AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Recuerdo del primer mensaje :
El día de la cita había llegado, no hay que decir que estaba de los nervios al punto que no paraba de recorrer la casa de arriba a abajo, incluso había a ayudado a limpiar al servicio aunque estoy se negaban. No se podía estar quieta, cuando no había más que poder hacer subió a su habitación. Podían ser ya las ocho de la noche para cuando se tumbó en su cama y se puso a acariciar a su fiel mascota.
No se levantó de la camas hasta una hora más tarde cuando mandó al cochero a recoger a Sinnove a la hora indicada y en el lugar acordado, le dio estrictas instrucciones de que no llegara tarde por nada del mundo, incluso era mejor si llegaba unos minutos antes. Sabía perfectamente que llegaría puntual, su servicio se había criado con ella y sus padres trabajaron antes a su servicio. Por supuesto todos sabía el carácter que podía tener la latina, pero nunca lo demostró con ellos, además de que sabía perfectamente que era.
Volvió a su habitación y se sentó en la cama mirando hacia el tocador, en eso que la gata se subió a su regazo- ay Miss Muffet...pórtate bien por favor, que ya nos conocemos...-sonrió mientras acariciaba a la gata y suspiró, no sabía exactamente por que estaba hablando con su mascota. Dejó a Miss Muffet en la cama y se levantó dirigiéndose al gran armario lleno de ropa para cambiarse pues no iba muy decente como para recibir a nadie.
Después de unos minutos sopesando la ropa que se iba a poner, por fin se decidió por uno sencillo y cómodo, pero sin dejar de ser elegante. Se sentó en frente del tocador y mientras se arreglaba el pelo pensaba como podía decirle eso de que era un vampiro, no tenía muy claro como lo haría así que diría lo que saliera en el momento. Pensando y pensando, María, la más joven del servicio le informó que la visita estaba ya abajo.
Asintió con la cabeza y se quedó inmóvil durante un minuto, pero consiguió reaccionar. Se levantó del asiento, respiró profundamente y salió de la habitación junto a la gata que la seguía. Llegó a las escaleras y se quedó otra vez inmóvil al verla en la entrada, solo había pasado un día y medio, pero era como si fuesen siglos. Queriendo pero sin poder moverse se quedó en lo alto de la escalera mientras su mascota era más valiente y bajaba.
El día de la cita había llegado, no hay que decir que estaba de los nervios al punto que no paraba de recorrer la casa de arriba a abajo, incluso había a ayudado a limpiar al servicio aunque estoy se negaban. No se podía estar quieta, cuando no había más que poder hacer subió a su habitación. Podían ser ya las ocho de la noche para cuando se tumbó en su cama y se puso a acariciar a su fiel mascota.
No se levantó de la camas hasta una hora más tarde cuando mandó al cochero a recoger a Sinnove a la hora indicada y en el lugar acordado, le dio estrictas instrucciones de que no llegara tarde por nada del mundo, incluso era mejor si llegaba unos minutos antes. Sabía perfectamente que llegaría puntual, su servicio se había criado con ella y sus padres trabajaron antes a su servicio. Por supuesto todos sabía el carácter que podía tener la latina, pero nunca lo demostró con ellos, además de que sabía perfectamente que era.
Volvió a su habitación y se sentó en la cama mirando hacia el tocador, en eso que la gata se subió a su regazo- ay Miss Muffet...pórtate bien por favor, que ya nos conocemos...-sonrió mientras acariciaba a la gata y suspiró, no sabía exactamente por que estaba hablando con su mascota. Dejó a Miss Muffet en la cama y se levantó dirigiéndose al gran armario lleno de ropa para cambiarse pues no iba muy decente como para recibir a nadie.
Después de unos minutos sopesando la ropa que se iba a poner, por fin se decidió por uno sencillo y cómodo, pero sin dejar de ser elegante. Se sentó en frente del tocador y mientras se arreglaba el pelo pensaba como podía decirle eso de que era un vampiro, no tenía muy claro como lo haría así que diría lo que saliera en el momento. Pensando y pensando, María, la más joven del servicio le informó que la visita estaba ya abajo.
Asintió con la cabeza y se quedó inmóvil durante un minuto, pero consiguió reaccionar. Se levantó del asiento, respiró profundamente y salió de la habitación junto a la gata que la seguía. Llegó a las escaleras y se quedó otra vez inmóvil al verla en la entrada, solo había pasado un día y medio, pero era como si fuesen siglos. Queriendo pero sin poder moverse se quedó en lo alto de la escalera mientras su mascota era más valiente y bajaba.
Última edición por Santana López el Sáb Jul 28, 2012 11:18 am, editado 1 vez
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Soltó una carcajada cuando repitió sus mismas palabras, desde luego su pronunciación dejaba mucho que desear pero igualmente sonaba muy bien. Le pareció un gesto sumamente adorable y el acento era bastante cómico. Dejó de reír pero sin dejar su sonrisa mientras comenzaba a dejar algunos besos repartidos por su rostro.
-Debo interpretar eso como que… ¿quieres aprender mi idioma?-preguntó sonriente dejando de besarla y volviéndose a quedar mirándola a los ojos. Tenía claro que la paciencia no era su fuerte, pero estaba segura de que con ella saldría toda la paciencia que no tenía con nadie al igual que con todo.
Como siempre sus manos no podían quedarse quietas por lo que mientras una comenzaba a trazar leves figuras aleatorias sobre la piel desnuda de su espalda, la otra subía hasta su cabello enredándose en él y acariciando los mechones rubios que caían a los lados de su rostro.
En su mente todavía resonaba aquel diminutivo de su nombre, era demasiado tiempo el que había pasado desde la última vez que alguien la llamó así, hecho que solo hacia que sonriera más si era posible incluso de haber sido posible le dolería la mandíbula y las comisuras de los labios de tanto sonreír.
Sentía en su rostro el respirar de ella, era sumamente revitalizador. Su sonrisa se esfumó pero sin dejar de tener una mueca de felicidad, la mano que estaba en los cabellos rubios se deslizo por su rostro hasta llegar justo donde latía su corazón y la dejó allí notando cada latido, los cuales ya se habían relajado un poco. A pesar de que el suyo por desgracia o por virtud ya no podía emitir el mismo sonido, tenía claro que estaría desbocado siempre que estuviera en su compañía.
Después de todos los años por fin había vuelto a encontrar su razón de ser, aunque no podía evitar rememorar cosas del pasado. Daba gracias a quien fuera que no permitiera que en esos dos años que estuvo sin rumbo nunca llegara a conseguir su objetivo de quitarse la vida y largarse de este mundo hipócrita y cruel.
Rápidamente desechó todos esos pensamientos de su mente cuando el bombeo de aquel corazón hizo que volviera a darse cuenta de donde y con quien estaba. La sonrisa volvió a dibujarse en su rostro al volver a ver esos dos ojos azules que seguían hipnotizándola completamente.
-Debo interpretar eso como que… ¿quieres aprender mi idioma?-preguntó sonriente dejando de besarla y volviéndose a quedar mirándola a los ojos. Tenía claro que la paciencia no era su fuerte, pero estaba segura de que con ella saldría toda la paciencia que no tenía con nadie al igual que con todo.
Como siempre sus manos no podían quedarse quietas por lo que mientras una comenzaba a trazar leves figuras aleatorias sobre la piel desnuda de su espalda, la otra subía hasta su cabello enredándose en él y acariciando los mechones rubios que caían a los lados de su rostro.
En su mente todavía resonaba aquel diminutivo de su nombre, era demasiado tiempo el que había pasado desde la última vez que alguien la llamó así, hecho que solo hacia que sonriera más si era posible incluso de haber sido posible le dolería la mandíbula y las comisuras de los labios de tanto sonreír.
Sentía en su rostro el respirar de ella, era sumamente revitalizador. Su sonrisa se esfumó pero sin dejar de tener una mueca de felicidad, la mano que estaba en los cabellos rubios se deslizo por su rostro hasta llegar justo donde latía su corazón y la dejó allí notando cada latido, los cuales ya se habían relajado un poco. A pesar de que el suyo por desgracia o por virtud ya no podía emitir el mismo sonido, tenía claro que estaría desbocado siempre que estuviera en su compañía.
Después de todos los años por fin había vuelto a encontrar su razón de ser, aunque no podía evitar rememorar cosas del pasado. Daba gracias a quien fuera que no permitiera que en esos dos años que estuvo sin rumbo nunca llegara a conseguir su objetivo de quitarse la vida y largarse de este mundo hipócrita y cruel.
Rápidamente desechó todos esos pensamientos de su mente cuando el bombeo de aquel corazón hizo que volviera a darse cuenta de donde y con quien estaba. La sonrisa volvió a dibujarse en su rostro al volver a ver esos dos ojos azules que seguían hipnotizándola completamente.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Por un momento me sentí como una niña pequeña de nuevo, al notar como llenaba mi rostro de beso tiernos a los que no estaba demasiado acostumbrada, pero que viniendo de ella despertaban cientos de sensaciones en mi alma y mi cuerpo. Era curioso como en cuestión de minutos, esos labios habían pasado de darme la más lujuriosa de las atenciones para ahora tratarme con la más absoluta de las dulzuras.
—Tú dominas el mío, así que es lo justo ¿no crees?—contesté, asintiendo un par de veces con la cabeza y mordiéndome suavemente el labio inferior antes de volver a sonreir con determinación.
Puede que apenas supiese leer y escribir, pero sabía hablar dos idiomas a la perfección, incluso cuando uno de ellos no lo practicaba desde mi infancia más tierna. Así que desde luego que quería añadir una lengua más a mi repertorio y más si era la de Santana. Añoraba el día en el que ella me hablase y yo pudiera contestarla sin necesidad de una traducción previa.
Los latidos de mi corazón volvieron a acelerarse cuando ella colocó su mano sobre mi pecho para poder sentirlos, normalizándose de nuevo a los pocos segundos bajo su tacto. Era algo extremadamente inquietante el no escuchar más que silencio por parte de su cuerpo, ni el más mínimo latido, y sin embargo verla con un aspecto tan sano frente a mí, moviéndose, hablando, mirándome. Viva. Para muchos un hecho sobrenatural y aberrante. Un auténtico milagro según mi punto de vista.
Aunque al principio me había parecido algo completamente terrorífico, a medida que pasaban los minutos y las horas se me hacía más y más atrayente la forma de vida de Santana. Poder existir para siempre, sin envejecer, sin enfermar. Me hacía darme cuenta de lo frágiles que éramos los humanos.
Poco a poco me fui relajando por completo, dejando que mi cuerpo se fundiera con el de Santana, al tiempo que mis ojos seguían sin despegarse de los suyos ni un solo segundo.
—¿Cómo es tu país? ¿Está muy lejos de París?—pregunté después de unos segundos sumidas en un silencio cómodo. Era una buena manera de seguir conociendo más cosas de ella, de sus raices, de las cosas que la habían llevado a estar hoy, aquí, en esta cama, conmigo.
—Tú dominas el mío, así que es lo justo ¿no crees?—contesté, asintiendo un par de veces con la cabeza y mordiéndome suavemente el labio inferior antes de volver a sonreir con determinación.
Puede que apenas supiese leer y escribir, pero sabía hablar dos idiomas a la perfección, incluso cuando uno de ellos no lo practicaba desde mi infancia más tierna. Así que desde luego que quería añadir una lengua más a mi repertorio y más si era la de Santana. Añoraba el día en el que ella me hablase y yo pudiera contestarla sin necesidad de una traducción previa.
Los latidos de mi corazón volvieron a acelerarse cuando ella colocó su mano sobre mi pecho para poder sentirlos, normalizándose de nuevo a los pocos segundos bajo su tacto. Era algo extremadamente inquietante el no escuchar más que silencio por parte de su cuerpo, ni el más mínimo latido, y sin embargo verla con un aspecto tan sano frente a mí, moviéndose, hablando, mirándome. Viva. Para muchos un hecho sobrenatural y aberrante. Un auténtico milagro según mi punto de vista.
Aunque al principio me había parecido algo completamente terrorífico, a medida que pasaban los minutos y las horas se me hacía más y más atrayente la forma de vida de Santana. Poder existir para siempre, sin envejecer, sin enfermar. Me hacía darme cuenta de lo frágiles que éramos los humanos.
Poco a poco me fui relajando por completo, dejando que mi cuerpo se fundiera con el de Santana, al tiempo que mis ojos seguían sin despegarse de los suyos ni un solo segundo.
—¿Cómo es tu país? ¿Está muy lejos de París?—pregunté después de unos segundos sumidas en un silencio cómodo. Era una buena manera de seguir conociendo más cosas de ella, de sus raices, de las cosas que la habían llevado a estar hoy, aquí, en esta cama, conmigo.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Rio entre dientes escuchando su respuesta, era un buen punto y desde luego era justo, aunque eso no le importaba mucho, le daba más atención al hecho de que quisiera aprender su idioma entre los muchos que había y precisamente el suyo no era muy esencial aprenderlo.
-De acuerdo, te enseñare con mucho gusto-sonrió de nuevo y dejó un leve beso en sus labios.
Seguía notando en la palma de su mano el latir de su corazón y al mismo tiempo el subir y bajar de su pecho al respirar, hasta que retirando la mano de allí volvió a acariciar su cabello apartándole un par de mechones de la cara posicionándolos detrás de su oreja. Ambas se relajaban por completo conforme pasaban los segundos pero a la vez sin dejar de observarse mutuamente. Al escuchar sus preguntas rio ligeramente entre dientes, por lo visto su curiosidad nunca acababa, pero le gustaba que se interesara por ella.
-Pues está bastante lejos si, es una isla preciosa, lo que más me gusta es que hay playa, amaba ir cuando amanecía o cuando era la hora de la puesta de sol-suspiró recordando y añorando su tierra, hacia bastante tiempo que estaba lejos de allí- la diferencia más grande sin duda es la gente, aquí son todos unos aburridos-se encogió de hombros riendo entre dientes. Definitivamente llevaba toda la razón, desde que había llegado a París lo que más había extrañado eran las grandes fiestas que se hacían en otros lugares.
-Es un país no muy grande, pero muy agradable a la vista. Desde luego no tiene nada que ver con París pero tampoco tiene nada que envidiarle te lo aseguro. No se si lo haré o no pero espero volver algún día-todavía conservaba la casa de sus padres y todas sus posesiones, además de amistades. Tenía muy claro que si algún día volvía no sería sola.
-¿Qué más quisieres saber?-preguntó volviendo a reír entre dientes y alzando una ceja, se notaba que esas preguntas solo eran el principio de un nuevo interrogatorio, solo que este sería menos tenso.
-De acuerdo, te enseñare con mucho gusto-sonrió de nuevo y dejó un leve beso en sus labios.
Seguía notando en la palma de su mano el latir de su corazón y al mismo tiempo el subir y bajar de su pecho al respirar, hasta que retirando la mano de allí volvió a acariciar su cabello apartándole un par de mechones de la cara posicionándolos detrás de su oreja. Ambas se relajaban por completo conforme pasaban los segundos pero a la vez sin dejar de observarse mutuamente. Al escuchar sus preguntas rio ligeramente entre dientes, por lo visto su curiosidad nunca acababa, pero le gustaba que se interesara por ella.
-Pues está bastante lejos si, es una isla preciosa, lo que más me gusta es que hay playa, amaba ir cuando amanecía o cuando era la hora de la puesta de sol-suspiró recordando y añorando su tierra, hacia bastante tiempo que estaba lejos de allí- la diferencia más grande sin duda es la gente, aquí son todos unos aburridos-se encogió de hombros riendo entre dientes. Definitivamente llevaba toda la razón, desde que había llegado a París lo que más había extrañado eran las grandes fiestas que se hacían en otros lugares.
-Es un país no muy grande, pero muy agradable a la vista. Desde luego no tiene nada que ver con París pero tampoco tiene nada que envidiarle te lo aseguro. No se si lo haré o no pero espero volver algún día-todavía conservaba la casa de sus padres y todas sus posesiones, además de amistades. Tenía muy claro que si algún día volvía no sería sola.
-¿Qué más quisieres saber?-preguntó volviendo a reír entre dientes y alzando una ceja, se notaba que esas preguntas solo eran el principio de un nuevo interrogatorio, solo que este sería menos tenso.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Escuché sus palabras como si me estuviese narrando una historia sobre algún mundo fantástico y mágico, reservado solo a los ojos de unos pocos privilegiados. Mi imaginación de nuevo volvió a ser mi gran aliada, creando rápidamente cientos de posibles escenarios en mi mente a partir de las descripciones que Santana me estaba proporcionando.
Me costó bastante darle forma a la playa, ya que mis recuerdos eran bastante vagos y se remontaban a mi corta estancia en mi pueblo natal, cuando a penas era una niña. Sin embargo, dudaba bastante que el oceano que había visto Santana fuese igual al que yo había presenciado, frío, helado, lleno de rocas y escarcha por las bajas temperaturas. Era uno de los pocos detalles que recordaba de Holanda, el intenso frío invernal que te congelaba hasta los huesos.
Sonreí divertida ante su opinión de los habitantes de París y sus costumbres sociales tan rectas y tan correctas. O por lo menos en apariencia, ya que una vez más la sociedad hacía gala de su falsa moral, celebrando festejos y otros eventos siempre a espaldas de la luz pública, solo para poder aparentar más tarde. Aún así, sonreí con ganas, dándole la razón a Santana.
Escuchandola hablar me hacía darme cuenta de lo poco que sabía acerca del mundo, de otros países y culturas. Me hacía sentirme pequeña, un punto en mitad del océano, perdido en la inmesidad. Era apabullante a la vez que emocionante.
—Mi país también esta lejos de aquí, o al menos eso creo, ya que solo recuerdo haber andado durante meses antes de llegar a París—comenté, aunque ella no me había preguntado. Sentía que estaba en la obligación de compartir lo poco que sabía sobre mí misma con ella—También recuerdo el mar, pero siempre hacía demasiado frío como para que madre me dejase bañarme—añadí. Era curioso como podía recordar momentos que incluían a mi madre pero sin ser capaz de recordar el rostro de mi madre en sí.
Sonreí de nuevo al escuchar sus palabras, pensando una vez más en lo mucho que conseguía leerme a pesar de conocerme desde hacía tan poco tiempo. ¿Sería una prueba más de que realmente yo era ella? Tal vez por eso Santana era capaz de complementar mis pensamientos con tanta precisión, porque en realidad lo había hecho durante años antes de volver a encontrarme.
—¿Cómo se llamaba?—pregunté, ya que quería ponerle nombre a esa desconocida tan importante en su vida, y sin quererlo, también en la mía.
Me costó bastante darle forma a la playa, ya que mis recuerdos eran bastante vagos y se remontaban a mi corta estancia en mi pueblo natal, cuando a penas era una niña. Sin embargo, dudaba bastante que el oceano que había visto Santana fuese igual al que yo había presenciado, frío, helado, lleno de rocas y escarcha por las bajas temperaturas. Era uno de los pocos detalles que recordaba de Holanda, el intenso frío invernal que te congelaba hasta los huesos.
Sonreí divertida ante su opinión de los habitantes de París y sus costumbres sociales tan rectas y tan correctas. O por lo menos en apariencia, ya que una vez más la sociedad hacía gala de su falsa moral, celebrando festejos y otros eventos siempre a espaldas de la luz pública, solo para poder aparentar más tarde. Aún así, sonreí con ganas, dándole la razón a Santana.
Escuchandola hablar me hacía darme cuenta de lo poco que sabía acerca del mundo, de otros países y culturas. Me hacía sentirme pequeña, un punto en mitad del océano, perdido en la inmesidad. Era apabullante a la vez que emocionante.
—Mi país también esta lejos de aquí, o al menos eso creo, ya que solo recuerdo haber andado durante meses antes de llegar a París—comenté, aunque ella no me había preguntado. Sentía que estaba en la obligación de compartir lo poco que sabía sobre mí misma con ella—También recuerdo el mar, pero siempre hacía demasiado frío como para que madre me dejase bañarme—añadí. Era curioso como podía recordar momentos que incluían a mi madre pero sin ser capaz de recordar el rostro de mi madre en sí.
Sonreí de nuevo al escuchar sus palabras, pensando una vez más en lo mucho que conseguía leerme a pesar de conocerme desde hacía tan poco tiempo. ¿Sería una prueba más de que realmente yo era ella? Tal vez por eso Santana era capaz de complementar mis pensamientos con tanta precisión, porque en realidad lo había hecho durante años antes de volver a encontrarme.
—¿Cómo se llamaba?—pregunté, ya que quería ponerle nombre a esa desconocida tan importante en su vida, y sin quererlo, también en la mía.
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Se quedó embobada mirándola mientras escuchaba como también le contaba cosas acerca de ella. Su idea no iba muy desencaminada, Holanda también estaba bastante lejos de París aunque no sabía exactamente cuanto, la geografía siempre fue su punto débil no le gustaba mucho eso de los mapas aunque lo de viajar si que le agradaba más.
Hablar del mar le hacía querer salir corriendo a una playa y meterse en el agua, pero en ese momento lo veía un poco improbable, y ahora sin duda tendría compañía para un buen baño nocturno. Eso era otra de las cosas que añoraba de su casa en Puerto Rico, prácticamente saltaba del banco y estaba en la playa, casi todas las noches sin que sus padres se dieran cuenta se escapaba a dar paseos a la luz de la luna y la mayoría de las veces la recogía a ella para que la acompañara en sus paseos nocturnos.
Otra pregunta esperada la sacó de nuevo de sus pensamientos. Suspiró sin dejar de sonreír, se sorprendió al darse cuenta que en todos esos años no había vuelto a pronunciar su nombre en voz alta- Brittany…-susurró dándose cuenta de que no pasaba nada si mencionaba su nombre. Siempre tuvo una especie de miedo de volver a decir su nombre, como si diciéndolo volviera a derrumbarse, pero no, los años habían pasado y aunque nunca lo había notado ahora tenia algo por lo que darse cuenta de las cosas y poder vivir de nuevo la vida.
Era completamente normal que quisiera averiguar también acerca de ella, incluso se había cuestionado de por qué no le había preguntado antes, se ponía en su lugar y entendía perfectamente toda la curiosidad que podría tener acerca de una desconocida que supuestamente fuiste tú. Si se veía desde afuera podía ser un tanto confuso y si lo veías desde dentro también era confuso, incluso más.
Tantos años guardando tantos sentimientos podían llegar a resentir a cualquier persona, pero ahora que de cierta forma se estaba desahogando, se sentía mucho mejor. Tenia por seguro que su humor cambiaria de aquí en adelante, puede que mantuviera ciertos caracteres suyos propios de sus raíces latinas pero ya no seria tan gruñona como de costumbre.
-Cada vez me recuerdas más a ella, pero a la vez eres diferente-entrecerró los ojos como si quisiera meterse dentro de su cabeza para poder averiguar algo, aunque por supuesto sin ningún éxito- y esas diferencias, son las que te hacen aun más especial-susurró acercándose a sus labios y volviendo a besarla lentamente.
Hablar del mar le hacía querer salir corriendo a una playa y meterse en el agua, pero en ese momento lo veía un poco improbable, y ahora sin duda tendría compañía para un buen baño nocturno. Eso era otra de las cosas que añoraba de su casa en Puerto Rico, prácticamente saltaba del banco y estaba en la playa, casi todas las noches sin que sus padres se dieran cuenta se escapaba a dar paseos a la luz de la luna y la mayoría de las veces la recogía a ella para que la acompañara en sus paseos nocturnos.
Otra pregunta esperada la sacó de nuevo de sus pensamientos. Suspiró sin dejar de sonreír, se sorprendió al darse cuenta que en todos esos años no había vuelto a pronunciar su nombre en voz alta- Brittany…-susurró dándose cuenta de que no pasaba nada si mencionaba su nombre. Siempre tuvo una especie de miedo de volver a decir su nombre, como si diciéndolo volviera a derrumbarse, pero no, los años habían pasado y aunque nunca lo había notado ahora tenia algo por lo que darse cuenta de las cosas y poder vivir de nuevo la vida.
Era completamente normal que quisiera averiguar también acerca de ella, incluso se había cuestionado de por qué no le había preguntado antes, se ponía en su lugar y entendía perfectamente toda la curiosidad que podría tener acerca de una desconocida que supuestamente fuiste tú. Si se veía desde afuera podía ser un tanto confuso y si lo veías desde dentro también era confuso, incluso más.
Tantos años guardando tantos sentimientos podían llegar a resentir a cualquier persona, pero ahora que de cierta forma se estaba desahogando, se sentía mucho mejor. Tenia por seguro que su humor cambiaria de aquí en adelante, puede que mantuviera ciertos caracteres suyos propios de sus raíces latinas pero ya no seria tan gruñona como de costumbre.
-Cada vez me recuerdas más a ella, pero a la vez eres diferente-entrecerró los ojos como si quisiera meterse dentro de su cabeza para poder averiguar algo, aunque por supuesto sin ningún éxito- y esas diferencias, son las que te hacen aun más especial-susurró acercándose a sus labios y volviendo a besarla lentamente.
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Brittany. Había estado recelosa todo este tiempo, sin atreverme a averiguar su nombre, o mi antiguo nombre. Sea como fuere, había sentido temor de que el decirlo en voz alta pudiese hacer daño a Santana o fuese a desencadenar algún tipo de evento mágico y sobrenatural. Sin embargo, no había ocurrido nada. Incluso ella parecía haberse sentido desahogada al poder pronunciar esas sílabas en alto.
Respecto a mí... no había sentido que nada cambiase en mi interior. Unicamente un extraño sentimiento de calidez, como si me hubiesen hablado de un antiguo amigo.
—Es un nombre precioso—alagué, sonriendo suavemente de nuevo mientras que acariciaba la mejilla de ella con la punta de mis dedos, disfrutando una vez más del tacto sedoso de su piel ciertamente fría—Aunque prefiero Santana, por supuesto—añadí en tono más relajado y bromista, guiñándole el ojo derecho. Nada ni nadie podría compararse a ella, eso era un hecho innegable.
Si hubiera sido posible, realmente me habría gustado conocer a Brittany, poder ponerme de pie a su lado, mirarla con detenimiento y comprobar con mis propios ojos si realmente éramos tan parecidas como Santana afirmaba. Escuchar su tono de voz, comparar sus ojos con los míos o su cabello con mi cabello.
Era una idea un tanto morbosa, sobre todo teniendo en cuenta de que esta muchacha llevaba muerta tantísimo tiempo, pero mi mente inquieta no podía evitar sentir ese tipo de curiosidad.
Acepté los labios de Santana, correspondiendo su beso con la misma lentitud deliciosa que ella estaba aplicando, permitiéndome una vez más disfrutar del tacto y el sabor de su boca. Apreciaba sus palabras, ya que en el interior de mi mente existía cierto temor a ser inferior a lo que Brittany había sido para ella, a no estar a la altura de tan importantes sentimientos. De ser una copia defectuosa de lo que alguna vez había sido ella. Y eso me asustaba demasiado, ya que por nada del mundo quería perderla ahora que acababa de encontrarla.
—¿Algo que tú quieras saber?—cuestioné mientras que dejaba que mis pensamientos volvieran a calmarse, desechando temores infundado que no tenían fundamento, y dándole la oportunidad de preguntar lo que quisiera.
Respecto a mí... no había sentido que nada cambiase en mi interior. Unicamente un extraño sentimiento de calidez, como si me hubiesen hablado de un antiguo amigo.
—Es un nombre precioso—alagué, sonriendo suavemente de nuevo mientras que acariciaba la mejilla de ella con la punta de mis dedos, disfrutando una vez más del tacto sedoso de su piel ciertamente fría—Aunque prefiero Santana, por supuesto—añadí en tono más relajado y bromista, guiñándole el ojo derecho. Nada ni nadie podría compararse a ella, eso era un hecho innegable.
Si hubiera sido posible, realmente me habría gustado conocer a Brittany, poder ponerme de pie a su lado, mirarla con detenimiento y comprobar con mis propios ojos si realmente éramos tan parecidas como Santana afirmaba. Escuchar su tono de voz, comparar sus ojos con los míos o su cabello con mi cabello.
Era una idea un tanto morbosa, sobre todo teniendo en cuenta de que esta muchacha llevaba muerta tantísimo tiempo, pero mi mente inquieta no podía evitar sentir ese tipo de curiosidad.
Acepté los labios de Santana, correspondiendo su beso con la misma lentitud deliciosa que ella estaba aplicando, permitiéndome una vez más disfrutar del tacto y el sabor de su boca. Apreciaba sus palabras, ya que en el interior de mi mente existía cierto temor a ser inferior a lo que Brittany había sido para ella, a no estar a la altura de tan importantes sentimientos. De ser una copia defectuosa de lo que alguna vez había sido ella. Y eso me asustaba demasiado, ya que por nada del mundo quería perderla ahora que acababa de encontrarla.
—¿Algo que tú quieras saber?—cuestioné mientras que dejaba que mis pensamientos volvieran a calmarse, desechando temores infundado que no tenían fundamento, y dándole la oportunidad de preguntar lo que quisiera.
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Se sentía enormemente feliz, no podía dejar de tener esa perfecta sonrisa dejando ver sus dientes blancos. No tenía mucha voluntad para dejar de besar esos labios por lo que de vez en cuando dejaba pequeños besos cortos en ellos y por todo su rostro, incluido también su cuello. Notaba como tras sus últimas palabras dichas había una especie de alivio por parte de ella, sin duda pensaba totalmente lo que había dicho. Puede que fueran muchas o pocas diferencias todavía no lo sabia a ciencia cierta, pero sin duda era mucho más especial y eso era algo muy difícil.
Negó con la cabeza ante su pregunta, ya sabía todo lo que necesitaba saber de su parte, aunque en ese momento una especie de bombilla se encendió en su mente. Puede que no tuviera razones para preguntarle lo que iba a preguntar, pero necesitaba escucharlo de sus labios. A pesar de la noche que estaban pasando, seguía teniendo miedo de que Sinnove pudiera alejarse de ella debido a lo que era.
-Bueno, si hay algo que quiero saber…-desvió la mirada, no podía preguntar algo así mirándola a los ojos- sé que quizás sea una tontería preguntarlo, pero necesito hacerlo…-inspiró conteniendo la respiración un momento y lo exhaló todo de golpe, una pequeña manía a la hora de decir cosas que le costaban- ya sabes que soy, sabes mi edad, sabes lo que tengo que llegar a hacer para alimentarme…¿estás segura de que quieres continuar con esto?-susurraba cada palabra lo suficientemente audible para ella pero sin saber bien donde mirar.
La verdad tampoco sabía muy bien que era esto, pero no le importaba ya habría tiempo de averiguarlo completamente, porque lo que sabía muy bien era que fuera lo que fuera por su parte si que quería continuarlo y nunca terminarlo.
Otra vez su mente se ponía en lo peor, como solía hacer siempre con todo. Santana siempre era muy segura de si misma, menos cuando se trataba de temas de amor, siempre se cuestionaba porque alguien como Sinnove o Brittany podían querer estar con Santana, principalmente porque era mujer y la sociedad no veía bien otra cosa que no fuera mujer con hombre y hombre con mujer y luego que Santana no era la mejor persona del mundo, siempre con un carácter fuerte y mal genio y ni hablar de la especie de alter ego que tenia cuando se enfadaba de verdad.
Negó con la cabeza ante su pregunta, ya sabía todo lo que necesitaba saber de su parte, aunque en ese momento una especie de bombilla se encendió en su mente. Puede que no tuviera razones para preguntarle lo que iba a preguntar, pero necesitaba escucharlo de sus labios. A pesar de la noche que estaban pasando, seguía teniendo miedo de que Sinnove pudiera alejarse de ella debido a lo que era.
-Bueno, si hay algo que quiero saber…-desvió la mirada, no podía preguntar algo así mirándola a los ojos- sé que quizás sea una tontería preguntarlo, pero necesito hacerlo…-inspiró conteniendo la respiración un momento y lo exhaló todo de golpe, una pequeña manía a la hora de decir cosas que le costaban- ya sabes que soy, sabes mi edad, sabes lo que tengo que llegar a hacer para alimentarme…¿estás segura de que quieres continuar con esto?-susurraba cada palabra lo suficientemente audible para ella pero sin saber bien donde mirar.
La verdad tampoco sabía muy bien que era esto, pero no le importaba ya habría tiempo de averiguarlo completamente, porque lo que sabía muy bien era que fuera lo que fuera por su parte si que quería continuarlo y nunca terminarlo.
Otra vez su mente se ponía en lo peor, como solía hacer siempre con todo. Santana siempre era muy segura de si misma, menos cuando se trataba de temas de amor, siempre se cuestionaba porque alguien como Sinnove o Brittany podían querer estar con Santana, principalmente porque era mujer y la sociedad no veía bien otra cosa que no fuera mujer con hombre y hombre con mujer y luego que Santana no era la mejor persona del mundo, siempre con un carácter fuerte y mal genio y ni hablar de la especie de alter ego que tenia cuando se enfadaba de verdad.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Finalmente, la pregunta que ambas habíamos estado esquivando salió a la luz. Era un hecho que las dos sentíamos algo realmente especial y mágico por la otra, algo que estaba prohibido, pero que aún así estaba ahí de manera inevitable. Un sentimiento que se había hecho físico esta misma noche, en esta casa, en el interior de esta habitación.
Pero no íbamos a poder quedarnos aquí metidas eternamente, en algún momento habría que volver y enfrentar el mundo real. Mundo en que todo era aún más difícil.
Ya no era simplemente el hecho de ambas fuésemos mujeres o que su edad fuera más de veinticinco veces la mía, si no que ella estaba predestinada por la naturaleza a matarme, un hecho demasiado importante como para pasarlo por alto. Era como si un gran elefante estuviese en mitad de la habitación y nosotras tratásemos de ignorarle, finjiendo que no nos habíamos percatado de su presencia.
Pero una vez más, al mirarla, no veía a ese monstruo que ella decía ser. Solo veía a la misma muchacha preciosa que había conquistado mi corazón en apenas una noche. No sentía temor.
Me mordí el labio suavemente, no porque tuviese dudas, si no porque estaba tratando de reunir el valor suficiente para expresar en voz alta la idea que había estado recorriendo mi mente desde el momento en el que había descubierto la verdad sobre ella.
—Estoy segura, absolutamente. No sé a dónde nos va a conducir todo esto, pero quiero estar contigo—contesté con voz suave. No quise forzar que me mirase a los ojos, ya que tal vez fuese más fácil hablar si seguíamos así. Hice una pequeña pausa, mordiéndome el labio inferior de manera un poco más ansiosa, para finalmente darle rienda suelta a mis preocupaciones—Pero... si seguimos adelante, dentro de unos años... ¿me convertirías en lo que tú eres?—pedí con un hilo de voz. Ya estaba dicho.
Para mí, nuestro principal enemigo no era la sociedad o la diferencia entre razas. Era el tiempo. Ya que aunque yo no enfermase o no sufriese ningún accidente, no podría evitar envejecer, y Santana tendría que ver una vez como la vida escapaba de mi cuerpo mientras que ella seguiría atada a este mundo eternamente.
Pero no íbamos a poder quedarnos aquí metidas eternamente, en algún momento habría que volver y enfrentar el mundo real. Mundo en que todo era aún más difícil.
Ya no era simplemente el hecho de ambas fuésemos mujeres o que su edad fuera más de veinticinco veces la mía, si no que ella estaba predestinada por la naturaleza a matarme, un hecho demasiado importante como para pasarlo por alto. Era como si un gran elefante estuviese en mitad de la habitación y nosotras tratásemos de ignorarle, finjiendo que no nos habíamos percatado de su presencia.
Pero una vez más, al mirarla, no veía a ese monstruo que ella decía ser. Solo veía a la misma muchacha preciosa que había conquistado mi corazón en apenas una noche. No sentía temor.
Me mordí el labio suavemente, no porque tuviese dudas, si no porque estaba tratando de reunir el valor suficiente para expresar en voz alta la idea que había estado recorriendo mi mente desde el momento en el que había descubierto la verdad sobre ella.
—Estoy segura, absolutamente. No sé a dónde nos va a conducir todo esto, pero quiero estar contigo—contesté con voz suave. No quise forzar que me mirase a los ojos, ya que tal vez fuese más fácil hablar si seguíamos así. Hice una pequeña pausa, mordiéndome el labio inferior de manera un poco más ansiosa, para finalmente darle rienda suelta a mis preocupaciones—Pero... si seguimos adelante, dentro de unos años... ¿me convertirías en lo que tú eres?—pedí con un hilo de voz. Ya estaba dicho.
Para mí, nuestro principal enemigo no era la sociedad o la diferencia entre razas. Era el tiempo. Ya que aunque yo no enfermase o no sufriese ningún accidente, no podría evitar envejecer, y Santana tendría que ver una vez como la vida escapaba de mi cuerpo mientras que ella seguiría atada a este mundo eternamente.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Por mucho que quisiera quedarse encerrada con ella en su habitación por mucho tiempo no era posible, tarde o temprano había que enfrentarse al mundo real, el cual no era para nada agradable. Escuchaba sus palabras sin todavía tener el suficiente coraje como para mirarla a los ojos hasta que empezó a divagar, volvió la vista a sus ojos y se quedó callada como por un minuto al oír su pregunta.
Si bien era cierto que el mayor enemigo de ambas era el paso del tiempo no se le había pasado por la cabeza convertirla en lo que ella era. Un monólogo interno comenzó a surgir en su interior, era muy egoísta por su parte si lo hacía aunque si lo pensaba bien tampoco seria tanto ya que le podría dar una vida mejor que la que tenia, pero no le gustaban los inconvenientes que tenia esta vida, principalmente no quería convertirla en una asesina y que la gente que se dedicaba a cazar a su raza también la siguiera a ella. Después de unos segundos minutos se dio cuenta de que no estaba sola y que ella necesitaba.
-La verdad, me gustaría decirte que si, pero tengo mis contradicciones- tomó su rostro entre sus manos, suspiró frunciendo el ceño- eres demasiado buena persona como para convertirte en algo como yo…-susurró lentamente. Podía ser que no tenía mucha imaginación pero no lograba imaginar que pudiera alimentarse de nadie para poder ella vivir, y eso era un requisito indispensable de ser lo que era, añadiéndole además de que en los primeros años era un tanto insoportable.
Tampoco se imaginaba volverla a perder y aunque había soluciones para acabar con su inmortalidad, no podía evitar sentir más atracción hacia la vida que podría tener si aceptaba convertirla. El debate interno volvió a surgir pero esta vez decidió no demorarse mucho en volver a ser consciente.
Volvió a besar sus labios ligeramente y liberó su rostro volviendo a llevar sus manos a su cintura abrazándola. Se volvió a quedar mirándola sin decir nada, era un silencio bastante cómodo y reconfortante en donde solo se escuchaban las respiraciones de ambas y los latidos de corazón de ella.
Si bien era cierto que el mayor enemigo de ambas era el paso del tiempo no se le había pasado por la cabeza convertirla en lo que ella era. Un monólogo interno comenzó a surgir en su interior, era muy egoísta por su parte si lo hacía aunque si lo pensaba bien tampoco seria tanto ya que le podría dar una vida mejor que la que tenia, pero no le gustaban los inconvenientes que tenia esta vida, principalmente no quería convertirla en una asesina y que la gente que se dedicaba a cazar a su raza también la siguiera a ella. Después de unos segundos minutos se dio cuenta de que no estaba sola y que ella necesitaba.
-La verdad, me gustaría decirte que si, pero tengo mis contradicciones- tomó su rostro entre sus manos, suspiró frunciendo el ceño- eres demasiado buena persona como para convertirte en algo como yo…-susurró lentamente. Podía ser que no tenía mucha imaginación pero no lograba imaginar que pudiera alimentarse de nadie para poder ella vivir, y eso era un requisito indispensable de ser lo que era, añadiéndole además de que en los primeros años era un tanto insoportable.
Tampoco se imaginaba volverla a perder y aunque había soluciones para acabar con su inmortalidad, no podía evitar sentir más atracción hacia la vida que podría tener si aceptaba convertirla. El debate interno volvió a surgir pero esta vez decidió no demorarse mucho en volver a ser consciente.
Volvió a besar sus labios ligeramente y liberó su rostro volviendo a llevar sus manos a su cintura abrazándola. Se volvió a quedar mirándola sin decir nada, era un silencio bastante cómodo y reconfortante en donde solo se escuchaban las respiraciones de ambas y los latidos de corazón de ella.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Fruncí el ceño rápidamente ya que su respuesta no fue de mi agrado en lo más mínimo. ¿Qué más daba que yo pudiese ser buena o mala persona? No me importaba el resto del mundo, nunca me había importado, solo me importaba ella. Pero Santana se mostraba reticente, queriendo protegerme. Correspondí a su beso, aunque la expresión de mi rostro continuó imperturbable, sin cambiar ni un ápice. No tenía caso finjir que no estaba conforme con su respuesta.
—Tú eres como yo—repliqué, refiriéndome a que no me consideraba mejor pesona ella, si no que nos veía como iguales. Porque era la verdad—Y si tú eres como yo, ¿qué hay de malo en que yo sea como tú?—añadí, utilizando un pequeño juego de palabras que ni siquiera sabía como había llegado a mi mente.
Seguramente estaba siendo infantil, irracional, impulsiva, ya que estaba claro que mi conocimiento acerca de los vampiros era prácticamente nulo. Estaba pidiendo ser algo que desconocía. Ni siquiera sabía cual era exactamente el proceso que convertía a un humano en uno de ellos, y desde luego, nunca había visto a un vampiro en acción.
No tenía idea de lo que eran capaces de hacer, de sus limitaciones, de lo que implicaba ser uno de ellos. Pero de nuevo, no me importaba en absoluto.
No conocía la parte vampírica de Santana. No sabía como me sentiría la primera vez que la viese matar a alguien. Ni siquiera me había planteado que yo misma pudiese segar una vida. Pero era tal el dolor que se despertaba en mi alma al pensar en separarme de ella, que estaba convencida de que llegado el momento haría lo que fuese necesario porque no la arrancasen de mis brazos.
—No estoy pidiendo que sea ahora, ni siquiera he pensado en una fecha o en un momento en concreto—hablé de nuevo, mirándola a los ojos en esta ocasión, intensamente, tratando de conseguir una respuesta más favorable. Una respuesta que se acercase más a la posibilidad de vivir una eternidad juntas—Pero piensa en ello, por favor San—las palabras salieron solas de mis labios. Necesitaba que ella recapaciase. Si no, no sabía dónde encontrar una solución.
—Tú eres como yo—repliqué, refiriéndome a que no me consideraba mejor pesona ella, si no que nos veía como iguales. Porque era la verdad—Y si tú eres como yo, ¿qué hay de malo en que yo sea como tú?—añadí, utilizando un pequeño juego de palabras que ni siquiera sabía como había llegado a mi mente.
Seguramente estaba siendo infantil, irracional, impulsiva, ya que estaba claro que mi conocimiento acerca de los vampiros era prácticamente nulo. Estaba pidiendo ser algo que desconocía. Ni siquiera sabía cual era exactamente el proceso que convertía a un humano en uno de ellos, y desde luego, nunca había visto a un vampiro en acción.
No tenía idea de lo que eran capaces de hacer, de sus limitaciones, de lo que implicaba ser uno de ellos. Pero de nuevo, no me importaba en absoluto.
No conocía la parte vampírica de Santana. No sabía como me sentiría la primera vez que la viese matar a alguien. Ni siquiera me había planteado que yo misma pudiese segar una vida. Pero era tal el dolor que se despertaba en mi alma al pensar en separarme de ella, que estaba convencida de que llegado el momento haría lo que fuese necesario porque no la arrancasen de mis brazos.
—No estoy pidiendo que sea ahora, ni siquiera he pensado en una fecha o en un momento en concreto—hablé de nuevo, mirándola a los ojos en esta ocasión, intensamente, tratando de conseguir una respuesta más favorable. Una respuesta que se acercase más a la posibilidad de vivir una eternidad juntas—Pero piensa en ello, por favor San—las palabras salieron solas de mis labios. Necesitaba que ella recapaciase. Si no, no sabía dónde encontrar una solución.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Acarició su rostro haciendo que desfrunciera el ceño, no le gustaba verla con esa cara. Por supuesto y como era de esperar no estaba conforme con la respuesta que le había dado. No pudo evitar sonreír cuando se refería a que ambas eran iguales, aunque estaba totalmente en desacuerdo no pensaba discutir acerca de eso.
Se humedeció los labios y asintió lentamente con la cabeza, definitivamente podría hacer lo que quisiera con ella si la miraba de esa forma- prometo pensarlo más detenidamente- no tenía claro si acabaría aceptando aunque antes intentaría disuadirla de la idea, no tenía ni el más remoto conocimiento de en donde se quería meter.
A pesar de esos pensamientos no muy felices, la forma en que la había llamado volvió a clavarse en su mente. Volvió a sonreír pero de forma distinta y negó con la cabeza mientras se le escapaba una ligera risa entre dientes. Esa mirada y ese diminutivo seguiría teniendo el mismo efecto por mucho que pasara el tiempo.
-Te quiero-susurró sin dejar esa pequeña sonrisa, puede que se repitiera mucho pero era lo único que quería decir en ese momento, también lo hacía por todas aquellas veces que debía haberlo dicho y no lo había hecho. Seguía con su rostro un poco apagado y sabía que era por su respuesta- venga alegra esa cara ¿si?-le puso su mejor cara de niña pequeña aunque no era su fuerte.
Quería ver esa sonrisa siempre, la que iluminaba cualquier lugar, con esos ojos que brillaban con luz propia. Necesitaba que fuera feliz, y si para que lo fuera tenía que ceder a sus deseos acabaría accediendo. Suponía que era para sentirse menos culpable si accedía, pero empezaba a encontrarle más pros que contras a la cuestión. Incluso le había encontrado solución a la peor parte que era la de alimentarse de otras personas, aunque por supuesto tendría que pensarlo a solas y repasando algún que otro libro para ayudar a inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
Se humedeció los labios y asintió lentamente con la cabeza, definitivamente podría hacer lo que quisiera con ella si la miraba de esa forma- prometo pensarlo más detenidamente- no tenía claro si acabaría aceptando aunque antes intentaría disuadirla de la idea, no tenía ni el más remoto conocimiento de en donde se quería meter.
A pesar de esos pensamientos no muy felices, la forma en que la había llamado volvió a clavarse en su mente. Volvió a sonreír pero de forma distinta y negó con la cabeza mientras se le escapaba una ligera risa entre dientes. Esa mirada y ese diminutivo seguiría teniendo el mismo efecto por mucho que pasara el tiempo.
-Te quiero-susurró sin dejar esa pequeña sonrisa, puede que se repitiera mucho pero era lo único que quería decir en ese momento, también lo hacía por todas aquellas veces que debía haberlo dicho y no lo había hecho. Seguía con su rostro un poco apagado y sabía que era por su respuesta- venga alegra esa cara ¿si?-le puso su mejor cara de niña pequeña aunque no era su fuerte.
Quería ver esa sonrisa siempre, la que iluminaba cualquier lugar, con esos ojos que brillaban con luz propia. Necesitaba que fuera feliz, y si para que lo fuera tenía que ceder a sus deseos acabaría accediendo. Suponía que era para sentirse menos culpable si accedía, pero empezaba a encontrarle más pros que contras a la cuestión. Incluso le había encontrado solución a la peor parte que era la de alimentarse de otras personas, aunque por supuesto tendría que pensarlo a solas y repasando algún que otro libro para ayudar a inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Seguía sin obtener la respuesta deseada, pero al menos, ya no era una negativa rotunda. Era un quizá. Un quizá que podía transformarse en sí, pero que también podía convertirse en un no. Y desde luego, yo iba a hacer todo lo posible para que la respuesta fuese favorable. Tal vez investigase sobre los vampiros, empezando por el libro que Santana me había regalado y que había quedado olvidado en la biblioteca, al cuidado de Miss Muffet.
La expresión de mi rostro se animó ligeramente al escuchar sus palabras, y al ver su cara de niña que no ha roto un plato en su vida no pude evitar sonreir suavemente, sintiendo como se me derretía el completamente el corazón.
—Y yo a ti, más que a nada en este mundo—era lo único que quería en este mundo, ya que aunque tenía afecto por ciertas personas que había ido encontrando a lo largo de mi vida, nadie podía compararse a lo que sentía por ella. Le di un beso fugaz en los labios, haciéndole ver que aunque no hubiésemos alcanzado un acuerdo no estaba enfadada con ella.
Fue entonces cuando se me pasó por la cabeza que tal vez la misma Santana podría darme algo más de información sobre los individuos de su especie, y así de paso, al mantener una conversación tranquila, podríamos disminuir la tensión que se había formado en el ambiente.
Apoyé el mentón en el valle de sus pechos, alzando las cejas y dibujando cientos de pequeñas arrugas en mi frente, para poder mirarla a los ojos con una expresión un tanto infantil, recuperando mi curiosidad.
—¿Puedes hacer alguna cosa increible?, además de no envejecer nunca—sabía que era fuerte, ya que había cargado conmigo como si yo fuese una pluma, pero no sabía si su esbelto y ciertamente menudo cuerpo ocultaba más sorpresas.
La expresión de mi rostro se animó ligeramente al escuchar sus palabras, y al ver su cara de niña que no ha roto un plato en su vida no pude evitar sonreir suavemente, sintiendo como se me derretía el completamente el corazón.
—Y yo a ti, más que a nada en este mundo—era lo único que quería en este mundo, ya que aunque tenía afecto por ciertas personas que había ido encontrando a lo largo de mi vida, nadie podía compararse a lo que sentía por ella. Le di un beso fugaz en los labios, haciéndole ver que aunque no hubiésemos alcanzado un acuerdo no estaba enfadada con ella.
Fue entonces cuando se me pasó por la cabeza que tal vez la misma Santana podría darme algo más de información sobre los individuos de su especie, y así de paso, al mantener una conversación tranquila, podríamos disminuir la tensión que se había formado en el ambiente.
Apoyé el mentón en el valle de sus pechos, alzando las cejas y dibujando cientos de pequeñas arrugas en mi frente, para poder mirarla a los ojos con una expresión un tanto infantil, recuperando mi curiosidad.
—¿Puedes hacer alguna cosa increible?, además de no envejecer nunca—sabía que era fuerte, ya que había cargado conmigo como si yo fuese una pluma, pero no sabía si su esbelto y ciertamente menudo cuerpo ocultaba más sorpresas.
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Consiguió su objetivo de que se animara volviendo a poder admirar su sonrisa y su cara de niña. El beso fugaz le dio a entender que a pesar de no estar de acuerdo en su decisión no se había enfadado y eso la alegraba. Estaba segura de que por su mente se había vuelto a formar su curiosidad, aunque ahora seria más fuerte que antes.
Se quedó mirándola con la ceja alzada mientras se acomodaba sobre ella apoyándose en el valle de sus pechos. No puedo evitar reír entre dientes cuando alzó sus cejas y se le dibujaron pequeñas arruguitas en su frente, las cuales acarició con la punta de los dedos suavemente. Como ninguna quería quitar el contacto con los ojos de la otra intentó ponérselo más fácil tomando la almohada y poniéndosela debajo de su cabeza para poder mirarla más cómodamente.
-Bueno, yo no lo llamaría increíble…pero aparte de tener todos los sentidos más agudizados, más fuerza y velocidad, yo personalmente puedo influir en la gente de forma más especial-frunció levemente el ceño para encontrar las palabras adecuadas para poder explicarse correctamente- tengo cierta habilidad para persuadir a la gente, aunque eso siempre lo he tenido la verdad-y ahí salía a flote de nuevo el ego de Santana- también puedo crear ilusiones y soy buena controlando emociones...
Se encogió de hombros quitándole importancia al asunto, si bien era cierto que cuando era humana en cierta forma podía hacer todas esas cosas, siempre tuvo poder de persuasión y podía hacer que la gente viera cosas que no habían pasado en realidad con un poco de psicología y malicia, pero nada fuera de lo común.
Eso de que los sentidos se agudizaran y las habilidades que se obtenían, era una de las cosas que le gustaban de esa nueva vida, además por supuesto de no envejecer. El haberse mantenido joven durante tanto tiempo le había enseñado muchas cosas, además de apreciar los cambios durante el paso del tiempo, aunque debido a su edad no podía evitar tener a veces pensamientos un tanto conservadores.
Volvió a poner sus manos en movimiento comenzando a acariciar los cabellos rubios que ahora se esparcían por su cuerpo mientras seguía mirándola esperando otra pregunta curiosa de su parte.
Se quedó mirándola con la ceja alzada mientras se acomodaba sobre ella apoyándose en el valle de sus pechos. No puedo evitar reír entre dientes cuando alzó sus cejas y se le dibujaron pequeñas arruguitas en su frente, las cuales acarició con la punta de los dedos suavemente. Como ninguna quería quitar el contacto con los ojos de la otra intentó ponérselo más fácil tomando la almohada y poniéndosela debajo de su cabeza para poder mirarla más cómodamente.
-Bueno, yo no lo llamaría increíble…pero aparte de tener todos los sentidos más agudizados, más fuerza y velocidad, yo personalmente puedo influir en la gente de forma más especial-frunció levemente el ceño para encontrar las palabras adecuadas para poder explicarse correctamente- tengo cierta habilidad para persuadir a la gente, aunque eso siempre lo he tenido la verdad-y ahí salía a flote de nuevo el ego de Santana- también puedo crear ilusiones y soy buena controlando emociones...
Se encogió de hombros quitándole importancia al asunto, si bien era cierto que cuando era humana en cierta forma podía hacer todas esas cosas, siempre tuvo poder de persuasión y podía hacer que la gente viera cosas que no habían pasado en realidad con un poco de psicología y malicia, pero nada fuera de lo común.
Eso de que los sentidos se agudizaran y las habilidades que se obtenían, era una de las cosas que le gustaban de esa nueva vida, además por supuesto de no envejecer. El haberse mantenido joven durante tanto tiempo le había enseñado muchas cosas, además de apreciar los cambios durante el paso del tiempo, aunque debido a su edad no podía evitar tener a veces pensamientos un tanto conservadores.
Volvió a poner sus manos en movimiento comenzando a acariciar los cabellos rubios que ahora se esparcían por su cuerpo mientras seguía mirándola esperando otra pregunta curiosa de su parte.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Al colocar una almohada bajo su cabeza, Santana me facilitó el que pudiese observar su rostro con mayor facilidad, por lo que parte de las arrugas de mi frente, aunque no todas, se suavizaron al mismo tiempo que lo hizo la expresión de mi rostro.
Escuché sus palabras con devoción absoluta, completamente fascinada por sus habilidades, incluso con un brillo especial de admiración dibujado en mis ojos. No pude evitar soltar una risa entre dientes cuando escuché su tono orgulloso al hablar, dejando entrever levemente ese caracter fuerte y decidido que parecía ocultarse en mi presencia, pero que nunca llegaba a desaparecer.
La idea de convertirme en una de los suyos volvió a rondar fugazmente mi cabeza. ¿Tendría yo también alguna habilidad sobrenatural como ella? Aunque la fuerza o la velocidad parecían ser algo estándar en todos los vampiros, y la verdad es que para mí eso ya era más que suficiente. Recordé algunos momentos desagradables de mi vida, pensando en cómo habrían cambiado drásticamente en caso de haber podido defenderme.
—¿Podrías usarlos ahora? Tus poderes. Como si fuera una pequeña exibición—pedí con cierta timidez, ya que no sabía si estaba aproximándome al límite al sugerir algo así, o si sería peligroso para alguna de las dos. Mi mirada se centró en la suya, espectante, mientras que notaba como sus dedos volvían a enredarse una vez más en mi cabello, un gesto que se había vuelto bastante habitual en ella y que a mi me encantaba.
Escuché sus palabras con devoción absoluta, completamente fascinada por sus habilidades, incluso con un brillo especial de admiración dibujado en mis ojos. No pude evitar soltar una risa entre dientes cuando escuché su tono orgulloso al hablar, dejando entrever levemente ese caracter fuerte y decidido que parecía ocultarse en mi presencia, pero que nunca llegaba a desaparecer.
La idea de convertirme en una de los suyos volvió a rondar fugazmente mi cabeza. ¿Tendría yo también alguna habilidad sobrenatural como ella? Aunque la fuerza o la velocidad parecían ser algo estándar en todos los vampiros, y la verdad es que para mí eso ya era más que suficiente. Recordé algunos momentos desagradables de mi vida, pensando en cómo habrían cambiado drásticamente en caso de haber podido defenderme.
—¿Podrías usarlos ahora? Tus poderes. Como si fuera una pequeña exibición—pedí con cierta timidez, ya que no sabía si estaba aproximándome al límite al sugerir algo así, o si sería peligroso para alguna de las dos. Mi mirada se centró en la suya, espectante, mientras que notaba como sus dedos volvían a enredarse una vez más en mi cabello, un gesto que se había vuelto bastante habitual en ella y que a mi me encantaba.
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Observaba como mientras le mencionaba sus dones o habilidades el rostro se le iluminaba como a una niña pequeña a la que le estuvieran contando las mil maravillas, aunque parece ser que notó perfectamente cuando su orgullo hacia hueco en su entonación soltando una risa entre dientes. Se quedó un poco pensativa ante su petición no estaba segura de si acceder o no, aunque con el tono que se lo había pedido cualquiera le decía que no.
-¿Segura?-tenía claro que daño no le haría ya que sus habilidades eran lo que se conocía como pasivas, que no servían para infligir daño, aparte de que jamás seria capaz de hacerle nada. Se resignó a aceptar su petición encogiendo se de hombros- ¿por donde quieres que empiece... persuasión, ilusión o control de emociones? Estoy abierta a peticiones-si quería ver o sentir algo en especial era el momento para pedirlo.
Lo bueno que tenían sus dones es que, a parte de que no le resultó difícil controlarlos rápidamente, podían ser a la carta. Podía pedir que quería ver o sentir, en cambio el de persuasión era más para cuando alguien se ponía difícil a la hora de conseguir algo que Santana deseaba o si se ponía en su contra, un simple roce corporal y unas palabras y listo, era suficiente para quitarse a quien fuera de encima y conseguir lo deseado.
Incluso el primer dia que descubrió que tenía habilidades supo sacarle todo el potencial que pudo, gracias a ellos pudo recuperar con más facilidad la fortuna de su familia y comenzar nuevos negocios, además de conseguir a cualquier persona que quisiera para pasar un buen rato. Otra parte buena de sus tres habilidades era a la hora de alimentarse, podía hacer que la víctima no sufriera tanto cambiando sus emociones o haciendo que viera algo que le aliviara, simples trucos mentales.
-¿Segura?-tenía claro que daño no le haría ya que sus habilidades eran lo que se conocía como pasivas, que no servían para infligir daño, aparte de que jamás seria capaz de hacerle nada. Se resignó a aceptar su petición encogiendo se de hombros- ¿por donde quieres que empiece... persuasión, ilusión o control de emociones? Estoy abierta a peticiones-si quería ver o sentir algo en especial era el momento para pedirlo.
Lo bueno que tenían sus dones es que, a parte de que no le resultó difícil controlarlos rápidamente, podían ser a la carta. Podía pedir que quería ver o sentir, en cambio el de persuasión era más para cuando alguien se ponía difícil a la hora de conseguir algo que Santana deseaba o si se ponía en su contra, un simple roce corporal y unas palabras y listo, era suficiente para quitarse a quien fuera de encima y conseguir lo deseado.
Incluso el primer dia que descubrió que tenía habilidades supo sacarle todo el potencial que pudo, gracias a ellos pudo recuperar con más facilidad la fortuna de su familia y comenzar nuevos negocios, además de conseguir a cualquier persona que quisiera para pasar un buen rato. Otra parte buena de sus tres habilidades era a la hora de alimentarse, podía hacer que la víctima no sufriera tanto cambiando sus emociones o haciendo que viera algo que le aliviara, simples trucos mentales.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
De nuevo, mis ojos volvieron a brillar con expectación.
Aunque se considerase algo endiablado, una blasfemia, estaba completamente segura de que todos alguna vez habíamos soñado con ser capaces de hacer algo sobrenatural. Y por su puesto, yo me encontraba entre esas personas, ya que durante mi infancia habían sido muchas las ocasiones en las que había deseado ser invisible o poder reducir a cenizas a alguien con la mirada. Aunque las habilidades de Santana no eran tan hostiles como esas, realmente ansiaba ver algo así.
Me incorporé, quedando en posición sentada, con cada una de mis rodillas a cada lado de su cuerpo, como si cabalgara sobre sus caderas. Me mordí suavemente el labio, sin despegar mi mirada de la suya, como si tuviese frente a mi un manjar con miles de alimentos y solo pudiera elegir un plato. Me metí un mechón de pelo rebelde detrás de la oreja, instantes antes de romper finalmente el silencio pensativo en el que había estado sumida durante los últimos minutos.
—llusioname—pedí, aunque había elegido uno de sus tres poderes básicamente al azar, ya que me moría de curiosidad por ver como funcionaban todos—¿Se supone que de repente empezaré a ver objetos fantásticos o animales volando por la habitación?—pregunté, no dándole ni tiempo a contestarme o a poder empezar a utilizar sus habilidades. A continuación solté una carcajada nerviosa, inspirando un par de veces profundamente para tratar de calmarme—Perdón—me disculpé por mi exceso de entusiasmo, quedándome finalmente en silencio, a la espera de lo que estaba por venir.
Dejé que uno de mis dedos se enredase en uno de los extremos de mi pelo, costumbre que tenía desde que era una niña y que no había sido capaz de dejar a un lado. Mantuve una sonrisa tranquila en mi rostro, que no podía ocultar la excitación que sentía por mucho que lo intentase.
Debía ser la única persona en el mundo que era capaz de tener este tipo de sentimientos por algo así, ya que el resto de la sociedad estaría escandalizada, asustada, rezándole a Dios para que los mantuviese a salvo. Puede que esa fuera la razón por la que yo nunca había encajado, por la que siempre me había mantenido al margen, viviendo en la noche como las alimañas. Hasta ahora.
Aunque se considerase algo endiablado, una blasfemia, estaba completamente segura de que todos alguna vez habíamos soñado con ser capaces de hacer algo sobrenatural. Y por su puesto, yo me encontraba entre esas personas, ya que durante mi infancia habían sido muchas las ocasiones en las que había deseado ser invisible o poder reducir a cenizas a alguien con la mirada. Aunque las habilidades de Santana no eran tan hostiles como esas, realmente ansiaba ver algo así.
Me incorporé, quedando en posición sentada, con cada una de mis rodillas a cada lado de su cuerpo, como si cabalgara sobre sus caderas. Me mordí suavemente el labio, sin despegar mi mirada de la suya, como si tuviese frente a mi un manjar con miles de alimentos y solo pudiera elegir un plato. Me metí un mechón de pelo rebelde detrás de la oreja, instantes antes de romper finalmente el silencio pensativo en el que había estado sumida durante los últimos minutos.
—llusioname—pedí, aunque había elegido uno de sus tres poderes básicamente al azar, ya que me moría de curiosidad por ver como funcionaban todos—¿Se supone que de repente empezaré a ver objetos fantásticos o animales volando por la habitación?—pregunté, no dándole ni tiempo a contestarme o a poder empezar a utilizar sus habilidades. A continuación solté una carcajada nerviosa, inspirando un par de veces profundamente para tratar de calmarme—Perdón—me disculpé por mi exceso de entusiasmo, quedándome finalmente en silencio, a la espera de lo que estaba por venir.
Dejé que uno de mis dedos se enredase en uno de los extremos de mi pelo, costumbre que tenía desde que era una niña y que no había sido capaz de dejar a un lado. Mantuve una sonrisa tranquila en mi rostro, que no podía ocultar la excitación que sentía por mucho que lo intentase.
Debía ser la única persona en el mundo que era capaz de tener este tipo de sentimientos por algo así, ya que el resto de la sociedad estaría escandalizada, asustada, rezándole a Dios para que los mantuviese a salvo. Puede que esa fuera la razón por la que yo nunca había encajado, por la que siempre me había mantenido al margen, viviendo en la noche como las alimañas. Hasta ahora.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Al verla con tanto entusiasmo recordó la ultima vez que le enseñó a alguien alguno de sus dones, se quedo en shock durante un día y medio, pero Sinnove se emocionaba. Se notaba perfectamente en sus ojos como le hacia ilusión y estaba nerviosa. Se quedó mirándola mientras esperaba su decisión.
Imitó su posición de incorporarse, poco a poco hasta quedar sentada pero con ella encima, abrazándola por la cintura. Comenzó a tamborilear su cintura con sus dedos signo de que se empezaba a impacientar un poco por saber que le iba a pedir. Sonrió cuando por fin se decidió, la verdad es que se imaginaba una respuesta así, aunque no se le ocurría algo que pudiera enseñarle. No pudo evitar reír ante su pregunta un tanto infantil y su carcajada nerviosa. Besó sus labios levemente cuando le pidió perdón, no le importaba su entusiasmo todo lo contrario.
-No exactamente, como es una pequeña exhibición no voy complicarme mucho, solo voy a cambiar la habitación-cerró los ojos concentrándose un poco en recordar su antigua habitación, aunque no le costaba mucho pues solía ponerse a recordar a menudo con todo detalle. Por suerte la ilusión era algo relativamente fácil de hacer, solo había que dejar la mente en blanco e imaginar el sitio, la cosa o la persona que querías ver delante de ti.
Fue abriendo los ojos lentamente mientras observaba como la habitación cambiaba completamente, empezando por las paredes que dejaban a un lado el tono crema a un tono rojo con pequeñas filigranas doradas, los muebles eran totalmente diferentes y en un tono marrón oscuro acercándose a negro. La habitación había cambiado completamente, era de día la puerta del balcón abierta dejando ver un poco de paisaje isleño. La cama en la que se encontraban tampoco era la misma, la de ahora tenía doseles blancos recogidos en las esquinas y la madera pintada en negro.
-Bienvenida a mi habitación en Puerto Rico-sonrió ampliamente observando toda la habitación orgullosa de su verosímil creación. Todavía le parecía increíble que tan solo fuera un ilusión, algo que no era real. Podría jurar que sentía los rayos de sol a su espalda, aunque era imposible claro esta, también esa brisa que era un tanto calurosa. Se seguía sorprendiendo del poder que podía llegar a tener la mente. Dejó de mirar la habitación y volvió su mirada a Sinnove- bueno, ¿Qué te parece?-rio entre dientes al ver que no estaba en este mundo, posiblemente ni siquiera la habría escuchado.
Imitó su posición de incorporarse, poco a poco hasta quedar sentada pero con ella encima, abrazándola por la cintura. Comenzó a tamborilear su cintura con sus dedos signo de que se empezaba a impacientar un poco por saber que le iba a pedir. Sonrió cuando por fin se decidió, la verdad es que se imaginaba una respuesta así, aunque no se le ocurría algo que pudiera enseñarle. No pudo evitar reír ante su pregunta un tanto infantil y su carcajada nerviosa. Besó sus labios levemente cuando le pidió perdón, no le importaba su entusiasmo todo lo contrario.
-No exactamente, como es una pequeña exhibición no voy complicarme mucho, solo voy a cambiar la habitación-cerró los ojos concentrándose un poco en recordar su antigua habitación, aunque no le costaba mucho pues solía ponerse a recordar a menudo con todo detalle. Por suerte la ilusión era algo relativamente fácil de hacer, solo había que dejar la mente en blanco e imaginar el sitio, la cosa o la persona que querías ver delante de ti.
Fue abriendo los ojos lentamente mientras observaba como la habitación cambiaba completamente, empezando por las paredes que dejaban a un lado el tono crema a un tono rojo con pequeñas filigranas doradas, los muebles eran totalmente diferentes y en un tono marrón oscuro acercándose a negro. La habitación había cambiado completamente, era de día la puerta del balcón abierta dejando ver un poco de paisaje isleño. La cama en la que se encontraban tampoco era la misma, la de ahora tenía doseles blancos recogidos en las esquinas y la madera pintada en negro.
-Bienvenida a mi habitación en Puerto Rico-sonrió ampliamente observando toda la habitación orgullosa de su verosímil creación. Todavía le parecía increíble que tan solo fuera un ilusión, algo que no era real. Podría jurar que sentía los rayos de sol a su espalda, aunque era imposible claro esta, también esa brisa que era un tanto calurosa. Se seguía sorprendiendo del poder que podía llegar a tener la mente. Dejó de mirar la habitación y volvió su mirada a Sinnove- bueno, ¿Qué te parece?-rio entre dientes al ver que no estaba en este mundo, posiblemente ni siquiera la habría escuchado.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Me quedé en silencio, mirándola muy fijamente, esperando ver algo en su rostro que me indicase que estaba empezando a utilizar su habilidad. Entonces cerró los ojos, con clara intención de concentrarse. Por un momento, y al verla a ella, estuve a punto de cerrar los ojos yo también, pero antes de llegar a hacerlo me di cuenta de que no serviría de nada que yo también me concentrase, ya que todo estaba en manos de Santana. La emoción me estaba llevando a hacer, pensar y decir más tonterías que de costumbre.
Fue entonces cuando me di cuenta de que la habitación estaba empezando a cambiar frente a mis ojos. Parpadeé varias veces, atónita, ya que aunque sabía lo que iba a pasar (yo misma se lo había pedido a Santana unos minutos atrás), no podía evitar sorprenderme y maravillarme al verlo.
Primero fueron las paredes, que comenzaron su metamorfosis lentamente, para irse extendiendo a los muebles, el techo, las ventanas y finalmente la cama sobre la que ambas estábamos tumbadas. Era simplemente increible. Mis labios se habrieron de par en par mientras que mis ojos seguían sin creerse lo que acababan de presenciar.
¿Seguro que era una ilusión y no que nos habíamos trasladado a Puerto Rico en un parpadeo? Era demasiado real, demasiado tangible como para que mi cerebro aceptase que se trataba de un engaño producido por Santana. Pero por otro lado, no podía sentir el calor de los rayos de sol que se colaban por la ventana, y a pesar de que podía ver el mar perfectamente, el olor a océano no llegaba hasta mi nariz. Aún así, era increible.
Finalmente, y después de haber estado soñando y alucinando despierta durante Dios sabe cuanto tiempo, mi mirada volvió a centrarse en la de Santana, dándome cuenta de que ella parecía haberme preguntado algo que yo había ignorado, y estaba esperando por mi respuesta. Volví a mirar a mi alrededor una vez más, alargando el brazo para poder tocar la superficie de la cama con la punta de mis dedos.
—Es... es sencillamente impresionante... tú eres impresionante—dije finalmente en un murmullo, sin saber que era lo que ella me había preguntado. No tenía otras palabras con las que expresarme en este momento, o puede que sí que las tuviese, pero que ninguna le hiciese justicia a lo que estaban presenciando mis ojos—Ojalá yo pudiera hacer algo así, aunque fuese a menor escala—añadí mientras que mis ojos volvían a perderse en la habitación—¿Durante cuanto tiempo puedes mantenerlo?—pregunté.
Fue entonces cuando me di cuenta de que la habitación estaba empezando a cambiar frente a mis ojos. Parpadeé varias veces, atónita, ya que aunque sabía lo que iba a pasar (yo misma se lo había pedido a Santana unos minutos atrás), no podía evitar sorprenderme y maravillarme al verlo.
Primero fueron las paredes, que comenzaron su metamorfosis lentamente, para irse extendiendo a los muebles, el techo, las ventanas y finalmente la cama sobre la que ambas estábamos tumbadas. Era simplemente increible. Mis labios se habrieron de par en par mientras que mis ojos seguían sin creerse lo que acababan de presenciar.
¿Seguro que era una ilusión y no que nos habíamos trasladado a Puerto Rico en un parpadeo? Era demasiado real, demasiado tangible como para que mi cerebro aceptase que se trataba de un engaño producido por Santana. Pero por otro lado, no podía sentir el calor de los rayos de sol que se colaban por la ventana, y a pesar de que podía ver el mar perfectamente, el olor a océano no llegaba hasta mi nariz. Aún así, era increible.
Finalmente, y después de haber estado soñando y alucinando despierta durante Dios sabe cuanto tiempo, mi mirada volvió a centrarse en la de Santana, dándome cuenta de que ella parecía haberme preguntado algo que yo había ignorado, y estaba esperando por mi respuesta. Volví a mirar a mi alrededor una vez más, alargando el brazo para poder tocar la superficie de la cama con la punta de mis dedos.
—Es... es sencillamente impresionante... tú eres impresionante—dije finalmente en un murmullo, sin saber que era lo que ella me había preguntado. No tenía otras palabras con las que expresarme en este momento, o puede que sí que las tuviese, pero que ninguna le hiciese justicia a lo que estaban presenciando mis ojos—Ojalá yo pudiera hacer algo así, aunque fuese a menor escala—añadí mientras que mis ojos volvían a perderse en la habitación—¿Durante cuanto tiempo puedes mantenerlo?—pregunté.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Se quedó mirándola fijamente con una sonrisa en su rostro, veía como observaba toda la habitación con la boca entreabierta. Definitivamente nunca había visto tanta fascinación hacia algo y mucho menos algo que no era normal que alguien pudiera hacer. De vez en cuando volvía su mirada a Santana, pero en segundos regresaba a mirar la habitación con sumo detalle. Se encogió de hombros riendo entre dientes porque seguía sin hacerle ni caso y la imitó mirando la habitación, pero de forma diferente.
Santana lo observaba con nostalgia, echaba de menos su hogar como era natural, pero también extrañaba la gente y el ambiente. Esa habitación además le traía muchos recuerdos que había vivido en ella y allí pasó sus años más felices además de algún que otro recuerdo malo, bueno más que malo doloroso pero igualmente importante en su vida. Dejó de observar la habitación volviendo a centrar su atención en Sinnove cuando la oyó hablar.
-Tomaré eso como que te gusta-volvió a reír suavemente y beso la punta de su nariz juguetonamente- puedo mantener la ilusión mientras pueda seguir pensando en que quiero mostrar-se encogió de hombros quitándole importancia, la verdad es que no veía nada de impresionante en ello y suponía que era por haber visto tanto lo mismo ya, te acostumbras a casi todo cuando llevas tanto tiempo observando al mundo y su comportamiento.
Alguna vez había pensado dedicarse a eso de la magia o ilusión, aunque al final podían quemarla o a saber que castigo medieval le imponían por simples ilusiones aunque en cierta forma sus acusaciones eran verdaderas. Negó con la cabeza ante su propia idea, las habilidades eran cosa seria y no se debían tomar a broma, cada poder siempre conlleva una responsabilidad y claro estaba por muy pasiva que fuera la habilidad en malas manos podía llegar a peligrosa.
Decidió seguir creando la ilusión un rato más pues ella misma se deleitaba con la ilusión creada y veía que Sinnove seguía interesada por la misma, además mientras no la desconcentrara mucha podía seguir manteniéndola todo lo que quisiera. Se volvió a tumbar dejándola a ella sentada sobre ella, podría disfrutar mejor de la vista desde allí abajo. La miraba mientras esperaba que volviera al mundo real o le dijera que dejara de mantenerla o que hiciera otra cosa.
Santana lo observaba con nostalgia, echaba de menos su hogar como era natural, pero también extrañaba la gente y el ambiente. Esa habitación además le traía muchos recuerdos que había vivido en ella y allí pasó sus años más felices además de algún que otro recuerdo malo, bueno más que malo doloroso pero igualmente importante en su vida. Dejó de observar la habitación volviendo a centrar su atención en Sinnove cuando la oyó hablar.
-Tomaré eso como que te gusta-volvió a reír suavemente y beso la punta de su nariz juguetonamente- puedo mantener la ilusión mientras pueda seguir pensando en que quiero mostrar-se encogió de hombros quitándole importancia, la verdad es que no veía nada de impresionante en ello y suponía que era por haber visto tanto lo mismo ya, te acostumbras a casi todo cuando llevas tanto tiempo observando al mundo y su comportamiento.
Alguna vez había pensado dedicarse a eso de la magia o ilusión, aunque al final podían quemarla o a saber que castigo medieval le imponían por simples ilusiones aunque en cierta forma sus acusaciones eran verdaderas. Negó con la cabeza ante su propia idea, las habilidades eran cosa seria y no se debían tomar a broma, cada poder siempre conlleva una responsabilidad y claro estaba por muy pasiva que fuera la habilidad en malas manos podía llegar a peligrosa.
Decidió seguir creando la ilusión un rato más pues ella misma se deleitaba con la ilusión creada y veía que Sinnove seguía interesada por la misma, además mientras no la desconcentrara mucha podía seguir manteniéndola todo lo que quisiera. Se volvió a tumbar dejándola a ella sentada sobre ella, podría disfrutar mejor de la vista desde allí abajo. La miraba mientras esperaba que volviera al mundo real o le dijera que dejara de mantenerla o que hiciera otra cosa.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Una nueva noche comienza...[Sinnove][+18]
Seguí mirando la habitación casi sin parpadear, descubriendo nuevos matices y detalles a cada pasada de mis ojos sobre la estancia. Era increible como ambos dormitorios podían ser tan diferentes el uno del otro, pero al mismo tiempo tan iguales, siendo fiel reflejo del caracter de su dueña.
Por un momento sentí como si verdaderamente nos hubiésemos transportado a Puerto Rico, y no solo eso, si no que también habíamos retrocedido en el tiempo. Cerré los ojos e inspiré profundamente, sintiendo como el espíritu de Brittany invadía mi cuerpo. No es que realmente ella me hubiese poseido, pero sentí una especie de conexión con mi anterior yo.
Definitivamente, estaba resultando ser una experiencia de lo más increible y apasionante.
Sonreí abiertamente mientras que volvía a abrir los ojos, echándole un último vistazo a la habitación mientras que un suspiro complacido escapaba de mis labios. Mi mirada se centró rápidamente en Santana, suponiendo que para ella debería de haber sido un momento con muchísimo más significado que para mí, viéndose rodeada de sus recuerdos.
—Tiene que ser duro estar tan lejos de casa—comenté, ya que realmente, al haber partido cuando era tan pequeña de mi tierra natal, no tenía ningún sentimiento de nostalgia hacia Holanda. Para lo bueno y para lo malo, París era mi único hogar.
Acaricié su mejilla con la punta de mis dedos, para acontinuación inclinarme lentamente para poder atrapar sus labios entre los míos. Cerré los ojos, disfrutando de un beso lento y pausado, con un escenario idílico a nuestro alrededor. Antes de que la necesidad de aire fuese demasiado apremiante, volví a incorporarme, abriendo de nuevo los ojos con una gran sonrisa dibujada en mi rostro.
Dejé la palma de mano extendida sobre la piel de su vientre, repiqueteando con los dedos dobre su piel. Su primera habilidad había sido completamente alucinante, pero estaba decidida a contemplar las otras dos restantes, o por lo menos conocerlas un poco más a fondo de mano de su dueña.
—¿Cómo funciona el resto? Te diría que me hicieses sentir feliz, pero eso ya lo estás haciendo sin tener que usar ningún truco así que...—dejé la frase en el aire, impaciente, aunque no tanto como antes, por ver qué más podía pasar.
Por un momento sentí como si verdaderamente nos hubiésemos transportado a Puerto Rico, y no solo eso, si no que también habíamos retrocedido en el tiempo. Cerré los ojos e inspiré profundamente, sintiendo como el espíritu de Brittany invadía mi cuerpo. No es que realmente ella me hubiese poseido, pero sentí una especie de conexión con mi anterior yo.
Definitivamente, estaba resultando ser una experiencia de lo más increible y apasionante.
Sonreí abiertamente mientras que volvía a abrir los ojos, echándole un último vistazo a la habitación mientras que un suspiro complacido escapaba de mis labios. Mi mirada se centró rápidamente en Santana, suponiendo que para ella debería de haber sido un momento con muchísimo más significado que para mí, viéndose rodeada de sus recuerdos.
—Tiene que ser duro estar tan lejos de casa—comenté, ya que realmente, al haber partido cuando era tan pequeña de mi tierra natal, no tenía ningún sentimiento de nostalgia hacia Holanda. Para lo bueno y para lo malo, París era mi único hogar.
Acaricié su mejilla con la punta de mis dedos, para acontinuación inclinarme lentamente para poder atrapar sus labios entre los míos. Cerré los ojos, disfrutando de un beso lento y pausado, con un escenario idílico a nuestro alrededor. Antes de que la necesidad de aire fuese demasiado apremiante, volví a incorporarme, abriendo de nuevo los ojos con una gran sonrisa dibujada en mi rostro.
Dejé la palma de mano extendida sobre la piel de su vientre, repiqueteando con los dedos dobre su piel. Su primera habilidad había sido completamente alucinante, pero estaba decidida a contemplar las otras dos restantes, o por lo menos conocerlas un poco más a fondo de mano de su dueña.
—¿Cómo funciona el resto? Te diría que me hicieses sentir feliz, pero eso ya lo estás haciendo sin tener que usar ningún truco así que...—dejé la frase en el aire, impaciente, aunque no tanto como antes, por ver qué más podía pasar.
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