AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
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Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Recuerdo del primer mensaje :
Si hubiera sido humano, no habría podido dormir durante esos dos días que los separaban, porque la intriga se lo carcomía como un gusano carnívoro que le caminaba por las entrañas, dos cosas importantes pasarían esa noche, la primera, Soren le mostraría su casa a Anuar por vez primera y la segunda, Anuar le revelaría una gran verdad a las 12 de la noche.
Su mano había temblado mientras la cocinera de la cafetería de la Universidad con quien entablaba cortas conversaciones de vez en cuando en sus ratos libres en el campus, le dictaba la receta del pastel de vainilla, una noche antes. La mujer por supuesto le había preguntado el inusual motivo por el cual, preguntaba algo así un profesor como él, pero Soren tuvo que decir torpemente, que le gustaba cocinar en sus ratos libres y que quería aprender a hacer postres. La mujer había reído a sus espaldas cuando él se había ído y con el buen oído con el cual había sido bendecido gracias a su sangre vampirica, había escuchado como la mujer cuchicheaba con la camarera que él profesor Soren era sin duda alguna le hombre más raro de todo Francia.
Con el rostro colorado había comprado los ingredientes, nervioso y asustado por lo que pudiese decirle Anuar, ahora más que nunca tenía que hacer un excelente pastel de vainilla o quizás empeoraría aún más las cosas. Se quedó mirándo el desalentador panorama de lo que era la sala de su casa. Desordenada como siempre, más bien caótica y sin estilo. Los días en que Gerard había estado viviendo, el chico se había ofrecido a limpiar un poco, pero habían pasado semanas desde eso y ahora yacía tan desordenada como siempre. ¿Que impresión se llevaría Anuar cuando viera el sucio agujero en el que vivía? No era una casa elegante y aunque los profesores no ganaran como los políticos, todo el mundo sabía que todos los profesores de la Universidad vivían en barrios de Clase Alta, pero no Soren.
El no necesitaba tales lujos. Para empezar ni siquiera era un ser humano ¿Entonces para que?... bueno por primera vez se encontraba con una respuesta para esa pregunta: Para Anuar. Ahora quería tener una casa más bonita para que Anuar se sintiera cómodo y a gusto en ella. Con los ingredientes sobre la mesa de madera de la cocina, Soren leyó una y otra vez la complicada receta del pastel, apenas si eran las 6 y 15 minutos, había tomado la precaución de comprar los ingredientes y averiguar el proceso el día anterior para tener tiempo antes de que Anuar llegara a la tienda.
- 300 grs de mantequilla de vaca
- 750 grs de azúcar.
- 3 tazas de leche.
- 9 huevos
- 1 cucharadita de vainilla
- 1 cucharadita de ralladura de limón
750 grs. de harina de trigo.
-¡Muy bien! ¡Soren no hay nada imposible! - Exclamó para si mismo y comenzó a seguir paso a paso los pasos de la compleja receta, asegurandose de no saltarse ninguno y midiendo las cantidades con precisión. Sus manos torpes regaron en varias ocasiones la harina en la mesa, quebraron un par de huevos sin querer y se untaron de mantequilla y azucar.
Al cabo de una hora y media, una plasta de color amarilloso con un fuerte olor dulzón se encontraba sobre la mesa de madera. Se llevó las manos al cabello con frustración, se veía horrible y eso que era mejor que los dos intentos anteriores, el tiempo se había acabado, ya no podría ir a comprar una torta hecha por un profesional en la pastelería, no alcanzaría, Anuar llegaría a las 9 a la tienda y debía ir por él ¡Y no había terminado de organizar la sala! No había barrido por debajo del sofá ni había quitado todos sus cuadros desperdigados por aquí y por allá por la sala junto a libros y pergaminos viejos.
- Maldición – Murmuró mientras corría por las calles en dirección a la tienda, todo era un desastre, él era un desastre.
Si hubiera sido humano, no habría podido dormir durante esos dos días que los separaban, porque la intriga se lo carcomía como un gusano carnívoro que le caminaba por las entrañas, dos cosas importantes pasarían esa noche, la primera, Soren le mostraría su casa a Anuar por vez primera y la segunda, Anuar le revelaría una gran verdad a las 12 de la noche.
Su mano había temblado mientras la cocinera de la cafetería de la Universidad con quien entablaba cortas conversaciones de vez en cuando en sus ratos libres en el campus, le dictaba la receta del pastel de vainilla, una noche antes. La mujer por supuesto le había preguntado el inusual motivo por el cual, preguntaba algo así un profesor como él, pero Soren tuvo que decir torpemente, que le gustaba cocinar en sus ratos libres y que quería aprender a hacer postres. La mujer había reído a sus espaldas cuando él se había ído y con el buen oído con el cual había sido bendecido gracias a su sangre vampirica, había escuchado como la mujer cuchicheaba con la camarera que él profesor Soren era sin duda alguna le hombre más raro de todo Francia.
Con el rostro colorado había comprado los ingredientes, nervioso y asustado por lo que pudiese decirle Anuar, ahora más que nunca tenía que hacer un excelente pastel de vainilla o quizás empeoraría aún más las cosas. Se quedó mirándo el desalentador panorama de lo que era la sala de su casa. Desordenada como siempre, más bien caótica y sin estilo. Los días en que Gerard había estado viviendo, el chico se había ofrecido a limpiar un poco, pero habían pasado semanas desde eso y ahora yacía tan desordenada como siempre. ¿Que impresión se llevaría Anuar cuando viera el sucio agujero en el que vivía? No era una casa elegante y aunque los profesores no ganaran como los políticos, todo el mundo sabía que todos los profesores de la Universidad vivían en barrios de Clase Alta, pero no Soren.
El no necesitaba tales lujos. Para empezar ni siquiera era un ser humano ¿Entonces para que?... bueno por primera vez se encontraba con una respuesta para esa pregunta: Para Anuar. Ahora quería tener una casa más bonita para que Anuar se sintiera cómodo y a gusto en ella. Con los ingredientes sobre la mesa de madera de la cocina, Soren leyó una y otra vez la complicada receta del pastel, apenas si eran las 6 y 15 minutos, había tomado la precaución de comprar los ingredientes y averiguar el proceso el día anterior para tener tiempo antes de que Anuar llegara a la tienda.
- 300 grs de mantequilla de vaca
- 750 grs de azúcar.
- 3 tazas de leche.
- 9 huevos
- 1 cucharadita de vainilla
- 1 cucharadita de ralladura de limón
750 grs. de harina de trigo.
-¡Muy bien! ¡Soren no hay nada imposible! - Exclamó para si mismo y comenzó a seguir paso a paso los pasos de la compleja receta, asegurandose de no saltarse ninguno y midiendo las cantidades con precisión. Sus manos torpes regaron en varias ocasiones la harina en la mesa, quebraron un par de huevos sin querer y se untaron de mantequilla y azucar.
Al cabo de una hora y media, una plasta de color amarilloso con un fuerte olor dulzón se encontraba sobre la mesa de madera. Se llevó las manos al cabello con frustración, se veía horrible y eso que era mejor que los dos intentos anteriores, el tiempo se había acabado, ya no podría ir a comprar una torta hecha por un profesional en la pastelería, no alcanzaría, Anuar llegaría a las 9 a la tienda y debía ir por él ¡Y no había terminado de organizar la sala! No había barrido por debajo del sofá ni había quitado todos sus cuadros desperdigados por aquí y por allá por la sala junto a libros y pergaminos viejos.
- Maldición – Murmuró mientras corría por las calles en dirección a la tienda, todo era un desastre, él era un desastre.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Sáb Ene 15, 2011 6:22 pm, editado 3 veces
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
(( que post TAN bonito el anterior, ame todas las metaforas que usaste! *-* ))
No estaba muy seguro de que era lo que agradecía, eran muchas cosas al mismo tiempo, agradecía el que le permitiera beber de él por cuenta propia, agradecía el sólo hecho de que estuviese allí en esa cama a su lado y que no hubiera escapado meses atrás conforme iba conociéndolo mejor. Otra persona se habría cansado de su torpeza y de su lentitud para entender las cosas que para muchos eran obvias. Soren se encogió de hombros, contento de encontrar esa expresión placentera en el rostro del humano, puesto que, había esperado que el mordisco le doliera, pero tal parecía que el chico se había acostumbrado perfectamente a todo aquello.
-Supongo que estoy agradecido de que sigas aquí – Comentó llenándolo de besos por la mejilla hasta la oreja – No escapaste de mi cuando tuviste oportunidad – Agregó recordando como la mayoría de chicas en las que se había interesado cuando era joven, terminaban enamorándose de su hermano Casper.
-Entonces... ¿Estás listo para continuar? - Le preguntó y su voz fue segura, el vampiro tenía muy claro que cumpliría los deseos de su amante. Renunciaría al sabor de esa sangre para siempre, no le importaba el precio que debía pagar a cambio de hacerle feliz. Porque esa era la verdadera esencia del amor ¿no? Encontrar la felicidad de uno en la construcción de la felicidad del otro y él estaba seguro de que, hacer feliz Anuar era lo que más añoraba en esos momentos.
- Pero antes respondeme una pregunta – Increpó recostándose de nuevo a un lado del chico, quedando de medio lado sobre su costado derecho - ¿Porque esta noche? Hace un rato dijiste que hoy era el día perfecto ¿Que tiene de especial? -
No estaba muy seguro de que era lo que agradecía, eran muchas cosas al mismo tiempo, agradecía el que le permitiera beber de él por cuenta propia, agradecía el sólo hecho de que estuviese allí en esa cama a su lado y que no hubiera escapado meses atrás conforme iba conociéndolo mejor. Otra persona se habría cansado de su torpeza y de su lentitud para entender las cosas que para muchos eran obvias. Soren se encogió de hombros, contento de encontrar esa expresión placentera en el rostro del humano, puesto que, había esperado que el mordisco le doliera, pero tal parecía que el chico se había acostumbrado perfectamente a todo aquello.
-Supongo que estoy agradecido de que sigas aquí – Comentó llenándolo de besos por la mejilla hasta la oreja – No escapaste de mi cuando tuviste oportunidad – Agregó recordando como la mayoría de chicas en las que se había interesado cuando era joven, terminaban enamorándose de su hermano Casper.
-Entonces... ¿Estás listo para continuar? - Le preguntó y su voz fue segura, el vampiro tenía muy claro que cumpliría los deseos de su amante. Renunciaría al sabor de esa sangre para siempre, no le importaba el precio que debía pagar a cambio de hacerle feliz. Porque esa era la verdadera esencia del amor ¿no? Encontrar la felicidad de uno en la construcción de la felicidad del otro y él estaba seguro de que, hacer feliz Anuar era lo que más añoraba en esos momentos.
- Pero antes respondeme una pregunta – Increpó recostándose de nuevo a un lado del chico, quedando de medio lado sobre su costado derecho - ¿Porque esta noche? Hace un rato dijiste que hoy era el día perfecto ¿Que tiene de especial? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
{Ü}
Cerro los parpados dejándole ser –no lo se…yo quiero…pero es algo egoísta- murmuro apoyándose sobre su costado para poder verle con claridad aunque cada imagen parecía estar repleta de virutas luminosas que habían escapado de algun profundo estallido en su interior. Acaricio su mejilla observándole con una imperceptible sonrisa que mas alla del cuerpo embargaba su alma -¿quieres continuar?...independientemente de lo que te estoy pidiendo…¿estas dispuesto a no embriagarte otra vez con mi sangre? Si me dices que no lo comprenderé, si me dices que no podemos olvidarlo- asevero atrapando los labios ajenos en un fugaz beso.
-te dije que te diría después de medio noche, no estoy seguro si falta poco para que eso ocurra o si por el contrario a sucedido ya, pero ayer o hoy…según sea el caso, fue mi cumpleaños- susurro a su oído como si fuese un secreto que solo el debía saber, escondió su rostro contra su cuello dejando que sus labios cantaran en una rápida risilla ahogada –veintidós por si te lo preguntabas…uno menos que tu aspecto- asevero bajando la mirada, se sentó sobre la cama tomando el pañuelo y observando lo dos hoyuelos que exponía su pierna aunque debía girar la pierna para verlos de reojo, dos puntos rojos de los cuales parecía saldrían dos ríos de sangre en cualquier estante, los cubrió nuevamente con el trozo de tela observando al vampiro.
-pero me has dado ya todo lo que podia desear, mi regalo mas grande es tenerte- sonrio de medio lado apretando con sus manos el pañuelo sobre aquellas incisiones en su piel y de aquella forma logro al final despojarse de sus pantalones y ropa interior asi como de sus zapatos y calcetas y la camisa que aun colgaba de sus brazos porque no importaba si decidían desistir en aquel instante no planeaba quedarse pegajoso el resto de la noche, podia inclusive llegar algun animalejo y llamar a sus amigos, negó, que cosas estaba pensando.
Cerro los parpados dejándole ser –no lo se…yo quiero…pero es algo egoísta- murmuro apoyándose sobre su costado para poder verle con claridad aunque cada imagen parecía estar repleta de virutas luminosas que habían escapado de algun profundo estallido en su interior. Acaricio su mejilla observándole con una imperceptible sonrisa que mas alla del cuerpo embargaba su alma -¿quieres continuar?...independientemente de lo que te estoy pidiendo…¿estas dispuesto a no embriagarte otra vez con mi sangre? Si me dices que no lo comprenderé, si me dices que no podemos olvidarlo- asevero atrapando los labios ajenos en un fugaz beso.
-te dije que te diría después de medio noche, no estoy seguro si falta poco para que eso ocurra o si por el contrario a sucedido ya, pero ayer o hoy…según sea el caso, fue mi cumpleaños- susurro a su oído como si fuese un secreto que solo el debía saber, escondió su rostro contra su cuello dejando que sus labios cantaran en una rápida risilla ahogada –veintidós por si te lo preguntabas…uno menos que tu aspecto- asevero bajando la mirada, se sentó sobre la cama tomando el pañuelo y observando lo dos hoyuelos que exponía su pierna aunque debía girar la pierna para verlos de reojo, dos puntos rojos de los cuales parecía saldrían dos ríos de sangre en cualquier estante, los cubrió nuevamente con el trozo de tela observando al vampiro.
-pero me has dado ya todo lo que podia desear, mi regalo mas grande es tenerte- sonrio de medio lado apretando con sus manos el pañuelo sobre aquellas incisiones en su piel y de aquella forma logro al final despojarse de sus pantalones y ropa interior asi como de sus zapatos y calcetas y la camisa que aun colgaba de sus brazos porque no importaba si decidían desistir en aquel instante no planeaba quedarse pegajoso el resto de la noche, podia inclusive llegar algun animalejo y llamar a sus amigos, negó, que cosas estaba pensando.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
-¿Egoista? - Preguntó arqueando las cejas con la sorpresa, sonrió con la ironía. Mientras él se preocupaba por Anuar y pensaba en que era egosita, Anuar hacía lo mismo pero desde su punto de vista. - Ambos somos egoístas ¿pero sabes algo? Leí en un libro que 'el amor era el encuentro de dos egoismos'... o algo así – Comentó, tenía que aceptar que deseaba poseerlo, tenía la libido a flor de piel y tan sólo verle allí desnudo y completamente a su disposición era necesario para encenderlo todo por dentro.
-Pues...si – Respondió a la pregunta – La verdad es que... desde antes de morderte me hice a la idea, cuando me lo pediste, simplemente lo acepté y ya – Explicó con un largo suspiro – Además... tampoco es que bebiera de ti todos los días – Bromeó y recordó todas las veces en las que se había controlado para no terminar mordiéndolo, aún inclusive aquella noche en la cabaña cuando había necesitado desesperadamente la sangre para recuperarse del impacto de la bala, aún así se había negado a beber.
Viéndolo así, habría aprovechado y habría bebido más. Pero bueno, lo hecho, hecho estaba y ya no podía regresar al pasado para cambiar las cosas. Lo importante era que aquello era un paso significativo para los seres humanos y suponía para una relación entre dos hombres. Nunca había leído en libros sobre historias amorosas y mucho menos encuentros sexuales entre hombres, pero suponía que era parte del ritual.
-¡¿QUE?! - Exclamó casi en un grito y se incorporó rápidamente hasta quedar sentado en la cama - ¿Es en serio? ¿Es tu cumpleaños? - Entonces finalmente el dichoso pastel tuvo sentido y Soren se sonrojó intensamente llevándose una mano a la cara avergonzado, no lo había captado desde un principio, que idiota era, de haber sabido que era una fecha tan especial, habría comprado un vino. ¡Ni siquiera tenía un regalo para darle! - Tonto...-
Iba a reclamarle él porque no le había dicho lo de su aniversario, cuando la cosa más dulce que jamás alguien le había dicho en toda su vida, salió de los labios de Anuar. Se volvería diabetico de haber estado vivo, pensó en esos momentos de vacilación y segundos después abrazó al chico aprisionándolo contra su cuerpo, los rastros de la miel se sintieron pegajosos en su pecho y eso pareció hacerle recordar todo lo que había hecho momentos atrás.
Soren ¿De donde has sacado tanto valor?
No pudo dar respuesta a esa pregunta, pero si tenía respuestas a muchas otras que antes parecían imposibles de resolver. - Renunciaré al sabor de tu sangre y a todo lo que produce, no me importa a lo que sepas después, no planeo ir por ahí bebiendo de ti irresponsablemente, tu no eres una cena... - Dictaminó con voz solemne – Digamos que eres como un postre o un pastelito, de esos placeres que uno se permite sólo de vez en cuando – Agregó pensando que describirlo de esa manera sonaba mejor a decir que era simplemente como una droga a la cual era adicto.
(( que largo me salio y no hizo nada el menso de Soren *zapea a Soren* ))
-Pues...si – Respondió a la pregunta – La verdad es que... desde antes de morderte me hice a la idea, cuando me lo pediste, simplemente lo acepté y ya – Explicó con un largo suspiro – Además... tampoco es que bebiera de ti todos los días – Bromeó y recordó todas las veces en las que se había controlado para no terminar mordiéndolo, aún inclusive aquella noche en la cabaña cuando había necesitado desesperadamente la sangre para recuperarse del impacto de la bala, aún así se había negado a beber.
Viéndolo así, habría aprovechado y habría bebido más. Pero bueno, lo hecho, hecho estaba y ya no podía regresar al pasado para cambiar las cosas. Lo importante era que aquello era un paso significativo para los seres humanos y suponía para una relación entre dos hombres. Nunca había leído en libros sobre historias amorosas y mucho menos encuentros sexuales entre hombres, pero suponía que era parte del ritual.
-¡¿QUE?! - Exclamó casi en un grito y se incorporó rápidamente hasta quedar sentado en la cama - ¿Es en serio? ¿Es tu cumpleaños? - Entonces finalmente el dichoso pastel tuvo sentido y Soren se sonrojó intensamente llevándose una mano a la cara avergonzado, no lo había captado desde un principio, que idiota era, de haber sabido que era una fecha tan especial, habría comprado un vino. ¡Ni siquiera tenía un regalo para darle! - Tonto...-
Iba a reclamarle él porque no le había dicho lo de su aniversario, cuando la cosa más dulce que jamás alguien le había dicho en toda su vida, salió de los labios de Anuar. Se volvería diabetico de haber estado vivo, pensó en esos momentos de vacilación y segundos después abrazó al chico aprisionándolo contra su cuerpo, los rastros de la miel se sintieron pegajosos en su pecho y eso pareció hacerle recordar todo lo que había hecho momentos atrás.
Soren ¿De donde has sacado tanto valor?
No pudo dar respuesta a esa pregunta, pero si tenía respuestas a muchas otras que antes parecían imposibles de resolver. - Renunciaré al sabor de tu sangre y a todo lo que produce, no me importa a lo que sepas después, no planeo ir por ahí bebiendo de ti irresponsablemente, tu no eres una cena... - Dictaminó con voz solemne – Digamos que eres como un postre o un pastelito, de esos placeres que uno se permite sólo de vez en cuando – Agregó pensando que describirlo de esa manera sonaba mejor a decir que era simplemente como una droga a la cual era adicto.
(( que largo me salio y no hizo nada el menso de Soren *zapea a Soren* ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Rio por lo bajo negando –tu lees muchos libros- aseguro tranquilamente porque habia perdido la cuenta ya de cuantas veces le habia dicho que habia leído tal o cual cosa en un libro, que las cenas románticas eran de cierta forma, que las relaciones giraban en torno a algo, era difícil comparar el mundo real con un libro, solian quedar o demasiado cortos o demasiado grandes.
-no…pero ahora no podras hacerlo mas o quizas si, pero será como la del cualquier otro- susurro con cierto desanimo en sus palabras porque no deseaba volverse como cualquier otro, era un dilema y una guerra interna que se llevaba a cabo en aquellos instantes, sentía la revolución en su interior, con dispersas balas perforando sus pulmones impidiéndole asi aspirar aire con regularidad, entonces escucho el rugir del cañon…pum…pum…con un vigor parecido solo al de los tambores al son de guerra, no faltaba mas que un ejercito marchando ávidamente sobre su vientre y a aquello atribuía la sensación de centenas de minúsculos pies acariciándole en su interior una sensación parecida a la de las mariposas mas debía suponer no la misma pues aquella era causada por una guerra.
Le volteo a ver con rapidez cuando aquella exclamación mano de sus labios como el rugir de una bala -¿tonto?- repitió frunciendo suavemente el entrecejo, rodeándole con sus brazos cuando el vampiro lo hizo –no debes preocuparte…ha sido mi mejor cumpleaños- asevero en voz baja siseando los palabras a su oído, porque el pastel que el habia hecho era mejor que los de lodo que el mismo se preparaba, habia muerto de placer y habia resucitado en sus labios, sin lugar a dudas el mejor cumpleaños con creces. Apoyo su frente sobre el hombro ajeno dejando su mirada caer sobre sus vientres, su piel era mas rosada que la de Soren y vislumbro el punto exacto en que la temperatura de uno y otro se separaba, su cuerpo carecía de poblado vello, sus brazos y rostro cuando menos, en sus piernas el rojizo vello se rizaba con propiedad y el camino de su ombligo a su pelvis se remarcaba como pelusa, hundió su dedo en el ombligo ajeno jugando unos instantes con el.
-¿entonces ambos estamos de acuerdo? No habrá marcha atrás después- susurro dibujando cosas en su estomago –podria morir virgen- asevero en voz baja entonces Soren podría disfrutar de su sangre por el resto de sus humanos días o hasta la conversión, lo que antes sucediera.
-no…pero ahora no podras hacerlo mas o quizas si, pero será como la del cualquier otro- susurro con cierto desanimo en sus palabras porque no deseaba volverse como cualquier otro, era un dilema y una guerra interna que se llevaba a cabo en aquellos instantes, sentía la revolución en su interior, con dispersas balas perforando sus pulmones impidiéndole asi aspirar aire con regularidad, entonces escucho el rugir del cañon…pum…pum…con un vigor parecido solo al de los tambores al son de guerra, no faltaba mas que un ejercito marchando ávidamente sobre su vientre y a aquello atribuía la sensación de centenas de minúsculos pies acariciándole en su interior una sensación parecida a la de las mariposas mas debía suponer no la misma pues aquella era causada por una guerra.
Le volteo a ver con rapidez cuando aquella exclamación mano de sus labios como el rugir de una bala -¿tonto?- repitió frunciendo suavemente el entrecejo, rodeándole con sus brazos cuando el vampiro lo hizo –no debes preocuparte…ha sido mi mejor cumpleaños- asevero en voz baja siseando los palabras a su oído, porque el pastel que el habia hecho era mejor que los de lodo que el mismo se preparaba, habia muerto de placer y habia resucitado en sus labios, sin lugar a dudas el mejor cumpleaños con creces. Apoyo su frente sobre el hombro ajeno dejando su mirada caer sobre sus vientres, su piel era mas rosada que la de Soren y vislumbro el punto exacto en que la temperatura de uno y otro se separaba, su cuerpo carecía de poblado vello, sus brazos y rostro cuando menos, en sus piernas el rojizo vello se rizaba con propiedad y el camino de su ombligo a su pelvis se remarcaba como pelusa, hundió su dedo en el ombligo ajeno jugando unos instantes con el.
-¿entonces ambos estamos de acuerdo? No habrá marcha atrás después- susurro dibujando cosas en su estomago –podria morir virgen- asevero en voz baja entonces Soren podría disfrutar de su sangre por el resto de sus humanos días o hasta la conversión, lo que antes sucediera.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
-Nunca sería como la de cualquier otro, aún cuando el sabor sea igual – Se apresuró a aclarar – No es sólo por el sabor, es por que eres tu – Arrugó la nariz pensando en como expresarlo de una mejor manera y pareció encontrar la metáfora perfecta – Es como cuando vas a un restaurante y te comes el mejor plato preparado por el más famoso chef de todo Paris – Comenzó a decir mirando al techo – Entonces otro día cualquiera llegas a casa y tu madre ha cocinado algo simple, pero a ti te parece lo mejor del mundo, porque todo el mundo sabe que las madres cocinan bien – Concluyó, pero se vio obligado a agregar – Bueno... no mi madre, ella nunca se quitaba sus pulcros guantes para meterse en la cocina del castillo, pero entiendes mi punto -
Sonrió feliz al escuchar que ese había sido su mejor cumpleaños, no había hecho nada especial para él, había faltado la decoración, los músicos, los platos gourmet, el pastel perfecto y los regalos. Tal y como habían sido los cumpleaños de sus hermanos y de él mismo cuando eran niños.
-El próximo año será mejor, haremos una fiesta – Le prometió cuando el chico había colocado su rostro en su hombro, quizás celebrarían el suyo también, pues la última vez que había celebrado su cumpleaños había sido cuando estaba vivo, ya que le parecía algo sin sentido celebrar los aniversarios de un muerto. Rió suavemente cuando los dedos de Anuar le hicieron cosquillas en su ombligo.
-Estamos de acuerdo – Dijo al fin, tomando el rostro de Anuar por el mentón y buscó sus labios para sellarlos con un nuevo beso – Entonces, hoy serás mio de la misma manera en que yo fui tuyo la última vez – Murmuró entre el beso – Comienzo a sentirme nervioso otra vez...- Cerró los ojos y dejó que sus manos resbalaran por el pecho de su amante una vez más, acariciando todo a su paso, buscando reavivar el fuego que había alcanzado su máximo esplendor minutos antes.
Pero era de saber popular que, siempre que había fuego, cenizas quedaban y Soren estaba dispuesto a reavivarlas todas, su mano derecha alcanzó de nuevo la entrepierna de Anuar acariciándole sin pudor.
Sonrió feliz al escuchar que ese había sido su mejor cumpleaños, no había hecho nada especial para él, había faltado la decoración, los músicos, los platos gourmet, el pastel perfecto y los regalos. Tal y como habían sido los cumpleaños de sus hermanos y de él mismo cuando eran niños.
-El próximo año será mejor, haremos una fiesta – Le prometió cuando el chico había colocado su rostro en su hombro, quizás celebrarían el suyo también, pues la última vez que había celebrado su cumpleaños había sido cuando estaba vivo, ya que le parecía algo sin sentido celebrar los aniversarios de un muerto. Rió suavemente cuando los dedos de Anuar le hicieron cosquillas en su ombligo.
-Estamos de acuerdo – Dijo al fin, tomando el rostro de Anuar por el mentón y buscó sus labios para sellarlos con un nuevo beso – Entonces, hoy serás mio de la misma manera en que yo fui tuyo la última vez – Murmuró entre el beso – Comienzo a sentirme nervioso otra vez...- Cerró los ojos y dejó que sus manos resbalaran por el pecho de su amante una vez más, acariciando todo a su paso, buscando reavivar el fuego que había alcanzado su máximo esplendor minutos antes.
Pero era de saber popular que, siempre que había fuego, cenizas quedaban y Soren estaba dispuesto a reavivarlas todas, su mano derecha alcanzó de nuevo la entrepierna de Anuar acariciándole sin pudor.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
No comprendió su metáfora mas tampoco pretendió que asi habia sido de igual forma decidió no seguir cuestionándole al respecto, si el decía que aun sabiendo igual no seria lo mismo le creía porque la confianza era elemento esencial en una relación al igual que muchos otros que poseían y otros tantos que les faltaban por encontrar y dominar, mas con el tiempo seguramente lo harían y al final los obstáculos que los separaban desistirían y podían estar juntos en plenitud, anhelaba el dia que jamás llegaría, aquel en que no necesitarían esconderse de todos.
Negó sobre su pecho aterrado ante la mención de dicho evento –no puedes…-asevero en voz baja, porque nunca antes habia tenido una fiesta y no planeaba comenzar ahora los regalos y lugares caros que la gente solia visitar en esas fechas no llamaban su atención, quizas le gustaría asistir a una obra de teatro mas aquello podia hacerse cualquier dia y no era necesario aguardar a su cumpleaños ¿y si no tenia otro cumpleaños? Habia aprendido a posponer las cosas lo menos posible y no asi pretender apurarlas, cuando eran su momento llegaban.
Le beso con intensidad inclinando su cuerpo sobre el con un delicado vaivén en su rostro, sus labios aun sabían a su sangre y aquello no podia mas que llenarle del mas puro placer -¿nervioso?- sonrio de medio lado –deberia estarlo- aseguro aunque su preocupación no era tan grande como su anhelo.
-hmmm- jadeo sobre su oído cuando le acaricio, sus manos se encontraban afianzadas fuertemente a sus entradas, palpando con sus manos la piel aledaña, besando su cuello con delicadeza, con suaves caricias que parecían no existir. Sujeto finalmente su hombría acariciándole con firmeza y desempeño –es una sensación indescriptible- murmuro sobre su oído porque cierto era, sentir como la carne se habría y cerraba contra el, sentirle estrecho, habia sido el motivo de llegar al éxtasis mas los gritos de Soren le hacían pensar que aquella vez no le tocaría gozar del todo.
Negó sobre su pecho aterrado ante la mención de dicho evento –no puedes…-asevero en voz baja, porque nunca antes habia tenido una fiesta y no planeaba comenzar ahora los regalos y lugares caros que la gente solia visitar en esas fechas no llamaban su atención, quizas le gustaría asistir a una obra de teatro mas aquello podia hacerse cualquier dia y no era necesario aguardar a su cumpleaños ¿y si no tenia otro cumpleaños? Habia aprendido a posponer las cosas lo menos posible y no asi pretender apurarlas, cuando eran su momento llegaban.
Le beso con intensidad inclinando su cuerpo sobre el con un delicado vaivén en su rostro, sus labios aun sabían a su sangre y aquello no podia mas que llenarle del mas puro placer -¿nervioso?- sonrio de medio lado –deberia estarlo- aseguro aunque su preocupación no era tan grande como su anhelo.
-hmmm- jadeo sobre su oído cuando le acaricio, sus manos se encontraban afianzadas fuertemente a sus entradas, palpando con sus manos la piel aledaña, besando su cuello con delicadeza, con suaves caricias que parecían no existir. Sujeto finalmente su hombría acariciándole con firmeza y desempeño –es una sensación indescriptible- murmuro sobre su oído porque cierto era, sentir como la carne se habría y cerraba contra el, sentirle estrecho, habia sido el motivo de llegar al éxtasis mas los gritos de Soren le hacían pensar que aquella vez no le tocaría gozar del todo.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Le resultaba bastante difícil concentrarse en las caricias que le otorgaba a Anuar, cuando las manos de este viajaban por su cuerpo alcanzando todo tipo de lugares, tembló de deseo, al sentir sus dedos, pero intentó enfocarse en lo que hacía, en preparar al chico para lo que vendría después, sabía que le dolería, pero si lo preparaba lo suficiente ese dolor sería uno apenas perceptible. No quería cometer los errores que habían cometido la vez anterior, sobre todo porque, Anuar era humano y el dolor sería más difícil de soportar para un cuerpo vivo, a Soren realmente no le importaba mucho el dolor, como tampoco le temía, quizás el ser vampiro le convertía automáticamente en un masoquista, quizás todos los vampiros en el fondo lo eran.
-No quiero que te duela tanto – Le susurró al oído, mordisqueándole la oreja y con su mano libre tanteó los objetos que había traído de la otra habitación, torpemente tumbó lo que quedaba de miel al suelo, junto con el pincel y luego de estirarse lo más posible, logró agarrar lo que buscaba, una barra de jabón – Quiero que sea perfecto – Agregó tomando entre sus manos el jabón que tenía como decoración desde semanas anteriores ya que nunca llegó a usarlo – Oh espera... - Exclamó y en cuestión de segundos desapareció de la habitación.
Cuando apareció de nuevo traía un cuenco con agua fresca, Soren a veces olvidaba caminar lento y actuar como un mortal, especialmente cuando había sangre fresca en su organismo. Colocó el cuenco sobre la mesita al lado de la cama y humedeció el jabón. Con las manos resbalosas acarició la entrepierna de Anuar y toda la área aldeana, haciendo que la fricción disminuyera y por ende, fuera más fácil introducir su dedo indice con delicadeza.
Esperó a que Anuar se acostumbrara a la sensación, porque recordaba que había sido incómodo al principio, pero que luego había resultado placentero, sobre todo si lo estimulaba como era debido. - No tengo mucha experiencia en esto... - Comentó con una medio sonrisa - ¿Como te sientes?- Preguntó comenzando un movimiento circular muy suave dentro de él.
-No quiero que te duela tanto – Le susurró al oído, mordisqueándole la oreja y con su mano libre tanteó los objetos que había traído de la otra habitación, torpemente tumbó lo que quedaba de miel al suelo, junto con el pincel y luego de estirarse lo más posible, logró agarrar lo que buscaba, una barra de jabón – Quiero que sea perfecto – Agregó tomando entre sus manos el jabón que tenía como decoración desde semanas anteriores ya que nunca llegó a usarlo – Oh espera... - Exclamó y en cuestión de segundos desapareció de la habitación.
Cuando apareció de nuevo traía un cuenco con agua fresca, Soren a veces olvidaba caminar lento y actuar como un mortal, especialmente cuando había sangre fresca en su organismo. Colocó el cuenco sobre la mesita al lado de la cama y humedeció el jabón. Con las manos resbalosas acarició la entrepierna de Anuar y toda la área aldeana, haciendo que la fricción disminuyera y por ende, fuera más fácil introducir su dedo indice con delicadeza.
Esperó a que Anuar se acostumbrara a la sensación, porque recordaba que había sido incómodo al principio, pero que luego había resultado placentero, sobre todo si lo estimulaba como era debido. - No tengo mucha experiencia en esto... - Comentó con una medio sonrisa - ¿Como te sientes?- Preguntó comenzando un movimiento circular muy suave dentro de él.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
¿Tanto? Cierto era que se había hecho ya a la idea del dolor que podría sentir mas el dolor no era un goce para su cuerpo de modo que si bien le preocupaba aquello intentaba demostrarlo lo menos posible en la medida que pudiese ser, quizás necesitaría reprimir algunos gritos “lo sera”… pensó sin llegar realmente a articular las palabras, le observo irse con aquella velocidad que solo el poseia.
Alejo su espalda de la cama apoyándose con ayuda de sus codos, su pecho se sentía aun pegajoso y sentía un apenas y perceptible olor a azúcar subiendo por su cuello hasta su nariz, era un olor agradable mas no usual en el, se imaginaba mas con el olor de las almendras tostadas o las nueces y desconocía realmente el motivo de aquel pensamiento cuando y en efecto no le gustaban las texturas de aquellas semillas en su boca, le daban a su lengua una incómoda sensación de aspereza que raspaba su tráquea obligándole a beber.
El tacto del jabón le resulto familiar quizas porque y a diferencia del mismo vampiro el tomaba baños diariamente, acostumbrado a que no se hacia por calor sino por higiene, su madre le habia enseñado la forma en que debía mantener su cuerpo en buen estado “y asi crecerás oliendo limpio” recordó, sujetando entre sus manos una toalla mayor que su estatura y corriendo ávidamente al baño donde yacía la tina y las cubetas con agua caliente, desde corta edad y mas aun desde que tenia memoria se habia enseñado a hacer las cosas el mismo.
Mas su cuerpo se contrajo con la intromisión de aquel extraño, su rostro se compungió y su pecho se quedo estático con los glúteos contraídos en una defensa del cuerpo por evitar aquello –aja…-jadeo relajando sus gestos y cuerpo –bien…me siento bien- murmuro dejando caer su espalda nuevamente en el colchón, sus brazos cubrieron su rostro mientras ruborizaba alzando sus caderas.
Gruño o produjo un sonido que mas se aparento a aquel, los dedos de sus pies se encontraban agarrotados y luchaba contra el reflejo de sus piernas a cerrarse -¿Cómo te sientes tu?- le cuestiono sonriendo de medio lado entre jadeos y gemidos.
Alejo su espalda de la cama apoyándose con ayuda de sus codos, su pecho se sentía aun pegajoso y sentía un apenas y perceptible olor a azúcar subiendo por su cuello hasta su nariz, era un olor agradable mas no usual en el, se imaginaba mas con el olor de las almendras tostadas o las nueces y desconocía realmente el motivo de aquel pensamiento cuando y en efecto no le gustaban las texturas de aquellas semillas en su boca, le daban a su lengua una incómoda sensación de aspereza que raspaba su tráquea obligándole a beber.
El tacto del jabón le resulto familiar quizas porque y a diferencia del mismo vampiro el tomaba baños diariamente, acostumbrado a que no se hacia por calor sino por higiene, su madre le habia enseñado la forma en que debía mantener su cuerpo en buen estado “y asi crecerás oliendo limpio” recordó, sujetando entre sus manos una toalla mayor que su estatura y corriendo ávidamente al baño donde yacía la tina y las cubetas con agua caliente, desde corta edad y mas aun desde que tenia memoria se habia enseñado a hacer las cosas el mismo.
Mas su cuerpo se contrajo con la intromisión de aquel extraño, su rostro se compungió y su pecho se quedo estático con los glúteos contraídos en una defensa del cuerpo por evitar aquello –aja…-jadeo relajando sus gestos y cuerpo –bien…me siento bien- murmuro dejando caer su espalda nuevamente en el colchón, sus brazos cubrieron su rostro mientras ruborizaba alzando sus caderas.
Gruño o produjo un sonido que mas se aparento a aquel, los dedos de sus pies se encontraban agarrotados y luchaba contra el reflejo de sus piernas a cerrarse -¿Cómo te sientes tu?- le cuestiono sonriendo de medio lado entre jadeos y gemidos.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Notó la reacción en el cuerpo de Anuar, como se resistía al intruso aunque fuera tan delgado, aunque dijera que se encontraba bien, el chico estaba claramente incómodo, Soren se cuestionó si realmente valdría la pena. No podía negar que deseaba saber como se sentía su interior, porque aunque había estado con una mujer hacía tiempo, estar dentro de un hombre, debía ser completamente distinto, pero al mismo tiempo al recordar el dolor que había sentido al comienzo, le desmoralizaba, no quería que Anuar sintiera lo mismo.
A veces tenía la impresión de que quería cuidar a Anuar como si fuera una tacita de porcelana, si pudiera lo escondería en un lugar seguro para que nadie pudiese tan siquiera mirarlo. Sacó su dedo indice con facilidad gracias al jabón y dudo si debía meterlo otra vez. - Nervioso... - Aceptó y prefirió acariciar la superficie, apenas si presionando el dedo sin meterlo y con otra mano decidió darle un poco de alivio a su miembro erguido. Lo acarició con movimientos constantes, adquiriendo el ritmo que sabía gustaba a Anuar.
-Sólo intenta relajarte – Le pidió, relajarse era importante, porque los nervios y la zosobra sólo provocarían que su cuerpo luchara con el intruso haciendo el proceso más doloroso. Soren recordaba cuando habían estado juntos en las aguas termales de la cabaña, en aquella ocasión no le había dolido como la primera vez, por el contrario había sido muy placentero, quizás con un poco de ayuda extra podría ser igualmente placentero para Anuar.
Y Soren tenía las herramientas para ello. Un par de ases bajo la manga.
Introdujo de nuevo el dedo sin parar las caricias en el miembro de Anuar, estimulando el interior para que los músculos se relajaran y dejaran de contraerse - ¿Se siente mejor? -
A veces tenía la impresión de que quería cuidar a Anuar como si fuera una tacita de porcelana, si pudiera lo escondería en un lugar seguro para que nadie pudiese tan siquiera mirarlo. Sacó su dedo indice con facilidad gracias al jabón y dudo si debía meterlo otra vez. - Nervioso... - Aceptó y prefirió acariciar la superficie, apenas si presionando el dedo sin meterlo y con otra mano decidió darle un poco de alivio a su miembro erguido. Lo acarició con movimientos constantes, adquiriendo el ritmo que sabía gustaba a Anuar.
-Sólo intenta relajarte – Le pidió, relajarse era importante, porque los nervios y la zosobra sólo provocarían que su cuerpo luchara con el intruso haciendo el proceso más doloroso. Soren recordaba cuando habían estado juntos en las aguas termales de la cabaña, en aquella ocasión no le había dolido como la primera vez, por el contrario había sido muy placentero, quizás con un poco de ayuda extra podría ser igualmente placentero para Anuar.
Y Soren tenía las herramientas para ello. Un par de ases bajo la manga.
Introdujo de nuevo el dedo sin parar las caricias en el miembro de Anuar, estimulando el interior para que los músculos se relajaran y dejaran de contraerse - ¿Se siente mejor? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
-quizás- murmuro cubriendo con su brazo la parte superior de su rostro, su antebrazo quedaba sobre su sien y su codo al otro lado, se mantenía de aquella manera pues sabia bien que su mirada podia ser delatadora y en aquel momento podia dar fin a aquel encuentro, no anhelaba nada mas que sentirle dentro suyo.
La maestría con que le acariciaba la gobio, parecía saber la medida justa para hacerle llevar al éxtasis y su cuerpo no tardo en comenzar a ser presa de aquellos espasmos que agitaban su cuerpo de pies a cabeza –eso intento- susurro con su mano libre sobre su pecho, apretando su piel cuando su cuerpo se revolvía de placer.
La sensación aquella vez fue diferente y por ello dejo de ser extraña, apretó los dientes con el labio superior retraído permitiendo asi observar su nívea dentadura superior y parte de sus encías, exhalo de un solo golpe destapando su rostro, sus mejillas enrojecida y sus sien perladas eran solo una visión de los infiernos que dentro vivía, el calor le sofocaba la tráquea y le inducia a entregarse completamente, mas cuerpo parecía no dejarse llevar con tal facilidad.
-si…- murmuro reprimiendo esta vez todo anhelo de oponerse, ladeo el rostro rozando las sabanas con su mejilla, con ambas manos sobre su pecho y sus piernas levemente flexionadas, y cuando su cuerpo desistió comenzó a sentir el placer del acto, una deliciosa mezcla de caricias que le deformaron su rostro esta vez en una expresión de placer, palpo las sabanas con sus manos, de dolerle y yacer con sus dedos sobre su propia piel no dudaba que terminaría arrancándose algun trozo, mejor seria estrujar las sabanas aunque si interior se seguia contrayendo ante las descargas de placer.
La maestría con que le acariciaba la gobio, parecía saber la medida justa para hacerle llevar al éxtasis y su cuerpo no tardo en comenzar a ser presa de aquellos espasmos que agitaban su cuerpo de pies a cabeza –eso intento- susurro con su mano libre sobre su pecho, apretando su piel cuando su cuerpo se revolvía de placer.
La sensación aquella vez fue diferente y por ello dejo de ser extraña, apretó los dientes con el labio superior retraído permitiendo asi observar su nívea dentadura superior y parte de sus encías, exhalo de un solo golpe destapando su rostro, sus mejillas enrojecida y sus sien perladas eran solo una visión de los infiernos que dentro vivía, el calor le sofocaba la tráquea y le inducia a entregarse completamente, mas cuerpo parecía no dejarse llevar con tal facilidad.
-si…- murmuro reprimiendo esta vez todo anhelo de oponerse, ladeo el rostro rozando las sabanas con su mejilla, con ambas manos sobre su pecho y sus piernas levemente flexionadas, y cuando su cuerpo desistió comenzó a sentir el placer del acto, una deliciosa mezcla de caricias que le deformaron su rostro esta vez en una expresión de placer, palpo las sabanas con sus manos, de dolerle y yacer con sus dedos sobre su propia piel no dudaba que terminaría arrancándose algun trozo, mejor seria estrujar las sabanas aunque si interior se seguia contrayendo ante las descargas de placer.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Tal y como esperaba, combinar los movimientos de su dedo, con las que otorgaba en su miembro, había logrado que el cuerpo de Anuar se relajara, lo que permitió al vampiro introducir un segundo dedo con cuidado, moviéndoos en círculos lentos primero, para luego acelerar un poco el masaje, sincronizándose con el movimiento de su otra mano sobre el miembro del muchacho. Alzó el rostro para observar la expresión de Anuar y lo que encontró le deleito sobre manera, el rostro de su humano estaba perlado por el sudor, sus mejillas encendidas como una fruta madura, su pecho subía y bajaba afanosamente conforme el aire no era suficiente en sus pulmones y le corazón, o si, el corazón, su agitado palpitar era una delicia.
Le daban ganas de comercelo de un mordisco.
Quería dejarse llevar y penetrarlo de una vez sin pensar en las consecuencias, quería perderse él también en ese placer que ahora disfrutaba Anuar, pero se contuvo tanto como pudo, entrando y saliendo con sus dedos, jugueteando en su interior por lo que le pareció una eternidad, el vampiro sintió que su miembro le pedía a gritos algo de atención, unos minutos más y quizás enloquecería de frustración.
-Mirame a los ojos – Le pidió inclinándose un poco más sobre él, aunque no quedando completamente encima suyo, buscando el contacto visual que era muy importante para lo que pensaba hacer y mientras le miraba fijamente a los amielados ojos, retiró los dedos para dar paso a lo que tanto anhelaba, su miembro se presionó contra la entrada deliciosamente estrecha, lubricada por el jabón y quizás algunos restos de miel. Detuvo las caricias de su mano izquierda sobre el miembro de Anuar, para poder concentrarse en la técnica mental que había iniciado.
Soren invadió los sentidos de Anuar, como aquella vez en el circo, como aquella vez en las aguas termales de la cabaña, penetrando no sólo su cuerpo sino también su mente, para hacer desaparecer el dolor o tan siquiera aminorarlo. Presionó un poco más con su mente, concentrándose exclusivamente en las sensaciones, sin tocar sus pensamientos, llegando al lugar donde se escondía la pasión y la lujuria, un lugar recóndito al que pocos tenían acceso y abriéndoles la puerta, les dejó salir como a una jauría descontrolada de lobos.
- Mmmm – Gimió suavemente y se relamió los labios cuando estuvo completamente dentro de él y se aferró a sus caderas, luchando para no sucumbir y perder el control sobre su técnica.
Le daban ganas de comercelo de un mordisco.
Quería dejarse llevar y penetrarlo de una vez sin pensar en las consecuencias, quería perderse él también en ese placer que ahora disfrutaba Anuar, pero se contuvo tanto como pudo, entrando y saliendo con sus dedos, jugueteando en su interior por lo que le pareció una eternidad, el vampiro sintió que su miembro le pedía a gritos algo de atención, unos minutos más y quizás enloquecería de frustración.
-Mirame a los ojos – Le pidió inclinándose un poco más sobre él, aunque no quedando completamente encima suyo, buscando el contacto visual que era muy importante para lo que pensaba hacer y mientras le miraba fijamente a los amielados ojos, retiró los dedos para dar paso a lo que tanto anhelaba, su miembro se presionó contra la entrada deliciosamente estrecha, lubricada por el jabón y quizás algunos restos de miel. Detuvo las caricias de su mano izquierda sobre el miembro de Anuar, para poder concentrarse en la técnica mental que había iniciado.
Soren invadió los sentidos de Anuar, como aquella vez en el circo, como aquella vez en las aguas termales de la cabaña, penetrando no sólo su cuerpo sino también su mente, para hacer desaparecer el dolor o tan siquiera aminorarlo. Presionó un poco más con su mente, concentrándose exclusivamente en las sensaciones, sin tocar sus pensamientos, llegando al lugar donde se escondía la pasión y la lujuria, un lugar recóndito al que pocos tenían acceso y abriéndoles la puerta, les dejó salir como a una jauría descontrolada de lobos.
- Mmmm – Gimió suavemente y se relamió los labios cuando estuvo completamente dentro de él y se aferró a sus caderas, luchando para no sucumbir y perder el control sobre su técnica.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Miér Ene 12, 2011 12:30 am, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Su pierna tuvo la firme convicción de plantar una patada en el pecho del vampiro para alejarle de aquel espacio en el que nadie antes habia entrado, porque no se permitía a si mismo recorrer su cuerpo y brindarse los placeres que otras manos podían darle, porque jamás seria lo mismo las caricias que el vampiro le otorgaba a las que el mismo podia brindarse y le resultaba ridículo siquiera de pensarlo. Agradeció a sus adentros haber podido atajar el movimiento antes de iniciado porque aquello sin duda habría sido un gesto negativo, además de poco educado.
El placer fue suplido nuevamente por el dolor, un dolor que desgarro su interior obligándole a apretar las sabanas. Le miro con esfuerzo perdiéndose en aquellos mares -¿Qué haces?- le cuestiono en voz baja al sentir sus orbes imantados a aquellos cielos, en otra ocasión quizas hubiese logrado oponerse a su empuje mas en aquella ocasión no, quizas la sangre del vampiro algo tenia que ver, quizas sencillamente no anhelaba oponerse aquella vez y cual fuese el motivo cayó en aquella fosa de sensaciones y pasiones insensatas.
Sus amielados iris se mantenían fijos en aquellos profundos del vampiro, aunque un grito audible rompió el silencio de la habitación, se retorció bajo el contacto comenzando a respirar entrecortadamente, su interior se partía en dos de una manera desgarradora y solo al cerrar los parpados aquel dolor se incremento súbitamente obligándole a curvear su espalda y contener su respiración hasta palidecer.
Si parecido a aquel dolor era el que Soren habia sentido se odiaba por aquello, se apoyo con sus manos alejando su espalda de la mullida cama, le observo nuevamente porque ahora los ojos parecían un alivio a aquel dolor aunque debía confesar que observarlos exclusivamente a ellos era una labor difícil sobre todo si tenia en cuenta que el reflejo de su rostro era cerrar los parpados con fiereza, aguardaba con ansias el momento en que el dolor se volvería placer.
-¿Cómo te sientes?- le cuestiono en voz baja con las mismas palabras que el vampiro habia usado, porque recordaba el placer que habia sentido al sentirle estrecho. Respiro profundamente armándose de valor para comenzar con aquel vaivén de caderas que al frenesí le habían llevado, se movio, de una forma apenas perceptible solo para verse presa nuevamente de aquella sensación de partirse en dos. Compungió el rostro aguardando unos segundos antes de proseguir, porque el pensar que una parte de el se encontraba en su interior le parecia agradable y en medida de lo posible elevaba aquel morbo que a veces parecia no poseer.
El placer fue suplido nuevamente por el dolor, un dolor que desgarro su interior obligándole a apretar las sabanas. Le miro con esfuerzo perdiéndose en aquellos mares -¿Qué haces?- le cuestiono en voz baja al sentir sus orbes imantados a aquellos cielos, en otra ocasión quizas hubiese logrado oponerse a su empuje mas en aquella ocasión no, quizas la sangre del vampiro algo tenia que ver, quizas sencillamente no anhelaba oponerse aquella vez y cual fuese el motivo cayó en aquella fosa de sensaciones y pasiones insensatas.
Sus amielados iris se mantenían fijos en aquellos profundos del vampiro, aunque un grito audible rompió el silencio de la habitación, se retorció bajo el contacto comenzando a respirar entrecortadamente, su interior se partía en dos de una manera desgarradora y solo al cerrar los parpados aquel dolor se incremento súbitamente obligándole a curvear su espalda y contener su respiración hasta palidecer.
Si parecido a aquel dolor era el que Soren habia sentido se odiaba por aquello, se apoyo con sus manos alejando su espalda de la mullida cama, le observo nuevamente porque ahora los ojos parecían un alivio a aquel dolor aunque debía confesar que observarlos exclusivamente a ellos era una labor difícil sobre todo si tenia en cuenta que el reflejo de su rostro era cerrar los parpados con fiereza, aguardaba con ansias el momento en que el dolor se volvería placer.
-¿Cómo te sientes?- le cuestiono en voz baja con las mismas palabras que el vampiro habia usado, porque recordaba el placer que habia sentido al sentirle estrecho. Respiro profundamente armándose de valor para comenzar con aquel vaivén de caderas que al frenesí le habían llevado, se movio, de una forma apenas perceptible solo para verse presa nuevamente de aquella sensación de partirse en dos. Compungió el rostro aguardando unos segundos antes de proseguir, porque el pensar que una parte de el se encontraba en su interior le parecia agradable y en medida de lo posible elevaba aquel morbo que a veces parecia no poseer.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Soren había pensado muchas veces en el suicidio. En el único tipo de suicido que un vampiro podría tener, tirarse al fuego o salir al sol. Creía fervientemente que algún día cuando despertara estaría tan cansado de toda la farsa del mundo y de su vida, que simplemente se lanzaría de cabeza a una gran hoguera sin remordimientos. Las altas llamas le abrazarían casi tiernamente, como dándole la bienvenida a la oscuridad de la verdadera muerte que vendría después. Tendría unos minutos de dolorosa consciencia conforme el calor derritiera su piel, convirtiéndola en hilachas pegajosas y luego continuara con los músculos bajo la dermis, los nervios en ellos enviarían espantosas torturas a su cerebro hasta que fueran quemados por completo y ya no sintiera nada, después vendría la paz y si tenía suerte todo terminaría ahí y no habría infierno o purgatorio para su alma.
Eso más o menos, pero a la inversa era lo que Soren sintió cuando su miembro estuvo plenamente dentro de Anuar.
El calor que lo embargó y viajó por su cuerpo como una voraz lengua de fuego lo noqueó como un golpe en la cara y por unos instantes creyó olvidar quien era y porque estaba allí. Aunque no se comparaba con el sabor de su sangre virgen (Una que ya nunca jamás volvería a probar debía recordar) era una sensación sobrecogedora desconocida hasta el momento.
Y hubiera podido correrse allí mismo por el sólo hecho de saber que estaba dentro, pero el grito de Anuar lo hizo volver al mundo de los vivos. Un desgarrador grito de dolor que destruyó sus fantasías en segundos, dejando paso sólo a la preocupación. Tuvo el impulso de retirarse de inmediato, su técnica mental no estaba funcionando como esperaba, aún sentía dolor a pesar de que había entrado a su mente. ¿Porque no funcionaba como siempre? Se preguntó en esos segundos en los que se quedó quieto observando el rostro compungido del humano, antes había usado esa técnica en muchas ocasiones, para llevar al éxtasis a personas que debía asesinar y darles una muerte hermosa, también lo había usado como tortura, obligando a las víctimas a sentir cosas indeseables en misiones ¿Porque no estaba funcionando ahora?.
No estás lo suficientemente concentrado Soren.
¿Pero como concentrarse en una técnica mental, cuando tu cuerpo parecía morir de éxtasis?
No pudo ni siquiera responder a la pregunta de Anuar, notando que el chico intentaba moverse suavemente, si comenzaba ese vaiven, no podría controlarse. Tendría que hacer algo primero, ahora era el momento de perfeccionar la técnica o ya no habría marcha atrás. Presionó con su mente tan fuerte como pudo y el mundo se desmaterializo instantáneamente a su alrededor y entonces se encontró en un extenso y espaciado lugar de paredes y suelo negras.
La mente de Anuar.
Giró su rostro, sólo encontrando vacuidad, comenzó a caminar buscando algún indicio del lugar donde se escondieran sus sentidos. La mente es como una enorme telaraña, los pensamientos van y vienen conectados por hilos invisibles, solía explicarle Erkki, los pensamientos eran difíciles de ver, pero las sensaciones y los sentimientos eran diferentes, no tenían forma, sólo esencia. No podías verlos con tus ojos, debías sentirlos con todo tu ser. Debía encontrarlos, encontrar el dolor y anularlo.
Corrió sin saber hacía que dirección se dirigía pues no podía distinguir nada a su alrededor, sólo ocasionales destellos tenues de luces de colores. Entonces a lo lejos divisó una silueta.
- ¿Anuar? - Murmuró.
Eso más o menos, pero a la inversa era lo que Soren sintió cuando su miembro estuvo plenamente dentro de Anuar.
El calor que lo embargó y viajó por su cuerpo como una voraz lengua de fuego lo noqueó como un golpe en la cara y por unos instantes creyó olvidar quien era y porque estaba allí. Aunque no se comparaba con el sabor de su sangre virgen (Una que ya nunca jamás volvería a probar debía recordar) era una sensación sobrecogedora desconocida hasta el momento.
Y hubiera podido correrse allí mismo por el sólo hecho de saber que estaba dentro, pero el grito de Anuar lo hizo volver al mundo de los vivos. Un desgarrador grito de dolor que destruyó sus fantasías en segundos, dejando paso sólo a la preocupación. Tuvo el impulso de retirarse de inmediato, su técnica mental no estaba funcionando como esperaba, aún sentía dolor a pesar de que había entrado a su mente. ¿Porque no funcionaba como siempre? Se preguntó en esos segundos en los que se quedó quieto observando el rostro compungido del humano, antes había usado esa técnica en muchas ocasiones, para llevar al éxtasis a personas que debía asesinar y darles una muerte hermosa, también lo había usado como tortura, obligando a las víctimas a sentir cosas indeseables en misiones ¿Porque no estaba funcionando ahora?.
No estás lo suficientemente concentrado Soren.
¿Pero como concentrarse en una técnica mental, cuando tu cuerpo parecía morir de éxtasis?
No pudo ni siquiera responder a la pregunta de Anuar, notando que el chico intentaba moverse suavemente, si comenzaba ese vaiven, no podría controlarse. Tendría que hacer algo primero, ahora era el momento de perfeccionar la técnica o ya no habría marcha atrás. Presionó con su mente tan fuerte como pudo y el mundo se desmaterializo instantáneamente a su alrededor y entonces se encontró en un extenso y espaciado lugar de paredes y suelo negras.
La mente de Anuar.
Giró su rostro, sólo encontrando vacuidad, comenzó a caminar buscando algún indicio del lugar donde se escondieran sus sentidos. La mente es como una enorme telaraña, los pensamientos van y vienen conectados por hilos invisibles, solía explicarle Erkki, los pensamientos eran difíciles de ver, pero las sensaciones y los sentimientos eran diferentes, no tenían forma, sólo esencia. No podías verlos con tus ojos, debías sentirlos con todo tu ser. Debía encontrarlos, encontrar el dolor y anularlo.
Corrió sin saber hacía que dirección se dirigía pues no podía distinguir nada a su alrededor, sólo ocasionales destellos tenues de luces de colores. Entonces a lo lejos divisó una silueta.
- ¿Anuar? - Murmuró.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Su cuerpo parecía convulsionarse de dolor, suaves e imperceptibles chillidos se estancaron en su pecho por voluntad y de seguir de aquella forma terminaría con un nudo materializándose en su garganta, como un tampón, que impediría entrar el aire para llenar sus pulmones, sus brazos temblaban dejándole caer nuevamente sobre la cama, complacido al menos con la expresión aflorando en el rostro del vampiro y cuando sus amielados orbes se fijaron en aquellos mares se sintió ahogar en un vaso de agua.
El espacio era invadido por una plasta negra que impedía saber el giro de aquel mundo, podría estar de cabeza y lo mismo daría no se percataría de aquello, podría estar cayendo o flotando, podría alzar la mirada y quizas ver sus propios pies y al bajarla se encontraría parado en si mismo, una plasta negra sin olor ni textura alguna. Una fuerte brisa soplo cargada de voces del pasado y consigo arrastraron un montón de hojas muertas, recuerdos olvidados, ilusiones pisoteadas.
Como dirigida por un sochantre melodiosas voces inundaron el lugar, se abrían paso como estrellas en el cielo, dejando tras de si estelas de colores y sensaciones, la primera y la mas grande resplandecía en un azulado color cielo y su estela si bien mezquina no desaparecía con rapidez, se manejaba a si misma con la rectitud de un militar, poco detrás de ella y con una estela del tamaño de un hilo de zurcir y una duración efímera yacía una estela verde, que zigzagueante procuraba avanzar a la par de la otra. Tardaron algunos segundos en hacer sus apariciones las demás luces de colores, destellando con la intensidad de mil soles el amarillo se abrió paso a giros y saltos, tronando cada cierto tiempo y despidiendo asi virutas luminosas que no dudaba iniciarían un incendio al tocar algun efecto, porque la felicidad era volátil, a la par del amarillo el rojo producía giros vertiginosos a su alrededor, en una especie de baile perfecto acompasado con las voces del coro divino y fue entonces, cuando la estrella roja toco a la amarilla que aquellas chispas como fuego tronaron en la inmensidad y un blanco perfecto como lluvia toco el suelo, mas este parecía absorberlo al instante. Atrás y no por ello menos importante andaba en soledad la estrella negra, con una estela brumosa que se asemejaba mas a una densa neblina, avanzaba con parsimonia y ambigüedad y fue la única que pareció inmutarse por la presencia de un extraño en aquel su recinto.
De sus extremidades comenzó a manar como de una fuente aquel extraño humo negro que por estela dejaba tras de si y el coro ceso de tocar inundando el ambiente con aquel silencio que solía reinar, en ese y no otros sitios. De la densa bruma emergió una cabeza de negros y rizados cabellos con una piel como el marfil y dos ojos de esmeralda que fácilmente podrían pertenecer a un demonio también, niño o demonio, se encontraba ante el. Salio de la neblina aun cuando parecía materializarse con ella, con ropas negras cual tizón apagado se poso ante el extraño, con un resto que reflejaba solo frivolidad, su estatura era la de un niño y su rostro también lo era y una sonrisa inusual y llena de malicia crispo sus labios -¿a qué se debe tu inusual visita?- le cuestiono el pequeño jugando con los dijes que su pulsera de plata llevaba -¿es acaso que quieres un recorrido por nuestro hogar?- viro el rostro como si de pronto algo hubiese llamado su atención observo, como observaba alguien a la expectativa y devolvió su atención al extraño –no antes nos hemos conocido, porque yo no me materializo en palabras ni acciones ¿sabes?...creo que me marginan demasiado- bufo agitando su melena para comenzar a andar y con aire de zumba prosiguió su charla si bien poco amena imposible de negar –yo te conozco bien…en ti se planta toda mi existencia y ¡o que dichoso soy! de conocerte al fin en…persona- sonrió con la propiedad indigna de un niño. El espacio lucia lóbrego y aunque parecían no avanzar el pequeño bien sabia a donde iban.
-cuéntame Soren ¿Qué has venido a buscar? quizás recuerdos, o quizás pesares, quizás has venido a buscar esas molestas paredes que nos encierran ¿por qué debe ser tan moral? oh pequeño inútil ¡solo nos limita!- aseguro golpeando el suelo con rudeza y como si de una construcción se tratase el espacio que les rodeaba se tambaleo, como una plataforma sin cimientos, porque su mente era frágil –quizás me buscas a mi…-murmuro volteándole a ver con aspereza -…por el bien de todos esperemos que no sea asi- escupió las palabras al cielo y en sus ojos pareció reptar alguna serpiente maquiavélica y la pulsera en su muñeca comenzó a tintinear –pero vamos no te limites- le indico deteniéndose, extendiendo su mano hacia el vampiro y sonriendo –yo soy los miedos de Anuar y aunque el no lo sepa me gusta que me digan Bahir…asi que díselo- y aquello sonó a la mas deshonrosa de las ordenes y sin esperar respuesta prosiguió, porque el miedo no desiste –debes se sabio al venir aquí y supongo que has venido a ver y conocer, te recomiendo no tocar nada es un lugar frágil y podrías traer todo abajo, ¿entiendes?- susurro mirando en derredor, prosiguió al instante al no vislumbrar nada –si decides deshacerte de…mi, eso no seria una buena idea ¡por Dios!...porque sino existo en su mente…no existo en ningun lado- su semblante pareció oscurecerse, y aquellos ojos esconder algo tras de si, quizas su verdadera apariencia -¿y que seria un humano si sus miedos?...con facilidad podría suicidarse o matar a alguien, pero si lo vemos mas positivo no tendría que preocuparse por no dormir porque mancho yo sus sueños, dejaría de pensar en todo aquello que lo acongoja porque son muchas cosas, oh si tengo mucho trabajo siempre- rio estrepitosamente encogiéndose de hombros –aunque supongo que tu de eso no sabes mucho…en todo caso recuerda, no puedes tocar nada...nada- agrego con voz déspota observándole de pies a cabeza.
-creo que e hablado suficiente ¿A dónde dijiste que querías ir?- le cuestiono con autosuficiencia porque el seria para Soren lo que Virgilio habia sido para Dante, sin el, se perdería fácilmente en aquel lugar de locos.
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El espacio era invadido por una plasta negra que impedía saber el giro de aquel mundo, podría estar de cabeza y lo mismo daría no se percataría de aquello, podría estar cayendo o flotando, podría alzar la mirada y quizas ver sus propios pies y al bajarla se encontraría parado en si mismo, una plasta negra sin olor ni textura alguna. Una fuerte brisa soplo cargada de voces del pasado y consigo arrastraron un montón de hojas muertas, recuerdos olvidados, ilusiones pisoteadas.
Como dirigida por un sochantre melodiosas voces inundaron el lugar, se abrían paso como estrellas en el cielo, dejando tras de si estelas de colores y sensaciones, la primera y la mas grande resplandecía en un azulado color cielo y su estela si bien mezquina no desaparecía con rapidez, se manejaba a si misma con la rectitud de un militar, poco detrás de ella y con una estela del tamaño de un hilo de zurcir y una duración efímera yacía una estela verde, que zigzagueante procuraba avanzar a la par de la otra. Tardaron algunos segundos en hacer sus apariciones las demás luces de colores, destellando con la intensidad de mil soles el amarillo se abrió paso a giros y saltos, tronando cada cierto tiempo y despidiendo asi virutas luminosas que no dudaba iniciarían un incendio al tocar algun efecto, porque la felicidad era volátil, a la par del amarillo el rojo producía giros vertiginosos a su alrededor, en una especie de baile perfecto acompasado con las voces del coro divino y fue entonces, cuando la estrella roja toco a la amarilla que aquellas chispas como fuego tronaron en la inmensidad y un blanco perfecto como lluvia toco el suelo, mas este parecía absorberlo al instante. Atrás y no por ello menos importante andaba en soledad la estrella negra, con una estela brumosa que se asemejaba mas a una densa neblina, avanzaba con parsimonia y ambigüedad y fue la única que pareció inmutarse por la presencia de un extraño en aquel su recinto.
De sus extremidades comenzó a manar como de una fuente aquel extraño humo negro que por estela dejaba tras de si y el coro ceso de tocar inundando el ambiente con aquel silencio que solía reinar, en ese y no otros sitios. De la densa bruma emergió una cabeza de negros y rizados cabellos con una piel como el marfil y dos ojos de esmeralda que fácilmente podrían pertenecer a un demonio también, niño o demonio, se encontraba ante el. Salio de la neblina aun cuando parecía materializarse con ella, con ropas negras cual tizón apagado se poso ante el extraño, con un resto que reflejaba solo frivolidad, su estatura era la de un niño y su rostro también lo era y una sonrisa inusual y llena de malicia crispo sus labios -¿a qué se debe tu inusual visita?- le cuestiono el pequeño jugando con los dijes que su pulsera de plata llevaba -¿es acaso que quieres un recorrido por nuestro hogar?- viro el rostro como si de pronto algo hubiese llamado su atención observo, como observaba alguien a la expectativa y devolvió su atención al extraño –no antes nos hemos conocido, porque yo no me materializo en palabras ni acciones ¿sabes?...creo que me marginan demasiado- bufo agitando su melena para comenzar a andar y con aire de zumba prosiguió su charla si bien poco amena imposible de negar –yo te conozco bien…en ti se planta toda mi existencia y ¡o que dichoso soy! de conocerte al fin en…persona- sonrió con la propiedad indigna de un niño. El espacio lucia lóbrego y aunque parecían no avanzar el pequeño bien sabia a donde iban.
-cuéntame Soren ¿Qué has venido a buscar? quizás recuerdos, o quizás pesares, quizás has venido a buscar esas molestas paredes que nos encierran ¿por qué debe ser tan moral? oh pequeño inútil ¡solo nos limita!- aseguro golpeando el suelo con rudeza y como si de una construcción se tratase el espacio que les rodeaba se tambaleo, como una plataforma sin cimientos, porque su mente era frágil –quizás me buscas a mi…-murmuro volteándole a ver con aspereza -…por el bien de todos esperemos que no sea asi- escupió las palabras al cielo y en sus ojos pareció reptar alguna serpiente maquiavélica y la pulsera en su muñeca comenzó a tintinear –pero vamos no te limites- le indico deteniéndose, extendiendo su mano hacia el vampiro y sonriendo –yo soy los miedos de Anuar y aunque el no lo sepa me gusta que me digan Bahir…asi que díselo- y aquello sonó a la mas deshonrosa de las ordenes y sin esperar respuesta prosiguió, porque el miedo no desiste –debes se sabio al venir aquí y supongo que has venido a ver y conocer, te recomiendo no tocar nada es un lugar frágil y podrías traer todo abajo, ¿entiendes?- susurro mirando en derredor, prosiguió al instante al no vislumbrar nada –si decides deshacerte de…mi, eso no seria una buena idea ¡por Dios!...porque sino existo en su mente…no existo en ningun lado- su semblante pareció oscurecerse, y aquellos ojos esconder algo tras de si, quizas su verdadera apariencia -¿y que seria un humano si sus miedos?...con facilidad podría suicidarse o matar a alguien, pero si lo vemos mas positivo no tendría que preocuparse por no dormir porque mancho yo sus sueños, dejaría de pensar en todo aquello que lo acongoja porque son muchas cosas, oh si tengo mucho trabajo siempre- rio estrepitosamente encogiéndose de hombros –aunque supongo que tu de eso no sabes mucho…en todo caso recuerda, no puedes tocar nada...nada- agrego con voz déspota observándole de pies a cabeza.
-creo que e hablado suficiente ¿A dónde dijiste que querías ir?- le cuestiono con autosuficiencia porque el seria para Soren lo que Virgilio habia sido para Dante, sin el, se perdería fácilmente en aquel lugar de locos.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
(( ºOº I have no words to expres how amazing the previous post was!))
Había entrado muchas veces en distintas mentes, por trabajo o por defensa propia y siempre había tenido todo bajo control. Resultaba relativamente fácil sumergirse en la psiquis de un humano, ya que estos no solían poner resistencia, además llevaba más de 100 años perfeccionando sus tácticas y aunque no era tan bueno como Erkki, era capaz de hacer muchas cosas que en teoría parecían alocadas e ilógicas. Pero esa era la primera vez que se sentía sólo y desprotegido en un universo psíquico. Además era la primera vez que entraba tan profundo en su cabeza, en las dos únicas veces anteriores en las que había usado esa técnica con él, Anuar se había resistido y no había logrado gran cosa.
Ahora se encontraba de pie, atónito, observando el espectáculo de luces de colores en lo que suponía era un 'cielo' sobre su cabeza. Luces segadoras que parecían jugar entre si y bailar una danza sin ritmo ni reglas. No podía ver cosas concretas, así que intuyó que esas luces eran sensaciones o sentimientos, más no pensamientos. Había escuchado alguna vez que los Chinos hacían descrestantes espectáculos con la pólvora y aunque no los había visto nunca, se imaginó que debían ser como aquellas luces jugetonas.
Volvió su vista al frente y entonces lo vio aparecer, materializándose en el humo como un espectro o como la mismísima muerte que venía por su cabeza. Soren caminó hacía el pequeño con latente curiosidad, días atrás había entrado en la mente de Eric y había conocido a Flavio en persona, había hablado con él inclusive, se preguntó quien sería ese chico atrapado dentro de Anuar y no tardó en enterarse, conforme el chico hablaba con tal propiedad como si lo tuviera todo bajo control.
El miedo. Ese chico estaba hecho de los miedos de Anuar. Dentro de él se encontraba la respuesta a muchos enigmas que envolvían la personalidad del humano, un mal necesario por supuesto tal y como él decía, porque sin los miedos podría cometer la locura de matarse, sin el miedo sería completamente otra persona. Sonrió al escucharle hablar, su curiosidad creciendo dentro de él como el imparable nivel de agua en una hidroeléctrica.
- Es un honor entonces conocerte – Dijo al fin – No sabía que era el responsable de tu existencia – Agregó y aquello le angustió bastante, ¿Significaba que el provocaba pesadillas y miedos a Anuar? - He venido porque quiero encontrar al dolor y anularlo – Explicó con sinceridad – Y para serte honesto, no pensé que te encontraría... no pensé que tendría acceso a otras cosas... no tocaré nada, lo prometo, pero agradecería el que me guiaras, si me conoces tanto como dices, sabes lo que vive dentro de mi, lo que también soy, en el fondo alguien como tu, aunque no pueda exteriorizarlo todo el tiempo, así que... me gustaría que me guiaras al dolor - Le pidió caminando a su lado, apresurándose a seguirle el paso – Enseñame a entenderte mejor -
Había entrado muchas veces en distintas mentes, por trabajo o por defensa propia y siempre había tenido todo bajo control. Resultaba relativamente fácil sumergirse en la psiquis de un humano, ya que estos no solían poner resistencia, además llevaba más de 100 años perfeccionando sus tácticas y aunque no era tan bueno como Erkki, era capaz de hacer muchas cosas que en teoría parecían alocadas e ilógicas. Pero esa era la primera vez que se sentía sólo y desprotegido en un universo psíquico. Además era la primera vez que entraba tan profundo en su cabeza, en las dos únicas veces anteriores en las que había usado esa técnica con él, Anuar se había resistido y no había logrado gran cosa.
Ahora se encontraba de pie, atónito, observando el espectáculo de luces de colores en lo que suponía era un 'cielo' sobre su cabeza. Luces segadoras que parecían jugar entre si y bailar una danza sin ritmo ni reglas. No podía ver cosas concretas, así que intuyó que esas luces eran sensaciones o sentimientos, más no pensamientos. Había escuchado alguna vez que los Chinos hacían descrestantes espectáculos con la pólvora y aunque no los había visto nunca, se imaginó que debían ser como aquellas luces jugetonas.
Volvió su vista al frente y entonces lo vio aparecer, materializándose en el humo como un espectro o como la mismísima muerte que venía por su cabeza. Soren caminó hacía el pequeño con latente curiosidad, días atrás había entrado en la mente de Eric y había conocido a Flavio en persona, había hablado con él inclusive, se preguntó quien sería ese chico atrapado dentro de Anuar y no tardó en enterarse, conforme el chico hablaba con tal propiedad como si lo tuviera todo bajo control.
El miedo. Ese chico estaba hecho de los miedos de Anuar. Dentro de él se encontraba la respuesta a muchos enigmas que envolvían la personalidad del humano, un mal necesario por supuesto tal y como él decía, porque sin los miedos podría cometer la locura de matarse, sin el miedo sería completamente otra persona. Sonrió al escucharle hablar, su curiosidad creciendo dentro de él como el imparable nivel de agua en una hidroeléctrica.
- Es un honor entonces conocerte – Dijo al fin – No sabía que era el responsable de tu existencia – Agregó y aquello le angustió bastante, ¿Significaba que el provocaba pesadillas y miedos a Anuar? - He venido porque quiero encontrar al dolor y anularlo – Explicó con sinceridad – Y para serte honesto, no pensé que te encontraría... no pensé que tendría acceso a otras cosas... no tocaré nada, lo prometo, pero agradecería el que me guiaras, si me conoces tanto como dices, sabes lo que vive dentro de mi, lo que también soy, en el fondo alguien como tu, aunque no pueda exteriorizarlo todo el tiempo, así que... me gustaría que me guiaras al dolor - Le pidió caminando a su lado, apresurándose a seguirle el paso – Enseñame a entenderte mejor -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
-oh antes no lo eras pero ahora la mayoría de sus miedos son en base a ti, porque perder es también un sentimiento inducido por mi- le explico con las manos detrás de la espalda y una andar parecido al que llevaban los reunidos a un sepelio, en un ritmo constante mas jamás pronunciado, mas aquellas palabras no le reconfortaron porque seguramente desearía conocer también a alegría y amor, dos sentimientos que ilógicamente giraban también entorno a el, mas ambos tan volátiles y desquiciados que en una danza de amantes no habían caído en cuenta de la presencia del vampiro, a veces se le antojaba empujarlos a las fosas sin fondo y no saber mas nada de aquellos dos.
-¿dolor?...es un buen amigo mio- aseguro sonriendo de forma triunfante, con las diminutas manos aun tras su espalda y un mudo andar causado por sus zapatitos de charol negro, en panorama comenzó a cambiar. A lo lejos se apreciaba una cúpula y sobre ella el cielo era diferente, las nubes crecían en medio de aquella obscuridad y los pajarillos trinaban sin cesar, de pronto el clima cambio y una fuerte tormenta azoto el techo de la cúpula, las gotas de agua se desvanecían apenas salian de los lindes de aquel monumento, el sonido de los truenos resquebrajaron sus oídos. El pequeño abrió la boca como si de ella tales sonidos manasen y con un único y audible grito el cielo se apaciguo, los pájaros no trinaron y las nubes se extinguieron permitiendo solo ver una inmensidad azul que fácilmente podría ser también el mar.
-no seas tonto tu no eres como yo…tu puedes decidir quien ser yo soy y siempre sere Bahir…el único que puede atormentar a tu humano- rodo aquellas esferillas del color de las aceitunas y rio, con una risa cargada de cinismo y amargura –te guiare al dolor…pero el camino a el es largo, se encuentra al final de todo esto, pasando los sueños y virando los insultos, solo después de atravesar el llanto lograremos llegar al dolor- le indico adentrándose en la cúpula, entonces el panorama cambio, a sus espaldas no habia ya obscuridad y de seguir un cielo traslucido les esperaba, aquello al pequeño no parecía divertirle si mundo habia sido y seria siempre aquel de soledad y desconsuelo, la desdicha era su felicidad y no habia mejor cosa para erradicarla que un dia como aquel, aunque se habia encargado ya de alejar a los pajarillos y acolchonadas nubes porque en ellas no lograba sino ver sonrisas que mas que encantarle le repudiaban las entrañas. El sol, o una visión del mismo, destellaba en el suelo dejando caer ríos de oro sobre el mismo, haciendo florecer botones de colores –estamos en los recuerdos alegres- le indico con calma, un lugar bastante vacio a decir verdad.
Se materializo pues en sus manos un diminuto oso de peliche, de un café intenso y ojos negros cuales brillantes piedras, en su pecho exhibía una tonalidad mas parecida al beige con algunas manchas de suciedad, su moño escarlata impecable se anudaba a su cuello con maestría y el pequeño le sujetaba como a su único y mejor amigo. Sus diminutos ojos observaron al vampiro con desconcierto -¿entenderme?- nadie antes se habia molestado en hacerlo, nisiquiera Anuar parecía ser capaz de comprender la existencia de aquel ser –no puedo…cuando me entiendas dejare de tener un sentido de existir- murmuro apretando al diminuto oso contra su pecho y un grito de desesperación surco los cielos obligándole a dar un respingo y soltar su firme agarre a aquel diminuto oso.
Como siluetas de humo se reflejaron en el campo dos niños no de mayor tamaño al que a Soren acompañaba –es el- murmuro sin mayor interés. De escasos 10 años se mostraba el cuerpo de Anuar, escondido bajo algunas prendas de vestir, un pantaloncillo caqui y una camisa de lino blanca, con una radiante sonrisa en sus labios y los rojizos cabellos cortos, como ahora nunca solia traerlo, tras de el corria una niña de largos y castaños cabellos, con un vestido entallado por un moño a su cintura y asi como las figuras aparecieron se borraron sin previo aviso –quizas puedas verte en algun sitio…te recomiendo que cuando pasemos por las tristezas te tapes los oídos y cierres los ojos- farfullo con indiferencia ante todo lo que a su alrededor sucedía.
Mas adelante y apenas materializándose comenzaban a ser visibles decenas de árboles secos, podría tratarse de un bosque entero con facilidad, las hojas en el suelo era como aquellas que el viento habia volado pasando el campo de alegrías y la cúpula de los cielos. Bahir tapo sus oídos y cerro los ojos mas no ante la tristeza sino la felicidad, prosiguió su camino a ciegas pues a su alrededor todo parecía destellar, algunas manchas de pintura surcaban el verde césped y un frondoso árbol crecia en medio de todo aquello, uno peculiar y bien conocido, un Anuar no demasiado joven al actual yacia contra el árbol con un cuadernillo entre sus manos la escena difería de la realidad pues aquella noche el cielo no era claro y la luna llena se mostraba como un manantial, aquella noche habia conocido la alegría aunque no lo supo sino hasta meses después y asi como la imagen anterior aquella también se esfumo en el aire con un suave soplo que llevo consigo los retoños de un diente de león.
Bahir abrió los ojos cuando el ambiente se sintió pesado y las hojas muertas crujieron a sus pies –los recuerdos son fáciles de ver, el dolor no lo será, su mente esta repleta de recuerdos pero no lograras comprender nada, a menos que encuentres los sentimientos y con ellos hables lo cual dudo en demasía…ven conozco un atajo- murmuro virando a la izquierda y zigzagueando entre los arboles -¡si te pierdes no regresare por ti!- exclamo con una eco que resonó en todo el plano. Era imposible toparse con ningun otro sentimiento, nadie iria en busca de miedo porque bien sabia el que si felicidad se perdía amor iría en su búsqueda mas a el, a el nadie lo buscaba y estaba feliz con ello.
-¿dolor?...es un buen amigo mio- aseguro sonriendo de forma triunfante, con las diminutas manos aun tras su espalda y un mudo andar causado por sus zapatitos de charol negro, en panorama comenzó a cambiar. A lo lejos se apreciaba una cúpula y sobre ella el cielo era diferente, las nubes crecían en medio de aquella obscuridad y los pajarillos trinaban sin cesar, de pronto el clima cambio y una fuerte tormenta azoto el techo de la cúpula, las gotas de agua se desvanecían apenas salian de los lindes de aquel monumento, el sonido de los truenos resquebrajaron sus oídos. El pequeño abrió la boca como si de ella tales sonidos manasen y con un único y audible grito el cielo se apaciguo, los pájaros no trinaron y las nubes se extinguieron permitiendo solo ver una inmensidad azul que fácilmente podría ser también el mar.
-no seas tonto tu no eres como yo…tu puedes decidir quien ser yo soy y siempre sere Bahir…el único que puede atormentar a tu humano- rodo aquellas esferillas del color de las aceitunas y rio, con una risa cargada de cinismo y amargura –te guiare al dolor…pero el camino a el es largo, se encuentra al final de todo esto, pasando los sueños y virando los insultos, solo después de atravesar el llanto lograremos llegar al dolor- le indico adentrándose en la cúpula, entonces el panorama cambio, a sus espaldas no habia ya obscuridad y de seguir un cielo traslucido les esperaba, aquello al pequeño no parecía divertirle si mundo habia sido y seria siempre aquel de soledad y desconsuelo, la desdicha era su felicidad y no habia mejor cosa para erradicarla que un dia como aquel, aunque se habia encargado ya de alejar a los pajarillos y acolchonadas nubes porque en ellas no lograba sino ver sonrisas que mas que encantarle le repudiaban las entrañas. El sol, o una visión del mismo, destellaba en el suelo dejando caer ríos de oro sobre el mismo, haciendo florecer botones de colores –estamos en los recuerdos alegres- le indico con calma, un lugar bastante vacio a decir verdad.
Se materializo pues en sus manos un diminuto oso de peliche, de un café intenso y ojos negros cuales brillantes piedras, en su pecho exhibía una tonalidad mas parecida al beige con algunas manchas de suciedad, su moño escarlata impecable se anudaba a su cuello con maestría y el pequeño le sujetaba como a su único y mejor amigo. Sus diminutos ojos observaron al vampiro con desconcierto -¿entenderme?- nadie antes se habia molestado en hacerlo, nisiquiera Anuar parecía ser capaz de comprender la existencia de aquel ser –no puedo…cuando me entiendas dejare de tener un sentido de existir- murmuro apretando al diminuto oso contra su pecho y un grito de desesperación surco los cielos obligándole a dar un respingo y soltar su firme agarre a aquel diminuto oso.
Como siluetas de humo se reflejaron en el campo dos niños no de mayor tamaño al que a Soren acompañaba –es el- murmuro sin mayor interés. De escasos 10 años se mostraba el cuerpo de Anuar, escondido bajo algunas prendas de vestir, un pantaloncillo caqui y una camisa de lino blanca, con una radiante sonrisa en sus labios y los rojizos cabellos cortos, como ahora nunca solia traerlo, tras de el corria una niña de largos y castaños cabellos, con un vestido entallado por un moño a su cintura y asi como las figuras aparecieron se borraron sin previo aviso –quizas puedas verte en algun sitio…te recomiendo que cuando pasemos por las tristezas te tapes los oídos y cierres los ojos- farfullo con indiferencia ante todo lo que a su alrededor sucedía.
Mas adelante y apenas materializándose comenzaban a ser visibles decenas de árboles secos, podría tratarse de un bosque entero con facilidad, las hojas en el suelo era como aquellas que el viento habia volado pasando el campo de alegrías y la cúpula de los cielos. Bahir tapo sus oídos y cerro los ojos mas no ante la tristeza sino la felicidad, prosiguió su camino a ciegas pues a su alrededor todo parecía destellar, algunas manchas de pintura surcaban el verde césped y un frondoso árbol crecia en medio de todo aquello, uno peculiar y bien conocido, un Anuar no demasiado joven al actual yacia contra el árbol con un cuadernillo entre sus manos la escena difería de la realidad pues aquella noche el cielo no era claro y la luna llena se mostraba como un manantial, aquella noche habia conocido la alegría aunque no lo supo sino hasta meses después y asi como la imagen anterior aquella también se esfumo en el aire con un suave soplo que llevo consigo los retoños de un diente de león.
Bahir abrió los ojos cuando el ambiente se sintió pesado y las hojas muertas crujieron a sus pies –los recuerdos son fáciles de ver, el dolor no lo será, su mente esta repleta de recuerdos pero no lograras comprender nada, a menos que encuentres los sentimientos y con ellos hables lo cual dudo en demasía…ven conozco un atajo- murmuro virando a la izquierda y zigzagueando entre los arboles -¡si te pierdes no regresare por ti!- exclamo con una eco que resonó en todo el plano. Era imposible toparse con ningun otro sentimiento, nadie iria en busca de miedo porque bien sabia el que si felicidad se perdía amor iría en su búsqueda mas a el, a el nadie lo buscaba y estaba feliz con ello.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Conforme avanzaban, Soren se sentía cada vez más fascinado. Todo lo que decía el pequeño Bahir resultaba increíble, se le ocurrió pensar que, realmente estaba 'dentro' de Anuar en todo el sentido de la palabra. Aquello de penetrarlo había dejado de ser una cuestión solamente física del acto sexual para pasar a tener una connotación mucho más interesante, Anuar le había permitido la entrada a su verdadero interior; a su mente. Y ahora él tenía la oportunidad de recorrer lugares que nadie jamás había recorrido. Ya pensaría luego como recomenzar a Anuar por tan grandiosa oportunidad, cuando pudiera regresar al mundo exterior.
-Quizás haya otro como tu en mi interior – Comentó siguiéndole el paso, imaginándose que en su mente también debía vivir un ente que representara al miedo, que para ser francos debía ser bien poderoso y grande, ya que había pasado su existencia huyendo de las cosas – Aunque creo que la cobardía debe ser aún más grande que el miedo en mi interior – Reflexionó. No se desanimó al escuchar que 'dolor' estaba bastante lejos, porque Soren ya no sólo quería anular el dolor para que el acto sexual fuera placentero de Anuar, en ese punto, la parte física había dejado de tener sentido, en ese lugar no había cuerpo. Quería conocer a dolor, porque sabía que en él residían otras respuestas, un dolor en el alma.
Se tapó la cara inconscientemente cuando el sol brilló en el cielo azul, por unos segundos asustado por estar a la intemperie, luego se sintió tonto al recordar que en ese mundo nada podría pasarle, no había porque temer, todo a su alrededor no eran más que ilusiones. Observó los recuerdos y sonrió al reconocer a la mini versión de Anuar y a la niña que supuso era Angelique. Giró su rostro y notó el oso que sostenía Bahir mientras le escuchaba explicar que no podría entenderle, un inesperado arranque de ternura lo embargó en esos momentos, ese pequeño niño vivía con la certeza de que en cualquier momento dejaría de existir cuando Anuar superara lo que le atemorizaba, era como vivir una constante sentencia de muerte.
-Si no puedo entenderte, deberé aprender a aceptarte así – Comentó y se atrevió a hacer algo que quizás no debía, pero ya era muy tarde para arrepentirse, cuando fue consciente de lo que hacía, ya estaba revolviéndole los rizos negros a Bahir con su mano derecha, en un gesto que bien parecía el de un cariñoso hermano mayor. Debía aprender a quererlo así no comprendiera su existencia, si quería amar a Anuar, debía aceptar todas esas cosas que se escondían dentro de él.
Observó fascinado la escena del árbol, aquella noche que recordaba con lujo de detalles, tuvo el impulso de correr hacía ese Anuar que esperaba recostado en la corteza, pero se contuvo y recordó las palabras del chico, no debía tocar nada. Se metió las manos en los bolsillos para evitar la tentación y continuó caminando siguiendo a su, ahora compañero - ¿Porque debo taparme los oídos y cerrar los ojos? - Le cuestionó con curiosidad, le haría caso, pero quería saber el porque. La curiosidad que le generaba todo ese nuevo mundo que exploraba lo estaba matando lentamente por dentro.
Se apresuró a seguir al chico por entre los árboles, evitando distraerse con otras cosas para no perderse, si le perdía fallaría en su misión y volvería al mundo exterior sin lograr su cometido, no estaba dispuesto a tirar por la borda todo aquello, así que intentó no perderlo de vista, siguiendo tentativamente sus pasos.
- ¿Todos vosotros sois amigos entre si? - Preguntó con inocencia - ¿Te gusta la soledad? A mi me agrada en demasía, me resulta extraño tener compañía... aunque lentamente me ido acostumbrando a Anuar – Confesó, no sabía porque pero Bahir le inspiraba confianza – No me gustaría conocer a 'Amor'... creo que tendría miedo a defraudarle... -
-Quizás haya otro como tu en mi interior – Comentó siguiéndole el paso, imaginándose que en su mente también debía vivir un ente que representara al miedo, que para ser francos debía ser bien poderoso y grande, ya que había pasado su existencia huyendo de las cosas – Aunque creo que la cobardía debe ser aún más grande que el miedo en mi interior – Reflexionó. No se desanimó al escuchar que 'dolor' estaba bastante lejos, porque Soren ya no sólo quería anular el dolor para que el acto sexual fuera placentero de Anuar, en ese punto, la parte física había dejado de tener sentido, en ese lugar no había cuerpo. Quería conocer a dolor, porque sabía que en él residían otras respuestas, un dolor en el alma.
Se tapó la cara inconscientemente cuando el sol brilló en el cielo azul, por unos segundos asustado por estar a la intemperie, luego se sintió tonto al recordar que en ese mundo nada podría pasarle, no había porque temer, todo a su alrededor no eran más que ilusiones. Observó los recuerdos y sonrió al reconocer a la mini versión de Anuar y a la niña que supuso era Angelique. Giró su rostro y notó el oso que sostenía Bahir mientras le escuchaba explicar que no podría entenderle, un inesperado arranque de ternura lo embargó en esos momentos, ese pequeño niño vivía con la certeza de que en cualquier momento dejaría de existir cuando Anuar superara lo que le atemorizaba, era como vivir una constante sentencia de muerte.
-Si no puedo entenderte, deberé aprender a aceptarte así – Comentó y se atrevió a hacer algo que quizás no debía, pero ya era muy tarde para arrepentirse, cuando fue consciente de lo que hacía, ya estaba revolviéndole los rizos negros a Bahir con su mano derecha, en un gesto que bien parecía el de un cariñoso hermano mayor. Debía aprender a quererlo así no comprendiera su existencia, si quería amar a Anuar, debía aceptar todas esas cosas que se escondían dentro de él.
Observó fascinado la escena del árbol, aquella noche que recordaba con lujo de detalles, tuvo el impulso de correr hacía ese Anuar que esperaba recostado en la corteza, pero se contuvo y recordó las palabras del chico, no debía tocar nada. Se metió las manos en los bolsillos para evitar la tentación y continuó caminando siguiendo a su, ahora compañero - ¿Porque debo taparme los oídos y cerrar los ojos? - Le cuestionó con curiosidad, le haría caso, pero quería saber el porque. La curiosidad que le generaba todo ese nuevo mundo que exploraba lo estaba matando lentamente por dentro.
Se apresuró a seguir al chico por entre los árboles, evitando distraerse con otras cosas para no perderse, si le perdía fallaría en su misión y volvería al mundo exterior sin lograr su cometido, no estaba dispuesto a tirar por la borda todo aquello, así que intentó no perderlo de vista, siguiendo tentativamente sus pasos.
- ¿Todos vosotros sois amigos entre si? - Preguntó con inocencia - ¿Te gusta la soledad? A mi me agrada en demasía, me resulta extraño tener compañía... aunque lentamente me ido acostumbrando a Anuar – Confesó, no sabía porque pero Bahir le inspiraba confianza – No me gustaría conocer a 'Amor'... creo que tendría miedo a defraudarle... -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Sintio que el pecho se le movia de alegría aunque alegría no estaba en aquellos instantes y en su pecho nada residía ajeno a aire y pensamientos, porque nada de aquel mundo era real y el pequeño Bahir se esforzaba inútilmente en creer lo contrario –quizás un dia pueda conocerlo ¡me comprendería!- exclamo extasiado de pies a cabeza, porque en aquel sitio nadie concebía su nacimiento ¿para que querían los demás sentimiento el medio? Mas aquello no importaba solo por y para Anuar estaba en aquel sitio, vagando inútilmente en un mundo al cual le parecía no pertenecer porque quizas, Bahir fuera una expresión del mismo Anuar, quizas, su mayor miedo era el mismo.
-la cobardía no puede ser nunca mas grande, es apenas y un mísero gusano aveces me dan ganas de aplastarlo, pero sin el…sin el yo tampoco existiría- y era extraño imaginar que un diminuto ser como aquel podia cambiar tanto su mundo pues a pesar de ser pequeño y temblar constantemente de pisarlo también el seria exterminado, sin cobardía no habia quien no pudiese vencerle, lo mantenía encerrado en una cajita de cristal, lo alimentaba y cuidaba como a su mascota. Le permitía crecer mas nunca mas de la cuenta porque podia convertirse entonces en valor y el valor no le sentaba nada bien.
Bahir frunció el ceño cuando aquella mano revolvió sus cabellos, golpeo con el osito de peluche la pierna del intruso y le regalo una mirada sin sentido pues en ella se guardaba una sonrisa –no se te ocurra volver a tocarme- se esforzó mas aun por decir porque al igual que Anuar sus labios no siempre decían lo que su cabeza pensaba –te sacare de aquí si lo haces- asevero apretando los labios –hare que sienta miedo de ti, te temerá y entonces…- “entonces nos quedaremos solos” no termino su frase cuando habia comenzado a andar nuevamente, presa de la confusión ¡que ingrata era ella! ¿Cómo se atrevía a plantarse en su ser y comenzar a crecer como un cáncer? Le reprocharía la próxima vez que con ella se topara.
-te los taparas, porque lo que veras no te va a agradar ¿lo has visto llorar alguna vez?...nunca lo has visto pensando en el suicidio, pues yo si cuando era mas joven…- susurro recordando aquellas noches de desvelo en que todos hay dentro comenzaban a conversar, porque no podían dejarle cometer aquel acto, todos dejarían de existir ¡todos! Y aquello no podia ser posible, habia sido el el encargado de hacerle temer a la muerte y habia hecho con creces su trabajo mas había sido la moral y el fuerte cimiento a su existencia lo que a fin de cuentas le habían salvado –lo vas a oir llorar y gritar ¿en verdad quieres ver eso?- negó con una diminuta sonrisa en sus labios.
Corria ya saliendo del bosque sin hojas, sus piernas rompían las hojas secas y sus cabellos ondeaban con el oso sujeto por un brazo colgando a su lado, brincaba raíces salidas y pasaba por debajo de ramas caídas, sin necesidad de agacharse por su corta estatura, no tardaron demasiado en salir de aquel lugar -¿amigos?- exclamo deteniéndose en seco, la volteo a ver esta vez con todo el enojo que le fue posible, sus ojos resplandecieron nuevamente con el fulgor de una hoguera –yo no tengo amigos ni los necesito ¿Quién va a querer a miedo? ¿Quién puede querer a Bahir? Solo dolor…solo dolor esta conmigo y a el le conozco bien- por un segundo una diminuta lagrima amenazo con rodar con su mejilla mas parecio ser absorbida por su piel al instante, un suave humo rolo se alzo de su lagrimal y trepo al cielo tiñendo los cielos de cólera –no vuelvas a hablar de amigos- le recrimino emprendiendo su camino nuevamente –amor…creo que te gustaría bastante ¿sabes que forma toma?- le cuestiono encogiéndose de hombros –me parece que nunca lo e visto, amor y felicidad huyen de mi- bufo pateando el suelo.
Fue entonces que un enorme tordo de negro plumaje y enrojecidos ojos surco el teñido firmamento, Bahir tembló al verle y sujetando la mano del intruso comenzó a correr hasta que las piernas le dolieron –no seas tonto ¡corre mas aprisa!- bramo observando en derredor, por algun sitio debía estar esa puerta, por alguna parte, donde, donde. Se detuvo de golpe antes de darse de llano con la puerta de caoba, la manija centellaba con un diamante incrustado donde debía estar el hueco para la llave, sujeto la manija, húmeda ¿húmeda? El graznido del animal le obligo a no pensar en ello ¡les habia visto!
Abrió la puerta que se comenzaba a desmaterializar, aunque no fuesen mas que pensamientos, y cayó al vacio cerrando los parpados, sus brazos rodearon su cabeza sin soltar asi al oso, la caia le pareció extrañamente mas corta que en ocasiones anteriores y de pronto, se sintió ahogar perdido en un mar de furioso oleaje, el cielo tupido de nubes grises comprendían asi la tormenta, y a donde se viese habia mar, mar y mas mar. Aquello habia crecido considerablemente desde la ultima vez que habia estado ahí, su diminuto cuerpo bajo las olas no logro ubicar la salida y la profundidad, pensar, que el le habia visto nacer como un pequeño riachuelo, pasando por una laguna y ahora, ahora era un mar embravecido.
Agito brazos y piernas frenéticamente logrando sacar su cabeza a la superficie, mas las olas se encargaban de sumergirlo nuevamente -¡no se nadar!- bramo tragando agua -¡Soren! ¡no se nadar!-
-la cobardía no puede ser nunca mas grande, es apenas y un mísero gusano aveces me dan ganas de aplastarlo, pero sin el…sin el yo tampoco existiría- y era extraño imaginar que un diminuto ser como aquel podia cambiar tanto su mundo pues a pesar de ser pequeño y temblar constantemente de pisarlo también el seria exterminado, sin cobardía no habia quien no pudiese vencerle, lo mantenía encerrado en una cajita de cristal, lo alimentaba y cuidaba como a su mascota. Le permitía crecer mas nunca mas de la cuenta porque podia convertirse entonces en valor y el valor no le sentaba nada bien.
Bahir frunció el ceño cuando aquella mano revolvió sus cabellos, golpeo con el osito de peluche la pierna del intruso y le regalo una mirada sin sentido pues en ella se guardaba una sonrisa –no se te ocurra volver a tocarme- se esforzó mas aun por decir porque al igual que Anuar sus labios no siempre decían lo que su cabeza pensaba –te sacare de aquí si lo haces- asevero apretando los labios –hare que sienta miedo de ti, te temerá y entonces…- “entonces nos quedaremos solos” no termino su frase cuando habia comenzado a andar nuevamente, presa de la confusión ¡que ingrata era ella! ¿Cómo se atrevía a plantarse en su ser y comenzar a crecer como un cáncer? Le reprocharía la próxima vez que con ella se topara.
-te los taparas, porque lo que veras no te va a agradar ¿lo has visto llorar alguna vez?...nunca lo has visto pensando en el suicidio, pues yo si cuando era mas joven…- susurro recordando aquellas noches de desvelo en que todos hay dentro comenzaban a conversar, porque no podían dejarle cometer aquel acto, todos dejarían de existir ¡todos! Y aquello no podia ser posible, habia sido el el encargado de hacerle temer a la muerte y habia hecho con creces su trabajo mas había sido la moral y el fuerte cimiento a su existencia lo que a fin de cuentas le habían salvado –lo vas a oir llorar y gritar ¿en verdad quieres ver eso?- negó con una diminuta sonrisa en sus labios.
Corria ya saliendo del bosque sin hojas, sus piernas rompían las hojas secas y sus cabellos ondeaban con el oso sujeto por un brazo colgando a su lado, brincaba raíces salidas y pasaba por debajo de ramas caídas, sin necesidad de agacharse por su corta estatura, no tardaron demasiado en salir de aquel lugar -¿amigos?- exclamo deteniéndose en seco, la volteo a ver esta vez con todo el enojo que le fue posible, sus ojos resplandecieron nuevamente con el fulgor de una hoguera –yo no tengo amigos ni los necesito ¿Quién va a querer a miedo? ¿Quién puede querer a Bahir? Solo dolor…solo dolor esta conmigo y a el le conozco bien- por un segundo una diminuta lagrima amenazo con rodar con su mejilla mas parecio ser absorbida por su piel al instante, un suave humo rolo se alzo de su lagrimal y trepo al cielo tiñendo los cielos de cólera –no vuelvas a hablar de amigos- le recrimino emprendiendo su camino nuevamente –amor…creo que te gustaría bastante ¿sabes que forma toma?- le cuestiono encogiéndose de hombros –me parece que nunca lo e visto, amor y felicidad huyen de mi- bufo pateando el suelo.
Fue entonces que un enorme tordo de negro plumaje y enrojecidos ojos surco el teñido firmamento, Bahir tembló al verle y sujetando la mano del intruso comenzó a correr hasta que las piernas le dolieron –no seas tonto ¡corre mas aprisa!- bramo observando en derredor, por algun sitio debía estar esa puerta, por alguna parte, donde, donde. Se detuvo de golpe antes de darse de llano con la puerta de caoba, la manija centellaba con un diamante incrustado donde debía estar el hueco para la llave, sujeto la manija, húmeda ¿húmeda? El graznido del animal le obligo a no pensar en ello ¡les habia visto!
Abrió la puerta que se comenzaba a desmaterializar, aunque no fuesen mas que pensamientos, y cayó al vacio cerrando los parpados, sus brazos rodearon su cabeza sin soltar asi al oso, la caia le pareció extrañamente mas corta que en ocasiones anteriores y de pronto, se sintió ahogar perdido en un mar de furioso oleaje, el cielo tupido de nubes grises comprendían asi la tormenta, y a donde se viese habia mar, mar y mas mar. Aquello habia crecido considerablemente desde la ultima vez que habia estado ahí, su diminuto cuerpo bajo las olas no logro ubicar la salida y la profundidad, pensar, que el le habia visto nacer como un pequeño riachuelo, pasando por una laguna y ahora, ahora era un mar embravecido.
Agito brazos y piernas frenéticamente logrando sacar su cabeza a la superficie, mas las olas se encargaban de sumergirlo nuevamente -¡no se nadar!- bramo tragando agua -¡Soren! ¡no se nadar!-
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
-No se como podrías conocerle... - Comentó escuchándole hablar sobre la cobardía, intentó imaginarse que forma tendría su propio miedo en su interior, nadie había entrado allí ¿Lo conocería Erkki? No estaba seguro, pero él podría ayudarle si se lo pedía – Cuando regrese, averiguaré como hacerlo, mis poderes mentales no son mejores que los de mi mentor, así que él debe saber como y podría hacer que vosotros os conocierais – Le prometió, no sabía porque de repente estaba tratando a Bahir como si fuera un ente real, olvidaba que esa cosita frente a él no era más que un efímero suspiro, el miedo era una cosa mala, la historia la escribían los valientes, aquellos que lideraban las revoluciones y ganaban las guerras. El miedo sólo volvía débiles a las personas ¿Entonces porque sentía simpatía por Bahir? ¿Porque quería que conociera al miedo en su interior?.
No lo comprendía. Como tampoco sabía con seguridad si, existiera una técnica mental que le permitiese conectarse a la mente de otra persona y permitir a esos mundos fusionarse de alguna manera, para que ambos miedos se encontrasen. - No se si pueda... pero lo intentaré – Corroboró y luego alejó la mano rápidamente cuando el chico le pidió que no lo tocara – Lo siento... fue sin pensar – Se apresuró a decir con expresión contrariada, debía recordar que ese niño seguía siendo la peor de las pesadillas de Anuar.
Continuó caminando a su lado, esta vez guardando más distancia pues no quería que se molestara y lo sacara de allí, demasiado difícil había sido entrar, mientras le escuchaba hablar, le pareció que su existencia era triste, antes no conocía lo que era tener amigos, pero luego de saber lo que se sentía, le parecía bastante difícil pensar en una vida tan solitaria. Le aterró escuchar que Anuar hubiese deseado acabar con su vida en el pasado ¿Y si lo hubiera hecho? Dios, si lo hubiera hecho, Soren seguiría siendo la misma alma errante, sin entender realmente los sentimientos, sin saber lo que era la verdadera felicidad. Se mordió el labio inferior pensativo y en silencio, no quería interrumpir al pequeño, cada cosa que decía desencadenaba un mar de descubrimientos y enigmas.
-No no se que forma tiene Amor... - Exclamó y justo entonces algo que le pareció como un enorme cuervo amenazó con tragarse el cielo entero, no reaccionó al instante, pero al escuchar los gritos del Miedo, corrió tanto como pudo, sin atreverse a mirar hacía arriba, sin atreverse tampoco a pensar que demonios era esa cosa tan espantosa que hasta el mismo Miedo le temía. Se lanzó por la puerta tan pronto tuvo oportunidad y el agua que lo envolvió le envió un shock por todo el cuerpo. No se esperaba encontrar agua del otro lado y por unos instantes, Soren olvidó que era vampiro, que no necesitaba respirar porque ya estaba muerto, el miedo se apoderó de él como una araña que trepaba cizañosa por su espalda y agito brazos y piernas sin coordinación intentando alcanzar la superficie.
Cuando su rostro salió del agua, aspiró con fuerza, notando que, efectivamente ¡estaba respirando! ¿Como era aquello posible?. Esto es una ilusión, no puede ser. Se dijo así mismo y no tuvo tiempo de reflexionar más al respecto porque los gritos del niño llamaron su atención ¿Podía morir el Miedo ahogado?, no quería descubrirlo por si mismo, sin el miedo, Anuar podría cometer una locura, esos pensamientos suicidas que mencionó el chico, podrían volverse una realidad sin el miedo a la muerte. Nadó como pudo acortando la distancia que los separaba, luchando contra las olas que amenazaban con partirlo en pedazos, toció cuando el agua se le metió por la boca y escupió otro poco mientras aspiraba con fuerza.
-¡Te tengo! - Exclamó asiendo al chico por el brazo y atrayéndolo contra su cuerpo para que no se hundiera – No tengas miedo – Agregó.
Ja. Que ironía.
- ¿Donde estamos? ¿Que demonios era esa cosa? - Exclamó azorado.
No lo comprendía. Como tampoco sabía con seguridad si, existiera una técnica mental que le permitiese conectarse a la mente de otra persona y permitir a esos mundos fusionarse de alguna manera, para que ambos miedos se encontrasen. - No se si pueda... pero lo intentaré – Corroboró y luego alejó la mano rápidamente cuando el chico le pidió que no lo tocara – Lo siento... fue sin pensar – Se apresuró a decir con expresión contrariada, debía recordar que ese niño seguía siendo la peor de las pesadillas de Anuar.
Continuó caminando a su lado, esta vez guardando más distancia pues no quería que se molestara y lo sacara de allí, demasiado difícil había sido entrar, mientras le escuchaba hablar, le pareció que su existencia era triste, antes no conocía lo que era tener amigos, pero luego de saber lo que se sentía, le parecía bastante difícil pensar en una vida tan solitaria. Le aterró escuchar que Anuar hubiese deseado acabar con su vida en el pasado ¿Y si lo hubiera hecho? Dios, si lo hubiera hecho, Soren seguiría siendo la misma alma errante, sin entender realmente los sentimientos, sin saber lo que era la verdadera felicidad. Se mordió el labio inferior pensativo y en silencio, no quería interrumpir al pequeño, cada cosa que decía desencadenaba un mar de descubrimientos y enigmas.
-No no se que forma tiene Amor... - Exclamó y justo entonces algo que le pareció como un enorme cuervo amenazó con tragarse el cielo entero, no reaccionó al instante, pero al escuchar los gritos del Miedo, corrió tanto como pudo, sin atreverse a mirar hacía arriba, sin atreverse tampoco a pensar que demonios era esa cosa tan espantosa que hasta el mismo Miedo le temía. Se lanzó por la puerta tan pronto tuvo oportunidad y el agua que lo envolvió le envió un shock por todo el cuerpo. No se esperaba encontrar agua del otro lado y por unos instantes, Soren olvidó que era vampiro, que no necesitaba respirar porque ya estaba muerto, el miedo se apoderó de él como una araña que trepaba cizañosa por su espalda y agito brazos y piernas sin coordinación intentando alcanzar la superficie.
Cuando su rostro salió del agua, aspiró con fuerza, notando que, efectivamente ¡estaba respirando! ¿Como era aquello posible?. Esto es una ilusión, no puede ser. Se dijo así mismo y no tuvo tiempo de reflexionar más al respecto porque los gritos del niño llamaron su atención ¿Podía morir el Miedo ahogado?, no quería descubrirlo por si mismo, sin el miedo, Anuar podría cometer una locura, esos pensamientos suicidas que mencionó el chico, podrían volverse una realidad sin el miedo a la muerte. Nadó como pudo acortando la distancia que los separaba, luchando contra las olas que amenazaban con partirlo en pedazos, toció cuando el agua se le metió por la boca y escupió otro poco mientras aspiraba con fuerza.
-¡Te tengo! - Exclamó asiendo al chico por el brazo y atrayéndolo contra su cuerpo para que no se hundiera – No tengas miedo – Agregó.
Ja. Que ironía.
- ¿Donde estamos? ¿Que demonios era esa cosa? - Exclamó azorado.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Vainilla, osos y arañas de colores (+ 18 / Anuar)
Apenas los brazos del intruso le sujetaron sus piernas rodearon su pecho y sus manos su cuello sin soltar asi al peluche, su diminuto cuerpo se estrecho contra la espalda del vampiro y una profusa tos comenzó a emerger desde su interior, escupiendo colosales cantidades de aquella agua que de, alguna forma que desconocía, le entristecía el “alma”, porque el era real, lo era en aquel mundo de sueños y fantasías y como una realidad podia ser comprobada y medida ¿podia también morir? Suponía, si podia matar a cobardía cualquier otro podia morir, mas existía una especie de pacto callado a voces entre todos los integrantes de aquel mundo, uno que le permitía a Anuar seguir con “cordura”.
Cuando al fin recobro el aliento y antes de disponerse a contestar alzo las esmeraldas que por orbes poseía exclamando al cielo con enojo, sus mejillas enrojecidas por la cólera y su voz vibrante, aquella aguda y de niño producía un estruendo solo comparable con los truenos -¡paren!- bramo dejando que el oleaje azotara su rostro con fiereza -¡que se detengan!- exclamo mas el oleaje pareció empeorar, remolinos comenzaron a manar de la tierra, el fondo rocoso se abrió en dos y una zanja alla en el fondo comenzó a dejar salir peces de melancolía, peces de caras largas y un andar pesado, peces sin brillo en sus escamas.
-¡nada!- chillo en un grito que divergía entre la orden y la desesperación, que bien pudiendo ser uno u otro no dejaba de ser ninguno, escucho un chirrido en el cielo y aquellas chispas coloridas tan bien conocidas desprendieron la lluvia blanca apaciguando las aguas, amor y felicidad surcaban nuevamente los cielos, en aquella perfecta danza que habia existido desde la primera risa del pelirrojo, porque no eran las hadas quienes nacían con la primera risa sino, aquella danza de estrellas.
El mar antes embravecido se calmo ahora dejando una superficie cristalina, como un espejo sobre el cual andar –me sorprende tu rapidez- farfullo con todo el aire de zumba que le fue posible, porque su orgullo se veía herido al haber tenido que depender de aquellos dos egocéntricos para salir adelante, aquellos dos que no podían quitarse la mirada de encima y tan cierto era aquello como que no habían caído en su presencia nuevamente, no se habían percatado que la estrella negra no les seguía ya, mas pronto estarían en sus dominios, las tierras donde el reinaba por encima de todo lo demás pronto estarían en su parte de la mente.
-estamos…donde vienen a dar todas las lagrimas- le explico señalando al frente, si nadaba quizás en algunos minutos estarían lejos de aquel lugar, mas cerca de dolor y las tristezas, su reino-pero la ultima vez que estuve aquí, era apenas una amplia laguna que podias atravesar en bote- asevero ciertamente confundido por aquel hecho, porque no solo las lágrimas visibles iban a dar a aquel lugar, también las que resbalaban por el alma se encontraban ahí, Bahir coloco el peluche sobre la cabeza de Soren como si de algun modo este fuese el capitán de aquel navio.
La ultima pregunta tuvo que dudarla un poco mas, sin saber bien si aquel vampiro debía saber esa clase de secretos ¿debia exponer tanto a Anuar? -¿a que crees que yo le temeria?...es la muerte- le explico observando el firmamento, solo esperaba no verla nuevamente pues en aquel sitio serian presa fácil –nuestro humano a estado pensando mucho en eso últimamente, tanto que en este mundo termino cobrando vida ¿eres tu acaso el responsable de eso?- le cuestiono soplando al oso, el cual con aquella suave brisa se seco al instante dejándole nuevamente mullido y esponjoso, acomodo su moño dándole un suave palmeo en su cabeza, el algodón en su interior se comprimió para regresar al instante a su forma original –no tardaremos en llegar a tierra firme-asevero en voz baja, suponía que el intruso no debía permanecer mucho mas tiempo en aquel lugar podría llegar a ser perjudicial para todos y letal quizas para el.
-en cuanto lo hagamos estaremos en la tierra que me pertenece, tristeza y soledad es todo lo que hay cruzando este mar…ahorramos tiempo evitando varias paradas en recuerdos esplendidos, hay también un mundo neutral, donde yacen todos los recuerdos sin excepción pero es complicado llegar ahí de modo que no lo intentaremos- le indico señalando la tierra lejana y no tuvieron que avanzar mucho mas para que la orilla llegara a sus pies, una playa desierta con una puerta en medio de todo a varios metros de distancia.
Bahir bajo de la espalda de Soren con el muñeco entre sus manos y asi como su cuerpo fue saliendo del agua comenzó a secarse con rapidez, su impecable traje negro y zapatos de charol estuvieron secos de un segundo a otro -¿estas listo?- le cuestiono acercándose a la puerta que a simple instancia parecía plantada en aquel lugar sin ninguna intensión en particular.
Cuando al fin recobro el aliento y antes de disponerse a contestar alzo las esmeraldas que por orbes poseía exclamando al cielo con enojo, sus mejillas enrojecidas por la cólera y su voz vibrante, aquella aguda y de niño producía un estruendo solo comparable con los truenos -¡paren!- bramo dejando que el oleaje azotara su rostro con fiereza -¡que se detengan!- exclamo mas el oleaje pareció empeorar, remolinos comenzaron a manar de la tierra, el fondo rocoso se abrió en dos y una zanja alla en el fondo comenzó a dejar salir peces de melancolía, peces de caras largas y un andar pesado, peces sin brillo en sus escamas.
-¡nada!- chillo en un grito que divergía entre la orden y la desesperación, que bien pudiendo ser uno u otro no dejaba de ser ninguno, escucho un chirrido en el cielo y aquellas chispas coloridas tan bien conocidas desprendieron la lluvia blanca apaciguando las aguas, amor y felicidad surcaban nuevamente los cielos, en aquella perfecta danza que habia existido desde la primera risa del pelirrojo, porque no eran las hadas quienes nacían con la primera risa sino, aquella danza de estrellas.
El mar antes embravecido se calmo ahora dejando una superficie cristalina, como un espejo sobre el cual andar –me sorprende tu rapidez- farfullo con todo el aire de zumba que le fue posible, porque su orgullo se veía herido al haber tenido que depender de aquellos dos egocéntricos para salir adelante, aquellos dos que no podían quitarse la mirada de encima y tan cierto era aquello como que no habían caído en su presencia nuevamente, no se habían percatado que la estrella negra no les seguía ya, mas pronto estarían en sus dominios, las tierras donde el reinaba por encima de todo lo demás pronto estarían en su parte de la mente.
-estamos…donde vienen a dar todas las lagrimas- le explico señalando al frente, si nadaba quizás en algunos minutos estarían lejos de aquel lugar, mas cerca de dolor y las tristezas, su reino-pero la ultima vez que estuve aquí, era apenas una amplia laguna que podias atravesar en bote- asevero ciertamente confundido por aquel hecho, porque no solo las lágrimas visibles iban a dar a aquel lugar, también las que resbalaban por el alma se encontraban ahí, Bahir coloco el peluche sobre la cabeza de Soren como si de algun modo este fuese el capitán de aquel navio.
La ultima pregunta tuvo que dudarla un poco mas, sin saber bien si aquel vampiro debía saber esa clase de secretos ¿debia exponer tanto a Anuar? -¿a que crees que yo le temeria?...es la muerte- le explico observando el firmamento, solo esperaba no verla nuevamente pues en aquel sitio serian presa fácil –nuestro humano a estado pensando mucho en eso últimamente, tanto que en este mundo termino cobrando vida ¿eres tu acaso el responsable de eso?- le cuestiono soplando al oso, el cual con aquella suave brisa se seco al instante dejándole nuevamente mullido y esponjoso, acomodo su moño dándole un suave palmeo en su cabeza, el algodón en su interior se comprimió para regresar al instante a su forma original –no tardaremos en llegar a tierra firme-asevero en voz baja, suponía que el intruso no debía permanecer mucho mas tiempo en aquel lugar podría llegar a ser perjudicial para todos y letal quizas para el.
-en cuanto lo hagamos estaremos en la tierra que me pertenece, tristeza y soledad es todo lo que hay cruzando este mar…ahorramos tiempo evitando varias paradas en recuerdos esplendidos, hay también un mundo neutral, donde yacen todos los recuerdos sin excepción pero es complicado llegar ahí de modo que no lo intentaremos- le indico señalando la tierra lejana y no tuvieron que avanzar mucho mas para que la orilla llegara a sus pies, una playa desierta con una puerta en medio de todo a varios metros de distancia.
Bahir bajo de la espalda de Soren con el muñeco entre sus manos y asi como su cuerpo fue saliendo del agua comenzó a secarse con rapidez, su impecable traje negro y zapatos de charol estuvieron secos de un segundo a otro -¿estas listo?- le cuestiono acercándose a la puerta que a simple instancia parecía plantada en aquel lugar sin ninguna intensión en particular.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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