ese lugar bajando los escalones de dos en dos, estaba oscuro, mis ojos resplandecían salvajes dando paso a la bestia que habitaba en mi interior. Muchos fueron los golpes que se sucedieron mientras acortaba esa distancia y peor el interrogatorio al que la niña estaba siendo sometida.
Un gruñido escapó de mi garganta antes de girar la esquina y aparecer frente a esos dos carniceros y el párroco que hablaba en nombre de un dios imaginario.
-¿que pasa aquí? -pregunté imperativo
Mis lobunos ojos ahora pardos por el auto control que estaba ejerciendo se hundieron en sus ojos de cuervo, nariz aguileña y pelo cano que desafiaba al señor de la casa.
Alegó que esa mujer era una bruja y que la niña había confesado el delito, que una chiquilla había muerto por su culpa y que la hoguera es lo que merecían.
Trataba de explicarme la fama de la madre y las artes que había utilizado para enamorarme, que era una mujerzuela y que el diablo toma muchas formas.
-¡Fuera! -rugí acercándome al esquelético hombre.
Mi porte imponente lo amedrento y reculo soltando a la niña que corrió a mis brazos mientras este se santiguaba y rezaba por mi alma.
Mi mano se poso en su pequeña cabeza, su respiración era agitada, al borde de un ataque de asma.
-Elaine, no pasa nada, respira.
Mis ojos volvieron a ese individuo que seguido por sus secuaces se resguardaban bajo el manto de dios para cometer sus atrocidades.
-Eso que la niña toma son medicinas, mi medico se las recetó y le aseguro que no pueden matar a nadie y si no me creé ,démelas y con gusto las probaré.
Lo desafié y este no hizo ademan de nada mas allá que de mirar a la niña, sabia que se le había metido entre ceja y ceja que eran brujas y poco de lo que hiciera o dijera cambiaría su empeño.
-No sabe señor Landvik con quien se esta metiendo, soy un honrado parraco de la inquisición -alegó con el fin de amedrentarme -deje que me las lleve y no complicaré su apellido ante los míos.
Ladeé la sonrisa devolviendole el desafió.
-No sabe señor de la sotana con quien se esta metiendo, mas le daré la opción de abandonar por las buenas mi casa o yo mismo lo sacaré de mi hogar por la fuerza.
Busque el porque de sus desgracias lejos de mi morada o le aseguro que todas ellas le sobrevolaran como los cuervos a un cuerpo muerto ¿le queda claro o se lo repito?
Los tres tipos se largaron de allí, pero sabia que esta no iba ni de lejos a ser la ultima vez que me encontrara de frente con ellos.
Corrí hasta la celda, la argolla que sujetaba su cuello fue lo primero que solté de un brusco tirón de mis manos, no medí la fuerza.
Después liberé las cadenas de sus manos acariciando con mis labios los ajenos, tratando de calmar su llanto.
-Lo siento, tenia que haber estado aquí, soy un necio, quería que volaras sola, que no vivieras bajo mi sombra y te he puesto en peligro.
Un hombre ha de cuidar de su mujer y yo me he equivocado.
La alcé en brazos para subirla al dormitorio principal de la casona, el mio.
-Elaine, pequeña, pide a la doncella que avise al mozo, quiero un carro dispuesto para irnos de aquí esta misma noche y después vuelve a la habitación con nosotros. No te pares a hablar con nadie ¿entiendes?
Un gruñido escapó de mi garganta antes de girar la esquina y aparecer frente a esos dos carniceros y el párroco que hablaba en nombre de un dios imaginario.
-¿que pasa aquí? -pregunté imperativo
Mis lobunos ojos ahora pardos por el auto control que estaba ejerciendo se hundieron en sus ojos de cuervo, nariz aguileña y pelo cano que desafiaba al señor de la casa.
Alegó que esa mujer era una bruja y que la niña había confesado el delito, que una chiquilla había muerto por su culpa y que la hoguera es lo que merecían.
Trataba de explicarme la fama de la madre y las artes que había utilizado para enamorarme, que era una mujerzuela y que el diablo toma muchas formas.
-¡Fuera! -rugí acercándome al esquelético hombre.
Mi porte imponente lo amedrento y reculo soltando a la niña que corrió a mis brazos mientras este se santiguaba y rezaba por mi alma.
Mi mano se poso en su pequeña cabeza, su respiración era agitada, al borde de un ataque de asma.
-Elaine, no pasa nada, respira.
Mis ojos volvieron a ese individuo que seguido por sus secuaces se resguardaban bajo el manto de dios para cometer sus atrocidades.
-Eso que la niña toma son medicinas, mi medico se las recetó y le aseguro que no pueden matar a nadie y si no me creé ,démelas y con gusto las probaré.
Lo desafié y este no hizo ademan de nada mas allá que de mirar a la niña, sabia que se le había metido entre ceja y ceja que eran brujas y poco de lo que hiciera o dijera cambiaría su empeño.
-No sabe señor Landvik con quien se esta metiendo, soy un honrado parraco de la inquisición -alegó con el fin de amedrentarme -deje que me las lleve y no complicaré su apellido ante los míos.
Ladeé la sonrisa devolviendole el desafió.
-No sabe señor de la sotana con quien se esta metiendo, mas le daré la opción de abandonar por las buenas mi casa o yo mismo lo sacaré de mi hogar por la fuerza.
Busque el porque de sus desgracias lejos de mi morada o le aseguro que todas ellas le sobrevolaran como los cuervos a un cuerpo muerto ¿le queda claro o se lo repito?
Los tres tipos se largaron de allí, pero sabia que esta no iba ni de lejos a ser la ultima vez que me encontrara de frente con ellos.
Corrí hasta la celda, la argolla que sujetaba su cuello fue lo primero que solté de un brusco tirón de mis manos, no medí la fuerza.
Después liberé las cadenas de sus manos acariciando con mis labios los ajenos, tratando de calmar su llanto.
-Lo siento, tenia que haber estado aquí, soy un necio, quería que volaras sola, que no vivieras bajo mi sombra y te he puesto en peligro.
Un hombre ha de cuidar de su mujer y yo me he equivocado.
La alcé en brazos para subirla al dormitorio principal de la casona, el mio.
-Elaine, pequeña, pide a la doncella que avise al mozo, quiero un carro dispuesto para irnos de aquí esta misma noche y después vuelve a la habitación con nosotros. No te pares a hablar con nadie ¿entiendes?
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Damon apareció como un huracán en las mazmorras de aquella casona, podía notar que estaba fuera de si. Los hombres no se interpusieron, pero el párroco plantó batalla alegando que era de la Inquisición. ¿Todavía existía eso? ¿no se había extinguido tres siglos atrás?. Fuera como fuere empezó a soltar una sarta de despropósitos y falsedades sobre ella y Elaine, a lo que Brianna reaccionó negándolo y agitándose más entre las cadenas que la apresaban, pero como era de esperar, Damon no le creyó y lo echó de la villa sin más, dejandole bien claro que si regresaba buscando problemas, encontraría uno muy grande y tendría las perder.
A Brianna no le importaba nada más que su pequeña estuviera bien y cuando vio que empezaba a respirar con dificultad de la tensión y la ansiedad sufridas se angustió todavía más, pero el conde la calmó y la abrazó, y al parecer surtió su efecto. Cuando todos se marcharon Damon la liberó a tirones de las cadenas que la sujetaban, debía ser muy fuerte, quizás una fuerza desmesurada para una persona de su tamaño...pero Brianna no estaba para pensar en ese instante.
La cogió en brazos y le pidió perdón por haberse equivocado, por haberla dejado sola ante el peligro porque un hombre no debía dejar sola a su mujer. Su mujer. Sonaba muy bien pero...en ese momento todavía le sonaban los tortazos, los insultos y los bronquios de Elaine.
Nunca la habían golpeado en toda su vida, su padre jamás las había reprendido así, y en los trabajos que había tenido era tan obediente que no la castigaban por nada. Esos dos puñetazos le habían dolido la vida, no tanto por el labio roto y el pómulo hinchado, que también, sino por la sensación de impotencia, de indefensión y de inutilidad. Se los había llevado son comerlo ni beberlo, y si cualquier hombre podía tumbarla así sin más y cuando quisiera, iba fina. Así no podía defenderse, no podía defender a Elaine de cualquier atropello, y si Damon no hubiera llegado Dios sabe qué podría haber pasado.
La subió en brazos a la habitación, y por unos momentos sintió como le daba el bajón por toda la tensión acumulada. La depositó sobre la cama y mandó a Elaine a buscar a la sirvienta. Iba a protestar, a decirle que no la dejara sola ni un segundo, pero la niña salió corriendo y pudo escuchar a Lucille subiendo la escelera llamándola. Notaba como el pómulo y el labio le palpitaban pero realmente estaba herida en su orgullo. Era una buena persona, era trabajadora y no se metía con nadie, tan sólo trataba de hacer lo correcto y de llevar el negocio pensando en que todos los que estaban implicados en él recibieran un trato justo y digno. Y se lo habían pagado así.
— Damon...lo siento...no lo ví venir...yo...si tú no hubieras aparecido no sé que habría sido de nosotras y... — Había aguantado el tipo todo el tiempo pero no pudo más y se rompió, por pura impotencia, las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.— no he podido hacer nada cuando me cogieron...si algo le pasa a ella...Damon soy una inútil, no quiero sentirme así nunca más...enséñame a defenderme, te lo suplico. Espero no tener que necesitarlo nunca más, pero...después de lo de hoy...
No estaba hecha para luchar, ni para la violencia, pero al menos poder defenderse si la agarraban o la golpeaban para poder huir. Brianna era liviana como la brisa, delicada como una nota musical y sin condiciones físicas para ser una luchadora, pero esa noche le había quedado claro que el mundo era cruel con la gente débil o desvalida, y que sobrevivir no era lo único que debía aprender. Damon la hacía sentir segura, pero era diferente estar segura que ser dependiente. No quería serlo, no lo había sido en los diez años que llevaba siendo pobre, y acababa de descubrir que si quería continuar siéndolo tendría que aprender algunas cosas que nunca hubiera imaginado.
A Brianna no le importaba nada más que su pequeña estuviera bien y cuando vio que empezaba a respirar con dificultad de la tensión y la ansiedad sufridas se angustió todavía más, pero el conde la calmó y la abrazó, y al parecer surtió su efecto. Cuando todos se marcharon Damon la liberó a tirones de las cadenas que la sujetaban, debía ser muy fuerte, quizás una fuerza desmesurada para una persona de su tamaño...pero Brianna no estaba para pensar en ese instante.
La cogió en brazos y le pidió perdón por haberse equivocado, por haberla dejado sola ante el peligro porque un hombre no debía dejar sola a su mujer. Su mujer. Sonaba muy bien pero...en ese momento todavía le sonaban los tortazos, los insultos y los bronquios de Elaine.
Nunca la habían golpeado en toda su vida, su padre jamás las había reprendido así, y en los trabajos que había tenido era tan obediente que no la castigaban por nada. Esos dos puñetazos le habían dolido la vida, no tanto por el labio roto y el pómulo hinchado, que también, sino por la sensación de impotencia, de indefensión y de inutilidad. Se los había llevado son comerlo ni beberlo, y si cualquier hombre podía tumbarla así sin más y cuando quisiera, iba fina. Así no podía defenderse, no podía defender a Elaine de cualquier atropello, y si Damon no hubiera llegado Dios sabe qué podría haber pasado.
La subió en brazos a la habitación, y por unos momentos sintió como le daba el bajón por toda la tensión acumulada. La depositó sobre la cama y mandó a Elaine a buscar a la sirvienta. Iba a protestar, a decirle que no la dejara sola ni un segundo, pero la niña salió corriendo y pudo escuchar a Lucille subiendo la escelera llamándola. Notaba como el pómulo y el labio le palpitaban pero realmente estaba herida en su orgullo. Era una buena persona, era trabajadora y no se metía con nadie, tan sólo trataba de hacer lo correcto y de llevar el negocio pensando en que todos los que estaban implicados en él recibieran un trato justo y digno. Y se lo habían pagado así.
— Damon...lo siento...no lo ví venir...yo...si tú no hubieras aparecido no sé que habría sido de nosotras y... — Había aguantado el tipo todo el tiempo pero no pudo más y se rompió, por pura impotencia, las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.— no he podido hacer nada cuando me cogieron...si algo le pasa a ella...Damon soy una inútil, no quiero sentirme así nunca más...enséñame a defenderme, te lo suplico. Espero no tener que necesitarlo nunca más, pero...después de lo de hoy...
No estaba hecha para luchar, ni para la violencia, pero al menos poder defenderse si la agarraban o la golpeaban para poder huir. Brianna era liviana como la brisa, delicada como una nota musical y sin condiciones físicas para ser una luchadora, pero esa noche le había quedado claro que el mundo era cruel con la gente débil o desvalida, y que sobrevivir no era lo único que debía aprender. Damon la hacía sentir segura, pero era diferente estar segura que ser dependiente. No quería serlo, no lo había sido en los diez años que llevaba siendo pobre, y acababa de descubrir que si quería continuar siéndolo tendría que aprender algunas cosas que nunca hubiera imaginado.
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Tomé la palangana de agua para limpiar con un paño limpio la herida de su labio, no era profunda, ninguna herida revestía la mayor gravedad, aunque estaba seguro que le debían de doler bastante. Aunque se notaba que lo mas herido en ese momento era su propio orgullo.
Impotencia, sentimiento que todos habíamos experimentado en nuestras piel, algo que te carcomía por dentro y entendía que en ese momento Brianna se desesperara derrumbándose frente a mis ojos sin comprender nada.
-No vuelvas a decir que eres una inútil -gruñí limpiando con mis dedos sus mejillas mientras acunaba entre mis manos su rostro -es mundo de hombres y cuando una mujer destaca por cualquier motivo la orca es cuanto le espera.
Dejé escapar el aire entre mis labios de forma pesada, su petición había llegado fuerte y clara “enséñame a luchar”
Esa mujer había luchado toda su vida, ella ya era una guerrera, solo que...no se daba cuenta.
-Llevará tiempo Brianna, no se aprende a luchar en dos días... -aseguré -y esos hombres dudo se rindan tan fácilmente, mas cuando han salido de aquí con el rabo entre las piernas.
Negué acortando la distancia para posar con suavidad mis labios sobre los suyos.
-Se que no nos conocemos cuanto apenas, pero..quiero a tu hija, es una niña alegre, llena de vida y no tiene padre, lo que la convierte como a ti en un blanco fácil.
Deja que le de mi apellido, déjame ayudarte en facilitar su camino...
Hice una pausa buscando en su mirada verdusca una reacción, desconocía el efecto que mis palabras podían causar en ella.
-Brianna, no te estoy regalando nada, no tengo mas descendencia que a Lobbo y no es hijo mio tampoco..algún día quiero tener uno propio y no voy a engañarte sobre eso. No se el destino que nos espera a los dos, somos adultos, con vidas complicadas...pero..deja que facilite la vida de tu hija, no te estoy pidiendo nada a cambio. Bueno..casi nada -agregué casi mascullándolo entre dientes.
Elaine regreso, se notaba que estaba asustada, no la culpaba.
-No va a pasar nada pequeña, ahora cogeremos el carruaje y nos iremos a casa -le aseguré hundiendo en sus ojos mi parda mirada -allí no entrará nadie que pueda hacerte daño ni a ti, ni a tu madre.
Mis ojos volvieron hasta los de Brianna.
-Duplicaré aquí la seguridad, no volverás a estar sola en esta casa sin mi.
La doncella nos avisó de que el carruaje estaba listo, tomé a la pequeña en brazos y aferré la mano de Brianna que se ponía en pie caminando a mi lado.
-Todo se arreglara -le aseguré perdiéndome en sus esmeraldas – te enseñaré lo básico para que puedas defenderte, soltarte al menos y salir corriendo.
Impotencia, sentimiento que todos habíamos experimentado en nuestras piel, algo que te carcomía por dentro y entendía que en ese momento Brianna se desesperara derrumbándose frente a mis ojos sin comprender nada.
-No vuelvas a decir que eres una inútil -gruñí limpiando con mis dedos sus mejillas mientras acunaba entre mis manos su rostro -es mundo de hombres y cuando una mujer destaca por cualquier motivo la orca es cuanto le espera.
Dejé escapar el aire entre mis labios de forma pesada, su petición había llegado fuerte y clara “enséñame a luchar”
Esa mujer había luchado toda su vida, ella ya era una guerrera, solo que...no se daba cuenta.
-Llevará tiempo Brianna, no se aprende a luchar en dos días... -aseguré -y esos hombres dudo se rindan tan fácilmente, mas cuando han salido de aquí con el rabo entre las piernas.
Negué acortando la distancia para posar con suavidad mis labios sobre los suyos.
-Se que no nos conocemos cuanto apenas, pero..quiero a tu hija, es una niña alegre, llena de vida y no tiene padre, lo que la convierte como a ti en un blanco fácil.
Deja que le de mi apellido, déjame ayudarte en facilitar su camino...
Hice una pausa buscando en su mirada verdusca una reacción, desconocía el efecto que mis palabras podían causar en ella.
-Brianna, no te estoy regalando nada, no tengo mas descendencia que a Lobbo y no es hijo mio tampoco..algún día quiero tener uno propio y no voy a engañarte sobre eso. No se el destino que nos espera a los dos, somos adultos, con vidas complicadas...pero..deja que facilite la vida de tu hija, no te estoy pidiendo nada a cambio. Bueno..casi nada -agregué casi mascullándolo entre dientes.
Elaine regreso, se notaba que estaba asustada, no la culpaba.
-No va a pasar nada pequeña, ahora cogeremos el carruaje y nos iremos a casa -le aseguré hundiendo en sus ojos mi parda mirada -allí no entrará nadie que pueda hacerte daño ni a ti, ni a tu madre.
Mis ojos volvieron hasta los de Brianna.
-Duplicaré aquí la seguridad, no volverás a estar sola en esta casa sin mi.
La doncella nos avisó de que el carruaje estaba listo, tomé a la pequeña en brazos y aferré la mano de Brianna que se ponía en pie caminando a mi lado.
-Todo se arreglara -le aseguré perdiéndome en sus esmeraldas – te enseñaré lo básico para que puedas defenderte, soltarte al menos y salir corriendo.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Salieron de los viñedos poco después, Elaine se abrazó a la cintura de su madre, que realizó todo el trayecto mirando por la ventana sumida en sus pensamientos, acariciando automáticamente la cabeza de la pequeña. Llegaron a la mansión Landvik y Mildred se encargó de prepararle a la niña un baño caliente y la cena, las últimas 24 horas habían sido muy duras.
Brianna se reunió con Damon en el despacho antes de hacer como la niña, meterse en la bañera y descansar un poco. Sus palabras la habían removido mucho. Quería darle una buena vida a Elaine, ese gesto era sencillamente amor. Se llevó los dedos al labio, palpando la hinchazón y suspirando.
— [color=#e272e8]Damon... tu ofrecimiento ha sido lo más bonito que alguien ha querido hacer por nosotras en todos estos años... pero no puedo aceptarlo. El bienestar de Elaine pasa por ser anónima, porque nadie la envidie ni la quiera liquidar. Es la hija del barón D'Entourage, y su apellido noble lejos de protegerla le supondría un problema. Si tuvieras descendencia, ella sería solamente un escollo más a quitar del medio. Y si no la tienes, con más razón los que hereden querrán liquidarla. Sería un orgullo para ella tener tu apellido y considerarte como un padre, eres lo más parecido que ha tenido nunca... pero es peligroso, la coloca en la primera fila de objetivos a batir.[/color].— Suspiró de nuevo mientras se sentaba, porque las piernas le flaqueaban.— [color=#e272e8]Y si algun dia tienes una esposa con sus propios hijos...no le gustará tener a Elaine en la familia.[/color]
Esa era la cruda realidad, que si Damon finalmente encontraba otra pareja que no tuviera nada que ver con ellas, la querría fuera de la ecuación, eso era natural y cualquier mujer en su lugar haría igual, asegurarse que sus hijos fueran los primeros. Cualquier mujer menos Brianna. Ella no ambicionaba fortunas ni estatus, acogería a Lobbo como un hijo propio y jamás le arrebataría lo que era suyo por derecho, es más, se alegraría por sus logors y triunfos.
Elevó los ojos para mirarlo, había unas palabras que no se atrevía a pronunciar, no estaba segura de qué impacto tendrían, no sabía si quería averiguar lo que había tras ellas, pero finalmente decidió hacerlo.
—[color=#e272e8] Antes... dijiste que un hombre debe proteger a su mujer... ¿soy tan importante para ti? no me había atrevido ni a soñarlo...y si dices que si, creo que me desmayaré de la impresión.[/color]
Se había dado cuenta de que estaba cayendo en picado en los brazos del lobo; quería mantener la distancia, tomárselo con calma, pensar y evaluar las cosas...pero sin saber cómo se encontraba en ese instante deseando besarlo aunque el labio le latía, abrazarlo y sentir su cuerpo cerca. Se estaba enamorando de cada detalle, de cada sonrisa, de cada estallido de carácter que mostraba él, y no había vuelta atrás. Cada día que pasaba, su ausencia dolía más, cada momento compartido llenaba su vida de una luz que creía perdida.
Brianna se reunió con Damon en el despacho antes de hacer como la niña, meterse en la bañera y descansar un poco. Sus palabras la habían removido mucho. Quería darle una buena vida a Elaine, ese gesto era sencillamente amor. Se llevó los dedos al labio, palpando la hinchazón y suspirando.
— [color=#e272e8]Damon... tu ofrecimiento ha sido lo más bonito que alguien ha querido hacer por nosotras en todos estos años... pero no puedo aceptarlo. El bienestar de Elaine pasa por ser anónima, porque nadie la envidie ni la quiera liquidar. Es la hija del barón D'Entourage, y su apellido noble lejos de protegerla le supondría un problema. Si tuvieras descendencia, ella sería solamente un escollo más a quitar del medio. Y si no la tienes, con más razón los que hereden querrán liquidarla. Sería un orgullo para ella tener tu apellido y considerarte como un padre, eres lo más parecido que ha tenido nunca... pero es peligroso, la coloca en la primera fila de objetivos a batir.[/color].— Suspiró de nuevo mientras se sentaba, porque las piernas le flaqueaban.— [color=#e272e8]Y si algun dia tienes una esposa con sus propios hijos...no le gustará tener a Elaine en la familia.[/color]
Esa era la cruda realidad, que si Damon finalmente encontraba otra pareja que no tuviera nada que ver con ellas, la querría fuera de la ecuación, eso era natural y cualquier mujer en su lugar haría igual, asegurarse que sus hijos fueran los primeros. Cualquier mujer menos Brianna. Ella no ambicionaba fortunas ni estatus, acogería a Lobbo como un hijo propio y jamás le arrebataría lo que era suyo por derecho, es más, se alegraría por sus logors y triunfos.
Elevó los ojos para mirarlo, había unas palabras que no se atrevía a pronunciar, no estaba segura de qué impacto tendrían, no sabía si quería averiguar lo que había tras ellas, pero finalmente decidió hacerlo.
—[color=#e272e8] Antes... dijiste que un hombre debe proteger a su mujer... ¿soy tan importante para ti? no me había atrevido ni a soñarlo...y si dices que si, creo que me desmayaré de la impresión.[/color]
Se había dado cuenta de que estaba cayendo en picado en los brazos del lobo; quería mantener la distancia, tomárselo con calma, pensar y evaluar las cosas...pero sin saber cómo se encontraba en ese instante deseando besarlo aunque el labio le latía, abrazarlo y sentir su cuerpo cerca. Se estaba enamorando de cada detalle, de cada sonrisa, de cada estallido de carácter que mostraba él, y no había vuelta atrás. Cada día que pasaba, su ausencia dolía más, cada momento compartido llenaba su vida de una luz que creía perdida.
Última edición por Brianna de Montreil el Sáb Jul 01, 2017 8:16 pm, editado 3 veces
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Brianna entro en el despacho, su rostro magullado me hablaba del sufrimiento no solo que habia pasado en las ultimas horas, si no el que había soportado en toda su vida.
Dejé escapar el aire poniéndome en pie, deje que se acercara, mis ojos se perdieron en sus dos faros que hoy no brillaban.
Sabia que tenia una respuesta a mi petición y algo me decía que era un no.
La dejé hablar sin interrumpirla ni una sola vez, entendía a la perfección lo que me decía, parte de sus palabras eran ciertas, pero no tanto como ella creía.
-Brianna, no te lo he ofrecido como mi buena obra del día, ya te he dicho que para eso, colaboro con el orfanato. Mi intención no era ser considerado con vosotras y ayudaros, eso ya lo estoy haciendo sin necesidad de dar mi apellido a tu pequeña.
Quiero que forméis parte de mi vida, cuando hablé de que he de cuidar a mi mujer, no lo he hecho siendo consciente de mis propias palabras, pero aunque entiendo, respeto tus tiempos, supongo sabes que es una realidad que he dejado de frecuentar a otras mujeres, para mi este “intento” es serio, quiero que lo nuestro funcione.
Dejé escapar el aire de forma pesada, había muchas cosas que ella no conocía de mi, no podía precipitarme, tampoco hacer que ella se precipitara, tenia que entender sus miedos, los dos veniamos de relaciones frustradas, complicadas, pero..
Acorté la distancia, mi mano se perdió en su nuca, atrayendola despacio mis palabras sonaron como un susurro que murió en sus labios.
-Te quiero
No creo que necesitara mas, dos palabras que decían todo y que nunca antes había pronunciado. Cerré los ojos lentamente mis labios se apoyaron en los ajenos, un beso húmedo que se trasformó en fuego ,gruñí contra su piel necesitado de un contacto que hacia demasiado no habíamos vuelto a tener.
-Hay algo mas Brianna, no soy lo que ves.
Me separe con los ojos oscurecidos por el deseo ¿era el momento de ser sincero? Quizás no, pero esto nos estaba llevando a un punto complicado y una relación basada en mentiras no me llevaría a ningún lado.
-Después de esto vas a tener que pensarlo quizás salgas corriendo, pero, no voy a seguir ocultándote la verdad por mas tiempo.
Enredé mis dedos en los de Brianna, tiré de ella hacia las mazmorras, podía ver su cara de angustia, como si imaginara que era un torturador o un sadomasoquista.
Nos detuvimos frente a las pertrechadas celdas llenas de grilletes, muros plagados de zarpazos, sus oso me buscaron sin entender nada delo que esperaba entendiera.
Tomé aire, no sabia por donde empezar, como una bestia me moví por le lugar.
-Sobre Lobbo, él tiene su propia herencia, su propio apellido, lo criaré como un hijo, pero no dejo de ser su tío y algún día su obligación no estará con los míos, si no con aquellos que dejo su padre en los bosques nórdicos.
Tendrá que ir a reclamar aquello que es suyo, mientras yo cuidaré de sus intereses.
Si muero sin descendencia, por supuesto sera mi heredero, pero si tengo un hijo, él sera el dueño de mi legado...
Dejé escapar el aire poniéndome en pie, deje que se acercara, mis ojos se perdieron en sus dos faros que hoy no brillaban.
Sabia que tenia una respuesta a mi petición y algo me decía que era un no.
La dejé hablar sin interrumpirla ni una sola vez, entendía a la perfección lo que me decía, parte de sus palabras eran ciertas, pero no tanto como ella creía.
-Brianna, no te lo he ofrecido como mi buena obra del día, ya te he dicho que para eso, colaboro con el orfanato. Mi intención no era ser considerado con vosotras y ayudaros, eso ya lo estoy haciendo sin necesidad de dar mi apellido a tu pequeña.
Quiero que forméis parte de mi vida, cuando hablé de que he de cuidar a mi mujer, no lo he hecho siendo consciente de mis propias palabras, pero aunque entiendo, respeto tus tiempos, supongo sabes que es una realidad que he dejado de frecuentar a otras mujeres, para mi este “intento” es serio, quiero que lo nuestro funcione.
Dejé escapar el aire de forma pesada, había muchas cosas que ella no conocía de mi, no podía precipitarme, tampoco hacer que ella se precipitara, tenia que entender sus miedos, los dos veniamos de relaciones frustradas, complicadas, pero..
Acorté la distancia, mi mano se perdió en su nuca, atrayendola despacio mis palabras sonaron como un susurro que murió en sus labios.
-Te quiero
No creo que necesitara mas, dos palabras que decían todo y que nunca antes había pronunciado. Cerré los ojos lentamente mis labios se apoyaron en los ajenos, un beso húmedo que se trasformó en fuego ,gruñí contra su piel necesitado de un contacto que hacia demasiado no habíamos vuelto a tener.
-Hay algo mas Brianna, no soy lo que ves.
Me separe con los ojos oscurecidos por el deseo ¿era el momento de ser sincero? Quizás no, pero esto nos estaba llevando a un punto complicado y una relación basada en mentiras no me llevaría a ningún lado.
-Después de esto vas a tener que pensarlo quizás salgas corriendo, pero, no voy a seguir ocultándote la verdad por mas tiempo.
Enredé mis dedos en los de Brianna, tiré de ella hacia las mazmorras, podía ver su cara de angustia, como si imaginara que era un torturador o un sadomasoquista.
Nos detuvimos frente a las pertrechadas celdas llenas de grilletes, muros plagados de zarpazos, sus oso me buscaron sin entender nada delo que esperaba entendiera.
Tomé aire, no sabia por donde empezar, como una bestia me moví por le lugar.
-Sobre Lobbo, él tiene su propia herencia, su propio apellido, lo criaré como un hijo, pero no dejo de ser su tío y algún día su obligación no estará con los míos, si no con aquellos que dejo su padre en los bosques nórdicos.
Tendrá que ir a reclamar aquello que es suyo, mientras yo cuidaré de sus intereses.
Si muero sin descendencia, por supuesto sera mi heredero, pero si tengo un hijo, él sera el dueño de mi legado...
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: El rastrillo y la pala (Privado)(+18)
Damon le había dicho las palabras mágicas que solían ser el punto de inflexión: "te quiero". ¿Cómo era posible que la quisiera? se conocían poco, aunque ciertamente estaban muy a gusto juntos. También para ella era un intento serio. Había pocas personas en el mundo más serias y menos superficiales que Brianna, la eterna sensata, la sempiterna responsable que nunca había roto un plato. Si buscara a alguien que no supiera divertirse, que viviera siendo todo lo contrario a una despreocupada...entonces daría con ella porque encarnaba ese prototipo.
El alma spulcro, que guardaba en su interior todos los secretos para que no le hicieran daño... se había abierto a Damon y aunque había notado cómo un rayito de luz inundaba su corazón al hacerlo, todo se venía abajo con la siguiente frase: "no soy lo que ves".
Sin entenderlo, lo siguió hasta las mazmorras temiéndose lo peor: que fuera algun tipo de sádico, o un sicario torturador, un agente encubierto de algun gremio de asesinos... pero lo que no esperaba es que las paredes estuvieran llenas de zarpazos. ¿Encerraban osos allí? torturaban así a la gente? su cabeza daba mil vueltas tratando de comprender qué eran esos grilletes colgados de las paredes y la estampa extraña de ese calabozo. Damon siguió divagando sobre Lobbo, sobre su herencia... alto. Un momento. Lobbo. Lobo!! aquello tenía que ver con...¿lobos? eso era una locura. Los licántropos eran una leyenda, un cuento que les contaban a los niños para asustarlos...pero también las brujas salían en los cuentos y ella había conocido a un brujo que le curó los pulmones a Elaine en una de sus crisis, recitando unas palabras extrañas.
Se agarró a los barrotes paseando la mirada por la celda, escuchando a Damon hablar con cierto deje derrotado al hacerlo, como si pensara que al contarle lo que era ella fuera a salir gritando. Wow. Lobos. Le daba miedo hasta preguntarlo. ¿Existían? eran como en las historias? ¿estaban en peligro? jamás se había sentido más segura que a su lado, pero aquello era todo muy confuso. Le había dicho que la quería, que quería una oportunidad con ella, que quería proteger a Elaine dandole su apellido...era un hombre maravilloso y ahora le decía que no era lo que veía. Se giró despacio hacia él, tratando de reordenar la marabunta de locuras que acudían a su cabeza y que le daban ganas de gritar. Le tembló el labio inferior al hablar.
— Damon... cuéntamelo. ¿Qué eres? ¿qué son esas marcas en la pared? suena a locura y no sé si ni siquiera preguntarlo a riesgo de parecer chalada pero... ¿eres un hombre lobo? ¿un oso?
El alma spulcro, que guardaba en su interior todos los secretos para que no le hicieran daño... se había abierto a Damon y aunque había notado cómo un rayito de luz inundaba su corazón al hacerlo, todo se venía abajo con la siguiente frase: "no soy lo que ves".
Sin entenderlo, lo siguió hasta las mazmorras temiéndose lo peor: que fuera algun tipo de sádico, o un sicario torturador, un agente encubierto de algun gremio de asesinos... pero lo que no esperaba es que las paredes estuvieran llenas de zarpazos. ¿Encerraban osos allí? torturaban así a la gente? su cabeza daba mil vueltas tratando de comprender qué eran esos grilletes colgados de las paredes y la estampa extraña de ese calabozo. Damon siguió divagando sobre Lobbo, sobre su herencia... alto. Un momento. Lobbo. Lobo!! aquello tenía que ver con...¿lobos? eso era una locura. Los licántropos eran una leyenda, un cuento que les contaban a los niños para asustarlos...pero también las brujas salían en los cuentos y ella había conocido a un brujo que le curó los pulmones a Elaine en una de sus crisis, recitando unas palabras extrañas.
Se agarró a los barrotes paseando la mirada por la celda, escuchando a Damon hablar con cierto deje derrotado al hacerlo, como si pensara que al contarle lo que era ella fuera a salir gritando. Wow. Lobos. Le daba miedo hasta preguntarlo. ¿Existían? eran como en las historias? ¿estaban en peligro? jamás se había sentido más segura que a su lado, pero aquello era todo muy confuso. Le había dicho que la quería, que quería una oportunidad con ella, que quería proteger a Elaine dandole su apellido...era un hombre maravilloso y ahora le decía que no era lo que veía. Se giró despacio hacia él, tratando de reordenar la marabunta de locuras que acudían a su cabeza y que le daban ganas de gritar. Le tembló el labio inferior al hablar.
— Damon... cuéntamelo. ¿Qué eres? ¿qué son esas marcas en la pared? suena a locura y no sé si ni siquiera preguntarlo a riesgo de parecer chalada pero... ¿eres un hombre lobo? ¿un oso?
Brianna de Montreil- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 10/04/2016
Localización : al lado del hombre al que ama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 4 de 9. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
Temas similares
» Rastrillo y Cortadete (Private)
» Nothing as It Seems | Privado
» Nothing and everything --> Privado
» Ego {Privado}
» Beyond The Sea ~ Privado
» Nothing as It Seems | Privado
» Nothing and everything --> Privado
» Ego {Privado}
» Beyond The Sea ~ Privado
Página 4 de 9.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour